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Nutrición Hospitalaria
versión On-line ISSN 1699-5198versión impresa ISSN
0212-1611
Nutr. Hosp. vol.30 no.5 Madrid nov. 2014
https://dx.doi.org/10.3305/nh.2014.30.5.7475
REVISIÓN
1
Unidad de Nutrición Clínica y Dietética. UGC de Endocrinología y Nutrición. Hospital
Virgen de las Nieves. Granada.
2
UGC de Endocrinología y Nutrición. Hospital Universitario Virgen de la Victoria.
Málaga.
3
UGC de Endocrinología, Nutrición y Riesgo Vascular. Hospital Torrecárdenas.
Almería.
4
Unidad de Nutrición Clínica y Dietética. UGC de Endocrinología y Nutrición. Hospital
Universitario San Cecilio. Granada. España.
RESUMEN
Introducción: La diabetes mellitus (DM), la DM no conocida y la hiperglucemia de
estrés en pacientes hospitalizados, es prevalente, y el tratamiento nutricional es
una parte fundamental de su cuidado, siendo el aporte de hidratos de carbono (HC)
uno de los aspectos controvertidos. Igualmente está a debate el incremento de la
prevalencia de DM, obesidad y enfermedad metabólica con los HC refinados o
azúcares.
Objetivos: Esta revisión examina las recomendaciones de las distintas Sociedades
Científicas en cuanto al porcentaje que los HC tienen que tener en el contenido
calórico total de la dieta del diabético, el valor del índice y carga glucémica de los
HC, los nuevos HC incluidos en las fórmulas enterales y la relación de los HC
refinados con la alta prevalencia de DM y la enfermedad metabólica.
Métodos: Revisión sistemática de la literatura usando las bases científicas
electrónicas Pubmed, Science Direct, Scielo, Scopus y Medline.
Conclusiones: Las Sociedades Científicas flexibilizan el aporte de HC en la dieta
del diabético e indican individualizar la misma en función del perfil metabólico. El
uso del índice y carga glucémica puede proporcionar un beneficio adicional en el
control glucémico postprandial. Las nuevas fórmulas enterales específicas para
diabetes, con fructooligosacáridos, maltodextrinas resistentes y sin fructosa son
eficaces en mejorar el control glucémico, aunque necesitamos más estudios
controlados y a largo plazo. Persiste controversia sobre la relación entre ingesta de
azúcares y DM, obesidad y enfermedad metabólica, aunque la asociación estaría
más relacionada con un aumento del aporte calórico total que con un nutriente
específico.
ABSTRACT
Introducción
En primer lugar hay que definir con claridad a qué nos referimos con el término
"azúcares" ya que es un término utilizado de forma muy heterogénea lo que
dificulta la interpretación de los datos obtenidos de los múltiples estudios que
existen en este campo. La Organización Mundial de la Salud (OMS) y las Naciones
Unidas, en su comité sobre alimentación y agricultura, han establecido una
clasificación de los HC y han definido con claridad varios grupos de azúcares
incluyendo la categoría de "azúcares libres"2, 3.
Monosacáridos
Todos estos azúcares simples son reductores y pueden dar lugar a productos finales
de glicación avanzada (AGEs) cuando la glucosa se une con aminoácidos libres, en
una reacción no enzimática, conocida como de Maillard, modificando el color y el
aroma del alimento con los procesos térmicos, fundamentalmente de tostado,
horno, y frituras. La ingesta continuada de AGEs contribuye al acúmulo corporal de
estos productos e influencia negativamente el sistema inmunológico innato, la
respuesta inflamatoria y la resistencia a la enfermedad a través de la interacción
con los denominados receptores de AGE (RAGE), los cuales actúan como
interruptores máster en el desarrollo de las enfermedades crónicas. Las moléculas
de vida larga tales como el colágeno y la mielina y los tejidos de recambio pequeño
como el conectivo, óseo y neural, son las principales dianas de los AGEs, originando
compuestos insolubles que alteran la función celular. Se han establecido
asociaciones entre los AGEs con enfermedades alérgicas y autoinmunes,
enfermedad de Alzheimer y otras enfermedades neurodegenerativas, cataratas,
aterosclerosis, cáncer, diabetes mellitus de tipo 2, así como varias alteraciones
endocrinas, gastrointestinales, esquelético-musculares y urogenitales. El control de
todas estas enfermedades pasa por el establecimiento de medidas dietéticas que
contribuyan a limitar la ingesta de AGEs derivada de los alimentos procesados, así
como evitar la aparición de dichos compuestos a través de la mejora de los
procesos tecnológicos aplicados en la industria alimentaria5.
