Copia de 3 Libro Evaluacion Del Aprendizaje y para El Aprendizaje. Tiburcio Moreno
Copia de 3 Libro Evaluacion Del Aprendizaje y para El Aprendizaje. Tiburcio Moreno
Copia de 3 Libro Evaluacion Del Aprendizaje y para El Aprendizaje. Tiburcio Moreno
y para el aprendizaje
Reinventar la evaluación en el aula
UNIDAD CUAJIMALPA
Dr. Eduardo Abel Peñalosa Castro
Rector
Comité Editorial
Mtra. Nora A. Morales Zaragoza
Mtro. Jorge Suárez Coéllar
Dr. Santiago Negrete Yankelevich
Dra. Alejandra Osorio Olave
Dr. J. Sergio Zepeda Hernández
Dra. Eska Elena Solano Meneses
Evaluación del aprendizaje
y para el aprendizaje
Reinventar la evaluación en el aula
ISBN: 978-607-28-0779-2
Diseño Editorial
Mtro. Rodrigo Alvarez de Mattos
Cuidado de la edición
Lic. Axel García Ancira Astudillo
Diseño de portada
Lic. Iván Hernández Martínez
ISBN: 978-607-28-0779-2
Prólogo 9
Presentación 15
La piedra angular
L
a evaluación se ha convertido, desde hace un tiempo, en la
piedra angular del sistema educativo. No se puede com-
prender la enseñanza sin tener en cuenta la evaluación. No
sin motivo, porque la evaluación condiciona todo el proceso de
enseñanza-aprendizaje. Como al éxito o al fracaso los marca la
evaluación, todo se encamina a ese proceso decisivo. Una eva-
luación pobre da lugar a un proceso de enseñanza pobre. Una
evaluación inmoral, corrompe la entraña de la actividad docente.
Lo dice el profesor Moreno Olivos de forma contundente en la
introducción:
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Prólogo
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síntesis de la reflexión teórica sobre el tema) y también desde y
para la práctica. Digo desde porque él es un profesor universita-
rio, extremadamente cuidadoso y crítico con la forma de hacer la
evaluación. Digo para la práctica, porque el libro quiere servir de
ayuda a los docentes que buscan apoyo para mejorar su práctica
evaluadora.
No es fácil guardar este equilibro. He leído cientos de libros
que solamente te sumergen en el pozo de las teorías. Y otros tan-
tos que sólo pretenden dar respuesta práctica al modo de acción.
En este caso, la simbiosis es magnífica. Se puede ir desde la prác-
tica a la teoría, y desde la teoría a la práctica. No es sólo un libro
para comprender el significado de la evaluación ni un manual
que pretenda solucionar los problemas prácticos del docente en
el aula a la hora de hacer la evaluación. Los siete capítulos del
libro son los arcos de un puente por el que se transita de la teoría
a la práctica y de la práctica a la teoría.
Tiene otra cualidad el libro. Está escrito con sencillez, con cla-
ridad, con un estilo inteligible. Digo esto porque algunos acadé-
micos piensan (y actúan en consecuencia cuando escriben) que
mientras mayor sea la riqueza del pensamiento, más incompren-
sible tiene que ser la escritura.
El libro está dirigido, en primer lugar a docentes universita-
rios en ejercicio, pero también a estudiantes que se adentran en
el terreno de las ciencias de la educación. Los especialistas en
evaluación encontrarán en este libro una síntesis interesante de
los principales aspectos de la teoría y de la práctica evaluadora.
Bienvenido sea.
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Referencias bibliográficas
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PRESENTACIÓN
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a percepción del público y de los alumnos que ingresan a
las universidades es que uno se educa para conseguir un
trabajo. Ciertamente, no podemos minimizar que ésta es
una meta importante, pese a la miopía que ignora la dimensión
social más amplia de la educación. Pero visualizar la educación
de esta manera ilustra un problema en la percepción que la gente
tiene acerca de la educación y revela ignorancia acerca de lo que
es importante. “La mayoría de la gente ve a la educación como un
producto que uno compra al final de la caja del supermercado”
(Buckman 2007, 31). El autor caracteriza esta mentalidad como
producto WalMart.
Concebir a la educación sólo como un resultado distorsiona el
ethos del aprendizaje. Educar no se reduce a un agregado para
el consumo, sino que es una capacidad de autorresponsabilidad
para rehacerse a uno mismo de forma continua. Al mirar a la
educación sólo como un resultado medible se pierde de vista el
proceso educativo como un arte que es cultivado en una atmós-
fera de libre indagación, donde el resultado, a menudo, no es
predecible ni anticipado. Esta reducción en la forma de entender
y concebir a la educación tiene su contraparte en una evaluación
también estrecha; la preeminencia por esta evaluación estriba
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Presentación
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CAPÍTULO 1. EVALUACIÓN
DEL APRENDIZAJE Y PARA EL APRENDIZAJE
E
ste capítulo de apertura es fundamental, porque contiene
el título de la obra, y por ende, el tema central de la misma.
En éste se aborda el tradicional concepto de evaluación del
aprendizaje, pero desde una perspectiva teórica contemporánea
que considera a la evaluación y al aprendizaje como procesos in-
teractivos complejos. Se incorpora un concepto que es mucho
más reciente, la evaluación para el aprendizaje. No se trata sólo
de un juego de palabras, sino de un cambio de fondo respecto a
la forma de concebir la evaluación. En este nuevo enfoque, la eva-
luación se entiende como un proceso que puede y debe potenciar
el aprendizaje del educando, pero para ello se requieren ciertas
condiciones que permitan hacer de la evaluación una experiencia
de aprendizaje.
Empezaremos por afirmar que si se busca relacionar de for-
ma significativa a la evaluación con la mejora de la escuela, es
imperativo mirar a la evaluación a través de nuevos ojos. Los ac-
tuales sistemas de evaluación son nocivos para un gran número
de alumnos y ese daño surge, entre otras causas, del fracaso para
balancear el uso de las pruebas estandarizadas y las evaluaciones
de aula al servicio de la mejora escolar.
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Concepto de aprendizaje
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Enfoques de aprendizaje
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Convertirse en un asesor
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Perspectivas internacionales
de la evaluación para el aprendizaje
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Evaluación interactiva
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Evaluación alternativa
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• Ser muy claros sobre qué es lo que los alumnos quieren saber
y ser capaces de hacerlo. Ellos necesitan tener estrategias que
garanticen que los alumnos comprenden los propósitos de
aprendizaje para cada uno y en cada lección.
• Saber cómo involucrar productivamente a los aprendices en
la autoevaluación.
