Fawcett y Akakor
Fawcett y Akakor
Fawcett y Akakor
AKAKOR Y MAYAS ?
Según el Chilam Balam, el libro de los sacerdotes del jaguar, de los mayas, la historia
comienza en el año 3113 a. de C. El especialista alemán en temas mayas Wolfgang
Cordan relaciona esta fecha con un misterioso acontecimiento histórico de gran
importancia. La historiografía tradicional, sin embargo, únicamente la menciona como
una curiosidad del complicado calendario maya. De una manera bastante sorprendente,
las tradiciones escritas de las naciones de América Central coinciden con las leyendas
de los indios de la jungla. Los toltecas y los mayas hablan sobre la aparición de dioses y
de héroes, quienes, sin esfuerzo aparente, realizaban actos extraordinarios. Los Aruak
de la Amazonia describen asimismo la llegada y partida de portadores de frutas
cubiertos con extrañas máscaras. Algún acontecimiento histórico similar parece haber
influenciado a todos los pueblos que vivían en aquel tiempo. De ello somos conscientes
en la actualidad, aunque pueda presentarse envuelto en un manto de mitología, se basa
indudablemente en hechos reales.
«Si quieres convertirte en un Dios», dice el Chilam Balam de los quiche-maya, «hazte
merecedor de ello. Tu existencia terrena y tu conducta deben estar en armonía con la
voluntad de los Dioses. Debes seguir las leyes éticas del cosmos. Sólo así los Dioses no
se sentirán avergonzados ante tu presencia y hablarás con ellos como su igual».
En un tiempo, hace más de 10.000 años, una o varias naciones altamente civilizadas
habitaban en la Tierra, dominaban a los pueblos indígenas y realizaban actos que
dependían de unos asombrosos cálculos matemáticos. Según el Libro de los Muertos de
los egipcios, el Vedda de los celtas y el libro secreto indio Mahabharata.
La Crónica de Akakor forma parte de los mitos y leyendas de una de las civilizaciones
más vieja de la Tierra. Si hasta la fecha ha permanecido totalmente desconocida, se debe
a las características especiales del relato y al completo aislamiento de los pueblos cuya
historia refiere. Los últimos descubrimientos originados por la sistemática invasión de la
Amazonia corroboran el relato del cacique Tatunca Nara sobre su pueblo, dando así
crédito a algo que ya no puede seguir siendo ignorado.
Los mitos de las poblaciones aborígenes de América Latina forman un cuadro bastante
coherente. En un pasado bastante lejano, la Tierra estaba gobernada por una poderosa
raza de dioses que sometió a las poblaciones nativas y construyó gigantescas ciudades.
Estos seres, obviamente construyeron asimismo ciudades subterráneas y fortalezas ante
la expectativa de una guerra que evidentemente creían era inevitable. El posterior
acaecimiento real de un acontecimiento terrible no sólo es confirmado por la tradición:
los geólogos y los arqueólogos dan por hecho que la primera Gran Catástrofe según la
Crónica de Akakor, la destrucción del mundo según el vocabulario de los mayas, el
Diluvio según el Antiguo Testamento, ocurrió realmente.
El Popol Vuh quiche-maya habla de una visita de los dioses para destruir a la
Humanidad malvada. El libro secreto indio Mahabharata describe una guerra entre los
dioses. El Edda germánico habla de una revuelta del averno:
La Crónica de Akakor
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La Crónica de Akakor está dividida en cuatro partes y abarca un período de algo más de
diez mil años de la vida del pueblo de Mongulala. Contiene importantes sucesos
económicos y culturales de una evolución que alcanzó su punto culminante en 1944 con
la llegada de los soldados alemanes. El original fue escrito con antiguos jeroglíficos en
vasijas y pieles de animales, y luego también en pergaminos.
La hora cero
La era de la oscuridad
El imperio de Lhasa
EL LIBRO DE LA HORMIGA
La guerra en el Este
El nuevo pueblo
Tatunca Nara
La Crónica de Akakor forma parte de los mitos y leyendas de una de las civilizaciones
más primitivas de la Tierra. Si hasta la fecha ha permanecido totalmente desconocida, se
debe a las características especiales del relato y al completo aislamiento de los pueblos
cuya historia refiere. Los últimos descubrimientos originados por la sistemática invasión
de la Amazonia corroboran el relato del cacique Tatunca Nara sobre su pueblo, dando
así crédito a algo que ya no puede seguir siendo ignorado.
La Crónica de Akakor está dividida en cuatro partes y abarca un período de algo más de
diez mil años de la vida del pueblo de Mongulala. Contiene importantes sucesos
económicos y culturales de una evolución que alcanzó su punto culminante en 1944 con
la llegada de dos mil soldados alemanes. El original fue escrito con antiguos jeroglíficos
en vasijas y pieles de animales, y luego también en pergaminos.
Como documento histórico y cultural, La Crónica de Akakor da una idea cabal del
quehacer intelectual de uno de los pueblos más antiguos de la Tierra. Nuestros
conocimientos sobre Sudamérica cobran nuevas perspectivas a través de este libro y
aparecen interrogantes que señalan nuevos caminos para la investigación.
...
LA CRONICA DE AKAKOR - INTRODUCCIÓN
La historia de los Ugha Mongulala logra conmover por la cantidad de adversidades que
debieron pasar para sobrevivir por más de 15 mil años, tanto a catástrofes naturales,
guerras contra otras tribus y contra los "Blancos Bárbaros", los conquistadores venidos
desde Europa en el siglo XV y que casi lograron su extinción.
Nota: a continuación presento la transcripción de partes del libro, algunos de los cuales
irán acompañados de alguna información anexa entre paréntesis [ ] cuando lo crea
conveniente.
Tienen la piel blanca, cuerpos agraciados, fino pelo negro azulado, barba en el labio
superior y el mentón. Lo que los diferencia es que tienen 6 dedos en las manos y 6
dedos en los pies.
La segunda fue AKAKOR (fortaleza dos), la ciudad de la tribu de los Ugha Mongulala,
construida en el 13.000 A.C.
La tercera fue AKAHIM (fortaleza tres), construida en el año 3166 A.C., a la cual los
conquistadores españoles llamaron "El Dorado" por la gran cantidad de oro con que
había sido construida.
Las tres residencias terrestres de los Maestros Antiguos eran lugares prohibidos para los
Ugha Mongulala:
Entre el 3166 A.C. y el 2866 A.C. los Ugha Mongulala bajo el mando del dios Lhasa
construyeron la ciudad de Machu Picchu en el Oeste, y la poderosa ciudad portuaria de
Ofir sobre la desembocadura del Gran Río en el Este (en el 3056 A.C.).
- Dividieron el año en 13 Lunas: Unaga, Mena, Lano, Ceros, Mens, Laime, Gisho,
Manga, Klemnu, Tin, Meinos, Danama, e Ilashi.
- Cada 2 lunas de 20 días le sigue una luna doble. "Al finalizar el año, dedicamos 5 días
a la veneración de los Dioses. Seguidamente celebramos nuestra fiesta sagrada más
importante, el solsticio, cuando se inicia la renovación de la Naturaleza."
En el período anterior a la hora cero existía otra nación de dioses que era hostil a
nuestros Maestros Antiguos. Según las imágenes del Gran Templo del Sol en Akakor,
las extrañas criaturas parecían hombres. Tenían mucho pelo y eran de piel rojiza. Como
los hombres, tenían cinco dedos en las manos y cinco en los pies; mas de sus espaldas
crecían cabezas de serpientes, de tigres, de halcones y de otros animales... Las dos razas
de dioses, comenzaron a disputar. Quemaron el mundo con calor solar y trataron de
arrebatarse el poder la una a la otra.
[los mitos y textos de diferentes culturas antiguas hablan de esas dos naciones, una que
habitaba en el continente de Lemuria o Tierra de Mu en el océano Pacífico y la otra en
el continente de la Atlántida o Atlantis en el océano Atlántico]
"Este es el relato de cómo perecieron los hombres. ¿Qué es lo que le ocurrió a la Tierra?
¿Quién la hizo temblar? ¿Quién hizo bailar las estrellas? ¿Quién hizo salir a las aguas de
las rocas? Numerosas fueron las calamidades que visitaron al hombre; varias las pruebas
a las que estuvo sujeto. Hacía un frío terrible, y un viento helado soplaba sobre la
Tierra; hacía un calor terrible, y las personas se quemaban con su propio aliento. Los
hombres y los animales huían sobrecogidos por el pánico. Corrían desesperados de un
lado a otro. Intentaban subir a los árboles, pero los árboles los rechazaban; intentaban
llegar a las cavernas, pero las cavernas se desplomaban y los sepultaban. Lo que estaba
abajo se puso arriba, y lo que estaba arriba se hundió en las profundidades. El sonido y
la furia de los Dioses parecían no tener fin. Incluso los refugios subterráneos
comenzaron a temblar."
El curso de los ríos quedó alterado, y la altura de las montañas y la fuerza del sol
cambiaron. Hubo continentes que quedaron inundados. Las aguas del Gran Lago
retrocedieron hacia los océanos. El Gran Río fue desplazado por una nueva alineación
montañosa y afluía ahora rápidamente hacia el Este. En sus orillas nacieron y crecieron
enormes bosques. Un calor húmedo se extendió sobre las regiones orientales del
imperio. En el Oeste, donde habían surgido unas gigantescas montañas, las personas se
congelaron con el frío cerrado de las elevadas altitudes.
Los Maestros Antiguos dejaron documentos secretos que se guardan en el Gran Templo
del Sol subterráneo. Estos se componen de grabados, de mapas y de dibujos misteriosos
realizados por los Dioses y que hablan sobre la enigmática y oscura prehistoria de la
Tierra.
Uno de los mapas muestra que nuestra Luna no es la primera y que tampoco es la única
en la historia de la Tierra. La Luna que nosotros conocemos comenzó a acercarse a la
Tierra y a girar en derredor de ella hace miles de años. En aquel entonces el mundo
tenía otro aspecto. En el Oeste, allí donde los mapas de los Blancos Bárbaros solamente
registran agua, existía una gran isla. Asimismo, en la parte septentrional del océano se
encontraba una gigantesca masa de tierra.
Según nuestros sacerdotes, ambas quedaron sumergidas bajo una inmensa ola durante la
Primera Gran Catástrofe, la de la guerra entre las dos razas divinas. Y añaden que esta
guerra trajo la desolación a la Tierra y también a los mundos de Marte y de Venus, que
es como los Blancos Bárbaros los llaman.
Basándose en los documentos dejados por los Dioses, nuestros sacerdotes conocen
muchas de las cosas que siguen siendo desconocidas para los Blancos Bárbaros.
- Conocen las cosas más pequeñas y las más grandes, y la materia de la que todo se
compone.
- Exploraron las fuerzas espirituales del hombre, cómo gobernarlas y cómo aplicarlas.
- Nuestros sacerdotes han aprendido a hacer que los objetos puedan volar por el espacio,
y a abrir el cuerpo del enfermo sin tocarlo.
- Saben cómo transmitir el pensamiento sin utilizar palabras. Esto les permite
comunicarse con otras personas a través de las más largas distancias, no en detalle, sino
que pueden transmitirse si sus corazones están alegres o tristes. Pero para esta
comunicación son precisos el conocimiento del legado de los Dioses y un poder sobre
las fuerzas mentales.
El testamento de los Dioses enseña cómo vivir y cómo morir. Afirma la existencia de
una vida después de la muerte. Nos enseña cómo se crea el cuerpo, cómo se consume y
cómo es constantemente modificado por el alimento. Por esta razón, el cuerpo no puede
representar nuestra vida real. Nuestros sentidos dependen de nuestro cuerpo, y son
albergados por él como la llama por una vela. Cuando la vela se extingue, los
sentimientos de extinguen igualmente. Por tanto, tampoco los sentimientos pueden ser
nuestra vida real. Dado que nuestro cuerpo y nuestros sentimientos están sujetos al
tiempo, su carácter está compuesto de cambio. Y la muerte es el cambio completo.
Nuestra herencia nos enseña que la muerte destruye algo de lo que en realidad podemos
prescindir.
El yo real, la esencia de los humanos, la vida, está fuera del tiempo. Es inmortal. Tras la
muerte del cuerpo, el yo regresa al lugar de donde provino. Así como la llama se sirve
de la vela, el yo se sirve del hombre para hacer manifiesta su vida. Tras la muerte,
regresa a la nada, al comienzo del tiempo, al primer comienzo del mundo. El hombre
forma parte de un grande e incomprensible desarrollo cósmico que se desenvuelve y que
está gobernado por una ley eterna. Nuestros Maestros Antiguos conocían dicha ley.
Así es como los Dioses nos enseñaron el secreto de la segunda vida. Ellos nos
mostraron que la muerte del cuerpo es insignificante y que solamente importa la
inmortalidad de la vida, liberada del tiempo y de la materia.
Las Pirámides eran símbolos de la vida y la muerte, un signo del sol, de la luz, de la
vida. Hay un lugar entre la vida y la nada, que está sujeto a un tiempo diferente. Para
ellos (Dioses), las pirámides suponían una conexión con la segunda vida.
"Todo existe y todo se consume. Así es como hablan los Dioses. Y así lo enseñaron a
las Tribus Escogidas. Todos los hombres están sujetos a sus leyes, porque existe una
relación interna entre el cielo que está arriba y la Tierra que está abajo."
Según las profecías de los sacerdotes, en el año 12.462 (1981) sobre vendrá una tercera
Gran Catástrofe que destruirá la Tierra. La catástrofe se iniciará allí donde Samón
estableciera su gran imperio. En este país estallará una guerra que lentamente se irá
extendiendo por toda la Tierra. Los Blancos Bárbaros se destruirán los unos a los otros
con armas más brillantes que mil soles. Solamente unos pocos sobrevivirán a las
grandes tempestades de fuego, y entre ellos, se encontrará el pueblo de los Ugha
Mongulala que se ha refugiado en las residencias subterráneas.
GLOSARIO:
Tabla Cronológica
Calendario de los Nuestro
Ugha Mongulala Calendario
Hacia 3.000 antes de Hacia 13.000 Llegada de los Dioses y selección de las
la hora cero A.C. tribus.
0 (hora cero) 10.481 A.C. Partida de los Dioses.
13 10.468 A.C. Primera Gran Catástrofe.
13-7315 10.468-3.166 Los años de sangre.
A.C.
4.130 6.351 A.C Destrucción de Akakor por las Tribus
Degeneradas, retirada a Akakor inferior.
7.315 3.166 A.C. Segunda Gran Catástrofe. Regreso de los
Dioses. Construcción de Akahim.
7.315-7.615 3.166-2.866 Gobierno de Lhasa, construcción de Machu
A.C. Picchu y Ofir, Imperio de Samón.
7.951 2.470 A.C. Viracocha, nacimiento de los Incas.
11.051 570 D.C. Llegada de los Godos.
11.051-12.012 570-1531 D.C. Los mil años de paz.
12.013 1532 D.C. Llegada de los españoles al Perú.
12.417 1936 D.C. Ataque de la Misión de Santa María, Reinha.
12.422 1941 D.C. Llegada de los primeros soldados alemanes.
12.444 1963 D.C. Luchas en Maldonado.
12.449 1968 D.C. Tatunca Nara en Manaus, proclamado
príncipe de los Ugha Mongulala.
12.462 1981 D.C. Profecía: la Tercera Gran Catástrofe.
Karl Brugger fue un periodista alemán que debió saber demasiado, pues fue asesinado
"curiosamente" en 1981, no muchos años después que escribiera su célebre libro "Las
crónicas de Akakor", donde se relatan hechos del todo interesantes y que podrían
derribar varias creencias en torno a si somos la única humanidad, al origen del hombre
americano, la posibilidad de vivir subterráneamente, etc.
Poseo el libro en castellano y debo confesar que su lectura me produjo una sensación
muy extraña.
Lo que Brugger decía recordaba lo señalado por Ossendowsky y antes de él, Saint-Yves
d'Alveydre, y que René Guénon constataba como una realidad de orden metafísico. Es
decir, la existencia de ciudades subterráneas, las cuales detentaban un carácter de
centros espirituales para la humanidad.Pero más detalles de lo dicho por Brugger, lo
consignaré pronto...
En esta oportunidad solo deseaba mostrar algunas fotografías en relación a él y su
misteriosa Agharta, llamada Akakor y que se encontraría en alguna parte de la frontera
amazónica.
Julio César fue responsable del primer incendio de la Biblioteca de Alejandría, en donde
el letrado Ptolomeo Sóter había juntado 700 mil volúmenes, que constituían entonces la
totalidad de la tradición transmitida y del saber humano. Cuatro siglos después ocurrió
el segundo incendio, y quedó definitivamente quemada en el año 641 por orden del
califa Omar, un jefe musulmán.
El emperador chino Tsin Che Hoang, en el año 240 A.C. hizo destruir todos los libros
con la sabiduría antigua.
En el siglo III en Roma, fueron destruidos los libros con formulas para hacer oro.
En el Nuevo Testamento (Hechos de los Apóstoles) se cuenta que San Pablo conoció en
Éfeso todos los libros que trataban de "cosas serias" y los quemó públicamente.
El escritor Jacques Weiss en su libro "La Synarchie" cuenta que una monjas de Irlanda
hicieron quemar 10 mil manuscritos rúnicos en cortezas de abedul, que contenían todas
las tradiciones y anales de la raza céltica.
Los obispos españoles en el siglo XVI quemaron muchos textos de los pueblos
aborígenes, pero gracias a la intervención de un franciscano francés llamado Jacques de
Testera se detuvo la destrucción.
El virrey del Perú Francisco de Toledo, en 1566 tomó todos los géneros incas y tablillas
pintadas con gran riqueza narrativa: ciencias, profecías, etc., e hizo arrojarlo todo a la
hoguera.
Buda quiso revelar a todos los misterios sagrados. Los Sacerdotes y Brahmanes se
opusieron a esa divulgación, que fue juzgada sacrílega. Los Brahmanes mutilaron
voluntariamente sus frases escritas para limitar la extensión de la fechoría, guardando
para ellos lo esencial y dejando el esoterismo a los profanos.
LO INSÓLITO EN LA TIERRA
Cueva del Kohistán en la India, de 14 mil años de antiguedad, los dibujos muestran la
Tierra ligada a Venus.
Creación del mundo explicada por Moisés en el Pentateuco, 4 mil años antes de los
cosmólogos modernos
Mito de Prometeo
Secreto de la levitación
Descripción de los 2 satélites de Marte por Jonathan Swift, 150 años antes
Objeto aéreo en magnesio con 100% de pureza, que explotó en la playa Ubatuba, Brasil,
en 1957
Los mapas de Piri Reis copiados en un atlas establecido en vista aérea en una época
anteglacial
Parte I
“Y los Dioses gobernaron desde Akakor. Gobernaron sobre los hombres y sobre la
Tierra. Tenían naves más rápidas que el vuelo de los pájaros; naves que llegaban a su
punto de destino sin velas y sin remos, tanto por la noche como por el día. Tenían
piedras mágicas para observar los lugares más alejados, de modo que podían ver
ciudades, ríos, colinas y lagos. Cualquier hecho que ocurriera sobre la Tierra o en el
cielo quedaba reflejado en las piedras. Pero lo más maravilloso de todo eran las
residencias subterráneas. Y los Dioses se las entregaron a sus Servidores Escogidos
como su último regalo. Porque los Maestros Antiguos son de la misma sangre y tienen
el mismo padre”
La Crónica de Akakor
Karl Brugger
En una ciudad donde la criminalidad, marginalidad y pobreza registran una de las tasas
más elevadas del mundo, nadie prestó demasiada atención a la desaparición del
periodista. La policía abrió un expediente para investigar el hecho, aunque las pruebas
recopiladas no fueron muy efectivas. Solamente se pudo reconocer el arma, identificada
como una ametralladora portátil 9 mm similar a una mini UZI, y que suele utilizar el
personal militar. El agresor nunca fue detenido y el caso entró en zona muerta.
Ocho años antes de su deceso, Brugger, había alcanzado cierto éxito con un libro de su
autoría, “La Crónica de Akakor. Mito y leyenda de un pueblo antiguo de Amazonia
(1976)” (2) , best-sellers en Europa y EE.UU. La obra fue la culminación de un largo
reportaje que dejó un saldo de doce tapes de grabación, con un único interlocutor,
Tatunca Nara, mestizo indígena y líder de los Ugha Mongulala quién en forma oral
contó un extraño y fantástico relato sobre los orígenes milenarios de su pueblo.
Remontémonos a 1971. Cuenta la historia, que los integrantes de una línea área
comercial alemana Swissair, se encontraban paseando por Manaus estado de Amazonia,
cuando fueron abordados por un mendigo vestido en forma harapienta, que les solicitó
el pago de una comida. La sorpresa surgió al comprobarse que el desconocido, podía
expresarse en perfecto alemán, causando el asombro de los tripulantes y en especial de
su comandante, Ferdinand Schmidt, experimentado aviador.
“ En 1977, un medio europeo, Spekula, publicó un artículo crítico sobre la historia de
Akakor. Las comparaciones entre las declaraciones del libro, y las grabaciones
mostraron serias desviaciones. Se advirtieron conceptos más refinados e intelectuales
que de ningún modo se esperaban de un indígena de la selva. Se determinó, que Brugger
habría manipulado Crónica de Akakor, intercalando pasajes completos de viejas
leyendas mitológicas.”
El misterioso personaje dijo llamarse Tatunca Nara, príncipe de una tribu perdida de la
selva, los Ugha Mongulala. Reveló además, que un contingente de 2.000 alemanes
arribaron a su país en los últimos tramos de la Segunda Guerra Mundial -1939-1941-,
refugiándose en Akakor, antigua ciudad subterránea legada por maestros venidos de las
estrellas.
Nacido en Munich -1941-, Brugger, además de su título como Periodista, contaba con
estudios en Sociología e Historia. Con el tiempo se transformó en un reputado
especialista de culturas nativas americanas.
Tatunca Nara
“El 3 de marzo de 1972. M., al mando en Manaus del contingente brasileño en la jungla,
facilitó el encuentro. Fue en el bar Gracas á Deus («Gracias a Dios») donde por primera
vez me enfrenté con el blanco caudillo indio. Era alto, tenía el pelo largo y oscuro y un
rostro finamente moldeado. Sus ojos castaños, ceñudos y suspicaces, eran los
característicos del mestizo. Tatunca Nara vestía un descolorido traje tropical, regalo de
los oficiales, como posteriormente me explicaría.
El cinturón de cuero, ancho y con una hebilla de plata, era realmente sorprendente. Los
primeros minutos de nuestra conversación fueron difíciles. Con cierta indiferencia,
Tatunca Nara (imagen derecha) expuso en un deficiente alemán sus impresiones de la
ciudad blanca, con sus miles de personas, la prisa y la precipitación en las calles, los
altos edificios y el ruido insoportable. Sólo cuando hubo vencido sus reservas y su
suspicacia inicial, me contó la más extraordinaria historia que jamás había escuchado.
Tatunca Nara me habló de la tribu de los ugha mongulala, un pueblo que había sido
«escogido por los dioses» hacía 15.000 años.
Describió dos grandes catástrofes que habían asolado la Tierra, y habló de Lhasa, el
legislador, un hijo de los dioses que gobernó el continente sudamericano, y de sus
relaciones con los egipcios, el origen de los incas, la llegada de los godos y una alianza
de los indios con 2.000 soldados alemanes. Me habló de gigantescas ciudades de piedra
y de los poblados subterráneos de los antepasados divinos. Y afirmó que todos estos
hechos habían sido registrados en un documento denominado la Crónica de Akakor.
“Cuando un periódico menciona a un caudillo indio que salvó las vidas de doce
oficiales, le fueron concedidos un permiso de trabajo brasileño y un documento de
identidad. Según diversos testimonios, el misterioso caudillo habla un deficiente alemán
y sólo comprende algunas palabras de portugués, pero está familiarizado con varias
lenguas indias habladas en las zonas altas del Amazonas. Unas pocas semanas después
de su llegada a Manaus, Tatunca Nara desapareció súbitamente sin dejar huella ”.
En 1969 estalló un violento enfrentamiento que involucró a las tribus salvajes y los
colonos blancos en la provincia fronteriza peruana Madre de Dios.
“El líder de los indios, quien, según los informes de prensa peruanos, era conocido
como Tatunca («gran serpiente de agua»), huyó tras la derrota a territorio brasileño. Con
objeto de impedir una repetición de los ataques, el gobierno peruano solicitó del
brasileño la extradición, pero las autoridades brasileñas se negaron a cooperar. Las
hostilidades en la provincia fronteriza de Madre de Dios se prolongaron durante 1970 y
1971.
Las tribus indias salvajes huyeron hacia los bosques casi inaccesibles cercanos al
nacimiento del río Yaco. A Tatunca Nara parecía habérselo tragado la tierra. Perú cerró
la frontera con Brasil e inició la invasión sistemática de los bosques vírgenes. Según los
testigos oculares, los indios peruanos compartieron el destino de sus hermanos
brasileños: fueron asesinados y murieron víctimas de las enfermedades de la
civilización blanca”.
Por ese mismo año, una terrible sequía golpeó a la región de los Ugha Mongulala. Con
el hambre en puerta, Tatunca Nara decidió arriesgarse a salir a la superficie, para pedir
ayuda a los “Blancos Bárbaros”, y así aliviar los pesares que amenazaban a su gente.
“Vestido con las ropas de los soldados alemanes, abandoné Akakor y después de un
laborioso viaje, llegué a Río Branco. una de sus grandes ciudades, situada en la frontera
entre Brasil y Solivia. Aquí me dirigí al sumo sacerdote de los Blancos Bárbaros, a
quien había conocido por intermedio de los doce oficiales blancos. Le revelé el secreto
de Akakor y le hablé sobre la miserable situación de mi pueblo. Como prueba de mi
historia, le entregue dos documentos de los Dioses, y éstos convencieron
definitivamente al sumo sacerdote blanco. Accedió a mi petición y regresó conmigo a
Akakor. La llegada a Akakor del sumo sacerdote blanco provocó violentas discusiones
con el consejo supremo. Los ancianos y los señores de la guerra rechazaron todo
contacto con él.
Para evitar cualquier posible traición, exigieron incluso su cautividad. Solamente los
sacerdotes estaban preparados para discutir una paz justa. Después de argumentaciones
infinitas, el consejo supremo concedió al sumo sacerdote blanco un período de seis
meses, durante el cual expondría a su propio pueblo la terrible situación de los Ugha
Mongulala. Para que pudiera reforzar su historia, le fueron entregados varios escritos de
los Padres Antiguos. Si no lograba convencer a los Blancos Bárbaros, tenía la
obligación de devolver los documentos a Akakor.
En las postrimerías de 1972, Tatunca Nara llevó su historia a las autoridades brasileñas,
para convencerlas de tomar cartas en el asunto.
“Con la ayuda de los doce oficiales cuya vida había salvado, entró en contacto con el
servicio secreto brasileño. Apeló asimismo al Servicio de Protección India (FUNAI) y
le habló a N., secretario de la embajada de la República Federal de Alemania en
Brasilia, sobre los 2.000 soldados alemanes que, según sostenía, habían desembarcado
en Brasil durante la Segunda Guerra Mundial y están todavía vivos en Akakor, la capital
de su pueblo. N. no creyó la historia y negó a Tatunca Nara todo acceso posterior a la
embajada.
FUNAI sólo accedió a cooperar una vez que muchos de los detalles de la historia de
Tatunca Nara sobre tribus indias desconocidas de la Amazonia fueron comprobados
durante el verano de 1972. El servicio formó una expedición para establecer contacto
con los misteriosos ugha mongulala y dio instrucciones a Tatunca Nara para que hiciera
todos los preparativos necesarios. Sin embargo, estos planes se vieron interrumpidos por
la resistencia de las autoridades locales de la provincia de Acre. Siguiendo instrucciones
personales del entonces gobernador Wanderlei Dantas, Tatunca Nara fue arrestado.
Poco antes de su extradición a la frontera peruana, sus amigos oficiales lo liberaron de
la prisión de Río Branco y lo devolvieron a Manaus”
Con los datos recogidos, Brugger decidió emprender una expedición hacia Akakor, que
contaría con la guía de Tatunca Nara y la participación de un fotógrafo. Pero la aventura
casi termina en tragedia.
Los primeros días fueron muy diferentes de lo que esperábamos: nada de mosquitos, ni
de serpientes de agua ni de pirañas. El río Purus era como un lago sin orillas.
