Lectura Critica
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Lectura Crítica
Belén Espinoza L.
12-06-2018
En el libro “La República” de Platón, el filósofo se enfoca en el tema de la justicia y del
estado, trata de explicar que es lo injusto y que es lo justo, como viven en armonía, el bien
y el mal, la composición de el alma y sus partes, y de lo que un estado ideal y correcto debe
ser.
Una de las tres partes de el alma es, el alma racional, que es la parte superior del ser
humano, que es inmortal y divina: y gracias a ella se alcanza el conocimiento y la vida
buena. Dice que es la parte excelente de el alma, se identifica con la razón, y faculta al ser
humano para el conocimiento y la realización del bien y la justicia. Es un principio divino y
dotado de inmortalidad.
El alma irascible, es la parte del alma humana donde se sitúan la voluntad y el valor,
gracias a esta parte el alma puede seguir a los dioses a un mundo de las ideas y la
contemplación de la idea del bien. En el alma irascible, se encuentra la voluntad, la
fortaleza y el valor, Platón no la defina como mortal ni inmortal.
El alma concupiscible se define como la parte mortal del alma humana responsable de las
pasiones, placeres y deseos sensibles. Es la parte del alma humana mas relacionada con el
cuerpo y en ella se encuentran los placeres sensibles, los apetitos (deseos sexuales, apetitos
por la comida, la fama, la riqueza, etc.). Por estar tan íntimamente ligada al cuerpo se
destruye cuando muere.
Según Platón, quienes nacieron con la parte racional del alma más desarrollada, son los que
están llamados a gobernar, para ello tienen que adquirir conocimientos y desarrollar la
virtud de la prudencia. Sin embargo, eso no es suficiente para ejercer el poder; la
gobernanza depende también de el alma irascible, que esta dotada de la virtud de la
fortaleza, y de el alma concupiscible, que aporta la templanza de artesanos y trabajadores.
Los gobernantes que son sabios, prudentes, poseen “almas inmortales”, necesitan, para
ejercer el poder, de los guerreros, para imponer su voluntad y de los trabajadores para
ejecutar el trabajo.
De igual forma, cada persona contiene las tres partes, por lo tanto, el que es
predominantemente racional debe tener un componente irascible para poder defender sus
ideas o su postura, y una parte concupiscible para poder ejecutar. De esta manera, aquellos
dominados por el alma irascible deben tener una visión del bien y del mal y la capacidad de
actuar. Aquellos cuya alma es concupiscible, es decir, aquellos que están orientados a la
acción y los deseos deben también tener la capacidad de visualizar lo que es correcto y de
defender su pensamiento.
No existen los seres humanos puros, necesariamente se mezclan las tres partes de el alma, y
si bien una predomina, para que la que manda se desenvuelva debe expresar las otras dos de
manera armónica.
¿Qué busca Platón al plantear el mal como parte del alma? En la República compara las tres
fuerzas del alma con las tres partes del Estado; así, el jinete, que en el alma representa la
razón (o sabiduría), en el Estado será el gobernante; el caballo bueno, que en el alma
representa el apetito irascible (el coraje, la voluntad, el valor), en el Estado será el ejército,
y el caballo malo, que en el alma simboliza el apetito concupiscible (el placer, el deseo),
representa al pueblo (Platón, Rep.: 427d). De ahí que las tres partes del alma sean la razón,
el valor y el placer.
De lo anterior se deduce que el pensamiento platónico propone una ética del orden; de la
justicia, para ser exactos, puesto que el equilibrio de fuerzas es el orden que genera la
justicia: "Debemos recordar entonces que cada uno de nosotros será justo en tanto cada una
de las especies que hay en él haga lo suyo, y en cuanto uno mismo haga lo suyo" (Platón,
Rep.: 441d).
Bibliografía: