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Lecciones de Derecho Penal

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Lecciones de Derecho Penal

Vi veritatis et iustitiae

Estudio General y Profundizado

La ciencia del Derecho Penal, tiene por objeto organizar la estructura que sustenta la
argumentación jurídica penal, en un sistema perfectamente definido de contenidos, con el objeto
de facilitar entre otros aspectos, la comprensión y aplicación de dichas normas, todo ello
vinculado con la necesidad y expectativa que refleja el modelo democrático social de justicia y
libertades de un Estado.

Dentro del principio que rige la distribución y división del poder público, surge la potestad
sancionadora que la Constitución y la Ley ha puesto en atribución a las autoridades
jurisdiccionales, como expresión de la independencia entre las ramas del poder público, siguiendo
este postulado sostenido desde el surgimiento de las corrientes del liberalismo clásico, lo cual dejó
atrás los sistemas totalitarios en donde el Rey era quien ejercía las tres funciones básicas del
Estado.

Las nuevas corrientes de la filosofía política han propuesto concebir el poder público, como un
supuesto único de poder, que aunque dividido en distintos órganos, es regido por la colaboración
armónica y sistemática, para el cumplimiento óptimo de los cometidos del Estado.

La ilicitud, entendida como la contrariedad entre el ser y el deber ser jurídicamente establecido, es
el fundamento de imposición de una sanción. En el derecho penal esta ilicitud se corresponde con
el concepto de delito, como noción que cobija las características de tipicidad, antijuridicidad,
culpabilidad y punibilidad respecto de la comisión de determinadas conductas.
La causalidad por sí sola no basta para la imputación jurídica del resultado.

Por ello, para que el derecho penal se haga operante se requiere que la conducta desplegada por
un ciudadano se encuentre previamente definida en la ley penal como delito, que exista una
"contradicción entre la acción realizada y las exigencias del ordenamiento jurídico" y que además
el sujeto haya actuado con culpabilidad.

Estos elementos estructurantes del ilícito penal responden, adicionalmente de su categoría


dogmática, a principios del derecho penal que han sido positivados en normas rectoras, que
funcionan de una parte como garantías ciudadanas y, a su vez, como limitantes al ejercicio del ius
puniendi del Estado. Estas normas rectoras, constituyen la esencia y orientación del sistema penal.

Lecciones de Derecho Penal

Parte General

Módulo I

Tema 1: EL ORDENAMIENTO JURÍDICO PENAL. Concepto y Características. El Derecho Penal y el


Control Social. La Función del Derecho Penal. La ciencia del Derecho Penal. La Evolución histórica
del Derecho Penal. Las Escuelas Penales. La formación del Derecho Penal venezolano.

Tema 2: FUENTES DEL DERECHO PENAL. Definición de fuentes del derecho penal. Clasificación de
las fuentes del Derecho Penal. Fuentes Directa o de Producción. La ley. Concepto de ley. Las
fuentes indirectas o de conocimiento del Derecho Penal: La jurisprudencia; La doctrina; los
principios generales del Derecho. El valor de las fuentes indirectas en el Derecho Penal. El Principio
de legalidad en el Derecho penal venezolano.

Tema 3: LA INTERPRETACIÓN DE LA LEY PENAL. La naturaleza del acto de interpretar la ley penal.
La Teorías que sustentan la interpretación de la ley penal. Finalidad de la interpretación de la Ley
penal. Clases de Interpretación: conforme al sujeto que la hace; conforme a los medios que se
aplican; conforme al resultado que se llega.

Tema 4: EFICACIA DE LA LEY PENAL. Validez temporal; Sucesión de leyes; La ley más favorable;
Validez espacial; Principios que regulan la aplicación de la ley penal venezolana; Validez personal:
Inmunidades, Prerrogativas; La extradición; La retroactividad de la Ley Penal.

Tema 5: INTRODUCCIÓN A LA TEORÍA DEL DELITO. Noción formal y sustancial del delito. Evolución
del concepto dogmático del delito. Teoría clásica del delito. Bipartición y tripartición. Teoría
finalista del delito. Formas de hecho punible.

Tema 6: LA ACCIÓN. El concepto de acción. Teorías. La omisión. Delitos de comisión por omisión.
El resultado. Estructura. Teorías sobre la relación causal. La ausencia de acción.
Tema 7: LA TIPICIDAD. Concepto de tipicidad. El injusto típico. Estructura del tipo penal. Especies
de los tipos penales. Función de la tipicidad. La atipicidad.

Tema 8: LA ANTIJURICIDAD. Antijuricidad en sentido formal y en sentido material. Desvalor de la


acción y el desvalor del resultado. Relación entre tipicidad y antijuricidad.

Tema 9: CAUSAS DE JUSTIFICACIÓN. Naturaleza de las causas de justificación. Definición. Efecto. La


legítima defensa. Actos legítimos. Omisión por causa justificada.

Inicio

Penal I

Penal II

Penal III

Penal IV

Biblografia

Tema 1Tema 2Tema 3Tema 4Tema 5Tema 6Tema 7Tema 8

Lecciones de Derecho Penal

Parte General

Módulo II

Tema 1: LA CULPABILIDAD. Evolución del concepto de culpabilidad. Teorías de la culpabilidad. La


imputabilidad. El dolo. La culpa. La preterintención. La responsabilidad objetiva. La normalidad de
acto voluntario.
Tema 2: CAUSAS DE EXCLUSIÓN DE LA CULPABILIDAD. La imputabilidad. Minoría de edad.
Anomalías causadas por ingestión de drogas o alcohol. El error. La defensa putativa. La no
exigibilidad de otra conducta. El estado de necesidad. El miedo insuperable.

Tema 3: LA PENA. Concepto. Evolución histórica. Función. Clasificación. Sistema de aplicación.


Penas accesorias. Conversión y conmutación de penas. Excusas absolutorias. Condiciones objetivas
de punibilidad.

Tema 4: EL DELITO IMPERFECTO. Iter Criminis. Fases. Actos Preparatorios. La tentativa. El delito
frustrado. Desistimiento.

Tema 5: CONCURSO DE PERSONAS EN EL DELITO. Generalidades. El autor. Concepto. Clases de


autorías. La participación. Naturaleza de la participación. Requisitos. Clases de partícipes.
Responsabilidad del partícipe.

Tema 6: CONCURSO DE DELITO. Unidad y pluralidad de acciones. Teorías. Concurso ideal de delito.
Concurso real o material de delitos. El delito continuado. El delito masa. Concurso aparente de
normas penales.
Tema 7: CIRCUNSTANCIAS MODIFICATIVAS DE LA RESPONSABILIDAD PENAL. Circunstancias
atenuantes y agravantes genéricas. Atenuantes específicas: El exceso. Imputabilidad disminuida.
Arrebato o intenso dolor. Perturbación mental por embriaguez o ingestión de drogas. La vejez. La
reincidencia.

Tema 8: EXTINCIÓN DE LA RESPONSABILIDAD PENAL. La muerte del procesado o reo. La amnistía.


El indulto. El cumplimiento de la condena. El perdón y el desistimiento de la víctima. La
prescripción de la acción penal y de la pena. La responsabilidad civil derivada del delito. Referencia
al Código Procesal Penal y leyes especiales.

Lecciones de Derecho Penal

Parte Especial

Módulo I

DELITO CONTRA LAS PERSONAS

Tema 1: EL DELITO DE HOMICIDIO INTENCIONAL. Elementos integrantes. Medio de comisión. El


homicidio calificado y agravado. Circunstancias calificantes y agravantes. Diferencias. Ubicación de
las figuras en el Código Penal venezolano.

Tema 2: EL HOMICIDIO CONCAUSAL. Culposo. Preterintencional. Concausal. Inducción y ayuda al


suicidio. Análisis y ubicación de estas figuras en el Código Penal venezolano.
Tema 3: DELITO DE LESIONES PERSONALES INTENCIONALES. Elementos. Medios de comisión.
Clasificación. Circunstancias agravantes. Lesiones preterintencionales y culposas previstas en el
Código Penal. Violencia física prevista en la Ley Orgánica sobre el Derecho de las Mujeres a una
Vida Libre de Violencia.

Tema 4: DISPOSICIONES COMUNES A LOS DELITOS DE HOMICIDIO Y LESIONES. El duelo. La riña


cuerpo a cuerpo. La complicidad correspectiva y riña tumultuaria.

Tema 5: EL DELITO DE ABORTO. Elementos integrantes. Tipos de abortos. Ubicación en el Código


Penal venezolano.

Tema 6: EL DELITO DE DIFAMACIÓN. Concepto. Elementos. Medios de comisión. Tipos. La


excepción de la verdad. Ubicación en el Código Penal venezolano.

Tema 7: EL DELITO DE INJURIA. Concepto. Elementos. Medios de comisión. Tipos. Atenuantes.


Causas de excepción de culpabilidad. Diferencias con el delito de difamación. Ubicación en el
Código Penal venezolano.
DELITO CONTRA LA COSA PÚBLICA

Tema 8: EL DELITO DE PECULADO. Elementos. Tipos. Atenuantes. Diferencias con el delito de


apropiación indebida calificada y con la malversación de fondos públicos. El delito de concusión. El
delito de malversación de fondos públicos. Ubicación en la ley contra la corrupción.

Tema 9: EL DELITO DE CORRUPCIÓN DE FUNCIONARIO PÚBLICO. Elementos. Tipos. Inducción a la


corrupción. Atenuantes específicas. Pena accesoria. Ubicación en la ley contra la corrupción.

DELITOS CONTRA LAS BUENAS COSTUMBRES Y

EL BUEN ORDEN DE LA FAMILIA

Tema 10: EL DELITO DE VIOLACIÓN. Los actos lascivos violentos. Acto carnal. Corrupción de
menores. Seducción bajo promesa de matrimonio y el incesto. Elementos. Ubicación en el Código
Penal venezolano. Análisis del artículo 380 del Código Penal y su comparación con el artículo 25
del Código Orgánico Procesal Penal.
Tema 11: EL DELITO DE RAPTO. Elementos. Tipos. Ubicación en el Código Penal venezolano.
Análisis de las disposiciones comunes a los delitos contra las buenas costumbres.

DELITOS CONTRA LA ADMINISTRACIÓN DE JUSTICIA

Tema 12: EL DELITO DE SIMULACIÓN DE HECHO PUNIBLE Y CALUMNIA. Elementos. Tipos.


Diferencia entre ambos delitos. Diferencia entre el delito de calumnia con el delito de difamación.

Tema 13: EL DELITO DE FALSO TESTIMONIO. Elementos. Tipos. Excepciones de punibilidad.


Ubicación en el Código Penal venezolano.

DELITOS PREVISTOS EN LA LEY ORGÁNICA DE DROGAS

Tema 14: EL DELITO DE POSESIÓN, TRANSPORTE, DISTRIBUCIÓN, OCULTAMIENTO Y TRÁFICO DE


DROGAS. Elementos. Análisis. Ubicación en la Ley Orgánica de Drogas.
DELITOS CONTRA LA INDEPENDENCIA Y SEGURIDAD DE LA NACIÓN

Tema 15: DELITOS CONTRA LA INDEPENDENCIA Y SEGURIDAD DE LA NACIÓN. Traición a la patria.


Conspiración contra el orden constitucional. Favorecimiento bélico. Elementos. Análisis. Ubicación
en el Código Penal venezolano.

Tema 16: DELITOS CONTRA LOS PODERES PÚBLICOS. El delito de rebelión. Instigación a la
insurrección. Vilipendio. Elementos. Análisis. Ubicación en el Código Penal venezolano.

Lecciones de Derecho Penal

Parte Especial

Módulo I

DELITO CONTRA LAS PERSONAS

Tema 1: EL DELITO DE HOMICIDIO INTENCIONAL. Elementos integrantes. Medio de comisión. El


homicidio calificado y agravado. Circunstancias calificantes y agravantes. Diferencias. Ubicación de
las figuras en el Código Penal venezolano.
Tema 2: EL HOMICIDIO CONCAUSAL. Culposo. Preterintencional. Concausal. Inducción y ayuda al
suicidio. Análisis y ubicación de estas figuras en el Código Penal venezolano.

Tema 3: DELITO DE LESIONES PERSONALES INTENCIONALES. Elementos. Medios de comisión.


Clasificación. Circunstancias agravantes. Lesiones preterintencionales y culposas previstas en el
Código Penal. Violencia física prevista en la Ley Orgánica sobre el Derecho de las Mujeres a una
Vida Libre de Violencia.

Tema 4: DISPOSICIONES COMUNES A LOS DELITOS DE HOMICIDIO Y LESIONES. El duelo. La riña


cuerpo a cuerpo. La complicidad correspectiva y riña tumultuaria.

Tema 5: EL DELITO DE ABORTO. Elementos integrantes. Tipos de abortos. Ubicación en el Código


Penal venezolano.

Tema 6: EL DELITO DE DIFAMACIÓN. Concepto. Elementos. Medios de comisión. Tipos. La


excepción de la verdad. Ubicación en el Código Penal venezolano.
Tema 7: EL DELITO DE INJURIA. Concepto. Elementos. Medios de comisión. Tipos. Atenuantes.
Causas de excepción de culpabilidad. Diferencias con el delito de difamación. Ubicación en el
Código Penal venezolano.

DELITO CONTRA LA COSA PÚBLICA

Tema 8: EL DELITO DE PECULADO. Elementos. Tipos. Atenuantes. Diferencias con el delito de


apropiación indebida calificada y con la malversación de fondos públicos. El delito de concusión. El
delito de malversación de fondos públicos. Ubicación en la ley contra la corrupción.

Tema 9: EL DELITO DE CORRUPCIÓN DE FUNCIONARIO PÚBLICO. Elementos. Tipos. Inducción a la


corrupción. Atenuantes específicas. Pena accesoria. Ubicación en la ley contra la corrupción.

DELITOS CONTRA LAS BUENAS COSTUMBRES Y

EL BUEN ORDEN DE LA FAMILIA


Tema 10: EL DELITO DE VIOLACIÓN. Los actos lascivos violentos. Acto carnal. Corrupción de
menores. Seducción bajo promesa de matrimonio y el incesto. Elementos. Ubicación en el Código
Penal venezolano. Análisis del artículo 380 del Código Penal y su comparación con el artículo 25
del Código Orgánico Procesal Penal.

Tema 11: EL DELITO DE RAPTO. Elementos. Tipos. Ubicación en el Código Penal venezolano.
Análisis de las disposiciones comunes a los delitos contra las buenas costumbres.

DELITOS CONTRA LA ADMINISTRACIÓN DE JUSTICIA

Tema 12: EL DELITO DE SIMULACIÓN DE HECHO PUNIBLE Y CALUMNIA. Elementos. Tipos.


Diferencia entre ambos delitos. Diferencia entre el delito de calumnia con el delito de difamación.

Tema 13: EL DELITO DE FALSO TESTIMONIO. Elementos. Tipos. Excepciones de punibilidad.


Ubicación en el Código Penal venezolano.

DELITOS PREVISTOS EN LA LEY ORGÁNICA DE DROGAS


Tema 14: EL DELITO DE POSESIÓN, TRANSPORTE, DISTRIBUCIÓN, OCULTAMIENTO Y TRÁFICO DE
DROGAS. Elementos. Análisis. Ubicación en la Ley Orgánica de Drogas.

DELITOS CONTRA LA INDEPENDENCIA Y SEGURIDAD DE LA NACIÓN

Tema 15: DELITOS CONTRA LA INDEPENDENCIA Y SEGURIDAD DE LA NACIÓN. Traición a la patria.


Conspiración contra el orden constitucional. Favorecimiento bélico. Elementos. Análisis. Ubicación
en el Código Penal venezolano.

Tema 16: DELITOS CONTRA LOS PODERES PÚBLICOS. El delito de rebelión. Instigación a la
insurrección. Vilipendio. Elementos. Análisis. Ubicación en el Código Penal venezolano.

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Lecciones de Derecho Penal

Parte General

Módulo I

Tema 1: EL ORDENAMIENTO JURÍDICO PENAL. Concepto y Características. El Derecho Penal y el


Control Social. La Función del Derecho Penal. La ciencia del Derecho Penal. La Evolución histórica
del Derecho Penal. Las Escuelas Penales. La formación del Derecho Penal venezolano.

Tema 2: FUENTES DEL DERECHO PENAL. Definición de fuentes del derecho penal. Clasificación de
las fuentes del Derecho Penal. Fuentes Directa o de Producción. La ley. Concepto de ley. Las
fuentes indirectas o de conocimiento del Derecho Penal: La jurisprudencia; La doctrina; los
principios generales del Derecho. El valor de las fuentes indirectas en el Derecho Penal. El Principio
de legalidad en el Derecho penal venezolano.

Tema 3: LA INTERPRETACIÓN DE LA LEY PENAL. La naturaleza del acto de interpretar la ley penal.
La Teorías que sustentan la interpretación de la ley penal. Finalidad de la interpretación de la Ley
penal. Clases de Interpretación: conforme al sujeto que la hace; conforme a los medios que se
aplican; conforme al resultado que se llega.

Tema 4: EFICACIA DE LA LEY PENAL. Validez temporal; Sucesión de leyes; La ley más favorable;
Validez espacial; Principios que regulan la aplicación de la ley penal venezolana; Validez personal:
Inmunidades, Prerrogativas; La extradición; La retroactividad de la Ley Penal.
Tema 5: INTRODUCCIÓN A LA TEORÍA DEL DELITO. Noción formal y sustancial del delito. Evolución
del concepto dogmático del delito. Teoría clásica del delito. Bipartición y tripartición. Teoría
finalista del delito. Formas de hecho punible.

Tema 6: LA ACCIÓN. El concepto de acción. Teorías. La omisión. Delitos de comisión por omisión.
El resultado. Estructura. Teorías sobre la relación causal. La ausencia de acción.

Tema 7: LA TIPICIDAD. Concepto de tipicidad. El injusto típico. Estructura del tipo penal. Especies
de los tipos penales. Función de la tipicidad. La atipicidad.

Tema 8: LA ANTIJURICIDAD. Antijuricidad en sentido formal y en sentido material. Desvalor de la


acción y el desvalor del resultado. Relación entre tipicidad y antijuricidad.

Tema 9: CAUSAS DE JUSTIFICACIÓN. Naturaleza de las causas de justificación. Definición. Efecto. La


legítima defensa. Actos legítimos. Omisión por causa justificada.

Temario

Tema 2: LA FUENTE DEL DERECHO PENAL. Definición de


fuente del derecho penal. Clasificación de la fuente del Derecho
Penal. Fuente Directa o de Producción. La ley. Concepto de ley.
La fuente indirecta o de conocimiento del Derecho Penal: La
jurisprudencia; La doctrina; los principios generales del Derecho.
El valor de la fuente indirecta en el Derecho Penal. El Principio de
legalidad en el Derecho penal venezolano. 

Definición de Fuente del Derecho Penal: La fuente del Derecho penal es


aquella de donde en sí misma emana el conocimiento y alcance de la
expectativa punitiva del Estado y la Sociedad. Cuando se habla de fuente
desde el punto de vista jurídico y específicamente aplicado al derecho penal,
se alude al origen de éste de donde emana.
 
La única fuente del Derecho penal en los sistemas en los que impera el
principio de legalidad penal es la Ley, de la cual emana el poder que
determina el alcance de su conocimiento y aplicación, por lo tanto, sólo la ley
penal puede ser la creadora del conocimiento y alcance social de su
contención, por eso se dice que es fuente directa del Derecho penal.
 
La fuente del derecho son generalmente la ley, la jurisprudencias y la doctrina
hay que advertir que en materia penal, donde rige como aquí en Venezuela, el
principio de legalidad y de las penas, es la ley penal la única fuente directa de
conocimiento y alcance en su aplicación de la expectativa punitiva del Estado.
Solo la ley penal describe los delitos y las sanciones aplicables a las personas
que cometen los delitos.
 
En sentido general, entendemos por fuente de producción del Derecho Penal a
la autoridad del Estado o voluntad jurídica que, de acuerdo al orden
constitucional, dicta las normas de carácter penal.
 
El principio de reserva legal establece, en los Estado democrático de derecho,
que él único facultado para producir normas de carácter penal es el órgano
legislativo, pues además de ser su función natural la elaboración del orden
normativo que desarrolla el Estado constitucional, dentro de los poderes
públicos y en resguardo del principio de división de poderes, en el poder
legislativo reside la representación popular más amplia, ya que es la expresión
colectiva y directa del conjunto social que expresa la voluntad de un pueblo,
es el titular exclusivo y excluyente del Derecho Subjetivo, que determina
cuándo un acto puede ser considerado reprochable y en razón a ello,
configurar las conductas delictiva que penaliza la ley, y fija en las
consideraciones respecto al quantum de la pena aplicable.
 
Este principio exige que la punibilidad de un hecho, sólo pueda ser establecida
por una ley anterior a la comisión del delito, e implica el desarrollo
programático de las ideas y principios que traza los derechos, deberes,
garantías individuales, colectivas y difusas establecidas en la Constitución de
la República.
 
Tratándose de una garantía individual, las disposiciones del Derecho Penal,
debe estar claramente trazada mediante la enumeración taxativa que fija la ley,
en cuanto a los hechos punibles y las penas, de manera que aquellos y éstas
representen un númerus clausus o relación cerrada en recíproca e inalterable
correspondencia unos de otros.
 
Al llenar esta finalidad es necesario conocer, que las reglas en la
conformación del Derecho Penal contemporáneo están regidas por una serie
de principios en donde principalmente se encuentran: el principio de legalidad
penal, "nullum crimen nulla poena sine praevia lege poenali";  el principio de
irretroactividad de la ley penal; el principio de mínima regulación penal; la
prohibición de la aplicación de la ley penal por analogía; el principio “In
dubio pro reo”; entre otros, que constituyen el eje motor de la formación del
derecho penal.
 
De igual forma, la Constitución de la República y la ley establece que sólo el
Estado puede dictar y aplicar los procedimientos, así como establecer los
órganos administrativos que realizarán la instrucción, juzgamiento e
imposición de las penas, su aplicación en su correspondiente ejecución.
 
Clasificación de la Fuente del Derecho Penal. 
 
Podemos clasificar la fuente del derecho penal en dos categorías:
 
1. Fuente directa: establece la fuente primaria de producción de la
ley penal y la autoridad Constitucional encargada de dictar la
norma jurídica que le dan existencia al derecho penal;
 
2. Fuente indirecta: determina la forma objetiva como se manifiesta
el derecho penal dentro de la vida social.
 
Fuente Directa: En materia penal, en Venezuela por imperio del orden
Constitucional, en principio es la ley la única fuente directa del Derecho
Penal, a excepción de la jurisprudencia emanada de la Sala Constitucional del
tribunal Supremo de Justicia, que haga la interpretación de una norma o
principio de carácter constitucional y lo vincule con derechos, garantías o
principios de orden Constitucional. Este tipo de jurisprudencia se posesiona al
nivel de la ley por contener un carácter general y vinculante, ellas surgen en
ejercicio de la Jurisdicción Normativa que ha desarrollado la referida Sala
Constitucional en base a la interpretación hecha de forma sistemática al
contenido de la Constitución de la República basándose en lo establecido en el
artículo 335 y 336 del Texto Fundamental. 
La ley: como fuente directa es la manifestación, que por sí mismas es
capaz de engendran la inteligencia y comprensión necesaria para
establecer el alcance, propósito y razón de la norma jurídica penal. De
forma general y abstracta, es la única fuente directa de conocimiento
que determina los límites de legalidad y alcance de la norma de
carácter penal.
 
La Ley como Fuente Directa  del Derecho Penal, es esencialmente la
fuente inspiradora del derecho, no hay leyes buenas y malas, en el
tiempo las leyes pueden perder su vigencia o surgir nuevas
circunstancias que meriten ser reguladas. La ley como producto de la
sociedad, se ajusta a situaciones de orden político, económico, social,
religioso, entre otros.  Es así como las condiciones de punibilidad
pueden variar de acuerdo a una determinada necesidad social, es por
ello que han surgidos diversas especies de tipos penales que
penalizan las actividades cambiarias, las venta de determinados
productos y mercancías, algunas prácticas profesionales. En el
tiempo, la evolución de la sociedad determina la razón y justificación
de establecer leyes con contenidos penales.
 
La ley como fuente directa del derecho penal, constituye la base de
estudio para determinar que el órgano legislativo establezca las
condiciones de variabilidad de una situación que está o no penalizada
y en consecuencia puede ser cambiada en algún sentido, es así como
pudiera incrementarse las penas, establecer modalidades distintas,
despenalizar o penalizar circunstancias, aumentar o disminuir los
beneficios procesales, sin afectar su agresividad o variar los
mecanismos de resarcimiento a la sociedad, derogar la ley o crear
nuevas leyes especiales. En todo caso, siempre será el conjunto de
las circunstancias sociales las que determinan la aparición, derogación
o cambio de una ley.
 
En consecuencia, el Estado no puede ni debe castigar una conducta
que no esté expresamente tipificada en la ley penal, tampoco podrá
imponer penas que no estén en ella establecidas para el
correspondiente delito.  Al mismo tiempo se establece una pretensión
subjetiva para el ciudadano quien contará con la garantía de no ser
penado más que por las acciones y omisiones que estén establecidas
expresamente en la ley. De igual forma, el Estado no le podrá imponer
otra pena distinta a la que esté señalada en la ley para cada
infracción.
 
En los Estados democráticos de derecho y de justicia, la ley penal es
la garantía de libertad con que cuentan los ciudadanos que se apegan
a la ley, y en sí misma la ley penal asegura las pretensiones punitivas
y reparativas del Estado y las víctimas.
 
Concepto de Ley: de acuerdo con el artículo 2 de la Constitución de
la República Bolivariana de Venezuela, la Ley es un acto
administrativo de efecto general y carácter vinculante, sancionado por
la Asamblea Nacional, como cuerpo legislativo. El supra referido
artículo también señala que las leyes que reúnan sistemáticamente las
normas relativas a determinadas materias se podrán denominar
códigos.
 
Por otra parte, el artículo 203 de la Constitución de la República,
establece que son leyes orgánicas las que así denomine la
Constitución; las que se dicten para organizar los poderes públicos o
para desarrollar los derechos constitucionales y las que sirvan de
marco normativo a otras leyes. De igual forma, en Venezuela la
Asamblea Nacional cuenta con la facultad para otorgar leyes
habilitantes, y con ello delegar la creación de decretos leyes al
Ejecutivo Nacional.
 
El esquema que a continuación se exhibe, determina el conjunto de leyes
que pueden tener contenidos o reglamentación de naturaleza penal.

La fuente indirecta del Derecho Penal:


 
La Fuente indirecta, son de dos tipos: 

1. Fuente de Producción, y
2. Fuente de Conocimiento

La Fuente de Producción: la encontraríamos en el órgano del Poder


Público o la autoridad competente habilitada que en representación del
Estado, dicta las normas jurídicas de carácter y naturaleza penal.
 
La fuente de producción, se refiere a la autoridad que declara el derecho,
a la voluntad que origina y dicta la norma jurídica, el sujeto legitimado
para crearla. Por ejemplo en el derecho romano el “pater familiae” tenía
la potestad de dictar normas punitivas que abarcara a su familia, en la
edad media la iglesia y estaban legitimados para hacerlo, en la
actualidad, en los Estados Constitucionales, impera la división de los
poderes, y es entonces la Constitución la que establece que órganos de
su estructura están legitimados para producir leyes penales, de allí el
carácter público que asume esta rama del derecho.  
 
En Venezuela la principal fuente de producción del Derecho Penal la
encontramos en la Asamblea Nacional, sin embargo existen otras formas
establecida en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela,
mediante las cuales se puede producir normas jurídicas de carácter y
naturaleza penal y por lo tanto son fuentes de Derecho Penal, ello es: la
habilitación presidencial, que en consecuencia podrían dictar leyes y
normas jurídicas de carácter y naturaleza penal y por otra parte el
referendo aprobatorio de leyes y tratados internacionales, así como la
ratificación de tratados y acuerdos internacionales que contengan
normas de carácter penal como fue la aprobación del Estatuto de Roma.
 
La Fuente de Conocimiento del Derecho Penal : constituye la
forma lógica, racional, gramatical e interpretativa que emana de la ley, su
aplicación o interpretación. La forma que el Derecho Objetivo asume en
la vida social.
 
Se suele citar como fuentes de conocimiento en materia penal a la
jurisprudencia, la doctrina y los principios generales del derecho.
 
En la corriente que dirige el derecho penal formal o escrito (civil law),
se excluye la costumbre y la analogía como fuente de derecho penal.
 
En el derecho consuetudinario, (common law), el precedente judicial,
adquiere forma de costumbre y analogía por lo cual es considerado
fuente de Derecho Penal. 
La jurisprudencia: es la interpretación que hacen los jueces de la ley
en aplicación a casos concretos sometidos a su competencia, el
sentido reiterado y vinculante, dependiendo del caso, asumido por los
tribunales de instancia y superiores tiene que ver con su naturaleza,
en Venezuela la jurisprudencia solo tendrá sentido general y carácter
vinculante cuanto es dictada por la Sala Constitucional del Tribunal
Supremo de Justicia, en aplicación a la interpretación de principios o
normas constitucionales. Sin embargo, en término general, la
jurisprudencia es fuente interpretativa del derecho penal, ella sirve
para distinguir los criterios de interpretación de las normas penal,
establecida por los tribunales de justicia, cualquiera sea su clase o la
jurisdicción a la que pertenezcan.
 
En el sentido más estricto, la jurisprudencia es el criterio constante y
uniforme de aplicar el derecho, mostrado en las decisiones judiciales
que dictan los Tribunales, determinando su importancia en razón a la
jerarquía, es decir, tendrán las importancia la jurisprudencia dictada
por las cortes de apelación en jurisdicción penal, así como la Sala de
Casación Penal y la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de
Justicia, en ese orden, motivado a la labor de control en la aplicación
del derecho, hecha por los tribunales de justicia, mediante la
unificación de los criterios de interpretación de las normas utilizadas
por los mismos.
 
La jurisprudencia en definitiva sería aquel criterio de interpretación de
la norma penal, contenido en el fallo de un juez o tribunal o en el
conjunto de ellos; en un sentido material, es el fallo mismo o conjunto
de ellos; en sentido formal, es el modo o forma de juzgar, el hábito o
criterio de apreciación, interpretación y subsunción de la norma penal,
que en el fallo o conjunto de fallos está contenido.
 
Por disposición constitucional e igualmente por disposición de la ley, la
labor de los tribunales de justicia se encuentra limitada al conocimiento
y la resolución de los casos que se le presenten. No le compete al juez
determinar la organización social a través del desarrollo normativo que
determina las leyes cuya naturaleza advierten un carácter general,
escapa de la función judicial la de crear derecho, estaría con ello
contraviniendo la organización del Estado. Por tanto, se proclama la
sujeción del Poder Judicial a la ley, lo que implica la prohibición del
desarrollo judicial normativo. No puede haber invasión del Poder
Legislativo por parte del Judicial, como corresponde a un sistema de
separación de poderes. Lo señalado anteriormente tiene su
fundamento en el principio de separación de los poderes que
caracteriza a las democracias actuales.
 
Ahora bien, ello quedaría claramente definido, a nivel normativo, si
fuese reconocido expresamente, sea por el constituyente o legislador;
en este sentido, es preciso establecer cuál en definitiva, es la
capacidad que concedió el constituyente venezolano de 1999, a la
Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia, para dictar, en el
ejercicio de sus atribuciones, sentencias con carácter normativo, es
decir, de aplicación general y amplía a todo el ámbito social
venezolano, lo cual en esta condición se asemeja a una ley, situación
que ha sido denominado, por sus mismas jurisprudencia, como
jurisdicción normativa.
 
La Doctrina: la doctrina jurídica Penal, es la idea de derecho que
sustentan los juristas o estudiosos de derechos, expuestas en trabajos
de investigación o libros. Si bien no originan derecho directamente, es
innegable que en mayor o menor medida influyen en la creación del
ordenamiento jurídico.
 
Por otra parte, la doctrina constituye una fuerza de convicción para el
juez, el legislador y la sociedad en general que entiende el alcance del
derecho en base a las opiniones de los jurisconsultos, profesores de
derecho y científicos jurídicos que mediante libros, revistas u opiniones
en los medios de comunicación y, hoy mediante el empleo de las
Tecnologías de Información y Comunicación, exponen su
interpretación y crean una conciencia consuetudinaria colectiva del
Derecho Penal, dado que la opinión y la crítica de los teóricos del
Derecho influye en la formación de conocimiento de los que,
posteriormente, tienen la tarea de juzgar o de crean nuevas o
modificar las normas.
 
Los Principios Generales del Derecho:  son los enunciados
normativos más generales que, a pesar de no haber sido integrados
formalmente en los ordenamientos jurídicos particulares, recogen de
manera abstracta el contenido de un grupo de ellos. Son conceptos o
proposiciones de naturaleza axiológica o técnica que informan la
estructura, la forma de operación y el contenido mismo de las normas,
grupos normativos, conjuntos normativos y del propio Derecho Penal.
 
Estos principios son utilizados por los jueces, los legisladores, los
creadores de doctrina y por los juristas en general, sea para integrar el
ejercicio práctico de derechos o para interpretar normas jurídicas cuya
aplicación resulta dudosa.
 
Los principios Generales del Derecho tienen tres funciones que
inciden de forma importante en la aplicación de las normas del
ordenamiento penal, estas son: la función creativa, la función
interpretativa, y la función integradora.
 
  La función creativa establece que antes de promulgar la norma jurídica,
el legislador debe conocer los principios para inspirarse en ellos y
poder positivar su contenido.
 
   La función interpretativa implica que al interpretar las normas, el
operador debe inspirarse en los principios, para garantizar una cabal
interpretación.
 
     La función integradora significa que quien va a colmar un vacío legal,
debe inspirarse en los principios para que el Derecho se convierta en
un sistema hermético.
 
Estas funciones no actúan independientemente, sino que en la
aplicación del Derecho operan auxiliándose una a otra, así cada
interpretación de una norma, basada en los principios, es una nueva
creación. Para colmar una laguna legal es necesario interpretar el
Derecho ya existente según los principios; por último, las lagunas
legales en el derecho positivo no existen debido a la posibilidad que
tienen los miembros judiciales para interpretar una norma ya creada y
adaptarla según los principios generales, lo que garantiza una
seguridad jurídica sólida frente a la positivización del Derecho.
 
El Jurisconsulto Ulpiano nos deja tres principios de derecho:
 
        Vivir honestamente: ( Honeste vivere):
        No dañar al otro: ( Alterum non laedere)
        Dar a cada uno lo suyo: (Suum cuique tribuere)
 
El valor de la fuente indirecta en el Derecho Penal:  esta fuente
adquieren un valor interpretativo, que permite entender el alcance
gramatical, axiológico, contextual, histórico o formal de la norma de
derecho penal. Es de carácter alternativo y no vinculante a excepción
de la interpretación que haga la jurisprudencia de la Sala
Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia, cuando vincula la
norma penal a principios, derechos o garantías de orden
constitucional, ya que este tipo de sentencias, tendrán carácter
vinculante y efecto general.
 
Principio de legalidad en el Derecho penal venezolano:  El principio
de legalidad penal está consagrado en el numeral 6 del artículo 49 de
la Constitución de la República y en el artículo 1 del Código Penal
venezolano.
Según Cabanella Guillermo (2003), El principio de legalidad penal se
instituye desde "el primer instante del ser, de la existencia de la vida,
razón, fundamento, origen". De esta forma afirma, que es el máximo
consagra la legitimidad y legalidad del Derecho Penal, que su
contenido está representado en el aforismo latino que señala: “Nullum
crimen, nula poena sine praevia lege”.
 
En este sentido el autor Castellanos Fernando (1989), señala que el
principio de legalidad de los delitos y de las penas es el supremo
postulado político criminal del derecho penal moderno, su importancia
y preponderancia se observa inscrita en la declaración francesa de los
Derechos del hombre y el ciudadano de 1789, proclamada en su
artículo 8 que “la Ley no debe establecer más que las penas estricta y
manifiestamente necesarias, y nadie puede ser castigado sino en
virtud de una ley dictada y promulgada con anterioridad al delito, y
aplicada conforme a la propia ley”.
 
Del principio de legalidad penal, se derivan diversos postulados que
dan origen a un conjunto de subprincipios: la reserva absoluta de Ley,
el cual establece que en principio solo la Asamblea Nacional tiene la
facultad para determinar, y en consecuencia definir, cuales conductas
serían las constitutivas de delitos, y por ello disponer la aplicación de
penas, con inclusión de otras disposiciones legales que determine las
circunstancias objetivas que agraven o atenúen la sanción a imponer.
 
Se trata de un principio cuya plena consolidación se encuentra
proclamado en la Declaración Universal de los Derechos Humanos del
10 de diciembre de 1948, en el Convenio Europeo para la protección
de Derechos Humanos y las Libertades Fundamentales del 4 de
noviembre de 1950, en la Convención Americana sobre Derechos
Humanos “Pacto de San José” del 22 de noviembre de 1969 y el Pacto
Internacional de Derechos Civiles y Políticos suscrito en la ciudad de
Nueva York el 19 de diciembre de 1966.
 
Sin embargo, el tiempo ha demostrado que la mera existencia de este
principio y su reconocimiento internacional no ha sido garantía de su
cumplimiento, es así como en la historia reciente se ha registrado
acontecimiento dentro de los cuales regímenes autoritarios han
impuesto sanciones que van más allá del alcance y comprensión de lo
expresamente dispuesto en la ley, materializando con ello la flagrante
violación de los derechos individuales de los ciudadanos.
 
Precisamente para evitar que el principio de legalidad penal se
constituya en una mera y por demás vacía proclamación de
contenidos, la ley debe reunir una serie de requisitos que
generalmente se asumen en la necesidad de que sea escrita, previa a
la realización de los hechos que se pretenden sancionar y escrita, esto
es, que establezca claramente las características del hecho punible
que pretende a futuro sancionar.
 
