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Sanar A Traves de Los Suenos PDF

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sanar a través de los sueños

Hace ya algunos años, mi amigo Tomás Álvaro me regaló un libro

titulado “El poder curativo de los sueños” (Garfield, P. 1993). Su

condición de médico y psicólogo le había llevado a profundizar en la

medicina psicosomática y, consciente de mi interés por el trabajo

psicoterapéutico con los sueños, me obsequió con el libro de Patricia

Garfield, que ahondaba en esta perspectiva.

Debo confesar que el ejemplar se sumó a muchos otros que, sobre la

mesa de mi despacho, esperaban pacientemente a ser leídos. A pesar de

no ser el siguiente de la lista, me dispuse a sacarlo de allí después de

constatar repetidamente la relación existente entre los sueños y el

estado de salud de algunas de las personas a las que, en aquellos

momentos, atendía en mi consulta como psicólogo. Las asociaciones

que éstas hacían con las imágenes de sus sueños, se referían a su

estructura corporal, a una molestia de tipo fisiológico o a enfermedades,

ya expresadas o aún latentes.

Según el libro de Garfield y algunos otros (Castillo, J. 2005; Von Franz,

M.L. 1990, entre otros) , el estado de nuestro cuerpo y sus procesos

quedan reflejados en los sueños que tenemos cada noche. Esto es así no

sólo cuando enfermamos o nos acercamos al momento en que hemos

de morir, también cuando estamos recuperando la salud. Pero la idea de

que los sueños son un mero reflejo de lo que ocurre a nuestra psique y

1
también a nuestro cuerpo, está evolucionando: algunos investigadores

defienden que los propios sueños podrían ayudar a sanar, de manera

efectiva, al soñador o soñadora. En este artículo pretendo mostrar el

caso de tres de ellos que, partiendo de sus propios problemas físicos,

han profundizado en tres formas diferentes de trabajar con los sueños

para incidir en la salud: Wendy Pannier lo hace a través de la reentrada

en el sueño y del trabajo con sus imágenes, Judith White mediante la

integración de los distintos elementos que aparecen en él y Ed Kellogg

explorando la lucidez. Son personas que consideran imprescindible la

reconstrucción del puente entre psique y soma. Según demuestra su

experiencia, los sueños pueden ser ese puente.

I - LAS CAPAS DEL SUEÑO

Comprender lo que soñamos puede ayudarnos a conocer nuestro estado

de salud. Esto no parece ser una buena noticia para muchos, porque la

mayoría de las personas con las que hablo del tema me dicen que los

sueños son difíciles de entender y excesivamente complicados1. Yo

tiendo a pensar exactamente lo contrario: los sueños son, más bien, un

ejercicio de síntesis excelente. Aunque veo su complejidad (y creo que

gracias a ella, aumentan los beneficios que tiene el intentar

desentrañarlos), también me fascina ver cómo parecen buscar la

sencillez. A medida que he ido relacionándome con el universo onírico,

he percibido cada vez con mayor claridad que, en la mayoría de

2
ocasiones, los elementos que aparecen en los sueños, sintetizan

distintos aspectos, cualidades, etc. del soñador o soñadora. Un único

personaje, objeto o escenario, puede – y suele- estar refiriéndose a

múltiples cuestiones. Eso complica el trabajo con los sueños, pero lo

vuelve extremadamente enriquecedor.

Es tanto lo que dan de sí que, como afirmaba el fundador de la terapia

gestalt, Fritz Perls, podríamos dedicar todo un proceso terapéutico a un

único sueño. Es por eso también que, a medida que vamos avanzando y

miramos hacia atrás para recordar o releer algún sueño, vemos nuevos

significados que, en un momento anterior, se nos habían escapado.

Después de años trabajando con sueños propios y ajenos, para mí es

una evidencia que éstos tienen distintas capas de significado: los

sueños pueden hablar de mis miedos y mis bloqueos; pueden exhibir

mis deseos y exponer mis potencialidades; pueden, incluso, referirse a

hechos externos, a vivencias de otras personas o a experiencias que

todavía no he tenido... y aunque mis sueños se refieran a todo esto,

también -y a la vez- pueden estar refiriéndose a mi estado de salud

física y a la evolución de ésta, como desde los albores de la humanidad

se ha defendido. En la mayoría de los casos, la referencia al estado de

nuestra salud queda velado tras los elementos que predominan en el

sueño pero, en determinadas ocasiones, puede dejarse ver con relativa

claridad de forma simbólica o literal.

3
visiones sesgadas

A pesar de los incontables casos aportados por la psicología clínica y de

los numerosos estudios científicos que demuestran que el contenido de

los sueños tiene un significado personal para el soñador, aún hay

personas que lo ponen en duda (o que, incluso, lo niegan tajantemente).

Según defienden, los sueños son subproductos azarosos del

funcionamiento cerebral y su contenido no tiene ninguna importancia.

Sólo importa el cuerpo.

En el extremo contrario, encontramos personas que afirman que los

sueños son mensajes que provienen del exterior (en el mejor de los

casos, divinos), que nada tienen que ver con nuestro cuerpo físico,

demasiado vulgar y prosaico como para tener una estrecha relación con

tamañas sutilezas más allá de ser un simple -e impuro- receptáculo.

Sólo importa la mente.

La postura de estos dos bandos, en cualquier caso, refleja el

enfrentamiento íntimo y personal que cada uno de sus integrantes tiene

en su interior. Estoy convencido de que, a medida que los distintos

individuos tengan a bien dejar de lado esta artificiosa separación

cartesiana, para considerar de una vez por todas sus aspectos sombríos

y aceptarse como seres completos, estos dos grupos de opinión están

condenados a encontrarse. A la luz de lo que hoy sabemos, cuerpo y

mente están absolutamente relacionados. Y como veremos, la sanación

4
emocional -cuya evolución se expresa siempre en nuestros sueños-

está íntimamente ligada a la sanación física.

