DROGADICCIÓN
DROGADICCIÓN
DROGADICCIÓN
Los términos drogodependencia, drogadicción y farmacodependencia hacen
referencia a la adicción generada por la exposición repetida a una droga, ya sea
un fármaco o una sustancia psicoactiva legal o ilegal. En su más reciente glosario,
la OMS define la dependencia del alcohol y de otras sustancias como «una
necesidad de consumir dosis repetidas de la sustancia para encontrarse bien o
para no sentirse mal».1 Sus características son: un deseo invencible o una
necesidad de consumir droga y de procurarla por todos los medios, una tendencia
a aumentar las dosis y una dependencia de origen psíquico y a veces físico a
consecuencia de los efectos de la droga.
Criterios diagnósticos
Causas de la adicción
Una opción de ayuda son los Centros de Rehabilitación. Una persona puede ser
adicta ya sea, física emocional o fisiológicamente, dependiendo del tipo de
sustancia usada. Este tipo de dependencias lo conducen a conseguir por cualquier
medio la droga afectando directamente su lugar en la sociedad y en el entorno
familiar.
Así como cada centro es diferente también lo son las personas que ayudan a la
recuperación particular de cada enfermo; en el caso de los centros AA
(Alcohólicos Anónimos) las mismas personas que han encontrado la rehabilitación
en este centro son las que ayudan a los nuevos ingresos a llevar a cabo su
recuperación a través de compartir las experiencias que les ha dejado el llevar una
vida apegada a las drogas. Cabe mencionar que en estos centros no se cobra por
los servicios ya sea que se interne al paciente o solo asista a reuniones.
2 Centros de día: Los pacientes son divididos en grupos teniendo que ir al centro
en la semana. Allí reciben un apoyo terapéutico, realizando diferentes actividades,
desde talleres hasta charlas.
3 Grupos de autoayuda: Son los casos que no pueden o no quieren ingresar en
los otros grupos. Van pocas veces por semana y generalmente son dirigidos por
operadores que fueron adictos, bajo el control de los especialistas del centro.
Efectos
Para muchas personas consumir drogas es una salida fácil pues en ella
encuentran un falso refugio que los aparta de la realidad (mens sana in corpore
sano) y sin darse cuenta van cayendo en un abismo que muchas ocasiones tiene
fatales consecuencias.
De acuerdo con los efectos que producen las drogas se clasifican en[editar]
Por distintos motivos, el deporte puede ser una gran herramienta para luchar
contra el consumo de drogas:
Los momentos de ocio son en los que hay más consumo de drogas. Colocándose
en este mismo tiempo el deporte 'robaría' así horas al ocio del individuo
distrayéndole.
El deporte, en cuanto actividad física intensa, facilita la producción de endorfinas,
neuroproteínas que donan al cuerpo y al cerebro una sensación de bienestar,
compensando la tristeza debida a la falta de consumo de sustancias
estupefacientes.
Los motivos son muchos, por eso el deporte es una de las herramientas más
poderosas para facilitar la vida a quien ha dejado y a quien quiere dejar las
drogas.
Otra de las ideas que hay que demostrar a los niños, además del riesgo de la
adicción, es que el consumo arbitrario de droga (por ejemplo, medicamentos) les
predispone a enfrentar consecuencias inesperadas y graves sobre salud,
educación, economía, legalidad y demás aspectos psicosociales de su vida.
Una de las soluciones para esto sería captar qué vínculos producen los problemas
sociales o familiares que perturban al alumno afectado.
Entre estas personas que destacan tres inferencias que inducen a su consumo:
Teniendo estos datos se concreta la raíz de una guía básica que servirá para la
prevención.
Centros de Día.
Comunidades Terapéuticas.
Vivienda de Reinserción.
Estas dos últimas se dan para aquellas personas que no tienen un medio
sociofamiliar adecuado para la desintoxicación.
Antecedentes
Es vital resaltar la relativa facilidad con la cual estos alumnos pueden hacerse
pasar como afectados por esta condición psiquiátrica. El problema radica en el
hecho de que los supuestos afectados son diagnosticados sobre la base de
exámenes a nivel psicológico, permitiendo así que, conociendo los criterios y
mecanismos de evaluación, los resultados pueden ser alterados, generando así
una errónea interpretación de síntomas y por consiguiente del diagnóstico.
Debemos tener presente que este no es el único medio a través del cual los
alumnos obtienen estos fármacos, muchos de ellos los toman de gente cercana
que ha sido diagnosticada y la posee de forma lícita. Lo establecido anteriormente
aunado al tránsito de recetas médicas apócrifas, hacen de la situación un
problema de salud y del sistema médico administrativo.
Hasta el 2011 los tratados de fiscalización de drogas han tenido éxito, pero
afrontan diversas dificultades, según la Junta Internacional de Fiscalización de
Estupefacientes (JIFE). La JIFE reveló, por medio de estudios internacionales,
que:
el 25 por ciento de los jóvenes entre los 12 y los 17 años, en la mayoría de países
desarrollados, habían probado medicamentos formulados al menos una vez en su
vida y no precisamente con propósitos terapéuticos: solo querían divertirse;
en varios países de Europa (Francia, Italia, Lituania y Polonia), del 10 % al 18 %
de los estudiantes consumen sedantes o tranquilizantes sin receta;
Otro aspecto alarmante es que en las universidades hoy en día los jóvenes, con el
fin de rendir mejor y poder cumplir con sus obligaciones estudiantiles consumen
medicamentos de prescripción necesaria, lo cual resulta cierto según las
estadísticas y estudios realizados sobre las ventas del Ritalin, cuyas ventas
aumentan más del 50 % durante periodos de clases y decaen en vacaciones.
Acciones internacionales
Más del 95 % de los Estados Miembros de las Naciones Unidas –lo que equivale
al 99 % de la población mundial– son parte en los tres tratados (la Convención
Única de 1961 sobre Estupefacientes, el Convenio sobre Sustancias Sicotrópicas
de 1971 y la Convención de las Naciones Unidas contra el Tráfico Ilícito de
Estupefacientes y Sustancias Sicotrópicas de 1988), hecho que los convierte en
tres de los instrumentos internacionales de más amplia aceptación. En el 2007 no
se registró ningún caso de desviación del mercado lícito al ilícito.
Las universidades no han mostrado oídos sordos ante esta alarmarte situación
que afecta a los estudiantes, ya que se ha comprobado que el consumo
desordenado de Adderall puede causar muerte repentina. Una medida que se ha
puesto en marcha recurre al llamado de las instituciones educativas a que
instruyan a sus estudiantes técnicas para manejar su tiempo de manera
adecuada, organizada y efectiva para así sacar el mayor provecho de los cursos
sin llegar al extremo del consumo de medicamentos controlados, lo cual es
considerado como innecesario y peligroso.