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Modulo 9

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Módulo 9

CUANDO TE DÉ MÁS PLACER AMAR QUE SER


AMADO, CONOCERÁS EL VERDADERO AMOR.
ALEJANDRO JODOROWSKY.
Transaccional
Caricias según el Análisis Transaccional
Una caricia según el Análisis Transaccional es el reconocimiento de la existencia de otra
persona. Los seres humanos tenemos necesidad de ser reconocidos, valorados, apreciados y
no ignorados (descalificados).

Existe mucha investigación con respecto a la importancia de las caricias. Desde el inicio de la
vida de un ser humano, la falta de caricias puede producir graves alteraciones
psicoemocionales y orgánicas que pueden llevar no solamente a muchas enfermedades sino
también a la muerte.

Según el Análisis Transaccional las caricias pueden ser expresadas de diversas


formas:
FÍSICAS (un abrazo, un golpe)

GESTUALES (sonreír, arrugar la frente)

VERBALES (te quiero, te odio)

ESCRITAS (una tarjeta, una carta).

También las caricias pueden ser:


I)POSITIVAS (un abrazo, "te felicito")

II)NEGATIVAS:

a) Agresivas (un insulto, un puñete)

b) De lástima ("pobre de ti", "me das pena")

C) Falso positivas ("ratita linda", "feíto precioso").

Por otro lado, existen caricias

CONDICIONALES (te quiero "POR" obediente, no me gustas "POR" tu voz) y las caricias

INCONDICIONALES (te quiero, me gustas).

Observemos pues como las caricias según el Análisis Transaccional no sólo son las que
llamamos Positivas, sino que:

EXISTEN FORMAS DE RECONOCER A LAS OTRAS PERSONAS DE UNA MANERA "FALSO


POSITIVA"
Despidiéndose por ejemplo con palabras "agresivas" (CARICIAS FALSO-POSITIVAS) pues
lamentablemente algunas personas tienen por aprendizaje la creencia que decir por ejemplo
"ratita linda" es una expresión agradable porque lleva el adjetivo de "linda" la palabra agresiva
"ratita".
Es muy importante para nuestra salud y bienestar aprender a DAR, RECIBIR y PEDIR caricias
adecuadas de las personas que nos interesan y no practicar la falsa modestia.

El estado del Yo. Análisis transaccional.

¿Sabes qué según la teoría del análisis transaccional todas las personas nos relacionamos
desde tres estados del “yo”? ¿Alguna vez has reflexionado sobre las diferentes formas de
reaccionar que tenemos las personas?

¿Te ocurre que según con qué personas y en qué situaciones reaccionas siempre de la misma
forma?

Los invito a que distingan cuáles son sus reacciones recurrentes ante hechos parecidos, por
ejemplo, cuando discuten con su pareja, con un hermano, socio, etc. ¿Cómo suelen
reaccionar?, ¿Cuál son su comportamiento? O cuando reciben una sorpresa… ¿Qué hacen?

Qué es el análisis transaccional. AT:


El análisis transaccional es un sistema de psicoterapia individual y social propuesto por el
psiquiatra Eric Berne a partir de los años 50, quien lo divulgó con su libro Juegos en que
participamos.

Pretende acercar los modelos de conducta a través de un lenguaje sencillo, que cualquiera
pueda comprender y, por lo tanto, utilizar, para ser más conscientes de nuestras reacciones y
permitirnos cambiar aquellas que nos perjudican.

Es una herramienta imprescindible en el conocimiento del ser humano, dice que cuando nos
manifestamos lo hacemos desde uno de estos tres patrones de conducta o estados del yo:
Padre (P), Adulto(A) o Niño (N), y dice que es útil conocer cada uno de ellos, para saber desde
cuál estamos actuando o manifestándonos, y así saber si estamos utilizando el adecuado para
el momento o la situación. Podemos averiguar el origen de muchos de nuestros pensamientos
o formas de pensar, el porqué de ciertos sentimientos, o de dónde vienen ciertas opiniones.

Estados del Yo del análisis transaccional


A través de su teoría de los estados del yo, podemos comprender mejor las relaciones sociales
y los conflictos que surgen entre ellas.
Un estado del yo es una manera de comportarse, que será de una manera u otra, dependiendo
de las emociones y la manera de pensar que tengamos en ese momento. También depende de
cómo nos traten nos hará reaccionar de diferente manera. Estos se definen en 3 estados del yo
denominados Adulto, Padre y Niño.

