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TEMA 3

EL MODELO TURISTICO ESPAÑOL.

3.1. El desarrollo de la actividad turística en España.

El desarrollo turístico que experimentó la costa mediterránea española y las Islas


Baleares,es inicialmente una consecuencia directa de la existencia de unas ventajas comparativas
en relación al resto de países del área mediterránea que favoreció el fuerte crecimiento del flujo
de turistas desde mediados del siglo pasado.

Ese big push vendría propiciado por factores, tanto endógenos como exógenos, entre los
que podrían subrayarse dos: a) la buena relación accesibilidad - atractores turísticos (playas y
clima), y b) precios baratos. Y son estos dos factores estratégicos los que progresivamente
encumbran los centros turísticos del Mediterráneo español como centro de gravedad que
desplazan a los destinos maduros y tradicionales, especialmente, los ubicados en Italia y Francia.

A todo eso se añade la potente acción pública en materia de desarrollo de


infraestructuras, especialmente las aeroportuarias vinculadas a los centros turísticos clave, que
garantizarán el crecimiento imparable de la actividad turística en España y, dentro de esta, en el
Mediterráneo: Costa Blanca, Costa del Sol, Isla de Mallorca, etc.

Pero no solo los aeropuertos contribuyeron al desarrollo, crecimiento y consolidación del


modelo turístico español de sol y playa: las mejoras en los trazados de la red ferroviaria y de la
red de carreteras impulsan los movimientos de viajeros a lo largo de todo el arco mediterráneo.
Hasta tal punto el binomio comunicaciones -turismo se vincularon que es posible observar una
relación directa en el desarrollo de los espacios turísticos y la conformación de los trazados en
las comunicaciones.

Hoy en día, estos factores que propiciaron el desarrollo de nuestro modelo están siendo
la pauta estratégica de otros países del área mediterránea: al fin y al cabo, el sol brilla en todos
los países de igual manera y el agua del Mediterráneo baña por igual todas las costas. La
competencia vía precios perjudica notablemente a España, especialmente desde su incorporación
al euro. Entonces, el futuro proyecta la necesidad de ir evolucionando hacia un modelo no
fundado estrictamente sobre el precio sino sobre la diferenciación. Y en esto de la
diferenciación, la palabra clave es la calidad. Pero una calidad entendida en un sentido muy
amplio: calidad del destino, calidad de las infraestructuras, calidad de los servicios de consumo
turístico directo e indirecto, etc. (Magadán y Rivas, 2012).

3.2. El papel estratégico del turismo en la actividad económica española.

España tiene una posición geoestratégica ventajosa dentro del mercado turístico mundial
y una diversidad de recursos que han de tener un mayor aprovechamiento en el futuro.

Las razones que justifican la especial relevancia e importancia de la actividad turística


dentro del conjunto de actividades económicas de España son evidentes: su aportación al PIB
español, su capacidad de generación de empleo, su capacidad para captar inversiones públicas y
privadas, y su capacidad para ajustar los desequilibrios de la BP.
Este papel estratégico es, hoy en día, mucho más importante si cabe, debido a la crisis
global padecida en el conjunto de la UE. Los años de crisis global y recesión económica han
impactado significativamente menos en el sector turístico que en otros sectores.

La Historia, por tanto, se repite: si el turismo fue en los años sesenta del siglo pasado,
bálsamo para la economía nacional, combinado con las remesas provenientes de la emigración,
hoy no andamos muy desviados de repetir ese mismo patrón de comportamiento. El turismo
sigue siendo uno de nuestros "must" en el fondo de armario de nuestras estrategias para afrontar
los años de crisis. Solo que ahora es necesario redefinir el paquete de productos y servicios
turísticos que ofrecemos porque el nuevo escenario ofrece al mercado más destinos y mejores
precios (Magadán y Rivas, 2012).

3.3. Hacia un nuevo modelo de turismo en España.

Para garantizar que el turismo español siga gozando de buena salud y que la economía
en su conjunto pueda continuar beneficiándose de la misma, se hace necesario evolucionar. No
es posible quedarse quieto explotando ventajas comparativas del pasado. Es preciso desarrollar
una nueva visión de España como destino turístico.