• Ser capaces de proveer a los alumnos con retroalimenta-
ción que esté específicamente relacionada con los objetivos
de aprendizaje elegidos. Esta retroalimentación necesita ser
descriptiva de lo que se hizo bien, ser descriptiva de lo que
necesita mejorarse, e incluir sugerencias específicas de cómo
hacer mejoras.
• Saber estrategias efectivas de cómo hacer preguntas que me-
joren el aprendizaje y la motivación del alumno.
• Saber cómo generar información confiable acerca del apren-
dizaje de los alumnos para planear los pasos siguientes y pro-
veerlos con retroalimentación precisa. Esto incluye compren-
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Evaluación sostenible
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Evaluación de competencias
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Denominación Concepto Características Aspectos metodológicos
Evaluación Evaluación integrada al proceso Sincronización entre el proce- Generalmente emplea pro-
interactiva de enseñanza-aprendizaje. so de enseñanza y el de eva- cedimientos informales de
Proceso natural de información luación, demanda se evalúe lo evaluación.
sobre lo que ocurre en el aula, enseñado, manteniendo una
que utiliza múltiples recursos. tensión en favor del proceso
evaluativo.
Evaluación Reconoce una amplia gama de En la evaluación la respuesta La tarea de evaluación deja
alternativa información que refleja el com- no se limita a la elección de libertad al examinado; ma-
portamiento, actuación, actitu- una de las alternativas presen- terial de estímulo no estan-
des, destrezas, y objetivos del tadas y el contexto es significa- darizado; el evaluado elije el
alumno y no se limita sólo a los tivo. momento de actuar; el eva-
resultados. La persona evaluada hace, crea luador conoce al evaluado,
Algunas denominaciones son: o produce algo durante un sus circunstancias vitales y
evaluación auténtica de aula (eva- tiempo suficiente para poder su historia de ejecución de la
luación basada en el rendimien- evaluar el proceso, el resultado tarea.
to, evaluación de portafolios y o ambos.
registros personales, evaluación
del logro), lista de chequeo, eva-
luación holística, observación in-
fantil, evaluación de la actuación.
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Denominación Concepto Características Aspectos metodológicos
Evaluación La evaluación formativa tiene La evaluación formativa se aso- La evaluación formativa tiene
formativa como propósito favorecer la me- cia con las evaluaciones lleva- un carácter continuo, em-
y sumativa jora de algo: el aprendizaje, la en- das a cabo por los profesores plea procedimientos infor-
señanza, un proyecto educativo, en el aula. Cuando se utiliza males y depende más de las
un material didáctico, etc. adecuadamente, proporciona capacidades diagnósticas de
Proporciona retroalimentación evidencias valiosas para infor- los profesores que de instru-
a los alumnos acerca de lo que mar a la enseñanza, y el logro mentos técnicos aplicados.
necesitan hacer para mejorar e de los alumnos mejora, incluso Tiene un ciclo más corto, se
involucrarlos en la autoevalua- en las evaluaciones sumativas. implementa semanalmente,
ción. Se diseña para adaptarse a día a día, e incluso minuto
las necesidades individuales del La evaluación sumativa tiene a minuto, y es de grano más
alumno. un carácter retrospectivo, dice fino con respecto a los obje-
El carácter formativo de la eva- cuánto ha progresado o apren- tivos específicos de aprendi-
luación está más en la intención dido el alumno. Sirve a la se- zaje.
con la que se realiza y en el uso lección y jerarquización de los
de la información que se obtiene alumnos según los resultados La evaluación sumativa, por
que en las técnicas empleadas. logrados. lo general, se administra una
vez al año, y evalúa contenido
La evaluación sumativa tiene como de grano grueso, ya que cubre
propósito determinar niveles de todo el currículum completo.
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CAPÍTULO 2. POSTURAS EPISTEMOLÓGICAS
FRENTE A LA EVALUACIÓN Y SUS IMPLICACIONES
EN EL CURRÍCULUM ESCOLAR2
E
n este capítulo se abordan tres perspectivas teóricas de la
evaluación: la evaluación como tecnología, la evaluación
como práctica cultural, y la evaluación como práctica so-
cio-política. Aunque desde el punto de vista teórico-epistemoló-
gico existe una clara distinción entre ellas, en el contexto de la
escuela estas configuraciones operan simultáneamente de forma
muchas veces interrelacionada, lo que no significa que todas ten-
gan el mismo valor y reconocimiento social, pues la evaluación
como tecnología se impone a las otras posturas, al ser fuertemen-
te impulsada por organismos nacionales e internacionales, me-
diante la aplicación de pruebas masivas estandarizadas. También
se analizan las implicaciones de estas perspectivas en el ámbito
del desarrollo curricular y las prácticas pedagógicas del profeso-
rado. Pese a que en el discurso se destacan los beneficios de la
2
Una versión anterior a la edición de este capítulo fue publicada en Chile.
Cfr. Tiburcio Moreno Olivos. 2014. “Posturas epistemológicas frente a la
evaluación y sus implicaciones en el currículum”, Revista Perspectiva Educa-
cional. Formación de profesores, Vol. 53 (1): 3-18. Chile: Pontificia Universidad
Católica de Valparaíso.
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visión dominante en la evaluación. Como veremos, éste es un
enfoque de la evaluación como tecnología.
En México, esta visión de la evaluación como tecnología lejos
de perder fuerza –ante las nuevas concepciones y enfoques de
la enseñanza, el aprendizaje y la evaluación educativa– parece
surgir con nuevos bríos, dado el valor y reconocimiento que, pa-
radójicamente, las pruebas masivas y sus puntaciones, han ad-
quirido en las políticas educativas nacionales. Contrariamente a
la tendencia que se observa en los países desarrollados, donde las
evaluaciones masivas y estandarizadas parecen haber entrado en
una fase de declive, según Hargreaves y Shirley se trata de una
era de postestandarización de la educación que responde a una:
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involucrados en el proceso de desarrollo, en que la evaluación es
principalmente un asunto de técnica y procedimiento, al cual se
subordinan otras preocupaciones.
Un cambio principal durante los pasados cincuenta años ha sido
la creciente demanda de tests educativos por parte de los responsa-
bles de las políticas, quienes están insatisfechos con la calidad de
la educación (lo que ha sido puesto en evidencia por las puntuacio-
nes de los tests) y esperan pruebas que sirvan como instrumentos
de cambio de la enseñanza y el aprendizaje (Linn 1989).
En consecuencia, se especula que nuevas pruebas basadas en
renovadas perspectivas constructivistas sobre la enseñanza y el
aprendizaje (como se refleja en las reformas curriculares más re-
cientes) cambiarán las prácticas de aula. Se cree que estas nuevas
pruebas también podrían emplearse para facilitar el aprendizaje,
brindar retroalimentación a los alumnos y a los profesores, y para
mejorar la educación en general. Sin embargo, las prácticas de
evaluación continúan siendo, en su mayor parte, normativas con
un énfasis en la selección y, aunque ha habido intentos por desa-
rrollar nuevos procedimientos de evaluación, estos no han sido
radicalmente modificados para informar y apoyar el cambio en la
enseñanza y el aprendizaje.
