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Actividad C7

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Ciudadanía y diversidad sexual

En la presente síntesis sobre derechos, ciudadanía y diversidad sexual, se


menciona la relación entre ellas y como están presentes las desigualdades al ejercer
los derechos, también como la discriminación e intolerancia a la sexualidad del
individuo cambio, sobre todo en personas trans y como es más inaceptable al ser
mujer.
Los intereses de la comunidad y de los individuos no son coincidentes y
tampoco son reconocibles los intereses de los diferentes individuos. Esto provoca
conflictos que suelen tener una solución aceptable, pero hay ocasiones en las que
no hay solución debido a contradicciones que no son conciliables, por lo que una
parte se ve obligada a perder.
Son necesarias reglas para permitir soluciones aceptables y para que esas
reglas sean aceptadas y cumplidas por los individuos se deben cumplir dos
requisitos. El primero de ellos es que consigan satisfacer las necesidades
fundamentales de los seres humanos, proporcionándoles un adecuado nivel de
bienestar personal. La gente necesita ver satisfechas sus necesidades básicas
(alimentación, vivienda, vestido, sexualidad), así como otras más “elevadas” como
seguridad, reconocimiento social, amor y autorrealización. El segundo requisito es
el de la participación personal en la elaboración de las normas que regulan la vida
social y en la distribución de la riqueza con la que se satisfacen las necesidades
fundamentales.
Por lo que, ser ciudadano lleva consigo la capacidad de actuar, el atreverse
a pensar por sí mismo y tomar decisiones en ámbitos y cuestiones de importancia.
Pero existe un profundo miedo a la libertad y hace falta coraje para exigir nuestros
propios derechos. Se puede afirmar que los derechos humanos son derechos
naturales o innatos, es decir, somos libres e iguales de nacimiento y será injusto el
sistema social que no respete, reconozca y potencie esos derechos. Pero, la
ciudadanía y la libertad no son atributos que se nos dan u otorgan, sino algo que se
ejerce.
El individualismo radical es corrosivo, este menciona que es ciudadana
aquella persona que reconoce la existencia de otras personas con diferentes puntos
de vista que tienen el mismo derecho a reclamar un reconocimiento de sus opciones
personales. Ese reconocimiento no se entiende como tolerancia pasiva: soporto al
diferente porque no puedo prescindir de él o aniquilarlo. En realidad, se debería de
tratar de reconocer que la diversidad enriquece y refuerza la sociedad que tiene más
posibilidades de elevar su nivel de vida en la medida en que implica a todo el mundo
en la resolución de los problemas y contrasta diferentes puntos de vista para ir
buscando las soluciones más adecuadas.
Las personas viven su vida en esferas diferentes, siendo también muy
desigual la posibilidad de ejercer los derechos ciudadanos en cada una de esas
esferas. En las tres últimas décadas se han incrementado brutalmente la
desigualdad y discriminación ampliándose hasta hacerse insoportable el problema
de la exclusión social. En el lema “vive y deja vivir”, se radicalizan los síntomas de
fragmentación social y de insolidaridad extrema, con sus secuelas de exclusión.
Desde el movimiento feminista se tomó el concepto de que “lo personal es político”,
este lema se difundió en marchas feministas y LGBTIQ junto con otro que afirma
que “no hay libertad política si no hay libertad sexual”.
Algunas de las formas de discriminación o intolerancia hacia la
homosexualidad se han ido disolviendo hasta hace muy pocas décadas, en estos
días estamos conscientes que la homosexualidad no es una enfermedad y no está
asociada con ninguna forma de afectación psicológica. Actualmente es más claro el
panorama de los derechos de las personas LGBTIQ, se ha reconocido el derecho
de este grupo de personas a la igualdad de trato y el libre desarrollo de su
personalidad.
A pesar de ello, existen algunos aspectos de la vida cotidiana que no incluyen
a la diversidad sexual. El lenguaje jurídico está basado en la heterosexualidad la
cual trasciende en las figuras jurídicas que se contemplan sólo para las personas
que pertenecen a este grupo, por ejemplo, el matrimonio sigue siendo concebido
como la unión entre un hombre y una mujer, exceptuando a las uniones entre
personas del mismo sexo; ello porque la heterosexualidad constituye,
ideológicamente en la sociedad la base del matrimonio y la familia.
En este sentido, surge una idea importante, la heterosexualidad expandida
en las normas sociales, políticas y legales, discrimina. La heterosexualidad no
solamente es una orientación o una elección de las personas, además de ello,
conceptos como “heteronormatividad” no sólo se establece como una imposición de
la heterosexualidad en el ámbito público, sino como la única opción posible y viable
en la sociedad. La heteronormatividad regula las relaciones sociales, aspectos de
la vida de las personas que no necesariamente tienen que ver con la sexualidad, y
da por hecho que las personas deben ser de una forma determinada, así, prejuzga
sobre la libertad de las personas de elegir una forma de vida y su propia sexualidad.
La mayor parte de las construcciones sociales, así como concepciones
jurídicas, parten de la idea que solamente existen dos géneros en la cual se basa la
exclusión social y la discriminación en contra de cualquier expresión distinta a las
personas cisgénero, es decir, las personas que asumen el género que les fue
asignado al nacer. En este punto cabe destacar que la cisnormatividad es “la
expectativa, creencia o estereotipo de que todas las personas son cisgénero, o de
