Betwixt: Melissa Pearl
Betwixt: Melissa Pearl
Betwixt: Melissa Pearl
Melissa Pearl
Sinopsis
La hermosa y salvaje Nicole Tepper es atropellada por un auto y dada por
muerta. Pero cuando despierta a la mañana siguiente, Nicole se encuentra
en la cama sin un rasguño. Quizás estaba más intoxicada que de
costumbre, ya que su madre le estaba dando el tratamiento del silencio y
sus amigos estaban ignorándola también.
Las cosas toman un giro extraño cuando Nicole pronto descubre que
realmente ronda entre la vida y la muerte. Su cuerpo está en el bosque
mientras su espíritu busca a cualquiera que la pueda escuchar. Por
desgracia la única persona que puede es Dale Finnigan, el tipo que ella
humilló en público con un insulto mordaz que lo ha dejado marcado.
M
is botas hacen un sonido de golpeteo intenso mientras piso fuerte
en mi camino a casa. La grava suelta en el borde del camino
salta por mi ira, rebotando en frente de mí y luego cayendo por
el terraplén.
No puedo creer que esté en esta situación. ¿Cómo pudo mi novio ser tan
imbécil? Cruzo mis brazos y tiemblo, intentando bloquear los últimos treinta
minutos de mi mente. ¿Qué pensará la gente? Pestañeo lágrimas mientras
imagino el árbol del chisme sacudirse con júbilo. ¿Cómo voy a enfrentar a
todos mañana?
Bajé la mirada a mis botas hasta la rodilla y jeans tan ajustados que
tendrían que ser arrancados. De pronto me siento como una prostituta. Mi
labio inferior tiembla. Puedo sentirme desmoronando. Lucho por mantener
la compostura.
Estoy atrapada en el medio de quién sabe dónde. No tengo idea de
cuánto tiempo me tomará caminar a casa… ni siquiera sé en qué
dirección está mi casa.
Trent dijo que sería romántico, el mejor panorama que había encontrado,
pero no era un pintoresco mirador. Sólo era un claro de oscuridad donde
las travesuras no podrían ser descubiertas.
¿Por qué me las había puesto? Habían estado escondidas en mi joyero por
meses. Mis dedos las habían rozado mientras buscaba por mis aretes y me
había visto forzada a deslizarlas sobre mi cabeza y meterlas debajo de mi
camiseta. Si no me las hubiera puesto, no habría pensado en él, y si él no
hubiera estado nadando alrededor de la parte trasera de mi cerebro, no
estaría en esta situación.
Dale Finnigan.
Fruncí el ceño.
Caracortada.
Sacudo mi cabeza.
Los padres de Matt estaban fuera de la ciudad, así que habíamos puesto
música y sentado junto al lago bromeando y riendo hasta que nuestros
estómagos dolieron.
Me estremezco.
¡Estúpido imbécil!
¿Quién lo necesita?
—¡NICKY!
Capítulo 2
Traducido por flochi
—¡N
icky!
—¡¡Nicky!!
Típico.
MIÉRCOLES, 18 SEPTIEMBRE
Escuela.
Bajando la mirada, noto que ya estoy vestida. ¿Dormí con la ropa puesta?
Eso es muy raro. Nunca hago esa clase de cosas. ¿A qué hora llegué a
casa? ¿Cómo llegué?
Realmente odio eso, pero prefiero parecer un poco desaliñada que llegar
tarde.
Creo.
Tengo que llamar a Amber para que venga a recogerme. Miro el reloj y
hago una mueca. Ella probablemente ya está en la escuela de todos
modos. Si no escucha nada de mí para las siete treinta, siempre asume que
voy a faltar ese día. No lo he hecho en un par de semanas, pero como
sea.
Hombre, si piensa que voy a faltar a la escuela sin ella, se enfadará. No
puedo imaginar los mensajes que tendré cuando encuentre mi teléfono.
Mis labios se curvan en un puchero.
Qué horror.
Ella deja caer su taza de café con fuerza. El líquido negro salta sobre el
borde y aterriza en la mesada. Se da la vuelta para agarrar un trapo de
cocina a la vez que su voz se hace más audible.
Me cruzo de brazos. Así que está hablando con papa… sobre mí. ¿Cuál es
su problema de todos modos? Voy a llegar un poco tarde a la escuela, no
es como si me hubiera ido de fiesta toda la noche. ¿O sí lo hice? El dolor en
mi cabeza sugeriría lo contrario. Me froto el ceño fruncido de la frente.
¿Había estado bebiendo?
No me extrañaría. Cuando se trataba de mis amigos no había gran
diferencia entre las noches de escuela y los fines de semana. Si estábamos
de humor, hacíamos que sucediera.
Entro en la cocina.
—Voy a ir a la escuela, sólo para que sepas. Gracias por pensar tan bien
de mí, por cierto. —Me cruzo de brazos y la miro a la espalda—. Si quieres
que llegue a tiempo, tendrás que darme un aventón.
—¿El tratamiento del silencio? ¿Así es cómo vas a estar el día de hoy? —
Doy otro paso en la cocina—. Es realmente maduro, mamá, una fantástica
manera de castigar. Deberías empezar a escribir para una revista de
paternidad.
Quiero decirle que lamento enfadarla. Quiero admitir que no tengo idea
de lo que estaba haciendo anoche y que lamento si llegué realmente
tarde… otra vez. Pero sello mis labios. No tengo interés en admitir que no
tengo idea de lo que estaba haciendo… y además, luego de su inmaduro
silencio, ella no se merece una disculpa.
—Mira, mamá…
El teléfono me interrumpe. Abre la puerta principal mientras lo saca y toca
la pantalla.
—Jackie A., mi cliente favorita. —Ella ríe alegremente, lo que hace que mi
estómago se revuelva.
Es tan injusto que los contactos del trabajo siempre reciban la luz del sol,
mientras que su familia es dejada en el lodo.
—Bueno, tengo la casa abierta programada para las dos el sábado, así
que todavía tenemos un poco de tiempo de sobra. ¿Por qué no hago
algunas llamadas y te vuelvo a contactar? —Hace una pausa y luego
vuelve a reír—. No te preocupes, serás mi primera prioridad hoy.
Miro mi reloj y apuro el paso. Este día tiene escrito detención por todas
partes, a menos que pueda colarme por el fondo. Miro detrás de mí al
coche que se aproxima y noto que Dale está en el asiento del conductor.
Su radio está resonando mientras sus dedos tocan el volante a ritmo. Está
completamente perdido en su cabeza golpeando al son de la música
mientras me traspasa.
Han pasado unas pocas semanas antes del receso escolar de verano.
Estaba buscando en mi casillero mientras esperaba por mis amigas. Se
aproximó silenciosamente, como siempre lo hace.
—Hola, Nicole.
Me dio esa clásica sonrisita suya. No sé por qué me gustaba tanto. Su cara
está realmente desfigurada. Nadie sabe lo que le pasó, los rumores
abundan, pero tiene esa larga cicatriz que zigzaguea justo por debajo de
su ojo derecho hasta su barbilla. Cuando sonríe se empuja torpemente
hacia un lado. Es algo raro cómo no se ve feo, no que lo fuera a admitir a
mis amigas.
De todas modos, se para allí sonriéndome, no una mala media sonrisa, sino
una linda, y me entrega mi iPod.
—No te preocupes, nadie está mirando, no tienes que fingir que olvidaste
mi nombre. Somos prácticamente vecinos, ¿recuerdas?
—¿Tú qué? —Estaba mortificada. Eran mis cosas privadas y él las estuvo
viendo y… pensaba que tenía un buen gusto. Tuve que aplastar mi sonrisa
mientras me esforzaba por indignarme.
—Vi esto en una tienda de segunda mano hace un par de semanas. Iba a
guardarlo, pero pensé que te interesaría.
—¿Una banda oscura de rock heavy metal y glam de los noventa? ¿Cómo
no va a gustarme?
Reí.
—Esto es… —Miré el CD, luchando por las palabras—. Es el único álbum
que no tengo.
Metió las manos en los bolsillos y me dio una de esas sonrisas con la boca
cerrada para luego aclararse la garganta.
Mantengo mis ojos sobre el estuche del CD. Nunca le había dicho esto a
alguien antes, pero las palabras salieron antes de que pudiera detenerlas.
—Sí. Tuve verdadera suerte esa noche. Agarré esto y un palillo de tambor.
—Vaya.
—No puedo.
—¿Nicole?
—¿En serio?
Le rogué con los ojos lo mejor que pude, pero lo ignoró y puso una sonrisa
cursi para mis amigas.
—Hola, señoritas.
—Gracias por devolverme mi iPod. —Intenté hacer más que obvio que
habíamos terminado, pero él siguió.
Amber y Penny fruncieron el ceño. Tenía que hacer algo. No quería que
pensaran que estaba con el chico. Penny, más conocida como parásito
de Twitter, por su adicción al Twitter, podía aniquilarme en menos de un
minuto. Tenía que terminar con esto.
E hice que terminara.
Deberías saberlo.
Intenté disculparme sin realmente decirlo, pero fue muy tarde. Las palabras
ya habían salido, mis amigas pensaron que yo era estupenda, o sea una
perra otra vez y fui dejada sintiéndome como la escoria de la tierra.
Miré detrás de mí una vez más mientras caminaba lejos y Dale estaba
sacando los rizos largos hasta sus hombros que siempre metía detrás de sus
orejas, por encima de su cara… un intento patético de ocultar su cicatriz.
T
omo el autobús en el pueblo y llego a la escuela una hora tarde. Por
suerte nadie me ve mientras me escabullo en la parte trasera de la
escuela y me apresuro a mi siguiente clase. La campana para el
segundo período debe haber sonado un par de minutos antes, porque la
puerta está abierta ampliamente y puedo escuchar a mis amigos todavía
en el modo de charla.
—Estuvo bien.
—Y... —Penny hace círculos con la mano, suplicándole a Amber por más.
—Está bien fue increíble. Él es un muy buen besador. Creo que me gusta.
1Hashtag: Un hashtag o etiqueta, es una cadena de caracteres formada por una o varias
palabras concatenadas y precedidas por una almohadilla o gato (#). Se usa en servicios
web tales como Twitter, FriendFeed, identi.ca o en mensajería basada en protocolos IRC
para señalar un tema sobre el que gira cierta conversación.
Trato de ocultar mis ojos en blanco. El parásito de Twitter habla con
hashtags.
Puedo decir por la mirada en su cara que ella totalmente quiere que
hagamos una gran cosa de ello.
—¿Amber?
—¿Qué?
—Está bien, ¿es esto porque no te llamé esta mañana? Porque, para tu
información, no puedo encontrar mi teléfono.
Mi mente corre con todas las cosas que podría haber hecho. Por
desgracia mi pizarra está apenas limpia. Amber me ignoró durante tres
semanas una vez cuando me enrollé con el chico con el que tenía un
enamoramiento. Eventualmente conseguí que me perdone, pero nunca le
he dicho que en realidad tuvimos sexo. Prefiero morir. Tal vez se enteró ayer
por la noche.
Él debe haber ido. Siempre está ahí, porque yo siempre estoy ahí... y si
estaba allí, no hay manera de que habría estado coqueteando con nadie
más. Por lo menos puedo tachar eso de mi lista.
Miro a Amber de nuevo. Las cosas no han sido lo mismo desde que
comencé a salir con Trent. Amber nunca en realidad lo dijo, pero no creo
que le guste. Él puede ser un poco un chico malo, supongo, pero tiene un
lado muy dulce... a veces. Tal vez no le gusta que esté con él. No hemos
pasado tanto tiempo juntas desde que Trent ha estado en la escena. No
sé, a lo mejor la ignoré en el grupo de estudio. Conociéndola, ella habría
querido mostrar al señor buen besador. Si no había estado prestando
atención, las posibilidades de una fiesta de malentendidos eran bastante
altas.
Suspiro.
Quiero lanzar algo mientras taconeo mi camino por el pasillo vacío. Odio
esto, ¿por qué no puedo recordar nada?
Giro sobre mis talones y me dirijo hacia las escaleras. Voy a esperar en los
vestuarios. Tal vez para la clase de baile las chicas se habrán
descongelado y puedo averiguar qué diablos está pasando.
Trent.
Cruzo los brazos y poco a poco me acerco a la pareja. Mis pasos son,
evidentemente, demasiado silenciosos para interrumpir su interludio. Me
paro detrás de Trent y espero a que él me note.
—Te veías realmente muy caliente anoche. Sabes que yo quería salir
contigo en lugar de estar ahí.
Julie ríe tontamente, lo que hace que me den ganas de arañarle los ojos.
—Quiero, pero ya sabes cómo puede ser ella. Tengo que escoger el
momento. No quiero que las cosas sean malas para ti y si ella piensa que la
dejé para poder estar contigo, tu vida apestará.
—¿En serio? —grito mientras Trent se inclina para besarla. Doy un paso
adelante y lo golpeo en el hombro. Mi respiración se evapora en un
zumbido grande.
—No.
Se siente raro. Como, más allá de raro. No es duro como el metal debe
ser... o frío, es solo... nada. No siento nada.
N
o quiero abrir mis ojos. Cada fibra de mi ser pulsa con dolor.
¿Dónde estoy?
Wip-wip-wip.
Wip-wip-wip.
—Ahhh.
Está bien, sólo detente y piensa. Estabas con Trent, la escoria que está
engañándote.
¿Sangre?
Estoy sangrando.
—Sólo detente.
Las palabras salen a través de mis labios resecos. Mi cerebro está luchando
por el control, obligando a mis emociones a calmarse.
—Detente.
Tengo miedo de moverme, pero levanto mi cabeza para tener una mejor
idea de lo que podría estar arriba de la colina.
Sola.
Los sollozos hacen que mi vientre tiemble. Alejo mis lágrimas y grito:
Grito hasta que mi voz está ronca. Los pájaros se han quedado en silencio
y ahora me quedo sin nada.
Quiero a mi mamá.
Respiro lentamente a través de mis fosas nasales y dejo que el aire se libere
con un silbido.
Piensa.
Está bien, así que mi brazo está jodido, pero todavía puedo usar mi mano
derecha. Tal vez puedo arrastrarme por la colina y ver si hay alguna
civilización cerca.
Corro rápidamente alrededor del sofá y hago una línea recta hacia la
cocina, siguiendo su voz como una cuerda salvavidas.
—Mamá. —Me paro en su camino y agito mis brazos, pero ella no puede
verme.
No puedo haberlo hecho. Era como esta misma mañana. Todo se siente
igual. Tal vez mi mente ha dejado mi cuerpo. Tal vez estoy atrapada en
esta extraña sub-realidad, medio muerta medio viva.