Estos propósitos de evaluación, junto con los procedimientos
de las pruebas usadas para estos fines, parecen sugerir que la
evaluación es vista como una tecnología desarrollada por técni-
cos o expertos en medición y usada por otros para tomar deci-
siones específicas o introducir cambios. La tecnología ha sido
refinada para ser más eficiente, estandarizada y codificada; y la
evaluación, generalmente, ha sido vista como externa y separada
de la enseñanza y el aprendizaje.
Hoy en día, los debates acerca de la evaluación tienden a limi-
tarse a asuntos de tecnología y forma; es raro encontrar que estas
controversias se ocupen del papel que la evaluación juega en el
contexto de la sociedad más amplia. Las actuales prácticas de eva-
luación son debatidas, por ejemplo, con respecto al impacto que
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un elemento de control a distintos niveles: de los profesores
sobre los alumnos, del centro educativo sobre los profesores y
alumnos, y de los administradores y diseñadores del currículo so-
bre el sistema. Algunos autores refieren que en realidad se trata
de la construcción de un currículum “a prueba de profesores”, el
cual debe ir acompañado del diseño y aplicación de evaluaciones
capaces de controlar e imponer esa verticalidad, cuestión que en
algunos países se resolvió mediante la elaboración de tests cada
vez más sofisticados (Fernández 1994).
Este tipo de evaluación tiene como punto de mira al alumno,
y son las calificaciones el índice para medir el éxito o fracaso, no
sólo de éste, sino que, incluso, de profesores, escuelas y el siste-
ma educativo en general, los cuales se valoran ya sea directa o
indirectamente por medio de ese parámetro, entendido como las
puntuaciones obtenidas en los exámenes por parte de los alum-
nos. Esto es precisamente lo que está ocurriendo en México con
los resultados de las pruebas masivas (PLANEA, EXCALE, EGEL,
EXANI, PISA…) que se aplican en los distintos niveles del sis-
tema educativo: el éxito o fracaso de los individuos o de las ins-
tituciones educativas se determina a partir de las puntuaciones
obtenidas por los alumnos en dichas pruebas.
En esta perspectiva, se impone desde fuera de la comunidad
escolar cómo y qué contenidos culturales seleccionar, cómo pre-
sentarlos y, por supuesto, cómo evaluarlos. Así pues, aunque los
profesores elaboren las pruebas con las que evalúan a sus alum-
nos, no pueden considerarse propias, originales o contextualiza-
das, toda vez que están marcadas por normas externas y, sobre
todo, por la dominación hegemónica de la ideología educativa
subyacente.
La mayoría de las veces no son necesarias imposiciones ex-
ternas para que la evaluación continúe siendo un control externo.
Incluso, ese mismo paradigma tecnicista puede darse en moda-
lidades de evaluación más participativas, como es el caso de la
autoevaluación (ya sea de los alumnos, los profesores o los cen-
tros escolares). La aceptación incuestionable de los objetivos y
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cabo por personas distintas a los profesores que imparten la en-
señanza a los alumnos. Desde esta óptica, para que la evaluación
goce de autoridad y legitimidad ha de adoptar la forma de medida
(Grundy 1991), con lo que se pierde la oportunidad de hacer del
momento de la evaluación una experiencia de aprendizaje, que
resulte formadora para los educandos. Desafortunadamente, esta
concepción aún permanece muy arraigada entre el profesorado.
Según House (1981), la perspectiva técnica (o tecnológica) asu-
me que la enseñanza y la innovación son tecnologías con un desa-
rrollo predecible, susceptibles de ser trasladadas de una situación
a otra. El énfasis de esta perspectiva está en la propia innovación;
en sus características y en las partes que la componen, y en el
tratamiento tecnológico del asunto. La premisa que subyace bajo
esta perspectiva técnica es que todo el mundo comparte el interés
por implementar las innovaciones, y que los fines de las mismas
están fuera de toda cuestión y firmemente asentados. Lo único
que falta decir es cuál es la mejor manera de llevarlos a cabo.
En el marco de la reforma de la evaluación internacional, la
perspectiva técnica se centra en los aspectos relacionados con la
organización, la estructura, la estrategia y la habilidad para desa-
rrollar nuevas técnicas de valoración. Según este planteamiento,
la evaluación alternativa (denominada así porque surge como una
opción frente a la evaluación dominante –entendida como medi-
ción y basada en los tests–) es una tecnología compleja que requie-
re unos conocimientos elaborados, por ejemplo, de cara a diseñar
parámetros válidos y fiables para medir el trabajo que se realiza en
el aula. La tarea consiste en crear procedimientos plausibles que
sean significativos y ecuánimes, y que ayuden a los profesores a
obtener la capacitación necesaria para integrar las nuevas técni-
cas de valoración, así como la calificación del trabajo de clase, el
sistema de portafolios, la autoevaluación, las rúbricas, los diarios
en vídeo y las exposiciones, dentro de su práctica habitual. Autores
como Stiggins (1995) plantean el analfabetismo evaluador que pre-
domina en los centros escolares: sin una visión transparente sobre
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• Requieren tiempo
• Plantean dudas en cuanto a su validez y fiabilidad
• A veces son difíciles de separar del proceso de enseñanza y
aprendizaje
• A menudo no están bien descritos
• Con frecuencia suponen que los profesores poseen las des-
trezas necesarias para llevarlos a cabo
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nocimiento del campo de la medición de modo que se puedan
diseñar instrumentos válidos y confiables cada vez más sofisti-
cados. Desde esta perspectiva, se llama la atención sobre la di-
ficultad de diseñar y perfeccionar formas válidas para efectuar
las mediciones; sobre los obstáculos que afronta el docente a la
hora de adquirir nuevas habilidades y estrategias de valoración;
sobre la necesidad de armonizar las expectativas existentes en los
hogares y en la escuela, y entre los diferentes cursos académicos;
y sobre la cuestión del tiempo y los recursos necesarios para im-
plantar las nuevas prácticas evaluadoras como procedimientos
habituales en los centros escolares (Hargreaves et al. 2001).
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Desde esta perspectiva la evaluación se convierte en una parte inte-
grante del proceso educativo en su conjunto y no se queda en algo
separado. Fue Stenhouse (1994) quien argumentó en contra de la
separación entre el desarrollador (del currículum) y el evaluador, y
a favor de una investigación integrada del currículum. Si el interés
básico es para un fin práctico, la evaluación significará elaborar
juicios acerca de la medida en que el proceso y las prácticas de-
sarrollados a través de la experiencia de aprendizaje favorecen el
bien de los participantes. No son juicios que puedan efectuar por
completo quienes permanecen fuera de la situación de enseñan-
za, porque requieren el tipo de conocimiento personal al que sólo
pueden acceder los participantes en la situación de aprendizaje.
