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12 Pasos

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DOCE PASOS Y DOCE TRADICIONES

PRÓLOGO

Alcohólicos Anónimos es una comunidad mundial de más de cien mil *


hombres y mujeres alcohólicas que se han agrupado para resolver sus
problemas comunes y ayudar a sus compañeros que sufren a recuperarse
de esa antigua y desconcertante enfermedad, el alcoholismo.
Este libro trata de los "Doce Pasos" y las "Doce Tradiciones" de
Alcohólicos Anónimos. Ofrece una clara exposición de los principios por
los cuales se recuperan los miembros de A.A. y por los que funciona su
Sociedad.
Los Doce Pasos de A.A. son un conjunto de principios de naturaleza
espiritual que, si se adoptan como una forma de vida, pueden liberar al
enfermo de la obsesión por beber y transformarle en un ser íntegro, útil y
feliz.
Las Doce Tradiciones de A.A. se aplican a la vida de la Comunidad en Si
misma. Resumen los medios por los que A.A. mantiene su unidad y se
relaciona con el mundo a su alrededor, la forma en que vive y se
desarrolla.
Aunque los siguientes ensayos estaban dirigidos principalmente a los
miembros, muchos amigos de A.A. creen que pueden suscitar interés y
tener aplicación fuera de la Comunidad.
Muchas personas, no alcohólicas, dicen que, como consecuencia de
practicar los Doce Pasos de A.A. han podido enfrentarse a otras
dificultades de la vida. Opinan que los Doce Pasos pueden significar más
que la sobriedad para los bebedores problema. Los consideran como un
camino hacia una vida feliz y útil para muchas personas, sean o no sean
alcohólicas.

* En 1995, se calcula que más de dos millones se han recuperado por


medio de A.A.

También hay un creciente interés en las Doce Tradiciones de Alcohólicos


Anónimos. Los que se dedican a estudiar las relaciones humanas
empiezan a preguntarse cómo y por qué funciona A.A. como sociedad.
¿Cómo es posible, se preguntan, que en A.A. ningún miembro pude
imponer su autoridad personal a otro, y que no existe nada que se parezca
a un gobierno central? ¿Cómo es posible que un conjunto de principios
tradicionales, que no tienen ninguna fuerza legal, puede mantener la
unidad y la eficacia de la Comunidad de Alcohólicos Anónimos? La
segunda parte de este libro, aunque destinada a los miembros de A.A.,
ofrece por primera vez a los interesados una perspectiva íntima y detallada
de la Comunidad.
Alcohólicos Anónimos empezó en 1935 en Akron, Ohio, como resultado
de un encuentro entre un bien conocido cirujano de esta ciudad y un
agente de bolsa de Nueva York. Los dos eran graves casos de
alcoholismo e iban a convertirse en los cofundadores de la Comunidad de
A.A.
Los principios básicos de A.A., tal como quedan hoy, fueron tomados en
su mayor parte de los campos de la medicina y la religión, aunque algunas
de las ideas que tuvieron una importancia decisiva para nuestro éxito se
adoptaron como resultado de observar el comportamiento de la
Comunidad y darnos cuenta de sus necesidades.
Después de tres años de pruebas y tanteos en busca de los principios más
realizables que pudieran servir de base para la Sociedad, y tras muchos
fracasos en nuestros intentos de conseguir que los alcohólicos se
recuperasen, tres grupos lograron tener éxito - el primero en Akron, el
segundo en Nueva York y el tercero en Cleveland. Incluso entonces era
difícil encontrar cuarenta personas con una recuperación segura en los
tres grupos.
No obstante, la Sociedad incipiente se resolvió a poner por escrito su
experiencia en un libro que por fin se publicó en 1939. En ese momento,
contábamos con unos cien miembros recuperados. El libro se tituló
"Alcohólicos Anónimos", y de él tomó su nombre la Comunidad. En sus
páginas se describía el alcoholismo desde el punto de vista del alcohólico,
se estructuraron por primera vez a las ideas espirituales de la Sociedad en
los Doce Pasos, y se clarificó la aplicación de estos Pasos al dilema del
alcohólico. El resto del libro estaba dedicado a treinta historias o historiales
en los cuales los alcohólicos hablaban de sus experiencias personales con
la bebida y de su recuperación. Esto estableció una identificación con los
lectores alcohólicos y les demostró que lo que les había parecido casi
imposible ahora iba a ser posible. El libro "Alcohólicos Anónimos" se
convirtió en el texto básico de la Comunidad y todavía lo es. Este libro se
propone ampliar y profundizar la comprensión de los Doce Pasos que
aparecieron en la obra anterior.
Con la publicación en 1939 del libro "Alcohólicos Anónimos", se puso fin a
la época pionera y se inició una prodigiosa reacción en cadena a medida
que los alcohólicos recuperados llevaban el mensaje a otros más. Durante
los años siguientes, decenas de miles de alcohólicos acudieron a A.A.,
principalmente como resultado de una constante y excelente publicidad
que gratuitamente divulgaron las revistas y periódicos de todo el mundo.
Tanto el clero como la medicina favorecieron el nuevo movimiento,
dándole su aprobación pública y su apoyo decidido.
Esta asombrosa expansión trajo consigo graves dolores de crecimiento. Se
había demostrado que los alcohólicos se podían recuperar. Pero no era
nada seguro que tal multitud de personas todavía tan poco equilibradas
pudieran vivir y trabajar juntos con armonía y eficacia.
En todas partes surgían amenazadores interrogantes en cuanto a los
requisitos para ser miembro, el dinero, las relaciones personales, las
relaciones públicas, la dirección de los grupos y los clubs y numerosas
incertidumbres más. De esta vasta confusión de experiencias explosivas,
tomaron forma las Doce Tradiciones de A.A. que se publicaron por primera
vez en 1946 y fueron ratificadas posteriormente en la Primera Convención
Internacional de A.A. celebrada en Cleveland en 1950. La sección de este
libro que trata de las Tradiciones describe con bastante detalle las
experiencias que contribuyeron a la concepción de las Tradiciones, y
dieron así a A.A. su forma, su sustancia y su unidad actuales.
Al llegar ahora a su madurez, A.A. ha llegado a cuarenta países
extranjeros. * Al parecer de sus amigos, este no es sino el comienzo de su
valioso servicio, único en su especie.
Se espera que este libro depare a todo aquel que lo lea una perspectiva
íntima de los principios y fuerzas que han hecho de Alcohólicos Anónimos
lo que es hoy día.

* En 1955, A.A. ya está establecido en 141 países.


LOS DOCE PASOS

PRIMER PASO

"Admitimos que éramos impotentes ante el alcohol,


que nuestras vidas se habían vuelto ingobernables".

¿A quien gusta admitir la derrota total? A casi nadie, por supuesto. Todos
los instintos naturales se rebelan contra la idea de la impotencia personal.
Es verdaderamente horrible admitir que, con una copa en la mano, hemos
deformado nuestra mente hasta tener una obsesión por beber tan
destructiva que solo un acto de la Providencia puede librarnos de ella.
No hay otro tipo de bancarrota como ésta. El alcohol, ahora convertido en
nuestro acreedor más despiadado, nos despoja de toda confianza en
nosotros mismos y toda voluntad para resistirnos a sus exigencias. Una
vez que se acepta esta dura realidad, nuestra bancarrota como seres
humanos es total.
Pero al ingresar en A.A. pronto adoptamos otra perspectiva sobre esta
humillación absoluta. Nos damos cuenta de que sólo por medio de la
derrota total podemos dar nuestros primeros pasos hacia la liberación y la
fortaleza. La admisión de nuestra impotencia personal resulta ser a fin de
cuentas la base segura sobre la que se puede construir una vida feliz y útil.
Sabemos que son pocos los beneficios que un alcohólicos que ingrese
en A.A. puede esperar, si ni ha aceptado, desde el principio, su debilidad
devastadora y todas sus consecuencias. Mientras no se humille así, su
sobriedad - si es que la logra - será precaria. No encontrará la verdadera
felicidad. Esta es una de las realidades de la vida de A.A., comprobada
más allá de toda duda por una vasta experiencia. El principio de que no
encontraremos una fortaleza duradera hasta que no hayamos admitido la
derrota total es la raíz principal de la que ha brotado y florecido nuestra
Sociedad.
Al vernos obligados a admitir la derrota, la mayoría de nosotros nos
rebelamos. Habíamos acudido a A.A. con la esperanza de que se nos
enseñara a tener confianza en nosotros mismos. Entonces, se nos dijo
que, en lo concerniente al alcohol, la confianza en nosotros mismos no
valía para nada; que de hecho era una gran desventaja. Nuestros padrinos
nos dijeron que éramos víctimas de una obsesión mental tan sutilmente
poderosa que ningún grado de voluntad humana podría vencerla. Se nos
dijo que sin ayuda ajena no podía existir tal cosa como la victoria personal
sobre esta obsesión. Complicando implacablemente nuestro dilema,
nuestros padrinos señalaron nuestra creciente sensibilidad al Alcohol - una
alergia, la llamaban. El tirano alcohol blandía sobre nosotros una espada
de doble filo: primero, nos veíamos afligidos por un loco deseo que nos
condenaba a seguir bebiendo y luego por una alergia corporal que
aseguraba que acabaríamos destruyéndonos a nosotros mismos. Eran
muy contados los que, acosados de esta manera, habían logrado ganar
este combate mano a mano. Las estadísticas demostraban que los
alcohólicos casi nunca se recuperaban por sus propios medios. Y esto
aparentemente había sido verdad desde que el hombre pisó las uvas por
primera vez.
Durante los años pioneros de A.A., únicamente los casos más
desesperados podían tragar y digerir esta dura verdad. E incluso estos
"moribundos" tardaban mucho en darse cuenta de lo grave de su
condición. Pero unos cuantos sí se dieron cuenta y cuando se aferraban a
los principios de A.A. con todo el fervor con que un náufrago se agarra ala
salvavidas, casi sin excepción empezaban a mejorarse. Por eso, la primera
edición del libro "Alcohólicos Anónimos", publicado cuando teníamos muy
pocos miembros, trataba exclusivamente de casos de bajo fondo. Muchos
alcohólicos menos desesperados probaron A.A., pero no les dio resultado
porque no podían admitir su impotencia.
Es una tremenda satisfacción hacer constar que esta situación cambió
en los años siguientes. Los alcohólicos que todavía conservaban su salud,
sus familias, sus trabajos e incluso tenían dos coches en su garaje,
empezaron a reconocer su alcoholismo. Según aumentaba esta tendencia,
se unieron a ellos jóvenes que apenas se podían considerar alcohólicos en
potencia. Todos ellos se libraron de esos diez o quince años de auténtico
infierno por los que el resto de nosotros habíamos tenido que pasar. Ya
que el Primer Paso requiere que admitamos que nuestras vidas se habían
vuelto ingobernables, ¿cómo iban a dar este Paso personas como ésas?
Era claramente necesario levantar el fondo que el resto de nosotros
habíamos tocado hasta el punto que les llegara a tocar a ellos. Al repasar
nuestros historiales de bebedores, podíamos demostrar que, años antes
de darnos cuenta, ya estábamos fuera de control, que incluso entonces
nuestra forma de beber no era un simple hábito, sino que en verdad era el
comienzo de una progresión fatal. A los que todavía lo dudaban, les
podíamos decir, "Tal vez no seas alcohólico. ¿Por qué no tratas de seguir
bebiendo de manera controlada, teniendo en cuenta, mientras tanto, lo que
te hemos dicho acerca del alcoholismo?". Esta actitud produjo resultados
inmediatos y prácticos. Entonces se descubrió que cuando un alcohólico
había sembrado en la mente de otro la idea de la verdadera naturaleza de
su enfermedad, esta persona nunca podría volver a ser la misma. Después
de cada borrachera, se diría a sí mismo, "Tal vez esos A.A. tenían razón . .
. " Tras unas cuantas experiencias parecidas, a menudo años antes del
comienzo de graves dificultades, volvería a nosotros convencido. Había
tocado su fondo con la misma contundencia que cualquiera de nosotros.
La bebida se había convertido en nuestro mejor abogado.
¿Por qué tanta insistencia en que todo A.A. toque fondo primero? La
respuesta es que muy poca gente tratará de practicar sinceramente el
programa de A.A. a menos que haya tocado fondo. Porque la práctica de
los restantes once Pasos de A.A. supone actitudes y acciones que casi
ningún alcohólico que todavía bebe podría siquiera soñar en adoptar.
¿Quién quiere ser rigurosamente honrado y tolerante? ¿Quién quiere
confesar sus faltas a otra persona y reparar los daños causados? ¿A quién
le interesa saber de un Poder Superior, y aun menos pensar en la
meditación y la oración? ¿Quién quiere sacrificar tiempo y energía
intentando llevar el mensaje de A.A. al que todavía sufre? No, al alcohólico
típico, extremadamente egocéntrico, no le interesa esta perspectiva - a
menos que tenga que hacer estas cosas para conservar su propia vida.
Bajo el látigo del alcoholismo, nos vemos forzados a acudir a A.A. y allí
descubrimos la naturaleza fatal de nuestra situación. Entonces, y sólo
entonces, llegamos a tener la amplitud de mente y la buena disposición
para escuchar y creer que tienen los moribundos. Estamos listos y
dispuestos a hacer lo que haga falta para librarnos de esta despiadada
obsesión.

SEGUNDO PASO

"Llegamos a creer que un Poder superior a


nosotros mismos podría devolvernos el sano juicio".

Al leer el Segundo Paso, la mayoría de los recién llegados a A.A. se ven


enfrentados a un dilema, a veces un grave dilema. Cuántas veces les
hemos oído gritar: "Miren lo que nos han hecho. Nos han convencido de
que somos alcohólicos y que nuestras vidas son ingobernables. Después
de habernos reducido a un estado de impotencia total, ahora nos dicen
que sólo un Poder Superior puede librarnos de nuestra obsesión. Algunos
de nosotros no queremos creer en Dios, otros no podemos creer, y hay
otros que, aunque creen en Dios, no confían en que El haga este milagro.
Bien, ya nos tienen con el agua al cuello - pero, ¿cómo vamos a salir del
apuro?".
Consideremos primero el caso de aquel que dice que no quiere creer - el
caso del rebelde. Su estado de ánimo solo puede describirse como
salvaje. Toda su filosofía de la vida, de la que tanto se vanagloriaba, se ve
amenazada. Cree que ya hace bastante al admitir que le alcohol le ha
vencido para siempre. Pero ahora, todavía dolido por esa admisión, se le
plantea algo realmente imposible. ¡Cuánto le encanta la idea de que el
hombre, que surgió tan majestuosamente de una sola partícula del barro
primitivo, sea la vanguardia de la evolución, por consiguiente el único dios
que existe en su universo! ¿Ha de renunciar a todo eso para salvarse?
Al llegar a este punto, su padrino se suele reír. Para el recién llegado,
esto es el colmo. Es el principio del fin. Y es cierto: es el principio del fin de
su antigua forma de vivir y el comienzo de una nueva vida. Su padrino
probablemente le dice: "Tómatelo con calma. El traje que te tienes que
poner no te va a quedar tan estrecho como tú te crees. Vamos, yo no lo he
encontrado tan estrecho, ni tampoco un amigo mío que había sido
vicepresidente de la Sociedad Americana de Ateísmo. El se lo puso y dice
que no le aprieta en absoluto".
"De acuerdo" dice el recién llegado, "sé que lo que me dices es la
verdad. Todos sabemos que A.A. está lleno de personas que antes
pensaban como yo. Pero, en estas circunstancias, ¿cómo quieres que me
lo 'tome con calma'? Eso es lo que yo quisiera saber".
"Muy buena pregunta", le responde el padrino. "Creo que puedo decirte
exactamente cómo tranquilizarte. Y no vas a tener que esforzarte mucho.
Escucha, si tuvieras la bondad, las tres siguientes afirmaciones. Primero,
Alcohólicos Anónimos no te exige que creas en nada. Todos sus Doce
Pasos no son sino sugerencias. Segundo, para lograr y mantener la
sobriedad, no te tienes que tragar todo lo del Segundo Paso en este
preciso momento. Al recordar mi propia experiencia, veo que me lo fui
tomando en pequeñas dosis. Tercero, lo único que necesitas es una mente
verdaderamente abierta. Deja de meterte en debates y de preocuparte por
cuestiones tan profundas como el tratar de averiguar si fue primero el
huevo o la gallina. Te repito una vez más, lo único que necesitas es una
mente abierta".
El padrino continúa: "Fíjate, por ejemplo, en mi propio caso. Estudié una
carrera científica. Naturalmente respetaba, veneraba e incluso adoraba la
ciencia. A decir verdad, todavía lo hago - excepto lo de adorarla.
Repetidas veces mis maestros me expusieron el principio básico de todo
progreso científico: investigar y volver a investigar, una y otra vez, y
siempre con una mente abierta. La primera vez que eché una mirada al
programa de A.A., mi reacción fue exactamente como la tuya. Este asunto
de A.A., me dije, no es nada científico. No puedo tragarlo. No me voy a
parar a considerar tales tonterías.
"Luego me desperté. Tuve que admitir que A.A. producía resultados,
prodigiosos resultados. Me di cuenta de que mi actitud ante éstos había
sido muy pronto científica. No era A.A. quien tenía la mente cerrada, sino
yo. En el instante en que dejé de debatir, pude empezar a ver y sentir. En
ese momento, el Segundo Paso, sutil y gradualmente, empezó a infiltrarse
en mi vida. No puedo fijar ni la ocasión ni el día preciso en que llegué a
creer en un Poder superior a mí mismo, pero sin deuda ahora tengo esa
creencia. Para llegar a tenerla, sólo tenía que dejar de luchar y ponerme a
practicar el resto del programa de A.A. con el mayor entusiasmo posible.
"Claro está que ésta es la opinión de un solo hombre basada en su
propia experiencia. Me apresuro a asegurarte que en su búsqueda de la fe,
los A.A. andar por innumerables caminos. Si no te gusta el que te ha
sugerido, seguro que descubrirá uno que te convenga si mantienes
abiertos los ojos y los oídos. Muchos hombres como tú han empezado a
solucionar el problema por el método de la substitución. Si quieres, puedes
hacer de A.A. tu "poder superior". Aquí tienes un grupo grande de gente
que ha resuelto su problema con el alcohol. En este sentido, constituye sin
duda un poder superior a ti, ya que tú ni siquiera te has aproximado a
encontrar una solución. Seguro que puedes tener fe en ellos. Incluso este
mínimo de fe será suficiente. Vas a encontrar a muchos miembros que han
cruzado el umbral exactamente así. Todo te dirán que, una vez que lo
cruzaron, su fe se amplió y se profundizó. Liberados de la obsesión del
alcohol, con sus vidas inexplicablemente transformadas, llegaron a creer
en un Poder Superior, y la mayoría de ellos empezaron a hablar de Dios".
Consideremos ahora la situación de aquellos que antes tenían fe, pero la
han perdido. Entre ellos, se encuentran los que han caído en la
indiferencia; otros que, llenos de autosuficiencia, se han apartado; otros
que han llegado a tener prejuicios en contra de la religión; y otros más que
han adoptado una actitud desafiante, porque Dios no les ha complacido en
sus exigencias. ¿Puede la experiencia de A.A. decirles a todos ellos que
todavía les es posible encontrar una fe que obra?.
A veces el programa de A.A. les resulta más difícil a aquellos que han
perdido o han rechazado la fe que a aquellos que nunca la han tenido,
porque creen que ya han probado la fe y no les ha servido de nada. Han
probado el camino de la fe y el camino de la incredulidad. Ya que ambos
caminos les han dejado amargamente decepcionados, han decidido que
no tienen a dónde ir. Los obstáculos de la indiferencia, de la imaginada
autosuficiencia, de los prejuicios y de la rebeldía les resultan más
resistentes y formidables que cualquiera que haya podido erigir un
agnóstico o incluso un ateo militante. La religión dice que se puede
demostrar la existencia de Dios; el agnóstico dice que no se puede
demostrar; y el ateo mantiene que se puede demostrar que Dios no existe.
Huelga decir que el dilema del que se desvía de la fe es el de una
profunda confusión. Cree que ha perdido la posibilidad de tener el
consuelo que ofrece cualquier convicción. No puede alcanzar ni el más
mínimo grado de esa seguridad que tiene el creyente, el agnóstico o el
ateo. Es el vivo retrato de la confusión.
Muchos A.A. pueden decirle a esta persona indecisa, "Sí, nosotros
también nos vimos desviados de la fe de nuestra infancia. Nos vimos
abrumados por un exceso de confianza juvenil. Por supuesto, estábamos
contentos de haber tenido un buen hogar y una formación religiosa que
nos infundió ciertos valores. Todavía estábamos convencidos de que
debíamos ser bastante honrados, tolerantes y justos; que debíamos tener
aspiraciones y trabajar con diligencia. Llegamos a la convicción de que
estas simples normas de honradez y decoro nos bastarían.
"Conforme el éxito material, basado únicamente en estos atributos
comunes y corrientes, empezó a llegarnos, nos parecía que estábamos
ganando el juego de la vida. Esto nos produjo un gran regocijo y nos hizo
sentirnos felices. ¿Por qué molestarnos con abstracciones teológicas y
obligaciones religiosas o con el estado de nuestra alma, tanto aquí como
en el más allá? La vida real y actual nos ofrecía suficientes satisfacciones.
La voluntad de triunfar nos salvaría. Pero entonces el alcohol empezó a
apoderarse de nosotros. Finalmente, al mirar al marcador y no ver ningún
tanto a nuestro favor y darnos cuenta de que con un fallo más no
quedaríamos para siempre fuera de juego, tuvimos que buscar nuestra fe
perdida. La volvimos a encontrar en A.A. Y tú también puedes hacer lo
mismo".
Ahora nos enfrentamos con otro tipo de problema: el hombre o la mujer
intelectualmente autosuficiente. A estas personas, muchos A.A. les pueden
decir: "Sí, éramos como tú - nos pasábamos de listos. Nos encantaba que
la gente nos considerara precoces. Nos valíamos de nuestra educación
para inflarnos de orgullo como globos, aunque hacíamos lo posible para
ocultar esta actitud ante los demás. En nuestro fuero interno, creíamos que
podíamos flotar por encima del resto de la humanidad debido únicamente
a nuestra capacidad cerebral. El progreso científico nos indicaba que no
había nada que el hombre no pudiera hacer. El saber era todopoderoso. El
intelecto podía conquistar la naturaleza. Ya que éramos más inteligentes
que la mayoría de la gente (o así lo creíamos), con solo ponernos a pensar
tendríamos el botín del vencedor. El dios del intelecto desplazó al Dios de
nuestros antepasados. Pero nuevamente Don Alcohol tenía otros planes.
Nosotros, que tanto habíamos ganado casi sin esfuerzo, lo perdimos todo.
Nos dimos cuenta de que, si no volviéramos a considerarlo, moriríamos.
Encontramos muchos en A.A. que habían pensado como nosotros. Nos
ayudaron a desinflarnos hasta llegar a nuestro justo tamaño. Con su
ejemplo, nos demostraron que la humildad y el intelecto podían ser
compatibles, con tal de que siempre antepusiéramos la humildad al
intelecto. Cuando empezamos a hacerlo, recibimos el don de la fe, una fe
que obra. Esta fe también la puedes recibir tú".
Otro sector de A. A. dice: "Estábamos hartos de la religión y de todo lo
que conlleva la religión. La Biblia nos parecía una sarta de tonterías;
podíamos citarla, versículo por versículo, y en la maraña de genealogía
perdimos de vista las bienaventuranzas. A veces, según lo veíamos
nosotros, la conducta moral que proponía era inalcanzablemente buena; a
veces indudablemente nefasta. Pero lo que más nos molestaba era la
conducta moral de los religiosos. Nos entreteníamos señalando la
hipocresía, la fanática intolerancia y el aplastante fariseísmo que
caracterizaban a tantos de los creyentes, incluso en sus trajes de domingo.
Cuánto nos encantaba recalcar el hecho de que millones de los 'buenos
hombres de la religión' seguían matándose, los unos a los otros, en
nombre de Dios. Todo esto, por supuesto, significaba que habíamos
sustituido los pensamientos positivos por los negativos. Después de
unirnos a A.A., tuvimos que darnos cuenta de que esa actitud nos había
servido para inflar nuestros egos. Al destacar los pecados de algunas
personas religiosas, podíamos sentirnos superiores a todos los creyentes.
Además, podíamos evitarnos la molestia de reconocer algunos de nuestros
propios defectos. El fariseísmo, que tan desdeñosamente habíamos
condenado en los demás, era precisamente el mal que a nosotros nos
aquejaba. Esta respetabilidad hipócrita era nuestra ruina en cuanto a la fe.
Pero finalmente, al llegar derrotados a A.A., cambiamos de parecer.
"Como los siquiatras han comentado a menudo, la rebeldía es la
característica más destacada de muchos alcohólicos. Así que no es de
extrañar que muchos de nosotros hayamos pretendido desafiar al mismo
Dios. A veces lo hemos hecho porque Dios no nos ha entregado las
buenas cosas de la vida que le habíamos exigido, como niños codiciosos
que escriben cartas a los Reyes Magos pidiendo lo imposible. Más a
menudo, habíamos pasado por una gran calamidad y, según nuestra forma
de pensar, salimos perdiendo porque Dios nos había abandonado. La
muchacha con quien queríamos casarnos tenía otras ideas; rezamos a
Dios para que le hiciera cambiar de parecer, pero no lo hizo. Rezamos por
tener hijos sanos y nos encontramos con hijos enfermizos, o sin hijos.
Rezamos por conseguir ascensos en el trabajo y nos quedamos sin
conseguirlos. Los seres queridos, de quienes tanto dependíamos, nos
fueron arrebatados por los llamados actos de Dios. Luego, nos
convertimos en borrachos, y le pedimos a Dios que nos salvara. Pero no
paso nada. Esto ya era el colmo. '¡Al diablo con esto de la fe!' dijimos.
"Cuando encontramos A.A., se nos reveló lo erróneo de nuestra rebeldía.
Nunca habíamos querido saber cuál era la voluntad de dios para con
nosotros; por el contrario, le habíamos dicho a Dios cuál debería ser. Nos
dimos cuenta de que nadie podía creer en Dios y, al mismo tiempo,
dasafiarlo. Creer significaba confiar, no desafiar. En A.A. vimos los frutos
de esta creencia: hombres y mujeres salvados de la catástrofe final del
alcoholismo. Les vimos reunirse y superar sus otras penas y tribulaciones.
Les vimos aceptar con calma situaciones imposibles, sin tratar de huir de
ellas ni de reprochárselo a nadie. Esto no solo era fe, sino una fe que
obraba bajo todas las circunstancias. Para conseguir esta fe, no tardamos
en encontrarnos dispuestos a pagar, con toda la humildad que esto nos
pudiera costar".
Consideremos ahora el caso del individuo rebosante de fe, pero que
todavía apesta a alcohol. Se cree muy devoto. Cumple escrupulosamente
con sus obligaciones religiosas. Está convencido de que cree todavía en
Dios, pero duda que Dios crea en él. Hace un sinfín de juramentos
solemnes. Después de cada uno, no solo vuelve a beber, sino que se
comporta peor que la última vez. Valientemente se pone a luchar contra el
alcohol, suplicando la ayuda de Dios, pero la ayuda no le llega. ¿Qué será
lo que le pasa a esta persona?
Para los clérigos, los médicos, para sus amigos y familiares, el alcohólico
que tiene tan buenas intenciones y que tan resueltamente se esfuerza por
dejar de beber, es un enigma descorazonador. A la mayoría de los A.A., no
les parece así. Multitud de nosotros hemos sido como él, y hemos
encontrado la solución al enigma. No tiene que ver con la cantidad de fe,
sino con la calidad. Esto era lo que no podíamos ver. Nos creíamos
humildes, pero no lo éramos. Nos creíamos muy devotos en cuanto a las
prácticas religiosas, pero al volver a considerarlo con toda sinceridad, nos
dimos cuenta de que solo practicábamos lo superficial. Otros de nosotros
habíamos ido al otro extremo, sumiéndonos en el sentimentalismo y
confundiéndolo con los auténticos sentimientos religiosos. En ambos
casos, habíamos pedido que se nos diera algo a cambio de nada. En
realidad, no habíamos puesto nuestra casa en orden, para que la gracia de
Dios pudiera entrar en nosotros y expulsar la obsesión de beber. Nunca,
en ningún sentido profundo y significativo, habíamos examinado nuestra
conciencia, ni habíamos reparado el daño a quienes se lo habíamos
causado, ni habíamos dado nada a otro ser humano sin exigir algo o
esperar alguna recompensa. Ni siquiera habíamos rezado como se debe
rezar. Siempre habíamos dicho, "Concédeme mis deseos", en vez de
"Hágase tu voluntad". Del amor a Dios y del amor al prójimo, no teníamos
la menor comprensión. Por lo tanto, seguíamos engañándonos a nosotros
mismos y, en consecuencia, no estábamos en la posibilidad de recibir la
gracia suficiente para devolvernos el sano juicio.
Son muy contados los alcohólicos activos que tan siquiera tienen una
vaga idea de lo irracionales que son o que, si llegan a darse cuenta de su
insensatez, pueden soportarla. Algunos están dispuestos a decir que son
"bebedores problemas", pero no pueden aceptar la sugerencia de que son,
de hecho, enfermos mentales. Un mundo que no distingue entre el
bebedor normal y el alcohólico contribuye a que sigan en su ceguera. El
"sano juicio" se define como "salud mental". Ningún alcohólico que analice
fríamente su comportamiento destructivo, ya sea que haya destruido los
muebles de su casa o su propia integridad moral, puede atribuirse a sí
mismo la "salud mental".
Por lo tanto, el Segundo Paso es el punto de convergencia para todos
nosotros. Tanto si somos ateos, agnósticos, o antiguos creyentes,
podemos estar unidos en este Paso. La verdadera humildad y amplitud de
mente pueden llevarnos a la fe, y cada reunión de A.A. es un seguro
testimonio de que Dios nos devolverá el sano juicio, si nos relacionamos
de la forma debida con El.
14 LOS DOCE PASOS