—¡Mamá! —Agito mis brazos más frenéticamente, pero ella sólo asiente
con su cabeza y mira a través de mí.
—Mamá. —Me paro justo a su lado. Tal vez si estoy súper cerca, ella será
capaz de escucharme—. Soy yo. Soy Nicole. Necesito tu ayuda. Tienes que
encontrarme. Estoy herida. No sé dónde estoy o qué me pasó, pero
necesito que sigas intentándolo. Por favor, llama a alguien más.
—¡Papá! ¿Puedes oírme? —Sé que no tiene sentido, pero grito de todos
modos.
Mamá está llenando la jarra de cristal con agua, por lo que grita sobre su
hombro.
—Vine a casa.
Mi padre se ríe.
—Sólo quería ver si Nicky estaba aquí. Pensé que tal vez estaba faltando a
clases de nuevo y solo había esperado hasta que me fui antes de salir.
¿Mamá sabía que yo faltaba a clases? Diablos, no sabía eso. ¿Por qué
nunca ha dicho nada? Siento que mi espíritu se desinfla. No quiero
responder esa pregunta.
—Mira, cariño, sé que estás preocupada, pero estoy seguro de que ella
está bien.
—Ella no está bien, Mitchell. —Sus dedos dan toquecitos en la encimera
mientras espera que su café se filtre—. Sé que llega a casa a todas horas,
sé que probablemente hace de las suyas con sus amigos, sé que está
saliendo con un perdedor… ¿cuál es su nombre, Brent o algo así? Pero ella
siempre viene a casa. Ella siempre está aquí en la mañana.
¿Hice qué?
—Vamos a explorar todas las opciones primero, ¿está bien? Haré una
llamada a la escuela.
—Ya lo he hecho.
—¿Y?
—Sí. —Mamá suspira mientras retira la jarra y se sirve café fresco en su taza-
termo—. Lo intentaré e iré allí en algún momento de hoy.
—Sí, yo sólo… —El teléfono de mamá emite un bip—. Maldita sea. Esa es
Jackie otra vez. Mejor me voy.
—Sí, está bien. Adiós. —Ella sostiene su aliento antes de apagar el altavoz y
pegarse una sonrisa—. Jackie. —Su voz es brillante y aireada mientras
agarra su taza y sale de la cocina de regreso hacia su auto.
La sigo con pasos rápidos y logro salir por la puerta antes de que ella la
cierre sobre mí. Tan pronto como abre la puerta del conductor, me lanzo
dentro.
—Mamá, desearía que pudieras oírme. ¿Qué puedo hacer para que me
escuches?
La llamada dura hasta poco más allá de Big Bear Village. Mamá continúa
maldiciendo hacia la escuela, sus dedos tamborileando… su mente a un
millón de kilómetros de distancia.
—Hola, Gordan... Ajá. Claro, estoy libre ahora. Puedo encontrarme contigo
en diez minutos. —Mamá enciende el indicador equivocado y va a hacer
un giro en U.
Ella frena para dejar pasar un par de coches y tomo una decisión
apresurada.
C
orro a la escuela precipitándome al estudio de baile. La puerta
está cerrada.
Trato de evitar los ajetreos, pero no puedo evitar que algunas personas
caminen a través de mí. Intento convencerme a mí misma que los siento
rozándome a lo largo de mis brazos y hombros, pero soy como una nube
de humo. Un par de chicas tiemblan como Trent lo hizo. Tal vez las
personas pueden sentirme.
—¡No lo estaba!
—Tal vez. —Amber pone su nariz en el aire—. O quizá fue sólo una aventura
del grupo de estudio.
—¿Te gusta?
—¡Me encanta! —Tocó el cuero suave y pasó su dedo sobre el fino encaje
delgado. Estaba segura que su piel se volvió un poco verde antes de que
aclarara su garganta y saliera a la calle—. ¿Dónde lo obtuviste?
—Lo intenté.
¿Estás bromeando?
—Así que Nicole esta AWOL. ¿Qué pasa con eso? —Matt balancea su
brazo alrededor de los hombros de Penny. Penny se encoje con una sonrisa
cortés.
—Lo sé, ¿no? Si alguna vez yo hubiera sido atrapado metiéndome a casa
después de las diez en una noche de escuela, estaría encerrado de por
vida. Se mueve de forma desenfadada dentro y fuera de su lugar cuando
quiere.
No ahora, no.
—Así que, ¿dónde crees que está ella? —Penny está con su cara
encendida con la emoción de los chismes.
—En casa.
Trent se ríe entre dientes y pasa una mano a través de su corto cabello
oscuro. Sus hoyuelos aparecen en su lugar y mira a su alrededor con una
sonrisa. Matt y Drue ruedan sus ojos. Tal vez ellos saben que es una mierda...
o quizás ellos piensan que sus travesuras de engaño son geniales. Hombre,
odio a estos chicos a veces.
—Sí, al parecer su madre llamo a la escuela para decir que no sabe dónde
está.
Miro a Lauren.
—Nada, Solo espero que ella esté bien. No actuaba como ella anoche.
¿No lo hacía?
—Parecía tensa. Estoy seguro que ella está solo arrastrándose en algún
lugar. Saben cómo es ella.
Todos asintieron.
Frunzo el ceño. ¿Cómo actuaba yo? ¿Por qué estaba tensa ayer por la
noche? ¿Qué quiso decir con eso?
Matt abre las puertas para todos y entran en fila. Doy un salto dentro antes
de que se cierre en mi trasero.
—¿Que si ella no está de compras? —Penny deja caer sus libros en la gran
mesa de la biblioteca. Por lo menos parece un poco preocupada.
Gracias. Finalmente.
—Tal vez ella huyó. Ha estado amenazando con hacerlo durante meses —
Amber saca una silla—. Trent dijo que ella estaba actuando raro ayer por
la noche. Tal vez cuando la dejó ella recogió sus cosas y se fue.
Amber ríe.
—¿Por qué tendría que ser gracioso? —Mi voz sale en duras sílabas.
—Tal vez está en un autobús con dirección a Nueva York. Hashtag, Nicole
anhela eso. —Penny sonríe.
Por el rabillo de mi ojo, veo una cabeza levantarse desde un libro y mirar
alrededor de la habitación como si él acabara de escuchar algo.
Me estremezco.
Dale Finnigan.
Malditamente imposible.
Capítulo 6
Traducido por IreneRainbow
D
e todas las personas. Lamo mis labios y doy un paso hacia su mesa.
Todavía está escaneando esta sección de la biblioteca, buscando
nerviosamente.
Muevo los brazos y salto hacia arriba y hacia abajo. Dale frunce el ceño y
luego baja la mirada, hacia su libro. Bueno, tal vez no me puede ver.
El libro cae sobre la mesa con un fuerte ruido. Dale se ve como si estuviera
a punto de tener un paro cardiaco. Todos en la biblioteca lo observan. El
bibliotecario frunce el ceño y lo hace callar, mientras que en la mesa de
mis amigos todos empiezan a reír.
—¿Dale?
Lo sigo y me las ingenio para pasar por la puerta antes de que se cierre
sobre mí.
—Sé que debí haberlo dicho hace meses, pero no es como si alguna vez
me hubieras dado oportunidad.
Sacudo la cabeza y sorbo mi nariz. Líquido quema mis ojos y sé que si cierro
mis parpados, grandes lágrimas comenzarán a rodar por mis mejillas.
Esto no es justo.
—¿Nicole?
Alzo la vista ante el susurro de Dale. Su rostro está pálido y parece bastante
nervioso, pero está caminando... hacia mí.
Sus ojos me lanzan una mirada, y empieza a hablar al casillero que está a
mi derecha.
—Estoy a tu izquierda.
—Esto no es real.
—Lo es, te juro que no estoy jugando contigo. No sé por qué puedes oírme,
pero pareces ser la única persona que puede hacerlo. Por favor, necesito...
—Te escucho. ¿Qué eres? ¿Por qué te puedo oír? —Apunta su cabeza con
un tembloroso dedo.
—No lo sé.
—No estoy segura. Quiero decir, mi mente está aquí, pero mi cuerpo... —Mi
voz empieza a temblar—. Estoy perdida en algún lugar del bosque y no sé
cómo llegué aquí. No puedo recordar nada.
—No recuerdo haber salido de la casa de Matt. —Cierro mis ojos y los
aprieto—. Me duele la cabeza... y no puedo recordar.
¿Estás sangrando?
—No, bueno sí. Un poco de sangre en mi cabeza. No creo que sea malo.
Me aclaro la garganta.
¿Una chaqueta?
—Sí.
—¿Mis amigos?
—¿Le crees?
—No. —Ni siquiera lo dudo. Pero no estoy segura de por qué. Tal vez
porque lo atrapé engañándome esta mañana. A lo mejor porque es la
verdad. De cualquier manera, creo que es seguro decir que nuestra
relación ha terminado, por lo que pensar en él como un mentiroso no
parece tan malo.
—Gracias.
Sonríe.
—Piensa en el poder que tienes. —Me mira sin expresión—. Podrías colarte
en cualquier lugar y nadie lo sabría.
—Cierto, pero... —Su voz se corta cuando un par de tipos dan vuelta en la
esquina y empiezan a abrir sus propios casilleros.
El chico asiente y luego se aleja, mientras que Dale me lanza una mirada
oscura.
—¿Sentiste eso?
—No podía evitarlo. Estás realmente en forma y siempre pensé que serías
enclenque y flaco...
—¿Qué? —Un tipo diferente se da la vuelta para ver que dijo Dale.
—Mira, hombre, no lo sé... Tal vez está haciéndolo solitaria esta vez. Tal vez
hizo autostop hasta Los Ángeles y está desahogándose con la tarjeta de
crédito de su papá. Volverá esta noche y se robará toda la atención
mañana.
—¿Qué eres, un policía o algo así? Mira, ¡ella se bajó de mi auto y esa fue
la última vez que la vi!
—¿Dónde se bajó?
—¡Finnigan! ¡Muévete!
—Voy, señor; sólo tengo que ir al baño. —Hace una mueca y sostiene su
estómago.
4Yeller: En español Gritón, que grita mucho. Juego de palabra con el sonido del apellido
del entrenador y su afición por gritar.
—¿Vienes?
D
ale mira sobre su hombro mientras caminamos al estacionamiento.
Agachándonos, pasamos alrededor de los vehículos hasta que
alcanzamos el Jeep de Trent. Dale pasa sus dedos a lo largo del
borde de la ventana. Dejando caer su bolso, lo abre y saca un largo, plano
pedazo de metal con un pequeño gancho a un lado. ¿Es eso una
ganzua?
—En caso de que alguna vez se me queden las llaves en el auto. —Me
dispara una sonrisa y luego abre la puerta.
—Pero, cómo… —Mi voz muere mientras observo a Dale revisar el asiento
del pasajero. Abriendo la guantera, la revisa mientras soy abrumada por
otro recuerdo.
—Sí, lo sé, pero ¿no puedes sólo llevarme a casa y darme un beso de
buenas noches? ¿Por qué siempre tenemos que terminar nuestras citas con
sexo? —Volví a ajustar mi camiseta.
—No te entiendo para nada. Un minuto estás rogando por eso. Mira la
manera en que estás vestida. Y ahora estás haciéndote la fría.
—¡Detente! Dije que no quería esta noche. ¿Por qué siempre tienes que
seguir presionando?
La tenue luz del auto iluminaba sus facciones mientras me fulminaba con la
mirada.
—Entra al auto.
Levanté mi barbilla.
—No.
Las cejas de Dale se juntan, su boca moviéndose en una fina línea mientras
mira el suelo.
Asiente y yo suspiro.
La rabia pasa por el rostro de Dale. Puedo sentir su lucha para mantenerse
calmado.
—Bien, así que estás diciendo, que si hubieras tenido sexo con ese imbécil,
¿todo habría estado mejor?
—No puedo creer que salgas con ese imbécil. ¡Te dejó en el medio de la
nada!
No tengo nada que decir. Dale tiene razón. Trent es un imbécil y he estado
saliendo con él por casi cinco meses.
Toma unos pocos momentos que mis piernas se muevan. Siento que
alguien está aplastando mi corazón como masilla.
D
ecido esperar fuera del vestuario esta vez. Cuando Dale reaparece
está desplazándose a través de mi teléfono y luciendo un poco
preocupado.
—¿Estás bien?
Quiero decir: “Esa sería una primera vez”, pero trago las palabras de
vuelta. Tenía que darle a mamá un poco de crédito. Ella se veía
preocupada esta mañana... hasta que giró su auto y se dirigió a una
reunión. Mis entrañas hierven.
—¿Y decir qué? Sí, hola, soy el chico que vive a la vuelta de la esquina,
usted me saluda ocasionalmente, pero en realidad nunca hablamos.
Resulta que tengo el teléfono de su hija... que robé del auto de Trent. ¡Ah!
¿y mencioné que puedo oír su voz en mi cabeza? Ella es un fantasma por
cierto.
—Touche.
—Tengo cosas más importantes que hacer hoy. —Empuja la puerta con el
hombro y la mantiene abierta para mí.
—Ya pasé.
—Al Sr. Attley no le importa que los seniors estén en aquí durante el
almuerzo. Estamos bien, Nicky. No te preocupes por eso.
Me arrastro a su lado.
—Es Nicole.
—¿Qué?
—Lo sé. —Él trae la pantalla a la vida con un movimiento del mouse—.
Simplemente me gusta más Nicky.
Él sonríe.
—Está bien, así que me imagino que Trent no condujo por kilómetros antes
de detenerse, así que vamos a suponer que estás dentro de un radio de 25
kilómetros de la casa de Matt. —Se inclina más hacia la pantalla e
inspecciona las diferentes rutas que se alejan de la casa de Matt—. Hay
puntos de vistas dispersos por todo el camino a través del Parque Nacional.
Podríamos empezar esta tarde, ver si alguno de los ellos revuelve algunos
recuerdos.
—No fue una vista de nada. Estaba oscuro y era un poco espeluznante.
Creo que fue fuera de la carretera. Oculto.
Dale pasa sus dedos por sus rizos y los aparta de su cara.
—Un humano puede sobrevivir durante unos cuatro días sin agua y de lo
que has dicho, no estás derramando sangre, así que tenemos un poco de
tiempo.
—De acuerdo con la encuesta “Dónde está Nicole”, el 88% de los votantes
cree que has huido. —Sacude su cabeza y se desliza el teléfono.
—Lo siento si crucé una línea antes. No debería haber sido tan grosero
sobre tu novio.
