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Taller 2

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Taller 2: Discurso narrativo

Alexander Ortega Castro.


Febrero 2019.

Universidad Nacional abierta y a Distancia UNAD.


Atlántico.
Competencias Comunicativas
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Introducción

El discurso narrativo tiene muchas formas en las que se adapta a cada situación o tipo de

texto que se quiera expresar, cada tipo de situación y cada tipo de idea. Existen tres tipos

de discurso narrativo: El factico, el cotidiano y el ficticio. El discurso factico o de hechos

reales es el que encontramos generalmente en historias, noticias, biografías y

autobiografías; el cotidiano es el que encontramos en sucesos personales, anécdotas,

chistes o rumores; y el ficticio lo encontramos en epopeyas, cuentos, novelas, leyendas y

fabulas. En este taller se pretende demostrar el uso de estos tres tipos de narrativa con tres

textos seleccionados del internet para ser compartidos, además, una narración en audio de

uno de ellos y una autobiografía del autor del taller.


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Texto Factico: David y Goliat.

Los filisteos reunieron su ejército para la batalla y acamparon en Efes-damim, que queda

entre Soco en Judá y Azeca. 2 Saúl respondió reuniendo a las tropas israelitas cerca del

valle de Ela. De modo que los filisteos y los israelitas quedaron frente a frente en montes

opuestos, separados por el valle.

Luego Goliat, un campeón filisteo de Gat, salió de entre las filas de los filisteos para

enfrentarse a las fuerzas de Israel. ¡Medía casi tres metros de altura! Llevaba un casco de

bronce y su cota de malla, hecha de bronce, pesaba cincuenta y siete kilos. También tenía

puestos protectores de bronce en las piernas y llevaba una jabalina de bronce sobre el

hombro. El asta de su lanza era tan pesada y gruesa como un rodillo de telar, con una

punta de hierro que pesaba casi siete kilos. Su escudero iba delante de él.

Entonces Goliat se detuvo y gritó mofándose de los israelitas: «¿Por qué salen todos

ustedes a pelear? Yo soy el campeón filisteo, pero ustedes no son más que siervos de

Saúl. ¡Elijan a un hombre para que venga aquí a pelear conmigo! Si me mata, entonces

seremos sus esclavos; pero si yo lo mato a él, ¡ustedes serán nuestros esclavos! ¡Hoy

desafío a los ejércitos de Israel! ¡Envíenme a un hombre que me enfrente!». Cuando Saúl

y los israelitas lo escucharon, quedaron aterrados y profundamente perturbados.

 Isaí envía a David al campamento de Saúl

Ahora bien, David era hijo de un hombre llamado Isaí, un efrateo de Belén, en la tierra de

Judá. En ese tiempo Isaí era anciano y tenía ocho hijos. Sus tres hijos mayores —Eliab,

Abinadab y Simea— ya se habían unido al ejército de Saúl para pelear contra los
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filisteos. David era el menor de los hijos. Sus tres hermanos mayores se quedaron con el

ejército de Saúl, pero David iba y venía para ayudar a su padre con las ovejas en Belén.

Durante cuarenta días, cada mañana y cada tarde, el campeón filisteo se paseaba dándose

aires delante del ejército israelita.

Un día, Isaí le dijo a David: «Toma esta canasta de grano tostado y estos diez panes, y

llévaselos de prisa a tus hermanos. Y dale estos diez pedazos de queso a su capitán.

Averigua cómo están tus hermanos y tráeme un informe de cómo les va». Los hermanos

de David estaban con Saúl y el ejército israelita en el valle de Ela, peleando contra los

filisteos.

Así que temprano a la mañana siguiente, David dejó las ovejas al cuidado de otro pastor y

salió con los regalos, como Isaí le había indicado. Llegó al campamento justo cuando el

ejército de Israel salía al campo de batalla dando gritos de guerra. Poco tiempo después

las fuerzas israelitas y filisteas quedaron frente a frente, ejército contra ejército. David

dejó sus cosas con el hombre que guardaba las provisiones y se apresuró a ir hacia las

filas para saludar a sus hermanos. Mientras hablaba con ellos, Goliat, el campeón filisteo

de Gat, salió de entre las tropas filisteas. En ese momento, David lo escuchó gritar sus ya

acostumbradas burlas al ejército de Israel.

Tan pronto como las tropas israelitas lo vieron, comenzaron a huir espantadas.

