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Antigua Babilonia

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La antigua Babilonia, al igual que el antiguo Egipto, fue uno de los Estados esclavistas

mas antiguos a la manera de una Despotia oriental.

Previamente, en los valles de los ríos Tigris y É ufrates (Mesopotamia) existen algunos
pequeñ os Estados cuyo ¨comienzo¨ se remonta al cuarto milenio a. de c. má s tarde se
efectú o la unificació n política bajo la Hegemonía de una de las ciudades que quedo
situada como centro del país.

El Estado de babilonia alcanza su florecimiento en el siglo XVIII a. de c. durante el


reino de Hammurabi, en que el país se unifica só lidamente bajo el poder de los reyes
de la dinastía babiló nica. El desarrollo de la ciudad esclavista de Babilonia viene
acompañ ado de una agudizació n de las contradicciones sociales y de la lucha de
clases. Los esclavistas enriquecidos se dedican a la usura y a la especulació n al
arrendamiento de tierras y casas, arruinan y sojuzgan a los desposeídos,
multiplicando el nú mero de esclavos en el país.

La ideología política de babilonia, al igual que la de Egipto está impregnada


íntegramente de ideas religiosas. Los dioses determinan el destino de los hombres y
de los pueblos. Conceden todos los bienes y castigan con todas las calamidades,
rechazan a los enemigos y otorgan las victorias.

En estas leyes ante todo, se afirma el origen divino del poder del rey. ¨Los dioses
designaron a Hammurabi para gobernar a los cabezas negras¨ (populacho). É l es Anub,
dios del cielo; Enlil, dios Marduk, protector de Babilonia y Schamasch, dios del sol y de
la luz.

Todos los demá s dioses prestan invariablemente su ayuda y protecció n a Hammurabi.

Hammurabi hace aparecer sus leyes, que sirven a los intereses de los esclavistas y que
tienden a consolidar el Estado esclavista, como promulgadas en interés de los débiles,
para la defensa de ¨Los huérfanos y las viudas¨ ¨Para que el fuerte no ofenda al débil,
para que al huérfano y a la viuda se les haga justicia. Para la implantació n del derecho
en el país, para hacer justicia al vejado, he esbozado en Babilonia estas mis palabras
preciosas que sobre mi monumento he colocado. ¨El oprimido, el arrastrado a un
pleito, ¨hallara su derecho, dejara su corazó n respirar (libremente), dirá que
Hammurabi ha sido un padre para su pueblo que ha concedido para siempre la
prosperidad al pueblo, ha gobernado con ecuanimidad¨.

Hammurabi desea que las leyes por el creadas permanezcan para siempre inmutables,
motivo por el cual exhorta a sus sucesores a no introducir ninguna modificació n en
ellas ¨no abolir mi legislació n, no tergiversar mis palabras, no modificar mis esbozos¨,
esta es su exhortació n. Hammurabi lanza terribles maldiciones sobre la cabeza del que
obedezca estas sus indicaciones. Lo amenaza con la devastació n del país y con reducir
a escombros las ciudades, con el hundimiento del pueblo, con perturbaciones y
sublevaciones, le presagia a la pérdida del trono, sufrimientos físicos, enfermedades
incurables y la muerte prematura.
Así en estas leyes, se refleja la aspiració n de perpetuar el régimen esclavista y el
Estado despó tico.

