Location via proxy:   [ UP ]  
[Report a bug]   [Manage cookies]                

EESN°56 Módulo 6°1° ALGORÍA

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 10

EESN°56

Literatura 6°1°
Prof. Pablo Zárate
Módulo de acreditación para el ciclo lectivo 2020

Cosmovisión alegórica
Capítulo 1: Introducción
La alegoría es una metáfora que trata de explicar contextualmente la idea buscada.
Podemos definir a la alegoría como una serie de metáforas ligadas entre sí, que explican con
palabras o ideas diferentes una idea entendida en el contexto.
El uso de la alegoría es por lo general en el género literario o poético; lo podemos
encontrar en los versos de las canciones.

Actividad

Uní con una flecha cada metáfora con su significado:

Ella giraba dentro de mi cabeza. Me gustó mucho viajar.


La experiencia es una carga útil. No puedo dejar de pensar en ella.
Las perlas que lloraste. Pongámosnos a trabajar.
Un trono es una carga muy pesada. El poder es una gran responsabilidad.
El viaje inundó mi alma. Lo que vivis te deja enseñanzas.
Las manecillas del reloj me acercaban más a ti. Me encanta cuando me mirás.
Arremanguémonos la camisa y entrémosle al paquete. Tus lágrimas.
Su mirada quita el suelo debajo de mis pies. Falta poco para verte.

Capítulo 2: fábulas alegóricas.


A través de las distintas épocas, la literatura tuvo ejemplos de alegoría y simbolismos
con distintos propósitos. En este 1er trabajo veremos textos de la Antigüedad y de la Edad
Media. Principalmente, se usaba la alegoría y el simbolismo para enseñar virtudes y reprender
defectos: los relatos más comunes eran las fábulas, en las que a través de animales, se
mostraban las cualidades positivas y negativas.

La liebre y la tortuga

Una liebre contenta y juguetona, se sentía muy orgullosa por ser una de las criaturas
más rápidas entre todos los animales que la rodeaban. Siendo la excusa perfecta, para burlarse
de los demás. Todos los días, se reía de una joven tortuga que caminaba por la zona.
– ¡Qué lenta eres! ¡Te vas agotar de tanto correr! Ja, Ja, Ja. Decía la liebre gustosamente.
Una y otra vez, estas eran sus ofensas. La tortuga, cansada ya de sus bromas… decidió
retar a la liebre un día:
– ¡Hagamos una carrera! Apuesto a que te puedo ganar. Dijo la tortuga.
EESN°56
Literatura 6°1°
Prof. Pablo Zárate
Módulo de acreditación para el ciclo lectivo 2020
– ¿Tú ganándome a mí? ¡No me hagas reír! Respondió la liebre muy segura.
- Entonces… ¿Aceptas?
La liebre aceptó la propuesta, sabía que se llevaría la victoria sin hacer tanto esfuerzo. De
eso no había duda.
El día de la carrera, los animales salieron a observar. Pero, curiosamente solo vieron a la
tortuga empezar. La liebre se tomaba las cosas con mucha paciencia, pues ya sabía el resultado
final. A los minutos, se unió a la carrera; corrió un poco y se detuvo a descansar.
- Ya llevo bastante camino adelantado. Expresó la liebre sin titubear.
Minutos después, la tortuga paso por su lado.
- Ja, Ja, Ja ¡Pero qué lenta eres! Dijo la liebre con antipatía.
A pesar de ello, la tortuga hizo oído sordo a sus palabras y siguió la carrera. Mientras
tanto, la liebre se recostó cerca de un árbol y se embarcó en un sueño profundo.
Cuando despertó, era muy tarde; la tortuga había ganado la carrera. La liebre se sintió
desmotiva al instante, pero logró un aprendizaje que jamás olvidaría.