Se trata, por tanto, de que el Principio de Legalidad Penal en primer
lugar establece una Garantía material que se corresponde con la
predeterminación normativa de las conductas ilícitas y de las
sanciones correspondientes , es decir, proporciona la necesaria
seguridad jurídica sobre cuáles son las conductas incriminadas y las
penas que se les asignan. Pero además, el principio de legalidad
penal conlleva una garantía formal que hace exigir que las leyes
penales sean promulgadas con determinación a la reserva de ley que
exige su formación.
 
Por todo ello, se puede inferir que el principio de legalidad penal,
determina la existencia de un rango de garantía de liberad y seguridad
para el ciudadano, por otra parte determina límites al poder punitivo
del Estado, que es ejercido por medio de la capacidad de crear
normas por parte de los legisladores y de administrar justicia por parte
de los jueces.
 
En la actualidad, el principio de legalidad penal “nullum crimen, nulla
poena, sine lege”, universalmente adoptado, prohíbe la aplicación de
penas sin la existencia de una ley formal, previa, escrita y estricta.
 
El Principio de Legalidad, constituye la más importante base para la
concepción del Derecho Penal Moderno, establece que la principal
fuente del derecho penal es la ley, la cual debe cumplir con tres
requisitos:

 Debe ser escrita y por tanto estar a disposición en la forma


gráfica que permita la comprensión amplia de su alcance y
razón.
 Debe ser previa a la determinación del hecho sancionado.
 Debe ser estricta, en cuanto a no contener vacíos o
ambigüedades que permitan distorsionar la inteligencia de su
comprensión y aplicación.  

Actividades de Refuerzo
Cuestionario:
 
1.     ¿Qué entiende por fuente de Derecho Penal?
 
2.     ¿Cómo puede clasificar las fuentes del Derecho Penal?
 
3.     ¿Esquematice y explique las fuentes del Derecho Penal?
 
4.     ¿Qué importancia tiene la ley como fuente directa del Derecho
Penal?, defínala.
 
5.     ¿Cuáles son y explique las fuentes de producción del Derecho
Penal?
 
6.  ¿Cuáles son y explique las fuentes del conocimiento del Derecho
Penal?
 
7.   ¿Cuál es el valor de la jurisprudencia y la doctrina como fuente
del conocimiento penal?
 
8.     ¿Cuál es el valor y en que consiste el principio de legalidad
penal?
 
9.  ¿Cuál es el valor que se le otorga como fuente de derecho a los
principios generales del derecho?
Temario

Tema 3: LA INTERPRETACIÓN DE LA LEY PENAL. La


naturaleza del acto de interpretar la ley penal. La Teorías que
sustentan la interpretación de la ley penal. Finalidad de la
interpretación de la Ley penal. Clases de Interpretación: conforme
al sujeto que la hace; conforme a los medios que se aplican;
conforme al resultado que se llega.

LA INTERPRETACIÓN DE LA LEY:
 
De forma general, Según Muñoz Conde, la interpretación es una operación
intelectual por la que se busca establecer el sentido de las expresiones
utilizadas por la ley para decidir los supuestos contenidos en ella y,
consecuentemente, su aplicabilidad al supuesto de hecho que se le plantea al
interprete.
 
También podría decirse, que la interpretación es la indagación del certero
sentido y alcance de la norma jurídica, en relación con el caso que por ella ha
de ser estudiado. Se trata de determinar cómo, es posible aplicar el supuesto
contenido en una norma jurídica de carácter general, a un hecho concreto, en
consecuencia el órgano judicial subsume los hechos al derecho con la
peculiaridad de su aplicación ya que debe estar ajustada a las premisas de
carácter individual que caracterizan la concreción del hecho material. La
Interpretación es la técnica que conduce a la comprensión del sentido de la
norma jurídica.
 
Desde el punto de vista teórico, Interpretación es la acción de interpretar.
Etimológicamente, el verbo “Interpretar” proviene de la voz latina interpretare
o interpretari, en el caso que nos interesa recalcar, el diccionario de la Lengua
Española dice que “Interpretar” es explicar o declarar el sentido de algo, y
principalmente el de textos poco claros. Explicar, acertadamente o no,
acciones, palabras o sucesos que pueden ser entendidos de varias formas. Es
desentrañar el sentido de una expresión.
 
La interpretación jurídica, por excelencia es la que pretende revelar el
verdadero pensamiento del legislador o explicar el sentido que se desprende
de cada una de las palabras, que conectadas de forma sistemática, determinan
una disposición legal. Latorre Ángel con claridad expresa que la interpretación
pretende determinar el sentido de la norma. Mientras que Mario Alzamora
Valdez, señala que para aplicar la norma a los hechos es necesario descubrir
los pensamientos que encierran las palabras que la forman hasta llegar a los
objetos, a este proceso, es a lo que denomina interpretación.
 
La Naturaleza del acto de Interpretar la Ley Penal:
 
Pretende determinar el Objeto, propósito y finalidad de la Interpretación de la
norma. Ello significa entenderla, comprenderla en su sentido y significación,
haciéndola susceptible de aplicarla al caso concreto, y aunque a veces parezca
evidente, es siempre necesaria, ya que la fórmula que expresa la voluntad de la
ley, tiene necesariamente el carácter general y abstracto.
 
En relación a la naturaleza de interpretar la Ley Penal, se evidencio que ante la
fragilidad de la situación que rige la necesidad de interpretación del texto
jurídico, en la actualidad se rompió el régimen en donde el soberano eran
quien creaba la norma penal, la aplicaba dictando sentencias, y en
consecuencia la interpretaba, lo cual implico muchas veces, la evidente
circunstancia de adecuar su interpretación a la necesidad puntual de juzgar y
condenar a quienes eran considerados enemigos del régimen.
 
El avance social trajo consigo el cambio evolutivo de los principios
fundamentales que rigen a las sociedades jurídicamente organizadas,
permitiendo el surgimiento de la división de los poderes públicos y la
aparición del Estado de Derecho y el principio de legalidad penal que se
deriva en muchos otros.
 
En este transcurrir de tiempo, se estableció la necesidad de declarar la
interpretación a la ley y a la norma penal el carácter restrictivo, estableciendo
preceptos que de forma taxativa prohibían cualquier interpretación de la ley.
Teorías estas sostenidas por Von Bar, Carrara, Beccaria por mencionar
algunos, quienes afirmaban que la ley penal debe bastarse por sí sola, su
alcance estricto no puede estar sujeto al capricho o la necesidad de un
intérprete que le pueda dar un sentido restringido o sobrepasar la intención del
legislador.
 
La evolución de criterios en el tiempo, ha permitido entender que el problema
no está en negar la posibilidad de interpretación a la ley penal, que sería como
negarle su aplicación, o como afirmar que el acto de interpretar la norma penal
no es psíquico, sino mecánico. El problema consiste en fijar las condiciones de
esa interpretación, conforme a la naturaleza de la misma, de la condición
social que la vincula a un caso concreto. Ya que, la ley surge como producto
de la necesidad social de regular la conducta humana en general, pero su
aplicación es específica e individual respecto al caso concreto o problema
humano a resolver.
 
Puesto que la interpretación consiste en escudriñar y determinar el sentido de
la ley, se hace necesario ver qué debe entenderse por sentido de la ley,
llamado también pensamiento, espíritu, voluntad de la ley, abandonando lo
que algunos creen que el sentido de la ley equivale a la voluntad del
legislador, pensamiento este que imperaba en los Estados totalitarios. En la
actualidad, prima la corriente de pensamiento que sostiene que el legislador
tiene la función especializada de proporcionar el medio y las condiciones para
formar la ley, la cual, una vez sancionada, tiene una entidad propia, y un
contenido que se puede distancia del significado intrínseco de la disposición,
independientemente de la voluntad subjetiva de su autor.
 
El resultado de la interpretación, pretenderá entonces, ajustar la voluntad de la
ley a los hechos sometido a ella, o esclarecer la voluntad objetivada en la
norma penal. Lo que interesa es el sentido que tiene ahora y no el que tenía
cuando entró en vigencia; interesa es el sentido que tiene ahora en el lugar
donde es menester aplicarla a un caso concreto y particular que presenta la
realidad.
 
La Teorías que sustentan la interpretación de la Ley penal:
 
La interpretación, persigue como premisa y finalidad, desentrañar el sentido y
alcance de la norma jurídica. El tema del objeto de la Interpretación ha llevado
al enfrentamiento de dos corrientes:
 
1.     los Subjetivistas y
2.     los objetivistas.
 
Los Subjetivistas o voluntaristas: sostienen que para interpretar una norma
debe tenerse como punto de referencia al legislador, con el propósito de
desentrañar de su mente lo que ése quiso decir. La Interpretación jurídica de la
Ley, debe necesariamente considerar la consulta de la fuente única y exclusiva
del Derecho, que se encuentra en sus precursores, para poder determinar el
alcance, propósito y razón de su comprensión.
 
Para ellos, la interpretación de la ley es la averiguación de la voluntad real del
legislador y toda interpretación que no sea tal debe ser rechazada, ya que
estaría desvinculada de la voluntad manifiesta de su fuente. Sostiene además,
que la Interpretación no se queda en lo que la construcción semántica de la
norma podría denotar, sino que dicha actividad llega a involucrar una tarea
mucho más compleja y elaborada, que determina establecer la razón de ser
que permitió la iniciativa de creación o adecuación de la norma penal.
 
Los Objetivistas o Intelectualistas: propugnaron que la Interpretación es un
acto de razonamiento, una operación lógico mental destinada a revelar el
significado o sentido de la norma jurídica penal.
 
Sostienen que sólo lo que aparece redactado en la ley es lo objetivamente
dispuesto como mandato, que una vez publicada la ley, ésta se desprende de
sus autores y adquiere vida y espíritu propios, en consecuencia es la voluntad
de la ley “mens legis” lo que debe descubrirse, porque en ella está lo
objetivamente plasmado. Concluyen, que al ser puesta la ley en vigencia, se
despoja ésta del pensamiento de legislador para ir a vivir una vida propia,
subordinada al medio social y sus transformaciones al que deberá
corresponder.
 
Como toda teoría tiene sus seguidores y sus críticos, en este caso el profesor
español Latorre Segura Angel, expresa que la norma no puede tener voluntad
y por ello, cuando, de acuerdo con el Objetivismo se habla de “voluntad de la
ley”, está sumamente claro que esta referencia se hace únicamente en sentido
metafórico.
 
Hans Kelsen, fue considerado uno de los defensores de la corriente
intelectualistas, destaca al respecto, que la interpretación de la norma por parte
del juez, es un acto de creación intelectual de una nueva norma, solo que esta
vez es de carácter individual, el cual es a su vez, un acto de voluntad en la
medida que se trata de llenar el marco establecido por la norma general.
 
Al respecto Alvarez Gardiol Ariel sostiene que: “El célebre debate entre
intelectualistas y voluntaristas no ha agotado –a mi juicio- ni con mucho, la
intrincada madeja de elementos que se mueven alrededor de este complejo
problema. Ni la interpretación es un proceso que se agota en una mera tarea
de intelección del sentido de una norma, colocada allí para que el intérprete
valore su significado, ni tampoco puede considerársela mero acto de voluntad
del intérprete que decide a su arbitrio el significado correcto para el caso”.
 
Refiriéndose a estas teorías, Karl Larenz considera que a cada una de estas
teorías corresponde parte de verdad y que por ello ninguna puede aceptarse sin
limitaciones. Continúa indicando que la verdad de la teoría subjetiva es que la
ley jurídica, a diferencia de la natural, es hecha por hombres y para hombres,
es la expresión de una voluntad dirigida a la creación de un orden justo; en
cambio la verdad de la teoría objetiva es que una ley, tan pronto es aplicada,
despliega una actividad peculiar a ella, que va más allá de lo que el legislador
había intentado.
 
Por su parte el jurista Alzamora Valdez Mario, explica que la teoría del
subjetivismo, sostiene que la ley no puede ser entendida de otro modo que
como “mandato”, que es la voluntad dirigida a regular las relaciones jurídicas
y que dicho mandato proviene de la mente y de la voluntad del legislador; en
tanto que la segunda teoría, refiriéndose al objetivismo, se apoya en la forma
como se originan las normas, en el valor de éstas consideradas en sí mismas, y
en el carácter de los objetos culturales, para atribuir a la ley un sentido
independiente de lo querido por su autor.
 
De esta forma, los subjetivistas para alcanzar la interpretación de la norma
penal emplean la exegética, la cual construye su metodología de interpretación
dogmática, que se sustenta sobre la premisa de lograr la comprensión de la
Ley penal, a través de un método filológico-histórico, que tiene como
procedimiento el remontarse al pasado hasta llegar al pensamiento del
legislador, plasmado en los diarios de debate el alcance que quiso otorgarle a
la ley.
 
Es por ello, que La corriente subjetivistas, entiende que la Interpretación de la
argumentación confía en que la respuesta brindada por el jurista puede ser
escogida o respaldada en razones provistas por la razón práctica, ya que en el
acto de interpretación no hay conocimiento ni razón, sino puro acto de
voluntad, ello sin perjuicio de los márgenes que le deja la norma superior para
interpretar o crear la norma inferior que es la derivada del proceso intelectual
que realiza el juez al resolver un caso y plasma tal resultado en la sentencia.
 
En cambio, los objetivistas proceden en una forma totalmente diferente, por
cuanto ellos, para encontrar la finalidad interpretativa de la norma penal, lo
hacen en virtud de un juicio de razón, de inteligencia del intérprete, así como
también del análisis sistemático del ordenamiento jurídico, es decir, se trata de
un método lógico sistemático; científico porque toma en consideración, la
integralidad del el ordenamiento jurídico para alcanzar la interpretación de la
norma penal.
 
En resumen podemos señalar, que la teoría subjetivista sostiene que la
interpretación consiste en buscar el pensamiento del legislador, tesis
actualmente superada pero no descartada de un todo, ya que es
complementaria a la tesis objetivista, que sostiene que lo que se trata de
descubrir es el sentido y alcance de la Ley; es decir lo que en la Ley aparece
objetivamente querido, en ocasiones para alcanzar un conocimiento profundo,
podemos ir a la fuente para ampliar el sentido general de la norma y descubrir
así las razones históricas que motivaron su creación y con ello lograr su mejor
comprensión.
 
Es por ello, que el objetivo de la Interpretación es el esclarecimiento del
sentido propio de una proposición jurídica, al respecto el artículo 4 del Código
Civil señala:
 
Artículo 4: A la Ley debe atribuírsele el sentido que aparece evidente
del significado propio de las palabras, según la conexión de ellas entre
si y la intención del legislador. 
 
Cuando no hubiese disposiciones precisa de la Ley, se tendrá en
consideración las disposiciones que regulan casos semejantes o
materias análogas; y, si hubiese todavía dudas, se aplicaran los
principios generales del Derecho.
 
Por lo cual podríamos establecer, que el legislador venezolano se apega a la
corriente intelectualista, ya que orienta como parámetro de interpretación de la
norma el razonamiento y la operación lógico mental destinada a revelar el
significado o sentido propio contenido en la interpretación que se haga de la
norma jurídica.
 
Finalidad y Elementos de la interpretación de la Ley penal
 
La Finalidad de la interpretación de la Ley penal, como operación lógica
jurídica, tiene por finalidad esclarecer la voluntad manifiesta del contenido,
propósito y razón de la norma penal. Por lo tanto, lo que interesa no es lo que
quiso decir determinado legislador, lo que importante representa determinar la
voluntad de la ley.
 
Una vez que la ley entra en vigencia, se independiza de su pasado, y muchas
veces la interpretación puede variar en el tiempo en virtud de cambios
sociales, políticos, éticos, económico entre otros.
 
Elementos de La Interpretación de La Ley Penal
 
1.     Ratio Legis: o razón de la ley, representa el motivo que ha tenido el
poder legislativo para poner en vigencia o articular una disposición
determinada.
 
2.     Elemento Histórico: Las leyes no nacen por generación espontánea,
sino que hay un proceso histórico que determina su formación, desde
que se establece la necesidad de dictar disposiciones legales en una
materia determinada, hasta que la ley entra en vigencia efectivamente o
es derogada.
 
3.     Elemento Sistemático: entre las diversas disposiciones de una ley, el
marco Constitucional y muchas veces el derecho internacional, existen
relaciones muy estrictas; y por ello, para poder esclarecer
adecuadamente el sentido y alcance de determinadas disposiciones
legales, se hace necesario conocer todo este basamento jurídico, ya que
se llegaría a resultados erróneos si se pretende interpretar de forma
dislocada una disposición legal sin conocer a cabalidad de forma
integral el marco normativo dentro del cual forma parte e interactúa la
ley.
 
4.    Elemento comparativo extranjero: en muchos casos en lugar de legislar
expresamente para un país determinado, simplemente se escoge la ley
extranjera teóricamente más perfecta y se copia, en ciertos casos, si esa
ley escogida es de idioma extranjero, se traduce al idioma nacional; por
lo tanto pudieran orientar en el esclarecimiento de dicha ley los
comentarios hechos por los juristas de ese país extranjero de donde
procede. No obstante aun cuando la ley sea teóricamente perfecta, y en
consecuencia haya resultado perfecta en dicho país, su aplicación en
otro país pudiera resultar nefasto, ya que la realidad política, social,
económica pudiera variar.
 
5.     Elemento Extra – penal: en la redacción de una disposición penal,
pudieran emplearse términos que no son propios del Derecho penal,
sino que corresponden a otra disciplina jurídica; y cuando esto ocurra,
para poder entender el sentido y alcance que se le pretende dar a la
disposición en cuya redacción se empleó, será menester acudir a la
disciplina a la cual corresponda, para así establecer el marco referencial
adecuado.
 
6.     Elemento Extra – jurídico: en otros casos se pudieran emplear en la
redacción de una disposición penal, términos técnicos o concepto que
pertenecen al mundo de la ciencia, la tecnología o la bioética entre otras
disciplina, y por lo tanto, cuando encontremos uno de estos casos
tendremos que apelar a la ciencia o técnica a la que pertenezca ese
término para comprender el sentido y alcance de esa terminología, y nos
ponga en condiciones de interpretar correctamente la disposición penal
en la que fue empleado.
 
Clases de Interpretación:  
 
 
De acuerdo al maestro Jiménez de Azua, la interpretación de la norma penal se
divide conforme al sujeto que la hace, a los medios que se emplean y al
resultado a que se llega. Conforme al sujeto que la hace, puede ser auténtica,
doctrinal y judicial. Según los medios usados, será literal y teleológica. Y de
acuerdo con los resultados a que se llega, puede considerarse: declarativa,
extensiva, restrictiva y progresiva.
Conforme al sujeto que la realiza:
 
Interpretación Auténtica: es la que realiza el mismo órgano
legislativo de donde emana la norma penal. Es la explicación
sobre el contenido, alcance, propósito o razón de la ley o norma
penal elaborado por el propio sujeto de donde emana.
 
En estos casos surge la llamada ley interpretativa, lo cual
constituye un instrumento normativo de efecto general que
establece la interpretación a cuyo tenor se ha denominado
“norma de interpretación legal”.
 
Dentro de esta categoría también se encuentra la interpretación
contextual, que es la que hace el propio legislador dentro del
cuerpo normativo de la ley. La interpretación contextual la
encontramos en los preámbulos, en los catálogos de definición
de conceptos y hasta fusionada dentro del articulado de la norma
que la misma ley incorpora. En ellos el legislador pretende
establecer un enfoque u orientación en cuanto a la utilización de
términos o bien al alcance que debe tenerse a una expresión
empleada, entre muchas otras definiciones suplementarias.
 
De igual forma, el legislador incorpora la interpretación
contextual, al determinar la denominación de los títulos,
capítulos, secciones y artículos de una ley. Dicha interpretación
auténtica busca a través de la denominación, orientar al
intérprete sobre el alcance propósito y razón del contexto y
contenido de la norma o de lo que se trate.
 
Interpretación Doctrinal: es la explicación del contenido de la
ley penal realizado por los jurisconsultos, doctrinarios o
estudiosos del derecho, que en aplicación del método científico,
la dogmática jurídica y la lógica, buscan darle explicación al
contenido, propósito y razón de la ley penal.
 
Su contenido se encuentra expresado en los libros, revistas,
trabajos de grados, tesis, trabajos de ascensos universitarios
entre otros. Representa el marco referencial utilizado por el juez
en sus sentencias.
 
Interpretación Judicial: es la que realiza el juez dentro de su
tarea de aplicar la justicia y que plasma en su sentencia.
Representa el esfuerzo psíquico del administrador de justicia que
al subsumir los hechos al derecho, se ve en la necesidad de
interpretar la norma que aplica y darle un contenido práctico a la
misma.
 
 A diferencia de la interpretación auténtica, en Venezuela no
tiene carácter vinculante a menos que sea de las decisiones
dictadas por la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de
Justicia, quien en uso de las atribuciones que la Constitución de
La República le otorga, como último y final interprete de la
Constitución, fije criterio sobre la aplicación de una norma penal
en atención a un principio o garantía constitucional y por tanto
establezca un precedente vinculante al respecto.
 
Conforme a los medios que se aplican:
 
Interpretación Literal o gramatical: El juez como interprete,
pretenderá descubrir el alcance, propósito y razón de la norma
penal que se desprende del significado propio de las palabras
que la integran y de la conexión lógica y sistemática entre ellas.
 
Cada palabra encierra un significado pero la misma no puede ni
debe ser analizada, para su adecuada interpretación en un
contexto estéril, la correcta interpretación se llega cuando de
forma sistemática es enlazado el concepto de cada palabra para
alcanzar la lógica de su comprensión.
 
Interpretación Teleológica: esta interpretación es la que mejor
descubre el significado íntimo de los preceptos, la verdadera
voluntad de la ley. El juez, como intérprete, deberá deducir no
solo el significado propio de la palabra, sino los múltiples
elementos que contribuyen a formar las disposiciones
legislativas, con ello deberá  descubrir el alcance integral de la
norma penal atendiendo a sus causas finales y los fines que
pretende el derecho.
 
Conforme al resultado que se llega:
 
Interpretación Declarativa: la interpretación es declarativa
cuando la eventual duda de un juez, se resuelve con exacta
correspondencia entre la letra y el espíritu de la norma penal, al
declarar entendido el supuesto factico analizado dentro de la
norma legal a la cual no se le da un sentido más amplio ni más
restringido del que aparece expresamente señalado en ella.
 
Interpretación Extensiva: La interpretación es extensiva cuando
el juez como intérprete cree que se debe ampliar el alcance de
las palabras legales para que la letra corresponda al espíritu y
voluntad del texto legal.    
 
Interpretación Restrictiva: la interpretación es restrictiva
cuando el juez reduce el alcance de las palabras que contiene la
ley por entender que su pensamiento y voluntad no consiente
atribuirle a su letra un contenido distinto al significado que en ella
contiene.  
 
La interpretación restrictiva es un principio consagrado en el
Código Orgánico Procesal Penal, el cual dispone que toda norma
que restrinja la libertad, limite facultades y defina la flagrancia,
debe ser interpretada restrictivamente. La concordancia legal de
dicha interpretación la podemos conseguir tanto en el artículo 9
del como en el artículo 233 del Código Orgánico Procesal Penal
venezolano.
 
Es importante destacar que la interpretación restrictiva es un
mecanismo que emplea el legislador con la finalidad de que el
intérprete judicial limite el alcance extensivo de cualquier
consideración que pudiera estar al margen establecido para la
norma penal.
 
Interpretación Progresiva: Es la que tiene por finalidad trazar la línea
de contacto entre el momento en que entró en vigencia determinada ley
y el presente, en el que ha de ser aplicada, a los casos particulares y
concretos que se presentan en la realidad. En virtud de la interpretación
progresiva se puede dar una concepción diferente, e incluso
radicalmente opuesta a una disposición legal, sin cambiar el texto de esa
disposición, sino cambiando su sentido, al ponerlo en contacto con la
realidad actual. En el caso de la norma penal, debe entenderse el
carácter progresivo de su aplicación atendiendo el contenido de la
Constitución de la República así como de los tratados, convenios y
acuerdos internacionales. En este sentid, el juez no puede ser ajeno a las
transformaciones sociales, científicas, éticas, y jurídicas.
 
La ley vive y se desarrolla en ambientes que cambian y evolucionan, en
ocasiones las palabras persisten en el tiempo pero su significado se
transforma. Por ello el juez tiene la carga de analizar en su
interpretación, la ley pero dentro del entorno social de su aplicación,
adecuando su contenido a la lógica que implica la razón de ser de las
cosas, ya que en definitiva, su objetivo es la administración de la
justicia.

Actividades de Refuerzo
Cuestionario:
 
1.     ¿Cuál es la naturaleza y qué consiste la interpretación de la ley
penal?

2.     ¿Cuál es el objeto o finalidad de la interpretación de la ley


penal?

3.     ¿Qué teorías sustentan la interpretación de la Ley Penal?

4.  ¿Cuáles son los elementos de la interpretación de la ley penal? 

5.  ¿Esquematice y explique de acuerdo a la doctrina, cómo se


divide la interpretación de la ley penal?

6. ¿Señale el significado e importancia del acto de interpretar la ley


penal.

Temario

Tema 4: EFICACIA DE LA LEY PENAL. Validez temporal;


Sucesión de leyes; La ley más favorable; Validez espacial;
Principios que regulan la aplicación de la ley penal venezolana;
Validez personal: Inmunidades, Prerrogativas; La extradición; La
retroactividad de la Ley Penal.

EFICACIA DE LA NORMA PENAL


 
La determinación de la aplicación de la Ley penal, ha representado
una problemática a lo largo del tiempo, estableciendo importantes
análisis que han permitido en la actualidad, implantar el desarrollo de
doctrinas que ha concentrado el establecimiento de parámetros
universales, constitucionales y legales, en el sentido de fijar su
aplicación dentro de tres ámbitos claramente diferenciados: el
temporal, el espacial y el subjetivo o personal, en los términos
siguientes:
 
VALIDEZ TEMPORAL:
 
El ámbito temporal de la ley penal se estudia teniendo en cuenta dos
parámetros:
1.  La vigencia y
2. La derogación

    El análisis de la problemática de la vigencia o validez formal,


comprende el estudio de su aplicación desde que se produce la
publicación de la ley  y en consecuencia, su entrada en vigor hasta su
derogación expresa o tácita, ello pretende determinar la eficacia o
vigencia material, bajo la premisa de que la ley penal se aplica a los
hechos cometidos bajo su vigencia.
 
La regla general, está constituida en la aplicación del principio de
irretroactividad de la Ley, y la excepción es la retroactividad de la ley
penal que resulte más favorable al reo.
 
Con carácter general se formula el principio de retroactividad de la ley
penal en el artículo 2 del Código Penal venezolano que prevé: “Las
leyes penales tienen efecto retroactivo en cuanto favorezca al reo,
aunque al publicarse hubiere ya sentencia firme y el reo estuviere
cumpliendo condena”.
 
Por otra parte, el principio de legalidad penal prohíbe la retroactividad
de las normas penales, en cuanto a la aplicación de penas que no
hayan sido establecidas con posterioridad a la comisión de los hechos
punible. En consecuencia, no será castigado ningún delito ni falta con
pena que no se halle prevista por la ley anterior a su perpetración,
disposición que extiende su eficacia a las medidas de seguridad. En
consecuencia la irretroactividad es una excepción que se aplica al
principio de legalidad penal, sola cuando la norma penal preceptúa
condiciones más favorables al penado o al reo de acuerdo a los
parámetros siguientes:
 
1.- Vigencia: En el Derecho Venezolano, la Ley Penal, como todas las
leyes, es obligatoria desde su publicación en la Gaceta Oficial, o
desde la fecha posterior que ella misma indique, según lo dispone el
artículo 1º del Código Civil, venezolano vigente.
 
La Constitución de la República disciplina también la entrada en
vigencia de las leyes en sus artículos 215 y 216, los cuales expresan:
 
Artículo 215. La ley quedará promulgada al publicarse, con el
correspondiente “Cúmplase”, en la Gaceta Oficial de la
República Bolivariana de Venezuela.
 
Artículo 216. Cuando el Presidente o Presidenta de la República
no promulgaren la ley en los lapsos señalados el Presidente o
Presidenta y los dos Vicepresidentes o Vicepresidentas de la
Asamblea Nacional procederán a su promulgación sin perjuicio
de la responsabilidad en que aquél o aquella incurriere por su
omisión.  
 
Si coordinamos los transcritos artículos: 1 del Código Civil y 215 y 216
de la Constitución de la República, permite apreciar: que la ley es
obligatoria desde el día de su publicación en la Gaceta Oficial o desde
la fecha posterior que ella misma indique, es decir, se produce una
vacatio legis que significa que la ley no se aplicará entre el lapso
comprendido entre el día de su publicación y el indicado en la misma
ley para su entrada en vigencia.
 
Con respecto a los tratados, acuerdos o convenios internacionales que
celebre el Estado venezolano, algunos en materia penal, lo prevé el
artículo 217 de la Constitución de la República que dice:
 
Artículo 217: La oportunidad en que debe ser promulgada la ley
aprobatoria de un tratado, de un acuerdo o de un convenio
internacional, quedará a la discreción del Ejecutivo Nacional, de
acuerdo con los usos internacionales y la conveniencia de la
República.
 
2.- Derogación: La Ley Penal, al igual que las demás leyes, puede ser
derogada por otra ley. El artículo 7 del Código Civil establece:
 
Artículo 7: Las leyes no pueden derogarse sino por otras leyes; y
no vale agregar contra su observancia el desuso ni la costumbre
o práctica en contrario por antiguos ni universales que sean.
 
Por su parte el artículo 218 de la Constitución de la República dispone:
 
Artículo 218: Las leyes se derogan por otras leyes y se abrogan
por referendo, salvo las excepciones establecidas en esta
Constitución. Podrán ser reformadas total o parcialmente La ley
que sea objeto de reforma parcial se publicará en un solo texto
que incorpore las modificaciones aprobadas.
 
En Venezuela la derogación de las leyes puede ser expresa o tácita, de igual
forma puede ser total o parcial. También existe la figura de la abrogación de la
ley, lo cual está previsto en el artículo 74 de la Constitución de la República,
ello se hará de forma refrendaría.
 
La derogación es expresa, cuando la nueva ley contiene una cláusula
que declara la pérdida de vigencia a la ley anterior.
 
La derogación será tácita, cuando se desprende de la lectura del
contenido de la nueva ley, que se está desaplicando la ley anterior, o
cuando es posible apreciar de alguna forma, que la nueva ley deroga
parcialmente alguna disposición contenida en una ley anterior.
También ocurre la derogación tácita, cuando una ley sin contener
alguna disposición derogatoria, es publicada posteriormente a otra,
conteniendo disposiciones que de alguna manera se contraponen o
diferencia del contenido de la ley anterior. En estos casos, priva el
criterio de aplicación de la ley más reciente, o el criterio de
especialidad.
 
Muchas veces la ausencia de técnicas legislativas determina la
aparición de los conflictos de aplicación de las leyes. Por ello, será
preciso determinar estructuralmente el contenido y vigencia de las
normas, que de forma sistemática fijan la vigencia de su aplicación, no
dejando margen de duda que permita establecer distorsiones
inadecuadas y problemas innecesarios en cuanto a la aplicación de la
ley penal.  
 
La derogación será total, cuando es sustituido el contenido íntegro una
ley, por otra ley.  Implicará una derogación parcial, cuando una ley
nueva sólo deroga algunas disposiciones contenidas en el cuerpo
normativo, en particular de alguna otra ley dejando intacto el resto de
su ordenamiento.
 
La excepción a esta regla está constituida por la llamada retroactividad
de la ley penal, en el caso que la ley derogada contenga disposiciones
más favorables para el procesado o el reo, esta situación está
establecida de forma expresa en el artículo 2 del Código Penal
venezolano, quien señala que la retroactividad de la ley se aplicará
aun cuando al publicarse la ley nueva hubiere recaído sentencia firme
o el condenado estuviere cumpliendo la respectiva condena.
 
Ello implica, que la eficacia de la retroactividad de la ley penal más
favorable, supera las consideraciones establecidas para la cosa
juzgada, ya que su efecto se extiende aún al reo que se encuentre
cumpliendo la condena, lo cual se circunscribe al contenido del
principio de progresividad.
 
Del principio de legalidad deriva el carácter irretroactivo de la ley y,
como excepción, su retroactividad es admitida sólo en materia penal,
tanto en el orden sustantivo como adjetivo, únicamente en el caso de
su mayor benignidad en relación al reo.
 
La retroactividad obedece a la existencia de una sucesión de leyes
penales, que por emanar de seres humanos y estar destinadas a
controlar la conducta de éstos, su validez o vigencia se encuentran
sometidas a la temporalidad, por lo cual se dan casos donde la
situación fáctica acaecida en un determinado momento y bajo el
imperio de una ley específica, para el tiempo de ser realizado el
juzgamiento de una persona, se consigue con que ha entrado en
vigencia otro texto legal, que de alguna forma  favorece más a la
persona encausada en los hechos, por ello el juez debe aplicar la
nueva ley retrotrayendo su vigencia al momento de la comisión del
delito.
 
SUCESIÓN DE LEYES:
 
La ley humana, está sometida a limitaciones temporales. La ley tiene
un proceso de formación, de acuerdo con lo establecido en  la
Constitución de la República, que culmina con su promulgación y
publicación en  la Gaceta Oficial; desde ese momento se hace
obligatoria, a menos que la misma ley indique una fecha posterior para
su entada en vigencia, lo cual está expresamente señalado en el
artículo 1 del Código Civil venezolano; y se extingue cuando queda
derogada expresa o tácita, total o parcialmente, por otra ley o se
abroga por un referendo, de acuerdo a lo señalado en el artículo 218
de la Constitución de la República. También una ley puede perder su
vigencia, cuando se cumpla el término señalado en la misma ley o
desaparecen las circunstancias que justificaron su nacimiento,
situación que puede estar perfectamente regulada en el texto
normativo legal.
 
La sucesión de leyes ocurre cuando una ley que regula determinados
hechos se extingue y otra la sustituye ocupando su lugar, quedando
regulados esos hechos por otra ley, que debe aplicarse a los hechos
realizados bajo la ley derogada.
 
En materia penal se plantea el problema de la sucesión de leyes con
las características propias de esta rama, señalándose tres hipótesis
que puedan darse:
 
1.   En relación a la ley penal creadora de delitos: cuando surge una
nueva ley que establece tipos penales que tipifica hecho no
prohibido o no considerado como punible.
2. Cuando se promulga una ley penal que deroga delitos: cuando se
eliminan incriminaciones, esto es, cuando se quita el carácter de
punible a un hecho considerado como tal en la ley precedente.
3.  Ley penal modificativa de delitos: cuando se modifica el
tratamiento penal de un hecho considerado como punible en la
legislación anterior. Esta modificación legislativa puede ser
modificativa más severa, cuando aumenta la pena, o la cambia
por una de mayor magnitud o incluye nuevas agravantes, o
excluye atenuantes, o aumenta el lapso de prescripción de la
acción penal o de la pena, o convierta en enjuiciable de oficio un
delito que según la ley derogada sólo podía perseguirse a
instancia de parte agraviada. También puede ser modificativa
más benigna, cuando reduce la cuantía de la pena, o cuando
asigna pena de prisión a una que tenía pena de presidio, o
elimina agravantes consagradas en la ley anterior, o establece
nuevas atenuantes, o disminuye el lapso de prescripción de la
acción penal o de la pena, o transforma un delito de acción
pública en delito de acción privada. Entre otros.
El problema de la sucesión de leyes se rige, como regla general, por el
principio de la irretroactividad de la ley, por lo que no puede aplicarse
a hechos que ocurran después de su extinción.
 
En nuestro ordenamiento jurídico tendrá plena vigencia desde que su
contenido íntegro sea publicado en la Gaceta Oficial. El principio de
irretroactividad de la ley, que constituye una exigencia del principio de
legalidad de los delitos y de las penas, es la fórmula acogida por el
artículo 1 del Código Penal venezolano. De esta manera, se amplía el
principio legalista con tal exigencia enunciándose como: “nullum
crimen, nulla poena sine previa lege”, lo cual implica que no hay delito
ni hay pena sin la existencia previa de una ley penal.
 
El ordenamiento jurídico venezolano establece excepciones al
principio general, admitiéndose la retroactividad de la ley cuando esta
favorezca al reo. De esta manera el artículo 24 de la Constitución de la
República señala que: “Ninguna disposición legislativa tendrá efecto
retroactivo, excepto cuando imponga menor pena”. De igual forma, el
artículo 2 del Código Penal venezolano establece que: “Las leyes
penales tienen efecto retroactivo en cuanto favorezcan al reo, aunque
al publicarse hubiere ya sentencia firme y el reo estuviere cumpliendo
condena”.
 
Las diversas posibilidades que pueden darse con relación a la
sucesión de leyes penales y a los principios que son aplicables son:
 
a.  En el caso que la ley nueva considere como delito una conducta
no incriminada en la ley anterior, se aplica el principio de la
irretroactividad de la ley penal.
b.  En el caso de que la nueva ley deje de considerar como delito un
hecho precedentemente tipificado como tal, se aplica el principio
de la retroactividad de la ley penal. Si el Estado quita a un hecho
el carácter punible, ello significa que ya no quiere castigarlo.
c.  En el caso de que la nueva ley modifique el tratamiento penal de
determinados hechos delictivos considerados por la ley anterior,
debe distinguirse: 
1.  Si la nueva ley resulta desfavorable para el reo, no puede
ser aplicada. Es irretroactiva y por ello debe aplicarse la ley
vigente para el momento en que ocurrió el hecho, y 
2.    Si la nueva ley resulta favorable al reo, tendrá efecto
retroactivo.
 
LA LEY MÁS FAVORABLE:
 
En razón de todo lo dicho anteriormente y dado que la ley más
favorable debe aplicarse en materia penal con efecto retroactivo, se
impone precisar que se entiende por ley más favorable al reo.
 
Esta determinación debe hacerse no en abstracto, sino en concreto y
tomando en cuenta la situación en que se encuentra el reo. Debe
tenerse como más favorable o progresiva, aquella ley que al aplicarla
al caso concreto favorezca al reo, que lo trate con menos rigor,
tomando en cuenta todas las circunstancia que puedan beneficiar lo,
como la especie o duración de la pena, las penas accesorias, las
circunstancias atenuantes y agravantes, la calificación del hecho, las
causas de extinción del delito y de la pena, los beneficios que puedan
ser concedidos al reo, entre otros.
 