La salud holística, la única real, ha sido el objetivo de soñadores y

soñadoras de todos los tiempos y culturas. Y nuestros sueños, no sólo

pueden ofrecernos un diagnóstico de lo que está ocurriendo en nuestro

organismo o expresar la evolución de un tratamiento. Como veremos,

tenemos la posibilidad de aprovechar nuestras imágenes internas para

influir en nuestra salud y sanar, así, nuestro cuerpo.

II – SUEÑOS Y SALUD, UNA HISTORIA DE AMOR

Decía el historiador medievalista Georges Duby que la huella que dejaba

un sueño era tan real como la de una pisada. Yo también defendería que

la huella que deja la Historia es tan profunda y sutil como la de un

sueño y, de la misma manera, condiciona nuestras creencias e ideas, sin

que seamos conscientes de hasta qué punto2.

Te propongo ahora que combinemos ambos ámbitos de la experiencia

humana, la Historia y el sueño, y que viajes con la imaginación por unos

instantes. El sueño que te planteo empieza en la humilde consulta de un

médico de la antigua China, hace 4.500 años. En una de sus repisas

podemos ver un libro: el Ling Shü . El médico, que sigue las enseñanzas

de este texto clásico chino y comprende la conexión entre cuerpo,

mente y espíritu, tiene en cuenta tus sueños porque entiende que en

5
ellos se expresa el desequilibrio entre el yin y el yang, cuya armonía es

fundamental para tu tratamiento.

Sigamos el viaje: visualízate en Grecia, alrededor del 400 a.c. Tienes la

suerte de ser recibido por el mismo Hipócrates, el padre de la Medicina

Moderna que, después de visitarte, te propone que te vayas a dormir y

que al día siguiente le cuentes tus sueños. ¿Te imaginas esto mismo

propuesto por tu médico de cabecera? Según grandes pensadores de la

época (como, por ejemplo, Aristóteles, que nació poco después de que

Hipócrates muriera) los sueños reflejaban la salud corporal y un médico

podía diagnosticar atendiendo a los de su paciente. De hecho, en Grecia

también entendían que algunos sueños eran prodrómicos, es decir, que

advertían de una incipiente enfermedad, con lo cual escucharlos (e

interpretarlos) era de suma importancia. Pero daban un paso más allá.

Avanzamos en el tiempo y llegamos a la sala de operaciones de Galeno,

el fisiólogo grecoromano que vivió en el siglo II d.c. y cuyos

descubrimientos tuvieron un gran impacto en la medicina europea.

Galeno utilizaba los sueños de sus pacientes para diagnosticarles, pero

también para tratarlos (llegando a tener en cuenta, incluso, sus propios

sueños como guía para las operaciones que ejecutaba). Hacer uso de los

sueños para prevenir una enfermedad, o para clarificar su diagnóstico y

tratamiento, fue una costumbre extendida por diversas partes del

mundo. En la Antigua Grecia llegaron a construirse múltiples templos,

6
dedicados a Asclepio o Esculapio (dios de la medicina) en los que los

pacientes dormían con ese fin.

Como ocurre en los sueños, damos un gran salto temporal sin problema

alguno para llegar a la Viena de finales del siglo XIX y aparecer

tumbados en el diván del mismísimo Sigmund Freud. Y es que gracias al

énfasis inicial del psicoanálisis, los sueños volvieron a ser tenidos en

cuenta. Figuras embrionarias del psicoanálisis, como el propio Freud y,

muy especialmente, Carl G.Jung devuelven la importancia que

corresponde a los sueños como puerta (la vía regia, decía el primero) de

acceso a lo inconsciente. Y como espejos de la psicosomática.

Nos encontramos ahora en un consultorio del Leningrad Neurosurgical

Institute y somos uno de los sujetos experimentales de Vasily Kasatkin.

A mediados del siglo XX, este psiquiatra estudió el contenido de 10.240

sueños, escritos por 1.200 personas. Lo hizo a lo largo de 40 años para

acabar concluyendo que los sueños, entre otras cosas, llamaban la

atención sobre una enfermedad antes de que ésta fuera diagnosticada

médicamente. Según él mismo dijo: “los sueños son centinelas de

nuestra salud. Los nervios que llegan al cerebro desde todo el cuerpo,

traen con ellos las señales de una posible enfermedad y el cerebro

inconsciente traduce estas señales en sueños” (Kasatkin, V.N. 1967) .

el sueño continúa

7
Vemos con estos rápidos ejemplos que, a lo largo de su Historia, el ser

humano ha sido sensible a las distintas maneras en que los sueños se

han relacionado con nuestra salud3. Por un lado, tendríamos los sueños

prodrómicos, aquellos que se avanzan a la enfermedad (como los que

investigó Kasatkin). En segundo lugar, los sueños de diagnóstico, que

pueden expresarse de forma simbólica o literal4. Y por último,

tendríamos los sueños prescriptivos (en mi experiencia clínica, por

ejemplo, he encontrado algunos clientes que después de soñar con

alimentos que comían de forma placentera, recibían una recomendación

por parte de un dietista para que incorporaran ese alimento a su dieta o

aumentaran su ingesta).

En este momento, con los nuevos conocimientos científicos y el

desarrollo de una disciplina como la psiconeuroinmunología, podemos

decir que eran correctas muchas de las intuiciones que ha tenido

históricamente el ser humano respecto a la conexión entre mente,

cuerpo y espíritu. Y, particularmente, respecto a la comunicación interna

que produce sueños relacionados con el estado del cuerpo. Pero soñar,

además de ser imprescindible para nuestra salud mental y física como

se ha demostrado repetidamente en el laboratorio con distintos

animales (humanos o no), puede convertirse en una herramienta

terapéutica de primer orden. Por este motivo, en la actualidad, la

conexión entre sueños y salud se contempla como un fantástico recurso

de la medicina integrativa.

8
Comentaré tres maneras en que se está trabajando actualmente con los

sueños para favorecer la salud física. Como decía al inicio, lo haré

mediante el ejemplo de tres personas cuya experiencia personal les ha

llevado a explorar las posibilidades curativas de los sueños en su propia

profesión. Una de estas personas es Wendy Pannier quien, en el otoño

de 1994, soñó que su ginecólogo le decía que necesitaba hacerse una

prueba muy específica (concretamente, una dilatación y un legrado).

