1dosier Lipina (2016)
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1dosier Lipina (2016)
E-ISSN: 1995-7785
propuesta@flacso.org.ar
Facultad Latinoamericana de Ciencias
Sociales
Argentina
Lipina, Sebastián J.
Introducción: Actualizaciones en neurociencia educacional
Propuesta Educativa, núm. 46, noviembre, 2016, pp. 6-13
Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales
Buenos Aires, Argentina
2016
Dossier
“Introducción.
Actualizaciones en neurociencia educacional”,
por Sebastián J. Lipina.
Propuesta Educativa Número 46 – Año 25 – Nov. 2016 – Vol2 – Págs. 6 a 13
Dossier
Neurociencias
y Educación
Introducción
Actualizaciones en neurociencia1 educacional
SEBASTIÁN J. LIPINA*
aplicadas en el aula. Los antecedentes históricos de estos esfuerzos pueden rastrearse hasta
mediados del siglo pasado, cuando Donald Hebb planteó las primeras hipótesis acerca de la
plasticidad y las posibilidades de cambio neural por intervenciones ambientales en modelos
experimentales con animales (Hebb, 1949). Entre los años 1960 y 1980, a lo anterior se agregó
el trabajo de diferentes grupos de investigación orientado a la integración de los modelos pro-
venientes de la psicología cognitiva a la educación. Luego, entre los años 1980 y 1990 ocurrió
algo similar con la neuropsicología, lo cual introdujo al debate el problema de utilizar modelos
clínicos para analizar procesos normativos de aprendizaje y de enseñanza. En una medida con-
siderable, las influencias de los abordajes clínicos que analizan trayectorias atípicas del desa-
rrollo (e.g., dislexia, discalculia) aún persisten en algunos esfuerzos por integrar las disciplinas
neurociencia y educación –lo cual puede acentuar más aún los riesgos que conllevan las pro-
puestas epistémicas que reducen los fenómenos de aprendizaje al nivel neural (ver adelante),
independientemente de la importancia de continuar con el diseño de estrategias específicas
para poblaciones con necesidades específicas de aprendizaje (e.g., Butterworth et al., 2011).
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por la Comisión de Educación de los Estados y la Fundación Dana (Education Commission of the
States & The Charles A. Dana Foundation, 1996), en el que 74 neurocientíficos, psicólogos cogni-
tivos, educadores e investigadores en educación y diseñadores de políticas fueron invitados a
explorar la posible relevancia de los desarrollos recientes de la neurociencia cognitiva y de la psi-
cología cognitiva para la educación. Como corolario de tal encuentro, los participantes generaron
un documento con diferentes recomendaciones comunicacionales y para el diseño de políticas
educativas en el futuro; en general basadas en propuestas para diseminar conocimientos sobre
el funcionamiento y el desarrollo cerebral, así como también sobre los factores que lo influencian
positiva y negativamente. El desarrollo de tales estrategias de comunicación social estaba orien-
tado a diseminar definiciones de constructos como aprendizaje, memoria, períodos críticos y niveles
de organización, entre otros términos, con el objetivo de alcanzar a los medios de comunicación,
al público en general y a los diseñadores de políticas educativas. Por otra parte, se propuso iden-
tificar áreas de acuerdo entre los neurocientíficos para sentar las bases de estudios colaborativos,
en base al criterio de replicación de estudios y no de resultados aislados2. También se discutió
sobre el desarrollo de incentivos y fuentes de financiación para el trabajo en colaboración en-
tre neurocientíficos y educadores, orientados a lograr la transferencia de los resultados de tales
investigaciones a la práctica educativa. Respecto al diseño de políticas, se propuso realizar un es-
tudio a nivel nacional -en Estados Unidos- para desarrollar recomendaciones basadas en el cono-
cimiento contemporáneo sobre cómo aprenden los niños; estimular el diseño, implementación y
evaluación de programas que pudieran identificar los determinantes del desarrollo cerebral (e.g.,
cuidado prenatal, nutrición, estilos de vida saludables de los padres); fomentar en las escuelas la
comprensión, investigación y diseminación de información sobre el desarrollo infantil; mejorar la
calidad de los centros de cuidado infantil; y crear estándares para la capacitación profesional de
los trabajadores a cargo del cuidado infantil. Más allá de la necesidad de revisar los marcos ideoló-
gicos y epistémicos que se encontraban en la base de tales propuestas de integración disciplinar,
es interesante verificar que dos décadas después de tal encuentro, muchos de los aspectos allí
mencionados siguen teniendo la misma vigencia. Como veremos más adelante, ello se asocia con
el desarrollo simultáneo durante la misma década de propuestas espurias sobre el uso del conoci-
miento neurocientífico en contextos educativos. 7
Los otros dos eventos que dieron forma al surgimiento contemporáneo de la NE es la publicación
de dos trabajos: Education and the Brain: A bridge too far (Bruer, 1997) y The Educational relevance
of research in cognitive neuroscience (Byrnes y Fox, 1998). En términos sintéticos, el primero de es-
tos trabajos3 abordó dos cuestiones centrales: la sobre-generalización de los hallazgos neurobio-
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en 2016); y (d) a partir de un encuentro realizado en el año 2007 en Santiago de Chile, del que
surgió la Declaración de Santiago6, se realizaron seis escuelas de NE7 en diferentes países de
América Latina con el apoyo de la Fundación McDonnell de Estados Unidos (Bruer, 2014).