Debe aclararse que no puede el Juez, como intérprete de la ley,
combinar varias leyes, y aplicarlas simultáneamente, creando así una
tercera ley, sino que debe en todo caso aplicar la que considere más
favorable de forma íntegra al caso concreto sometido a su jurisdicción
y competencia.
 
Para aplicar la ley más favorable debe tomarse en consideración el
tiempo de comisión del delito, con la finalidad de establecer el criterio
para subsumir un hecho a una ley en particular.
 
En cuanto a la aplicación de la ley más favorable cuando el delito se
comete en un solo momento, pero puede suceder que medie un
tiempo entre la conducta y el resultado material de la acción delictual,
o que la conducta se fraccione en varios momentos o que nos
encontremos frente a un delito permanente o continuado. En estos
casos, si ocurre un cambio de legislación, es necesario precisar el
momento en que se estima cometido el delito. La fijación de ese
momento interesa a los fines de resolver otros problemas que pueden
presentarse en la materia, como por ejemplo, lo relacionado con las
causas de justificación, prescripción, imputabilidad, entre otros.
 
Tres teorías pretenden resolver este problema: 

1. La Teoría de la actividad: Considera que para determinar el


tiempo de comisión del delito debe atenderse al momento de la
comisión o la omisión.
2.  La Teoría del resultado: Establece que debe tomarse en
cuenta el momento en que se produce el resultado.
3. La Teoría mixta: Que entiende que el delito es cometido tanto
en el momento de la acción u omisión como en el momento en
que se produce el resultado.

La teoría dominante es la de la actividad, que estima que el delito es


cometido en el momento en que se produce la acción u omisión.
De manera que al realizarse la acción el hecho es lícito y cuando se
produce el resultado es punible, no cabe la posibilidad de aplicar la ley
vigente para el momento en que se produce el resultado.
 
Cuando la conducta se ha fraccionado en varios actos, se aplicará la
ley vigente en el momento de realizarse el último acto.
 
Y con relación al delito permanente y al continuado, debe señalarse
que si la nueva ley entra en vigencia, mientras perdura la permanencia
o la continuidad, se aplicará en todo caso la ley que esté vigente para
la comisión del delito, sea o no más favorable, quedando incluidos en
los supuestos que establezca todos los actos precedentes.
 
La Ley Intermedia: es aquella ley que entra en vigor después de
haberse cometido el hecho, pero es derogada antes de que el hecho
sea juzgado. Una parte de la doctrina sostiene que no puede acogerse
cuando sea más favorable, ya que se asumiría una disposición
inexistente por su temporalidad, tanto cuando ocurre el hecho como en
el momento del juicio. Otra parte de la doctrina es de la opinión de que
el reo no es culpable de la lentitud de la justicia y debe poder
aprovecharse de la ley intermedia si le es más favorable.
 
Tomando como supuesto la existencia de una ley vigente para el
momento de la comisión del delito, otra ley posterior que tiene vigencia
limitada en el tiempo y otra para el momento de producirse la condena,
y que en el período intermedio, la ley considera previsiones más
benévolas nos hace preguntemos:
 
¿Podrá aplicarse la ley penal intermedia, cuándo sea más favorable al
reo?
 
Parecería ilógico aplicarla, ya que no estaba vigente ni para el
momento en que se produce el hecho, ni para el momento en que se
produce la sentencia. Sin embargo, a favor de su aplicación se ha
alegado que sería injusto perjudicar al reo por el solo hecho de
haberse prolongado el juicio, además tenemos que tener presente el
principio de legalidad de los delitos y de las penas, por aplicación de la
retroactividad de la ley cuando esto beneficia al reo, empleando
entonces como solución la aplicación de la ley más favorable, la que
beneficie al procesado o penado.
 
VALIDEZ ESPACIAL:
 
El derecho positivo de cada Estado define su soberanía penal. La
validez espacial va referida a la definición de territorio del Estado como
ámbito esencial del ius puniendi. En relación al reconocimiento
internacional que permite aceptar la soberanía territorial de cada
Estado, se establece el principio de independencia territorial,
permitiendo que se instituyan los poderes públicos dentro de los
elementos que lo define: Territorio, población y poder. Surge entonces
el derecho de la población a organizar al Estado, en donde serán
determinados los poderes públicos, la forma de gobierno y las
libertades ciudadanas. En ese ámbito es donde el poder legislativo
tendrá la plena capacidad, para que en el nombre del Estado, dicte la
ley penal que regirá el ius punendi en particular. 
 
En circunstancias especiales, el Estado decidirá mediante la
suscripción de tratados y acuerdos, los supuestos en los que la ley
penal universal podrá ser aplicada a hechos cometidos dentro o fuera
del territorio nacional. Debemos distinguir, que el ámbito de validez
espacial sirve para determinar cómo se aplica la ley penal de un
determinado territorio o Estado, es decir, en que espacio físico
territorial se aplica y hasta donde la misma extiende su señorío. Cada
vez más cobra importancia el análisis de la aplicación del derecho
penal dentro del territorio de los Estados y su interrelación con otros
Estados ya que ello permitirá combatir la denominada criminalidad
internacional, con el fin de que el delito no quede sin sanción. Entre
otro, los factores que otorgan cada vez más interés al estudio de la
aplicación de la ley penal en los parámetros de especio y tiempo, se
debate la existencia de un derecho penal internacional.
 
En Venezuela, la ley penal, así como establece su eficacia en el
tiempo, también define su aplicación en el espacio, existiendo una
serie de normas que fijan principios en este sentido y que determinan
el ámbito espacial de aplicación de la ley penal venezolana, que como
se verá, puede ser aplicada no sólo a hechos cometidos dentro del
territorio venezolano, sino a hechos cometidos en el extranjero.
 
En cuanto al derecho internacional, no existen las consideraciones
universales que permitan de forma armónica determinar los
parámetros de vigencia del Derecho Penal, importantes esfuerzo
permitieron el establecimiento del Estatuto de Roma, que permite
implementar la existencia de la jurisdicción penal universal.  De igual
forma, dentro de los países que conforman la comunidad internacional
existen un conjunto de tratados bilaterales y multilaterales, que permite
la aplicación de la ley penal, apoyados dentro de principios que rigen
su aplicación espacial, dentro de los cuales se encuentran: el principio
de la territorialidad de la ley penal, que es de carácter fundamental, y
además los complementarios de éste, que son el principio de la
nacionalidad o personalidad, el principio real, de defensa o de
protección y el principio de la justicia mundial, de la universalidad o
principio cosmopolita.
 
1.- Principio De La Territorialidad: De acuerdo con este principio, la
ley penal se aplica dentro del territorio del Estado que la ha dictado, a
los hechos punibles cometidos en él, bien sea por nacionales o
extranjeros. La eficacia de la ley penal estaría delimitada por el
territorio.
 
2.- Principio De La Nacionalidad O Personalidad: Según este
principio, por un hecho punible cometido en un determinado lugar se
deberá aplicar a su autor la ley de su propio Estado. La ley de su
Estado perseguirá al individuo dondequiera que se encuentre, en
forma de un estatuto personal.
 
3.-Principio Real, de Defensa o Protección: De conformidad con
este principio, la ley penal aplicable a un hecho punible cometido en
cualquier lugar lo sería la ley del Estado cuyos intereses han sido
lesionados por el hecho, ya se trate de una ofensa que afecte directa o
inmediatamente al Estado o a sus nacionales. Se aplica la ley del
Estado del sujeto pasivo del delito.
 
4.- Principio de la Justicia Mundial, de la Universalidad o Principio
Cosmopolita: De acuerdo con este principio, que encontraría su
razón de ser en la comunidad de intereses de orden internacional que
son afectados por los hechos punibles, cualquier Estado podría aplicar
su ley penal y sancionar los delitos cometidos por cualquier sujeto en
cualquier lugar.
 
PRINCIPIOS QUE REGULAN LA APLICACIÓN DE LA LEY PENAL
VENEZOLANA
 
Principios aplicables: En Venezuela se adopta como regla básica,
para determinar la eficacia espacial de la Ley Penal, el principio
fundamental de la territorialidad, así lo pauta el artículo 3 del Código
Penal, según el cual la ley penal venezolana se aplica a todo hecho
punible cometido dentro del territorio nacional, independientemente de
la nacionalidad de la víctima y el lugar de la perpetración del delito. Sin
embargo para evitar la impunidad de determinados hechos cometidos
fuera del territorio, para salvaguardar los intereses del Estado y
responder a los intereses de la comunidad internacional, este principio
se complementa con los otros principios enunciados, consagrando en
nuestra legislación que extienden la jurisdicción a casos de
extraterritorialidad.
 
Principio que rigen la territorialidad en la legislación penal
venezolana:
 
Este principio se encuentra consagrado en el artículo 3 del Código
Penal Venezolano, el cual expresa: “Todo el que cometa un delito o
una falta en el territorio de la República, será penado con arreglo a la
ley venezolana”.
 
Se impone determinar que se entiende por territorio venezolano o
territorio de la República. El concepto de territorio, a los efectos de la
ley penal, ha de entenderse en sentido jurídico y no sólo en sentido
geográfico, con lo cual quiere decir que no comprende sólo el territorio
natural. De esta manera el territorio venezolano comprende de
acuerdo a lo establecido en los artículos 10 y 11 de la Constitución de
la República, de acuerdo a lo siguiente: 

1. La superficie terrestre.
2. El mar territorial.
3. La zona contigua.
4. La plataforma submarina continental.
5. La zona económica exclusiva.
6. El espacio insular de la República.
7. El espacio aéreo; y
8. Las naves y aeronaves venezolanas: de guerra, mercantes y
civiles. 

La legislación penal venezolana contempla además algunos casos en


los cuales establece la extraterritorialidad en la aplicación de diversos
principios. De forma particular el artículo 4 del Código Penal prevé
varios casos de aplicación de la ley penal a hechos cometidos fuera
del territorio de la República, en los términos siguientes:
 
1.   La legislación penal venezolana, contempla, determinados
supuestos de aplicación del principio de la nacionalidad o de la
personalidad, ante hechos cometidos fuera de Venezuela. En
virtud de este principio se toma en cuenta la nacionalidad del
sujeto activo del delito para aplicarle la ley de su propio Estado
cuando el hecho se ha cometido en el extranjero, lo cual cobra
más importancia en razón de la prohibición de la extradición de
un venezolano el cual debe ser juzgado en Venezuela, previo el
cumplimiento de determinados requisitos, si el hecho se
considera como delito, así lo establece el artículo 6 del Código
Penal, articulo 2 de la Ley contra el Secuestro y la Extorsión.
En razón del principio de la nacionalidad o de la personalidad, se
aplicará la ley penal venezolana a los delitos cometidos por
venezolanos (numeral 1 del artículo 4 del Código Penal) y a los
venezolanos que en el extranjero infrinjan las leyes relativas al
estado civil y capacidad de los venezolanos, como es el caso del
delito de bigamia (numeral 4 ejusdem). 
2.  En lo que respecta al principio real, de defensa o de protección, por el
cual se aplicará nuestra ley penal venezolana a hechos cometidos en
el extranjero que lesionen intereses del Estado venezolano, se pueden
citar los supuestos de venezolanos que en el extranjero se hagan reos
de traición contra la República (numeral 1 del artículo 4 del Código
Penal); de los venezolanos que en el extranjero cometan delitos contra
la seguridad de la República o contra sus nacionales (ordinal 2
ejusdem); de los venezolanos o extranjeros que sin autorización del
Gobierno de la República, fabriquen, adquieran o despachen armas en
el extranjero con destino a Venezuela o favorezcan su introducción en
nuestro territorio (numeral 3 ejusdem); de los empleados de la
República que desempeñen mal sus funciones o que cometan
cualquier otro hecho punible no enjuiciable en el lugar de su residencia
(numeral 6 ejusdem); de los venezolanos o extranjeros que en otro
país falsifique monedas de curso legal en Venezuela o sellos de uso
público o estampillas o títulos de crédito de la nación (numeral 11
ejusdem); o favorezcan la introducción en Venezuela de tales valores
(numeral 12 ejusdem); de los venezolanos o extranjeros que, en
tiempos de paz, desde territorio, buques de guerra o aeronaves
extranjeras lancen proyectiles o hagan cualquier otro mal a las
poblaciones, habitantes o al territorio de Venezuela (numeral 16
ejusdem). 
3.     En cuanto al principio de la justicia mundial, de la universalidad o
principio cosmopolita, en razón de que determinados hechos punibles
ofenden el orden internacional, puede aplicarse la ley penal
venezolana, aunque el hecho se cometa fuera del territorio
venezolano. Este es el caso de los venezolanos o extranjeros que en
alta mar, cometan actos de piratería u otros delitos de los que el
Derecho Internacional califica de atroces y contra la humanidad, como
el genocidio, la trata de blancas, el tráfico de estupefacientes, la trata
de esclavos, entre otros. (numeral 9 del artículo 4 del Código Penal) y
articulo 2 de la Ley contra el Secuestro y la Extorsión.
 
La legislación penal venezolana establece una serie de requisitos para
el enjuiciamiento en los casos de extraterritorialidad de la ley penal
venezolana. En el artículo 4 del Código Penal venezolano, establece
diversos supuestos de extraterritorialidad de la ley penal venezolana,
dentro de los cuales se señalan los requisitos que deben cumplirse
para el enjuiciamiento en Venezuela, dentro de los que se encuentran:
 
1.     Que el sujeto activo haya venido al territorio de la
República.
2. Que se intente la acción por la parte agraviada, o por el
Ministerio Público en los caso de traición a la patria o de
delitos contra la seguridad de Venezuela.
3. Que el indiciado no haya sido juzgado por los tribunales
extranjeros, a menos que habiéndolo sido, hubiere evadido
la condena.
Para el ejercicio del juzgamiento, es importante establecer el lugar
donde se cometió el delito, a fin de determinar la aplicabilidad de las
normas y principios estudiados, para fijar así la jurisdicción.
 
Normalmente no se presenta problema cuando el hecho en su
totalidad ocurre en un determinado lugar, pero puede presentarse el
caso de los delitos a distancia o delitos materiales en que puede tener
lugar la conducta en un lugar o territorio y producirse el resultado en
otro, o el caso de hechos cuya ejecución se extiende por diversos
territorios como puede ocurrir en los delitos permanentes o en los
delitos continuados.
 
Para la determinación de la competencia a razón del territorio, debe
tomarse en cuenta las reglas relacionadas a las teorías relativas a la
aplicación de la ley más favorable.
 
Como indica Creus Carlos, hay delitos cuyas particulares
circunstancias de ejecución requieren la aplicación de la ley penal del
Estado a hechos cometidos fuera de su territorio, ya sea por el
resultado dañoso que se produce en él, o bien porque siendo
parcialmente ejecutado en dicho Estado, su accionar termina en otro.
 
Cada Estado determina en su ley el alcance espacial que quiere darle,
sin perjuicio de la regulación que pueda provenir de los convenios
internacionales. Los principios sostenidos por la doctrina y que han
sido adoptados en forma parcial o combinada por la mayoría de las
legislaciones, pueden reducirse a cuatro:
 
1.     Territorialidad.
2.     Personal o de la nacionalidad.
3.     Real, de protección o de defensa.
4.     Universal, justicia mundial o cosmopolita.
 
1. Principio de territorialidad o territorial: Como expresa Fontán
Balestra, de acuerdo con este principio, la ley penal es aplicable a los
delitos cometidos en el territorio del Estado, basándose en el concepto
de soberanía, expresión que sintetiza la idea de independencia. Para
este principio lo que decide la aplicación de la ley penal del Estado es
el lugar de comisión del delito, es decir, la mencionada ley penal se
aplica a los delitos cometidos dentro del Estado o sometidos a su
jurisdicción, sin que importe la condición del autor o del ofendido, ni la
nacionalidad del bien jurídico afectado.
 
Lo que limita la aplicación territorial de la ley es el concepto jurídico de
territorio, que no necesariamente coincide con su extensión física, ya
que aquel se extiende a todos los lugares sobre los que el Estado
ejerce su jurisdicción legislativa y judicial de conformidad a los
parámetros que la Constitución de la República determina.
 
2. Principio de la personalidad (personal) o de la
nacionalidad: Expresa Creus Carlos, que en este principio es decisiva
la nacionalidad de los sujetos que intervienen en la relación jurídica
originada por el delito. Considera que la ley del Estado sigue al
nacional dondequiera que él se encuentre, es decir, los individuos son
portadores de su propio estatuto personal. Agrega Fontán Balestra
que, según este principio, la ley del país a que el individuo pertenece
es la que debe aplicarse, fundándose esta tesis en el sentido de
dependencia persona de cada individuo respecto del estado en el cual
es nacional. Distingue este doctrinario que el principio de personalidad
será, activa cuando se trata del autor del delito, o personalidad, pasiva
al referirse a la víctima.
 
3. Principio real, de protección o de defensa: Se basa en la
necesidad de proteger los intereses nacionales y castigar los delitos
que ataquen esos intereses, con arreglo a la legislación del país
atacado, sin tomar en consideración el lugar donde se cometió el
delito. El ejemplo que indica Fontán Balestra es el de la falsificación de
moneda perpetrada en el extranjero, que afecta al Estado cuyo signo
monetario es objeto de imitación. De acuerdo con Creus Carlos, el
principio de defensa es una derivación objetiva del principio de
nacionalidad, ya que el aspecto decisivo en él es la nacionalidad del
bien protegido, la ley penal ampara los intereses nacionales y, por
tanto, rige ella en todos los casos en que el delito vulnera o amenaza
uno de esos intereses, cualquiera que sea su lugar de comisión y sin
que interese la nacionalidad del autor.
 
La cuestión básica que tiene que ser resuelta es la de que bienes
jurídicos nacionales se tienen que considerar para discernir la ley
aplicable, ya que sólo algunos de esos bienes dar lugar a la aplicación
de la ley penal del estado. Indica Creus Carlos que generalmente se
reducen a los consustanciados con la organización, preservación y
actividades fundamentales del Estado, en cuanto a la integridad
territorial, defensa, de la moneda, entre otros, siendo habitual que para
determinarlos las leyes enuncien taxativamente esos bienes o los
delitos que se rigen por este principio para evitar dificultades
interpretativas.
 
4. Principio Universal, justicia mundial o cosmopolita: Explica
Fontán Balestra que en los delitos que afecten por igual a todos los
miembros de la comunidad internacional, cada Estado, como
integrante de ella y con miras a su protección, debe proceder a juzgar
a todo delincuente que detenga en su territorio, sin que importe cual
sea su nacionalidad y el lugar de ejecución del delito, como ocurre, por
ejemplo, con la trata de blancas, la piratería, el narco tráfico, el
terrorismo o la legitimación de capitales, entre otros. El derecho
internacional igualmente ha establecido una serie de pactos
internacionales a este tenor con el fin de perseguir la criminalidad
trasnacional, extendiendo en muchos casos la jurisdicción de los
países tratantes de los referidos instrumentos internacionales.
 
De forma especial el derecho penal internacional ha desarrollado en el
Estatuto de Roma la persecución de los delitos de Genocidio,
Crímenes de Guerra y de Lesa Humanidad.

VALIDEZ PERSONAL: 
 
La ley penal se aplica indistintamente a todo individuo que cometa un
delito o una falta en el territorio de la República (artículo 3 del Código
Penal). Y así mismo la Constitución de la República consagra en su
artículo 21 el principio de la igualdad de todos los ciudadanos, lo que
impide establecer discriminaciones entre los individuos que puedan
sustraerlos de la aplicación en, nuestro caso, de la ley penal.
 
Sin embargo, en nuestro ordenamiento, como en la mayoría de las
legislaciones, se establecen algunas excepciones, para ciertas
personas, en razón de las funciones públicas que desempeñan.
 
INMUNIDADES:
 
Los Diputados a la Asamblea Nacional y Asambleas Legislativa
de los Estados: En Venezuela existen diversos casos de exención de
la aplicación de la ley penal venezolana por hechos punibles
cometidos por determinadas personas en el ejercicio de sus funciones.
 
Es el caso de la denominada inviolabilidad de los diputados de la
Asamblea Nacional y de las Asamblea Legislativas de los Estados, a
quienes la Constitución de la República y de los Estados le reconoce
la inmunidad, no concediendo responsabilidad penal, civil o
administrativa a consecuencia de los votos y opiniones emitidas en el
ejercicio de sus funciones.
 
De esta forma, se consagra la inmunidad parlamentaria como una
garantía del ejercicio autónomo de las funciones legislativas respecto
de los otros poderes y como garantía para el mejor y efectivo
cumplimiento de la función parlamentaria. La inmunidad, está referida
al ejercicio de las funciones parlamentarias, desde el momento de la
proclamación por parte del órgano electoral, hasta la conclusión del
mandato.
 
Su desconocimiento por parte de los funcionarios públicos ocasiona
sanciones de naturaleza penal que el legislador deberá establecer en
la ley correspondiente.
 
En cuanto a los presuntos delitos cometidos por los diputados,
conocerá el Tribunal Supremo de Justicia en forma privativa, siendo la
única autoridad que, previa autorización de la Asamblea Nacional,
podrá ordenar la detención o continuar el enjuiciamiento, según sea el
caso. En caso de delito flagrante cometido por algún diputado, la
autoridad competente pondrá a éste bajo custodia en su residencia y
comunicará de manera inmediata el hecho al Tribunal Supremo de
Justicia.
 
Por la inviolabilidad, un diputado puede incurrir en hechos cometidos
por medio de la palabra oral o escrita, calificables como de difamación,
injuria, instigación a la desobediencia de la ley o de la autoridad,
incitación a la rebelión, vilipendio u ofensas a funcionarios entre otros
y ello, sencillamente, no es delito, porque por esas conductas de los
diputados, que se concretan en expresiones u opiniones, se
encuentran exentas de la aplicación de la ley penal, razón por lo cual,
su integridad personal es inviolables por ningún órgano del poder
público, salvo que sea sometido al procedimiento de desafuero
previsto en la misma Constitución de la Republica con la finalidad que
se establezca el antejuicio de mérito y que sea despojado de su
inmunidad por el mismo cuerpo legislativo.
 
De acuerdo con la Constitución de la República en el artículo 199
señala:
 
Artículo 199: Los Diputados o Diputadas de la Asamblea
Nacional no son responsables por votos y opiniones ejercidas en
el ejercicio de sus funciones. Sólo responderán ante los
electores o electoras y el cuerpo legislativo de acuerdo con la
constitución y los reglamentos.
 
Dos aspectos básicos discute la doctrina con relación a este punto, la
extensión de esta inmunidad y su naturaleza jurídica.
 
En cuanto a la extensión de la inmunidad, debe precisarse que la
inviolabilidad se limita a los votos y opiniones emitidos por los
diputados en ejercicio de sus funciones, dentro o fuera de la Asamblea
Nacional.
 
En cuanto a la naturaleza jurídica, algunos autores creen que se trata
de una causa de justificación, otros de una excusa absolutoria y otros
de una excusa personal de exclusión de la pena. La doctrina
venezolana se ha inclinado a considerarlo una causa personal de
exclusión de la pena, por quedar excluidos de la aplicación del
Derecho Penal, en razón de la función ejercida.
 
Artículo 200. Los diputados o diputadas a la Asamblea Nacional
gozarán de inmunidad en el ejercicio de sus funciones desde su
proclamación hasta la conclusión de su mandato o la renuncia
del mismo. De los presuntos delitos que cometan los o las
integrantes de la Asamblea Nacional conocerá en forma privativa
el Tribunal Supremo de Justicia, única autoridad que podrá
ordenar, previa autorización de la Asamblea Nacional, su
detención y continuar su enjuiciamiento. En caso de delito
flagrante cometido por un parlamentario o parlamentaria, la
autoridad competente lo o la pondrá bajo custodia en su
residencia y comunicará inmediatamente el hecho al Tribunal
Supremo de Justicia.
 
Los funcionarios públicos o funcionarias públicas que violen la
inmunidad de los o las integrantes de la Asamblea Nacional,
incurrirán en responsabilidad penal y serán castigados o
castigadas de conformidad con la ley.
 
Diversa es el alcance de la inmunidad, que es considerada relativa y temporal,
por lo cual hasta tanto no sea revocada, los parlamentarios no pueden ser de
ninguna forma coartados en el ejercicio de sus funciones; no pueden ser
apresados, salvo en caso de flagrancia, lo cual no excluye expresamente el
antejuicio de la inmunidad o la función parlamentaria, ni se puede entender
que sea la justificación para levantar o cesar automáticamente el privilegio; no
pueden ser objeto de registro o de requisas; no pueden ser sometidos a proceso
penal, si antes no se cumplen dos pasos esenciales como son: primeramente
que el Tribunal Supremo de Justicia declare por sentencia de la Sala Plena,
que hay mérito para ello; y segundo que es un aspecto fundamental, que la
Asamblea Nacional, autorice el enjuiciamiento por la mayoría simple de sus
integrantes, situación que eventualmente pudiera no hacer por razones de
orden político.
 
 
Particularmente, los delitos de vilipendio y todos los llamados “delitos de
desacato”, están proscritos de la legislación penal internacional. Sin embargo,
en Venezuela y en otros países, estos delitos son conservados por la
legislación penal a pesar del criterio internacional, ello derivado a la
desactualización del bloque jurídico penal o a intereses de orden político.
 
El Defensor del Pueblo: En lo que respecta al Defensor del Pueblo,
órgano del Poder Ciudadano, el artículo 282 de la Constitución de la
República, le acuerda el goce de inmunidad en el ejercicio de sus
funciones. Al igual que para los diputados de la Asamblea Nacional,
esta inmunidad es temporal y limitada al período de ejercicio de su
cargo. No puede ser sometido a juicio penal por hechos que no
guarden relación con sus funciones, si previamente el Tribunal
Supremo de Justicia no declara la existencia de méritos,
correspondiendo a esta máxima instancia el conocimiento de la causa.
 
Los Jefes de Estado extranjeros:  Otra excepción de la aplicación de
la ley penal en Venezuela, es el caso de Jefes de Estado extranjeros,
que se encuentre en el territorio de la República, por reconocimiento a
la soberanía del Estado que representa.
 
El ordenamiento jurídico venezolano consagra o acuerda ciertas
prerrogativas, que no constituyen realmente excepciones al principio
de igualdad de la ley penal que no sustraen absolutamente a estas
personas de su aplicación pero si le dan privilegios o tratamiento
especial, cumpliendo determinados requisitos. La excepción a esta
regla la encontramos en otro tratado internacional como lo es el
Estatuto de Roma de la Corte penal internacional, que es ley interna
por imperio de la ratificación hecha por Venezuela. En este caso,
cuando la Corte Penal Internacional, emita una orden de entrega de un
Jefe de Estado o algún funcionario extranjero que se encuentre de
paso en el país, el gobierno venezolano estaría obligado a producir la
aprehensión y eventual entrega del funcionario a la justicia
internacional.
 
La inmunidad de los diplomáticos extranjeros acreditados en
Venezuela: Se consagra la inviolabilidad en sus personas, residencias
particulares y oficiales, bienes y documentos, y la inmunidad de la
jurisdicción civil administrativa y penal del Estado receptor, lo que no
los exime de la jurisdicción del Estado acreditante, ello de acuerdo a lo
establecido en la Ley aprobatoria de la Convención de Viena sobre
relaciones Diplomáticas de l961. Conforme el artículo 31, de la
convención internacional, el agente diplomático gozará de inmunidad
de la jurisdicción penal del Estado receptor, en consecuencia no
estará obligado a testificar y su persona es inviolable. El artículo 29,
ejusdem advierte que el diplomático no puede ser objeto de ninguna
forma de detención o arresto. El Estado receptor le tratará con el
debido respeto y adoptará todas las medidas adecuadas para impedir
cualquier atentado contra su persona, su libertad o su dignidad.
 
Los miembros de la familia de un agente diplomático, siempre que no
sean nacionales del Estado receptor, gozarán de la misma inmunidad
diplomática de acuerdo al artículo 37 del ya mencionado tratado
internacional, y también están protegidos por la inmunidad de
jurisdicción, que estaría limitada al ejercicio de sus funciones, los
miembros del personal administrativo y técnico de las misiones
diplomáticas. El Estado acreditante puede renunciar expresamente a
la inmunidad de jurisdicción de sus agentes diplomáticos, de acuerdo
con lo establecido en el artículo 32, del Tratado, siendo la forma de
enjuiciar a estas personas por el Estado venezolano.
 
De igual forma, los locales de la misión diplomática son inviolables, las
autoridades venezolanas, como Estado receptor no podrán penetrar
en ellos sin consentimiento del jefe de la misión. Los locales de la
misión, no podrán ser objeto de ningún registro, requisa, embargo o
medida de ejecución, así como su mobiliario, archivos o medios de
transportes, que deberán ser protegidos contra todo ataque o
intrusión, de acuerdo a lo expresamente dispuesto en el artículo 22 de
la Convención de Viena sobre relaciones Diplomáticas. También están
protegidas por esta inviolabilidad las viviendas de los agentes
diplomáticos. Esta inviolabilidad se extiende a su residencia particular,
sus documentos, su correspondencia y sus bienes, que sólo
excepcionalmente podrán ser embargados, (Art. 30).
 
Los Funcionarios Consulares: En relación a la inmunidad con que
cuentan los funcionarios consulares en Venezuela, existen ciertas
prerrogativas, consagradas en la  Ley Aprobatoria de la  Convención
de Viena sobre relaciones consulares de l963, que prevé la inmunidad
de estos funcionarios, es así como el artículo 43 de ya mencionado
instrumento normativo, consagra la denominada “Inmunidad de
Jurisdicción”, que resguarda a los funcionarios consulares y los
empleados consulares, señalando que en materia penal no estarán
sometidos a la jurisdicción de las autoridades judiciales y
administrativas del Estado receptor por los actos ejecutados en el
ejercicio de las funciones consulares. Es por ello, que en caso de
iniciarse un procedimiento penal en contra del cónsul o de algún
funcionario consular, si el delito no es grave, el funcionario no podrá
ser detenido preventivamente, ni sometido a ninguna limitación de su
libertad, sin la previa autorización del Estado que le envía. En caso de
delito grave, opera las mismas condiciones de los funcionarios
consulares, en cuyo caso el Estado al cual pertenece el funcionario
consular puede renunciar, a la inmunidad del funcionario y en este
caso se procedería con su enjuiciamiento.
 
PRERROGATIVAS:
 
Respecto a los altos funcionarios:  El Presidente de la República y
otros altos funcionarios, gozan de prerrogativas de acuerdo a lo
establecido en el artículo 232 de la Constitución de la República, que
señala: “el Presidente o Presidenta de la República es responsable de
sus actos y del cumplimiento de las obligaciones inherentes a su
cargo”. Por tanto, no goza de exención alguna en relación a la
aplicación de la ley penal sustantiva. Sin embargo de acuerdo al
artículo 266, numeral 2 de la misma Carta Fundamental, corresponde
al Tribunal Supremo de Justicia declarar si hay o no méritos para su
enjuiciamiento y, en caso afirmativo, conocerá de la causa el propio
Tribunal Supremo, previa autorización de la Asamblea Nacional, hasta
la sentencia definitiva.
 
Asimismo, en lo que respecta al Vicepresidente de la República, a los
integrantes de la Asamblea Nacional, a los Magistrados del Tribunal
Supremo de Justicia, a los Ministros, al Procurador General, al Fiscal
General, al Contralor General, al Defensor del Pueblo, a los
Gobernadores, a los Oficiales Generales y Almirantes de las Fuerzas
Armadas y a los Jefes de misiones diplomáticas, corresponde al
Tribunal Supremo de Justicia declarar si hay o no méritos para su
enjuiciamiento y en caso afirmativo, remitirá los autos al Fiscal General
de la República o a quien haga sus veces, si fuese el caso, y seguirá
conociendo, hasta sentencia definitiva si se trata de un delito común
(artículo 266,  numeral 3, ejusdem).
 
En relación a este procedimiento especial, se debe tener en cuenta lo
previsto en los artículos 376 y siguiente del Código Orgánico Procesal
Penal y otras leyes especiales. A los efectos del enjuiciamiento se
requiere la previa querella del Fiscal General de la República y la
realización del antejuicio de mérito ante el Tribunal Supremo de
Justicia. Si se declara que hay mérito seguirá conociendo hasta
sentencia definitiva el Tribunal Supremo de Justicia como juez natural,
de acuerdo a lo expresamente señalado en el artículo 266 de la
Constitución de la Republica.
 
Recibida la querella, El Tribunal Supremo de Justicia convocará a una
audiencia oral y pública dentro de los treinta días siguientes, para que
el imputado responda. En la audiencia el Fiscal General explanará la
querella, seguidamente el defensor hará sus alegatos, se admitirá
réplica y contra réplica y el imputado tendrá la última palabra.
Concluido el debate el Tribunal Supremo tendrá cinco días para
dictaminar si hay o no méritos para el enjuiciamiento (artículo 379 del
Código Orgánico Procesal Penal).
 
Declarado el enjuiciamiento el funcionario público quedará suspendido
o inhabilitado para ejercer cualquier cargo durante el proceso (artículo
380 del Código Orgánico Procesal Penal).
 
LA EXTRADICIÓN
 
Se entiende por extradición el acto por el cual un Estado, en el cual se
encuentra un sujeto reclamado por la comisión de un delito, lo entrega
a otro Estado que lo requiere por tener competencia para juzgarlo o
para la ejecución de una pena impuesta.
 
La extradición es el procedimiento judicial penal-administrativo por el
cual una persona acusada o condenada por un delito conforme a la ley
de un Estado es detenida en otro Estado y devuelta al primero para
ser enjuiciada o para que cumpla la pena ya impuesta.
 
Si bien existe una cooperación internacional muy activa para la
represión de los delitos, continúa existiendo la regla de que un Estado
está obligado a conceder la extradición de un delincuente extranjero,
solamente si existe tratado internacional con el Estado requirente o
Convención Internacional sobre extradición, de la que ambos Estados
sean firmantes. Cuando no hay tratado o convención internacional, el
Estado requerido está facultado para acordar la extradición, pero no
está obligado a concederla. Sin embargo la obligación señalada no es
absoluta pues siempre el estado requerido conserva la facultad
soberana de no conceder la ex-tradición si de acuerdo a su legislación
interna no se cumplen los requisitos establecidos para tal efecto.
 
Hoy en día, se señala que la extradición es un acto de colaboración
internacional en materia penal con el cual se refuerza la lucha contra
el delito, con el fin de evitar la impunidad.
 
Terminología:
 
        El Estado que solicita la entrega se llama requirente y
        El Estado a quien se le solicita se llama requerido
        La Extradición Activa,  es la que realiza el Estado requirente y
 
        Extradición Pasiva es la denominación al Estado requerido.
 
Clasificación de la extradición.
 
1.- Necesaria u obligatoria: cuando entre uno y otro de dichos
Estados está vigente un tratado de extradición, en el que, además, se
ha incluido el delito que motiva la extradición, el Estado requerido está
jurídicamente obligado a atender dicha solicitud; y
 
2.- Facultativa o potestativa: cuando entre el Estado requirente y el
requerido no existe tratado de extradición o si aquél existe, pero en él
no está comprendido el hecho delictivo que ha dado origen a la
solicitud, el Estado requerido no está jurídicamente obligado a
conceder la extradición, aun cuando puede acordarla en ejercicio de
un acto de soberanía.
 
En Venezuela existe un procedimiento para la extradición activa, por
ser el Estado que la solicita y otro procedimiento diferente cuando se
trata de la extradición pasiva, por ser el Estado a quien se le solicita,
así lo establece el Código Orgánico Procesal Penal en los artículos
391 al 399.
 
Fuentes de la extradición
 
En Venezuela esta materia está regulada por normas contenidas en
los artículos 6, y 391 al 399 del Código Orgánico Procesal Penal. De
igual forma, está contemplada en otras leyes especiales que
conforman la ratificación de Tratados de Extradición suscritos por
Venezuela con otros Estados y por los principios de Derecho
Internacional, específicamente, por la costumbre internacional y la
reciprocidad, respecto a otros Estados de los cuales no existe ningún
acuerdo internacional.
 
No se puede considera como fuente exclusiva de la extradición los
Tratados, ello no lo admite nuestro ordenamiento, al señalarse en el
artículo 6 del Código Penal, que la extradición de un extranjero por
delitos comunes se acordará por la autoridad competente, de acuerdo
con los Tratados Internacionales en vigor suscritos por Venezuela, y a
falta de estos, por las leyes venezolanas.
 
Por su parte, el artículo 391 del Código Orgánico Procesal Penal
dispone que la extradición se rige por las normas contenidas en este
instrumento legal y por los Tratados, Convenios y Acuerdos
internacionales suscritos por la República a lo que se añade la
mención de las normas internacionales aplicables, según el artículo
399 ejusdem.
 
Lamentablemente, el artículo citado del Código Orgánico Procesal
Penal se quedó corto en el enunciado de las fuentes de la extradición,
pues impone la misma referencia a los principios de Derecho
Internacional y a la costumbre entre los Estados. Sin embargo la
mención de los Acuerdos y Convenios, haría procedente la entrega
cuando, en ausencia de Tratado, se da un compromiso o convenio   de
reciprocidad que obliga a la entrega al Estado requirente en situación
analógica, en razón de la cooperación internacional en la lucha contra
el delito.
 
Principios que rigen la extradición según los tratados suscritos
por Venezuela y la ley penal venezolana.
 