Miro mis uñas y paso mi dedo pulgar sobre el suave esmalte azul.
—Lo vi tratando de enrollarse con Julie Peters esta mañana. Creo que es
algo bueno. Si esto no hubiera sucedido nunca lo hubiera sabido, seguíría
saliendo con él como una maravilla sin tener idea.
Dale se inclina hacia adelante y apoya sus codos en sus rodillas. Mirando
con ojos sinceros que están sólo a unos centímetros de mi cara, susurra:
—Yo...
—Hey Dale.
—Hey, hey, cuidado. —Su trasero está a punto de aterrizar sobre mí así que
salto fuera del camino, pero no antes de su zapato vaya directamente a
través de mi bota de cuero—. Bueno, ella está totalmente en mi pie.
—Suave —susurro.
Dale cierra sus ojos y se aclara la garganta, con una sonrisa forzada.
Sophie sonríe y asiente con la cabeza, evidentemente decepcionada por
su partida.
—Está bien. Gracias, Dale. —Ella se desliza en su silla y él se estira sobre ella
para ocultar la pantalla.
—Sólo voy a cerrar sesión.
—No quise decirlo así. Lo que quiero decir es... que parece dulce.
—Nada.
—No tienes que jugar a Cupido, está bien. Puedo cuidar de mi propia vida
amorosa.
Mujer Invisible.
Una fortalecedora sonrisa se forma sobre mis labios mientras Dale tira de
nuevo de la puerta del baño y yo salto detrás de él. Sin decir una palabra,
lo veo dejar caer su bolsa y luego lo escucho bajando la bragueta
mientras se acerca al urinal.
No puedo estar segura, pero creo que él sólo se ríe, una de esas cortas que
salen del pecho. Subiendo su bragueta, Dale vacía el orinal y se dirige al
lavabo. Creo que supone que todavía estoy de pie detrás de él, porque ve
en el espejo mientras se está lavando las manos. Miro a un lado de su cara.
—¿Sabes lo que...?
Jadeo.
—¿Qué pasa? —Dale camina hacia mí.
—¿Qué?
R
elajo mi respiración. Dale me dijo que me calmara. Puedo hacerlo.
Con movimientos muy lentos, miro alrededor. El dolor late de la
cabeza a mis pies y tengo que parar para protegerme de las
estrellas en mi visión. Quiero regresar con Dale, pero también necesito
evaluar la situación.
Una sonrisa triunfante revolotea sobre mis labios mientras arrastro el bolso
hacia mí, pero pronto desaparece. El bolso se sacude hasta detenerse y se
niega a acercarse más. Levanto la cabeza para ver mejor y veo que está
atrapado en una rama que yace ahí abajo.
¡NO!
Mi cabeza cae hacia atrás con un ruido sordo y nuevas estrellas se
dispersan en frente de mí.
Dejo escapar un grito. A medida que la bolsa se libera trae una pila de
hojas y helechos hacia mí. Me cubro la cara con mi brazo bueno y cambio
de posición mi cuerpo. Esto sólo hace que todo sea peor. El dolor se
dispara por mi pierna. Me muevo intentando aliviarla, lo que causa que mi
cuerpo se deslice a un costado. No me había dado cuenta que había
estado balanceada tan precariamente y antes de que pueda detenerme,
me estoy deslizando hacia abajo por el terraplén.
Círculos amarillos.
Cayendo.
Un golpe.
¡NICKY!
Bien, así que soy una completa idiota por querer regresar aquí. ¿A quién le
importa la chaqueta? ¡Esto duele demasiado!
Intento mover mi rodilla a una posición más cómoda, pero el fuego que
abrasa mi pierna es demasiado para soportarlo. Dejo escapar un grito
fuerte y dejo de moverme.
Mis dientes castañean a la vez que me doy la vuelta para ver lo lejos que
rodé. Creo que veo el lugar. Mirando hacia arriba a la colina, reproduzco
la caída en mi cabeza. Círculos amarillos destellan en mi mente. Son dos,
uno junto al otro.
Intento sacar a la luz nuevos recuerdos. Obligando a que los faros vengan
hacia mí una y otra y otra vez. No puedo recoger más información y tras
unos minutos estoy agotada.
Tengo que volver a Dale. Tengo que contarle lo que sé.
—¡Vamos! —La desesperación tiñe mi voz mientras mis ojos se cierran con
fuerza otra vez—. ¡Arghhhh! —Se me escapa un grito y golpeo la tierra—.
¡Por favor! ¡Tengo que volver!
¿Qué?
Sí, estoy muy contenta de estar sentada junto a él ahora mismo, pero,
¿Dale Finnigan? ¿Hermoso?
Pasando la mano sobre mi cara, aliso mis cejas y niego con la cabeza.
Contrólate, Nicole.
—Hola, Dale.
La mirada del Sr. Moffat dura un poco más pero luego su expresión suave
regresa junto con su monótona explicación.
¿¡¿¡¿¡Estás bien!?!?!?
Sonrío.
—Sí. Estoy bien… bueno, no por completo, obviamente. Tuve una caída y
ahora estoy incluso más lejos de la orilla.
¿Lesiones?
Dale sonríe.
Buena chica.
—¿Qué? Me los diste para que los usara, ¿no? ¿Qué ocurre?
—Sí. Faros.
¿Lado izquierdo?
Lo sé, es simplemente más fácil divisar los coches y que ellos puedan verte.
—Quizás. No lo sé.
¿Y te golpeó?
¿Nicole?
Subraya las tres últimas palabras varias veces y las ondas de desesperanza
que siguen golpeándome, se calman un poco. Sonrío y vocalizo la palabra
gracias. Sé que no puede verme y me alegra. Las emociones que
masacran mi sistema son unas que no estoy lista para compartir.
Capítulo 10
Traducido por Shadowy
L
a campana suena momentos más tarde, y los estudiantes se
apresuran a recoger sus cosas. EL Sr. Moffat está metiendo papeles en
su maletín mientras sale por la puerta con todos los demás. Supongo
que los estudiantes no son los únicos que están desesperados por salir al
final del día.
Dale se toma su tiempo recogiendo sus cosas, sin duda esperando a que el
salón esté vacío así puede hablar conmigo sin parecer un bobo total.
Mi teléfono suena mientras los últimos estudiantes de último año salen por
la puerta.
—¿Qué?
Dejo salir un suspiro y doy un paso atrás. —Puedes leerlo por mí, por favor.
—Olvídalo.
—¿A qué?
—Ninguna de estas personas con las que pasas el rato se preocupan por ti.
¡Obviamente estás desaparecida y todo lo que ellos han hecho es
comenzar un frenesí en Twitter sobre lo que podría haberte sucedido! —
Saca mi teléfono—. Algunos de estos tweets son repugnantes, Nicky.
¿Cómo puedes ser amiga de esta gente?
—Sabes que eso es un desastre, ¿no? —La sonrisa que sigue su dulce
declaración es demasiado linda.
—¿Estás bien?
Quiero burlarme de él otra vez, pero me obligo a salir con algo más. Lo
necesito a mi lado, no diciéndome que cierre mi boca de nuevo.
Él se gira para mirar a Sophie, luego de vuelta hacia mí con una mirada
sospechosa.
Me río.
—¿Con cánticos?
Doy un paso lejos de él. A pesar de que fueron dichas con humor ligero,
sabía que quiso decir cada palabra.
Sus ojos se llenan rápidamente con pesar mientras pone su mochila sobre
su hombro.
—Estoy a tu izquierda.
Sonrío.
—Créelo, nena.
Nadie puede hacerme reír ya, al menos no del tipo genuino que está
burbujeando en mi vientre en este momento. ¿Cómo logró hacerlo Dale?
—No estoy seguro aún. Todavía necesito ver algunas guías de cursos y
averiguar lo que quiero hacer. Sólo es septiembre, no quiero quedar
atrapado en toda la cosa de la universidad hasta que sea absolutamente
necesario.
Adam pasa la mano por su cabello rubio desgreñado. —No dormí bien
anoche. Trabajé hasta tarde en una asignación y luego no pude
desconectarme. —Se encoge de hombros y le dispara una sonrisa
nerviosa—. Yo mismo soy mi peor enemigo.
Dale abre su puerta y finge mirar su mochila, dándome tiempo para saltar
en la parte trasera.
—Gracias —susurro, todavía un poco malhumorada.
—Sí, el de ella está en el taller siendo arreglado y se quedó con el mío por
el día. Ni siquiera se ofreció a pasar y recogerme después de la escuela.
Hombre, odio coger el autobús. Me salvaste, hermano.
—Lo siento, hombre —Dale sonríe—. Tengo que ahorrar para este bebé por
mi cuenta, así que es… ni bueno ni malo.
—Sí, algo así. Solíamos pasar el rato un poco cuando éramos niños.
—Jody.
—¿Quién?
—Jody era la hermana menor de Nicole. Era esta linda niña rubia con una
sonrisa constante. Puros rayos de sol, ¿sabes?
Mi corazón empieza a latir tan fuerte que creo que podría estallar de mi
pecho. Presiono mis dedos en el medio de mi caja torácica.
El auto se llena con ese inquietante silencio que sigue a una noticia
trágica. Mantengo mis ojos en la ventana, viendo el mundo desacelerar
hasta parar mientras Dale se detiene en la calzada de Adam. Él levanta el
freno de mano mientras Adam abre su puerta.
—No lo sé, hombre. Tal vez. —Su manzana de Adán baja en su garganta y
vuelve a subir de nuevo antes de forzar una sonrisa y salir del auto.
Una parte de mí quiere odiarlo. Otra parte tiene que admitir que eso con el
tiempo iba a salir.
N
o digo nada. No puedo. Adam sale rápidamente de la vista. Sigo
mirando por la ventana trasera, incapaz de enfrentar a Dale. Él era
la única persona en la escuela que no sabía.
—Siento que hayas tenido que encontrar a tu hermana así. Siento que la
hayas perdido.
—Nic…
Jody.
Aprieto mi mano a un duro puño, haciendo que me duela. Solía ser capaz
de sacar sangre. Abro mi mano ahora y no veo nada… por supuesto. No
puedes romper la piel de un fantasma… sólo su corazón.
—¿Algo se ve familiar?
—¿Nicole?
—Aquí podría ser. Quiero decir que hay un bandejón a lo largo de este
camino.
—Lo mismo por acá. —La voz de Dale llega a mí—. Vamos, manejemos un
poco más allá.
Pasamos la siguiente hora saltando dentro y fuera del auto. La barandilla
está bien a lo largo de todo el camino y a los 24 kilómetros, estoy
completamente rendida.
—No lo creo.
—Bien, claro. —Inclino mi cabeza hacia atrás contra el asiento y cierro mis
ojos.
A veces siento que Dale puede verme o algo. Es como si pudiera sentir lo
que estoy haciendo y en vez de comenzar otra conversación cansadora,
simplemente se inclina hacia adelante y enciende la radio.
—Así que, ¿te gusta cantar, en casa, cuando nadie está observando? —
Dale cambia de marcha y me echa un vistazo.
Sonrío abiertamente.
—Lindo. —Asiente Dale—. Siempre fui más del tipo de chico de espátula.
Río.
Otra canción empieza y siento mis interiores saltar de placer. Amo esta.
—No. —Me giro en mi asiento y luego suspiro—. Tal vez… bien, sí, pero si se
lo dices a alguien te mataré.
—Lo es.
—Sé que no puedes verla justo ahora, pero te estoy dando una mirada
muy seca.
Subiendo el volumen, Dale deja que Granite palpite a través del auto.
Una risa contenta escapa por mis labios mientras Dale comienza a cantar
a toda voz la música con deleite.
En segundos estoy uniéndome a él.
N
o tengo razón para estar nerviosa acerca de entrar a la casa de
Dale, pero lo estoy. Doy un paso a través de la puerta y miro en el
interior. En realidad es bastante agradable. Muy sencillo y simple,
pero elegante de todos modos. Las paredes son de madera, dándole esa
sensación de cabaña de madera, apuesto a que hay una chimenea en el
salón. Echo un vistazo a la barandilla de madera sólida en la parte
izquierda de la escalera y me pregunto si alguna vez Dale metió sus piernas
a cada lado de ella y se deslizó hasta el fondo. Sería tentador, eso es
seguro.
A lo lejos, ¡creo que en realidad es más baja que yo! No pensé que eso
fuera posible.
Dando un paso atrás, mira hacia arriba con una sonrisa de adoración.
—Sí, bien.
—Fantástico.
No puedo evitar dejar de mirar alrededor de la casa mientras lo sigo por las
escaleras y por el pasillo hacia su habitación.
Paso la mano por la pared, tratando muy duro para evitar que mis dedos
pasen a través. No siento nada y frunzo el ceño mientras mis dedos pasan
a través de un cuadro.
—Oh. —Me paso los dedos por el pelo y vuelvo la mirada, sintiéndome
estúpida.
—Aquí está. —Él lo saca y pasa a través de las páginas—. Muy bien, así que
aquí es a donde nos dirigimos hoy. —Hurga a través de su escritorio por un
marcador y marca una cruz en el tramo de la carretera a la que fuimos—.
Así que tal vez mañana pueda levantarme temprano y podamos hacer
esta sección antes de la escuela.
—No creo que se tomen en serio este tipo de casos, por lo menos durante
48 horas.
—Él se preguntará cómo sabes estas cosas. No le puedes decir que puedes
oírme. Todo el mundo pensará que estás loco.
—Treinta. —Toma la foto a su lado—. Éstos son sus hijos Emma y Tim.
Miro a las tres sonrisas traviesas de la imagen. Dale está sosteniendo sus
helados.
—¡No lo haría! —Trato de ignorar su mirada seca, pero es difícil pasarla por
alto. Me enfado—. No confías en mí.
Se encoge de hombros.
Abro la boca con una respuesta aguda, pero soy interrumpida por un
labrador negro que estalla a través de la puerta con un ladrido feliz. Grito y
salto hacia atrás.
Dale se ríe.
—¡SAL de ahí! —Trato de dar una palmada al perro—. ¡Dale! ¡Un poco de
ayuda!
—Buf, ven aquí, muchacho. —Dale se golpea el muslo—. Bufón. Ven aquí.
Después de algunas peticiones más, entre carcajadas, el perro de Dale
finalmente hace lo que se le dice.
—Es bastante increíble que pueda sentirte así. Me pregunto por qué.
—Sí, señora. —Dale asiente con la cabeza, luchando por contener sus
labios de estallar de nuevo en una sonrisa.