La hormiga y la cigarra

Una hormiguita muy trabajadora, se encontraba caminando entre piedras, ramas y


pasto. Tenía una labor muy importante que cumplir, recolectar todos los granos necesarios
para alimentarse durante el invierno. Sabía que en ese tiempo nada podía hacer.
En su trayecto, se topó con una pequeña cigarra cantando alegremente, y ejecutando
el violín; sin duda alguna, amante de la música. Pero, no pensaba en aquellas cosas que eran
fundamentales. Cuando veía pasar a la hormiga, junto a todas sus compañeras recogiendo
alimento, solía decirles con un tono burlón:¿Para qué trabajan tanto?
Terminado el verano, la cigarra desesperada y hambrienta… fue al hormiguero y
exclamó:
– ¿Pueden ayudarme? No tengo nada para comer.
La hormiga le contesto: – ¿Qué hiciste tú en el verano?
– Me ocupé en cantar; es lo que hacemos nosotras a diario. Respondió la cigarra con
total seguridad.
La pequeña hormiga la miró con una gran sonrisa, y pronunció con ironía:
– Como cantaste todo el verano, pues ahora baila en el invierno.

El león y el ratón

Por la tarde, se encontraba el rey de la selva tomando su siesta. Entorno a su pelaje,


jugaba un ratoncito sin parar. A los pocos segundos, el enorme felino sintió los pasos del
pequeño; enseguida despertó.
Ambos se miraron sorpresivamente. El ratón pegó un brinco de susto; el león se llenó
de furia. Bajo su instinto natural, pensó en comerse al pequeño; pero, estando el ratón muy
cerca de sus afilados dientes… suplicó misericordia:
– ¡Por favor! ¡No me comas! Yo prometo que haré lo necesario para devolverte el favor.
El león al escuchar esto, soltó una enorme carcajada.
– Ja, ja, ja, ja… ¿Tú siendo tan pequeño puedes hacer algo por mí? ¡No lo creo!
A pesar de esto, decidió perdonarle su vida; sabiendo que el favor no le sería vuelto. Su
orgullo, no le permitía valorar la fiel palabra del pequeño roedor. Lo que nunca imagino, es
que más tarde iba a necesitarlo.
Llegaron los cazadores, como de costumbre en bosques y selvas. Atentaron contra el león,
lo amarraron a un árbol, y lo dejaron allí un largo rato. El león ante su ansiedad y desespero,
comenzó a emitir fuertes rugidos de auxilio.
EESN°56
Literatura 6°1°
Prof. Pablo Zárate
Módulo de acreditación para el ciclo lectivo 2020
– ¡Socorro! ¡Socorro! ¿Alguien puede oírme?
A lo lejos, el ratón logró escucharlo. Corrió rápidamente; y al llegar, masticó la cuerda
hasta liberarlo.
Después de ayudarlo, dijo: – ¡Dudaste de mi palabra! Creíste que no podía pagarte el favor
a causa de mi tamaño. No soy de romper promesas. ¡Los ratones cumplimos nuestra palabra!
EL león, solo guardó silencio. Sin pensar, el pequeño había salvado su vida.

La urraca y la ardilla

Era una mañana calurosa y doña Urraca estaba descansando en la rama de una encina;
se sentía muy bien a la sombra y, para colmo de su dicha, sostenía en su pico un sabroso trozo
de pan. ¡Qué contenta estaba!
¡Ah, esto es vida! – decía regodeándose, mientras parpadeaba con deleite y fruncía la
nariz para, de este modo, poder oler mejor el manjar que poseía.
Entre tanto, doña Ardilla estaba al pie de la encina; sufría lo suyo y cavilaba la forma de
arrebatarle el pan a doña Urraca. ¡Hum! Qué buena pinta tenía tan blanquito.
No tardó en encontrar una solución a su problema; conocía a doña Urraca y estaba al
tanto de los puntos flacos de ésta, así que le dijo:
- ¡Oh, doña Urraca! ¡Cuánto hace que no le oigo cantar! ¿Qué le pasa? ¿Es que ya no conserva
su hermosa voz de antes?
- ¡Sí, claro que sí! ¡Espere y verá doña Ardilla!
Doña Urraca, llevada por su vanidad, abrió el pico, pues de otro modo no podía cantar.
En ese mismo instante, el pedazo de pan se le escapó y cayó al suelo. Doña Ardilla, muy atenta,
se apoderó de tan suculento manjar en un santiamén, mientras decía a doña Urraca:
- Estas son las consecuencias de prestar oídos al halago.
Doña Ardilla se fue tranquilamente, sin mirar hacia atrás y doña Urraca quedó en el lugar
que ocupaba, dando saltos de indignación.