1.- principios relativos al hecho punible.
 
a) Principio de la doble incriminación: De acuerdo con este
principio, el hecho que da lugar a la extradición debe ser
constitutivo de delito tanto en la legislación del Estado requirente
como en la legislación del Estado requerido. Tal principio se
establece en el artículo 6 del Código Penal venezolano. Que
señala que Venezuela no concederá la extradición de un
extranjero por ningún hecho que no esté calificado como delito
por la ley venezolana.
Además, el mencionado principio exige que los tipos por los que
solicita la extradición sean similares en ambas legislaciones, lo
que supone una identidad sustancial, sin que se tomen en
cuenta las circunstancias modificativas del hecho o su
denominación en cada una de las legislaciones.
 
b) Principio de la mínima gravedad del hecho:  De acuerdo
con este principio sólo se concede la extradición por delitos y no
por faltas, así lo señala el artículo 6 del Código Penal y en
relación  a aquellos se suele establecer en los tratados la pena
mínima que debe tener asignada el delito para que proceda la
extradición.
Además, la extradición no sólo se concede por delitos
consumados sino también en grado de tentativa o en grado de
frustración, y a ello aluden la mayoría de los tratados. Asimismo,
no sólo hace referencia a los autores del hecho punible, sino
también a los partícipes y a los encubridores.
 
c) Principio de la especialidad: Según este principio el sujeto
extraditado no puede ser juzgado por un delito distinto al que
motivó la extradición, cometido con anterioridad a la solicitud.
Sin embargo, excepcionalmente, como lo prevén los mismos
tratados, puede el sujeto ser juzgado por un hecho cometido con
anterioridad a la extradición, siempre que consienta en ello el
Estado requerido, o si el extraditado permanece libre en el
Estado requirente durante un determinado lapso después de
juzgado y absuelto por el delito que originó la extradición, o de
cumplida la pena de privación de libertad impuesta.
 
Otro problema se plantea cuando el sujeto comete un nuevo
delito en el Estado requerido. En este caso, si el hecho se
comete con anterioridad a la solicitud, la entrega podrá diferirse
hasta que el sujeto sea juzgado y cumpla la pena. Además,
también podrá postergarse la entrega cuando el traslado ponga
en peligro la vida de la persona, por razones de salud.
 
d) Principio de no entrega por delitos políticos:  Este principio
según lo establecido en el artículo 6 del Código Penal y en la
mayoría de los tratados, se prohíbe la entrega de sujetos
perseguidos por delitos políticos, lo cual se ve reforzado por el
derecho de asilo consagrado también en nuestra legislación.
 
Cabe señalar en este punto que se han dado diversa razones
por las cuales se justifica la protección al delincuente político y
su no extradición. Fundamentalmente se han formulado
consideraciones sobre el carácter altruista del delincuente
político; sobre su relatividad en el tiempo y en el espacio y
básicamente, sobre su importancia limitada al Estado en el cual
busca refugiar al individuo.
 
En algunos tratados quedan abarcados por el principio de la no
entrega, los delitos militares, los de carácter religioso, los delitos
culposos y los contrarios a las leyes de prensa.
 
2.- principios relativos a la persona.
 
Nuestra legislación establece el principio de la no entrega de los
nacionales, al señalar el artículo 6 del Código Penal, que “la
extradición de un venezolano no podrá concederse por ningún motivo;
pero deberá ser enjuiciado en Venezuela a solicitud de la parte
agraviada o del Ministerio Público, si el delito que se le imputa
mereciere pena por la ley venezolana”.
 
La entrega del nacional sería atentar contra la dignidad nacional,
exponer al ciudadano a una justicia no confiable, sacrificar el deber de
protección del Estado con sus súbditos y un derecho de estos, y
sustraerlo de sus jueces naturales. La Constitución de la República,
defendiendo la soberanía, sin tomar en cuenta el valor de la
solidaridad internacional y la eficacia de la lucha contra el delito, sobre
todo en sus manifestaciones de crímenes que no conocen fronteras,
como en el caso del tráfico de drogas, ha consagrado, en el artículo
69, que “se prohíbe la extradición de venezolanos y venezolanas”.
 
En cambio, en franca desigualad y dejando en el vacío la salvaguarda
de otros derechos y garantías que no pueden ser desconocidos, la
misma Constitución prescribe en su artículo 271, que “en ningún caso
podrá ser negada la extradición de los extranjeros o extranjeras  
responsables de los delitos de deslegitimación de capitales, drogas,
delincuencia organizada internacional, hechos contra el patrimonio
público de otros Estados y contra los derechos humanos”.
 
3.- principios relativos a la acción penal, a la pena y al
cumplimiento de otros requisitos procesales.
 
1.  No se concederá la extradición si la acción penal o la pena
han prescrito conforme a la ley del Estado requirente.
2.   No se concederá la extradición por delitos que tengan
asignada en la legislación del Estado requirente la pena de
muerte o una pena perpetua, según el artículo 6 del Código
Penal. Así, también se establece en la mayoría de los
tratados, aunque se señala que podrá hacerlo, si el Estado
requirente se compromete expresamente a no aplicar la
cadena perpetua o la pena de muerte.
3.   No se concederá la extradición si la persona reclamada ya ha
sido juzgada y puesta en libertad, o ha cumplido la pena, o si
está pendiente de juicio en el Estado requerido, por el mismo
delito que motiva la extradición.
Consideramos que no puede considerarse como absoluta la
prohibición que hace el transcrito artículo 271 de la
Constitución, sino que debe interpretarse en congruencia con
los principios que hemos mencionado.
El procedimiento en materia de extradición: El Código Orgánico Procesal
Penal, en los artículo 391 y siguiente, regula el Procedimiento de Extradición,
y fija las normas que deben observarse, tanto para el caso de la “extradición
activa”, cuando Venezuela es el país requirente, que ejerce el derecho de
solicitar la entrega de  una persona procesada o condenada que ha buscado
refugio en otro país;  como para el caso de la “extradición pasiva”, cuando
Venezuela es el país requerido y se cumple con la obligación de entregar a un
país extranjero a una persona procesada o condenada que se encuentra en
nuestro territorio.

Actividades de Refuerzo
Cuestionario:
 
1.  ¿Cuál ha sido la importancia para las ciencias penales del
estudio de la eficacia de la ley penal? Explique.

2.    ¿En qué consiste la validez temporal de la ley penal?

3.  ¿De qué parámetro se vale para determinar la vigencia de la ley


penal?

4.   ¿Explique, qué mecanismos existen para sustituir o dejar sin


efecto la ley penal?

5.     ¿En qué consiste la sucesión de leyes penales?

6. ¿Cuáles son las diversas posibilidades que pueden darse con


relación a la sucesión de leyes penales y los principios que son
aplicables?

7.     ¿En qué consiste el principio de retroactividad de la ley penal?


8. ¿Qué teorías sustentan la determinación del delito para la
aplicación de la ley más favorable?

9.     ¿En qué consiste la validez espacial de la ley penal?

10.   ¿Qué principios enuncian la validez espacial de la ley penal?

11.   ¿Qué principios regulan dentro de la legislación penal


venezolana, la aplicación de la ley penal?

12.    ¿En qué consiste la validez personal de la ley penal?

13. ¿Qué personas están revestidas de inmunidad frente a la


aplicación de la ley penal, explique?

14. ¿Explique, qué personas cuentan con prerrogativas para la


aplicación de la ley penal?

15.    ¿En qué consiste la extradición, cómo se pueden clasificar?

16.    ¿Explique la fuente de extradición en Venezuela?

17. ¿Qué principios rigen la extradición en Venezuela según los


tratados suscritos y ratificados por la República?

18. ¿En qué norma encontramos el procedimiento de extradición


aplicable en Venezuela?

19. ¿Señale la diferencia que existe entre la extradición pasiva y la


activa?

Temario

Tema 5: INTRODUCCIÓN A LA TEORÍA DEL DELITO. Noción


formal y sustancial del delito. Evolución del concepto dogmático del
delito. Teoría clásica del delito. Bipartición, Tripartición y Funcionalismo.
Estructura Básica y Complementaria del Tipo Penal. Distinción entre
Delitos y Faltas. Clasificación de los Delitos en la legislación venezolana.

INTRODUCCIÓN A LA TEORÍA DEL DELITO:


 
A lo largo de la historia, se ha hecho uso de diversas reglas o criterios para
atribuir responsabilidad penal, a la cual se le ha dado diversos nombres o
denominaciones, en concreto estas teorías siempre buscaban la mejor forma
para decidir quién es responsable o no de un hecho que era considerado
dañino, así mismo a quién se le aplicará una pena, cuándo puede ésta
rebajarse, es decir, atenuarse. Hoy día, conocemos esta teoría como, la teoría
jurídica del delito, dentro de la cual se encuentra de forma ordenada las
diversas reglas y criterios de imputación que integra un sistema; en dicha
teoría se agrupan ordenadamente las categorías y conceptos sobre los que se
basa la imputación de responsabilidad penal.
 
Es así, como en la teoría general del delito, se ocupa de estudiar las
características que debe tener cualquier hecho para poder
establecerle en la ley penal una penalidad.
 
En la formulación de la teoría del delito ha transitado por diversas
fases del proceso socializador que ha marcado a la humanidad, aun
en la época actual permanece activo el debate filosófico que pretende
establecer la razón que dinamiza la construcción del tipo en la ley
penal.
 
La tarea de mayor importancia y cuidado que plantea la teoría general
del delito es precisamente establecer un concepto apropiado de delito,
que pueda ser incluido dentro de un sistema común de reglas, que
integre los diversos aspectos jurídicos que determinan la estructura
lógica operativa de la normas de naturaleza penal.
 
De esta forma, la teoría del delito pretende establecer un sistema de
elementos característicos, comunes y diferenciados, que dan forma al
derecho positivo. La teoría del delito es producto del pensamiento
ilustrado de la doctrina jurídico penal, se nutre de la dogmática para
establecer los principios de acción básicos y la debida articulación de
los elementos que la forman.
 
Del estudio de las diversas épocas, se encuentra que existen
características comunes en los planteamientos formulados a la teoría
del delito, en cuanto a la construcción del tipo penal y otras que
efectivamente determinan o diferencian los tipos delictivos unos de
otros. Por ejemplo: un asesinato es algo distinto a una estafa y esta se
distancia del hurto; cada uno de estos tipos penales presentan
peculiaridades distintas y tienen asignadas, en principio, penas de
diferente gravedad. Sin embargo, tanto el asesinato, como el hurto o la
estafa tienen características que son comunes a todos los delitos y
que constituyen la esencia del concepto integrador que de forma
general determinan la estructura del tipo penal.
 
Precisamente, el estudio de todas estas características corresponde a
la teoría general del delito, es decir, a la parte general del derecho
penal. Por otra parte, el estudio de las concretas figuras delictivas, que
comprende el análisis puntual de las particularidades específicas de
cada tipo penal corresponde a la parte especial del Derecho Penal.
 
 NOCIÓN FORMAL Y SUSTANCIAL DEL DELITO.
 
La primera tarea que enfrenta la teoría general del delito es la de dar
un concepto de delito que contenga todas las características que debe
tener para ser considerado como delito y ser sancionado en
consecuencia, con una pena. Para ello, se debe partir del derecho
penal positivo, ya que todo intento de definir el delito al margen del
derecho penal vigente, implica situarse fuera del ámbito de lo jurídico,
para entrar al área de la filosofía, la religión, la moral o la política. 
 
Desde el punto de vista formal, el delito puede definirse, según el
artículo 1 del Código Penal venezolano, como el hecho que la ley
prohíbe con la amenaza de la imposición de una pena. En
consecuencia, delito es toda conducta que el legislador sanciona con
una pena, por tanto es consecuencia directa del principio de legalidad
penal, que establece el “nullum crimen sine lege”, que rige el moderno
derecho penal.
 
Es así como, la idea del delito toma su origen en la ley penal, entre la
ley penal y el delito existe un nexo indisoluble, pues el delito es
propiamente la violación de la ley penal, para ser más exactos, la
infracción de una orden o prohibición impuesta por la ley; en
consecuencia, delito será todo hecho al cual el ordenamiento jurídico
penal le adscribe como consecuencia, una pena. Impuesta claro está,
por la autoridad judicial luego de cumplido con todas las exigencias
que impone el debido proceso.
 
Esta definición debe ser complementada por una noción que haga
referencia al contenido del hecho que se denomina delito. En el plano
sustancial, el delito ha de entenderse como un hecho, que en sí mismo
o por su forma, lesiona intereses fundamentales de la sociedad,
intereses que se consideran básicos para la existencia, conservación y
desarrollo del conglomerado social. Precisamente, el ordenamiento
penal protege tales intereses o condiciones, por tratarse del equilibrio
moral de la sociedad, el cual depende de la salvaguarda de
determinados valores, de determinadas condiciones o situaciones que
hacen referencia a exigencias éticas básicas del individuo, de la
familia y del Estado, contra los cuales atenta de forma directa
sustancialmente el delito.
 
El concepto de delito, como conducta castigada por la ley con una
pena, es sin embargo, un concepto puramente formalista, que nada
dice sobre los elementos que debe tener esa conducta para ser
castigada por la ley con una pena.
 
Aunque la descripción del concepto de delito ha sido y sigue siendo
objeto de una serie de discusiones científicas y filosóficas, hay algo en
él que no es objeto de polémica, la denominación de sus elementos
esenciales. En efecto, desde los años treinta, con el surgimiento de la
teoría finalista del derecho penal, hasta el presente se ha tomado
como válido que los elementos esenciales en la definición de delito
son: una conducta típica, anti jurídica y culpable, más adelante
veremos cómo luego con el surgimiento de la teoría funcionalista del
derecho penal, matizan los mismos elementos fundamentales con
otros, para así establecer de una forma ampliada el concepto de delito
como: una acción u omisión, típica, antijurídica, culpable y punible.
 
El concepto de delito ha sido señalado por algunos tratadistas de la
siguiente manera:
 
Según el maestro Luis Jiménez De Asúa, el Delito es: “Un acto
típicamente antijurídico, imputable al culpable, sometido a veces
a condiciones objetivas de penalidad y que se halla conminado
con una pena, o en ciertos casos, con determinada medida de
seguridad en reemplazo de ella”.
 
Según Cuello Calón, “Delito es, La acción humana antijurídica,
típica, culpable sancionada por la ley”.
 
Rodríguez Devesa José María, señala que: “Delito es, El acto
típicamente antijurídico y culpable a la que está señalada una
pena”.
 
Para Fontán Balestra Carlos, “Delito es, La acción típicamente
antijurídica y culpable”.
 
Carranca y Trujillo Raúl afirman que, “Delito es, El acto típicamente
antijurídico, culpable, sometido a veces a condiciones objetivas
de penalidad, imputables a un hombre y sometidos a una sanción
penal”.
 
Soler Sebastián, señala que, “Delito es una acción típicamente
antijurídica, culpable y adecuada a una figura penal”.
 
Para Muñoz Conde Francisco, el delito es: “Toda conducta que el
legislador sanciona con una pena”.
 
EVOLUCIÓN DEL CONCEPTO DOGMÁTICO DE DELITO.
 
Concepto antiguo del delito: En la antigüedad y hasta la edad media,
para determinar la pena aplicable a un delincuente, se tomaba en
cuenta, sólo la mayor intensidad o gravedad del hecho causado, no se
tenían en cuenta los elementos sustanciales que, con absoluta
aceptación, hoy caracterizan el concepto del delito: los que en la
actualidad llamamos imputabilidad y culpabilidad. En concreto, no se
tomaba en cuenta la madurez de la persona, su salud mental, su
intención, o alguna otra circunstancia que permitiera determinar el
desvalor de la acción. Solo se valoraba en cuenta el resultado dañino
de la acción perpetrada por el agente que la ocasiono. En este
sentido, se llegó al extremo de juzgar a un animal por el daño
causado, lo que resulta absurdo, por ser un animal un ser irracional,
de esta forma un caballo que arrojaba a su jinete y con ello le
ocasionaba la muerte, podía ser sacrificado. Es por ello, que el
resultado causal es el que determina la consecuencia directa de la
imposición de la pena. La acción delictiva se determina entonces por
la consecuencia material, de lo que deriva la causa, el efecto o
consecuencia jurídica está determinado por la imposición de la pena
respectiva.
 
Según Velázquez Fernando, el precedente más remoto que se conoce
sobre la formulación de una teoría del delito, con la intención de que
fuese aplicado de forma común para la construcción de norma penal,
fue el desarrollado por los doctrinarios italianos en los siglos XVI y
XVII, bajo la influencia de la concepción, del para entonces imperante
derecho natural, se trató de la formulación de una estructura bipartita
del delito, que distinguía entre “imputatio facti”, imputación objetiva e
“imputatio iuris”, imputación subjetiva, entre una parte externa al
delito y otra interna. Dicha sistemática, retomada por el derecho
alemán de la época, fue sostenida por autores como Tiberio Deciani
(1590, ocho años después de su muerte), Petrus Theodoricus (1618),
Samuel Freiherr von Pufendorf (1660) y Christian Freiherr von Wolff
(1738).
 
Pero lo que hoy día se conoce como teoría jurídica del delito es
relativamente moderna: surge a finales del siglo XIX, cuando los
docentes del derecho penal se ven en la necesidad de explicar a sus
alumnos de forma sistemática y ordenada el contenido de la parte
general del estudio del derecho penal contenida en los preceptos que
integraban el Libro I o equivalente del código penal. En concreto,
surge en Alemania tras la promulgación del código penal de 1871, y
precisamente por estudios publicados por autores como Franz Ritter
von Liszt (1851‐1919), Ernst Ludwig von Beling (1866‐1932), entre
otros.
 
Ahora bien, los estadios de la evolución de la teoría del delito desde
que surge en Alemania, hace ya más de un siglo, hasta la actualidad
son:
 
En primer lugar, La teoría Clásica:  El causalismo positivista, bajo
cuya influencia se pretende plantear el delito y la responsabilidad
como datos positivos, y realidades físicas explicadas mediante la mera
causalidad y no la libertad (Franz Ritter von Liszt, 1851‐1919, por
ejemplo).
 
En segundo lugar, La teoría positivista:  Ante la insuficiencia del
enfoque causalista, se recurre a punto de vista denominado
positivismo, atentos a los valores que se hallan presentes en las
diversos elementos de la acción humana, la libertad, la culpabilidad
como reproche, tal como fue formulado por el alemán Gustav
Radbruch en su obras de (1878‐1949), y apoyado por Edmund Mezger
(1883‐1962), por ejemplo.
 
En tercer lugar, Escuela Finalista:  tras la segunda guerra mundial, el
redescubrimiento de que la acción humana se encuentra gobernada
por la idea de finalidad buscada por el agente, idea que sirve para
replantear el orden de las categorías de la teoría del delito, e ir
dotándolas de nuevo contenido. Es así, como surge la corriente
denominada finalista inaugurada por Hans Welzel (1904‐1977), y
Reinhart Maurach, por ejemplo.
 
En cuarto lugar Escuela Funcionalista:  Desde los años setenta del
pasado siglo, y hasta ahora, ha dominado fundamentalmente en todo
el mundo, el panorama doctrinal del enfoque finalista, delimitando el
esquema y orden de las categorías del delito, combinados con teorías
más avanzadas pero complementarias como el funcionalismo. El cual
pretende matizar la teoría finalista con la explicación y justificación de
los contenidos de las categorías que determinan las funciones que
cumplen el derecho penal en la sociedad, o por las consecuencias que
deriva de la aplicación del derecho penal, expresada en la finalidad de
la pena y su contribución al mantenimiento de la vida social, que
precisamente sirve para dar contenido a las categorías del delito, así,
explicado por uno de los doctrinarios de la corriente funcionalista como
lo es  Günther Jakobs; o bien, como lo explica el profesor Claus Roxin,
al señalar que son los principios y categorías de la política criminal que
integra el principio de legalidad, prevención y control social, los que
han de dar contenido a cada una de las categorías de la teoría del
delito.
   
TEORÍA CLÁSICA DEL DELITO:  Fueron muchos los penalistas
afiliados a las teorías sostenidas por la Escuela Clásica, que
pretendieron formular conceptos filosóficos del delito, con la intención
de universalizar o sistematizar su implementación de modo tal que
sirva en todo tiempo y en todo lugar para determinar cuándo un acto
tiene carácter delictivo.
 
El nombre, Escuela Clásica, no le fue dada por sus fundadores, sino
por sus adversarios, los positivistas, que al término “clásico”
atribuyeron una significación despectiva, la de tradicionalismo caduco
o retrógrado. Quienes repudiaban y rechazaban las bases
metodológicas en que esta escuela se sustentaba.
 
El paradigma de la escuela clásica, está representado por el gran
desarrollo alcanzado por el estudio de la ciencia de la naturaleza, que
provocó el surgimiento de una corriente de pensamiento, que
amparada en los criterios científicos, entendió que mediante la
comprensión de los procesos naturales, podía encontrar el camino
para la solución de los múltiples problemas sociales y humanos que
aquejaban al mundo. El estudio de la ciencia, condujo a determinar
que su comprensión estaba asociada al dominio de la naturaleza, y
con tal conocimiento pretendió limitar las miserias humanas. Las
premisas científicas, desarrolladas en este periodo, establecían la
posibilidad que mediante el empleo del conocimiento de la ciencia, se
podía en teoría, conducir a la sociedad por el camino de la felicidad
suprema, suprimiendo de forma científica o categórica los males que la
aquejaban.
 
Con el transcurrir del tiempo, pudo comprobarse, que estas tentativas
están condenadas al fracaso, porque la noción del delito está
íntimamente ligada a la vida social y jurídica de cada pueblo y de cada
siglo, y por eso, hay mutaciones entre lo que hoy se considera delito y
lo que antes era considerado como tal, en otra parte o en otro lugar.
 
Por eso resulta inútil establecer un concepto filosófico del delito, que
determine cuando un acto tiene carácter delictivo y cuando no. Ha
habido actos que en otras épocas eran lícitos y ahora no lo son. Por
ejemplo, en la antigüedad no sólo era lícito, sino obligatorio, dar
muerte al padre viejo y enfermo. Hoy se castiga ese acto, llamado
parricidio, en todos los países del mundo se considera homicidio
practicado en la persona de un ascendiente.
En la antigüedad existieron los delitos religiosos, los cuales se
castigaban severamente, como por ejemplo, el sortilegio, la hechicería,
entre otros, que hoy han desaparecido y por lo tanto no acarrean
sanción penal.   
 
Ahora bien, hay actos que violan un deber jurídico y nieguen un
derecho subjetivo y si no está tipificado en la ley penal como delito, no
acarrea sanción penal. Por ejemplo, la omisión del oportuno pago de
una deuda, viola un deber jurídico, que es el de pagar oportunamente;
y además, viola un derecho subjetivo: el del acreedor de ver satisfecha
su acreencia, y no obstante, no está tipificado como delito y por lo
tanto no acarrea sanción penal.
 
La teoría clásica del delito, nace como reacción a la barbarie y los
métodos medievales donde privaba la tortura como medios de
obtención de pruebas, igualmente como reacción al principio de juez
natural, es decir, tribunales diferentes para nobleza y plebeyos. Las
teorías clásicas del delito encontraron inspiración en la Doctrina de los
Enciclopedistas del siglo XVIII, como Cesare de Beccaria que en 1764
publica su obra "De los delitos y de las Penas", de contenido
individualista liberal, basado en los principios de la Revolución
Francesa de 1789.
 
La teoría clásica del delito, encuentra sus bases filosóficas en el
derecho natural, negando la tesis del contrato social, afirma que el
derecho es innato al hombre porque es dado por dios, por lo tanto el
hombre debe vivir conforme a la ley natural pero ésta no es suficiente,
el hombre acepta leyes hechas por él, y para que estas leyes sean
cumplidas necesita un conjunto de normas sancionadoras, que
establezcan el orden humano en cuanto a la siguiente prelación:
 

1. Leyes de Dios.
2. Leyes del Hombre
3. Leyes Sancionatorias.

 
Los filósofos que influyeron en la Escuela Clásica fueron Immanuel
Kant y Georg Wilhelm Friedrich Hegel, el primero sostenía que nunca
se debe tratar a nadie como simple medio, sino como fin en sí mismo.
El segundo decía que el delito es la negación del derecho; la pena es
la negación del delito o sea la afirmación del derecho.
 
Para la teoría clásica, la técnica penal, pretende  encontrar los
elementos que matemáticamente identifiquen al delito, para establecer
como consecuencia la imposición de la pena, de allí surgen las
diferencias entre autor, coautor, cómplice en el concurso de delitos y
personas.
 
El concepto de delito para la escuela clásica señala que es un ente
jurídico previsto en la norma jurídica y no un fenómeno social, es
denominado infracción, se valora por el resultado de un acto externo
del hombre.
 
El acto externo humano, se refiere a que no pueden ser sancionables
aquellos actos internos o pensamientos que pueda tener un hombre,
como entidad conciente y abstracta.
 
La teoría positivista establece como acto positivo o negativo, a
aquellos que se refiere a las acciones y omisiones, las acciones son
positivas y las omisiones negativas.
 
Es considerado moralmente imputable, cuando el hombre comete un
delito movido por su libre albedrio, que significa que este puede
escoger libremente en hacerlo o no.
 
La teoría clásica considera que el acto es políticamente dañoso,
cuando se refiere a que se ha cometido por el hombre, en franca
violación de los derechos de otras personas, perjudicando a toda la
sociedad.
 
Se tiene al delincuente como un ser normal, que obra con inteligencia
y voluntad propia, dotado de libre albedrio que viola la ley y es
castigado por su acto y no por su responsabilidad.
 
La Pena en consecuencia representa el medio con que cuenta el
Estado para reaccionar frente al delito, expresándose como
la "restricción de derechos del responsable". La pena repara la
ofensa a la sociedad y el fin que persigue no es otro que el de
restablecer el orden jurídico perpetuado de la sociedad y con este fin
debe ser aflictiva, moral o físicamente, cierta, pronta y publica en
cuanto a su aplicación para asi lograr su carácter ejemplarizante.
 
El método que emplea es el deductivo que va de lo particular a lo
general, utiliza la razón, la lógica y la ciencia para determinar la
esencia del delito y así castigarlo.
 
Postulados de la Escuela Clásica del Derecho Penal:
 
Encuentra sus bases filosóficas en el derecho natural.
 
Establece un respeto absoluto al principio de legalidad penal.
 
Considera que el método debe ser lógico-abstracto, silogístico y
deductivo.
 
Entiende que el delito representa un ente jurídico y no un ente
filosófico.
 
La acción es motivada por el libre albedrío de las personas.
 
La aplicación de las penas, a los individuaos moralmente
responsables, es la razón que determina la existencia del derecho
penal.
 
Entiende que existen circunstancias especiales en donde se
encuentran las personas que carezcan de libre albedrío, como por
ejemplo los locos y los niños, quienes quedan excluidos de la
aplicación del derecho penal.
 
La pena es la retribución o consecuencia directa que se aplica al
criminal por el mal que se hizo a la sociedad.
 
La medida de la retribución debe ser exacta, oportuna y concreta al
 

daño causado.
 
Las penas son sanciones aflictivas determinadas, ciertas, ejemplares,
proporcionales, deben reunir los requisitos de certeza, prontitud,
publicidad, fraccionabilidad y reparabilidad, y en su ejecución deben
ser correctivas inmutable e improrrogables.
 
La finalidad de la pena es restablecer el orden social externo que ha
sido roto por el delincuente.
 
El derecho de castigar pertenece al Estado, titular de la tutela jurídica.
 
El derecho penal es garantía de libertad, ya que mediante él se
asegura la preminencia y continuidad del orden social, la seguridad
jurídica y el estado de derecho que representa el imperio de la
autoridad soberana del Estado.
 
Evolución doctrinal de la teoría clásica del delito:
 
Se divide en tres periodos:
 
1.       Periodo
Filosófico: Estudia el ius puniendi del Estado, el
concepto y finalidad de la pena, el fundamento de los delitos, el
principio de legalidad, en este periodo se destacan autores
como: Cesare Beccaria, Juan Domingo Romagnosi y Giovanni
Carmignani.
 
2.   PeriodoMatemático: La pena debe ser proporcional al delito, el
daño de la pena debe ser matemáticamente igual al tipo de
delito, sus mayores exponentes fueron Juan Domingo
Romagnosi, Francisco Carrara y Franck Enrique Pessina.
 
3. Periodo Jurídico: Los principios doctrinales son trasladados a la
legislación positiva, su mayor exponente es Luis Luchinni.
 
Aportes de la escuela clásica penal:  se considera que en este
periodo se sistematizó el derecho penal, de igual forma se humaniza
su contenido al crear los tipos penales y suaviza las penas, entes de la
revolución francesa, luego de ello se reafirma e institucionaliza el
principio de legalidad penal.
 
Críticas a la Escuela Clásica del delito:  No acepta las medidas de
seguridad, porque concebía que el autor del delito obraba bajo su libre
albedrío y en consecuencia Dios otorgo la capacidad de
discernimiento a todos los hombres por igual, por lo que es un deber
del Estado garantizar el orden y control social por encima del deseo
individual. En consecuencia en esta etapa no se estudia la
individualidad del delincuente.
 
TEORÍA POSITIVISTA DEL DELITO: A consecuencia de que la teoría
clásica del delito, no fue capaz de mostrar el mejor interés por realizar
un estudio del delincuente. Surge entonces esta nueva corriente, la
teoría positivista mostró mayor interés por el estudio del delincuente,
considerando al hombre que delinque como alguien que se ve
influenciado por factores internos y externos que lo impulsaron a ellos;
por consiguiente, le niegan vigencia al principio del “libre albedrío”  que
sostenía la Escuela Clásica.
 
Las concurrencias históricas acaecidas en la segunda mitad del siglo
XIX, permiten el surgimiento de un nuevo concepto de ciencia, unido a
la variación del carácter del Estado, ello conduce a revisar las teorías y
formular un profundo cambio de orientación en los estudios del
derecho en general y del derecho penal de forma particular.
 
Esta doctrina antropológica nació en Italia en el año 1876, a partir de
la publicación de la obra de César Lombroso titulada “El Hombre
Delincuente”, donde se plantea en forma sistemática una explicación
causal del delito. A mediados del siglo XIX, cuando la corriente clásica
del Derecho Penal, consideraba haber alcanzado su más alto grado de
perfeccionamiento, en relación a la majestuosa construcción jurídica
formulada por Francesco Carrara, aparece en Italia una nueva
corriente de pensamiento en la Ciencia del Derecho Penal, que
apartándose radicalmente de los principios y postulados clásicos,
hasta entonces aceptados, provocó una verdadera revolución en el
campo jurídico penal minando su estructura desde los cimientos hasta
sus niveles más elevados. Tal es el surgimiento de la Escuela Positiva
del Derecho Penal, que representa una sub-estimación de lo jurídico
en beneficio de lo biológico-social.
 
La concepción antropológica del delito es obra de Cesar Lombroso
(1836- 1909), quien en 1878 publica la primera edición de la obra en
que vació todas sus observaciones antropológicas sobre los
criminales, llamada “El hombre Delincuente”. Lombroso también es
creador de la Antropología Criminal. Quien sostenía que, a través de
sus investigaciones había podido comprobar que el delincuente es un
anormal con ciertas características que lo hacen diferente de
cualquiera persona.
 
En este sentido, se incorpora al positivismo las indagaciones en el
terreno sociológico que realizó Enrique Ferri (1856- 1929), quien
plasmó sus doctrinas en su obra capital “Sociología Criminal”,
publicada en 1881. Sus ideas eran de origen sociológico, y se debe a
él la consideración del delito no solo como un ente natural, sino
también social.
 
Pero, lo antropológico y sociológico no bastaba, era necesario todavía
revisar los principios jurídicos de la Escuela Clásica relativos al delito,
que los positivistas habían subestimados. A esta tarea se consagró
Rafael Garofalo (1851- 1934) en su obra fundamental “Criminología”.
Quien proporciona el componente jurídico a las concepciones del
delito como ente natural que venía manejando Lambroso, y afirma la
necesidad de definir previamente el concepto de delito, creando la
Teoría Sociológica de Delito Natural.
 
Así tenemos que los principales exponentes de la Teoría positivista del
delito son:
 
·         César Lombroso (Antropólogo)
·         Enrique Ferri (Sociólogo)
·         Rafael Garófalo. (Jurista).
 
Concepto sociológico del delito: Ante el fracaso de la escuela
clásica en su intento de formular un concepto filosófico del delito, la
escuela positivista pretendió formular un concepto sociológico del
delito.
 
Por ejemplo Rafael Garófalo, afirmó que hay que renunciar al examen
de los hechos y acudir al examen de los sentimientos, por eso, formuló
el concepto sociológico del delito, como: “la violación de los
sentimientos altruistas fundamentales de piedad y probidad en la
medida en que tales sentimientos se encuentran en la sociedad
civil y por tanto, en la medida en que son necesarios para la
adaptación del individuo a la colectividad”.
 
Esta teoría es rechazada, por las siguientes razones:
 
1.   No hace más que reproducir la antiquísima distinción entre los
delitos malos y los delitos artificiales, de pura creación legal.
2. Garófalo sostiene, que el delito natural, es la violación de los
sentimientos altruistas fundamentales de piedad y probidad. en
realidad existen otros sentimientos fundamentales, como por
ejemplo, la protección al patrimonio, cuya violación debe
constituir delito natural; y
3.    Se objeta al concepto del delito natural, que por más que un acto
de la vida real sea contrario y viole los sentimientos
fundamentales de piedad y probidad, si ese acto no está previsto
en la ley penal como delictivo, no se le puede asignar ese
carácter a tal acto, por más antisocial que sea, ni debe ni puede
aplicarse una sanción penal a quien lo perpetre.
Método de la teoría positivista:  Su aparición fue favorecida, no sólo
por el fracaso de los principios clásicos en la lucha contra el delito,
sino también por la extensión del método experimental y de
observación, de las ciencias causal- explicativas, a las ciencias
sociales.
 
El concepto de Delito para la teoría positivista:  Para la teoría
positiva el delito es un ente de hecho natural y social, producto de un
complejo determinismo integrado por factores antropológicos, físicos y
sociales. Por consiguiente, el delito debe ser estudiado como
fenómeno natural desde los aspectos individual y social.
 
El delito se definía como: “una lesión a aquella parte del
sentimiento moral que consiste en los sentimientos altruistas
fundamentales, o sea, la piedad y la probidad, en la medida media
en que estos sentimientos son poseídos por una comunidad”. O
como “acción punible determinada por aquellas acciones
encaminadas por móviles individuales y anti sociales que turban
las condiciones de vida y contravienen la moralidad media de un
pueblo en un momento dado”.
 
De tales conceptos se infiere que el delito es, ante todo,
comportamiento humano debido a factores antropológicos, físicos, y
sociales. Por lo tanto, no es un ente de derecho, es un ente de hecho.
 
En conclusión el delito es considerado como un hecho natural y social,
producto de factores internos de orden biológico, psíquico,
antropológico, entre otros, y factores externos: medio circundante,
familia y sociedad.
 
A diferencia de la teoría clásica, que centró su estudio en el delito
como ente jurídico sin prestar demasiada atención a la acción delictiva
como resultante de influencias que necesariamente determinan al
sujeto, la teoría positiva se preocupa por el estudio de las causas del
delito, para poder prevenir y reprimir la criminalidad.
 
La Responsabilidad Penal: Para la teoría clásica, la responsabilidad
penal se fundamenta en la imputabilidad del sujeto, la cual descansa
en el libre albedrio. Para la teoría positivista, de acuerdo con su
orientación determinista, niega la existencia del libre albedrio o libre
arbitrio, problema que, por lo demás, no es de interés del Derecho
Penal, sino de la filosofía o de la metafísica, y fundamenta la
responsabilidad penal en la responsabilidad social, derivada del
determinismo y temibilidad del delincuente, cuya fórmula es la
siguiente: “Todo individuo responde de los delitos que ejecuta por
el solo hecho de vivir en la sociedad”. De acuerdo con la
responsabilidad social, el hombre es imputable, no porque sea un ser
consciente, inteligente, libre y espontaneo, sino que sencillamente su
responsabilidad se deriva del simple hecho de vivir en sociedad y la
sociedad debe defenderse contra los que la atacan, sean estos
individuos considerados normales o anormales.
 
No se distingue, bajo esta concepción, entre imputables o
inimputables. Toda persona, cualquiera que sea su edad o condición
psíquica, responde de los delitos que cometa; por ello no significa que
la sanción a imponer sea la misma para todos los infractores de la ley.
La calidad de la sanción dependerá de la categoría antropológica a
que el delincuente pertenece, y la cantidad varía de acuerdo con el
grado de su peligrosidad.
 
En consideración a ello, el delincuente actúa conforme a determinados
factores antropológicos, físicos y sociales. Es por ello, que en contra
de su actuación antisocial, se plantean los mecanismos jurídicos de
defensa de la sociedad. Su responsabilidad es, por consiguiente,
social y adquiere carácter objetivo.
 
La pena como Medio de Defensa Social con Carácter Preventivo:
representa el castigo que se pudiera imponer al delincuente en
retribución o compensación del mal del delito cometido. Por ello, el
positivismo emplea, en lugar de la denominación pena en la ley, en
empleo de la palabra “sanción” como mecanismo de defensa social,
que se realizaba mediante la prevención general, lo cual representa
para el colectivo una amenaza a todos los que atenten contra la norma
penal, y la prevención especial que está representada en la imposición
de la sanción al infractor por la acción antijurídica cometida.
 
La sanción, como la conciben los positivistas, no pretende causar un
sufrimiento al culpable, sino asegurar la defensa social, procurando un
máximo de seguridad con un mínimo de sufrimiento individual; y se
traduce en las medidas de seguridad, que consisten en la aplicación
de ciertas disposiciones adoptables, respecto de determinadas
personas, no dentro de una idea de amenaza o de retribución sino de
un concepto de defensa social y de readaptación humana, por tiempo
indeterminado.
 
En la teoría positivista, la sanción debe adaptarse al delincuente, el
juez debe aplicarla por un plazo indeterminado, hasta que cese la
peligrosidad del reo. El fin principal de las penas deja de ser el
restablecimiento del derecho violado, pasando a convertirse en el
positivismo en la prevención y, en esa virtud, las penas ya no son
determinadas y proporcionales al daño causado por el delito, sino más
bien las sanciones indeterminadas y proporcionadas a la temibilidad
del delincuente.
 
Su medida ha de hallarse en la peligrosidad del delincuente y no en la
gravedad objetiva del delito. Así, la naturaleza de la pena se orienta a
establecer una terapéutica social, encaminada a obtener la
readaptación social del delincuente, siempre que ellos sean posibles o
en consecuencia, su eliminación o segregación en caso contrario ya
que admitía para entonces, la pena de muerte como solución final.
 