Todos poseemos estos 3 estados y cada uno de ellos cumple con una función.

Si están equilibrados estaremos ante una persona emocionalmente sana y estable. Si alguno
de ellos desequilibra al resto, nuestra comunicación y nuestras relaciones pueden verse
perjudicadas.

Analizamos nuestra forma de relacionarnos de acuerdo con qué Estado


del Yo está presente en ese momento.
Pongamos un ejemplo. Ante un jefe diciendo: “No me gusta nada el informe que me has
entregado”

En mi Estado del Yo Padre podría contestar… “No me hables en ese tono”.

En mi Estado del Yo Adulto diría… “¿Qué es concretamente lo que no te gusta del informe?”

En mi Estado del Yo Niño… “Lo siento, no sé qué me ha pasado”, o “ese es tu problema”.

¿Cuál sería tu respuesta?

………………………………………………………………………………………………………………………………………………….

¿Desde qué perspectiva contestarías a esta pregunta de tu jefe?

………………………………………………………………………………………………………………………………………………….

¿Qué pasaría si contestaras desde otro de tus estados del Yo?

…………………………………………………………………………………………………………………………………………………..

Veamos las características más importantes de cada uno de los Estados


del Yo del análisis transaccional:
– Estado del Yo Padre:
YO PADRE: Es un estado en el que se actúa, piensa o habla con los patrones aprendidos de los
padres o alguna figura autoritaria importante en la niñez.
Nos enseñaron lo que está bien y lo que está mal, cómo se debe vivir, sentir, en qué debemos
creer. Todo eso quedó grabado y dentro de cada uno hay un “padre interior.” El padre puede
tener dos posiciones: Critico o normativo y Nutricio.

– Padre Crítico: Positivo o negativo


En su función critico o normativo (positivo) es protector con conductas de firmezas, orden y
dirección. Ejerce poder sin menos presión al otro. Marca límites del comportamiento ajeno,
exige respeto a sus derechos, tolera cuando NO se cumplen las normas.

Cuando este está en su cara negativa evita la reflexión y el dialogo, es autoritario, hiriente con
los demás, prejuicioso, culpabilizarte y ejerce poder limitando el poder ajeno. - ¡Eres inútil!,
¡Porque yo lo digo!, ¡Todos los hombres Son iguales!

– Padre Nutricio: Positivo o negativo


Es la figura de la protección, del ayudador y permisivo. En su versión positiva, es el que te
acompaña, ayuda, protege, se ocupa de los demás con cariño y apoyo. Permite vivir y disfrutar.
Pero en su versión negativa es el Salvador y sobreprotector. Por proteger puede llegar a
ahogar y no te permite crecer ni desarrollarte por ti mismo. Evita el crecimiento ajeno. Por
querer dar, termina quitando la posibilidad que el otro haga o aprenda. “Déjame ya lo hago
yo”, “espera que te ayudo”, …

– Estado del Yo Adulto: Positivo o negativo


Es el estado de la lógica racional, de la reflexión, la autonomía y la responsabilidad. Estamos en
el Estado del Yo Adulto positivo cuando somos capaces de pararnos a ver cuál es la mejor
opción, establecemos objetivos o resolvemos problemas. También cuando escuchamos o
pedimos información, cuando estamos presentes, orientados a la acción y nos regimos por la
ética. En este estado guardamos el equilibrio entre el dar y el recibir, conocemos el respeto, el
éxito y el amor. En su negatividad el estado adulto no está presente, está contaminado por los
otros estados, robotizados, manipulados y son deshonestos.

Este estado es el que regula nuestro Padre y Niño, el que puede tomar consciencia de qué es
lo mejor para mí y actuar en consecuencia.

– Estado del Yo Niño:


Este es el estado de las emociones, la creatividad y la espontaneidad. Es la forma normal de
actuar de un niño, y como tal puede ser una reacción natural o adaptada a las circunstancias y
el entorno, por eso vemos que puede hay 3 posibilidades de actuar en el estado del Yo Niño:
Natural, Niño adaptado sumiso y niño adaptado rebelde.