Catorce meses más tarde, eso fué exactamente lo que ocurrió y, gracias

a esa prueba, le diagnosticaron un cáncer en estado avanzado.

III – EL SUEÑO REVISITADO

Pocas semanas después de ser operada, Wendy tuvo un sueño en el que

conducía su coche buscando un lugar en el que recibir tratamiento para

su cáncer. En el camino, quedaba maravillada ante un árbol en el que se

posaban muchísimas aves de diferentes colores. Wendy quedó

“fascinada por la vitalidad de las criaturas que hay en ese árbol”. Unos

meses más tarde, participó en un taller conducido por Robert Moss en el

que, con la ayuda de la percusión y en un estado de consciencia

hipnótico, reentró en el sueño. Cuando las imágenes empezaron a

desarrollarse ante ella, los pájaros multicolores la rodearon. Wendy

sentía como esa poderosa energía estaba saliendo entonces de su

interior. “Siento como si resplandeciera por dentro” escribió en la

transcripción de la experiencia (Lyons, T. y Pannier, W. 2007).

9
Wendy Pannier conocía bien el trabajo que los Drs. O. Carl y Stephanie

Matthews-Simonton habían hecho en los años 70 con pacientes de

cáncer y estaba convencida del poder de las visualizaciones guiadas

(Carl Simonton, O., Matthews-Simonton, S. y L. Creighton, J. 1998).

Pero, tras revivir su propio sueño, entendió que el poder se multiplicaba

si las imágenes no eran stándard sino que provenían del propio

inconsciente del paciente. Al año siguiente, empezó a impartir talleres

en las Cancer Support Communities de E.E.U.U. y, hasta el día de hoy, ha

estado desarrollando protocolos, junto a Tallulah Lyons, para integrar la

visualización de las imágenes de los sueños en programas oficiales de

gestión del dolor para enfermos de cáncer.

Para favorecer la recuperación de dichas imágenes, Pannier y Lyons han

desarrollado una técnica de reentrada al sueño que empieza con una

profunda relajación. Una vez en ese estado, la persona no sólo puede

acceder a las imágenes que la han impactado favorablemente; también

puede trabajar con una pesadilla y, a través de una visualización guiada,

experimentar la evolución favorable de las imágenes que aparecen en

ella.

Pannier y Lyons invitan a los participantes de sus talleres a que evoquen

esas imágenes de salud y de poder repetidamente a lo largo del día y,

muy particularmente, cuando visitan al médico o reciben quimioterapia,

de manera que integran la energía de sus sueños en el proceso de

10
sanación. Una de las formas que estas investigadoras tienen para

evaluar sus resultados es, precisamente, la evolución de las imágenes en

las pesadillas de las personas a las que acompañan (que son cada vez

menos amenazadoras). Evidentemente, no pretenden cambiar los

sueños para evitar la molestia que suponen, ya que saben que las

imágenes desagradables o inquietantes cumplen, entre otras funciones,

la de advertir de algo que no funciona tan bien como debería y la de

expresar las emociones asociadas. Pero hay una diferencia entre estos

sueños desagradables y las llamadas pesadillas (que nos despiertan en

mitad de la noche o cuyos temas se repiten recurrentemente). Éstas

expresan un fuerte bloqueo emocional y es razonable sospechar que al

favorecer su evolución positiva se repercute positivamente también en el

problema físico con el que podrían conectarse. Por otro lado, los

informes de las personas que acuden a los grupos de trabajo de Pannier

y Lyons hablan de una disminución importantísima de la ansiedad, una

mejoría en la calidad de vida (particularmente, en el ámbito emocional,

social y espiritual), una mayor percepción de sus propios recursos

internos, un mayor sentimiento de esperanza y la serenidad de saber

vivir felizmente a pesar del cáncer. Desde un concepto de salud amplio,

esto ya es sanación5.

Pero ¿podrían realmente las imágenes de sus sueños ayudar a curar la

enfermedad a un nivel físico o es todo esto una ingenua fantasía

newage? Veamos lo que la ciencia dice al respecto.

11
el cerebro soñador

Cuando nuestro cerebro duerme, deja de estar condicionado en gran

parte por los sentidos y el mundo exterior. El cerebro que sueña se

vuelca en nuestro mundo interior y es, fundamentalmente, un cerebro

emocional. Cuando soñamos, algunas áreas del cerebro se activan

especialmente6. Pero, para lo que nos ocupa, destacaremos que esto

ocurre particularmente con el sistema límbico -el cerebro medio o

emocional-, lo que explica que los sueños estén cargados de emociones

intensísimas. El sistema límbico hace posible la experiencia emocional,

el comportamiento emocional y la conversión de las emociones en

fisiología. Y es que una función del soñar parece ser el procesamiento

emocional: cuando soñamos, estas áreas altamente activadas se

comunican de manera diferente a cuando estamos despiertos y

permiten que las emociones se procesen de distinta forma.

Debemos tener en cuenta que la amígdala asigna significado emocional

a los datos que recibe y no tiene, necesariamente, conexión con la

realidad física. Es decir, para ella no hay diferencia entre un suceso real

y otro percibido. Recuerdo cuando, hace muchos años, fuí al cine a ver

“Pesadilla en Elm Street”. Aunque lo que ocurría en la película no

amenazaba mi integridad física, mi amígdala lo percibía como una

amenaza real y disparaba los cambios químicos en el cuerpo como si lo

fuera. Y una amígdala impactada negativamente puede impactar

12
también negativamente a nuestro sistema inmune. La percepción que

tenemos de las cosas, por tanto, puede afectar a nuestra fisiología. Y lo

que percibimos en los sueños no es una excepción.

la dama de los neuropéptidos

Es significativo que la amígdala y el hipotálamo, dentro del sistema

limbico y ambos muy activos cuando soñamos, tienen 40 veces más

receptores de neuropéptidos que otras partes del cerebro. Y es que los

neuropéptidos tienen una importancia crucial en nuestros sueños, en

nuestro mundo emocional y en nuestra salud.