Los puntos de vista de terceros son útiles para la reflexión, pero, en
último término, el interés práctico exige que los participantes sean
los jueces de sus propias acciones (Grundy 1991).
Como lo correcto no puede determinarse por completo con
independencia de la situación, la acción práctica se caracteriza
por la elección y la deliberación. La acción práctica, centrada en
los procesos de elaborar decisiones adecuadas que promuevan el
bien permite mayor deliberación y, por tanto, una elección entre
más acciones, dado que según Aristóteles: deliberamos no sobre fi-
nes, sino sobre medios. La deliberación es, pues, un elemento esen-
cial de la acción práctica.
Así, la esencia de la noción griega de praxis (acción práctica)
consistía en que la acción debería adoptarse sobre la base de un en-
tendimiento pleno. Es más, se pensaba que el entendimiento sólo
se lograba mediante la deliberación y el debate, a través de los cua-
les se aclaraba el significado de una situación o acontecimiento.
La acción siempre supone un riesgo, porque el resultado o
las consecuencias nunca pueden conocerse por completo de
antemano. Siempre existe un elemento de riesgo ante efectos
no buscados de la acción. Esto resulta, de manera particular,
pertinente para la educación “porque los hechos escolares o de
la vida de la clase nunca dejarán de tener un carácter abierto e
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docente oriente su actuación en el aula desde una perspectiva
práctica de la evaluación.
House (1981) afirma que el proceso de innovación es en rea-
lidad una interpretación entre culturas, donde el cambio apor-
ta nuevas ideas a la historia cultural de una escuela. Desde esta
óptica, la reforma de la evaluación consistiría en una transfor-
mación de la cultura de las relaciones humanas implicadas en
los procesos de valoración. Por otro lado, los procedimientos de
evaluación alternativos no son acontecimientos que tengan lugar
al final del aprendizaje (al concluir la clase, la unidad, el semestre
o el año académico), sino que representan una parte integral del
aprendizaje. Su objetivo no es tanto agrupar por categorías a los
alumnos, o a las cantidades de conocimientos, como desarrollar
conceptos comunes para toda la comunidad acerca de cómo y
cuándo ocurre el aprendizaje. Tales procedimientos han de ser lo
suficientemente sensibles como para detectar las representacio-
nes mentales que los alumnos tienen de las ideas importantes.
Deben ser capaces de discernir la habilidad de los alumnos para
aplicar los conceptos adquiridos a la resolución de los problemas.
Este tipo de evaluación ha sido designada como auténtica (Valen-
cia 1993; Moreno 1999; 2004).
La evaluación genuina, en ese sentido, es polifacética, directa y
profunda y depende en gran medida de la valoración de los profe-
sores. Los alumnos llevan a cabo tareas reales bajo la supervisión
del docente que dirige el proceso y aprovecha las oportunidades de
retroalimentación que éste ofrece. Los criterios de evaluación no
están ocultos ni suponen un misterio. Se anima a los profesores a
enseñar para lograr esos fines, ya que las actividades de los alum-
nos incluyen situaciones reales que deben dominar para tener
éxito. Este enfoque implica un diálogo constante con y entre los
alumnos, requiere una evaluación continua, una autoevaluación
y la valoración mutua entre compañeros. Los aprendices contribu-
yen activamente a la consecución de sus propios objetivos.
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Evaluación del aprendizaje y para el aprendizaje. Reinventar la evaluación en el aula
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competitivos y complejos– fueron usados para seleccionar indi-
viduos moralmente aceptables y capaces de sostener altos cargos
públicos en una sociedad caracterizada por tener clases dirigen-
tes no heredadas. El propósito de estos exámenes era estricta-
mente selectivo y no tenía fines educativos.
Otro origen de las prácticas de evaluación actuales puede en-
contrarse en los exámenes que se realizaban en las universidades
europeas medievales, que contaban con uno de los primeros ti-
pos de escolarización formal. Estos exámenes variaban conside-
rablemente de una institución a otra; eran eventos públicos ora-
les, a menudo considerados como ceremonias. En aquella época,
era responsabilidad del maestro nominar a los alumnos para los
exámenes, pero solamente lo hacían cuando estaban listos y eran
capaces de tener éxito. Como resultado, “el fracaso de un candi-
dato era un evento extremadamente raro” (Wilbrink 1997, 35).
Como el acceso a la universidad estaba determinado por el esta-
tus social, los exámenes altamente selectivos eran innecesarios.
Más bien, los exámenes eran un reconocimiento público de que
los candidatos podían responder cuestiones y clases sobre libros
prescritos, con lo que se les otorgaba licencia para enseñar. Estos
exámenes entonces tuvieron un propósito didáctico, haciendo
obvia la unión entre enseñanza y evaluación.
Al mismo tiempo, las disputas –una forma de argumento don-
de los alumnos, usando la deducción, defendían públicamente
una tesis y establecían su validez– eran cotidianamente organi-
zadas en las universidades como parte de los requerimientos de
la ceremonia de graduación. La disputa también era empleada
en la enseñanza para conducir la discusión y para desarrollar un
método escolástico de pensamiento (Rudolph 1962). En la Edad
Media la disputa fue el único método para desarrollar nuevo
conocimiento y para analizar críticamente los recientes descu-
brimientos o las teorías traducidas. En algunos casos, la disputa
apareció para validar el conocimiento de los individuos, así como
para crear nuevo conocimiento dentro de un campo particular.
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Evaluación del aprendizaje y para el aprendizaje. Reinventar la evaluación en el aula
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camente excluidas de los exámenes. La necesidad de formas más
objetivas de evaluación fue urgente cuando los exámenes llega-
ron a ser cada vez más y más competitivos. Los exámenes compe-
titivos fueron usados, primero, como una forma de motivar a los
alumnos para aprender y, eventualmente, clasificarlos de acuer-
do a su mérito, para premiarlos y hacer honores a su aprendizaje.
Cuando el estatus familiar y la herencia empezaron a ser cues-
tionados como base para otorgar posiciones importantes, los exá-
menes se convirtieron en un factor determinante en la carrera y
el futuro del individuo. Con el surgimiento de la burguesía y el
capitalismo, el orden social estaba en flujo, y la evaluación del
logro sirvió como base para otorgar privilegios. Las decisiones se
tomaban con base en el mérito, antes que en el estatus social. En
este proceso, la evaluación pierde su función didáctica o educati-
va, y se convierte en un mecanismo por medio del cual la estruc-
tura social podía ser reorganizada a fin de crear la posibilidad de
movilidad social. Entonces, las prácticas de evaluación empiezan
a ser vistas y desarrolladas como una tecnología usada para pro-
pósitos sociales específicos de selección.
Coincidentemente (o no), el desarrollo y uso de la medición y
las pruebas psicológicas emergieron al final del siglo XIX, pro-
porcionando los medios por los que la tecnología de evaluación
podía ser formalizada y estandarizada para darle un atractivo de
objetividad, en un tiempo en que las apuestas eran altas por so-
meter a los individuos a tal evaluación. Guiados por una preocu-
pación por la eficiencia, antes que por una preocupación política,
estos desarrollos psicométricos de procedimientos de pruebas
estandarizadas fueron consistentes con las condiciones socio-
políticas de la época, cuando una economía de producción de ma-
sas reclamaba una educación de masas y la selección de los indi-
viduos más capaces para avanzar en el nuevo orden económico y
político (Cronbach 1975).
Esta breve revisión histórica refleja cómo las prácticas de
evaluación han sido una parte integral de las actividades inte-
115
Evaluación del aprendizaje y para el aprendizaje. Reinventar la evaluación en el aula
116
tribuya el poder dentro del aula; que los juicios evaluadores sean
actos de negociación explícita entre todos los implicados; y que
los procesos de valoración se muevan en diversas direcciones:
de alumno-alumno y alumno-profesor, así como entre padres y
profesores, y del educador al alumno. Esto constituye un cambio
fundamental en la política evaluativa tras décadas de ejercicio en
las que los profesores usaban su poder para juzgar y clasificar
a los alumnos según criterios y procesos que eran misteriosos,
secretos y a menudo arbitrarios.
Para la tradición crítica el currículum está situado en el centro
de la relación educativa y personifica los nexos entre saber, poder
e identidad. El currículum ocupa una posición estratégica en las
reformas educativas porque representa el espacio donde se con-
centran y desdoblan las luchas en torno a los diferentes significa-
dos sobre lo social y lo político (Tadeu Da Silva 1998).
La evaluación, como práctica socio-política, desconfía del statu
quo, responsabilizándolo de las desigualdades e injusticias socia-
les. En ese sentido, pretende ser transformadora de la realidad
y se enfoca en lo que el currículum hace y no en cómo hacer
el currículum. Se afirma que la escuela opera ideológicamente
por medio del currículum, actuando de manera diferenciadora
y generando desigualdades de clases. La escuela contribuye a re-
producir la sociedad capitalista, al transmitir, a través de las ma-
terias escolares, las creencias que nos hacen ver el orden social
existente como bueno y deseable.
Situados en el nivel del aula, el currículum establece los pape-
les de los profesores y alumnos, así como sus relaciones, redis-
tribuyendo las funciones de autoridad e iniciativa. El currículum
define lo que cuenta como conocimiento válido, la pedagogía de-
fine lo que cuenta como transmisión válida del conocimiento, y la
evaluación define lo que cuenta como realización válida de ese co-
nocimiento por parte de quien es enseñado (Tadeu Da Silva 1999).
En resumen, se plantea que el currículum desplaza ciertos pro-
cedimientos y conceptos epistemológicos (por ejemplo, enseñan-
117
Evaluación del aprendizaje y para el aprendizaje. Reinventar la evaluación en el aula
118
organismos internaciones (por ejemplo, la OCDE con la prueba
PISA), tiene como correlato el desplazamiento de las otras dos
perspectivas de la evaluación que resultan más afines con las ac-
tuales concepciones de la enseñanza y el aprendizaje desde un
enfoque del currículum de corte constructivista.
Si la evaluación como tecnología despoja al docente (y al
alumno) de poder, no hay cabida para la deliberación práctica ni
para el buen juicio del profesor como evaluador, quien a partir
de reconocer las circunstancias y las condiciones particulares en
que ocurre el aprendizaje, se encuentra en una mejor posición
para hacer una valoración más contextualizada, realista y justa
del mismo. Respecto a la tercera perspectiva, la evaluación como
práctica socio-política, la evaluación como tecnología deja de lado
el asunto del poder y la lucha entre grupos que defienden in-
tereses distintos; ésta se presenta como una práctica neutral y
aséptica, sustraída de la dimensión política, social y cultural, que
le es inherente.
Ésta parece ser una de las grandes paradojas de la evaluación
en educación: mientras que en las últimas tres décadas hemos
cambiado –al menos en teoría– radicalmente nuestra mirada
acerca de la enseñanza, el aprendizaje y la evaluación; en la prác-
tica pervive una evaluación entendida como sinónimo de medi-
ción, estandarizada, externa, sumativa y centrada en productos.
Y aunque en los países desarrollados esta tendencia está a la baja
y transitan hacia una desestandarizacion de la evaluación, en los
países periféricos parece que llevará más años dar un giro en
esta dirección. Al menos en México, la evaluación estandariza-
da se instaura como la “verdadera evaluación”, como aquella que
realmente cuenta para los reconocimientos, premios y estímulos;
la otra, la evaluación interna, formativa, diseñada por el profesor
en su aula, parece que seguirá a la sombra de la evaluación como
tecnología por más que en el discurso se destaquen sus bondades
para la mejora del aprendizaje de los alumnos y la enseñanza del
profesor.
119
Evaluación del aprendizaje y para el aprendizaje. Reinventar la evaluación en el aula
Por otro lado, es innegable que existe una estrecha conexión en-
tre motivación y evaluación. La evaluación para el aprendizaje
puede convertirse en una importante fuente de motivación para
aprender, pero para ello debe satisfacer una serie de condicio-
nes que, por supuesto, no siempre están dadas de antemano. Las
buenas evaluaciones, que usan adecuadamente la retroalimenta-
ción, pueden fomentar la confianza en el alumno y en su capa-
cidad para aprender, en tanto que experiencias negativas con la
evaluación pueden lesionar dicha confianza y dañar su autoesti-
ma. En el siguiente capítulo se analiza la relación entre evalua-
ción y motivación, así como sus implicaciones en el proceso de
aprendizaje, destacando la relevancia que tiene en dicho proceso
el papel de la retroalimentación.
120
CAPÍTULO 3. EL PAPEL DE LA MOTIVACIÓN
Y LA RETROALIMENTACIÓN EN LA EVALUACIÓN
E
l título de este capítulo refiere a un tema central que ha sido
desarrollado ampliamente por diversos autores del ámbi-
to de las ciencias de la educación. Algunos afirman que la
evaluación puede ser una fuente de motivación para aprender,
mientras que otros investigadores sostienen lo contrario o al me-
nos afirman que los resultados de la investigación no han demos-
trado dicha relación.