Contemplábamos la jungla sobre el horizonte, con sus misterios ocultos tras una muralla
verde. El primer pueblo que alcanzamos fue Sena Madureira, último asentamiento antes
de penetrar en las todavía inexploradas regiones fronterizas entre Brasil y Perú. Era un
lugar Típico de la Amazonia: polvorientas carreteras de arcilla, ruinosas barracas y un
desagradable olor a agua estancada. Ocho de cada diez habitantes sufren de beriberi,
lepra o malaria. La malnutrición crónica ha dejado a estos seres en un estado de triste
resignación. Rodeados por la brutalidad de la inmensidad y aislados de la civilización,
dependen principalmente del licor de caña de azúcar, único medio de escapar a una
realidad sin esperanza.
En un bar, nos despedimos de la civilización y nos topamos con un hombre que dice
conocer las zonas altas del río Purus. En su búsqueda de oro, fue hecho prisionero por
los indios haisha, una tribu semi-civilizada que se asienta en la región del nacimiento
del río Yaco. Su relato es desalentador: nos habla y no para sobre rituales caníbales y
flechas envenenadas. El 5 de octubre, en Cachoeira Inglesa, cambiamos el bote por la
canoa. A partir de aquí dependemos de Tatunca Nara. Los mapas de ordenanza
describen el curso del río Yaco, pero sólo de una manera imprecisa. Las tribus indias
que viven en esta región no tienen aún contactos con la civilización blanca. A J. y a mí
nos domina un sentimiento de incomodidad. ¿Existe, después de todo, un lugar como
Akakor? ¿Podemos confiar en Tatunca Nara? Pero la aventura se muestra más
apremiante que nuestra propia ansiedad.
Doce días después de haber dejado Manaus, el paisaje comienza a cambiar. Hasta aquí
el río semejaba un mar terroso sin orillas. Ahora nos deslizamos a través de las lianas
por debajo de árboles voladizos. Tras una curva del río, hallamos a un grupo de
buscadores que han construido una primitiva factoría sobre la orilla del río y criban la
arena de grano grueso con cedazos. Aceptamos su invitación de pasar la noche y
escuchar sus extraños relatos sobre indios con el pelo pintado de rojo y azul con flechas
envenenadas. El viaje se convierte en una expedición contra nuestras propias dudas. Nos
hallamos a apenas diez días de nuestro presunto objetivo.
Pasaría mucho tiempo hasta que Karl Brugger y Tatunca Nara volvieran a reunirse. Con
la edición del libro, la fama de Akakor se extendió por todos los rincones, y su historia,
trascendió fronteras.
En su crónica oral, el líder de los Ugha Mongulala relató al periodista germano, que
visitantes estelares aterrizaron en Sudamérica hace cerca de 15.500 años, procedentes de
Schwerta, lugar remoto y “centro de un imperio conformado por numerosos mundos
situado en los confines de nuestro universo ”.
Fueron 130 familias que se establecieron en este continente.
“Ellos civilizaron a los hombres y fundaron la Tribu de los Ugha Mongulala, que
significa “Tribus Escogidas Aliadas”. Y para sellar su alianza eterna, se unieron a ellos.
De aquí que los miembros de esta Tribu se parezcan a los Shuerta, hasta en el color de
la piel”.
Tatunca los describió como similares a nosotros en lo físico, salvo por un detalle: los
desconocidos contaban con seis dedos. Los extranjeros erigieron 26 ciudades, casi todas
subterráneas, tres de las cuales fueron elegidas como principales.
“ La ciudad de Akakor se extendía más allá del río Purus, en un alto valle, situado en la
frontera que divide a Brasil de Perú. La región de Madre de Dios (Perú) y Acre (Brasil),
señalarían los límites de su territorio”
Toda la ciudad está rodeada por una gran muralla de piedra con trece puertas. Éstas son
tan estrechas que únicamente permiten el acceso de las personas de una en una.
La llanura del Este, a su vez, está protegida por atalayas de piedra en las que escogidos
guerreros se hallan continuamente en vigilancia de los enemigos. Akakor está dispuesta
en rectángulos. Dos calles principales que se cruzan dividen la ciudad en cuatro partes,
que corresponden a los cuatro puntos universales de nuestros Dioses.
El Gran Templo del Sol y una puerta de piedra tallada de un único bloque están situados
sobre una gran plaza en el centro.
El templo mira hacia el Este, hacia el Sol naciente, y está decorado con imágenes
simbólicas de nuestros Maestros Antiguos. En cada mano, una criatura divina sostiene
un cetro en cuyo extremo superior hay una cabeza de jaguar. La figura está coronada
con un tocado de ornamentos animales. Una extraña escritura, y que sólo puede ser
interpretada por nuestros sacerdotes, reseña la fundación de la ciudad. Todas las
ciudades de piedra construidas por nuestros Maestros Antiguos tienen una puerta
semejante.
El edificio más impresionante de Akakor es el Gran Templo del Sol. Sus paredes
exteriores están desnudas y fueron construidas con piedras artísticamente labradas. El
techo está abierto de modo que los rayos del Sol naciente puedan llegar hasta un espejo
de oro, que se remonta a los tiempos de los Maestros Antiguos, y que está montado en
la parte delantera. Figuras de piedra de tamaño natural flanquean la entrada del templo
por ambos lados. Las paredes interiores están tapizadas con relieves. En una gran arca
de piedra hundida en la pared delantera del templo se encuentran las primeras leyes
escritas de nuestros Maestros Antiguos”
Luego le sigue Akanis (Fortaleza 1), edificada “sobre una estrecha lengua de tierra,
cercana a México, dónde se enfrentan los dos océanos (4). La última, Akahim (Fortaleza
3) quizás la más misteriosa, se encuentra al norte de Brasil lindante con Venezuela.
“ Se parece a Akakor, con su puerta de piedra, el Templo del Sol y los edificios para el
príncipe y los sacerdotes. Una piedra labrada en forma de dedo extendido señala el
camino hacia la ciudad. La entrada real está oculta detrás de una inmensa cascada de
agua. Sus aguas caen hasta una profundidad de 300 metros”. . Yo puedo revelar estos
secretos porque desde hace 400 años Akahim está en ruinas.
Después de guerras terribles contra los Blancos Bárbaros, el pueblo de los Akahim
destruyó las casas y los templos de la superficie y se retiró al interior de las residencias
subterráneas. Estas residencias están dispuestas como la constelación estelar de los
Dioses y se hallan conectadas mediante unos largos túneles de forma trapezoidal. Hoy
en día, sólo cuatro de las residencias están todavía habitadas; las nueve restantes están
completamente vacías. Los en un tiempo poderosos Akahim apenas ascienden
actualmente a 5.000 almas.
“Mi pueblo únicamente ha conservado la memoria del Imperio de Samón y sus regalos a
Lhasa, los pergaminos escritos y las piedras verdes. Nuestros sacerdotes los han
guardado en el recinto religioso subterráneo de Akakor, en donde también se conservan
el disco volante de Lhasa y la extraña vasija que puede atravesar las montañas y las
aguas. El disco volante es del color del oro resplandeciente y esta hecho de un metal
desconocido. Su forma es como la de un cilindro de arcilla, es tan alto como dos
hombres colocados uno encima del otro, y lo mismo de ancho. En su interior hay
espacio para dos personas. No tiene velas ni remos.
Pero dicen nuestros sacerdotes que con él Lhasa podía volar más rápido que el águila
más veloz y moverse entre las nubes tan ligero como una hoja en el viento. La extraña
vasija es igualmente misteriosa. Seis largos pies sostienen una bandeja plateada. Tres de
los pies apuntan hacia delante, otros hacia atrás. Estos e parecen a cañas dobladas de
bambú y son móviles; terminan en unos rodillos de la largura parecida a los lirios del
valle. Fieles a los deseos de nuestros Maestros Antiguos, los sacerdotes recogieron
todos los conocimientos y todas las experiencias y lo conservaron en las residencias
subterráneas.
Los objetos que dan testimonio de 12.000 años de la historia de mi pueblo se guardan en
una habitación labrada en la roca. Aquí se hallan también los misteriosos dibujos de
nuestros Padres Antiguos. Están grabados en verde y en azul sobre un material
desconocido para nosotros. Ni el agua ni el fuego pueden destruirlo.”
“Uno de los mapas muestra que nuestra Luna no es la primera y que tampoco es la única
de la historia de la Tierra. La Luna que nosotros conocemos comenzó a acercarse a la
Tierra y a girar en derredor de ella hace miles de años. En aquel entonces el mundo
tenía otro aspecto.
“En el Oeste, allí donde los mapas de los Blancos Bárbaros solamente registran agua,
existía una gran isla. Asimismo en la parte septentrional del océano se encontraba una
gigantesca masa de tierra. Según nuestros sacerdotes, ambos quedaron sumergidas bajo
una inmensa ola durante la primera Gran Catástrofe, la de la guerra entre las dos razas
divinas. Y añaden que esta guerra trajo la desolación a la Tierra y también a los mundos
de Marte y de Venus, que es como los Blancos Bárbaros los llaman.”
“Entré en el recinto religioso al despuntar la mañana, poco después de la salida del sol.
Envuelto en el traje dorado de Lhasa, descendí por una espaciosa escalera. Me condujo
al interior de una habitación, y ni aún ahora puedo decir si ésta era grande o pequeña. El
techo y las paredes eran de un color infinitamente azulado. No tenían ni comienzo ni
final. Sobre una losa de piedra labrada había pan y una fuente de agua, los signos de la
vida y la muerte. Un profundo silencio reinaba en la habitación. Repentinamente, una
voz que parecía proceder de todas partes me ordenó que me levantara y que entrara en la
siguiente habitación, que se parecía al Gran templo del Sol. Sus paredes estaban
recubiertas de muchos y muy diversos instrumentos. Brillaban y resplandecía en todos
los colores.
Cuando esta información llegó a oídos de los investigadores, Erich Von Däniken, de
origen suizo, fue uno de los primeros en retomar la posta abandonada por el periodista
alemán. En el libro de Brugger, Däniken , figuraba en los créditos como redactor del
prólogo de Akakor, y por ende, contaba con antecedentes en el tema. Teniendo en
cuenta el espíritu aventurero que el escritor tan bien supo imprimir en sus libros, no
resultó sorpresa su intención de lanzar una expedición en busca de la ciudad perdida, a
pesar de la experiencia fallida de Brugger. Pero desde el comienzo, arreciaron las
dificultades.
En Testigo de los Dioses, el suizo relató los pormenores que hicieron fracasar la
operación.
“Hace dos años entré en contacto, sin que ello guardase ninguna relación con el libro de
Brugger, con un señor de Manaus llamado Ferdinand Schmidt. Dicho señor Schmidt
había sido toda su vida piloto de la Swissair. Después de jubilarse aceptó la misión de
trabajar para la Cruz Roja en Brasil. Esa misión le llevó a Manaus, y en el marco de sus
actividades tuvo ocasión de tratar muchas veces a Tatunca Nara. Este le contó al señor
Schmidt la historia de su tribu, exactamente en los mismos términos que más tarde
publicaría Brugger. Schmidt y yo intercambiamos algunas cartas, y luego tuvimos una
entrevista en Zurich. Yo propuse organizar una expedición al territorio de la tribu de
Tatunca, como única manera de verificar hasta que punto era verídica tan extraordinaria
historia. Schmidt regresó a Manaus y, en su calidad de experto piloto, empezó a
programar la expedición, manteniéndose al mismo tiempo en contacto con Tatunca,
quién dijo hallarse dispuesto a guiar un pequeño grupo hasta los lugares donde moraba
su tribu.
“Ahora bien, como los indios no tienen la noción de la puntualidad tan definida como
nosotros, los retrasos no son cosa rara tratándose de ellos. Por otra parte, era posible que
la demora viniese impuesta por condiciones climáticas adversas. A veces, los afluentes
del río Negro, llevan tan poco caudal, que dejan pasar una lancha motora y se hace
preciso aguardar a las próximas lluvias. El 10 de julio aterricé en Manuas. Tatunca aún
no había aparecido. El retraso era de un mes y medio. Sin su presencia, hubiese sido
absurdo iniciar la expedición con los helicópteros. Pero la empresa que alquilaba los
helicópteros no estaba dispuesta a tener inmovilizados por mucho tiempo sus costosos
aparatos. Insistió en que avisáramos con cuatro semanas de anticipación, cuando
estuviéramos dispuestos a utilizarlos. Por tanto, si yo hubiera dado luz verde a la
expedición el 10 de julio, habríamos tenido que partir cuatro semanas más tarde, con
Tatunca o sin él. Como a mediados de julio Tatunca seguía si aparecer, anulé la
expedición.
Saqué pasaje para regresar a Europa, y precisamente el último día de mi estancia allí se
presentó Tatunca con su barca por el río Negro. Su primera pregunta fue si habíamos
recibido las fotos, entregadas diez días antes a un carguero comercial con instrucciones
que nos fuesen transmitidas a nosotros. Desde luego, no habíamos recibido nada.
Tatunca dijo que había estado con los de su tribu en la ciudad de Akahim, y nos reiteró
de nuevo sus manifestaciones acerca de los depósitos de material técnico de los dioses
en la mencionada ciudad. El caso es que no lleva consigo ninguna prueba. Cuando se lo
reprochamos, él nos contestó que su obligación era mirar por su pueblo y no por
nosotros, y que no podía traicionar a los suyos llevándose ningún objeto de los que ellos
consideraban sagrados; que ello sería lo mismo que para nosotros robar una Iglesia.
Nuestra conversación duró doce horas, y todavía no sé que pensar de toda esa historia.
Lo que nos contó no era ilógico ni imposible …¡pero sí extraordinariamente
improbable!. Tatunca notó mi desconfianza, y prometió hablar con sus sacerdotes
aquella misma noche …”
“Tatunca dijo que los indios sabían comunicarse por vía extrasensorial o, como
diríamos nosotros, telepática.(5) Si bien, según Tatunca, esa clase de comunicación no
emplea palabras ni frases, sino una concentración intensa de sentimientos, de
sensaciones como el hambre, el amor, la amistad, el odio, la felicidad, la guerra, la
enemistad, y así sucesivamente. Con ello sería posible crear símbolos y entenderse a
distancia. Dijo que todos los indios practicaban esta clase de comunicación telepática
desde su primera infancia.”
“Aplacé mi regreso veinticuatro horas. Al día siguiente, Tatunca se presentó con mucho
aplomo y dijo que había conseguido explicar a sus sacerdotes que no podía presentarse
ante mí con las manos vacías, pues el hombre blanco no le haría caso. Ahora tenía
permiso de los sacerdotes para aportar una prueba capaz de convencerme. Por
consiguiente, partiría de nuevo a reunirse con los suyos, recogería la prueba y volvería a
Manaus. El señor Schmidt quedó encargado de avisarme por teléfono cuando todo ello
se hubiese cumplido. Hasta la fecha Tatunca no se ha presentado con las pruebas
prometidas. Sigo esperando.”
Cuando Tatunca se relacionó con Däniken , le contó detalles inéditos de las ciudadelas y
que diferían un tanto del relato confiado a Brugger. Uno de esos ejemplos se presentó
con Akahim.
El indígena señaló que en esa fortaleza se,
“adoraba un objeto misterioso que hace mucho tiempo atrás había sido entregado a los
sacerdotes por los Dioses venidos del cielo en una nave brillante. Un objeto milenario
que según las tradiciones comenzaría a cantar en el momento que esos Dioses
retornaran a la Tierra. Y que recientemente había comenzado a emitir extraños
zumbidos semejantes al de las abejas, causando un intenso fervor y reverencia entre su
pueblo”.
Esto motivó las ansias del escritor por encontrar el objeto extraterrestre.
A pesar de sus reservas iniciales, Däniken dio luz verde para que la expedición se
concretase. Nuevamente Tatunca y Schmidt fueron convocados. El gobierno brasileño
la autorizó, pero con la condición que se contará con la participación de Roldão Pires
Brandão, un renombrado arqueólogo y expedicionario. Faltando dos días para arribar a
Akahim, se produjo un confuso episodio que involucró a Pires Brandão (6), el cual
resultó herido de bala en un brazo, hecho calificado como “accidente”.
Cuatro años antes, en 1975, el satélite Landsat de la NASA había captado diez
formaciones piramidales en el sudeste del Perú, en la zona de Alta Madre de Dios.
NOTAS
“Karl Brugger tenía tatuada en su pecho una tortuga, igual a la que también posee
Tatunca Nara, en idéntico lugar de su cuerpo. Es el emblema de la tribu Ugha
Mongalula: la bala asesina perforó justamente ahí”.
“En 1977, un medio europeo, Spekula, publicó un artículo crítico sobre la historia de
Akakor. Las comparaciones entre las declaraciones del libro, y las grabaciones
mostraron serias desviaciones. Se advirtieron conceptos más refinados e intelectuales
que de ningún modo se esperaban de un indígena de la selva. Se determinó, que Brugger
habría manipulado Crónica de Akakor, intercalando pasajes completos de viejas
leyendas mitológicas.”
Obispo Grotti.
¿Istmo de Panamá?
Tatunca contó a Karl Brugger que sus sacerdotes: “saben como transmitir el
pensamiento si utilizar palabras. Esto le permite comunicarse con otras personas a
través de las más largas distancias, no en detalle, sino que pueden trasmitirse si su
corazón están alegres o tristes. Pero para esta comunicación son precisos el
conocimiento del legado de los Dioses y un poder absoluto sobre las fuerzas mentales”.
El itinerario que había seguido era el curso del Río Negro, y luego penetraron en un
sub-afluente del Amazonas donde, como la región era muy montañosa debieron
continuar su camino a pie. Fue justamente al llegar a la base de un cerro donde Brandão
se accidentó y, por fortuna, pudo socorrérsele a tiempo, pero tenía fiebre muy alta y
habría fallecido, de continuar . Así accedieron a un puesto policial, donde un hidroavión
recogió al grupo, trasladándolo sin perdida de tiempo a Manaus”.
“Casi enseguida surge una cohorte de negadores, juzgando que esas elevaciones no
tienen nada de pirámides; manifestando “son sólo pequeños morros”. A eso Daniken se
siente obligado a responder y en forma enfática publica en la primera página del nº 14
(volumen 6) de Ancient Skies (septiembre-octubre de 1979) un caluroso artículo, con el
título de “Akahim existe”, ilustrándolo con la fotografía de una forma piramidal”.
“Dichas pirámides y la ciudad de Akahim se situaban en la cordillera de Parima, en el
sistema montañoso del Gurupira, en las fuentes donde nace el río Padauiri (que es
afluente del Rio Negro). Su localización está cercana a la frontera con Venezuela y el
territorio es considerado por el gobierno brasileño de “seguridad nacional”. Las
pirámides son de base cuadrangular y la más elevada debe tener entre 100 y 150 metros
de altura. Las otras son de menores dimensiones. El arqueólogo Roldao Pires Brandao
observó que “las pirámides por su forma son idénticas a las descubiertas en México”.
Las fotos publicadas por la revista Veja muestran otras construcciones cubiertas por
vegetación baja.”
“La expedición brasileña pudo fotografiar las pirámides desde unos cuatro kilómetros
de distancia pero, les fue imposible aproximarse a ellas ni a las ruinas de la ciudad
abandonada de Akahim ya que no podían abrirse camino a través de la tupida jungla por
falta de braceros.
Pirámide de Akahim.
“La expedición brasileña asegura haber tenido como guía al indio Tatunca Nara que, no
solo les llevó hasta el lugar donde se ubicaban las pirámides sino que prosiguieron hasta
el noroeste, siguiendo las crestas de la Sierra de Gurupira, hasta llegar a las
inmediaciones de las ruinas de una ciudad perdida y abandonada medio escondida entre
la espesura de la selva. En ella pudieron observar incontables bocas de cavernas por
entre las rocas del lugar adyacente.
Al parecer, según testimonios posteriores, la ciudad ya había sido vista por pilotos
civiles y militares de las Fuerzas Aéreas Brasileñas que sobrevolaron la región. Un
etnólogo que les acompañó, Ryoku Yuhan (1), llegó a la conclusión, después de haber
examinado “desde lejos” la ciudad, de que las ruinas tenían gran semejanza con
construcciones de estilo incaico y deben tener una antigüedad de “cientos de siglos” (?).
Incluso apuntó la posibilidad de que tales ruinas correspondiesen a las de Eldorado, tan
buscadas por los españoles. Esta ciudad fue localizada a unos 180 kms. del lugar donde
se ubicaban las pirámides.”
“Además de estas poderosas ciudades, los Padres Antiguos erigieron tres recintos
religiosos sagrados: Salazere, en las zonas altas del Gran Río; Tiahuanaco, sobre el
Gran Lago: y Manoa, en la llanura elevada del Sur. Eran las residencias terrestres de los
Maestros Antiguos y un lugar prohibido para los Ugha Mongulala. En el centro se
levantaba una gigantesca pirámide, y una espaciosa escalera conducía hasta la
plataforma en la que los Dioses celebraban ceremonias desconocidas por nosotros. El
edificio principal estaba rodeado de pirámides más pequeñas e interconectadas por
columnas, y más allá, sobre unas colinas creadas artificialmente, se situaban otros
edificios decorados con láminas que resplandecían.
Cuentan los sacerdotes que con la luz del Sol naciente las ciudades de los Dioses
parecían estar en llamas. Éstas radiaban una misteriosa luz, que se reflejaba en las
montañas nevadas.”
" También los recintos religiosos son un misterio para mi pueblo. Sus construcciones
son testimonio de un conocimiento superior, incomprensible para los humanos. Para los
Dioses, las pirámides no sólo eran lugares de residencia sino también símbolos de la
vida y de la muerte. Eran un signo del sol, de la luz, de la vida. Los Maestros Antiguos
nos enseñaron que hay un lugar entre la vida y la muerte, entre la vida y la nada, que
está sujeto a un tiempo diferente. Para ellos, las pirámides suponían una conexión con la
segunda vida”.
Con la noticia en primera plana, Däniken optó por una nueva expedición, la cual
tampoco prosperó. Solo alcanzó para un relato oral de Ferdinand Schhmidt (2).
Llegados al punto más abajo de la catarata mayor, en el que estaba enclavado nuestro
antiguo campamento, nos plantamos en veinte minutos de marcha a través de la selva
ante la pared rocosa que había que escalar. Alcanzamos el punto más alto, que estaba
poblado de muchas variedades de cactus, y que ofrecía una grandiosa panorámica hacía
el oeste. Desde aquí pude fotografiar las tres pirámides y la inmediata cadena
montañosa con las antiguas ruinas de Akahim. A partir de ahora nos encaminamos
juntos en dirección hacia la catarata, a través de la selva, y a poca distancia de la orilla.
Ramos era el jefe de la tropa de los Mongulala y estaba allí con sus guerreros, quienes
esperaban más arriba. Ramos advirtió a Tatunka que los sacerdotes de su tribu habían
decidido su casamiento con la princesa que le había sido asignada hace ya muchos
años(3). Después Ramos le preguntó por el escritor (Däniken), ya que los Mongulala
esperaban encontrarse con él, en lugar de con Ferdinand Schmid.
Como Tatunka debía volver para casarse con la princesa, Schmid tuvo que elegir entre
proseguir él solo con Ramos y sus guerreros o echar para atrás y regresar: El suizo sabía
que apenas quedaban unos kilómetros para alcanzar Akahim, la ciudad donde se
ocultaban las reliquias tecnológicas de los dioses. Schmid estaba en un dilema. Ramos y
sus guerreros no le daban garantías por su vida tanto en su viaje a Akahim como en el
retorno a Manaos.
Pese ello, con cierta osadía, se empeñó en ir a Akahim. Pensó que, después de tan largo
y penoso camino por una jungla donde llovía copiosamente la mayor parte del tiempo,
estando a un par de pasos del objetivo tanto tiempo esperado no podía desaprovechar
aquella oportunidad que, tal vez, fuese la última.
Pero Tatunka le dijo que tenía miedo de volver solo a la civilización. Argumentó que, si
regresaba sin Schmid, los blancos - y en especial el propio Däniken -, querrían saber de
su paradero y Tatunka se preguntaba si creerían la palabra de un indio. Schmid pensó
que si le daba una carta para Erich von Däniken el problema quedaba resuelto. Pero el
indio no lo veía claro. Si les daba la carta a los blancos estos podrían pensar que él la
escribió presionado por amenazas. De esta forma, Schmid no tuvo más remedio que
volver con Tatunka a Manaos.
Lista macabra:
1977: Un joven norteamericano obsesionado con Akakor arriba al Cuzco, para tratar de
organizar una expedición que lo conduzca hacia las zonas desconocidas de del sureste
del Perú. Contrató a una guía para que lo acompañara hasta las fuentes del Río Yaco,
donde esperaba entrevistarse con un “indígena” que lo llevaría a la ciudad oculta. Nunca
más se lo vio con vida.
1980: John Reeds, otro norteamericano desaparecido. Una carta fue encontrada dentro
de sus pertenencias donde declara estar a dos días de Akahim. En la misma hay elogios
hacia Tatunca Nara. Sin embargo contra los deseos de este se interno solo en la selva.
“que no estaban dadas las condiciones de seguridad para una incursión a zonas tan
inhóspitas” (5).
Günter Hauck, tal su verdadero nombre, figuraba en los archivos policiales alemanes
como desaparecido desde el 15 de Febrero de 1968, fecha, en la cual abordó un barco
para dirigirse a Río de Janeiro. A partir de allí, su rastro se perdía. El expediente
también mencionaba, que durante su estadía en prisión fue conocido con el apodo de
Tatunca Nara.
Solo el dato de la fecha, bastaba para demoler una de las primeras incongruencias
detectadas del relato que Tatunca contara a Karl Brugger. Era imposible que su
proclama de príncipe de Akakor fuera viable en 1968, teniendo en cuenta que su ingreso
a Sudamérica se produjo en esa misma época.
En medio de la polémica, otro tema salió a luz. Se denunció que en los días posteriores
a la muerte de Brugger, el consulado alemán entró a su departamento y se llevó toda la
documentación privada del periodista.
Veamos.
Cuatro años después, en 1941, la nueva princesa partió como embajadora en un viaje
secreto hacia Alemania. Un año después, Reinha regresó con algunos dirigentes
alemanes. Se estableció una alianza entre los dos pueblos. El acuerdo contemplaba que
Akakor, recibiría dos mil soldados alemanes para enseñar a los Ugha Mongulala el
manejo de armas poderosas, y que a cambio, estos últimos, se comprometían a construir
grandes fortificaciones y a ganar nueva tierra cultivable.
“Pero la parte más importante del acuerdo, estableció que los alemanes desembarcarían
en la costa brasileña y ocuparían las ciudades más importantes. Los guerreros de los
Ugha Mongulala apoyarían la campaña mediante rápidas incursiones sobre los poblados
de los Blancos Bárbaros situados en el interior del país.
Tras la esperada victoria, Brasil sería dividido en dos territorios: los soldados alemanes
reclamarían las provincias de la costa; los Ugha Mongulala serían satisfechos con la
región sobre el Gran Río que les había dado por los Dioses 12.000 años antes.”
Según Tatunca los soldados alemanes tenían una ruta de viaje que les permitía ingresar
al Continente Sudamericano sin problemas.
“El punto de partida lo constituía una ciudad alemana llamada Marsella. Se les decía
que su destino era Inglaterra. Una vez a bordo de la nave, que podía moverse bajo el
agua como un pez, les era revelado su auténtico destino. Después de viajar durante tres
semanas por el océano oriental, llegaban a la desembocadura del Gran Río. Aquí les
recogía un barco más pequeño, que los transportaba hasta las zonas altas del Río Negro.
Escribió:
“Las operaciones en América del Sur de las asociaciones secretas alemanas no fueron
menos numerosas y bien fundadas. Ya en 1938, un submarino alemán reconoció la zona
inferior del Amazonas. Su tripulación hizo una investigación geográfica y estableció
contactos con la colonia alemana en Manaus. Realizó asimismo el primer film histórico
sobre la Amazonia, que todavía se conserva en los archivos de Berlín Oriental. El
material fotográfico hecho público demuestra que el interés de los investigadores fue
mucho más allá de la mera recogida de datos personales. Otras operación, que se halla
documentada en los archivos de la fuerza aérea brasileña, fue el viaje del barco de la
S.S. Carolina en junio de 1943 desde Maceió hasta Belem. Sólo puede imaginarse
cuáles eran las órdenes del audaz carguero alemán.