Rodando los ojos, me ablando con una pequeña sonrisa que no puede
ver. Acercándome más, extiendo mi mano y dejo a Bufón oler mis dedos. Él
empieza a lamer aire. Esto es demasiado extraño.
—¿Ésa es tu respuesta?
—¿Qué te pasó?
Dale le da a su perro una palmadita final y se para.
No me mira.
Dale sonríe.
Pisoteo por las escaleras detrás de él, molesta de que está siendo tan
reservado. Es tan completamente injusto. Gracias a su interrogatorio a
Adam, ahora sabe sobre Jody. Lo menos que puede hacer es decirme por
qué se parece a Frankenstein.
Correcto.
—¿Bien? Estuve sentada junto a ti por media clase y no tomaste una nota
—le digo a través del cuarto.
Los hombros de Dale se tensan y les da a sus padres una estrecha sonrisa.
Mis ojos se entrecierran. Caminando hacia la mesa, decido jugar a la perra
por la que todo el mundo me conoce.
En cuclillas al lado de los Finnigan, hago todo lo posible para lanzar una
juerga retorcida para mi compañero desconfiado.
—En realidad, Sr. y Sra. Finnigan, su hijo probablemente está fallando con
física.
6 Brady Bunch: The Brady Bunch es una sitcom estadounidense. El programa se emitió
originariamente desde el 26 de septiembre de 1969 hasta el 30 de agosto de 1974 en la
cadena estadounidense ABC.
—No me sorprendería si consigue una gran y gorda F en su expediente
académico. —Hago una mueca—. No es tan bueno para aplicaciones
universitarias, ¿estoy en lo cierto?
—¿Estás loco, ahora mismo? ¡No van a creer que puedes escuchar un
fantasma!
Suspira.
—Lo sé, pero no lo disfruto. Quiero transferir la clase y hacer algo en lo que
voy a sobresalir.
¿Qué?
—Sí, bueno, debería haber ido desde el principio. Nunca quise tener Física.
—Oh cariño. —La Sra. Finnigan llega a través de la mesa y agarra la mano
de Dale—. Siempre estaremos orgullosos de ti y lo sabes, tu honestidad en
este momento sólo nos hace más orgullosos. Te amamos, chico.
Te amamos, chico.
Mis ojos se estrechan cuando estudio la ventana y voy a creer que se trata
de un objeto sólido que ninguna parte de mi cuerpo puede atravesar.
Decido que cuanto más rápido lo haga, se verá involucrado menos
pensamiento. Tomando un respiro, me lanzo hacia la ventana, mi pie
aterriza en el travesaño mientras mis manos tocan el marco.
Frunzo el ceño.
Giro sobre mis talones, desciendo las escaleras hasta la sala de estar y me
obligo a no mirar por la ventana. Hay una luz encendida en la cocina. Sigo
el resplandor ámbar y tropiezo a través de mi madre. Ella está sentada en
la mesa de la cocina, picando en una comida de microondas.
—¿Mamá?
Miro el reloj de la estufa. 6:50. Papá está casi una hora retrasado, ¿qué más
hay de nuevo?
—Whoa, mamá.
L
a puerta de la cocina está cerrada cuando regreso a la casa de los
Finnigan. Maldigo luego de caminar por el lado de la casa en busca
de otra forma de entrar. Puedo ver que la ventana de Dale está bien
abierta. Me pregunto si él la dejó así para mí.
—No tienes que preocuparte, Mary. Está siendo honesto con nosotros, eso
es lo más importante.
—Lo sé.
—Diviértete.
—Lo haré. Esta pareja es fantástica. Muy adecuados. Estas sesiones de pre-
matrimonio han sido geniales.
Hay una silla vacía a su lado. Tomo asiento y aclaro mi garganta para que
sepa dónde estoy.
—Sí. —Me encojo de hombros, tratando de sonar casual—. Sólo fui a casa.
—¿Entender qué?
—Soy popular. Soy bonita. A pesar de su maldad de hoy, las chicas todavía
quieren ser yo y los chicos quieren estar conmigo. —Espeto y miro fijamente
a Dale—. Tú apenas tienes amigos. Tienes cicatrices en tu cara que asustan
a todo el mundo.
Hago una pausa durante un largo latido luego miro dentro de sus hermosos
ojos marrones.
—No estás transferido aún y hasta que lo estés, quiero que des lo mejor de
ti... luego puedes escribir hasta que se te crucen los ojos.
—Escucha, será mejor que termine mi tarea. La haré lo más rápido que
pueda, luego podemos planificar una ruta para mañana.
Agarro la página y trato de mirar sobre ella. Mis dedos silban a través de
esta. Retengo mi gruñido irritado y vuelvo a intentarlo.
Mi boca se abre.
Lo intento de nuevo. Toma tres intentos, pero ambos damos una risa
triunfante mientras flota en el aire y aterriza en el suelo a mi lado.
—Ok está bien, pero tú misma tienes que darle vuelta a las páginas.
Sigo leyendo. Es un poco frustrante pasar por mí misma las páginas, pero
después de cinco o seis, estoy tomando la práctica.
Dale me mira con una ligera expresión de asombro en sus ojos. Cada vez
que una página aletea al suelo niega con la cabeza.
—¿Estás tratando?
—Sí, pero no está funcionando. —Lo golpeo con mi dedo y lo veo rodar un
poco.
—Lo sé, pero al menos demuestra que tu mente es fuerte. Esto demuestra
que tienes algo de fuerza de voluntad.
—En serio, Dale. No eres bueno para mí a menos que duermas. —Miro el
reloj en la pantalla—. Vamos, son las diez. Vete a la cama.
—¿Te… quedas?
Dale cruza la habitación y abre la puerta para mí. Caminando por las
escaleras, me deja salir al frente. Su sonrisa es demasiado linda mientras
dice adiós. Espero que nadie pueda verlo. ¿Qué clase de idiota abre al
azar su puerta frontal, sin camisa, y saluda al aire?
Capítulo 14
Traducido por Brendy Eris
M
e da miedo ir a casa, pero fuerzo mis piernas para caminar en
esa dirección. Noto el coche de papá en el camino de entrada.
Al menos está en casa ahora. Deambulando por la parte
posterior de la casa, decido a hacer frente a la ventana del baño de
nuevo. Es más solvente que cualquiera de las puertas de la casa y por
alguna razón se siente más fácil de hacer. Estoy sorprendida de ver que
sigue abierta. Mamá suele cerrarla antes de irse a la cama.
Porque soy un idiota... o tal vez porque acabo de pasar algunas páginas
del manuscrito de Dale, me engaño a mí misma con en el pensamiento de
que puedo subir a través de la ventana esta vez. Yo, por supuesto, fallo. Mi
mente me hace hacer otro baile de "hormigas en mis pantalones" antes de
que pueda ir a mi habitación. Mientras subo las escaleras, me doy cuenta
de un suave resplandor a través de la puerta.
Trato de tomar la libreta, pero es inútil. Ni siquiera agito las páginas esta
vez. Mi madre inhala fuerte y pasa la página siguiente. Trato de ver dónde
está llegando.
Me estremezco. ¡No puedo creer que mi madre esté leyendo esto! Puedo
morir ahora, por favor.
—Yo pensé que sería mágico —Mi madre murmura mis palabras en voz
alta—, pero no fue así. Es realmente muy doloroso y él casi no me habla
desde entonces. No es que me importe.
Mi madre deja caer la libreta en su regazo.
—¿No es que te importe? Oh, cariño. —Se cubre la boca y parpadea las
lágrimas.
Sí lo hago.
—Mis amigos me dijeron que era caliente y muy genial y que sería una
idiota para no ir por ello. Él era un tipo insistente. Era más fácil ceder.
Sucedió antes de que pudiera detenerlo.
—¿En serio?
Él suspira.
—Probablemente no.
Antes de que pueda responder, ella sale por la puerta. Papá se gira para
verla irse.
—Trudy.
—Síguela, papá. —Camino hacia él—. Por favor. Ella quiere que la sigas.
—La muerte de Jody fue difícil para todos nosotros. Todos nosotros hemos
estado tratando de encontrar el camino, Trudy.
—Por nuestra cuenta. —Hace una pausa para mirarlo—. ¿Cómo iba eso
siquiera funcionar?
Vierte agua hirviendo sobre su bolsita de té y la deja reposar.
—Oh, vamos, Mitch, los dos sabemos que ella sale con los niños de fiesta.
—¡Sí! Gracias, papá. —Corro hacia él—. Por fin. Escúchalo, Sheriff.
—¿Qué estás pensando? —El Sheriff se lleva las manos a los bolsillos.
—Tal vez esté herida o tal vez alguien la ha tomado. —Se quiebra la voz de
papá—. ¿Y si es un engaño y nosotros solo asumimos que ella escapó? No
puedo vivir con eso, Gerry. Necesito encontrar a mi hija.
—Oye, puedo entender lo que te está pasando ahora mismo. Con todo lo
que pasó con Jody, esto debe ser una píldora realmente difícil de tragar,
pero estoy seguro de Nicole está bien.
El Sheriff esta obviamente vacilante para decirlo, pero deja salir un suspiro y
le pregunta:
—Gracias, Gerry.
—Sí, está bien. —Papá no puede hacer nada más mientras que el Sheriff lo
introduce por la puerta principal. Papá se está moviendo en cámara lenta
mientras se despide y se mete en su coche. No puedo quitar mis ojos de él
mientras maneja a casa en modo robot. Nos detenemos en nuestra
entrada y apaga el motor. Colocando sus manos sobre el volante deja
escapar un suspiro largo y lento y sólo mira al frente.
—¿Papá?
•••
Eso no puede ser verdad. Pensé que tenían un buen matrimonio. Pensé
que estaba sólo yo en el exterior. ¿Cómo no noté que todo está
cayéndose a pedazos a mí alrededor?
Quiero a Dale.
Quiero a Dale.
Quiero a Dale.
Capítulo 15
Traducción SOS por Jo
L
a mañana no viene rápidamente; tampoco lo hace mi regreso a
Dale. Yazco en la oscuridad, mi mente yendo del terror a la
desesperación. Es difícil mantener un pensamiento coherente por
mucho. Mi cerebro continúa vagando por un turbio camino de nada antes
de aclararse abruptamente, sólo para dejar que el terror se adentre.
Salto de pie. Bufón está acostado a los pies de Dale. Su nariz se alza en el
aire y deja salir un bajo ladrido, luego su lengua sale de su boca como si
estuviera sonriendo. Unos pocos olisqueos más tarde y está hurgando por la
cama, intentando apretar su cabeza bajo mi mano.
Demasiado bizarro.
Bufón hace ese temblor que los perros hacen cuando se están estirando,
luego apoya su cabeza, literalmente, en mi regazo.
Miro a Dale. Está estirándose con un suave gemido. Abriendo sus ojos, mira
su reloj. Lentamente se sienta y frota su cara, luego revuelve sus rizos. Un
gran bostezo estira su boca antes de que se quede quieto y mire alrededor
de la habitación.
—¿Nicole?
—Hola.
—¿Estás bien? —Su cabeza se mete por una camiseta limpia—. Estás
realmente callada.
—Sí, yo sólo… me tomó tiempo llegar aquí. Supongo que sólo estoy
cansada.
Dale saca sus jeans del closet y los desliza sobre su bóxer de Ironman.
—¿Y qué?
—Escuché pisadas.
Dale se gira para verme, la esperanza iluminando sus ojos.
—¿Los llamaste?
—No pude.
—¿Por qué?
—Mírame.
—Lo hago.
—A los ojos.
—Bien.
—¿Prometido?
—Sí.
—¿Sí?
—Fue un tono realmente inusual, casi como alguien silbando. No sé, tal vez
podemos estar atentos o algo.
—Buena idea. —Dale lanza sus cosas dentro de su bolso y toma el libro de
mapas—. Vamos, salgamos a hacer un poco más de excursión antes de la
escuela.
Pasamos una hora o algo así manejando más allá en la carretera que
intentamos ayer. Dale me llena de preguntas acerca de tonos y finalmente
me rindo y se lo tarareo. Creo que no tiene sentido. Probablemente nunca
lo escuchemos de nuevo de todas formas.
Gimo.
—Ya salí.
Él cierra la puerta y empezamos a caminar por las escaleras juntos.
—¿Cómo sabes?
—Bien, claro.
—¿Qué quieres?
—Hola chicas.
—Lo siento mucho, amigo, pero ella como que está con Trent. No creo que
le gustes.
Su mandíbula se tensa.
—Cree lo que quieras. —Amber cruza sus brazos y se para en frente de él—
. Pero hazlo en otra parte.
Sintiendo lo inevitable, Dale les lanza una dura mirada y se aleja sin otra
palabra.
—No importa.
—Lo sé y odio que lo haya hecho. No sabes cuántas veces deseo haber
podido retractarme.
¿Por qué no está en clases? ¿El Señor Buenito está saltándoselas? Eso no es
posible.
Su coche.
Frunzo el ceño.
—Hola, hijo. —El alguacil desliza sus lentes dentro del bolsillo de su camiseta
y se acerca con pasos lentos—. Le prometí a Mitchell Tepper que vendría a
la escuela y vería si hay noticias de Nicole.
—Nop. —El alguacil sonríe con cortesía a la Señorita Walters mientras ella
pasa—. Mi suposición es que ha huido. Pero si no ha aparecido para
mañana en la mañana, voy a necesitar ser un poco más enérgico en mi
búsqueda.
—Yo um, tengo que recoger una tarea del Sr. Simmons. Crédito extra.
Su papá asiente.
—Papá…
—Adam. —Su mordaz mirada hace que Adam se trague sus siguientes
palabras.
—Sí, señor.
—Lo sé, papá. Esta noche… quiero decir, después de la escuela… directo.
Estaré allí.
—No llegues tarde.
El alguacil saca sus lentes y se los pone. No tengo idea de lo que acaba de
pasar, pero puedo sentir el miedo de Adam. Pasa una temblorosa mano
por su cabello y acelera el paso mientras camina a la clase del Sr.
Simmons.
Girando sobre mis talones, me dirijo de vuelta a dónde lo vi por última vez,
dándome cuenta de que no tengo idea de cuál es su próxima clase o
dónde se supone que lo encuentre.
Capítulo 16
Traducido por Clary
I
mpacientemente espero en su casillero, pero él no viene después de su
próxima clase. No estoy segura de qué hacer, así que empiezo
casualmente a buscarlo por la escuela. Camino de clase a clase,
mirando por la ventana y rastreando rostros. Es una tarea inútil. Al final del
segundo período, todavía no puedo encontrarlo. Regreso a su casillero y
me inclino contra él. El ruido de los estudiantes pasa cuando ellos hacen su
camino a su próxima clase.
