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SL541 2018

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CECILIA MARGARITA DURÁN UJUETA

Magistrada ponente

SL541-2018
Radicación n.° 63637
Acta 05

Bogotá, D. C., seis (6) de marzo de dos mil dieciocho


(2018).

Decide la Sala el recurso de casación interpuesto por


CAJA DE COMPENSACIÓN FAMILIAR- CAFAM, contra la
sentencia proferida por la Sala Laboral de Descongestión
del Tribunal Superior del Distrito Judicial de Bogotá, el
treinta (30) de abril de dos mil trece (2013), en el proceso
que en su contra instauró SALVADOR HERNÁNDEZ
VIVAS.

I. ANTECEDENTES

SALVADOR HERNÁNDEZ VIVAS llamó a juicio a la


CAJA DE COMPENSACIÓN FAMILIAR- CAFAM, para que se
declarara que entre las partes existió un contrato de trabajo
a término indefinido, desde el 1° de septiembre de 1980
hasta el 19 de junio de 2009; que existió desigualdad
salarial con relación a otros trabajadores que

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desempeñaban el mismo cargo de supervisor de cocinas con


menor antigüedad, y que el 19 de junio de 2009, la
demandada terminó el contrato de trabajo de manera
unilateral y sin justa causa.

Como consecuencia, solicitó el reconocimiento y pago


del reajuste de: i) el salario básico mensual desde la fecha
en que se produjo la diferencia salarial y de las horas extras
laboradas y pagadas; ii) la reliquidación de las cesantías
junto con sus intereses, vacaciones, prima de servicios,
bonificaciones semestrales y los aportes al Sistema General
de Seguridad Social en Pensiones, durante los 3 últimos
años anteriores a la terminación del vínculo laboral; iii) la
cancelación de la indemnización por terminación del
contrato de trabajo sin justa causa consagrada en el literal
d) del artículo 6° de la Ley 50 de 1990; iv) la sanción
moratoria por el no pago oportuno de las prestaciones
sociales establecida en el núm. 1° del artículo 65 del CST
modificado por el artículo 29 de la Ley 789 de 2002; v)
condena ultra y extra petita y las costas (f.° 42 a 43,
cuaderno del Juzgado).

Fundamentó sus peticiones, básicamente, en que


prestó sus servicios a la demandada de forma personal,
subordinada y sin solución de continuidad, mediante
contrato de trabajo a término indefinido, desde el 1° de
septiembre de 1980 hasta el 19 de junio de 2009, fecha en
la cual la accionada dio por terminado la relación laboral
sin justa causa, de manera unilateral y sin el pago de la
indemnización; que devengó un salario promedio mensual

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de $2.605.804 y que desempeñó el cargo de supervisor de


cocina casas vacacionales, en el club Los Helechos.

Manifestó, que la empleadora le aplicó una política de


desigualdad salarial y jurídica, al pagarle un salario menor
en comparación con otros trabajadores en igualdad de
condiciones laborales, verbigracia, a los señores Franco
Hernán Morales Ravelo y Gerardo Acosta Rivera, pues así se
pudo observar en la guía ocupacional del Departamento de
Talento Humano.

Adujo, que estaba afiliado a la Organización Sindical


SINALTRACAF y era beneficiario de las convenciones
colectivas y laudos arbitrales de trabajo suscritas entre éste
y la empleadora.

Por último, expuso que su calidad de vida y la de su


familia desmejoró considerablemente como consecuencia de
los perjuicios materiales y morales que dicho despido le
ocasionó.

Al dar respuesta a la demanda, la parte accionada se


opuso a las pretensiones. En cuanto a los hechos, sostuvo
como cierto: i) lo relacionado con los extremos temporales,
no obstante, aclaró que el trabajador fue suspendido por 16
días, como consecuencia de las sanciones disciplinarias que
le impuso; ii) el último salario básico que devengó el
demandante; iii) el promedio salarial mensual; iv) el último
cargo desempeñado; v) la terminación del contrato de
trabajo, pero, aclaró que fue justificado, y por tanto, no

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realizó pago de la indemnización correspondiente cuando el


despido era injusto (f.°189 a 191, ibídem).
En su defensa, propuso como excepciones de fondo las
de prescripción, inexistencia de las obligaciones que se
pretenden por el demandante y buena fe patronal (f.° 199 a
200, ibídem).

II. SENTENCIA DE PRIMERA INSTANCIA

El Juzgado Octavo Laboral de Descongestión del


Circuito de Bogotá, mediante fallo del 4 de febrero de 2013,
absolvió a la demandada de todas las pretensiones incoadas
en su contra y condenó en costas al demandante (f.° 224 a
241, cuaderno del Juzgado).

III. SENTENCIA DE SEGUNDA INSTANCIA

Por apelación interpuesta por la parte demandante,


conoció la Sala Laboral de Descongestión del Tribunal
Superior del Distrito Judicial de Bogotá que, mediante fallo
del 30 de abril de 2013 (f.° 9 a 18, cuaderno del Tribunal),
resolvió:

PRIMERO.- REVOCAR parcialmente el numeral primero de la


parte resolutiva de la sentencia de fecha 04 de febrero de 2013,
proferida por el Juez 8° de Descongestión Laboral del Circuito de
Bogotá, dentro del proceso de la referencia, en cuanto absolvió a
la demandada CAJA DE COMPENSACIÓN FAMILIAR CAFAM, de
la pretensión impetrada en su contra, por el actor, SALVADOR
HERNANDEZ VIVAS, respecto del pago de la indemnización por
terminación injustificada del contrato de trabajo que vinculó a las
partes, de acuerdo con lo expuesto en la parte motiva de esta
providencia.