TERCER PAS0

DEClDlMOS PONER NUESTRAS VOLUNTADES


Y NUESTRAS VlDAS AL CUIDADO DE DIOS, COMO
NOSOTROS LO CONCEBIMOS

Practicar el Tercer Paso es como abrir una puerta cerrada


con candado. Todo lo que se necesita es una llave y la decision
de abrirla. Solo hay una llave y esta se llama buena voluntad.
Cuando nuestra buena voluntad ha quitado el candado, la puerta
se abre casi por si sola y, mirando hacia dentro, veremos un
camino junto al cual esta una inscripcion que dice: " ~ s t ees el
camino hacia la fe que obra." En 10s dos primeros Pasos nos
ocupamos en reflexionar. Vimos que eramos impotentes ante el
alcohol y tarr~bienpercibimos que alguna clase de fe, asi sea
solamente fe en A.A., es posible adquirirla. Estas conclusiones
no requirieron actividad, sin0 solamente aceptacion.

Como todos los Pasos siguientes, el Tercer Paso requiere


accion firme; porque solamente actuando, podremos librarnos
del egoism0 que siempre ha impedido la entrada a Dios o, si
se prefiere, a un Poder Superior en nuestras vidas. Indudable-
mente que la fe es necesaria, per0 con la fe por si sola no
lograremos nada. Podemos tener fe y mantener a Dios fuera
de nuestras vidas. En consecuencia, nuestro problema es aho-
ra el encontrar como y por que medios podremos lograr que El
entre. El Tercer Paso sera nuestro primer intento para lograrlo.
De hecho, la eficacia del programa de A.A. dependera de la
sinceridad y formalidad que hayamos puesto para llegar a la
decision de "poner nuestras vidas y nuestra voluntad al cuida-
do de Dios, tal como cada quien lo concibe."

Para todo principiante mundano y realista, este Paso parece


dificil, a h imposible. A pesar de lo mucho que quiera uno tratar
de practicarlo, jexactamente como se puede lograr poner nues-
tra vida y nuestra voluntad al cuidado de Dios, tal como cada
quien lo concibe? Afortunadamente, 10s que lo hemos ensaya-
do y, con 10s mismos recelos, podemos atestiguar que cual-
quiera puede comenzar a practicarlo. Podemos aiiadir que un
TERCER PAS0 15

principio, por mas insignificante que sea, es todo lo que se ne-


cesita. Una vez que con la llave de la buena voluntad hemos
abierto el candado y entreabierto la puerta que se cerraba, nos
damos cuenta de que siempre podemos abrirla un poco mas.
Aunque nuestra obstinacion nos cierre la puerta, como sucede
a menudo, siempre podremos volver a abrirla con la Have de
nuestra buena voluntad.

Pueda ser que todo esto parezca misterioso y remoto, algo


asi como la teoria de la relatividad de Einstein o un problema de
fisica nuclear. No lo es en lo absoluto. Veamos lo practico que
realmente es. Cada hombre o mujer que ha ingresado a A.A. y
que tiene la intencion de seguir allC, sin darse cuenta ha empe-
zado a practicar el Tercer Paso. NO es verdad que, en lo refe-
rente al alcohol, cada una de esas personas ha decidido poner
su vida al cuidado, proteccion y guia de A.A.? Se ha logrado po-
ner buena voluntad para desarraigar nuestra obstinacion y nues-
tras ideas propias acerca del problema del alcohol para substi-
tuirlas por las que A.A. sugiere. Cualquier recien llegado que tie-
ne buena voluntad, siente la certeza que A.A. es el linico puerto
seguro para el barco, a punto de hundirse, en que el se ha con-
vertido. Si esto no es entregar nuestra vida y nuestra voluntad a
una Providencia nuevamente hallada, i q u e es entonces?

Pero supongamos que el instinto del alcoholico todavia se


subleve y reflexione: "Si, en lo que respecta al alcohol tengo
que depender de A.A., per0 en todo lo demas deb0 todavia con-
servar mi independencia. No dejare que nada me convierta en
una nulidad. Si sigo encomendando mi vida y mi voluntad al
cuidado de otro "Alguien," i q u e va a ser de mi? Voy a parecer-
me al agujero de una rosca." ~ s t es,e desde luego, el razona-
miento con que el instinto y la Iogica tratan de reforzar el ego-
tismo y asi frustrar el desarrollo espiritual. Lo malo es que con
esta manera de pensar no se toman en cuenta 10s hechos. Y
10s hechos parecen ser estos: Mientras mas dispuestos esta-
mos a depender de un Poder Superior, mas independientes
somos en realidad. Por consiguiente, la dependencia, como la
practica A.A., es, realmente, una manera de lograr la verdade-
ra independencia espiritual.
16 LOS DOCE PASOS

Examinemos por un momento la idea de dependencia en el


nivel de la vida cotidiana. Es asombroso descubrir, en este te-
rreno, lo mucho que en realidad dependemos y lo inconscientes
que de ello estamos. Toda casa moderna tiene una instalacion
de alambres que conduce a su interior la electricidad. Nos sen-
timos satisfechos de esa dependencia; deseamos, desde lue-
go, que nada interrumpa el suministro de corriente. Al aceptar
asi nuestra dependencia en esa maravilla de la ciencia, nos sen-
timos, en lo personal, mas independientes. No solo somos mas
independientes sino que estamos mas comodos y mas segu-
ros. La fuerza fluye por donde se le necesita. Silenciosa y con
seguridad, la electricidad, esa extraha fuerza que tan pocos com-
prenden, satisface nuestras mas insignificantes necesidades
cotidianas y tambien otras mas importantes. Alli esta el enfermo
de poliomielitis que vive dentro de un pulmon mecanico que de-
pende, con entera confianza, de un motor que le proporciona la
respiracion y lo mantiene vivo.

Pero en el momento que se pone a discusion nuestra depen-


dencia mental o emocional, reaccionamos de una manera muy
distinta. Reclamamos con persistencia el derecho a decidir por
si solos, como pensar y como actuar. Claro que consideramos
10s dos lados del problema. Escuchamos atentamente a quie-
nes nos aconsejan, per0 todas las decisiones las tomamos no-
sotros. Nadie se va a meter con nuestra independencia perso-
nal. Ademas, pensamos que no debemos fiarnos de nadie. Es-
tamos seguros de que nuestra inteligencia, respaldada por nues-
tra fuerza de voluntad, puede bien controlar nuestras vidas inte-
riores y garantizarnos el exito en este mundo en que vivimos.
Esta soberbia filosofia, en la que cada horr~brehace el papel de
Dios, tiene buen aspecto; per0 debe sometersela a prueba de
acido: i q u e tan buen resultado da? Una mirada al espejo debe
ser toda la respuesta que necesite cualquier alcoholico.

Si su propia imagen en el espejo le resultara demasiado abru-


madora de contemplar (y a menudo lo es), puede observar en
personas normales 10s resultados de la confianza desmedida que
en si mismas tienen estas. Por todas partes las vera domina-
das por la colera y por el miedo y a la sociedad dividida en gru-
pos que pugnan entre si. Cada grupo dice a 10s demas: "Noso-
TERCER PAS0 17

tros tenemos la razon y ustedes estan equivocados." Si uno de


estos grupos tiene la suficiente fuerza, se impone a 10s otros,
vanagloriandose de su rectitud y, por todas partes, sucede lo
mismo en el terreno del individualismo. La suma de todo este
esfuerzo poderoso es menos paz y menos fraternidad que an-
tes. La filosofia basada en la vanagloria de la propia rectitud no
esta dando resultados satisfactorios. Es evidente que conduce
a la ruina.

Por consiguiente, 10s que somos alcoholicos podemos con-


siderarnos afortunados. Cada uno de nosotros ha librado su pro-
pio combate con el conflict0 de la vanagloria de la propia recti-
tud y ha sufrido bastante en el encuentro para ya desear encon-
trar algo mejor. De manera que es por la circunstancia, y no por
virtud por lo que hemos llegado a A.A., de haber admitido la de-
rrota, por lo que hemos adquirido 10s rudimentos de la fe y ahora
queremos tomar una decision para poner nuestra voluntad y
nuestra vida al cuidado de un Poder Superior.

Nos damos cuenta de que la palabra "dependencia" les re-


sulta tan desagradable a muchos psiquiatras y psicologos como
a 10s alcoholicos. Como nuestros amigos profesionistas, tam-
bien nosotros nos damos cuenta de que hay formas perjudicia-
les de dependencia. Hemos tenido la experiencia de muchas de
ellas. Por ejemplo, una persona adulta nunca debe tener dema-
siada dependencia emotional de su padre o de su madre. Si no
fue destetado a tiempo, debe darse cuenta de ello. Esta forma
de dependencia defectuosa ha sido la causa de que muchos
alcoholicos rebeldes llegaran a la conclusion de que la depen-
dencia en cualquier forma resulta perjudicial. Pero, la depen-
dencia en un grupo d e A . A . o en un Poder Superior no ha tenido
resultados perjudiciales.

Cuando se desato la segunda Guerra Mundial, este principio


espiritual tuvo su prueba maxima. Los miembros de A.A. que
prestaron su servicio militar se diseminaron por todo el mundo.
~Aceptarianla disciplina, se mantendrian firmes bajo fuego, so-
portarian la monotonia y las calamidades de la guerra? ~ L O S
sostendria hasta el fin la clase de dependencia que habian apren-
dido en A.A.? Si, si 10s sostuvo hasta el fin. Entre ellos hubo
18 LOS DOCE PASOS

menos recaidas y "borracheras secas" que entre 10s a.a. que


estaban a salvo en sus hogares. Demostraron la misma capa-
cidad de resistencia y valor que 10s demas soldados. Lo mismo
en Alaska que en Palermo, su dependencia en un Poder Supe-
rior surtio efecto. Y lejos de ser una debilidad, eso constituyo su
principal fuente de fortaleza.

Asi es que, exactamente, jcomo puede la persona que esta


dispuesta seguir poniendo su vida y su voluntad al cuidado de
un Poder Superior? Hemos visto que ha empezado a lograrlo al
confiar a A.A. la solucion de su problema alcoholico. Por ahora,
lo mas probable es que ya se haya convencido de que tiene otros
prablemas, ademas del alcoholico, y de que algunos de estos
no puede resolverlos con toda la determinacion y el valor de que
es capaz. Sencillamente no 10s cambia; lo hacen desesperada-
mente infeliz y amenazan su recien lograda sobriedad. Nuestro
amigo todavia es victima del remordimiento y del sentimiento de
culpabilidad cuando piensa en el ayer. La afliccion lo domina
cuando piensa en aquellos a quienes todavia odia o envidia. Su
inseguridad economica lo preocupa hasta enfermarlo y el pani-
co lo domina cuando piensa en todas las puertas que el alcohol
le ha cerrado. j Y como va a arreglar ese lio que le hizo perder la
estimacion de su familia y distanciarse de ella? Con su valor
solitario y sin ayuda de nadie, no lo lograra. Seguramente que
ahora necesita depender de "algo" o de "alguien."

Al principio, lo mas probable es que ese "alguien" sea su mas


allegado amigo en A.A. Confia en la seguridad de que sus mu-
chas dificultades, ahora agudizadas porque no puede usar el
alcohol para aliviarlas. tambien pueden resolverse. Desde luego
que su padrino indica que la vida de nuestro amigo todavia es
incontrolable a pesar de que esta sobrio y, que despues de todo,
apenas esta en el princip~odel programa de A.A. Una sobriedad
mas prolongada, por la adm~sionde que es alcoholico y por su
asistencia a varias reuniones. esta muy bien desde luego; per0
lo mas probable es que este estado todavia diste mucho de sig-
nificar una sobriedad permanente y una vida satisfecha y util.
Alli es, justamente, donde entran 10s demas Pasos del progra-
ma de A.A. Nada que no sea una accion continua basada en
ellos, como norma de vida, puede dar el tan deseado resultado.
,;e!w el ou A pe]unloA n] a s e 6 e ~.el:,
-uaJaj!p el ~a:,ouo:,a~ e ~ e de!Jnp!qeS A opand anb se( ~e!que:,
e ~ e dJoleA '~e~que:, opand ou anb seso3 sel ~elda:,e e ~ e dpep
-!uaJaS auapa:,uo:, 'so!a,, :~!:,ap A esned eun ~a:,ey souapod
'uo!s!:,apu! ap s o l u a u o u o saleuo!:,oua so!qJnls!p s o u a u a l
opuen=) .osed ~a:,~alla Je:,!]:,eJd e ~ e z a d u a1!:,e4 pep!leaJ ua
ellnsal 'seap! selsa uo:, op~an:,e ap souelsa anb zaA e u n
, e l ~ a n del ajqe sou o~a:,~alla A .V.V
ap sosed a:,oa sol ap o l ! s o d o ~ dla sa olsa ~13~601 e ~ e dpep!:,
-ede:, ellsanu o l u a u n e ua e A e ~anb ~!n6asuo=).sojjosou u o ~
ejed so!a ap s a u o ~ ~ u a j usel! uo3 o p j a n ~ eap ejaynjsa anb
ap jejejj ap zan ua 'sewalqojd sojjsanu jalowap ap sowejejj
ella uo3 .pejunlon ap ezjani el ap osn lew la op!s ey Jojja
ojjsanN .alqeJ!upe uo!:,ela~a~eun op!s ey elsa s o ~ l o s o usop
-01 eJed 'aluawep!qap elJesn e souezuauo:, opuen:, sa so!a
ap el e pe)unloA ellsanu Jeploue e s o u e z a d u a opuen=)
'sola ap pelunloA el e '!se
'A so!d!:,u!~d sns e asJeploue ~ a p o de ~ e d op!ualsos lenp!A!pu! oz
-4anjsa un uaJa!nbaJ sosed a:,oa sol s o p o l .pelunloA e ! d o ~ dns
ap o p e un sa 0lJeJ601 ap JeleJl 'asJezJojsa e ~!p!:,ap e ~ p o do u
- s ! u la 'pelunloA euanq el a~alnbpeopuen=) 'pelunloA euanq el
ap pep!len:, el JelloJJesap el!sa:,au 'saJeln:,!lJed se~:,uelsun:,~!o
sns uo:, op~an:,e ap A 010s 1s ~ o .~a:,ey d apand o u s ! u !s ~ o d
ouJajua la 010s anb seso:, sepa!:, hey anb a:,a~ed eJoye oJad
.opels!e onp!A!pu! lap a u a l ~ o ~elsa d ap ezJan4 el !s 'ep!lsaqua
esoJaleA eun uo:, aluaue:,!un as~a:,ua~ u e ~ p o dou s o ~ l osoy:,
- n u 'loqo:,le lap e u a l q o ~ dlap seuape anb ap ' u o z e ~uo:, ' o p ~ p
- e n s ~ a dey a s .epeu aleA ou eueuny pelunloA el anb ap uo!:,:,!~
-uoo aluapa~:, eun A uo!:,eu~uesap enu!luo:, eun anb s g u ope1
- u a u ! ~ a d x auey ou anb sope6all u a 1 3 asol
~ e~apua~d~ apand
os
uo!:,euJ!je els3 'e!:,ueJa~asJad A ouadua uo:, osed l a m a 1 la
opehesua eq as opuen:, 'ol!xa uo:, Je:,!l:,€?Jd uapand as 010s y y
ap e u e ~ 6 0 ~lap d sosed s o ~ l osol anb e~el:,e sou as sa:,uolu3
20 LOS DOC€ PASOS

CUARTO PAS0

SIN MlEDO HlClMOS UN MlNUClOSO INVENTARIO MORAL


DE NOSOTROS MISMOS

La creacion nos doto de instintos para un proposito. Sin ellos


no seriamos seres humanos completos. Si 10s hombres y las
mujeres no se esforzaran por su seguridad personal, ni hicieran
ningun esfuerzo para cosechar sus alimentos o construir su ho-
gar, no sobrevivirian. Si no se reprodujeran, la Tierra no estaria
poblada. Si no existiera el instinto social, si a 10s hombres no les
importara la compaiiia de sus semejantes, la capacidad de vivir
no existiria. Asi, estos deseos, de relacion sexual, de seguridad
material, emocional y de compaiiia, son perfectamente justos y
necesarios y, ciertamente, son dones de Dios.

Sin embargo, estos instintos, tan necesarios para nuestra exis-


tencia, nos dominan e insisten en dominar nuestras vidas. Nues-
tros deseos sexuales, de seguridad material y emocional y de
obtener una posicion importante en la sociedad, a veces, nos
tiranizan. Cuando 10s deseos naturales del hombre se desco-
yuntan le ocasionan graves dificultades. No hay ser humano,
por mas bueno que sea, exento de esto. Puede decirse de casi
todos 10s problemas emocionales que son casos de instintos
ma1 encauzados. Cuando eso sucede, nuestro "activo" natural,
10s instintos, se convierten en riesgos fisicos y mentales.

El Cuarto Paso es un esfuerzo laborioso y vigoroso para des-


cubrir cuales han sido y son estos riesgos en nosotros. Quere-
mos descubrir exactamente como, cuando y donde deformaron
estos nuestros instintos naturales. Queremos mirar de frente la
desdicha que, por ella, ha causado a otros y a nosotros mis-
mos. Descubriendo cuales son nuestras deformaciones emo-
cionales, podremos corregirlas. Sin un deseo sincero y perse-
verante de practicarlo es muy limitada la sobriedad o la satis-
faction que podamos obtener La mayoria de nosotros se ha
dado cuenta de que es muy d ~ f i c de ~ l alcanzar la fe que obra
positivamente en la vida c o t ~ d ~ a nSI
a no se ha hecho, sin temor
alguno, un minucioso inventario moral
sowelsa !sv 'uo!3nloAaJ aluapue3 eun elseq 'e!3uaJaj!pu! e!Jj
apsap ~ ! 3 n p 0 ~apand
d solu!lsu! ap anboq3 als3 .uelaqaJ as a]
-uawaluan3aJj A uew!lsel as anb salua6 seJlo Aeq ' l e u o ~ ~ e u ~ a l
-u! e!3uaJajuo3 el ap esaw el ua o sapels!we ap oInm!3 la ua
eas eh 'a(qelo~luo3u! ahlanh as onp!h!pu! lap o16!lsa~d ap oasap
la o p u e n 3 . u o ~ e 3 o ~ osel
~ danb sews!w sel ow03 seueslew ue]
sauo!3owa sop 'uo!slndaJ o e!ueJ!J s e u o s ~ a dsesa ua uep!d
- 0 ~ d'ogIJe3 A uo!33alo~d'uot3uale ap 'OJJO e sepe~a6exase!3
-ua61xas e l 'OloJoqle len61e ~ e 3 o h o ~asd 'oxas la ehalqns as ! g
.ezue6uah A e!p!Aua ' e ~ a l o 3e ~ e 3 o ~ oas~ 'ou1~ue3d la ua uelsa
anb so( e e l l a d o ~ l eas e z a n b ! ~el ap epanbsnq el ua IS .e!3e~6
-sap el e l u a s a ~ das ' s o l u ~ ~ ssns
u ! o ~ l oe aluawalqeuozeJJ! au
-odw! ualn6le anb zah epe=>. o ~ 6 ! l a o31un d la sa ou asa oJad
.pep!l!nbue~]eJpual e3unu 'solu!lsu! sns ap elleleq ap
odwe3 ( a ahlanh as ouewnq Jas un opuen3 ' ~ e 6 o qlap p e p ! q a j
el A pep!~n6asew!l!6al eun ~ ~ 6 ap 0 ueluasa~d
1 sal as anb sapep
-!unl~odosel ue!3!p~adsap'opnuaw e 'seuos~adsels3 .salue[aw
-as sns e Jepuew e ue3!pap as anb 'ezaqe3 el JapJad a3eq sol
~ a p o dla anb sol e sa~arnwA saJqwoq o l s ! ~sowaq ua!qwel
.opez!Jocuale
A 010s epanb A uaJanw o uaAnq sa~ol3aloJdsns 'odwa!] la u o 3
.ou!lsap ns uos o~edwesapla A uo!snl!sap e l . e m n u a3aJ3 ou
' s o s ~ n 3 aso!do~d
~ sns uo3 ep!A el ap sapep!l!qesuodsa~sel e as
-JeluaJjua ~ a p o dou le ' ~ ~ q Jas
a p als-j .e[alo~dA a!n6 01 anb apanj
sew euos~adeJlo ap ~ a p u a d a pua egadwa as anb 'ope]snse
ouewnq Jas le soweJluo3ua opnuaw e Anyy .oJau!p ap s o u ! w ~ a l
ua elsa!j!uew as a ~ d w a l sou pep!~n6asel ap epanbsnq e l
.so6!we A e!l!wej ns ap elseq ehyd as anb
o!Jel!los un ua A olehe un ua asJ!gJaAuo3 apand 'owaJlxa le eh !S
.oJau!p Jelnwn3e anb sew ~ a 3 e qa ~ a ! n bou anb e3!wouo3a pep
- 1 ~ n 6 ans
s ~ o uo!sasqo
d lei JelloJJesap apand O J ~ O.pep!unwo3
el ua uo!3!sod ns A e3!wouo3a A le!Jalew pepi~n6asns ~ e ~ 6 0 1
e ~ e dsapep!unl~odosns J!nJlsap apand oso!~adw!o ! w a ~ d ealsa
'ose3 lei u-j .(enxas oasap la 'opol e auodalue e u o s ~ a deun anb
sowe6uodng .la ua ua!q sowe[!j sou 1s 'o~!le3!j!u6!sAnw eJellns
-aJ oldwala alua1n61s13 .ewalqo~dla aluawe3!seq sa len3 sow
-eaA ' o ! ~ e l u a ~lap
u ! e w a l q o ~ dla alplap ua JepJoqe ap saluv
CZ OSVd O l t J V f l 3
22 LOS DOCE PASOS

colocados en un conflict0 no solamente con nosotros mismos,


sin0 tambien con otras personas que, como nosotros, tienen
instintos, naturalmente.

Los alcoholicos, especialmente, deben poder darse cuenta


de que el instinto desbocado es la causa fundamental de su ma-
nera destructiva de beber. Hemos bebido para ahogar sentimien-
tos de miedo, frustracion y depresion. Hemos bebido para esca-
par del sentimiento de culpabilidad ocasionado por las pasiones
y luego hemos bebido para lograr mas pasiones. Hemos bebido
por vanagloria, para gozar mas 10s suenos disparatados de pom-
pa y poderio. No es agradable contemplar esta perversa enfer-
medad del alma. Los instintos alborotados obstaculizan la in-
vestigacion. En el momento que tratamos de sondearlos, esta-
mos sujetos a sufrir serias reacciones.

