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3.creer en Cristo

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Tema: Creer en Cristo.

Cita base: Marcos 9:22-24. 22. Y muchas veces le echa en el fuego y en el agua, para matarle; pero si
puedes hacer algo, ten misericordia de nosotros, y ayúdanos. 23. Jesús le dijo: Si puedes creer, al que cree
todo le es posible. 24. E inmediatamente el padre del muchacho clamó y dijo: Creo; ayuda mi
incredulidad.

Propósito General: Aliento, Doctrinal


Propósito Específico: Que la fe de la Iglesia siga enfocada en Jesucristo.

Introducción:
Nuestra fe va ser probada, no para saber qué tan fuerte somos, sino para conocer que hay en nuestro corazón, si
realmente amamos a Dios, si creemos en Cristo. En un momento de dificultad es posible llegar a debilitarse
espiritualmente, pero hay que tener presente que, si vamos a Cristo, Él fortalecerá nuestra fe.

Veamos entonces, creer en Cristo:


I. En la dificultad:

a) Para no entrar en desánimo.


Marcos 9:18. el cual, dondequiera que le toma, le sacude; y echa espumarajos, y cruje los dientes, y se va
secando; y dije a tus discípulos que lo echasen fuera, y no pudieron.

En la vida existen circunstancias que llevan a las personas al desánimo. No solo el problema, también por los
resultados que proporcionan las fuentes a donde se acude para solucionarlo. No hay duda que hay medios que
son útiles para enfrentar o solucionar problemas, pero el cristiano debe comprender que no son la fuente real de
la solución o de la respuesta correcta. Las personas tenemos limitaciones, lo material sirve específicamente para
algo, pero nada va a ser que te mantengas firme si no solo Jesucristo.

Tener la idea que cuando se obtenga lo que se pide se va a poder tener paz es erróneo. La paz solo está en Cristo,
por lo tanto, solo se debe creer en Él.

b) Para no caer en incredulidad. Marcos 9:22. Y muchas veces le echa en el fuego y en el agua, para
matarle; pero si puedes hacer algo, ten misericordia de nosotros, y ayúdanos.

Como se deja ver en este versículo, cuando el papá del joven expresa a Jesús “pero si puedes hacer algo”, en
ocasiones cuando pasamos por circunstancias adversas y prolongadas, además del desánimo, también está
latente la incredulidad, dejar de creer. Y no solo en dejar de creer que suceda algo a favor, sino que también en
que Cristo es quien dice ser, Emanuel, que significa Dios con nosotros (Mateo 1:23).

Las palabras y la forma en que se expresan, dicen lo que hay en el corazón, lo que realmente estamos sintiendo
respecto a alguien o algo. Vemos el ejemplo de Jesús, cuando oró en Getsemaní, no dudó de Dios. Prefirió que
se hiciera la voluntad del Padre antes que la suya (Marcos 14:35,36. 35. Yéndose un poco adelante, se postró en
tierra, y oró que si fuese posible, pasase de él aquella hora.36 Y decía: Abba, Padre, todas las cosas son posibles
para ti; aparta de mí esta copa; mas no lo que yo quiero, sino lo que tú.)

Cristo no creyó que las cosas se estaban saliendo de control de su Padre, fue fiel a Dios.

c) Para no entrar en desesperación.

En la desesperación la persona se encuentra confundida, ya no sabe qué más hacer para enfrentar la adversidad o
dificultad. Puede creer en algo, inclusive en Dios, pero le cuesta esperar, permanecer en ello. En esa
desesperación la persona puede reaccionar con enojo o tristeza. Sin embargo, nuestra actitud ante la dificultad
debería ser como el ejemplo de la mujer que estaba enferma de flujo de sangre ya por mucho tiempo, que no se
desesperó, cuando supo que Jesús pasaba por donde ella estaba, no la detuvo ninguno obstáculo, para acercarse a
Él y la sanará. No pensó que no sería tomada en cuenta por Cristo, que le sería imposible llegar hasta donde
estaba, probablemente comenzó a hacer a las otras personas a un lado. La desesperación puede nublar los
pensamientos de las personas, pero cuando confías en Jesucristo, no sucede esto, si no que vas a sus pies, porque
nada no nadie es más grande que nuestro Dios.