—¿Ya vieron al gigante? —preguntaban los hombres—. Sale cada día a desafiar a Israel.

El rey ha ofrecido una enorme recompensa a cualquiera que lo mate. ¡A ese hombre le

dará una de sus hijas como esposa y toda su familia quedará exonerada de pagar

impuestos!
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David les preguntó a los soldados que estaban cerca de él:

—¿Qué recibirá el hombre que mate al filisteo y ponga fin a su desafío contra Israel? Y a

fin de cuentas, ¿quién es este filisteo pagano, al que se le permite desafiar a los ejércitos

del Dios viviente?

Estos hombres le dieron a David la misma respuesta. Le dijeron:

—Efectivamente, esa es la recompensa por matarlo.

Pero cuando Eliab, el hermano mayor de David, lo oyó hablar con los hombres, se enojó.

—¿Qué estás haciendo aquí? —le reclamó—. ¿Qué pasó con esas pocas ovejas que se

supone que deberías estar cuidando? Conozco tu orgullo y tu engaño. ¡Solo quieres ver la

batalla!

—¿Qué hice ahora? —contestó David—. ¡Solo hacía una pregunta!

Entonces caminó hacia otros y les preguntó lo mismo, y recibió la misma respuesta.

Entonces le contaron a Saúl la pregunta de David, y el rey mandó llamarlo.

 David mata a Goliat

—No se preocupe por este filisteo —le dijo David a Saúl—. ¡Yo iré a pelear contra él!

—¡No seas ridículo! —respondió Saúl—. ¡No hay forma de que tú puedas pelear contra

ese filisteo y ganarle! Eres tan solo un muchacho, y él ha sido un hombre de guerra desde

su juventud.

Pero David insistió:

—He estado cuidando las ovejas y las cabras de mi padre. Cuando un león o un oso viene

para robar un cordero del rebaño, yo lo persigo con un palo y rescato el cordero de su

boca. Si el animal me ataca, lo tomo de la quijada y lo golpeo hasta matarlo. Lo he hecho


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con leones y con osos, y lo haré también con este filisteo pagano, ¡porque ha desafiado a

los ejércitos del Dios viviente! ¡El mismo Señor que me rescató de las garras del león y

del oso me rescatará de este filisteo!

Así que Saúl por fin accedió:

—Está bien, adelante. ¡Y que el Señor esté contigo!

Después Saúl le dio a David su propia armadura: un casco de bronce y una cota de malla.

David se los puso, se ciñó la espada y probó dar unos pasos porque nunca antes se había

vestido con algo semejante.

—No puedo andar con todo esto —le dijo a Saúl—. No estoy acostumbrado a usarlo.

Así que David se lo quitó. Tomó cinco piedras lisas de un arroyo y las metió en su bolsa

de pastor. Luego, armado únicamente con su vara de pastor y su honda, comenzó a cruzar

el valle para luchar contra el filisteo.

Goliat caminaba hacia David con su escudero delante de él, mirando con desdén al

muchacho de mejillas sonrosadas.

—¿Soy acaso un perro —le rugió a David— para que vengas contra mí con un palo?

Y maldijo a David en nombre de sus dioses.

—¡Ven aquí, y les daré tu carne a las aves y a los animales salvajes! —gritó Goliat.

David le respondió al filisteo:

—Tú vienes contra mí con espada, lanza y jabalina, pero yo vengo contra ti en nombre

del Señor de los Ejércitos Celestiales, el Dios de los ejércitos de Israel, a quien tú has

desafiado. Hoy el Señor te conquistará, y yo te mataré y te cortaré la cabeza. Y luego daré

los cadáveres de tus hombres a las aves y a los animales salvajes, ¡y todo el mundo sabrá
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que hay un Dios en Israel! Todos los que están aquí reunidos sabrán que el Señor rescata

a su pueblo, pero no con espada ni con lanza. ¡Esta es la batalla del Señor, y los entregará

a ustedes en nuestras manos!

Cuando Goliat se acercó para atacarlo, David fue corriendo para enfrentarse con él. Metió

la mano en su bolsa de pastor, sacó una piedra, la lanzó con su honda y golpeó al filisteo

en la frente. La piedra se le incrustó allí y Goliat se tambaleó y cayó de cara al suelo.

Así David triunfó sobre el filisteo con solo una honda y una piedra, porque no tenía

espada. Después David corrió y sacó de su vaina la espada de Goliat y la usó para matarlo

y cortarle la cabeza.