Si temperamentalmente estamos en el lado depresivo, esta-


mos propensos a ser abrumados por el sentimiento de culpabi-
lidad de nuestra parte y de repugnancia de nosotros mismos.
Nos revolcamos en ese lodazal, derivando frecuentemente de
ello un placer deformado y doloroso. A medida que persegui-
mos esta melancolica actividad, podemos sumirnos en tal gra-
do de desesperacion, que llegamos a creer que el olvido es la
unica solucion posible. Aqui hemos perdido todo sentido de pers-
pectiva, desde luego, y por consiguiente de humildad, porque
este es orgullo al reves. Esto no es de ninguna manera un in-
ventario moral; es justamente el proceso por el que la depresion
se encamina a la botella y a la exterminacion.

Si, por otra parte, nuestra disposicion natural se inclina hacia


el fariseismo o la grandiosidad, nuestra reaccion sera entera-
mente la opuesta. Nos ofenderemos con la sugerencia que A.A.
hace del inventario moral. Seguramente que nos referiremos con
orgullo a la vida ejemplar que creiamos llevar antes de que la
botella nos hundiera Pretenderemos que nuestros defectos se-
rios de caracter (SI es que pensamos que 10s tenemos) eran
ocasionados por nuestro exceso de la bebida. Siendo asi, pen-
samos que, Iogicamente, la sobr~edades primer0 y lo unico para
lo que necesitamos esforzarnos. Creemos que en el momento
que dejemos el alcohol, reviviremos las buenas cualidades que
CUARTO P A S 0 23

habiamos demostrado tener. Si fuimos buenas gentes, excep-


tuando nuestros momentos de beber demasiado, i q u e necesi-
dad hay de un inventario moral ahora que estamos sobrios?

Tambien nos agarramos a otro maravilloso pretext0 para elu-


dir el inventario. Nos lamentamos de que nuestras ansiedades y
dificultades actuales son causadas por el comportarniento de
otra gente y que, realmente, ellas son las que necesitan un in-
ventario moral. Creemos firmemente que nuestra indignacion
es justificada y razonable, que nuestros resentimientos estan
justificados. Nosotros no somos 10s culpables. Son ellos.

En este estado del proceso del inventario nuestros padrinos


entran a1 rescate. Estan capacitados para hacerlo porque son
portadores de 10s conocimientos experimentados que A.A. tiene
del Cuarto Paso. Consuelan al afligido demostrandole primero,
que su caso no es extrafio ni diferente y que sus defectos de
caracter probablemente no son mas numerosos o peores que
10s de cualquier otro de 10s que estan en A.A. Esto se lo hace
ver el padrino hablandole, con franqueza y sin exhibicionismo,
de alguno de sus propios defectos pasados o actuales. Esta
manera pausada y objetiva resulta muy tranquilizadora. El pa-
drino probablemente indicara que el recien llegado tiene algo en
su haber para abonarse, aparte de sus riesgos. Esto tiende a
disipar la morbosidad y a alentar el equilibrio. El recien llegado
podra empezar a darse cuenta de sus defectos, tan pronto como
empiece a ser mas objetivo.

Los padrinos de aquellos que no creen necesitar el inventario


se enfrentan a otra clase de problema porque las personas, im-
pulsadas por su amor proplo. no se dan cuenta del riesgo que
corren. Estos recien llegados casi no necesitan de consuelo. El
problema es ayudarlos a encontrar una rendija en la carcel en
que su orgullo 10s encerro para que les pueda llegar la luz de la
razon.

Se les dira que la mayoria de 10s miembros de A.A. han sufri-


do severamente durante el tiempo que bebieron, porque creian
que siempre tenian la razon. Para la mayoria de nosotros, el
creer tener siempre la razon originaba nuestras justificaciones,
24 LOS.DOCE PASOS

desde luego que justificaciones a nuestra manera de beber y


nuestra conducta daiiina. Habiamos hecho un arte del inventar
excusas. Teniamos que beber porque nuestra situacion era mala
o porque era buena. Teniamos que beber porque en casa nos
agobiaban con cariiio o porque no nos querian. Teniamos que
beber porque logramos exito en nuestro trabajo o porque fraca-
sabamos en el. Teniamos que beber porque nuestra patria ha-
bia ganado una guerra o porque la habia perdido. Y por esto, y
mil cosas mas, siempre bebiamos.

Pensamos que las "circunstancias" nos empujaban a beber;


y cuando tratamos de corregirlas y nos dimos cuenta de que no
pudimos hacerlo a nuestra entera satisfaccion, nuestra manera
de beber se volvia incontrolable. Nunca se nos ocurrio que ne-
cesitabamos cambiar para afrontar las circunstancias, cuales-
quiera que fueran.

Pero en A.A. aprendimos poco a poco que habia que poner


algun remedio a nuestros resentimientos vengativos, la Iastima
por nosotros y nuestro injustificable orgullo. Teniamos que dar-
nos cuenta de que con nuestras fanfarronadas nos echabamos
en contra a 10s demas. Teniamos que darnos cuenta de que
cuando guardabamos mala voluntad y tratabamos de vengar-
nos de estas derrotas, en realidad nos estabamos golpeando
con el palo de la ira que intentabamos esgrimir contra otros.
Aprendimos que SI estabamos seriamente perturbados, nuestra
primera neces~dadconsistia en calmar ese disturbio sin impor-
tar quien o que lo motivaba.

Francamente. nos tardamos mucho en darnos cuenta de


como nos convertimos en victimas de emociones inciertas. Las
podiamos percib~rprontamente en otros, per0 cuando se trata-
ba de nosotros, lo haciamos con lentitud. Antes que nada, tenia-
mos que admitir que estabamos llenos de estos defectos, a
pesar de que esta clase de adm~sionesresultaban dolorosas y
humillantes. Cuando se tratara de otros, teniamos que quitar la
palabra "culpabilidad" de nuestra conversacion y de nuestro pen-
samiento. Esto requeria mucha buena voluntad desde el princi-
pio. Pero, una vez que vencimos 10s primeros obstaculos, el
camino se hizo mas facil de recorrer. porque habiamos empe-
zado a vernos en perspectiva, o sea que estabamos ganando
en humildad.

Desde luego que la depresion y la sed de poder son caracte-


risticas extremosas en la personalidad de tipos que abundan en
A.A. y en todo el mundo. Frecuentemente estos tipos de perso-
nalidad se perfilan con la claridad de 10s ejemplos que se han
dado. Pero con la misma frecuencia, algunos de nosotros enca-
jaremos mas o menos en las dos clasificaciones. Los seres hu-
manos nunca son iguales, asi es que, cada uno de nosotros, al
hacer inventario, necesitara determinar cuales son sus defec-
tos de caracter individuales. Una vez que encuentre zapatos a
su medida, se 10s pondra y caminara con la nueva confianza de
que se va por el buen camino.

Ahora vamos a examinar la necesidad de una relacion de 10s


defectos de caracter mas notorios que todos tenemos en diver-
sos grados. Para 10s que tienen una preparacion religiosa, en
una relacion de esta naturaleza, veran violaciones graves a prin-
cipios de moral. Otros veran en ella defectos de caracter. Para
otros sera un indice de desajustes. A algunos les molestara que
se hable de inmoralidad y, ni que decir, de pecado. Pero el me-
nos razonable estara de acuerdo en este punto: que hay mucho
que esta ma1 en nosotros 10s alcoholicos; y acerca de lo que
habra de hacerse tambien hay mucho, si es que esperamos
sobriedad, progreso y la habilidad necesaria para adaptarnos a
la nueva vida.

Para evitar confusiones sobre las denom~nacionesde estos


defectos, vamos a adoptar una relac~onuniversalmente recono-
cida de 10s principales defectos humanos, 10s siete pecados
capitales: El orgullo, la avarlcla. la lujuria, la ira, la gula, la envi-
dia y la pereza. El orgullo no encabeza esta relacion por mera
casualidad, porque el orgullo conduce a la tendencia que tene-
mos de tratar de just~ficartodos nuestros actos y, siempre es-
poleados por 10s temores conscientes o inconscientes, es la
causa principal de la mayor parte de las dificultades humanas,
el principal obstaculo al verdadero progreso. El orgullo nos indu-
ce a imponernos a nosotros, o a 10s dernas, exigencias que no
se pueden cumplir sin pervertir o hacer ma1 uso de 10s instintos
26 LOS DOCE PASOS

de que Dios nos ha dotado. Cuando la satisfaccion de nuestros


instintos sexuales, de seguridad, etc. se convierten en el unico
objetivo de nuestras vidas, el orgullo hace act0 de presencia
para justificar nuestros excesos.

Todos estos defectos generan miedo, una enfermedad del


alma por s i sola. A su vez, el miedo genera otros defectos de
caracter. El miedo irrazonable a que nuestros instintos no se
satisfagan nos impulsa a codiciar bienes ajenos, al deseo inmo-
derado de satisfacciones sexuales y de poderio, a enfadarnos
cuando las exigencias de nuestros instintos se ven amenaza-
das y a ser envidiosos cuando las ambiciones de otros se lo-
gran, mientras que las de nosotros no. Comemos, bebemos y
arrebatamos mas de lo que necesitamos con el temor de que
no nos toque lo suficiente. Y con genuina alarma ante el trabajo,
permanecemos indolentes. Flojeamos y lo dejamos todo para
despues y, a lo maximo, trabajamos a la mitad de nuestra capa-
cidad y a regatiadientes. Estos temores son el comejen que
devora sin cesar la base de cualquier clase de vida que trata-
mos de edificar.

Asi que cuando A.A. sugiere hacer un inventario sin temor


alguno, a todo recien llegado le parecera que se le esta pidiendo
mas de lo que puede hacer. Tanto su orgullo, como su temor, lo
rechazan cada vez que intenta mirarse por dentro. El orgullo
dice: "No hay necesidad de que pases por aqui ...",y el temor
dice: T NO te atrevas a mirar aqui!" Pero el testimonio de 10s a.a.
que realmente han acometido el inventario moral es que el orgu-
Ilo y el temor de esta especie resultan ser simples espantajos.
Una vez que tengamos la cabal buena voluntad de hacer el in-
ventario y nos esforcemos concienzudamente en el cumpli-
miento de esta tarea. la luz iluminara este tenebroso camino. A
medida que perseveramos, nace una confianza completamente
nueva; y el alivio, al enfrentarnos a nosotros mismos, es indes-
criptible. ~ s t o sson 10s prrmeros frutos del Cuarto Paso.

Entonces el recien llegado probablemente ya tiene las siguien-


tes conclusiones: que sus defectos de caracter, que representan
sus instintos desviados, han sido la causa primordial de su ma-
nera de beber y de su fracas0 en la vida; que a menos que este
l UARTO P A S 0 27

d~spuestoa luchar con ahinco para eliminar 10s mas graves, la


sobriedad y la serenidad mental lo evadiran; que todos 10s cimien-
tos defectuosos de su vida tendran que ser destruidos para poder
construir otros que Sean una base firme. Ahora, bien dispuesto a
empezar la busqueda de sus defectos, preguntara: "iC6mo se pro-
cede a hacerlo? ~ C o m o
puedo hacer un inventario de mi misrno?"

Como el Cuarto Paso es el comienzo de una costumbre para


toda la vida, se sugiere examinar primer0 aquellos defectos que
Sean 10s mas notorios y que hayan ocasionado mas dificulta-
des. De acuerdo con el buen juicio de lo que ha sido lo correct0
y lo equivocado, puede hacerse un examen prelirninar de la con-
ducts con respecto a 10s instintos primarios sexuales, de segu-
ridad y sociales. Examinando la vida pasada, pronto se pondra
en marcha si considera preguntas corno estas:

LComo, cuando y en que ocasiones perjudique a otras per-


sonas o me perjudique a m i mismo, en mi busqueda egoista de
satisfacciones sexuales? LA quienes lastime y a que grado?
~ H i c edesgraciado mi matrimonio y perjudique a mis hijos?
~ C o m p r o m e tmi
i posicion en mi comunidad? iC6rn0 reaccione
entonces a esas situaciones? i s e n t i un remordimiento impla-
cable? L O insisti en que era yo el perseguido y no el persegui-
dor y ademas me absolvi? i C 6 m o he reaccionado a frustracio-
nes de indole sexual? Cuando me negaban algo, Lme volvia ven-
gativo o me sentia deprimido? i M e desquitaba con otros si en
mi hogar me repudiaban o trataban con frialdad? LMe servia
corno pretext0 de mi prorniscuidad sexual?

Tambien son importantes para 10s alcoholicos las preguntas


que deben hacerse acerca de su conducta relacionada con su
seguridad material y emoc~onal.En este terreno, el temor, la co-
dicia, el acaparamiento y el orgullo muy a menudo han causado
mucho daiio. Examinando sus antecedentes en negocios o em-
pleos, casi cualquier alcohol~copuede hacerse preguntas corno
esta: Ademas de mi problema de la bebida, i q u e defectos de
caracter fueron 10s que contribuyeron a mi inestabilidad econo-
mica? ~Destruyeronmi confianza y me creo un conflict0 la infe-
rioridad de mi capacidad para adaptarme al trabajo? ~ T r a t ede
disimular ese sentimiento de ineficiencia alardeando, timando,
28 LOS DOCE PASOS

engaiiando o evadiendo la responsabilidad? 0, iquejandome de


que 10s otros no reconocian mis verdaderamente excepciona-
les aptitudes? 'Me sobreestirne y hacia el papel de "persona-
je"? 'Tenia una ambicion tan inconsciente que traicione a mis
asociados? 'Fui derrochador? 'Pedi dinero prestado, atolon-
dradarnente, sin importarme si lo devolveria? 'Fui tacaiio, rehu-
sandome a sostener a mi farnilia adecuadamente? 'Quise pro-
gresar facilmente y sin escrupulos?

Las mujeres de negocios que estan en A.A. encontraran que


muchas de estas preguntas pueden ser para ellas tambien. La
esposa alcoholics tambien puede ocasionar la inseguridad eco-
nomica de su familia. Puede tergiversar cuentas corrientes, rna-
nejar ma1 el presupuesto destinado a la alimentacion de su ho-
gar, pasarse las tardes jugando y cornprometer con deudas a
su marido debido a sus despilfarros y su irresponsabilidad.

Todos 10s alcoholicos que han perdido, por su manera de be-


ber, empleos, farnilia y amigos, necesitaran examinarse deteni-
da y despiadadamente para poder deterrninar como 10s defec-
tos de personalidad demolieron su estabilidad.

Los sintomas mas comunes de la inseguridad ernocional son


las preocupaciones, la ira, la Iastima de si mismo y la depre-
sion. Estos sintomas nacen de causas que algunas veces pa-
recen estar dentro de nosotros y que otras parecen venir de fue-
ra. Para hacer un ~nventarioen este respecto, debemos consi-
derar cuidadosamente todas las relaciones personales que nos
acarrean dificultades continuas o periodicas. Debe recordarse
que esta clase de inseguridad puede asomai en cualquier terre-
no donde 10s instintos esten amenazados. El interrogatorio que
tenga ese propos~topuede ser algo asi: Mirando el pasado y el
presente, i q u e clase de situaciones sexuales son las que me
han causado ansiedad, amargura, frustracion o depresion? Va-
lorizando cada situacion con ponderacion, ipuedo darme cuen-
ta en que consistia mi error? i M e acosaban estas perplejidades
porque tenia exigencias egoistas e irrazonables? 0, si mi per-
turbacion era ocasionada aparentemente por la conducta de
otros, i p o r que me falta la habilidad necesaria para aceptar lo
que no puedo carnbiar? sta as son las interrogaciones funda-
I
n
Z JARTO PAS0

mentales que pueden revelarme el origen de mi malestar e indi-


29

carme si puedo alterar mi propia conducta y, asi, ajustarme se-


renamente a la autodisciplina.

Supongamos que la inseguridad economica despierta cons-


tantemente estos sentimientos, puedo preguntarme, jhasta que
punto han sido alimentadas mis corrosivas ansiedades por mis
propios instintos? Y si las acciones de otras personas son parte
de la causa, j q u e puedo hacer acerca de ello? Si no puedo cam-
biar el presente estado de cosas, jestoy dispuesto a tomar las
medidas necesarias para amoldar mi vida a las situaciones rea-
les? Preguntas como esta y otras mas que facilmente pueden
venir a la mente ayudaran a encontrar las causas basicas.

Es por nuestras retorcidas relaciones con la familia, 10s ami-


gos y la sociedad, por lo que, la mayoria de nosotros, hemos
sufrido mas. Hemos sido especialmente tontos y tercos en ese
respecto. El hecho fundamental que nos negamos en recono-
cer es nuestra falta de capacidad para lograr una asociacion
genuina con cualquiera. Nuestra egolatria cava dos pozos pro-
fundos: o insistimos en dominar a 10s que nos rodean o depen-
demos demasiado de ellos. Si dependemos demasiado de otras
gentes, tarde o temprano nos fallaran, porque tambien son hu-
manos y porque no podran, al cabo, satisfacer nuestras conti-
nuas exigencias. De esta manera crece nuestra inseguridad y
se hace rencorosa. Cuando habitualmente tratamos de mani-
pular a 10s otros, de acuerdo con nuestros deseos voluntario-
sos, se rebelan y nos detienen energicamente. Entonces se
desarrolla el amor propio lastimado, el sentimiento de perse-
cucion y el de venganza. A medida que redoblamos nuestros
esfuerzos para controlarnos, per0 continuamos fallando, el
sufrimiento se agudiza, se hace mas constante. Nunca hemos
tratado de ser uno de la familia, de ser amigo entre 10s amigos,
trabajador entre 10s trabajadores, un miembro util de la socie-
dad. Siempre hemos pugnado por llegar a la cuspide de la
montatia o por escondernos debajo de ella. Este comportamien-
to egocentric0 obstaculizo cualquier relacion de la asociacion
con 10s que nos rodean. Teniamos poca comprension de lo que
es la genuina confraternidad.
30 LOS DOCE PASOS

Algunos objetaran a las preguntas expuestas, porque creen


que sus defectos de caracter no han sido tan notorios. A estos,
se les puede sugerir que un examen concienzudo puede mos-
trarles 10s precisos defectos a que se refieren las preguntas.
Como nuestros antecedentes superficiales no nos han pareci-
do graves, frecuentemente nos hemos sonrojado al darnos cuen-
ta de que nos han parecido asi, sencillamente porque hemos
escondido esos defectos con nuestra habilidad para justificar
todos nuestros actos. Cualesquiera que hayan sido 10s defec-
tos, al final, nos han conducido al alcoholismo y a la desgracia.

Por consiguiente, el inventario debe hacerse concienzuda-


mente. En este respecto, es conveniente anotar nuestras pre-
guntas y respuestas. Ayudara a pensar con claridad y a hacer
un avaluo honrado. Sera la primera prueba correcta de nuestra
buena voluntad de ir hacia delante.
ADMITIMOS ANTE DIOS, ANTE NOSOTROS MISMOS
Y ANTE OTRO SER HUMANO, LA NATURALEZA EXACTA
DE NUESTROS DEFECTOS

En todos 10s Doce Pasos de A.A. se nos pide-ir en contra de


nuestros deseos naturales... en todos nos desinflan el ego. En
lo que respecta a desafiar el ego, pocos Pasos son tan dificiles
de practicar como el Quinto. Pero casi ninguno de 10s otros es
tan necesario como este para lograr la sobriedad duradera y la
tranquilidad espiritual.

La experiencia de A.A. nos ha ensetiado que no podemos vi-


vir solos con nuestros problemas apremiantes y con 10s defec-
tos de caracter que 10s causan o que 10s agravan. Si hemos
iluminado el curso de nuestras vidas con el fanal del Cuarto Paso
y hemos visto en relieve esos incidentes que preferimos no re-
cordar; y si llegamos a comprender cuanto datio nos han cau-
sad0 a nosotros y a 10s demas esa manera de pensar y de ac-
tuar equivocada, entonces necesitamos mas urgentemente que
nunca, dejar de vivir solos con esos fantasmas atormentadores
del ayer. Tenemos que hablar de ello con alguien.

Sin embargo, nuestro temor y nuestra renuencia a hacerlo son


tales que, al principio, muchos a.a. tratan de saltar el Quinto Paso.
Buscamos un metodo mas facil, que generalmente consiste en
la admision general y poco dolorosa de que, cuando bebiamos,
eramos muy malos actores; y para redondear la admision, aiiadi-
mos descripciones dramaticas de episodios de nuestras borra-
cheras, probablemente ya conocidas de nuestros amigos.

Pero nunca decimos nada de lo que realmente nos molesta y


produce escozor. Pensamos que no debemos compartir ciertos
recuerdos penosos o humillantes. ~ s t o s10s debemos guardar en
secreto. Nadie debe enterarse de ellos. Esperamos llevarnoslos
a la tumba.

Sin embargo, si se ha de tomar en cuenta ta experiencia de


A . A . . esta no solamente resulta una actitud imprudente sino pe-
32 LOS DOCE PASOS

ligrosa. De las actitudes confusas, es esta una de las que mas


dificultades nos causa para la practica del Quinto Paso. Algu-
nos no logran ninguna sobriedad y otros recaen periodicamente
hasta que pueden decir sus secretos. .Hasta algunos de 10s ve-
teranos de A.A. que ya han estado sobrios por afios suelen pa-
gar car0 su descuido de este Paso. Nos diran como trataron de
llevar la carga solos; cuanto sufrieron con su irritabilidad, ansie-
dad, remordimiento y depresion; y como, buscando inconscien-
temente alivio, acusaban a sus mejores amigos de aquellos
mismos defectos de caracter que ellos trataban de ocultar. Siem-
pre llegaban a la conclusion de que no se consigue ningun alivio
confesando 10s pecados de otros. Todos tuvieron que confesar
10s propios.

Este sistema de admitir nuestros defectos ante otra perso-


na es, desde luego, muy antiguo. Se ha hecho valido cada cen-
turia y caracteriza las vidas de todas las gentes de fondo espi-
ritual y de las verdaderamente religiosas. Actualmente la reli-
gion no es la unica defensora de este principio redentor. Los
psicologos y 10s psiquiatras seiialan la necesidad imperiosa
que tiene todo ser humano de la percepcion de su propia per-
sonalidad y del conocimiento de las fallas de esta para poder
discutirlo con una persona comprensiva y de confianza. A.A.
iria mas lejos, en lo que se refiere a alcoholicos. La mayoria de
nosotros estabamos de acuerdo con esto, per0 sin admitir nues-
tros defectos ante otra persona. No podriamos conservarnos
sobrios. Parece claro que la gracia de Dios no Ilegara a noso-
tros para expulsar nuestras obsesiones destructivas, mientras
no estemos dispuestos a hacer esa confesion de nuestros
defectos ante otra persona

~ Q u ese lo que podemos recibir del Quinto Paso? Por lo pron-


to, librarnos de esa terr~blesensacion de aislarniento que siem-
pre hemos tenido. Casi sin excepcion, 10s alcoholicos son tortu-
rados por la soledad. Aun antes de que nuestra manera de be-
ber empeorara y de que la gente nos empezara a rechazar, casi
todos nosotros ya sufriamos con la sensacion de que no perte-
neciamos a ninguna parte. 0 eramos tirnidos y no nos atrevia-
mos a acercarnos a 10s demas. o eramos propensos a ser bue-
nos chicos, algo escandalosos, ansiosos de compaiiia y de que
se fijaran en nosotros, sin lograrlo nunca, cuando menos de
acuerdo con nuestra manera de pensar. Siempre estaba alli esa
misteriosa valla que no podiamos ni brincar ni comprender. Era
como si fueramos actores en un escenario y que de pronto nos
dierarnos cuenta de que no sabiamos ni una sola linea de nues-
tro papel. ~ s t a
es una de las razones por las que nos gustaba
tanto el alcohol. Nos permitia actuar improvisadamente. Pero
Baco se convirtio en boornerang; finalrnente fuimos abatidos y
nos quedamos en un aislamiento aterrador.

Cuando llegamos a A.A. y, por primera vez en nuestras vidas,


estuvimos entre gentes que parecian comprendernos, la sen-
sacion de pertenecer a ella fue muy estimulante. Creimos que
el problema de la soledad ya estaba resuelto. Pero pronto des-
cubrimos que, si ya no estabamos solos, en el sentido social,
aun sentiamos muchos de 10s viejos tormentos de exclusion.
No sentiamos que perteneciamos a algo, hasta que no hablaba-
mos con entera sinceridad de nuestros defectos y oimos a otra
persona hacer lo mismo. El Quinto Paso fue la respuesta. Fue
el principio de un parentesco genuino con el hombre y con Dios.

Este Paso vital tambien fue el medio por el cual empezamos


a sentir que se nos podria perdonar, sin importar lo que hubiera-
mos hecho o pensado. Frecuentemente sucedio cuando traba-
jabamos en este Paso con nuestros padrinos o nuestros con-
sejeros espirituales que, por primera vez, nos sentimos verda-
deramente capaces de perdonar a otros, sin importar la profun-
da conviccion que teniamos de que nos habian hecho daiio.
Nuestro inventario moral nos habia convencido de que era con-
veniente perdonarlo todo; per0 solo fue hasta que abordamos
resueltamente el Quinto Paso, cuando supimos que podriamos
recibir y otorgar perdon.

Otro bien que podemos esperar como resultado de la. admi-


sion de nuestros defectos ante otro ser humano es la humildad,
palabra frecuentemente ma1 interpretada. Para 10s que han he-
cho progresos en A.A., significa el reconocimiento total de que y
quienes somos en realidad, seguido por un esfuerzo slncero de
llegar a lo que podriamos ser. Por consiguiente, nuestro primer
movimiento practico hacia el logro de la humildad debera con-
34 LOS DOCE PASOS

sistir en el reconocimiento de nuestras faltas. Ningun defect0


podra corregirse si no vemos con claridad en que consiste. Pero
tendremos que hacer algo mas que ver. El objetivo que nosotros
logramos en el Cuarto Paso fue, despues de todo, solamente
un vistazo. Todos miramos, por ejemplo, que nos faltaba honra-
dez y tolerancia, que a veces nos acosaba la Iastima por noso-
tros mismos o 10s delirios de grandeza. Pero aunque esta expe-
riencia fue humillante, no quiere decir necesariamente que hu-
bieramos adquirido humildad verdadera. Aunque ya habiamos
reconocido nuestros defectos, todavia estaban alli. Algo tenia
que hacerse a este respecto. Y pronto descubrimos que aunque
estuvieramos dispuestos a librarnos de ellos, nosotros solos no
podriamos eliminarlos.

