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Ficha 8, Imperio Asirio

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Imperio Asirio

Imperio Asirio fue una de las principales naciones de la historia mesopotámica.


Si el máximo esplendor del Estado asirio corresponde a la primera mitad del
milenio I a.C. (Imperio neoasirio), sus orígenes se remontan a fines del
milenio III a.C.
El núcleo geográfico originario del pueblo asirio estaba constituido por dos
áreas. Por un lado, incluía el denominado triángulo de Asiria, entre el alto
Zab y el Tigris, con Nínive como centro principal. Y por otro, más al sur, se
hallaba la ciudad de Assur, que daba nombre a los propios asirios. El triángulo
de Asiria era una región abierta, intensamente poblada, muy rica desde un
punto de vista agrícola y con un importante y antiguo urbanismo.
Etapas del Imperio Asirio

Existieron 3 etapas en el Impero Asirio, las cuales fueron el Imperio Antiguo


Asirio, el Imperio Medio Asirio y el Imperio NeoAsirio.

El Imperio Antiguo Asirio

Los asirios nos han dejado una importante lista real que recoge los nombres de
los reyes desde los orígenes más o menos legendarios hasta la época neoasiria
(siglo VIII a.C.). Según esta lista, encabezada por el mítico Tudiya, que habría
que remontar a finales del milenio III a.C., los primeros 17 reyes de
Asiria vivían en tiendas, lo cual significa que el Estado asirio habría tenido un
origen tribal y nómada. De las dos secuencias siguientes de reyes, una recoge
los monarcas efectivos de Assur, mientras que la otra sería una lista
legitimadora de la ascensión al trono del usurpador Shamshi-Adad I,
primer gran rey del país. Parece, en efecto, que toda esta primera parte de la
lista busca legitimar esta ascensión, pues los orígenes tribales casan bien con
el propio Shamshi-Adad, pero tienen poco que ver con lo que nos dicen las
fuentes arqueológicas sobre los comienzos del Estado asirio, que nos hablan de
una región fuertemente urbanizada y de economía agrícola y comercial.
Shamshi-Adad I

Shamshi-Adad I (1812-1780 a.C.), contemporáneo de Hammurabi de Babilonia,


llevó por vez primera a los asirios más allá de su núcleo de origen. Consiguió
someter toda la alta Mesopotamia, anexionando ciudades tan significativas
como Mari, y firmó un tratado de paz con Babilonia, que le reconoció sus
dominios. Shamshi-Adad organizó administrativa, política y militarmente sus
nuevos territorios, construyendo el primer Estado territorial asirio; es la época
que conocemos como Imperio antiguo asirio. A su muerte, sin embargo, el
Imperio se deshizo; sus hijos no pudieron conservar la integridad del Estado
que habían heredado y no consiguieron hacer frente a la presión de los
hurritas. Asiria desapareció temporalmente de la historia y su territorio
quedó bajo control directo de los hurritas del Imperio de Mitanni. Sus
reyes no fueron más que sombras, de las que muy poco nos dice la lista real,
que en más de una ocasión se hace eco de los oscuros orígenes de los
monarcas y a los que califica de hijos de nadie. Esta situación se prolongó
durante 4 siglos.
El Imperio Medio Asirio

El Imperio medio asirio comenzó con Assur-uballit I (1363-1328 a.C.), que


consiguió sustraerse de la tutela mitannia, y, dando la vuelta a la situación,
impuso momentáneamente en el trono mitannio a un filoasirio. Mitanni, ahora
en decadencia, acabó cayendo en la órbita del Imperio hitita. Assur-uballit
controló Asiria hasta la Alta Mesopotamia central y los territorios más
orientales de Mitanni. Consciente de su renovado poder, se hizo llamar Rey
de la totalidad, y estableció relaciones diplomáticas directas con el
Egipto de Amenhotep IV, provocando la airada protesta de Burna-buriash de
Babilonia, quien consideraba a los asirios como vasallos suyos. Ante la
evidencia de la nueva potencia asiria, sin embargo, Burna-buriash acabó
reconociendo el rango de Assur-uballit, y la reconciliación se selló con una
boda: el hijo del babilonio se casó con la hija del asirio. Pero el descendiente de
este matrimonio fue asesinado por la facción antiasiria de Babilonia, por lo que
Assur-uballit intervino directamente en la ciudad, atacándola con dureza, e
impuso en su trono al pequeño Kurigalzu, hijo a su vez del príncipe asesinado.
La actuación de éste no favoreció los intereses de los asirios, y los sucesores
inmediatos de Assur-uballit tuvieron que luchar contra él para llevar su frontera
meridional algo más al sur. alejándola de Assur.
Sucesores de Assur-uballit I
Adad-nirari I (1305-1274 a.C.) reanudó la expansión de Asiria por su salida
natural, que era la Alta Mesopotamia, y consiguió doblegar al rey mitannio y
convertirle en tributario de Asiria, pasando este reino de la órbita hitita a la
asiria. También Adad-nirari se tituló Rey de la totalidad, pero con mayor
legitimidad, pues este título había estado relacionado siempre con el control de
la Alta Mesopotamia. Adad-nirari tuvo que combatir a las poblaciones de la
meseta iránica, y durante su reinado se produjeron en Siria importantes
incursiones de los suteos y los ajlamu, precedentes de los árameos, destinados
en el futuro a transformar por completo el panorama histórico del Próximo
Oriente.
Con Salmanassar I (1273-1244 a.C.), vencedor de Shattuara II de Mitanni, el
territorio de esta antigua potencia quedó definitivamente incorporado al
Imperio asirio. El reino de Mitanni desapareció así de la historia. Un funcionario
central asirio gobernó la región momentáneamente, hasta que fue dividida en
varios distritos, cada uno con su gobernador, que residía en un palacio de
nueva construcción. Se realizaron deportaciones de población, se colonizaron
los nuevos territorios agrícolas, y en las ciudades la población local fue
sustituida por otra asiria, encargada de dirigir la vida social y económica, y la
frontera occidental de Asiria quedó en el Éufrates, ahora límite directo entre los
imperios asirio e hitita.

