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“Año del bicentenario; 200 años de Independencia”


UNIVERCIDAD ANDINA DEL CUSCO
FACULTAD DE CIENCIAS Y HUAMANIDADES
ESCUELA PROFECIONAL EDUCACION PRIMARIA E INICIAL

TEMA: investigación formativa y responsabilidad

PRESENTADO POR:
NOMBRE: Verónica Yapo Manuttupa
ESCULA PROF: Educación
CODIGO: 020200718j
DOCENTE: Ana María Mellado Salazar

CURSO: PENSAMIENTO FILOSOFICO Y CIUDADANIA

. Cusco
2021

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Investigación formativa

Reflexión informativa sobre la utilidad de la filosofía en dirigir y conducir al hombre al


conocimiento y posición de la verdad

Del carácter individual del ser humano “Los seres humanos se convierten en nobles y
hermosos objetos de contemplación, no por el hecho de llevar a la uniformidad lo que de
individualidad hay en ellos, sino cultivándola y desarrollándola, dentro siempre de los límites
impuestos por los derechos y los intereses de los demás; y como las obras participan de los
caracteres de quienes la llevan a cabo, por el mismo procedimiento de la vida humana se hace
rica, diversa y animada nutriendo con más abundancia los pensamientos altos y los elevados
sentimientos, fortaleciendo los vínculos que unen a los individuos con la raza, haciendo que
sea infinitamente más digna al integrarse en ella. Cada persona, cuanto más se desarrolla su
individualidad, más valiosa se hace a sus propios ojos y, en consecuencia, más valiosa se hará
a los ojos de los demás. Alcanza una mayor plenitud de vida en su existencia, y, habiendo
más vida en las unidades, más habrá en las unidades, más habrá en la masa, que, al fin, se
compone de ellas. No se puede prescindir de la presión necesaria para impedir que los más
enérgicos ejemplares de la naturaleza humana lleguen a invadir el terreno de los derechos de
otros; pero, para esto, existe una gran compensación, aun desde el punto de vista del
desenvolvimiento humano. Para dar libre juego a la naturaleza de cada uno es necesario que
las diferentes personas puedan llevar diferentes géneros de vida. Una época se hace más
acreedora al reconocimiento de la posteridad, cuanta más amplitud de acción ha habido en
ella. Su propio bien, físico o moral, no es justificación suficiente. Nadie puede ser obligado
justificadamente a realizar o no realizar determinados actos, porque eso fuera mejor para él,
porque le haría feliz, porque, en opinión de los demás, hacerlo sería más acertado o más justo.

Estas son buenas razones para discutir, razonar y persuadirle, pero no para obligarle o
causarle algún perjuicio si obra de manera diferente Para justificar esto sería preciso pensar
que la conducta de la que se trata de disuadirle producía un perjuicio a algún otro. La única
parte de la conducta de cada uno por la que él es responsable ante la sociedad es la que se
refiere a los demás. En la parte que le concierne meramente a él, su independencia es, de
derecho, absoluta. Sobre sí mismo, sobre su propio cuerpo y espíritu, el individuo es
soberano. Casi es innecesario decir que esta doctrina es sólo aplicable a seres humanos en la
madurez de sus facultades. No hablamos de los niños ni de los jóvenes que no hayan llegado

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a la edad que la ley fije como la de la plena masculinidad o feminidad. Los que están todavía
en una situación que exige sean cuidados por otros, deben ser protegidos contra sus propios
actos, tanto como contra los daños exteriores. Por la misma razón podemos prescindir de
considerar aquellos estados atrasados de la sociedad en los que la misma raza puede ser
considerada como en su minoría de edad. Las primeras dificultades en el progreso espontáneo
son tan grandes que es difícil poder escoger los medios para vencerlas; y un gobernante lleno
de espíritu de mejoramiento está autorizado para emplear todos los recursos mediante los
cuales pueda alcanzar un fin, quizá inaccesible de otra manera. El despotismo es un modo
legítimo de gobierno, siempre que su fin sea su mejoramiento, y que los medios se justifiquen
por estar actualmente encaminados a ese fin. La libertad, como un principio, no tiene
aplicación a un estado de cosas anterior al momento en que la humanidad se hizo capaz de
mejorar por la libre y pacífica discusión. Hasta entonces, no hubo para ella más que la
obediencia. si tuvo la fortuna de encontrar alguno. Pero tan pronto como la humanidad
alcanzó la capacidad de ser guiada hacia su propio mejoramiento por la convicción o la
persuasión (largo período desde que fue conseguida en todas las naciones, del cual debemos
preocuparnos aquí), bien sea en la forma directa, bien en la de penalidades por inobservancia,
no es ya admisible como un medio para conseguir su propio bien, y sólo es justificable para la
seguridad de los demás. Debe hacerse constar que prescindo de toda ventaja que pudiera
derivarse para mi argumento de la idea abstracta de lo justo como de cosa independiente de la
utilidad. Considero la utilidad como la suprema apelación en las cuestiones éticas; pero la
utilidad, en su más amplio sentido, fundada en los intereses permanentes del hombre como un
ser progresivo. Estos intereses autorizan, en mi opinión, el control externo de la
espontaneidad individual sólo respecto a aquellas acciones de cada uno que hacer referencia a
los demás. Si un hombre ejecuta un acto perjudicial a los demás, hay un motivo para
castigarle, sea por la ley, sea, donde las penalidades legales no puedan ser aplicadas, por la
general desaprobación. Hay también muchos actos beneficiosos para los demás a cuya
realización puede un hombre ser justamente obligado, tales como atestiguar ante un tribunal
de justicia, tomar la parte