La fuerza área brasileña pensó que transportaba un cargamento de armas para agente
secretos alemanes y atacó el barco sin éxito. Más esta explicación, vista
retrospectivamente, parece poco probable. Nunca hubo colonia alemana alguna en el
área de Maceió ni tampoco instalaciones de las fuerzas brasileñas. Hay numerosas
referencias sobre operaciones secretas del Tercer Reich en Brasil. Testigos oculares
afirman haber observado el desembarco de submarinos alemanes en la costa de Río de
Janeiro. Un periodista de la revista brasileña Realidad e incluso descubrió en el Mato
Grosso una colonia alemana, compuesta al parecer exclusivamente de antiguos
miembros de las S.S.
“Según la Crónica de Akakor, 2.000 soldados alemanes llegaron a la capital de los ugha
mongulala entre 1940 y 1945. El punto de partida de esta operación secreta lo
constituyó Marsella. Entre sus miembros se encontraban A. Jung de Rastatt, H. Haag de
Mannheim, A. Schwager de Stuttgart, y K. Liebermann de Roth. Mujeres y niños
acompañaron al último grupo. El contacto había sido facilitado por una hermana
misionera alemana de la estación de Santa Bárbara. Una investigación de los datos
contenidos en la Crónica de Akakor suministró la evidencia de que los cuatro soldados
mencionados fueron dados por muertos en 1945. Según información recibida de la
diócesis amazónica, la estación misionera de Santa Bárbara fue atacada y destruida por
tribus salvajes indias en el año 1 936. Entre los numerosos muertos se encontraban
varias monjas alemanas.
«Los planes y las acciones políticas de Hitler únicamente pueden comprenderse si uno
conoce sus más profundos pensamientos y ha experimentado su convicción de la
relación mágica entre el hombre y el Universo».”
Coincidimos con Brugger, que tanto la Abwehr, como la Ahnenerbe, contaban con los
medios necesarios para implicarse en una operación de esta envergadura.
“el artífice de un plan denominado Z-Plan, un plan, para continuar la guerra, en caso de
que Alemania perdiera militarmente. También creó una organización denominada “Die
Kette” (8) , para continuar la guerra desde fuera de Alemania si el territorio era invadido
y cuyo símbolo era un águila alemana sobre un Sol negro. Tanto el Z-Plan como la
organización Die Kette no fueron concebidos con fines a corto o mediano plazo, sino
para perdurar por varias generaciones”.
Una hipótesis no confirmada sugiere que Canarias, quién era amigo del general Franco,
Notas
Ryoku Yuhan, es el seudónimo adoptado por José Alair da Costa Pires, quién cambió su
nombre al convertirse al budismo.
El bote del capitán Schmidt naufragó, perdiéndose importante material fílmico que
revelaba indicios de Akahim. Rumores que circularon por Manaus, señalaron a Tatunca
Nara como el responsable del fracaso, atribuido a su errático comportamiento que
durante todo el trayecto buscó boicotear la misión.
Según relató Däniken más tarde, “Tatunca explicó a Schmidt que no podía volver a
Akahim puesto que no quería concretar aquel casamiento, pues estaba ya
matrimonialmente unido en Manaus con una mujer blanca; no obstante, le dice que
puede seguir a Ramos hasta la ciudad, pero no le garantiza pueda regresar algún día a la
“civilización””.
“Se comentó que Karl iba a hacer públicas en los días próximos a su asesinato, fotos y
filmaciones que probaban que hubo un asentamiento del Tercer Reich en la parte alta de
Río Negro”.
“La cadena”.
Los Maestros de origen celeste que fundaron Shambhala para polarizar la pugna de
fuerzas en el mundo, han extendido su radio de acción no sólo en el desierto de Gobi o
los Himalayas, sino también en América del Sur, donde se halla un verdadero laberinto
de túneles que conduce a fantásticas ciudades intraterrenas. Los Maestros de origen
celeste que fundaron Shambhala para polarizar la pugna de Fuerzas en el mundo, han
extendido su radio de acción no Sólo en el desierto de Gobi o los Himalayas, sino
también en América del Sur, donde se Halla UN VERDADERO laberinto de túneles
que conduce una fantásticas ciudades intraterrenas.
Cual faro luminoso que guía las embarcaciones, el llamado de los Maestros estimula al
caminante a descubrir su real “sentido” y “misión”, que aunque yace silente en algún
lugar de nuestro interior, es sensible a esa activación si estamos prestos no sólo a
escucharla, sino a asumirla, por cuanto requiere un compromiso para con la humanidad.
Cual faro luminoso que guía las embarcaciones, el Llamado de los Maestros estimula al
caminante una descubrir su verdadero "sentido" y "misión", que silente AUNQUE yace
en algún lugar de nuestro interior, es una sensata esa activación si no estamos prestos
Sólo un escucharla, sino una asumirla, por cuanto requiere un compromiso para con la
humanidad.
Se dice que en las selvas de Madre de Dios, en la zona sur oriental del Perú, existe una
ciudad de piedra, con estatuas de oro erigidas en amplios jardines. Se dice que en las
Selvas de Madre de Dios, en la zona sur oriental del Perú, existe una ciudad de piedra,
con estatuas de oro erigidas en amplios jardines.
Lo interesante de Paititi es que las “leyendas” señalan que hasta hoy en día el Imperio
amazónico se encuentra en plena actividad, y por si esto fuera poco, se afirma además
que es el lugar donde mora el último Inca, esperando el momento de retornar al “mundo
de afuera” para restituir el orden que se quebró en el pasado desde el arribo de Pizarro y
los conquistadores españoles. Lo interesante de Paititi es que las "Leyendas" señalan
que hasta hoy en día el Imperio Amazónico se encuentra en plena ACTIVIDAD, y por
si esto fuera poco, se afirma además que es el lugar donde mora el último Inca,
Esperando el momento de retornar al "mundo de afuera" para restituir el orden que se
quebró en el pasado desde el arribo de Pizarro y los conquistadores españoles.
Más tarde, los petroglifos fueron observados por numerosos exploradores. Más tarde,
los petroglifos fueron observados por numerosos exploradores. Ya en 1970, el sacerdote
y antropólogo A. Ya en 1970, el sacerdote y antropólogo A. Torrealba fotografió y
estudió los grabados. Torrealba fotografió y estudió los grabados. Muchos
investigadores coinciden en que los petroglifos no fueron hechos por los incas, entonces
¿quién los hizo? Muchos Investigadores coinciden en que los petroglifos no fueron
Hechos por los incas, entonces ¿quién los HIZO?
Pusharo no es la única evidencia de una obra humana en las selvas del Manú, también
se han encontrado numerosas ruinas y caminos parcialmente pavimentados. Pusharo no
es la única evidencia de una obra humana en las Selvas del Manú, también se han
encontrado numerosas ruinas y caminos parcialmente pavimentados. Las pirámides de
Paratoari son una prueba fehaciente de estas obras. Las Pirámides de Paratoari son una
prueba fehaciente de estas obras.
La imagen de la polémica.
Como un dato adicional, es bien sabido que el tamaño calculado a cada uno de los
“puntos” equivale a las dimensiones de la Gran Pirámide de Egipto (!). Como un dato
adicional, bien Sabido es que el tamaño calculado a cada uno de los "puntos" equivale a
las DIMENSIONES de la Gran Pirámide de Egipto (!). Al margen de ese misterio, los
propios nativos de la zona, los machiguengas, sostienen la existencia de otras pirámides
en la meseta del Pantiacolla. Al Margen de ese misterio, los propios Nativos de la zona,
los machiguengas, sostienen la existencia de otras Pirámides en la meseta del
Pantiacolla. Según el testimonio de ellos, son doce construcciones, y seres “vestidos de
blanco” viven en ellas... Según el testimonio de ellos, hijo de doce Construcciones, y
Seres "Vestidos de blanco" viven en ellas ...
Ellos serían los “Paco Pacuris” o “Guardianes Primeros” que mencionaba la creencia
andina; antiguos Maestros que fundaron en el actual Parque Nacional del Manu una
ciudad intraterrestre, anterior al Imperio Inca. Ellos serían los "Paco Pacuris" o
"Guardianes Primeros" que mencionaba la creencia andina; antiguos Maestros que
fundaron en el actual Parque Nacional del Manu, una ciudad intraterrestre, anterior al
Imperio Inca. Aquellos guardianes custodian los Anales de sus milenarias culturas
desaparecidas, así como el sagrado Disco Solar, que otrora se hallaba en el templo inca
del Koricancha, pero que fue salvado de la codicia de los conquistadores. Aquellos
Guardianes custodio los Anales de sus milenarias culturas desaparecidas, así como el
sagrado Disco Solar, que otrora se hallaba en el templo inca del Koricancha, pero que
fue Salvado de la codicia de los conquistadores.
Paititi o Qoañachoai (como le denominan los hombres del reino Q´ero) está en plena
activad. Paititi o Qoañachoai (como le denominan los hombres del reino Q'ero) está en
plena activad. Sus Maestros vigilantes. Sus Maestros vigilantes.
Leyendo tan sólo la acta notarial de su hallazgo, con fecha 21 de julio de 1969, en la
ciudad costeña de Guayaquil, a cualquiera se le encrespan los cabellos frente a estas
detonantes afirmaciones: Sólo tan leyendo la acta notarial de su hallazgo, con fecha 21
de julio de 1969, en la ciudad de Guayaquil Costeña, una cualquiera se le encrespan los
Cabellos frente a estas detonantes afirmaciones:
“...he descubierto valiosos objetos de gran valor cultural e histórico para la humanidad.
"... Él descubierto valiosos objetos de gran valor cultural e histórico para la humanidad.
Los objetos consisten especialmente en láminas metálicas que contienen probablemente
el resumen de la historia de una civilización extinguida, de la cual no tenemos hasta la
fecha el menor indicio...” Los objetos consisten en ESPECIALMENTE Metálicas
láminas que contienen probablemente el resumen de la historia de una civilización
extinguida, de la cual no TENEMOS hasta la fecha el menor indicio ... "
Es inevitable pensar en la posible relación entre las planchas que menciona Moricz,
halladas en una cámara secreta de la Cueva de los Tayos, con las planchas metálicas de
complejos ideogramas que han sido visualizadas en nuestra experiencia de contacto ,
aquella biblioteca cósmica que narra la verdadera historia de la humanidad. Es
inevitable pensar en la posible Relación entre las planchas que menciona Moricz,
halladas en una cámara secreta de la Cueva de los Tayos, con las planchas Metálicas de
complejos ideogramas que HAN SIDO visualizadas en NUESTRA EXPERIENCIA de
contacto, aquella biblioteca cósmica que narra la verdadera Historia de la Humanidad.
A una altitud aproximada de 800 metros, en una zona montañosa irregular, en las faldas
septentrionales de la Cordillera del Cóndor, se sitúa la entrada “principal”, o más bien,
la entrada “conocida” al mundo subterráneo de la Cueva de los Tayos. A una altitud
Aproximada de 800 metros, en una zona montañosa irregular, en las Faldas
septentrionales de la Cordillera del Cóndor, se sitúa la entrada "principal", o más bien,
la entrada "conocida" al mundo Subterráneo de la Cueva de los Tayos .
El acceso consiste en un túnel vertical, una suerte de chimenea con unos 2 metros de
diámetro de boca y 63 de profundidad. El acceso consiste en un túnel vertical, una
suerte de chimenea con unos 2 metros de diámetro de boca y 63 de profundidad. El
descenso (no apto para cardíacos) se realiza con un cabo y polea. El Descenso (no apto
para cardíacos) se realización con un cabo y polea. De allí, un verdadero laberinto se
abre al explorador por kilómetros de misterio, que deben ser recorridos en la más
absoluta oscuridad. De allí, UN VERDADERO laberinto se abre al explorador por
kilómetros de misterio, que DEBEN ser Recorridos en la más absoluta Oscuridad. Las
linternas más potentes son nada ante semejantes galerías donde una catedral entera
podría caber. Las linternas más potentes son nada ante semejantes Galerías donde una
catedral entera podría caber.
Es sumamente sospechoso que una misma especie de aves ciegas estén diseminadas en
diversas cavernas de Sudamérica. Es sumamente sospechoso que una misma especie de
aves ciegas estén diseminadas en DIVERSAS cavernas de Sudamérica. ¿Será que todos
aquellos laberintos intraterrestres no son cavernas aisladas y guardan una conexión
subterránea? ¿Será que todos aquellos Laberintos intraterrestres no son cavernas
AISLADAS y guardan una conexión subterránea?
En las inmediaciones de la Cueva de los Tayos del Ecuador viven los Shuaras , quienes
en el pasado fueron conocidos con el nombre “Jíbaro”, famosos por su bravura y el arte
de reducir cabezas. En las inmediaciones de la Cueva de los Tayos del Ecuador viven
los shuaras, quienes en el pasado fueron CONOCIDOS con el nombre "Jíbaro", famosos
por su bravura y el arte de reducir cabezas. Ellos son los primeros exploradores del
sistema subterráneo ya que cada mes de abril bajaban a la cueva para hurtar los
polluelos de los Tayos. Ellos son los primeros exploradores del sistema Subterráneo ya
que cada mes de abril bajaban a la cueva para hurtar los polluelos de los Tayos. Y en
medio de esta faena se toparon con una serie de sorpresas. Y en medio de esta Faena se
toparon con una serie de sorpresas.
La más resaltante fue sin duda el hallazgo de gigantescas huellas sobre bloques de
piedra que, por sus ángulos rectos y simetría, sugieren un origen artificial. La más
resaltante fue sin duda el hallazgo de gigantescas huellas sobre Bloques de piedra que,
por sus Ángulos rectos y simetría, sugieren un origen artificial. Moricz recogió estos
relatos en su visita al oriente Ecuatoriano, pudiendo comunicarse sin mayor dificultad
con los nativos gracias a su dominio del magiar , un antiquísimo lenguaje húngaro
similar al dialecto Shuar . Moricz recogió Estos relatos en su visita al Oriente
Ecuatoriano, pudiendo comunicarse sin mayor dificultad con los Nativos gracias a su
dominio del magiar, un antiquísimo lenguaje húngaro similar al dialecto Shuar.
Aquellos “Taltos”, así como los Sunkies y Nunguies de la cosmogonía shuar, habitan el
mundo subterráneo y los ríos. Aquellos "Taltos", ASÍ COMO LOS Sunkies y Nunguies
de la cosmogonía Shuar, habitan el mundo Subterráneo y los ríos.
Sea como sea, la historia era tan apasionante que no tardaron en llegar los primeros
cazadores de misterios. Mar como el mar, la historia era tan apasionante que no tardaron
en llegar los primeros cazadores de misterios.
El libro cautivó de manera particular al lector europeo, y fue así como el ingeniero
escocés Stanley Hall contacta con Moricz para proponerle una expedición internacional
a la Cueva de los Tayos. El libro cautivó de manera particular al lector Europeo, y fue
así como el ingeniero escocés Stanley Hall contacta con Moricz para proponerle una
expedición internacional a la Cueva de los Tayos. Moricz aceptó siempre y cuando él
fuese el Jefe de la Expedición y que ningún objeto hallado en el mundo subterráneo
fuese retirado. Moricz aceptó siempre y cuando él fuese el Jefe de la Expedición y que
NINGÚN objeto hallado en el mundo Subterráneo fuese retirado.
Desde luego, esta no sería la primera incursión del astronauta en un lugar donde “las
papas queman”. Desde luego, esta no Sería la primera incursión del astronauta en un
lugar donde "las papas queman". Recordemos tan sólo sus frecuentes visitas a
Paysandú, Uruguay, debido a la intensa actividad OVNI en la Estancia de la Aurora
(popularizada por el escritor brasilero Trigueirinho ). Recordemos tan SÓLO
FRECUENTES sus visitas un Paysandú, Uruguay, DEBIDO A la intensa Actividad
OVNI en la Estancia de la Aurora (popularizada por el escritor brasilero Trigueirinho).
El mismísimo dueño de la Estancia donde ocurrieron los hechos, Angel Tonna , con
quien tuvimos la oportunidad de compartir en su casa de Paysandú en 1999, recordaba
claramente las visitas de Armstrong quien, además, le confió en su propia casa de
Uruguay que la misión Apolo XI de 1969, enfrentó un encuentro cercano del TERCER
TIPO en la Luna. El mismísimo dueño de la Estancia donde ocurrieron los Hechos,
Angel Tonna, con quien tuvimos la oportunidad de compartir en su casa de Paysandú en
1999, recordaba claramente las visitas de Armstrong quien, además, le confió en su
propia casa de Uruguay que la Misión Apolo XI de 1969, enfrentó un encuentro cercano
del TERCER TIPO en la Luna.
No obstante, una de las afirmaciones más sorprendentes salió de boca del mismísimo
Armstrong , cuando al salir de la Cueva de los Tayos (luego de permanecer en ella tres
días completos) afirmó a la prensa ecuatoriana que “su experiencia en la Cueva había
superado lo que el vivió en la Luna”. No obstante, una de las afirmaciones más
sorprendentes salió de boca del mismísimo Armstrong, cuando al Salir de la Cueva de
los Tayos (luego de permanecer en ella tres días completos) afirmó a la prensa
ecuatoriana que "su experiencia en la Cueva lo había superado el que vivió en la Luna ".
Sin comentarios.
Al dar un vistazo a este paisaje, es inevitable asociarlo con el que nos ofrece el misterio
del Paititi, aun más al encontrar claros indicios que apuntan a una raza de seres
superiores que vivirían en las entrañas de la tierra y que, por si fuera poco, al igual que
otros Retiros Interiores, estarían custodiando la “verdadera historia de la humanidad, su
origen y misión”. Al dar un Vistazo este un paisaje, es inevitable asociarlo con el que
nos ofrece el misterio del Paititi, aun más al encontrar claros indicios que apuntan a una
raza de Seres superiores que vivirían en las entrañas de la tierra y que, por si fuera
poco , AL IGUAL QUE otros Retiros Interiores, estarían custodiando la "verdadera
historia de la humanidad, su origen y misión". Cada Retiro Interior protege un capítulo
de esa historia desconocida. Cada Retiro Interior protege un Capítulo de esa historia
DESCONOCIDA.
Recordemos que ese mismo año, el Coronel inglés Percy Harrison Fawcett (medalla de
oro de la Real Sociedad de Geografía de Inglaterra y jefe de la comisión encargada de
delimitar las fronteras entre Perú y países vecinos) llevó a cabo una arriesgada
expedición en pos de aquellas selvas indomables, de donde nunca más regresaría.
Recordemos que ese mismo año, el Coronel inglés Percy Harrison Fawcett (medalla de
oro de la Real Sociedad de Geografía de Inglaterra y jefe de la Comisión encargada de
delimitar las fronteras entre Perú y países vecinos) llevó un cabo una arriesgada
expedición en pos de Aquellas Selvas indomables, de donde nunca más regresaría.
Un detalle intrigante en torno a su desaparición, fue revelado en 1952, por otro de sus
hijos, Brian, quien afirmó, con seguridad aplastante, que si su padre entró en aquella
ciudad perdida que buscaba, la “gente” de allí no le habría dejado salir... Un detalle
intrigante en torno a su desaparición, fue revelado en 1952, por otro de sus hijos, Brian,
quien afirmó, CON SEGURIDAD aplastante, que si su padre entró en aquella ciudad
perdida que buscaba, la "gente" de allí no le habría dejado SALIR ... ¿Quiénes no le
habrían dejado salir? ¿Quiénes no le habrían dejado SALIR?
Para pensar un poco más, la esposa del Coronel afirmó que cuando vivían en el extremo
Oriente, aparecieron unos hombres extraños que le anunciaron hechos extraordinarios
para el futuro de la familia, anticipando, incluso, el destino de Fawcett. Para pensar un
poco más, la esposa del Coronel afirmó que cuando vivían en el extremo Oriente,
aparecieron unos hombres extraños que le anunciaron Hechos extraordinarios para el
futuro de la familia, anticipando, INCLUSO, el destino de Fawcett. A todo esto se sumó
el descubrimiento científico de Machu Picchu por Hiram Binghan en 1911, hecho que
daría al Coronel mayor fuerza a su convicción de partir a la Sierra del Roncador, que
debe su singular nombre a los extraños sonidos que parecen surgir del suelo. A todo
esto se sumó el Descubrimiento científico de Machu Picchu por Hiram Binghan en
1911, hecho que Daría al alcalde de Coronel fuerza a su convicción de partir a la Sierra
del Roncador, que DEBE su singular nombre a los extraños sonidos que parecen surgir
del suelo.
El explorador, desde luego, sabía que en Brasil, así como en otras regiones aún sin
investigar de América del Sur, yacían escondidas, ocultas, ancestrales ciudades de
piedra, enterradas bajo el conveniente manto selvático. El explorador, desde luego,
sabía que en Brasil, así como en otras regiones Aún sin investigar de América del Sur,
yacían escondidas, OCULTAS, ancestrales ciudades de piedra, enterradas bajo el
conveniente Manto selvático.
Ya en sus viajes por el continente, Fawcett había oído hablar de hechos extraños, como
la existencia de “indios rubios, de ojos azules”, pirámides en la selva y entradas secretas
a antiguas ciudades subterráneas. Ya en sus viajes por el Continente, Fawcett había oído
hablar de Hechos extraños, como la existencia de "indios rubios, de ojos azules",
Pirámides en la selva y una entradas secretas antiguas ciudades Subterráneas.
El atlante de Basalto
El hecho que motivó finalmente a Fawcett a partir en busca de “Z” radicaba en una
extraña estatuilla de estilo egipcio, hecha en basalto negro (roca volcánica vitrificada),
que llegó a sus manos gracias al famoso novelista Sir Rider Haggard , autor de la
fascinante obra “Las minas del Rey Salomón”, quien la consiguió en el Brasil a fines del
siglo XIX. El hecho que motivó finalmente un Fawcett a partir en busca de "Z" radicaba
en una extraña estatuilla de estilo egipcio, hecha en basalto negro (roca Volcánica
vitrificada), que llegó a sus manos gracias al famoso novelista Sir Rider Haggard, autor
de la fascinante obra "Las minas del Rey Salomón", quien la consiguió en el Brasil una
multa del siglo XIX.
Por alguna razón, aquella estatuilla llegó a manos de Sir Haggard para que, finalmente,
Fawcett la posea como la ratificación de un viaje que venía pensando realizar. Por
alguna razón, aquella estatuilla llegó a manos de Sir Haggard PARA QUE, finalmente,
Fawcett la posea como la ratificación de un viaje que venía pensando realizar. El objeto,
como si se tratase de una profecía, acompañó al osado explorador inglés en su último y
extraño viaje al Mato Grosso. El objeto, como si se tratase de una profecía, acompañó al
osado explorador inglés en su último y extraño viaje al Mato Grosso.
Aquel es el nombre con el que muchos identifican al Retiro Interior de la Sierra del
Roncador . Aquel es el nombre con el que muchos identifican al Retiro Interior de la
Sierra del Roncador. Debe su denominación al extraño ruido, a veces como de “truenos”
y otras ocasiones como de “máquinas”, que parece surgir del suelo. Debe su
denominación al ruido extraño, a veces como de "truenos" y otras ocasiones como de
"Máquinas", que parece surgir del suelo. Es curioso por cuanto los científicos no han
podido explicar el fenómeno. Es Curioso por cuanto los CIENTÍFICOS NO HAN
PODIDO Explicar el fenómeno. Aquella zona no despliega actividades sísmicas.
Aquella zona no despliega y actividades sísmicas.
Se ha oído muchas veces que las caravanas que atravesaban el desierto asiático, de
pronto escuchaban un canto antiguo salir de las entrañas de la tierra. Se ha oído muchas
veces que las caravanas que atravesaban el desierto asiático, de pronto escuchaban un
canto antiguo Salir de las entrañas de la tierra. Inmediatamente todo quedaba en
silencio, hasta los animales que venían con la caravana se hallaban inmóviles,
sobrenaturalmente tranquilos, incluso el viento frecuente de aquellos parajes, también,
misteriosamente, se había calmado. Inmediatamente todo quedaba en silencio, hasta los
animales que venían con la caravana se hallaban inmóviles, sobrenaturalmente
tranquilos, INCLUSO frecuente el viento de aquellos parajes, también, misteriosamente,
se había calmado. Al cabo de unos instantes más, todo volvía a la normalidad. Al cabo
de unos Instantes más, todo volvía a la normalidad. Los lamas afirman que este hecho
sucede cuando el Rey del Mundo , el Supremo Maestro de Shambhala , según sus
creencias, está orando por la Humanidad. Los lamas afirman que este hecho SUCEDE
cuando el Rey del Mundo, el Supremo Maestro de Shambhala, según SUS
CREENCIAS, está ORANDO por la Humanidad.
Muchas fueron las expediciones que intentaron localizar al expedicionario inglés en las
Sierras del Roncador. Muchas fueron las expediciones que intentaron localizar al
expedicionario inglés en las Sierras del Roncador. Una de las más recientes se llevó a
cabo en 1996, con la intención de indagar qué le pudo haber sucedido a la expedición
Fawcett en 1925. Una de las más recientes se llevó un cabo en 1996, con la intención de
indagar qué le Pudo haber sucedido a la expedición Fawcett en 1925. No obstante, esta
iniciativa, organizada por el empresario brasileño James Lynch , no tuvo mucha suerte:
los indígenas secuestraron a todo el equipo durante varios días, y sólo fueron liberados
tras pagar un respetable rescate. No obstante, esta Iniciativa, organizada por el
Empresario brasileño James Lynch, no tuvo mucha suerte: los indígenas secuestraron a
todo el equipo durante varios días, y Sólo fueron liberados tras un Respetable PAGAR
RESCATE.
Pero ello no quiere decir, necesariamente, que una suerte similar corrió la expedición
del intuitivo Coronel. Pero ello no quiere decir, necesariamente, que una suerte similar
corrió la expedición del Coronel intuitivo.
Quizá, Fawcett no murió bajo un inesperado ataque de los indios Xingú de los años 20,
o picado de muerte por algún insecto o víbora . Quizá, Fawcett no murió bajo un
Inesperado ataque de los indios Xingú de los años 20, o picado de muerte por algún
Insecto o Víbora.
Quizá, el explorador esté aún allí... Quizá, el explorador esté allí AÚN ...
Etapas Etapas
Por esta razón los supervivientes, que se habían mantenido en la luz observando el
inevitable ocaso de su cultura, eligieron las oquedades de la Tierra para protegerse y
poner a salvo los Anales de las Antiguas Civilizaciones Prehistoricas . Por esta razón los
supervivientes, que se habían mantenido en la luz observando el inevitable Ocaso de su
cultura, eligieron las oquedades de la Tierra para protegerse y poner una salva los
Anales de las Antiguas Civilizaciones Prehistoricas.
Los senderos que conducen a sus Retiros Interiores , son variados y sutiles; sin
embargo, ante los “ojos del espíritu”, se trata de un camino claramente definido, y que
sólo puede ser transitado por un alma valiente que no tema vencerse a sí misma. Los
senderos que conducen a sus Retiros Interiores, son variados y sutiles, sin embargo, ante
los "ojos del Espíritu", se trata de un camino claramente definido, y que SÓLO puede
ser transitado por un alma que no Valiente tema vencerse un SÍ MISMA .
Existen tres tipos de Retiros de la Hermandad Blanca: Existen tres tipos de Retiros de la
Hermandad Blanca:
Que señalan la morada subterránea de los Maestros. Que señalan la morada subterránea
de los Maestros. Aquí debemos mencionar que la mayor parte de los seres intraterrestres
no poseen cuerpo denso; es decir, ya dejaron su envoltura material. Aquí debemos
mencionar que la mayor parte de los Seres intraterrestres no poseen cuerpo Denso, es
decir, ya dejaron su envoltura material. Por tanto existen tanto Retiros Interiores físicos
como sutiles . Por tanto existen tanto Retiros Interiores Físicos como sutiles.
Generalmente el acceso a los Retiros Físicos es complicado, por cuanto se encuentran
estratégicamente en lugares de difícil acceso. Generalmente el acceso a los Retiros
Físicos es COMPLICADO, por cuanto se encuentran estratégicamente en lugares de
difícil acceso. Los Retiros Sutiles, fundamentalmente, pueden ser conectados a través de
la meditación y la proyección del Cuerpo Astral. Los Retiros Sutiles,
fundamentalmente, PUEDEN ser conectados a través de la meditación y la Proyección
del Cuerpo Astral.