Babilonia fue una antigua ciudad de la Baja Mesopotamia. Ganó su independencia


después del período del renacimiento sumerio, aunque hay menciones a su existencia
desde tan temprano como Sargó n de Akkad. Después de mucho tiempo presenciando
las luchas entre los estados regionales de Isín, Larsa y Esnunna, Babilonia fue
convirtiéndose poco a poco en una potencia regional, primero sustituyendo el papel
que habían tenido Akkad o Kiš para muy posteriormente convertirse en capital de un
vasto imperio bajo el mandato de Hammurabi (siglo XVIII a. C.). Desde entonces se
convirtió en un gran centro político, religioso y cultural. Aú n en época helenística, ya
despojada de su segundo imperio y caída en desgracia frente a otras grandes ciudades
como Persépolis, Alejandro Magno quiso convertirla en su capital. En el añ o 312 a. C.
Seleuco I Nicá tor trasladó la capitalidad del imperio Seléucida a Seleucia, aposentada
sobre el río Tigris y no sobre el É ufrates por rapidez de las nuevas vías comerciales.
Los babilonios fueron invitados a mudar sus residencias. Para entonces la ciudad
había entrado en franca decadencia, siendo abandonada por la mayoría de sus
habitantes poco después. A pesar de ello se les permitió quedarse a los sacerdotes de
Bēl -relacionados con el templo de Añ o Nuevo-, y la ciudad funcionó como residencia
real durante la ocupació n parta.

Fundació n y primeros siglos

Existen distintas opiniones acerca de la fundació n de Babilonia; las principales


interpretaciones establecen que, o bien fue fundada por Sargó n de Acad o
reconstruida por éste sobre una pequeñ a ciudad anterior, previamente conquistada.
La fuente má s antigua conocida que menciona la ciudad es una bareta datada en
tiempos del Imperio acadio formado por Sargó n de Acad en el siglo XXIV a. C. La
Crónica Weidner establece que fue el propio Sargó n quien construyó Babilonia "frente
a Agadé".Otra cró nica establece, en el mismo sentido, que "Sargó n excavó el polvo del
pozo de Babilonia, e hizo una contraparte de Babilonia cerca de Agadé" Má s
recientemente, algunos investigadores han sostenido que dichas fuentes pueden
referirse a Sargó n II (siglo VIII a. d. C.) y no a Sargó n de Acad. Algunos eruditos,
incluyendo al lingü ista Ignace Gelb, han sugerido que el nombre Babilon refleja el de
una ciudad anterior. Segú n Ranajites Pallmin, esta ciudad estaba ubicada hacia el este.
Ya comenzada la segunda mitad del siglo XXI a. C., nó madas semitas procedentes del
desierto de Arabia (amorreos y tidnum) expropiaron a Amar-Sin, rey de Sumer y
Acad, parte de los territorios del centro de Mesopotamia (Acad), queriendo penetrar
en Kish; pero fueron expulsados de esta ú ltima ciudad, quedando limitados a las
orillas del É ufrates, es decir, a Babilonia. Por ser su ú nica posesió n importante por
mucho tiempo, los martu, se encargaron de engrandecerla y embellecerla. En el añ o
2004 a. C. el imperio de Ur, conocido como el periodo Ur III, cayó ante una coalició n de
pueblos nó madas procedentes de los montes Zagros: elamitas, la ciudad de Isín, y los
amorreos o martu. Estos ú ltimos se asentaron en la Media y Baja Mesopotamia,
apoderá ndose de las ciudades y fundando dinastías amorritas en ellas.

Dominio asirio y breves independencias

El gobierno asirio de la ciudad de Babilonia estuvo marcado por las rebeliones de la


nobleza local, fuertemente nacionalista. La ciudad de Babilonia era entonces una
provincia menor, aunque culturalmente fuerte, que mantenía sus propios reyes
dependientes de los monarcas asirios. El rey asirio Assurubalit intentó mejorar las
relaciones con la ciudad casando a una de sus hijas con su rey Karakardash y
colocando a su nieto como rey de los casitas. Sin embargo, el asesinato de este ú ltimo
marcó una represalia militar que encendió el nacionalismo babilonio, ya arraigado
hasta la nueva independencia de la ciudad.

