Guia 15, Segundo Ciclo
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Indicaciones - Observa el video explicativo con el contenido a trabajar y las indicaciones que se entregan para
realizar tu trabajo.
- Plazo para el envío de la actividad: 2 de noviembre
I.- Adela Turin nació en Italia en 1939. Historiadora del arte y escritora, en los años 60 se dedicó a analizar los
sesgos sexistas en la literatura infantil. Lee el siguiente texto de esta escritora y luego responde las preguntas.
Arturo y Clementina
Un hermoso día de primavera Arturo y Clementina, dos jóvenes y hermosas tortugas se conocieron al borde de
un estanque, y aquella misma tarde descubrieron que estaban enamorados.
Clementina, alegre y despreocupada, hacía muchos proyectos para su vida futura, mientras paseaban los dos a
orillas del estanque y pescaban algunas cosillas para la cena.
Clementina decía, “Ya verás qué felices seremos, viajaremos y descubriremos otros lagos y otras tortugas
diferentes, encontraremos otra clase de peces y otras plantas y flores en la orilla, ¡será una vida estupenda!
Iremos incluso al extranjero, ¿sabes una cosa?, siempre he querido visitar Venecia, Arturo sonreía y decía
vagamente que sí.
Pero los días transcurrieron iguales al borde del estanque. Arturo había decidido pescar él solo para los dos, y así
Clementina podría descansar.
Llegaba a la hora de comer con renacuajos y caracoles y le preguntaba a Clementina, ¿cómo has estado cariño,
la has pasado bien?, y Clementina suspiraba. “Me he aburrido sola todo el día esperándote” ¡Aburrido! Gritaba
Arturo indignado. ¿Dices que te has aburrido? Busca algo que hacer. El mundo está lleno de ocupaciones, sólo
se aburren los tontos. A Clementina le daba vergüenza ser tonta y hubiera querido no aburrirse tanto, pero no
podía evitarlo.
Un día, cuando volvió Arturo, Clementina le dijo: Me gustaría tener una flauta, aprendería a tocarla, inventaría
canciones, y eso me entretendría. Pero a Arturo esa idea le pareció absurda: ¡TÚ! ¿Tocar la flauta, tú? Ni siquiera
distingues las notas, eres incapaz de aprender, no tienes oído. Y aquella misma noche, Arturo llegó con un
hermoso tocadiscos, y lo ató bien a la casa de Clementina, mientras le decía: Así no lo perderás. ¡Eres tan
distraída! Clementina le dio las gracias, pero antes de dormirse, estuvo pensando por qué tenía que llevar a
cuestas aquel tocadiscos tan pesado en lugar de una flauta liviana, y si era verdad que no hubiera llegado a
aprender las notas y que era distraída, pero después, avergonzada, decidió que tenía que ser así puesto que
Arturo, tan inteligente, lo decía. Suspiró resignada y se durmió.
Durante unos días, Clementina escuchó el tocadiscos. Después se cansó, era de todos modos un objeto bonito,
y Clementina se entretuvo limpiándolo y sacándole brillo. Pero al poco tiempo volvió a aburrirse y un atardecer,
mientras contemplaban las estrellas a orillas del estanque silencioso, Clementina dijo: “Sabes, Arturo, algunas
veces veo unas flores tan bonitas y de colores tan extraños, que me dan ganas de llorar, me gustaría tener una
caja de acuarelas y poder pintarlas.
¡Qué idea ridícula! ¿Es que te crees una artista? ¡Qué bobada! Y reía, reía, reía.
Clementina pensó: “Vaya, ya he vuelto a decir una tontería, tendré que andar con mucho cuidado o Arturo va a
cansarse de tener una mujer tan tonta” y se esforzó en hablar lo menos posible. Arturo se dio cuenta enseguida
y afirmó: “Tengo una compañera aburrida de veras, no habla nunca y cuando habla, no dice más que disparates”.
Pero debió sentirse un poco culpable y a los pocos días, se presentó con un paquetón. “Mira, he encontrado a
un amigo mío pintor y le he comprado un cuadro para ti. Estarás contenta, ¿no? Decías que el arte te interesa,
pues ahí lo tienes, átatelo bien porque con lo distraída que tú eres, ya veo que acabarás por perderlo”.
La carga de Clementina aumentaba poco a poco, un día se añadió un florero de Murano: ¿No decías que te
gustaba Venecia? Tuyo es. Átalo bien para que no se te caiga, ¡eres tan descuidada!
Otro día llegó con una colección de pipas austríacas dentro de una vitrina, después con una enciclopedia, que
hacía suspirar a Clementina. ¡Si por lo menos supiera leer! - pensaba. Llegó el momento en que fue necesario
añadir un segundo piso a la casa de Clementina.
Clementina, con la casa de dos pisos a sus espaldas, ya no podía ni moverse. Arturo le llevaba la comida y esto lo
hacía sentirse importante: ¿Qué harías tú sin mí? ¡Claro! -suspiraba Clementina. ¿Qué haría yo sin ti?
Poco a poco, la casa de dos pisos quedó también completamente llena, pero ya tenían la solución: tres pisos más
se añadieron ahora a la casa de Clementina, hacía mucho tiempo que la casa de Clementina se había convertido
en un rascacielos.
Clementina, una mañana de primavera, decidió que aquella vida no podía seguir por más tiempo. Salió
sigilosamente de su casa y dio un paseo, fue muy hermoso, pero muy corto. Arturo volvía a casa para el almuerzo
y debía encontrarla esperándole, como siempre.
Pero poco a poco el paseíto se convirtió en una costumbre y Clementina se sentía cada vez más satisfecha de su
nueva vida. Arturo no sabía nada, pero sospechaba que ocurría algo: ¿De qué demonios te ríes? Pareces tonta -
le decía. Pero Clementina esta vez no se preocupó en absoluto. Ahora salía de casa en cuanto Arturo le daba la
espalda. Arturo la encontraba cada vez más extraña y encontraba la casa cada vez más desordenada, pero
Clementina empezaba a ser verdaderamente feliz y los retos de Arturo ya no le importaban.
Y un día Arturo encontró la casa vacía, se enfadó muchísimo, no entendió nada y años más tarde, seguía
contándole a sus amigos: “Realmente era una desagradecida esa tal Clementina. No le faltaba nada. ¡Veinticinco
pisos tenía su casa, y todos llenos de tesoros!”
Las tortugas viven muchísimos años, y es posible que Clementina siga viajando feliz por el mundo, es posible que
toque la flauta y haga hermosas acuarelas de plantas y flores. Si encuentras una tortuga sin casa, intenta llamarla:
¡Clementina, Clementina! y si te contesta, seguro que es ella.
1. ¿Qué error pudo haber cometido la pareja al inicio del texto? (2 pts.)
3.- ¿Qué ocurría inmediatamente cuando Clementina tenía una idea para no aburrirse? (3 pts.)
A. Arturo la humillaba.
B. Arturo no la escuchaba.
C. Arturo le regalaba cosas.
D. Buscaba la forma de lograrlo.
9.- Nombra dos hechos del texto que demuestran la violencia de Arturo. (2 pts.)
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10.- ¿Arturo entendió que su conducta era inadecuada? Justifica tu respuesta con el texto. (3 pts.)
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11.- ¿Qué consejo le darías a las personas que sufren como Clementina? (2 pts.)
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