SEGUNDO. - Como consecuencia de lo anterior, CONDENESE a la


demandada CAJA DE COMPENSACION (sic) FAMILIAR CAFAM, a

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RECONOCER y PAGAR a favor del demandante SALVADOR


HERNANDEZ (sic) VIVAS, identificado con C.C.No.79'251.869, la
suma de, CIEN MILLONES QUINIENTOS SEIS MIL QUINIENTOS
SETENTA Y CUATRO PESOS, $100.506.574. 00, por concepto de
indemnización por despido injustificado, suma esta que deberá
pagarse debidamente indexada, tal como se expuso en la parte
motiva de esta providencia.

TERCERO. - REVOCAR el numeral segundo de la parte resolutiva


de la sentencia impugnada, condenando a la demandada CAJA
DE COMPENSACION (sic) FAMILIAR CAFAM, a pagar las
COSTAS de primera instancia.

CUARTO. - CONFIRMAR en todo lo demás la sentencia


impugnada, tal como se expuso en la parte motiva de esta
providencia.

QUINTO. - Sin COSTAS en esta instancia.

SEXTO. - Las obligaciones objeto de condena, deberán hacerse


efectivas por parte de la demandada dentro de los cinco (5) días
siguientes a la ejecutoria de esta providencia.

En lo que interesa al recurso extraordinario, el


Tribunal consideró como fundamento jurídico de su
decisión los artículos 25 y 53 de la Constitución Política de
1991, artículos 22, 62, 132, 143 y 259 del Código
Sustantivo del Trabajo.

Sentó como hechos sin discusión, que las partes


suscribieron un contrato de trabajo desde el 1° de
septiembre de 1980 hasta el 19 de junio de 2009; que el
demandante desempeñó el cargo de supervisor de cocina
casas vacacionales Club de los Helechos, con un salario
básico mensual de $1.626.900 y un promedio de
$2.605.804.

Adujo, que si bien existió una desigualdad salarial, no


hubo una discriminación en la remuneración, ya que fue

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producto de circunstancias objetivas, en el entendido de


que se demostró, según pruebas testimoniales, que las
condiciones laborales de tiempo, modo y lugar fueron
distintas con respecto a los trabajadores Franco Morales y
Gerardo Acosta, indicados por el accionante como ejemplo
de tal situación.

En cuanto al despido, aludió que, según la carta de


despido del 19 de junio de 2009 allegada al proceso, quedó
probado que el contrato de trabajo finalizó por decisión
unilateral de la accionada y que, por lo tanto, esta debía
demostrar los hechos que constituyeron la causal
esgrimida, consagrada en los numerales 6°, 10° y 13° del
literal a) del artículo 62 del CST, en concordancia con el
Reglamento Interno del Trabajo de la empresa demandada,
de conformidad con el artículo 177 del CPC.

Expresó, que dicha carta tuvo fundamento en la


comunicación que realizó Luis Antonio Peña Chacón- Jefe
de sección casa vacacionales, el 17 de junio de 2009 a la
demandada, en la que relató los siguientes hechos con
relación al actor, los cuales fueron calificados por la
empleadora como ilegítimos y en perjuicio de su patrimonio:

[…] El 19 de abril de 2009, cuando se disponía salir del trabajo,


el vigilante de turno al revisar su casco, encontró en un chaleco
de su moto, 05 almojábanas grandes, cuyo valor ascendía a la
suma de $4.500.00 sin estar autorizado para sacarlas; el día 12
de abril de 2009, el demandante no estaba programado para
laborar, habiendo legalizado almuerzo por un valor o precio de
$21.012, sin estar habilitado para hacer consumos de los
autorizados para funcionarios cuando se presta efectivamente el
servicio; que el 2 de abril de 2009, se evidenció que el 1° de abril
del mismo año, el demandante realizó consumos de desayuno,

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almuerzo y cena, habiendo legalizado el mismo consumo por


segunda vez (f.° 15, ibídem).

Analizado el testimonio del señor Peña Chacón,


observó que este fue impreciso e incoherente, ya que
desconocía el detalle de los alimentos que pudo haber
consumido el demandante y afirmó que estos habían sido
legalizados, lo que resultó contradictorio. Asimismo, Franco
Hernán Morales Ravelo, Edison Castro Candado y Wilson
Ospina Suaza, afirmaron que no tenían conocimiento
acerca de los hechos del 12 de abril de 2009 y que los
consumos realizados por el accionante fueron legítimos.

En este sentido, concluyó que la demandada no


desplegó la actividad probatoria suficiente para acreditar los
hechos que a ella se circunscribieron.

