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Acto Juridico

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UNIVERSIDAD PRIVADA LOS ANDES

FACULTAD DE DERECHO Y
CIENCIAS POLITICAS

" ACTO JURIDICO, ORDEN PUBLICO Y


BUENAS COSTUMBRES"

CARRERA: DERECHO

CICLO: IV

ALUNMO: SARAI JUDITH BRAVO ENRRIQUE

DOCENTE:

2021

ACTO JURIDICO, ORDEN PUBLICO Y BUENAS


COSTUMBRES
ARTÍCULO V.- Es nulo el acto jurídico contrario a las leyes que interesan al
orden público o a las buenas costumbres.

Para efectos del tratamiento detallado de este artículo, el autor comienza por hacer un
análisis lógico-jurídico de las normas que contiene, para avanzar hacia sus conceptos
esenciales y luego concluir con un tratamiento de las normas que le son correlativas
dentro de los libros específicos del Código Civil.

Y es que el tema del orden público está vinculado a conceptos no siempre claramente
establecidos frente al derecho público y privado, frente a las normas imperativas y
dispositivas y frente también a los principios generales de organización de la vida
jurídica en su conjunto. De otro lado, el tema de las buenas costumbres requiere el
establecimiento teórico para definirlas y precisiones metodológicas para determinarlas.

Aun cuando el contenido normativo del artículo V del Título Preliminar del Código Civil
parece correcto y necesario, los problemas de precisión conceptual para utilizarlo son
numerosos, existiendo diversidad de opiniones en la doctrina.

El artículo V del Título Preliminar del Código Civil, en términos generales, constituye
un límite a la autonomía privada en dos de sus manifestaciones: la libertad de
contratar (decidir si se contrata o no) y la libertad de configuración
interna o libertad contractual (contenido del acto o negocio jurídico). Sin embargo,
dichos límites mencionados resultan confusos tanto en la teoría como en la práctica.

A su vez, existen opiniones en el sentido de que una norma como la de nuestro


artículo V del Título Preliminar no tiene valor normativo autónomo, sino que está
siempre referida a menciones expresas de utilidad en el cuerpo del Código Civil –y
eventualmente de otras leyes-, por razones de infracción del orden público y de
las buenas costumbres.

 1.- ANÁLISIS LÓGICO-JURÍDICO DEL ARTÍCULO V


Es nulo el acto jurídico contrario a las leyes que interesan al orden público o a las
buenas costumbres, el acto jurídico es nulo de conformidad con el artículo 219
del Código Civil peruano:

1. Cuando falta la manifestación de voluntad del agente.


2. Derogado.
3. Cuando su objeto es física o jurídicamente imposible o cuando
sea indeterminable.
4. Cuando su fin sea ilícito.
5. Cuando adolezca de simulación absoluta.
6. Cuando no revista la forma prescrita bajo sanción de nulidad.
7. Cuando la ley lo declara nulo.
8. En el caso del artículo V del Título Preliminar, salvo que la ley
establezca sanción diversa.
No es esta la sede correspondiente para comentar las causales de nulidad del acto
jurídico mencionadas en el artículo 2019 del Código Civil. Basta con mencionar que es
nulo también el caso del artículo V del Título Preliminar del Código Civil.

EL ORDEN PÚBLICO
Para la Resolución 2413-2017/CSD-Indecopi en materia de signos distintivos:

Conceptualmente, puede definirse el orden público como la situación de normalidad y


tranquilidad en la que discurren las principales actividades de un Estado sin
perturbaciones ni conflictos.

Dicho de otra manera, de conformidad con el manual de operaciones de


mantenimiento y restablecimiento del orden público peruano:

Es la situación de normal funcionamiento de las instituciones públicas y privadas, en


las que las autoridades ejercen sus atribuciones propias y las personas ejercen
pacíficamente sus derechos y libertades. Está estrechamente relacionado con el
concepto de legitimidad en el ejercicio del poder político y el de consenso social.

Observamos que el concepto de orden público es utilizado en un área ajena al


derecho civil como el derecho mercantil. No obstante, el contenido de dicho concepto
abarca tanto al derecho privado como público al hacer mención al normal
funcionamiento del que deben gozar las instituciones públicas y privadas.

LAS NORMAS IMPERATIVAS COMO PARTE DEL ORDEN PÚBLICO

El orden público estaría conformado por el conjunto de disposiciones imperativas


existentes dentro del sistema jurídico y de los principios subyacentes a tales normas,
susceptibles de ser obtenidos mediante ciertos procedimientos de interpretación. En
otras palabras, cuando el texto se refiere a “las leyes que interesan al orden público”,
una interpretación literal nos remite a “las normas de carácter imperativo.