—¡Ugh!
—Yo sólo…
—Bueno, discúlpame.
Nos dirigimos hacia el aislado extremo del campo. Puedo decir que está
yendo directo hacia las gradas. Es una buena idea. Podremos hablar en
privado.
Una vez que estamos sentados debajo de las gradas, se gira hacia a mí.
—¿Regresaste a tu cuerpo?
—No lo sé. —Tiro mis manos en el aire—. Yo sólo quería ver por qué no
estaba en clase.
—¿Y?
Suspiro.
—¡No lo hago! Esto no tiene nada que ver con su amistad. Yo solo pienso
que la historia de su coche no es sólida.
—Es sólida como un ladrillo. Estás buscando algo que no existe.
—Sí, sé lo que quieres decir. Es muy estricto. No creo que le guste mucho.
—Lo sé. Le dijo a Adam que no consiguiera un aventón contigo hoy. Dijo
que estaba preocupado de que lo distraigas de sus estudios.
—Yo estoy...
Hago una mueca mientras Trent se acerca desde lejos, dando paso
enojados.
Dale se aleja un paso del gigante y pone las manos en los bolsillos.
—No la toqué, hombre. —La agresión de Trent vibra fuera de él—. Salió de
mi coche. Le pedí que volviera a entrar, pero no lo hizo. Nada de esto es
mi culpa.
Antes de que yo sepa lo que está sucediendo Trent pone sus dedos en un
puño y golpea a Dale directo en la cara.
—¿Estás bien? —Trato de mover sus manos para poder ver su rostro.
Asqueroso.
Apunto a eso.
—Aún tienes…
—No tengo que estar haciendo esto, sabes. Si me alejo, no tendrás nadie.
—¡No es cierto!
—¿No lo es?
No sé qué decir.
—¿Sabes por qué a la gente no le gustas? Porque actúas como una perra.
Tú dices cosas horribles y tratas a la gente como basura. Por eso nadie está
de luto.
—¿Por qué estás diciéndome esto? —Trago—. Ya dije que lo sentía sobre lo
de Caracortada.
—Esto no se trata de lo de Caracortada. Es acerca de tu actitud con
respecto a todo. Es acerca de ti sospechando de uno de los únicos amigos
que tengo en esta escuela. —Señala su nariz—. Se trata de ser golpeado
en el rostro por tu estúpido novio que cree que puede tratarte como una
esclava sexual y salirse con la suya.
—No te atrevas a pararte allí a juzgarme. ¿Qué demonios sabes? ¿Has visto
alguna vez a alguien morir? ¿Alguna vez has escuchado sus gritos de
terror? ¡Ese ruido es imposible de olvidar! Por lo tanto, no te pares ahí
diciéndome que todas las elecciones que hice son malas. ¡Todo lo que he
estado haciendo es tratar de sobrevivir a este infierno!
—Nicole, no es así.
Sigo moviéndome.
—Nicole.
Me merezco esto.
L
a casa está vacía cuando llego. No tengo más remedio que saltar...
caer a través de la ventana y caminar a mi habitación.
Deteniéndome en el salón, permanezco de pie y miro el alto árbol de
pino en el patio trasero. Puedo ver el pequeño cuerpo de Jody caer
mientras grita mi nombre.
Cierro los ojos con fuerza y trato de apagar el sonido, pero no funciona.
Ellos caminan alrededor el uno del otro en silencio, sin decir una palabra.
Jody estaba riéndose mucho por las muecas de papá. Mamá le golpeó en
el hombro para hacerlo detenerse y luego agarró su estómago mientras
otra ronda de risas la invadió. Yo los miraba con una gran sonrisa, tratando
de no reír por cuán tonto estaba siendo papá. Una vez que tuvo a nuestras
dos amigas riéndose histéricamente se detuvo y me lanzó un guiño de
complicidad. Nuestro entretenimiento estaba establecido para la noche.
Vimos con diversión mientras ambas trataban de recobrar la compostura,
pero después de una mirada la una a la otra, ambas resoplaban y
empezaban todo de nuevo. Papá miraba a mamá con ojos de adoración.
Miro los ojos de papá ahora y están en blanco, sin vida... entumecidos,
como los míos han estado desde aquel horrible día.
Quiero decir, ellos sólo tendrán que vivir con ello, yo puedo seguir adelante
y morir.
Salto hacia atrás antes de que el sheriff ponga su pie a través de mis botas.
Él va a mi escritorio y rebusca a través de algunas páginas, leyendo partes
y pedazos.
—Es sólo mi tarea.
—Eso no es realmente por lo que estoy aquí, Mitchell. —El sheriff Hutton se
vuelve hacia ellos con una expresión triste—. He estado al teléfono durante
una gran parte del día, he charlado con sus amigos, he preguntado por
ahí. Lo que pasa es... —Se pasa la mano por su cabello y suspira—. No
estamos seguros de si tenemos los recursos y fondos para una búsqueda sin
ningún punto de partida... y las posibilidades de que Nicole haya huido son
tan altas... hemos decidido no seguir adelante.
—¿Qué?
No puedo creer que esté haciendo esto. No puedo creer que está
renunciando a mí antes de siquiera intentarlo. El impulso de ponerme de
pie y gritar en su cara está en guerra con las ganas de hacerme un ovillo y
quedarme dormida para siempre.
—Um... no tenemos muchas que sean recientes. —La culpa está goteando
de sus palabras; puedo escucharla flotando por el aire. El arrepentimiento
apesta—. Tal vez ella tiene algo en su computadora o... en sus cajones.
Sólo dame un minuto.
Su cara cae con incredulidad y disgusto. Olvidé que dejé esas impresiones
allí. Quiero decir, ¿quién incluso imprime fotos de todos modos?
Mi madre cierra sus ojos y deja caer las fotos de nuevo en el cajón.
—No, nada.
El sheriff Hutton saca su bloc de notas, la pluma está lista para garabatear
una descripción.
—Ella sólo gritó un adiós como siempre hace. Yo... ¡ella tiene dieciséis años!
No es como que tengo que despedirla cada vez que sale de la casa. No
creía que era la última vez que estaría viéndola. —La voz de mamá cae, su
última palabra sale como un chillido.
¿Por qué les diría algo como eso a ellos? ¿No puede ver que ya están al
borde?
S
on las ocho de la mañana al momento en que regreso a la cocina.
Papá está apilando el lavavajillas, mientras mamá está envolviendo
las sobras. Hay un montón. Supongo que tampoco fueron capaces de
comer.
—Hola. —Ella se seca las manos en una toalla y se mueve alrededor del
mostrador para estrechar la mano de Dale.
—¿Qué podemos hacer por ti, Dale? —Papá saca un taburete y le ofrece
un asiento.
Debería hacerle saber que estoy aquí, pero no puedo. Las palabras se
atascan en mi garganta, obstruyendo mis vías respiratorias, dificultando la
respiración. ¿Qué vino a decir hasta aquí?
—Yo… —Se lame los labios y se aferra a la parte superior del mostrador—.
He estado preocupado por Nicole. ¿Ustedes tienen más noticias?
Mis padres se miran entre sí, tratando de tener una de esas conversaciones
sin palabras, pero creo que están un poco oxidados.
—Sabes que eres el único de sus amigos que ha venido a ver si ella está
aquí. ¿Están los dos en algún tipo de relación?
—No, señora. —Esa sonrisa que me encanta salta sobre su rostro—. No…
uhh… ella no está realmente con tipos como yo. Soy un poco demasiado
franco y desconsiderado para su gusto.
Me muevo desde mi posición en la puerta, mi corazón derretido ante sus
palabras tranquilas.
—Yo realmente quiero serlo, pero creo que primero tengo que controlar mi
lengua.
—¿Estás sugiriendo que ella huyó porque ustedes dos tuvieron una pelea?
—No, señor. —Dale se sienta con la espalda recta—. De hecho —hace una
pausa y toma aliento—, me pregunto si ella no huyó en absoluto.
—El sheriff cree que lo hizo. —Los hombros de mamá se tensan con
agitación.
—¿Pero está en lo cierto? Quiero decir que todo es sólo una conjetura, ¿no
es así?
Por alguna razón esto está alterando a mi madre más que la idea de mí
huyendo. Tomando el trapo de cocina, ella lo aprieta en sus manos.
Dale se ve molesto.
—¿Van a hacer algo más? ¿No van a buscar en la zona? ¿Reunir un grupo
de personas? Yo ayudaré.
—Pero no es la única. —Se frota la cara—. Sr. Tepper creo que debe ir de
nuevo al sheriff e insistir en que se inicie la búsqueda de ella.
—Tenemos todo bajo control, Dale. —La voz de papá suena calmada,
pero puedo escuchar un pequeño tono agudo reptando en ella.
—Vete, por favor. —Su voz se quiebra y se tambalea cuando se aleja de él.
Con un suspiro suave, se mete las manos en los bolsillos y camina hacia la
puerta. Se vuelve a escanear la habitación por última vez, sus ojos
iluminados con una esperanza que se está muriendo rápidamente. Con la
cabeza gacha y en silencio, sale de la habitación.
—Lo sé… pero supongo que puedo ser más o menos una zorra irritante.
—No lo eres. —Dale se vuelve hacia mí—. Ojalá pudiera volver el tiempo
atrás y borrar toda esa conversación. Es sólo que mi nariz estaba dolorida y
estaba molesto por Adam, y estaba tan humillado que Trent me derribara
frente a ti.
—Vamos.
Con una suave sonrisa, abre la puerta y caminamos bajo el fresco aire
nocturno.
Capítulo 19
Traducción SOS por Mari NC y LizC
C
uando llegamos a su casa, subimos las escaleras en silencio. Dale
cierra la puerta detrás de él y toma asiento en su cama.
—¿Por qué?
—¿Qué harías?
Él me sonríe.
—Creo que esa es otra razón por la que estaba tan molesto esta mañana.
Toda la gente que elegiste para pasar el rato no tiene idea de lo que
realmente eres. Están gastando demasiado tiempo en sacar lo peor de ti
para descubrir lo maravillosa que puedes ser.
—Sí que lo eres. Pregunté por ahí... hablé con tus viejos amigos. Uno de
ellos me dijo que solías escribir estos increíbles poemas. Brody, el chico de
tu clase de inglés, dijo que solías invitar a todos a esos maratones de
películas y tu mamá cocinaba suficientes palomitas de maíz para
alimentar a un país.
Sonrío al recordar los grandes cuencos que utilizábamos para llenar hasta
rebosar. Palomitas de maíz serían encontradas días después, metidas
detrás de los cojines del sofá, escondidas bajo la alfombra. Papá estaría
tan irritado y mamá sólo se reiría y agitaría la cabeza... entonces Jody
comenzaría a comerlas.
El verano después de que Jody murió, las arranqué todas y las deseché.
Difícilmente podía decirles la verdad sobre ese día. Trago y disparo una
mirada nerviosa a Dale. Gracias a Dios que no me puede ver.
—No sabía qué hacer. Estaba tan perdida y cuando llegué a la escuela
secundaria, Brad Schuman se fijó en mí. Él pensó que yo era linda... o
vulnerable, no lo sé. Cuando empezó a coquetear conmigo, no me pude
resistir. Él fue la primera persona en hablar conmigo y no seguirlo con
alguna mirada comprensiva o un abrazo torpe. Él me llevó a su vida y me
hizo olvidarme de todo. Una vez que me acosté con Chris todas las chicas
pensaban que era genial y todos los chicos pensaban que yo era fácil. Era
un hecho después de eso. —Hago una mueca al recordar—. Antes de que
esto sucediera, habría jurado que estaría perdida sin ellos.
—¿Parecida a la tuya?
Él frunce la nariz.
—Tenía trece años cuando empecé a fumar, unos meses más tarde tomé
alcohol y luego vino robar y conducir coches. Nos separábamos en unos
realmente bonitos y conducíamos tan rápido como pudiéramos por las
carreteras secundarias. Luego nos deshacíamos de ellos en los bosques y
corríamos riendo a casa. Era un apuro. Casi fuimos atrapados por la policía
un par de veces.
—Con el tiempo todo se puso muy, muy tranquilo. Sabía que era sólo
cuestión de tiempo antes de que me uniera a esos chicos y sabía que
merecía ir al infierno. No sé por qué, pero empecé a hablar en voz alta.
Quería vivir, así que empecé a suplicar.
—¿A quién?
—Dios. —Una suave sonrisa cruza su rostro—. Le dije que si sobrevivía a eso,
haría que valiera la pena. Dejaría de desperdiciar la vida que él me había
dado y empezaría a usarla para el bien.
—Yo no era el único que tenía que cambiar. Mamá dejó el trabajo y me
educó en casa mientras me recuperaba. Ella me ayudó con mi terapia
física y me hizo hacer todos mis ejercicios, me decía que si alguna vez
quería tocar la batería o ser capaz de llevar a mi esposa a través del
umbral, sería mejor que me funcionara el hombro. —Él se ríe—. Papá dejó
de ser un ministro y nos mudamos aquí. Querían sacarme de mi antigua
vida, empezar de nuevo.
Me mira fijamente.
—Debe haber sido difícil para ti, entrar en una escuela en el tercer año de
secundaria, ya empezado.
—No fue fácil, pero era mejor que estar en casa diciéndole a mi madre
que estaba sofocándome todos los días.
—Me gustaría poder hablar con mis padres de esa forma.
—Si lo supero.
Me mira.
—Lo harás. Esta será tu segunda oportunidad… justo como la mía. Todo lo
que tienes que decidir ahora es qué quieres hacer con ello. —Él me da una
sonrisa suave—. ¿Qué quieres?
—No lo sé —susurro.
—¿Eres virgen?
—Yo también.
La respuesta viene tan rápido que sé que debe ser verdad. Frunzo el ceño.
—¿Y?
—Sí. —Él asiente—. Necesito hacer el amor con mi mujer y no sólo tener
sexo con cualquier chica que se presente.
—Supongo que hay una diferencia… entre hacer el amor y tener sexo.
—Yo tampoco.
Dale se ríe.
—Ajam.
Me río.
—Ella será afortunada, sea quien sea. La mayoría de los chicos no piensan
como tú, ellos simplemente toman lo que quieren y se van.
—No, no lo es —susurra.
¿Cómo lo sabe? No quiero pensar más en eso así que en cambio entierro
mi cabeza en su cuello.
—¿Qué se siente?
¿Por qué “Nicky” suena tan dulce en sus labios? El nombre quedó
manchado después que Jody lo gritara antes de su muerte, pero él lo
hace… soportable de escuchar una vez más.
