El documento narra la historia de Paula, una modista que diseñó un vestido de novia para su hija. Paula tuvo éxito como modista francesa a pesar de ser española, lo que le permitió dar una buena vida a su familia. Ahora su hija se casa y Paula ha diseñado un vestido especial para la ocasión.
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El documento narra la historia de Paula, una modista que diseñó un vestido de novia para su hija. Paula tuvo éxito como modista francesa a pesar de ser española, lo que le permitió dar una buena vida a su familia. Ahora su hija se casa y Paula ha diseñado un vestido especial para la ocasión.
El documento narra la historia de Paula, una modista que diseñó un vestido de novia para su hija. Paula tuvo éxito como modista francesa a pesar de ser española, lo que le permitió dar una buena vida a su familia. Ahora su hija se casa y Paula ha diseñado un vestido especial para la ocasión.
El documento narra la historia de Paula, una modista que diseñó un vestido de novia para su hija. Paula tuvo éxito como modista francesa a pesar de ser española, lo que le permitió dar una buena vida a su familia. Ahora su hija se casa y Paula ha diseñado un vestido especial para la ocasión.
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EL VESTIDO DE BODA
MONÓLOGO
Escrito expresamente para Balbina Valverde,
y estrenado el i.° de Febrero de 1898. PERSONAJES ACTORES
Paula. Sra. Valverde.
Su hija. (No habla). La doncella. .-.¡y»».
EL VESTIDO DE BODA
Habitación da planta, baja. Al través de las ventanas abiertas, se tb
un jardín. Sobre un entredós, fotografías. En primer término, mesa, sofá, butacas. Puertas laterales.
ESCENA ÚNICA PAULA, por la puerta interior, hablando con una DONCELLA
Entre, entre la caja,.. (Entra la doncella con
la caja,) ColÓquela ahí. (La doncella coloca la caja sobre la mesa. Esta caja será grande, ligera, de las que usan las modistas para llevar la obra. La doncella se va en cuanto deja ja caja. Paula se acerca y destapa la caja, mirando lo que hay dentro.) Aquí esta... [Divino! ¡Un sueño! Si parece que no lo han tocado manos... (Vuelve á cerrar la caja y se ade lanta hacia el público.) ¿Son ustedes capaces de guardar un secreto? ¿Los caballeros tam bién? Pues les contaré la historia de ese vestido de boda que acaban de traer de casa de la célebre modista madaine Palmita Lacastag- ne... [una eminencia del arte de los pingos! Era yo una muchacha, y no malj pareci da... Sí, Señor, (Volviéndose hacia cualquier punto del teatro.) No ponga usted esa cara de asom EL VESTIDO DE BODA
bro, que todos tuvimos nuestros quince...
Una muchacha hasta bonita .. ¿Qué se había usted figurado? Conservo retrato al dague- rreotipo. Vivía con. mi madre y dos hermanitas; mi padre viajaba y negociaba: le veíamos poco. Un día mi madre nos abrazó más fuerte que de costumbre... «Os habéis quedado sin pa dre, pobrecillas mías, y además nos amena za la miseria.» Yo tengo un genio... así... un genio de no achicarme... aunque se me ven ga la casa encima. «No te apures, mamá— la dije—ya brujulearemos...» La verdad es que maldito si sabia cómo ni por dónde... ¡Qué cosas pasan en el planeta! ¡Y qué de lagartones andan sueltos por él! Había cier to señor senador que visitaba mucho nues tra casa.., Rico, respetable, según' decían... ¡y con más espolones que la Marina de guerra! Pues cátate que mi madre, enferma, necesitada, tuvo que pedirle por amor de Dios una pequeñez... Fui yo á llevar la carta. |Para escena, aquella! Tengo las manos chi cas.,, pero lo que es la bofetada... debió de oírse en el Senado de Washington!... Salgo de allí, que se podía encender un fósforo en mis