Señaló que, de acuerdo con el literal a) del inciso


segundo del numeral 15 del artículo 62 del CST, la
comunicación del despido no cumplió con el requisito de 15
días de anticipación a la data de la terminación del contrato
de trabajo. De todo lo anterior, extrajo el desacierto del a
quo al calificar como justificado el despido del actor.

Por último, concluyó que la conducta de la demandada


fue «malintencionada» y tendió a «deshacerse de su
trabajador que fielmente ha cumplido con su trabajo» por
más de 25 años «tiempo de permanencia que habla por sí
solo de las actitudes del demandante para desempeñar el
cargo […] lo que resulta ser ibnsignificante (sic) el consumo
de cinco almojábanas, un desayuno, un almuerzo y una

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cena, que a la postre legalizó el actor», por lo que declaró que


dicha terminación del contrato de trabajo fue de manera
injusta y unilateral (f.°14 a 16, cuaderno del Tribunal).

IV. RECURSO DE CASACIÓN

Interpuesto por la demandada (f.°19, ibídem),


concedido por el Tribunal y admitido por la Corte, se
procede a resolver.

V. ALCANCE DE LA IMPUGNACIÓN

Pretende el recurrente que la Corte case la sentencia


impugnada, para que, en sede de instancia, «revoquen (sic)
las decisiones materia de condena contra la Empleadora y se
le confirmación (sic) a la sentencia de primera instancia […]»
(f.° 4 al 12, cuaderno de la Corte).

Con tal propósito, formula un cargo, por la causal


primera de casación, el cual fue objeto de réplica y se
estudia a continuación.

VI. CARGO ÚNICO

Acusa la sentencia impugnada por la vía indirecta en


la modalidad de aplicación indebida, por ser violatoria de
las siguientes disposiciones:

El literal d) del artículo 6° de la ley 50 de 1.990, en concordancia


con el literal d) numeral 4. del artículo 8° del decreto 2351 de
1.965 y además con el parágrafo transitorio del artículo 28 de la
ley 789 del 2.002 que modificó el artículo 64 del Código

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Sustantivo del trabajo (sic) y por falta de aplicación de los


artículos 23, 56, 58 y 60 del C.S.T y el numeral 6 literal a) del
artículo 7° del decreto 2351 de 1.965, artículo 85 de la
Constitución Política y como violación medio, los artículos 60, 61,
del C.P.T. y S.S., el artículo 177 del C.P.C.

Manifiesta que el Tribunal incurrió en los siguientes


errores evidentes de hecho:

1. No dar por demostrado estándolo, que el demandante de


modo personal, fue sorprendido el día 19 de abril del 2.009,
sustrayendo del lugar de trabajo, cinco (5) almojábanas grandes
de propiedad de la demandada sin haber pagado previamente
su valor.

2. Dar por demostrado sin estarlo que el demandante no


incurrió en faltas graves que la Empresa le invocó como justas
causas para poner fin a la relación laboral.

3. Dar por demostrado sin estarlo, que la Empresa incurrió en


una conducta mal intencionada tendiente a deshacerse del
trabajador que prestó servicios por más de 25 años.

4. No dar por demostrado estándolo que el demandante incurrió


en incumplimiento de los procedimientos e instrucciones
impartidas y conocidas para el consumo de alimentos en el lugar
de trabajo.

5. No dar por demostrado estándolo que el demandante y su


familia por cuenta de aquel, consumieron alimentos en el centro
de vacaciones en días en que el trabajador no prestaba servicios
(12 de abril del 2.009) a la demandada y que como tal no tenía
derecho a dichos consumos.

6. No dar por demostrado estándolo, que el demandante no


podía consumir alimentos en los días en que no prestara
servicios a la demandada y que el consumo solo era procedente
en días de trabajo sin derecho a acumulación de los no
consumidos.

7. Dar por demostrado sin estarlo, que la demandada no


cumplió con lo previsto en el numeral 15 del artículo 62 del CS.T.,
habiendo aplicado el numeral 6. (sic) de dicho precepto.

8. Dar por demostrado sin estarlo, que el demandante legalizó


los consumos de alimentos en las fechas en que según la carta
de despido, señaló como consumidos sin derecho a ello.

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9. No dar por demostrado estándolo, que con su


comportamiento, el demandante incurrió en violación de normas
del contrato de trabajo de la ley y el reglamento.

10. No dar por demostrado estándolo que existió justa causa


para la terminación de la relación laboral.

Indica como pruebas mal apreciadas, las siguientes:

1. La Carta mediante la cual la Empresa informa al demandante


la terminación del contrato de trabajo con justa causa (folios 15 a
22 del cuaderno 2.),

2. La contestación de la demanda en relación con la oposición a


los hechos y pretensiones del libelo y los hechos de la defensa
(folios 1 a 12 del cuaderno 2.),

3. El contrato individual de trabajo, obrante el folio 13 del


cuaderno 2,

4. El reglamento interno de Trabajo de la demandada en sus


artículos 60 numerales 19 y 27, artículo 62 numerales 1, 16, 25
y 61 y artículo 66 literal d. (folios 133 a 216 cuaderno 2.)

Señala como pruebas no apreciadas, las que siguen:

1. La citación a descargos y la audiencia en que fueron rendidos


obrantes a folios 24 a 33 del cuaderno 2, pruebas de la
demandada.