Disacáridos
Polioles
Oligosacáridos
Polisacáridos
De una forma más detallada, podemos decir que los objetivos del tratamiento
nutricional en la DM son:
Tanto las dietas bajas en grasas, como las bajas en HC y de estilo Mediterráneo,
han demostrado promover pérdidas de peso similares 1-2 años después de su
instauración12-15, objetivo tan importante en los pacientes diabéticos con obesidad.
Un meta-análisis ha demostrado que, tras seis meses de seguimiento, dietas bajas
en HC se asociaron con una reducción mayor de los niveles de HDL colesterol y
triglicéridos respecto a dietas bajas en grasas; sin embargo, los niveles de LDL
colesterol fueron significativamente menores en las dietas bajas en grasas11.
Tener en cuenta el índice glucémico (IG) y la carga glucémica (CG) de los distintos
alimentos ricos en HC puede proporcionar un beneficio adicional en el control
glucémico y, sobre todo, en las glucemias postprandiales. El término IG se acuñó
hace más de tres décadas para comparar el incremento bajo la curva de la
glucemia las 2 horas siguientes tras la ingesta de alimentos ricos en HC y
compararla con cantidades equivalentes de alimentos de referencia (pan blanco o
glucosa). La CG, por su parte, se calcula multiplicando el IG del alimento por la
cantidad de HC contenidos en el mismo. Los factores que determinan el IG de un
alimento son el tipo de HC que contiene, el tamaño de las partículas, el proceso de
elaboración o cocinado del mismo y los demás nutrientes ingeridos; en general, los
alimentos ricos en fibra tienen menor IG.
Existe suficiente evidencia para afirmar que dietas con HC de bajo IG proporcionan
una mejoría del control metabólico de la diabetes, de la respuesta insulinémica, de
la hemoglobina glicosilada y del peso corporal, sin incremento de episodios
hipoglucémicos22. Además, hay estudios que demuestran otros efectos metabólicos
positivos, disminuyendo los niveles de colesterol total y de triglicéridos 23. Otros
trabajo, a pesar de no haber encontrado descensos de las cifras de hemoglobina
glicosilada, han objetivado efectos positivos sobre parámetros pro-inflamatorios 24.
Todavía existe controversia sobre la relación entre dietas con alto IG y el riesgo de
aparición de DM; mientras un estudio realizado en ocho países europeos en una
amplia muestra no encontró asociación positiva entre IG, CG e incidencia de DM
tipo 225, un metaanálisis, recientemente publicado, sí demuestra una relación
positiva entre dietas con alto IG y un mayor riesgo de DM tipo 226. La aplicación
práctica de estos estudios es que se debe promover el consumo de alimentos que
contengan HC complejos como los almidones, los almidones resistentes y las
maltodextrinas y que sean ricos en fibra dietética, para que con su menor IG,
prevengan la hiperglucemia postprandial y la hipoglucemia tardía. Así, se considera
que las mejores fuentes alimentarias de HC son los cereales integrales, las frutas,
los vegetales y las legumbres, con un grado de evidencia B según la ADA.
Sin embargo, en cantidades superiores a 60 g/día o mayores del 10% del contenido
calórico diario total, la fructosa podría contribuir a ganancia ponderal y a un
aumento de los niveles de triglicéridos28. Otros estudios apuntan a que un consumo
elevado de fructosa puede favorecer un mayor riesgo de DM tipo 2 en población
genéticamente predispuesta29. Todas las sociedades científicas coinciden en
recomendar su consumo como parte de los alimentos naturales como la fruta y en
desaconsejar su uso como agente edulcorante.