El verdadero producto turístico es el destino y la valoración del destino por parte del
turista potencial parte de una imagen inducida tanto por la información no promocional que
recibe como por la promocional. A eso se añade que ese turista potencial es autónomo a la hora
de contratar la información (cada vez más fácil gracias a las nuevas tecnologías). Vender un
destino es vender algo más que la oferta de alojamiento, es vender todo aquello que se puede
hacer en el mismo, es vender las infraestructuras de comunicaciones y los servicios públicos y
privados complementarios que puede necesitar en un momento dado de su estancia ese turista
potencial, es vender una estructura social y urbana cohesionada: adecuado urbanismo, seguridad
personal, aceptación social del turista, etc.

El nuevo modelo de turismo en España debe integrar en sus planes estratégicos los
planes estratégicos de desarrollo urbano para evitar los errores del pasado siglo, muchos de los
cuales son ya incorregibles: unos por falta de voluntad y otros por falta de recursos.

España es un país que, desde la perspectiva turística puede considerarse realmente


importante, pero es más difícil afirmar que sea un país turísticamente avanzado. Y las razones
son las mismas que tratan de ser eliminadas o mitigadas: a) todavía existen disfuncionalidades
en la ordenación de los espacios turísticos y la adecuada armonización de dicho espacio con
criterios de desarrollo sostenible; b) todavía existe una importante dependencia del monocultivo
de sol y playa; c) disfunciones en la comercialización turística: se mira poco al turismo nacional
y no se penetra adecuadamente en los mercados emisores internacionales, excepción hecha de
los que tenemos ganados desde mediados de los sesenta del siglo pasado, y d) insuficiente
profesionalización y expansión de las nuevas tecnologías (Magadán y Rivas, 2012).
3.4. Estructura y coyuntura del mercado turístico español.

Al igual que ocurre en otros sectores de actividad de la economía española, el turismo ni


es ajeno a la crisis ni mucho menos es inmune a sus efectos. España se encuentra en una
encrucijada: ha perdido competitividad en su economía y, en el caso del turismo, ha ocurrido
algo similar. De 2008 a 2009 se ha perdido un puesto en la competitividad turística, pasando del
quinto al sexto puesto mundial, según el Informe de Competitividad turística del Foro
Económico Mundial.

Y, si bien, somos los primeros en el índice en parámetros tales como infraestructuras


turísticas o recursos culturales, en regulación y políticas nos encontramos en el puesto 74, en
seguridad ocupamos el puesto 66 o cuando de competitividad en precios se trata, entonces
nuestro puesto cae al 96. Este último dato es especialmente preocupante por cuanto el precio
tiene un peso crítico en las decisiones de los potenciales viajeros y no solo podemos atribuir al
efecto euro una parte de la culpa sino a la tendencia alcista de los precios del sector en los
últimos años. Solo la crisis ha podido frenar esa escalada. Pero esa es una asignatura pendiente
que si no se corrige dará muchos quebraderos de cabeza a nuestro sector, considerado
globalmente.

Por eso es necesario elaborar un nuevo discurso turístico ante la brecha existente entre el
antiguo modelo turístico español, agotado hace tiempo, y un nuevo modelo del que sabemos sus
ingredientes, incluso tenemos cierta idea de cómo combinarlos, pero nadie se ha puesto manos a
la obra en la cocina.

LA ESTRUCTURA.

¿De quién dependemos realmente?.

España es un destino líder -junto con EE.UU y Francia- en los movimientos turísticos
internacionales. Pero lo que nos interesa saber es qué mercados receptores -de los existentes en
nuestro país, son realmente sensibles a los mercados emisores, qué otros son relativamente
sensibles y cuáles dependen poco o muy poco de dichos mercados. Así, consideraremos que
existirá una dependencia:

· Muy alta, cuando el peso relativo de los turistas no residentes supere el 50%.

· Alta, cuando el peso relativo de los turistas no residentes se mueva entre el 25% y no
supere el 50%.

· Media, cuando el peso relativo de los turistas no residentes se mueva entre el 12% y no
supere el 25%.

· Baja, cuando el peso relativo de los turistas no residentes se mueva entre el 6% y no


supere el 12%.