En conclusión, se considera la pena como un medio de defensa social
con carácter preventivo, procurándose con ella la readaptación del
delincuente. Así también, esta sanción penal no solo debe ser acorde
con la clase de delito cometido, sino que también deberá tomar en
cuenta al delincuente, quien como entidad individual, es materia de
interés para el colectivo.
 
Así, la teoría positivista no solo se considera la pena como un medio
de defensa social, sino que incluye también las medidas de seguridad.
A esta teoría, le corresponde el mérito de haber afirmado por primera
vez, que también la delincuencia, al igual que la enfermedad, podía
ser prevenida.
 
La teoría positivista ve al delincuente como un enfermo, es un ser
anormal, por lo cual la sociedad debe centrar su atención, tanto
respecto al estudio científico, como en relación a establecer las
medidas profilácticas legales que se adopten para combatir el delito.
En el aspecto personal, la teoría clásica no hace distinción entre
imputables y no imputables.
 
Delincuente es el individuo que perpetra un hecho dañino a los
intereses sociales, cualesquiera que sean las condiciones o
circunstancias en que se encuentre. La mera imputabilidad física o
amenaza, trae consigo la responsabilidad penal. Recordemos en este
punto que, para la Escuela Clásica, en cambio, la simple atribución
material del hecho punible a su autor no acarrea responsabilidad
criminal, si éste no obro con libre albedrio.
 
En conclusión, el delincuente en su acción delictiva, obra influenciado
por factores criminógenos internos y externos; cuando delinque, no es
un hombre normal, sino que sufre anomalías congénitas o adquiridas,
permanentes o transitorias, derivadas de factores de orden externo o
interno a él.
 
TEORIA FINALISTA DEL DELITO: tras la segunda guerra mundial, el
redescubrimiento de que la acción humana se encuentra gobernada
por la idea de finalidad buscada por el agente, se planteó la teoría
finalista que sirve para reorientar el orden de las categorías de la
teoría del delito, e ir dotándolas de nuevo contenido, es así como
surge esta teoría, expuesta por Hans Welzel y R. Maurach (1904‐
1977).
 
Desde los años setenta del pasado siglo, y hasta ahora, dominan de
forma universal el panorama doctrinal que establece el enfoque
finalista, matizado más adelante con otras singularidades que dan
forma al modelo funcionalista que en la actualidad impera en el mundo
jurídico penal, plasmado sobre todo en el esquema y orden de las
categorías del delito.
 
El Autor Fernando Velásquez señala que en el periodo de la
postguerra, una vez derrotados los extravíos del nacionalsocialismo,
fue que originó el cambio que también influyó en el ámbito del derecho
penal. Gracias a la labor de Hans Welsel, que quiso establecer de
nuevo, el carácter central de la acción humana, la cual dinamiza la
teoría del delito, desde un punto de vista ontológico, de manera
Aristotélica.
 
La escuela finalista nace cuando Welzel, en su obra replanteó un
nuevo rumbo metodológico de la acción. El cambio se genera a partir
del análisis de dos factores: un factor político y otro científico; el primer
factor hace parte de la influencia en Europa que tuvo la derrota sufrida
por el régimen nazi, que al rigor de la derrota motivo una revisión
profunda de todas las teorías que dinamizaban el derecho penal
alemán, obligándolos a mirar hacia otros horizontes, que se
distanciara del modelo de Estado Nacional Socialista y abriera paso a
la transformación de paradigmas, a un Estado Liberal. Lo cual dio
cabida, a la transformación del derecho penal que tomó como centro,
el respeto del ser humano, y orientó al legislador para hacer efectivo
un examen profundo de diversas doctrinas en procura de resguardar
las condiciones punitivas del cual es responsable el derecho penal, en
resguardo de los Derechos Humanos.
 
El segundo factor, científico, derivado del hecho de que Hans Welsel
planteaba en sus escritos filosóficos, un paso del subjetivismo al
objetivismo, por lo cual era el objeto del conocimiento el que
determinaba al sujeto y no al contrario, como postulaba la teoría
positivista o también conocida como neokantiana del delito, quienes
acusaban de malinterpretar la doctrina del gran pensador Immanuel
Kant. 
 
Ahora bien, sobre el planteamiento de Welzel respecto del concepto
de acción final algunos autores han sostenido y aun el propio Welzel
que este tiene su origen en la filosofía de Aristóteles, quien afirmaba:
“No deliberamos acerca de los fines, una vez que ha sido determinado
el fin, uno examina como y porque medios se alcanzara; si este fin
parece debe ser conseguido por medio de varios recursos, se busca el
medio más fácil y mejor; si no hay más que uno, se busca como
alcanzar este medio y aun otro por medio de este, hasta llegar a la
causa primera, que es lo que se halla en último lugar, el resultado
ultimo del análisis es el primero en el orden de los hechos.
 
Como puede apreciarse, Aristóteles ligaba a la conducta voluntaria
una finalidad. En opinión de Hans-Heinrich Jescheck: “La
conducción final de la acción, tiene lugar a través de la
anticipación mental de la meta, la elección de los medios
necesarios y la realización en el mundo material”.
 
La Teoría de Welzel distinguió conceptualmente dos etapas en la
dirección final de la acción, que son: La primera etapa se desarrolla en
la esfera del pensamiento, subdivida en tres momentos, algunas veces
difíciles de delimitar cronológicamente que son:
 
1.       La anticipación del fin que el autor quiere realizar;
 
2.       La
selección por parte del autor de los medios más idóneos para 
lograr el fin; y,
 
3.       La
consideración de los efectos concomitantes que van unidos al
proceso causal.
 
La Segunda etapa consiste en la realización por parte del autor de su
acción final en el mundo real. No cabe duda de que, de esa manera,
conociendo el hombre lo que quiere causar, puede dominar, aunque
no ilimitadamente, el suceso y orientar su comportamiento a conseguir
el fin que ha planeado.
 
La Doctrina final de la acción fundada por Welzel, parte de la crítica
del esquema positivista o neo-clásico del delito y pretende pasar, de
forma tajante a la realidad del ser social, poniendo de modas el
concepto de “estructuras lógico-objetivas”, previas a toda regulación
jurídica y se edifica el Derecho sobre la “naturaleza de las cosas” esto
es, como dice Cerezo Mir “La vinculación del Derecho a la realidad,
objeto de su regulación”.
 
Unido a lo anterior se pretende superar el neutralismo valorativo del
positivismo, mediante el intento de proceder a una fundamentación
ético-social del Derecho penal lo que pronto quedó plasmado en la
concepción personal de la antijuricidad o en el “injusto personal” como
prefiere llamarlo Gómez Benítez y Muñoz Conde.
 
Esta característica fundamental, como lo es la concepción personal de
la antijuricidad o injusto penal, es la que considera que la esencia de la
desvaloración de la acción típica y antijuricidad no es la acusación del
resultado, sino el desvalor de la acción.
 
Ello se entiende claramente cuando Welzel dice: “Toda acción
humana, para bien o para mal, está sujeta a dos aspectos
valorativos diferentes”. Puede ser valorada de acuerdo al resultado
que origina, “valor de resultado o material”, y también,
independientemente del logro del resultado, según el sentido de la
actividad como tal, “valor de acto”.
 
Más adelante agrega Welzel: que,”…una acción dirigida a un
resultado reprobado también es valorativamente reprobable, con
independencia de que se alcance o no el resultado”, ya que implica
el desvalor de acto de la acción, por ejemplo la acción del delincuente
que introduce la mano en el bolsillo vacío de una persona. En
consecuencia, no solo se sanciona cuando se ha producido un
resultado, sino también, cuando ha existido un desvalor de acto.
 
Esto ha dado lugar a que algunos autores como Enrique Bacigalupo
señalen, que: “el concepto personal de lo ilícito”, en donde esta
teoría requiere “junto al desvalor del resultado un desvalor de
acción, ya que el análisis de la acción nos lleva a valorar lo que el
autor quiso hacer, por cuanto importa tanto como lo que hizo”. En
consecuencia, la teoría personal de lo ilícito, bajo la perspectiva de la
teoría finalista llevada a sus extremos, “reduce lo ilícito
exclusivamente al desvalor de la acción".
 
Retomando el concepto final de acción, parte Welzel, como hemos
dicho, de lo que se ha llamado un concepto ontológico de la acción,
porque la esencia del actuar humano es una forma de comportamiento
que está dirigida a un fin determinado. El Ser Humano está dotado de
poder para tomar decisiones y tiene la capacidad de influir en los
cursos causales para poder llegar a un fin, a un objetivo determinado.
Es claro que la introducción del concepto final de acción en la base de
la estructura del delito tuvo repercusiones inmediatas. Por un lado, la
consideración de la acción como un concepto pre jurídico, lo que hacía
que no fueran ya objeto del tipo todas las consecuencias de un
resultado, sino solo aquellas que fueran finales. Por otra parte, al
equiparar el dolo a la finalidad típica, la consecuencia lógica era
sostener que el dolo debía pertenecer al tipo.
 
De acuerdo con Jescheck, el cambio metodológico del enfoque
analítico del concepto de delito del finalismo, trajo algunas
consecuencias que someramente enunciamos:
 
La Separación entre la conciencia del agente que tiene sobre la
antijuricidad y el dolo, para en la teoría finalista a ser un elemento
natural en el dolo.
 
Tal separación obligo a dar un trato diferente a los casos de error de
tipo y error de prohibición y, por último, establecido que la participación
solo puede darse en un hecho principal doloso, pues sin dolo falta el
tipo del hecho principal.
 
Welzel logro superar los escollos de los delitos imprudentes y de los
delitos de omisión; en los primeros, la acción final está encaminada
hacia fines que carecen de transcendencia para el Derecho Penal; en
ellos lo importante es la infracción del deber objetivo de cuidado. En
cuanto a los delitos omisivos, el panorama se completó con la
aportación de Armin Kaufmann, que los concibió como una tercera
forma de aparición del hecho punible, dotado de una estructura
diferente.
 
Con la Teoría Finalista del delito, manifiesta Bustos “se logra pues
culminar todo un proceso dogmático en la configuración de la
Teoría del Delito, que permite superar las contradicciones y
simplificaciones anteriores, con lo cual se logra una mayor
precisión conceptual y garantista”.
 
En resumen, para la teoría finalista, el Delito es: una conducta típica,
antijurídica y culpable. Con respecto a esta definición es importante
tener en cuenta primero que la conducta tenga las características
elementales, Típica y antijurídica y luego que al autor le sea
reprochable el resultado. Para esta teoría, hablar de hecho punible y
delito son sinónimos.
 
TEORÍA FUNCIONALISTA: En la década de los años ochenta un
jurista Alemán de nombre Claus Roxin realiza una nueva teoría (1984)
mediante el uso de la llamada Política Criminal o Criminológica en
donde se expone que la misión última del Derecho Penal es la
protección de bienes jurídicos en todo ámbito dentro de la vida del
hombre, dándole el nombre a ésta teoría de funcionalista en virtud de
que ve a la pena o castigo en función de una prevención general del
delito así como prevención especial que va dirigida al autor del delito
para que no reincida; y a la sociedad en general para que sirva de
ejemplo la imposición de un castigo.
 
Para esta teoría, el momento de imponerse la pena constituye la parte
más importante del proceso penal, ya que de ello depende el detener
tanto al delito como al delincuente.
 
Esta escuela descansa su ideología en los modernos principios de
política criminal, y entre sus principales desarrolladores se encuentra
Ghünter Jakobs quien ha dado impulso al llamado “Funcionalismo
Radical” al partir su teoría de principios filosóficos.
 
Así, los doctrinarios del Derecho Penal y de la Teoría del Delito han
dividido a la escuela funcionalista en dos:
 

1. El Funcionalismo Moderado, cuyo autor es Claus Roxin; y el


2. El Funcionalismo Radical, cuyo exponente es Ghünter Jakobs.

 
Esta escuela ha tenido diversos seguidores en el mundo; en Alemania
Bern Schunemann y Schmidhäuser; en España Santiago Mir Puig,
Juan Bustos Ramírez, Manuel Cancio Meliá, Francisco Muñoz Conde
y Miguel Polaina Navarrete; en Italia Alessandro Baratta.
 
Según Jakobs (1995), la teoría funcionalista, del derecho penal explica
que las estructuras del delito dependen de los fines y funciones que
cumple el derecho en la sociedad y que la finalidad del derecho es la
estabilización de expectativas sociales. Günther Jakobs, una de sus
principales artífices, define al delito como injusto, y éste es el
comportamiento típico evitable, doloso o imprudente que no está
justificado. El autor del injusto sólo es responsable por el déficit de
motivación jurídica, si en el instante del hecho constituye un sujeto con
la competencia de poner en cuestión la validez de la norma, es decir,
si es imputable.
 
En concreto la teoría funcionalista, rechaza el punto de partida del
finalismo, parte de la hipótesis de que la formación del sistema
jurídico-penal no puede vincularse a realidades ontológicas previas,
como son: la acción, la causalidad, las estructuras lógico-reales, entre
otras, sino que única y exclusivamente puede guiarse por las
finalidades que cumple el Derecho Penal. Y todo ello, en base a la
filosofía jurídica positivista y finalista, que había sufrido un detente en
la época de entreguerras y en el sistema neoclásico habían tenido un
desarrollo insuficiente, como cree Roxín.
 
CONCEPCIÓN BIPARTITA: De acuerdo con esta concepción el delito
se define como la acción culpable, ello implica la existencia de tan solo
dos elementos: La Acción y la Culpabilidad.
 
La concepción bipartita del delito, es un reflejo de la doctrina anclada
en las raíces de la Escuela clásica, que toma como precedente, la
descomposición del tipo penal que formuló Carrara bajo la premisa de:
“fuerza física” y “fuerza moral”.
 
Bajo esta premisa, se concibe la existencia de dos elementos: uno
objetivo: “fuerza física”, referido a lo material, a lo externo, y; otro
subjetivo, “fuerza moral”, referido a lo subjetivo, a la conciencia de lo
que se hace, al entendimiento de lo bueno y lo malo. Por lo cual, se
plantea bajo esta concepción bipartita, que la antijuricidad no es un
elemento integrante de la estructura fundamental del tipo penal, sino
que es la esencia misma del delito.
 
En el primer término, se analiza todo aquello que en la descripción
legal del hecho, determina la forma objetiva o material del tipo penal,
que establece los elementos diferenciadores, los cuales abarcan todos
aquellos términos que hacen referencia al juicio valorativo de exclusión
de la responsabilidad penal, y también, las causas de justificación.
 
En el elemento subjetivo se incluyen, todos aquellos aspectos
relevantes de la descripción legal que conciernen a la actitud que
define la voluntad humana, como conexión psicológica entre el hecho
y su autor.
Esta concepción, sostiene que la tripartición no debe ser aceptada por
el solo hecho de considerar la antijurícidad como un elemento propio
del delito. En consecuencia sustenta, que en el delito no cabría la
posibilidad de distinguir sino dos elementos sustanciales: el elemento
objetivo que determina el hecho material o manifestación del
comportamiento exterior del hombre; y el elemento subjetivo, dado por
la actitud o  voluntad que permite dar origen al hecho material que
conduce la voluntad culpable del agente.
 
En su paulatina evolución, los polos de la bipartición varían según los
autores, de igual forma se mencionan dos tipo o elementos dentro de
la terminación global que abarca el juicio de culpabilidad: un elemento
físico y otro elemento psicológico. Ya se ha hecho referencia al hecho
de que, desde esta perspectiva, el tipo penal se estructura en torno a
estos dos componentes fundamentales: el elemento objetivo y el
elemento subjetivo.
En consecuencia, en esta concepción, la antijuricidad no es un
elemento del tipo penal, porque constituye en sí misma, el elemento
abstracto general, que integran la esencia misma del delito, y como
carácter esencial de su conformación, determina su existencia
intrínseca.
 
CONCEPCIÓN TRIPARTITA: Que ha tenido una compleja evolución
en la dogmática alemana, el concepto tripartito del delito se estructuró
sobre la base de tres elementos: la típicidad, la antijuricidad y la
culpabilidad. De acuerdo con esta concepción el delito se define como
una acción típica, antijurídica y culpable.
 
En esta concepción del injusto penal, fue claramente expuesta por el
alemán h. Luden (1840) elaboró un concepto tripartito de delito a pesar
del estudio que se realiza de la acción u omisión se considera como el
primer elemento la tipicidad, luego la antijuridicidad y el tercer
elemento es la culpabilidad.
 
A diferencia de la concepción bipartita, el componente fundamental y
primordial, lo constituye la antijuridicidad, como momento de la
negación del valor representado por la lesión del bien jurídico. La
tipicidad es concebida como una forma técnica de descripción del
hecho que lleva en su seno reflejado el interés relevante para el
Derecho penal.
 
A diferencia de la concepción bipartita en la teoría tripartita la
antijurícidad, cumple la función de determinar el momento preciso
cuándo un hecho representa una lesión a un bien jurídico tutelado.
Estos dos elementos constituyen la categoría formal del tipo penal, ya
que en sí mismo, representa la noción teleológica para el Derecho.
 
La culpabilidad, en sí misma, vendría a significar el momento a partir
del cual el hecho puede ser considerado reprochable al autor que lo ha
perpetrado.
 
CONCEPCIÓN FUNCIONALISTA: Surge desde los inicios de los años
60 hasta el presente, ha conformado un conjunto de teorías
dogmáticas que dan forma a las nuevas tendencias del Derecho
Penal, denominada funcionalista o final-racional, cuyo denominador
común viene definido por una orientación en la sistematización de los
diversos conceptos y principios del Derecho penal, para construir los
criterios que determinan la moderna política criminal. Su principal
interacción está representada en la búsqueda de los fines propios de
la pena, en particular, de la prevención general.
 
Define el delito como la acción u omisión, típica, antijurídica, culpable y
punible. De tal forma que complementa la idea tripartita o finalista y
centra la intención de la construcción de estructuras típicas dentro de
la función que cumple la pena para el Derecho Penal, conformando la
denominada teoría democrática de la pena.
 
La concepción funcionalista está integrada por varias tendencias de
muy diverso signo. Con el fin de no complicar demasiado la
explicación, pasamos a examinar los rasgos sistemáticos
fundamentales que presentan las obras de dos de los más
representativos autores.
 
Por una parte se encuentra la posición de Ghünter Jakobs, quien
orienta su exposición sobre la teoría funcionalista, basada en razones
de naturaleza sociológicas, señalando que el derecho penal debe
construirse sobre los criterios de prevención general que debe cumplir
la pena, es decir, a raíz de la teoría de los fines de la pena se
construye la función general de prevención que debe cumplir el
derecho penal.  
 
Por otra parte, rescatando la concepción valorativa del pos finalismo,
se desarrolla la teoría expuesta por Claus Roxín, quien conjuga el
desenvolvimiento dogmático de la teoría finalista del delito, con la
teoría que orienta la finalidad de la política criminal de un Estado, es
decir, no sólo centra su atención en los derechos tutelados a los que
atiende el fin de la pena para la teoría tripartita, sino que va mas allá
para establecer la finalidad esencial y funcional para la sociedad del
Derecho penal. Entre ambos autores existen, claro está, diversas
posiciones intermedias que sustentan sus teorías, que no pueden ser
estudiadas ahora, por razones fácilmente comprensibles.
 
En su visión general de la concepción funcionalista del Derecho Penal,
se aparta del principio clásico que sostiene la teoría finalista o tripartita
del Derecho Penal, quien sitúa su función final, en la mera protección
de un catálogo de bienes jurídicos que desarrolla la ley penal. La
concepción funcionalista considera que la lesividad social es algo más
que la violación de valores ideales, y que su centro de protección es el
ser humano, dentro del conjunto de peculiaridades y diferencias que
los caracterizan, quien en definitiva representa la esencia de la
sociedad, precisamente por esta razón se denomina de igual forma la
corriente funcionalista como: derecho penal social.
 
La crítica funcionalista achaca a la dogmática finalista la pérdida de
contacto con la realidad, y el que aquélla haya consagrado la teoría de
los valores como postulado único y fundamental sobre el que se
asienta el sistema tripartito.
 
La pregunta sobre la función representada por esos valores sería,
según los partidarios del funcionalismo, un tabú incontestable como
todo aquello que queda fuera de la capa del derecho positivo, ya que
la premisa formadora del derecho penal final está expuesta a las
fuerzas inclementes que ejercen las diversas tendencias sociales en el
tiempo, tales como: la moral, la economía, la religión, la política, entre
otras, que determinan valores sociales a los cuales habría que asignar
una protección de carácter penal. En consecuencia, la tendencia de
protección de bienes jurídicos que caracteriza la teoría tripartita, se
distancia de la intención de prevención funcional que caracteriza la
teoría funcionalista.
 
Así, se aconseja al Derecho Penal que se olvide del examen de la
problemática sobre la naturaleza del valor fundamental para que
desarrolle su actividad investigadora en la vida social y en la función
esencial que cumple para garantizar la libertad, la democracia y el
progreso social, basados en premisas como la mínima regulación y
entendiendo la pena como la última ratio social.
 
ESTRUCTURA BÁSICA DEL TIPO PENAL
 
Núcleo Rector: representa el marco general en donde se agrupan las
distintas modalidades de un mismo tipo penal.
El legislador establece categorías dentro de las cuales agrupa de
forma sistemática un conjunto de tipos penales, que de forma peculiar,
establece condiciones variadas de punibilidad, el conjunto general
encierra en sí mismo la categoría que los agrupa, por ejemplo: robar,
matar, hurtar, violar entre otros.
 
Verbo que dirige la acción del tipo penal:  se encuentra dentro de la
construcción típica, se subsume dentro de la acción humana. El
legislador puede establecer para un tipo penal un único verbo de
acción, o bien puede de forma alternativa enumerar un conjunto de
ellos, por ejemplo: “quien oculte, trafique, comercie, distribuya,
modifique….”.
 
Sujeto activo del delito: Es la persona física, la persona natural, el
individuo de la especie humana, el hombre que comete el delito. Sólo
las personas físicas pueden ser sujetos activos de delito. No pueden
serlo las personas jurídicas, por cuanto falta en ellas la conciencia y
voluntad que constituyen la base de la imputabilidad y por lo tanto la
base de la responsabilidad penal.
 
Sin embargo en las modernas teorías de responsabilidad de las
personas jurídica, se establece por delegación la responsabilidad de
ellas en los dueños o administradores.
 
Sujeto pasivo del delito: Es el titular del bien jurídico destruido,
lesionado o puesto en peligro mediante la comisión de un delito. Por lo
regular, es una persona física o natural, pero también puede ser una
persona jurídica, como por Ejemplo, el hurto cometido contra el
patrimonio de una persona jurídica. Los animales no pueden ser sujeto
pasivo de delito, sólo pueden ser objetos materiales de delito.
 
Objeto material del delito: Es la persona o cosa sobre la cual recae
la actividad del delincuente. Por Ejemplo, cuando una cosa ha sido
destruida, cuando una persona ha sido lesionada, entre otros. En
ciertos casos pueden coincidir en la misma persona física las
cualidades de sujeto pasivo y objeto material del delito. Por Ejemplo, el
delito de lesiones personales, en el cual la persona lesionada es al
mismo tiempo sujeto pasivo y objeto material del delito.
 
Objeto jurídico del delito: Es el bien jurídico destruido, lesionado,
perjudicado o tan siquiera puesto en peligro mediante la perpetración
de un delito, Por Ejemplo, el derecho a la propiedad, a la vida, a la
libertad personal, al libre tránsito, entre otros. En el delito de homicidio
el bien jurídico corresponde a la vida humana; en el delito de lesiones
personales el bien jurídico corresponde a la integridad personal o
física que es el bien jurídico ofendido.
 
ESTRUCTURA COMPLEMENTARIA:
 
Está constituida sobre un conjunto de situaciones que de forma
incidental expone el legislador en los tipos penales para establecer
condiciones especiales de: modo, tiempo, lugar entre otras. Por
ejemplo: la nocturnidad es una condición de tiempo, mediante
escalamiento, es una modalidad, también es una modalidad el empleo
de astucia o medios electrónicos, una condición de lugar puede ser: en
cementerios, templos, oficinas públicas entre otras.
 
DISTINCIÓN ENTRE DELITOS Y FALTAS:
 
Según el aparte único del artículo 1º del Código Penal Venezolano, los
hechos punibles se dividen en: delitos y faltas. En algunos países,
como Francia, se acoge en el Código Penal la división tripartita:
crímenes, delitos y contravenciones. En Venezuela, en cambio, se
acoge la bipartición, que es la distinción en delitos y faltas.
 
Nos preguntamos qué diferencias existen entre delitos y faltas? 
Algunos autores sostienen que existen diferencias cualitativas,
esenciales, ontológicas, de naturaleza, que radican en que los delitos
violan u ofenden un derecho subjetivo, en tanto que las faltas violan el
derecho objetivo. Este criterio de distinción fracasa porque el acto que
viola un derecho subjetivo, automáticamente viola el derecho objetivo
que otorga a una persona un derecho subjetivo.
 
Grandes discusiones se han suscitado en la doctrina para establecer
las diferencias entre delitos y faltas. Se ha dicho que los delitos
ofenden la seguridad del individuo y de la sociedad y que constituyen
hechos reprochables y que las faltas violan tan sólo leyes destinadas a
promover el bien público; que los delitos ofenden condiciones
primarias, esenciales, permanentes de la vida social, y las faltas
condiciones secundarias, accesorias contingentes; que los delitos son
infracciones dolosas o culposas y que en las faltas basta la mera
voluntariedad de la acción o de la omisión; que los delitos producen
una lesión jurídica, y las faltas aun pudiendo ser hechos inocuos en sí
mismos, representan un peligro para la tranquilidad pública o el
derecho ajeno, de manera que el precepto de la ley en los delitos diría,
no matar, en tanto que en las faltas diría, no hacer nada que pueda
exponer a peligro la vida ajena.
 
La crítica a estos criterios, ha llevado a la doctrina y a muchas
legislaciones, a conformarse con razones cualitativas de distinción
entre los delitos y las faltas estableciéndolos en la mayor o menor
gravedad del hecho punible por el tipo de pena.
 
Al respecto, en Venezuela no existe problema alguno para diferenciar
los delitos de las faltas, pues los delitos están previstos en el Libro II
del Código Penal y las faltas en el Libro III del mismo Código Penal.
 
De esta distinción de tipo estructural se derivan Importantes
consecuencias jurídicas:
 
1.     La extradición se concede por delitos y no por faltas.
 
2.   El delito se castiga no sólo cuando se comete, sino cuando
queda en grado de tentativa o en grado de frustración, siempre
que admita, por su naturaleza misma, la tentativa o la frustración.
Las faltas se castigan cuando se consuman realmente.
 
3. En cuanto al orden procesal tanto los delitos como las faltas se
castigan, de conformidad con las previsiones del Código
Orgánico Procesal Penal.
 
CLASIFICACIÓN DE LOS DELITOS EN LA LEGISLACIÓN
VENEZOLANA
 
Delitos Comunes, Políticos, Sociales Y Militares.
 
1.- DELITOS COMUNES: Son aquellos que ofenden o lesionan bienes
jurídicos individuales. Por ejemplo: la violación, el hurto, el robo, el
homicidio, la estafa entre otros.
 
2.- DELITOS POLÍTICOS: Puros son los cometidos contra el orden
establecido en el Estado. El orden político es el conjunto de
mecanismos que son necesarios para el correcto desarrollo del
Estado. Por ejemplo: la rebelión. Al lado de los delitos políticos puros,
están las infracciones conexas con el delito político, que son en
realidad delitos comunes, pero estrechamente relacionados con un
delito político puro, y esa vinculación les da un matiz político. Ejemplo:
un robo, que es un delito común, se convierte en delito político conexo,
si se cometiere con un fin político, como sería preparar una rebelión
(robo de armas).
 
3.- DELITOS SOCIALES: Son los cometidos contra el régimen
económico-social establecido en una comunidad organizada. Esta
denominación de delitos sociales es artificial y ha sido creada para
impedir que los terroristas sean amparados por el trato de favor que,
en materia de extradición, protege a los delincuentes políticos.
ejemplo: el terrorismo, delito por el cual si se concede la extradición de
extranjeros.
 
4.- DELITOS MILITARES: Son aquellos que están constituidos por
infracciones o violaciones del orden, disciplina o deberes militares. No
están tipificados en el Código Penal, sino en el Código Orgánico de
Justicia Militar y quienes los cometen serán juzgados por los
Tribunales de Justicia Militar, según lo previsto en el citado Código.
Por ejemplo: la deserción, el ataque al centinela, entre otros.
 
Delitos de Acción, Omisión y de Comisión por Omisión.
 
1.- DELITOS DE ACCIÓN: Se cometen haciendo algo que la Ley
Penal prohíbe en forma implícita, en ellos el resultado antijurídico se
produce por una conducta positiva, haciendo algo que el precepto de
ley prohíbe. Ejemplo: matar a una persona, robar, hurtar, violar, entre
otros.
 
2.- DELITOS DE OMISIÓN: Se consuman cuando el resultado
antijurídico se produce como consecuencia de una conducta negativa,
abstención del sujeto activo, cuando deja de hacer algo que el
precepto de ley ordena. Por ejemplo: el tipificado en el artículo 207 del
Código Penal, cuando el funcionario público en el ejercicio de sus
funciones, tiene conocimiento de la comisión de un delito que debe ser
castigado de oficio, omite denunciar o dar parte a la autoridad
competente.
 
3.- DELITOS DE COMISIÓN POR OMISIÓN:  Son verdaderos delitos
de comisión, cuyo resultado antijurídico se produce por una omisión y
que entran en la categoría de los delitos de resultado, cuya noción
analizaremos más adelante. Por ejemplo: la madre que no suministra a
su hijo alimento y le causa la muerte. La madre viola un precepto de
ley negativo, por ello se habla de omisión, que es el medio para lograr
el resultado.
 
Delitos Simples, Complejos y Conexos.
 
1.- DELITOS SIMPLES: Son aquellos que ofenden o violan un solo
derecho o bien jurídico. Por ejemplo: el homicidio, el cual destruye el
bien jurídico de la vida.
 
2.- DELITOS COMPLEJOS O PLURIOFENSIVO:  Son aquellos que
ofenden o violan varios derechos o bienes jurídicos. Por ejemplo: la
seducción con promesa matrimonial, que ofende o ataca, en primer
lugar, la libertad sexual de entregarse a quién ella elija, y en segundo
lugar, ataca el bien jurídico del pudor, de la honestidad.
 
3.- DELITOS CONEXOS: Son los que están tan íntimamente
vinculados, que los unos son consecuencia de los otros. Por ejemplo:
el caso de una persona que roba y luego, al enterarse que un individuo
ha presenciado el hecho, da muerte a ese testigo accidental, para
evitar que éste lo descubra. Sin duda que el robo inicial y el homicidio
perpetrado para encubrir el robo, son delitos conexos.
 
Delitos Instantáneos y Permanentes.
 
1.- DELITOS INSTANTÁNEOS: Son aquellos en los que la acción
termina en el mismo instante en que el delito queda consumado. Por
ejemplo: el homicidio es instantáneo, puesto que la acción del ejecutor
termina con la vida del sujeto pasivo o víctima.
 
2.- DELITOS PERMANENTES: Son aquellos en los que el proceso
ejecutivo perdura en el tiempo. Por ejemplo: el secuestro es un delito
permanente, porque el proceso ejecutivo, dura todo el tiempo que el
secuestrado permanezca privado de su libertad por decisión del
secuestrador.
 
La distinción entre estos dos tipos de delito es importante en la
práctica en lo que se refiere al cómputo del lapso de prescripción de la
acción penal. En principio, el lapso de prescripción de la acción penal
en los delitos instantáneos, comienza a correr a partir del momento en
que se perpetra el delito, en tanto que, en los delitos permanentes,
dicho lapso corre desde que cesa la ejecución del delito. En el
homicidio, desde el momento que muere el sujeto pasivo; en el
secuestro, no corre sino desde que la persona secuestrada recobra su
libertad.
 
Delitos de Acción Pública y de Acción Privada.
 
1.- DELITOS DE ACCIÓN PÚBLICA: Son aquellos en los cuales el
enjuiciamiento del sujeto activo es, del todo, independiente de la
voluntad de la persona agraviada. El sujeto activo debe ser enjuiciado,
aun cuando la parte agraviada no manifieste voluntad de que así sea.
Por ejemplo: el homicidio, es un delito de acción pública en todas sus
clases. Al perpetrarse un homicidio, el Estado debe enjuiciar al sujeto
activo, con absoluta prescindencia de la voluntad de la parte
agraviada, en este caso, de los parientes de la víctima.
 
2.- DELITOS DE ACCIÓN PRIVADA:  Son aquellos en los cuales el
enjuiciamiento del sujeto activo está subordinado al enjuiciamiento de
la parte agraviada o de sus representantes legales. Sólo pueden
enjuiciarse por acusación. Por ejemplo: el delito de difamación e
injuria. La parte agraviada tiene la titularidad y la disponibilidad de la
acción penal. Para que el perdón surta efectos jurídicos se requiere la
aceptación del acusado. En algunos casos cuando el delito de acción
privada es cometido en determinadas circunstancias se convierte en
delito de acción pública, como por ejemplo: la violación, cuando se
comete en algún sitio público o expuesto a la vista del público, o
cuando la víctima se trata de un niño o adolescente.
 
Delito Doloso o Intencional, Culposo y Preterintencional.
 
1.- DELITOS DOLOSOS O INTENCIONALES: Son aquellos en los
cuales el resultado antijurídico coincide con la intención delictiva del
agente Por ejemplo: en el homicidio, el agente quiere matar y en
efecto mata.
 
2.-  DELITOS CULPOSOS: Son aquellos en los cuales el agente no se
propone cometer delito alguno, sino que el acto delictivo ocurre por
negligencia, imprudencia, impericia en su profesión, arte o industria o
por inobservancia de los reglamentos, ordenes o instrucciones. Por
ejemplo: los accidentes de tránsito, en cualquiera de las circunstancias
descritas.
 
3.- DELITOS PRETERINTENCIONALES O ULTRAINTENCIONALES:
Son aquellos en los cuales el resultado antijurídico excede a la
intención delictiva del agente. Por ejemplo: una persona quiere
lesionar a otra y la empuja, ésta cae, se fractura el cráneo y muere.
Esta persona no quería causar la muerte de la otra persona, pero la
mató, en este caso ocurre un homicidio preterintencional.
 
Delitos Formales o de mera conducta y materiales o de resultado.
 
1.- DELITOS FORMALES O DE MERA CONDUCTA:  Son aquellos
que se perfeccionan con una simple acción u omisión. Basta la
conducta y con ella sola se tiene el daño o peligro en que consiste
esencialmente el peligro.  Por ejemplo: la difamación o injuria.
 
2.- DELITOS MATERIALES O DE RESULTADO: Son aquellos que se
perfeccionan con el resultado o efecto material que se persigue. Por
ejemplo: el homicidio sólo se consuma cuando se produce la muerte
de la persona contra quién se dirigió la acción.
 
Delitos de Daño y de Peligro.
 
1.- DELITOS DE DAÑO: Son los que ocasionan una lesión material en
bienes o intereses jurídicamente protegidos. Por ejemplo: el hurto, el
robo, entre otros.
 
2.- DELITOS DE PELIGRO: Son los que, sin ocasionar lesiones
materiales, crean una situación de peligro, una probabilidad – no
simplemente una posibilidad – de que se produzca un daño. Lo
probable está más cerca de que se produzca el daño: un hecho es
probable cuando el número de posibilidades de que ocurra es superior
al de las posibilidades de que no ocurra.
 
Los delitos de peligro se clasifican:
 
a) Delitos de Peligro Común: Son los que ponen en peligro un
número indeterminado de personas, como por ejemplo: el
envenenamiento de aguas, porque se expone a todas las personas
que usen esas aguas, a sufrir una enfermedad física a causa del
efecto del envenenamiento e incluso a la muerte.
 
b) Delitos de Peligro Individual: Son los que ponen en peligro a una
persona individualizada. Por ejemplo: el abandono de niños: la
persona que abandona un niño, comete un delito de peligro individual,
ya que sólo ha puesto en peligro, la vida o al menos la salud del
pequeño abandonado.
 
Delitos Comunes y Especiales.
 
1.- DELITOS COMUNES: Son por oposición a los especiales, los
previstos en el Código Penal, que es la Ley penal fundamental,
aunque no la única. Por ejemplo: el homicidio, el robo, el hurto, la
violación, entre otros.
 
2.- DELITOS ESPECIALES: Son los consagrados en las leyes
especiales en sentido propio e impropio. Por ejemplo: el tráfico de
estupefacientes, los delitos ambientales, el contrabando, el cheque sin
provisión de fondos, entre otros.
 
Delitos Flagrantes y No Flagrantes.
 
1.- DELITOS FLAGRANTES: Cuando el agente que acaba de
cometerlo se ve perseguido por la autoridad o por el clamor público; o
cuando es sorprendido mientras lo está cometiendo, o poco después
de haberlo perpetrado, en el mismo lugar de la comisión o cerca de él.
Por ejemplo: la persona que es detenida en la comisión de un robo.
 
2.- DELITOS NO FLAGRANTES: Cuando no se dan ninguna de las
hipótesis anteriores. Por ejemplo: la estafa, cuando se detiene a la
persona con posterioridad a la comisión del hecho.
 
Delitos Individuales y Colectivos.
 
1.- DELITOS INDIVIDUALES: Son los que pueden ser perpetrados
por una sola persona física e imputable. Por ejemplo: el homicidio, el
robo, el hurto, entre otros.
 
2.- DELITOS COLECTIVOS: Son aquellos que no pueden se
cometidos jamás por una sola persona física e imputable, sino que
tienen que ser cometidos necesariamente por dos o más personas
físicas e imputables. Por ejemplo: el agavillamiento, la riña tumultuaria,
entre otros.
 
Delitos Principales y Accesorios.
 
1.- DELITOS PRINCIPALES: Son aquellos cuyo contenido se
manifiesta con independencia de toda otra forma delictiva. Para su
existencia jurídica no necesitan apoyarse en la consumación previa de
otro delito. Por ejemplo: el homicidio.
 