Son aquellos seres humanos que viven en el mundo moderno pero que, concientes de
esta realidad, que los une a los Santuarios de la Hermandad Blanca , actúan como
“infiltrados” en la sociedad para generar un cambio desde dentro. Son aquellos Seres
humanos que viven en el mundo moderno pero que, concientes de esta realidad, que los
une a los Santuarios de la Hermandad Blanca, actúan como "infiltrados" en la sociedad
para GENERAR un cambio desde dentro. Los Retiros Externos están constituidos
también por los estudiantes de la Luz , aspirantes de la Verdad Primera . Los Retiros
externos Están constituidos también por los Estudiantes de La Luz, aspirantes de la
Primera Verdad.
- Hubo una época en que la región amazónica era conocida por sus misterios y leyendas,
por el encanto cautivante de sus junglas desconocidas y sus decenas de tribus,
mayormente sin contacto alguno con el hombre blanco. Desde los días del conquistador
español Francisco de Orellana (1541-1542) hasta la actualidad, mucho es lo que ha
cambiado en la cuenca del impetuoso río. Pocos reductos son los que faltan
efectivamente ocupar y sólo uno que otro bolsón de virginidad se mantiene indemne del
destructor avance del progreso. Así todo, esos bolsones poseen decenas de miles de
kilómetros cuadrados en los que pocas personas se atreven a internarse. La selva sigue
siendo la selva, con sus enfermedades, sus peligros, riesgos y misterios. Sólo el 11 % de
su superficie ha sufrido la acción de deforestación desmedida. Tal como lo ha
establecido la National Geographic, existen miles de recovecos geográficos que, hace
sólo un siglo, eran mejor conocidos y más explorados que hoy en día. La decadencia de
la explotación del caucho, comenzada a fines del siglo XIX y acelerada en la primera
década del XX, desactivó el interés que particulares y grandes empresas extranjeras
habían orientado hacia la Amazonia. Ciudades enteras, barracas, pueblos y puestos de
avanzada, terminaron sus días abandonados y devorados por la vegetación. La selva
reconquistaba aquellos terrenos que, sólo por unos años, el hombre occidental y su
capitalismo habían invadido.
...
La verde selva del norte amazónico no sería tan virgen como se cree de acuerdo a un
nuevo estudio científico, que establece la presencia de ciudades entre los siglos XIII y
XVII.
Los expertos de la Universidad de Florida creen que hubo al menos 19 pueblos, todos
con un plano similar y con calles matemáticamente paralelas.
Pero no hay una explicación para el ancho de esas calles. Heckenberger cree que se
trataban de monumentos más que de vías ya que no existían vehículos con ruedas.
"Cada tres o cinco kilómetros había un pueblo o ciudad", agregó. "Algunos de estos
pueblos abarcaban 50 hectáreas".
¿El Dorado?
Los investigadores creen que la selva fue convertida en otro tipo de ambiente, con
bosques secundarios o de árboles frutales, pero que mantuvo su equilibrio.
"Muestra que hay una alternativa a la imagen común del todo o nada", señaló
Heckenberger.
Los asentamientos, cubiertos ahora por la selva, fueron lo bastante grandes y complejos
como las comunidades griegas o de la Europa medieval
La región prístina de la Amazonía albergó centros urbanos, según un estudio
EFE
Los asentamientos descubiertos en la cuenca del Amazonas eran grandes centros
urbanos que sobrevivieron hasta la llegada de los colonizadores europeos, revela un
estudio que divulga hoy la revista Science.
"Si miramos nuestro pueblo medieval o las polis griegas, la mayoría son de las escala
que encontramos en esta parte del Amazonas", según Mike Heckenberg, profesor de
antropología de la Universidad de la Florida y autor principal del estudio.
La diferencia reside, según añade, "en que las que hallamos aquí son mucho más
complicadas en lo que se refiere a su planificación".
El estudio también afirma que el tamaño y la escala de los asentamientos en el sur del
Amazonas, correspondiente a la región nor-central de Brasil, ponen en entredicho la
afirmación de que sus selvas fueron siempre vírgenes.
Ciudades amuralladas
Lejos de eso, dicen los científicos, esas zonas "prístinas" fueron en realidad centro de
una intensa actividad humana donde existía planificación. No solo eso, los
asentamientos con poblaciones amuralladas y pequeñas aldeas estaban organizadas en
torno a una plaza central.
Según los antropólogos, esas comunidades están ahora casi totalmente cubiertas por las
frondosas selvas del Amazonas.
Sin embargo, Heckenberg señala que algunos Kuikuro pueden identificar características
del terreno que revelan indicios de que en ellos se desarrolló algún tipo de actividad
humana.
Otra característica común de esos conjuntos "urbanos" eran un camino idéntico, siempre
orientado de noreste a suroeste de acuerdo con el solsticio de verano, conectado a la
plaza central.
Dentro de la vasta extensión de las tierras bajas de América del Sur, pobladas de
bosques, cuatro veces el tamaño de Francia viven numerosas tribus de amerindios que
presentan una gran uniformidad en su cultura y modos de vida.
Esta densa selva tropical cubre más de CUATRO MILLONES de Km2, una zona donde
la temperatura media no varía en todo el año ni 3º C, donde llueve más de 130 días al
año y donde la humedad relativa excede normalmente del 80%.
Junto al curso de los ríos principales las tierras son ricas y fértiles, los campos surcados
por arroyos pequeños y fuentes son, en cambio, notablemente más pobres.
Guerreros xikrin con el cabello afeitado hasta muy entrada la cabeza, sus caras pintadas
con el jugo rojo del urucú y sus cuerpos embadurnados del genipapo, colores y
materiales que utilizan los indios amazónicos en fiestas especiales y en su vida
cotidiana.
A los que habitan junto a los ríos principales se les llama ribereños, y a quienes residen
en las regiones más remotas, pueblos de la selva.
Los pueblos ribereños de las regiones ricas son más estables. La pesca les proporciona
abundantes proteínas.
Pero junto a las fuentes de los grandes ríos y en los afluentes la pesca es más difícil por
las repetidas cascadas y la velocidad de las corrientes.
La caza es un recurso más pobre, por lo que los pueblos de esta región son menos
estables (nómadas).
Aldea de la tribu txukuhamae, " el pueblo que no usa arcos". La estructura del poblado,
un racimo de chozas en un descampado de la selva, permanece inalterable; pero la pista
de aterrizaje simboliza el contacto que ha modificado tanto la vida del indio amazónico.
Las tribus ribereñas fueron, por su situación, las primeras en enfrentarse a la intrusión
europea, y como resultado ninguna de ellas ha conservado su civilización original ni
mantenido la población anterior a la conquista.
Los modernos representantes de la cultura tradicional de la selva son cursos de los ríos,
donde el aislamiento les ha proporcionado alguna protección.
La caza, la pesca y los frutos recolectados suplen las deficiencias proteínicas que
presenta la raíz de esta planta.
Falta una investigación completa de los restos arqueológicos de la selva, cuya misma
extensión, la densa y creciente vegetación, el clima caluroso y húmedo y las frecuentes
y torrenciales tempestades dificultan el hallazgo de los antiguos asentamientos y su
preservación.
Parece , no obstante, que por los años 3000 a.C. la cuenca del Amazonas estaba ya
habitada por gentes que vivían poco más o menos del mismo modo que cuando a
principios del siglo XVI llegaron los primeros europeos.
Medio escondido por el denso follaje verde de la selva peruana, un indio yagua ensaya
su puntería.
Con su larga cerbatana, de casi 3 metros, puede disparar pequeños dardos venenosos
contra la presa.
Una teoría explica que los primeros pobladores fueron pequeños grupos de cazadores
que se habían adentrado en la región y luego desarrollaron gradualmente la cultura de la
selva tropical.
La otra teoría establece que dicha cultura es una forma adulterada de las civilizaciones
maya e inca, más avanzadas, procedentes del centro y Sur de América. Una tercera
interpretación combina las dos ideas anteriores y sugiere lo siguiente; la población
original fue determinada por unos grupos nómadas cazadores con desarrolladas técnicas
agrícolas para explotar el medio ambiente.
Pese a las incógnitas sobre su evolución hay dos hechos evidentes; la facilidad de
desplazarse por toda esta región en canoas, pues las cuencas del amazonas y del
Orinoco forman el conjunto de red fluvial más grande de todo el mundo, y el hecho de
que la cuenca del Amazonas no es el área densa y apenas habitable que imagina el
europeo, por lo que pudo haber sostenido una gran población.
Las tribus de las fuentes del río Xingu celebran el final del luto con la fiesta del Kuarup.
Tonadas monótonas ahuyentan a los espíritus del mal.
Las muchachas salen de varios meses de aislamiento y los hombres demuestran sus
habilidades en la lucha.
Una madre india hila algodón que cultivan en los descampados o claros de la jungla.
La hamaca, muy usada a lo largo de todo el río Amazonas por hombres, mujeres y
niños, es de algodón o de enredaderas selváticas.
Entre los materiales que utilizan para herramientas u otros objetos figuran la madera
para fabricar arcos, taburetes y armazones de sus casas, la arcilla para las vasijas de
barro y toda clase de alfarería que los indios amazónicos hacen sin el uso de tornos.
Las hojas de palmera les sirven para el tejado de sus chozas y para cierta clase de
cestería, aunque también hacen cestos de corteza de cañas.
Algunas plantas semicultivadas, como el junco para hacer flechas y la "hierba de seda"
(una planta de la familia de las ananás), les proporcionan cuerdas para los arcos y las
hamacas, características de estos pueblos que se confeccionan con el algodón que
cultivan.
Sumergidos hasta el pecho en el río Xingu, estos indios levantan el complicado dique de
troncos y ramas, que se utiliza para atrapar peces.
Para asegurar la pesca, atontan a los peces con dardos envenenados, capturándolos
luego en la red cuando emergen a la superficie del agua.
No hay datos seguros sobre la población del Amazonas cuando llegaron los europeos
por primera vez, aunque se ha dado la cifra de 2.000.000.
Los cálculos sobre la población actual no son mucho mejores, se supone que hay en el
Amazonas unos 200.000 indios.
Gran número de indios murieron peleando contra los invasores o víctimas de grandes
matanzas, por los malos tratos, la esclavitud y muchos por enfermedades que eran
comunes en Europa.
Jamás los Conquistadores: Incas (peruanos), ni los españoles los pudieron doblegar a
nuestros indios amazónicos, máximo pudieron firmar con ellos tratados de paz.
El estrato indígena de bravos indios del Ecuador, no esta extinta....., esta en la selva !,
ahí están los bravos indios-guerreros de América!.
El Rió Marañón/Amazonas marcaba el limite amazónico entre las selvas del Ecuador y
Perú, por lo que la selva Amazónica ecuatoriana iniciaba al norte del rió Amazonas
(ribera norte al rió Marañón-Amazonas), mientras que la selva Amazónica peruana se
iniciaba al sur del rió Amazonas (ribera sur del rió Marañón-Amazonas). Luego de la
infame invasión a traición del Perú y firma a la fuerza del Protocolo de Rió de Janeiro
(1942), el Ecuador se queda con el 40% de la selva que tenía antes y sin salida al río
Marañón/Amazonaas. Mientras que el Perú Aumenta su selva Amazónica con el 60%
de la selva ecuatoriana.
La extensión actual de nuestra selva amazónica (luego del año 1942) tiene 10'233.000
hectáreas, o sea, 102 330 kilómetros cuadrados, extensión casi tan grande como
Guatemala y Cuba, y mayor que Panamá y otros muchos países de América Central y el
Caribe.
Ojo que recalco que estoy comparando solo de la Región actual amazónica del Ecuador,
no estoy hablando de las otras regiones del Ecuador. Ya que con las otras regiones el
tamaño territorial total del Ecuador, es mas grande.
Incluso la extensión actual de la selva amazónica ecuatoriana es mas grande que los
departamentos selváticos peruanos de Amazonas (41297) + Madre de Dios (78403) +
San Martín (53064), todos ellos 3 sumados. Pero eso si, el departamento peruano de
Loreto (368852 km2.) es enorme, es aproximadamente 1.4 veces mas grande que todo
el territorio ecuatoriano. Es decir el enorme departamento selvático de Loreto es mas
grande que todo el actual Territorio ecuatoriano (256370 km2.). Es decir el enorme
departamento selvático de Loreto es mas grande que todo el actual Territorio
ecuatoriano (256370 km2.).
El Ecuador tiene muchísimos ríos amazónicos fluviales, entre los muchos los mas
grandes y enormes son el Napo, Pastaza, afluentes que llegan a nuestro usurpado rió
amazonas.
INTRODUCCION
(biodiverso: significa que existe mas flora y fauna por área, en comparación a los otros
países, que necesitarían muchísima más área para abarcar a toda esa flora - fauna y
además no la tienen todas a la vez)
El Ecuador, debido a estar en la mitad del mundo, posee solo 2 estaciones climáticas:
invierno y verano. Se le conoce por esto también como el país del eterna 'primavera'.
En ocasiones, en Quito, en un mismo día puedes tener las dos estaciones.
El Ecuador, exactamente Quito, esta en la mitad del mundo (latitud: 0°, 0' 0'')
En el mapa podemos identificar las regiones por los colores, tomando como referencia a
la región sierra (Andes Ecuatorianos) de la siguiente manera:
La sierra es toda la región vertical de color café (cordillera de los andes) (# 6 -15)
El oriente o amazonía es toda la región verdosa que esta a la derecha de la región sierra
(# 16 - 21)
La regiones orientales al Ecuador (las que están en la ilustración de color verde y rojo,
excepto el area pequeñita aparte de color rojo) son selváticas, ahi se inicia las Selvas
Amazonicas (lado Occidental de Toda la Selva Amazónica), que llegan y pasan por el
Brasil.
La trayectoria/linea de color celeste , representa el rió Marañón / Amazonas, que
alimenta toda la selva, pasa por Brasil y desemboca, al otro lado, termina en el lado
derecho, exactamente desemboca en el Océano Atlántico. (lógicamente no se ve en esta
ilustración al Océano Atlántico)
El Ecuador tiene selvas amazónicas, pero por el momento no es país amazónico. Ya que
país Amazónico es aquel que tiene salida al Rió Amazonas.
De Quito al Atlántico
Los blancos de la sierra, en su mayoría son de ascendencia española, mientras que los
blancos de la costa, son en su mayoría de ascendencia libanesa (árabe), italiana.
Hay también blancos alemanes, ingleses, franceses, etc, pero son una minoría.
( Los compatriotas de raza negra de nuestra patria, llegaron en forma accidental, cuando
un navío que llevaba esclavos negros (provenientes originalmente del continente
Africano) de propiedad del comerciante sevillano Alonso de Llesca, en su ruta a Lima
naufragó al sur del cabo de San Francisco por el mes de octubre de 1553. Toda la
tripulación blanca murió, no así los negros que en número de 17 varones y 6 mujeres
alcanzaron las costas de la verde provincia ecuatoriana de Esmeraldas, se internaron y
tal fue la población que alcanzaron, (actualmente ocupan toda la provincia costeña de
Esmeraldas (costa), es su provincia, y en la sierra ocupan el Valle del Chota), que los
españoles los respetaron, en época del negro Antón. En 1851-1852, durante la
administración del General José María Urbina, este presidente les otorgó su libertad
definitiva, creando con los negros manumitidos un ejército de color netamente
nacionalista que hizo de las suyas a partir del período legal de Urbina, esto es desde
1852. Eran los famosos, temibles y respetables " Tauras de mi General Urbina" )
Los mestizos de la costa, son mezcla con libaneses / italianos con otros. ...Eh de ahi !,
provendría la Exhuberante Belleza de la Mujer Costeña Ecuatoriana, que con cada
generación, se vuelve mas bella.... (tipo Shakira, tipo venezolana, tipo caribeña), siendo
la mujer Manabita la más hermosa. (Este párrafo es un reconocimiento a la hermosura
de la mujer Manaba de un quiteño (yo) ) ... (si se quiere ver luego las páginas
ecuatorianas de otros autores: REVISTA VISTAZO-2, REVISTA ESTADIO,
REVISTA VISTAZO )
pero bueno continuemos...
Este capítulo de la WEB esta dedicado a la región y etnias del Oriente ecuatoriano, por
lo que nos vamos a centrar en la Amazonía Ecuatoriana, en nuestra hermosa región
selvática, que es incluso para varios ecuatorianos, es una región desconocida.
Existen varias tribus étnicas (indios amazónicos) que habitan el territorio amazónico
que se ubican más al oriente (dentro de la selva), mientras que los colonos (4%) están
menos inmersos en el lado oriental. También existen guarniciones militares
ecuatorianas en la selva ecuatoriana, para evitar nuevas usurpaciones peruanas, las
mismas que durante la guerra del Cenepa (1995), les metieron una paliza a los peruanos
invasores
Culturas Escondidas
Shuar (Jibaros) Son muy conocidos por su habilidad para reducir cabezas. Esta técnica
se llama tzanzas. Su vivienda es hecha con follaje de palmeras, bejucos y chonta.
Cofanes () Utilizan vistosas coronas y una pluma de papagayo cruzado en su tabique
nasal, que se los hacen perforar (el tabique nasal).
Yumbos (Quichuas) Son los descendientes de los indígenas quiteños que llevó
Francisco de Orellana en la búsqueda del País de la Canela. Estos preparan una bebida
llamada chicha, que se hace con yuca masticada. Se la ofrecen a los visitantes como
símbolo de amistad. El rechazarla es ganarse un enemigo. Su idioma es el Quichua.
Huaoranis (Aucas) Suelen estar desnudos todo el tiempo. Se pintan el cuerpo con bija y
achiote cuando salen a pelear. Además tienen grandes perforaciones en las orejas donde
ponen pedazos de bejucos. Su lengua es el Huao. Son nómadas.
Achuar.
Secoya.
Shiwiar.
Zaparos
De todos ellos, los que se destacan como guerreros por tradición los bravos Shuar.
Se cree que llegaron hace muchísimos siglos al Ecuador siguiendo aguas arriba las
corrientes de los ríos Zamora, Santiago, Pastaza, Aguarico y Napo.
"El Jíbaro jamás roba, prefiere la libertad, pues nadie ha osado conquistarle y peor
dominarle; se gobiernan como les parece. Lo curioso es que los Jíbaros se adornan
profusamente para ser más bellos, por eso acostumbran a llevar diademas de plumas de
todo color, dientes de animales salvajes colgados en el pecho, se perforan el tabique
nasal, orejas y labio inferior en los cuales se insertan palillos de chonta, plumas o
huesos de pescado. Hombres y mujeres se pintan el rostro, tórax y extremidades con
rayas o figuras geométricas de varios colores" (M. Navas Jiménez.- Historia, Geografía
y Cívica; N. 2, p. 183).
El Jíbaro es machista y polígamo por naturaleza; roba a sus mujeres, niñas aún, en
diversas jibarías y las convierte en verdaderas esclavas. Son admiradas si proporcionan
hijos varones, y despreciadas si tienen niñas. Son pueblos que viven dedicados a la
pesca, la caza y la siembra de maíz, camote, yuca y plátanos, que son la base de su
alimentación.
Están muy bien organizados para la guerra y para defender lo que consideran su
territorio, y han logrado feroz fama por su práctica de reducir las cabezas de sus
enemigos para lucirlas como trofeos de guerra. Esa reducción se llama Tzantza.
En la actualidad están bastante civilizados, pero aún mantienen algunas de sus más
ancestrales tradiciones.
JIBAROS
«Los Jíbaros son indios de elevada estatura, de recia contextura, son vigorosos en el
hablar y gesticulan mucho con las manos. La piel es de color amarillo, sus cabellos son
largos, sus labios gruesos... Acostumbran a llevar unas enaguas de algodón que les caen
hasta las rodillas llamadas Itipes. Son famosos en el mundo entero porque solo ellos
conocen el misterio de reducir las cabezas humanas (tzanzas) ».
Podemos ver, que uno de ellos (izquierda) sujeta una Tzanza.
Solo los jíbaros conocen el arte macabro de reducir cabezas de sus enemigos. Lo
reducen al tamaño de un puño cerrado o de una naranja pequeña, conocidas ene el
mundo entero como Tzantzas, una industria exclusiva y secreta de nuestros jíbaros.
JIBAROS
SHUARAS
«Se trata de una etnia perfectamente diferenciada: territorio, lengua, raza, cultura, etc.
Así se supone que habitaron en la región suroriental de la actual amazonia ecuatoriana,
durante siglos antes de la llegada de los españoles a América» (Alfonso Calderón.- Los
Shuar; Historia del Ecuador, Salvat, tomo II, p. 171).
Habitan en viviendas tradicionales de forma elíptica que construyen con una extensa
variedad de maderas, palmas y hojas, y a pesar de que su cultura ha experimentado
notables cambios debido al contacto con la civilización blanca, conservan aún su
identidad cultural basada en una historia compartida, que mantiene una mitología muy
rica en leyendas y tradiciones.
SHUARAS
Los Shuaras constituyen una importante comunidad indígena de la región oriental, que
habita las áreas correspondientes a las cuencas de los ríos Santiago, Chinchipe, Zamora,
Bombonaza y Cunchaza.
COFANES
«La mayor parte de los Cofán tiene una economía de autosubsistencia basada en la
agricultura itinerante, la caza, la pesca y la recolección...
AUCAS o HUAORANIS
Son llamados también con el nombre de "Aushiris" y están considerados como uno de
los pueblos más sanguinarios de todas las tribus orientales y de la amazonía ecuatoriana.
Ellos veneran el jaguar y se llaman, Huaorani que quiere decir a seres" "humanos o "las
personas", y se refiere a todos los demás como cowode o "non-humanos.
Son nómadas y viven a lo largo de las orillas de los ríos Tigre, Curaray, Napo y
Cuyabeno. Durante mucho tiempo fueron enemigos de los blancos, mestizos y
constantemente atacaban los poblados de los colonos y a los evangelizadores.
Sus hombres y mujeres andan desnudos con sus cuerpos embadurnados levemente con
achiote, su cabello es corto y sus brazos largos.
Nótese, las orejas que tienen deformadas; debido al peso de los adornos que cuelgan de
sus orejas
Cazando monos con una cerbatana tradicional, que lanza flechas/dardos venenosos
LOS AUCAS
Desde los primeros contactos que la civilización blanca mantuvo con los Aucas, se les
dio a éstos una imagen de pueblo salvaje y sanguinario, que poco a poco, a través de
muchos años ha ido cambiando, sobre todo gracias a las misiones católicas y
evangélicas que los han culturizado.
Acotaciones 1:
La historia registra que hace décadas, fueron asesinados misioneros católicos a manos
de los antiguos huaoranis.
Las plumas con los que se adornan los indios amazónicos provienen generalmente de
los vistosos plumajes de los guacamayos (colores: amarillo, azul, rojo, verde) y de los
tucanes (blanco, negro y rojo).
Los indios amazónicos de las regiones de la selva virgen, ubicadas al lado más oriental
del Ecuador, y más allá, en la selva que nos robo el Perú, viven como hace siglos, no
saben de civilizaciones , ni de nada, solo ven volar de vez en cuando "pájaros enormes"
(aeronaves militares). Estos indios han llegado incluso en ocasiones a ser antropófagos
(caníbales) con los foráneos o con sus enemigos ancestrales.
El tamaño de la enorme selva virgen que nos robo el Perú es aproximadamente del
tamaño del estado Uruguayo. Es un territorio que prácticamente ha quedado en la época
primitiva selvática, en donde gobierna la ley de la selva de "el mas fuerte sobrevive" .
Se puede encontrar, mucho mas al oriente, la población de IQUITOS a orillas del Rió
Marañón/Amazonas que paso a manos del Perú, luego de la infame invasión peruana de
1941 y firma del Irrito Protocolo de Rió de Janeiro de 1942
Iquitos es la capital de la provincia de Mainas del Perú y del departamento de Loreto
(Peru); Es el primer puerto fluvial de ese país. Ahí se produce algodón, caucho.
El Ecuador conserva más de cien mil kilómetros cuadrados en el Oriente o Amazonía
ecuatoriana donde están los mejores recursos amazónicos, nos quedamos con la mejor
parte !
El gobierno peruano, luego de 1942, fingió creer que el Ecuador, se había quedado sin
selvas amazónicas y engañó a su pueblo con fines triunfalistas, haciéndoles pensar que
el Ecuador ya no tenía selva amazónica.
Los peruanos ilusos, sonrientes, festejantes creen en su mayoría hasta ahora, que
después de la usurpación peruana de 1942 al Ecuador, el Perú había despojado en su
totalidad de la selva amazónica del Ecuador (El Perú despojo aproximadamente 200 000
km cuadrados), y se burlaban cuando se hablaba de amazonía ecuatoriana, que es otro
nombre que se le da al Oriente ecuatoriano, a ellos les digo :
Creen los peruanos que no nos ha quedado casi nada en el Oriente (selva), ni recursos
amazónicos. Mas, según cálculos de la Compañía Petrolera Internacional Shell, sólo la
parte plana de esa región Oriental que permanece en nuestro poder ecuatoriano, tiene
10'233.000 hectáreas, o sea, 102 330 kilómetros cuadrados, extensión casi tan grande
como Guatemala y Cuba, y mayor que Panamá y otros muchos países de América
Central y el Caribe.
(Ahora no me cabe la duda que Dios esta con las causas justas, esta con el derecho
ecuatoriano)
Antes de la usurpación peruana de 1942, haciendo un símil territorial con otros países
el tamaño territorial de la Amazonía ecuatoriana era el tamaño del país Uruguay mas el
tamaño del país Guatemala. Luego de la infame usurpación peruana de 1942, el Ecuador
se quedo con la selva amazónica del Tamaño territorial de Guatemala.
El Ecuador tiene muchísimos ríos amazónicos fluviales, entre los muchos los mas
grandes y enormes son el Napo, Pastaza, afluentes que llegan a nuestro usurpado rió
amazonas.
Los ignorantes peruanos, pensaban que después del Protocolo de Río de Janeiro 1942, el
Ecuador se había quedado sin una pulgada de selva amazónica y se burlaban
actualmente los ignorantes cuando se hablaba en los foros, noticieros peruanos de selva
amazónica ecuatoriana. Pues bien les he demostrado a estos miserables peruanos que el
Ecuador tiene selva amazónica, aunque injustamente no tiene salida al Río Amazonas.
La selva Amazónica se inicia en el Ecuador, pues de ahí enormes ríos amazónicos
ecuatorianos nacen de los Andes Ecuatorianos y nutren el caudal del Río Amazonas.
La fuente principal de su caudal (Amazonas) son los ríos Marañón y Ucayali, y luego,
al llegar a la meseta amazónica -propiamente dicha-, adopta su verdadero y definitivo
nombre y recibe las aguas de los ríos ecuatorianos Aguarico, Napo, Curaray, Tigre,
Pastaza, Morona, Pindo, Bombonaza, Yaupi, Santiago, Zamora y otros de menor
importancia.
Al llegar a la altura del puerto de Leticia el Río Amazonas se adentra en el Brasil donde
continúa aumentando el caudal de sus aguas con las del Japurá y el Putumayo, que
vienen de Colombia, y los brasileños Negro, Juruá, Purús, Madeira, Tarapajos y Xingú,
entre otros.
El Río Amazonas es el mayor del mundo por la extensión de su cuenca que abarca siete
millones de km2 y cuyos territorios pertenecen a las repúblicas de Venezuela,
Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia, Brasil y Guyana. Solo Brasil, Perú y Colombia
(artificiosamente) tienen salida al Río Amazonas.
El volumen del caudal del Amazonas oscila entre los 80.000 y 120.000 m3 de agua por
segundo.
Hasta en un simple ejemplo podemos darnos cuenta que el Ecuador es dulce y el Perú es
agrio / insípido:
Come una papa (patata) ecuatoriana y come una papa peruana, la papa ecuatoriana sabe
riquisima, mientras que la peruana sabe a nada; ya que fue producida la peruana, con la
ayuda de químicos, para trata de mejorar el suelo estéril del peruano
peruano tu todo lo que pisas tocas, usurpas se vuelve árido. Solo Basta ver donde
termina la verde, provincia ecuatoriana de "El Oro", viene tu desierto. En los 60% de la
selva que tus nos robaste no puedes encontrar petróleo, nosotros en ese 40% (selva) que
mantuvimos si logramos encontrar petróleo.
Las playas ecuatorianas son hermosas, las mujeres ecuatorianas son bellas,
especialmente las costeñas ecuatorianas (ascendencia árabe/libanesa), mientras que las
del peruano...????? son fea mezcla (inca-japonés) .
Hacia finales del siglo XIX e inicios del XX, cuando los caucheros recorrieron con
vehemencia la Amazonía en busca de la planta que los haría ricos, la selva era todavía
una zona inhóspita que ni siquiera los incas, siglos atrás, lograron dominar. Existían
más de 80 pueblos indígenas, cada uno con sus propias lenguas, tradiciones, espacios y
mitos. El intercambio de productos entre estas poblaciones y la costa fue siempre
constante. Hasta que, claro, el furor por el látex desencadenó una violencia sin límites.