Otro aspecto que también nutre esta tensión se verifica en algunas propuestas de articulación
de la neurociencia con la política pública en educación –tema al cual se refirió Bruer (2000) en su
libro El mito de los tres primeros años y al que también se refiere Terigi en su contribución a este
dossier. La reciente propuesta de articulación de la neurociencia con las agendas del Ministerio de
Educación de la Nación y de la Unidad de Coordinación para el Desarrollo del Capital Mental del
Ministerio de Coordinación y Gestión Pública del Gobierno de la Provincia de Buenos Aires –en
ambos casos de Argentina-, ha suscitado la reacción de diferentes actores sociales y comunidades
académicas. Un ejemplo de ello son dos artículos periodísticos de opinión en los que su autor aso-
cia tales eventos de articulación político-científica, al apoyo de posiciones ideológicas que contri-
buyen a generar inequidad y a abordajes epistemológicos que reducen fenómenos complejos al
8 nivel de análisis neural (Duarte, 2016a; 2016b). La noción de que la neurociencia y todos los neu-
rocientíficos se ubiquen en tales posiciones no sólo es errónea, sino que además pone en riesgo
los esfuerzos de muchos investigadores del área que trabajan desde otras perspectivas, que en
algunos casos podrían ser consideradas en las antípodas de las que se cuestionan (Lipina, 2016a).
La comunidad neurocientífica no representa un colectivo homogéneo en términos ideológicos
ni epistemológicos, por lo cual es necesario identificar las diferencias entre las propuestas de sus
DOSSIER / ENTREVISTA / ARTÍCULOS / RESEÑAS
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Uno de los factores asociados a tales tendencias de aplicación espuria, se relaciona con el
aumento progresivo de la oferta de productos que prometen mejoras cognitivas a distintos
grupos etarios, desde la infancia temprana hasta la tercera edad (e.g., Baby Einstein, Brain Gym,
CogMed, Lumosity). En varios casos, tales promesas han sido cuestionadas luego de la evalua-
ción de su impacto en diferentes estudios de investigación (e.g., Cook, 2013; Gibson et al., 2012;
Hulme et al., 2012); y en al menos uno de los casos, ello ha generado una demanda judicial con
penalización económica a la compañía que ofrecía uno de tales productos (e.g., Walters, 2016).
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dores firmaron otro consenso en el que acordaban con la necesidad de continuar investigando
a través de la implementación de estudios con diseños adecuados, pero en el que también
señalaban la existencia de evidencia sustancial sobre un rango amplio de impactos positivos de
diferentes programas de entrenamiento cognitivo. Ello implica que existe una gran diversidad
de propuestas y que no todas ellas deberían ser consideradas negativamente, sino en función
a la calidad de sus diseños y evaluaciones de impacto11. En definitiva, este tipo de intercam-
bios resultan de importancia para identificar las propuestas construidas con responsabilidad
y estándares adecuados de calidad, así como para contrarrestar el impacto de las propuestas
espurias que en definitiva ponen en riesgo la legitimidad de los esfuerzos de la investigación
interdisciplinaria con potencialidad de contribuir con la NE (Gathercole et al., 2012).
menos educativos y escolares (Howard-Jones, 2011). En tal sentido, las contribuciones a este
dossier de Castorina y Terigi analizan las cuestiones filosóficas y conceptuales que genera la NE
en términos de los errores categoriales que se producen al transferir las afirmaciones de una
disciplina a otra, así como los inconvenientes epistemológicos que implican los reduccionismos
y las propuestas aplicacionistas derivadas de ellos tanto a nivel de la investigación como del
diseño de políticas públicas.
Con respecto a los esfuerzos de integración disciplinaria que necesariamente implica la NE, una
tensión que puede encontrarse en los debates contemporáneos remite a la consideración de
la psicología cognitiva como puente entre las disciplinas neurociencia y educación. En su con-
tribución a este dossier, Bruer retoma esta cuestión a partir de la revisión de su propio artículo
publicado en el año 1997 y cómo este fue tomado por otros autores en las últimas dos décadas.