Actividad
Elegí la característica que le corresponde a cada personaje.

Astucia – arrogancia – fanfarronería - previsora – humildad – haraganería – vanidad


– perseverancia

Liebre
Tortuga
Hormiga
Cigarra
León
Ratón
Urraca
Ardilla
EESN°56
Literatura 6°1°
Prof. Pablo Zárate
Módulo de acreditación para el ciclo lectivo 2020

Capítulo 3: un poco de teoría

La alegoría es una figura retórica que "consiste en hacer patentes en el discurso, por
medio de varias metáforas consecutivas, un sentido recto y otro figurado, ambos completos, a
fin de dar a entender una cosa expresando otra diferente”.
Esta característica central de "dar a entender una cosa expresando otra diferente"
aproxima la alegoría a otras figuras retóricas, por lo que es importante establecer diferencias
entre ellas para comprender mejor el sentido de la alegoría.
En breve, la alegoría y la metáfora comparten la dualidad en significar una cosa
expresando otra diferente, la distinción es la duración: la metáfora se contiene en sí misma,
mientras que la alegoría se sostiene a lo largo de una composición, con frecuencia a través de
sucesivas metáforas que apuntan a un mismo significado estructural.
Aunque en algunos textos críticos se considera la alegoría una especie de analogía,
ésta depende más de la razón, de la lógica (la comparación), mientras que la alegoría depende
más de la imaginación (la metáfora). Podemos decir igualmente que se diferencia de la fábula
o de la parábola en que éstas se expresan a través de una historia (en prosa o verso) con un
objetivo moral que con frecuencia se reitera de modo explícito y sucinto al final.

Actividad

a) ¿Cuál es el objetivo central de la alegoría? ¿Cuáles son los dos sentidos que
se enfrentan para lograrlo?
b) ¿Cuál es la similitud entre metáfora y alegoría?
c) ¿Cuál es la diferencia entre estas dos?
d) ¿Qué distingue a la fábula y parábola de la alegoría?

Capítulo 4: “Alegoría de la caverna”


El filósofo Platón fue quien más recurrió a la alegoría para dar a entender sus ideas. Su
texto “Alegoría de la caverna” explica su teoría de la realidad y de cómo nuestros sentidos y
nuestra experiencia empírica a partir de ellos, no nos deja realmente acercarnos de manera
genuina al conocimiento de la razón. En este sentido plantea que el hombre es prisionero de
sus propios sentidos (táctil, visual, olfativo, gustativo y auditivo) y de su experiencia empírica,
de modo que para acceder al verdadero conocimiento deberá desprenderse lo más que pueda
de este tipo de contacto con la realidad y tratar de acercarse a ella por medio de la razón y de
su capacidad de entendimiento.