Los caucheros instauraron un régimen de explotación y servidumbre entre los nativos
amparados por un Estado ausente.
MIEDO Y HUIDA
"Lo que está pasando con ellos es la pérdida de cultura fruto de una relación violenta.
Viven solo de la caza y la recolección. De una generación a otra están olvidando sus
conocimientos para la construcción y la siembra. Se encuentran en medio de un proceso
involutivo", dice el sacerdote Jaime Reagan, investigador del Centro Amazónico de
Antropología y Aplicación Práctica (CAAAP).
Los grupos en aislamiento voluntario representan una pequeña fracción del total de la
población nativa. El grueso está organizado en comunidades de acuerdo con su grupo
lingüístico. El censo de 1993 --el último que los registró-- señalaba la existencia de 300
mil nativos, 65 pueblos indígenas y 1.450 comunidades. En otro informe que elaboró
Antonio Brack en 1997, se consignaba, además, la desaparición de 18 etnias solo
durante el siglo XX. Algunas fueron exterminadas en la época del caucho, otras pasaron
por un proceso de asimilación en las grandes ciudades.
EL INICIO DE LA COMUNIDAD
Las escuelas bilingües impulsadas por el Ministerio de Educación en la década de los 50
y las misiones de la Iglesia Católica promovieron el asentamiento en comunidades de
los entonces dispersos pueblos indígenas. En la actualidad cada comunidad cuenta, por
lo menos, con una escuela primaria y un centro de salud administrado por un promotor
capacitado por el Ministerio de Salud. Pero, sin duda, el cambio más importante se dio
en 1974, cuando se inició el proceso de titulación de sus tierras como resultado de la
presión que ejercían los campesinos de la sierra que migraban a la selva en busca de
mejores tierras de cultivo.
Este incremento tiene que ver --asegura el investigador del CAAAP-- con las mejores
condiciones de salud (atención de partos y enfermedades de menores), aunque claro,
esto aún es insuficiente. Un reporte de la Defensoría del Pueblo de este año señala que
las enfermedades más recurrentes están relacionadas con infecciones respiratorias y
estomacales, pero también, producto de la presencia de colonos, se han reportado
algunos casos de VIH.
"El 76% de las postas visitadas no cuenta con una movilidad para atender a las
comunidades de su jurisdicción, por lo que los gastos de transporte de los enfermos son
asumidos por sus familiares", concluyó el informe. Dice también que debido a "los
escasos incentivos laborales que existen para el personal de salud, la rotación del
personal limita la acumulación de experiencia y conocimiento sobre la atención a estas
comunidades".
Este proceso debería estar acompañado por un mejor control del territorio amazónico.
La falta de control sobre los territorios de la selva ha facilitado por años, como antes
con los caucheros, la propagación de actividades ilícitas: la tala ilegal, extracción
minera y narcotráfico, y ha afectado la vida de los pueblos indígenas. Ese es el caso de
la comunidad asháninka Sampantuari, en el corazón del VRAE, donde sus habitantes
lidian con el ingreso a sus tierras de narcotraficantes y taladores ilegales.
DESARROLLO CONCERTADO
"El diálogo es fundamental para que, a partir de este, estos pueblos planteen sus propios
procesos de desarrollo", dice Reagan, para quien la importancia de estos grupos radica
en los conocimientos ancestrales que tienen sobre el uso de plantas medicinales y del
bosque.
Un claro ejemplo de cómo algunas comunidades han logrado utilizar las herramientas
modernas son las tiendas virtuales de artesanía, donde los shipibos-conibos ofrecen lo
mejor de su arte tradicional. Muchos de ellos, como la Asociación de Artesanos de la
Selva Central, han logrado, incluso, exportar con éxito sus productos.
Reagan explica que la etnicidad va más allá del uso o desuso de una indumentaria
determinada. "La etnicidad depende de la voluntad", asegura. Cita el caso de los
cocamas, un pueblo cuya mayoría de integrantes vive ahora en ciudades. "Ellos ya no
tienen formas externas de expresión pero sí tienen una cosmovisión propia y transmiten
sus conocimientos oralmente". El uso de la oralidad es fundamental para la
conservación de sus tradiciones.
Al culminar la secundaria, los jóvenes migran de sus comunidades a las ciudades para
continuar sus estudios. No tienen otra opción. En universidades como San Marcos
cuentan con vacantes exclusivas para ellos. Actualmente 80 estudian en ese recinto y
otros 50 en La Cantuta. Sin embargo, una de las dificultades que enfrenta la mayoría es
que aprenden tardíamente con fluidez el idioma castellano.
"No se plantea que el indígena se quede atrapado en el tiempo sino que desde su propia
identidad se articule a la modernidad", dice Kantuta Ballenas, de la Defensoría del
Pueblo. Eso es posible. Los shipibos son solo una muestra.
El indigenista de la Funai José Carlos dos Reis Meirelles Júnior, coordinador del Frente
de Protección Etnoambiental Río Envira, distribuyó una nota de aclaración como
consecuencia de varias noticias que circularon la semana pasada dando cuenta de que
las fotos de los indios aislados arrojando flechas contra un avión en la fNPISRArontera
Brasil-Perú sería un fraude.
Sin embargo, basándose en ese relato, Peter Beaumont del diario inglés The Observer,
dedujo que el indigenista no había realizado un "descubrimiento inédito" y que el
gobierno brasileño tenía conocimiento de la existencia de la tribu desde hace casi cien
años.
- Peter Beaumont copió lo que escribí y sacó conclusiones sobre un tema que él
desconoce. Nosotros nos tomamos el trabajo de viajar hasta Feijó, en Acre, para
entrevistar al indigenista Meirelles y lamentamos las consecuencias negativas de lo que
hizo The Observer -dijo Gabriel Elizondo a Terra Magazine.
CTRL+C, CTRL+V
Hasta la holandesa Radio Nederland contribuyó para difundir la versión equivocada de
que todo no pasó de una fábula. El sitio web de la emisora publicó conclusiones del
antropólogo holandés Peter Jona, para quien hubo una escenificación para la foto de los
indios arrojando flechas contra el avión del indigenista.
La desinformación que dominó parte de la prensa internacional fue festejada por los
madereros y las autoridades del gobierno peruano, así también como por algunos
vehículos de los medios brasileños y peruanos que reprodujeron diversos reportajes
basados en el "recorte" del Observer.
Las fotos de los indígenas aislados fueron difundidas en primicia por Terra Magazine el
día 23 de mayo, cuando el indigenista entregó en el reportaje dos CDs con 2090
fotografías tomadas durante los cinco días de sobrevuelo en la región fronteriza entre
Brasil y Perú. Meirelles decidió difundirlas para denunciar al mundo la explotación
ilegal de madera en las tierras de los indios aislados, lo que trajo como resultado la
presión de la opinión pública internacional contra el gobierno y los madereros peruanos.
Farsa peruana
Survival International, una organización que defiende los derechos de los pueblos
indígenas aislados, que ayudó a difundir las fotos de los indios aislados luego de haber
sido publicadas en Terra Magazine, no había descripto la tribu como "perdida" y había
dicho en su momento que el objetivo era mostrar al mundo su existencia.
Las trampas de los medios forzaron al indigenista Meirelles a enviar a Terra Magazine,
a la antropóloga Fiona Watson, directora de campañas de Survival Internacional, y a la
Asociación de Corresponsales de la Prensa Extranjera el Brasil una nota de
esclarecimiento.
"1 - Los pueblos aislados de la región divisoria de Acre con el Perú comenzaron a
"conocer" al hombre blanco cuando la empresa extractora de caucho inicia la instalación
de los cauchales en los altos ríos de Acre.
3 - Esta fecha, 1910, motivo de algunas controversias en los medios, tal vez esté siendo
confundida con la creación del SPI - Servicio de Protección al Indio. El no-indio que
"descubrió" por primera vez este pueblo ya está muerto. Debe haber sido algún
nordestino que vino en las primeras expediciones de caucheros para explotar el caucho
en Acre, a fines del siglo XIX.
5 - Los que no saben, o tienen muy poca información sobre el tema, cuando leen "indio
aislado" se forman la impresión de que estos indios fueron descubiertos ahora, que
nunca antes nadie había tenido noticia de ellos. Ojalá fuera así. Por lo menos los indios
aislados no habrían tenido que pasar por más de 100 años de persecuciones y muertes
que nuestra "civilización" les entregó.
6 - Creo que el futuro de estos pueblos está actualmente en nuestras manos. Un óptimo
aliado que pueden tener en la defensa de sus territorios y de su modo de vida y la
opinión pública nacional e internacional, abastecida por información de los medios. Si
la prensa internacional insiste en publicar información equivocada, desencontrada, y en
atenerse solamente a la polémica y a lo exótico, estará prestando, gratuitamente, espero,
un óptimo servicio a los intereses de los madereros ilegales, los concesionarios de lotes
petrolíferos y minerales o agentes del agronegocio que codician e invaden el territorio
de estos pueblos.
Terra Magazine
De todos los países de la tierra ninguno es más misterioso o menos explorado que
Brasil.
Explorando los misterios de nuestro origen
Pensamos que el territorio de Brasil ha sido habitado desde hace por lo menos 8,000
años. Pero posiblemente estamos muy lejos de la realidad (descubrimientos en Piedra
Furada). Los orígenes de los primeros brasileños, llamados “indios” por los
portugueses, todavía son una materia de discusión entre los arqueólogos. Por esta razón,
muy poco se sabe de la historia de Brasil antes de 1500. Los restos arqueológicos
(principalmente cerámica) revelan vagamente un complejo patrón de desarrollos
culturales regionales, migraciones internas y grandes federaciones similares a estados
ocasionales.
El nombre “Mato Grosso” suena, para los buenos conocedores de misterios, como uno
de los espacios geográficos más intrigantes de todo el planeta. Allí, en Brasil, en 1925,
desapareció en extrañas circunstancias, un hombre - ahora casi un mito - llamado Percy
Harrison Fawcett. Algunos creen haber inspirado a Steven Spilberg en la creación del
personaje Indiana Jones. La cuarta película de la serie debería ser basado en la vida de
este personaje. Además, sus aventuras también influenciaron a escritores como su
amigo personal, el legendario Sir Arthur Conan Doyle, célebre autor de las novelas de
Sherlock Holmes, como en la obra “El Mundo Perdido”.
Fawcett estaba convencido que existía una Ciudad Perdida en alguna parte del
Amazonas. Su idea comenzó a tomar más fuerza cuando llegó a sus oídos la experiencia
de un tal Francisco Raposo que relata que en el año 1743 tuvo acceso a una Ciudad
Perdida y no registrada cuando se encontraba con sus hombres buscando las Minas de
Muribeca. Fawcett encontró un documento que se encuentra en la Biblioteca Nacional
de Río de Janeiro, bajo la cláusula de Sección Manuscritos, obras raras. El documento
esta realizado por el Canónigo J. de la C. Barbosa quién describe con todo detalle la
expedición de este señor de nombre Raposo ya que éste le envió la noticia al Virrey don
Luis Peregrino de Carvalho Menezes de Athaide. No recibió respuesta del Virrey ni hay
ninguna prueba que los monarcas portugueses hayan tomado alguna medida y desde
entonces se perdió en el tiempo, igualmente que de Francisco Raposo nunca más se
supo.
Fawcett convencido que éste tal Francisco Raposo había encontrado la Ciudad Perdida
se creo los planes para una expedición que diera luz al enigma de una cuidad totalmente
desconocida para el mundo civilizado de entonces. Fawcett además apoyaba sus ideas
en unas figuras de cerámica y otros objetos que había recogido en su viaje por el Norte
de Chile y sobretodo en una figura de cerca de 10 pulgadas de alto que le fue entregada
por Sir H. Rider Haggard. Fawcett era gran amigo del escritor H. Rider Haggard (autor
de las novelas “La Minas del rey Salomón” y “Ella”) que regaló al explorador un
estatuilla de basalto negro que representaba, supuestamente, un sacerdote con un tocado
de estilo egipcio sujetando entre las manos una tabla con algunas inscripciones.
Haggard afirmó que tal estatua, de unos 25 centímetros de altura, procedía de Brasil.
Más tarde Fawcett pudo averiguar que de los 24 símbolos de la estatua, 14 se hallaban
en piezas de cerámica prehistóricas procedentes de los más variados espacios
geográficos de Brasil.
EL DOCUMENTO N° 512
“Francisco Raposo quien partió con 18 colonos y que luego de muchas desventuras, más
allá de una zona pantanosa se encontró con unas montañas dentadas. Una vez superadas
estas montañas observaron unas llanuras y más allá más selva virgen. Se envió una
avanzada indígena quienes regresaron diciendo haber encontrado todos los vestigios de
una ciudad completamente solitaria”.
Fue publicado en la Revista del Instituto Histórico y Geográfico Brasileño. Tomo I. año
1893. En el año 1987 el investigador argentino Héctor Antonio Picco lo publico casi
integro en su libro “Las pruebas materiales de la Tierra Hueca” Ed. Particular. Año
1987.
La primera exploración de Fawcett a Sudamérica fue en 1906 cuando viajó a Brasil para
hacer la mapa de un área de la jungla en el borde de la frontera entre Brasil y Bolivia, al
servicio de la Sociedad Geográfica Real; En esta viaje llegó a La Paz - Bolivia, cuando
solo Argentina tenia unas fronteras claras.
Por los primeros tres años Fawcett había trabajado para la Comisión de Fronteras que
planeaba la región. Cuando ese trabajo acabó, Fawcett jubilado de los militares se
intereso mas en la arqueología de la región y continuó explorando - financiando los
viajes con ayuda de los periódicos y de otros negocios. En total hizo siete expediciones
a la región entre 1906 y 1924.
La expedición final
Encontrar a compañeros confiables para sus viajes había sido siempre un problema,
pero por 1925 Jack, su más viejo hijo, tenia una edad donde podría asistir a su padre en
el campo. Fawcett, examinando expedientes y comparándolos con viejas historias, era
convencido de que había una ciudad antigua encubierta en la jungla de Brasil. Fawcett
llamó esta ciudad “Z” y planteó una expedición que consistió en su hijo Jack y un amigo
de Jack. Fawcett había preferido siempre expediciones pequeñas que podrían vivir de la
tierra, pensando que un grupo pequeño era menos amanezante como una invasión para
los indios y por lo tanto era menos probable de ser atacado. La ruta fue planeada
cuidadosamente.
En 1930 el periodista yanqui Albert de Winton se aventuró por el Mato Grosso para
buscar al teniente-coronel inglés y nunca más volvió a la civilización, lo mismo que el
suizo Stefan Rattin quien había afirmado que lo había visto y que había hablado con el
mismísimo Fawcett.
En 1937 una misionera también buscó sin éxito al explorador británico. En ese mismo
año y en el siguiente, el explorador Willy Aureli supo, a través de los indígenas Carajás
que se refirieron a un jefe blanco entre los Xavantes. Por la misma época, un otro
explorador, Henri Vernes, dijo que Fawcett estaba vivo y que era el rey o cacique de
una tribu de indios blancos en medio a la selva.
En 1996, el ultimo intento conducida por René Delmotte y James Lynch, un banquero
de Nueva York y un hombre de negocios brasileño, fue abortada después de que los
indios Calapalo pararon el grupo, lo amenazaron de sus vidas y 12 del equipo de 16
hombres fueran tomados como rehenes. Finalmente los soltaron a cambio de los jeeps y
los barcos.
En São Paulo un explorador alemán, Heinz Budweg aseguró que las ruinas de la ciudad
perdida se situaban en el poblado de Iguatú, en la región fronterizo de brasil, Bolivia y
Peru, no muy lejos de Lençóis. El 20 de julio de 1997 logré llegar a la ciudad perdida,
donde encontré murallas ciclópeas, algunas con bloques de más de 1,50 metros de
longitud. Entre las ruinas viven menos de 200 descendientes de los esclavos y
buscadores de oro y diamantes que allí acudieron el siglo pasado.
”La ciudad fue construida por los vikingos, hacia el año 1000 de nuestra era. Dejaron un
sistema complejo de alcantarillado que, según los libros de historia, jamás habría
existido en Brasil hasta finales del siglo pasado. También encontré varias inscripciones
rúnicas en la entrada de una mina. Toda la meseta está plagada de senderos, los
“peabirús” usados por vikingos e incas para comunicarse con América andina”, me
reveló Heinz Budweg.
El lingüista y explorador Luis Caldas Tibiriçá, compañero de expediciones con Budweg
presenta otra hipótesis. “Los indios brasileños jamás hicieron casas de piedra. Algunos
edificios se asemejan a los de la Edad Media de Etiopía. Las inscripciones que se
encontraron podrían ser del idioma gueez de los etíopes, los mismos que hablaban en
sus antiguas crónicas de tierras lejanas a las que llegaron en sus embarcaciones”,
aseveró a Año Cero en Sao Paulo el explorador ahora septuagenario, cuya edad aún no
le impide seguir moviéndose a lo largo y ancho de la geografía nacional.
bueno solo e leído un poco por que ya no me queda tiempo en cuanto a civilizaciones
antiguas hay algunas referencias de que tiwanaku tiene por lo menos 15 mil años de
antigüedad (eso por que se encontraron animales que se extinguieron hace 10 mil años y
que estaban en la superficie de algunas construcciones que estaban relativamente
enteradas y que la pirámide de kalasasaya en sus puntos cardinales dirigidas hacia
ciertos puntos, que indica que en estos años ya estaba en construcción o ya estaba
construida) ademas en mi opinión se podría allá un poco de la historia de ese pasado
descifrando lo que posiblemente diga que las construcciones inkas tanto en el cuzco, en
sacsaywaman y en todas las ciudades en donde la construcción de ellas se haya usado la
misma ingeniería que en el cusco se mira extraño ese tipo de construcción? Por que
hacer las construcciones de esa forma, con las piedras unidas pero de diferentes
tamaños? Se han preguntado alguna ves por que no construyeron igual que tiwanaku y
que otras civilizaciones, utilizando el mismo tamaño de las piedras y no de diferentes
tamaños y dando los formas en cuanto a mi yo creo que en que hay una historia que es
como un libro que aun no hemos leído.
...
Dentro de los estudios de investigación sobre la relacion que ha existido entre los
pueblos centroamericanos, brasileños e Incas de sudamerica, he tenido la gran suerte de
saber que efectivamente el Sr. Gabriele D´annunzio Baraldi ha efectuado hace varios
años estudios sobre las poblaciones del Brasil , lo cual es un honor estudiarlas. Para el
que suscribe le puedo decir que Me ha servido como una mas de las pruebas que
efectivamente demuestra que ha existido una gran civilización antes del Diluvio en
centro america y que se han desarrollado en el Brasil alrededor del Gran Lago, quienes
desaparecieron en parte al subir los niveles del agua del gran lago. Estos pueblos han
existido e irradiado su cultura por todos nuestros pueblos sudamericanos.
Me gustaria unir esfuerzos para continuar con los estudios que propone mi teoria escrita
en mi libro “Los Atlántidas y el Imperio de los Incas”
Atte
AMERICO HUARI
...
Para mi es un placer conocerla y saber que su hermano es un gran cientifico.
Por mi parte le comunico que he elaborado la tesis de que Los pueblos sudamericanos
que han existido antes del Diluvio Universal (año 6500 ADC ) han recibido la gran
influencia de vida y alta tecnología de los habitantes de la ATLANTIDA. Esta gran isla
donde vivieron esta gran civilización estaba situada frente a la desembocadura de lo que
hoy es el rio Amazonas y hacia el norte casi llegando a lo que hoy es la isla de Cuba y
Santo Domingo por supuesto a alejado de las costas.Antes del diluvio algunos Atlantes
se radicaron a las orillas alrededor del Gran Lago que conformaba el Brasil, debido a
que el nivel de la tierra firme estaba 100 a 200 metros mas abajo de lo que hoy dia está.
Tambien muchas tribus como los arawacs de centroamerica estaban radicados en estas
tierras y han convivido con los atlantidas.
Cuando se produjo el Diluvio Universal esta isla de la Atlántida desaparecio bajo el mar
por efectos de una gran explosión interna de la tierra en el oceano atlántico el cual
explosionó y el magma del interior de la tierra que salio a grandes presiones y en gran
cantidad al mismo tiempo que trago literalmente a la gran isla de la Atlantida , empujo y
levanto el nivel del continente sudamericano hasta 100 a 200 metros sobre el anterior
nivel que tenía , haciendo desaparecer el Gran Lago del Brasil y convirtiendola en la
Gran Selva Amazonica que hoy es,alimentada por el rio Amazonas.
Los sobrevivientes se dispersatron hacia los Andes Peruanos y Bolivianos formando las
diversas culturas y pueblos que hoy aparecen a lo largo y ancho del Perú y del resto
paises latinoamericanos. Estos sobrevivientes herederos de grandes conocimientos de
vida y tecnología posteriormente fueron lideres y formaron el imperio del Tiahuanaco
en Bolivia y pòsteriormente formaron el imperio de los Incas en el Perú. Todo esto Lo
escribo en mi libro “LA ATLANTIDA Y EL IMPERIO DE LOS INCAS”
El nombre "Mato Grosso" suena, para los buenos conocedores de misterios, como
uno de los espacios geográficos más intrigantes de todo el planeta. Allí, en Brasil, en
1925, desapareció en extrañas circunstancias, un hombre - ahora casi un mito - llamado
Percy Harrison Fawcett. Algunos creen haber inspirado a Steven Spilberg en la creación
del personaje Indiana Jones. La cuarta película de la serie debería ser basado en la vida
de este personaje. Además, sus aventuras también influenciaron a escritores como
Arthur Conan Doyle, célebre autor de las novelas de Sherlock Holmes, como en la obra
"El Mundo Perdido".
Junto con su hijo Jack y un amigo de este, Raleigh Rimell (también desaparecidos),
Fawcett deambuló por el corazón de Brasil en busca de una ciudad perdida que él
relacionaba con los atlantes. Hasta hoy el conocido periódico londinense "The Times"
ofrece un premio a aquellos que presten informaciones confiables sobre el destino del
explorador.
Fawcett ya había buscado- aparentemente sin éxito - la ciudad perdida en el estado
de Bahia y, muy empecinado y testarudo, cambió el rumbo de sus pesquisas y
exploraciones hacia el Mato Grosso en función de algunas revelaciones interpretadas
por un medium.
La estatuilla atlante
Fawcett era gran amigo del escritor H. Rider Haggard (autor de las novelas "La
Minas del rey Salomón" y "Ella") que regaló al explorador un estatuilla de basalto negro
que representaba, supuestamente, un sacerdote con un tocado de estilo egipcio sujetando
entre las manos una tabla con algunas inscripciones. Amén, Haggard afirmó que tal
estatua, de unos 25 centímetros de altura, procedía de Brasil. Más tarde Fawcett pudo
averiguar que de los 24 símbolos de la estatua, 14 se hallaban en piezas de cerámica
prehistóricas procedentes de los más variados espacios geográficos de Brasil.
En el libro "Exploration Fawcett" surge este comentario: "Esta imagen de piedra
posee una propiedad particular, sentida por quien la tenga entre las manos. Es como si
un calambre eléctrico se nos subiera por el brazo, tan fuerte que ciertas personas sueltan
bruscamente la estatuilla".
Una de las escenas captadas por el paragnosta era la de un sacerdote atlante
entregando el ídolo - el mismo que poseía Fawcett - a otro sacerdote que durante la
hecatombe logra huir de la capital de Atlántida hacía tierras más seguras. Un detalle: el
rostro del ídolo era exactamente igual al del sacerdote que aparentemente falleció en
Atlántida.
El paragnosta aún pudo oír una voz, quizás de uno de los sacerdotes que decía: "El
juicio de Atlántida será el destino de todos los pretenden asumir el poder divino" y
termina el relato de sus visiones contándole a Fawcett que "...no puedo precisar la fecha
de la catástrofe, pero ella tuvo lugar mucho antes del surgimiento del Egipto y fue
olvidada, excepto, tal vez en los mitos". Y remata con una advertencia: " he lo
importante de esta estatuilla: ella es maléfica a los que la posean y a los que no le tengan
afinidad; puedo asegurar que es muy peligroso mofarse de ella..."
Ultima carta
En enero de 1925 Fawcett llegó a Brasil con su hijo Jack y el amigo de este,
Raleigh Rimell. Los dos muchachos tenían unos 25 anos y el teniente-coronel 57. En
marzo, salieron de Cuiabá, caminando, rumbo a Bacairi, un campamento del Serviço de
Proteção ao Indio, un órgano federal de presunta protección a los indígenas.
Según una carta de Jack, los expedicionarios se habían equivocado de camino por
tres veces y Raleigh estaba con uno de los pies malherido a causa de las infecciones
provocadas por picaduras de voraces garrapatas. Pernoctaron en la hacienda de un tal
Hermenegildo Galvão y, cinco días después alcanzaron el campamento Bacairi que
estaba vacío.
En poco tiempo surgieron algunos indios Meinaco que fueron fotografiados por
los expedicionarios para la North American Newspaper, una gran corporación que
agregaba varios periódicos y que financió a cambio de noticias exclusivas la expedición
del coronel británico.
El 29 de mayo de 1925 les llega a la familia la última carta de Fawcett, escrita en
el "Campo do Cavalo Morto", un nombre ficticio para, presuntamente, despistar los que
también quisieran buscar la ciudad perdida. A partir de ahí se internarían en la
tupidísima selva para nunca más regresar.
Según Brian Fawcett, el padre habría encontrado la "ciudad Z" pero, sus
habitantes, no le permitieron volver a la civilización. El hijo se basaba en la última carta
que envió, en la cual mencionaba a un nativo le describió una ciudad perdida en la
selva, donde existían varios edificios de piedra y, en lo alto de uno se hallaba una gran
cristal que reflejaba la luz del sol a modo de espejo hacia el interior de la construcción.
En 1927 un francés, Roger Courteville que viajaba por el estado de Minas Gerais
informó a las autoridades que había visto un hombre enfermo, medio enloquecido que
dijo llamarse Fawcett. Pero la falta de más detalles y muchas incoherencias
desacreditaron la historia del francés.
En 1930 el periodista yanqui Albert de Winton se aventuró por el Mato Grosso
para buscar al teniente-coronel inglés y nunca más volvió a la civilización, lo mismo
que el suizo Stefan Rattin quien había afirmado que lo había visto y que había hablado
con el mismísimo Fawcett.
En 1937 una misionera también buscó sin éxito al explorador británico. En ese
mismo año y en el siguiente, el explorador Willy Aureli supo, a través de los indígenas
Carajás que se refirieron a un jefe blanco entre los Xavantes. Por la misma época, un
otro explorador, Henri Vernes, dijo que Fawcett estaba vivo y que era el rey o cacique
de una tribu de indios blancos en medio a la selva.
Según este relato, Fawcett habría sido muy poco amigable con Cavucuira al
exigirle, sin éxito, que éste le ofreciera porteadores y canoas para seguir viaje.
Cavucuira, enojado, armó una emboscada en la que golpeó al teniente-coronel con una
piedra en la cabeza. Cuiculi, por su turno mató a Jack y otro indio, cuyo nombre no
reveló, se encargó de eliminar a Rimell. Los dos jóvenes murieron ahogados en una
laguna, sólo Fawcett fue enterrado por sus asesinos.
Cuiuli llevó a Vilas Boas hasta la laguna, entre el río Kuluene - cerca de la sierra
del Roncador - y su afluente, el Tanguro. Con lujo de detalles e viejo indio contó como
fueron asesinados los "hombres blancos" y donde se hallaba el cuerpo de Fawcett. En la
laguna, de aguas verdosas, Vilas Boas ordenó a sus hombres excavar hasta que
encontraron un cráneo y osamentas humanas.
Según cuenta Antonio Callado, los huesos fueron llevados a Londres y Brian
Fawcett verificó que la altura del muerto era inferior a la de Fawcett. Además, el Royal
Anthropological Institute opinó lo mismo, con estudios más minuciosos. Tampoco
pertenecían a los dos jóvenes y hasta hoy no se sabe a quien pertenecían aquellos restos
mortales.
La ciudad subterránea
Y ¿ qué ocurrió con Fawcett ? Los místicos han encontrado algunas respuestas.