Nosotros compartimos la idea de que la evaluación bien em-
pleada puede ser una fuente de motivación para promover apren-
dizajes significativos en los educandos y que las malas prácticas
de evaluación pueden constituir un serio obstáculo que frene los
deseos de aprender cualquier tipo de contenido. Sin motivación
no puede haber aprendizaje, las emociones y disposiciones in-
ternas del sujeto están íntimamente unidas a la dimensión in-
telectual, de modo que si el individuo no se siente implicado en
el proceso y no experimenta la necesidad interna de aprender, es
poco probable que cualquier aprendizaje pueda ocurrir.
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Evaluación del aprendizaje y para el aprendizaje. Reinventar la evaluación en el aula
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El papel de la motivación y la retroalimentación en la evaluación
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Nuestro reto colectivo consiste en lograr que los alumnos que han
perdido la confianza en sí mismos como aprendices consigan re-
cuperarla, reavivando esa confianza. Con la psicologización que
ha sufrido la educación desde hace varias décadas, podría ser muy
tentador concebir la situación anterior como un problema de au-
to-concepto, es decir, como un asunto personal-emocional. En-
tonces este caso se plantearía en términos de “si sólo pudiéramos
elevar ese auto-concepto de los alumnos, esto los convertiría en
aprendices capaces”. Consideramos que enfocar el asunto de esta
forma es contraproducente, porque conduce el problema en la di-
rección equivocada. En realidad, se necesita ver el asunto primero
como un problema de evaluación en el aula. Si estos alumnos son
conducidos a creer en sí mismos, entonces primero deben expe-
rimentar alguna forma de creencia en el éxito académico como
reflejo de una evaluación en un aula real (Stiggins 1999).
Es decir, primero se consigue el éxito académico y después vie-
ne la confianza como una consecuencia natural de aquél. Con la
132
El papel de la motivación y la retroalimentación en la evaluación
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Evaluación del aprendizaje y para el aprendizaje. Reinventar la evaluación en el aula
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El papel de la motivación y la retroalimentación en la evaluación
Cualquier persona que realice una actividad exigente, por muy ex-
perimentada que sea, puede, de vez en cuando, obtener los bene-
ficios de una retroalimentación constructiva y bien orientada. En
distintos pasajes de esta obra hemos insistido en las bondades de
una retroalimentación efectiva, pues es bien sabido que una re-
troalimentación suministrada periódicamente puede ayudar a las
personas a hacer un balance de lo bien que están haciéndolo, y a
estudiar la manera en que, por ejemplo, su eficacia puede ser ma-
yor, su carga de trabajo se hace más manejable, o su satisfacción en
el trabajo aumenta. Pero cuando la actividad en cuestión no resul-
ta del todo familiar e implica un aprendizaje nuevo e importante,
como en el ámbito educativo, el papel de la retroalimentación es
particularmente poderoso. De hecho, según Hounsell (2007) en
la educación superior la retroalimentación bien elaborada puede
mejorar el aprendizaje de tres maneras importantes:
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4
En Los sistemas de respuesta personal los alumnos usan un dispositivo elec-
trónico que sostienen con la mano para indicar sus respuestas a preguntas de
opción fija.
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CAPÍTULO 4. EVALUACIÓN FORMATIVA
Y SUMATIVA: ALGUNOS DESAFÍOS
E
xisten diferentes clasificaciones de la evaluación según
distintos criterios empleados (funciones, momentos de
aplicación, quién evalúa...); una de las clasificaciones más
empleadas en la literatura alude a la distinción entre evaluación
formativa (o de proceso) y evaluación sumativa (o de producto),
que desde mediados de la década de los sesenta del siglo pasado
estableció Scriven (1967).5 Desde entonces, se han publicado va-
rios buenos textos en los que se aborda esta temática; nosotros
intentaremos, con el afán de contribuir a ampliar su compren-
sión, explorarla desde otros ángulos que han sido menos estudia-
dos por los investigadores educativos.
Desde hace tiempo se ha aceptado que la evaluación tiene dos
propósitos principales: 1) certificar el rendimiento, lo que permite
a los alumnos graduarse con un registro validado de su desempe-
ño en el programa educativo que han cursado. La certificación co-
múnmente es usada por los empleadores para emitir juicios sobre
la aceptación en un empleo, y por las instituciones educativas para
cursar estudios posteriores y, 2) facilitar el aprendizaje, mediante
5
Michael Scriven (1928- ) es considerado en todo el mundo como una autoridad en
el campo de la evaluación educativa.
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Evaluación formativa y sumativa: algunos desafíos
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Evaluación formativa y sumativa: algunos desafíos
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Evaluación formativa y sumativa: algunos desafíos
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Evaluación formativa y sumativa: algunos desafíos
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Evaluación formativa y sumativa: algunos desafíos
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Evaluación formativa y sumativa: algunos desafíos
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6
Aunque el conocimiento, desde luego, resulta vital pues si el profesorado no
posee un dominio teórico-metodológico de la evaluación es imposible que
pueda innovar.
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Evaluación formativa y sumativa: algunos desafíos
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Evaluación formativa y sumativa: algunos desafíos
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El interrogatorio
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Evaluación formativa y sumativa: algunos desafíos
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Evaluación formativa y sumativa: algunos desafíos
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Evaluación formativa y sumativa: algunos desafíos
Autoevaluación y coevaluación
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Evaluación formativa y sumativa: algunos desafíos
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CAPÍTULO 5. MÉTODOS Y TÉCNICAS
DE EVALUACIÓN CUALITATIVA
L
os métodos y técnicas de evaluación dependen del sentido y
la forma que se le dé a la evaluación. No obstante, se necesi-
tan estrategias, instrumentos y sugerencias prácticas sobre
las formas y situaciones en que se puede realizar la evaluación.
Este capítulo no pretende ser un pequeño manual de méto-
dos, técnicas, recursos e instrumentos de evaluación, sino –más
bien– ofrecer ciertas orientaciones metodológicas sobre técnicas
y estrategias, con algunos ejemplos representativos de lo que se
puede hacer. Algunas técnicas, procedentes del campo de la in-
vestigación educativa requieren demasiado tiempo para obtener
los datos, o complicados métodos de análisis, que no justifican
su uso en el medio escolar. Al proponer este conjunto de dis-
positivos de evaluación se está previendo, de modo realista, que
puedan ser utilizados en las condiciones habituales de enseñanza
en las escuelas, sin que representen una saturación de trabajo
que los haga irrealizables, y que no exijan unos conocimientos o
técnicas especiales.