Alegoría de la caverna
EESN°56
Literatura 6°1°
Prof. Pablo Zárate
Módulo de acreditación para el ciclo lectivo 2020
– Después de eso –proseguí– compara nuestra naturaleza respecto de su educación y de
su falta de educación con una experiencia como ésta. Represéntate hombres en una morada
subterránea en forma de caverna, que tiene la entrada abierta, en toda su extensión, a la luz.
En ella están desde niños con las piernas y el cuello encadenados, de modo que deben
permanecer allí y mirar sólo delante de ellos, porque las cadenas les impiden girar en derredor
la cabeza. Más arriba y más lejos se halla la luz de un fuego que brilla detrás de ellos; y entre el
fuego y los prisioneros hay un camino más alto, junto al cual imagínate un tabique construido
de lado a lado, como el biombo que los titiriteros levantan delante del público para mostrar,
por encima del biombo, los muñecos.
– Me lo imagino.
– Imagínate ahora que, del otro lado del tabique, pasan hombres que llevan toda clase
de utensilios y figurillas de hombres y otros animales, hechos en piedra y madera y de diversas
clases; y entre los que pasan unos hablan y otros callan.
– Extraña comparación haces, y extraños son esos prisioneros.
– Pero son como nosotros. Pues en primer lugar, ¿crees que han visto de sí mismos, o
unos de los otros, otra cosa que las sombras proyectadas por el fuego en la parte de la caverna
que tienen frente a sí?
– Claro que no, si toda su vida están forzados a no mover las cabezas.
– ¿Y no sucede lo mismo con los objetos que llevan los que pasan del otro lado del
tabique?
– Indudablemente.
– Pues entonces, si dialogaran entre sí, ¿no te parece que entenderían estar nombrando
a los objetos que pasan y que ellos ven?
– Necesariamente.
– Y si la prisión contara con un eco desde la pared que tienen frente a sí, y alguno de los
que pasan del otro lado del tabique hablara, ¿no piensas que creerían que lo que oyen
proviene de la sombra que pasa delante de ellos?
– ¡Por Zeus que sí!
– ¿Y que los prisioneros no tendrían por real otra cosa que las sombras de los objetos
artificiales transportados?
– Es de toda necesidad.
– Examina ahora el caso de una liberación de sus cadenas y de una curación de su
ignorancia, qué pasaría si naturalmente les ocurriese esto: que uno de ellos fuera liberado y
forzado a levantarse de repente, volver el cuello y marchar mirando a la luz, y al hacer todo
esto, sufriera y a causa del encandilamiento fuera incapaz de percibir aquellas cosas cuyas
sombras había visto antes. ¿Qué piensas que respondería si se le dijese que lo que había visto
antes eran fruslerías y que ahora, en cambio está más próximo a lo real, vuelto hacia cosas
más reales y que mira correctamente? Y si se le mostrara cada uno de los objetos que pasan
del otro lado del tabique y se le obligara a contestar preguntas sobre lo que son, ¿no piensas
que se sentirá en dificultades y que considerará que las cosas que antes veía eran más
verdaderas que las que se le muestran ahora?
– Mucho más verdaderas.
– Y si se le forzara a mirar hacia la luz misma, ¿no le dolerían los ojos y trataría de
eludirla, volviéndose hacia aquellas cosas que podía percibir, por considerar que éstas son
realmente más claras que las que se le muestran?
– Así es.
– Y si a la fuerza se lo arrastrara por una escarpada y empinada cuesta, sin soltarlo antes
de llegar hasta la luz del sol, ¿no sufriría acaso y se irritaría por ser arrastrado y, tras llegar a la
luz, tendría los ojos llenos de fulgores que le impedirían ver uno solo de los objetos que ahora
decimos que son los verdaderos?
EESN°56
Literatura 6°1°
Prof. Pablo Zárate
Módulo de acreditación para el ciclo lectivo 2020
– Por cierto, al menos inmediatamente.
– Necesitaría acostumbrarse, para poder llegar a mirar las cosas de arriba. En primer
lugar miraría con mayor facilidad las sombras, y después las figuras de los hombres y de los
otros objetos reflejados en el agua, luego los hombres y los objetos mismos. A continuación
contemplaría de noche lo que hay en el cielo y el cielo mismo, mirando la luz de los astros y la
luna más fácilmente que, durante el día, el sol y la luz del sol.
– Sin duda.
– Finalmente, pienso, podría percibir el sol, no ya en imágenes en el agua o en otros
lugares que le son extraños, sino contemplarlo como es en sí y por sí, en su propio ámbito.
– Necesariamente.
– Después de lo cual concluiría, con respecto al sol, que es lo que produce las estaciones
y los años y que gobierna todo en el ámbito visible y que de algún modo es causa de las cosas
que ellos habían visto.
– Es evidente que, después de todo esto, arribaría a tales conclusiones.
– Y si se acordara de su primera morada, del tipo de sabiduría existente allí y de sus
entonces compañeros de cautiverio, ¿no piensas que se sentiría feliz del cambio y que los
compadecería?
– Por cierto.
– Respecto de los honores y elogios que se tributaban unos a otros, y de las
recompensas para aquel que con mayor agudeza divisara las sombras de los objetos que
pasaban detrás del tabique, y para el que mejor se acordase de cuáles habían desfilado
habitualmente antes y cuáles después, y para aquel de ellos que fuese capaz de adivinar lo que
iba a pasar, ¿te parece que estaría deseoso de todo eso y envidiaría a los más honrados y
poderosos entre aquéllos? ¿O más bien no le pasaría como al Aquiles de Homero, y «preferiría
ser un labrador que fuera siervo de un hombre pobre» o soportar cualquier otra cosa, antes
que volver a su anterior modo de opinar y a aquella vida?
– Así creo también yo, que padecería cualquier cosa antes que soportar aquella vida.
– Piensa ahora esto: si descendiera nuevamente y ocupara su propio asiento, ¿no
tendría ofuscados los ojos por las tinieblas, al llegar repentinamente del sol?
– Sin duda.
– Y si tuviera que discriminar de nuevo aquellas sombras, en ardua competencia con
aquellos que han conservado en todo momento las cadenas, y viera confusamente hasta que
sus ojos se reacomodaran a ese estado y se acostumbraran en un tiempo nada breve, ¿no se
expondría al ridículo y a que se dijera de él que, por haber subido hasta lo alto, se había
estropeado los ojos, y que ni siquiera valdría la pena intentar marchar hacia arriba? Y si
intentase desatarlos y conducirlos hacia la luz, ¿no lo matarían, si pudieran tenerlo en sus
manos y matarlo?
– Seguramente.
– Pues bien, querido Glaucón, debemos aplicar íntegra esta alegoría a lo que
anteriormente ha sido dicho, comparando la región que se manifiesta por medio de la vista
con la morada–prisión, y la luz del fuego que hay en ella con el poder del sol; compara, por
otro lado, el ascenso y contemplación de las cosas de arriba con el camino del alma hacia el
ámbito inteligible, y no te equivocarás en cuanto a lo que estoy esperando, y que es lo que
deseas oír. Dios sabe si esto es realmente cierto; en todo caso, lo que a mí me parece es que lo
que dentro de lo cognoscible se ve al final, y con dificultad, es la Idea del Bien. Una vez
percibida, ha de concluirse que es la causa de todas las cosas rectas y bellas, que en el ámbito
visible ha engendrado la luz y al señor de ésta, y que en el ámbito inteligible es señora y
productora de la verdad y de la inteligencia, y que es necesario tenerla en vista para poder
obrar con sabiduría tanto en lo privado como en lo público.
– Comparto tu pensamiento, en la medida que me es posible.
EESN°56
Literatura 6°1°
Prof. Pablo Zárate
Módulo de acreditación para el ciclo lectivo 2020