 Israel derrota a los filisteos

Cuando los filisteos vieron que su campeón estaba muerto, se dieron la vuelta y huyeron.

Así que los hombres de Israel y Judá dieron un gran grito de triunfo y corrieron tras los

filisteos, persiguiéndolos tan lejos como Gat y hasta las puertas de Ecrón. Los cuerpos de

los filisteos muertos y heridos estuvieron esparcidos a lo largo del camino de Saaraim,

hasta Gat y Ecrón. Luego el ejército de Israel regresó y saqueó el campamento

abandonado de los filisteos. (David llevó la cabeza del filisteo a Jerusalén, pero guardó la

armadura en su propia carpa).

Al observar a David pelear contra el filisteo, Saúl le preguntó a Abner, el comandante de

su ejército:

—Abner, ¿quién es el padre de este muchacho?

—En realidad no lo sé —declaró Abner.

—Bueno, ¡averigua quién es! —le dijo el rey.


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Tan pronto como David regresó de matar a Goliat, Abner lo llevó ante Saúl con la cabeza

del filisteo todavía en la mano.

—Dime quién es tu padre, muchacho —le dijo Saúl.

—Su nombre es Isaí, y vivimos en Belén —contestó David.

Texto cotidiano: Como subir una escalera.

Nadie habrá dejado de observar que con frecuencia el suelo se pliega de manera tal que

una parte sube en ángulo recto con el plano del suelo, y luego la parte siguiente se coloca

paralela a este plano, para dar paso a una nueva perpendicular, conducta que se repite en

espiral o en línea quebrada hasta alturas sumamente variables. Agachándose y poniendo

la mano izquierda en una de las partes verticales, y la derecha en la horizontal

correspondiente, se está en posesión momentánea de un peldaño o escalón. Cada uno de

estos peldaños, formados como se ve por dos elementos, se sitúa un tanto más arriba y

adelante que el anterior, principio que da sentido a la escalera, ya que cualquiera otra

combinación producirá formas quizá más bellas o pintorescas, pero incapaces de trasladar

de una planta baja a un primer piso.

Las escaleras se suben de frente, pues hacia atrás o de costado resultan particularmente

incómodas. La actitud natural consiste en mantenerse de pie, los brazos colgando sin

esfuerzo, la cabeza erguida, aunque no tanto que los ojos dejen de ver los peldaños

inmediatamente superiores al que se pisa, y respirando lenta y regularmente. Para subir

una escalera se comienza por levantar esa parte del cuerpo situada a la derecha abajo,

envuelta casi siempre en cuero o gamuza, y que salvo excepciones cabe exactamente en
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el escalón. Puesta en el primer peldaño dicha parte, que para abreviar llamaremos pie, se

recoge la parte equivalente de la izquierda (también llamada pie, pero que no ha de

confundirse con el pie antes citado), y llevándola a la altura del pie, se le hace seguir

hasta colocarla en el segundo peldaño, con lo cual en éste descansará el pie, y en el

primero descansará el pie. (Los primeros peldaños son siempre los más difíciles, hasta

adquirir la coordinación necesaria. La coincidencia de nombre entre el pie y el pie hace

difícil la explicación. Cuídese especialmente de no levantar al mismo tiempo el pie y el

pie).

Llegado en esta forma al segundo peldaño, basta repetir alternadamente los movimientos

hasta encontrarse con el final de la escalera. Se sale de ella fácilmente, con un ligero

golpe de talón que la fija en su sitio, del que no se moverá hasta el momento del

descenso.

Texto ficticio: Los robots del profesor Albertstein.

El profesor Albertstein estaba muy orgulloso de su invento. Tras años de investigación y

experimentación había conseguido construir el primer robot inteligente del planeta. Lo

que hasta entonces había sido solo ciencia ficción se había convertido en realidad. Por

fin, una máquina inteligente podría ayudar a solucionar los graves problemas que

amenazaban el planeta y a la humanidad.

Filipo Tropencis, su ayudante, había estado a su lado durante todo el proceso. Había sido

emocionante asistir al nacimiento de tan maravilloso invento. Pero Filipo Tropencis

estaba disgustado. Muchos de los fallos habían sido resuelto por él y muchos los avances

habían sido fruto de sus ideas y de su trabajo. Pero su nombre no aparecía por ningún
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sitio. Las noticias no hablaban de él y todo el mérito se lo atribuían al profesor

Albertstein.