Las principales ganancias que obtenemos bajo la influencia


del Quinto Paso son mayor realism0 y, por consiguiente, mas
honradez para con nosotros mismos. Al hacer el inventario, em-
pezamos a sospechar que el habernos estado engatiando nos
habia ocasionado muchas dificultades. Si casi toda la vida nos
habiamos engafiado mas o menos, jcomo podiamos estar se-
guros de que no lo seguiamos haciendo? ~ C o m opodiamos es-
tar seguros de que habiamos catalogado con certeza nuestros
defectos y de que 10s habiamos admitido, en realidad, ante
nosotros mismos? Como estabamos todavia obstaculizados por
el miedo, la compasion y 10s resentimientos para con nosotros,
es probable que no hubieramos podido juzgarnos con imparcia-
lidad. El sentimiento exagerado de culpabilidad y de remordi-
miento pueden hacernos exagerar y dramatizar nuestras faltas.
0 la colera y el orgullo lastimado pueden formar una cortina de
hum0 tras la que ocultamos algunos de nuestros defectos, mien-
tras culpamos de ellos a otras personas. Posiblemente, tam-
bien, todavia nos estorbaban muchos obstaculos grandes y pe-
quetios que no sabiamos que teniamos.

Alli se nos hizo evidente que no seria suficiente un auto-ava-


lljo solitario y la admision de las faltas basadas en eso unica-
mente. Necesitariamos ayuda de fuera, la ayuda de Dios y la de
otro ser humano, para con entera certeza, averiguar y admitir la
verdad acerca de nosotros mismos Solamente ventilando nues-
tras vidas sin retener nada; solamente estando dispuestos a
1 QUINTO PASO

recibir consejos y a aceptar ser dirigidos, podremos ir por el


35

camino de la debida manera de pensar, de la honradez sólida y


de la humildad genuina.

A pesar de todo, muchos de nosotros nos quedamos atrás.


j Decíamos: "'Por qué ese Dios, tal como cada quien lo concibe,
no nos dice dónde está nuestro error? Si en primer lugar, El
Creador fue quien nos dio nuestras vidas, Él debe saber, al de-
talle, nuestras equivocaciones. ¿Por qué no hacemos esas ad-
misiones directamente ante Él? ¿Para qué necesitamos incluir

I a otras personas en esto?"

En esta etapa, las dificultades que se presentan al procurar


que nuestro trato con Dios sea el debido son dobles. Aunque al
principio nos sorprendemos de que Dios sepa todo lo que se
relaciona con nosotros, pronto nos acostumbramos a ello. Quién
' sabe por qué, el encontrarnos solos con Dios no nos parece tan
embarazoso como enfrentarnos a otra persona. Nuestra buena
voluntad de ventilar nuestras dificultades no pasa de ser teórica
hasta que no nos sentamos y hablamos de lo que tanto tiempo
hemos ocultado. Cuando somos honrados con otras personas,
se confirma que hemos sido honrados con Dios y con nosotros.

La segunda dificultad es ésta: nuestro racionalismo y nues-


tras creencias motivadas por el deseo pueden tergiversar aque-
llo que nos llegó, si estamos solos. El beneficio que se obtiene
al hablar con otra persona consiste en que podremos recibir di-
rectamente de ella los comentarios que haga y los consejos que
nos dé con respecto a nuestra situación y en que no habrá en
nuestras mentes ninguna duda acerca de la naturaleza de esos
consejos. En cuestiones espirituales es peligroso conducirse
solo. Cuántas veces no hemos oído a gente bien intencionada
presumir de que están guiadas por Dios, cuando era notorio que
estaban lamentablemente equivocadas. Faltándoles tanto prác-
tica como humildad, se habían engañado y trataban de justificar
las más grandes tonterías basándose en que Dios se las había
comunicado. Vale la pena hacer notar que las personas que tie-
nen un elevado desarrollo espiritual, siempre insisten en con-
sultar y confrontar con amigos o consejeros cuando creen ha-
ber recibido la guía de Dios. Seguramente entonces. el novato
36 LOS DOCE PASOS

debe evitar ponerse en una situación ridícula y, tal vez, trágica.


Aunque los comentarios o consejos de otros no sean infalibles,
es probable que sean más específicos que cualquier guía que
podamos recibir directamente, si todavía no tenemos la expe-
riencia necesaria para poder establecer contacto directo con un
Poder Superior.

Nuestro próximo problema será dar con la persona a la que


haremos nuestras confidencias. Aquí debemos tener mucho cui-
dado, recordando que la prudencia es una gran virtud. Tal vez
necesitemos compartir con esa persona hechos acerca de no-
sotros, de los que otros no deben enterarse. Desearemos ha-
blar con alguien que tenga experiencia y que no solamente se
haya conservado sobrio, sino que además haya vencido dificul-
tades graves. Dificultades tal vez parecidas a las nuestras. Esta
persona quizás resulte nuestro padrino. Si se llega a tener una
confianza especial en él y si su temperamento nos es afín, la
selección puede resultar afortunada. Además, habrá la ventaja
de que el padrino ya estará enterado del caso del ahijado.

Tal vez la relación que exista con él sea de tal indole que se
preferirá revelarle solamente parte de nuestro historial. Si éste
es el caso, debe empezarse, aunque sea en esas condiciones,
porque es muy importante comenzar esta tarea lo más pronto
posible. Puede suceder que se escoja a otra persona para la
parte más dificil de las revelaciones. Esta persona puede estar
desligada completamente de A.A.; por ejemplo, nuestro confe-
sor o nuestro médico. Para algunos de nosotros, una persona
completamente extraña puede a veces darnos el mejor resultado.

Las verdaderas pruebas de la situación lo son la buena vo-


luntad para confiarse y la completa confianza en la persona con
la que se compartirá el primer autoexamen preciso. Aún des-
pués de encontrar a la persona, frecuentemente se necesita
mucha resolucion para abordarla. Nadie debe decir que en el
Programa de A.A. no se requiere fuerza de voluntad; ésta es
una parte donde puede necesitarse toda la que se tenga. Feliz-
mente, lo más probable es que nos espere una agradable sor-
presa. Después de explicarle cuidadosamente a la persona que
se ha escogido lo que se solicita de ella y de que ésta se dé
QUINTO PASO 37
i
i
cuenta de la ayuda que puede prestar, la conversación será fácil
y animada. Siempre que el interesado no retenga nada, sentirá
un gran alivio. Las emociones que han estado aprisionadas por
años se liberan y se desvanecen al ser expuestas. A medida
que cede el dolor, lo reemplaza una tranquilidad reparadora. Y
cuando se combinan así la humildad y la serenidad, algo grande
está a punto de ocurrir. Más de un a.a. que ha sido agnóstico o
ateo nos ha dicho que fue en esta etapa del Quinto Paso cuando
por primera vez sintió la presencia de Dios. Y hasta esos que ya
tenían fe, frecuentemente, estuvieron conscientes de la presen-
cia de Dios como nunca antes la habían sentido.

Este sentimiento de ser uno con Dios, y con el hombre, este


surgimiento del aislamiento a través del honrado compartimien-
to de nuestra terrible carga de culpabilidad, nos conduce a un
estado de tranquilidad en el que podemos prepararnos para dar
los siguientes Pasos y lograr la sobriedad plena y significativa.
38 LOS DOCE PASOS

SEXTO PAS0

ESTUVIMOS ENTERAMENTE DISPUESTOS A DEJAR


QUE DlOS NOS LIBERASE DE TODOS ESTOS DEFECTOS
DE CARACTER

" ~ s t ees un Paso que separa a 10s hombres de 10s mucha-


chos ..."Asi piensa un clerigo muy querido y gran amigo de A.A.
Dice que la persona que tiene la suficiente buena voluntad y hon-
radez para aplicar una y otra vez a sus defectos, el Sexto Paso,
"sin reservas de ninguna especie", ha avanzado mucho espiri-
tualmente y, por lo tanto, merece que se diga de el que es una
persona que esta tratando sinceramente de crecer a la imagen
de su propio Creador.

Desde luego, la frecuente y discutida pregunta de que si Dios


puede, y lo hara bajo ciertas condiciones, eliminar defectos de
caracter tendra una respuesta afirmativa de parte de casi cual-
quier miembro de A.A. Para el esta proposicion no es una teoria;
para el sera tal vez el hecho mas importante de su vida. Gene-
ralmente se referira a ello asi:

"Seguramente que estaba vencido, absolutamente derrota-


do. Mi fuerza de voluntad no me servia de nada para vencer el
alcohol. Cambios de ambiente, 10s mejores esfuerzos de mi fa-
milia y mis amigos, de medicos y clerigos resultaron in~jtiles
contra mi alcoholismo. Sencillamente no podia dejar de beber y
nadie podia lograr que yo lo hiciera. Pero cuando estuve'dis-
puesto y le pedi a un Poder Superior, Dios, tal como lo concebi,
que me liberara de rnis defectos, mi obsesion de beber desapa-
recio. Me la arranco "

Esta clase de test~mon~os se oyen a diario en reuniones de


A.A. en todo el mundo Cualquiera puede ver claramente que
cada miembro sobrio de A.A ha sido liberado de esa obsesion
pertinaz y potencialmente fatal Asi es que, de una manera ca-
bal y literal, todos 10s miembros de A.A. "estuvieron dispuestos"
a dejar que Dios eliminase de sus vidas la obsesion del alcohol.
Y Dios procedio a hacer eso exactamente.
SEXTO P A S 0 39
3
Una vez que se nos ha liberado del alcohol, de una manera
rnanifiesta, i p o r que no podremos lograr, por el mismo medio,
una liberation de cada uno de nuestros defectos? Este es un
acertijo de nuestra existencia; la respuesta solamente puede es-
tar en la mente de Dios. A pesar de todo, podemos darnos cuenta
1 de parte de la respuesta, cuando menos.

Cuando hombres y mujeres se saturan de alcohol, a tal gra-


do que destruyen sus vidas, estan cometiendo un act0 antinatu-
ral. Desafiando a su instinto de conservacion, parece que estan
empehados en destruirse. Van contra su instinto mas hondo. Al
ser humillados por la terrible paliza que les propina el alcohol, la
gracia de Dios puede llegar a ellos y liberarlos de su obsesion.
Aqui, su instinto poderoso de vivir puede colaborar de lleno con
el deseo de su Creador de darles una nueva vida. Porque, tanto
la naturaleza, como Dios, aborrecen el suicidio.

Pero la mayoria de las otras dificultades que tenemos no en-


tran en esta categoria para nada. Toda persona normal quiere,
por ejemplo, comer y reproducirse, ser alguien en la sociedad
de sus semejantes. Y desea estar razonablemente a salvo y
seguro mientras trata de conseguir sus fines. Ciertamente, Dios
lo hizo asi. No lo creo para que se destruyera con el alcohol; y
si, lo dot6 de instintos que lo ayudaran a sobrevivir.

No hay prueba en ninguna parte que nuestro Creador espere


que eliminemos totalmente nuestros impulgos instintivos. Hasta
donde sabemos, no hay constancia de que Dios haya removido
de ningun ser humano todos sus impulsos naturales.

Como la mayoria de nosotros nace con abundancia de de-


seos naturales, no es raro que frecuentemente dejemos que es-
tos excedan su proposito. Cuando nos llevan a ciegas o exigi-
mos voluntariosamente de ellos que nos proporcionen mas sa-
tisfacciones o placeres de lo que es posible o de lo que es debi-
do, es el momento en que nos apartamos del grado de perfec-
cion que Dios desea para nosotros en la Tierra. Esta es la medi-
da de nuestros defectos de caracter o, si se quiere, pecados.
40 LOS DOCE PASOS

Si se lo pedimos, Dios seguramente nos perdonara negligen-


cias. Pero en ningun caso nos dejara blancos como la nieve, si
no aportamos nuestra colaboracion. ESO es algo que se supone
que nosotros estamos dispuestos a esforzarnos por lograr. El
solamente pide que tratemos, lo mejor que podamos, de avan-
zar en la formacion de nuestro caracter.

Asi es que el Sexto Paso: "estuvimos dispuestos a dejar que


Dios eliminase nuestros defectos de caracter" es la forma en
que A.A. expresa lo que es la mejor actitud posible que puede
asumirse para empezar esta tarea de toda la vida. Esto no quie-
re decir que se espere que todos nuestros defectos de caracter
seran eliminados, como lo fue nuestro impulso de beber. Puede
que algunos si; per0 tendremos que contentarnos con mejorar
pacientemente en lo que respecta a la mayoria. Las palabras
clave: "enteramente dispuestos" subrayan el hecho de que as-
piramos a lo mejor de lo que conozcamos, o podemos conocer.

~ C u a n t o sde nosotros estamos dispuestos a mejorar en este


grado? En un sentido absolute, nadie. Lo mejor que podemos
hacer, con toda la honradez que podamos aportar, es tratar de
mejorar. Aun asi, 10s mejores de nosotros descubrimos, con tris-
teza, que siempre hay un momento critic0 en el que nos detene-
mos y decimos: "No, esto todavia no lo puedo dejar." Y pisamos
frecuentemente terreno aun mas peligroso cuando gritamos:
"Esto no lo dejare nunca." Tal es la fuerza que tienen nuestros
instintos para imponerse. A pesar del progreso logrado, habra
deseos que se opongan a la gracia Dios.

Algunos de 10s que creen haber hecho bien el Sexto Paso tal
vez refuten esto, asi es que iremos mas alla. Casi cualquier
persona siente el deseo de liberarse de sus impedimentos mas
notorios y destructivos. Nadie quiere ser tan orgulloso que se le
tilde de jactancioso, ni tan ambicioso que se le llame ladron.
Nadie quiere encolerizarse al grado de matar, ni ser lujurioso
hasta llegar al rapto, ni tan gloton que arruine su salud. Nadie
quiere sentir el malestar cronico que produce la envidia o que-
darse paralitico por la pereza. Desde luego que la mayoria de
10s seres humanos no sufre de estos defectos en ese grado
exagerado.
SEXTO P A S 0 41

Los que hemos evitado llegar a estos extremos estamos pro-


pensos a felicitarnos por ello. Sin embargo, jpodemos hacerlo?
Despues de todo, j n o ha sido el egoismo, puro y simple, lo que
nos ha permitido no llegar a 10s extremos? No hay gran esfuerzo
espiritual de por medio al tratar de evadir excesos por 10s que se
nos castigaria de todas maneras. jPero donde estamos cuando
se trata de 10s menos indignos de esta misma clase de defectos?

Lo que debemos reconocer ahora es que nos regocijamos


de algunos de nuestros defectos. En realidad, 10s queremos.
Por ejemplo: LA quien no le gusta sentirse un poco superior y,
aun muy superior, a 10s que lo rodean? j N o es cierto que deja-
mos que la codicia se ponga la mascara de la ambicion? Pen-
sar en que nos agrade la lujuria parece algo imposible. Sin em-
bargo, cuantos hombres y mujeres hay que hablan de amor y
creen lo que dicen para poder ocultar la lujuria en un rincon os-
cur0 de sus mentes. Y aun manteniendose dentro de 10s limites
convencionales, muchas personas tendran que admitir que sus
excursiones sexuales imaginarias estan a veces disfrazadas de
sueiios romanticos.

Podemos hasta gozar con un estado colerico que creemos


justificado. De una manera perversa, puede causarnos satis-
faction el hecho de que muchas gentes nos resulten molestas
porque esto nos da un sentido de superioridad. Una forma ama-
ble de asesinar personalidades, la murmuracion espoleada por
la ira, tambien tiene sus satisfacciones. En este caso, no esta-
mos tratando de ayudar a 10s que criticamos, estamos tratando de
pregonar nuestra hipocresia.

Cuando la glotoneria no llega a un grado ruinoso, usamos un


termino mas moderado para calificarla: buen gusto. Vivimos en
un mundo contagiado de envidia. ~ s t a afecta a todos en mayor
o menor grado. Es de suponerse que de este defect0 deriva-
mos una satisfaccion torcida, per0 definitiva. De otra manera,
. j p o r que perdemos tanto tiempo deseando lo que no tenemos,
en vez de emplear ese tiempo en tratar de obtenerlo; o buscan-
do torpemente atributos que nunca tendremos, en vez de adap-
tarnos a 10s hechos y aceptarlos? j Y cuantas veces no trabaja-
mos arduamente para conseguir esa seguridad y holgazaneria
42 LOS DOCE PASOS

a lo que llamamos "retirarnos de la vida activa"? Consideramos


tambien el talento que tenemos para demorar lo que tenemos
que hacer y que en realidad es pereza. Casi cualquiera puede
hacer una larga lista de estos defectos y pocos de nosotros pen-
sariamos seriamente en renunciar a ellos, cuando menos hasta
que no empezaran a hacernos muy desgraciados.

Desde luego que algunos llegan a la conclusion de que ya


estan preparados para que 10s libren de sus defectos. Pero aun
estas personas, si hacen una relacion de 10s menos graves de
sus defectos, se veran obligadas a admitir que prefieren que-
darse con algunos de ellos. Por consiguiente, parece claro que
pocos de nosotros podemos llegar rapida o facilmente a estar
preparados para aspirar a una perfeccion moral o espiritual; que-
remos transar con solamente el grado indispensable de perfec-
cion que se necesite para irla pasando. Asi es que la diferencia
entre "muchachos" y "hombres" es la diferencia entre luchar por
obtener un objetivo limitado de nuestro ego y luchar por obtener
el objetivo perfecto que es Dios.

Muchos preguntaremos en el acto: " ~ C o m opodemos acep-


tar todo lo que implica el Sexto Paso? ESO seria la perfeccion."
~ s t parece
a una pregunta dificil, per0 en realidad no lo es. Sola-
mente se puede practical a la perfeccion el Primer Paso, en el
que hicimos una admision absoluta de que eramos impotentes
con el alcohol. Los siguientes once Pasos exponen ideales per-
fectos. Son metas a las que aspiramos e instrumentos que sir-
ven para medir nuestro progreso. Visto bajo este aspecto, el
Sexto Paso todavia resulta dificil per0 de ninguna manera impo-
sible. Lo que urge es ernpezar y seguir perseverando.

Si en la aplicac~onde este Paso conseguimos alguna ventaja


substancial en la soluc~onde problemas no relacionados con el
alcohol, necesitaremos empezar de nuevo con la mente mas
abierta. Necesitaremos mlrar hacia la perfeccion y estar prepa-
rados a marchar en esa d ~ r e c c ~ o Poco
n importa que a veces
tropecemos. Lo que importa es estar listos.

Mirando otra vez aquellos defectos de 10s que todavia no que-


remos desprendernos, debemos desvanecer 10s limites rigidos
SEXTO P A S 0 43

que nos hemos marcado. En algunos casos tal vez todavia ten-
dremos que decir: "Esto no lo puedo dejar todavia ...",per0 nun-
ca debemos decirnos: "Esto no lo dejare nunca."

Vamos a cerrar lo que parece ser un final peligrosamente en-


treabierto. Se sugiere que necesitamos estar completamente
dispuestos a aspirar a la perfeccion. Sin embargo, hacemos
notar que cierto grado de demora es perdonable. El alcoholico
que busque la explication razonada de la palabra demora, facil-
mente la interpretara como un plazo largo. Podra decir: " ~ E s ~ o
es muy facil! Seguramente que me encaminare hacia la perfec-
cion, per0 no tengo por que apresurarme. Tal vez pueda pospo-
ner el tener que enfrentarme a algunos de mis problemas." Des-
de luego esto no da resultados satisfactorios. Esta manera de
engaiiarse a si mismo no conduce a ninguna parte. Por lo me-
nos, tendremos que batallar contra nuestros peores defectos
de caracter y tomar medidas activas para extirparlos lo mas
pronto que nos sea posible.

En el momento que decimos: NO, nunca!" nuestras mentes


se cierran a la gracia de Dios. La demora es peligrosa y la rebel-
dia puede ser fatal. En este punto debemos abandonar 10s obje-
tivos limitados y encaminarnos a lo que es la voluntad de Dios
para con nosotros.
44 LOS DOCE PASOS

HUMILDEMENTE LE PEDIMOS QUE NOS LIBERASE


DE NUESTROS DEFECTOS

Como este Paso se ocupa de la humildad especificamente,


debemos detenernos aqui para considerar lo que es la humildad
y lo que practicarla puede significar para nosotros.

El logro de un mayor grado de humildad es, ciertamente, la


base fundamental de cada uno de 10s Doce Pasos de A.A. Por
que, sin cierto grado de humildad, ningun alcoholico podra con-
servarse sobrio. Casi todos 10s a.a. se han dado cuenta, tam-
bien, de que a menos de que desarrollen esta preciada cuali-
dad, mas de lo que es indispensable para la sobriedad, todavia
no tendran la oportunidad de llegar a ser verdaderamente feli-
ces. Sin ella, su vida no tiene un fin util, o en la adversidad, no
podran invocar la fe que es necesaria para afrontar ciertas emer-
gencias.

La humildad, como palabra y como ideal, sufre muchos con-


tratiempos en nuestro mundo. No solamente no se comprende
la idea; la palabra no es del agrado de muchos. Cantidad de
personas no tienen ni siquiera un conocimientosuperficial de lo
que la humildad significa en la manera de vivir. En muchas de
las conversaciones que escuchamos a diario y en mucho de lo
que leemos resalta el orgullo que siente el hombre por sus ha-
zaiias.

Con su gran inteligencia, 10s cientificos le han estado arran-


cando sus secretos a la naturaleza. Los inmensos recursos que
en la actualidad estan siendo controlados prometen tal cantidad
de beneficios materiales. que muchos han llegado a creer que te-
nemos por delante un milenio forjado por el hombre. Desaparecera
la miseria y habra tal abundancia que todos tendran seguridad y
todas las satisfacciones que ambicionen. La teoria parece ba-
sarse en que una vez satisfechos 10s instintos primitivos de to-
dos 10s seres humanos, no habra motivos para pelearse. El
mundo sera feliz entonces y libre para concentrarse en el en-
grandecimiento de la cultura y el cultivo de la personalidad. Los
hombres habran labrado su destino bastandose con su inteli-
gencia y sus fuerzas.

Seguramente que ningun alcoholico, y menos aun uno que sea


miembro de A.A., menosprecia 10s logros de orden material. No
discutimos con 10s que todavia se aferran a la creencia de que la
satisfaccion de nuestros deseos naturales es el objetivo principal
de la vida. Pero estamos seguros de que no hay en el mundo
ninguna clase de gente que haya tenido resultados tan desastro-
sos en la aplicacion de esa formula, como 10s alcoholicos. Por
muchos aiios 10s alcoholicos hemos estado exigiendo mas de lo
que nos corresponde de seguridad, prestigio y aventura. Cuando
parecia que estabamos teniendo exito, bebiamos para soiiar con
grandezas. Cuando nos desengaiiabamos, aunque fuera par-
cialmente, bebiamos para olvidar. Nunca nos saciabamos.

Lo que malograba todos nuestros esfuerzos, aun 10s bien


intencionados, era la falta de humildad. Nos habia hecho falta
la perspectiva necesaria para ver que la formacion de la per-
sonalidad y 10s valores espirituales estan en primer termino y
que las satisfacciones de orden material no son un objetivo
primordial en la vida. Muy caracteristicamente, nos habiamos
desviado por completo al confundir 10s medios con 10s fines.
En vez de considerar la satisfaccion de nuestros deseos ma-
teriales como medios para existir y funcionar como seres hu-
, manos, habiamos considerado estas satisfacciones como un
objetivo final en la vida.

Ciertamente, muchos de nosotros pensabamos que cierta for-


ma de conducta era obviamente necesaria para conseguir la sa-
tisfaccion de nuestros deseos. Con un despliegue adecuado de
honradez y moralidad, nos seria facil conseguir lo que deseaba-
mos en realidad. Pero cuando teniamos que escoger entre nues-
tro caracter y nuestra comod~dad haciamos a un lado lo con-
cerniente al desarrollo de nuestro caracter y nos embarcaba-
mos en la busqueda de lo que creiamos era felicidad. Pocas
veces le dimos importancia al hecho en si de mejorar nuestro
caracter sin importarnos que nuestras necesidades instintivas
fueran satisfechas o no. Nunca procuramos que la base de nues-

i
46 LOS DOCE PASOS

tras vidas cotidianas fueran la honradez, la tolerancia y el amor


genuino a nuestros semejantes y a Dios.

Esta falta de arraigo a cualquiera de 10s valores permanen-


tes, esta ceguera que nos impedia ver la verdadera finalidad de
nuestras vidas, producian otro ma1 resultado porque, mientras
estuvieramos convencidos de que podiamos vivir exclusivamen-
te a base de nuestra inteligencia y de nuestras fuerzas indivi-
duales, seria imposible tener una fe operante en un Poder Su-
perior. Esto fue cierto hasta cuando creimos en la existencia de
Dios. En realidad, podiamos tener creencias religiosas fervoro-
sas, per0 resultaban esteriles porque todavia no creiamos en la
existencia de EI. Mientras poniamos en primer lugar la con.fian-
za en nosotros mismos, no era posible tener confianza genuina
en un Poder Superior. Faltaba uno de 10s ingredientes basicos
de la humildad: el deseo de hacer la voluntad de Dios.
1
Para nosotros fue increiblemente doloroso el proceso de ga-
nar una perspectiva nueva. Solamente a costa de repetidas hu-
millaciones, nos vimos forzados a aprender algo acerca de la
humildad. No fue sin0 hasta el final de un sender0 largo, lleno de
derrotas y humillaciones y despues del aniquilamiento de nues-
tra autosuficiencia, que empezamos a sentir la humildad en si y
no como un estado de humillacion servil. A cada miembro de
A.A. se le dice, y pronto se da cuenta de ello el mismo, que esta
admision humilde de impotencia con el alcohol es su primer paso
hacia su liberacion de ese yugo paralizante.

Asi, por necesidad, es como nos enfrentamos a la humildad


la primera vez. Pero esto es apenas el principio. Para alejarnos
por completo de nuestro rechazo a la idea de ser humildes, para
poder considerar a la humildad como el camino a la verdadera
libertad del espiritu humano. para estar dispuesto a procurar lo-
grar humildad, como algo deseable en si, la mayoria necesitare-
mos mucho tiempo. No puede cambiarse de repente el rumbo
de toda una vida que ha g~radoslempre alrededor de uno mis-
mo. Al principio, la rebeldia obstaculiza todos nuestros Pasos.