2.- DELITOS ACCESORIOS: Son los que requieren como condición
indispensable para su existencia, el haber cometido previamente otro
delito. Por ejemplo: el encubrimiento, el cual no se puede cometer si
antes no se ha cometido el delito que se va a encubrir.
 
Delitos Tipos y Circunstanciados.
 
1.- DELITOS TIPOS: Son los que se presentan en su solo modelo
legal, básico, que sólo contienen los elementos esenciales del delito y
nada más. Por ejemplo: el homicidio intencional simple. Se trata que
una persona que intencionalmente le ha dado muerte a otra.
 
2.- DELITOS CIRCUNSTANCIADOS: Son aquellos en que la
perpetración del hecho delictivo está acompañado de ciertas
circunstancias, además de tener los elementos esenciales del mismo.
Por ejemplo: el parricidio, que es el homicidio perpetrado por el agente
en la persona del padre o de algún otro ascendiente.
 
Delitos de Fraude y de Violencia.
 
1.- DELITOS DE FRAUDE: Son los que se cometen por medio de la
astucia, del engaño. Por ejemplo: la estafa.
 
2.- DELITOS DE VIOLENCIA: Son los que se perpetran por medio de
la violencia, de la fuerza. Por ejemplo: el robo, la violación, entre otros.
 
Delitos de Sujeto Activo Indiferente y de Sujeto Activo Calificado.
 
1.- DELITOS DE SUJETO ACTIVO INDIFERENTE:  Son los que
pueden ser cometidos indistintamente por cualquier persona física e
imputable. Por ejemplo: el homicidio, el robo.
 
2.- DELITOS DE SUJETO ACTIVO CALIFICADO: Son los que solo
pueden ser perpetrados por determinadas personas físicas e
imputables, pues suponen una determinada cualidad en el sujeto
activo. Por ejemplo: el peculado, sólo puede cometerlo el funcionario
público.
 
Delitos de Sujeto Pasivo Indiferente y de Sujeto Pasivo Calificado.
 
1.- DELITOS DE SUJETO PASIVO INDIFERENTE:  Son los que
pueden ser perpetrados en contra de cualquier persona. Por ejemplo:
el hurto, el homicidio, entre otros.
 
2.- DELITOS DE SUJETO PASIVO CALIFICADO:  Son los que
únicamente pueden cometerse contra una clase determinada de
personas. Por ejemplo: la seducción con promesa matrimonial, sólo
puede cometerse contra una mujer mayor de dieciséis y menor de
veintiún años, conocidamente honesta.

Actividades de Refuerzo
Cuestionario:
 
1. ¿Cuál es la importancia que ha tenido el planteamiento en el
tiempo de la teoría del delito, para el Derecho Penal? Explique.
 
2.  ¿Cuál es la noción formal y material del delito? Explique.
 
3.  ¿Señale de acuerdo a la doctrina un concepto dado al delito?
 
4.  ¿Resuma la evolución histórica que ha sufrido el concepto de
delito de acuerdo a las escuelas doctrinarias?
 
5. ¿Qué postulados principales sostuvo la escuela clásica respecto
a la concepción del delito?
 
6. ¿Qué postulados principales sostuvo la escuela finalista respecto
a la concepción del delito?
 
7.  ¿Qué postulados principales sostuvo la escuela funcionalista
respecto a la concepción del delito?
 
8.  ¿En qué consiste la concepción bipartita del delito?
 
9.    ¿En qué consiste la concepción tripartita del delito?
 
10.   ¿En qué consiste la concepción funcionalista del delito?
 
11. ¿Señale y explique la estructura básica y complementaria del
tipo penal?
 
12.  ¿Qué distinción existe entre delitos y faltas?
 
13. ¿Señale la clasificación de los delitos contenida en la legislación
penal venezolana?
 
14. ¿Qué diferencia y semejanzas existe entre los delitos comunes,
políticos y militares?
 
15. ¿Qué diferencias y semejanzas existen entre los delitos de
acción, omisión y de comisión por omisión?
 
16.¿Qué diferencias y semejanzas existen entre los delitos simples,
complejos y conexos?
 
17.¿Qué diferencias y semejanzas existen entre los delitos
instantáneos y permanentes?
 
18.¿Qué diferencias y semejanzas existen entre los delitos de
acción pública y de acción privada?
 
19.¿Qué diferencias y semejanzas existen entre los delitos doloso o
intencional, culposo y preterintencional?
 
20. ¿Qué diferencias y semejanzas existen entre los delitos
formales o de mera conducta y materiales o de resultado?
 
21. ¿Qué diferencias y semejanzas existen entre los delitos de daño
y de peligro?
 
22. ¿Qué diferencias y semejanzas existen entre los delitos de daño
y de peligro?
 
23. ¿Cómo se clasifican los delitos de peligro?
 
24.  ¿En qué consisten los delitos comunes y especiales?
 
25.  ¿En qué consisten los delitos flagrantes?
 
26.  ¿En qué consiste los delitos individuales y colectivos?
 
27.  ¿Cuáles son los delitos principales y accesorios?
 
28. ¿En qué consiste los delitos denominados tipos y
circunstanciados?
 
29. ¿En qué consisten los delitos de fraude y de violencia?
 
30. ¿En qué consisten los delitos de sujeto activo indiferente y de
sujeto activo calificado?
 
31. ¿En qué consisten los delitos de sujeto pasivo indiferente y de
sujeto pasivo calificado?
Temario

Tema 6: LA ACCIÓN. El concepto de acción. Teorías. La omisión. Delitos


de comisión por omisión. El resultado. Estructura. Teorías sobre la
relación causal. La ausencia de acción.

En la conformación del Derecho Penal, la acción como parte del comportamiento humano,
ha despertado innumerables polémicas a través del tiempo, orientado por la naturaleza
restrictiva que denota la norma de carácter penal, que en definitiva es un producto social.
Esto ocurre, ya que el Derecho Penal, con la fuerza del Estado, se contrapone al conjunto
de libertades con que nace todo ser humano, que en esencia biológica y casuística en
principio, solo están regidas por el Derecho Natural, el cual evidentemente gobierna, limita,
rige y determina la dinámica inmutable de todo lo que es y se encuentra en el universo en
esencia material, en tiempo y en espacio. 
Entrando en materia, el concepto de acción ha experimentado una constante evolución, en
gran medida paralela a la producida por la teoría del delito. Iniciaremos considerando el
esquema presentado por la concepción causal de la acción, la cual surgió a finales del siglo
XIX y ocupó la atención preponderante en la construcción normativa y doctrinal del
derecho penal, que mantuvo plena validez hasta bien entrado el siglo XX.
En sí misma, la concepción causal naturalista, construía los pilares filosóficos que
fundamentaban la justificación y validez de la teoría en este ámbito. Por su parte, el ilustre
profesor alemán Von Liszt, desarrolló gran parte del núcleo de convicción material y
normativo en la justificación aceptada como válida, para el esquema clásico de la acción, en
esta parte de la historia de la teoría del delito. 
En el esquema causal, la acción era concebida como el movimiento corporal provocado por
un impulso de la voluntad humana que ocasiona una modificación material del mundo
exterior. En dicho concepto, se puede aislar el elemento fundamental de tal definición, que
determina la causalidad, dado que es el impulso de la voluntad humana el valor de interés
que dirige precisamente la causa del movimiento corporal, siendo indiferente cuál fuera el
contenido de dicha voluntad, ya que no se entraba a valorar si tal impulso se dirigía o no a
realizar un determinado hecho. En sí mismo, para el concepto causal de acción, es
irrelevante, por ejemplo, si el movimiento corporal va dirigido a matar a una persona, o si
fue producto de un arco reflejo; lo único trascendente para esta teoría, consistía en valorar
el resultado de la producción de una modificación material del mundo exterior.
Este concepto encontraba importantes escollos a la hora de explicar la omisión, en la
medida en que un “no hacer” no es de ningún modo un movimiento corporal, y por lo tanto
no puede provocar (causar) ninguna modificación del mundo exterior.
Con el desarrollo de corrientes que fueron surgiendo posteriormente al causalismo, como el
neokantismo, se hace ya evidente que, para la validación de la acción en el derecho penal,
no es suficiente “observar y describir los hechos” como si se tratara de fenómenos
naturales, sino que es necesario además “comprender y valorar el sentido, propósito y razón
de los hechos”, especialmente si se trata de hechos humanos.
Es en este momento cuando se abandona el término “acción” y empieza a hablarse del
primer elemento de la teoría del delito como conducta humana. Uno de los principales
precursores de esta corriente, fue el jurista alemán Edmund Mezger, quien concluyó que era
válido incluir en el concepto de acción, también las omisiones. No obstante, la concepción
neoclásica continuaba adherida a la corriente causal, en la medida en que siguió poniendo
el acento en la causación de un resultado: ya que preservó la esencia de la conducta que lo
provoca, manteniendo que se encontraba guiada por la voluntad humana, pero el contenido
sintáctico de dicha voluntad es a estos efectos irrelevante, y sólo es analizada al solo
propósito de valorar la culpabilidad.
Mas adelante, avanzado el siglo XX surge un avance significativo, cuando dentro de los
mecanismos de análisis jurídico, se aplicó el método fenomenológico y ontológico al
derecho penal, provocando el surgimiento de la corriente denominada finalismo, de la mano
de la construcción de una nueva concepción final de acción.
El profesor alemán Hans Welzel, impulsor de la teoría finalista de la acción penal, puso de
manifiesto que lo que caracteriza a la conducta humana frente a las fuerzas de la naturaleza
o las acciones ejecutada por los animales, no es lo que causa un resultado, sino la finalidad
que la guía, esto es, al dirigirse de forma consciente y decidida a una meta previamente
seleccionada. A diferencia de otros procesos naturales, que también son causales, pero
“actúan” de modo aleatorio, sin la existencia de conciencia, la acción humana es “vidente”,
pues persigue un objetivo y un resultado que puede ser perfectamente calculado.
La teoría finalista sostiene, que la finalidad es por tanto especialmente esencial en el
concepto de acción, como lo es para el análisis de la causalidad, por ello sería absurdo
relegar la culpabilidad del análisis del contenido de esa finalidad o voluntad, pues así se
estaría vaciando de contenido a la responsabilidad jurídica derivada de la acción. 
La consecuencia fundamental de este enfoque, consiste en que antepone el análisis del dolo
y la imprudencia a un momento anterior al de la culpabilidad; ello es, si el delito es una
acción típica y antijurídica, la antijuricidad debe recaer no sólo sobre el resultado sino
también sobre la propia finalidad de la acción, de modo que establece una diferencia
sustantiva entre acciones dolosas e imprudentes.
De este modo Welzel cambió completamente los pilares básicos del causalismo,
caracterizado por la diferenciación entre antijuricidad y culpabilidad como referidas,
respectivamente, a las partes objetiva y subjetiva del hecho. Por ello, el doctrinario español
Muñoz Conde, afirma que el debate entre el concepto causalista y finalista de acción es en
gran medida un debate sobre cuál es el papel del desvalor de acción y el desvalor de
resultado en el concepto de delito.
Con todo lo afirmado, es posible inferir que el concepto final de acción, en su formulación
más estricta, presenta ciertos problemas a la hora de explicar, en la construcción normativa
de forma válida, las diversas formas de conductas humanas relevantes para el Derecho
Penal, como son: los comportamientos imprudentes, dado que en éstos la finalidad aparece
completamente desconectada del resultado causado. Se entiende entonces, que la finalidad
del sujeto que actúa con culpa, de ningún modo va dirigida a la producción del hecho típico
y antijuridico.
Un paso más en la evolución del concepto del elemento acción, vino de la mano del
profesor alemán Hans-Heinrich Jescheck, el cual trata de superar los problemas que suscita
tanto el causalismo como el finalismo, en su construcción doctrinal, propulsando la llamada
concepción social de la acción, que fue considerada, no como un paradigma independiente,
sino más bien como un complemento de la teoría finalista.
En tal sentido, el profesor español Ignacio Verdugo, sostiene que en la teoría social, es
acción todo comportamiento humano socialmente relevante, y poseen dicha relevancia
tanto las conductas verdaderamente finales (dolosas) como aquellas otras que se aparten de
la finalidad socialmente esperada: en la imprudencia, porque el hecho causado podría
haberse evitado mediante la conducción final del proceso; en la omisión, porque un
comportamiento activo podría igualmente haber evitado el resultado dañino a la sociedad.
En definitiva, en la acción dolosa se desvalora por lo que se ha hecho, mientras que en la
acción imprudente y en la omisión se desvalora por lo que se debería haber hecho.
Entre otras variantes de las teorías anteriores, en España recientemente ha cobrado
relevancia la concepción acuñada por el profesor Tomás Salvador Vives Antón: que
propuso la denominada “concepción comunicativa de la acción”, la cual pone especial
relevancia en el significado social del comportamiento, considerando como eje motor de la
acción y su naturaleza la dinámica comunicativa, existencial y peculiar de cada ser humano
dentro de su entorno social.
De esta forma, el Derecho Penal como producto directo de la sociedad, surge y se
transforma en el tiempo, con la finalidad de contener y delimitar, precisamente la acción
humana. Como primera aproximación, indicaremos, que para ser punible dicha acción,
además de estar subsumida en una norma de carácter penal, debe provenir de un sujeto con
plena conciencia, ello implica que esté dotado de intención, libertad y cognición, así como
que esté dirigida a producir un cambio en el entorno jurídico.
Para comprender integralmente el significado de la acción, es necesario previamente
referirnos al comportamiento humano, que irreversiblemente es el objeto fundamental que
pretende regular la norma penal. Es así como, del análisis jurídico del comportamiento
humano, han surgido las distintas construcciones dogmáticas que vinculan, dentro de la
construcción típica, los elementos descriptivos de la acción, dando forma a los distintos
matices que en el transcurso del tiempo, ha caracterizado la teoría del delito.
Por todo ello, el comportamiento humano estudiado desde la perspectiva de Derecho Penal,
se compone de acciones u omisiones que dan lugar a resultados que analizados desde una
perspectiva social e histórica, conduce a determinar conductas socialmente reprochables y
penalmente castigables. 
Es necesario enfatizar, que no es lo mismo analizar el comportamiento humano para la
conformación del Derecho Penal desde la perspectiva de un Estado Democrático, en donde
imperan las garantías, libertades y el respeto por los Derechos Humanos, que un Estado no
democrático o totalitario, a pesar de que en ambos este instituido un Estado de Derecho. Ya
que la historia ha registrado de forma constante, que dentro del ejercicio del poder y de la
necesidad de preservación del Estado totalitario, surgen normas penales que restringen e
incluso, pueden llegar a limitar al extremo, el conjunto de libertades civiles, políticas y
económicas, así como las normas que tutelan los Derechos Humanos, que son comunes en
los Estados democráticos, lo que en dotrina se ha denominado “Derecho Penal del
Enemigo.
Claro está, que es posible la existencia de normativas penales desfasadas y anacrónicas en
los estados democráticos, que penalicen libertades, tal como ha referido el maestro Claus
Roxin al desarrollar su teoría: “Derecho Penal del Enemigo”, sin embargo, es la misma
naturaleza y diseño estructural de los Estados Democráticos, la que orienta definitivamente
a la búsqueda de la perfección del conjunto de libertades que caracterizan a los Estados
modernos, mitigando el riesgo que establece la existencia y prevalencia de normas injustas
para la sociedad, mediante la plena vigencia de la división de poderes, el control judicial y
la revisión normativa por parte de un Poder Legislativo libre, autónomo e independiente.
Afirmar que el Derecho Penal es un derecho de actos, significa en esencia, que la
correlación punitiva establecida en el tipo penal, toma la acción humana como referencia
central e inicial. En consecuencia, el hecho descrito en el tipo penal, es subsumido en la
acción implícita en el acto perpetrado por el autor, para encontrar su efectiva adecuación,
permitiendo establecer en el proceso, la imputación objetiva, la defensa y la eventual
culpabilidad.
De esta manera, para la construcción de la norma penal, resulta necesario determinar los
factores que hacen de un comportamiento humano, una acción penalmente relevante.
En materia procesal, la constatación del hecho, es el punto de referencia inicial para
determinar la noción de acción dentro de la adecuación penal, ello constituye el primer paso
en la construcción de la teoría del delito, la cual pretenderá dar respuesta a circunstancias
esenciales descritas en la norma penal, subsumidas a los hechos y las personas.
De manera general en primer lugar, se plantea la interrogante de cómo debe ser concebida
la acción. Dos criterios se oponen:
 El primero pone de relieve el aspecto ontológico de la acción en cuanto a
las características que la hacen única y determinable y, en consecuencia,
afirma su autonomía en relación al derecho. Se habla entonces de una
noción óntica, “prejurídica”.
 El segundo criterio sostiene, por el contrario, que la noción de acción sólo
puede ser de carácter normativo, ya que todos sus caracteres, para que
tengan existencia, deben estar expresa, formal y debidamente descritos en
la norma penal.
En tal sentido, la acción ha sido considerada tradicionalmente como el primer elemento
constitutivo del delito, del cual se derivan los demás: la tipicidad, la antijuridicidad, la
culpabilidad y la punibilidad, que sin la existencia de la acción, no tendrían valor.
Según Maihofer: "el concepto de acción ha de actuar como elemento básico, unitario, del
sistema de la teoría del delito; como elemento de unión o enlace de las distintas fases del
análisis; y como elemento límite, que establezca las fronteras con aquellos fenómenos
irrelevantes para el Derecho Penal".
El concepto de acción: La acción como el primer elemento constitutivo de la infracción
penal, puede concebirse en sentido estricto, como la manifestación externa, consiente y
voluntaria de un ser humano, que está tipificada penalmente. Se expresa, mediante el
resultado material que surge de la acción, y que en sentido estricto, vulnera el derecho
tutelado por la norma penal, acreditando la existencia de una relación de causalidad entre el
agente, que expresa su manifestación de voluntad consciente, libre y decidida; y el
resultado antijurídico materializado.
Podríamos afirmar, que la acción es el elemento más importante en la construcción del tipo
penal, ya que describe el comportamiento que puede estar integrado por conductas de orden
activas u omisivas, que producen a un resultado contrario a lo que expresamente preceptúa
y tutela la norma penal. 
En tal sentido, el alcance y dimensión objetiva del comportamiento preceptuado por la
norma penal, que representa la acción, debe estar expresado de forma clara y taxativa. La
parte subjetiva, que se desprende muchas veces en la parte descriptiva de la norma penal,
pretende encontrar explicación coherente de la motivación interna del autor, y con ello
muchas veces busca encontrar un sustento psíquico al describir la intención.
Es así como, analizando la estructura de la norma penal, encontramos elementos
particulares que pretenden dotar de significación interna o personal a la realización del
hecho, que como complemento, buscan determinar la finalidad, la intención, el ánimo, la
tendencia, entre otros, que de alguna forma puedan justificar el impulso en la voluntad de
actuar del agente.
Todo esto, expresado en diversas técnicas legislativas, ha dotado de mayor o menor
claridad a la interpretación de la norma, principalmente en legislaciones de orden
Funcionalistas, ya que este recurso ha pretendido en definitiva, valorar aspectos del alcance
de la acción y de su resultado, respecto al dolo, la imprudencia, así como de otros
elementos transversales que determinan situaciones de impunidad frente a lo expresamente
señalado en la norma penal, como consecuencia de la transgresión o injusto penal.
Es necesario enfatizar, que el resultado material, derivado de un hecho no humano, como
puede ser el producto de un acontecimiento climático o relacionado con un animal, entre
otros, no es de interés del Derecho Penal, a menos que las consecuencias de él sean
imputables a la acción u omisión punible humana. También son de consideración especial,
el estudio de las acciones realizadas por personas que son consideradas inimputable por la
ley, quienes, habiendo obrado con intención, no son conscientes de sus actos, o bien cuando
la ley considera que no cuentan con la madurez y estabilidad suficiente como para
imponerle una consecuencia jurídica, o cuando existe una prerrogativa que despenaliza la
acción, o hace imposible la persecución penal de sus autores.
De acuerdo a Von Liszt, se entiende a la acción o comisión como la manifestación de la
voluntad que se expresa con un movimiento corporal voluntario.
Para Welzel, es, todo movimiento corporal causado por un acto de voluntariedad, entendida
esta como toda conducta que, libre de fuerza mecánica o fisiológica, estuviere motivada por
representaciones.
En criterio de García Falconí, desde la perspectiva de la norma de determinación de
conductas, los tipos penales de acción son la base de las infracciones.
Para Velásquez, Las acciones penales son circunstancias prohibidas contempladas en la ley,
que normativamente hablando, tal hecho responde a la potestad que se le otorga al
legislador de definir conductas como delitos, determinadas por un verbo rector y revestidas
de un sinnúmero de circunstancias, donde se representaría de forma clara, la expresión de
un proceso fenomenológico en sus nociones de acto, suceso o estado.
Teorías: La concepción de la acción tuvo sus raíces constructivas en la antigua filosofía
griega, donde daba valor a los acontecimientos naturales que eran atribuidas a los dioses y a
la acción ejecutada por las bestias, que en muchos casos, revestían carácter penal al
imponer el sacrificio del animal que era encontrado culpable por alguna acción que
realizara. 
Posteriormente, en la obra de Von Pufendorf en el siglo XVIII, se hace referencia y análisis
con mayor énfasis, a las estructuras antiguas, criticando la concepción penal sin llegar a
plantear una solución al respecto. Sin embargo, no fue sino hasta el siglo XIX que se
formula la concepción moderna de la acción, la cual quedo planteada en la obra del filósofo
y jurista Hegel, la cual incluye a la imprudencia dentro del concepto de acción, sin lograr
alcanzar la diferenciación clara dentro de la imputación.
La acción para Hegel, es la exteriorización de la voluntad moral. Se trata de un concepto
valorativo que comprende prácticamente toda la estructura de imputabilidad penal al
señalar que: solo si hay acción también hay imputación, y si hay imputación hay acción.
Como puede interpretarse, esta concepción plantea dificultades para la aplicación de la
figura de la culpa, pues en esta no hay voluntad ajena que pueda ser evaluada. Asimismo,
como valorar el resultado, si este no es querido o deseado en los casos de la culpa. No solo
se presenta este inconveniente, además las conductas de los inimputables no se pueden
considerar acciones, pues no cabe distinguir entre acción culpable y acción no culpable, ya
que para esta teoría todas las acciones son culpables.
En si mismo, el concepto de acción de los hegelianos, constituyo un avance para su época,
sin embargo, resultaba muy estrecho y limitado, ya que difícilmente podía permitir
subsumir aquellos supuestos sociales en donde la acción reflejaba las características de la
culpa.
Hasta la década del año 80 del siglo XIX predominó el concepto hegeliano de acción, pero
después fue abandonado y reemplazado por el concepto causal, desarrollado por la
dogmática europea, pues se entendió que las premisas sostenidas hasta ese momento no
podían adaptarse a las exigencias del desarrollo social y los conceptos valorativos de
justicia que la dogmática de la época venía desarrollando, dada la identidad que mantenía
entre la acción y la culpabilidad.
En realidad, en el concepto de acción de los hegelianos, lo ilícito y la culpabilidad eran
inseparables, pues en la norma, no se hacía distinción entre los hechos cometidos por los
incapaces y no consideraba las circunstancias de culpabilidad, ambas categorías constituían
dolo y un todo dentro de la ecuación, al momento de valorar la carga de responsabilidad
penal del autor.
Especial mención merece el análisis de la obra publicada por los alemanes Heinrich Luden
y Karl Stübel, que se apartaron de la concepción hegeliana, logrando sorprendentemente
una división del delito en el año 1840, la cual se aproxima a los proyectos sistemáticos del
siglo XX, al diferenciar el fenómeno delictivo provocado por una acción humana, e
identificar las características de la antijuricidad de esa acción, asimismo la cualidad dolosa
o culposa del hecho, en la valoración objetiva de la acción, si bien es cierto no separa
sistemáticamente aún la acción y el tipo, pero como avance, prefiguraba de alguna forma la
tripartición.
En los primeros tratados de Derecho penal entre los que destaca el clásico Von Feuerbach,
a quien se le atribuye la autoría del Código Penal liberal alemán, esto es, el Código bávaro
de 1813, la acción no era considerada objeto de especial análisis, quizás porque se
consideraba algo tan obvio que no merecía la pena detenerse en su estudio. La teoría del
delito no conocía sino la rudimentaria distinción entre imputación objetiva y subjetiva,
dominante hasta mediados del siglo XIX.
Es necesario que se entienda en esta parte, que respecto al Derecho Penal, se estudia el
avance de la dogmática alemana, ya que en esta época era la que inspiró principalmente en
el mundo civilizado occidental, el desarrollo jurídico penal de la época.
Es así, como fue necesario esperar al siglo XX para hallar en la dogmática alemana
(llamada clásica), y gracias a las construcciones de Binding, Beling, Von Liszt y Radbruch,
el desarrollo de la concepción tripartita del delito, como acción típica, antijurídica y
culpable.
De esta manera, quien introduce los elementos de la acción dentro del análisis moderno de
la estructura de la norma penal, fue en 1906, el filósofo, catedrático y jurista alemán Ernst
Von Beling.
Han sido numerosas las teorías desarrolladas en el tiempo por los diferentes autores a cerca
de la acción; no obstante, para efecto pedagógico, merecen especial mención las teorías
causales, final y social de la acción, para luego esbozar de forma general las últimas
tendencias de estudio que comporta la teoría funcionalista de la Acción, dentro del
desarrollo del Derecho Penal contemporáneo.
La acción para la teoría causalista: dentro de esta teoría se considera que la acción
constituye la consecuencia directa del impulso volitivo del agente, esta idea, formulada por
Von Lizst y Mezger, es cónsona con la corriente clásica y la concepción neoclásica del
delito respectivamente.
En resumen, esta corriente doctrinal asumió en principio, que la acción por su
carácter ontológico: pertenece al mundo del ser, por ser aprehensible por el conocimiento
empírico del colectivo social; descriptiva: por limitarse a mostrar lo que sucede, sin entrar
a valorarla en sí misma y; causal: por ser un “impulso de la voluntad humana” que causa
un movimiento que da lugar a un resultado que es perceptible por los sentidos.
Posteriormente, en la etapa neoclásica el concepto de acción se simplifica, y se introduce el
concepto de valor para definir la misma, de modo que pasa a entenderse como el proceso
causal que la voluntad del hombre desencadena en el mundo exterior, independientemente
de lo que el autor de la acción haya pretendido con su comportamiento o lo que haya
podido querer; sin embargo, tal concepción generó numerosas críticas, fundamentalmente
por no tener en consideración el contenido de la voluntad.
En esta teoría el sujeto de la acción es el ser humano, a quien se le atribuirá la
responsabilidad por acción u omisión. No existe otro ser sujeto de la acción. Si el ser
humano no es quien desarrolla la acción y no existe un sujeto válido a quien atribuirle el
resultado, no puede existir un delito que sea perseguible por el Derecho Penal.
Esta teoría evidencia dos fases para la realización de la acción:

1. La Fase Interna: es el momento en que la acción es concebida en la


conciencia del agente, se plasma en sus pensamientos, se fragua los pasos
previos y posteriores de su comisión, por lo tanto, es de orden ideal o
neuronal, ya que la acción solo sucede en la mente o pensamiento del ser
humano que la idealiza.
2. Fase Externa: Representa el momento en el que el sujeto de derecho,
toma la determinación y ejecuta la acción. Por ello se afirma, que si no hay
fase externa no hay delito.
La acción para la teoría finalista: la concepción finalista de la acción, establece que es
una conducta humana dirigida por la voluntad hacia un determinado resultado o fin, uno de
los principales precursores de estas ideas es Hans Welzel.
Esta teoría, considera que la acción, es todo comportamiento dependiente de la voluntad. La
voluntad implica siempre una finalidad. El contenido de la voluntad abarca aquellos
pensamientos o ideas sobre algo que se quieren alcanzar, es decir que persiguen un fin u
objetivo que marca el deseo inquebrantable por ejecutar una acción.
Según lo concebido por la doctrina del Finalismo, la acción puede definirse como la
realización de una actividad finalista, ya que el hombre, gracias a su saber causal, puede
prever, con algunas limitaciones, las potenciales consecuencias de su conducta, establecer
distintos fines y conducir su comportamiento a la consecución de dichos objetivos, todo de
acuerdo con sus planes, se evidencia así, que es de gran relevancia para el Finalismo el
contenido de la voluntad, que es el factor que determina, configura y dirige el resultado
final de la acción.
Esta teoría también ha recibido críticas, entre otras cosas, por el hecho de que la misma no
se adapta correctamente a la estructura de los delitos de omisión propia, ya que en los
mismos no se puede controlar el curso de la acción final.
Los delitos de omisión pura o propia, pueden definirse como el comportamiento pasivo,
que se encuentra tipificado expresamente en la ley y que el Derecho sanciona con una pena.
Así, en esta clase de delitos hay que partir de la base de que existe un peligro para el bien
jurídico protegido, que se encuentra tipificado legalmente en la norma, por lo que se espera
que el sujeto realice una conducta (un deber estrictamente penal) que impida la
materialización de dicho peligro, este punto será ampliado más adelante.
En conclusión, el ser humano para actuar posee la capacidad de prever la posible y
dirección final de su acción, llegando a una determinación, que es una idea sembrada en la
conciencia del agente que le permite dar o no el paso final. Esta determinación pasa por dos
fases para materializar la acción:
1. Fase Interna: En la fase interna, la acción solo se desarrolla en la mente y pensamiento
del agente, si de alguna forma no la comunica al mundo exterior, no será posible
conocerla.
2.   FaseExterna: Momento en el que el sujeto de derecho llega a la determinación de
ejecutar la acción. Si no hay fase externa no hay delito.
Características de la determinación:
Primera: respecto a su carácter interno: El autor dentro de su mente y conciencia,
propone una acción que anticipa resultados; persigue un fin; en su pensamiento y
conciencia evalúa todos los pasos para la realización de un acto que establece los siguientes
tres aspectos:
1.      Se propone un fin: Fija una meta. Se consideran las consecuencias razonables;
2.      Selecciona los medios: Elije los medios necesarios e ideales para la realización del
fin;
3.  Prevé los efectos concomitantes: En la fase interna el autor inclusive, prevé, estudia,
analiza y sopesa los elementos imponderables, para la realización de su acción.
Segunda: respecto a su carácter externo: Construida y sembrada la determinación en la
conciencia del autor, ejecuta los actos planeados. Realiza la acción de acuerdo a los pasos
idealizados, espera así alcanzar el fin.
Dentro de la teoría finalista de la acción, la valoración penal, analizada desde la perspectiva
de la imputación objetiva del tipo penal, pretende dar respuesta a las interrogantes surgidas
una vez que ha sido exteriorizado la realización del acto, esta puede calificar la acción
dentro del curso de Iter Criminis, como: frustrado o consumado, dependiendo del avance
que haya alcanzado la ejecución del resultado.
De acuerdo a esta corriente, la finalidad pertenece a la acción, y como el dolo se identifica
con la finalidad, el dolo debe incluirse en la acción antijurídica, no en la culpabilidad. Por
lo tanto, se debe examinar el contenido de la voluntad del agente.
En principio, en esta teoría el sujeto de la acción es el ser humano, posteriormente en el
tiempo esta teoría ha evolucionado, aceptado y desarrollado la ficción de la responsabilidad
penal de las personas jurídicas. Atribuyéndole a entidades de carácter moral o colectivos,
responsabilidad penal por acción u omisión.
En conclusión, para la teoría finalista, si no existe un sujeto de derecho jurídicamente
válido a quien pueda ser imputado el resultado material de una acción, no puede existir un
delito, a pesar de estar presente una acción y un daño causado.
La acción para la teoría social: según esta teoría, al Derecho Penal no solo le interesa
determinar aquellas actitudes humanas que atienden a la naturaleza que impulsa los
cambios o modificación del mundo externo, que impliquen una actividad final, sino
también las acciones que involucren una relación valorativa con el mundo social, en el
sentido de que produzcan consecuencias socialmente relevantes.
Entonces para la concepción social, la acción es la realización consciente y voluntaria de un
ser humano o entidad jurídicamente responsable, cuya realización acarrea consecuencias
especialmente relevantes para el mundo social, teoría sostenida por Hans-Heinrich
Jescheck, Maihofer Werner Maihofer, Walter A. Kaufmann. Surgiendo
contemporáneamente una variante del concepto social de acción, que desarrolla Claus
Roxin y Günther Jakobs, que caracteriza de forma peculiar a la corriente Funcionalista.
En virtud de tal teoría, la acción no tiene tanta relevancia como fenómeno fisiológico, sino
como fenómeno social, de tal forma que la misma se definiría como una clase de
comportamiento social que atiende a la relevancia de su resultado dañoso, con sentido
práctico. Se trata en este caso de un concepto normativo, ya que esta corriente doctrinal
define la acción por la referencia directa e inmediata del sistema de normas sociales de
derecho positivo (aspecto definitorio que ha constituido la principal de las críticas dirigidas
contra la teoría social).
El funcionalismo y el concepto de acción: Para el funcionalismo la discusión debe
centrarse, en la validez que debe adoptar un concepto de acción, para que pueda ser
configurado en función del sujeto como ser socialmente responsable en la etapa límite del
proceso de imputación de un delito. El funcionalismo jurídico-penal se encuentra dividido
en dos enfoques, dirigidos por los dos grandes penalistas contemporáneos del Derecho
penal: Claüs Roxin con la teoría del funcionalismo moderado y el maestro de la
Universidad de Bonn, Günther Jakobs, con la doctrina del funcionalismo sistémico o
radical.
Estas dos escuelas comparten la esencia fundamental del concepto funcionalista y se
diferencian en posiciones doctrinarias específicas, por ello es necesario analizar las bases
sociológicas y el contexto histórico del funcionalismo, para encontrar mayor esbozo y
profundidad a estas nuevas tendencias, por lo que recomendamos abordar los temas y
trabajos especializados que explican en profundidad estas las dos posiciones doctrinarias.
En resumen, para el profesor Claüs Roxin, el Derecho penal debe brindar un concepto que
cumpla con tres grandes funciones: clasificatoria, enlace y delimitación.
a) función clasificatoria o de supra concepto: la acción sería el género común que
debería explicar todas las modalidades del comportamiento: comisivo; omisivo; doloso e
imprudente, que representa la dimensión lógica de la teoría del delito;
b) función de coordinación, enlace o unión: si la acción es sustantiva, el resto de los
elementos de la teoría del delito (tipicidad, antijuridicidad, responsabilidad) son
calificativos, por lo que la acción es un lazo de unión entre ellos. Esto implica que el
concepto de acción debe ser neutral frente a esos calificativos y tener suficiente
entidad como para soportar todos los predicados subsiguientes (dimensión sistemática); y
c) función delimitadora, negativa o límite: si el delito implica como primer paso una
acción, todo lo que no lo sea no podrá jamás ser delito. En este sentido es un concepto que
deberá excluir el actuar de los animales, los casos de vis absoluta o fuerza irresistible, entre
otros (dimensión práctica).
Así las cosas, y luego de criticar los conceptos preclásicos, causalista, finalista, social y
negativo de la acción, Claüs Roxin crea en su obra un concepto personal, según el cual la
acción es la manifestación de la personalidad humana.
Ello lo razona explicando, que en primer lugar es acción todo lo que se puede atribuir a un
ser humano como centro anímico-espiritual de acción, y eso falta en caso de efectos que
parten únicamente de la esfera corporal (‘somática’) del hombre, o ‘del ámbito material,
vital y animal del ser’, sin estar sometidos al control del ‘yo’, de la instancia conductora
anímico-espiritual del ser humano.
Por ejemplo, si un sujeto es empujado con fuerza irresistible contra una ventana, o si
durante el sueño, o en un delirio o en un ataque convulsivo, el mismo golpea en torno suyo
a otra persona, o si reacciona de modo puramente reflejo, todas éstas son manifestaciones
que no son dominadas o dominables por la voluntad y la conciencia del ser humano y por
tanto no pueden ser calificadas como manifestaciones de la personalidad, ni imputadas a la
capa anímico-espiritual de la ‘persona’.
Por otra parte, es evidente que los razonamientos y los impulsos de la voluntad pertenecen a
la esfera del pensamiento anímico-espiritual de la persona, pero en tanto permanezcan
encerrados en lo interno de su mente y no se pongan en relación con los sucesos del mundo
exterior, no constituyen manifestaciones de la personalidad y por tanto no pueden ser
consideradas acciones.
Según Roxin este concepto es acorde con las tres funciones de la acción. En primer
término, cumple la función de supra concepto, puesto que en esta definición se abarcan
acciones y omisiones, tanto dolosas como imprudentes e incluso la omisión de culpa
inconsciente.
En este orden de ideas, sostiene que el concepto de acción por el desarrollado, se diferencia
de todos los demás conceptos de acción, ya que por una parte proporciona un supra
concepto válido para todas las manifestaciones de la conducta delictiva, y por la otra
renuncia a las limitaciones establecidas en otras doctrinas ya que busca determinar otros
elementos que conceptualmente se enlazan en la unidad del sustrato material
(voluntariedad, corporalidad, finalidad, no evitación o similares).
En segundo lugar, también estima que su concepto satisface la función de coordinación, ya
que brinda suficiente soporte para los restantes elementos y categorías de la teoría del
delito, aunque reconoce que “en parte de las omisiones no son separables acción y tipo, de
tal modo que la comprobación de la acción ha de adentrarse en el tipo”, lo que no priva de
valor al criterio de la ‘manifestación de la personalidad en su función de elemento de
enlace, pues un concepto de acción materialmente adecuado no debe ocultar, sino poner de
manifiesto los datos y circunstancias reales, y lo que funcionalmente se ajusta a la realidad
de la existencia humana es que no son sólo elementos corporales y psíquicos, sino también
múltiples categorías valorativas, privadas, sociales, éticas, pero también jurídicas, quienes
conjuntamente determinan en su sentido práctico las manifestaciones de la personalidad y a
veces las constituyen por primera vez.
Por último, encuentra que la función de elemento límite también está asegurada, puesto que
un concepto de acción como el propuesto, permite desechar el actuar de los animales, el de
las personas jurídicas, el relacionado con el mundo de lo interno (pensamientos, actitudes
internas, disposiciones de ánimo, entre otros; ello en virtud de la vieja máxima cogitationis
poenam patitur -nadie sufrirá una pena por sus pensamientos- y los supuestos en que el
sujeto actúa como masa mecánica (ej. vis absoluta, estados de inconsciencia absoluta, entre
otros.). No obstante, hay una serie de casos controvertidos. En este sentido destaca el
insigne jurista analizado que “en una discutida zona límite se penetra en el caso de los
movimientos reflejos, automatismos, hechos producidos bajo impulsos afectivos de alta
intensidad o en embriaguez “sin sentido”.
Finalmente diremos que Roxin señala que su concepto de acción es normativo, pero no
normativista. “Es normativo porque el criterio de la manifestación de la personalidad
designa de antemano el aspecto valorativo decisivo, que es el que cuenta jurídicamente
para el examen de la acción. También es normativo en la medida en que en los terrenos
fronterizos atiende a una decisión jurídica correspondiente a esa perspectiva valorativa.
Pero no es normativista...ya que acoge en su campo visual la realidad de la vida lo más
exactamente posible y es capaz de considerar en todo momento los últimos conocimientos
de la investigación empírica”.
Para JAKOBS, el Derecho penal no puede reaccionar frente a un hecho en cuanto a la
lesión de un bien jurídico, sino sólo frente a un hecho en cuanto al quebrantamiento de la
norma y de la política criminal del Estado.
Cabe consignar que Jakobs no define la acción de un modo puro, per se, en el sentido de
que construye el concepto del primer elemento de la teoría del delito sobre la base de
cuestiones vinculadas a otros niveles. En efecto, para dicho autor pueden ensayarse
conceptos provisorios y nociones definitivas. Los primeros están relacionados con la
evitabilidad y la imputación; y los segundos con la culpabilidad.
En efecto, la acción es, en primer término, la causación, lo cual implica, la acción y efecto
de causar un resultado previsible e individualmente evitable. Esto es lo que se denomina un
concepto negativo de acción, siendo lo importante en ella la evitabilidad. En palabras del
profesor de Bönn: “la acción, por tanto, es expresión de un sentido; esa expresión de
sentido consiste en la causación individualmente evitable, esto es, dolosa o
individualmente imprudente, de determinadas consecuencias; son individualmente
evitables aquellas causaciones que no se producirían si concurriese una motivación
dominante dirigida a evitar las consecuencias”. No obstante, a poco de afirmar lo
esbozado, señala que hoy en día ya no es satisfactorio aceptar las teorías tradicionales en
este estado de desarrollo de la teoría de la acción, y que el sentido práctico de la acción,
implica necesariamente la producción individualmente evitable de un resultado. Es así
como, en el sentido lógico, consciente y socialmente práctico, ninguna de estas teorías
tradicionales satisface suficiente y eficientemente los problemas presentados, por cuanto:
a)   no explica la tentativa;
b) no fundamenta acabadamente los hechos omisivos (punibles sin relación de
causalidad) y, por último,
c)   olvida un elemento social por concentrarse en uno individual-antropológico.
En este sentido se somete a examen la teoría del autor, basada en las premisas
anteriormente expuestas, para determinar su cabal cumplimiento. Respecto a la tentativa,
parecería que este concepto no es válido, ya que en el mismo no se verifica un resultado.
Sin embargo, en la misma, el resultado -para dicho autor- no es material sino jurídico y
consiste en el no reconocimiento de la vigencia normativa, con lo que la primera crítica
puede salvarse. Es por ello que formula una conclusión provisional: “la acción es
objetivación de la falta de reconocimiento de la vigencia de la norma, esto es, la expresión
de sentido de que la norma en cuestión no es la máxima rectora”.
En segundo término, en cuanto a las omisiones, pone de relieve que ellas implican la acción
de arrogarse un ámbito de organización que le corresponde a otro, todo lo cual pone en
crisis la vigencia normativa. Ello lo lleva a sostener que la definición propuesta por él,
significa que, en su concepto, al señalar la expresión de: “actuar de manera
individualmente evitable”, explica suficientemente que dicha acción se convierte en la
razón determinante de un resultado, lo que también sirve para explicar eficientemente la
omisión.
En otras palabras, a partir del concepto aquí empleado, de acción como: la causación
evitable del resultado y del concepto de omisión correlativo como: la razón consciente y
decidida para evitar un resultado, se puede formar un supra concepto de comportamiento
que, en la respectiva diferencia de un resultado evitable, enlace el actuar y la omisión para
la formulación normativa, Ejemplo: El que una persona cauce evitablemente la muerte de
otro, o no la impida, de modo evitable, de forma dolosa o imprudentemente… Dicha
expresión contiene las condiciones suficientes, contenidas en el concepto para tutelar  la
vida, desarrollando las diferencias entre acción y omisión, que coinciden en la diferencia
evitable entre las respectivas alternativas; se trata precisamente de la diferencia entre la
vida y la muerte. Por expresarlo en una fórmula:
Conducta = Σ Evitabilidad - Resultados
Por último, expresa que el concepto de acción como la causación de un resultado
individualmente evitable, necesita ser interpretado desde un contexto social. Dicho de otro
modo, la acción no puede concebirse a partir de naturalismos (propios del causalismo) u
ontologicismos (propios del finalismo esencialista), sino que precisa de un esquema de
interpretación social que sea comunicativamente relevante, lo cual se consigue integrando
el concepto de acción con el de imputación. En este sentido, concluye que la acción sólo es
la causación imputable.
Dicho con el mismo ejemplo de Jakobs: el ingeniero que diseña una carretera y el
constructor que la lleva a cabo pueden ser los causantes de los accidentes mortales que
ocurran en ellas, pero cuando sus comportamientos son valorados socialmente como
congruente con los estándares de seguridad exigidos, no se los consideraran responsables
por las muertes (aun cuando exista un elemento subjetivo que los relacione: ej. el ingeniero
expreso que desearía que se matara gente en la ruta diseñada), todo lo cual pone de relieve
que existen causas de ciertos resultados que no pueden ser imputadas al productor, porque
no se tratan de un riesgo socialmente desaprobado. Así las cosas, se advierte entonces que
“en su punto de partida, la evitabilidad no es individual sino objetiva”.
Sin embargo, todo lo dicho hasta aquí tiene para Jakobs, un valor provisorio, ya que afirma,
que un concepto de acción que almacene el programa completo del derecho penal debe ser
ampliado hasta la culpabilidad. La acción implica una relación estrecha con la culpabilidad;
la acción es la exaltación culpable de la competencia por una lesión contenida en una
norma vigente.
Ahora bien, si Jakobs construye un concepto de acción vinculado a la evitabilidad, la
imputación y nada menos que la culpabilidad, es evidente que se vuelven difusos los límites
entre el injusto (o ilícito) y la culpabilidad, todo lo cual retorna a la vieja idea hegeliana
según la cual la acción es igual a la acción culpable.
Como se analizó anteriormente, para Hegel, el delito es la negación del derecho, la pena, la
negación del delito y, por ende, la afirmación del derecho; para Jakobs el delito es el
quebrantamiento de la vigencia normativa o desautorización de la norma o la falta de
fidelidad al ordenamiento jurídico vigente, lo cual podemos establecer como Tesis;
asimismo, que la pena en la neutralización del delito lo cual conforma la Antítesis; por lo
tanto, la Síntesis representa las garantías de restablecimiento de la vigencia normológica.
Analizando de forma detallada estas teorías, las distancias entre ambos autores se reducen;
ello sin perjuicio de llamar -de forma equivocadas- a una teoría absoluta retributiva y a la
otra teoría relativa preventiva-general.
A esto debe sumarse que Jakobs diferencia el derecho penal del ciudadano
-Bürgerstrafrecht- (que es aquel que se aplica a los ciudadanos que no organizan
cotidianamente su vida en torno al delito, sino que lo cometen esporádicamente y en los que
la pena busca la contradicción de un hecho para asegurar la vigencia normativa) del
derecho penal del enemigo -Feindstrafrecht- (que se aplica a las no-personas, es decir, a
quienes organizan su vida de modo constante en torno al delito, siendo aquí lo importante la
eliminación de un peligro), a los fines de reconocer que el primero debe aplicarse con
sujeción a las máximas garantías y a los principios básicos, a diferencia del segundo que,
como tiende a eliminar lo que perturba socialmente, admite flexibilizaciones de principios y
reglas de imputación.
Así las cosas, su pensamiento, ¿acaso difiere esencialmente del de Hegel, que llevaba a
distinguir los sujetos que actúan con libertad (a quienes se aplican penas) y los que se
comportan sin ella, tales como locos, recalcitrantes, o irrecuperables (sujetos sometidos a
posibles medidas de seguridad)?. Es obvio que existen diferencias entre ambas poderosas
inteligencias -que no pretendemos puntualizar en este momento-, pero también es evidente
que lo planteado tienen cierta cercanía, todo lo cual puede llevar a presumir una vuelta a la
revisión de las teorías de Hegel.
La Omisión Propia: Así como la acción es un obrar positivo, un hacer, la omisión, en
cambio, consiste en un no hacer, en un no actuar, en un abstenerse. El corolario del delito
de omisión suele consistir en el mantenimiento de un estado de cosas, siendo la norma
violada una norma preceptiva que ordena un hacer o actuar positivo. En el fondo se trata de
la omisión de auxilio u omisión del deber de socorro: es abstenerse a prestar ayuda a quien
se encuentra en una situación de peligro grave y manifiesto.
La doctrina subraya que la omisión se refiere a deberes legales de actuar y no a deberes
puramente morales. También se entiende, que mayormente los delitos de omisión son
delitos imprudentes en los que la inacción o abstención no se produce por una directa
determinación volitiva, sino por falta de diligencia debida.
La omisión: en sí misma representa la ausencia de acción, puede ser definida como la
vertiente negativa del comportamiento, es decir, como un no hacer jurídicamente
desaprobado. Representa el comportamiento pasivo, que se encuentra tipificado
expresamente en la norma penal, contemplando una pena por la omisión, se estima que
existe un peligro para el bien jurídico protegido por la norma penal, por lo que se espera
que el sujeto realice una conducta, se impone un deber que impida la materialización de
dicho peligro, por ello, al no ejecutar el deber impuesto, se impone la pena o sanción
correspondiente.
Delitos de comisión por omisión: pueden ser clasificadas en dos clases de omisión: la
omisión propia y la impropia.
La Omisión Impropia: La estructura del tipo de omisión pura o propia, a la vista de la
descripción de esta clase de delitos está constituida por tres elementos: la situación típica, la
inejecución de la acción esperada y la capacidad de ejecutar la acción.
La situación típica: dicho componente del tipo de omisión propia hace referencia a diversos
presupuestos que se encuentran delimitados típicamente y cuya concurrencia hace que el
ordenamiento jurídico exija una actuación. Así, tales presupuestos contemplados por las
normas son normalmente: la meta que se pretende mediante la realización de la acción
impuesta, el objeto sobre el que debe influirse, y otras posibles circunstancias que pueda
exigir eventualmente la norma para requerir la intervención.
La inejecución de la acción esperada: dicha acción debe estar claramente expresada en la
norma penal, para poder concretar de forma adecuada cuál es la conducta omisiva punible
en cada caso concreto. No existirá delito doloso en el caso de que el sujeto obligado
imperativamente por lo dispuesto en un precepto se esfuerce seria, pero infructuosamente,
en la consecución de la acción objeto de la norma imperativa; pues dicho sujeto puede
fracasar en la consecución de tal objetivo por diversas razones, por ejemplo:
1. por utilizar erróneamente el medio adecuado para realizar correctamente la acción;
2. por seguir una vía inadecuada para hacerlo o por no encontrar la vía para intervenir, a
pesar de haber valorado correctamente la situación de hecho.
3. En caso de que el sujeto actúe creyendo, por error, que está haciendo lo adecuado,
cuando realmente no es así, sólo podrá entrar en consideración la culpa.
La capacidad de ejecutar la acción: para poder decir que el sujeto obligado a actuar por la
norma está capacitado para ello, ha de tenerse en cuenta que tal capacidad hace referencia a
dos aspectos de la misma: el psicofísico y el normativo. Así, desde el punto de vista
psicofísico, el sujeto obligado incurriría en omisión en caso de que concurran las siguientes
circunstancias: que el mismo conozca la situación típica, que conozca su propia capacidad
de ejecución de la acción omitida y que exista la posibilidad material de realizar la acción
impuesta por la norma. Asimismo, desde el punto de vista normativo, sólo podemos afirmar
que el sujeto está capacitado para actuar según exige la norma cuando al mismo se le pueda
exigir el cumplimiento del mandato, por no suponer tal actuación un riesgo para su persona
o para un tercero, o cuando ello no suponga un eventual aumento de tal peligro.
Además de los referidos elementos del delito de omisión propia, es necesario hacer
referencia también a la posibilidad de cometer los mismos a título de dolo o de
imprudencia.
Así, en relación con los delitos de omisión pura existirá dolo en el caso de que el sujeto
obligado a actuar tenga conocimiento de la situación típica y decida a pesar de ello a no
actuar (no obstante, existen autores que consideran que no ha de exigirse el elemento
volitivo del dolo, la decisión de no actuar, para la imposición de una pena, pues el sentido
común determina en muchos casos el deber de actuar).
Por otra parte, desde el punto de vista teórico, los delitos de omisión propia se cometerán a
título de imprudencia cuando el sujeto obligado incurre en una falta negligente del cuidado
exigido; pues en caso de que la inejecución o ejecución defectuosa de la actividad sea
intencionada, se tratará de una omisión dolosa. No obstante, como ya se ha dicho, ello es
así teóricamente, ya que, en el caso del Código Penal Venezolano, no se ha tipificado
ningún caso de omisión imprudente.
Cabe anotar, además, que no existe entre la doctrina acuerdo sobre las siguientes
cuestiones: la posibilidad de admitir la tentativa en los delitos de omisión impropia, la
hipótesis de la coautoría de omisión, autoría mediata de omisión, inducción a la omisión o
complicidad en la omisión.
La Omisión Impropia: o también llamada comisión por omisión, es una modalidad de
comisión de algunos delitos de resultado, dentro de la cual se distinguen diversas
conductas:
Falta de manifestación al exterior: no se considerarán como acción las ideas,
pensamientos o propósitos de las personas, por más que los mismos se hallen en relación
con un hecho jurídico que sea penalmente reprochable.
Falta de voluntad, cabe distinguir tres supuestos:

1. Fuerza irresistible: en los supuestos en los cuales un sujeto se vea


violentado por una fuerza irresistible (vis absoluta), que anule por completo
su voluntad y cuyo origen sea de naturaleza personal o interna; por la
fuerza física o material ejercida por un tercero; por falta de un
comportamiento humano dependiente de la voluntad, por lo que no existe
acción, ni omisión, por parte de tal sujeto. Dicho supuesto se diferencia del
caso de violencia moral, en el cual una persona, mediante la coacción,
manifiesta su violencia sobre la mente (y no sobre el cuerpo) de otra, para
obligarla a cometer un delito, de modo que sí existe la voluntad material del
agente, en tanto que la segunda persona, como ejecutor, pudiera ser
disculpada por la amenaza que ha sufrido y el daño que hubiere causado,
en tanto se corrobore que no tuvo alternativas. El supuesto de fuerza mayor
es aplicable también a los delitos de omisión, ya que por ejemplo puede
impedirse con vis absoluta que un apersona socorra a otra en una situación
de peligro.
2. Movimientos reflejos: se trata de impulsos surgidos a causa de estímulos
externos que hacen que no intervenga la voluntad. Por ejemplo: supuestos
de paralización momentánea a causa de una gran impresión física
(deslumbramiento, fuerte explosión, entre otros) o psíquica (gran susto). En
estos casos debe considerarse la posible incidencia de la actio libera in
causa, pues quien comete un delito a causa de un movimiento reflejo sólo
será impune en caso de que dicho movimiento no fuese buscado para
delinquir o resultase de una conducta imprudente anterior. No obstante, los
casos de reacciones primitivas (actos en cortocircuito o reacciones
explosivas) no pueden ser incluidos en este grupo, ya que en los mismos sí
interviene la voluntad.
3. Estados de inconsciencia: dentro de tal supuesto caben también diversas
variantes. Así, la doctrina mayoritaria considera que el hipnotismo tiene
efectos sobre la imputabilidad, aunque no existe acción voluntaria y
consiente, (teniendo en cuenta también aquí la posible incidencia de la
“actio libera in causa”, lo cual implica que el autor se provocó la hipnosis
para cometer el delito, en cuyo caso podría acreditarse responsabilidad por
dolo, o si existía la posibilidad de prever la acción y su resultado, en cuyo
caso sería posible atribuir la responsabilidad penal a título de imprudencia).
Asimismo, en relación con el sueño, si una persona está dormida, no existe
la posibilidad de acreditarle condiciones de voluntad y conciencia, por lo
que no puede ni actuar, ni omitir. No obstante, en relación con los
supuestos de circulación descritas, suele atribuirse responsabilidad al
sujeto que, sabiéndose presa del sueño o del cansancio, no cesa en la
conducción de una maquina o vehículo (culpa consciente), e incluso en los
casos en los que el sujeto no se percata del sueño, debiendo hacerlo,
puede reconocerse la culpa inconsciente. Por último, dentro de estos
estados de inconsciencia, puede hacerse referencia también a la
embriaguez letárgica, causada por un excesivo consumo de alcohol o de
sustancias estupefacientes o psicotrópicas, que provoca la anulación de
movimientos del hombre, así como cualquier actividad física o psíquica.
Apoderándose de la conciencia y produciendo en muchas ocasiones,
estados de alucinación, depresión o excitación que impulsan una
determinada acción y un consecuente resultado.
El Resultado: es la consecuencia inmediata del comportamiento que se manifiesta
objetivamente, vale decir, modificando el mundo exterior. Comprende tanto el daño físico,
consecuencia del delito, como también el aspecto moral. Por ejemplo, en el caso de
secuestro, el peligro corrido por el sujeto, donde a pesar de no producirse otra consecuencia
jurídica, se altera el mundo exterior, lesionando la seguridad y tranquilidad de la víctima.
En definitiva, acogemos el criterio del maestro Luis Jiménez de Asua, quien señala que no
hay delito sin resultado, que es el efecto causal del comportamiento.
Para nosotros, el resultado es la mutación en el mundo exterior, producida por la voluntad
positiva o negativa de acción u omisión, que rompe no solo la armonía de ese mundo
exterior, sino que vulnera un bien tutelado o protegido por la ley
Estructura: Es importante el análisis y comprensión del concepto de acción y de omisión
al constituir estructuras lógicas-objetivas que han de ser tenidas en cuenta por el Derecho
Penal, para alcanzar su objetivo de protección de los bienes jurídicos. Solo conociendo el
alcance y la naturaleza de la conducta humana, podrán aplicarse y optimizarse las normas
jurídicas de carácter penal para el buen ejercicio de su función y alcanzar su objetivo.
La acción es el ejercicio de la actividad finalista de un agente que, mediante el despliegue
del curso causal de su acción, dirige su conducta a la consecución de un fin.
La omisión consiste en la no realización de una acción cuando se tenía capacidad concreta
para llevarla a cabo. Es decir, el sujeto, siendo capaz de desarrollar una determinada
actividad finalista, jurídicamente determinada en la norma penal, no la hace a sabiendas de
sus implicaciones.
Los fenómenos de la naturaleza o provocados por animales no son acciones ni omisiones y
por tanto no podrán ser declarados delictivos.
Respecto de los actos de las personas jurídicas, la responsabilidad penal presupone siempre,
la existencia de la conducta desplegada, por acción u omisión, de una persona física, que es
responsable y actúa por representación de la entidad jurídica, incluso en supuestos extremos
en los que no sea posible establecer con claridad su identidad en concreto, por la naturaleza
colectiva de la entidad jurídica.
El principio “cogitationis poenam nemo patitur”, que implica que nadie puede sufrir castigo
por pensar, excluye los pensamientos conocidos que expresan la intención manifiesta y no
materializada para la perpetración de acciones potencialmente punibles.
Fase Interna: En la fase la acción solo sucede en el pensamiento.
Fase Externa: Momento en el que el sujeto de derecho ejecuta la acción. Si no hay fase
externa no hay delito.
Sujeto de la acción: El sujeto de la acción es el ser humano. No existe otro ser sujeto de la
acción, a pesar de que existe la teoría de la Responsabilidad de las Personas Jurídicas,
siempre la responsabilidad penal recae sobre los seres humanos responsables ya que, en
principio, si no existe un sujeto, no puede existir un delito.
La Relación Causal: Según el tratadista Eugenio Cuello Calón, la causalidad se constituye
como una relación que debe existir entre una acción u omisión y un resultado delictivo,
elaborándose distintas teorías acerca de esta relación de causalidad, tales como la Teoría de
la Equivalencia o de la condictio sine qua non, que exige una relación plena entre causas y
resultado, la Teoría de la condición más eficaz, o la denominada Teoría de la causalidad
adecuada que considera como causa de un resultado, aquella actividad que resulte
normalmente adecuada para producir o materializar un delito, y  la Teoría de la última
condición, que entiende como causa de un determinado resultado antijurídico, la condición
inmediatamente anterior, en el tiempo, del hecho antijurídico.
Si exigimos que el resultado sea el efecto del comportamiento y este su causa, es obvio que
tal comportamiento debe ser atribuido al ser humano, por medio de un nexo causal o una
relación causal; no obstante, la relación causal implica que para que pueda ser atribuido a
un agente, es necesario que tal acción sea consecuencia directa o inmediata de su
comportamiento, que es directamente proporcional al conjunto de condición necesarias o
suficientes para producir  la responsabilidad penal.
La relación de causalidad, viene a ser el nexo o vinculo existente entre la conducta exterior
positiva o negativa, humana y voluntaria, representa el cambio de una situación jurídica en
el mundo exterior que es llamada, resultado.
Teorías Sobre La Relación Causal.
Teoría de equivalencia de condiciones: Considera la causa que impulsa la acción, estudia
las condiciones que motivan la acción y su resultado. Esta teoría, considera primordial
establecer los todos los antecedentes sin el cual el resultado no se habría producido. En
suma, permite establecer la relación de causalidad e imputabilidad entre el comportamiento
humano y el resultado, si existen los antecedentes suficientes sin el cual el resultado no se
habría producido. Sostiene, que todas las condiciones del resultado, serian la consecuencia
de su causa, que es equivalentes, al sentido práctico del conjunto de condiciones que
determinan como la causa sinecuanom de la acción, ya que sin ellas no se podría producir
el resultado.
Teoría de la causa eficiente o eficaz: Esta posición establece que todas las condiciones de
un resultado antijurídico son indispensables para que se produzca tal resultado, pero que
existe una causa más eficaz, más activa, que va a ser la determinante de la producción de
ese resultado antijurídico
A esta teoría se le objeta que es muy difícil determinar cuál es la condición más eficaz y
que no sirve para resolver el problema que represente el concurso de delincuentes, es decir
la participación de varias personas en la comisión del mismo delito.
Teoría de la causalidad adecuada: Surge por las criticas dadas a la teoría de la
equivalencia de condiciones, contraria a la primera, sostiene que causa no es toda condición
de resultado, sino que aquella que es apropiada para producirlo, lo que debe determinar en
abstracto el juez según su experiencia, ya que parte de un juicio a priori.
Esta teoría es objetada por los problemas prácticos que suscitan la determinación de la
idoneidad o adecuación del facto causal. Es inaplicable a nuestra legislación en lo que
representa a los delitos calificados por el resultado como el homicidio.
Teoría de la última condición: Esta interpretación sostiene que se debe entender como
causa de un determinado resultado antijurídico, la condición inmediatamente anterior, en el
tiempo, del hecho antijurídico. Es responsable penalmente por este hecho, la persona que
haya realizado esa última condición
La Ausencia de Acción: Como primer aspecto de la teoría del delito, la acción debe ser
voluntaria y consiente, producto de la libre elección del autor quien prevé un resultado que,
de acuerdo a la legislación penal, es punible. En principio, en la mente del autor se
representa el resultado de su acción, actúa con plena intención, conciencia de sus actos y
realiza la acción. Es entonces, la falta de representación del resultado, el factor que
subsume la acción en la culpabilidad y mitiga el dolo. Existen circunstancias que permiten
mitigar o evitar la persecución penal a causa del resultado producto de una acción, típica,
anti jurídica ya que, al entrar a analizar la voluntad consciente, se desprende la no
culpabilidad por los siguientes factores:
Estado de sueño: puede ser natural, inducido o sonambulismo, el cual provoca el marchar
dormido, alucinaciones y pesadillas. No es nuevo en la doctrina penal el concepto de esta
excepción de responsabilidad, por actos ejecutados en estado de sueño profundo, porque
desde el derecho romano, viene estableciéndose que los actos del durmiente se equiparan a
los del loco, en el sentido de que faltaba en ellos la conciencia de lo actuado.
Ebriedad onírica: Consiste en la estimulación del sueño del organismo humano. Es el
resultado del adormecimiento de la conciencia, así como de diversos procesos mentales y
órganos que componen el cuerpo humano, produciendo en su conjunto un adormecimiento
parcial o total de los procesos que dinamizan la conciencia, originando el entorpecimiento
de la voluntad, que progresivamente son reversible al despertar y en muchos casos, no
recordar lo actuado.
Responsabilidad penal en la ebriedad onírica: la legislación penal venezolana despenaliza la
responsabilidad de quien actúe bajo situación de embriaguez por sueño, dicha excepción se
encuentra señalada en el artículo 62 del Código Penal Venezolano. La excepción cuando el
que ejecuta el acto lo hace dormido. Cuando hay realmente embriaguez del sueño, la
memoria puede ser simplemente rudimentaria y no contener más que el recuerdo subjetivo
del delito   y no las circunstancias objetivas, el juez obtendrá indicaciones complementarias
estudiando la vida anterior, la reputación, la naturaleza de los motivos, que en la mayoría de
los casos desvincula cualquier tipo de intención o motivo que haya impulsado el acto
criminal y la actitud del sujeto después del delito.
Hipnosis: se caracteriza por alucinaciones físicas y por la pérdida completa de la memoria
de los ejecutados; las acciones que realiza el hipnotizado son inconscientes, fatales y
amnésicas.
Conjunto de situaciones especiales del sistema nervioso, determinados por maniobras de
carácter artificial. La eficacia del proceso hipnótico consiste en fijar la atención del sujeto y
estancarla. La fijación en un objeto luminoso se emplea para producir fatiga, que asegura su
abandono. Fue considerado como una enfermedad mental.
El estado hipnótico se caracteriza por alucinaciones físicas, y por la pérdida completa de la
memoria de lo ejecutado; las acciones que realiza el hipnotizado son inconscientes, fatales
y amnésicas, y pueden serlo durante el sueño, y después de haber despertado.
Fuerza física irresistible: ocurre cuando el sujeto activo de la omisión se mueve obligado
por una fuerza exterior, superior e irresistible.
Inimputabilidad por falta de voluntad; el acto violentado puede provenir de una violencia
física, ejercida materialmente sobre una persona o su componente familiar, para hacerla
ejecutar alguna acción, para sufrir algún daño o ejercer una coacción moral sobre el ánimo
de un individuo para determinarlo a ceder su resistencia.
La fuerza física transforma en autónoma al individuo sobre el cual se ejerce. Le convierte
en un mero instrumento material; los penalistas afirman que en el acto violento no toma
parte ni siquiera el hombre físico, porque también este permanece pasivo. La fuerza física
imposibilita el nacimiento de la acción; el obligado por virtud de una fuerza material
irresistible no actúa, en el sentido de que su conducta no puede ser considerada como
acción, porque esta no está formada únicamente por el acto físico, requiere la participación
de la voluntad.
Para el análisis de la figura jurídica, conviene hacer referencia al artículo 19 del Código
Penal Venezolano de 1873, que señalaba entre otras cosas: “No es punible el que obra
violentado por una fuerza irresistible o por medio insuperable de un mal grave y próximo.”
En este sentido resulta interesante conocer, que los restantes códigos penales venezolanos
han suprimido esta redacción, admitiendo el estado de necesidad, puede ubicarse en los
casos de violencia física o moral, asumiendo la siguiente construcción jurídica:
Código Penal Venezolano (2005), articulo 73 “No es punible el que incurre en alguna
omisión hallándose impedido por causa insuperable.”
Se ha señalado como requisitos esenciales de la fuerza física insuperable, las siguientes:
que sea material, exterior, irresistible, directamente empleada por el sujeto o por un tercero
y que anule por completo su libertad. La concurrencia de fuerzas produce codelincuencia,
por tanto, la fuerza deber ser superior al del violentado y opuesta al querer de este, y de tal
manera, que anule su voluntad, que no la pueda resistirse.
Actos reflejos, automáticos e inconscientes: Son aquellos en los cuales, pese a la voluntad
y la conciencia de la persona, sus músculos presentan una situación de actuación irregular
que escapa del control absoluto de su voluntad, en tal sentido, los movimientos corporales
que realice, derivan de reacciones orgánicas directamente producida por sus músculos o por
los nervios vegetativos que integran el sistema simpático, evitando en el individuo, el
funcionamiento del sistema nervioso central y el control de sus actuaciones.
Por esta razón, no es punible el acto que cause algún daño en las cosas de otro, cuando una
persona sufra un ataque de epilepsia o cuando se halle imposibilitado, por un
desvanecimiento, por ello, queda exceptuado de cumplir un deber; o cuando obra
violentamente por fuerza irresistible. 

Temario

Tema 7: LA TIPICIDAD. Concepto de tipicidad. El injusto típico.  Estructura del tipo


penal. Especies de los tipos penales. Función de la tipicidad. La atipicidad.

En principio, podríamos afirmar que la tipicidad es un elemento objetivo del delito, que se
integra mediante la función de comprobación del hecho imputado, constituido en una
conducta y resultado, que se adecúa al presupuesto descrito en la norma penal.
Ello implica, que la tipicidad es la constatación plena del encuadramiento exacto, entre los
componentes de una hipótesis delictiva descrita en la ley penal y un hecho concreto,
acontecido y probado en el mundo fáctico. De lo cual se infiere, que una conducta es típica
cuando se aprecia identidad entre sus componentes fácticos y los descritos en la norma
jurídica, es decir, cuando existe homogeneidad entre el hecho real perpetrado y los
elementos normativos que describen y fundamentan el contenido material del injusto.
Por su parte Juan Ortiz, señala que la tipicidad fue “propuesta en 1906 por Ernst von
Beling, quien afirmaba, que la tipicidad es el encuadramiento en el tipo penal de toda
conducta que conlleva una acción u omisión ajustada a los presupuestos detalladamente
establecidos como delito o falta en un cuerpo legal; es decir, para que una conducta sea
típica, debe constar de manera específica y pormenorizada como delito o falta en un
código.”
Concepto de Tipicidad:  Para Jiménez de Asúa, la tipicidad es la descripción objetiva y
legal, desprovista de caracteres valorativos, contenida en la norma penal.
Para Bacigalupo Enrique, la tipicidad es la coincidencia del hecho cometido con la
descripción abstracta, que es propuesto de pena, contenida en la ley.
Según Muñoz Conde, “la tipicidad es la adecuación de un hecho cometido a la
descripción que de ese hecho se hace en la ley penal. Por imperativo del principio de
legalidad, en su vertiente del nullum crimen sine lege, sólo los hechos tipificados en la
ley penal como delitos pueden ser considerados como tales.”
En tal sentido, Berdugo Ignacio, afirma que la tipicidad es simplemente la adecuación del
comportamiento penalmente reprochable a la descripción que se hace del mismo en la parte
especial del Código Penal, Esta categoría del delito cumple formalmente con un esencial
requerimiento derivado de la propia Constitución, señalada en el principio de legalidad.
Para Girón José, la tipicidad es la característica o cualidad que tiene una conducta (acción u
omisión) de encuadrar, subsumir o adecuarse a un tipo penal. Ahora bien, tipificar es la
acción de encuadrar la conducta en un tipo penal. Este acto de tipificar lo realiza el fiscal, la
defensa, la víctima, la policía o el estudiante; sin embargo, cuando lo hace el juez, ya deja
de convertirse en una expectativa, para determinar un hecho o acontecimiento denominado
tipificación judicial.
Es así como, en el artículo 1 del Código Penal venezolano se establece que sólo las
acciones u omisiones previstas – tipificadas- en la ley penal pueden ser consideradas como
delitos o faltas, (nullum crimen sine lege). De esta forma, la tipicidad refrendada en el texto
legal protege al ciudadano del ejercicio arbitrario y abusivo del poder por parte del Estado,
cumpliendo en esencia la función de garantía a los derechos civiles y políticos del
ciudadano en resguardo de sus Derechos Humanos.
El injusto típico:  En principio podríamos afirmar, que el injusto típico es la descripción
conceptual, que sirve para establecer la acción prohibida en el supuesto de hecho contenido
en la norma penal. 
En este sentido Politoff Sergio, afirma que la determinación del injusto típico, permite
establecer los caracteres de la tipicidad de una conducta y con ello se logra traspasar el
primer filtro o tamiz valorativo. Es así como podríamos concluir, que la conducta de que se
trata es un tipo de injusto, es decir, que corresponde a la clase de conducta prohibida
descrita en la ley penal, aunque a priori ese indicio pueda desvanecerse posteriormente en
los sucesivos pasos o etapas del análisis valorativo que se realice del hecho, cuando
emerjan eventualmente elementos de antijuricidad.
Es así como podemos inferir, que por injusto típico se entiende que es la propia acción
típica y antijurídica descrita en la norma de carácter penal. De forma contraria, si
sustraemos la antijuricidad penal a tenor del principio de unidad del ordenamiento,
significaría que la acción se encuentra autorizada por el Derecho.
Welzel diagramó su teoría de injusto como una infracción de la conducta a la norma, una
relación de contradicción entre la acción y la norma jurídica, basado en su concepto de
acción dentro de la teoría finalista. Este autor, pone en claro que el injusto es esencialmente
una acción humana y final, por tanto, esta acción debe ser típica y antijurídica. En
consecuencia, si se realiza la acción descrita conceptualmente en el tipo de una norma
prohibitiva, esta entra en contradicción con lo que exige la norma, por ello afirma que, de
esta contradicción deriva la “anti normatividad de esa conducta”. Es en ese momento que el
profesor alemán, determina la importancia del análisis del Injusto Penal.
Es evidente entonces que, del examen del injusto, partiendo del tipo y la antijuridicidad
como elementos totalmente independientes entre sí, se establece una relación que vincula
directamente el echo examinado con la norma penal, por tanto, podríamos afirmar, que el
injusto típico es la descripción del hecho que se subsume en la norma penal.
Estructura del tipo penal: Este punto hace referencia a la construcción normativa que fija
el legislador en la ley penal. Es así como la imagen conceptual que de él se desprende, se
forma como expresión lingüística que intenta aproximar, con mayor o menor acierto, la
descripción objetiva de la conducta prohibida.
La importancia del análisis de la estructura del tipo penal, radica en que de ella se
desprende los elementos que conforman el tipo que determina la prohibición, este ejercicio
representa sin duda alguna, una problemática de relativa dificultad, pues el diseño del tipo
penal dependerá de la posición que asuma el legislador, empleando las diversas
concepciones teóricas que respecto de él se hagan y que, según hemos visto a lo largo de su
historia evolutiva, han permitido formular los diferentes esquemas constructivos, por lo
tanto, abordaremos el tema atendiendo a los postulados generales sin entrar en detalles
específicos de las distintas escuelas o teorías expuestas anteriormente, tales como: las
conocidas como causalista y finalista, social y funcionalista.
Siendo así, se comprende que las conductas típicas que se hallan descritas en la norma
penal, están compuestas de una serie de elementos que pueden aparecer de forma expresa
en la redacción legal, o bien deducirse tácitamente de su contenido sin que por ello se
establezca la analogía como regla fundamental de su interpretación.
De esta forma, para cumplir su función de garantía, el tipo penal tiene que estar adaptado al
momento histórico y ser comprensible por el nivel cultural promedio de la sociedad donde
se aplique, debe utilizar terminología clara y concisa que permita de la simple lectura de su
texto, alcanzar el conocimiento pleno de la acción que se prohíbe. Sus definiciones deben
ser parcas en la utilización de elementos técnicos normativos, que puedan dificultar la
comprensión fundamental de la norma de prohibición. Debe evitar el empleo de
construcciones gramaticales subjetivas, por el contrario, la redacción de la norma penal
debe ser lo suficientemente descriptiva para permitir su fácil comprensión. Debe evitar el
empleo de conceptos y definiciones ambiguas o indeterminadas, como: el de “moral y
buenas costumbres”, “intachable reputación”, “conducta deseada”, entre otros, que
conlleven la necesaria interpretación y adecuación social, ya que ello podría representar un
riesgo para la seguridad jurídica de los ciudadanos, al dejar de manos del fiscal, la policía,
de la ciudadanía e incluso del juzgador, su aleatoria interpretación.
Ahora bien, según Márquez Piñero, en términos generales, esos elementos suelen
clasificarse en: objetivos; normativos y; subjetivos.  
Tome en cuenta que dependiendo del punto de vista de la teoría que este empleando como
base y elemento de partida para el análisis del tipo penal, respecto a las corrientes o
escuelas, pueden categorizarse de forma distinta, formulando distinciones específicas. Sin
embargo, para efectos pedagógicos y de forma general, sin apartar ningún otro
razonamiento, asumiremos como válido la siguiente clasificación para el análisis de la
estructura del tipo penal:

1. Elementos Objetivos;
2. Elementos Subjetivos y;
3. Elementos Normativos y Descriptivos. 

ELEMENTOS OBJETIVOS: son de carácter externos, observables directamente en la


construcción del tipo penal. Conforman una estructura básica y complementaria.
El sujeto Activo: es la persona que, con la capacidad suficiente, es capaz de cometer un
ilícito penal. Siempre vendrá representado por una persona física. Sin embargo, en la teoría
de la responsabilidad penal de las personas jurídicas, se admite que el sujeto activo sea una
corporación. Es necesario aclarar la complejidad de esta figura, por cuanto, dentro de la
autoría de un delito se puede categorizar su participación como:
Autor directo: el que ejecuta en primera persona el delito.
Autor intelectual o por representación: persona que traza un plan, sin embargo, no es
quien lo ejecuta, lo planifica encomienda o contrata.
Coautor: ejecución de un delito cometido conjuntamente por varias personas que
participan voluntaria y conscientemente
Cómplice: ayuda o coopera de forma auxiliar o secundaria en la ejecución de un delito. El
cómplice Necesario es la persona indispensable para cometer el delito, su participación es
fundamental para su comisión.
Encubridor: Persona que, conociendo la comisión de un hecho delictivo y sin haber
intervenido en éste como autor, partícipe o cómplice, interviene después de su ejecución,
auxiliando, muchas veces sin ánimo de lucro propio, a los autores o cómplices para que se
beneficien del provecho del delito, ocultando, alterando o inutilizando el cuerpo, los efectos
o los instrumentos de ese delito, para impedir su descubrimiento o ayudando a los presuntos
responsables de dicho delito a eludir la investigación de la autoridad o de sus agentes o a
sustraerse de la Administración de justicia.
Autor mediato: es el que comete el delito sirviéndose de otro como "Instrumento".
Inductor: persona que tiene la intención de convencer a otro para que cometa un delito
determinado y concreto.
El Sujeto Pasivo: es el titular del bien jurídico destruido, lesionado o puesto en peligro
mediante la comisión de un delito. Por lo regular, es una persona física o natural, pero
también puede ser una persona jurídica como por ejemplo el hurto cometido contra el
patrimonio de una empresa. Los animales no pueden ser sujeto pasivo de delito, sólo
pueden ser objetos materiales de delito, que es sobre quien recae la acción descrita en el
tipo penal.
La Acción: que es el movimiento específico que determina la norma, tratado
suficientemente en el capítulo anterior.
Objeto Material: es la persona o cosa sobre la cual recae la actividad del delincuente. Por
Ejemplo, cuando una cosa ha sido destruida, cuando una persona ha sido lesionada, entre
otros. En ciertos casos pueden coincidir en la misma persona física las cualidades de sujeto
pasivo y objeto material del delito. Por Ejemplo, el delito de lesiones personales, en el cual
la persona lesionada es al mismo tiempo sujeto pasivo y objeto material del delito, que es la
persona o cosa afectada directamente por el daño causado por la conducta delictiva o el
peligro que describe la norma.
Cuando la amenaza o daño afecta directamente a una cosa, el objeto material será la cosa
afectada. Por ejemplo, en el robo la cosa mueble ajena es el objeto material; en el despojo
es el inmueble; en las aguas, son los derechos reales; y en el daño o propiedad ajena, son
los muebles o los inmuebles, indistintamente.
El Bien Jurídico Tutelado: Es el interés jurídicamente tutelado por el tipo penal, al
respecto, el derecho penal, en cada conducta considerada como delito, establece la tutela de
determinados bienes que considera necesario proteger para mantener una armonía social,
como ejemplo:  la vida, la propiedad, la salud pública, la seguridad de la nación entre otros.
Podría afirmarse, que es el bien jurídico destruido, lesionado, perjudicado o tan siquiera
puesto en peligro mediante la perpetración de un delito, Por Ejemplo, el derecho a la
propiedad, a la vida, a la libertad personal, al libre tránsito, entre otros. En el delito de
homicidio el bien jurídico corresponde a la vida humana; en el delito de lesiones personales
el bien jurídico corresponde a la integridad personal o física, en resumen, es el bien jurídico
ofendido.
Es posible confundir el objeto material con bien jurídico, u objeto jurídico, cuando se habla
del objeto material del delito, se refiere a el objeto corporal externo, de carácter particular
sobre el cual se realiza la acción establecida en el tipo penal, y cuando nos referimos al bien
jurídico lo identificamos como el objeto que intenta proteger la ley, que puede ser de rango
global o general.
Estructura Complementaria: Está constituida sobre un conjunto de situaciones que de
forma incidental describe el legislador en los tipos penales para establecer condiciones
especiales de: modo, tiempo, lugar entre otras. Por ejemplo: la nocturnidad es una
condición de tiempo, mediante escalamiento, es una modalidad, también es una modalidad
el empleo de astucia o medios electrónicos, una condición de lugar puede ser: en
cementerios, templos, oficinas públicas entre otras.
Elementos Subjetivos: el legislador los ubica al interior del agente o sujeto activo, asume
que están presente en la mente del individuo, por lo tanto, sólo son deducibles mediante el
análisis exegético, y la formulación de indicadores. Según Mir Puig, los elementos
subjetivos del injusto emergen a principios del siglo XX, siendo atribuidos a Fischer y
posteriormente a Hegler, al afirmar que tales elementos son singulares aspectos anímicos
atribuidos al agente activo o autor, que van más allá del dolo. Mezger afirma que una
misma conducta exteriorizada puede ser jurídica una vez y antijurídica otra, de acuerdo con
la motivación subjetiva, conforme al sentido que el autor le otorgue. Se trata de aspectos de
orden subjetivos, psicológicos o personales que emplea el legislador para delimitar la
tipicidad de la acción y fundamentar la antijuricidad de la conducta descrita en el tipo
penal, diferenciada de aquellos aspectos que de forma objetiva determinan la construcción
normativa del reproche de culpabilidad.
Dentro de ellos tenemos:
El Dolo: el dolo significa la intención de cometer la acción típica prohibida por la ley.
Por su parte, Luis Jiménez de Asúa, afirma que el dolo es la producción del resultado
típicamente antijurídico con la conciencia de que se está quebrantando el deber, con
conocimiento de las circunstancias de hecho y del curso esencial de la relación de
causalidad existente entre las manifestaciones humanas y el cambio en el mundo exterior,
con la voluntad de realizar la acción, con plena representación del resultado que se requiere.
Vincenzo Manzini define al dolo como la voluntad consciente y no coaccionada de ejecutar
u omitir un hecho lesivo o peligroso para afectar un interés legítimo de otro, del cual no se
tiene la facultad de disposición conociendo o no que tal hecho esta reprimido por la ley.
Según Hernando Grisanti el dolo es la voluntad consciente, encaminada u orientada a la
perpetración de un acto que la ley tipifica como delito.
Para Francesco Carrara el dolo es la intención más o menos perfecta de hacer un acto que
se sabe contrario a la ley.
Para Fernando Castellanos Tena, el dolo consiste en el actuar, consciente y voluntario,
dirigido a la producción de un resultado típico y antijurídico.
Elementos del dolo, El dolo posee dos elementos fundamentales, el cognitivo o intelectual
y el volitivo.
El elemento cognitivo o intelectual, se da en el ámbito de la conciencia del sujeto, pues se
conoce a sí mismo y a su entorno; por lo tanto, sabe que sus acciones son originadoras de
procesos causales productores de mutación o cambios de la realidad, o bien de violaciones
a deberes establecidos en las normas que rige la sociedad.
El elemento volitivo, se encuentra en el ámbito de los deseos del sujeto, motivados por
estímulos originados en las necesidades de la contingencia humana; es aquí en donde se
encuentra, el querer, que propiamente afirma la voluntad de alterar el mundo circundante al
desencadenar el proceso causal, o bien, aceptar tal alteración, absteniéndose de intervenir
para que este se interrumpa.
Derivado de ambos elementos del dolo, el ser humano, a través de su inteligencia, que
puede ser capaz de conocer y dirigir su voluntad hacia lo que quiere, lo cual se manifiesta
fenomenológicamente en acciones u omisiones, productoras de resultados.
Como puede advertirse, ambos elementos (cognitivo y volitivo), ligados entre sí, producen
la intención, ya sea como causa originadora de los procesos causales que mutan o
transforman el mundo exterior, o bien, la violación al deber establecido en la norma penal,
produciéndose siempre en ambos casos, la lesión o puesta en peligro de bienes jurídicos
tutelados por estas.
Clase de Dolo:
El dolo directo, exige la plena conciencia y volición de todos los elementos del tipo.
El dolo indirecto, también denominado de segundo grado, y referido a la conciencia y
voluntad que tiene el autor, no en relación con el resultado principal de su plan, sino hacia
aquellos otros resultados que deben producirse como medio necesario para alcanzar la meta
deseada.
El dolo eventual, en cuyo caso el autor es consciente de la posibilidad de que exista un
resultado probable, a pesar de lo cual, dicho sujeto actúa consintiendo o siéndole
indiferente la producción del resultado. El autor puede representar en su mente o conciencia
el resultado de la acción y a pesar de ello, decide continuar con su acción.
La Culpa: en sentido estricto es definida como la falta de intención en el sujeto activo de
provocar las consecuencias que el acto que emprende suscita. Por lo que se afirma, que el
agente causante del daño, no se representa mentalmente el resultado de la accionar,
mientras que el dolo es la intención de cometer el acto en cuestión y consecuentemente,
causar sus consecuencias, razón por lo cual, previamente se representó mentalmente el
resultado de su acto. La culpa entonces es el actuar con impericia, negligencia o
imprudencia, en otras palabras, la conducta atrevida o descuidada del sujeto activo.
El límite entre culpa y dolo está dado por la culpa consciente y el dolo eventual. Así, en la
culpa consciente hay representación mental del resultado que conlleva el acto efectuado,
pero se suma a ello el criterio del sujeto activo de que tal resultado perjudicial, finalmente
delictual, no se concretará por una mala valoración de las circunstancias del hecho -que
podría calificarse generalmente como un exceso de confianza-, no susceptible de ocurrir si
se actuara con un criterio estándar de cuidado y atención.
Por otra parte, en el dolo eventual, como en el directo, hay una representación del resultado
disvalioso, pero difiere de éste, del dolo eventual, en que a ello se le suma el desinterés de
si tal resultado se produce o no.
Un ejemplo de lo expuesto se daría si consideramos a una persona que conduce un
automóvil a gran velocidad por una calle céntrica y atropella a un peatón que cruzaba dicha
arteria.
Habrá conducta culposa si lo hizo pensando en que no se produciría el accidente por su
habilidad para el manejo, y habrá conducta dolosa si condujo en tal forma sin importarle el
atropellar o no a alguien.
Tal diferencia, a todas luces subjetiva, es de difícil valoración y aún más difícil prueba en la
práctica judicial.
Formas de la culpa:
Negligencia: Descuido en el actuar. Omisión consciente, descuido por impericia o dejar de
cumplir un acto que el deber funcional exige. En materia penal, es punible.
Imprudencia: Punible e inexcusable negligencia con olvido de las precauciones que la
prudencia que determina el sentido común aconseja, la cual conduce a ejecutar actos que se
realizan sin tomar las previsiones debidas que pueden ser previsibles desde un punto de
vista objetivo, siendo considerados como delito. En tal sentido, el profesor Claus Roxin
expone, dentro de la concepción moderna de la imprudencia, que tal manifestación
constituye en la práctica un problema de valoración del tipo penal, que determina como
factor la punibilidad, ya que puede hasta justificar o exculpar la responsabilidad de la
conducta penal. Igualmente, sostiene que para “constatar la realización imprudente de un
tipo no se precisa de criterios que se extiendan más allá de la teoría de la imputación
objetiva”.
Impericia: Falta de pericia, sabiduría, práctica, experiencia y habilidad en una ciencia o
arte.
Inobservancia: Consiste que, al desempeñar ciertas actividades o cargos, el sujeto omita
cumplir los deberes impuestos por los reglamentos, ordenanzas o instrucciones impartidas.
Clasificación de la culpa por su gravedad:
Es importante la clasificación de la culpa por su gravedad, dado que en muchas ocasiones el
tipo penal exime de responsabilidad para ciertos grados de culpabilidad. Es habitual la
distinción entre:

 Culpa Grave o Lata


 Culpa leve.
 Culpa levísima.

En ocasiones los tipos penales equiparan la culpa grave al dolo. En la práctica, no se está
haciendo equivaler ambos conceptos, pero, dado que probar la intención es sumamente
difícil, el legislador entiende que una culpa grave o muy grave se asemeja a una actuación
intencionada, dado que es difícil comprender que se haya hecho de forma involuntaria.
Circunstancias Específicas, son las que permite modificar la responsabilidad penal,
agravando las circunstancias contenidas en la forma básica o fundamental de algún tipo
penal, cuándo se está en presencia de tal fenómeno normativo o cuando simplemente se
trata de otra manifestación del poder de configuración de legislador penal. Sobre este
concepto se desarrolla la motivación interna, que va más allá de la acción preceptuada en la
norma que vincula la voluntad que tuvo el autor y que rebasa el limite de la acción
expresada en el tipo penal. Por ejemplo, el tipo penal que establece el tráfico de órganos
humanos, donde existe el homicidio, pero que la voluntad final del autor no es matar sino
traficar con los órganos humanos.
Una discusión recurrente en la teoría general de las circunstancias modificativas de la
responsabilidad penal es la relativa a la diferenciación entre elementos que configuran las
circunstancias específicas constitutivas del tipo penal, y las meras circunstancias o
elementos accidentales o contingentes. Por eso, se habla de “accidentalia delicti” para
destacar justamente que las circunstancias son elementos contingentes que pueden faltar sin
que el delito configurado en alguna norma de remisión desaparezca, en tanto que, si falta un
elemento esencial del delito, desaparece la figura criminal misma.
Dentro de esta categoría se agrupan el conjunto de tipos penales que establecen estas
prerrogativas, muchas veces para ampliar la responsabilidad penal como agravante del tipo
penal básico, y otras veces conforman circunstancias específicas dentro de la construcción
de tipos penales autónomos.
Elementos Normativos y Descriptivos: constituyen valoraciones específicas dejadas por
el legislador en la norma penal. Por elemento normativo entendemos, aquel término legal
que el legislador introduce en la norma penal y que exige para su valoración, la remisión a
la descripción que el mismos hace sobre su alcance y contenido.
Mezger, señala que "los elementos normativos se refieren a aquellos datos que no pueden
ser representados e imaginados sin presuponer lógicamente una norma base que señale
taxativamente lo que debe inferirse del término empleado. Se trata de presupuestos del
injusto típico que sólo pueden ser determinados mediante una especial valoración de la
situación del hecho contenida en la ley".
En el delito de homicidio, por ejemplo, pueden considerarse elementos normativos, la
forma de producción de la muerte establecida en el tipo penal como es: la premeditación,
alevosía o motivos fútiles e innobles, cuyos conceptos exigen para su valoración la
determinación del alcance que la misma ley realiza. Por ello, estos elementos normativos,
derivan de las valoraciones jurídicas expresa que el legislador plasma en la norma penal.
Los elementos descriptivos, están presente en la construcción gramatical de la norma penal,
con la finalidad de permitir describir algún concepto o acción, evocando su naturaleza. La
intención de incorporar elementos descriptivos en la norma penal, constituyen una técnica
legislativa que pretende facilitar la comunicación de la norma a sus destinatarios, y
favorecer mayores cotas de proporcionalidad, igualdad y, muy especialmente, de certeza y
seguridad jurídica.
Especies de los tipos penales. Permite establecer criterios de clasificación, tomando en
cuenta la presencia de distintos elementos o circunstancias en la construcción legislativa de
los tipos penales. Ello ha permitido alcanzar una mejor comprensión para su estudio, de
esta forma los podemos clasificar de la siguiente manera:
Por la magnitud de la penalidad que establece

o Delitos
o Faltas y Contravenciones típicas

Por la Conducta Desplegada por el sujeto activo:

o De Acción
o De Omisión

Por el Daño Ocasionado al Bien Jurídico Tutelado

o De Daño o Lesión
o De Peligro o Amenaza

Por la Intencionalidad del Sujeto Activo

o Dolosos
o Culposos

Por la duración de su Comisión o Consumación

o Instantáneos
o Permanentes
o Continuados
o Conexos o Compuestos

Por el requisito de Procedibilidad que establezca

o De Persecución de oficio
o De Instancia de Parte

Por el bien Jurídico Vulnerado.

o Simple
o Especial

Por la cualidad del Sujeto activo



o Comunes
o De Propia Mano
o Especiales 
  
 Por la congruencia

o Congruentes
o Incongruentes
  
 Según la Exigencia de la acción

o De Mera Actividad
o De resultado
  
 Según la construcción del tipo penal

o Simple
o Complejos
o Mixtos
  
 Según el Resultado o la Mera Actividad

o De Resultado
o De mera Actividad

Por la Magnitud de la penalidad que establece


Delitos: son las acciones u omisiones que configuran el Injusto Penal. Dicho concepto se
matiza, dentro de las diversas corrientes de estudio jurídico, como la corriente finalista,
que estructuran el análisis del tipo dentro de la perspectiva tripartita, concibiendo el
término de delito dentro de los siguientes elementos: acciones u omisiones típicas,
antijurídicas y culpables; o  dentro de la corriente funcionalista, que acoge la concepción
cuadripartita, determinando el análisis de los elementos que integran las acciones u
omisiones típicas, antijurídicas, culpables y punibles, para el estudio de la dogmática
jurídico penal.
Faltas y Contravenciones típicas: a diferencia del delito, las faltas representan una
categoría cuya estructura se asemeja a los delitos, sin embargo, por el nivel del daño
social que pudiera ocasionar, el legislador ha impuesto una penalidad disminuida y un
procedimiento abreviado. Su estudio, no es menos importante que el de los delitos, abarca
el análisis material de sus formas, empleando la misma metodología de análisis dogmático
que se emplea para los delitos.
Por la Conducta Desplegada por el Sujeto Activo
Delito de Acción: agrupa los tipos penales que especifican una conducta prohibida en
forma implícita, por lo cual al realizarla se estaría dentro del supuesto material que
establece la norma penal. Ejemplo: matar a una persona (conducta positiva).
Delito de Omisión: Es aquél que se consuma cuando el resultado antijurídico ocurre como
consecuencia de una abstención del sujeto activo, es decir, cuando éste deja de hacer algo
que está previsto en la ley penal. Ejemplo: el funcionario público incurre en delito de
omisión cuando, luego de haber adquirido, en el ejercicio de sus funciones, conocimiento
de que se ha cometido un delito que debe ser castigado de oficio, omite dar parte a la
autoridad competente.
Por el Daño Ocasionado al Bien Jurídico Tutelado
Delitos de Daño o Lesión: Son los delitos en los que se menoscaba o lesiona un bien
jurídico protegido. Ejemplo: El delito de Homicidio.
Delitos de Peligro o Amenaza: En los que la consumación del tipo exige la creación de
una situación de peligro o amenaza que ha de ser efectiva, concreta y próxima al bien
jurídico que se protege. También
Por la Intencionalidad del Sujeto Activo
Delitos Dolosos o Intencionales: Son aquellos en los cuales el resultado antijurídico
coincide con la intención delictiva del agente. Ejemplo: El delito de homicidio intencional.
Delitos Culposos: También llamados preterintencionales, son aquellos en los cuales el
agente no se propone o representa cometer delito alguno, sino que el acto delictuoso ocurre
a causa de la imprudencia, la negligencia, la impericia en su profesión, arte u oficio, por
parte del agente o porque éste deje de observar los reglamentos, órdenes o instrucciones.
Ejemplo: El que maneja a exceso de velocidad y atropella a una persona.
Por la Duración de su Comisión
Delitos Instantáneos: Son aquellos en los cuales la acción termina en el mismo instante en
que el delito respectivo queda consumado. Ejemplo: El Delito de Homicidio.
Delitos Permanentes: Son aquellos cuyo proceso ejecutivo perdura en el tiempo, es decir,
implican una persistencia de la situación delictiva a voluntad del sujeto activo. Ejemplo: El
delito de Secuestro.
Delitos Continuados: se caracterizan por la pluralidad de acciones que constituyen actos
ejecutivos, determinando la pluralidad de vulneraciones de la misma norma o de otra de
similar naturaleza jurídica, de forma subsiguiente dos o más veces, realizando las acciones
en momentos diversos, de esta forma los actos ejecutivos deben producirse de manera
sucesiva o simultánea. En la previsión normativa para los delitos continuados, existe
identidad de la resolución criminal que implica la vulneración a la misma ley,
conjuntamente con el factor subjetivo que configura el delito. Es decir, la norma prevé que
un mismo sujeto realice, en ejecución de un plan preconcebido, o aprovechando idéntica
ocasión, una pluralidad de acciones u omisiones que ofenden a uno o varios sujetos, e
infringen el mismo precepto penal o preceptos de igual o semejante naturaleza, y que
determina generalmente un régimen penológico específico para su castigo.
Delitos Conexos o Compuestos: Son aquellos que están íntimamente vinculados, en donde
uno es consecuencia del otro. Son delitos cometidos en diferentes lugares y tiempos
(estableciendo criterio de ubicuidad y temporalidad distinta), en lazando el resultado fáctico
de cada uno de ellos, creando la interdependencia material necesaria y suficiente de las
acciones específicas y del resultado que se provoca ex, anterior a la comisión de la
coincidencia de los hechos delictivos. Ejemplo: la rotura de un objeto (puerta o ventana)
para facilitar el hurto; apropiarse de la información almacenada en un sistema informático,
con la finalidad de acceder a cuentas bancarias; la sustracción de un objeto (llavero) para
hurtar un vehículo automotor; el robo con arma de fuego que culmina en homicidio. 
Por el requisito de Procedibilidad que establezca
Delitos de Acción Pública: Son aquellos en los cuales el enjuiciamiento del sujeto activo
es independiente de la voluntad de la persona agraviada. El sujeto activo debe ser
enjuiciado, aun cuando la parte agraviada no manifiesta voluntad de que así suceda.
Ejemplo: El delito de Homicidio.
Delitos de Acción Privada: Son aquellos en los cuales el enjuiciamiento del sujeto activo
está subordinado a la instancia de la parte agraviada o de sus representantes legales.
Ejemplo: El delito de Difamación.
   Por su Ordenación Metodológica.
Delitos Simples o Básicos: describe conducta independiente y genéricas cuya acción viola
un solo derecho o bien jurídico. Ejemplo: El delito de homicidio, violación, hurto.  
Delitos Complejos: Son aquellos cuya acción ofende varios derechos o bienes jurídicos
tutelados. Ejemplo: El delito de violación.
Delitos Especiales: es aquel que establece una específica cualificación, para el autor.
Por su Naturaleza intrínseca
Delitos Comunes: Son aquellos que lesionan u ofenden bienes jurídicos individuales de
cualquier persona. Ejemplo: El Delito de Violación.
Delitos Políticos: Son aquellos cometidos contra el orden político establecido por el
Estado. El radio de afectación de estos delitos se da hacia las organizaciones políticas,
administrativas y sociales del Estado. Ejemplo: El Delito de Rebelión.
Delitos Sociales: Son aquellos cometidos contra el régimen económico-social establecido
en una colectividad organizada. Ejemplo El Delito de Terrorismo.
Delitos Militares: Son aquellos que están constituidos por infracciones o violaciones del
orden, disciplina o deberes militares. Estos delitos no están tipificados en el Código Penal,
sino en el Código de Justicia Militar y quienes lo cometan serán juzgados por Tribunales
Militares. Ejemplo: El Delito de Deserción; Ataque al centinela;
Delitos Contra los Derechos Humanos: En ese panorama, los delitos contra los derechos
humanos van a ser los que se encuentran tipificado en un instrumento de carácter universal
como lo es El Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional y cubre: El crimen de
genocidio; Los crímenes de lesa humanidad y; Los crímenes de guerra.
Delitos de Resultado y de Mera Actividad
Delitos de Mera Actividad: son aquellos cuya descripción y contenido material se agota
en la realización de una conducta, sin que se exija la producción de un resultado distinto del
comportamiento mismo descrito en el tipo penal. El delito de allanamiento de morada, por
ejemplo, es de mera actividad ya que exige sólo penetrar en morada ajena o permanecer en
ella, note que no existe separación entre acción y resultado, la mera acción consuma el
delito.
Delitos de Resultado: Son aquellos tipos penales, cuyo contenido consiste en la
producción de un efecto separado espacio-temporalmente de la conducta. La producción de
ese resultado constituye la consumación formal del tipo. Para que estos delitos se
produzcan debe darse una relación de causalidad entre la acción del sujeto y el efectivo
resultado materializado, descrito en el tipo penal, existiendo entre ambos un espacio de
tiempo desde la realización de la acción hasta la producción del resultado, donde caben la
aparición de otros riesgos, como intervenciones posteriores de terceros, del autor o de la
propia víctima, que pueden ser dolosas, imprudentes o fortuitas, comisivas u omisivas y que
pueden tener importantes consecuencias en la imputación del resultado, pudiendo llegar
incluso a condicionar la necesidad del castigo. Se entiende entonces, que el resultado debe
ser la proyección o consecuencia directa del riesgo que la acción creaba. Por ejemplo, las
lesiones son delitos de resultado, ya que exigen la producción de un menoscabo en la salud
de una persona.
Función de la tipicidad. Según Muñoz Conde, en la orientación teleológica funcionalista
del Derecho penal, fundamentada en la prevención general positiva, se extraen importantes
consecuencias para toda la Teoría General del delito, que busca determinar la función de la
tipicidad, estableciendo consecuencias que, a partir de la norma primaria considerada como
norma de conducta, concatena la subsiguiente introducción a la evitabilidad en el concepto
de la acción. Todo ello supone, la revisión de teorías tradicionales e incluso, de toda la
estructura conceptual del delito y de las faltas. Sin embargo, esta corriente de pensamiento,
conserva los elementos tradicionales de la corriente finalista como son: la tipicidad,
antijuridicidad (tipo de injusto) y culpabilidad.
Es así, que cuando intenta construir argumentos que rompan con dichas estructuras, no
acaba de configurar conceptos o posiciones diferentes, sino más bien aglomera elementos
propios de la culpabilidad que emplean elementos sustanciales del concepto de acción, que
tienden a engullir la tipicidad y la antijuridicidad -para volver a un concepto de delito
sintético como la acción culpable.
Afirma Muñoz conde, que quizás el mayor mérito de la obra de ROXIN, respecto a la teoría
de la imputación objetiva, sea el hecho de haberse mostrado sensible a una realidad social
nueva y haber intentado definir conceptos que permitan describirla correctamente, en el
seno del Derecho penal, actualizando el concepto dogmático del delito.
En nuestra sociedad actual, efectivamente surgen nuevas situaciones que exigen respuestas
cada vez más valorativas y normativizada, (jurídicas, convencionales). El riesgo, como
expresión normativa del conflicto social, implica una nueva concepción del bien jurídico,
empleando criterio de solución al conflicto, en teoría, resuelto en la pauta de conducta
contenida en la norma primario.
Función de garantía: Debe entenderse, que la función garantizadora de la tipicidad es una
consecuencia directa del principio de legalidad penal. El tipo legal permite al ciudadano un
conocimiento seguro en cuanto al límite entre la conducta sancionada y la atípica,
cumpliendo así una función de garantía. De esta manera, el tipo interviene en la limitación
del poder del Estado y del ejercicio en la aplicación del derecho penal.
A la tipicidad se le ha encargado el cumplimiento de una función trascendental para la
preservación de la seguridad jurídica, proporcionando al ciudadano de antemano un
catálogo en el que se describen conductas amenazadas con una sanción penal,
obstaculizando el ejercicio arbitrario del poder penal.
La función de garantía supone que el conjunto de tipos penales descritos en la legislación
penal, que atienden al principio de necesidad es relevante, y por tanto todo lo que está fuera
de las tipicidades, es penalmente irrelevante.
Es necesario entender, que esta función de garantía se ve menoscabada cuando la norma
penal asume definiciones poco precisas o ambiguas, pues se diluye su efecto y acción.
Función de motivación o pedagógica: La función de motivación supone que la tipicidad
permite que los ciudadanos estén informados sobre la normativa de prohibición penal.
La función pedagógica de la tipicidad, se asocia con el ámbito cultural, e instruccional de
cada sociedad, pretendiendo alcanzar al ciudadano pro medio, que logre entender que
matar, robar, apropiarse de lo ajeno entre otras, constituyen conductas socialmente
reprochables, y la determinación de su ejecución, será castigada por la sociedad.  
La atipicidad. es junto a la ausencia de conducta el aspecto negativo de la tipicidad,
implica una relación de inadecuación o inexistencia descriptiva de un acto específico de la
vida real examinado en el caso concreto, y un tipo penal. Cuando el acto examinado no
encuadra a la perfección en ninguno de los tipos penales, se afirma que ese acto es atípico y
en consecuencia no constituye delito y por lo tanto no genera responsabilidad penal.
La atipicidad, surge también cuando al analizar los elementos subjetivos del tipo penal, no
existe o encuadra alguno de los elementos normativos. Por ejemplo: en el caso concreto
respecto al robo, hurto o estafa cuando la víctima es el cónyuge no separado de bienes, el
padre o la hija, el tipo penal no encuadra, por imperio de la prohibición contenida en el
artículo 481 del Código Penal, ya que se presume que existe comunidad de bienes. También
en el caso de los delitos de daños, seria atípico si el daño se produce contra una cosa propia,
en virtud de los atributos del derecho de propiedad. 

Temario

Tema 8: LA ANTIJURICIDAD. Antijuricidad en sentido formal y en sentido material.


Desvalor de la acción y el desvalor del resultado. Relación entre tipicidad y
antijuricidad.
Temario

Tema 9: CAUSAS DE JUSTIFICACIÓN. Naturaleza de las causas


de justificación. Definición. Efecto. La legítima defensa. Actos
legítimos. Omisión por causa justificada.

Lecciones de Derecho Penal


Parte General
Módulo II

Tema 1: LA CULPABILIDAD. Evolución del concepto de


culpabilidad. Teorías de la culpabilidad. La imputabilidad. El dolo.
La culpa. La preterintención. La responsabilidad objetiva. La
normalidad de acto voluntario.
 
Tema 2: CAUSAS DE EXCLUSIÓN DE LA CULPABILIDAD. La
imputabilidad. Minoría de edad. Anomalías causadas por
ingestión de drogas o alcohol. El error. La defensa putativa. La no
exigibilidad de otra conducta. El estado de necesidad. El miedo
insuperable.
 
Tema 3: LA PENA. Concepto. Evolución histórica. Función.
Clasificación. Sistema de aplicación. Penas accesorias.
Conversión y conmutación de penas. Excusas absolutorias.
Condiciones objetivas de punibilidad.
 
Tema 4: EL DELITO IMPERFECTO. Iter Criminis. Fases. Actos
Preparatorios. La tentativa. El delito frustrado. Desistimiento.
 
Tema 5: CONCURSO DE PERSONAS EN EL
DELITO. Generalidades. El autor. Concepto. Clases de autorías.
La participación. Naturaleza de la participación. Requisitos.
Clases de partícipes. Responsabilidad del partícipe.
 
Tema 6: CONCURSO DE DELITO. Unidad y pluralidad de
acciones. Teorías. Concurso ideal de delito. Concurso real o
material de delitos. El delito continuado. El delito masa. Concurso
aparente de normas penales.
 
Tema 7: CIRCUNSTANCIAS MODIFICATIVAS DE LA
RESPONSABILIDAD PENAL. Circunstancias atenuantes y
agravantes genéricas. Atenuantes específicas: El exceso.
Imputabilidad disminuida. Arrebato o intenso dolor. Perturbación
mental por embriaguez o ingestión de drogas. La vejez. La
reincidencia.
 
Tema 8: EXTINCIÓN DE LA RESPONSABILIDAD PENAL. La
muerte del procesado o reo. La amnistía. El indulto. El
cumplimiento de la condena. El perdón y el desistimiento de la
víctima. La prescripción de la acción penal y de la pena. La
responsabilidad civil derivada del delito. Referencia al Código
Procesal Penal y leyes especiales.

Temario

Tema 1: LA CULPABILIDAD. Evolución del concepto de


culpabilidad. Teorías de la culpabilidad. La imputabilidad. El dolo.
La culpa. La preterintención. La responsabilidad objetiva. La
normalidad de acto voluntario.

Temario

Tema 2: CAUSAS DE EXCLUSIÓN DE LA CULPABILIDAD. La


imputabilidad. Minoría de edad. Anomalías causadas por
ingestión de drogas o alcohol. El error. La defensa putativa. La no
exigibilidad de otra conducta. El estado de necesidad. El miedo
insuperable.

Temario

Tema 4: EL DELITO IMPERFECTO. Iter Criminis. Fases. Actos


Preparatorios. La tentativa. El delito frustrado. Desistimiento.
Temario

Tema 5: CONCURSO DE PERSONAS EN EL DELITO. Generalidades. El autor. Concepto. Clases de


autorías. La participación. Naturaleza de la participación. Requisitos. Clases de partícipes.
Responsabilidad del partícipe.

Temario
Tema 6: CONCURSO DE DELITO. Unidad y pluralidad de
acciones. Teorías. Concurso ideal de delito. Concurso real o
material de delitos. El delito continuado. El delito masa. Concurso
aparente de normas penales.

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 Penal I
 Penal II
 Penal III
 Penal IV
 Biblografia

 Tema 1
 Tema 2
 Tema 3
 Tema 4
 Tema 5
 Tema 6
 Tema 7
 Tema 8

Temario

Tema 7: CIRCUNSTANCIAS MODIFICATIVAS DE LA


RESPONSABILIDAD PENAL. Circunstancias atenuantes y
agravantes genéricas. Atenuantes específicas: El exceso.
Imputabilidad disminuida. Arrebato o intenso dolor. Perturbación
mental por embriaguez o ingestión de drogas. La vejez. La
Tema 8: EXTINCIÓN DE LA RESPONSABILIDAD PENAL. La
muerte del procesado o reo. La amnistía. El indulto. El
cumplimiento de la condena. El perdón y el desistimiento de la
víctima. La prescripción de la acción penal y de la pena. La
responsabilidad civil derivada del delito. Referencia al Código
Procesal Penal y leyes especiales.
Lecciones de Derecho Penal
Parte Especial
Módulo I

DELITO CONTRA LAS PERSONAS


 
Tema 1: EL DELITO DE HOMICIDIO INTENCIONAL. Elementos
integrantes. Medio de comisión. El homicidio calificado y
agravado. Circunstancias calificantes y agravantes. Diferencias.
Ubicación de las figuras en el Código Penal venezolano.
 
Tema 2: EL HOMICIDIO CONCAUSAL. Culposo.
Preterintencional. Concausal. Inducción y ayuda al suicidio.
Análisis y ubicación de estas figuras en el Código Penal
venezolano.
 
Tema 3: DELITO DE LESIONES PERSONALES
INTENCIONALES. Elementos. Medios de comisión. Clasificación.
Circunstancias agravantes. Lesiones preterintencionales y
culposas previstas en el Código Penal. Violencia física prevista en
la Ley Orgánica sobre el Derecho de las Mujeres a una Vida Libre
de Violencia.
 
Tema 4: DISPOSICIONES COMUNES A LOS DELITOS DE
HOMICIDIO Y LESIONES. El duelo. La riña cuerpo a cuerpo. La
complicidad correspectiva y riña tumultuaria.
 
Tema 5: EL DELITO DE ABORTO. Elementos integrantes. Tipos
de abortos. Ubicación en el Código Penal venezolano.
 
Tema 6: EL DELITO DE DIFAMACIÓN. Concepto. Elementos.
Medios de comisión. Tipos. La excepción de la verdad. Ubicación
en el Código Penal venezolano.
 
Tema 7: EL DELITO DE INJURIA. Concepto. Elementos. Medios
de comisión. Tipos. Atenuantes. Causas de excepción de
culpabilidad. Diferencias con el delito de difamación. Ubicación en
el  Código Penal venezolano.
 
 DELITO CONTRA LA COSA PÚBLICA
 
Tema 8: EL DELITO DE PECULADO. Elementos. Tipos.
Atenuantes. Diferencias con el delito de apropiación indebida
calificada y con la malversación de fondos públicos. El delito de
concusión. El delito de malversación de fondos públicos.
Ubicación en la ley contra la corrupción. 
 
Tema 9: EL DELITO DE CORRUPCIÓN DE FUNCIONARIO
PÚBLICO. Elementos. Tipos. Inducción a la corrupción.
Atenuantes específicas. Pena accesoria. Ubicación en la ley
contra la corrupción. 
 
DELITOS CONTRA LAS BUENAS COSTUMBRES Y
EL BUEN ORDEN DE LA FAMILIA
 
Tema 10: EL DELITO DE VIOLACIÓN. Los actos lascivos
violentos. Acto carnal. Corrupción de menores. Seducción bajo
promesa de matrimonio y el incesto. Elementos. Ubicación en el
Código Penal venezolano. Análisis del artículo 380 del Código
Penal y su comparación con el artículo 25 del Código Orgánico
Procesal Penal.
 
Tema 11: EL DELITO DE RAPTO. Elementos. Tipos. Ubicación
en el Código Penal venezolano. Análisis de las disposiciones
comunes a los delitos contra las buenas costumbres.
 
DELITOS CONTRA LA ADMINISTRACIÓN DE JUSTICIA
 
Tema 12: EL DELITO DE SIMULACIÓN DE HECHO PUNIBLE Y
CALUMNIA. Elementos. Tipos. Diferencia entre ambos delitos.
Diferencia entre el delito de calumnia con el delito de difamación.
 
Tema 13: EL DELITO DE FALSO TESTIMONIO. Elementos.
Tipos. Excepciones de punibilidad. Ubicación en el Código Penal
venezolano.
 
DELITOS PREVISTOS EN LA LEY ORGÁNICA DE DROGAS
 
Tema 14: EL DELITO DE POSESIÓN, TRANSPORTE,
DISTRIBUCIÓN, OCULTAMIENTO Y TRÁFICO DE
DROGAS. Elementos. Análisis. Ubicación en la Ley Orgánica de
Drogas. 
 
DELITOS CONTRA LA INDEPENDENCIA Y SEGURIDAD DE
LA NACIÓN 
 
Tema 15: DELITOS CONTRA LA INDEPENDENCIA Y
SEGURIDAD DE LA NACIÓN. Traición a la patria. Conspiración
contra el orden constitucional. Favorecimiento bélico. Elementos.
Análisis. Ubicación en el Código Penal venezolano.  
 
Tema 16: DELITOS CONTRA LOS PODERES PÚBLICOS. El
delito de rebelión. Instigación a la insurrección. Vilipendio.
Elementos. Análisis. Ubicación en el Código Penal venezolano.    

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