– Niño natural: Positivo y negativo


Es nuestro estado más emocional, divertido, curioso. Espontáneo independientemente de lo
que le rodee. Manifiesta libremente sus emociones, dicen lo que sienten. Predominan las
emociones primarias (llora si está alegre o triste) En su parte más negativa puede ser egoísta,
mal educado, caprichoso, puede perjudicarse a sí mismo o a otros. Y hasta llegar a ser
Psicópatas.
– Niño adaptado sumiso: Positivo y negativo
Es el estado en donde queremos complacer y ser “buenos niños”. En la parte más positiva de
este estado están las ganas de agradar, de evitar enfrentamientos, de hacer las cosas bien, En
su parte más negativa está la falta de asertividad, no saber decir “no” a lo que no nos
conviene, dejarnos pisotear, poner al otro por delante.

– Niño adaptado rebelde: Positivo y negativo


Acá nos rebelamos ante la autoridad, es la actitud de llevar la contraria, de pasar de todo. En
su aspecto positivo puede ser el luchador por una causa justa en contra de la mayoría, es
educado, disciplinado, respetuoso y sale de las manipulaciones.

En su parte negativa se opondrá a todo y a todos, pudiendo ser destructivo. Son desafiantes y
altamente manipuladores. Su función es amoldarse para ser queridos y aprobados.

El modelo P.A.N. del análisis transaccional


Nos movemos continuamente entre los 3 estados del Yo según las circunstancias, la persona
que tenemos delante, el tema a tratar, etc.…

No hay ningún estado más positivo o negativo que otro, simplemente depende de la situación
que sea más conveniente relacionarse desde el Adulto, el Padre o el Niño.

Este modelo plantea que la comunicación se basa en la relación ESTIMULO – RESPUESTA, y


que cada estímulo se realiza desde un determinado estado del Yo y espera una respuesta
desde otro estado del Yo.

Si la respuesta es la esperada la comunicación seguirá, lo que puede que no suceda en caso


contrario.

Estas respuestas son habitualmente automáticas e inconscientes y ante un mismo estímulo


tendemos a responder siempre con el mismo tipo de respuesta. Sin embargo, al ser
conscientes de la situación podemos elegir libremente desde qué estado del Yo quiero
relacionarme lo que dará lugar a un escenario diferente al habitual. Al fin y al cabo, mi
respuesta es el estímulo para la respuesta de mi interlocutor. Desde el momento en que yo la
modifico tengo el poder de cambiar el rumbo de la relación.

Una transacción significa un intercambio. La transacción es la unidad básica de interacción


social. Se define como el intercambio de un estímulo y una respuesta entre estados específicos
del Yo. Según Berne (1972), cualquier transacción tiene dos partes: el estímulo y la respuesta al
estímulo, que a su vez se convierte en nuevo estímulo para la otra persona, y así
sucesivamente. De esta forma, se puede decir que toda comunicación es una sucesión de
transacciones, es decir, un intercambio tras otro. Las interacciones de las personas están
compuestas de transacciones las cuales tienden a producirse en cadena, de modo que cada
reacción es a su vez, un estímulo que puede tener o no una respuesta. El objetivo del análisis
transaccional es lograr una mejor comprensión de cómo las personas se relacionan entre sí, de
modo que mejoren la comunicación y las relaciones humanas y ofrezcan medios efectivos para
resolver conflictos. El análisis de las transacciones permite un acercamiento muy sofisticado de
lo que está pasando entre dos o más personas cuando éstas, están en interacción social, o de
lo que está pasando en el proceso interno de una persona entre sus tres estados del Yo. Es
decir, permite el estudio de las transacciones sociales y de las transacciones internas. Según
Berne (1972), las transacciones se pueden clasificar del siguiente modo:

Transacciones Cerradas: Se refiere a aquellas que constituyen los diálogos internos


de cada persona. Son transacciones internas que no se transmiten al exterior. El emisor y el
receptor son uno mismo. Esto se representa en la ilustración 2.