Candace Pert es una investigadora en biofísica y farmacóloga que, en los

años 80, demostró la íntima relación existente entre los sistemas

nervioso, endocrino e inmune y cómo las emociones son el vínculo

crucial entre mente y cuerpo. Pert dió un papel capital a los

neuropéptidos, a los que llamó “las moléculas de las emociones” y a los

que atribuyó la función de conectar todos los sistemas del cuerpo

(incluyendo el inmunológico, cuyas células -según descubrió- también

tenían receptores para los neuropéptidos).

Pert observó como cada cambio en el estado fisiológico viene

acompañado de un cambio en el estado emocional y viceversa. Emoción

y fisiología están íntimamente relacionadas, y esta profunda conexión

viene dada por la acción de los neuropéptidos liberados por el

13
individuo. El cuerpomente es, por tanto, un organismo único por el que

los neuropéptidos fluyen en un bucle contínuo, yendo y viniendo entre

el cerebro y cada célula de nuestro cuerpo, dando lugar a emociones y

respondiendo a las emociones. Éstas cobran una importancia inusitada

en el trabajo de Pert, pero lo más sorprendente es que esta

investigadora demostró que mente y conciencia no están únicamente en

el cerebro: las emociones se dan en todo el cuerpo al mismo tiempo. En

sus propias palabras: “Las emociones están en el sistema digestivo, en

el sistema inmunológico, en el sistema endocrino, etc. Las emociones

son el punto de contacto entre la mente y el cuerpo, yendo y viniendo

entre los dos e influyendo en ambos” (B.Pert, C. 1999).

la imaginación al poder

Según Candace Pert, y a la luz de sus descubrimientos, para un

funcionamiento óptimo de nuestro sistema inmunológico es

imprescindible liberar nuestras emociones bloqueadas, encontrando

vías de expresión constructivas para todas ellas. Esa parece ser, de

hecho y como decíamos, una de las funciones del soñar, porque si algo

hacemos cuando soñamos es expresar nuestras emociones. Soñar, por

tanto, ayuda a canalizar las emociones al expresarlas en un contexto

seguro. Y compartir y trabajar con los sueños también puede liberar

parte de esa energía. Candace Pert trabaja con sus propios sueños y

está convencida de que los sueños son “mensajes directos de nuestro

14
cuerpomente, que dan información valiosa sobre lo que está ocurriendo

a nivel emocional y fisiológico”. Pero también defiende, desde su

experiencia y conocimiento, que volver a entrar en el sueño y

“experimentar de nuevo las emociones puede ser realmente sanador”.

Volviendo al trabajo de Wendy Pannier y Tallulah Lyons, no se ha hecho

ningún estudio científico para comprobar hasta qué punto la

visualización continuada de determinadas imágenes provistas por

nuestros sueños puede repercutir positivamente en nuestra salud. De

todos modos, todo apunta a que así es. Hoy en día, está ampliamente

asumido que imaginamos -que generamos imágenes- constantemente.

Sin embargo, las imágenes mentales más comunes son de inseguridad,

desconfianza, fracaso y enfermedad. Como hemos comentado, el

pensamiento influye directamente en la biología de la célula. No existe

tal cosa como una percepción objetiva e inocua7. Las emociones están

precedidas y acompañadas por imágenes. Así, el estrés es creado por

percepciones e imágenes. Las relaciones personales quedan afectadas

por las imágenes que acompañan nuestras creencias fundamentales. La

forma que tenemos de relacionarnos con el mundo y con los otros, está

dictada por las imágenes que tenemos de nosotros mismos (lo que

llamamos el autoconcepto) y cómo imaginamos el futuro. Las

percepciones e imágenes, por tanto, modifican parámetros fisiológicos e

inmunológicos. Como afirmaba Candace Pert: "La visualización es otra

15
forma de entrar en la conversación interna del organismo interviniendo

conscientemente en sus interacciones bioquímicas".

Los Drs. Belleruth Naparstek y Martin Rossman atienden a personas que

han sufrido estrés postraumático (lo hicieron, por ejemplo, con los

policías y bomberos de Nueva York que trabajaron tras los atentados de

las Torres Gemelas). Estos especialistas defienden que, para que la

curación sea realmente profunda, es necesario deshacer las imágenes

que están instaladas en la psique del paciente entrenándole en la

visualización de otras más saludables (Naparstek, B. 1994 y L.Rossman,

M. 1987). Es lo que hizo el Dr. David Spiegel, psiquiatra de la

Universidad de Standford, en un conocido estudio con 86 pacientes de

cáncer de mama con metástasis (Spiegel,D. 1989). Divididas en dos

grupos, las mujeres del primero siguieron el tratamiento convencional,

mientras el segundo grupo recibía pautas de autohipnosis y de

visualización guiada en sesiones colectivas. Estas mujeres sobrevivieron,

de media, el doble que las primeras. ¿Qué ocurriría si las imágenes

visualizadas fueran las de sus propios sueños?8 Pannier y Lyons están

convencidas de que participar en sesiones colectivas de trabajo con los

sueños, y hacer visualizaciones a partir de sus imágenes, mejoraría

estos resultados. Como hemos visto, los descubrimientos más recientes

en psiconeuroinmunología, que son la guía para su trabajo, parecen

ofrecer un aval y una base científica para las intuiciones de estas

investigadoras. Y para los siguientes testimonios.

16
IV - EL SUEÑO ENCARNADO

En una de las sesiones, Judith White recordó un sueño en el que se

movía flotando en un canal de agua turbia, con animales sumergidos. En

un momento dado, se cruzaba con dos osos y tocaba con los pies a uno

de ellos. El sueño acababa cuando salía del agua satisfecha. La persona

que conducía su terapia, Jill Fischer, la llevó a conectar sensorialmente

con distintos elementos del sueño: Judith sintió la corriente de agua en

su piel y percibió una sensación de calma y descanso, sintió el canal del

agua y su movimiento ondulante que se extendía a lo largo de su

columna vertebral, sintió la fuerza y el calor del oso en su espalda... Y al

sentir esta red de puntos simultáneamente, su cuerpo empezó a

“sentirse animado por una luz brillante y chispeante” (White, J.2010).

