Freud (1916) La Transitoriedad
Freud (1916) La Transitoriedad
Freud (1916) La Transitoriedad
(1916 11915])
Nota introductoria
«VerganglichkeiD)
Ediciones en alemán
Traducciones en castellano 1,
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Interesa hacer notar que el presente ensayo incluye una
enunciación de la teoría del duelo contenida en el artículo
«Duelo y melancolía» (1917 e), que Freud había escrito
algunos meses antes pero que no fue publicado hasta dos
años después.
James Strachey
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Hace algún tiempo, en compañía de un amigo taciturno y
de un poeta joven, pero ya famoso, salí de paseo, en verano,
por una riente campiña.1 El poeta admiraba la hermosura de
la naturaleza que nos circundaba, pero sin regocijarse con ella.
Lo preocupaba la idea de que toda esa belleza estaba desti
nada a desaparecer, que en el invierno moriría, como toda
belleza humana y todo lo hermoso y lo noble que los hombres
crearon o podrían crear. Todo eso que de lo contrario habría
amado y admirado le parecía carente de valor por la transito
riedad a que estaba condenado.
Sabemos que de esa caducidad de lo bello y perfecto pue
den derivarse dos diversas mociones de! alma. Una lleva al
dolorido hastío del mundo, como en e! caso de nuestro joven
poeta, y la otra a la revuelta contra esa facticidad aseverada.
¡No, es imposible que todas esas excelencias de la naturaleza
y del arte, el mundo de nuestras sensaciones y e! mundo ex
terior, estén destinados a perderse realmente en la nada! Sería
demasiado disparatado e impío creerlo. Tienen que poder
perdurar de alguna manera, sustraerse de todas las influencias
destructoras.
Empero, esta exigencÍa de eternidad deja traslucir dema
siado que es un producto de nuestra vida desiderativa como
para reclamar un valor de realidad. También lo doloroso pue
de ser verdadero. Yo no me decidí a poner en duda la uni
versal transitoriedad ni a exigir una excepción en favor de
lo hermoso y lo perfecto. Pero le discutí al poeta pesimista
que la transitoriedad de lo bello conllevara su desvalori
zación.
¡Al contrario, un aumento del valor! El valor de la tran
sitoriedad es el de la escasez en el tiempo. La restricción en
la posibilidad del goce 10 torna más apreciable. Declaré in
comprensible que la idea de la transitoriedad de lo bello
hubiera de empañarnos su regocijo. En 10 que atañe a la her
mosura de la naturaleza, tras cada destrucción por e! invierno
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objetos y no quiere abandonar los perdidos aunque el sus
tituto ya esté aguardando. Eso, entonces, es el duelo.
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