Transacciones Complementarias: Es complementaria aquella transacción cuya respuesta es


recibida por el mismo estado del Yo que ha ocasionado el estímulo y, a su vez, proviene del
estado del Yo que lo ha recibido. Es decir, gráficamente la flecha o vector parte desde un
estado del Yo de la persona que inicia la comunicación, hasta otro de quien la recibe; entonces
se dice que la respuesta de éste va desde el mismo estado recibido y hasta el mismo del que se
ha emitido. Pueden ocurrir entre dos estados del Yo cualesquiera. Son las transacciones más
sencillas en donde la relación es paralela. Mientras la comunicación se mantiene a este nivel
puede proseguir indefinidamente. Berne (1972) califica como transacción complementaria
aquella que es apropiada, cabe esperar y sigue el orden natural de las relaciones humanas
saludables. Esto se representa en la ilustración.

Ilustración 3. Ejemplos de Transacciones Complementarias


Transacciones Cruzadas o de Conflicto: Las transacciones cruzadas son importantes
porque no permiten la comunicación. Es útil saber esto porque ayuda a los terapeutas a
comprender cómo y porqué la comunicación se rompe.

La regla es: cuando se da una ruptura en la comunicación, una transacción cruzada lo causo. La
Primera regla de la comunicación, según Berne (1972), es que la comunicación seguirá
llevándose a cabo sin tropiezos mientras las transacciones sean complementarias, es decir, que
la comunicación puede seguir, en principio, indefinidamente. Una transacción es cruzada
cuando la respuesta no vuelve del estado del Yo que ha recibido el estímulo al estado al que lo
ha emitido. Clínicamente es la clásica reacción de transferencia. Así pues, es cruzada cuando la
respuesta al estímulo es inesperada; se activa entonces un estado inapropiado del Yo, se
cruzan las líneas de transacción entre las personas y estas optan por retirarse, alejarse o
cambiar de conversación. Esto se representa en la ilustración siguiente: Ilustración 4

Transacciones Ulteriores: En las transacciones ulteriores están involucrados más de


dos estados del Yo simultáneamente. Este tipo de transacciones son la base de las
estratagemas relacionales que Berne (1972), denomina Juegos Psicológicos. En una
transacción ulterior se envía más de un mensaje a la vez. Uno de ellos es abierto y
generalmente verbal: es el nivel social del mensaje.

El otro es oculto, generalmente no verbal: es el nivel psicológico del mensaje. Este tipo de
transacción se denomina también transacción dúplex y son usadas frecuentemente en política,
en el flirteo, en las ventas, en publicidad, siendo además la comunicación favorita de los
padres de esquizofrénicos. Como es difícil atender a dos estímulos al mismo tiempo, el
estímulo social distrae al Adulto, pero el Niño o el Padre quedan influidos por el psicológico,
que, si no llega a la conciencia del Adulto, no puede ser enfrentado del modo conveniente y
por ello engancha un programa interno negativo. Es importante entender que lo que ocurre
después de una transacción ulterior, está determinado por el nivel psicológico y no por el nivel
social, por lo que, si se desea comprender el comportamiento, es necesario prestar atención al
nivel psicológico de la comunicación, pues el nivel ulterior va a dar más información que el
nivel abierto. Una razón importante por la que alguien dice una cosa queriendo decir otra, es
porque generalmente le avergüenzan los deseos y sentimientos de su Niño o su Padre. Sin
embargo, puede actuar estos deseos y expresar estos sentimientos a la vez que aparenta
estarlo haciendo de manera diferente. Por ejemplo, una persona puede usar un sonriente
sarcasmo en lugar de una expresión directa de su ira, o cuando se asusta puede contra atacar
en vez de admitir su propio miedo. Cuando una persona desea atención u amor
frecuentemente finge indiferencia, y le cuesta trabajo darlo o aceptarlo. De hecho, puede
pasar que ya alguien no sepa qué es lo que su Niño realmente quiere por tener la vida inmersa
en medias verdades y engaños. Asimismo, a no se espera que las personas sean
completamente honestas, por lo que realmente nunca se sabe, si es posible confiar en lo que
los demás dicen.