Actividad

a) ¿Qué significa el término “antro”? Marca con una cruz la opción que creas
correcta.

Lugar de mal aspecto.


Lugar donde estudian los antropólogos.
Lugar donde se practica la antropología.

b) ¿Qué piensan los prisioneros sobre las sombras que ven?


c) ¿Cuál sería la reacción de los hombres si se los liberase de pronto de las
cadenas que los atan y pudieran girar y ver de frente las cosas que antes veían de
espaldas y, aún más, si pudieran salir de la caverna y ver la luz? ¿Por qué crees
que reaccionarían así?
d) En la historia de la Caverna de Platón hay un hombre que hipotéticamente es
liberado y luego vuelve a la caverna a salvar a sus compañeros de las tinieblas.
¿Qué pasa con este hombre cuando intenta contar su verdad? ¿Por qué le sucede
esto?
e) ¿Por qué para Platón los sentidos no son confiables?
f) Partiendo de la idea de que los medios de comunicación tienen una línea
editorial y que dan a conocer a la población sólo un recorte de la realidad ¿Cómo
relacionarías el texto de Platón con los discursos mediáticos?

Capítulo 4: Alegoría y dictadura


En épocas de censura, se suele utilizar el discurso alegórico para expresar ideas
prohibidas por quienes detentan el poder. Se dice una cosa pero se busca comunicar otra: hay
un sentido escondido en el discurso, un doble sentido. Una alegoría es, entonces, una
composición literaria o representación artística que tiene un sentido oculto, simbólico, no
literal. En ese contexto político, los escritores y escritoras utilizaron en diversas oportunidades
la alegoría para evadir la censura.
En Argentina, a partir de la segunda mitad del siglo XX fue muy común la creación de
obras (elatos o canciones) que “ocultaban” o “disfrazaban” el sentido de lo que querían
expresar, en una práctica que en sí misma hacía referencia a la censura que impartió la
Dictadura Militar que asoló nuestro país entre 1976 y 1983.
A continuación te dejo dos ejemplos, primero un relato y luego una canción.
EESN°56
Literatura 6°1°
Prof. Pablo Zárate
Módulo de acreditación para el ciclo lectivo 2020

Ana María Shua, “Fiestita con animación” (1988)

Las luces estaban apagadas y los altoparlantes funcionaban a todo volumen.