A pesar de ejercer de paciente en esta ocasión, Judith White

normalmente trabaja como psicóloga en su consulta de Los Ángeles

(California). Yo la conocí, precisamente, como participante en uno de los

talleres que conducía, junto a la psicoterapeuta Lauren Z. Schneider.

Durante algunos días, nos encontrábamos a las 8 de la mañana para

poner en práctica el método con el que trabajó su sueño del agua y los

osos: la Imaginación Corporal9 de Robert Bosnak. Tanto Schneider como

White demostraron conocer bien la técnica y tener la sensibilidad,

sabiduría y experiencia imprescindibles para practicarla. Me resultó

especialmente interesante haber leído un tiempo antes un artículo

17
(White 2010) en el que la Dra. White explicaba su historia personal:

desde niña sufría de dolores constantes, pie equinovaro y problemas de

movilidad relacionados con una osteoartritis severa. En un determinado

momento, empezó a sospechar de la conexión entre sus problemas

físicos y su desarrollo psicológico. Decidió entonces trabajar

terapéuticamente a partir de sus sueños con el psicoanalista holandés

Robert Bosnak y la especialista en enfermería psiquiátrica Jill Fischer. A

medida que avanzaba en el trabajo se dió cuenta de que, de forma

inconsciente, había desconectado el recuerdo de sus vivencias

personales de los sentimientos asociados. Por otro lado, la percepción

que tenía de sí misma como alguien con dificultades para moverse

físicamente, había provocado que concluyera -también de forma

inconsciente- que avanzar por la vida comportaba un sufrimiento

insoportable. Así pues, y con el fin de protegerse de ese dolor

imaginario (conectado a uno real), sus aspiraciones personales y

profesionales estaban bloqueadas. Hasta que decidió explorar sus

sueños en profundidad.

la imaginación corporal

El método que propone Bosnak guarda cierta similitud con el

desarrollado por Pannier y Lyons: fundamentalmente, el terapeuta

acompaña y guía al cliente para que éste reviva un sueño (o un

recuerdo, en el caso de Bosnak). Pero encontramos algunas diferencias

18
importantes entre ambas técnicas. Pannier y Lyons invitan al soñador a

seleccionar una imagen positiva y poderosa para visualizarla de forma

reiterada, o bien escogen una imagen desagradable que harán

evolucionar positivamente. Por el contrario, en la Imaginación Corporal

la intención es que el cliente reexperimente el sueño desde lo que ellos

llaman “la composición”: una combinación simultánea de las

perspectivas que toman los diversos personajes o elementos del

sueño10. De esta manera, se pretende provocar en el soñador un cambio

en la interocepción (la percepción de las sensaciones originadas en el

interior del cuerpo).

Una de las claves de esta técnica es la observación cuidadosa de lo que

sienten aquellos elementos del sueño con los que el soñador no se

identifica a priori para, en cierta manera, mimetizarse con ellos. En un

artículo de publicación inminente (Fischer, J. y White, J. en imprenta),

Fischer y la propia White hacen referencia a experimentos muy recientes

con realidad virtual en los cuales los sujetos perciben desde una

perspectiva ajena. Cuando dejan de “habitar” esos otros cuerpos

virtuales, y abandonan así esa otra perspectiva, el cambio imaginal11

continúa en gran medida. Si su avatar, por ejemplo, era atractivo ellos

se sienten más atractivos y actúan en consecuencia. Es decir, siguen

percibiendo lo que les rodea, y a ellos mismos, como lo hacían cuando

“eran” otros (Slater, Spanlang, Sanchez-Vives y Blanke, 2010).

19
algo pasa con Judy

Un tiempo después de trabajar con sus sueños durante unas semanas,

guiada por Jill Fischer, y de sus encuentros continuados con

investigadores de la técnica, Judith White me escribía un correo

electrónico en el que explicaba cómo había obtenido una fuerza

corporal y emocional, desconocida hasta ese momento, que la hacía

creer en sus posibilidades. Sus problemas de movilidad y el dolor

persistían pero habían disminuido y, sobre todo, la ansiedad que

despertaban había cambiado sustancialmente. Me comentaba que

estaba convencida de que si se había enfrentado a alguno de los

desafíos que la vida le había puesto delante era gracias al trabajo con la

Imaginación Corporal. Afirmaba que las composiciones que utilizó en

las sesiones terapéuticas le siguen siendo de ayuda y que recurre a ellas

cada vez que está en una situación dolorosa (ya sea física o emocional).

Judith seguía imaginando y, de esta manera, cambiando su percepción

de la realidad pero, quizás también, su realidad misma. Tal como

sabemos desde hace años, al imaginar cómo llevamos a cabo una acción

se ponen en marcha los mismos músculos en el mismo orden que

cuando la llevamos a cabo realmente. Eso nos lleva a hipotetizar que

imaginar repetida e intensamente un estado de bienestar podría llevar al

cuerpo a convencerse de ese estado físico. Y es que, como el método de

Pannier y Lyons, la Imaginación Corporal de Bosnak se apoya también en

20
el poder de la imaginación para afectar al cuerpo. Tal como recoge el

artículo de Fischer y White, es algo que viene siendo corroborado por

recientes investigaciones en el campo de la psiconeuroinmunología

(Sternberg, E.M.2000), la psiconeuroendocrinología (Wolkowitz, O.M. y

Rothschild A.J. 2003) y las centradas en el fascinante, y habitualmente

despreciado, efecto placebo (Benedetti, F., Carlino, E., y Pollo, A. 2011;

Kradin, R.2008; Moerman, D. 2002) . También como Pannier y Lyons,

Bosnak ha acercado su método progresivamente a la medicina

convencional con la que se combina en muchas ocasiones para tratar no

sólo problemas de dolor crónico y movilidad, como es el caso de Judith

White, sino también cáncer, sida, artritis y esclerosis múltiple.