Q
uiero quedarme y observarlo a medida que la noche se aleja, pero
algo me compele a ir a casa. Entrando a hurtadillas en la casa,
entro en la habitación de mis padres y la hallo vacía. Frunciendo el
ceño, me giro hacia la cocina. Mamá está sentada en la encimera
haciéndose otra taza de té. Ella se encuentra en modo zombi otra vez.
La palabra lo siento yace en mis labios, pero no puedo lograr decirla, estoy
muy disgustada para hablar. Odio que hayan encontrado todo esto. Odio
que sepan lo que he estado haciendo conmigo misma.
—Duele, ¿verdad?
Pego un salto ante la voz de mi madre. Está parada con su taza de té,
apoyada contra el marco de la puerta, al igual que papá ayer.
Papá comienza a guardar las fotos, arrojándolas juntas con una expresión
de dolor arrugando su rostro. Agarra los bordes como si no quisiera
tocarlas. Pasando su mano sobre las páginas abiertas de mi diario, suelta
un lento suspiro.
—No sé qué es peor… que ella esté allí afuera sola… o ella lidian…
—Tenías razón, Tru. Deberíamos haberlo hecho mejor. Pensamos que esta
libertad la ayudaría a lidiar con su dolor.
—No queríamos que se sintiera culpable o responsable por lo que pasó. No
quisimos poner ninguna presión sobre ella.
Agarra las fotos y las lanza a través de la habitación, luego agarra mi cajón
y saca un paquete de condones que estaba ocultando allí. Se
desparraman fuera de la caja cuando los arroja hacia la ventana.
—Estaba durmiendo por ahí. ¡Mi niñita estaba teniendo sexo! ¿Qué más
estaba haciendo? ¿Estaba metida en drogas?
—Nunca —susurro.
—La amo. —Él cae de rodillas—. Es mi niñita. La amo tanto y nunca llegaré
a decírselo.
Abro mis ojos cuando mi habitación empieza a estar borrosa, no hay nada
que detenga esto ahora. Un suave silbido toca en el fondo de mi cerebro
mientras me retiro. Suena familiar, pero no puedo pensar dónde lo he
escuchado.
Corregido por Jo
A
bro mis ojos. Mis lágrimas desaparecen mientras el silbido se
aclara.
¡El tono!
—¿Sólo vas a ignorar eso? —La voz flota hacia mí a través del aire
nocturno.
—Sí.
Yo intento escuchar atentamente para ver si conozco las voces, pero son
bajas en el mejor de los casos. Me esfuerzo para descifrar el resto de la
conversación, forzando mi dispersa mente a seguir cualquier frase que
pueda captar.
—Lo siento...
—¡Deja de disculparte!
—Algunos de esos daños son viejos, pero esa pintura azul puede ser de tu
auto.
Pintura azul. Recuerda la pintura azul, Nicky. Cierro los ojos y trato de
grabarlo en mi cerebro. Siento que estoy flotando lejos de mí, pero pude
regresar. Dale, querría saber. Recuerda esto, Nicky. ¡No te atrevas a
olvidar!
—¿Qué?
—Yo...
No quiero morir así. Tengo que volver con Dale. Él tiene que encontrarme.
Lamo mis labios que necesitan agua, estoy a punto de regresar a él
cuando me detengo. No. Necesito quedarme. Necesito protegerme a mí
misma y asegurarme de que estos chicos no me entierren.
Mis ojos buscan en la oscuridad, buscando las sombras oscuras y las formas
que podrían ser los hombres.
—Esto es imposible. No vamos a ser capaces de buscar toda esta zona con
antorchas.
—E
ncuéntrame.
No.
—Lo haré.
Corriendo por las escaleras, sigo el sonido de su voz y casi choco con Dale.
—Ayúdame.
—Está bien. —Me subo al asiento del pasajero y lamo mis labios—. Estabas
dormido así que fui a casa anoche.
—No es genial. —Me cuesta decir las palabras, sabiendo que lo van a
decepcionar.
—Ese no es nuestro mayor problema... bueno quiero decir que la cosa es...
no porque yo no vaya a hacerlo, pero ellos podrían ganarte allí.
—¿Quién era?
—No lo sé. Era dos chicos, uno sonaba viejo y el otro quiere una beca.
—¿Qué?
—Él dijo que había pintura azul en la barandilla, que es probablemente del
coche.
—Pintura azul.
Le sonrió de vuelta.
—Así que todo lo que tenemos que hacer ahora es buscar un coche azul
con arañazos en el parachoques.
—Esto debería ser bastante simple. —Dale frena para dejar que una madre
cruce la calle con su cochecito Miro por la ventana y frunzo el ceño.
—Basta con la negatividad. Sé que tienes miedo, pero lo que pasó ayer
por la noche es probablemente una cosa buena. Por lo menos tenemos
algo concreto para buscar.
—¿Dónde?
—En la oficina. Tuve que llenar este formulario cuando llegué. Tiene que
haber un registro de ello en alguna parte.
•••
—Oh, vamos —dice Dale una vez más mientras cierra la puerta cerrándola
detrás de mí.
—Tipo raro —murmura ella mientras se escabulle lejos. Dale gira los ojos y
pone las llaves en el bolsillo.
Él abre la puerta para mí, fingiendo que realmente la mantiene para otra
persona. Ella le sonríe dulcemente. Le doy una mirada oscura y miro sobre
su hombro para ver a Adam caminando hacia nosotros. Él se aparece
junto con un grupo de niños que acaban de llegar en el autobús.
Su nariz se arruga.
—Lo siento por eso. Él nunca ha sido bueno con las caras, pero él
comprueba el estacionamiento por coches ilegales casi todos los días, me
sorprende que no recuerde el tuyo
Dale inclina su cabeza en la dirección que piensa que estoy de pie. Hago
una mueca de regreso a su mirada que dice que ponga mi trasero detrás
de ella y eche un vistazo de lo que ella puede ver. A regaña dientes paso
por encima de la barrera, pero termino resbalando y cayendo a través de
esta.
No puedo tomar notas así que empiezo a nombrar los nombres de los
estudiantes.
¿Qué?
Miro a la pequeña bola en la parte superior del mouse. Todo lo que tendría
que hacer es cliquear.
¡Ugh!
—Conozco a su coche.
—Y...
—¿Y?
Con el ceño fruncido, Dale asiente con la cabeza. Me doy cuenta de que
no lo agrega a la lista mientras bajamos por las escaleras para el
estacionamiento. Agachándose detrás de un Jeep Wrangler, Dale
comprueba la entrada de la escuela y las ventanas por cualquier profesor
antes de levantarse para escanear rápidamente los coches.
—Y Adam —susurro.
—Pero…
—Vamos.
—Está bien. —Asiento con la cabeza y sigo en su dirección una vez que
aparcamos.
—Alto.
—Merecer qué.
La cara de Dale cae con el ceño fruncido compasivo. Cierro los ojos
contra él.
—No sé lo que piensas que has hecho para tener el derecho a hablar así,
pero te guste o no, te encontraré.
M
alhumoradamente miré la estructura de madera. Casi no quiero
saber lo que hay dentro. La sensación en mi estómago está
pulsando con fuerza. ¿Qué pasa si es cierto? ¿Va a aplastar a
Dale por completo?
—¿Algo?
—No, hay una hoja de bloqueo en la ventana. —Revuelve sus rizos y los
quita de su cara.
—Entonces, ¿por qué hay una hoja cubriendo la ventana? —Dale maldice
suavemente y sacude la cabeza. Su cuerpo se queda quieto y me mira—.
Tú podrías entrar por la pared.
—Por supuesto que no quiero que lo hagas, pero no puedo encontrar otra
manera. Haz caminado por otras cosas.
—¡Esto es diferente!
—¿Cómo?
—Entonces sólo has desperdiciado nuestra mañana. —Él lanza sus manos
hacia arriba—. No estoy dispuesto a acusar a mi amigo sin pruebas.
—Sí puedes.
Doy un paso atrás y cruzo los brazos, disparándole una bastante decente
mirada asesina. Me está mirando directamente, hombre, me gustaría que
él pudiera verla.
—Para que conste —le digo en voz baja mientras me dirijo al garaje—. En
realidad no me agradas.
—Sé que puedes hacerlo. Simplemente toma una respiración, cierra los
ojos y camina en línea recta.
—¿Cómo sabes que estoy yendo al garaje?
Tomo unas cuantas respiraciones temblorosas y luego dejo que mis brazos
caigan a mi lado.
—Puedes hacerlo —dice una vez más mientras extiendo mi mano hacia la
pared.
No puedo sentir nada, por lo que abro mis ojos para ver donde estoy.
Lucho por respirar cuando me doy cuenta que estoy en medio de la
pared. Con un pequeño gemido, me empujo a través de ella.
—Sí. —Me vuelvo para mirar hacia atrás y noto un coche cubierto con una
enorme tela calicó. Estoy bastante segura de que es el Mustang de Adam,
pero tendríamos que quitar la manta para estar seguros.
—¿Tu qué?
Mirando su reloj, Dale me sonríe. —Diez minutos. No está mal Dedos de Aire.
—Gracias —murmuro.
—Supongo
Supongo que debería sentirme feliz por saber ahora quién es. Adam sabe
dónde estoy, así que Dale ahora me puede encontrar. Pero una tristeza
tranquila se instala a nuestro alrededor. No envidio a Dale, de hecho, mi
corazón se está rompiendo por él cuando veo sus cejas juntarse y a sus ojos
marrón arremolinarse con decepción.
—¿Oyes eso?
—Un tono. —El miedo corta mi palabra, haciendo que salga corto y
agudo.
—¿Qué? —No puedo creerlo. Él lo sabía. Supo dónde estaba todo este
tiempo.
—Sí. ¿Puede esperar?... No, no lo entiendo... Ajá.... Mira, dame diez minutos
y voy a estar allí... Sí... Sí... Bueno, adiós.
El sheriff deja escapar una breve maldición y luego lo escucho marcar otro
número.
—Esto es su lío, hijo. Y te estoy ayudando a salir de ello. Ahora tengo que ir
a la estación, pero tan pronto como haya terminado, es mejor que estés
fuera de la escuela esperándome.
Dale está a punto de salir por la puerta trasera y correr cuando aparece el
sheriff Hutton.
—¿Qué demonios?
—¡Déjelo ir! —Trato de aflojar el agarre del sheriff en Dale, pero ni siquiera
me siente. Lanzando a Dale contra el coche, saca sus esposas.
Dale no dijo nada mientras sus muñecas están sujetas con el metal frío, él
sólo tiene este aspecto muy oscuro en su cara.
—H
as estado en uno de esos antes, ¿verdad?
Me siento a su lado.
—Si bueno… —Dale se levanta—. Tal vez no quería que supieras que tenía
antecedentes criminales.
—Mis padres van a recibir una llamada pidiendo que vengan a recoger a
su hijo de la cárcel. —Apretando su nariz, sacude su cabeza—. Les prometí
que no pasaría de nuevo.
—Esto no es tu culpa.
—Qué estabas intentando tomar de mi lugar, ¿eh? ¿El auto de mi hijo? Ibas
a tomar el Mustang para un viaje de placer, ¿verdad?
Miré al espejo retrovisor, intentando atrapar una buena mirada de los ojos
del Sheriff Hutton.
Puse mis brazos a mí alrededor para intentar detener los temblores que
sacuden mi cuerpo.
—Esto es mi culpa, sólo habías sido bueno conmigo y todo lo que he hecho
es arruinar tu vida.
—No digas eso. —levanto la vista para ver su expresión adolorida. Llega a
donde piensa que estoy sentada. Quiero tocarlo. Quiero poner mi mano
en la suya, pero en cambio me levanto y me alejo.
—No puedo.
—Mira, lo que sea que es, juro que no importa. No cambia como me siento
por ti.
—Sólo quiero que esto acabe. Debo ir y necesitas decirme toda la verdad.
Sé que pensaran que estás loco, pero la verdad te hará libre, ¿cierto? ¿No
es lo que dice el dicho?
Cierro mi boca.
—Tal vez lo hago. Tal vez éste es el por qué Dios me mantiene con vida en
ese auto… por la situación justo aquí.
—No lo entiendes.
—No necesito nada. —Se inclina tan cerca que no puedo dejar de mirarlo
a los ojos—. Me gustas.
—No. —Él ríe—. En verdad me gustas. —El rubor que ilumina sus mejillas, me
lleva a preguntarme si realmente está diciendo la verdad—. La primera vez
que te vi, pensé que eras tan increíblemente hermosa, pero luego abriste
tu boca.
—¡Oye!
Sonríe.
—Te encontré una hora después llorando en las salas de música. Estabas
ocultándote detrás de una batería. Al segundo que te vi, supe que tenías
un corazón y restauré toda mi fe en ti. Fue muy difícil que no me gustaras
después de eso. Todos tus comentarios sarcásticos pueden ser muy
transparentes.
El auto-odio me hunde.
—Sí. —Dale sacude su cabeza—. Supongo que era un poco el colmo para
mí. Calculé que las posibilidades no valían la pena… pero estaba
equivocado.
Corregido por Jo
S
é que Dale tiene razón. Encontrarme será la única manera de
probar que él es inocente. Pero, ¿cómo demonios se supone que
voy a sacarlo de esta celda?
Cierro los ojos y en silencio, maldigo. No creo que pueda hacer esto. Estoy
a punto de decirle a Dale eso cuando susurra—: Sé que tienes miedo, pero
puedes hacer esto.
Al abrir los ojos, lo miro directamente a él. Sus ojos están llenos de tal
convicción que simplemente podría ser capaz de creer en él.
—Buena suerte.
Dejo escapar dos respiraciones rápidas y luego cierro los ojos y doy un
paso adelante.
—¿Lograste pasar?
—Listo. —Asiento al mirar por el pasillo—. Está bien, voy a ir a explorar. Tú,
sólo espera por mí aquí.
Meneando los dedos y rodeando al policía, trato de llegar junto a él por las
llaves. Su mano se levanta de un salto y rasca su hombro. Intento una vez
más y pasa lo mismo. La única manera que puedo conseguir esas llaves es
pasando directamente a través de él, e incluso si lo hago, probablemente
se asustará cuando vea las llaves moviéndose a lo largo del escritorio por
una fuerza invisible. No. Tengo que distraerlo.
Por favor que funcione. ¡Por favor, por favor, por favor que funcione!
Frotando los dedos juntos, los corro hacia abajo a un lado de su cuello.
—¡Oh, vamos!