Marcos 5:25-27. 25. Pero una mujer que desde hacía doce años padecía de flujo de sangre, 26. y había
sufrido mucho de muchos médicos, y gastado todo lo que tenía, y nada había aprovechado, antes le iba
peor, 27. cuando oyó hablar de Jesús, vino por detrás entre la multitud, y tocó su manto. 28. Porque
decía: Si tocare tan solamente su manto, seré salva. 29. Y en seguida la fuente de su sangre se secó; y sintió
en el cuerpo que estaba sana de aquel azote.

II. Creer en Cristo.

a) Porque por Él, Dios está con nosotros. Mateo 1:23. He aquí, una virgen concebirá y dará a luz un hijo,
Y llamarás su nombre Emanuel, que traducido es: Dios con nosotros.

En otras palabras, Jesucristo es Dios. Algo tal vez que a nuestra mente aún puede ser incomprensible, pero es
real, Dios en su amor se encarnó en la persona de Jesucristo. En el andar de esta vida van a suceder cosas que
pueden agobiarnos, pero si estamos en Cristo, Dios está con nosotros. Físicamente ya no está Jesús en esta
tierra, pero por creer en Él, arrepentirnos de nuestros pecados y declararlo como Señor y Salvador, nos ha dado
al Espíritu Santo quien es Dios también. Es lo que conocemos como la Trinidad: Dios Padre, Dios hijo y Dios
Espíritu Santo; Dios en tres personas.

Así que, si el Hijo está en nosotros, es Dios mismo que lo está. Nada nos separará de su amor. Lo que está en
contra no prevalecerá.

Romanos 8:31,37. 31.¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros? 37. En
medio de todos nuestros problemas, estamos seguros de que Jesucristo, quien nos amó, nos dará la victoria total.

b) Porque Él responde a la fe. Marcos 9:23 Jesús le dijo: Si puedes creer, al que cree todo le es posible.

Todo enmarcado en la voluntad del Padre, el Señor Jesús responderá a la fe puesta en Él. La voluntad de Dios
fue que la mujer con flujo de sangre sanara porque creyó en Jesús. De igual forma en el caso del centurión
romano, entendió quien es Jesucristo y por lo tanto el siervo de este hombre sanó.

Mateo 9:22 Pero Jesús, volviéndose y mirándola, dijo: Ten ánimo, hija; tu fe te ha salvado. Y la mujer fue
salva desde aquella hora.

Lucas 7:8-10. 8. Porque también yo soy hombre puesto bajo autoridad, y tengo soldados bajo mis
órdenes; y digo a éste: Vé, y va; y al otro: Ven, y viene; y a mi siervo: Haz esto, y lo hace. 9. Al oír esto,
Jesús se maravilló de él, y volviéndose, dijo a la gente que le seguía: Os digo que ni aun en Israel he
hallado tanta fe. 10. Y al regresar a casa los que habían sido enviados, hallaron sano al siervo que había
estado enfermo.

Dios se complace cuando la fe es puesta en Él. Así como la viuda que acudía a ver al juez sin cesar para que
este le hiciera justicia porque estaba segura que por la posición que tenía, era la única persona que lo podía
hacer, así debemos tener seguridad, primeramente que El Señor es real, que es el gran Yo Soy y que es el todo
poderoso.
c) Porque Él te fortalece. Juan 6:68,69. 68. Le respondió Simón Pedro: Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes
palabras de vida eterna. 69. Y nosotros hemos creído y conocemos que tú eres el Cristo, el Hijo del Dios
viviente.

Al creer realmente en Cristo te afirmas en su camino. No habrá circunstancia adversa que te haga dudar que
confiar en Cristo es lo que mejor se puede hacer. Al confiar en Él lo conocerás más, verás los atributos de Dios,
que justo, verdadero, su voluntad no se equivoca, que es fiel, etc., es decir, los ojos espirituales son abiertos para
ver al Señor lo que es realmente es: Cristo, el Hijo del Dios viviente. Que es el Ungido de Dios, enviado por
Dios, Dios encarnado, el que es desde antes que todo existiera, el Salvador, el Príncipe de paz. La piedra
principal por la cual podemos estar en pie.

Hoy en día personas realizan videos de sí mismas, esos videos los colocan o suben a las conocidas redes
sociales, esperando que otras los vean, les gusten, les crean y por lo tanto se vuelvan sus seguidores. Pero
cuando estos seguidores escuchan decir algo a esa persona quien grabó el video y no les agrada dejan de ver sus
videos o de seguirlo. Cristo no quiere solo seguidores, quiere creyentes, que no vuelven atrás.

