Tema 3 Tur
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Ese big push vendría propiciado por factores, tanto endógenos como exógenos, entre los
que podrían subrayarse dos: a) la buena relación accesibilidad - atractores turísticos (playas y
clima), y b) precios baratos. Y son estos dos factores estratégicos los que progresivamente
encumbran los centros turísticos del Mediterráneo español como centro de gravedad que
desplazan a los destinos maduros y tradicionales, especialmente, los ubicados en Italia y Francia.
Hoy en día, estos factores que propiciaron el desarrollo de nuestro modelo están siendo
la pauta estratégica de otros países del área mediterránea: al fin y al cabo, el sol brilla en todos
los países de igual manera y el agua del Mediterráneo baña por igual todas las costas. La
competencia vía precios perjudica notablemente a España, especialmente desde su incorporación
al euro. Entonces, el futuro proyecta la necesidad de ir evolucionando hacia un modelo no
fundado estrictamente sobre el precio sino sobre la diferenciación. Y en esto de la
diferenciación, la palabra clave es la calidad. Pero una calidad entendida en un sentido muy
amplio: calidad del destino, calidad de las infraestructuras, calidad de los servicios de consumo
turístico directo e indirecto, etc. (Magadán y Rivas, 2012).
España tiene una posición geoestratégica ventajosa dentro del mercado turístico mundial
y una diversidad de recursos que han de tener un mayor aprovechamiento en el futuro.
La Historia, por tanto, se repite: si el turismo fue en los años sesenta del siglo pasado,
bálsamo para la economía nacional, combinado con las remesas provenientes de la emigración,
hoy no andamos muy desviados de repetir ese mismo patrón de comportamiento. El turismo
sigue siendo uno de nuestros "must" en el fondo de armario de nuestras estrategias para afrontar
los años de crisis. Solo que ahora es necesario redefinir el paquete de productos y servicios
turísticos que ofrecemos porque el nuevo escenario ofrece al mercado más destinos y mejores
precios (Magadán y Rivas, 2012).
Para garantizar que el turismo español siga gozando de buena salud y que la economía
en su conjunto pueda continuar beneficiándose de la misma, se hace necesario evolucionar. No
es posible quedarse quieto explotando ventajas comparativas del pasado. Es preciso desarrollar
una nueva visión de España como destino turístico.
El verdadero producto turístico es el destino y la valoración del destino por parte del
turista potencial parte de una imagen inducida tanto por la información no promocional que
recibe como por la promocional. A eso se añade que ese turista potencial es autónomo a la hora
de contratar la información (cada vez más fácil gracias a las nuevas tecnologías). Vender un
destino es vender algo más que la oferta de alojamiento, es vender todo aquello que se puede
hacer en el mismo, es vender las infraestructuras de comunicaciones y los servicios públicos y
privados complementarios que puede necesitar en un momento dado de su estancia ese turista
potencial, es vender una estructura social y urbana cohesionada: adecuado urbanismo, seguridad
personal, aceptación social del turista, etc.
El nuevo modelo de turismo en España debe integrar en sus planes estratégicos los
planes estratégicos de desarrollo urbano para evitar los errores del pasado siglo, muchos de los
cuales son ya incorregibles: unos por falta de voluntad y otros por falta de recursos.
Por eso es necesario elaborar un nuevo discurso turístico ante la brecha existente entre el
antiguo modelo turístico español, agotado hace tiempo, y un nuevo modelo del que sabemos sus
ingredientes, incluso tenemos cierta idea de cómo combinarlos, pero nadie se ha puesto manos a
la obra en la cocina.
LA ESTRUCTURA.
España es un destino líder -junto con EE.UU y Francia- en los movimientos turísticos
internacionales. Pero lo que nos interesa saber es qué mercados receptores -de los existentes en
nuestro país, son realmente sensibles a los mercados emisores, qué otros son relativamente
sensibles y cuáles dependen poco o muy poco de dichos mercados. Así, consideraremos que
existirá una dependencia:
· Muy alta, cuando el peso relativo de los turistas no residentes supere el 50%.
· Alta, cuando el peso relativo de los turistas no residentes se mueva entre el 25% y no
supere el 50%.
· Media, cuando el peso relativo de los turistas no residentes se mueva entre el 12% y no
supere el 25%.
· Muy baja, cuando el peso relativo de los turistas no residentes no supere el 6%.
De las 17 CC.AA., 6 presentan una dependencia muy baja, 3 tienen una dependencia
baja, 4 se mueven en la horquilla de la dependencia media, 2 son de dependencia alta y otras 2
se encuentran dentro de lo que se ha definido por una dependencia muy alta. Y esta estructura no
ha variado sustancialmente en los últimos lustros.
A la luz de los datos, media España depende críticamente de los mercados emisores
extranjeros. Son CC.AA. localizadas mayoritariamente en la costa mediterránea -excepción
hecha de Madrid, Canarias y parte de las provincias de la Comunidad Andaluza- y cuyo
atractivo se asienta principalmente sobre el binomio sol y playa -salvo el caso de Comunidad de
Madrid.
Resultaría una excelente descripción de la situación actual del sector si no fuera porque
se publicara en 1996. Y, en términos generales, se mantiene la vigencia y el valor de aquellas
reflexiones. Por ejemplo, en 2005, Greenpeace España denunciaba que el modelo turístico
español era insostenible a través de su informe Destrucción a Toda Costa 2005.
Pero una lectura atenta de los distintos informes producidos por Greenpeace desde 2005
hasta 2009 refleja una situación más o menos similar. Y si saltamos de Greenpeace a la
Secretaría General de Turismo, esta en el documento Turismo 2020 en su fase I recoge un
interesante análisis DAFO -Debilidades, Amenazas, Fortalezas y Oportunidades- de nuestro
actual modelo que viene a reforzar la idea inicial sobre la reflexión de Vera y Marchena (1996).
Trece años y una crisis para comenzar a pensar en términos empresariales y políticos lo
que desde la Academia se hacía más que evidente. Pero ¿quién iba a detenerse a pensar en
términos de Vera y Marchena (1996) cuando nuestros beneficios anuales crecían sin parar y la
demanda no dejaba de alcanzar -un año si y otro también- un nuevo techo de crecimiento?.
España se encontraba en la élite de los destinos turísticos mundiales, junto a Estados Unidos y
Francia.
Pero nos enfrentamos -si no atajamos esta situación- a una pérdida progresiva de la
fuerza y el vigor de un sector que ve, año tras año, como se diluye su aportación al PIB: En
menos de ocho años una disminución de casi un punto porcentual. Y el turismo receptor se
mueve en el mismo sentido con una pérdida de otro punto porcentual en el mismo período. El
modelo vigente entonces había tocado techo y se hacía necesaria una reforma urgente.
LA COYUNTURA.
Intentamos comprender cómo pueden ser los efectos de la crisis económica en el corto y
medio plazo. Aquellas CC.AA. con una dependencia media, alta y muy alta sufren primero la
crisis en la medida que las economías de esos mercados emisores se resienten por esta.
Las previsiones económicas subrayan que muchos países europeos que sufren primero
los efectos de la crisis, saldrán antes de ella. Y las previsiones más pesimistas subrayan el hecho
de que España, entrando más tarde en la dinámica global de la crisis, saldría más tarde de ella.
En el caso del quiebro del mercado del Reino Unido, la Nota de Coyuntura de julio de
2009 de Frontur es muy explícita: "Reino Unido, origen del 24,5% de los turistas internacionales
recibidos en España, concentró una parte importante de la caída registrada en julio, con una tasa
de variación negativa del 16,1%. Por su parte, se ralentiza el descenso de los turistas alemanes (-
5,4%). Francia protagonizó un fuerte incremento (18,1%), pasando a ser el segundo mercado
emisor por delante de Alemania. En el caso británico, sus principales destinos fueron Baleares,
Andalucía y la Comunidad Valenciana. Todos sus destinos descienden, sobre todo los
archipiélagos, a excepción de la Comunidad Valenciana (+2,8%)" (IET, 2009).
Todas las CC.AA. que ven reducida la llegada de turistas del Reino Unido -a excepción
de la Comunidad Valenciana, donde se produce coyunturalmente en julio un aumento- son
CC.AA. de la primera velocidad.
Una lección importante que se puede extraer de lo que nos insinúan los datos es que las
actuaciones de política económica deben ser diferenciadas para estos dos grupos, no solo en la
naturaleza de la actuación sino en la duración o intensidad temporal de la misma. Sino,
correremos el riesgo de sonreir con los datos positivos del turismo de una parte del país
obviando la realidad menos optimista de la otra parte.
Los datos que ofrece el IET sobre los movimientos turísticos de los españoles son
preocupantes.
Los datos del IET no dejan lugar a dudas sobre el hundimiento de los núcleos emisores
nacionales. Y aunque ese desplome es mayor en la coyuntura de marzo de 2009 para los viajes
realizados dentro del territorio español, la caída es más fuerte para los viajes que los españoles
realizan fuera del territorio nacional: una diferencia de hasta trece puntos porcentuales dan idea
de la magnitud del deterioro del consumo de servicios turísticos a nivel nacional y lo difícil que
va a resultar recuperar el tono tras la desaceleración de la crisis económica.
Y un sector que sufre con especial virulencia los daños colaterales de este desplome es el
sector del transporte en general, y el aéreo en particular. Sólo hay que acercarse a los datos
publicados por el IET sobre la situación de las Compañías de Bajo Coste (CBC): sufren una
caída del 13,9% en los pasajeros transportados en junio de 2009 respecto al mismo mes del año
2008. Todo un dato para la reflexión si tenemos en consideración que las CBC nacían al amparo
de la estrategia de socialización del viaje en avión tratando de profundizar el desarrollo del
turismo de masas. Este proceso se ve parcialmente abortado por la coyuntura vigente entonces.
Pero la OMT nos pone sobre la pista. "Existen informes que indican un aumento del
número de viajeros locales en España que han cambiado los aviones por los trenes de alta
velocidad" (OMT, 2009).
La pérdida de potencia de nuestros mercados emisores extranjeros.
Se puede añadir una reflexión a raíz del siguiente comentario de la misma Nota de
Coyuntura: "Los turistas que no contrataron paquete turístico, el 69,5% del total, descendieron
un 8,4%, mientras que los que recurrieron al paquete turístico se mantuvieron (-0,3%)" (IET,
2009).
Se nos abre la posibilidad de que la caída del turismo extranjero se haya cebado más en
aquellos segmentos que repetían España como destino frente a nuevos descubridores de nuestro
país como opción de turismo. Y esto es preocupante por cuanto en este descenso pueden estar
actuando dos efectos: a) el efecto renta, cuyo agente patógeno es la crisis económica que ataca la
renta disponible y altera el destino de los recursos de las economías domésticas en perjuicio del
consumo de productos y servicios turísticos; y b) el efecto sustitución, fruto de la natural
aparición de la competencia de destinos que tratan de arañar un pedazo del pastel que se lleva
España como tal.
Los datos mostrados por el IET nos muestran una caída del gasto turístico del 7,32%
para junio de 2009. Y esa reducción del gasto turístico incide especialmente en la disminución
del empleo en los servicios de alojamiento -una reducción del 8,2% en junio de 2009 en
comparación con el año anterior- como consecuencia de la caída de la ocupación hotelera (el
grado de ocupación hotelera, que en 2009 fue del 53%, se redujo en un 7,5% en junio de 2009
en comparación con el del año anterior).
La traslación empresarial del coste de la crisis al factor trabajo deja la caída del índice de
ingresos hoteleros, para junio de 2009 y en comparación con el año anterior, en un 5%. En 2008
la variación interanual de los ingresos por turismo no pasó del -0,4%. Buena parte de los meses
de ese mismo año mostraban variaciones interanuales positivas que acababan por compensar los
pésimos datos de cierre del ejercicio, especialmente los del último cuatrimestre. A junio de 2009
nos enfrentamos con una variación interanual enero-junio del -10,8%. Un dato terriblemente
preocupante.
¿Y con la ocupación?
Los datos de coyuntura ofrecidos por el INE y el IET sobre la ocupación subrayan que
apartamentos turísticos y hoteles son los grupos más castigados en junio de 2009 por la caída del
consumo de servicios turísticos. Y, aunque en términos relativos son los apartamentos turísticos
el colectivo de empresas más afectadas, en términos absolutos son los hoteles el grupo más
perjudicado.
