Citas Macbeth
Citas Macbeth
Citas Macbeth
Baquo: Si podéis penetrar la semilla del tiempo, decir qué grano crece y cuáles no, habladme a mí,
que nada imploro, ni me asustan vuestro favor o vuestro odio.
BRUJA PRIMERA: ¡Salve!
BRUJA SEGUNDA: ¡Salve!
BRUJA TERCERA: ¡Salve!
BRUJA PRIMERA: Tú, menos grande que Macbeth, aunque más grande.
BRUJA TERCERA Padre de reyes, aunque no seas rey
2- Terreno fértil.
MACBETH: (Aparte) Si el azar quiere que sea rey , también el azar podría coronarme sin que yo se
lo pida.
LADY MACBETH Está ronco el cuervo que anuncia con graznidos la fatal llegada de Duncan a mi
castillo. ¡Espíritus, venid! iVenid a mí, puesto que presidís los pensamientos de una muerte!
Arrancadme mi sexo y llenadme del todo, de pies a la cabeza, ¡con la más espantosa crueldad!
¡Que se adense mi sangre que se bloqueen todas las puertas al remordimiento! ¡Que no vengan a
mí contritos sentimientos naturales a perturbar mi propósito cruel, o a poner tregua a su
realización! ¡Venid hasta mis pechos de mujer y transformad mi leche en hiel, espíritus de muerte
que por doquier estáis -esencias invisibles- al acecho de que Naturaleza se destruya! ¡Ven, noche
espesa, ven y ponte el humo lóbrego de los infiernos para que mi ávido cuchillo no vea sus
heridas, ni por el manto de tinieblas pueda el cielo asomarse gritando, ¡basta, basta!
1- Acto 2 escena 2: ¿Es una daga eso que contemplo ante mí? con la empuñadura cerca de
mi mano? ¡Ven, que pueda cogerte! Yo no te tengo y, sin embargo, siempre te veo ahí.
Visión fatal, ¿no eres sensible al tacto y la mirada? ¿O eres, quizás, tan solo un puñal en mi
mente, imagen falsa que surge en mi cerebro al que la fiebre oprime? Puedo verte de
forma tan palpable como el que empuño ahora. Me indicaste el camino por el que
avanzar. Todavía te veo; también las gotas, en el filo y en la empuñadura, de una sangre
que antes no estaba. No, no eres real.
2- ¿Quién va? El más leve rumor me horroriza. ¿Qué manos son las que se
levantan, para arrancar mis ojos de sus órbitas? No bastaria todo el
Océano para lavar la sangre de mis dedos. Ellos bastarian para
enrojecerle y mancharle. Escena 2 acto 2
ACBETH No querais saberlo, mujer mía, hasta que os sea posible el aplaudirlo... Ven, noche
cegadora, ven; pon vendas en los tiernos ojos de este piadoso día y con tu ensangrentada e
invisible mano detén y rompe en mil pedazos esta gran atadura con la que palidezco. Ya se espesa
la luz y el cuervo vuela hacia el sombrío bosque Acto . 3 escena 2