Pongo mi dedo índice en el interior del anillo de la llave y las deslizo por la
mesa. Como por arte de magia esta se desplaza a través de la madera y
aterriza en mi mano izquierda. Envuelvo mis dedos alrededor de la preciosa
carga y me aferro a ella mientras corro en línea recta de vuelta a las
celdas.
—¡No! —Trato de apretar más fuerte, pero es inútil. Los dedos de aire están
de vuelta y las llaves se dirigen al suelo. Aterrizan con un gran estrépito, que
seguramente van a investigar. Dejándome caer al suelo, les doy un
empujón y por suerte se deslizan por el piso brillante y vienen a descansar
entre dos archivadores.
—No mire a los archivadores. No mires a los archivadores —digo una y otra
vez, hasta que pasa junto a ellos.
Se vuelve una vez más y se mete los dedos en el cinturón. Sus líneas de
expresión se profundizan con confusión, y el pánico llama a mi puerta
hasta que él se encoge de hombros. Su rostro decae de nuevo al
aburrimiento y él regresa de nuevo a su escritorio.
—¿Cuál?
Contengo la respiración.
—Alguien viene.
Puedo oír los pasos lentos de unas botas de cuero sobre el linóleo.
Sabiendo que no puede moverse y correr el riesgo que las llaves tintineen
en su bolsillo, Dale permanece descansando contra la pared y se encoge
de hombros.
—¡Mierda!
—No te preocupes. Voy a tratar con todas hasta que la encontremos. —La
voz tranquila de Dale calma mis nervios, pero todavía me balanceo de un
pie a otro hasta que dos llaves después la cerradura se abre.
Los dos nos congelamos ante el sonido, pero nada se dirige hacia nosotros.
—Lo siento.
—No hay problema. —Su sonrisa es de oro. Puedo sentir todo mi cuerpo
calentarse con ella hasta que el sonido de unas botas acercándose me
distrae.
—Corre, yo lo distraigo.
—Pero…
—¡Sólo vete!
Corro por el pasillo hacia el comisario. Él está limpiándose la cara con una
toalla de papel mientras se pasea de vuelta a comprobar a Dale. Esto no
puede suceder. Necesitamos más tiempo.
—¡No!
—Si intentas caminar por esa puerta, ella te va a ver que de inmediato.
Sus labios se alzan en una sonrisa mientras aprieta las llaves en sus manos.
Miro sus nudillos tornarse blancos y de repente me siento inspirada.
—Arrójalas por encima del escritorio o algo así. Ellos darán la vuelta para
ver y nosotros podremos correr por la puerta.
—¿Qué?
—Van a ver.
Él asiente.
—No, no lo soy.
Sus ojos se suavizan con una mirada de adoración, por la cual caigo
totalmente. Mis entrañas zumban con calidez mientras mis labios libran una
sonrisa.
Miro a Dale, quien está listo, dispuesto a arriesgarse una vez más por mí. Él
es un idiota.
Oigo el sonido de las llaves, seguido de un—: ¿Qué demonios fue eso?
Risitas nerviosas hacen que mis músculos tiemblen mientras corro alrededor
de la parte lateral del edificio, siguiendo a Dale por el estacionamiento y
sobre la cerca. Dale trepa por la madera y engancha la pierna por
encima de la parte superior.
—Esto es malo. —Empiezo a mecerme sobre los talones—. Esto es muy, muy
malo. Acabo de sacarte de la cárcel.
—Cálmate.
—¿No crees que lo sé? —Dale pasa una mano temblorosa a través de sus
rizos.
—¿T
e has vuelto loco? ¡No! No te dejaré meterte en
más problemas por mí.
—¿Qué si te atrapan?
Lo señalo.
Corremos hacia ése. Dale revisa el lado del conductor, pero está cerrado.
Agachándose, mira dentro de la ventana y una pequeña sonrisa vuela en
sus labios.
—Olvidaron cerrar la puerta trasera.
El auto enciende.
—¿Estás dentro?
—Sí.
Puedo decir que quiere conducir como un loco, pero está luchando con la
necesidad para no atraer ninguna atención innecesaria. Hasta donde
sabemos el Sheriff todavía está caminando en su oficina y el comisario
todavía está ordenando cientos de hojas de papel. Todo lo que puedo
hacer es cruzar mis dedos y esperar que ése sea el caso.
Restriego mi cerebro.
—¿Viernes?
—No quiero que te atrapen. La biblioteca está justo al lado del patio
interior, es como la autopista allí.
—Lo siento.
—¿Algo?
—¡Mierda!
Dale mira fijamente el techo mientras piensa. Su cabeza pronto cae para
enfrentarme y asiente.
—Vale la pena.
—Adulador.
Adam aleja la mirada. Noto cuán pálido está. Los círculos oscuros debajo
de sus ojos lo hacen ver como si hubiera estado en una pelea de bar.
—Adam, no me mientas.
Los ojos de Dale se oscurecen con rabia y fuera de la nada, se pone todo
Hulk con todos. Soltando un fuerte grito, él agarra el cuello de la camiseta
de Adam y lo empuja hasta que está acostado sobre su espalda. Los
músculos de Dale están tensos, el tendón en su cuello viéndose como si
estuviera listo para romperse mientras entierra su rodilla en el pecho de
Adam.
—¡¿Dónde está?!
—No importa justo ahora, ¿bien? Nos estamos quedando sin tiempo. —
Avanzando, toma el cuello de la camiseta de Adam—. No tienes que ser
un asesino, Hutton. Ahora muévete antes de que tenga que arrastrarte al
auto.
M
ientras corremos a través de la parte trasera de la escuela y
saltamos dentro del bote gris de basura, mis nervios están
agitados. Siento como si mi sangre estuviera corriendo con agua
helada y parece que no puedo dejar de temblar. No quiero decirle algo a
Dale. Tiene suficiente de que preocuparse con las engañosas preguntas
sobre donde consiguió el auto de Adam.
Una sirena de policía aúlla en la distancia y me estiro para ver si está detrás
de nosotros. Dando la vuelta, me hundo en el asiento trasero y cierro los
ojos. Él no debería estar haciendo esto por mí. Es muy arriesgado.
Miro a su hermoso rostro por el espejo retrovisor. Sus ojos están oscuros con
concentración. Puedo ver la preocupación rodeando los bordes de su
expresión mientras mira al espejo retrovisor y atrapa mi mirada… no que no
lo sepa. Muerdo mi labio y parpadeo las lagrimas.
—¿A dónde vas? Dije Arctic Canyon Road. Estás yendo por el camino
equivocado.
—¿Cómo?
Dale ignora la pregunta de Adam mientras frena con un chirrido afuera de
su lugar. Tomando un minuto para evaluar la casa, deja salir una
exhalación.
Mirando sobre su hombro, Dale sale del auto y corre alrededor de la parte
trasera de la propiedad. Adam y yo esperamos en un agitado silencio.
Puedo ver su mano flotando cerca de la manija de la puerta.
Me revuelvo lejos del lado del asiento mientras Bufón sube junto a mí.
Comienza a ladrar e intenta lamer mi rostro.
—¡Detenlo!
Dale deja salir una risa nerviosa mientras regresa a la carretera y conduce
hacia el Bosque Nacional de San Bernardino.
Lo necesita.
Salimos del auto. Noto que Adam duda por la puerta. Alcanza su mochila,
pero después de una mirada cortante de Dale decide dejarla en el auto.
—Es el momento.
—¿Dónde estás?
—¡Oye!
—Ven aquí Bufón. —Tira de la correa y hace que el perro se siente a sus
pies. Inclinándose rasca las orejas de Bufón mientras mira a sus ojos—.
Necesito que la encuentres para mí. Sólo sigue ese olor, ¿está bien chico?
Señala a la orilla y Bufón salta volando sobre la barandilla. Tiene que ser el
único disfrutando de esto.
Pongo mis brazos alrededor de mí, tratando de evitar el frío mientras Dale
cautelosamente escala sobre la barandilla. Se detiene y mira de vuelta su
tranquilo amigo.
—Vamos.
El material suelto es resbaloso bajo sus pies, a medida que están a medio
camino, medio lado debajo de la barandilla Dale atrapa su equilibrio
contra un árbol alto.
Respondo:
—Todo se ve igual. No estoy segura que tan abajo estoy.
Agarro mi cien y quiero lloriquear. Apretando mis ojos cerrados, tomo una
rápida inhalación y grito:
—¡Alto!
Dale casi se cae sobre el trasero, pero consigue agarrarse a una rama y se
para derecho. Mira atrás hacia a mí, ansioso después de mi arrebato
repentino.
—No puedo dejar que hagas esto. —Me detengo a su lado y toco su
brazo—. Tienes que saber.
—¿Saber qué?
—Um… Sólo voy a revisar por aquí, hay que asegurar que cubrimos todo.
Sigue a Bufón.
—Sé que dices que no importa, pero no puedo dejar pongas en riesgo
todo esto por mí. Honestamente no lo merezco.
Se ve un poco molesto que no dejare pasar esto.
—Mate a mi hermana.
Capítulo 28
Traducido por 5hip, Evey! y leiiBach
L
a piel de Dale está blanca, y sus ojos bien abiertos con horror.
En cámara lenta, se vuelve hacia mí. Miro a su cicatriz, algo que debería
ser tan feo y desagradable, en lugar quiero tocarlo, correr mi dedo a lo
largo de su borde liso. Hago puños con las manos y miro al suelo.
—Tienes que escuchar con mucha atención. —La voz de Dale es lenta y
controlada—. Tú no mataste a tu hermana. Se cayó. Fue un accidente.
—Miró hacia mí, Dale, y juro que nuestros ojos se encontraron por un
segundo antes de que sus pequeños dedos se deslizaran. Lo último que le
oí fue gritar mi nombre, entonces este... ruido sordo.
El rostro de Dale está grabado con agonía cuando lo miro fijamente. Cierro
los ojos y miro hacia otro lado.
—Corrí hacia ella. Estaba tendida en el suelo toda rota como un pajarito y
había sangre rezumando por todo el suelo, empapándole el pelo.
—No.
—¿Para qué?
Levanto mi mirada hacia él, imágenes de mi vida actual centelleando en
mi mente como fotografías pasando demasiado rápido.
—Tampoco Jody. —Me volteo y miro su figura agachada—. Ella era una
buena niña, pura y dulce. Yo siempre fui la que daba problemas; era yo la
que merecía caer de ese árbol.
—Quizás. Pero ¿habrías querido que Jody viviera sin ti? ¿Su hermana mayor
a quien admiraba? ¿Qué habría causado aquello en ella?
—No tiene por qué. —La voz de Dale es alta y urgente—. Toma esta
segunda oportunidad Nicole, has algo de tu vida. Por favor. Por favor,
tienes que luchar.
—Sí.
Rasco mi nariz nuevamente.
—¿Estás bien?
—Bufón.
Sin echar una mirada atrás, corre colina abajo, cayéndose y deslizándose,
llamando a su perro. Bufón ladra alto en respuesta. Seguimos el sonido y
pronto nos encontramos en una escena que precisamente no me interesa
ver. Adam está parado encima mío, sus manos en sus bolsillos. Se ve
traumatizado mientras Bufón se sienta junto a mi extremadamente pálido
rostro, su cola golpeando el suelo.
—Buen chico.
Dale cae en sus rodillas y se desliza el resto del trecho hasta mí. Acaricia a
modo de felicitación la cabeza de Bufón y luego lo aparta gentilmente.
Luciendo listo para golpear algo, Dale alcanza su bolsillo trasero y saca su
teléfono, con una mano descansando en mi frente como una madre
haría, él levanta la otra para comprobar la recepción. Mirando hacia
arriba al teléfono en su mano, jura y lo tira al suelo.
—No pue…
—¡Adam! ¿Quieres vivir con esto por el resto de tu vida? ¡Se está muriendo!
¡Ahora HAZLO!
—MUÉVETE.
—Voy a intentarlo. —Miro a mi cuerpo sin vida y cierro mis ojos, dispuesta a
que la oscuridad me rodeé para poder volver.
La sangre fría corre por mis venas y los estremecimientos funcionan a través
de mi sistema otra vez.
—Vamos —susurra.
—Nicole.
Así que esto es la muerte. Una nada negra. Tenía la esperanza de sentir
algún tipo de paz, una especie de fin a mi sufrimiento, en cambio el miedo
se construye en mi sistema hasta que me siento como si me estuviera
ahogando en ella.
Capítulo 29
Traducido por lalaemk
—E
spera —grazno—. Espera, ¡no estoy lista! ¡No he
terminado!
Me esfuerzo para ver lo que está delante de mí, pero cuando extiendo mi
mano, ni siquiera puedo ver mis dedos moviéndose.
Aterrizando justo en frente de mí, quema tan brillante que quema mis
retinas. Parpadeo ante las manchas nublando mi visión.
—¿Jody?
—Hola, hermana.
—Te ves... —Extiendo la mano para tocarla, pero la aparto a última hora.
Esto es muy raro. ¿Estoy realmente buscando a mi hermana? Ella se ve
exactamente igual que cuando tenía nueve años, excepto que luminosa y
radiante. Su sonrisa se llena de luz y de amor, sus ojos son de luz trémula. Mi
mano cae a mi lado—. Te ves hermosa... igual que eras antes.
Se encoge de hombros.
Sacudo mi cabeza.
No puedo hacer nada más que sonreír mientras alejo mis lágrimas.
Se ríe.
Me encojo de hombros y giro de nuevo hacia ella... lista para unirme a ella
en esta misteriosa vida de luz.
—No lo sé.
Mi suministro de aire se corta y la veo con los ojos muy abiertos. ¿Qué está
diciendo?
Su pregunta es dicha con una voz fuerte, mucho más vieja que sus nueve
años. De repente me siento pequeña mientras hundo mi cabeza y meto un
mechón de pelo detrás de mi oreja.
Eventualmente asiento.
Me trago mi sonrisa.
—Voy a intentar.
—Te lo prometo.
Y lo digo en serio.
—¿La tengo?
—Sería genial tenerte allá arriba y serías tan feliz. La vida allí abajo es muy
dura y tu camino a recuperarte va a ser largo y doloroso.
La estudio por un largo latido, sabiendo lo que quiere... luego miro a través
de la burbuja de regreso a la tierra. Los recuerdos de mis últimos días
atrapada entre la vida y la muerte inundan mi cerebro... La sonrisa de
Dale, el pálido miedo de Adam, las lágrimas de culpabilidad de mi papá y
el dolor silencioso de mi mamá. Levanto la vista hacia la luz y una vez más
siento un tirón hacia ella. Es más fuerte esta vez, así que miro hacia otro
lado.