Si el diseño de los instrumentos de evaluación exige del docen-
te un alto grado de complejidad o la preocupación se centra en los
requisitos de validez o fiabilidad en las técnicas, puede –a costa
de distraer de lo que importa– ser inútil para la cotidianidad de la
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Métodos y técnicas de evaluación cualitativa
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La observación
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Métodos y técnicas de evaluación cualitativa
• Planificación
• Definición clara y precisa de objetivos
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• Sistematización
• Delimitación de los datos que se recogerán
• Registro de datos en los instrumentos o soportes convenientes
• Triangulación de las observaciones realizadas
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Métodos y técnicas de evaluación cualitativa
Tipos de observación
La observación participante
La observación no participante
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La entrevista
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Métodos y técnicas de evaluación cualitativa
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Métodos y técnicas de evaluación cualitativa
Tipos de entrevista
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Encuesta
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Métodos y técnicas de evaluación cualitativa
209
Evaluación del aprendizaje y para el aprendizaje. Reinventar la evaluación en el aula
a) Al alumnado de un grupo:
• Para obtener información sobre los objetivos y conteni-
dos alcanzados tras el trabajo desarrollado en una o va-
rias unidades didácticas.
• Para solicitar información acerca de diferentes elementos
de la programación (objetivos y contenidos, metodología,
actividades, recursos, nivel de aprendizaje, etcétera).
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Métodos y técnicas de evaluación cualitativa
Evaluación alternativa
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Métodos y técnicas de evaluación cualitativa
Los portafolios
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Las exposiciones
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Métodos y técnicas de evaluación cualitativa
Instrumentos de evaluación
Los exámenes
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Métodos y técnicas de evaluación cualitativa
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Métodos y técnicas de evaluación cualitativa
El anecdotario
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Fecha de la observación:………………………….
Nombre del alumno/a:………………………………………………………
Hecho observado:……………………………………………………………..
………………………………………………………………………………………..
………………………………………………………………………………………..
………………………………………………………………………………………..
El profesor/a:
Lista de control
220
Métodos y técnicas de evaluación cualitativa
a) Que alguna fila se quede sin llenar, lo que significará que ese
objetivo no está siendo considerado en el programa del pro-
fesor y, por lo tanto, requiere ser incorporado urgentemente.
b) Que en una columna no existan anotaciones, lo que llevará
a la conclusión de que ese alumno no está alcanzando los
objetivos previstos (en su totalidad o parcialmente).
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Escala de valoración
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Métodos y técnicas de evaluación cualitativa
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Métodos y técnicas de evaluación cualitativa
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Cuestionario
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Métodos y técnicas de evaluación cualitativa
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Métodos y técnicas de evaluación cualitativa
Sociograma y psicograma
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230
Métodos y técnicas de evaluación cualitativa
30 de marzo
“Hoy estoy preocupada por haber reñido con mi hermano, y por el casti-
go que nos ha puesto mi padre. Por eso he estado distraída en la lectura y
en los ejercicios de comunicación que se han hecho en clase. En el recreo,
además, no he tenido ganas de juntarme con las amigas.
Lo que menos he entendido del inglés en el ejercicio de la traducción de
hoy ha sido… Debo preguntar mañana a la profesora como se conjuga…”
(Isabel; 11 años).
231
Evaluación del aprendizaje y para el aprendizaje. Reinventar la evaluación en el aula
Grabación
232
Métodos y técnicas de evaluación cualitativa
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Evaluación del aprendizaje y para el aprendizaje. Reinventar la evaluación en el aula
Inconvenientes de la grabación
• Hay que contar con la aprobación por parte de todas las per-
sonas implicadas en la grabación y su conocimiento de la
finalidad de la grabación, de lo contrario presentaría graves
problemas éticos.
• Aunque la grabación parece garantizar la objetividad por el
reflejo fiel de los hechos, hay que considerar que quien encua-
dra la cámara y determina el objetivo a grabar selecciona cier-
tos eventos y deja fuera otros, con lo que se puede ocultar as-
pectos importantes de la actuación del grupo y, por lo tanto,
estar ofreciendo datos parciales.
• Algunas personas pueden inhibirse al saber que se está gra-
bando una determinada actividad.
Las rúbricas
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Métodos y técnicas de evaluación cualitativa
Tipos de rúbricas
Rúbricas analíticas
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Rúbricas holísticas
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Métodos y técnicas de evaluación cualitativa
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Evaluación del aprendizaje y para el aprendizaje. Reinventar la evaluación en el aula
238
CAPÍTULO 6. DE LA EVALUACIÓN
CONVENCIONAL A LA EVALUACIÓN
DE COMPETENCIAS
E
n este capítulo se desarrolla un tema de actualidad en el
contexto internacional: la formación de competencias en
educación y su evaluación. En un primer momento se abor-
dan algunas consideraciones teóricas respecto a la educación por
competencias en el ámbito de la escuela, para después ofrecer
algunas orientaciones respecto a las condiciones que deben con-
siderarse cuando se pretende implementar una propuesta de eva-
luación de las competencias.
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De la evaluación convencional a la evaluación de competencias
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De la evaluación convencional a la evaluación de competencias
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De la evaluación convencional a la evaluación de competencias
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De la evaluación convencional a la evaluación de competencias
Contextualizando
247
Evaluación del aprendizaje y para el aprendizaje. Reinventar la evaluación en el aula
juzgar por la poca claridad que existe respecto a cómo evaluar las
distintas competencias que se pretende que los alumnos adquie-
ran y que se establecen en el perfil de egreso. Confusión que está
dada, en buena medida, por la complejidad y falta de consenso
del propio concepto de competencia y los componentes que la
integran (Boon y Van der Klink 2002; Westera 2001).
La evaluación es uno de los elementos clave del proceso formati-
vo por las consecuencias e implicaciones que tiene para el docen-
te, el alumno, el sistema educativo y la sociedad. Precisamente en
este apartado vamos a abordar el tema de la evaluación del apren-
dizaje en un currículum basado en competencias, con la finalidad
de poder ofrecer algunos principios orientadores que permitan al
profesorado mejorar sus concepciones y prácticas de evaluación.
Pero antes de adentrarnos en el tema, continuaremos aportando
algunas otras referencias teóricas del enfoque de competencias en
educación.