Apogeo del Imperio Medio Asirio

La guerra, como actividad económica de primera magnitud, con sus botines,


imposiciones de tributos, colonizaciones y deportaciones, que pronto acabaría
convirtiéndose en rasgo distintivo del poder asirio, fue ampliamente practicada
también por el sucesor de Salmanassar, Tukulti-Ninurta I (1243-1207 a.C.), con
quien el Imperio medio asirio llegó a su apogeo.

Tukulti-Ninurta actuó en tres frentes. En los Zagros y el alto Tigris, justo por
encima de la campiña asiria, intervino con fines defensivos y económicos (se
trataba de una región rica en madera, necesaria para la construcción, y en
cobre y caballos, base del armamento y del ejército. Por el oeste, la situación
fue de equilibrio forzoso, pues ni los hititas ni los asirios consiguieron controlar
unilateralmente la región situada entre el alto Éufrates y el alto Tigris,
temiéndose unos a otros, recíprocamente. De modo que los contrastes se
produjeron sobre todo en el terreno económico y comercial. Por último, por el
frente babilónico la balanza se decantó claramente en favor de Tukulti-Ninurta.
En efecto, ante un avance territorial del rey babilonio Kashtiliash IV, violando
un tratado suscrito en tiempos de Adad-nirari I, Tukulti-Ninurta intervino, venció
y capturó en batalla al rey babilonio, a quien llevó prisionero a Assur, y tras
conquistar la propia Babilonia, derribó sus murallas y templos, y desterró al
dios Marduk y a parte de la población, sometiendo toda la Baja Mesopotamia
hasta el golfo Pérsico.
De este modo, el soberano asirio pudo proclamarse Rey del país de Assur, Rey
del universo, Rey de las cuatro regiones, Rey de reyes, Rey del país de
Karduniash (Babilonia) y Rey de Sumer y de Akkad. Tras su victoria babilónica,
Tukulti-Ninurta se dedicó esencialmente a la actividad edilicia. Restauró
templos y palacios en Assur y, sobre todo, construyó en Kar-Tukulti-Ninurta la
primera capital artificial de la historia asiria, situada cerca de Assur, en la otra
orilla del Tigris. Tal vez se deba este hecho a conflictos entre el rey y las
familias nobles de Assur, descontentas del talante autoritario y personalista de
aquél. Las tensiones internas, las presiones de pueblos exteriores como los
elamitas, el esfuerzo económico y laboral que supuso la construcción de la
nueva capital y la reacción babilónica, que no se hizo esperar, provocaron un
levantamiento contra el rey que acabó con su vida. Babilonia se independizó, y
los sucesores de Tukulli-Ninurta, reyes mediocres, consiguieron mantener de
momento el resto del Imperio gracias, más que a sus capacidades personales,
a la grave crisis que se cernía en general sobre el Próximo Oriente.
Crisis y Recuperación, Tiglat-Pileser I

