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1 Corintios 13

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CAPÍTULO 12

Un Estudio de 1 Corintios 13
Antes de comenzar una discusión de 1 Corintios 13, permítame explicarles la palabra “amor”
que aparece en la Versión Reina-Valera como una traducción de la palabra griega agapē. Hay
dos palabras griegas en la Biblia para el verbo “amar”:

1. phileō – amar con amor natural o humano.


2. agapaō – amar con agapē, amor divino o de Dios.

Cualquier pecador no salvo puede amar phileō con amor natural o humano, pero con agapē. El
amor agapē es posible solamente para los creyentes. El amor de Dios, agapē entra en el hombre
renacido en el momento en que nace de nuevo. Si la mente es renovada, y “andando en luz
como él es luz”, entonces esta nueva clase de amor será manifestada en el mundo. El
decimotercer capítulo de 1 Corintios se refiere solamente al amor agapē llamado amor en la
Versión Reina-Valera, el cual es el amor de Dios en la mente renovada del creyente en
manifestación. Es el amor “activo” de Dios. Desde el punto de vista de Dios, agapē es un don
al hombre, y como tal es espiritual. El “amor de Dios” en el hombre interior es proveniente de
Dios en el momento del nuevo nacimiento, y debe ser distinguido claramente de (y no
confundido con) el amor de Dios en la mente renovada en manifestación. Esta confusión ha
causado un sinfín de conflictos inútiles.

Todo lo que recibimos de parte de Dios es por gracia. Cualquier cosa que el hombre hace, o
puede hacer, es obra y no gracia. Cuando agapē es manifestado, debe ser por medio de la mente
renovada, lo cual toma un esfuerzo intencional. Por lo tanto, ya que la totalidad de este capítulo
trata sobre lo que el hombre hace, lo cual es obras, la palabra agapē debe ser entendida como
“el amor de Dios en la mente renovada en manifestación”. (Vean Romanos 12:2; 13:14; Efesios
4:23; Filipenses 2:5; Colosenses 3:5-17.)

1 Corintios 13:1:
Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor [el amor de Dios en la mente
renovada en manifestación], vengo a ser como metal que resuena, o címbalo que retiñe.

Todas las nueve manifestaciones del espíritu santo, al igual que todos los dones de ministerios,
operan eficaz y correctamente para el provecho del creyente individual solamente según son
operados con el amor de Dios en la mente renovada en manifestación. Este versículo no dice
que el hablar en lenguas mismo, operado fuera del amor, se hace nada. Dice: “Vengo a ser [la
persona viene a ser] como metal que resuena, o címbalo que retiñe”. Sin renovar su mente con
el amor de Dios, la manifestación no le da a él provecho alguno porque es el amor lo que hace
que la manifestación valga la pena para el que la pone en práctica. Un hombre fuera del amor,
aunque hable lenguas humanas y angélicas, él, no la manifestación, viene a ser como metal que
resuena o címbalo que retiñe porque él deja de manifestar el amor de Dios en su mente
renovada. Siempre es la voluntad de Dios que la persona que esté ministrando derive provecho
así como aquellos a quienes se está ministrando deben derivar provecho también.

Una persona hablando en una lengua siempre estará hablando una lengua humana o angélica.
Si habla una lengua humana, es un idioma conocido en algún lugar en la tierra; si habla una
lengua angélica, no puede ser un idioma conocido en ningún lugar en la tierra.

Versículo 2:
Y si tuviese profecía, y entendiese todos los misterios y toda ciencia, y si tuviese toda la fe
[creencia], de tal manera que trasladase los montes, y no tengo amor [el amor de Dios en
la mente renovada en manifestación], nada soy.

No es la manifestación de profecía, ni el entendimiento de misterios y ciencias (conocimiento),


ni la creencia, lo que se hace nada; es el individuo operando las manifestaciones sin el amor de
Dios en la mente renovada quien se hace nada. “…Nada soy”. Esto se aplica a todas las nueve
manifestaciones del espíritu santo al igual que a los dones de ministerios. El don no es afectado
por el hombre; el don es perfecto porque Dios lo dio. Pero el hombre no deriva provecho o
beneficio para sí mismo a menos que opere en amor.

Versículos 3-8
Y si repartiese todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregase mi cuerpo
para ser quemado, y no tengo amor [el amor de Dios en la mente renovada en manifestación],
de nada me sirve.