2. Memorando del 21 de abril del 2.009, suscrito por Fernando


Sánchez, (Folios 36 y 37 cuaderno 2) Pruebas de la demandada.

3. Informe de Emperatriz Mercado del 20 de abril del 2.009, visto


a folios 38 y 39 del cuaderno 2. Pruebas de la demandada.

4. Las documentales que obran a folios 40 a 45 del cuaderno 2,


consistente en consumos efectuados por el trabajador sin tener
derecho a ellos, aceptados con su firma.

5. Memorando de fecha 26 de mayo del 2.009, suscrito por Luis


Antonio Peña Chacón, relacionado con la conducta del
demandante que fundaron la justa causa (folios 46 a 52 del
cuaderno 2) pruebas de la demandada.

6. Memorandos de fecha 27 de febrero del 2.009 suscritos por


Germán Perilla Pérez, sobre horario de alimentos para los
trabajadores del centro de vacaciones y el tipo de menú a

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consumir (folios 53 a 58 del cuaderno 2) pruebas de la


demandada.

7. Confesión contenida en el Interrogatorio de parte absuelto por


el demandante en el que acepta haber hecho los consumos de
alimentos de manera irregular en días no laborados (Folios 78 y
siguientes del cuaderno 1) pruebas de la demandada.

8. Contestación de la demanda en los hechos de la defensa (f.° 5


a 8 del cuaderno 2).
Igualmente, invocó la mala apreciación de prueba no
calificada:

Testimonios de EMPERATRIZ MERCADO Y LUIS ANTONIO PEÑA


CHACÓN, quienes declararon en el proceso a petición de la
demandada.

Para la demostración de la acusación, manifiesta que


el cargo desempeñado por el actor fue el de supervisor de
cocina en el Centro de Vacaciones de CAFAM en el
municipio de Melgar.

Aduce, que sí el ad quem hubiera apreciado los


documentos que contienen: i) «los horarios de alimentos y la
clase de menú» vistos a folios 53 a 58 del cuaderno del
Juzgado; ii) el llamado a descargos y la audiencia de
aceptación, en los cuales, el trabajador admite el consumo
de alimentos diferentes al menú del día y

[…] acepta, de una parte haber pretendido sacar del lugar de


trabajo 5 almojábanas grandes sin haber producido su pago
previamente, pues solo lo hizo tres minutos después de haber
sido requerido en portería de salida y de otra haber consumido
los alimentos en días diferentes a los que se encontraba
laborando, admite que los legalizó, pero es de tener en cuenta
que la legalización no consiste en justificar su comportamiento,
sino que se refiere a firmar el respectivo cheque o comprobante
de pago, pero su valor es cargado como costo a la dependencia
en el que prestaba sus servicios, así que la expresión legalizar no
es legitimar la conducta sino facilitar únicamente a la Cajera de

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turno al rendición de cuentas, sin ingresar el valor de los


alimentos a Caja […];

Así mismo, iii) el memorando suscrito por Fernando


Sánchez, en el cual advierte la conducta del demandante;
iv) el informe firmado por Emperatriz Mercado, el 20 de
abril de 2009, en el cual, «[…] cuenta el haber requisado al
trabajador al abandonar el lugar de trabajo y haberle
encontrado que sacaba cinco (5) almojábanas sin producir su
pago previo, pago que solo efectuó posteriormente a su
hallazgo, pretendiendo el trabajador formalizar la situación
en éste sentido» (f.°10, ibídem); v) el interrogatorio de parte y
la exposición libre y voluntaria del trabajador que coincide
con los consignados en la carta de despido, los que
expresan:

[…] a. haber pretendido sacar las 5 almojábanas del lugar de


trabajo sin efectuar el pago previo, b. que los alimentos solo eran
consumibles en los días en que se prestara el servicio, sin
derecho a ser acumulados para consumos posteriores y c. que el
día 12 de abril, sin estar en servicio, realizó un consumo con su
familia por valor de $53.400.00;

Igualmente, vi) el documento visto a folio 45 del


cuaderno n.° 2, en el cual:

[…] se consigna una facturación de 2 parrilladas, 1 pollo y 2


sopas campesinas, consumido todo un día en que el actor no
laboraba y que como se observa, no constituye un menú propio
de almuerzo de una persona, documento firmado por el
trabajador Hernández Vivas para liberar a la Cajera de entregar
dicho valor, pero cargado a la dependencia en la que se prestaba
el servicio.

Por su parte, vii) el escrito de la contestación de la


demanda, en cuanto a lo relacionado con la justa causa
invocada para la terminación del contrato de trabajo del

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accionante en cotejo con la carta de despido y las pruebas


practicadas en el proceso, en las cuales se describe la
conducta del trabajador y viii) los testimonios de Luis
Antonio Peña y Emperatriz Mercado, en los cuales,
relacionan el derecho al consumo de alimentos, la
oportunidad y la prohibición de acumularlos.

De haberlo hecho, habría llegado a las siguientes


conclusiones: i) que el actor incurrió en la prohibición de
acumulación de alimentos; ii) que la conducta de este
perjudicó los intereses patrimoniales de la empresa y iii) que
quedó probada la existencia de la justa causa para la
terminación del contrato de trabajo. Con lo cual habría
confirmado la sentencia de primera instancia.