Cuando al fin hemos admitido sin reservas nuestra impotencia


con el alcohol, tal vez suspiremos con alivio y exclamemos: "iGra-
.pep!uaJas el ap JelnJjs!p ~ a p 0 de ~ e dalueyodw! Anw alua1pa~6ul
un ~e~ap~suo:, e ezaldwa a1 as eJoye 'pepl!wny el ope!:,a~dsouaw
e!qey as salue anb oluel ua :sew o61e opeue6 ey a s .pepatsue
A uolsa~dap.uo13el16e ap oplqes sowejqey aluawelos sa3uolua
elseq anb sol so~losoue ~ e dalqe13a~deul ole6a~un sa pep!l!nb
-ueJl eva1qn3sapu a 1 3 aels]
~ our~uelap pep!l!nbue~lel e a:,a~ed
as anb o61e Aey anb sol ua soluauow ap sowezo6 eA .soln:,elsqo I
sollsanu ap salopelsenap sew sol ap ' o p e ~ 6ova!:, ua <souJeJq!l I
ope~601soweAey eA sa:,uolua e ~ e danb sa alqeqo~dsew 01'o!ld
- u e sew ope:,!j!u6!s un Jaua) e ezaldua pepl!uny el aJqos ~esuad i
ap eJauew eJlsanu 'solla ap ueJeJq!l sou anb e solsands!p opelsa
souaq opuen:, A euos~adeJlo uo:, op!jn:,s!p souay sol opuen:,
'sopajap solsa ap soun6le e aluaJj ap opeJ!w souaq opuen=)
-e!:,uah!hJadns eJlsanu e ~ e de!~esa:,au ep
-nAe eun sa anb sowa:,ouo:,a~ o ~ a d Ialqeasap leuos~adpnv!h eun
owo:, e:,!j!u6!s peppuny el anb 01 ap e~ope6elequo!u!do eun sow
-e6ual ou e y e p o l zah lei .souep sol o ~ a dfsalua1peue6a~ e sow
-ep sol ou~ue:, alsa ua sa(e!:,!u! sosed sols3 'soua:,eq 01 ou 1s
e-lellnsaJ anb 06!lse:, la A ol~a:,eq ap JeleJl la a:,npo~d anb ~ o l o p
la aJlua ~a6o:,sa e sope61lqo sowels3 .op!qap sa ouo:, JeJqo
~S~J
e ~ e dsozJanjsa soJlsanu ua S O ~ ! ~ U !AJ sopeuo!sa~d aluaual
-Jan4 sowelsa ' o s a ~ 6 o ~oJlsanu
d ap edela elsa u 3 .soweh apuop
~ o ou!we:,
d la ua soua~ae:, o pelunloh euanq uo:, souJezJojsa
d
anb sowaual anb ap " V ' V ap e!:,ua!~adxa el ~ o 'ope6all sowaq
anb e alq!pnlau! uo!snl:,uo:, el ~ o sopeslndu!
d sowos zah eJlO
jseJopewnJqe uel sauo!slndwo:, A soasap sosa ap souJeJq!l
e~ed e!~esa:,au uo!:,nlosa~ el ap o!do:,e ~a:,eq sowepod anb alq!sod
e-las o u o 3 ? 'solla uo:, souezo6 ejhepol a n b ~ o d'o!~q!l!nbaOJ]
-sanu ueq~nvadanb sopajap s o ~ l oe epeuo!sede e!:,uals!su! eun
uo:, soweJJaje SON 'sowapa:,o~la~anb el alue alqe~adnsu!eaJel
eun e ~ a 3 a ~ esose:,
d soun6le ua o ~ a d'sopajap solsa ap soun6
-1e ap souJeJq!l souaJanD .Jo!Jalue uo!:,enl!s el e JesaJ6aJ Jellha
e ~ e d~e:,ele anb eJqeq anb s o ~ l oA ,,ewalqo~dsaJopaqaq,, ua UOJ
-a!y!huo:, sou anb ~ape~e:,ap sahe~6sol:,ajap sollanbe aluawal
-uanuaJ souepjoqe 'pep!sa:,au el ~ o sopealodsa d e!hepol .opua!JJ
-o:,a~ sowelsa anb ou!ue:, lap o!d!:,u!~d (a aluauelos sa olsa anb
' e u ~ e l eeva!:, uo:, sa:,ah e ' s o u e ~ a l u asou sa:,uolu3 ,,jOUS!w 01
~ o ~de s e de Jahloh anb aJpual ou eA fop01 osed eA anb so!a e se13
LP OSVd OYVlld3S
48 LOS DOCE PASOS

Esta percepcion mas desarrollada de la humildad pone en


marcha otro cambio revolucionario de nuestro punto de vista.
Empezamos a abrir 10s ojos a 10s valores inmensos que ahora
podemos percibir, porque el ego ha sido desinflado. Hasta hace
poco, nuestras vidas estaban dedicadas, en gran parte, a huir
del dolor y de 10s problemas. Huimos de ellos como de la peste.
Nunca queriamos tener nada que ver con el hecho del sufrimien-
to. La fuga, por conduct0 de la botella, era nuestra solucion. El
desarrollo del caracter, por medio del sufrimiento, podria estar
bien para 10s santos; per0 a nosotros, no nos atraia la idea.

Entonces, en A.A. miramos a nuestro alrededor y escucha-


mos. Por todas partes vimos fracasos y desgracias transforma-
das por la humildad en bienes inestimables. Escuchamos una y
otra narracion de como la humildad habia sacado fuerzas de la
debilidad. En cada caso el comienzo de una vida nueva habia sido
pagada con el dolor. Pero a cambio de ese pago, se habia recibido
mas de lo que se esperaba. Adquirimos una dosis de humildad
que pronto descubrimos que curaba el dolor. Empezamos a te-
merle menos al dolor y a desear tener humildad mas que nunca.

Durante el proceso de aprender mas acerca de la humildad, el


resultado significativo que obtuvimos fue el cambio de nuestra ac-
titud hacia Dios. Y esto fue asi para 10s creyentes y para 10s que no
lo eran. Empezamos a superar la idea que teniamos de que el Po-
der Superior era algo remoto al que solamente se acude en caso
de emergencia. Se empezo a desvanecer la idea que teniamos de
que podriamos seguir viviendo nuestras propias vidas, ayudados
por Dios, per0 de vez en cuando. Muchos de nosotros que habia-
mos creido ser devotos despertamos a la realidad de que era limi-
tada nuestra situac~onen ese sentido. Nos habiamos privado de la
ayuda de Dios al negarnos a ponerlo en primer lugar. Las palabras:
"Yo solo no soy nada. el Padre dispone", empezaron a tener signi-
ficado y a hacernos entrever promesas brillantes.

Nos dimos cuenta que no era necesario estar siempre apa-


leados y abatidos por la hum~ldad.Podriamos alcanzarla, tanto
con nuestra buena voluntad de practicarla, como con el sufri-
miento que no espera recompensa. Fue un momento decisivo
de nuestras vidas, aquel en que empezamos a procurar humil-
!
dad no como algo que teniamos que tener sin0 como algo que
realmente deseabamos vivir. En ese momento empezamos a
darnos cuenta de todo lo que el Septimo Paso encierra: "humilde-
mente le rogamos a Dios que nos librara de nuestros defectos."

Al acercarnos a lo que en realidad es dar el Septimo Paso,


estaria bien que nosotros, 10s que somos a.a., averiguaramos
cuales son exactamente nuestros objetivos rnas hondos. Cada
uno de nosotros quisiera vivir en paz consigo mismo y con 10s
demas. Quisieramos estar seguros de que la gracia de Dios pue-
de hacer por nosotros lo que no podemos hacer solos. Hemos
v~stoque 10s defectos basados en deseos indignos o miopes son
10s obstaculos que, en nuestro camino, estorban a esos buenos
deseos. Ahora vemos claramente que hemos tenido exigencias irra-
zonables para con nosotros, para con 10s demas y para con Dios.

El principal causante de nuestros defectos ha sido ese mie-


do que esta en nosotros: miedo principalmente de perder algo
que ya teniamos o de no obtener algo que exigiamos. Viviendo a
base de exigencias no satisfechas, estabamos en un continuo
estado de perturbacion y frustracion. Por consiguiente, era in-
dispensable, si queriamos disfrutar algun grado de tranquilidad,
reducir nuestras exigencias. Cualquiera sabe la diferencia que
hay entre una exigencia y una peticion.

Es en el Septimo Paso donde al cambiar nuestra actitud, po-


demos con la humildad como guia, salirnos de nosotros para ir a
Dios y a 10s demas. A traves de todo el Septimo Paso se hace
hincapie en la humildad. En realidad, se nos dice que debemos
estar dispuestos a tratar de librarnos de nuestros defectos por
medio de la humildad, en la misma forma que admitimos que era-
mos impotentes ante el alcohol y que llegamos al convencimiento
de que solo un Poder Superior podria devolvernos el buen juicio.
Si ese grado de humildad nos ha podido ayudar a encontrar la gracia
por la que ha sido posible desterrar esa mortal obsesion, enton-
ces debe haber esperanzas de obtener el mismo resultado en lo
que respecta a cualquier otro problema que pudieramos tener.
50 LOS DOCE PASOS

OCTAVO PAS0

HlClMOS UNA LlSTA DE TODAS AQUELLAS PERSONAS


A QUIENES H A B ~ A M O SOFENDIDO Y ESTUVIMOS
DISPUESTOS A REPARAR EL DANO
QUE LES CAUSAMOS

Los Pasos Octavo y Noveno tratan de las relaciones perso-


nales. Primero, miramos hacia atras y tratamos de descubrir en
que nos hemos equivocado; segundo, hacemos un esfuerzo fir-
me encaminado a reparar 10s datios que hemos causado; y ter-
cero, habiendo limpiado de escombros el pasado, considera-
mos como establecer la mejor clase posible de relaciones con
todos 10s seres humanos a quienes conozcamos.

Esta es una tarea muy grande. Tarea que podemos desem-


petiar con mayor habilidad cada dia, per0 que nunca tiene fin.
Aprender a vivir con 10s demas, como quiera que Sean, frater-
nalmente y en paz, es una experiencia conmovedora y fasci-
nante. Todo socio de A.A. ha descubierto que se adelanta poco
en el logro de una nueva manera de vivir si no retrocede y exa-
mina cuidadosamente, sin hacer ninguna omision, el datio oca-
sionado a otras personas.

Al hacer el inventario moral, se ha avanzado hasta cierto gra-


do; per0 ahora es el momento de redoblar 10s esfuerzos para
poder darse cuenta de a quienes se ha lastimado y en que for-
ma. Volver a abrir heridas, unas antiguas, otras tal vez ya olvi-
dadas y algunas infectadas y dolorosas, parecera, al principio,
una cirugia inlitil. per0 si se comienza a hacerlo con buena vo-
luntad, en seguida se vera su utilidad al darse cuenta de que el
dolor va desaparec~endoa medida que uno y otro obstaculo va
siendo eliminado

Sin embargo, estos obstaculos son muy reales. El primero, y i


uno de 10s mas dificiles. esta relacionado con el perdon. En 10s
momentos que pensamos sobre alguna relacion torcida con otra 1

persona, nuestras emociones se ponen a la defensiva. Para j

I
evitar contemplar el datio que le hemos causado a alguien, en-
SCTAVO P A S 0 51

'ocamos, llenos de resentimiento, el datio que esa persona nos


ha ocasionado. Esta manera de reaccionar se acentua, natural-
mente, cuando esa persona se ha portado ma1 con nosotros.
Triunfantes, miramos su ma1 comportamiento, utilizandolo como
pretext0 perfecto para tratar de justificar nuestra mala conducta.

Aqui necesitamos parar en seco. Resulta un contrasentido


que la persona que esta llena de defectos censure 10s de otros.
Recordemos que no solo 10s alcoholicos son atormentados por
emociones enfermizas. Mas aun, generalmente, es un hecho
que nuestro comportamiento cuando hemos estado bebiendo
ha exasperado 10s defectos de otros. En repetidas ocasiones
i hemos colmado la paciencia de nuestros mejores amigos y he-
mos hecho que les salga a relucir lo peor que tienen a aquellos
: que no nos tienen en muy buen concepto. En muchos casos
tratamos con otros que sufren tanto como nosotros y a 10s que
les hemos empeorado sus sufrimientos. Si estamos a punto de
pedir perdon para nosotros, i p o r que no empezamos perdonan-
do a cada uno de ellos y a todos 10s demas?

Cuando hacemos una relacion de aquellas personas a las


que les hemos hecho algun datio, la mayoria de nosotros tropie-
za con otro obstaculo serio. Sentimos una fuerte sacudida al
( darnos cuenta de que estamos preparandonos a admitir nues-
tra miserable conducta, cara a cara, con aquellas personas a
. quienes habiamos herido. Habia sido bastante penoso hacer esa
admision ante Dios, ante nosotros mismos y ante otro ser hu-

I mano. Pero la perspectiva de entrevistarnos con esas personas


y aun la de escribirles nos aternorizaba, especialrnente cuando
recordabamos el ma1 concepto en que nos tenian. Habia tam-
bien casos de personas a las que habiamos daiiado sin que
ellas se dieran cuenta, afortunadamente. ~ P oque
r no olvidar lo
pasado? 'Para qu6 teniarnos que ocuparnos de esa gente? ES-
tas eran algunas de las formas en que el miedo conspiraba con el
orgullo para obstruccionarnos en nuestro proposito de hacer la
, relacion de todas las personas a quienes habiamos daiiado.
i
Algunos de nosotros tropezamos con un obstaculo distinto.
Nos aferramos a la pretension de que cuando bebiamos no le
haciamos datio a nadie mas que a nosotros mismos. Nuestras
52 LOS DOCE PASOS

familias no sufrían, porque siempre cubríamos sus gastos y


nunca bebíamos en casa. Nuestros socios en los negocios no
sufrían, porque siempre cumplíamos nuestras obligaciones.
Nuestras reputaciones no habían sufrido menoscabo, porque
estábamos seguros de que pocas personas sabían que bebía-
mos. Los que estaban enterados, nos decían que era una pa-
rranda alegre, que sólo era una pequeña falla de un hombre bue-
no. Por consiguiente, ¿qué de malo habíamos hecho? Nada que
no pudiera repararse con disculpas sencillas.

En algunos casos nos es absolutamente imposible hacer re-


paraciones y en otros la acción es diferente; debemos, de todas I
maneras, hacer un examen preciso y completo de nuestro pa-
sado en lo que respecta a la forma en que hemos afectado a
otros. En muchos casos encontraremos que aunque el mal cau-
sado a otros no ha sido grave, el daño emocional que nos he-
mos causado a nosotros mismos sí lo ha sido. Hay conflictos
emocionales muy profundos, algunas veces completamente ol-
vidados, que persisten por debajo del nivel de lo consciente.
Cuando esto sucede, pueden en realidad haber deformado nues-
tras personalidades en una forma tan violenta, que desde en-
tonces hayan opacado nuestras verdaderas personalidades y
alterado, en el peor sentido, nuestras vidas.

Mientras que reparar los daños que le hemos causado a otros


11
es primordial, es igualmente necesario que extraigamos del exa- :
men de nuestras relaciones personales toda la información que
podamos obtener acerca de nosotros mismos y de nuestras di-
ficultades. Ya que las relaciones irregulares con otros seres hu-
manos han sido casi siempre la causa inmediata de nuestras
desdichas. inclusive la del alcoholismo, ningún otro campo de
acción podría. como este darnos recompensas tan valiosas. Si
reflexionamos con serenidad sobre nuestras relaciones perso-
nales, nuestro conocimiento sera más agudo. Podemos ir más
allá de .aquello que en nosotros estaba superficialmente mal,
para darnos cuenta de nuestras fallas básicas; fallas que algu-
nas veces eran responsables de todas nuestras normas de vida.
Ya hemos descubierto que se obtienen resultados muy satis-
factorios cuando se hacen las cosas cabalmente.
ZCTAVO PASO 53

Tal vez nos preguntemos ¿qué significa "haberle causado


daño" a otras personas? ¿Cómo es el "daño" que unos les cau-
san a otros? Para definir en una forma práctica la palabra "da-
ñar", podemos decir que es el resultado de instintos que chocan
y que causan a alguien perjuicios de orden físico, mental, emo-
cional o espiritual. Si nuestro mal genio es persistente, provoca-
mos la cólera en otros. Si mentimos o engañamos, despojamos
a otros no solamente de sus bienes terrenales, sino su seguri-
dad emocional y su tranquilidad mental. En realidad, los esta-
mos invitando a ser despectivos y vengativos. Si nuestra con-
ducta sexual es egoísta, podemos provocar celos, desgracias y
deseos devenganza.

Esa conducta torpe no es la única causa de los daños que


hicimos. Examinemos algunos de los menos graves, pero que a
veces pueden perjudicar tanto como los otros. Supongamos que

l
en nuestras vidas hogareñas somos mezquinos, irresponsables,
indiferentes o fríos; que somos irritables, criticones, impacien-
tes y malhumorados; que colmamos de atenciones a uno de
nuestra familia e ignoramos a los demás. ¿Qué pasa cuando
tratamos de dominar a toda la familia, ya sea con mano de hie-
rro o tratando de que cada uno de sus actos se apegue minucio-
samente a las órdenes que les estamos dando constantemen-
1 te? ¿Qué pasa cuando exageramos nuestra depresión,
creyéndonos muy dignos de compasión y hacemos víctimas de
nuestra condición a los demás? Esa serie de daños que les
causamos a otras personas, daños que hacen que la vida coti-
diana con nosotros los alcohólicos. cuando estamos bebiendo,
resulte difícil y a veces insoportable. puede ser numerosa. Cuan-
do llevamos esas características de nuestra personalidad a la
tienda, a la oficina y a las reuniones pueden causar tanto daño
como el que hemos ocasionado en nuestros hogares.

Habiendo examinado cuidadosamente todo este sector de las


relaciones humanas y decidido exactamente cuáles de las carac-
terísticas de nuestra personalidad son las que han lastimado o
molestado a otros, podemos empezar ahora a buscar en nuestra
memoria a las personas que hemos ofendido. No nos sera difícil
encontrar entre las personas que están más cerca de nosotros
i a aquéllas a las que más daño les hemos causado. Entonces, a
54 LOS DOCE PASOS

medida que miremos hacia los años pasados, hasta donde nos
alcance la memoria, podremos hacer una relación larga de per-
sonas a las que en mayor o menor grado hemos dañado. De-
bemos, desde luego, estudiar y pensar cuidadosamente cada
caso. Debemos limitarnos a admitir lo que hemos hecho noso-
tros, a la vez que perdonamos los daños reales o imaginarios
que nos han causado. Debemos evitar llegar a los extremos al
juzgarnos a nosotros mismos y al juzgar a los demás. No de-
bemos exagerar ni nuestros defectos, ni los de los demás.
Nuestra meta, constantemente, será un punto de vista sereno
y objetivo.

Si tenemos vacilaciones, nos dará ánimo recordar lo que para


otros ha significado la experiencia de A.A. en ese Paso. Es el
principio del fin del aislamiento de nuestros semejantes y de Dios.
NOVENO PASO 55

1 NOVENOPASO

REPARAMOS DIRECTAMENTE A CUANTOS


NOS FUE POSIBLE EL DAÑO CAUSADO, EXCEPTO CUANDO
EL HACERLO IMPLICABA PERJUICIO PARA ELLOS O
PARA OTROS

Conocimiento, habilidad para escoger el momento oportuno


y cautela. Estas son cualidades que necesitaremos cuando de-
¡ mos el Noveno Paso.

Después de hacer la relación de las personas a las que les


hemos hecho daño, de haber reflexionado cuidadosamente so-
bre cada caso y de haber tratado de tomar la actitud debida para
proceder, nos daremos cuenta de que la reparación directa de
nuestras faltas divide a las personas que tenemos que abordar
en varias clases. Habrá ésas a quienes debemos de abordar
tan pronto como tengamos una confianza razonable de que po-
demos conservarnos sobrios. Habrá aquéllas a quienes sólo
podremos reparar parcialmente los daños que les causamos, si
1 la revelación completa de nuestras faltas ha de ocasionarles
más mal que bien. Habrá otros casos en que debamos diferir la
acción y aún otros en los que, por la misma naturaleza de la
situación, no lo podremos hacer nunca.

La mayoría de nosotros empezamos a hacer cierta clase de


reparaciones directas desde que ingresamos a A.A. En el mo-
mento que les decimos a nuestros familiares que realmente
vamos a tratar de seguir el programa, el proceso ha comenza-
do. En este terreno casi no intervienen ni la habilidad para esco-
ger el momento oportuno, ni la cautela. Ansiamos pregonar la
buena noticia. Al regresar de nuestra primera reunión o tal vez
después de leer el libro "Alcohólicos Anónimos", sentimos el
deseo de decirle a alguien de nuestra familia que ahora nos da-
mos cuenta de los daños que hemos ocasionado por nuestra
manera de beber. Casi siempre queremos ir más lejos y admitir
que tenemos otros defectos que han hecho difícil el vivir con
nosotros. Éste será un momento muy distinto a aquéllos en que
estando crudos alternábamos entre sentir asco de nosotros mis-
56 LOS DOCE PASOS

mos, y echarle la culpa de nuestro estado a nuestra familia y a


todos 10s demas. La primera vez que admitimos nuestros erro-
res fue suficiente hacerlo en una forma general. En esta etapa
puede ser imprudente ponerse a desmenuzar ciertos episodios
angustiosos. Aunque estamos dispuestos a revelar lo peor, de-
bemos recordar que no podemos obtener nuestra tranquilidad
mental si lo hacemos a costa de otros.

Mas o menos en la misma forma podemos abordar nuestra


situacion en el trabajo. Pronto pensaremos en algunos que es-
tan bien enterados de nuestra manera de beber y que han sido
10s mas afectados por ella. En estos casos necesitamos ser un
poco mas discretos que con la familia. Tal vez pase algun tiem-
po antes de sentir el deseo de hablar de esto. Primero quere-
mos estar razonablemente seguros de que A.A. nos esta alum-
brando el camino. Entonces, estaremos listos para acercarnos
a esa gente y decirles que es A.A. y que es lo que estamos
tratando de hacer. En esas circunstancias,,podemos admitir, sin 1
reservas, el daAo que hemos causado y podemos pedir discul-
pas. Podemos pagar u ofrecer pagar todas las deudas de ca-
racter economico, o de cualquier otra naturaleza que tengamos.
A menudo nos sorprendera la generosa acogida que se le da a
nuestra serena honradez. Hasta 10s mas severos y 10s mas jus-
tamente ofendidos de nuestros criticos nos haran concesiones
al primer intento que hagamos.
1
E s t e a m b i e n t e de a p r o b a c i o n y d e e l o g i o t i e n d e a
desequilibrarnos al crearnos un apetito insaciable de lo mismo.
0 puede impulsarnos del otro lado cuando, en raras ocasiones,
nos reciban con frialdad y escepticismo. Esto nos tentara a dis-
cutir o a insistir en nuestro punto de vista, obstinadamente. 0
tal vez nos tiente a caer en el desconsuelo y el pesimismo. Pero
si ya nos hemos preparado con anterioridad, esas reacciones
no nos apartaran de nuestro firme propos~to
i
I
Despues de esta prueba preliminar de tratar de reparar da-
Aos que hemos causado, es posible que sintamos un alivio
tan grande que nos haga llegar a la conclusion de que nues-
tra tarea ha terminado. Queremos descansar en nuestros lau-
reles Podemos sentirnos tentados a pasar por alto 10s encuen-
NOVENO P A S 0 57

tros mas humillantes y temidos que todavia tenemos por de-


lante. Frecuentemente inventaremos pretextos meritorios para
esquivar esas situaciones. 0 sencillamente pospondremos la
ocasion de hacerlo, diciendonos que todavia no es el momen-
to; cuando en realidad hemos dejado pasar muchas oportuni-
dades propicias para reparar algun daAo grave. No se debe
hablar de prudencia cuando lo que se esta haciendo es evadir
responsabilidades.

Tan pronto como empecemos a sentir confianza en nuestra


manera de vivir y hayamos empezado, con nuestra conducta y
nuestro ejemplo, a convencer a 10s que nos rodean que esta-
mos cambiando a algo mejor; generalmente ya es oportuno ha-
blarles a aquellos a quienes hemos dafiado gravemente y aun a
aquellos que no se han dado cuenta del dat7o que les hemos
causado. Deberan exceptuarse 10s casos en que nuestras re-
velaciones puedan ocasionar perjuicios. Estas conversaciones
pueden iniciarse en una forma llana y natural. Pero si no se pre-
sentara esa oportunidad, Ilegara un momento en que sentire-
mos la necesidad de armarnos de valor y abordaremos a quien
corresponda, resuelta y francamente. No necesitamos dejar ver
un remordimiento exagerado ante aquellos a quienes hemos
dafiado; per0 a estas alturas, las rectificaciones deben ser fran-
cas y amplias.

Solamente puede haber una consideracion que restrinja


nuestro deseo de revelar en su totalidad el dafio que hemos
causado. ~ s t a
tendra razon en el caso poco frecuente de que
al hacer una revelacion completa. se perjudique seriamente a
la persona a'quien tratamos de reparar el daAo que le hemos
causado. Por ejemplo. no podemos descargar sobre 10s hom-
bros de una esposa o de un marido, que no sospechan nada
de ello, una relacion detallada de nuestras aventuras amoro-
sas; y aun en 10s casos en que estos asuntos tengan que dis-
cutirse, evitemos les~onara terceros. Sean quienes fueren. No
aligeramos nuestra carga, cuando atolondradamente hagamos
mas pesada la de otros.

En lo que se refiere a este princip~o,son muchos 10s aspec-


tos de la vida en 10s que puede surgir mas de un problema pelia-
58 LOS DOCE PASOS

gudo. Pongamos por ejemplo que con prestamos o abultando


nuestros gastos de representacion hemos hecho mella consi-
derable en las finanzas de nuestra empresa. Concedamos que
esta situacion puede seguir pasando desapercibida si no !a
mencionamos. iConfesamos en el act0 nuestras irregularida-
des en la empresa, si tenemos la certeza de que nos van a des-
pedir? ~ V a m o sa ser tan exageradamente rectos en la repara-
cion de 10s daiios que causamos que no nos importen las con-
secuencias que ello acarrearia a nuestra familia? LO consulta-
mos antes a aquellos que pueden resultar afectados? LLe ex-
ponemos el caso a nuestro consejero espiritual, pidiendole
encarecidarnente a Dios que nos ayude y guie a obrar debida-
mente en el momento propicio, cueste lo que cueste? Desde
luego, no hay una respuesta que satisfaga todas las dudas. Pero
todas requieren cabal buena voluntad para reparar 10s daiios
que hemos causado, lo mas pronto y hasta donde sea posible,
dentro de las circunstancias especiales de cada caso.