Hace unos meses, tuve la oportunidad de asistir a una conferencia12 de

Robert Bosnak en la que hablaba de su trabajo y sus aspiraciones.

Defendió las bondades de la medicina convencional y sugirió la

necesidad de que ésta se abriera a otras perspectivas que podían

potenciar su fuerza o actuar donde ella no llegaba. Ese es su sueño

personal y con ese deseo de complementariedad, Bosnak y su equipo

tenían previsto abrir en septiembre del 2011 el Santa Barbara Healing

Sanctuary en California para tratar, con Imaginación Corporal y otras

técnicas, a personas de diagnóstico diverso. Este santuario de la

medicina integrativa pretende ser absolutamente riguroso desde un

punto de vista científico, y a su vez tener en cuenta la sabiduría

ancestral sobre la salud. Su inspiración son los numerosos templos de la

21
antigua Grecia dedicados a Asklepios, el dios de la medicina (a los que

nos referíamos anteriormente). Unos magníficos templos para unos

magníficos tiempos en que los sueños se situaban en el centro de la

práctica médica.

V - EL SUEÑO LÚCIDO

Los sueños presentan posibilidades misteriosas. Una de ellas es la de

soñar lo mismo que otra persona, o algo muy similar, o incluso coincidir

con ella en ese sueño. Mi fascinación por los sueños compartidos me

llevó a contactar, hace algunos años, con Ed Kellogg, un bioquímico y

fenomenólogo que había escrito artículos muy interesantes sobre el

tema. Pero fue cuando leí el extraordinario libro de Robert Waggoner,

“Lucid Dreaming. Gateway to the Inner Self” (Waggoner, R. 2009), que

descubrí que Kellogg también era además un experimentado soñador

lúcido que estaba investigando las posibilidades terapéuticas de este

particular estado de consciencia.

El sueño lúcido, cuya existencia fue demostrada científicamente por el

psicólogo británico Keith Hearne en abril de 197513, es aquél en que el

sujeto es consciente de estar soñando. Aunque se puede quedar

simplemente en una toma de consciencia, ciertos niveles de lucidez

también permiten la interacción con los elementos del sueño y su

transformación.

22
Esto mismo es lo que hizo Ed Kellogg en 1984, después de haberse

pinchado accidentalmente mientras comía una brocheta de pescado

cocinada al estilo japonés. Su amígdala derecha acabó infectándose

seriamente y el tamaño era tres veces mayor de lo normal. Una noche,

en esas condiciones, tuvo un sueño y, en el momento en que supo que

estaba soñando, decidió curar su garganta. Delante del espejo, Kellogg

dirigió afirmaciones de curación hacia su amígdala y, al despertar del

sueño, se encontraba mucho mejor: el dolor que sentía antes de

dormirse casi había desaparecido. La apariencia de su amígdala era casi

normal, según él constató “el 95% de la infección había desaparecido

menos de 12 horas más tarde”.

dirigirse hacia la salud

Desde mi punto de vista, la lucidez onírica es una herramienta

psicoterapéutica revolucionaria y, desgraciadamente, aún desconocida

por demasiados psicólogos y psicoterapeutas. Aunque el sueño lúcido

suele darse de forma espontánea en la infancia, pocos son los adultos

que no necesitan entrenarse para poder tenerlos de vez en cuando.

Existen numerosas técnicas para favorecer la lucidez que han sido

desarrolladas a lo largo de los últimos años. Pueden encontrarse en

distintos libros o en talleres como los organizados regularmente desde

mondesomnis14. Y es que, como decimos, trabajar con nuestros

conflictos psicológicos inmersos en el escenario de nuestro propio

23
inconsciente ofrece unas posibilidades maravillosas. Pero el sueño

lúcido también puede ser, como sugiere la experiencia de Kellogg, una

herramienta para nuestra salud física. La posibilidad de curarnos

directamente a través de los sueños suele despertar al escéptico que

llevamos dentro. Aunque sabemos, por estudios hechos desde la

hipnosis, que se pueden manifestar cambios físicos con el uso de la

concentración y de la sugestión (aumentar o disminuir el sangrado de

una herida, experimentar el dolor intensamente o hacerlo desaparecer

casi por completo, hacer aparecer o desaparecer marcas de

quemaduras, etc.) aceptar que el cuerpo no sólo puede recibir la

influencia directa de lo que ocurre en nuestros sueños sino que el

soñador puede curarlo conscientemente es algo difícil de creer. Pero

parece que así es: actuar sobre un bloqueo símbólico no sólo puede

comportar el desbloqueo de un conflicto psíquico sino también de un

problema físico.

la fuerza del pensamiento

Sabemos por diversos estudios que un minuto entretenidos en un

pensamiento negativo puede dejar nuestro sistema inmune en una

situación delicada durante seis horas. También sabemos que las

imágenes que percibimos activan más respuestas fisiológicas y

recuerdos de ansiedad que los pensamientos (si alguien que ha vivido

una experiencia traumática ve imágenes relacionadas con dicha

24
experiencia, la respuesta ansiosa es más intensa que si únicamente oye

hablar del tema). Así pues, y como ya hemos dicho, los sueños tienen

un enorme poder para afectar positiva o negativamente a nuestra salud.

Son emociones convertidas en imágenes que, en el momento de ser

percibidas se entienden como absolutamente ciertas. Pensemos de

nuevo en “Pesadilla en Elm Street”, a la que antes me refería para

destacar cómo su simple visionado hacía que mi amígdala reaccionara

como si estuviera viviendo la situación que los protagonistas simulan

estar viviendo. En el momento álgido de estimulación en una película de

terror una reacción habitual suele ser entrar en contacto con otras

personas que asisten a la proyección (yo, por ejemplo, recuerdo

perfectamente que de vez en cuando necesitaba echar algún vistazo

fugaz a la sala; otros necesitan abrazarse al de al lado). De esta manera,

nos recordamos a nosotros mismos que no estamos dentro de la

historia que nos están explicando y, así, buscamos reducir nuestro

sufrimiento. Pues bien, en un sueño también tenemos esa misma

posibilidad: cuando obtenemos la lucidez sabemos que no hay peligro y

podemos modular nuestra ansiedad. Pero no sólo eso, también

podemos cambiar la situación, enfrentarnos a lo que nos atemoriza e

incluir elementos que simbolicen nuestra fuerza. O nuestra salud.