El amor [el amor de Dios en la mente renovada en manifestación] es sufrido, es benigno; el


amor [el amor de Dios en la mente renovada en manifestación] no tiene envidia, el amor [el
amor de Dios en la mente renovada en manifestación] no es jactancioso, no se envanece;

no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no

se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad.

Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.

El amor [el amor de Dios en la mente renovada en manifestación] nunca deja de ser;
pero las profecías se acabarán, y cesarán las lenguas, y la ciencia acabará.

Este último versículo no dice que las profecías y las lenguas cesaron con los días de los
apóstoles al igual que no dice que la ciencia (conocimiento) cesó. Este octavo versículo expresa
claramente que el amor de Dios en la mente renovada en manifestación nunca deja de ser.

Toda persona sensata sabe que hay ciencia en el mundo hoy día. No se ha acabado. Si la ciencia
no se ha acabado, entonces las manifestaciones de lenguas y profecía tampoco han cesado. Si
las lenguas han cesado, como algunos afirman, entonces la ciencia también se ha acabado.
Háganme el favor de decirme: ¿cómo podría saber una persona que las lenguas han cesado si
la ciencia (conocimiento) se ha acabado? ¡Qué ridículo!

Versículo 9:
Porque en parte conocemos, y en parte profetizamos.

Es absolutamente imposible, aun con la operación de las manifestaciones del espíritu santo y
los dones de ministerios, que una persona o grupo de personas lo profeticen todo. Lo que
profetizamos siempre es específico, orientado a la necesidad de los creyentes en ese momento
particular de tiempo y lugar. La necesidad del mañana puede ser diferente y la palabra
proveniente de Dios o en nombre de Dios entonces también cambiará para encajar con la
necesidad variada.

El versículo 10 es una conclusión sistemática y lógica del versículo 8.

Versículo 10:
mas cuando venga lo perfecto, entonces lo que es en parte se acabará.

Algunos dicen que “mas cuando venga lo perfecto” quiere decir cuando la Biblia fue dada
como la Palabra de Dios. Pero en contexto habla sobre verle “cara a cara”, lo cual solamente
puede ser cuando el amante perfecto, quien es Cristo, haya vuelto. Hasta ese momento las
manifestaciones del espíritu santo y los dones de ministerios serán todos operados por
creyentes. Darán provecho al individuo que los usa con su mente renovada y manifestando el
amor de Dios, y traerán gran bondad y poder a los creyentes en la Iglesia. Pero, cuando
Jesucristo haya venido de nuevo, entonces lo que hemos estado haciendo en parte - a saber, el
manifestar del espíritu santo, pneuma hagion, en nosotros para el perfeccionamiento y el
avance de la Iglesia - entonces, y no antes, se acabará; y con razón así, porque cuando Jesucristo
venga de nuevo, no necesitaremos las manifestaciones. Le tendremos y seremos como él.

Versículos 11,13:
Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, juzgaba como niño; mas
cuando ya fui hombre, dejé lo que era de niño.

Ahora vemos por espejo, oscuramente [Continuaremos viendo por espejo oscuramente hasta
que Cristo venga de nuevo]; mas entonces veremos cara a cara. Ahora conozco en parte;
pero entonces conoceré como fui conocido.

Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor [el amor de Dios en la mente renovada en
manifestación], estos tres; pero el mayor de ellos es el amor [el amor de Dios en la mente
renovada en manifestación en el cristiano individual y, por tanto, en la Iglesia].

Ahora somos como niños. Necesitamos “juguetes” y las manifestaciones del espíritu son como
juguetes espirituales para niños espirituales. Pero cuando él venga, “lo que era de niño” ya no
se necesitará, porque le veremos cara a cara y seremos como él. Pero hasta su regreso, todas
las nueve manifestaciones del espíritu y todos los cinco dones de ministerios estarán en
operación entre creyentes.

Este decimotercer capítulo enseña cómo las manifestaciones (1Corintios 12:7-10) y los dones
de ministerios (Efesios 4:11) bendicen a los que los operan según ellos los usan. La mayor parte
de los creyentes han alabado este decimotercer capítulo de 1 Corintios, volviendo los ojos
dudosamente, si no con descrédito, sobre los capítulos anterior y siguiente. Esto nunca se debe
hacer si creemos que la Palabra de Dios es la Voluntad de Dios. Este capítulo está intercalado
entre los capítulos doce y catorce y nunca puede ser sacado fuera de su contexto, su orden y
secuencia, si vamos a interpretarlo con propiedad y “dividir correctamente” la Palabra de
Verdad al punto de tener la verdadera Palabra.

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