Argumenta, que el Tribunal yerra al asemejar la


locución «legalizar» al hecho de «cumplir debidamente»,
cuando el trabajador lo relaciona a «[…] la firma de los
comprobantes de suministro de los alimentos, en lo que se
refiere a la cantidad y calidad de los mismo y al valor de
ellos, el cual al final es cargado como costo a la dependencia,
sin que le pertenezcan al trabajador» (f.° 9, ídem).

Por último, indica que, si en gracia de discusión, se


admitiera que no prosperó la causal alegada, el régimen
indemnizatorio que le correspondía al actor no era el
artículo 6° de la Ley 50 de 1990, ya que ingresó a laborar el
1º de septiembre de 1980 y, por tanto, se le aplica el literal
d) del núm. 4 artículo 8° del Decreto 2351 de 1965. En
consecuencia, pide que, si no se casa totalmente la

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decisión, la case parcialmente reduciendo la indemnización


a lo establecido en el literal d) del numeral 4º del artículo 8º
del Decreto 2351 de 1965 (f.° 6 y 7, cuaderno de la Corte).

VII. RÉPLICA

Manifestó, que la sentencia impugnada encuentra su


fundamento en la Constitución Política de Colombia, la ley,
los hechos de la demanda y el acervo probatorio, en el cual,
se encuentra las pruebas documentales que fueron objeto
de análisis por el ad quem, en este sentido, no se acredita la
justa causa invocada por el censor en la carta de despido ni
con los demás medios probatorios.

De otro lado, constituye error de técnica, en el


entendido, de que convierte al recurso en un alegato de
instancia, con argumentos de circunstancias que no se
establecieron previamente. Asimismo, porque trae a
colación testimonios, que, si bien fueron valorados
debidamente en la segunda instancia, no es considerada
como prueba calificada en casación y, por último, hace
referencia a la norma aplicable al caso, circunstancia que
sólo es procedente por la vía directa (f.° 15 a 22, cuaderno
de la Corte).

VIII. CONSIDERACIONES

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Le asiste razón a la oposición, en cuanto a que el


escrito de acusación contiene varias deficiencias técnicas,
que a continuación se enumeran:

1. El alcance de la impugnación.

El alcance de la impugnación, que en casación es el


petitum de la demanda, en donde el recurrente debe pedir
a la Corte con la mayor claridad posible lo que se pretende
de ella, resulta confusa su redacción, pues pide que, «en
sede de instancia, la Honorable Corte revoquen (sic) las
decisiones materia de condena contra la Empleadora y se
le confirmación (sic) a la sentencia de primera instancia».

De ahí que deba realizarse un ejercicio intelectivo


para concluir que lo buscado por el censor es la
confirmación de la sentencia primer grado, toda vez que
ésta fue totalmente favorable a su representada.

2. Respecto del cargo único.

2.1 La proposición jurídica. Si bien inicia el


planteamiento del cargo en forma idónea, pues acusa la
sentencia por la vía indirecta, en la modalidad de
aplicación indebida (respecto del literal d) del art. 6° de la
Ley 50 de 1990, en concordancia con el literal d) núm. 4°
del art. 8° del D. 2351/65 y con el parágrafo transitorio
del artículo 28 de la Ley 789 del 2.002 que modificó el
artículo 64 del CST), que es la aceptada para este sendero.

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Sin embargo, más adelante, esgrime un submotivo


ajeno a la misma, la falta de aplicación (respecto de los
art. 23, 56, 58 y 60 del CST y el núm. 6° lit. a) del art. 70
del D. 2351/65, artículo 85 de la CN), que dicho sea de
paso no existe, aunque esta denominación puede
asimilarse a infracción directa, como quiera que este
último, se refiere a los eventos en que el juzgador ignora la
existencia de una norma o se rebela contra ella y se niega
a reconocerle validez en el tiempo o en el espacio y por
tanto deja de aplicarla para resolver la controversia.

En este punto, debe decirse que, si se interpreta que


se acusan algunos preceptos en la modalidad de
infracción directa, es obligante resaltar que ello
representaría mezcla de vías, pues tal submotivo es propio
de la vía directa (CSJ SL9641-2014), sendero en el cual el
cargo debe ceñirse a discernimientos de orden jurídico,
con relación a las normas sustantivas nacionales que
estudia vulnerados, en este caso por no darles aplicación
siendo las reguladoras de la controversia, todo ello sin
realizar juicios sobre la valoración probatoria realizada
por el fallador de instancia.

3. La pretensión subsidiaria.

Pidió el recurrente se modificara el valor de la


indemnización por despido sin justa causa, cuyo valor -
$100.506.574- liquidó el juez de apelaciones, conforme a lo
dispuesto en el parágrafo transitorio del artículo 28 de la
Ley 789 de 2002, con un salario de $2.605.804 y no

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conforme el artículo 8º-4 del Decreto 2351/65, dado el


carácter técnico del recurso, existen errores de técnicas que
no resultan superables, es así como en un único cargo se
plantean dos discusiones distintas, con apoyos fácticos
distintos, pero sin un desarrollo real.