— ¡Todos a saltar en un pie! -gritaba atronadoramente una de las animadoras, disfrazada
de ratón. Y los chicos, como autómatas enloquecidos, saltaban ferozmente en un pie.
— Ahora, ¡todos en pareja para el concurso de baile! Cada vez que pare la música, uno
abre las piernas y el otro tiene que pasar por abajo del puente. ¡Hay premios para los
ganadores!
Excitados por la potencia del sonido y por las luces estroboscópicas, los chicos obedecían,
sin embargo, las consignas de las animadoras, moviéndose al ritmo pesado y monótono de la
música en un frenesí colectivo.
— Cómo se divierten, qué piolas que son. ¿Te acordás qué bobitos éramos nosotros a los
siete años? -le preguntó, sonriente, el padre de la cumpleañera a la mamá de uno de
los invitados, gritándole al oído para hacerse escuchar.
— Y qué querés... Nosotros no teníamos televisión: tienen otro nivel de información -le
contestó la señora, sin muchas esperanzas de que su comentario fuera oído. No habían
visto que Silvita, la homenajeada, se las había arreglado para atravesar la loca
confusión y estaba hablando con otra de las animadoras, disfrazada de conejo. Se
encendieron las luces.
— Silvita quiere mostrarnos a todos un truco de magia -dijo Conejito-, ¡Va a hacer
desaparecer a una persona!
— ¿A quién querés hacer desaparecer? -preguntó Ratón.
— A mi hermanita -dijo Silvia, decidida, hablando por el micrófono.
Carolina, una chiquita de cinco años, preciosa con su vestidito rosa, pasó al frente sin
timidez. Era evidente que habían practicado el truco antes de la fiesta, porque dejó que su
hermana la metiera debajo de la mesa y estirara el borde del mantel hasta hacerlo llegar al
suelo, volcando un vaso de Coca Cola y amenazando con hacer caer todo lo demás. Conejito
pidió un trapo y la mucama vino corriendo a limpiar el estropicio.
- ¡Abracadabra la puerta se abra y ya está! -dijo Silvita.
Y cuando levantaron el mantel, Carolina ya no estaba debajo de la mesa. A los chicos el
truco no los impresionó: estaban cansados y querían que se apagaran las velitas para comerse
los adornos de azúcar de la torta. Pero los grandes quedaron sinceramente asombrados. Los
padres de Silvia la miraban con orgullo.
— -Ahora hacela aparecer otra vez -dijo Ratón.
— No sé cómo se hace -dijo Silvita-. El truco lo aprendí en la tele y en la parte de aparecer
papi me cambió de canal porque quería ver el partido.
Todos se rieron y Ratón se metió debajo de la mesa para sacar a Carolina. Pero
Carolina no estaba. La buscaron en la cocina y en el baño de arriba, debajo de los sillones,
detrás de la biblioteca. La buscaron metódicamente, revisando todo el piso de arriba,
palmo a palmo, sin encontrarla.
— ¿Dónde está Carolina, Silvita? -preguntó la madre, un poco preocupada.
— ¡Desapareció! -dijo Silvia-. Y ahora quiero apagar las velitas. El muñequito de chocolate
me lo como yo.
El departamento era un dúplex. El papá de las nenas había estado parado cerca de la
escalera durante todo el truco y nadie podría haber bajado por allí sin que él lo viera. Sin
embargo, siguieron la búsqueda en el piso de abajo. Pero Carolina no estaba. A las diez de la
noche, cuando hacía ya mucho tiempo que se había ido el último invitado y todos los rincones
de la casa habían sido revisados varias veces, dieron parte a la policía y empezaron a llamar a
las comisarías y a los hospitales.
EESN°56
Literatura 6°1°
Prof. Pablo Zárate
Módulo de acreditación para el ciclo lectivo 2020
— Qué tonta fui esa noche -les decía, muchos años después, la señora Silvia, a un grupo
de amigas que habían venido para acompañarla en el velorio de su marido-. ¡Con lo
bien que me vendría tener una hermana en este trance! -y se echó a llorar otra vez.