Que le corresponda en la defensa común o en cualquier otra obra general necesaria al interés
de la sociedad de cuya protección goza; así como también la de ciertos actos de beneficencia
individual como salvar la vida de un semejante o proteger al indefenso contra los malos
tratos, cosas cuya realización constituye en todo momento el deber de todo hombre, y por
cuya inejecución puede hacérsele, muy justamente, responsable ante la sociedad. Una persona

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puede causar daño a otras no sólo por su acción, sino por su omisión, y en ambos casos debe
responder ante ella del perjuicio…. En todas las cosas que se refieren a las relaciones
externas del individuo, éste es, de jure, responsable ante aquellos cuyos intereses fueron
atacados, y sin necesario fuera, ante la sociedad, como su protectora. Hay, con frecuencia,
buenas razones para no exigirle esta responsabilidad; pero tales razones deben surgir de las
especiales circunstancias del caso, bien sea por tratarse de uno en el cual haya probabilidades
de que el individuo proceda mejor abandonado a su propia discreción que sometido a una
cualquiera de las formas de control que la sociedad pueda ejercer sobre él, bien sea porque el
intento de ejercer este control produzca otros males más grandes que aquellos que trata de
prevenir. Cuando razones tales impidan que la responsabilidad sea exigida, la conciencia del
mismo agente debe ocupar el lugar vacante del juez y proteger los intereses de los demás que
carecen de una protección externa, juzgándose con la mayor rigidez, precisamente porque el
caso no admite ser sometido al juicio de sus semejantes. Pero hay una esfera de acción en la
cual la sociedad, como distinta del individuo, no tiene, si acaso, más que un interés indirecto,
comprensiva de toda aquella parte de la vida y conducta del individuo que no afecta más que
a él mismo, o que si afecta también a los demás, es sólo por una participación libre,
voluntaria y reflexivamente consentida por ellos. Cuando digo a él mismo quiero significar
directamente y en primer lugar; pues todo lo que afecta a uno puede afectar a otros a través de
él, y ya será ulteriormente tomada en consideración la objeción que en esto puede apoyarse.
Esta es, pues, la razón propia de la libertad humana. Comprende, primero, el dominio interno
de la conciencia; exigiendo la libertad de conciencia en el más comprensivo de sus sentidos;
la libertad de pensar y sentir; la más absoluta libertad de pensamiento y sentimiento sobre
todas las materias, prácticas o especulativas, científicas, morales o teológicas. La libertad de
expresar y publicar las opiniones puede parecer que cae bajo un principio diferente por
pertenecer a esa parte de la conducta de un individuo que se relaciona con los demás; pero
teniendo casi tanta importancia como la misma libertad de pensamiento y descansando en
gran parte sobre las mismas razones, es prácticamente inseparable de ella. En segundo lugar,
la libertad humana exige libertad en nuestros gustos y en la determinación de nuestros
propios fines; libertad para trazar el plan de nuestra vida según nuestro propio carácter para
obrar como queramos, sujetos a las consecuencias de nuestros actos, sin que nos lo impidan
nuestros semejantes en tanto no les perjudiquemos, aun cuando ellos puedan pensar que
nuestra conducta es loca, perversa o equivocada. En tercer lugar, de esta libertad de cada
individuo se desprende la libertad, dentro de los mismos límites, de asociación entre
individuos: libertad de reunirse para todos los fines que no sean perjudicar a los demás; y en
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el supuesto de que las personas que se asocian sean mayores de edad y no vayan forzadas ni
engañadas. No es libre ninguna sociedad, cualquiera que sea su forma de gobierno, en la cual
estas libertades no estén respetadas en su totalidad y ninguna es libre por completo si no están
en ella absoluta y plenamente garantizadas. La única libertad que merece este nombre es la de
buscar nuestro propio bien, por nuestro camino propio, en tanto no privemos a los demás del
suyo o les impidamos esforzarse por conseguirlo. Cada uno es el guardián natural de su
propia salud, sea física, mental o espiritual. La humanidad sale más gananciosa consintiendo
a cada cual vivir a su manera que obligándola a vivir a la manera de los demás.

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Responsabilidad social

Formula alternativas de reflexión para resolver y afrontar los problemas del medio
ambiente.

La cuestión ambiental es un problemática ecológica, sino que remite a una crisis del
conocimiento y de la racionalidad instrumental con la que la civilización ha dominado la
naturaleza y economizado el mundo moderno, así como a las relaciones entre los procesos
materiales y simbólicos que de ella se derivan. Bajo esta concepción, la construcción de una
organización social alternativa que intente dar respuesta a la crisis ambiental implica un
cambio en las construcciones discursivas que dan cuenta de dicho proceso, razón por lo cual
se requiere desarrollar y plantear alternativas de reducción de la contaminación, Un
desafío que en lo pedagógico ambiental exige una reflexión comprometida acerca de los
problemas ambientales, cada vez se hace más visible la necesidad de que la Educación
Ambiental participe del debate intelectual sobre las propuestas de racionalidad.

La globalización está produciendo múltiples efectos en la sostenibilidad ambiental. La


evidencia científica indica que la escala creciente y acumulativa de las actividades humanas
ha ocasionado impactos ambientales como el calentamiento global, el adelgazamiento de la
capa de ozono, la merma de la biodiversidad y el avance de la desertificación y la sequía.

Para enfrentar los efectos de la globalización en el medioambiente y en el desarrollo


sostenible se propone algunas alternativas para la reducción de la de la contaminación
del ambiente.

 Aumentar el compromiso político de todos los actores sociales a nivel nacional,


regional, y global con las metas de desarrollo ambiental sostenible.
 Elevar la capacidad de respuesta frente a los desastres naturales.
 Aumentar la absorción de tecnologías de producción más limpias a través de los
vínculos comerciales y de inversión foránea existentes, e inversión propia en
investigación y desarrollo.

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