La discusión sobre la norma aplicable para


indemnizar la injusta finalización del vínculo, debía ser
planteada por la vía directa y no por la vía indirecta
escogida; sin que haya forma de salvar tal falencia, pues
en ninguna manera se observa argumentación jurídica
tendiente a destruir la decisión del Juez de segunda
instancia.

Además, si pretendía formular un cargo por la vía


indirecta debía demostrar la acusación a través de la
denuncia de errores de hecho evidentes, manifiestos y
protuberantes del Juez de segundo grado, acaecidos por la
defectuosa o ninguna valoración de los medios probatorios
y, exhibir en que consistió la equivocada valoración del ad
quem todo lo cual brilla por su ausencia. Lo que hace
imposible su estudio, en caso de que no prospere el
ataque de justeza del despido.

Con todo, en el cargo existe suficiente argumentación


para estudiar aquellos ataques orientados por la vía
indirecta en la modalidad de aplicación indebida, de
acuerdo con los yerros fácticos y valorativos denunciados,
conforme a continuación se realiza.

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Del despido sin justa causa.

El Tribunal señaló en su decisión que el origen del


despido del actor se encontraba en: i) que el 19 de abril de
2009, en el casco del demandante, la vigilante de turno,
encontró 5 almojábanas grandes por valor de $4.500, sin
autorización para sacarlas; ii) que el 12 de abril de 2009
legalizó un almuerzo por $21.012, sin estar habilitado para
realizar consumos, por no encontrarse en turno; iii) que el 2
de abril de 2009 consumió un desayuno, un almuerzo y
una cena y el mismo consumo fue legalizado por segunda
vez el día 2 del mismo mes y año.

Que no se demostraron en el juicio, con las pruebas


testimoniales, la ocurrencia de los hechos constitutivos de
dichas faltas; esto es, el hurto de las cinco (5) almojábanas
y la ilegalidad de los consumos efectuados.

Por último, calificó de malintencionada la conducta de


la empresa y de insignificante el consumo de las
almojábanas, desayuno, almuerzo y cena, que a la postre
legalizó el actor.

La censura radica su inconformidad en: i) el


equivocado entendimiento del término legalizar, que no es el
de cumplir debidamente, sino el de firmar los comprobantes
de suministro de alimentos, cuyo costo es cargado a la
dependencia sin que pertenezca al trabajador; ii) el error y
la falta de valoración de las pruebas que conducen a la
demostración de la justa causa alegada y su gravedad.

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La carta de terminación de contrato que obra a folios


15 a 23 del cuaderno del Juzgado 2, informa como sustento
de la decisión lo previsto en el DL 2351/65, artículo 7º,
literal a), numerales 6, 10 y 13, en concordancia con el
artículo 58 numeral 1º del CST y con los artículos 55
literales g) y h), 60 numerales 19 y 27, 62 numerales 1, 16,
25 y 61, 66 literal d), del reglamento interno de trabajo, al
igual que la cláusula sexta del contrato de trabajo; y, luego
de relatar los hechos del 19 de abril de 2009 (caso
almojábanas), el 12 de abril de 2009 (consumos familiares
en día de descanso). El 2 de abril de 2009 (doble
legalización de alimentos), concluyó:

[…] que la justificación hecha por usted en la audiencia de


descargos (9 de junio de 2009), no son válidos para CAFAM el
hecho de pretender retirar productos de propiedad de CAFAM, y
la doble legalización de los consumos realizados y firmados como
consumo interno con cargo a CAFAM, situación que evidencia un
acto ilegítimo de su parte que va en detrimento del patrimonio de
la Caja, la contabilización de los inventarios y costeo de materias
primas.

La Empresa califica como graves las conductas en las que usted


incurrió por ser contrarias a las obligaciones derivadas de la
naturaleza de su cargo, al Reglamento Interno de Trabajo, al
Código Sustantivo de Trabajo, en relación con las normas citadas
al inicio de esta comunicación, razón por la cual se hace
incompatible continuar con su trabajo.

La recurrente considera mal valorada la carta de


terminación del contrato de trabajo, porque en ella se
exponen con claridad las faltas imputadas y el sustento
normativo y probatorio de las mismas, que en su conjunto
deben llevar al fallador a encontrar probada la justa causa
alegada.

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Radicación n.° 63637

Pues bien, el reglamento interno de trabajo, también


denunciado como mal apreciado, en las cláusulas
invocadas consigna (f.° 148, 193, 195, 196, 200, 201, 204,
207, ibídem):

Art. 60. Son obligaciones especiales del trabajador.

[…]

19. Evitar la pérdida o desperdicios de mercancías, materias


primas, útiles, elementos de trabajo, activos fijos, energía, agua,
combustibles, lubricantes y otros elementos materiales.

[…]

27. Cumplir con las demás obligaciones que resulten de la


naturaleza del contrato, de las disposiciones legales,
reglamentos, procesos, instrucciones y normas administrativas
que expida o haya expedido CAFAM, tales como software, copias
de seguridad de la información, correo electrónico corporativo,
activos fijos, entre otros.

Art.62. Se prohíbe a los trabajadores.

1. Sustraer de CAFAM útiles de trabajo, materias primas,


mercancías de todo género, productos elaborados o activos fijos
sin contar con la debida autorización.