Sobre todo, debemos tratar de estar absolutamente seguros


de que no nos estamos demorando porque tenemos miedo.
Porque la buena voluntad de aceptar todas las consecuencias
de nuestros actos pasados y de asumir la responsabilidad del
bienestar de otros es la verdadera esencia del Noveno Paso.
CONTINUAMOS HACIENDO NUESTRO INVENTARIO
PERSONAL Y CUANDO NOS EQUIVOCABAMOS LO
ADM~TIAMOSINMEDIATAMENTE

A medida que trabajamos 10s primeros nueve Pasos, nos pre-


paramos para la aventura de una nueva vida. Pero cuando Ilega-
mos al Decimo Paso, empezamos a llevar a la practica nuestra
nueva manera de vivir que hemos logrado en A.A., dia a dia y en
cualquiera de las circunstancias. Entonces se presenta la prue-
ba mas dificil: ipodemos mantenernos sobrios y emocionalmen-
te equilibrados? iPodemos vivir teniendo metas utiles, en cual-
quier situacion que estemos?

La observacion constante de nuestros haberes y riesgos y


un deseo positivo de aprender a desarrollarnos con estos me-
dios son verdaderas necesidades. Nosotros 10s alcoholicos lo
hemos aprendido yendo por un camino dificil. Desde luego que
la gente que tiene mas experiencia siempre ha practicado im-
placablemente el examen y la critica de s i mismos. Porque la
gente sensata siempre han sabido que nadie puede hacer mu-
cho por su vida hasta que el examen de si mismo no se vuelva
un habito, hasta que no se admita y acepte lo que se descubre y
hasta que no se trate de corregir con insistencia y paciencia
aquello que este mal.

Cuando un borracho sufre una cruda terrible porque ayer


bebio con exceso, no puede vivir hoy como es debido. Pero
hay otra clase de cruda que todos hemos sufrido sin haber
bebido. ~ s t es
a la cruda emocional, resultado direct0 del ex-
ceso de emociones negativas cometidas ayer y a veces hoy:
colera, miedo, celos y similares. Si vamos a vivir serenamente
hoy y manana, necesitamos eliminar esas crudas. Esto no sig-
nifica que recordemos con blandura el pasado. Requiere ad-
mitir y corregir nuestros defectos ahora. El inventario nos per-
mite liquidar nuestro pasado. Cuando hemos hecho esto ya
podemos dejarlo atras. Al hacer cuidadosamente nuestro in-
ventario y al estar en paz con nosotros, tendremos ? zonven-
60 LOS DOCE PASOS

cimiento de que 10s desafios del matiana se afrontaran a medi-


da que se presenten.

Aunque en principio todos 10s inventarios son iguales, el fac-


tor tiempo 10s diferencia entre si. Hay el inventario que hacemos
donde estamos y a cualquier hora si nos hallamos confundidos.
Hay el que hacemos al finalizar el dia, cuando repasamos 10s
sucesos de las horas que acaban de transcurrir. Aqui hacemos
un balance anotando a nuestro favor lo que hemos hecho bien y
a nuestra contra lo que hicimos mal. Tambien hay ocasiones en
que estando solos, o con nuestro padrino o consejero espiritual,
revisamos cuidadosamente 10s progresos logrados desde la ul-
tima vez que hicimos nuestro inventario. Muchos a.a. son parti-
darios de hacer dos veces al atio un inventario general minucio-
so. Algunos somos partidarios de un retiro ocasional en el que,
alejados del mundo y con entera tranquilidad, podemos hacer
una revision de nuestras vidas y practicar la meditacion.

~Estas practicas no son aguafiestas y una perdida de tiem-


po? 'Tienen que pasarse 10s a.a. la mayor parte del dia des-
menuzando 10s errores de sus actos y lo que dejaron de ha-
cer? Ciertamente, no. Se hace mucho hincapie en el inventa-
rio, por que muchos de nosotros no teniamos la costumbre de
hacer el avaluo de nosotros mismos. Una vez encarrilados en
esta saludable practica, resultara tan interesante y provecho-
sa que no nos importara el tiempo que en ello empleemos.
Porque estos minutos, y a veces horas, dedicados a autoexa-
minarnos pueden hacer que las demas horas del dia Sean
mejores y mas felices. Y a la postre, nuestros inventarios se
vuelven parte normal de nuestra vida cotidiana, dejando de ser
algo fuera de lo cornkin.

Antes de hacernos preguntas acerca del inventario que se


pract~caa cualqu~erhora y en donde sea que se este, examine-
mos en que c~rcunstanc~as puede hacerse.

Es un axioma e s p ~ r ~ t uque
a l cada vez que nos alteramos, no
i
I
importa cual sea el motivo, hay algo que no esta bien en noso- 1

tros. Si alguien nos lastima y nos molestamos, tambien anda-


mos mal. Pero, j n o hay excepc~ona esa regla? LQue hay de la
ira que tierle "justification"? NO podemos molestarnos con las
personas que se vanaglorian de su rectitud? Para 10s que so-
mos miembros de A.A., estas excepciones son peligrosas. He-
mos descubierto que la ira justificada es solo para aquellos que
pueden manejarla.

Pocas gentes han sufrido mas por 10s resentimientos que


nosotros 10s alcoholicos. No importa que nuestros resentimien-
tos fueran justificables o no. Una explosion de colera puede echar
a perder todo un dia y un solo resentimiento arraigado puede
hacernos ineptos e infelices. Tampoco teniamos discernimiento
1 para diferenciar la ira justificada de la que no lo es. Desde el
punto de vista que teniamos, siempre era justificada. La colera,
ese lujo ocasional de gentes equilibradas, podia mantenernos
~ndefinidamenteen un estado lamentable. Estas "parrandas emo-
cionales secas" a menudo nos conducian directamente a la bo-
tella. Otra clase de disturb~oscorno los celos, la envidia, la Ias-
tima de si mismos, el amor propio lastimado y otros, tambien
nos llevaron a lo mismo.

Puede ayudarnos mucho, cuando estamos agobiados por


esos disturbios, hacer esa clase de inventario a que nos esta-
mos refiriendo. Ese inventario que se practica a diario tiene su
aplicacion directa en 10s problemas que se nos presentan en el
transcurso del dia. Si es posible, debe esperarse hasta que se
disponga de suficiente tiempo para considerar exclusivamente
problemas de larga duracion. El inventario diario rapido nos ayu-
da especialmente en las altas y bajas de nuestra vida cotidiana
y, en particular, cuando se trata de gentes o de sucesos que
rompen nuestro equilibrio y que nos conducen a cometer faltas.

En todas estas situaciones necesitamos de rnoderacion, de


un honrado analisis de cada una de ellas, de buena voluntad
para adrnitir nuestra culpabilidad cuando la tenemos y de igual
voluntad para perdonar cuando la culpabilidad es de otros. No
debernos desanirnarnos cuando caemos en 10s errores de nues-
tras antiguas costurnbres, porque esta dlsclplina no es facil. De-
bernos procurar el progreso y no la perfection.
1
62 LOS DOCE PASOS

Nuestro primer objetivo sera el foment0 de la moderacion. Esto


ocupa un lugar principal. Cuando hablamos o actuamos a la li-
gera o imprudentemente, la capacidad para ser imparciales des-
aparece en el acto. Una salida hiriente o un juicio emitido volun-
tariosamente pueden empafiar todo un dia y hasta todo un afio,
nuestras relaciones con otra persona. No hay nada como la
moderacion en la palabra y en lo escrito. Debemos evitar la cri-
tics irascible, lo mismo el ma1 humor y el desden silencioso.
sta as son celadas emocionales que nos tienden el orgullo y la
vanidad. Debemos fijarnos en ellas con cuidado. Porque no po-
dremos pensar ni actuar debidamente hasta que el habito de la
moderacion no se vuelva auto.matico.

Los problemas desagradables o inesperados no son 10s uni-


cos que requieren control de si mismo. Debemos ser igualmen-
te cuidadosos cuando empecemos a tener algun grado de im-
portancia y de exitos materiales, porque a nadie le satisface mas
que a nosotros esa clase de exitos; nos embriagabamos con
ellos confiados en que siempre nos causarian euforia. Cuando
tuvimos rachas de buena suerte, le dimos rienda suelta a la fan-
I
tasia imaginandonos toda clase de triunfos. Asi, cargados de i:
una orgullosa confianza en nosotros misrnos, jugabamos a ser
personajes importantes. Desde luego que 10s demas, aburridos
o a veces heridos, nos daban la espalda.

Ahora que estamos en A.A., sobrios y recuperando la estima-


cion de nuestros amigos y de las personas con las que tratamos
en nuestro diario vivir, nos damos cuenta de que necesitamos
ejercer una vigilancia especial. Como medida para evitar nues-
tros suefios de grandeza, podemos hacer una pausa y recordar
que solamente estamos sobrios por la gracia de Dios y que cual-
quler ex~toque logremos se debera mas a EI que a nosotros.

Finalmente, cuando empezamos a darnos cuenta de que toda


la gente, nosotros inclus~ve tlene algljn ma1 emotional y que
frecuentemente se equlvoca tamb~en quiere decir que ya nos
aproximamos a la toleranc~ay que empezamos a comprender
lo que es el amor al projimo. Cada vez sera mas evidente que
no tiene objeto enfadarse o sent~rseherido por 10s actos de per-
sonas que tienen sufrimientos parecidos a 10s nuestros.
Un carnbio tan radical en nuestra rnanera de ver las cosas
requiere bastante tiernpo. Pocas personas pueden decir con
r honradez que arnan a todos sus sernejantes. La mayoria de
nosotros adrnite que hernos tenido ese sentirniento, solo para
1
/ con unas cuantas personas; que rr~uchosotros nos han sido
/ indiferentes rnientras no nos perjudicaron y que en lo que res-
pecta a 10s dernas, bueno, pues que nos resultaban verdade-
rarnente antipaticos o 10s odiabarnos. Aunque estas actitudes
son bastante cornunes, nosotros 10s a.a. cornprendernos que
necesitamos de algo mas de lo usual para poder rnantener
nuestro equilibrio. Si tenernos rencores, estos nos lo irnpedi-
) ran. Aunque sea paulatinarnente. tendrernos que descartar la
idea de que podernos ser afectuosos con unas cuantas perso-
I
nas e indiferentes hacia otras y que podernos seguir odiando o
terniendo a quien sea.

Podernos tratar de dejar de abrurnar a nuestros seres queri-


dos con exigencias irrazonables. Podernos dar bondad donde
no la habiarnos podido dernostrar. Podemos ernpezar a practi-
; car la cortesia y la justicia con aquellos que nos caen rnal, tal

i vez llegando hasta el grado de tratar de comprenderlos y de ayu-


darlos.

Cuando les fallarnos a esas gentes, podernos adrnitirlo con


prontitud ante nosotros rnisrnos y ante ellas, siernpre y cuando
sea provechoso. Cortesia, bondad, justicia y arnor son la clave
que se necesita para lograr la arrnonia con casi cualquier per-
sona. Cuando esternos inciertos, podernos hacer una pausa ex-
clarnando: "Hagase TU voluntad, no la rnia." Y podernos pregun-
tarnos con frecuencia: " ~ E s t o yactuando con los dernas, corno
quisiera que ellos lo hicieran conrnigo?"

Muchos de nosotros. por la noche, antes de dorrnirnos, ha-


cernos un balance de nuestro dia. Es oportuno recordar que en
el balance, no solamente se apuntan defectos. Malo sera el dia
en que no haya algun buen act0 a nuestro favor. Es un hecho
que, cuando despertarnos por la matiana, se nos ocurren rnu-
chas ideas constructivas. Tenernos buenas intenciones, pensa-
rnientos y propositos. Cuando, a pesar de nuestras buenas in-
tenciones, hernos fallado en algo, el balance de todas rnaneras
64 LOS DOCE PASOS

es a nuestro favor. En estas condiciones, las penas que nos


causan el fracaso, se convierten en positivas. De alli recibi-
mos el estimulo necesario para seguir adelante. Un sabio dijo
que "el dolor es la piedra de toque del progreso espiritual." Los
a.a. estamos completamente de acuerdo en esto, porque sa-
bemos que 10s sinsabores que acarreo la bebida tenian que
venir antes de la sobriedad y 10s disturbios emocionales antes
de la serenidad.

Al repasar nuestro balance del dia, debemos examinar cui-


dadosamente 10s motivos que tuvimos detras de cada uno de
aquellos de nuestros actos y pensamientos que parezcan equi-
vocados. En la mayoria de 10s casos no sera dificil compren-
der esos motivos. Cuando estuvimos orgullosos, colericos,
celosos, afligidos o temerosos, actuamos bajo la influencia de
aquel estado. En este caso solo necesitamos reconocer que
pensamos o actuamos mal, tratar de darnos cuenta de como
lo pudimos haber hecho mejor y tomar la resolution de en-
mendarnos, con la ayuda de Dios; aprovechar el dia de maria-
I
na estas lecciones, haciendo las enmiendas que sean nece-
sarias y que hayamos pasado por alto.

En otros casos, solamente un analisis minucioso nos reve-


lara cuales fueron 10s verdaderos motivos. Hay casos en que
nuestro viejo enemigo, el racionalismo, ha surgido justificando
una conducta que en realidad estaba equivocada. En estos mo-
mentos tenemos la tentacion de imaginarnos que tuvimos muy
buenos motivos y razones para creer lo que en realidad no te-
niamos.

Criticamos en una forma "constructiva" a alguien que lo ne-


cesitaba. cuando en realidad estabamos tratando de ganar una
discusion ester11 Y S I no estaba presente el interesado, creia-
mos que lo estabarnos haciendo para tratar de que otros lo
comprend~eran cuando en realidad lo estabamos rebajando
para sentirnos superlores Algunas veces heriamos a seres que-
ridos con el pretext0 ae "ensefiarles una leccion" y la realidad
era que queriamos castigarlos Estabamos deprimidos y nos que-
jabamos de que nos sentiamos ma1 cuando en realidad queria-
mos que nos compadecieran y que se fijaran en nosotros. Este
extrafio rasgo mental y emocional, este deseo perverso de dis-
frazar un motivo malo por uno bueno, es muy comun en 10s ac-
tos humanos. Esta clase sutil y evasiva de fariseismo puede
minar 10s pensamientos y actos mas insignificantes. La esencia
del desarrollo del caracter esta en detectar, admitir y corregir
estas fallas. Un arrepentimiento sincero de las faltas que he-
mos cometido, una gratitud genuina por las bendiciones que he-
mos recibido y buena voluntad para el logro de metas superio-
res seran 10s fines positivos a que aspiramos.
1
Habiendo considerado nuestro dia, en esa forma, sin omitir
I
i anotar lo que ha sido bien o ma1 hecho y habiendo esculcado
nuestro corazon sin temor ni parcialidad, podremos darle gra-
cias a Dios por las bendiciones que hemos recibido y dormir
con la conciencia tranquila.
66 LOS DOCE PASOS

BUSCAMOS A TRAVES DE LA ORACION


Y LA M E D I T A C I ~ NMEJORAR NUESTRO CONTACT0
CONSCIENTE CON DIOS, COMO NOSOTROS
LO CONCEBIMOS, PIDIENDOLE SOLAMENTE
QUE NOS DEJASE CONOCER SU VOLUNTAD
PARA CON NOSOTROS Y NOS DlESE LA FORTALEZA
PARA CUMPLIRLA

La oracion y la meditacion son 10s principales medios que


tenemos para comunicarnos conscientemente con Dios.

Los a.a. somos gente activa, gozando de la satisfaccion de


enfrentarnos a la realidad de la vida, generalmente por primera
vez en nuestra existencia, y tratando de ayudar al proximo alco-
h o l i c ~que encontremos. Asi es que no es raro que tengamos la
tendencia a menospreciar la meditacion y la oracion, como si
fueran innecesarias en realidad. Si sentimos que es algo que
puede sernos util para cuando se nos presente una emergencia
eventual; per0 al principio, la mayoria de nosotros suele consi-
derarlas algo asi como una misteriosa maiia de clerigos por la
cual pudieramos sacar beneficios de segunda mano. 0 tal vez
no creemos en nada de esto.

Para alguno de 10s recien ingresados y para 10s que fueron


agnosticos que todavia se aferran a la idea de que el grupo de
A.A. es para ellos su "Poder Superior", la fuerza de la oracion, a
pesar de toda la Iogica y de la experiencia que lo comprueba.
sigue siendo algo que no 10s convence y a lo que le ponen obs-
taculos. Aquellos de nosotros que pensamos asi alguna vez.
podernos cornprenderlos y compadecernos de ellos. Nos acor-
damos rnuy b ~ e nde algo que teniamos muy dentro de nosotros.
como se rebelaban contlnuamente con la idea de tener que in-
clinarnos ante cba q u . e r D!os i Q u e de 10s accidentes, enfer-
medades, crueldades e ~ " , ~ s ! c ~que
a s azotan al mundo? 'Que
de las desgracias por el resilitado d~rectode un nacimiento des-
dichado y en circunstancias ajenas a todo control? En esas cir-
cunstancias no puede haber justicla y, por consiguiente, no pue-
66 LOS DOCE PASOS

BUSCAMOS A TRAVES DE LA O R A C ~ ~ N
Y LA MEDITACION MEJORAR NUESTRO CONTACT0
CONSCIENTE CON DIOS, COMO NOSOTROS
LO CONCEBIMOS, PIDIENDOLE SOLAMENTE
QUE NOS DEJASE CONOCER SU VOLUNTAD
PARA CON NOSOTROS Y NOS DlESE LA FORTALEZA
PARA CUMPLIRLA

La oracion y la meditacion son 10s principales medios que


tenemos para comunicarnos conscientemente con Dios.

Los a.a. somos gente activa, gozando de la satisfaccion de


enfrentarnos a la realidad de la vida, generalmente por primera
vez en nuestra existencia, y tratando de ayudar al proximo alco-
h o l i c ~que encontremos. Asi es que no es raro que tengamos la
tendencia a menospreciar la meditacion y la oracion, como si i
fueran innecesarias en realidad. S i sentimos que es algo que
puede sernos util para cuando se nos presente una emergencia ;
eventual; pero al principio, la mayoria de nosotros suele consi-
derarlas algo asi como una misteriosa maiia de clerigos por la

i
cual pudieramos sacar beneficios de segunda mano. 0 tal vez
no creemos en nada de esto.

Para alguno de 10s recien ingresados y para 10s que fueron


agnosticos que todavia se aferran a la idea de que el grupo de
A.A. es para ellos su "Poder Superior", la fuerza de la oracion, a
pesar de toda la Iogica y de la experiencia que lo comprueba,
sigue siendo algo que no 10s convence y a lo que le ponen obs-
taculos. Aquellos de nosotros que pensamos asi alguna vez,
podemos comprenderlos y compadecernos de ellos. Nos acor-
damos muy bien de algo que teniamos muy dentro de nosotros.
como se rebelaban continuamente con la idea de tener que in-
clinarnos ante cualquier Dios. ~ Q u e de 10s accidentes, enfer-
~ e d a d e s crueldades
, e iqjusticias que azotan al mundo? LQue
:s 3s desgracias por el resultado direct0 de un nacimiento des-

-
: - - 3 2 9 y en c~rcunstanciasajenas a todo control? En esas cir-
- - -- . - --- 3s
-= z ~ e d ehaber justicia y. por consiguiente, no pue-
de haber Dios. Algunas veces nuestro alegato era ligeramente
distinto. Nos deciamos que indudablemente la gallina habia exis-
tido antes que el huevo. Indiscutiblemente, el universo tenia una
"primera causa" de alguna indole; el atomo, unas veces caliente
y otras frio. Pero ciertamente no existia prueba de que algun
Dios hubiera conocido a 10s seres humanos o que se hubiera
interesado por ellos. A.A. nos parecia bien y estdbamos prontos
a decir que habia hecho milagros; pero, retrocediamos ante la
idea de la oracion y la meditacion, tan obstinadamente, como el
cientifico que se rehusa a hacer cierto experiment0 por temor a
que este compruebe que su teoria favorita esth equivocada. Claro
que al fin experimentamos y cuando 10s resultados fueron ines-
perados, pensamos de otra manera; de hecho supimos que ha-
bia algo distinto que desconociamos y asi fue como aceptamos
la meditaci6n y la oraci6n. Y hemos descubierto que lo mismo le
puede suceder a cualquiera que trate de lograrlo. Bien se ha
dicho: "Los unicos que se burlan de la oraci6n son aquellos que
nunca han tratado realmente de rezar."

Aquellos de nosotros que ya tenemos el hdbito de rezar no


podemos prescindir de la oracidn, del mismo mod0 que no po-
demos vivir sin aire y sin comer. Cuando rechazamos el aire o
la comida, el cuerpo sufre. Y cuando nos alejamos de la medita-
ci6n y de la oraci6n, en igual forma privamos a nuestras men-
tes, emociones e intuiciones de un sosten vital que necesitan.
Asi como el cuerpo falla por falta de alimentacion, tambien pue-
de fallar el alma. Todos necesitamos la luz de la realidad de Dios,
el aliment0 de Su fuerza y el ambiente de Su gracia. Los hechos
en la vida de A.A. confirman, en un grado sorprendente, esta
verdad eterna.
i
( Hay una union directa entre el examen de si mismo y la medi-
taci6n y la oracion. Separadamente pueden proporcionar gran
alivio y beneficio; pero cuando se les relaciona y entrelaza, 16gi-

I
camente, el resultado es una base firme de toda la vida. De vez
en cuando se nos puede conceder entrever esa realidad funda-
mental: el reino de Dios. Y se nos consolara y se nos asegurard
que nuestro propio destino esta seguro en ese reino, siempre
que tratemos, no importa que haya vacilaciones de encontrar y
de hacer la voluntad de nuestro propio Creador.
68 LOS DOCE PASOS

Como hemos visto, la bllsqueda de s i mismo es el medio por


el cual hacemos llegar a la parte oscura y negativa de nuestras
naturalezas, la vision nueva, la accion y la gracia necesaria. Es
un paso en el desarrollo de la clase de humildad que hace posi-
ble el que recibamos la ayuda de Dios. Pero solo es un paso.
Queremos ir mas lejos.

Desearemos que crezca y florezca lo bueno que hay en


nosotros. Tendremos mucha necesidad de aire tonificante y de
alimento. Pero antes que nada, necesitamos la luz del sol, casi
nada crece en la oscuridad. La meditacion nos proporcionara la
luz del sol. i C o m o le haremos para meditar?

La experiencia real que existe de la meditacion a travbs de


10s siglos es inmensa. Esparcidas en todo el mundo, bibliote-
cas y templos de todas las religiones guardan tesoros para 10s
investigadores. Es de esperarse que todo aquel a.a. que tenga
algun nexo religioso en el cual se haga bnfasis en la meditaci6n
vuelva a practicar esa devoci6n con mas firmeza que nunca.
i P e r o que de aquellos de nosotros que por desgracia no sabe-
mos ni como empezar?

Bien, podemos empezar en esta forma; veamos lo que real-


mente es la oraci6n. No tendremos que ir lejos a buscarla; 10s
grandes hombres de todas las religiones nos dejaron un legado
maravilloso. Examinemos esta oracibn que se considera cl6sica.
Su autor fue un hombre considerado como santo desde hace si-
glos. Este hecho no nos va a asustar ni a predisponer porque,
aunque no fue un alcoh6lic0, s i padecio como nosotros disturbios
emocionales. Y, cuando sali6 de ese estado, expreso en esta ora-
cion lo que pudo entonces ver y sentir y lo que queria llegar a ser:

"Senor, haz de m i conduct0 de Tu paz, -para que alli a don-


de haya o d ~ o plieda llevar amor; -para que a donde haya el
mal, pueda llevar ei e s ~ ; r l t udel perdon; -para que a donde haya
discordia, pueda \levar !a arm3qia -para que a donde haya error.
pueda llevar la verdaa -para 3ue a donde haya la duda, pueda
llevar la fe; -para que a donde haya el desconsuelo, pueda Ile-
var la esperanza; -para que a donde haya tinieblas, pueda Ile-
var la luz; -para que a donde haya tristeza, pueda llevar ale-
gria. SeAor, concedeme que yo pueda consolar y no ser conso-
lado; -comprender, y no ser comprendido; -amar, y no ser
amado. Porque para encontrarse hay que olvidarse de si mis-
mo. Perdonando seremos perdonados. Al morir, es cuando des-
pertamos a la vida eterna. Amen."

Como principiantes en la meditacion, podemos releer despa-


cio, varias veces, esta oracion, deleitandonos en cada palabra y
tratando de abarcar el significado de cada frase y de cada idea.
Nos ayudara a despojarnos de cualquier oposicion que tenga-
mos a la oracion. Porque en la meditacion no cabe la discusion,
descansamos tranquilos con 10s pensamientos del que sabe
acercarse a Dios, para poder experimentar y aprender.

Descansamos como si estuvieramos en una playa tranquila


y aspiramos hondo la atmosfera espiritual con la que la gracia
de la oracion nos rodea. Tengamos la necesaria buena voluntad
de participar y ser fortalecidos y elevados por el poder espiri-
tual, la belleza y el amor que estas palabras encierran. Contem-
plemos el mar, pensando en el misterio que encierra; elevemos
la mirada al lejano horizonte y, detras de el, busquemos las ma-
ravillas que nos son desconocidas.
i
i -Caramba, -dice alguien.-- Esto es absurdo; no tiene nada
de practico.

Cuando se piense asi podemos recordar, con cierto pesar,


I la gran importancia que le diibamos a la imaginacion, cuando
esta trataba de convertir en realidades 10s suenos de las co-
1 pas. Si, gozabamos con esa rnanera de pensar Y aunque hoy
estamos sobrios, j n o hay ocasiones en las que tratamos de
hacer mas o menos lo m1smo7Nuestra dificultad no estaba en
usar nuestra imaginac~on Tal vez el verdadero ma1 estaba en
nuestra total incapacidad para encauzarla hacia objetivos apro-
piados. No hay nada de malo en la imaginacion constructiva;
todos 10s logros firmes se basan en ella. Despues de todo na-
die puede construir una casa sin planearla antes. Bueno, la
meditacidn tambien es asi; nos ayuda a distinguir nuestro ob-
jetivo espiritual antes de que vayamos hacia 61. Asi es que re-
) gresemos a esa playa tranqui~a-.
70 LOS DOCE PASOS

Y cuando con estos procedimientos tan sencillos hayamos


creado un estado de animo propicio a concentrar, sin obstacu-
los, nuestra imaginacion constructiva, entonces podemos pro-
ceder asi: Al leer nuestra oracion, tratemos una vez mas de
darnos cuenta de su verdadera esencia. Pensemos en quien
la rezo por primera vez. Primero, el queria ser un "conducto."
Despues pidio la gracia necesaria para otorgar amor, perdon,
armonia, verdad, fe, esperanza, luz y alegria a cuanto ser hu-
mano pudiera.