Frunzo el ceño.
Cuando miro hacia atrás, Jody está mirándome con una sonrisa de
resignación.
—¿Quién?
Se encoge de hombros.
—No te preocupes, llegarás a conocerlo algún día, pero por ahora sólo
sabrás que los dos te estamos mirando.
—Yo también te amo. —La aprieto de vuelta tan duro como puedo,
disfrutando de la sensación familiar de mi hermana envuelta en mis brazos.
Trato de no imaginar cómo hubiera sido la vida si ella no hubiera muerto, y
luego que esforzarme mucho más en no imaginar regresar a la tierra sin
ella.
—Recuerda tu promesa.
—Lo haré.
Corregido por Jo
E
s difícil no gritar cuando me precipito hacia la tierra. Todo el dolor
que había estado adormecido en el interior de la burbuja regresa.
Mi brazo empieza a clamar, mi rodilla comienza a palpitar y mi
cabeza está golpeando a medida que el aire se precipita de
nuevo en mis pulmones y toso.
Trato de abrir los ojos y mirarlo, pero todo lo que consigo es un breve
vistazo de su cara junto a la mía. Cierro los ojos y respingo cuando otra tos
hace que mi cuerpo tenga espasmos.
Su voz tiembla. Siento su mano fuerte frotando mi brazo bueno y sus labios
una vez más en mi frente. —Creo que tienes hipotermia, es por eso que tu
piel está tan fría. —Él aprieta su suéter con más firmeza alrededor de mí—.
Vamos, Adam. ¡Date prisa!
Me obligo a abrir mis ojos y busco a Dale. Gracias a Dios que él me mira. Su
sonrisa es radiante.
—Sí puedes.
—Sigue hablando —le insto—. Hábleme del día que lo llevaste a casa.
Dale ríe.
Su rostro está pálido, pero sus ojos están llenos de rabia. Me obligo a girar la
cabeza y ver por encima de mí. Es una lucha que duele como el infierno,
pero tengo que ver.
Jody, pienso, por favor, dime que no acabas de mantenerme con vida
para poder morir cinco minutos más tarde.
El perro gruñe de nuevo y Dale tiene que repetirse, su voz sale fuerte y
asertiva. Bufón deja escapar un gemido.
—Siéntate.
—¿De dónde sacaste el arma? —Puedo oír el miedo revestir las palabras
constantes de Dale.
—No tengo otra opción. —La voz de Adam se quiebra con lágrimas
infantiles.
El arma apunta al suelo y luego se alza otra vez cuando Dale da un paso
más. Él retrocede y levanta las manos. Bufón gruñe.
—Nadie tiene que saber… —Dale balancea los brazos—. Sobre todo esto.
Dale azota de vuelta a Adam. No puedo ver su cara, pero puedo imaginar
la esperanza de una solución brillando en sus ojos.
Puedo sentir el tic tac del reloj con una lentitud insoportable a la espera de
una resolución. Es casi más doloroso que mis heridas.
Adam hace en silencio lo que le dicen. Las lágrimas corren por su rostro
cuando abre la recámara y saca la bala del cañón.
Adam gira y corre hacia la colina. Oigo un aluvión de voces cuando las
personas descienden. Dale es empujado fuera del camino cuando los
paramédicos se hacen cargo. Trato de mantener mis ojos en él, pero con
el tiempo se hace demasiado duro. Las cosas se vuelven un borrón
mientras soy atada a una camilla y arrastrada colina arriba.
Cuando soy levantada por encima de la baranda, el coche de un policía
chirria hasta detenerse al lado de la ambulancia. Un sheriff furioso salta del
coche y me lanza una mirada fundida antes de abrirse paso más allá de
los paramédicos y sujeta una mano de hierro alrededor del brazo de Dale.
Quiero llorar mientras me esfuerzo por ver lo que está pasando. Mis
entrañas se retuercen de pánico y lucho contra las correas.
—Oye, cálmate. Está bien. —El paramédico coloca una mano sobre mi
cabeza, obligándome a relajarme.
Trato de levantar la cabeza para ver a Dale, pero todo lo que vislumbro es
una mata de rizos siendo empujados hacia la parte posterior de un coche
de policía.
Cerrando los ojos, ya no lucho las lágrimas a medida que las sirenas
resuenan y me conducen lejos de la persona que me salvó la vida.
Capítulo 31
Traducido por val_mar
Corregido por Jo
T
odo es negro de nuevo. No quiero abrir mis ojos. No estoy segura de
lo que encontraré. ¿Una burbuja de vidrio de nuevo? ¿Un bosque
solitario?
Aprieto mis ojos cerrados. Eso solo lastima mi cabeza.
Mis ojos se abren de golpe y la primera cosa que registro es la brillante luz.
Cierro mis párpados una vez más y lamo mis labios secos antes de
intentarlo de nuevo. El resplandeciente cuarto lentamente se enfoca. Giro
mi cabeza y veo los ojos azules de mi mamá brillando hacia a mí.
—Casi las ocho —Ahoga un bostezo—. Has estado entrando y saliendo del
sueño por un par de días. ¿No lo recuerdas?
¿Unos días?
—Martes.
—El viernes. Estabas en muy mal estado. Has estado con antibióticos y
analgésicos… y estuviste en cirugía la mayor parte del día de ayer —Su voz
se tensa—. Eso es el por qué has estado tan fuera de ti.
Miro a mamá necesitando otra cosa más que solo mis recuerdos perdidos
enfocándose. Luce cansada con ojeras debajo de sus ojos inyectados con
sangre. Debe haber estado conmigo todo el tiempo. Alcanzando por su
mano, siento que cae dentro de la mía inmediatamente. Me da una
valiente sonrisa y casi dice algo cuando la puerta hace clic al abrirse y mi
papá entra con dos tazas de café.
—Hola.
—Después de una frase como esa, creo que podemos marcar la casilla
“ella va a salir de esta”. —Él parpadea y aleja la mirada, entonces da una
fuerte aspiración y se gira a mí—. Ha sido una larga semana. Es lindo
escucharte hablando coherentemente.
—Lo más importante es que estas con vida. No importa lo que sucedió. —
Mamá aprieta mi mano—. Todo lo que interesa es que estas a salvo ahora.
—Pero importa.
¿Qué dije?
Cierro mis ojos y respiro. No puedo creer que estoy haciendo esto, pero la
idea de empezar de cero es tan tentadora que no puedo ignorar la
urgencia de decir mi parte.
Mamá deja salir una lágrima unida a una risa y luego deja caer su cabeza
en mi antebrazo. Mi papá se ve serio por un momento entonces agarra su
chaqueta y saca su teléfono. No deja de mirarme mientras marca el
número y comienza a caminar mientras un débil tono se puede escuchar a
través del auricular.
—Si hola, Marty. ¿Cómo está yendo?... Necesito que pases por nuestro
lugar y que de deshagas de un árbol por mí… Sé que estas ocupado, pero
lo necesito para mañana… No, no importa cuánto cueste… Gracias.
—¿Lo prometes?
—Lo prometemos.
Quiero decirles que hable con Jody. Quiero que sepan que he atravesado,
pero no puedo. Tal vez un día, pero por ahora mi experiencia fantasmal es
algo solo para mí y Dale.
Dale.
—Sí.
Y totalmente increíble.
—La policía piensa que fuiste golpeada por un auto, pero no tienen forma
de encontrar de quien era el que conducía. El Sheriff Hutton dijo que podía
intentar hacer algo de búsqueda por autos azules rapados en la zona,
pero no cree que las oportunidades fueran muy altas.
—¿Estás enojada?
Miro a mi Papá. Su expresión es dura, sus ojos negros con furia a penas
reprimida.
—No. Estoy salva y sana, No me importa quién me golpeo… y a ti tampoco
debería.
Alcanzo sus dedos. Puedo decir que su sonrisa es forzada, pero al menos lo
intenta.
—En la escuela.
—¿Qué?
—Ha estado aquí tanto como pudo. Sus padres han tenido que arrastrarlo
lejos varias veces. Estoy segura de que vendrá después de la escuela.
—Pensé… —Frunzo el ceño y lamo mis labios—. Pensé que, ¿había sido
arrestado?
Corregido por Jo
P
asé el resto del día preguntándome acerca del viaje a la estación.
El Sheriff Hutton debió haber cambiado de opinión si Dale salió
libre, pero pensé que él estaría friendo su trasero y sirviéndolo para
la cena. Nosotros habíamos traspasado completamente, no había
forma de negar eso.
Revisando el reloj en la pared por millonésima vez ese día, deseo que Dale
camine a través de la puerta y explique todo.
Mamá y papá me dejaron sola para dormir un rato, pero mis ojos no se
quedarían cerrados. No importa si estoy exhausta. Necesito respuestas.
No quería ahondar en detalles con mamá y papá así que pasé el resto del
día hablando acerca de los tipos de cambios que íbamos a hacer en
casa. Fuimos interrumpidos varias veces por doctores y fisioterapeutas
explicando mi largo camino de recuperación.
Sólo pensar en cuánto tengo que trabajar para hacer que mis
extremidades se muevan apropiadamente me hace querer llorar. Muerdo
con fuerza mi labio, sin querer rendirme a las cascadas de nuevo.
Miro el reloj. Cuatro en punto.
Adam levanta sus manos, sin duda para intentar detener mi invasión de
preguntas.
—Él está bien. Papá no lo cargó con nada. De hecho nos metimos por la
parte trasera de la estación y papá pretendió que Dale había estado allí
todo el tiempo.
Oculto mi sonrisa.
—Sé lo suficiente. Entiendo por qué no dijiste nada, pero no entiendo por
qué estás dejándolo controlarte de esta manera.
—Si Dale no hubiera estado allí, ¿qué hubieras hecho? ¿Me hubieras
enterrado viva, como quería tu papá?
Sacudo mi cabeza.
—Lo digo en serio, Adam. No diré nada acerca de lo que pasó, esa es tu
decisión… sólo por favor usa esta pesadilla para el bien. No estoy pasando
por toda esta mierda para que todo a mi alrededor sólo vuelva a ser de la
manera que era. El cambio debe suceder… y no sólo para mí. —Levanto
mis cejas, luego levanto mi dedo índice y lo apunto directo hacia él—. Y si
alguna vez te veo apuntándole una pistola a alguien de nuevo, voy a
patear tu trasero hasta Júpiter.
—¿Quién?
Al otro lado de la cama Amber y Penny están siendo efusivas mientras Matt
y Drue hacen chistes inútiles porque se están sintiendo incómodos.
—Tu mamá finalmente dijo que estaba bien visitarte. —Penny sonríe.
—¿Cuál es tu problema?
—¿En serio?
—Mira, sabemos que has tenido una semana muy dura, pero no hay
necesidad de ser perra. Quiero decir, ha sido duro para nosotros también.
—Dale me contó que hicieron una encuesta, la mayoría del las personas
pensaron que había huido.
—Desperté.
Cerrando mis ojos, inclino mi cabeza contra los cojines y dejo que las
lágrimas caigan. Al menos Dale estará cerca pronto para secarlas por mí.
Capítulo 33
Traducido por lalaemk
Corregido por Jo
No me importa.
¿Por qué no vino Dale? Podría jurar que lo había visto cuando Adam llegó
el martes, pero tal vez me equivoqué. Mamá dijo que había estado al
margen mientras yo estaba inconsciente. ¿Por qué me había abandonado
mientras yacía totalmente coherente por el último día y medio?
Tal vez había cambiado su opinión sobre mí. Tal vez ahora que yo era real
y no sólo una voz en su cabeza ya no quería conocerme más. Le di un tirón
a la etiqueta del hospital alrededor de mi muñeca, con ganas de
arrancarla.
—¡Papá! Quieres callarte y dejar que mamá lo haga por su cuenta. Ella no
es estúpida.
Mamá se ríe. Papá responde con una mirada oscura y luego murmura: —
Sólo voy a llevarte al sofá. —Que es exactamente lo que hace.
—Probablemente.
—¿Estás lista para hablar de tus amigos que te visitaron el otro día?
Levanto mi barbilla.
—Comenzar de nuevo puede ser muy difícil, todos tenemos retos por
delante. Siento que este accidente tuyo ha sido el shock desfibrilador que
todos hemos estado necesitando.
Sonrío.
—Sí, lo sé.
—Has estado viviendo una vida que odias desde hace unos pocos años.
Ya es hora de empezar a luchar por la vida que quieres.
—Sí, lo sabes.
—¿Dónde has estado? ¿Por qué no viniste a verme el último par de días?
—Fui a verte el martes, pero tus amigos me adelantaron. Pensé que podrías
necesitar un poco de espacio para darte cuenta de lo que quieres. No
estaba seguro de dónde estábamos.
—Dame un respiro, Nicole. Sólo quiero que decidas lo que quieres para ti...
no por mí, no a causa de tus padres... o tus tontos amigos. ¿Qué es lo
quieres?
—Yo no… —Estoy a punto de decir ‘lo sé’, pero me detengo. Por primera
vez en lo que parece años, sé lo que quiero, y no me gusta que él me
haga decirlo. Me enfado—. Quiero que me llames para saber cómo estoy.
No quiero estar recostada sola en una cama de hospital toda la noche
esperando que llegues a limpiar mis lágrimas. Quiero que estés aquí para
darme la bienvenida a casa. Quiero que veas películas conmigo y pases el
rato y escuches a Granite conmigo. Quiero leer tu libro y diseñar su
portada. Quiero que tomes mi mano y quiero que me beses al final del día
para decir adiós... y ¡no quiero tener que decirte que hagas cualquiera de
estas cosas!, no puedo creer que me estoy humillando de esta manera.
Sólo olvídalo. Eres un tarado desagradable, Dale.
Él se ríe.
—Gracias.
—¿Qué quieres?
Mis labios se estiran con una amplia sonrisa mientras su nariz toca la mía.
Cerramos los ojos por un instante que parece durar una eternidad y luego
se le ilumina la mirada con una sonrisa mientras coloca su mano en mi
cuello y toca suavemente sus labios con los míos.
Es suave, dulce y tiene más promesas que cualquier otro beso que haya
recibido.
Fin
Acerca de la Autora
Melissa Pearl
http://melissapearl.blogspot.com/
Agradecimientos
Moderadora
Jo
Traductoras
Mari NC Clary
flochi val_mar
Jo IreneRainbow
LizC 5hip
Helen1 Evey!
lalaemk leiiBach
Correctoras
Micca.F
yonoestoyloca Jo ☽♏єl
Recopilación y Revisión
Jo
Diseño
PaulaMayfair
¡Visítanos!
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