Sin embargo, los otros dos grupos restantes, acampamentos turísticos y alojamientos de
turismo rural, sienten los efectos de la caída de actividad en menor medida. Especialmente
significativa es la resistencia de los acampamentos turísticos que, incluso, logran para el mes de
junio de 2009 un dato positivo en el número de pernoctaciones, creciendo un modesto 0,8% a
pesar de haber caído el número de viajeros alojados.
Y el mes de julio de 2009 solo confirma esa tendencia: "Tanto el alojamiento hotelero
como el no hotelero presentaron descensos, siendo mayor en el caso del hotelero, con un 7,9%
menos de turistas. Respecto al alojamiento no hotelero, destaca el crecimiento experimentado
por la vivienda alquilada (un 7,7% más que el mes de julio de 2008)" (IET, 2009).
Y esto nos lleva a "rascar" en el dato para saber qué hay detrás del mismo:
· Una incapacidad de asumir el precio del servicio hotelero en economías domésticas con
un número de integrantes de las mismas que haría inviable económicamente el alojarse en
hoteles.
Sea por descontento o incapacidad, el caso es que esa merma de recursos orientados
hacia las empresas de alojamiento acabará repercutiendo en:
Los datos ofrecidos por el IET y el Ministerio de Trabajo e Inmigración nos ponen sobre
aviso del verdadero problema de fondo, no solo del sector turístico, sino del mercado de trabajo
en España: la precariedad laboral actúa como un cáncer que se extiende al consumo
amplificando su debilidad que, a su vez, se extiende a los resultados empresariales forzando una
caída de la actividad que, finalmente, cierra el círculo vicioso a costa de incidir en la
precariedad, el despido y los ERE (unas veces como consecuencia de la crisis y otras como
excusa).
Los problemas del mercado turístico a nivel global hicieron su aparición de forma
contundente en 2008. La OMT señalaba; "el crecimiento de las llegadas de turistas
internacionales ha disminuido drásticamente en todo el mundo, influido por una economía
mundial extremadamente volátil y desfavorable debida a factores tales como la crisis crediticia,
la creciente crisis financiera, el aumento de los precios de las materias primas y del petróleo y
las grandes fluctuaciones de los tipos de cambio. Todo ello socavó la confianza tanto de las
empresas como de los consumidores, contribuyendo a su vez a la recesión mundial".
Otra cosa es el vía crucis que atraviesan las CC.AA. de la segunda velocidad. En estas
esa recuperación es gradual, comenzando por los grupos empresariales de acampamentos
turísticos, seguidos del turismo rural y apartamentos turísticos. Los últimos en la recuperación
son los hoteles.
· Se favorecen los viajes a destinos más próximos a los domicilios, incluido el viaje
interno, frente a los viajes de larga distancia.
· Se prevé que segmentos tales como las visitas a amigos y parientes, los visitantes que
repiten, así como viajeros con intereses especiales e independientes, sean más resistentes.
· Se prevé que la disminución en la longitud media de las estancias, así como en los
gastos, sea más pronunciada que la disminución en el volumen global.
· Los destinos que ofrezcan ventajas económicas y que tengan tipos de cambio
favorables se ven aventajados, puesto que el precio es un asunto fundamental.
· Se espera que aumenten las reservas de última hora, puesto que la incertidumbre lleva a
los consumidores a retrasar la toma de decisiones y a esperar ofertas especiales.
Es más crítico que nunca trabajar juntos estrechamente en la cadena de valor del turismo
entre los sectores público y privado y los destinos y el mercado de viajes.
Traducido a nuestro territorio nos encontramos con una reducción del turismo emisor
(residentes que viajan fuera del territorio), un incremento significativo en el turismo interno
(residentes que viajan dentro del territorio) -actuando como sustitutivo del anterior- y una
reducción del turismo receptor (no residentes que llegan al territorio).
Y cruzamos los dedos para que en el cómputo global de la recuperación del crecimiento
del empleo, los ajustes que se produzcan en las empresas situadas en las CC.AA. de la segunda
velocidad se compensen con el crecimiento de las demandas de empleo -en el mercado de
trabajo, las empresas son las demandantes del factor trabajo- por parte de las empresas de las
CC.AA. de la primera velocidad (Magadán y Rivas, 2012).