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El Aguijon, Un Mal Necesario

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El aguijón, un mal necesario

En la naturaleza se llama aguijón al órgano o parte del cuerpo


afilado presente en varios animales que normalmente expulsa
algún tipo de veneno o da una descarga eléctrica y es
imposible ignorar ese dolor

Así como es imposible ignorar ese dolor, es imposible ignorar


el poder del diablo, y aunque es muy limitado todavía es notable
No podemos vivir como si satanás no obre, pero tampoco como
si él fuese quien tiene el control. Se habla de satanás y de sus
demonios como si ellos son los que tuvieran el poder y los que
al final determinan lo que nos sucede, en ese esquema, Dios es
un espectador y el diablo soberano. 

Pero gracias a Dios eso no es lo que enseña la biblia. Las


escrituras presentan a un Dios que crea, sustenta y gobierna su
creación. Soberano, quien quita y pone reyes, quien gobierna
todos los asuntos, pequeños y grandes. Quien mata y da vida,
hiere y sana, da y quita, aflige y exalta. Ese es el Dios de la
biblia (Daniel 2:21; 1 Samuel 2:6; Job 5:18; Job 1:21). Sólo esta
visión nos dará la perspectiva correcta de todo cuanto sucede,
incluso de las tribulaciones y sufrimientos. Cuando Dios es
soberano sobre mi aflicción, entonces habrá esperanza. Cuando
confiamos en un Dios que controla y ordena todo, entonces
podremos interpretar el sufrimiento como un don y al aguijón
como una BENDICIÓN.

El aguijón
1 Corintion 12:1-7

La explicación del aguijón en la carne ha sido objeto de varias


interpretaciones. Algunos dicen que era una enfermedad de los
ojos, otros la persecución que sufría y otros creen que se trata de
un deseo pecaminoso. Sin embargo, las explicaciones que se
proponen son sólo especulaciones. Pablo, bajo la inspiración del
Espíritu Santo decidió omitir esa información.

Pero lo que si podemos afirmar es que el aguijón era una


situación o condición que lo doblegaba y afligía y muchos
creyentes nos podemos identificar con la experiencia de Pablo.
Todos en algún momento hemos experimentado un “aguijón”.
Eso que nos doblega, nos aflige, y nos humilla. Persecución,
debilidad, enfermedad, escasez, temores, traumas o dolores. Y
también nos podemos identificar con el apóstol en su clamor
para que el aguijón sea removido.

El propósito del aguijón

Pablo dijo: Y para que la grandeza de las revelaciones no me


exaltase desmedidamente, me fue dado un aguijón en mi carne,
un mensajero de Satanás que me abofetee, para que no me
enaltezca sobremanera; (2 Corintios 12:7 RVR1960)

La idea de “no enaltecerse” se repite dos veces en el versículo.


El propósito del aguijón es que Pablo no se envaneciera por las
revelaciones que tenía porque lo podrían volver arrogante y
vanidoso. Pero creo que también podemos hablar de un doble
propósito. El objetivo del aguijón tiene dos lados: el negativo es
para que no se llene de orgullo y el positivo es que permanezca
humilde. Dicho de otra manera, por medio de ese aguijón Pablo
puede permanecer más humilde y dependiente de Dios y así se
parecerá más a Cristo. Y sin esa aflicción, sería tentado a ser
más altivo y vanidoso.

El aguijón es un instrumento de santificación.

El aguijón es un medio para hacer a Pablo (y a nosotros ) más


como Cristo.

¿Quién da el aguijón?

Ahora bien, el texto continúa diciendo: “me fue dado” ¿quién le


dio a Pablo ese aguijón? o ¿Quién da el aguijón?. La respuesta
natural sería decir que ese aguijón lo envía satanás. El mismo
texto parece enseñar eso pues establece que el aguijón es un
mensajero de satanás. Pero afirmar eso sería muy apresurado.

Hemos concluido, a partir del texto que el aguijón tiene el


objetivo de hacer a Pablo menos arrogante y menos vanidoso.
En otras palabras, el aguijón sirve para hacer a Pablo más como
Cristo. La pregunta que debemos responder es ¿quién no quiere
que seamos vanidosos? ¿Quién desea que seamos más
humildes? ¿Quién quiere hacernos más como a Cristo?   ¿Será
satanás? Claro que no. Dios es quien nos quiere hacer más como
a su Hijo. En realidad, la salvación tiene como objeto
transformarnos a la imagen de Cristo. En el centro de nuestra
redención está el propósito de restaurar la imagen afectada por el
pecado.

Satanás nunca quiere hacernos como Cristo.

Entonces ¿en qué sentido el aguijón es un mensajero de satanás?


En el sentido de que el aprovecha la ocasión para tentarnos y
desenfocarnos. Aunque es Dios quién da el aguijón para no
envanecernos, Satanás aprovecha la ocasión para tentarnos con
la queja, la murmuración y la incredulidad.

Esto quiere decir que el diablo está usando y aprovechando esta


ocasión contra el creyente para afligirlo (abofetee), pero por
encima de satanás se encuentra Dios obrando. El Señor es quien
quiere hacernos más humildes y menos arrogantes. Él es quien
da el aguijón. Él es quien ordena el aguijón. Él es quien usa al
diablo para cumplir sus propósitos eternos.

Dios quiere hacernos como a Cristo.

Pablo decía que Cristo es la cabeza de todo principado y


potestad (Col 2:10), es decir, Cristo también es la autoridad de
los seres angelicales que se rebelaron. Cristo es Señor sobre los
demonios. Dios también es el Dios de satanás. Él lo dirige, lo
gobierna, lo usa y lo limita.¿No es esa la lección del libro de
Job?. Por encima de la mano de satanás que envía un mensajero,
se encuentra la mano de Dios usando ese mensajero para
hacernos más como a Cristo. Por eso el aguijón es una
bendición.

Todo aquello que contribuya a la obra de Dios en tu vida, será


una bendición, un don y un regalo, aunque venga envuelto
como aguijón.

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