Periodo Sumerio
Periodo Sumerio
Periodo Sumerio
Sumer era la contraparte sur de la región de Acad, al norte. Fueron los acadios
quienes dieron su nombre a Sumer; el término significa «tierra de los reyes
civilizados». Los sumerios llamaban a su territorio simplemente «la tierra» o «la
tierra de los hombres de cabeza negra».
Periodo asirio Imperio Asirio fue una de las principales naciones de la historia
mesopotámica. Si el máximo esplendor del Estado asirio corresponde a la primera
mitad del milenio I a.C. (Imperio neoasirio), sus orígenes se remontan a fines del
milenio III a.C.
El núcleo geográfico originario del pueblo asirio estaba constituido por dos áreas. Por
un lado, incluía el denominado triángulo de Asiria, entre el alto Zab y el Tigris, con
Nínive como centro principal. Y por otro, más al sur, se hallaba la ciudad de Assur, que
daba nombre a los propios asirios. El triángulo de Asiria era una región abierta,
intensamente poblada, muy rica desde un punto de vista agrícola y con un importante
y antiguo urbanismo. Los asirios nos han dejado una importante lista real que recoge
los nombres de los reyes desde los orígenes más o menos legendarios hasta la época
neoasiria (siglo VIII a.C.). Según esta lista, encabezada por el mítico Tudiya, que
habría que remontar a finales del milenio III a.C., los primeros 17 reyes de Asiria vivían
en tiendas, lo cual significa que el Estado asirio habría tenido un origen tribal y
nómada. De las dos secuencias siguientes de reyes, una recoge los monarcas
efectivos de Assur, mientras que la otra sería una lista legitimadora de la ascensión
al trono del usurpador Shamshi-Adad I, primer gran rey del país. Parece, en efecto,
que toda esta primera parte de la lista busca legitimar esta ascensión, pues los
orígenes tribales casan bien con el propio Shamshi-Adad, pero tienen poco que ver
con lo que nos dicen las fuentes arqueológicas sobre los comienzos del Estado asirio,
que nos hablan de una región fuertemente urbanizada y de economía agrícola y
comercial.
Abandonadas las ciudades babilónicas a su suerte tras los ataques de los elamitas que habían
puesto fin a la Dinastía cassita, no se tardó mucho en organizar algunos focos de resistencia,
siendo el más importante el de Isin, ciudad que logró establecer una Dinastía en el país (la IV
según las fuentes) de la cual Nabucodonosor I (1124-1103) fue su rey más prestigioso. Años
después, los arameos, que habían invadido Asiria, cayeron también sobre Babilonia, llegando
uno de sus jefes, Adad-apla-iddina (1067-1046), a ser rey. Siglos más tarde, con Nabu-nasir
(747-734) se iniciaba la IX Dinastía, caracterizada toda ella por su dependencia de Asiria,
especialmente durante el reinado de los grandes reyes sargónidas, con quienes Babilonia fue
la capital de una provincia del Imperio neoasirio. Al derrumbarse este, los caldeos (una
federación de tribus arameas) lograron apoderarse de la ciudad de Marduk instaurando la X y
última Dinastía, que aún dio años de esplendor, sobre todo con Nabucodonosor II (604-562).
Finalmente, el persa Ciro II, en el 539, puso fin al Imperio neobabilónico, iniciándose a
continuación el definitivo ocaso de Babilonia. De todo este largo período (1156-539), que
estuvo dominado prácticamente por arameos y asirios, apenas nos han llegado restos
arqueológicos y artísticos, dadas las sucesivas destrucciones que tuvieron que soportar las
ciudades babilónicas. Es de esperar, sin embargo, que las excavaciones actualmente
emprendidas en diferentes puntos del centro y sur, de Iraq (sobre todo las que se realizan en
Sippar y Babilonia) puedan proporcionarnos en un futuro muy cercano el material que
precisamos para evaluar el nivel artístico que se alcanzó durante aquellos seis largos siglos.