Fisiopatología y prevención
Estudios recientes han demostrado que el ayuno previo en pacientes que van a
someterse a cirugía empeora la resistencia postoperatoria a la insulina y la
respuesta metabólica al stress quirúrgico. Actualmente la estrategia de
recuperación multimodal en pacientes quirúrgicos, sometidos a cirugía abdominal,
como el protocolo Enhanced Recovery After Surgery (ERAS)36 se replantea la
práctica habitual de mantener al paciente en ayunas las 12 horas previas a un acto
quirúrgico programado, aceptando la toma de líquidos ligeros tipo zumos o
infusiones hasta 2 horas antes y de alimentos sólidos hasta 6 horas previas a la
cirugía. Se aconseja además administrar una carga de HC, bien por vía oral o por
vía parenteral, previamente a la cirugía. Cuando es posible usar la vía oral se
administra una mezcla de HC complejos, fundamentalmente maltodextrinas, a una
concentración del 12% en un volumen de 400800 ml, desde la tarde antes de la
operación y 2 h antes de la anestesia. Si no es posible la vía oral, se utilizará una
infusión intravenosa de glucosa a un ritmo de 5 mg/kg/minuto, a una concentración
del 20%, con efectos similares a la vía oral sobre la insulinresistencia postcirugía 37.
No hay suficiente evidencia científica y se necesitan ampliar los estudios para hacer
una recomendación, con un grado fuerte de evidencia, en el uso de fórmulas
específicas para DM al compararlas con dietas estándar. Aunque los estudios
utilizan muestras pequeñas y son a corto plazo, los resultados en términos de
control glucémico (pico postprandial, área bajo la curva de glucemia tras la formula
específica) y disminución de la dosis de insulina utilizada han demostrado su
beneficio47-49, pero no disponemos de evidencia de uso a largo plazo y midiendo
resultados de morbilidad y/o mortalidad50. Un estudio reciente objetiva una menor
variabilidad en las cifras de glucemia cuando se emplea una dieta enteral específica
en pacientes con diabetes tipo 251. La revisión sistemática y metaanálisis de Elia y
cols.52 concluyen, igualmente, que las formulas específicas contribuyen a un mejor
control glucémico por la combinación de diferentes nutrientes con capacidad de
enlentecer el vaciamiento gástrico (grasas y fibra), demorar la absorción intestinal
de HC con respuestas glucémicas mas bajas (fibra e HC complejos). Su repercusión
en la enfermedad cardiovascular tampoco ha quedado establecida por lo que se
necesitarían estudios a más largo plazo.
Los azúcares y el resto de HC, al igual que las proteínas y las grasas, no sólo son
un mero aporte energético, también juegan un papel muy relevante en el sabor y la
atracción de los alimentos, la saciedad, la respuesta neurometabólica y la
microflora intestinal, entre otros. La sugerencia de que los azúcares per se pueden
provocar efectos adversos sobre la salud se ha ido publicando ,en las últimas
décadas, asociándose con un riesgo incrementado de caries, obesidad, ECV, DM,
esteatosis hepática no alcohólica, hiperuricemia, algunos tipos de cáncer e
hiperactividad56.
Azúcares y saciedad
A pesar de que existe evidencia que sugiere una probable "toxicidad" del azúcar y/o
la fructosa, y una asociación con la obesidad y la ECV, hay que ser prudentes en el
consejo dietético, pues no existe evidencia científica que avale una relación con alto
grado de evidencia. La asociación estaría más relacionada con un aumento del
aporte calórico total, y no con un nutriente específico, aunque si aumentaría el
riesgo metabólico en casos de adicción al azúcar, o cuando el consumo de estos
azúcares o de fructosa sea elevada. Es necesario realizar más estudios para
establecer con claridad qué azúcares e HC y en qué cantidades, ayudarían a
nuestro buen estado nutricional. Por el momento la palabra moderación puede ser
un consejo adecuado.
La Figura 2 y 3 resumen los conceptos claves para recordar todo lo revisado sobre
los HC y su relación con la DM y la enfermedad metabólica.
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Recibido: 2-IV-2014.
Aceptado: 6-VIII-2014.