Las Lecitinas
Las Lecitinas
Las Lecitinas
Esta puede encontrarse en todos los alimentos que contienen colesterol, abunda en
el pescado y posee un elevado aporte calórico, por lo que se utiliza en pocas
cantidades, aunque el cuerpo también puede sintetizarla. Por otra parte, desde
1952 se descubrió que favorecía la cura de lesiones cerebrales y actualmente se
utiliza con gran efectividad en problemas cardiovasculares y del sistema
nervioso.3,4
Se aisló por primera vez en 1846 por el químico y farmacéutico francés Theodore
Gobley, quien en 1850 nombró a la fosfatidilcolina como lecitina y aisló
originalmente la lecitina de la yema de huevo. Luego (1874) estableció la fórmula
química completa y demostró la presencia de lecitina en una variedad de muestras
biológicas.1
Propiedades químicas
La soya es un alimento altamente proteico que contiene casi todos los aminoácidos
esenciales necesarios al organismo para elaborar sus propias proteínas. En su
composición química se encuentran hidratos de carbono, proteínas de alto valor
biológico, lípidos, fibras, saponósidos, vitaminas y minerales, además de enzimas,
ácido fítico e isoflavonas, que son las sustancias que le confieren sus características
especiales, así como phosphatidylcholine, phosphatidylethanolamine y
phosphatidylinositol, junto con otros componentes.8
Farmacocinética
En dosis elevadas puede causar dolor abdominal, diarreas por su efecto laxante,
sudoración, vómitos y pérdida de peso.7 No contiene gluten, por lo que puede ser
consumida por personas con enfermedad celíaca; solo está contraindicada en
quienes presentan alergia a la soya o a alguno de sus componentes. No se
recomienda durante el embarazo y la lactancia, dado por los pocos estudios que
avalan su uso y porque atraviesa con facilidad la barrera placentaria, con la
consecuente concentración de isoflavonoides en el neonato sano, lo que aumenta el
riesgo de desarrollar cáncer.7,16
Las toxinas de la soya son los inhibidores de la proteasa, el ácido fítico, las lectinas
de la soya (o hemoglutinas), las nitrosaminas, las concentraciones de manganeso y
la misteriosa soyatoxina. Como con cualquier toxina, existe una dosis a la que los
efectos negativos no son observables. Con la posible excepción de la lecitina de
soya, todos los productos de esta, sin importar la forma en que han sido tratados,
contienen niveles bajos o moderados de dichas toxinas y el procesado no puede
eliminarlas por completo o parcialmente.
Un reciente estudio en ratas alimentadas por 7 semanas con una dieta alta en
fosfatidilcolina, impidió tanto el aumento de peso como la intolerancia a la glucosa,
con una disminución en la biosíntesis hepática del colesterol.27
Algunos estudios sugieren que los efectos sobre la densidad mineral ósea son
mayores en aquellas mujeres con poca o ninguna producción estrogénica, con
menopausia tardía, bajo peso, bajo nivel de calcio en el organismo y en aquellas
con una masa ósea menor, es decir, con una situación menopausia-osteoporosis
más deteriorada. De igual manera, los niveles del factor de crecimiento insulínico
(IGF-I), asociados con una mayor tasa de formación ósea, aumentan en pacientes
suplementados con proteínas de soya;6 sin embargo, según resultados de otros
estudios, parece ser que la soya bloquea la absorción de calcio y causa, a su vez,
un déficit de vitamina D.18
No todo resulta beneficioso, pues algunos estudios reflejan que la soya aporta
genisteína, una proteína que altera el páncreas, la tiroides y aumenta la hormona
tirotropina, el bocio difuso, el hipotiroidismo y la tiroiditis autoinmune aguda. 7
Otros ensayos clínicos evidencian la utilidad de la lecitina de soya para las personas
aquejadas de psicosíndrome cerebral orgánico;5 sin embargo, diferentes estudios
han constatado que grandes consumidores de soya presentan un pobre desempeño
cognitivo y un bajo peso del cerebro.18
Una dieta con fosfolípidos de Krill, que contiene estos ácidos, disminuye otro ácido
graso derivado del ácido araquidónico (AA): el endocannabinoide anandamida y sus
metabolitos relacionados (palmitoiletanolamina y oleoiletanolamina), con
importantes funciones en el sistema nervioso central (SNC).5, 30
Son múltiples los estudios que señalan los beneficios de los fosfolípidos en la
inhibición del tumor y la metástasis.
Actividad antioxidante
Otros autores sugieren que los fosfolípidos de origen animal son más eficaces en
revertir la deficiencia de ácido alfa-linolénico, debido a que proporcionan ácidos
grasos preformados de cadenas más largas.5 Respecto al desarrollo de procesos
inflamatorios, se ha demostrado la eficacia de los fosfolípidos derivados de la soya
para reducir los síntomas de artritis reumatoide, ya que los niveles de ácido
araquidónico disminuyen, al igual que el 2-araquidonoilglicerol (2-AG), un lípido de
señalización potente. 7
Algunos estudios se han centrado en el uso de las fuentes naturales de lecitina para
formar una emulsión farmacéutica segura, eficaz y de calidad. Así, los fosfolípidos
se emplean en la formación de liposomas, micelas mixtas y emulsiones
submicrométricas. Un ejemplo de ello es la lecitina, la cual se utiliza para la
elaboración de nanoemulsiones con aceite de palma, unidas al cloranfenicol para
combatir la meningitis bacteriana e incrementar el traspaso del fármaco a través de
la barrera hematoencefálica y su llegada a las células diana; asimismo, se han
realizado emulsiones con lecitina para el suministro del naproxeno y
oligonucleótidos para el tratamiento de pacientes con cáncer. 32,33
CONCLUSIONES