Para los miembros de la Sociedade Teúrgica do Roncador de Brasil, Fawcett vivió
durante mucho tiempo en el interior de la tierra, en una ciudad debajo de la Serra do
Roncador, donde viven seres con capacidades telepáticas y donde se guardan los
famosos archivos Akashicos, es decir, los mismos que contienen la sabiduría espiritual
de los grandes maestros de la Tierra.
En el libro "Los Misterios del Amazonas"(Ed. G.P. Barcelona, 1963) su autor,
Josue Logan (probablemente un pseudónimo) menciona que la esposa de Fawcett
"...sigue recibiendo mensajes telepáticos del marido" y que éste se encontraba en la
ciudad perdida con construcciones más bellas que las de Egipto.
Muchas fueron las expediciones que intentaron localizar al explorador, como la de
Villas-Boas. En junio de 1996 el empresario brasileño James Lynch salió de Cuiabá
rumbo a la región del Xingú encontrar vestigios de la expedición Fawcett. Lógicamente
que, pasados tantos años, Lynch sólo pudo encontrar las ruidosa serra do Roncador y los
indígenas del Xingú.
Fawcett era también experto en técnicas de construcción naval; había patentado la
"curva o línea Icthoid" que aumentaba la velocidad de los barcos; en 1906, a los 39
años, el incansable viajero fue invitado por el presidente de la Royal Geographical
Society para, a sueldo del gobierno de Bolivia, demarcar las fronteras entre ese país,
Perú y Brasil.
Fawcett emprendió su marcha entre la región de río de Contas y Pardos donde
escuchó relatos de campesinos que, perdidos, encontraron una ciudad de piedra con
estatuas y un enmarañamiento de calles. Los indios aimorés y botocudos le hablaron
sobre la existencia de "aldeas de fuego", una ciudad con tejados de oro, semejante a las
descripciones de El Dorado y de las Siete Ciudades de Cíbola.
El autor de este reportaje pudo seguir los pasos de Fawcett llegando a la villa de
Lençóis, un importante enclave de buscadores de riquezas. Allí el teniente-coronel
recaló con sus dos mulas y compró provisiones para seguir el viaje en solitario. Algunos
investigadores creen que el testarudo anglo-sajón logró llegar a su destino además de
localizar unas importantes minas de plata, pero prefirió callarse y buscar otra ruinas en
Mato Grosso.
Tal vez tengan razón. En São Paulo conocí a un explorador alemán, Heinz
Budweg que me aseguró que las ruinas de la ciudad perdida se situaban en el poblado de
Iguatú, no muy lejos de Lençóis. El 20 de julio de 1997 logré llegar a la ciudad perdida,
donde encontré murallas ciclópeas, algunas con bloques de más de 1,50 metros de
longitud. Entre las ruinas viven menos de 200 descendientes de los esclavos y
buscadores de oro y diamantes que allí acudieron el siglo pasado.
"La ciudad fue construida por los vikingos, hacia el año 1000 de nuestra era.
Dejaron un sistema complejo de alcantarillado que, según los libros de historia, jamás
habría existido en Brasil hasta finales del siglo pasado. También encontré varias
inscripciones rúnicas en la entrada de una mina. Toda la meseta está plagada de
senderos, los "peabirús" usados por vikingos e incas para comunicarse con América
andina", me reveló Heinz Budweg.
Tibiriçá añade que los buscadores de riquezas aprovecharon las antiguas
construcciones para hacer sus viviendas, usando los cimientos de las anteriores o
modificando algunas paredes, hecho que se observa en la diferencia que hay entre las
dos arquitecturas: una ciclópea y otra de estilo colonial, con piedras de menor tamaño.
...
Por de pronto debemos decir que Fawcett era una persona iniciada y mística por
excelencia, alguien lo definió como "que llevaba el esoterismo en la sangre y en el
alma". Su hermano Edward Douglas colaboró con Helena Blavatski en su libro famoso
"La doctrina Secreta" y fue miembro fundador de la Sociedad Teosófica.
Percy Harrison Fawcett fue fundador de la Royal Geographical Society de Londres y
entre sus amistades prominentes cuenta el legendario Sir. Arthur Conan Doyle. Nació en
el año 1867 y en Enero de 1901 se casa, pero esto no fue impedimento para seguir su
búsqueda personal, más aún entre sus muchos viajes, que le dieron una visión muy
especial de la vida, aprendió topografía y también tuvo un hijo que nacería en Ceylán en
1903.
Sus inquietudes lo llevaron a Bolivia cuando sólo Argentina en aquellos años tenía unas
fronteras claras y en ese viaje encontró quizás ese encanto de Sudamérica que lo
"enganchó" totalmente. Es así como después de la Primera Guerra Mundial terminó
totalmente convencido que su vida tenía que ser en tierras sudamericanas, incluso se
traslado como primer paso a Jamaica donde llevó a su familia. Estaba convencido que
Gran Bretaña y toda Europa era un continente en decadencia y sin mucho que ofrecerle;
en más de una ocasión lo comentó entre sus amistades logrando muchas veces una
incomprensión y extrañeza entre estos.
Fawcett estaba convencido que existía una Ciudad Perdida en alguna parte del
Amazonas, pero cuando su idea comenzó a tomar forma y más fuerza que nunca es
cuando llegó a sus oídos la experiencia de un tal Francisco Raposo que relata que en el
año 1743 tuvo acceso a una Ciudad Perdida y no registrada cuando se encontraba con
sus hombres buscando las Minas perdidas de Muribeca. Fawcett tuvo la oportunidad de
leer un documento revelador que se encuentra en la Biblioteca Nacional de Río de
Janeiro, bajo la cláusula de Sección Manuscritos, obras raras. El documento esta
realizado por el Canónigo J. de la C. Barbosa quién describe con todo detalle la
expedición de este señor de nombre Raposo ya que éste le envió la noticia al Virrey don
Luis Peregrino de Carvalho Menezes de Athaide. No recibió respuesta del Virrey ni hay
ninguna prueba que los monarcas portugueses hayan tomado alguna medida y desde
entonces se perdió en el tiempo, igualmente que de Francisco Raposo nunca más se
supo.
Fawcett completamente convencido que éste tal Francisco Raposo había tenido el
privilegio y la suerte de encontrar la Ciudad Perdida se obsesionó de tal manera que,
desde el momento mismo de tener conocimiento de este documento en el interior de su
cabeza creo las raíces para una expedición definitiva que diera luz al enigma de una
cuidad totalmente desconocida para el mundo civilizado de entonces. Fawcett además
apoyaba sus ideas en unas figuras de cerámica y otros objetos que había recogido en su
viaje por el Norte de Chile y sobretodo en una imagen de cerca de 10 pulgadas de alto
que le fue entregada por Sir H. Rider Haggard, imagen que había sido encontrada en
Brasil y que poseía una figura con una placa en el pecho con un gran número de
caracteres. ..Más de una vez Fawcett se expresó al respecto de esta figura:
EL DOCUMENTO N° 12
Este documento fue el acicate que lanzó a Percy H. Fawwcett a su aventura; se puede
encontrar en la Biblioteca Nacional de Río de Janeiro (Brasil).
Fue publicado en la Revista del Instituto Histórico y Geográfico Brasileño. Tomo I. año
1893. En el año 1987 el investigador argentino Héctor Antonio Picco lo publico casi
integro en su libro "Las pruebas materiales de la Tierra Hueca" Ed. Particular. Año
1987.
El documento en sí nos habla que un tal Francisco Raposo quien partió con 18 colonos
y que luego de muchas desventuras, más allá de una zona pantanosa se encontró con
unas montañas dentadas. Una vez superadas estas montañas observaron unas llanuras y
más allá más selva virgen. Se envió una avanzada indígena quienes regresaron diciendo
haber encontrado todos los vestigios de una ciudad completamente solitaria. Aquella
noche los expedicionarios de Raposo no durmieron de expectación. Al otro día la
expedición entró en la ciudad.
Primeramente observaron una enorme estructura ciclópea de 3 arcos de enormes losas,
similar a las de Sacsaihuamán. En lo alto del arco central se veían inscripciones
gastadas por el tiempo totalmente desconocidas. Existía una calle rodeada por edificios
de dos pisos, con bloques de piedras sin juntura ni mezcla, de una perfección increíble.
La expedición de Raposo bajaba la calle asustada y a la vez asombrada. Llegaron a una
especie de plaza donde en el centro había una columna colosal de piedra negra y sobre
ella la efigie de un hombre con una mano descansando en la cadera y la otra apuntando
al Norte. Obeliscos esculpidos en las esquinas de los cuatro lados de la plaza daban un
aire de majestuosidad y de poderío al lugar inexplicable. En uno de esos costados se
alzaba un magnifico edificio que era posiblemente un palacio. La figura de un
adolescente se hallaba esculpida a la entrada principal con caracteres e inscripciones
parecidas a los de la Grecia Antigua. Siguiendo la calle se observaban grietas y ruinas
hundidas que daba toda la impresión de ser consecuencia de un gran terremoto de
antaño. También se pudo observar una especie de monasterio con quince aposentos que
se comunicaban con un vestíbulo central. Se encontró una moneda de oro. En una de las
caras mostraba una efigie de un joven arrodillado y en la otra un arco, una corona, y un
instrumentos desconocido.
Según estudios posteriores de lo descrito por Raposo se deduce que no tenía idea donde
se encontraba, ya que según su relato se desplazó 50 millas más abajo y se encontró con
un río no identificado y puedo divisar "dos hombres blancos en una canoa". Luego de
largos meses en la selva apareció por Paraguassu.
Fawcett leyó toda esta aventura de Francisco Raposo y se documento de otras personas
y estudiosos llegando a la conclusión que la descripción de Raposo era de la famosa
Ciudad Perdida que han buscado tantos exploradores, aunque también estaba
convencido que no existía solo aquella ciudad perdida sino habían muchas más. Su
imaginación se adorno más aún cuando en el año 1907 Fawcett recibió la confesión de
un administrador de una dependencia de colectores de caucho, de origen francés que le
confesó:
"Mi hermano subió por el Tahuamanu en lancha y un día oyó decir que estaban cerca de
los indios blancos. De improviso él y sus hombres fueron atacados por salvajes,
completamente blancos, apuestos, de pelo rojo y ojos azules y que luchaban como
demonios, y cuando mi hermano mató a uno de ellos los demás recobraron el cadáver y
huyeron con él, la gente dice que no existen tales indios que son mestizos pero quienes
lo han visto piensan de manera diferente".
Percy Fawcett
Fawcett nació en 1867 en la localidad de Torquay del condado de Devon, Inglaterra hijo
de Edward B. y Myra Fawcett. Su padre, nacido en la India, era miembro de la Sociedad
Real de Geografía, y, evidentemente, de él heredó su interés por la aventura y las
exploraciones. En 1886 recibió una destino en la Artillería Real y sirvió en
Trincomalee, Ceylon donde además conoció a su esposa. Más tarde trabajó para el
servicio secreto en Africa del Norte y aprendió técnicas de supervivencia. También fue
amigo de los escritores H. Rider Haggard y Arthur Conan Doyle; Sir Arthur Conan
Doyle usaría más tarde sus historias para escribir "El Mundo Perdido".
La primera expedición de Fawcett a Sudamérica fue en 1906 cuando viajó a Brasil para
cartografíar un área de la jungla en el borde de la frontera entre Brasil y Bolivia, por
encargo de la Sociedad Geográfica Real; Llegó a La Paz, Bolivia, en junio.
Se han barajado todo tipo de hipótesis alrededor de su desaparición pero se sabe muy
poco de su vida y qué le impuso en forma tan tenaz continuar hasta el último momento
en la búsqueda de aquella Ciudad Perdida, la misteriosa Z de sus desvelos, que para
algunos estudiosos puede ser la entrada a Akakor o a una civilización perdida que no
quiere tener contacto con nadie del mundo exterior.
¿Encontró realmente la ciudad de sus sueños y permaneció en ella a través de los años?
¿Fue cruelmente asesinado por los indios Murcegos en la selva?.
Intentamos arrojar un poco de luz acerca de este enigmático personaje que vivió
siempre de acuerdo con sus convicciones y que devino en uno de los últimos
aventureros de nuestra historia reciente.
Por de pronto debemos decir que Fawcett era una persona iniciada y mística por
excelencia, alguien lo definió como “que llevaba el esoterismo en la sangre y en el
alma”. Su hermano Edward Douglas colaboró con Helena Blavatski en su libro famoso
“La doctrina Secreta” y fue miembro fundador de la Sociedad Teosófica.
Fawcett estaba convencido que existía una Ciudad Perdida en alguna parte del
Amazonas, pero cuando su idea comenzó a tomar forma y más fuerza que nunca es
cuando llegó a sus oídos la experiencia de un tal Francisco Raposo que relata que en el
año 1743 tuvo acceso a una Ciudad Perdida y no registrada cuando se encontraba con
sus hombres buscando las Minas perdidas de Muribeca. Fawcett tuvo la oportunidad de
leer un documento revelador que se encuentra en la Biblioteca Nacional de Río de
Janeiro, bajo la cláusula de Sección Manuscritos, obras raras. El documento esta
realizado por el Canónigo J. de la C. Barbosa quién describe con todo detalle la
expedición de este señor de nombre Raposo ya que éste le envió la noticia al Virrey don
Luis Peregrino de Carvalho Menezes de Athaide. No recibió respuesta del Virrey ni hay
ninguna prueba que los monarcas portugueses hayan tomado alguna medida y desde
entonces se perdió en el tiempo, igualmente que de Francisco Raposo nunca más se
supo.
Fawcett completamente convencido que éste tal Franciso Raposo había tenido el
privilegio y la suerte de encontrar la Ciudad Perdida se obsesionó de tal manera que,
desde el momento mismo de tener conocimiento de este documento en el interior de su
cabeza creo las raíces para una expedición definitiva que diera luz al enigma de una
cuidad totalmente desconocida para el mundo civilizado de entonces. Fawcett además
apoyaba sus ideas en unas figuras de cerámica y otros objetos que había recogido en su
viaje por el Norte de Chile y sobretodo en una imagen de cerca de 10 pulgadas de alto
que le fue entregada por Sir H. Rider Haggard, imagen que había sido encontrada en
Brasil y que poseía una figura con una placa en el pecho con un gran número de
caracteres. ..Más de una vez Fawcett se expresó al respecto de esta figura:
Entre las creencias o las convicciones de Fawcett está la existencia de una raza de
gigantes que habría vivido con anterioridad en la Tierra y que habrían alcanzado unos
conocimientos superiores y creado una gran civilización tecnológica. Al respecto decía:
” Tiahuanaco fue construida como Sacsaihuaman y gran parte del Cuzco por una raza
que manipulaba rocas ciclópeas y que las esculpía para ajustar tan perfectamente que es
imposible introducir una hoja de un cuchillo entre sus junturas. Contemplando estas
ruinas no es difícil creer en la tradición que relata que fueron levantadas por gigantes “.
Tomando en cuenta lo anterior, y teniendo como detonante que llegara al conocimiento
de Fawcett la existencia del documento del Canónigo J. de la C. Barbosa, sus creencias
y convicciones se transformaron en obsesiones y es así como decide ir a buscar esa
Ciudad Perdida, que él denomina como la Letra Z., y que seguramente le daría muchas
respuestas a sus inquietudes.
El documento en sí nos habla que un tal Francisco Raposo quien partió con 18 colonos
y que luego de muchas desventuras, más allá de una zona pantanosa se encontró con
unas montañas dentadas. Una vez superadas estas montañas observaron unas llanuras y
más allá más selva virgen. Se envió una avanzada indígena quienes regresaron diciendo
haber encontrado todos los vestigios de una ciudad completamente solitaria. Aquella
noche los expedicionarios de Raposo no durmieron de expectación. Al otro día la
expedición entró en la ciudad.
EL DOCUMENTO N° J-12
Este documento fue el acicate que lanzó a Percy H. Fawwcett a su aventura; se puede
encontrar en la Biblioteca Nacional de Río de Janeiro (Brasil).Departamento “Revisión
publicaciones de Obras Raras” Sección Manuscritos.Fue publicado en la Revista del
Instituto Histórico y Geográfico Brasileño. Tomo I. año 1893. En el año 1987 el
investigador argentino Héctor Antonio Picco lo publico casi integro en su libro “Las
pruebas materiales de la Tierra Hueca” Ed. Particular. Año 1987.
Según estudios posteriores de lo descrito por Raposo se deduce que no tenía idea donde
se encontraba, ya que según su relato se desplazó 50 millas más abajo y se encontró con
un río no identificado y puedo divisar ” dos hombres blancos en una canoa “. Luego de
largos meses en la selva apareció por Paraguassu.
Fawcett leyó toda esta aventura de Francisco Raposo y se documento de otras personas
y estudiosos llegando a la conclusión que la descripción de Raposo era de la famosa
Ciudad Perdida que han buscado tantos exploradores, aunque también estaba
convencido que no existía solo aquella ciudad perdida sino habían muchas más. Su
imaginación se adorno más aún cuando en el año 1907 Fawcett recibió la confesión de
un administrador de una dependencia de colectores de caucho, de origen francés que le
confesó:
” Mi hermano subió por el Tahuamanu en lancha y un día oyó decir que estaban cerca
de los indios blancos. De improviso él y sus hombres fueron atacados por salvajes,
completamente blancos, apuestos, de pelo rojo y ojos azules y que luchaban como
demonios, y cuando mi hermano mató a uno de ellos los demás recobraron el cadáver y
huyeron con él, la gente dice que no existen tales indios que son mestizos pero quienes
lo han visto piensan de manera diferente “.
OTRAS COINCIDENCIAS
Según Tatunca Nara, existen tres ciudades habitadas aún sin descubrir. Ellas se llaman
Akakim, Akakor, y Akanis (nombres que traducidos significarían Fortaleza uno,
Fortaleza dos y Fortaleza tres respectivamente.
Precisamente el jefe indio habló que antes de llegar a Akakim, una de las ciudades de
sus antepasados, había una cadena montañosa y tres pirámides ocultas por la maleza y la
exuberante vegetación. Tiempo después fueron descubiertas estas pirámides por una
expedición brasileña que comandaba un arqueólogo de apellido Brändao, y de quien
anteriormente se había sospechado de “zancadillar” las expediciones extranjeras.
Por fin habían aceptado nuestra amistad y el jefe mismo compartió nuestro alimento.
Poco después supe que este era el pueblo de los Maxubis, creo que este pueblo al igual
que muchos otros del Brasil descendía de una civilización más elevada. En una de sus
aldeas había un hombre peligroso de ojos azules que no era un albino. Adoran al sol y
uno o dos hombres tienen la obligación de saludar todos los amaneceres al Sol con
voces musicales. Era la música de un pueblo desarrollado, no de salvajes. Tenían
nombres para todos los planetas y llamaban a las estrellas Vira-Vira, curiosamente
sugestivo -afirma Fawcett- con los Viracocha de los Incas al Dios Sol. En todo sentido
indicaban un estado superior más que evolución al salvajismo. Los Maxubis nos
advirtieron sobre los Maricoxix, tribu de caníbales que habitaban más al Norte.
Este relato aportado por el mismo Fawcett nos da una idea como se fue gestando dentro
del explorador que una supercivilización habitaba en una Ciudad Perdida entre la
enorme jungla del Amazonas, más aún cuando en el año 1920 en el rancho del Coronel
Hermeregildo Galvao, le contaron que un jefe indio de la tribu Nafaqua, cuyo territorio
quedaba entre los ríos Xingu y Tabatinga, aseguraba conocer la ciudad que vivían los
indios que hablaban de casas alumbradas con estrellas que nunca se apagan . Fawcett
cuando escuchó esta afirmación de dicho Coronel afirmó tajantemente:
“Esta fue la primera pero no la última vez que oí hablar de las luces permanentes,
encontradas en antiguas casas por esa civilización olvidada. Este medio descubierto por
los antiguos aún no ha sido redescubierto por los científicos hoy en día”.
Jack Fawcett, hijo del coronel Fawcett, y Raleigh Rimell en el campamento del Caballo
Muerto. Desde allí es desde donde los hombres pensaban viajar hacia el noroeste hasta
el Xingú y desde allí a la selva. En la última carta de Fawcett a su mujer mencionaba
que ya estaba preocupado por Rimell, que se había herido las piernas y aún tenía
vendas.
Todas estas historias y leyendas que en la época de Fawcett eran continuas y descritas
por muchas personas hicieron que quizás inconscientemente Fawcett adentrara en su
interior y que estaba en el camino de encontrar una civilización perdida. Muchas veces
se expresó sobre la civilización Olmeca que quizás eran una raza tan antigua que habían
tenido el contacto con una raza de gigantes ya que sus antepasados se jactaban de haber
destruido el último de los gigantes en la tierra. Igualmente con los toltecas que los
identificaba como una raza extraña al analizar sus rasgos físicos: ojos azules, color
cobrizo de piel, rasgos finos, etc., lo que le hacia ver como un pueblo transplantado a
ese lugar cuyos orígenes se desconocen.
Los componentes de la última exploración fueron, su hijo Jack, que era un verdadero
gigante de casi dos metros y algunos centímetros más, deportista y naturista por
excelencia, un amigo de Jack que se llamaba Raleigh Rimell, es descrito como una
persona alegre, y que hacia la pareja ideal con Jack, ya que los unía una amistad de
muchos años, y por último el mismo Percy Harrison Fawcett. La expedición también
incluía varios portadores, 8 mulas y dos perros llamados Pastor y Chulim.
Según palabras del propio Fawcett la expedición partió desde el campamento llamado
Caballo Muerto localizado a 11° 43? Sur y 54° 35? O. Se visitaría en primera instancia
la Torre de Piedra, monumento pétreo de procedencia desconocida que era una especie
de tabú para las tribus cercanas ya que según relatos indígenas esta piedra emitía luces
extrañas por la noche. Luego se seguiría por el río Xingu y el Araguaya y seguiría por el
lecho de este río hasta el Norte 10° latitud Sur. Pasando por Santa María de Araguaya
desde allí se cruzarían los ríos Tocatins en Pedro Alonso. El camino quedaría registrado
bajo los paralelos 10° 30? y 11° hasta el terreno alto en los estados de Goyaz y Bahía,
región totalmente desconocida y habitada por tribus salvajes en aquellos años. Fawcett
cree que en este sitio ya es posible encontrar algunos vestigios de ciudades que se
desconocen hasta el momento (año 1925) y posiblemente esté la ciudad que encontró el
personaje llamado Francisco Raposo en el año 1743. La ubicación de esta ciudad sería
11° 30? Sur y 42° 30? Oeste. Otro hijo de Fawcett llamado Brian, años más tarde
haciendo averiguaciones con personas relacionadas con la selva y el mismo Gobierno
brasileño aseguraron con certeza que estas coordenadas estaban equivocadas y era
imposible realizar la misión bajo estas pautas, y mucho menos en nueve días como tenía
programado la expedición de Fawcett. Incluso aviones que sobrevolaron esta región en
ningún momento detectaron en los últimos años vestigios de ciudades abandonadas.
Jack el hijo que acompañaba a Fawcett describe en su diario de viaje una serie de
acontecimientos que nos da un poco de luz referente a lo difícil que estaba resultando la
expedición.
Jack además de recoger varias anécdotas y mas relatos, en referencia a una super-
civilización que habitaría estas remotas tierras, donde describen “ruidos de máquinas
identificadas como cohetes”, “esqueletos de animales gigantes desconocidos” “bombas
elevándose a los cielos y luego cayendo a la selva”, “construcciones prehistóricas”, etc.,
también nos habla de las famosas ciudades iluminadas con luces que nunca se apagan,
aunque reconoce que no concuerdan con los paralelos y coordenadas que ellos llevaban.
LA LEYENDA DE LOS UGHA MONGULALA
Entre las muchas leyendas existentes de “hombres blancos” que vivan en el Amazonas
en una ciudad hasta ahora ilocalizable, no se puede dejar de mencionar la historia
recogida por Ferninand Schmid, piloto de aerolíneas Swissair, quien en la ciudad de
Manaus, último enclave civilizado antes de entrar a la jungla, le abordó un indígena que
se identificó como Tatunca Nara, jefe de los Ugha Mongulala. Este indígena le relató
que por los años 1939 su pueblo recibió la visita de unos 3000 alemanes quienes cuando
terminó la Guerra se quedaron y se fusionaron con la gente de su tribu. El símbolo de la
esvástica era común entre los indígenas e intercambiaron conocimientos mutuos,
igualmente que secretos y tesoros que esta tribu guardaba por siglos, a cambio los
alemanes le dieron una nueva tecnología para aplicar en caso de ser descubiertos.
Este fantástico relato llego a oídos del periodista Karl Brugger, quien reunió todos los
antecedentes del caso en un libro llamado “Crónica de Akakor“.
También se logró detectar que los porteadores que llevaba la expedición no habían
desertado como había expresado Fawcett en sus dos últimas cartas enviadas por estos
mismos porteadores al campamento de Caballo Muerto. Los porteadores expresaron que
en un punto que no saben determinar donde fue, Fawcett los despidió y devolvió a su
lugar de origen, queriendo quedarse solo con sus acompañantes de expedición, las ocho
mulas y los perros que llevaban. ¿Acaso Fawcett sabia claramente donde estaba?
Claro está que las dos últimas cartas hablan que uno de los expedicionarios, Rimell,
había sido mordido gravemente por las garrapatas y las heridas se habían deteriorado
gravemente, pero Fawcett a pesar de mostrar preocupación no desiste de su misión y la
expedición en conjunto tampoco.
El periodista Diostto y el hijo menor de Fawcett en el año 1928 logran contactar con
algunas tribus salvajes y logran ver un medallón en uno de los hijos de un cacique; un
medallón que pertenecía a Fawcett, ya que decía en el reverso “SILVER Cº”. También
logran determinar otro objeto de Fawcett, un cofre que seguramente llevaba con él. La
observación de estos detalles nos hace pensar que Fawcett los regaló con el propósito de
ganarse la amistad de los jefes de las tribus, o que la expedición corrió la peor suerte al
encontrarse con la terrible tribu de los murcegos que eran caníbales.
Aparte de todas estas conjeturas queda el misterio de por que razón Fawcett despidió a
sus portadores que eran esenciales para lograr el éxito de la misión, y por qué trato de
engañar con coordinadas falsas su verdadera ubicación.
En los años posteriores a 1927 son innumerables los testimonios de personas que
dijeron haberse encontrado con ingleses delirando en las cercanías de la selva
amazónica diciendo ser Fawcett, pero ninguno de estos testimonios tuvieron una
confirmación certera de sus familiares. Además durante los años posteriores también
aparecieron varias personas sensitivas que dijeron haber recibido mensajes telepáticos
de Fawcett. En dichos mensajes expresaba estar vivo y sin problemas de ningún tipo.
Al paso de los años el misterio de esta expedición sigue en pie, y ahora que el
Amazonas será cruzado por frías autopistas puede que nos entregue ciertos hechos que
han permanecido durante muchos años ocultos en sus entrañas, y también aflore la
Ciudad Perdida que tanto soñó Fawcett y que dio su vida para encontrarla.
Muchas historias de viejos indígenas, las mismas historias de Tatunca Nara e incluso
narraciones de los bandéiras (recolectores de caucho) de principios de siglo, se han
confirmado con el tiempo o, por lo menos, han demostrado tener una base verdadera y
sostenible para investigar. Por ejemplo:
– En Abril de 1973 la organización FUNAI descubre una tribu de indios blancos en las
zonas altas del río Xingú.
– En el mes de Mayo durante un trabajo de investigación en el Pico de Neblina, los
guardias fronterizos establecieron contactos con unos indios que eran dirigidos por
mujeres.
– En Junio de 1973, varias tribus indígenas fueron vistas en la región de Acre, que hasta
entonces se había supuesto “libre de indios”.
Las razones expuestas más arriba nos indican que aún esta selva del Amazonas no nos
ha dicho todo lo que esconde en sus extrañas. Tiempo al tiempo.
...
Percy Fawcett fue un explorador inglés de principios del siglo XX que desapareció
misteriosamente en la selva amazónica en busca de Z, una Ciudad Perdida, una entrada
a una civilización que no quiere tener contacto con nadie de mundo exterior. Aún hoy
en día sigue siendo un misterio lo que ocurrió con la expedición dirigida por Fawcett en
1.925 en el corazón del Amazonas, pero con el paso de los años se ha ido descubriendo
que Fawcett no estaba tan equivocado como se pensaba entonces, y que quedaba y
queda mucho por descubrir en la selva más grande del mundo. [...]
...
...
Incluso un comentario de Fawcett,es que esta hierba podia ablandar la roca y hacerla
maleable, esto explicaria por que las construcciones en Bolivia y Peru, teneian las juntas
tan precisas y con los cantos pulidos.