· Muy baja, cuando el peso relativo de los turistas no residentes no supere el 6%.
De las 17 CC.AA., 6 presentan una dependencia muy baja, 3 tienen una dependencia
baja, 4 se mueven en la horquilla de la dependencia media, 2 son de dependencia alta y otras 2
se encuentran dentro de lo que se ha definido por una dependencia muy alta. Y esta estructura no
ha variado sustancialmente en los últimos lustros.

A la luz de los datos, media España depende críticamente de los mercados emisores
extranjeros. Son CC.AA. localizadas mayoritariamente en la costa mediterránea -excepción
hecha de Madrid, Canarias y parte de las provincias de la Comunidad Andaluza- y cuyo
atractivo se asienta principalmente sobre el binomio sol y playa -salvo el caso de Comunidad de
Madrid.

¿Hemos cambiado -de verdad- de modelo turístico?.

Detengámonos en las siguientes reflexiones: "Ahora bien, el crecimiento [del sector


turístico] ha carecido de otros fundamentos que no sean la rentabilidad a corto plazo, hecho que
añadido a una visión sectorial de la actividad requiere un replanteamiento de las bases del
modelo. Un análisis de sus desajustes más significativos revela problemas como la fuerte
concentración estacional y espacial de la actividad -en consonancia con el liderazgo del producto
sol y playa-, el desajuste entre tipologías de oferta y demanda (exceso de oferta extrahotelera y
escasez de la complementaria), la obsolescencia de los establecimientos y la consiguiente
necesidad de modernizar y renovar, la devastación de los recursos ambientales del litoral que
llega a cuestionar la virtualidad futura de las propuestas turísticas, además de la precariedad del
mercado de trabajo. Las razones aducidas para justificar estos desequilibrios hacen referencia al
propio carácter de fenómeno sobrevenido del desarrollo turístico y al sistema de implantación y
comercialización, el sometimiento a la presión de la demanda y la política de precios para la
captación de flujos. Por tanto, el reconocimiento de la potencialidad turística de España y el
papel que ha llegado a alcanzar la actividad implican la necesidad de adoptar nuevos patrones
encaminados al logro de una posición competitiva en un contexto de profundos cambios desde el
lado de la demanda. La cualificación del producto y la diversificación deben basarse en la
calidad ambiental como fundamento y requisito de la actividad, aspecto que implica una visión
integrada y compleja del turismo, inherente a su propia naturaleza como producto".

Resultaría una excelente descripción de la situación actual del sector si no fuera porque
se publicara en 1996. Y, en términos generales, se mantiene la vigencia y el valor de aquellas
reflexiones. Por ejemplo, en 2005, Greenpeace España denunciaba que el modelo turístico
español era insostenible a través de su informe Destrucción a Toda Costa 2005.

Pero una lectura atenta de los distintos informes producidos por Greenpeace desde 2005
hasta 2009 refleja una situación más o menos similar. Y si saltamos de Greenpeace a la
Secretaría General de Turismo, esta en el documento Turismo 2020 en su fase I recoge un
interesante análisis DAFO -Debilidades, Amenazas, Fortalezas y Oportunidades- de nuestro
actual modelo que viene a reforzar la idea inicial sobre la reflexión de Vera y Marchena (1996).

Trece años y una crisis para comenzar a pensar en términos empresariales y políticos lo
que desde la Academia se hacía más que evidente. Pero ¿quién iba a detenerse a pensar en
términos de Vera y Marchena (1996) cuando nuestros beneficios anuales crecían sin parar y la
demanda no dejaba de alcanzar -un año si y otro también- un nuevo techo de crecimiento?.
España se encontraba en la élite de los destinos turísticos mundiales, junto a Estados Unidos y
Francia.
Pero nos enfrentamos -si no atajamos esta situación- a una pérdida progresiva de la
fuerza y el vigor de un sector que ve, año tras año, como se diluye su aportación al PIB: En
menos de ocho años una disminución de casi un punto porcentual. Y el turismo receptor se
mueve en el mismo sentido con una pérdida de otro punto porcentual en el mismo período. El
modelo vigente entonces había tocado techo y se hacía necesaria una reforma urgente.

LA COYUNTURA.

Las dos velocidades de la crisis.

Intentamos comprender cómo pueden ser los efectos de la crisis económica en el corto y
medio plazo. Aquellas CC.AA. con una dependencia media, alta y muy alta sufren primero la
crisis en la medida que las economías de esos mercados emisores se resienten por esta.

Las previsiones económicas subrayan que muchos países europeos que sufren primero
los efectos de la crisis, saldrán antes de ella. Y las previsiones más pesimistas subrayan el hecho
de que España, entrando más tarde en la dinámica global de la crisis, saldría más tarde de ella.

Pues bien, estas intuiciones vertidas en la prensa económica especializada, y expuesta


por diversas autoridades financieras, políticas y expertos en distintos foros nacionales e
internacionales, nos hace establecer dos velocidades en la recuperación de nuestros mercados
receptores.

En la primera velocidad se encontrarían las CC.AA. más dependientes que se benefician


de la recuperación de los mercados emisores extranjeros -Alemania, Reino Unido, Francia, etc.-,
mientras que la segunda velocidad se asocia a las CC.AA. que dependen más críticamente de los
mercados emisores nacionales y que, en los análisis más pesimistas, saldrán más tarde de la
crisis.

Según nos ilustra la Nota de Coyuntura, de julio de 2009, de Frontur (IET), la


información aportada por la evolución coyuntural viene a confirmar que -salvo el caso de
Madrid- la disminución del flujo de turistas extranjeros podría afectar seriamente a las CC.AA.
vinculadas a la primera velocidad, especialmente Andalucía, Cataluña y Canarias. Madrid como
se ve, sería una excepción en la comparativa de julio de 2009 frente a julio de 2008 y la
Comunidad Valenciana se quedaría en un cierto estado estacionario (a la baja).

En el caso del quiebro del mercado del Reino Unido, la Nota de Coyuntura de julio de
2009 de Frontur es muy explícita: "Reino Unido, origen del 24,5% de los turistas internacionales
recibidos en España, concentró una parte importante de la caída registrada en julio, con una tasa
de variación negativa del 16,1%. Por su parte, se ralentiza el descenso de los turistas alemanes (-
5,4%). Francia protagonizó un fuerte incremento (18,1%), pasando a ser el segundo mercado
emisor por delante de Alemania. En el caso británico, sus principales destinos fueron Baleares,
Andalucía y la Comunidad Valenciana. Todos sus destinos descienden, sobre todo los
archipiélagos, a excepción de la Comunidad Valenciana (+2,8%)" (IET, 2009).

Todas las CC.AA. que ven reducida la llegada de turistas del Reino Unido -a excepción
de la Comunidad Valenciana, donde se produce coyunturalmente en julio un aumento- son
CC.AA. de la primera velocidad.

Una lección importante que se puede extraer de lo que nos insinúan los datos es que las
actuaciones de política económica deben ser diferenciadas para estos dos grupos, no solo en la
naturaleza de la actuación sino en la duración o intensidad temporal de la misma. Sino,
correremos el riesgo de sonreir con los datos positivos del turismo de una parte del país
obviando la realidad menos optimista de la otra parte.

Sirva de muestra lo que subraya la Nota de coyuntura de julio de 2009 de Frontur:


"Cataluña y Baleares recibieron casi la mitad de los turistas que llegaron a España en el mes de
julio. Cataluña, con más de 1,6 millones de turistas, fue el destino que más turismo recibió en el
mes de julio, retrocediendo un 10% respecto a julio de 2008. Baleares, con 1,5 millones de
turistas, registró una caída (-5,5%) (IET, 2009).

También es preciso ser prudente en la evaluación de la segunda velocidad. Si las


CC.AA. integradas en la primera velocidad mejoran sus cifras en cuanto al turismo, entonces
esas cifras redundarán -al menos en parte- en la mejora de las economías y mercados laborales
de esas mismas CC.AA., las cuales son -en buena medida- mercados emisores nacionales para
las CC.AA. integradas en la segunda velocidad. Por tanto, podemos intuir que aun existiendo
probablemente esas dos velocidades, la distancia temporal de la recuperación entre ambos
grupos no será muy amplia.

El hundimiento de los mercados emisores nacionales.

Los datos que ofrece el IET sobre los movimientos turísticos de los españoles son
preocupantes.

Los datos del IET no dejan lugar a dudas sobre el hundimiento de los núcleos emisores
nacionales. Y aunque ese desplome es mayor en la coyuntura de marzo de 2009 para los viajes
realizados dentro del territorio español, la caída es más fuerte para los viajes que los españoles
realizan fuera del territorio nacional: una diferencia de hasta trece puntos porcentuales dan idea
de la magnitud del deterioro del consumo de servicios turísticos a nivel nacional y lo difícil que
va a resultar recuperar el tono tras la desaceleración de la crisis económica.

Y un sector que sufre con especial virulencia los daños colaterales de este desplome es el
sector del transporte en general, y el aéreo en particular. Sólo hay que acercarse a los datos
publicados por el IET sobre la situación de las Compañías de Bajo Coste (CBC): sufren una
caída del 13,9% en los pasajeros transportados en junio de 2009 respecto al mismo mes del año
2008. Todo un dato para la reflexión si tenemos en consideración que las CBC nacían al amparo
de la estrategia de socialización del viaje en avión tratando de profundizar el desarrollo del
turismo de masas. Este proceso se ve parcialmente abortado por la coyuntura vigente entonces.

Pero la OMT nos pone sobre la pista. "Existen informes que indican un aumento del
número de viajeros locales en España que han cambiado los aviones por los trenes de alta
velocidad" (OMT, 2009).
La pérdida de potencia de nuestros mercados emisores extranjeros.

En la Nota de Coyuntura de Frontur (julio de 2009) queda claro el panorama de nuestros


mercados emisores internacionales: en términos generales, se mantiene un descenso de la
llegada de turistas a tasa decreciente con respecto a los meses anteriores; y de modo particular,
se subraya la pérdida de fuerza de Alemania y Reino Unido que, en términos absolutos no ha
podido ser compensada con el crecimiento del turismo francés, italiano y de los países nórdicos.

Y si se hace la comparativa para el segmento temporal de enero-julio, los datos ofrecidos


por Frontur en su Nota de Coyuntura son más contundentes: "En el período enero-julio de 2009
se recibieron 30,2 millones de turistas, un 10,3% menos que en el mismo período del año
anterior, cuando se alcanzaron cifras record en la llegada de turistas extranjeros (33,6 millones)"
(IET, 2009).

Se puede añadir una reflexión a raíz del siguiente comentario de la misma Nota de
Coyuntura: "Los turistas que no contrataron paquete turístico, el 69,5% del total, descendieron
un 8,4%, mientras que los que recurrieron al paquete turístico se mantuvieron (-0,3%)" (IET,
2009).

En términos globales, la reducción del flujo de turistas extranjeros se ceba


principalmente sobre el grupo que tenía cierto grado de fidelización a la marca España como
destino.

Esta afirmación que puede parecer aventurada cuando no carente de fundamento, se


entiende si se considera como variable proxy del turista conocedor del destino -quien ya viajó a
nuestro país y repita- el colectivo de turistas que no hacen uso del paquete turístico. No hacer
uso del paquete turístico implica, de algún modo, conocer el terreno sobre el que se va a
pergeñar un "diseño" propio al margen de las agencias y touroperadores. Por el contrario,
contratar el paquete turístico es más propio entre quienes se enfrentan por primera vez a la
experiencia del destino. Buscan la seguridad y la tranquilidad de la organización
profesionalizada.

Se nos abre la posibilidad de que la caída del turismo extranjero se haya cebado más en
aquellos segmentos que repetían España como destino frente a nuevos descubridores de nuestro
país como opción de turismo. Y esto es preocupante por cuanto en este descenso pueden estar
actuando dos efectos: a) el efecto renta, cuyo agente patógeno es la crisis económica que ataca la
renta disponible y altera el destino de los recursos de las economías domésticas en perjuicio del
consumo de productos y servicios turísticos; y b) el efecto sustitución, fruto de la natural
aparición de la competencia de destinos que tratan de arañar un pedazo del pastel que se lleva
España como tal.

¿Qué pasa con el gasto turístico?.

Los datos mostrados por el IET nos muestran una caída del gasto turístico del 7,32%
para junio de 2009. Y esa reducción del gasto turístico incide especialmente en la disminución
del empleo en los servicios de alojamiento -una reducción del 8,2% en junio de 2009 en
comparación con el año anterior- como consecuencia de la caída de la ocupación hotelera (el
grado de ocupación hotelera, que en 2009 fue del 53%, se redujo en un 7,5% en junio de 2009
en comparación con el del año anterior).
La traslación empresarial del coste de la crisis al factor trabajo deja la caída del índice de
ingresos hoteleros, para junio de 2009 y en comparación con el año anterior, en un 5%. En 2008
la variación interanual de los ingresos por turismo no pasó del -0,4%. Buena parte de los meses
de ese mismo año mostraban variaciones interanuales positivas que acababan por compensar los
pésimos datos de cierre del ejercicio, especialmente los del último cuatrimestre. A junio de 2009
nos enfrentamos con una variación interanual enero-junio del -10,8%. Un dato terriblemente
preocupante.

¿Y con la ocupación?

Los datos de coyuntura ofrecidos por el INE y el IET sobre la ocupación subrayan que
apartamentos turísticos y hoteles son los grupos más castigados en junio de 2009 por la caída del
consumo de servicios turísticos. Y, aunque en términos relativos son los apartamentos turísticos
el colectivo de empresas más afectadas, en términos absolutos son los hoteles el grupo más
perjudicado.

Sin embargo, los otros dos grupos restantes, acampamentos turísticos y alojamientos de
turismo rural, sienten los efectos de la caída de actividad en menor medida. Especialmente
significativa es la resistencia de los acampamentos turísticos que, incluso, logran para el mes de
junio de 2009 un dato positivo en el número de pernoctaciones, creciendo un modesto 0,8% a
pesar de haber caído el número de viajeros alojados.

Y el mes de julio de 2009 solo confirma esa tendencia: "Tanto el alojamiento hotelero
como el no hotelero presentaron descensos, siendo mayor en el caso del hotelero, con un 7,9%
menos de turistas. Respecto al alojamiento no hotelero, destaca el crecimiento experimentado
por la vivienda alquilada (un 7,7% más que el mes de julio de 2008)" (IET, 2009).

Y esto nos lleva a "rascar" en el dato para saber qué hay detrás del mismo:

· Un descontento hacia el servicio hotelero y la relación precio-calidad implicada en el


servicio.

· Una incapacidad de asumir el precio del servicio hotelero en economías domésticas con
un número de integrantes de las mismas que haría inviable económicamente el alojarse en
hoteles.

Sea por descontento o incapacidad, el caso es que esa merma de recursos orientados
hacia las empresas de alojamiento acabará repercutiendo en:

1. El empleo, al reducir la capacidad de generar más puestos de trabajo.

2. La profesionalización; al aumentar la precariedad se ataca a la mejora de los recursos


humanos del sector: ¿qué incentivos existirían en un empleado o empleada temporal para
mejorar su cualificación profesional?.
3. Las infraestructuras hoteleras sobre las que será cada vez más difícil -por falta de
recursos- llevar a cabo las oportunas mejoras y el adecuado mantenimiento de las instalaciones.

4. Los resultados económicos de las empresas hoteleras.

El oscuro panorama del empleo.

El informe de Empleo en el Sector Turístico de 2008 muestra que la actividad turística


iba -peor que mejor- conjurando los nubarrones de la crisis, aunque ya se atisbaban los primeros
síntomas: "La tasa de paro en turismo fue del 9,2%, inferior a la de la economía nacional que
ascendió al 11,3%. Respecto a la evolución del número de ocupados por ramas, se
incrementaron los ocupados en otras actividades turísticas (10,4%), transporte (2,4%),
restauración y comedores (0,9%), y disminuyeron en agencias de viaje (-13,9%), hoteles y otros
alojamientos (-2,4%).

Los datos ofrecidos por el IET y el Ministerio de Trabajo e Inmigración nos ponen sobre
aviso del verdadero problema de fondo, no solo del sector turístico, sino del mercado de trabajo
en España: la precariedad laboral actúa como un cáncer que se extiende al consumo
amplificando su debilidad que, a su vez, se extiende a los resultados empresariales forzando una
caída de la actividad que, finalmente, cierra el círculo vicioso a costa de incidir en la
precariedad, el despido y los ERE (unas veces como consecuencia de la crisis y otras como
excusa).

LAS PERSPECTIVAS: DE DONDE VENIMOS Y HACIA DONDE VAMOS.

Los problemas del mercado turístico a nivel global hicieron su aparición de forma
contundente en 2008. La OMT señalaba; "el crecimiento de las llegadas de turistas
internacionales ha disminuido drásticamente en todo el mundo, influido por una economía
mundial extremadamente volátil y desfavorable debida a factores tales como la crisis crediticia,
la creciente crisis financiera, el aumento de los precios de las materias primas y del petróleo y
las grandes fluctuaciones de los tipos de cambio. Todo ello socavó la confianza tanto de las
empresas como de los consumidores, contribuyendo a su vez a la recesión mundial".

La recuperación moderada del pulso económico en los mercados emisores de turistas


probablemente servirá de bálsamo para que la "normalidad" en las cifras elaboradas por el IET
en relación a los movimientos turísticos en fronteras se manifieste. Es decir, aquellas CC.AA.
encasilladas en la primera velocidad, vean una desaceleración de la caída en la llegada de
visitantes extranjeros o, en el mejor de los casos, un moderado crecimiento.

Otra cosa es el vía crucis que atraviesan las CC.AA. de la segunda velocidad. En estas
esa recuperación es gradual, comenzando por los grupos empresariales de acampamentos
turísticos, seguidos del turismo rural y apartamentos turísticos. Los últimos en la recuperación
son los hoteles.

Los mercados emisores y receptores españoles se ajustan probablemente a las tendencias


apuntadas por la OMT:

· Se favorecen los viajes a destinos más próximos a los domicilios, incluido el viaje
interno, frente a los viajes de larga distancia.
· Se prevé que segmentos tales como las visitas a amigos y parientes, los visitantes que
repiten, así como viajeros con intereses especiales e independientes, sean más resistentes.

· Se prevé que la disminución en la longitud media de las estancias, así como en los
gastos, sea más pronunciada que la disminución en el volumen global.

· Los destinos que ofrezcan ventajas económicas y que tengan tipos de cambio
favorables se ven aventajados, puesto que el precio es un asunto fundamental.

· Se espera que aumenten las reservas de última hora, puesto que la incertidumbre lleva a
los consumidores a retrasar la toma de decisiones y a esperar ofertas especiales.

· Las empresas se concentran en la contención de sus costes para mantener su


competitividad.

Es más crítico que nunca trabajar juntos estrechamente en la cadena de valor del turismo
entre los sectores público y privado y los destinos y el mercado de viajes.

Traducido a nuestro territorio nos encontramos con una reducción del turismo emisor
(residentes que viajan fuera del territorio), un incremento significativo en el turismo interno
(residentes que viajan dentro del territorio) -actuando como sustitutivo del anterior- y una
reducción del turismo receptor (no residentes que llegan al territorio).

El turismo interior aumenta o disminuye en función de la compensación de la caída del


turismo receptor con el aumento del turismo interno. Para las CC.AA. de la primera velocidad el
turismo interior se ve mermado frente al crecimiento del turismo interior de las CC.AA. de la
segunda velocidad. Pero es un espejismo, ya que las primeras se recuperan antes y con fuerza
frente a las segundas cuyos turistas interiores pueden aumentar en volumen pero, tal y como nos
insinúa la OMT, no en gasto. Nuestro talón de Aquiles es la segunda velocidad.

Y cruzamos los dedos para que en el cómputo global de la recuperación del crecimiento
del empleo, los ajustes que se produzcan en las empresas situadas en las CC.AA. de la segunda
velocidad se compensen con el crecimiento de las demandas de empleo -en el mercado de
trabajo, las empresas son las demandantes del factor trabajo- por parte de las empresas de las
CC.AA. de la primera velocidad (Magadán y Rivas, 2012).

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