Despues expresa su anhelo y su esperanza. Tenia esperan-


I
zas de que con la voluntad de Dios pudiera encontrar algunos
de estos tesoros. Esto, trataria de hacerlo, s e g h el olvidando-
se de s i mismo. LQue quiso decir con la expresion "olvidarse
de s i mismo" y como se proponia llevar a cab0 lo que ella im-
plica?

Le parecio mejor consolar, que ser consolado; comprender I


que ser comprendido; perdonar, que ser perdonado.
I
Esto podria ser parte de lo que se llama meditacion, tal vez I
nuestro primer intento de penetrar en una esfera espiritual. Des-
pues de este intento, se debe uno fijar en la situacion en que
esta ahora y pensar en lo que podria ser de nuestras vidas si
pudikramos acercarnos mas al ideal que hemos estado tratan-
do de vislumbrar. La meditacion es algo que siempre puede per-
feccionarse. No tiene limitaciones. Guiados por 10s ejemplos y
las enseiianzas que hayamos obtenido, es esencial ahora aven-
turarse solo y de acuerdo con la manera de ser de cada quien.
Pero el objetivo siempre es el mismo: mejorar nuestro contact0
consciente con Dios, con Su gracia, sabiduria y amor. Y recor-
demos que en realidad, la meditacion es algo muy practico. Uno
de 10s prlmeros resultados que se obtienen de ella es el equili-
brio emoclonal Con ella podemos ampliar el conducto entre
nosotros y D ~ o stal como cada quien lo concibe.

i Y la oracion? La oraclop es la elevation a Dios del corazdn


y de la mente, y en este sent~dotambikn abarca a la meditacidn.
~ C d m opodemos proceder? i Y en que forma estA relacionada
con la meditacidn? La oracion, como se le considera comun-
mente, es un ruego que se le hace a Dios. Disponiendo ya de
mas medios, tratemos de pedir aquello que es debido y que no-
sotros y 10s demas necesitamos. Y creemos que el limite de
nuestras necesidades esta bien definido en esta parte del Paso
i
Undecimo que dice: "... pidiendole que nos iluminase a fin de
poder cumplir con Su voluntad." ~ s t aes una clase de peticion
/ que puede hacerse a cualquier hora.

Por la mafiana pensamos en las horas venideras. Tal vez pen-


semos en nuestro trabajo de ese dia y en las oportunidades que
en el tendremos de ser utiles y de poder ayudar, o en que se nos
pueda presentar algun problema. Posiblemente el dia de hoy trai-
ga la continuacion de algun problema serio que no se resolvio
ayer. Nuestra reaccion inmediata sera caer en la tentacion de
pedir soluciones especificas para nuestros problemas y capaci-
dad para ayudar a otros, tal como ya habiamos pensado que
debiamos hacerlo. En este caso le estamos pidiendo a Dios que
obre a nuestro modo. Por consiguiente, debemos considerar cui-
V
i a d o s a m e n t e cada peticion para poder darnos cuenta de cual
es su verdadero merito. Aun asi, cuando se hagan peticiones
i especificas sera bueno afiadirle a cada una esta salvedad: "...
; si es Tu voluntad." Sencillamente le pedimos a Dios en el trans-
curso de cada dia que nos permita obtener la gracia para com-
prender Su voluntad y cumplirla.

A medida que transcurre el dia podemos detenernos, cuan-


do haya que afrontar determinadas situaciones y tomar ciertas
decisiones, y volver a pedir sencillamente: "Hagase Tu volun-
tad y no la mia." Si en ese momento nuestro estado emotional
fuera depresivo, sera mejor tratar de equilibrarnos al recordar
o repetir alguna frase u oracion que nos hubiera llamado la aten-
cion en nuestras lecturas o meditaciones. El solo hecho de
repetirla frecuentemente, nos ayudara a remover obstaculos
tales como la colera, el miedo, la frustracion y el ma1 entendi-
miento y a volvernos hacia la clase de ayuda mas segura en
momentos dificiles: que se haga la voluntad de Dios, no la nues-
tra. En estos momentos criticos, si recordamos que "es mejor
consolar, que ser consolado; comprender, que ser comprendi-
do; amar, que ser amado", estaremos siguiendo lo que es el
proposito del Paso Undecimo.
72 LOS DOCE PASOS

Desde luego que es razonable y comprensible que a menudo


se haga esta pregunta: ~ P oque
r no podemos dirigirnos directa-
mente a Dios cuando tenemos un problema especifico que nos
aflige y por que no podemos obtener de EI respuestas positivas
y definitivas a nuestras preguntas a traves de la oracion?

Esto puede hacerse, per0 tiene sus riesgos. Hemos conoci-


do a muchos a.a. que han pedido con mucho empefio y fe, que
Dios les de direcciones claras en asuntos que van desde crisis
familiares o economicas, hasta defectos personales como la
morosidad. A menudo, las ideas que parecen venidas de Dios
no parecen resolver nada. Resultan ser, en realidad, racionali-
zaciones inconscientes bien intencionadas.

El miembro de A.A. o mas bien cualquier persona que trate


de normar su vida rigidamente de acuerdo con esta manera de
rezar, resulta un individuo particularmente desconcertante por
esa exigencia de que Dios responda a sus demandas egoistas.
A cualquier pregunta o comentario que se le haga de sus actos,
inmediatamente saca a relucir la confianza que tiene en la ora-
cion como guia en toda clase de asuntos, Sean importantes o
no. Puede haber olvidado que su manera de pensar voluntario-
sa y la tendencia humana a racionalizar han distorsionado eso
que el llama guia. Con las mejores intenciones, tiende a impo-
ner su voluntad en toda clase de situaciones con la comoda
certeza de que esta obrando de acuerdo con las instrucciones
especificas de Dios. Con esa ilusion, puede, sin quererlo, cau-
sarse verdaderos estragos.

Tamblen caemos en otra tentacion parecida. Nos formamos


ideas acerca de lo que creemos que es la voluntad de Dios para
con otras personas Nos decimos: " ~ s t edebe ser curado de su
ma1 fatal" ... o "ese debe ser liberado de su sufrirr~ientoemocio-
nal" ... y rezamos porque se cumpla cada una de esas cosas.
Esas oraclones constltuyen fundamentalmente buenos actos;
per0 a menudo estan Dasadas en una suposicion de lo que la
voluntad de DIOSes para co? esas personas por las que reza-
mos. Esto signiflca que al laao de una oracion fervorosa puede
haber cierto grado de presunclon y fatuidad de nuestra parte.
La experiencia de A.A. indica que en estos casos debemos
rogar que se haga la voluntad de Dios, sea como fuere para
otros, asi como para nosotros mismos.

En A.A. hemos descubierto que 10s verdaderos buenos re-


sultados de la oracion son indiscutibles. Todos 10s que han in-
sistido han hallado un grado de fortaleza que normalmente no
poseian. Han encontrado un grado de sabiduria que va mas alla
de lo que es su capacidad normal. Y han encontrado una cre-
ciente tranquilidad espiritual que pueden sostener con firmeza
en circunstancias dificiles.

Descubrimos que recibimos direccion de nuestras vidas en


el mismo grado que dejamos de hacerle a Dios peticiones, aun
aquellas que estan de acuerdo con nuestras exigencias. Casi
cualquier a.a. con alguna experiencia podra decir como han cam-
biado sus asuntos en una forma inesperada, desde que empe-
zo a tratar de mejorar su contact0 consciente con Dios. Tam-
bien mencionara que, en cada period0 de afliccion y de sufri-
miento, cuando la mano de Dios parecia pesada y aljn injusta,
se aprenden nuevas lecciones de como vivir; que se descubren
nuevos recursos de fortaleza y, finalmente, que se llega a la con-
viccion de que Dios si maneja, en una forma misteriosa, 10s pro-
digios que realiza.

Todo esto debe ser muy alentador para aquellos que recha-
zan el acto de orar porque no creen en ello o porque se sienten
distanciados de la ayuda y la direccion de Dios. Todos noso-
tros, sin excepclon. pasamos por epocas en las que solamen-
. te podemos rezar cuando nos esforzamos a hacerlo. Ocasio-
nalmente, vamos abn mas lejos. Se apodera de nosotros una
rebelion, a tal grado que nos enferma y nos impide rezar. Cuan-
do esto suceda no debemos pensar ma1 de nosotros mismos.

1
Sencillamente debemos volver a rezar tan pronto como poda-
mos, haciendo lo que estamos seguros que nos beneficia.

Tal vez una de las mejores recompensas de la oracion y de


la meditacion sea el sentir que perfenecemos. Ya no vlvimos
en un mundo hostil. Ya no estamos perdidos, temerosos y sin un
objetivo. En el momento que alcancemos a vislumbrar la volun-
74 LOS DOCE PASOS

tad de Dios, en el momento que empecemos a considerar la


verdad, la justicia y el amor como verdades eternas y reales de
la vida, no nos alterara tan profundamente la evidencia aparente
de lo contrario que nos suceda en asuntos de indole puramente
humano. Sabemos que Dios vigila amorosamente sobre noso-
tros. Sabemos que cuando nos acercamos a EI, todo estara bien
en nosotros, aqui y en el mas alla.
HABIENDO OBTENIDO UN DESPERTAR ESPIRITUAL,
COMO RESULTADO DE ESTOS PASOS, TRATAMOS
DE LLEVAR ESTE MENSAJE A LOS ALCOHOLICOS
Y DE PRACTlCAR ESTOS PRlNClPlOS EN TODOS
NUESTROS ASUNTOS

La alegria de vivir es el tema del Paso Decimosegundo de


A.A. y accion, su palabra clave. Aqui vamos hacia nuestros com-
patieros alcoholicos que todavia sufren. Aqui experimentamos
la clase de dadiva que no espera ninguna recompensa. Aqui em-
pezamos a practicar 10s Doce Pasos del programa en nuestra
vida cotidiana para poder, nosotros y 10s que nos rodean, en-
contrar sobriedad emocional. Cuando se examina el Decimose-
gundo Paso en todo lo que encierra, se comprende lo que quiere
decir amor desinteresado.

Nuestro Decimosegundo Paso tambien dice que, como resul-


tad0 de haber practicado todos 10s Pasos, cada quien ha en-
contrado algo que se llama despertar espiritual. A algunos re-
cien llegados a A.A., esto les parece increible. Preguntan: " i Q u 6
quieren decir con un despertar espiritual?"

Tal vez haya tantas definiciones de lo que es un despertar


espiritual como personas que lo han experimentado. Pero, cier-
tamente, cada una de esas definiciones es genuina, tiene algo
en comun con las demas. Y eso que tienen en comun, no es
muy dificil de comprender. Cuando un hombre o una mujer tie-
nen un despertar espiritual, lo m8s importante del hecho es que
esa persona ya puede hacer, sentir y creer aquello que antes,
sin ayuda y sin medios, no podia. Ha recibido un don que con-
siste en un nuevo estado de conciencia de si mismo y de su
vida. Ha sido puesto en un nuevo camino por el que sabe llegar8
a su meta, sabe que la v ~ d ano es un callej6n sin salida y que no
es algo que hay que soportar o conquistar. En un sentido muy
real, ha sido transformado, pues ha encontrado una fuente de
fortaleza de la que antes el mismo se habia privado. Se encuen-
tra duet70 de un grado de honradez. tolerancia, desprendimiento
76 LOS DOCE PASOS

y amor del que antes se sentia desposeido. Lo que ha recibido


es una dadiva y, sin embargo, el ha contribuido, aunque sea con
una pequeiia parte, a estar en condiciones de recibirla.

La manera de prepararse para recibir este regalo, de acuer-


do con A.A., esta en practicar 10s Doce Pasos de nuestro pro-
grama. Asi es que consideremos brevemente lo que hemos es-
tad0 tratando de hacer hasta ahora:

En el Primer Paso nos encontramos con una paradoja sor-


prendente: Nos dimos cuenta de que al derrotarnos frente a la
obsesion del alcohol, podriamos salir victoriosos.

En el Segundo Paso nos dimos cuenta de que si no podia-


mos por nosotros mismos recuperar nuestro sano juicio, nece-
sariamente tendria que ser un Poder Superior el que lo hiciera,
si queriamos sobrevivir.

Por consecuencia, en el Tercer Paso pusimos nuestra vida y


nuestra voluntad al cuidado de Dios, tal como cada quien lo con-
cibe. Por el momento, aquellos de nosotros que eran ateos o
agnosticos descubrieron que nuestro propio grupo, o A.A. en su
totalidad, podia bastarles como Poder Superior.

Al principio del Cuarto Paso empezamos a rebuscar lo que


estaba ma1 en nosotros, lo que nos ocasionb una derrota fisica,
moral y espiritual: hicimos, sin ningun temor, un inventario com-
pleto.
-
Mirando al Quinto Paso, decidimos que un inventario que hu-
bieramos hecho solos no seria suficiente. Supimos que tenia-
mos que abandonar la fatal costumbre de vivir solos con nues-
tros conflictos y que tendriamos que confiarselos honradamen-
- te a Dios y a otro ser humano.

Al llegar a1 Sexto Paso, algunos de nosotros protestamos por


la sencilla razbn de que no queriamos despojarnos de todos
nuestros defectos, ya que algunos de ellos nos acomodaban.
3 ~ - sabiamos
3 que teniamos que llegar a algun acuerdo con la
r 3-5 '-"damental del Sexto Paso. Asi que decjdimos que mien-
tras tuvieramos algunos defectos de caracter de 10s que no po-
diamos despojarnos, debiamos, sin embargo, desistir de nues-

' tra manera rebelde de aferrarnos a ellos. Nos dijimos: "Esto tal
vez no lo pueda hacer hoy; per0 puedo dejar de vociferar, no
nunca ".

Entonces, en el Septimo Paso, humildemente le rogamos a


Dios que eliminara nuestros defectos de caracter tal como El
lo dispusiera cuando se lo pidieramos.

En el Octavo Paso seguimos reflexionando, ya que nos di-


mos cuenta de que 10s conflictos que teniamos no eran solo
con nosotros mismos, sino que tambien con otras gentes y
situaciones del mundo e n que viviamos. Teniamos que empe-
zar a estar e n paz; asi es que hicimos una relacion de las per-
sonas a quienes habiamos datiado y estuvimos dispuestos a
reparar esos datios. Esto lo seguimos haciendo en el Noveno
Paso, al reparar daiios directamente a las personas a quienes
: se 10s habiamos causado, except0 en aqukllos casos en que
1 al hacerlo, se ocasionaran perjuicios a ellas o a otras perso-
nas.

Para entonces, en el Decimo Paso habiamos empezado a


adquirir una base para nuestra vida cotidiana y nos dimos cuen-
ta de que necesitabamos seguir haciendo nuestro inventario y
( de que, cuando estuviCramos en un error debiamos admitirlo
prontamente.

En el Undecimo Paso nos dlmos cuenta de que si un Poder


Superior nos habia devuelto nuestro sano juicio y nos habia per-
mitido vivir con cierto grado de tranquilidad espiritual en un mun-
do gravemente atribulado queria decir que valia la pena saber
algo m8s acerca de 61 por la via m8s directa que pudikramos
hacerlo. Nos dimos cuenta de que el habito perseverante de la
meditacibn y la oracion habia ensanchado el camino hacia una
fortaleza firme y aprend~mosque Dios nos guiara a medida que
podiamos comprenderlo mejor.
I
i Asi es que, practicando estos Pasos, tuvimos un despertar
acerca del cual ya no hay duda.alguna. Observando a aqukllos
78 LOS DOCE PASOS

que estaban apenas empezando y que todavia tenian dudas, 10s


demas de nosotros pudimos ver el cambio que se operaba. Ba-
sados en muchas experiencias de este genero, podiamos pre-
decir que aquel que dudaba y que sostenia que tenia un "punto
de vista espiritual" y que todavia consideraba a su grupo de A.A.
como su Poder Superior, dentro de poco, empezaria a amar a
Dios y a pronunciar Su nombre.

Contemplemos ahora el resto del Paso Doce. La maravillo-


sa energia que libera y la avida accion con la que lleva nuestro
mensaje al alcoholico que aun sufre y que acaba por convertir
10s Doce Pasos en accion en todos 10s asuntos de nuestra
vida es el gran beneficio, la realidad magnifica, de Alcoholicos
Anonimos.

Aun el mhs novato de 10s recien ingresados, encuentra re-


compensas inesperadas cuando trata de ayudar al hermano al-
c o h o l i c ~que esth aun mhs "ciego" que 61. Esta es en realidad la
clase de dhdiva que no exige recompensa. No espera que su
hermano alcoh6lico le pague nada, ni siquiera que lo ame. Y
entonces descubre que en la divina paradoja de esta clase de
dadiva ha encontrado su recompensa, ya sea que su hermano
haya o no recibido algo. Su propio carhcter puede ser todavia
muy defectuoso pero, en alguna forma, sabe que Dios lo ha ayu-
dado a lograr un comienzo eficaz y siente que esth al borde de
nuevos misterios, alegrias y experiencias en las que no habia ni
siquiera soilado.

Casi todos 10s miembros de A.A. aseguran que su mayor


satisfaccion y alegria ha sido poder trabajar bien el Dkcimose-
gundo Paso. La esencia de lo que recibimos al llevar el mensa-
je de A.A. al proximo alcoholico puede ser evidente al observar
a 10s hombres y mujeres que, llenos de admiracibn, surgen de
las tinieblas a la luz al observar c6mo sus vidas adquieren un
nuevo proposlto ly s gnlflcado, al observar a familias unidas de
nuevo, al observar co-c el alcohol~coproscrito es vuelto a re-
cibir en la soctedac c o r z c "zadano integro y, sobre todo, al
observar c6mo desplertan es:as gentes a la presencia de un
Dios amante.
~sta no es la unica manera de trabajar el Duodecimo Paso.
En las reuniones de A.A. nos sentamos a escuchar, no sola-
mente para recibir algo nosotros mismos, sino para prestar la
ayuda y confianza que nuestra presencia puede proporcionar.
Si nos toca hablar en una junta, estaremos llevando el mensaje
de A.A., ya sea que el auditorio se componga de unas cuantas o
de muchas personas estaremos trabajando el Duodecimo Paso.
Hay muchas oportunidades para 10s que no nos resolvemos a
hablar en las reuniones o que estamos en una situacion en la
que no podemos trabajar el Duodecimo Paso de persona a per-
sona. Podemos ser de aquellos que nos ocupamos de tareas
que no llaman la atencion, per0 que s i son importantes y que
hacen posible que se realice el trabajo del Duodecimo Paso,
tales como hacernos cargo del refrigerio despues de las reunio-
nes; muchos recien Ilegados, escepticos y suspicaces, han
adquirido confianza y encontrado consuelo en esos ratos de
servicio, despues de las reuniones, en que se toma cafe y la
conversacion se hace alegre. Esto es trabajar el Duodecimo
Paso, en el mejor sentido de la palabra. La parte medular del
Duodecimo Paso esta expresada asi: "Has recibido dadivas que
no requieren recornpensas; da en la misma forma."

Con frecuencia solemos pasar por ciertas etapas en la prac-


tica del Duodecimo Paso en las que parece que no estamos
muy cuerdos. En esos momentos creemos que aquello es un
retroceso; pero mas tarde nos damos cuenta de que son pelda-
Aos que conducen a un mejoramiento. Por ejemplo, despues de
meses de estar trabajando para que determinada persona con-
serve su sobriedad. esta tiene una recaida. Tal vez esto suceda
en una serie de casos y podemos desilusionarnos de nuestra
capacidad para llevar el mensaje de A.A. 0 podemos encontrar-
nos con una situacion opuesta en la que nos sentimos engrei-
dos por el exito que hemos obtenido. En este caso, hay la ten-
tacion de volvernos posesivos con 10s recien Ilegados. Tal vez
tratamos de aconsejarlos en sus asuntos cuando no estamos
capacitados para hacerlo o cuando, sencillamente, no debe-
riamos hacerlo. Nos sentimos lastimados cuando no se acep-
tan nuestros consejos o cuando al seguirlos han producido un
estado de confusion. Algunas veces hemos llevado el mensaje
a tantos alcoholicos que se nos pone en un cargo de confianza.
80 LOS DOCE PASOS

En este caso, volvemos a sentir la tentacion de excedernos en


el desempefio de nuestro servicio y algunas veces da por resul-
tad0 contrariedades y otras dificultades dificiles de aceptar.

Pero a la larga comprendemos claramente que estos son su-


frimientos naturales del desarrollo y que nada bueno puede re-
sultar de ellos si no recurrimos, mas y mas, a cada uno de 10s
Doce Pasos para encontrar las respuestas que necesitamos.

Ahora llegamos a la alternativa mas importante, j Q u e hay en


"practicar estos principios en todos 10s actos de nuestra vida"?
'Podemos querer esa norma de vida en su totalidad, tanto como
sentimos que la practicamos, en parte, cuando tratamos de que
otros alcohOlicos logren su sobriedad? 'Podemos poner en
nuestras, algunas veces, maltrechas relaciones familiares el
I
mismo carifio y tolerancia que ponemos en nuestro grupo de
A.A.? jPodemos tener la misma confianza y fe que tenemos en
nuestros padrinos, cuando se trata de aquellas gentes a las que
hemos afectado gravemente con nuestra enfermedad? 'Pode-
mos, realmente, seguir la esencia del Duodecimo Paso en el
desempefio de nuestras ocupaciones? jPodemos enfrentarnos
a las responsabilidades que acabamos de descubrir que tene-
mos con el mundo en general? j Y podemos tener una nueva
finalidad y devocion dentro de nuestra religion? jPodemos en-
contrar una nueva alegria de vivir, al tratar de hacer todo esto
una realidad?

Mas aun: j c o m o llegaremos a sentirnos, cuando se trate de


t
un aparente fracas0 o ex~to?'Podemos ya aceptarlos o amol-
darnos a ellos sin sentlr desesperacion nl orgullo? 'Podemos
aceptar la pobreza, las enfermedades, la soledad y las penas,
con valor y seren~dad?cPodemos ser perseverantes en confor-
marnos con las sat~sfacc~ones mas hum~ldes,per0 duraderas,
cuando nos estan vedadas otras que relumbran?
I
1
La respuesta oe A A a es:as ~ r e g u n t a sacerca de como vivir i
es: "Si, todo esto es ;cs 5 . e - 2 sabemos porque vemos como
10s sufrimientos. la monotonla j pasta las calamidades, les han
sido utiles a 10s que perseveran en la practica de 10s Doce Pa-
sos. Y si estos son hechos de las v ~ d a sde muchos alcoholicos
sowelsa 1s A 'sosed az~oa-soy ap l a - ~ o d
,,sosed sop sol ap ewal
I
-s!s la,,sowetqwe:, !s 'pep!unyodo eun sowaJpual 'ua!q sand jueap
-OJ sou anb sol e ~ e dA so~losoue ~ e dlelsaualq ap A OlloJJesap
ap saluanj A s e l e l u a ~ua sapeplwele2 sesa JIIJ~AUO:, sowapod?
j~031104031euos ou anb so61we soJlsanu ua3eq 01 a ~ d w a l s
1se3 ow02 ualq ue) sol~elaueul acl12uo2 01 u a ~ n bepe3 ow03
le) 'sola ap epnAe el u03 eJoqe sowapod7 JeluoJje sowe!pod
e3unu salue anb ep!A el ap seUJalq0~dueJa sols3 ipepluew
-ny el e uelanbe anb sapep!wele:, selsa JeluoJje e ~ e d so~~esa:,
-au s o s ~ n z ~sola ~' y y ua sowelsa anb so3!loyo3le sol s o ~ l o s
-ou ' ~ a u a l q osowapod o s o w a u a l ? jsaz~uoluaesed a n g ? 1
.op!~anbJas un e s o w e p ~ a dzah lei o
sesojowe o sec~~lsawop sapelln31ypeAey zah 1e1.oaldwa uanq
un sowaJapJad .~!n6asuo3ap opueleJl opelsa soway anb os
-ua3se un elle4 SON 'JIJa6Ip ap sgw une A J ~ 6 eap ~ l113!41p
o6sa1~ I
un a ~ e d a psou 'JIJJ~ZIO alans owo:, ' e p ! ~
el zaA lei 'saz1uolu3
.sopeuo!snl!sap A solald~adsow!luas SON
.opellnsaJ un6u1u ep ou .y.y anb ~ e s u a de sowezuawo=> . O ~ I J J
-nqe Anw gJa3aJed opol A eqe3e sou as o u e ~ d w aol apJel ' u o ~ s
-nit esa ap s e w ! l 3 ! ~Jas sowapod s o p e u o ~ ~ u a l ~
u !o l a ws o l
'SOlje JeJnp ap
-and opelsa alsa A -el014 ep~ar-13 el ua opuel!eq uglsa anb opelsa
,,osoy31p,,asa ua uglsa anb sol ap a3!p as '.y-yap e 6 ~ aell u3 .a[
-esuaw (a JeAall e aJa!jaJ as anb ow!3apona lap a l ~ e del A osed
Jaw!Jd la 'sop uo3 uatq Anw opuaA alsa sou zaA lei .solla ap sol I
-uen3 soun uo3 uaiq Anw eA SON .sosed a3oa sol sopoj ap Jel
-1sa3auou ap soy3a4s!les sowelsa a n b ~ o da l u a w l e ~ o d w aaua!l
l
~
-ap as o(loJJesap oJlsanN 'le!3!yadns A 1 ! 3 gope!sewap elsth ap
olund un Jas ellnsaJ sandsap anb 01 ap sowel131(a4 SON .eu1314o
el ua A ese3 ua ua!q ueyzuew seso3 s e i .y.yap o l e q e ~ojlsanu l
uo3 saala4 A s o ~ ~ q o sowels3
s .e!3uaJaypu! ap ewJo4 ua ueluas
-aJd as sapelln3y!p seJlsanu s a 3 a ~seun6ly .o!~q!l!nbala sow
- a p ~ a danb s a 3 a ~Aey led03 e ~ a w ! ~
esa
d e ~ e 6 a (u( ! .elnlosqe
~
pep!l!qelsa eun uaua!lqo 'e.e s a ~ o l a wsol !u anb o6anl apsaa
.sew soyz~nw
ap sel ua opas ugJp0d ua!qwej ' y y ua 0peJadn3aJ uey as anb
82 LOS DOCE PASOS

dispuestos a recibir la gracia de Dios que puede sostener y for-


talecernos en cualquier catastrofe.