que esta condición es la púnica normal o aceptable” ignorando la existencia de
personas no heterosexuales, y reafirmando la posición heteronormativa del sistema.
En oposición a la expectativa de que todas las personas son cisgénero,
existen personas que no se encuentran conformes con su anatomía sexual, por lo
que deciden buscar un ajuste en ejercicio de su derecho a la identidad. Un aspecto
central del reconocimiento de la dignidad lo constituye la posibilidad de todo ser
humano de autodeterminarse y escoger libremente las opciones y circunstancias
que le dan sentido a su existencia, conforme a sus propias opciones y convicciones.
Las instituciones políticas deben considerar la diversidad, de clases, razas,
género y corporalidades, romper con el poder de las hegemonías de unos cuantos
y trabajar en la construcción de una democracia incluyente. Las personas trans,
deben participar activamente en la política, incluir a las personas de la diversidad
sexual, ayuda a una nueva construcción de la cultura democrática.
El camino que se debe seguir es promover el respeto y garantizar la libertad
de las personas para que vivan su individualidad de la forma que elijan, en atención
al derecho a la libertad, ya que se encuentra estrechamente relacionado con la
dignidad humana, con el derecho a la vida privada y con el principio de autonomía
de la persona. El concepto de ciudadanía sexual de las personas trans, es entendida
como aquella que enuncia y garantiza el acceso efectivo de ciudadanos y
ciudadanas tanto al ejercicio de derechos sexuales y derechos reproductivos como
a una subjetividad política no disminuida por desigualdades fundadas en
características asociadas al sexo, el género, la sexualidad y la reproducción.
Algo interesante a mencionar, es que también se observa que muchas
transgresiones son toleradas para los hombres, mientras que no acontece lo mismo
y es moralmente inaceptable en las mujeres. Esta tolerancia también la
encontramos en función del nivel social, por el orden de la procreación que ordena
las sociedades y genera las relaciones de género y sus efectos, obliga a procrear,
lo que se transforma en una carga que sobrellevan las mujeres. El cuerpo de las
mujeres es percibido y tratado como un objeto, un receptáculo para el acto sexual
del que los hombres toman posesión, lo que nos lleva a comprender que en la época
previa a la modernidad se restrinja la actividad sexual al ámbito del matrimonio.
Hoy en cambio se amplían y reconocen diversas ciudadanías, como
resultado de un conjunto de luchas políticas llevadas a cabo tanto por grupos de
personas gays, lesbianas, bisexuales, intersex o transgénero, así como por diversos
movimientos sociales. Este movimiento está afectando diversos procesos de
agencia y ciudadanía alcanzados por diversos grupos de mujeres y minorías
sexuales, lo que puede a corto y mediano plazo afectar profundamente el escenario
de cambios descritos previamente.
Pese a los avances, aún queda mucho por avanzar para llegar a la equidad
de género y el respeto a la diversidad sexual. Asimismo, queda mucho por avanzar
para lograr una plena ciudadanía sexual para las mujeres y las personas
pertenecientes a la diversidad sexual. El rol que juega la educación en esto es
fundamental, lo que ha sido descrito extensamente en la literatura especializada en
el tema.
La lucha por los derechos ciudadanos no es una tarea de individuos, sino
más bien de grupos o asociaciones. Se trata de luchar tanto por la participación
como para evitar las desigualdades y la exclusión social. Hay que dedicar bastantes
energías a las tareas de formación e información de las personas. Es necesario
romper la tendencia al pensamiento único y el monopolio informativo, desarrollando
además la capacidad de evaluar críticamente los acontecimientos. La participación
ciudadana debe extenderse a todas las esferas de la vida social. No debemos
limitarnos a hacer escuchar nuestra voz en el ámbito político o en períodos
concretos, como las elecciones. Hay que exigir una mayor participación y un mayor
control en la educación y en la salud, en el consumo y, sobre todo, en las empresas.
Uno de los principales obstáculos que tienen las personas trans para ejercer
una vida plena, son los estereotipos contra las identidades sexuales diversas a la
heterosexual tradicionalmente arraigadas por la influencia judeo-cristiana. Los
estereotipos de género no sólo afectan a quienes fueron y son excluidos, sino que
repercuten sobre el conjunto de las relaciones de género y sobre las formas de
conceptualizar dichas identidades.
La ciudadanía, deben de gozar del derecho de tener la libertad de elegir su
forma de vida, para que la diversidad sexual sea un elemento incluyente en razón
social y política, porque de lo contrario se viviría en un país discriminatorio,
retrógrada y antidemocrático.

Referencias
Manos Unidas. (2004). Informe de Derechos civiles y ciudadanía, pp. 16-22.
http://ibdigital.uib.es/greenstone/collect/cd2/import/manosunidas/mu0036.pdf
Barrientos J. & Espinoza R. Capítulo 10. Sexualidad y relaciones de género:
un campo de ciudadanía en transformación. Introducción.
https://books.openedition.org/ariadnaediciones/1235?lang=es#text
López, C. M. (2018). Diversi
dad sexual y derechos humanos, pp. 25-38. CNDH.
https://cvicsa.uacj.mx/cvicsa/pluginfile.php/677344/mod_resource/content/1/Diversi
dad%20sexual%20y%20derechos%20humanos.pdf
Hurtado, D. F. (2019). Democracia y personas trans. Revista Latina.
https://cvicsa.uacj.mx/cvicsa/pluginfile.php/677345/mod_resource/content/1/Demo
cracia%20y%20personas%20trans.pdf

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