Sobre la autora
Ana María Shua. Nació en Buenos Aires, en 1951. Ha publicado
más de cincuenta libros. Entre ellos El sol y yo (poemas), Soy
Paciente (premio Losada), Los amores de Laurita (novela llevada al
cine), El libro de los recuerdos (Beca Guggenheim) y La muerte
como efecto secundario (Premio Club de los XIII y Premio Municipal
en novela). También ha escrito varios libros de cuentos, entre ellos,
Como una buena madre, y cuatro libros de minificciones, como La
sueñera. Obtuvo el Premio Municipal y el Diploma de Honor Konex en
cuento. Algunos de sus libros han sido publicados en Brasil, España,
Italia, Alemania y los Estados Unidos.
Entre sus obras para niños se destacan Fábrica del Terror (Premio Ibby Banco del
Libro en Venezuela), Expedición al Amazonas, Las cosas que odio, Los devoradores
(Premio Destacado de ALIJA). Recibió el Premio Municipal por Miedo en el sur y fue
galardonada en The White Ravens de la Biblioteca Juvenil de Múnich con La puerta
para salir del mundo y Cuentos con fantasmas y demonios. Obtuvo el premio Fantasía
por Vidas perpendiculares. Sus cuentos infantiles han sido publicados en varios países
de América Latina, España, Estados Unidos y Corea.

Los dinosaurios
Charly Garcia (1983)

Los amigos del barrio pueden desaparecer


Los cantores de radio pueden desaparecer
Los que están en los diarios pueden desaparecer
La persona que amas puede desaparecer.
Los que están en el aire pueden desaparecer en el aire
Los que están en la calle pueden desaparecer en la Carlos Alberto García (Buenos Aires,
calle. 23 de octubre de 1951) conocido por
Los amigos del barrio pueden desaparecer, su nombre artístico Charly García, es
Pero los dinosaurios van a desaparecer. un cantautor, compositor, músico y
No estoy tranquilo mi amor, productor argentino de rock,
Hoy es sábado a la noche, considerado uno de los compositores
Un amigo está en cana. más importantes de Latinoamérica y
Oh mi amor de la historia de la música popular en
español.
Desaparece el mundo
Su obra le valió el reconocimiento en
Si los pesados mi amor llevan todo ese montón de muchas partes de Latinoamérica,
equipajes en la mano siendo definido por algunos medios
Oh mi amor yo quiero estar liviano. como «ícono del rock argentino»,
Cuando el mundo tira para abajo «Mozart argentino», "pionero del rock
es mejor no estar atado a nada en español" o "leyenda viviente".
Imaginen a los dinosaurios en la cama Es considerado como uno de los
Cuando el mundo tira para abajo máximos referentes del rock
argentino.
EESN°56
Literatura 6°1°
Prof. Pablo Zárate
Módulo de acreditación para el ciclo lectivo 2020
es mejor no estar atado a nada
Imaginen a los dinosaurios en la cama
Los amigos del barrio pueden desaparecer
Los cantores de radio pueden desaparecer
Los que están en los diarios pueden desaparecer
La persona que amas puede desaparecer.
Los que están en el aire pueden desaparecer en el aire
Los que están en la calle pueden desaparecer en la calle.
Los amigos del barrio pueden desaparecer,
Pero los dinosaurios van a desaparecer.

Actividades

a) Leé el siguiente fragmento de una entrevista a Ana María Shua y explicá


con tus palabras a qué se refiere y cómo podemos relacionarlo con el relato
leído (tené en cuenta el contexto histórico al que se refiere)

“Uno tenía la sensación de estar escribiendo alrededor de un agujero negro,


que no se podía tocar, y que era lo único sobre lo que tenía sentido escribir.
Y todo lo demás era banal, era trivial, y era inmoral. Era inmoral estar
usando la palabra para algo que no fuera contar lo que nos estaba pasando.”

b) ¿Qué aspectos de la realidad de la época de la dictadura cuenta Ana María


Shua en “Fiestita con animación”?
c) Escribí un breve texto comparando las alegorías que utiliza Ana María Shua
en su cuento y las que utiliza Charly García en su canción.

También podría gustarte