Ed Kellogg ha tratado de esta manera con éxito problemas de dolor,

infecciones, inflamaciones o la reducción del tejido cicatrizal. Según él

mismo contó en 1999 (en una conferencia en Santa Cruz para la

25
International Association for the Study of Dreams), otras personas con

las que ha estado en contacto han solucionado a través de los sueños

lúcidos diversos problemas como, entre otros, herpes o bronquitis

crónica.

Pero ¿de qué manera los soñadores lúcidos influyen en su salud?

Veíamos el ejemplo de Kellogg que hacía servir unas afirmaciones, pero

él mismo hizo otro experimento en 1994, después de dislocarse el dedo

pulgar del pie en un accidente y rajarse la piel. Poco después del

accidente, y de recibir unos puntos, el dedo empezó a dolerle. Con diez

días de diferencia tuvo dos sueños lúcidos, en los que dirigió cantos y

envió luz desde sus manos hasta el dedo dolorido. La consecuencia fue

la desaparición del dolor. Aunque es muy habitual que los soñadores

lúcidos que quieren resolver un problema de salud envíen

intuitivamente algún tipo de luz hacia la zona enferma, las fórmulas que

podemos encontrar en los distintos soñadores son diversas:

manipulación del cuerpo en el sueño o su transformación simbólica,

invocación de un “doctor”, creación de una poción curativa, etc. En

cualquier caso, no tendría sentido vivir la sanación desde la perspectiva

simplista de nuestro ego, obsesionado con el control: la enfermedad

puede tener su razón de ser y es preferible comprender la sabiduría y

profundidad de ciertos procesos antes que eliminarlos. De lo que

hablamos es de favorecer la tendencia general y natural de nuestro

organismo hacia la salud y, en cualquier caso, de promover una

26
sanación más completa que no pase únicamente por eliminar la

enfermedad.

VI - CONCLUSIONES

Si el lector recuerda bien, empecé a hablar de Ed Kellogg refiriéndome a

su conocimiento de las posibilidades de los sueños compartidos, un

fenómeno que sugiere que los sueños podrían tener una base

intersubjetiva. Pues bien, como no podía ser de otra manera, el interés

por los sueños lúcidos curativos le llevó hace un tiempo a explorar las

posibilidades de la curación de otros a través de sus propios sueños14.

Algo que va más allá del modelo psicosomático, implicado en lo

expuesto hasta ahora, y que liga con los experimentos realizados

mediante el rezo por otros a distancia (Targ, E. 1997).

Tanto en el caso de las valientes propuestas de Kellogg como en el resto

de ejemplos aquí comentados, si algo queda claro es que los casos que

hemos ido encontrando invitan a investigar rigurosamente el potencial

curativo de los sueños y a incorporar alguno de los modelos expuestos

en la medicina integrativa (la visualización de las poderosas imágenes

oníricas, los grupos psicoterapéuticos en que se comparten los

sueños...). Mi deseo sería que se siguiera investigando, con proyectos

desarrollados en hospitales o fundaciones de ayuda a pacientes con

cáncer u otras enfermedades, para comprender el alcance del trabajo

con los sueños en este sentido; que se hicieran estudios que analizaran

27
la relación entre el trabajo con sueños y la evolución en la salud de los

pacientes; que los profesionales de la salud se formaran para poder

trabajar con los sueños de sus pacientes; que personas con problemas

de salud aprendieran a trabajar con sus sueños en grupo, regularmente,

para tener un progresivo conocimiento de lo que significan las imágenes

que en ellos aparecen, para reducir la angustia y reforzar así su sistema

inmunitario. Comprendemos las bondades de añadir al tratamiento

médico convencional algunas prácticas complementarias como la

meditación, y podemos tener en cuenta aspectos como la nutrición del

paciente o el ejercicio físico, etc. Siguiendo lo que ahora ya sabemos

desde la psiconeuroinmunología, es importante que las intervenciones

terapéuticas maximicen la “lógica límbica” para que el cambio

psicofisiológico sea más profundo. Las intervenciones que tienen esto

en cuenta, valoran la imaginación guiada, la hipnosis y el biofeedback,

la escritura de historias, el trabajo corporal, la arteterapia y la

musicoterapia, la risoterapia y las terapias en movimiento, como el yoga

o el taichi. Los sueños se añadirían a la lista. Como hemos visto en esta

rápida exposición, existen ejemplos concretos que se están llevando a

cabo hoy en día y que tienen en cuenta el poder sanador de los sueños,

una posible medicina sin efectos secundarios, universal y gratuita.

Notas:

1- De hecho, por este mismo motivo, muchos dudan que los sueños tengan significado alguno.
Si lo tuvieran -deducen- sería más fácil desvelarlo. Es mucho suponer, y la conclusión es tan
precipitada como si concluyéramos que el Universo no tiene sentido porque cuesta entenderlo
en su magnitud.

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2- Para hacernos una buena idea de cómo el devenir de la Historia ha estado marcado por los
sueños, recomiendo la lectura de la monumental obra de Robert Van de Castle (1994) “Our
Dreaming Mind” (New York, Ballantine Books), el provocador “The secret history of
dreaming” (California, New World Library) de Robert Moss (2009) o el didáctico "El mundo bajo
los párpados" (Girona, Atalanta) de Jacobo Siruela (2010).