carrillos... En la escalera tropiezo con una oficiala de modista, que subía un lío de obra en un pañolón.Inspiración fulminan te... «Lío por lio, vengan éstos.» Me dí un cachete en la frente; recordé que cuando éramos ricos y felices me alababan el chiste y garabato que tenían para inventar hechu ras y adornos; me presenté en un taller; me despabilé en el trabajo, y así que supe el oficio, recorrí una por una las casas de nues tros ex-amigos para lograr que me presta sen—á réditos—unas cuantas pesetas. ¿Ob jeto del empréstito? ]Ab!.. Yo había discu rrido un enredo, que ni los del repertorio de Lara... ESCENA ÚNICA
¿A. que todas las señoras van adivinando
ya?... Como que no habrá ni una entre este escogido auditorio, que incurra en la vulga ridad de tener modista- española... ¡Eso de modista francesa viste tanto! Casi viste más queel traje, sobre todo si el traje es de sóbate... de los que llevan postigos, ventanas y hasta galerías... Sellenauno la boca diciendo: «Este desiiabillé me loliizola ChupaiidinólSobretodo entonces, que aún no se habían inventado las modistas del sexo feo... ni las elegancias á la inglesa, género marimacho! Figúrense uste des que yo me llamaba Paula Castañar: una ordinariez... con un nombre así, no se va á ninguna parte. Lo traduje... libremente, y apareció en un piso de la calle de la Monte ra un rótulo en ietrazas doradas que rezaba: «.M adame Palmyre Lacantagne. Sobes et eos- turnes.» Después hubo maridos paganos que me pusieron de mote: «Roba por costum bre...» Pero yo les jura á ustedes que no abusaba, no, que no abusaba... ¡Ah! De ma nera que ese traje... que está ahí... ¿lo hizo usted? ¿Usted misma?... leo en la cara de varios señores. ¿Y cómo es que... y en qué consiste?.. Verán, muy sencillo... Sí, era yo misma. Con el francés que chapurreaba, un peluquín zanahoria, y unos modos muy in solentes y despreciativos que adopté, mo dista parisiense perfecta. Mi primer movi miento era mirar por encima del hombro á las señoras que venían d preguntar precios; recorrer de una ojeada de arriba abajo su traje, con el aire del que dice: «Valiente cursi abatida estás tú; parece que te vistie ron tus enemigos; no sé si debo dignarme hacerte ropa » Y cuanta más impertinencia en mí, las parroquianas más tiernas, más blandas, más abiertas de bolsillo. Me echa ban memoriales, me Jo sufrían todo. Volvía yo en primavera de París, con alijo de no- 6 EL VESTIDO DE BODA
vedades, y empeñaban sus diamantes anti
guos, hipotecaban sus fincas, para comprar me moños.,. ¡Qué señoras tan buenas! Eran como loros claros y sencillos, que acuden derechos al engaño del trapo. Y paga han, pagaban... retardos y pufos hubo también, y algo de aquello de: «si la señora Vizcon desa ó la señora Generala no esté en fondos, pasaré la facturita al señor Vizconde ó al se ñor General.,.» Pero Jo cierto es que antes veía yo el color del dinero de ciertas tram posas que el médico ó el panadero... ó el maestro de los niños. ¡Hay cada historia en Madrid!.., ¡Si hablasen los trapetes; si algu nos metros de terciopelo que yo me sé, pu diesen escribir sus memorias!... Ya les he advertido á ustedes que no me gustaba abusar; sólo que si madarae Lacas- tagne cobrase una miseria, vamos, no esta ría ni en carácter... carecería de veiosimili tud .. De modo que á fuerza de tiempo re uní... pch... poca. cosa... mis accioncitas del Banco, mi Exterior, este hotel con jardín... ¡Me muero por las flores! Y sobre todo... mi madre pudo pasar sus últimos años rodeada de bienestar... casé á mis hermanas... me casé yo también... con un pillo redomado, por más señas, que afortunadamente... ¡ay, Jesús, qué barbaridad! desgraciadamente, se