Nuestras dificultades basicas son las mismas que las de 10s


demas; per0 cuando se hace un esfuerzo sincero para "practi-
car estos principios en todos nuestros actos", 10s a.as. que es-
tan bien cimentados parecen tener la capacidad necesaria, con
la gracia de Dios, para sobrellevar estas dificultades a medida
que se presentan y para convertirlas en demostraciones de fe.
Hemos visto a miembros de A.A. padecer enfermedades croni-
cas y fatales casi sin quejarse y, a veces, hasta de buen humor.
Algunas veces hemos sido testigos de como el nuevo mod0 de
vivir en A.A. ha vuelto a unir a familias que se habian desbarata-
do a consecuencia de malos entendimientos, tensiones o infi-
delidades.

Aunque la capacidad economica de la mayoria de 10s miem-


bros de A.A. es relativamente elevada, hay algunos que tienen
dificultades de esa naturaleza y otros que tropiezan con serios
trastornos de la misma indole. Generalmente hemos visto que
estas situaciones son afrontadas con fortaleza y con fe.

Como la mayoria de las personas, nos hemos dado cuenta de


que podemos resolver las dificultades conforme se presentan.
Pero tambien, como 10s demas, frecuentemente encontramos
desafios mayores en problemas de la vida que son constantes.
Nuestra respuesta es practicar un desarrollo espiritual mas in-
tenso. Solamente asi podremos tener mayores oportunidades
de llevar una vida verdaderamente util y feliz.

A medida que nuestro desarrollo espiritual sea mayor, nos


daremos cuenta de que nuestra antigua actitud hacia nuestros
instintos neces~taser revisada drasticamente. Nuestra ansie-
dad de segur~dady de rlqueza. de prestigio personal, poder y de
amorios y de satlsfacclcnes fam~liares,todo habra que encau-
zarlo. Hemos aprend.32 ~ J 'a P sat~sfaccionde 10s instintos no
puede ser el unico propos1:c y ' " de nuestras vidas. Si antepo-
nemos 10s instintos. la carreta Ira delante del caballo; seremos
arrastrados hacia atras, rumbo a la desilusion. Pero cuando
estamos dispuestos a p m e r en pnmer lugar nuestro desa-
1
rrollo espiritual, entonces, y solo entonces, tendremos una ver-
dadera oportunidad.

Despues de ingresar a A.A., si progresa nuestro desarrollo,


nuestra actitud y nuestros actos con respecto a la seguridad,
seguridad emocional y seguridad economica, empiezan a cam-
biar profundamente. Nuestra exigencia de seguridad ernocional,
como creiamos que era, nos habia involucrado constantemente
en relaciones falsas con otras personas. Aunque a veces no
nos dabamos cuenta de esto, el resultado siempre era el mis-
mo. 0 la haciamos de Dios y dominabamos a 10s que nos ro-
deaban o insistiamos en depender de ellos en una forma exa-
gerada. Cuando permitian temporalmente que manejaramos
sus vidas como si fueran nitios, nosotros nos sentiamos muy
satisfechos y seguros de nosotros mismos. Pero cuando se
llegaron a resistir, o huyeron de nosotros, nos sentimos pro-
fundamente heridos y desilusionados. Los culpabamos porque
no nos dabamos cuenta de que nuestras exigencias sin razon
eran la causa de ello.

Cuando actuabamos en la forma opuesta y habiamos insisti-


do en que la gente nos protegiera y cuidara, portandonos como
si fueramos nitios, o en que todo el mundo tenia la obligation de
proporcionarnos un medio de vida, el resultado habia sido igual-
mente desgrac~ado.Esto frecuentemente hacia que las gentes
a las que mas queriarnos nos hicieran a un lado, o que nos aban-
donaran completarnente. Habia sido muy dificil soportar nues-
tras desilusiones No podiamos imaginarnos por que nos trata-
ban asi.

No nos habiarnos dado cuenta de que, a pesar de ser adultos


en atios, todavia nos portabamos como nitios, tratando de que
todos, amigos, esposas. rnaridos, todo el mundo, nos protegie-
ran como si ellos fueran nuestros padres.

Nos habiamos negado a aprender la dificil tarea de que la


excesiva dependenc~ade otros no da resultado porque todas
las gentes son falibles y. aun 10s mejores de ellos, algunas ve-
ces se portan mal, especialmente cuando nuestras exigencias
se vuelven irrazonables.
84 LOS DOCE PASOS

Conforme progresamos espiritualmente, vimos estos en-


gatios claramente. Se.hizo evidente que para poder sentirnos
emocionalmente seguros entre gente adulta, tendriamos que
vivir "a base de dar sin recibir"; tendriamos que desarrollar la
conciencia de estar en sociedad, o en hermandad, con la gente
que nos rodeaban. Nos dimos cuenta que tendriamos que dar
de s i constantemente, sin exigir recompensa. Cuando lo hici-
mos empetiosamente, empezamos a descubrir que atraiamos
a otros, como nunca antes. Y hasta cuando nos hacian sen-
tirnos mal, podiamos ser comprensivos y aquello no nos afec-
taba muy seriamente.

Cuando progresamos mas, descubrimos que la fuente ideal


de estabilidad emotional es el mismo Dios. Descubrimos que
la dependencia de Su justicia perfecta, perdon y amor era
saludable y que operaria ahi, donde nada ni nadie lo podria
hacer. Si en realidad dependiamos de Dios, no era Iogico que
trataramos de hacer el papel de Dios ante nuestros semejan-
tes, ni que sintieramos la necesidad de depender totalmente
de la proteccion y el cuidado humanos. Estas fueron las acti-
tudes que finalmente nos proporcionaron fortaleza interior y
paz; ya no podrian sacudirnos facilmente 10s defectos de 10s
demas, ni cualquier calamidad ajena a nuestra voluntad que
se presentara.

Aprendimos que este punto de vista era especialmente ne-


cesario para nosotros 10s alcoholicos. Porque el alcoholismo
habia sido una situacion de soledad, a pesar de estar rodea-
dos de gentes que nos querian. Pero cuando nuestra obstina-
cion habia alejado de nosotros a todos y nuestro aislamiento
se habia vuelto completo. esto dio lugar a que empezaramos a
presumlr de ser personajes en cantinas baratas y luego empe-
zaramos a mendlaar copas. Todavia estabamos tratando de
encontrar segijr 3 3 2 ~ - ~ ) ' 3 ~ 0 al
n aser
l dominantes o dependien-
do de otros. Alin c ~ a - 2 : -,estra situacitin economica no habia
llegado a un grado desesze-3-:e Dero si aislados en el mun-
do, t o d a v i a tratabamos e - - 3 - 2 de sentirnos seguros,
valiendonos de alguna clase ae 2s.nlnacion o de dependencia.
A.A. tiene un significado muy espec~alpara aquellos de noso-
tros que eramos.asi. A traves de A.A. empezamos a aprender
I
-en:, un a:,a(qe)sa-a-s-sa3uolu3 .teuJalew uo!:,:,aw~d el a:,a~~oqe
A ejsue aluaweAtleuJalle o:,!loqo:,le la o ~ a dtapand anb ~ o ! a w
01 opuenl:,e an61s esodsa e l .eJapepJaA uo!un eun Jaqeq ap
-and ou sauo!:,!puo:, sesa ua anb o ~ ~ Sq=J o. e ~ e ~ as 6 euo!:,enl!s
el 'ope!:,unuo~d IeuJalew olu~lsu!un e!ual ella ' ~ e z a d w ae ~ e d1s
A , o p e ! ~ ~ e 3 s ao pu ~ uun ap aJpew ua a s ~ i i ~ a ~ u e
o :epe6ilqo
, aA as
esodsa el 'eluan3 asJep u ~ sA aluawlenpeJ3 'soJapellole salq
-eJawnuu! ap anbes A ap~n:, a1 as anb ap el~sa:,au anb alqesuod
-saJJ! a owJajua o g ~ uun aAlanA as op!Jeu la ' u e ~ o a d w aseso:, sel
anb eplpaw y .olua!w!ualsos ns .aluaualuan3a~j'A ~ ~ 2 6 0lap 4
uoi:,:,a~!p el JIwnse anb aua!l esodsa el aJqwoq la sa opel:,aje
(a IS 'o!uow!Jlew lap sozel sol uezeualue anb salewJoue sau
-o!:,enl!s a s ~ e l u a s a ~uapand
d 'e:,ele ows~loqo:,le la opuen=)
. s o ~ ! l ! s o dsopellnsaJ opep ueq sou s o ~ l o s
-ou e anb selsandsa~sel~a!:, ~ U O ! ~ J O sou ~
~ O Je!:,ua!~adxa e!do~d
eJlsanu o ~ a dfel3npu03 aluel~a3uo3sapelsa e elsandsa~el Jau
-a1 sowapuala~dou 'e'e sol s o ~ l o s ojsouJ!nJlsap ~ ap soweleJl
A uop alsa ap osn l e u sowa:,eq 'pelun(oA e ! d o ~ d~ o Ad uo!slnd
-wo3 ~ o 'e!:,ue~ou6!
d ~ o anbd sa owe=)? :alua!n61sla sa e w a l q o ~ d
oJlsanu o ~ a d'!se oz!q sou sola .sep!A sejlsanu ua aluawepunj
- o ~ aAnlju!
d anb e~opea~:,e j 6 ~ a u aeun sa 'souewnq ~ 0 ~ 6sol 0 1ap
soq3nw ap aseq el sa e s o ! ~ a d we!:,ua6~n ! els] 'e:,is!j A leu013
-owa 'leluaw 'lenl!J!dsa 'als!xa anb elaldwo:, sew uo!un el Jez
-1lea.I uainb uo:, a l ~ o s u o 3~e~luo:,uaap alue!wa~deoasap la ep!A
ns ap oluawow un61e ua alua!s leqe:, ouewnq Jas opol tse=)
~ows~loqo:,lelap u e y a p aluawaluan:,a~j u e l anb sepn6e sau
-o!sa~dapsel opueu!wila 'la ua pep!:,!laj ~ o A e w~e~n:,o~d ua elsa
fo!uow!~lewla ua peptun el ~ e ~ ~ a s u o owo:,
:, ua elsa ou e w a l q o ~ d
led!:,u!~d oJlsanN .y'yua saluan:,a~j o:,od uos sale6nAuoz1 seJ
-nldnJ A sauo13e~edas ' o 6 ~ e q w au ! .sopn6e
~ a~uawe~ope~osuo:,
-sap uos sa:,a~ seun6le A sale6nAuo:, A salenxas s e w a l q o ~ dsow
-aual 'sapepa!:,os seJlo ua anb ows!w 01 oJad 'Je!l!wej ep!A el
e ~ e duegeJlua ows!loqo:,le ap soge anb o ~ 6 ! ( a la
d aluapuaJdJ0~
o p e ~ 6un ua opesade~luo:, eq .y.y.sa:,!laj Anw s a ~ e 6 0 quauall
.y.yua uelsa anb sepese:, seuos~adset ap a l ~ e d~ o h e we l
.solos Jelsa anb sowaJpual ou eA fuapua~dwo:,
sou anb salua6 uo:, sauo!:,ela~ sel uos aluaweJapepJaA anb 01
86 LOS DOCE PASOS

dro que es muy dificil de cambiar despues. Sin embargo, bajo la


influencia de A.A., estas situaciones muy a menudo se componen.

Pero cuando el desequilibrio ha sido grande, sera necesario


pasar por un period0 largo de esfuerzo. Despues de que el ma-
rid0 ha ingresado en A.A. la esposa puede tornarse descontenta
y hasta muy resentida de que A.A. haya hecho precisamente lo
que ella, en todos 10s atios de su vida de dedicarse a tratar de
hacerlo, no ha podido. Tal vez el esposo se enfrasque tanto en
A.A. que empiece a estar fuera de su casa mas que cuando
bebia. El, al darse cuenta, le recomienda a su esposa 10s Doce
Pasos de A.A. y trata de ensetiarla a vivir. Naturalmente, ella
piensa que durante atios enteros ha demostrado ser mas apta
que el en ese sentido. Se culpan mutuamente y se preguntan si
su vida conyugal volvera algun dia a ser feliz. Pueden hasta Ile-
gar a sospechar que desde el principio no la fue.

La compatibilidad puede desde luego estar seriamente datia-


da, a tal grado que una separacion sea inevitable. El alcoholico,
dandose cuenta de lo que ha soportado la esposa y compren-
diendo ahora cabalmente la magnitud del daiio que le hizo a ella
y a sus hijos, casi siempre se hace cargo de sus responsabili-
dades matrimoniales, con la mejor buena voluntad de reparar lo
que se pueda y de aceptar lo que no. Si aplica con perseveran-
cia en su hogar todos 10s Doce Pasos de A.A., 10s buenos resul-
tados no se haran esperar. En este estado, comienza con fir-
meza y caririo a portarse como marido, en vez de como niiio
malcriado Y sobre todo. al fin, se ha convencido de que las aven-
turas amorosas atolondradas no son para el.

En A A hay ~ L I C ~ Oalcoholicos
S que desean casarse y que
estan en una s :,a: z m 3ue se 10s permite. Algunos se casan
. .
con cornpanepas :t 9 Z.arno les va a esos matrimonios?
Por regla ge-e.3 5.7- --- . sa:~sfactorios.Los matrimonios de
-
alcoholicos a U 1: .--L 3 O . r - 5 -:?res comljn en A.A. y en asun-
tos e s p ~ r ~ t u a l e:sc - 2 - 3 ~ , : r - 3 ~ s e Solamente en casos de
.
"amor a primera s:a z e - : - _ :- - ,. . eq 10s que hay ligereza,
es cuando hay a~'#c,,:aaes - 1 s '-:;lros conyuges necesitan
ser a.a. firmes y naberse conoc 2 2 Dastante t ~ e m p opara cer-
ciorarse de que su compatibilidad esprritual y mental y su nivel
ernocional son un hecho y no una racionalizacion de sus espe-
ranzas. Necesitan estar lo mas seguros que les sea posible de
que no hay en ellos ningun obstaculo ernocional escondido que
pueda surgir mas tarde para entorpecer su vida. Estas conside-
raciones son igualmente irnportantes y ciertas cuando se trata
de un a.a. que desee matrimonio con alguien que no lo es. Ha-
bra felicidad cuando se proceda con un entendimiento claro y
con la debida actitud de un adulto.

i Y que puede decirse de rnuchos a.as. que no pueden tener


una vida conyugal? A1 principio, muchos de estos se sienten so-
los, heridos y excluidos cuando conternplan la felicidad domes-
tics que existe a su alrededor. Si esta clase de felicidad no es
para ellos, i p u e d e A.A. ofrecerles satisfacciones de irnportan-
cia y durabilidad similares? Si, siernpre que se trate con ahinco
de encontrarlas. Estos "solitaries" que estan rodeados de tan-
tos arnigos en A.A. dicen que no se sienten tan solos; en socie-
dad con otros hombres y rnujeres, pueden dedicarse a rnuchos
propositos personales y proyectos constructivos. Libres de las
responsabilidades matrimoniales, pueden participar en ernpre-
sas que les estan vedadas a 10s casados. Diariarnente obser-
varnos a esta clase de rniembros que prestan valiosos servi-
cios y que, corno resultado de lo que hacen, reciben satisfac-
ciones y alegrias.

Nuestro punto de vista en lo que respecta a la posesion de


riquezas y de otras cosas de indole material, tarnbien cambio
radicalmente. Con pocas excepciones, todos nosotros habia-
rnos sido despilfarradores T~rabamosel dinero para darnos
gusto y para impres~onara 10s demas. Cuando bebiarnos, nos
conduciarnos corno SI el dinero fuera inagotable, a pesar de
que, entre una y otra parranda, nos ibarnos al otro extrerno y
nos volviamos mezqulnos Sin darnos cuenta, estabamos aho-
rrando para la prox~maparranda. El dinero era simbolo de pla-
cer y de mucha importancia. Cuando nuestra manera de be-
ber habia empeorado bastante, el dinero solo era un requisito
apremiante que podia proporcionarnos la proxima copa y la
tranquilidad y el olvido que momentaneamente nos propor-
cionaba esta.
.. ..
88 LOS DOCE PASOS

Al ingresar a A.A., estas actitudes se invirtieron y, frecuente-


mente, con exageracion. El espectaculo de arios de dilapidation
nos lleno de panico. Pensamos que no tendriamos tiempo para
reconstruir nuestra maltrecha economia. ~ C o m opodriamos pa-
gar aquellas deudas, llegar a ser dueiios de una casa, educar a
nuestros hijos y ahorrar una reserva para nuestra vejez? La pre-
ponderancia en las finanzas ya no era nuestro fin principal; ahora
solo anhelabamos seguridad material. Aun despues de volver a
encauzarnos en nuestros negocios, estos temores nos seguian
persiguiendo. Esto hizo que volvieramos a empezar a contar 10s
centavos. Era necesario tener una absoluta seguridad economi-
ca. Nos olvidamos de que la mayoria de 10s alcoholicos que es-
tan en A.A. tienen una capacidad para ganar dinero que esta por
encima del termino medio; nos olvidamos de la gran buena volun-
tad de ayudarnos a conseguir empleo, si lo merecieramos, que
tienen nuestros hermanos de A.A.; nos olvidamos de la real o
posible inseguridad economica de todos 10s seres humanos. Y lo
peor de todo, nos olvidamos que Dios existe. En asuntos de dine-
ro solo teniamos fe en nosotros mismos, y esta no era mucha.

Esto queria decir desde luego, que todavia estabamos muy


desequilibrados. Cuando un trabajo parecia que era unicamente
un medio de ganar dinero, y no una oportunidad de servir, cuan-
do la adquisicion de dinero para la independencia economica
parecia mas importante que la debida dependencia de Dios, to-
davia eramos victimas de temores irrazonables. Y estos eran
temores que hacian completamente imposible tener una exis-
tencia tranquila y util en cualquier nivel economico.

Pero a medida que pas6 el tiempo, nos dimos cuenta de que


con la ayuda de 10s Doce Pasos de A.A. podriamos desechar
esos temores sln ~mportarcual fuera el panorama economico.
Podiamos d e s e ~ o e n a rtrabajos humildes sin preocuparnos del
manana. SI nues:-3 5 : ~ a c l o nera buena, no temiamos que se
volviera mala -a: 3 ~ 0 aprendido
s que esas dlficultades
podrian t r a n s f o r ~ a - s ee - . z =:r.es ~ p o r t a n t e sNo
. importaba de-
- - -
masiado el estaao .2e ,es:-3 z 1 - _. -_ - ~ a t e r ~ aper0
-
l . si importa-
ba nuestra cond~c~on esplrlr~a C-a~ualmente el dinero se con-
virtio en nuestro servldor y dejo ae ser nuestro patron. Se convir-
ti6 en un instrumento para el inknzmbto de amor y- para servir a
10s que nos rodean. Cuando, con la ayuda de Dios, aceptamos
con tranquilidad la parte que nos corresponde, descubrimos que
podiamos vivir en paz con nosotros mismos y que podiamos en-
setiarles a otros, que tambien padecian esos temores, que tam-
bien podrian librarse de ellos. Descubrimos que era mas impor-
tante estar libre de temores que de necesidades materiales.

Aqui podemos fijarnos en el progreso que hemos logrado en


problemas de importancia personal, poderio, ambicion y man-
do. Estos fueron escollos que hicieron naufragar a muchos de
nosotros en nuestras carreras de bebedores.

Casi todo niiio en el mundo suetia en llegar a ser presidente


de su patria. Quiere llegar a ser el primer hombre de su nacion.
Cuando crece y se da cuenta de que aquello es un imposible, tal
vez sonria recordando su suetio infantil. Mas tarde descubre que
la verdadera felicidad no esta en ser el primero de su nacion y ni
siquiera en ser el primero de la descorazonadora lucha por el
dinero, las aventuras o la propia importancia. Aprende que pue-
de sentirse contento mientras desempetie el papel que le ha
tocado en la vida. Todavia es ambicioso; per0 ya no en una for-
ma absurda, porque ahora ya puede darse cuenta de la realidad
y puede aceptarla. Esta dispuesto a conformarse.

Con 10s alcohollcos no sucede lo mismo. En 10s primeros


tiempos de A.A varlos em~nentesmedicos y psicologos hicie-
ron un estud~omlnucloso de un grupo promedio de individuos a
10s que se les llamo 'bebedores problema." Estos doctores no
estaban tratando de establecer la diferencia entre unos y otros
de nosotros, trataban de averiguar cuales eran 10s rasgos de
personalidad que t e n ~ a nen comljn 10s componentes de ese gru-
po. Al final llegaron a una conclusion que ofendio a 10s que en-
tonces eran miembros de A.A. Estos distinguidos senores tu-
vieron el desparpajo de decir que la mayoria de 10s alcoholicos
que habian observado eran todavia infantiles. ernocionalmente
sensitivos y ampulosos

iC6m0 resentimos, nosotros 10s alcohol~cos,ese dictamen!


No podiamos creer que nuestros suenos de adultos fueran to-
,davia infantdes. Y- tomando-en cuenta la rudeza-con que nos
90 LOS DOCE PASOS

habia tratado la vida, nos parecia muy natural que fueramos emo-
cionalmente sensibles. En lo tocante a nuestra conducta ampu-
losa, insistiamos en que lo unico que teniamos era una ambi-
cion grande, per0 legitima, de ganar la batalla de la vida.

Sin embargo, con el transcurso del tiempo la mayoria de noso-


tros llegamos a estar de acuerdo con lo que opinaron esos docto-
res. Hemos podido observarnos con mayor agudeza a nosotros
mismos y a 10s que nos rodean. Nos hemos podido dar cuenta de
que habia temores y ansiedades irrazonables que nos empujaban
en una tarea de toda la vida empetiosamente a conseguir fama,
dinero y lo que creiamos que era mando. De tal manera, el falso
orgullo se volvio el reverso de aquella moneda fatal que tenia
estampado: "Miedo." Sencillamente teniamos que ser el nume-
ro uno para tapar esas inferioridades que teniamos por dentro.

Cuando tuvimos exitos esporadicos, alardeamos de que ten-


driamos otros mas; cuando perdimos, nos sentimos amarga-
dos. Si no obteniamos ningun exito mundano, nos sentiamos
deprimidos y acobardados. Entonces la gente decia que era-
mos de un tip0 "inferior." Pero ahora ya nos damos cuenta de
que somos "astillas del mismo palo." En el fondo, habiamos sido
anormalmente temerosos. Poco importaba que hubieramos es-
tad0 a la orilla del mar de la vida bebiendo hasta olvidar o que,
irresponsablemente, hubieramos avanzado en el hasta una dis-
tancia a la que, por no saber nadar bien, no Ilegariamos. El resul-
tad0 fue el mismo; por poco nos ahogamos en un mar de alcohol.

En la actualidad, tratandose de A.A., y en plena madurez, esos


impulsos ya han sido encauzados hacia su proposito verdade-
ro. Ya no tratamos de dominar y dirigir a 10s que nos rodean
para satisfacer nuestro engreimiento. Ya no buscamos fama y I
honores para age nos alaben. Cuando, por la dedicacion a la i
familia, a 10s amlgzs negocios y a la comunidad, nos granjea-
mos el afecto ge-2.3 ? algunas veces. se nos escoge para
ocupar puestos oe -a, :- -2s: zns3b~I~dad y confianza, tratamos
de ser humildemen1e a3.aze: 2:s ,, 3 s esforzamos con un es-
piritu de amor a ser serv~c~ales 3escubrrmos que el mando de-
pende del ejemplo eflcaz y no de 10s desplantes vanos de gloria
y de poderio.
Aun mas rnaravilloso es saber que no tenemos que distinguir-
nos, en una forma especial, entre nuestros compafieros para po-
der ser utiles y felices. Pocos de nosotros podemos llegar a ser
prominentes jefes! pero tampoco lo deseamos. Los servicios que
se hacen con gusto; el cumplimiento estricto de nuestras obliga-
ciones; las dificultades aceptadas o resueltas con la ayuda de
Dios; el saber que en nuestro hogar, o en el mundo, somos so-
cios en una tarea comun; el hecho bien entendido de que a los
ojos de Dios 10s seres humanos son importantes; la seguridad
de que ya no estamos aislados y solos en carceles que nosotros
mismos construimos; la certeza de que encajamos en el orden
de las cosas de Dios: estas son las satisfacciones verdaderas y
legitimas de un mod0 de vivir adecuado que no pueden subsistir
ningun grado de pompa y circunstancia y ningun numero de po-
sesiones materiales. La ambicion verdadera no es lo que creimos
que era. La ambicion verdadera es el deseo intenso de vivir util-
mente y de caminar con humildad al amparo de la gracia de Dios.

Estos pequefios estudios de 10s Doce Pasos de A.A. llegan


ahora a su fin. Hemos considerado tantos problemas que pue-
de parecer que A.A. se dedica principalmente a desmenuzar
problemas y cazar dificultades. Esto es verdad hasta cierto
grado. Hemos estado tratando de problemas porque somos
gente que, al tenerlos 10s hemos p o d ~ d oresolver y que desea-
mos compartir con todos aq,e .as a qulenes les pueda ser util
la forma en que lo h ~ c ~ m cPorque
s solamente aceptando y re-
solviendo nuestras d t f ~ :ages
c~ podremos estar bien con no-
sotros mismos, con el -,- 22 en que vivimos y con EI, quien
preside sobre todos ~ c c : r ~ 3 s La comprension es la clave de
10s principios y act~tilcesgenurnas y la accion correcta es la
clave de la debida mapera de vivir; por consiguiente, la alegria
de vivir es el tema a e 3clodecimo Paso.

Que cada dia que Iranscurra pueda cada uno de nosotros


percibir mas profundamente el verdadero s~gnificadode esta sen-
cilla oracion de A . A .

"Dios, me conceda Serenidad para aceptar las cosas que no


puedo cambiar, Valor para cambiar las que si puedo y Sabiduria
para distinguir la diferencia."

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