III. Para creer en Cristo:

a) Debe haber humildad. Marcos 9: 24 E inmediatamente el padre del muchacho clamó y dijo: Creo; ayuda mi
incredulidad.

Se puede decir creo, pero muchas veces las palabras, actos y/o reacciones demuestran lo contrario. Porque ante
la adversidad o una prueba recibes guía del Señor, por medio de su Palabra, de su Espíritu, de la consejería, de
una predicación, pero en vez de ser sumiso se prefiere hacer lo que a uno parezca bien o continuar en el mismo
rumbo. Así que muchas veces la falta de fe en Cristo, es porque no lo reconocemos como el Señor de nuestras
vidas, y cuando vienen problemas o en el que se pudiera estar se agrava, se siente el fin.

Pero recordemos que Dios no rechaza un corazón humillado, el cual no intenta esconder su pecado, por muy
menor que lo pudiera considerar. A Este, el Señor oye y por lo tanto lo fortalece.

Lucas 18:13,14. 13. Mas el publicano, estando lejos, no quería ni aun alzar los ojos al cielo, sino que se
golpeaba el pecho, diciendo: Dios, sé propicio a mí, pecador. 14. Os digo que éste descendió a su casa
justificado antes que el otro; porque cualquiera que se enaltece, será humillado; y el que se humilla será
enaltecido.

b) Debe atenderse su exhortación. Marcos 9:19. Y respondiendo él, les dijo: !!Oh generación incrédula!
¿Hasta cuándo he de estar con vosotros? ¿Hasta cuándo os he de soportar? Traédmelo.

Cristo tiene que dirigirse así, en especial a sus discípulos, a quienes ha llamado; pareciera falta de amor, pero no
es así. Si un papá no corrige a su hijo oportunamente, después se vuelve más difícil que pueda tomar el rumbo
indicado. Es necesario porque debemos entregarnos realmente a Él. Ya hemos presenciado milagros, por lo cual
no es posible continuar como la onda del mar, que por el viento es movida de un lado a otro. El agua no es un
terreno firme, vientos fuertes fácilmente lo levantan formando grandes olas, pero aún vientos suaves influyen
para que se formen esas ondas, olas pequeñas, y que las mueve de un lado a otro.

Santiago 1:6. Pero pida con fe, no dudando nada; porque el que duda es semejante a la onda del mar, que
es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra.
No es bueno continuar vacilantes, creemos o no en Cristo. Fundamentamos o no nuestra vida en Él. Cristo exige
fe.

b) Debe haber comunión con Él. Marcos 9:28,29. 28. Cuando él entró en casa, sus discípulos le
preguntaron aparte: ¿Por qué nosotros no pudimos echarle fuera? 29. Y les dijo: Este género con nada
puede salir, sino con oración y ayuno.

Un propósito al ayunar y orar es tener comunión con el Señor para conocerlo más y también ser sensibles al
mundo espiritual. Todo cristiano debe comprender que está dentro del mundo espiritual.

En la oración y ayuno debe existir la comunicación, además de pedir hay que estar atentos a lo que el Padre nos
va a decir y también pedir. Porque esto no es para obligar a Dios a hacer algo, porque él es omnipotente. Con la
oración y el ayuno el Padre también quiere habilitarnos para que con fe, y guiados por Su Espíritu, enfrentemos
dificultades en mundo natural, pero con la comprensión que hay influencia espiritual.

Mateo 4:1-3. 1. Entonces Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto, para ser tentado por el diablo. 2. Y
después de haber ayunado cuarenta días y cuarenta noches, tuvo hambre. 3. Y vino a él el tentador, y le
dijo: Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan.

Conclusión:

Así que reflexionamos sobre “Creer en Cristo”

Vimos que hay que creer en Cristo en la dificultad para no entrar en desánimo, para no caer en incredulidad, ni
en desesperación.

Después analizamos que podemos creer en Cristo porque por Él dios está con nosotros, porque Él responde a la
fe y porque fortalece la fe.

Por último, estudiamos que para creer en Cristo debe haber humildad, debe atenderse su exhortación y que debe
haber comunión con Él.

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