En su abordaje realiza algunas aclaraciones muy pertinentes para los debates sobre interdisci-
plinariedad: que en su propuesta original lo neurocientífico debía haber hecho referencia a la
evidencia aportada por la neurofisiología (y no a la neurociencia como disciplina general); y que
en consonancia con otros neurocientíficos (e.g., Gabrieli, 2016; Howard-Jones et al., 2016) tal rol
debería circunscribirse en la actualidad a la neurociencia cognitiva, que en base a la exploración
de modelos cognitivos podría establecer un eventual diálogo productivo con la educación.
Lo anterior también se asocia con la cuestión acerca del valor básico o aplicado del conocimien-
to construido y a construir en el contexto de la NE. En la actualidad, comienza a instalarse en
algunos representantes de la NE la noción de que sus esfuerzos aún no han generado propues-
tas concretas productivas a ser utilizadas en contextos educativos, y que en consecuencia aún
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se trata de una propuesta de investigación básica cuya producción conforma más una meta-
literatura que recurre a los estudios de la neurociencia cognitiva como ejemplos de un futuro
promisorio (Bruer, 2016; Howard-Jones et al., 2016). En tal sentido, la contribución de Ribeiro y
colegas a este dossier enfatiza la importancia de incluir los estudios sobre nutrición, sueño y
actividad física como cuestiones a ser abordadas en los estudios futuros de la NE; así como de
considerar la aplicación de modelos computacionales como herramientas de construcción de
conocimiento al abordar diferentes niveles de análisis –en consonancia con las propuestas de
otros investigadores del área que han comenzado a aplicarlas en el estudio de fenómenos del
desarrollo típico y atípico, así como también de aprendizaje (Mota et al., 2016; Thomas et al.,
2016).
Otra cuestión que también forma parte de los debates de la NE, se refiere a la formación de
docentes e investigadores en conceptos y metodologías propios de las disciplinas neurociencia
y educación. Las contribuciones de Castorina y Terigi a este dossier toman en cuenta esta cues-
tión en un sentido crítico necesario, a tono con los problemas mencionados sobre los marcos
epistémicos: las necesidades de formación y construcción de capacidades deberían adecuarse
a construcciones interdisciplinarias que cumplan con las exigencias propias de una perspectiva
relacional-sistémica, que reconozca el valor de analizar críticamente las diferentes unidades y
niveles de análisis involucrados en los fenómenos complejos de aprendizaje y enseñanza. Por
su parte, Ribeiro y colegas enfatizan no sólo la importancia de los esfuerzos de formación do-
cente, sino además de mejorar las condiciones de trabajo –lo cual incluye a los honorarios- de
aquellos que desarrollan su profesión en contextos con altos niveles de inequidad social y po-
breza (una cuestión poco abordada en los debates actuales de la NE).
Reflexiones finales
Del análisis de la literatura del área -a la cual contribuyen los trabajos que en este dossier pre- 11
sentan Bruer, Castorina, Ribeiro y Terigi- surge que la interdisciplinariedad que propone la NE
puede ser caracterizada como parcial y con grados variables de oposición metodológica e ins-
trumental. Necesariamente, la superación de estos obstáculos requiere de una construcción
interdisciplinaria genuina que incluya en sus debates cuestiones ideológicas, epistemológicas,
metodológicas y éticas en un marco de referencia sistémico, con cautela, respeto al esfuerzo
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Notas
1 En todas las contribuciones de este dossier se ha dejado a consideración de cada autor el uso del sin- 13
gular neurociencia o del plural neurociencias, debido a que si bien se verifica una tendencia al uso del
segundo término (en plural) aún no existe consenso al respecto que esté basado en una discusión epis-
temológica adecuada o definitiva.
2 Este es un aspecto que a pesar de haber aparecido temprano en las discusiones, no necesariamente ha
3 En este dossier se incluye una perspectiva de este trabajo hecha por el mismo autor, en la que se actua-
lizan y expanden cuestiones discutidas en su trabajo publicado en el año 1997.
4 Este tema fue ampliado por el mismo autor dos años después en el libro El mito de los tres primeros años
(Bruer, 2000).
5 http://www.imbes.org/
6 https://www.jsmf.org/santiagodeclaration/
7 http://2016.laschool4education.com/?page_id=86
8 Pubmed es un motor de búsqueda bibliográfica especializado en las ciencias naturales y de la salud; mientras
que EBSCO lo está en las ciencias humanas y sociales.
9 Ver además la discusión sobre estos intercambios incluida en el trabajo publicado por Bruer en este
dossier.
10 http://longevity3.stanford.edu/blog/2014/10/15/the-consensus-on-the-brain-training-industry-from-
the-scientific-community-2/
11 http://www.cognitivetrainingdata.org/the-controversy-does-brain-training-work/
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