3- Salvo en Occidente, donde el, curiosamente llamado, Siglo de las Luces condenó a la
oscuridad a cualquier fenómeno psíquico -los llamados mundos interiores- y desterró
oficialmente cualquier interés por los sueños en aras de la razón y el pensamiento científico.
Todavía hoy estamos pagando la exclusión de la psique (o lo que es lo mismo: el alma, si
atendemos al origen del latín psyche o del griego ψυχή).

4- Un coche que no arranca o un problema en las cañerías de nuestra casa podrían referirse a
un problema de salud aunque, evidentemente, también pueden estar hablando de otras
cuestiones. De la misma manera, es importante advertir aquí sobre las interpretaciones literales
precipitadas: un bulto en la garganta puede referirse, al menos de momento, a un problema de
comunicación y una muerte puede estar sugiriendo un profundo y necesario cambio de vida. En
cualquier caso, estar familiarizado con los símbolos más habituales y personales de tus propios
sueños ayuda a interpretarlos de forma más acertada.

5- La curación suele entenderse como la eliminación de la enfermedad. Sanar, por el contrario,


significa completarse (el concepto inglés whole -que surge de una raíz similar al verbo to heal-
deriva del Inglés Antiguo hāl (saludable, no enfermo). Sanar se entendería como volver a la
complitud. Podemos, pues, sanar a un nivel profundo o espiritual aunque no nos lleguemos a
curar físicamente. De hecho, muchas personas con enfermedades en fase terminal dicen tener
sueños que las ayudan a entenderse a ellas mismas y a aceptar su situación con serenidad.

6- Por ejemplo, la zona del área parietal, responsable del procesamiento de metáforas, se activa
intensamente, lo que explicaría el alto contenido simbólico de los sueños; está especialmente
activo el hipotálamo derecho, cuya función es la de integrar las funciones sensoperceptivas,
emocionales y cognitivas de la mente con la biología corporal; por otro lado, hay una pérdida de
la conexión funcional entre el cortex frontal y las áreas posteriores de la percepción, lo que
contribuye a que no nos cuestionemos la realidad que percibimos; la parte del cerebro que
controla el pensamiento racional se encuentra inactiva y eso posibilita que, en los sueños, lo
irracional parezca normal, etc.

7- Como defiende el biólogo Bruce H.Lipton en “La biología de la creencia” (2007, Madrid,
Palmyra) , de la misma manera que la salud de nuestras células está absolutamente afectada por
nuestro entorno, también nosotros -como conjunto de células- lo estamos, con el añadido de
que nuestra mente piensa y filtra lo que ocurre en ese entorno y se convierte, así, en una pieza
fundamental para condicionar nuestra salud.

8- Un paciente con cáncer explicaba un sueño en el que veía unicornios de una gran belleza.
Cuando trabajó su sueño no dudó en asociar los unicornios a sus glóbulos blancos. De aquí
surgió la idea de visualizar sus glóbulos blancos, especialmente las células natural killer, como
unicornios. La persona sentía en la visualización a sus unicornios deshaciendo los tumores con
su cuerno. Fué tan poderosa la imágen que, al día siguiente y durante algunos días vivió un
proceso masivo de necrosis tumoral con fiebre, dolor y sangre en las heces, que concluyó con
una disminución de la masa tumoral ( Testimonio de Margarita Pérez de González como paciente
que ha usado la psiconeuroinmunología en el “Libro de ponencias del II Curso Nacional teórico-
práctico sobre la aplicación clínica y social de la psiconeuroinmunología” (Ed. M. Castés y P.
Canelones, 1999).).

9- Traducción del autor para el término, utilizado por Bosnak, Embodied imagination. Para más
información sobre la técnica: Bosnak, Robert (2007). "Embodiment: Creative Imagination in
Medicine Art and Travel". (London, Routledge).

10- El método de Bosnak nos hace pensar en la conocida teoría gestáltica que defiende que
todos los elementos que aparecen en el sueño son distintos aspectos del soñador y que la salud
sólo podrá darse tras la integración de esas distintas partes. Desde este punto de vista, la
enfermedad no sólo es un probable bloqueo energético, sino la ignorancia -temporal o

29
permanente- de la totalidad. No sólo podemos sospechar de la influencia de la Gestalt en la
base teórica de la Imaginación Corporal, porque el método también bebe de la psicología
analítica junguiana, la neurociencia, las prácticas ancestrales de incubación de sueños, el
método Strasberg de interpretación actoral y la teoría del caos.

11- Utilizo aquí conscientemente el término imaginal en lugar del más común imaginario, como
hace el filósofo e islamista Henri Corbin y, como él, sin rechazar en absoluto el uso del segundo
término. De esta manera, sólo pretendo evitar que el concepto se interprete como se hace
habitualmente: como irreal, inexistente o utópico. Para más información al respecto, http://
homepage.mac.com/eeskenazi/Mundus.html

12- En el marco del 29º Congreso Internacional de la Association for the Study of Dreams, que
tuvo lugar entre el 24 y el 28 de junio del 2011 en Kerkrade (Holanda). Para más información
sobre la asociación, de la que Bosnak es un antiguo presidente, visita www.iasdreams.org.

13- Habitualmente, se atribuye a Stephen Laberge, psicofisiólogo e investigador en la


Universidad de Standford, la demostración científica del sueño lúcido. Sus experimentos y los de
Hearne fueron ciertamente cercanos en el tiempo -y muy similares en la metodología- pero,
aunque Hearne se adelantara algún año a Laberge en sus experimentos, este último pudo
publicar antes los resultados de sus investigaciones.

14- http://www.mondesomnis.com/suenos-lucidos-barcelona.html

15- Desde la perspectiva que toma Kellogg, ya no hablaríamos del inconsciente colectivo
junguiano como si nos refiriéramos a unos contenidos comunes que se muestran en el
inconsciente personal de todos los seres humanos, sino que estaríamos hablando de un
escenario compartido en el que ocurren cosas. A partir de cierto nivel, o experiencia, el
inconsciente dejaría de ser exclusivamente una característica personal, y pasaría a ser -como
decían los egipcios o las culturas chamánicas- una dimensión o espacio en el que encontrarse,
con uno mismo o con el otro.

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