-Todo el mundo sabe que sin ti yo no hubiera podido acabar este invento, Filipo -le decía

el profesor Albertstein-. Y sabes que compartiré las ganancias contigo, como te prometí.

Pero a Filipo el dinero le importaba poco. Él quería reconocimiento y fama. Él quería

gloria, pasar a la historia. Y eso no iba a ser posible mientras el profesor Albertstein fuera

el único reconocido por todos. Así que ideó un plan.

Filipo Tropencis dejó que pasaran las semanas y que se construyera el primer ejército de

robots para ponerlos a prueba en misiones terrestres. Cuando el ejército estuvo listo,

Filipo Tropencis remotamente instaló un virus de origen indetectable en los robots para

que hicieran lo que él les pedía.

Esa misma noche, mandó a los robots que salieran del almacén y que se dirigieran a la

ciudad más próxima. Al mismo tiempo, alertó de manera anónima de que los robots se

habían vuelto locos y que iban a atacar a la población.

En cuanto esto se supo toda la población huyó despavorida. Y cuando los robots

rodeaban la ciudad, apareció Filipo Tropencis para arreglar el problema.

-En cuanto lo arregle seré un héroe -pensó Filipo Tropencis.

Pero algo salió mal. Filipo Tropencis no era capaz de acceder a los sistemas y controlar a

los robots.

-¡Oh, no! -exclamó-. El virus que he instalado debe de haber inutilizado el acceso que iba

a emplear.
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El profesor Albertstein lo oyó y le preguntó:

-¿Se puede saber qué es lo que has hecho?

-Solo quería ser reconocido -dijo Filipo Tropencis-. Pensé que si salvaba a la población

arreglando un pequeño fallo de los robots…

-¡Insensato! -dijo el profesor Albertstein-. ¡Dejaste una puerta trasera abierta en la

programación para poder interferir! ¿Y si lo hubiera descubierto un hacker? Y, ¡mira lo

que ha pasado!

- Nunca quise que atacaran, profesor -dijo el joven ayudante-. Pero el virus debe haber

mutado o algo así.

Al final no quedó más remedio que acabar por la fuerza con los robots. Y cuando un

análisis previo descubrió que los robots habían sido manipulados saltó el escándalo.

-Has tirado por la borda el trabajo de muchos años, Filipo -dijo el profesor Albertstein.

-Lo sé, profesor -dijo Filipo-. Contaré lo que ha pasado.

Filipo Tropencis confesó su artimaña y pidió perdón. Pero se comprometió a revisar los

robots para que nadie pudiera volver a manipularlos jamás.

Filipo Tropencis consiguió lo que quería y se hizo famoso, aunque no por los motivos

que él hubiera deseado, lo cual no le hacía nada feliz. Ahora todo el mundo lo conocía

por su error y su mala fe, a pesar de que estaba entregado en cuerpo y alma a solucionar

el problema.
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 Enlace de grabación del texto: “Como subir una escalera” Por Julio Cortazar

https://vocaroo.com/i/s0ZzLszEgtsK

 Autobiografía.

Hace 35 años, en una ciudad de la costa, mi mamá estaba sufriendo los dolores que toda

mujer que da a luz siente, ese dolor que nunca entenderemos los hombres, el dolor de

traer a este mundo a una persona.

Mi nacimiento fue algo normal, parto natural, nalgada para verificar que estaba bien y un

“felicidades señora”.

Mis padres son personas que nunca se casaron, de hecho, nunca vivieron juntos, solo fui

un producto de una relación más que tuvo mi papá, una aventura más. Estas aventuras de

mi papá me regalaron seis hermanas y un hermano con diferentes mujeres, supongo que

mi papá no se queda quieto con respecto al tema de las mujeres, de todas formas, debo

decir que es un buen tipo.

Desde pequeño, mi vida siempre fue con la familia de mi mamá, poca interacció n tuve

con la familia de mi papá, a pesar de que cada tanto tiempo, él me buscaba o me llamaba,

no era algo muy frecuente, pero una llamada cada dos o tres años era suficiente para que

yo no olvidara que existía.