[…]

16. Consumir la mercancía o apropiarse de elementos de


propiedad de CAFAM, sin autorización.

[…]

25. Cualquier falta de honradez contra CAFAM sus superiores o


contra sus compañeros de trabajo.

[…]

61.Guardar dinero u otros objetos ajenos a la naturaleza del


trabajo en las cajas fuertes de CAFAM.

Art.66. Constituyen faltas graves.

[…]

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Radicación n.° 63637

d) La violación grave a juicio de CAFAM por parte del trabajador


de las prescripciones del orden, obligaciones o prohibiciones
contenidas en los capítulos IX y XII de este Reglamento, así como
también la grave violación de sus obligaciones contractuales o
reglamentarias.

Por último, la cláusula sexta del contrato de trabajo


(f.°13, ibídem), reza:

Son justas causas para poner término a este contrato,


unilateralmente, las enumeradas en el artículo 7º del Decreto
2351/65, y además, por parte del patrono, las siguientes faltas
que para el efecto se califican como graves: a) la violación por
parte del trabajador de cualquiera de sus obligaciones legales,
contractuales o reglamentarias; b) la no asistencia puntual al
trabajo, sin excusa suficiente a juicio del patrono, por dos veces;
c) la ejecución por parte del trabajador de labores remuneradas
al servicio de terceros; d) la revelación de secretos y datos
reservados de la empresa; e) las desavenencias de sus
compañeros de trabajo; f) el hecho de que el trabajador llegue
embriagado o ingiera bebidas embriagantes en el sitio de
trabajo, aún por la primera vez; g) el hecho que el trabajador
abandone el sitio de trabajo sin el permiso de sus superiores; y
h) la no asistencia a una sección (sic) de la jornada de trabajo, o
más, sin excusa suficiente a juicio del patrono.

En el interrogatorio de parte que, en efecto, no fue


apreciado por el ad quem (f.°77 a 81, cuaderno del Juzgado
1), el actor, acepta que llevaba las 5 almojábanas aludidas
el día 19 de junio de 2009, correspondientes a sus
desayunos de los días anteriores, cuales estaban
endurecidas y las llevaba para un perro; señaló que de los
vales o autorizaciones con que se los dieron la cajera no
podía darle copia y por ello le pidió un cheque cuenta, el
cual mostró en la portería para salir. Indicó, que si bien
conocía que los alimentos debían consumirse en el turno,
que no eran acumulables para consumo en otros días, pero
que en su condición de supervisor de cocinas no podía

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Radicación n.° 63637

cumplir con los horarios establecidos para tomarlos, pues


en esos momentos tenía que estar de servicio; que estos en
ocasiones eran llevados para la casa, porque no les quedaba
tiempo. Afirmó que tales conductas eran rutinarias.

Igualmente, aceptó que él y su familia consumieron


alimentos el 12 de abril de 2009, de acuerdo con
autorizaciones de alimentos correspondientes a turnos
anteriores; dijo que desde que fue ascendido a cocinero,
tenía derecho a consumir alimentos a la carta y no
simplemente menús corrientes o de empleado, lo que
llevaba haciendo 15 años, sin objeción alguna del
empleador.
Todo lo dicho se encuentra en consonancia con el acta
de descargos, en la que se hizo referencia, además a la
legalización de la cena del 1º de abril de 2009, que aparece
reportada nuevamente al día siguiente, ante lo que explicó
que, en vista que no recordaba si había firmado el vale el
día anterior, lo firmó nuevamente (f.° 24 a 33, cuaderno del
Juzgado 2).

Obra a folios 53-54 ibídem, memorando del jefe de


departamento de hotelería a los funcionarios de centros
vacacionales, fechado 27 de febrero de 2009, con los
horarios para el consumo de los alimentos para
funcionarios, personal de concesiones y contratistas, así:
desayunos, de 7 a 8 am; almuerzos, de 12 a 1:30 pm; y ,
cena, de 6:30 a 7:30 pm; igualmente, se dan
recomendaciones en cuanto al uso de las mesas del

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comedor, baños, vestier y la prohibición de tomar, guardar


o posponer la toma de alimentos fuera de los horarios.

En cuanto a los memorandos de folios 36 a 37 y 46 a


52 ibídem, comunican los mismos hechos que arriba se han
mencionado, luego su revisión en nada esclarece los
hechos.

Así pues, de la prueba hasta aquí analizada,


encuentra la Sala demostrado que hubo dos comprobantes
de recibo para una misma comida (1º y 2 de abril de 2009),
que el demandante y su familia comieron el día 12 de abril
del mismo año y se cancelaron con vales de alimentos
recibidos para consumo del trabajador y, que el 19 del
mismo mes y año, fue retenido en la portería por llevar
cinco almojábanas sin tiquete de pago; debiendo, entonces,
determinarse, si estas conductas constituyen una justa
causa para dar por terminado el contrato de trabajo.

El artículo 62 del CST, modificado por el art. 7º,


Decreto 2351 de 1965, fundamento de la sentencia de
segunda instancia, consagra como justas causas para dar
por terminado unilateralmente el contrato de trabajo:

A). Por parte del empleador:

[…]

6. Cualquier violación grave de las obligaciones o prohibiciones


especiales que incumben al trabajador de acuerdo con los
artículos 58 y 60 del Código Sustantivo del Trabajo, o cualquier
falta grave calificada como tal en pactos o convenciones
colectivas, fallos arbitrales, contratos individuales o reglamentos.