Evaluación de competencias
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De la evaluación convencional a la evaluación de competencias
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Evaluación del aprendizaje y para el aprendizaje. Reinventar la evaluación en el aula
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De la evaluación convencional a la evaluación de competencias
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Evaluación del aprendizaje y para el aprendizaje. Reinventar la evaluación en el aula
Métodos e instrumentos
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De la evaluación convencional a la evaluación de competencias
253
254
Insuficiente Suficiente Buena Excelente
Organización Idéntica a la del Parecida a la del Diferente a la del profesor, Personal y debidamente
profesor profesor, aunque aunque no quedan claros justificada.
con algunos as- los motivos de su elección
pectos personales
no justificados
Ampliación No se amplía la Se amplía sólo Ampliación adecuada, Ampliación adecuada, per-
información. con algunas lec- aunque no se explica la re- tinente y convenientemen-
turas lación con la información te justificada.
disponible ni los motivos
de la búsqueda
Reflexión No se aportan re- Se plantean algu- Se plantean dudas y/o se Se plantean dudas y/o se
flexiones perso- nas dudas conecta con conocimien- conecta con conocimientos
nales tos previos previos y experiencias per-
sonales de forma reflexiva.
Figura 6. Criterios para la evaluación de las notas y apuntes
(Tomado de Castelló, Monereo y Gómez 2009, 41)
Evaluación del aprendizaje y para el aprendizaje. Reinventar la evaluación en el aula
De la evaluación convencional a la evaluación de competencias
255
Evaluación del aprendizaje y para el aprendizaje. Reinventar la evaluación en el aula
Resolución de problemas
256
De la evaluación convencional a la evaluación de competencias
Este tema cobija todas aquellas actividades que tienen como pro-
pósito el uso de la escritura como herramienta de aprendizaje.
Estas actividades se concretan de múltiples y variadas formas,
pero lo importante es que todas ellas admiten que la escritura sea
empleada como una herramienta de aprendizaje y de evaluación
(Castelló, Monereo y Gómez 2009, 44).
Una situación que permite ejemplificar su empleo refiere a
aquellas situaciones en las que al iniciar el tratamiento de un
tema nuevo en clase, el docente solicita a los alumnos que es-
criban algo sobre ello, o bien, que intenten responder a algunas
preguntas que representan el objeto de estudio. Después, en
equipos pequeños o grandes, según sea el tamaño de la clase, se
discuten y contrastan estos textos iniciales y se completa la infor-
mación necesaria con documentación complementaria o con las
explicaciones del profesor.
Estos textos iniciales también pueden ser evaluados por el
profesor y por los compañeros –evaluación inicial– y ofrecer en
cada caso orientaciones para su mejora y posterior reelaboración.
Una vez concluido el acto de enseñanza, los alumnos (en forma
individual o en pequeños equipos) modifican los textos iniciales
justificando los cambios propuestos, argumentando el motivo y
la necesidad de los mismos. Esta última versión del texto nue-
vamente es evaluada, tanto por parte de los autores (autoevalua-
ción) como por parte de los compañeros (coevaluación) y del pro-
fesor (heteroevaluación).
257
Evaluación del aprendizaje y para el aprendizaje. Reinventar la evaluación en el aula
Simulaciones
258
Valoración de los textos argumentativos filosóficos
Nombre equipo: Título del texto: Fecha:
259
De la evaluación convencional a la evaluación de competencias
260
Valoracion global y sugerencias de mejora
Equipo revisor Profesor
Puntuación total
* nqc: No queda claro.
Figura 7. Pautas de auto y coevaluación de textos
(Tomado de Castelló, Monereo y Gómez 2009)
De la evaluación convencional a la evaluación de competencias
Proyectos
261
Evaluación del aprendizaje y para el aprendizaje. Reinventar la evaluación en el aula
Aprendizaje cooperativo
262
De la evaluación convencional a la evaluación de competencias
263
Evaluación del aprendizaje y para el aprendizaje. Reinventar la evaluación en el aula
264
De la evaluación convencional a la evaluación de competencias
Casos
265
Evaluación del aprendizaje y para el aprendizaje. Reinventar la evaluación en el aula
Incidentes críticos
266
De la evaluación convencional a la evaluación de competencias
267
Evaluación del aprendizaje y para el aprendizaje. Reinventar la evaluación en el aula
268
De la evaluación convencional a la evaluación de competencias
5. Resultados
¿Cuáles fueron los resultados de este incidente para los distintos par-
ticipantes?
¿Hay formas en las que este incidente ha producido (o podría conducir a)
cambios en tu forma pensar, sentir o actuar en determinadas situaciones?
¿Cuáles son tus pensamientos y sentimientos ahora acerca de este
incidente?
269
Evaluación del aprendizaje y para el aprendizaje. Reinventar la evaluación en el aula
270
CAPÍTULO 7. CONSIDERACIONES
ÉTICAS EN LA EVALUACIÓN7
E
n este capítulo se abordan algunas consideraciones éticas
respecto a las prácticas de evaluación educativa. Se analiza
el papel de la ética en la conducta profesional evaluadora,
así como algunos dilemas y controversias éticas que afrontan los
evaluadores. Se recuperan aportes teóricos de especialistas del
campo de la investigación y evaluación cualitativas, los cuales
brindan un conjunto de orientaciones que se deben atender en el
proceso de evaluación para asegurar que éste se conduce en todo
momento bajo principios éticos.
Empezaremos por afirmar que las prácticas evaluadoras, como
prácticas sociales y educativas que son, tienen importantes impli-
caciones éticas en la vida de los individuos, de ahí que el docente
debe ser consciente de cómo mediante la evaluación puede estar
ejerciendo el poder, del desequilibro de fuerzas que existe entre el
evaluador y los evaluados, de cómo cuando evalúa el aprendizaje
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REFLEXIONES FINALES
E
n un mundo saturado de información, la escuela no puede
ser simplemente otra fuente de información fragmentada
y descontextualizada: las personas necesitan marcos inte-
lectuales y emocionales que les permitan dar sentido a la infor-
mación. Las escuelas deben conectar con los intereses, las expec-
tativas y el deseo de aprender de los educandos para permitirles
transitar de la superficialidad de la información a la profundidad
del conocimiento personal y social.
Esta nueva realidad ha impactado profundamente tanto las
estructuras como las funciones de los sistemas educativos en
todo el mundo, de allí que la formación de las personas requiere
concebirse a partir de nuevos referentes. Se trata de un cambio
profundo no sólo de reformas superficiales. Los cambios en el
quehacer educativo han de ser de tal calado que conviene hablar
de cambiar la mirada, de reinventar la escuela como acertadamen-
te afirma Pérez Gómez (2007). Las reformas parciales sin sentido
global ya no son suficientes.
En esta obra hemos desarrollado un tema que resulta de suma
importancia para la escuela contemporánea, la evaluación del
aprendizaje y para el aprendizaje, y lo hemos hecho procurando
aportar algunos elementos novedosos y poniendo énfasis en cier-
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Reinventar la evaluación en el aula,
se terminó de imprimir en mayo de 2016
en los talleres de AGYS AIEVIN, S. C.
Calle Retorno de Amores No. 14-102, Col. del Valle,
Del. Benito Juárez, CP 03100, Ciudad de México
150 ejemplares