El vacío de poder que se abrió en Asiria al morir Tukulti-Ninurta fue


aprovechado por los suteos y los ajlamu pre-arameos para penetrar y
establecerse en amplias zonas de la alta Mesopotamia, y por los elamitas para
avanzar por la franja situada al pie de los Zagros. La situación se enderezó algo
con Assur-resh-ishi (1132-1115 a.C.), que reforzó ciudades estratégicas
como Arbela, en el frente de los Zagros, y Apku, en el frente
altomesopotámico; frenó a los suteos y a los ajlamu, y sometió a los
primeros a tributación; rechazó a los elamitas y disputó los valles medios
del Tigris y el Éufrates a los babilonios de Nabucodonosor I, que se vio obligado
a reconsiderar sus ambiciones territoriales. Sacó además provecho de las
campañas de éste contra Elam, que fue vencido definitivamente. Assur-resh-
ishi se tituló Vengador del País de Assur, y se dedicó a restaurar templos y
palacios en diversas ciudades de su reino.
Su sucesor fue Tiglat-pileser I (1114-1076 a.C.), en cuyo reinado Asiría
alcanzó uno de sus momentos de máximo esplendor. Al advenimiento de
Tiglat-pileser, el panorama internacional había cambiado sustancialmente. El
Imperio hitita había dejado de existir, arrastrado por las invasiones de los
Pueblos del Mar, y en su lugar habían quedado pequeños reinos, resultado de
su desintegración: los reinos neohititas. El rey asirio luchó contra algunos de
éstos, como el de Mushki o Frigia, y contra otros pequeños Estados
noroccidentales, como el armenio país de Nairi, al que impuso un tributo anual
en calderos de bronce y caballos.
También se enfrentó a los pueblos que los anales llaman ajlamu de la tierra de
Armaya, es decir a las gentes que a partir de entonces serían conocidas
como árameos, del nombre de su tierra de procedencia, y que estaban
destinadas a causar una de las transformaciones más profundas de la historia
del Próximo Oriente. Las fuentes asirias los llaman, enemigos del dios Assur, y
aseguran que Tiglat-pileser los rechazó 28 veces en 14 años, lo cual demuestra
su imparable capacidad de infiltración a pesar de ser vencidos en las batallas.
La finalidad del rey asirio era asegurar las comunicaciones entre Asiria y la
región del Éufrates. Cuando éstas estuvieron garantizadas. Tiglat-pileser I, dio
el paso estratégico y simbólico de cruzar el Éufrates, frontera natural de su
Imperio, y de adentrarse por vez primera en territorio ajeno, territorio ex
hitita. Cerró un acuerdo comercial pacífico con el reino neohitita de Karkemish
e impuso una tributación anual a otros reinos neohititas y a las principales
ciudades fenicias. Por el oeste, su ámbito de influencia directa se extendía
ahora, hasta el mismo Mediterráneo.
Por el sureste. Tiglat-pileser I intervino directamente en Babilonia, que desde
los tiempos de Nabucodonosor había ido perdiendo fuerza y posiciones, y tomó
las ciudades babilonias más septentrionales (Dur-Kurigalzu, Opis y Sippar), así
como la misma capital. Pero se trataba más de una acción de prestigio y de
demostración de fuerza que de una verdadera conquista, y el rey regresó a
Asiria sin anexionar Babilonia a su Imperio, contentándose con el
significado político de la campaña.
Tiglat-pileser continuó la labor constructora de sus predecesores, y restauró y
amplió templos y palacios. Sus mismos anales no son sino la
inscripción fundacional del templo de Anu y Adad en Assur. Una de las
finalidades de sus expediciones militares a los montes del noreste fue. igual
que en el pasado, obtener madera para esas construcciones. En el campo
legislativo, el reinado de Tiglat-pileser produjo un importante código de leyes y
una compilación de los edictos reales promulgados desde Assur-uballit hasta el
propio Tiglat-pileser. Y en el terreno literario, en esta época se creó la primera
biblioteca asiria, con el material conseguido por los reyes conquistadores
medioasirios a lo largo de sus campanas.
Caida del Imperio Medio Asirio

Tras la muerte de Tiglat-pileser, Asiria entró en un período de crisis aun más


grave que el anterior (1076-934 a.C.). En realidad, perdió el control directo de
todas las regiones que los reyes del Imperio medio habían ido conquistando,
manteniendo a duras penas, y más nominalmente que otra cosa, el dominio
sobre la Alta Mesopotamia. Los epígonos de Tiglat-pileser, de nuevo personajes
de mediocre actuación, no pudieron contener el avance cada vez más decidido
de los arameos, y acabaron replegándose en el territorio asirio originario.
En Babilonia, también sumida en una crisis , consiguieron penetrar y asentarse
diversas tribus caldeas, parientes de las arameas, y pronto más poderosas que
los mismos reyes babilonios. Las fuentes, que enmudecen casi por completo en
esta época, acentúan la sensación de oscuridad y decadencia. La recuperación
de Asiria no llegaría hasta fines del siglo I a.C., cuando una realeza renovada
dio origen al Imperio neoasirio, destinado a alcanzar las más altas cotas de
poder y de esplendor.

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