Con Salmanasar III (859-824 a.C.) Babilonia, como otras provincias, aprovechó las
revueltas internas asirias para tratar de obtener la independencia. Para entonces ya
estaban instalados en ella los caldeos, que habían llegado uno o dos siglos antes.
Babilonia volvió a estar bien controlada por los asirios durante el reinado del
usurpador asirio Tiglatpileser III (745-727 a. C.), que aprovechó el fin de la dinastía
babiló nica para hacer valer su poder allí con má s fuerza. Volvieron a producirse
nuevas rebeliones en Babilonia durante el reinado de Senaquerib, que se vio obligado
a intervenir militarmente en la ciudad y a deportar a parte de su població n. Má s tarde,
ante la continuidad de las rebeliones, destruye completamente la ciudad. Asarhaddon
(681-669 a. C.), hijo de Senaquerib que accedió al trono tras una guerra civil, casó con
una babilonia y fundó una doble monarquía en el imperio, una en Nínive, la capital de
su padre, y otra en Babilonia. A su muerte reparte el imperio entre dos hijos, dá ndole a
uno Asiria y a otro Babilonia, pero Assurbanipal, el heredero de Asiria, no tarda en
volver a controlar Babilonia, esta vez mediante un pacto pacífico, firmado solamente
después de una larga serie de incidentes bélicos que siguió a la divisió n del imperio.
Este pacto só lo duró unos pocos añ os; después, Babilonia y Asiria nuevamente en
guerra, el rey babilonio acabó suicidá ndose en el añ o 648 a. C. y Assurbanipal
conquistó la ciudad, ordenando asesinar a sus habitantes

Fue bajo el gobierno del rey Nabucodonosor II (605–562 a. C.) cuando Babilonia llegó
a ser una de las ciudades má s espléndidas del mundo antiguo. Nabucodonosor ordenó
la completa reconstrucció n de las tierras imperiales, incluyendo la reconstrucció n de
los Jardines colgantes de Babilonia (una de las siete maravillas del mundo), de los
cuales se dice haber sido construidas para su nostá lgica esposa Amytis. La existencia
de los jardines es un tema de disputa: a pesar de que las excavaciones del arqueó logo
alemá n Robert Koldewey parecen confirmar su existencia, muchos historiadores está n
en desacuerdo sobre la localizació n, y algunos creen que pueden haber sido
confundidos con los jardines de Nínive.

Babilonia bajo los persas

Después de pasar varias vicisitudes, la ciudad fue ocupada en el 539 a. C. por Ciro el
Grande, rey de Persia. Bajo Ciro y su heredero, Darío I el Grande, Babilonia se
convirtió en un centro de aprendizaje y avance científico. Los eruditos babilonios
completaron mapas de constelaciones, y crearon los fundamentos de la astronomía y
las matemá ticas modernas. Sin embargo, bajo el reinado de Darío III Codomano,
Babilonia empezó a estancarse progresivamente.

Babilonia helénica

La ciudad helénica bá sicamente fue la misma que la neobabiló nica y la aqueménida.


Los edificios má s altos seguían siendo el zigurat Etemenanki y el Palacio real del Sur.
Ni siquiera variaron significativamente las viviendas. La ú nica huella indudablemente
griega en la urbe fue la construcció n de un teatro en la zona interior oriental.
Alejandro Magno intentó una restauració n de la urbe que se vio truncada por su
muerte y cuyo mayor efecto fue el derribo del zigurat para construir uno nuevo que
nunca llegó a realizarse. A partir de entonces la decadencia de la urbe se aceleró hasta
abandonarse.

Babilonia
A orillas del río Éufrates, desde el 1800 antes de Cristo, la ciudad de Babilonia fue el centro de una
cultura original que construyó grandes templos y puso la ley por escrito por primera vez.

¿Cómo era su organización política?


La ciudad era propiedad del dios Marduk, que designaba, según las creencias de los babilonios, al
rey para que la administrara. El rey no era considerado un ser divino como el faraón, era sólo un
intermediario entre la gente y los dioses y vivía rodeado de sus colaboradores, los nobles, que lo
asistían en sus tareas.