fué pronto al otro mundo... dejándome una chiquilla,,, mi nena, mi tesoro.. una mona da, una clavellina de Mayo.. ¿Ven ustedes? Ya tengo que limpiarme la baba.. pero no crean que hablo así por pasión, no señor. (ToÍdiuicIo una fotografía de encima del entredós.) A ver, contemplen esta efigie, y digan si no es un sol la chiquilla. (La besa.) ¡Uy, qué rica! ¡Manina! Te comeiín tu mamá,.. Sí, yo soy una buba, una chillada, como todas las madres... Que me regañen las que están pre sentes, que me tiren la primera piedra... ¿A ESCENA ÚNICA 7
que no? ¡Quiá! ¡Si este beso les ha resonado
á todas en las entrañas! Pues desdo que nació la chiquita... se me puso á mí entre ceja y ceja que fuese una señorita por todo lo alto; no la hija, y me nos la sucesora de madame Lacastagne. Convenido; una manía... porque el trabajar nodesbonra... Es decir, no debía deshonrar... Y, sin embargo, ahí verán ustedes: la gente es tan particular, que da más consideración al que se pasa la vida tumbado á la bartola... ¡Cuánta farsa! ¡Qué fantasmona es la socie dad'. fii mi niña aparece como hija de una modista, no hi hubiese pretendido un dipu tado, y de tanto porvenir como el que va á ser mi caro yerno dentro de pocas horas... ¡ Xh, si! Mañana es el día solemne... ¡y estoy tan conmovida... tan aturdida... de alegría! Se acabó para la chiquilla el convento; va á venir; la espero; la tendré siempre á mi lado, placer que sólo he disfrutado en los vera neos, cuando podía permitirse vacaciones madame Pal m;,re... y convertirse en Paula Castañar .. En los viajecitos conmigo cono ció á su futuro... Desde hoy madame Pai ra vre no esiste... vivo con mi hija... y pro bablemente muy pronto... .con... con... (na ce adeniiíu ele llevar eh brazos y mecer á un cliiqui- Un.) ¿Si chochearé? ¡Qué risa! (Hora. cómica mente.) Hace pocos días... una tarde que fui al convento... ¡qué coincidencias! la chiquilla me dijo así: «Me gustaría que mi vestido de boda lo luciese madameLacastagne... ¡Dicen que hace maravillas!» Y aquí me tienen us tedes desde entonces, con fiebre artística, preparando e! traje, que ha salido... una creación. ¡Qué nítida blancura; qué mezcla de reflejos de luz y de tonos inates, qué or las de nieve y de espumas, para servir de marco á. la cara de cielo de la novia! ¡Si yo 8 EL VESTIDO DE BODA
fuese poeta! ¿No tiene mucho de poesía un
vestido asi? ¿Un vestido que simboliza las ilusiones de un alma virgen? ¡Vaya! Podría componerse un poema... algo fiambre, por que ahora no se lleva lo sentimental... eso lo sabemos bien los que entendemos de mo das... Lo único nuevo que habrá aquí, será que al ponerse la novia su ideal vestido, no sospechará que entre las perlas que lo reca man puede haberse cuajado una lagrimita mía... de gozo... y también de miedo... por que las bodas asustan... ¡pueden traer cola! ¿Si á la chiquilla le saliese comoá mí? |No quiero ni pensarlo! Fuera temores; que lle gue la novia cnanto antes y admire el traje simbólico, adornado con los azahares de su inocencia... No, y también van á admirarlo ustedes: se lo enseñaré... ahora ya no es re clamo... (Va hacía la caja y hace ademán de abrirla i y secar lo que contiene.) ■ Don. (saliendo precipitadamente.) Señora,., la señori ta... ahí viene... Acaba de entrar... (se la ve pasar por detrás de las ventanas. Paula deja la caja y corre á abrazar á su hija, pero antes exclama ade- Jantándse hacia el público.) Pau. Más vale que vean la novia que el vestido; cualquiera hace un traje, pero esto solo Dios... (señala á la novia que pasa.) No me deil ustedes un disgusto en momentos tan di chosos... ¡Vamos! Un solo aplauso... para las modistas. (Telón rápido.)