Un subtipo es la transacción ulterior doble, en la cual están involucrados en total cuatro


estados del Yo. Dos para el emisor y dos para el receptor. Es lo que comúnmente se
denomina según Berne (1972), la transacción de la horca. Es un tipo especial de transacción
ulterior en la que un estímulo que comporta una conducta destructiva para la propia persona
recibe una respuesta que refuerza el contenido perjudicial. Por Ejemplo:
E: -Ayer me agarre una borrachera que... ja, ja, ja

R: - ¿Sí?, es que eres un caso, ja, ja, ja

-Redefinición
Implica, como el mismo término indica, redefinir o volver a definir los términos del mensaje del
emisor, su transacción de origen. Puede hacerse por ejemplo cambiando simplemente el
tiempo verbal en el que ha sido realizado el mensaje. Por ejemplo, si alguien le pregunta a un
amigo que viene a casa por primera vez:

¿Quieres tomar algo?, éste puede contestar con un: ¿Ya he tomado?, aunque la pregunta no
era si había tomado, sino si ahora quería tomar. Es una forma de evitar el contacto

Según Berne (1972) la redefinición puede adoptar dos formas: una de ellas es lo que se
denomina la transacción tangencial, que es aquel tipo de transacción en la que la respuesta del
receptor se sale por la tangente, como un intento de evitar contactar con el mensaje del
emisor y así evitar un conflicto.

Por ejemplo: Si alguien le dice a su amigo ¿Vamos a cenar a un restaurante? y este responde
¿No es un poco tarde? La otra es lo que se conoce como transacción bloqueante. Es aquella en
la que la transacción, que es también ulterior, encierra un mensaje de agresividad encubierto,
no explícito, por lo que bloquea al otro. Un caso claro es la utilización de la ironía, como forma
de expresar de forma encubierta un enfado. Para resumir, según Berne (1972), se puede
afirmar que existen tres reglas de la comunicación en el Análisis Transaccional:

a) Si las transacciones son complementarias, la comunicación continúa indefinidamente, hasta


cumplir su objeto.

b) Si la transacción se cruza, la comunicación se interrumpe.

c) En las transacciones ulteriores, lo que determina el resultado final es la parte oculta,


inconsciente

En 1960 el análisis transaccional se convierte en una moda nacional en Estados Unidos, debido
al éxito como test sellar del libro de Eric Berne: Ganes People Play (Los Juegos en los que
Participamos), dándoles nombres a cada uno de los juegos en función de las acciones que
éstos desarrollan. Así se encuentran juegos como: te agarre, patéame, yo solo trato de ayudar,
etc. Un juego psicológico es una serie de transacciones ulteriores que se inician con un cebo,
en las que se implican las personas de forma repetitiva, que conducen a un final previsible
dentro del guion de cada persona que participa y en el que al final del juego, las personas
experimentan sentimientos parásitos y terminan pensando ideas que refuerzan sus creencias
de guion. Los juegos están motivados por la ilusión arqueo psíquica de satisfacer necesidades
arcaicas insatisfechas en el momento de las decisiones del guion de vida. Berne (1964) afirma
que los juegos, así como el guion del que proceden y al que refuerzan, pertenecen a los
fenómenos transferenciales. El control del comportamiento es arqueo psíquico, y es un intento
ilusorio de reproducir las relaciones con alguien del pasado y conseguir las caricias o la
estructura que no se consiguieron en su momento. De este modo, se encuentran en ellos la
existencia de varias transacciones complementarias aceptables a nivel social, elementos
ulteriores que constituyen el mensaje más importante, un resultado o beneficio previsible al
fin del juego. Los juegos se aprenden en la infancia y/o adolescencia y se repiten en etapas
posteriores. El cebo es la parte oculta, inconsciente, del estímulo inicial que busca enganchar la
parte complementaria, sensible, del otro. Implica una descalificación. Todo juego empieza
con una descalificación. Si se confronta la descalificación, el juego se aborta. Los juegos son
deshonestos, conflictivos, repetitivos, dramáticos. Como se ha comentado anteriormente,
desde el mismo momento del comienzo de la propia existencia, todas las personas realizan un
proceso de adaptación con el fin de asegurar la de sus necesidades básicas tanto físicas
como psicológicas, en especial las necesidades de estimulación, de reconocimiento, etc.
Este proceso de adaptación consiste fundamentalmente en una serie de decisiones que toma
la persona sobre sí misma, sobre los otros y sobre la vida, en respuesta a los mensajes
recibidos del entorno humano en el que se desarrolla y a las condiciones de su existencia
primera. Estas decisiones adoptan la forma de creencias básicas cargadas de sentimientos
asociados; son lo que se denominan, según Berne (1964) posiciones existenciales o posiciones
básicas. Aunque se olvidan conscientemente, después tienen una fuerte influencia en el
comportamiento, especialmente en las relaciones con los demás, en las transacciones que el
individuo entabla y en el resultado de dichas transacciones.