Lamentablemente esta informacion la perdi en los libros que se llevo el agua hace 40 o
50 años. (alguien sabra algo de esto?)
...
Hace muchos años Chavin de Huantar fue habitado por una raza de gigantes y que ellos
fueron los responsables de tan majestuosas construcciones… esto lo relato el cronista
español Cieza de Leon que vino al Peru con los ladrones españoles de aquel entonces,
fueron los lugareños quienes le contaron esto
...
PERCY H. FAWCETT
Percy Harrison Fawcett nació en 1825 en Devon, Inglaterra. Desde joven se enroló en el
ejército, para el que serviría durante varios años en Ceilán. Más tarde trabajaría para el
servicio secreto, -sin dejar la milicia-, en el norte de África. En 1906 recibió el encargo
de la Royal Geographical Society para comandar una expedición encargada de delimitar
las fronteras entre Bolivia y Brasil. Durante tres años estuvo cartografiando la región y
cuando el encargo llegó a su fin, Fawcett abandonó el ejército y prosiguió las
exploraciones financiándolas por su cuenta o con el patrocinio de diversos periódicos.
Así, sus expediciones tuvieron bastante eco en su país natal debido a los peligros que
arrostraba (tribus hostiles, peligrosos animales, naturaleza salvaje, orografía, accidentes,
hambre, etc.) e incluso en un relato suyo de un viaje a las colinas Ricardo Franco se
inspiró Arthur Conan Doyle para localizar su famosa novela El mundo perdido. En total
encabezó siete expediciones a las selvas sudamericanas entre 1906 y 1924, con un breve
paréntesis a causa de la I Guerra Mundial, ya que el coronel regresó a Inglaterra para
luchar.
En los últimos años Fawcett había estudiado mucho la arqueología de la región. Así
surgiría su interés por una gran y antigua ciudad perdida que estaba convencido de
poder hallar en las junglas brasileñas. Aparte de viejos relatos y dudosos indicios el
coronel creía en la existencia de esa ciudad, -que denominaría "Z"-, a causa de un ídolo
de piedra negra, con misteriosos signos esculpidos, que le había regalado el escritor y
también aventurero, sir H. Rider Haggart. Tras adquirir un mapa antiguo de la zona del
aún poco conocido Mato Grosso, al SO de Brasil, en el que aparecía una ciudad sin
nombre, Fawcett decidió organizar la que sería su última expedición.
El coronel siempre había tenido problemas en sus viajes para encontrar compañeros
fiables. Pero esta vez le acompañarían su hijo mayor, Jack, y un amigo de éste, Raleigh
Rimell. Fawcett siempre había preferido los pequeños grupos, que pudieran valerse por
sí mismos y podrían ganarse más fácilmente la confianza de las tribus nativas y evitar
así los ataques. Planeó la ruta con sumo cuidado y, sabedor del peligro que afrontaría,
dejó dicho que si no regresaban no debía enviarse ninguna otra misión de rescate.
Surgirían a partir de entonces abundantes rumores, como el que situaba a un anciano
blanco errante por las selvas y no faltaron testigos que afirmaban haber visto a Fawcett
en la región de Minas Gerais y otras.
En 1928 el comandante George Dyott, al mando de una de aquellas marchas, indicó
su convencimiento de que el coronel inglés y sus compañeros habían sido asesinados
por los calapos, una tribu de la zona. Dos años después, el periodista Albert de Winton
contactó con los propios calapos y corroboró la tesis de Dyott. Pero a Winton también le
iba a engullir la jungla y jamás regresaría. Igual suerte correría el suizo Stefan Rattin,
que había vuelto del Mato Grosso en 1932 y perjuraba que había hallado a Fawcett al
norte del río Bamfin, aunque era prisionero de una tribu. Con el fin de liberar al coronel
y probar sus afirmaciones organizó otra expedición a la selva pero nunca más se supo de
él.
Nuevas expediciones se dirigieron al Mato Grosso sin poder confirmar nada hasta que
ya en 1951, el brasileño Orlando Vilas Boas dijo que un cacique calapo aseguraba haber
asesinado a los exploradores y conocer el lugar donde estaban sus restos. Vilas Boas se
llegó a fotografiar con un cráneo, -que afirmaba era el de Fawcett-, para terminar con
una nueva historia que sugería que el coronel en realidad había encontrado un fabuloso
reino perdido al estilo de El Dorado y se había quedado allí, bien por la fuerza bien por
propia voluntad.
Después de setenta años de su desaparición, la jungla aún se muestra muy peligrosa
para los que se aventuran a intentar seguir los pasos del intrépido y evanescente coronel
Percy H. Fawcett.
La historia conocida II
Año de 1925. Los rotativos del mundo entero, con grandes titulares, anuncian la
desaparición de la expedición organizada por el Coronel Percy Harrison Fawcett en la
misteriosa región de Matto Grosso, en el corazón del Brasil en busca de "LA CIUDAD
PERDIDA".
El Coronel Fawcett, oficial retirado del Ejército Británico, antiguo luchador de la India,
explorador de las fronteras de Bolivia y Brasil, experto en recorrer toda clase de selvas y
terrenos, había escrito su última carta a su esposa desde el lugar llamado "Puerto del
Caballo Muerto". En ella decía: "Si no volvemos, no deseo que organicen partidas de
salvamento...Es demasiado arriesgado. Si yo, con toda mi experiencia, fracaso, no queda
mucha esperanza en el triunfo de los otros. Esa es una de las razones de por qué no digo
exactamente hacia donde vamos... Ya sea que pasemos y que volvamos a salir de la
selva, que dejemos nuestros huesos para pudrirse en ella, una cosa es indudable: la
respuesta al enigma a la antigua Suramérica... y quizás el del mundo prehistórico... será
encontrada cuando se hayan localizado esas antiguas ciudades y queden abiertas a la
investigación científica. PORQUE LAS CIUDADES EXISTEN...DE ESO ESTOY
SEGURO!..."
Estas fueron sus últimas palabras. Desde entonces no se supo más de él ni de su hijo
Jack ni de Raleigh Rimmel, el amigo de éste que era el tercer miembro de la expedición.
Después de luchar con muchas dificultades para organizar su partida, un buen día, con
todo el equipo listo, salen de Río de Janeiro en febrero de 1925 persiguiendo una
quimera que para él era una realidad...LA CIUDAD ZETA, llamada así por la última
letra del alfabeto, la ciudad perdida en la selva, donde estaba "el fuego que nunca se
apaga".
Estimado profesor Velmont: Uno de los misterios más insondables en los anales de los
viajes de exploración lo constituye la desaparición del coronel Fawcett junto con su hijo
Jack y un amigo de la infancia cuando buscaba una supuesta antigua ciudad perdida,
que estaba convencido de encontrar en alguna parte del Amazonas.
RESPUESTA
Ni siquiera Harry Houdini, el famoso mago rey de los escapes, pudo imaginar una
desaparición tan espectacular.
Pero nada mejor que transcribirte los diálogos de la sesión del 26/6/04 donde Ron
Hubbard develó el misterio.
Horacio Velmont.
Interlocutor: . Aquí tengo algo agendado desde hace bastante tiempo y es la misteriosa
desaparición del explorador coronel Percy H. Fawcett en las selvas amazónicas junto
con su hijo Jack y otra persona llamada Raleigh Rimell. Sucedió en 1925. Fawcett
buscaba una especie de "Ciudad Perdida", que estaba seguro que existía. Lo curioso es
que nunca se encontraron sus restos y el misterio de lo ocurrido llega hasta nuestros días
sin que nadie pueda tener el menor indicio de lo que ocurrió, y ello a pesar de que se
hicieron varias expediciones en su búsqueda.
Ron Hubbard: Tú lo ves como fascinante, pero en realidad es algo rutinario, nada del
otro mundo, porque esas aberturas dimensionales existen y muchos han pasado por
ellas. En el futuro se descubrirá la forma de trasladarse a voluntad, igual que se
descubrirá la forma de pasar a los universos paralelos.
Interlocutor: Bueno, pero esas personas las encontraron de pura casualidad. ¿Fawcett
también encontró la abertura por azar?
Ron Hubbard: Fíjate que él dejó dicho que no lo buscaran porque sabía que al pasar por
la abertura dimensional su búsqueda iba a ser inútil.
Ron Hubbard: Él no quiso involucrar a los porteadores en esa aventura. Además, no los
necesitaba para pasar por la abertura dimensional.
Ron Hubbard: En ese momento aún no habían decidido nada porque no sabían con
exactitud con qué se encontrarían.
Interlocutor: Hay otra cosa que intrigó a los investigadores y son los datos de las
coordenadas que él dejó y que no concordaban para nada. La intriga se debe a que
Fawcett era muy minucioso cuando anotaba datos y esa falta de precisión no se
relacionaba para nada con él. ¿Acaso quiso ocultar su propósito de esta forma?
Ron Hubbard: No, lo que ocurrió es que cometió un error porque debió hablar de
vórtices y al no hacerlo confundió a los investigadores que no pudieron imaginar que
Fawcett se estaba refiriendo a una abertura dimensional.
Interlocutor: Ahora entiendo. Curiosamente, una de las preguntas que tenía agendada
para hacerle es si alguien que pasara a otro lugar por una abertura dimensional podría
quedarse en ese otro lugar sin ningún problema y vivir y morir allí. La pregunta quedó,
pues, respondida con lo que le sucedió a Fawcett y a sus acompañantes.
Ron Hubbard: El receptáculo está muy agotado. Haz una última pregunta.
Interlocutor: Preferiría concluir aquí la sesión porque quiero pensar un poco en esta
aventura de Fawcett y aclarar las dudas que surjan en la próxima sesión, porque este
tema, que aunque a usted le parezca rutinario, para mí sigue siendo fascinante, aun
sabiendo la verdad de lo sucedido.
Juan E.
RESPUESTA
Apreciado Juan: Las preguntas que me hiciste se las trasladé a mi Guía espiritual Ron
Hubbard en la sesión del 13/7/04, que seguidamente te transcribo y que te aclararán
todas las dudas.
Un abrazo.
Horacio Velmont.
Interlocutor: Lo primero que quiero hacer es concluir con el tema del explorador
Fawcett, ya que quedaron algunas preguntas pendientes. ¿En qué consistía esa puerta
dimensional por la que pasó a otro lugar junto con su hijo y un amigo?
Ron Hubbard: Es como una especia de abertura que hay en todos los mundos, donde los
planetas tienen campos magnéticos que de alguna manera forman vórtices energéticos
que pueden hacer que se cree una "singularidad".
Ron Hubbard: Hay distintos tipos de singularidad. Hay físicos del Siglo XX que le
llamaban así a situaciones donde estaban exentas las leyes de la física normal, como la
singularidad del agujero negro, donde se puede cortar camino a otras galaxias.
Interlocutor: Entiendo.
Ron Hubbard: En este caso puede haber singularidades espacio-temporales, donde se
puede viajar al pasado, o puede haber incluso singularidades que son más especiales
donde se puede viajar a otros universos paralelos.
Ron Hubbard: No, sin técnica de ningún tipo.. Lo que sucede es que son puertas que ni
siquiera se notan.
Ron Hubbard: Algunas sí por medio de la brújula porque la aguja gira como loca.
Ron Hubbard: Él ya lo sabía y fue ex profeso a pasar por ella. Pero lo que no sabía era
con qué se iba a encontrar.
Interlocutor: ¿Fawcett hizo algún intento previo antes de arriesgarse a pasar por la
abertura?
Ron Hubbard: No, porque no es algo que uno pueda introducir la cabeza y ver lo que
hay del otro lado. Pasó directamente.
Interlocutor: Está claro. ¿Una puerta dimensional podría señalizarse? Me refiero a algo
así como un cartel que diga "cuidado con la abertura".
Ron Hubbard: Relativamente, porque las puertas dimensionales, al igual que los chacras
del cuerpo humano, que son puntos energéticos, 21 en total pero 7 principales, no están
fijos, rotan, pendulan, se mueven de un lado al otro tanto vertical como
horizontalmente.
Interlocutor: Es decir, en buen romance, que pasar por una abertura es prácticamente
una cuestión de azar.
Interlocutor: ¿Fawcett, entonces, pasó más bien por azar por esa puerta?
Ron Hubbard: Fue al pasado. Al presente no porque entonces sería un universo paralelo.
Ron Hubbard: Sí, porque si del otro lado se pasa a este lado se está pasando al futuro.
Ron Hubbard: Depende de cómo esté la energía de cada lado de la puerta. La Tierra
tiene 4000 millones de años y los nadis estuvieron prácticamente desde que se creó el
campo magnético.
Interlocutor: Concretamente, entonces, esta puerta dimensional por la que pasó Fawcett
era un pasaje hacia el pasado, hacia el pasado de la Tierra...
Ron Hubbard: Correcto. Voy a dar un ejemplo de electricidad: Hay tres tipos de
mediciones de corrientes eléctricas principales: 1) el amper o amperio , que es el que
mide de la cantidad, el chorro de corriente; 2) el voltio , que es el que mide la fuerza,
llamado en física "diferencia de potencial", y 3) está también la multiplicación de los
dos que es el watt o wattio. Watt es voltio más amperio.
Interlocutor: Está claro.
Ron Hubbard: De cientos de años nada más, salvo que haya tormentas eléctricas y de un
lado de la puerta se acumule un voltaje tremendo y justo caiga un rayo en el marco de la
puerta. Estoy hablando de un marco imaginario. Bueno, si se dan estas condiciones y en
ese instante pasa por allí un viajero, puede llegar hasta un millón de años al pasado.
Ron Hubbard: Si no hay tormenta ni nada, es decir, si no se dan las mismas condiciones
que permitieron su traslado a tantos años al pasado, ¿cómo haría para volver? ¡Es
imposible!
Ron Hubbard: Si un viajero pasa por una puerta dimensional a un pasado de 500 años y
la carga mermó, ya no vuelve a su tiempo sino quizás a un pasado de 200 ó 300 años.
Interlocutor: A ver si entiendo. Un viajero del siglo del año 2000 pasa por una abertura
dimensional y se traslada digamos al 1500 y cuando quiere volver, a causa de la
diferencia de potencial regresa no al año 2000 sino al 1800 o al 1700. ¿Es algo así?
Ron Hubbard: Sí, porque es muy difícil que vuelva a su propio tiempo, salvo que entre
y salga rápidamente, porque las cargas de potencial fluctúan.
Interlocutor: ¿Por qué no quisieron volver? ¿Acaso se encontraron con algo mejor?
Ron Hubbard: No, mejor no, sino distinto.
Interlocutor: ¿Pero qué es lo que los atrapó de ese lugar que quedaron tan embelezados?
Ron Hubbard: Tienes que comprender que cuando un explorador encuentra un lugar
nuevo se pone tan contento como cuando a un pequeño le compran un juguete.
Ron Hubbard: No, para nada. Entiende que una puerta dimensional no es como una
ventana en la cual uno puede sacar la cabeza y después entrarla. Supongamos que
Fawcett hubiera hecho el cálculo cuántico y dijera "bueno, me asomo para ver si estoy
en el mismo siglo de origen y si veo que no lo estoy me quedo", porque la puerta lo
puede chupar para el otro lado.
Interlocutor: Entiendo el punto. Pero recuerdo que hay viajeros que han tropezado, por
decirlo así, con una abertura dimensional y se trasladaron a un pasado de un siglo y
luego volvieron a salir de allí sin que se dieran cuenta.
Ron Hubbard: Son casos excepcionales, porque si hay fluctuación de las cargas no
logran salir. Pueden estar semanas en ese pasado y si no hay fluctuación no van a tener
ningún problema en regresar. Pero una puerta dimensional puede fluctuar veinte veces
en un mes.
Interlocutor: ¿Las puertas dimensionales siempre son pasos a ese mismo lugar pero de
otro tiempo?
Ron Hubbard: Correcto. Sucede como con los cronomóviles del futuro. Hubo muchos.
estoy tratando de filtrarle bien el concepto a mi receptáculo. Hubo muchos cálculos
matemáticos respecto a por qué se pasa a otro tiempo del mismo lugar si la Tierra, de
aquí a un mes, girando a treinta kilómetros por segundo, va estar lejos de este lugar.
Pero según Einstein el espacio tiempo es uno solo, entonces el tiempo acompaña al
espacio.
Ron Hubbard: Hay un ejemplo más sencillo: una mosca volando en el aire de un vagón
va a ir a la misma velocidad que va éste, porque el aire está acompañando a todo el tren.
Interlocutor: Ahora lo entendí bien. ¿Qué había en ese lugar del pasado al que se
trasladó Fawcett?
Ron Hubbard: Había una civilización que en algunos aspectos era más moderna que los
indios del siglo XVII.
Interlocutor: Es decir que el lugar al que Fawcett se trasladó era casi en la época en que
Colón descubrió América.
Ron Hubbard: Siempre hubo extraterrestres por esas zonas. Son zonas magnéticas muy
importantes cuya energía utilizan, mediante aparatos gravitatorios, para recargar los
motores -motores "graviónicos", por así llamarlos- de sus naves.
Interlocutor: ¿Usted, en este momento, desde su plano puede percibir el lugar al que se
trasladó Fawcett?
Ron Hubbard: No, porque yo puedo visualizar tan solo el presente. Ignoro cómo lo
podrán percibir las entidades que están en los planos superiores, desde el 7º nivel en
adelante, porque en el plano angélico la visión es la misma que la nuestra. No creo que
puedan visualizar el pasado porque sí.
Interlocutor: ¿Concretamente, entonces, todos los Thetanes que tienen sus partes
encarnadas en diversos universos alternos los pueden ver?
Ron Hubbard: Voy a dar una respuesta muy difícil de traducir para el decodificador del
receptáculo. Es una cuestión de probabilidades.
Interlocutor: No entiendo.
Interlocutor: Creo entender. ¿El otro universo donde también estoy yo sería el alterno y
éste sería el original?
Ron Hubbard: Así es, pero no por tu decisión, porque para el otro Horacio también es su
decisión. Sucede que no hubo otros seres de su entorno que hayan acompañado esa
decisión.
Ron Hubbard: No, división tuya no, porque es otro 10 % de tu Thetán, y en el plano
físico es muy fácil hacer un duplicado por una decisión alterna.
Ron Hubbard: No, es un duplicado cuántico que proviene de los elohim según directivas
dadas por del Absoluto.
Ron Hubbard: Existió en nuestro pasado, como existió la crucifixión en nuestro pasado.
Para nosotros no es todo un presente.
Interlocutor: ¿Quiere decir, entonces, que ese universo alterno desapareció con la
muerte natural de Jesús en Cachemira?
Ron Hubbard: Así es, porque la elección de Jesús fue ésa y luego todo lo que lo rodeaba
ya no tenía razón de ser.
Ron Hubbard: Es difícil de entender porque es como que se creó en ese momento un
universo de fantasía.
Ron Hubbard: Pero en realidad no era de fantasía porque había seres de carne y hueso,
con vivencias, con dolencias, con un montón de cosas.
Y ES QUE EN ESTOS DIAS ESTA MAS VIGENTE QUE NUNCA LA LUCHA MANIQUEA
DEL SIONISMO ILLUMINATI Y EL NAZISMO ARYO Y LIBRAN ESA BATALLA EN EL
MUNDO USANDO LOS MEDIOS,MANIPULANDOLOS Y SU PRINCIPAL VICTIMA ES LA
INFORMACION...BRUGGER FUE ASESINADO POR HABLAR DEL AMAZONAS,DE LO
SUBTERRANEO ? O DEL NEO-NAZISMO ?,EN EFECTO,EN ESTOS DIAS SE SUPO QUE UN
IMPORTANTE CANDIDATO NAZI AUSTRIACO FUE INDUCIDO A TENER UN
ACCIDENTE...POR EL BETH SHIN,CIA O LOS HOMBRES DE NEGRO,PARA EL CASO Y
LOS METODOS...DA LO MISMO ...INDAGUEN...Y ES QUE ALGUNOS INVESTIGADORES
ARYOS,NI SIQUIERA HAN INDAGADO EN EL ORIGEN Y REALIDAD DE SU PROPIA FE Y
RELIGION...CREADOS Y MANIPULADOS POR LOS MISMOS DE SIEMPRE...Y ESTO
EXPLICA DE QUE BANDO JUEGA CADA UNO...NO ME EXTENDERE MAS,PUES
ESTAMOS EN LA FRONTERA DE LO QUE DEBE DECIRSE...EL QUE PUEDA
ENTENDER..QUE ENTIENDA...
“ La ciudad de Akakor se extendía más allá del río Purus, en un alto valle, situado en la
frontera que divide a Brasil de Perú y Bolivia. La región de Madre de Dios (Perú) y
Acre (Brasil), señalarían los límites de su territorio”
Todo comienzo con la información del antropólogo francés Prof. Marcel Homet, quien
en 1950 llevó a cabo una expedición a la zona fronteriza de Brasil y Venezuela en
busceda de una ciudad perdida. Una expedición mas sin éxito debido a la difícil
situación en el terreno, pero con algo de buena suerte - encontró un indio que le dijo:
“… al otro lado del rió, en frente de las rocas en la parte derecha de la orilla es una
especie de aldea. Las casas eran de piedra, pero ahora son completamente desintegrado.
Estas casas se construyen en largas hileras, separados por amplias calles. Pasando estos
ruinas de la ciudad, entonces caminando dos días mas … hasta que llegue a una alta
pared en las montañas … Entonces se llega a una gran ciudad de piedra, pero con las
piedras tirado a la tierra. La ciudad fue construida en líneas rectas. Puedes seguir a estas
líneas, pero con mucho cuidado en cada uno de tus pasos, ya que una vez fueron casas,
ahora son sólo grandes losas de piedra y muchos de ellos fueron rompidos por los raíces
de árboles”.
Kart Brugger quién prestaba colaboración para una televisora pública nacional, la ARD,
una de las cadenas de comunicación más importante de Europa, nacido en Munich -
1941-, además de su título como Periodista, contaba con estudios en Sociología e
Historia. Con el tiempo se transformó en un reputado especialista de culturas nativas
americanas.
Intrigado por la confidencia, el corresponsal alemán decide aceptar el reto y partir a
Brasil en busca del “príncipe del mundo subterráneo”. A su llegada, inicia una serie de
investigaciones que después de un año de pesquisas e indagaciones, se verían coronadas
por el éxito: Tatunca Nara
“El 3 de marzo de 1972. M., al mando en Manaus del contingente brasileño en la jungla,
facilitó el encuentro. Fue en el bar Gracas á Deus («Gracias a Dios») donde por primera
vez me enfrenté con el blanco caudillo indio. Era alto, tenía el pelo largo y oscuro y un
rostro finamente moldeado. Sus ojos castaños, ceñudos y suspicaces, eran los
característicos del mestizo. Tatunca Nara vestía un descolorido traje tropical, regalo de
los oficiales, como posteriormente me explicaría y describió dos grandes catástrofes que
habían asolado la Tierra, y habló de Lhasa, el legislador, un hijo de los dioses que
gobernó el continente sudamericano, y de sus relaciones con los egipcios, el origen de
los incas, la llegada de los godos y una alianza de los indios con 2.000 soldados
alemanes. Me habló de gigantescas ciudades de piedra y de los poblados subterráneos
de los antepasados divinos. Y afirmó que todos estos hechos habían sido registrados en
un documento denominado la Crónica de Akakor“.
En una ciudad donde la criminalidad, marginalidad y pobreza registra una de las tasas
más elevadas del mundo, nadie prestó demasiada atención a la desaparición del
periodista. La policía abrió un expediente para investigar el hecho, aunque las pruebas
recopiladas no fueron muy efectivas. Solamente se pudo reconocer el arma, identificada
como una ametralladora portátil 9 mm similar a una mini UZI, que suele utilizar el
personal militar. El agresor nunca fue detenido y el caso entró en zona muerta.
Ocho años antes de su deceso, Brugger, había alcanzado cierto éxito con un libro de su
autoría, “La Crónica de Akakor - Mito y leyenda de un pueblo antiguo de Amazonia
(1976)” - best-seller en Europa y EE.UU.
La obra fue la culminación de un largo reportaje que dejó un saldo de doce tapes de
grabación con un único interlocutor - Tatunca Nara, mestizo indígena y líder de los
Ugha Mongulala quién en forma oral contó un extraño y fantástico relato sobre los
orígenes milenarios de su pueblo.
Cuatro años después, en 1941, la nueva princesa partió como embajadora en un viaje
secreto hacia Alemania. Un año después, Reinha regresó con algunos dirigentes
alemanes. Se estableció una alianza entre los dos pueblos. El acuerdo contemplaba que
Akakor, recibiría dos mil soldados alemanes para enseñar a los Ugha Mongulala el
manejo de armas poderosas, y que a cambio, estos últimos, se comprometían a construir
grandes fortificaciones y a ganar nueva tierra cultivable.
“Pero la parte más importante del acuerdo, estableció que los alemanes desembarcarían
en la costa brasileña y ocuparían las ciudades más importantes. Los guerreros de los
Ugha Mongulala apoyarían la campaña mediante rápidas incursiones sobre los poblados
de los Blancos Bárbaros situados en el interior del país.Tras la esperada victoria, Brasil
sería dividido en dos territorios: los soldados alemanes reclamarían las provincias de la
costa; los Ugha Mongulala serían satisfechos con la región sobre el Gran Río que les
había dado por los Dioses 12.000 años antes.”
Según Tatunca los soldados alemanes tenían una ruta de viaje que les permitía ingresar
al Continente Sudamericano sin problemas.
“El punto de partida lo constituía una ciudad alemana llamada Marsella. Se les decía
que su destino era Inglaterra. Una vez a bordo de la nave, que podía moverse bajo el
agua como un pez, les era revelado su auténtico destino. Después de viajar durante tres
semanas por el océano oriental, llegaban a la desembocadura del Gran Río. Aquí les
recogía un barco más pequeño, que los transportaba hasta las zonas altas del Río Negro.
En la última parte de su viaje eran acompañados por exploradores de Ugha Mongulala.
El trayecto hasta la gran Catarata situada en la frontera entre Brasilo y Perú lo
realizaban en canoas, y desde aquí solamente eran necesarios veinte horas de camino
hasta llegar a Akakor. En conjunto el viaje de los soldados alemanes duraba unas cinco
lunas.”
Según Tatunca Nara, los primeros soldados alemanes llegaron a Akakor en 1941 y los
últimos en 1945. La finalización de la Segunda Guerra interrumpió el plan original.
Ante la imposibilidad de volver a Alemania, los soldados optaron por establecerse con
los Ugha Mongulala. Durante años los alemanes vivieron con los Ugha Mongulala,
armando y entrenándolos para una guerra que nunca llegó. Pero en 1969 estalló un
violento enfrentamiento que involucró a las tribus salvajes y colonos blancos en la
provincia fronteriza peruana Madre de Dios. Los alemanes y los Ugha Mongulala
mataron a un número de colonos blancos y después de la llegada del ejercito Peruano se
retiraron a Akakor.
“El líder de los indios, quien, según los informes de prensa peruanos, era conocido
como Tatunca («gran serpiente de agua»), huyó tras la derrota a territorio brasileño”.
Con objeto de impedir una repetición de los ataques, el gobierno peruano solicitó del
brasileño la extradición, pero las autoridades brasileñas se negaron a cooperar. Las
hostilidades en la provincia fronteriza de Madre de Dios se volveron durante 1970 y
1971. Perú cerró la frontera con Brasil e inició la invasión sistemática de los bosques
vírgenes. Según los testigos oculares, los indios peruanos compartieron el destino de sus
hermanos brasileños: “fueron asesinados y murieron víctimas de las enfermedades de la
civilización blanca.”
Una terrible sequía golpeó a la región de los Ugha Mongulala. Con el hambre en todas
partes, Tatunca Nara decidió arriesgarse a salir a la superficie, para pedir ayuda a los
“Blancos Bárbaros” y así aliviar los pesares que amenazaban a su gente.
“Vestido con las ropas de los soldados alemanes, abandoné Akakor y después de un
laborioso viaje, llegué a Río Branco. una de sus grandes ciudades, situada en la frontera
entre Brasil y Bolivia. Aquí me dirigí al sumo sacerdote de los Blancos Bárbaros, el
obispo Grotti, a quien había conocido por intermedio de los doce oficiales blancos del
avión caído. Le revelé el secreto de Akakor y le hablé sobre la miserable situación de mi
pueblo. Como prueba de mi historia, le entregue dos documentos de los Dioses, y éstos
convencieron definitivamente al sumo sacerdote blanco. Accedió a mi petición y
regresó conmigo a Akakor. La llegada a Akakor del sumo sacerdote blanco provocó
violentas discusiones con el consejo supremo. Los ancianos y los señores de la guerra
rechazaron todo contacto con él. Para evitar cualquier posible traición, exigieron incluso
su cautividad. Solamente los sacerdotes estaban preparados para discutir una paz justa.