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El numeral transcrito contiene dos supuestos para


considerar la justa causa de ruptura del vínculo por el
empleador: i) «Cualquier violación grave de las obligaciones o
prohibiciones especiales que incumben al trabajador de
acuerdo con los artículos 58 y 60 del Código Sustantivo del
Trabajo», y la segunda ii) cualquier falta grave calificada
como tal en pactos o convenciones colectivas, fallos
arbitrales, contratos individuales o reglamentos».

En el primer supuesto, fue invocada la vulneración del


art.58-1 del CST, esto es, «Realizar personalmente la labor,
en los términos estipulados; observar los preceptos del
reglamento y acatar y cumplir las órdenes e instrucciones
que de modo particular le impartan el empleador o sus
representantes, según el orden jerárquico establecido».
Pues bien, en consonancia con lo anterior, los literales
1º, 16 y 25 del reglamento interno de trabajo, ya
transcritos, prohíbe a los trabajadores «sustraer de CAFAM
útiles de trabajo, materias primas, mercancías de todo
género, productos elaborados o activos fijos, sin contar con la
debida autorización».

Ahora bien, el Tribunal consideró que el empleador no


desplegó la actividad probatoria suficiente para demostrar
la ocurrencia de los hechos, en lo cual falló, pues es el
mismo demandante quien acepta parcialmente la conducta
endilgada, se dice, parcialmente, porque justifica cada una
de las acusaciones; la del 1º y 2 de abril, esto es, la
duplicidad en la legalización de los alimentos, con el olvido
de la anotación que hizo la primera vez; la del 12 de abril

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como una práctica corriente en la empresa y la del 19 de


abril como desayunos guardados, para consumir cuando
tuviera tiempo, tiempo que nunca llegó y afectó al producto
de modo que lo llevaba para el consumo de una mascota.

Al margen de las justificaciones dadas, omitió el


juzgador de segundo grado, advertir que tal como señala la
censura, el consumo de alimentos fuera de los horarios
señalados por el empleador en el memorando del 27 de
febrero de 2009 (f.° 53 a 54, ibídem), es decir, apenas un
mes y unos días antes de la ocurrencia de las conductas del
accionante; y de conformidad, con la misma documental se
encontraba prohibido de tomar, guardar o posponer la toma
de alimentos fuera de los horarios, con mayor razón aún
fuera de los turnos de prestación del servicio y para
personas que no tuvieran el carácter de trabajadoras de la
empresa, en este caso, la familia del demandante.

Las conductas, se recalca, prohibidas por el empleador


fueron confesadas por el demandante en su interrogatorio
de parte (f.°77 a 81, cuaderno del Juzgado), la
inobservancia de las órdenes que en este sentido se
impartían era reiterativa, pues el trabajador incluso las
califica de rutinarias, con lo que se configuran los yerros
manifiestos y protuberantes al no tener como configurada la
justa causa para la terminación del contrato.

Con base en lo expuesto, el recurso es fundado y por


consiguiente se procederá a la casación del fallo impugnado

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en lo relativo a la condena por indemnización por despido


sin justa causa.

Sin costas dado que el recurso tuvo éxito.

IX. SENTENCIA DE INSTANCIA

Lo dicho en sede extraordinaria resulta suficiente para


descartar los motivos de reproche contenidos en el recurso
de apelación contra la sentencia del a quo, por lo que se
confirmará la sentencia de primer grado.

En sede de instancia, la Sala confirma la sentencia de


absolutoria de primer grado, proferida por el Juzgado
Octavo Laboral del Circuito de Descongestión de Bogotá,
con fundamento en las razones que llevaron al quiebre de la
sentencia del Tribunal.

Las costas de la primera y segunda instancia estarán a


cargo del accionante y a favor de la demandada.

X. DECISIÓN

En mérito de lo expuesto, la Corte Suprema de


Justicia, Sala de Casación Laboral, administrando justicia
en nombre de la República y por autoridad de la ley, CASA
la sentencia dictada el treinta (30) de abril de dos mil trece
(2013) por el Tribunal Superior del Distrito Judicial de
Bogotá, dentro del proceso ordinario laboral seguido por
SALVADOR HERNÁNDEZ VIVAS contra CAJA DE

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COMPENSACIÓN FAMILIAR- CAFAM, en lo relativo a la


condena por indemnización por despido sin justa causa.

Costas en el recurso extraordinario, como se indicó en


la parte motiva.

En sede de instancia, RESUELVE:

PRIMERO: CONFIRMAR la sentencia de fecha cuatro


(4) de febrero de dos mil tres (2013) dictada por el Juzgado
Octavo Laboral de Descongestión del Circuito de Bogotá.

SEGUNDO: Costas como se indicó en la parte motiva.

Cópiese, notifíquese, publíquese, cúmplase y


devuélvase el expediente al tribunal de origen.

SANTANDER RAFAEL BRITO CUADRADO

CECILIA MARGARITA DURÁN UJUETA

CARLOS ARTURO GUARÍN JURADO

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