Cosas interesantes pasaron cuando era bebé, pero sin duda la que más recuerdo (Y con

eso quiero decir que me contaron mi mamá y mis tías). Fue cómo obtuve mi nombre,

Alexander.
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En la mayoría de los casos, los padres piensan en el nombre que les pondrán a sus hijos

antes de ir a hacer su registro civil en la notaría, en mi caso, el único que había pensado

en un nombre había sido mi papá, pero el nombre que pensó no fue el que finalmente

obtuve, según mi mamá, mi papá me iba a poner por nombre: Giovanni. Creo que lo

habría odiado de verdad por eso. No es por ofender a las personas que tienen ese nombre,

pero a mí no me gusta. Cuando estaban en la notaría, ocurrió el milagro que me salvó de

tener el nombre que habría hecho que odiara a mi papá el resto de mi vida; a mi papá se

le olvidó el nombre que había dicho que me iba a poner, faltaba solo una persona en la

fila para que nos atendieran y no sabían que nombre sería el que quedaría registrado para

siempre en los libros de la notaría segunda de Barranquilla, pero ahí, justo ahí, en ese

momento, creo yo que Dios y su espíritu santo iluminaron a mi mamá y ella solo dijo: Se

va a llamar Alexander, así, sin segundos nombres, sin tanto adornos, solo Alexander.

Gracias mamá.

Durante mi niñez no hubo cosas muy interesantes, solo era un niño del extraño grupo que

nació con un pie en la generación sin internet y con el otro en la generación con internet.

Hay muchos hechos en mi vida que podría describir en esta autobiografía, sin embargo,

solo comparto unos pocos para que este texto no sea de mucho más que dos páginas.

Durante mi adolescencia siempre fui un chico “diferente”, por lo menos de los chicos que

vivían en mi barrio en ese bello pueblo llamado Sabanalarga, no me gustaba hacer cosas

que ellos hacían como ir al colegio de niñas después de salir del de hombres para

coquetear con ellas, me daba pereza y siempre preferí ir a mi casa a ver tv.
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Así seguí creciendo hasta que llegué a la universidad. Siempre quise estudiar medicina,

desde pequeño, pero llegado el momento, no pude hacerlo por no tener recursos

económicos, así que pensé en qué otra cosa me gustaba y ahí fue cuando pensé en la

televisión y lo relacionado con eso, vi una carrera que se llamaba Dirección y Producción

de Radio y TV y pensé que sería excelente estudiar eso, así que me inscribí y 8 semestres

después, me gradué como profesional en el campo de la tv, en el año 2006. Nunca puse

en práctica esa carrera por más de 6 meses y en cosas que eran de voluntariado.

Siempre me gustó el inglés y por eso lo estudié desde que era pequeño y aprendí el

idioma por mi cuenta, después lo pulí en una institución. Saber el idioma me ayudó

conseguir un trabajo en un call center, si no podía conseguir trabajo en lo que estudié,

debía hacerlo en lo que pudiera, así que en ese lugar estuve por algunos años de mi vida.

Debo admitir que nunca me gustó trabajar en ese tipo de lugares, siempre me sentía como

un esclavo y me deprimía mucho, así que renuncié y decidí hacer algo que, en los últimos

tiempos, había descubierto, la enseñanza del idioma inglés.

Empecé dictando clases particulares, pero eso no me estaba generando mucho ingreso,

hasta que un día me dieron una oportunidad en una fundación educativa y desde ese

momento he estado trabajando en la enseñanza del idioma.

En estos momentos estoy estudiando la licenciatura en inglés como lengua extranjera

porque quiero crecer más en el campo de la enseñanza, no sé, tal vez hacer una maestría

en educación, eso sería muy bueno.

Por el momento voy un paso a la vez y por eso estoy estudiando esta carrera y gracias al

apoyo de mi esposa, estoy haciendo el esfuerzo para sacar este proyecto adelante.
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Referencias bibliográficas:

Texto factico:
Capítulo 17 del primer libro de Samuel: Goliat desafía a los israelitas.
Versión: Nueva traducción Viviente
https://www.biblegateway.com/passage/?search=1%20Samuel+17&version=NTV

Texto Cotidiano:
Julio Cortazar. (1962) Historias de Cronopios y de Famas. Instrucciones para subir una
escalera. Recuperado de la página: http://ciudadseva.com/texto/instrucciones-para-subir-
una-escalera/

Texto Ficticio:

Eva María Rodríguez. Los robots del profesor Albertstein.


Recuperado de la página: http://www.cuentoscortos.com/cuentos-originales/los-robots-
del-profesor-albertstein

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