En el estudio de los juegos psicológicos, se pueden encontrar tres posicionamientos básicos o


posiciones existenciales. Son tres formas de estar en el mundo que constituyen estas
posiciones o roles son roles neuróticos, pues tienen como denominador común el hecho de
que la persona no se responsabiliza de sus necesidades, sino más bien, trata de manipular al
ambiente para que se ajuste a su necesidad.

Los roles son los siguientes:


a) Victima: que tiene una posición existencial en la que se percibe como: Yo estoy mal y Tú
estás bien, por lo que voy a hacer lo posible para que te hagas cargo de mí

b) Perseguidor: la posición existencial es la misma, es decir, Yo estoy mal y tú estás bien, pero
cambia el tratamiento, puesto que este caso se plantea que es por tu culpa, porque has hecho
algo que no debías o por no hacer algo que debías

c) Salvador: mantiene una posición de Yo estoy bien y Tú estás mal, pero voy a hacer lo
posible por encargarme de tu malestar. En este caso la posición existencial cambia, pues
plantea que Yo estoy bien, pero es un falso bienestar, pues la ayuda que ofrece está
sustentada por el malestar de percibir el malestar del otro. En definitiva, se salva a sí mismo a
través o gracias a cuidar al otro.

Análisis Transaccional:
Se manifiesta en todas aquellas áreas de la vida en las que el individuo ha conseguido
interiorizar de su entorno, es decir, de los padres y demás figuras parentales, mensajes con el
permiso o los permisos apropiados para su autorrealización positiva y realista. Esto incluye
integrar tanto sus potencialidades como sus límites. El resultado es un conjunto de decisiones
auto potenciadoras de su identidad realista positiva. En las áreas de la vida en las que la
persona no ha recibido o no ha interiorizado los permisos apropiados, el individuo interioriza
una serie de mensajes apremiantes y/o limitadores que contribuirán a elaborar su guion de
vida; son los contramandatos y los mandatos. Estos contramandatos o mensajes apremiantes
contribuyen a integrar una identidad social pseudopositiva, llamada Máscara. El niño puede así
haber inventado, ideado o fantaseado alguna respuesta a su necesidad de identidad
integrando, creando una identidad fantástica, lo que se llama el Héroe o la Heroína. La
identidad psicológica negativa o de guion, el Sapo o la Rana, que ha sido realidad para el niño
en algún momento en aquellas áreas de la vida en las que ha recibido o percibido un mensaje
limitador, es decir, un Mandato. Los Mandatos son mensajes más emocionales que verbales.
Se envían y se reciben afectando a áreas específicas de la identidad y el comportamiento
natural de la persona.

Robert y Mary Boulding citados por Cuadra (2005), a partir de la experiencia clínica, identifican
al menos doce mandatos específicos: No seas o No existas. No seas tú, que puede tomar la
forma de No seas del sexo que eres. No seas un niño, y asociado a No disfrutes. No crezcas,
que puede ser también: No seas sexual o No me abandones. No pienses, a veces referido a
algo concreto y otras veces: No pienses como tú piensas, piensa esto otro o piensa como yo.
No lo hagas, que toma a veces la forma de No triunfes. No, que es vivido a veces como No
decidas. No seas importante, en general o en áreas específicas. No pertenezcas. No te
acerques, que puede ser No confíes o No ames. No sientas, que puede referirse a algo
concreto o tomar la forma de: No sientas lo que sientes, siente lo que yo siento. No estés bien
o No seas sano Todas las personas han recibido una cierta variedad de estos Mensajes, e
incluso ha imaginado recibirlos, y respecto de cada uno de ellos, cada uno toma decisiones.
Son estas decisiones tempranas dependientes frente a esos mensajes, lo que determina el tipo
de auto limitación de vida concreta que adopta el individuo dentro de la identidad de guion.

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