En caso se piense que las normas imperativas, en el mencionado artículo V, no


estarían previstas ello sería incorrecto ya que el orden público las incluiría.

La existencia de referencias a normas imperativas dentro del cuerpo mismo del Código
Civil, por ejemplo, en el caso de los artículos 689, 1354, 1356 y 2096, podría ser
perfectamente intercambiada por la de orden público.

De manera indicativa, cabe añadir que las referencias específicas al orden público
como causal de nulidad de actos, además del artículo V del Título Preliminar, se hallan
en los siguientes artículos del Código Civil: 6, 13, 96, 120, 219, 1328, 1681, 1697,
2060, y 2014. A ellos cabe añadir los cuatro en que se menciona a las normas
imperativas, y que, sobre la base de la sustentación conceptual previa, deberían
también ser considerados como referidos al orden público.

Entendiéndose como aquel al conjunto de normas positivas absolutamente


obligatorias, donde no cabe transigencia ni tolerancia, por afectar principios
fundamentales de la sociedad o las garantías de su existencia. Es por esto que es
forzoso concluir que toda conducta que incurre en un ilícito penal afecta el orden
público.

Son actos contra el orden público, por ejemplo, los que atentan contra la seguridad
pública, los que afectan el normal funcionamiento de los servicios públicos, los
tumultos y disturbios públicos, el pillaje, el vandalismo, la subversión, la apología de la
violencia, los atentados contra la salubridad pública y, en general, los que alteran la
paz pública o la convivencia social.

LAS BUENAS COSTUMBRES


Dentro de la normatividad específica del Código, las disposiciones se refieren a las
buenas costumbres hasta en diez oportunidades (descontando al propio artículo V y al
219). Estos artículos son: 6, 96, 104, 120, 515, 738, 1913, 2049, 2050 y 2104.

El adjetivo calificativo “buenas” que se antepone a la palabra “costumbres” es el signo


patético de la penetración de la moral en el Derecho y, específicamente, en el Derecho
consuetudinario. Perteneciendo el calificativo “buenas” a la moral, la noción de
“buenas costumbres” responde a la exigencia del respeto debido a las reglas morales
de convivencia social. La apreciación que califica como buena o como mala a la
costumbre es una tarea puramente axiológica. Una misma valoración va cambiando su
signo de positivo a negativo, o viceversa, según las épocas y lugares; los usos,
costumbres y hábitos que hoy son considerados como deshonestos, indecorosos y
atentatorios contra el honor y la reputación de la persona, mañana pueden ser
calificados no solo de morales, sino hasta de necesarios e inexcusables.

En términos generales, puede considerarse como buenas costumbres, en un lugar y


en un momento determinado, aquellas que reflejan una adecuación entre la actuación
individual o colectiva y la moral.

No pueden ser confundidos con la costumbre como fuente del derecho nacida de la
practica social ni, de manera particular, con la costumbre mercantil, la cual tiene
esencial importancia dentro del ámbito del Derecho Comercial dado su característico
dinamismo y constante evolución; muestra de esa importancia constituye el
reconocimiento hecho por las leyes mercantiles al otorgar a la costumbre valor como
fuente del derecho, equiparándola incluso a la propia ley, dentro de determinados
parámetros. Pero no puede hablarse en el mismo sentido cuando la ley se refiere a las
«buenas costumbres» consideradas como la «conformidad que debe existir entre los
actos humanos y los principios de la Moral».

No objetamos que el sustrato común entre la buena costumbre y la costumbre jurídica


resida en la habitualidad de ambas; pero mientras la primera se ciñe a los valores
morales, la segunda es un tipo de norma jurídica, calificación que no ostenta la
primera, por cuanto una presupone la estructura de poder que la hace obligatoria y la
otra no. Aceptar lo contrario haría difícil la explicación acerca de cómo es que la
costumbre jurídica (que ya tiene el juicio de valor de la opinio iuris necessitatis, vale
decir, que ya fue entendida como buena y justa dentro de su entorno social) sea
calificada nuevamente como buena.

Las buenas costumbres involucran la penetración de la moral al derecho y la sujeción


de las conductas humanas a esta en un momento histórico determinado. Es decir,
constituyen reglas de conducta cambiantes a lo largo del tiempo.

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