¿Cómo era la sociedad?


La población estaba dividida entre hombres libres y esclavos. Los esclavos podían dejar de serlo: si
lograban juntar algunos bienes, podían comprar su libertad. Los hombres libres, a su vez, se
subdividían en otras dos categorías: los privilegiados (sacerdotes, funcionarios) y los muskhenum
(comerciantes, campesinos, artesanos), que representaban al sector productivo libre.

La religión
Los babilonios tenían infinidad de divinidades pero algunas eran las más importantes. Los dioses se
parecían a los humanos. Tenían cualidades y defectos, pasiones y sentimientos. Marduk era el más
poderoso de todos. Anu era el dios del cielo; Enlil el dios del Aire; Ea, el dios de las aguas; Sin, la
Luna; Shamash, hijo de Sin, era el dios del Sol e Ishtar, diosa del planeta Venus, era la diosa del
amor, pero también de la guerra.

Ritos y ceremonias
En Babilonia no había tumbas grandiosas como en Egipto. Las tumbas eran sencillas. Los muertos
una vez enterrados descendían a los infiernos donde sobrevivían nutriéndose de los vivos. Sólo los
guerreros caídos en el campo de batalla podían aspirar al descanso eterno. Los sacerdotes tenían
mucho poder porque eran los únicos capaces de interpretar los mensajes de los dioses y adivinar
el futuro. Muchas veces usaban la ignorancia de los demás para generar temor y aumentar su
poder.

Las ciencias
Una de las formas que tenían los sacerdotes de adivinar la voluntad de los dioses era observar las
estrellas. Este estudio de los astros los llevó a desarrollar la astronomía. Así, pudieron dividir el año
en doce meses y dividir los meses en semanas de siete días. Para los babilonios los días se dividían
en doce partes de dos horas cada una. La astronomía y su necesidad de realizar complejos cálculos
los llevó a desarrollar las matemáticas. Su sistema numérico era sexagesimal, o sea, que se
basaban en el número 60 y no en el 10. También desarrollaron la medicina y fueron pioneros en la
invención de remedios.

La ley por escrito


Hasta que al rey Hammurabi (1728 – 1686 a. C.) no se le ocurrió poner la ley por escrito, la gente
estaba sometida al capricho de los jueces. Cada uno aplicaba la norma que le parecía y nadie sabía
qué era legal y qué estaba fuera de la ley. Hammurabi elaboró un código, el primero de la historia,
y ordenó que lo escribieran para que la gente lo conociera. El código era muy severo e imponía la
pena de muerte para varios delitos y aplicaba la ley del talión, ojo por ojo, diente por diente.
Hammurabi decía que el código debía servir para "disciplinar a los malos y evitar que el fuerte
oprima al débil".

La economía
La base de la economía era la agricultura. El rey se encargaba de construir y mantener los canales
de riego para aumentar la extensión de la zona fértil. Los impuestos se pagaban con los productos
de la tierra. También desarrollaron la ganadería criando cabras, vacas, asnos, caballos y ovejas. La
metalurgia estaba muy desarrollada y se han conservado hasta hoy obras de arte y utensilios de
oro, plata, cobre, estaño y plomo. El comercio era muy intenso incluso con otras regiones lejanas
como la India y el Cáucaso.

Más datos
Los babilonios construyeron templos escalonados llamados Zigurat. No eran tan altos como las
pirámides pero llegaban a medir unos 70 metros. El zigurat era el templo y, por lo tanto, el centro
de la vida política, social, cultural y comercial de Babilonia.

El código de Hammurabi le reconocía a la mujer los mismos derechos que al hombre y aceptaba el
divorcio.

Los babilonios fueron uno de los primeros pueblos en usar metales preciosos, sobre todo oro y
plata, como medio de pago con aquellas regiones que, por producir los mismos productos que
ellos, no aceptaban el trueque. Éste constituye el origen de la moneda.

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