Después de argumentaciones infinitas, el consejo supremo concedió al sumo sacerdote
blanco un período de seis meses, durante el cual expondría a su propio pueblo la terrible
situación de los Ugha Mongulala. Para que pudiera reforzar su historia el obispo oculto
un fragmento authentico de la Cronica Consagrado de los Padres Antiguos. Si no
lograba convencer a los Blancos Bárbaros.
“Con la ayuda de los doce oficiales cuya vida había salvado, entró en contacto con el
servicio secreto brasileño. Apeló asimismo al Servicio de Protección India (FUNAI) y
le habló a N., secretario de la embajada de la República Federal de Alemania en Brasil,
sobre los soldados alemanes que, según sostenía, habían desembarcado en Brasil
durante la Segunda Guerra Mundial y están todavía vivos en Akakor, la capital de su
pueblo. N. no creyó la historia y negó a Tatunca Nara todo acceso posterior a la
embajada.”
FUNAI sólo accedió a cooperar una vez que muchos de los detalles de la historia de
Tatunca Nara sobre tribus indias desconocidas de la Amazonia fueron comprobados
durante el verano de 1972. El servicio formó una expedición para establecer contacto
con los misteriosos Ugha Mongulala y dio instrucciones a Tatunca Nara para que
hiciera todos los preparativos necesarios. Sin embargo, estos planes se vieron
interrumpidos por la resistencia de las autoridades locales de la provincia de Acre.
Siguiendo instrucciones personales del entonces gobernador Wanderlei Dantas, Tatunca
Nara fue arrestado. Poco antes de su extradición a la frontera peruana, sus amigos
oficiales lo liberaron de la prisión de Río Branco y lo devolvieron a Manaos donde en
1972 Karl Brugger cruzó su carretera por primera vez.
En la primavera de 1942 Brasil fue el principal objeto de discusión en una reunión del
Mando General en Berlín. Asuntos Exteriores, representado por el embajador Ritter,
aconsejó en contra de una acción militar en vista de una posible solidaridad por parte de
todos los países de América Latina. Keitel y Rosenberg sugirieron que se montara un
ataque masivo contra dicho país. Después de vehementes discusiones, Hitler se decidió
por un ataque de represalia para «castigar a Brasil por su alineamiento hacia los Estados
Unidos y disuadirle de futuras acciones hostiles».
La operación secreta se inició en Burdeox a comienzo de julio del 1942. Una flotilla de
submarinos salió hacia el Atlántico sur con el objetivo de hundir en «maniobras libres»
tantos barcos brasileños como fuera posible. El 15 de agosto del 1942 el submarinos U-
507 torpedeo el carguero brasileño Baendepi en las cercanías de Salvador y veinticuatro
horas más tarde el carguero Araquara. Siete días después, el 22 de agosto del 1942,
Brasil declaró la guerra al Tercer Reich.
El resultado final de la Segunda Guerra Mundial no se vio afectado por la lucha en el
frente brasileño, que se limito a la costa septentrional, desde Salvador hasta Belém, en
la desembocadura del Amazonas, pasando por Recife. Los submarinos que operaban en
este área tenían el objetivo de cortar los suministros aliados a África y Europa e impedir
el desarrollo de unas poderosas fortificaciones defensivas aliadas a lo largo de la costa.
Era aquí donde los brasileños y los estadounidenses habían estacionado escuadrillas de
bombardeo y un ejército de 55.000 hombres. Según una observación contenida en la
Historia do Exercito Brasileiro, su misión consistía en «la defensa contra una posible
invasión alemana de la región de Joáo Pessoa y Natal».Alemania hundió 38 buques
brasileños desde 1942 hasta el final de la guerra.
Otra operación, que se halla documentada en los archivos de la fuerza aérea brasileña,
fue el viaje del barco de la S.S. Carlina en junio de 1943 desde Maceió hasta Bélém. La
fuerza aérea brasileña pensó que transportaba un cargamento de armas para agentes
secretos alemanes y atacó el barco sin éxito. Hay numerosas referencias sobre
operaciones secretas del Tercer Reich en Brasil. Testigos oculares afirman haber
observado el desembarco de submarinos alemanes en la costa de Río de Janeiro. Un
periodista de la revista brasileña Realidade descubrió en el Mato Grosso una colonia
alemana, compuesta al parecer exclusivamente de antiguos miembros de las S.S.
Según la Crónica de Akakor, los soldados alemanes llegaron a la capital de los Ugha
Mongulala entre 1940 y 1945. El punto de partida de esta operación secreta lo
constituyó Marsella. Entre sus miembros se encontraban A. Jung de Rastatt, H. Haag de
Mannheim, A. Schwager de Stuttgart y K. Liebermann de Roth. Mujeres y niños
acompañaron al último grupo. El contacto había sido facilitado por una hermana
misionera alemana de la estación de Santa Bárbara (la madre de Tatunca Nara?). Una
investigación de los datos contenidos en la Crónica de Akakor suministró la evidencia
de que los cuatro soldados mencionados fueron dados por muertos en 1945 y según
información recibida de la diócesis amazónica, la estación misionera de Santa Bárbara
fue atacada y destruida por tribus salvajes indias. Entre los numerosos muertos se
encontraban varias monjas alemanas.
De otras fuentes dicen que antes de la Segunda Guerra Mundial (1941) y durante ella,
los alemanes emprendieron una gran aventura hacia el Amazonas, en busca de Akakor,
una ciudad milenaria perdida en medio de la selva. Los alemanes, conocedores de la
leyenda, quisieron re adaptarse en Akakor sirviéndose de ésas antiguas instalaciones
subterráneas. Hacia allí convergieron cientos (tal vez miles) de soldados con toda clase
de equipos en busca del sitio sagrado. Lo casi inaccesible de la región, sumado al clima
lluvioso y tribus hostiles, hicieron fracasar supuestamente la operación en 1945. Un
gran número del contingente original se retiro con destino desconocido pero muchos de
ellos desertaron y se dispersaron por toda América del Sur, quedando muchos alemanes,
con mujeres y niños inclusive.
” Tatunca Nara reveló que su pueblo, después de la llegada de los españoles, se dividió
en tres grupos: una parte iría a la región de Solimoes, en Acre, otra parte para la región
de Gurupira donde dominaron desde la fortaleza de Akahim y una tercera habría
emigrado a la Isla de Pascua”
“La expedición brasileña pudo fotografiar las pirámides desde unos cuatro kilómetros
de distancia pero, les fue imposible aproximarse a ellas ni a las ruinas de la ciudad
abandonada de Akahim ya que no podían abrirse camino a través de la tupida jungla por
falta de braceros.“
Roldão Pires Brandão aseguro haber tenido como guía al indio Tatunca Nara que, no
solo les llevó hasta el lugar donde se ubicaban las pirámides sino que prosiguieron hasta
el noroeste, siguiendo las crestas de la Sierra de Gurupira, hasta llegar a las
inmediaciones de las ruinas de una ciudad perdida y abandonada medio escondida entre
la espesura de la selva. En ella pudieron observar incontables bocas de cavernas por
entre las rocas del lugar adyacente.
Al parecer, según testimonios posteriores, la ciudad ya había sido vista por pilotos
civiles y militares de las Fuerzas Aéreas Brasileñas que sobrevolaron la región.
Dijo que el jóven Américano contrató los servicios de un propietario de hotel para que
lo acompañe a la cabecera del Río Yaco a alcanzar un guía indio, que lo lleva a Akakor.
Pero la cabecera del Río Yaco está situado en un área muy remota y casi imposible de
llegar desde el lado de Perú. El propietario del hotel le acompaño hasta la región de
Cosnipate. - El joven aristócrata nunca fue visto u oído de nuevo.
1980: John Reeds, otro norteamericano desaparecido. Una carta fue encontrada dentro
de sus pertenencias donde declara estar a dos días de Akahim. En la misma hay elogios
hacia Tatunca Nara. Sin embargo contra los deseos de este se interno solo en la selva.
1986: Christine Heuser. Investigadora alemana de la AAS. Paso cuatro semanas con
Tatunca Nara. Se cree que tuvo un romance con el líder de los Ugha Mongulala. Hasta
hoy figura como desaparecida.
“Se comentó que Karl Brugger iba a hacer públicas en los días próximos a su asesinato,
fotos y filmaciones que probaban que hubo un asentamiento del Tercer Reich en la parte
alta de Río Negro. Según sus allegados, el periodista confió, que estaba trabajando en
una hipótesis más controversial acerca del tema de las ciudades subterráneas y sus
exploraciones en la jungla sudamericana, pues dijo contar con documentos inéditos que
avalarían su investigación”.
Reinha llevo en su viaje a Alemania su hijo Tatunca Nara? Günter Hauck es su nombre
materno? El se quedo parte de su vida en Alemania y regreso de nuevo a Akakor a
convertirse en el líder de los indios, peleando en la frontera de Peru en contra los
colonos blancos? Oh solo era un simple ciudadano alemán que se entera de esta historia
y sus pormenores de parte de uno de los alemanes que participo en la búsqueda a
Akakor?
Parece bastante probable que los Ugha Mongulala son personas reales oh mejor tenían
estrecha relación con los Incas y que las tradiciones sobre las ciudades perdidas tienen
su contexto real. La selva arropa la historia y sus misterios con un mantel en verde y
cada día mas salen nuevas pruebas o indicios de la real existencia de ruinas, piramidas y
de la existencia de pueblos desconocidas hasta el momento.
Existe ciertos paralelismo entre la Chronica de Akakor y leyendas del Perú del Gran
Paititi, a donde huyeron los últimos Inca. Akakor es el Inca Paititi?
Karl Brugger nunca perdió las esperanzas de encontrar las ciudades perdidas. Podemos
suponer, que era consciente de la verdadera identidad de Tatunca Nara, pero aún así, el
indígena continuó jugando un papel fundamental en el trazado de su historia, y por otra
parte, hasta sus últimos días tuvo la certeza que Tatunca no mentía.
Pero si no mentía, no se explica el fracaso de todas las expediciones emprendidas,
incluyendo la del propio Brugger. Ahora bien, en el tren de conjeturas, ¿qué es lo que se
esconde tras Akakor? y por qué ese repentino interés en el factor nazi?. Cual
participación tiene el servicio secreto de Brasil como protector de Tatunca Nara en el
manejo de los misterios de la selva amazónica?.
“En 1984 el vicepresidente del Instituto de Arqueología de San Paulo, Aurélio M.G. de
Abreu, descubrió junto con otros dos investigadores una construcción de piedra que
daba la impresión de haber servido como fortaleza en una época remota” - El verdadero
gestor de su descubrimiento fue Gabriel D’Annunzio Baraldi, reconocido lingüista ítalo-
argentino, ya fallecido. - Conocida como Ingrejil, la ciudad perdida no era un secreto
para los residentes de la zona que aseguraban que sus ruinas tenían alguna semejanza
con las construcciones de la Isla de Pascua. Ingrejil sin embargo, durmió en el silencio
de los medios y muy pocas informaciones trascendieron los despachos oficiales.
Permisos de investigación fueron rechazados y el sitio de su localización no fue
revelado. Su situación aproximada la ubican en el estado de Bahía, norte de Brasil, a
1.500 me sobre el nivel del mar. En la región de Chapada Dimantina. Arqueólogos
locales que vencieron la censura, hablaron de “paredes pulidas y de técnicas avanzadas
de construcción diferenciadas de los moradores de la región”. Baraldi mencionó la
existencia de hachas pequeñas y pedazos de cerámicas vitrificadas. Las primeras
dataciones de las formaciones arrojaron una cifra de 2.000 a.c. Se cree que Ingrejil fue
una ciudad autónoma, que tenía su propia fuente de agua pura, viveros, pastos y zonas
para agricultura. También se detectaron piedras cortadas en ángulos rectos y
aplanamiento artificial de terrenos, así como morros en formas piramidales.
18 de enero de 2006 - un misionero en Brasil informa que Tatunca Nara es vivo y bien.
El dijo que Tatunca y su esposa brasileña viven en la calle de él, en Barcelos y que
Tatunca sigue llevando europeos en expediciones a la selva. El es famosa por ser el
único “gringo”, que pretende ser un indio.
Para evitar su deportación - el gobierno alemán lo acusa de estar relacionado con las
muertes o el desaparecimiento de ciudadanos alemanes - en 2003 se hizo declarar loco,
sin propio dominio de su mente!
Muy bien - lo mencione estos datos en mi blog, eso se sabia - pero ahora megustaria
saber de donde viene el alias de Tatune Nare? Quien es la madre de el y donde nació? El
vivía siempre en Alemania antes de que se divorcio? ……… No me gusta hablar así
fácil de fraude! La manera de investigar de Ruediger Nehberg también esta muy
cuestionado
“Sólo sobrevivió una monja de nacionalidad alemana, Reinha, que más tarde renunció a
sus hábitos y se casó con Sinkaia. De esta unión habría nacido Tatunca Nara.” -
Reinha lleva a su pequeño hijo Tatunca Nara desde La Amazonia hacia Alemania? El es
el alemán descrito como Hauck? Porque a Guenther Hauck apodaron en la cárcel
Tatunca Nara?
Para hablar de fraude se quedan todavía muchas preguntas sin respuestas inmediatas y
en realidad se debía investigar mas en relación de la Mythologia que cuente te Akakor y
de los Ugha Mongulala y no dejarse poner ciego por la concentración a la persona de
Tatunca Naral
...
De verdad Tatunca Nara solo era un alemán común y ademas delincuente de poca
monta ? porque el gobierno alemán envió personal especializado a registrar los
documentos del periodista asesinado Kurt Brugger?
Porque el gobierno de Brasil declara Gururipi como zona de seguridad nacional?
Yo creo que los hombres de negro tienen que ver en el asesinato. ademas en Internet me
han informado que la oficina central de los hombres de negro estaba en las torres
gemelas de New York y por eso no se ha sabido mas de ellos.
...
mas sin embargo en algunos apartes leidos, este personaje Nara, es curioso que
alemania lo pida como un delincuente, si no estoy mal cuando se encontraron con este
personaje quien dice es de Akakor, hablaba mal el Aleman pero si hablaba muy bien
varias lenguas aborigenes de la zona Amazonica, curioso, mas bien considero que
Alemania lo queria por lo que sabia, pero bueno, Lo importante de Todo es en si La
verdadera Historia de Nuestra Historia, que si te vas dando cuenta es dificil de creerla,
pero lo mas interesante es que la verdad siempre ha estado alli solo trataron de ocultarla,
y como buenos americanos debemos encontrar nuestro origen ancestral, y cuando se va
descubriendo no te imaginas lo que tienes por dentro, ah y Samon era Salomon, por si
has leido las cronicas, y Lasha era un invasor que se creyo por parte de los aborigenes
de Akakor prosedia de Shwerta, pero no, es un rebelde, un ente oscuro que se llevo
toneladas de oro que era lo que le interesaba para construir el templo de Salomon, pero
te regalo este versiculo para que sepas de nuestra grandeza Mateo 12:42, y Los
Maestros Mayores ya hemos regresado, solo espera que pronto sabras de Nosotros.
Historia Aprenderas, y como todo, lo veras como ficcion, pero ya estas cerca de la
Verdadera Historia de America.
...
Presiento che Tatunca Nara tiene que ver algo con alemania, podria ser hijo de alemanes
que estuvieron en 1945 en akakor, quedandose allà tuvieron hijos, si Tatunca en los
setenda de las fotos se ve de unos 30 años màs o menos, entonces el tiempo quadra. O
se que la explicaciòn de su “ser gringo che pretende ser un indio” no seria exacta, sino
que seria un indio hijo de aleman que la gente pretende que sea gringo.
En ese caso el gobierno alemàn tendria de todas formas muchas razones por pedir su
extradiciòn, pero tambièn el gobierno brasileño tuvo entonces todo el derecho de
retenerlo siendo nacido en Brasil (territorio politico de Brasil digamos)
...
Las ciudades de los Incas se han descubierto por indios que heredaron las coordenadas
de estas para su localización.
Un ejemplo de esto es Machu Picchu que fue descubierta por un americano Hiram
Bingham en 1911 (con ayuda de un indigena) y el catedraico no es nada mas que un
mason americano? que hizo con las piezas encontradas, las llevo directamente a la casa
de los triunfos (la universidad de Yale) donde tambien reposa la osamenta del Indio
Geronimo. Y la historia fue cambiada y llevada a la pantalla grande como “Indiana
Jones “.
La supuesta muerte de Hitler, que muchas investigaciones despues llevan que hitler se
hospedo en el hotel de la villa en Argentina, escapo con la ayuda de los alemanes
repatriados en la Patagonia.
Todo concuerda que la historia siempre ha sido cambiada para conveniencia de los que
mueven al mundo y cambian todo lo que les estorbe para cambiar la historia y solo
tratarnos como LOS SERES SIN PASADO
Una respuesta posible sería que los incas estuvieran en posesión de este conocimiento
desde tiempos inmemoriales, trayéndolos con ellos hasta los Andes. La otra posibilidad
es que hubieran oído hablar de ello a otros con los que se hubieran encontrado en estas
tierras.
Ante la ausencia de registros escritos, como los que se puede encontrar uno en Oriente
Próximo, la elección de una respuesta depende en cierta medida de cómo se haga aún
otra pregunta: ¿quiénes fueron en realidad los incas?
La Relación de Salcamayhua es un buen ejemplo del empeño de los incas por perpetuar
el ejercicio de la propaganda de estado: atribuir al primer monarca inca, el Inca Rocca,
el reverenciado nombre de Manco Capac, para hacer que el pueblo al que habían
sometido creyera que el primer Inca había sido el «Hijo del Sol» original, salido del
sagrado lago Titicaca. De hecho, la dinastía inca comenzó 3.500 años después de aquel
sagrado inicio.
Por otra parte, la lengua que hablaban los incas era el quechua, la lengua del pueblo del
norte y el centro de los Andes, mientras que en el altiplano del lago Titicaca la gente
hablaba aymara. Éstas, y otras consideraciones, llevaron a los expertos a especular que
los incas habían llegado más tarde, que se habían desplazado desde el este,
estableciéndose en el valle de Cuzco, que limita con la gran cuenca del Amazonas.
Esto, en sí mismo, no descarta un origen o un vínculo de los incas con Oriente Próximo.
Mientras centraban su atención en las imágenes del muro del Altar Mayor, nadie se
preguntó por qué, en medio de pueblos que hacían imágenes de sus dioses y que
ubicaban sus ídolos en santuarios y templos, no había ídolo de ningún tipo en el gran
templo inca, ni en ningún otro santuario inca.
Los cronistas cuentan que, en algunas celebraciones, se llevaba un «ídolo»; pero se
trataba de la imagen de Manco Capac, no la de un dios. También cuentan que, en
determinado día sagrado, un sacerdote iba hasta una montaña distante en la cual estaba
el gran ídolo de un dios, y que allí sacrificaba una llama. Pero tanto la montaña como su
ídolo eran de tiempos preincaicos, y bien pudiera ser que se estuvieran refiriendo al
templo de Pachacamac, en la costa (respecto al cual ya hemos escrito).
También está la cuestión de las normas de sucesión, por las cuales el heredero legal era
el hijo tenido con una hermanastra -una costumbre sumeria seguida por los patriarcas
hebreos. Y también estaba la costumbre de la circuncisión en la familia real inca. Los
arqueólogos peruanos han dado cuenta de intrigantes descubrimientos en las provincias
amazónicas de Perú, entre los que se encuentran los restos aparentes de ciudades
construidas con piedra, concretamente en los valles de los ríos Utcubamba y Marañón.
Sin duda, existen «ciudades perdidas» en las zonas tropicales; pero, en algunos casos,
los descubrimientos anunciados son en realidad expediciones a lugares ya conocidos;
como ocurrió en el caso de un titular de periódico acerca del Gran Patajen en 1985 -
lugar visitado por el arqueólogo peruano F. Kauffmann-Doig y el norteamericano Gene
Savoy veinte años antes.
Todo esto no quiere decir que no existan ruinas antiguas en la cuenca del Amazonas,
restos de un sendero que cruzara el continente sudamericano desde la
Guayana/Venezuela hasta Ecuador/Perú. Humboldt, en las crónicas de sus viajes a
través del continente, menciona una leyenda según la cual gente de más allá del mar
desembarcó en Venezuela y se introdujo tierra adentro; y el principal río del valle de
Cuzco, el Urubamba, no es sino un afluente del Amazonas. Equipos oficiales de
arqueólogos brasileños han visitado muchos lugares (sin llegar a realizar excavaciones,
sin embargo).
Aun así, no está claro que los incas llegaran de esta forma. Una de sus versiones más
ancestrales dice que desembarcaron en la costa peruana. Su idioma, el quechua, tiene
semejanzas extremo orientales tanto en el significado de las palabras como en los
dialectos. Y pertenecen claramente al linaje amerindio -la cuarta rama de la humanidad
que, ya nos aventuramos a sugerir, surgió del linaje de Caín.
(Un guía en Cuzco, al darse cuenta de nuestra competencia bíblica, preguntó si Inca
podría haber surgido de Caín por inversión de sílabas. ¡Vaya sorpresa!)
Creemos que las evidencias de las que disponemos indican que los relatos y las
creencias de Oriente Próximo, así como la historia de Nibiru y de los anunnaki que
vinieron desde allí hasta la Tierra -el Panteón de doce- les llegaron a los antepasados de
los incas de allende los mares. Debió de suceder en los días del Imperio Antiguo; y los
portadores de estos relatos y creencias también eran forasteros de allende los mares,
pero no necesariamente los mismos que trajeron similares relatos, creencias y
civilización a América Central.
Además de todos los hechos y evidencias que hemos aportado ya, permítasenos volver a
Izapa, un lugar cercano a la costa del Pacífico, en la frontera entre México y Guatemala,
en donde olmecas y mayas convivieron. Tardíamente reconocido como el yacimiento
arqueológico más grande de la costa del Pacífico de América del Norte y del Centro,
Izapa abarca 2.500 años de ocupación continua, desde el 1500 a.C. (fecha confirmada
con la datación por radiocarbono) hasta el 1000 d.C.
Dispuso de las acostumbradas pirámides y de los juegos de pelota, pero lo que más
entusiasmó a los arqueólogos fueron los grabados de sus monumentos de piedra. El
estilo, la imaginación, el contenido mítico y la perfección artística de estas tallas han
llevado a hablar de un «estilo Izapa», y en la actualidad se reconoce que fue el origen de
donde se difundió este estilo a otros lugares de las vertientes del Pacífico de México y
Guatemala. Fue un arte perteneciente al período preclásico olmeca primitivo y medio,
adoptado por los mayas cuando el lugar cambio de manos.
Particularmente interesante aquí es una gran piedra grabada cuyo frontal ocupa 2,78
metros cuadrados, designada por los arqueólogos como Estela 5 de Izapa, encontrada
juntamente con un importante altar de piedra. Varios expertos han reconocido su
complicada escena (Fig. 87) como un «fantástico mito visual» relativo a la «génesis de
la humanidad» en un Árbol de la Vida que crece junto a un río. Un anciano con barba
sentado a la izquierda es el que cuenta este relato mítico-histórico, mientras un hombre
de aspecto maya lo vuelve a contar desde la derecha (del observador de la estela).
La escena está llena de vegetación, pájaros y peces, así como de figuras humanas.
Curiosamente, dos de las figuras centrales representan a hombres que tienen el rostro y
los pies de elefante -un animal completamente desconocido en América. El de la
izquierda interactúa con un olmeca con casco, lo cual refuerza nuestra opinión de que
las colosales cabezas de piedra y los olmecas representados en ellas eran africanos.
Cuando se amplía la parte izquierda de la talla (Fig. 88a), se nos revelan detalles que
consideramos que pueden ser pistas enormemente importantes. El hombre de la barba
cuenta su historia sobre un altar que lleva el símbolo de la cuchilla umbilical; éste era el
símbolo (Fig. 88b) por el cual se identificaba a Ninti (la diosa sumeria que ayudó a Enki
a crear al hombre) en los sellos cilindricos y en los monumentos.
Cuando los dioses se repartieron la Tierra, a ella se le dio el dominio sobre la península
del Sinaí, fuente de las apreciadas turquesas de los egipcios; éstos la llamaban Hathor y
la representaban con cuernos de vaca, como en esta escena de la Creación del hombre
(Fig. 88c). Estas «coincidencias» refuerzan la conclusión de que la estela de Izapa no
ilustra otra cosa que los relatos del Viejo Mundo acerca de la Creación del hombre y del
Jardín de Edén.
Y, por último, están las representaciones de las pirámides, de lados lisos, como las de
Gizeh, en el Nilo, que aparecen aquí en la base de la talla, junto al río. Ciertamente,
cuanto más se examina este milenario grabado, más se convence uno de que merece mil
palabras.
Las leyendas y las evidencias arqueológicas indican que los olmecas y los hombres
barbados no se detuvieron a orillas del océano, sino que se introdujeron hacia el sur en
América Central y las tierras septentrionales de América del Sur. Posiblemente, se
adentraron en el continente, pues es cierto que dejaron vestigios de su presencia en
lugares del interior. Con toda probabilidad, viajaron hacia el sur de la manera más fácil,
con embarcaciones.
Las leyendas de las zonas ecuatoriales y septentrionales de los Andes no sólo recuerdan
la llegada por mar de sus propios antepasados (como los naymlap), sino también otras
dos de «gigantes». Una tuvo lugar en tiempos del Imperio Antiguo, la otra en tiempos
mochicas.
«Llegaron por la costa, en embarcaciones de juncos tan grandes como barcos, un grupo
de hombres de tal tamaño que, desde la rodilla hacia abajo, eran de altos como un
hombre normal.»
Llevaban herramientas de metal con las cuales cavaban pozos en la roca viva; pero, para
alimentarse, hacían incursiones en busca de las provisiones de los nativos. También
violaban a las mujeres nativas, pues no había mujeres entre los gigantes que habían
desembarcado.
Sospechamos que estos visitantes no deseados eran los olmecas y sus compañeros
barbados de Oriente Próximo, que huían de las sublevaciones en América Central hacia
el 400 a.C. Tras ellos, dejaron un reguero de pavorosa veneración, a medida que
cruzaban América Central y se introducían en Sudamérica hasta las zonas ecuatoriales.
Las expediciones arqueológicas a las regiones ecuatoriales de la costa del Pacífico han
descubierto unos enigmáticos monolitos que pertenecen a aquel terrorífico período.
Es posible que estos invasores fueran el origen de las leyendas en curso también en
estas tierras sobre cómo fue creado el hombre, sobre el Diluvio y sobre un dios serpiente
que exigía un tributo anual de oro. Una de las ceremonias de la que dieron cuenta los
cronistas españoles consistía en una danza ritual llevada a cabo por doce hombres
vestidos de rojo; se realizaba en las costas de un lago relacionado con la leyenda de El
Dorado.
Aunque los nombres suenan extraños, hay dos que destacan. Al jefe del panteón se le
llamaba, en el dialecto chibcha, Abira -notablemente similar al epíteto divino
mesopotámico Abir, que significa «fuerte, poderoso»; y el dios de la Luna, como ya
hemos dicho, recibía el nombre de Si o Sian, que se parece mucho al nombre
mesopotámico de esta misma deidad, Sin.
El panteón sumerio estaba encabezado por un «Círculo Olímpico» de doce, pues cada
uno de estos dioses supremos debía tener una contrapartida celeste, uno de los doce
miembros del Sistema Solar. En realidad, los nombres de los dioses y sus planetas eran
uno y el mismo (salvo que se utilizara una variedad de epítetos para describir el planeta
o los atributos del dios).
Su misión era obtener oro, para lo cual la Tierra era una fuente única. No por motivos
ornamentales o por vanidad, sino para salvar la atmósfera de Nibiru, suspendiendo oro
en polvo en la estratosfera del planeta. Tal como se explica en los textos sumerios (y
como lo contamos en El 12° planeta y en posteriores libros de la serie Crónicas de la
Tierra), se envió a Enlil a la Tierra para que asumiera el mando cuando los métodos de
extracción inicial utilizados por Enki se demostraron insatisfactorios. Con esto, se
sembró el terreno para una desavenencia continua entre los dos hermanastros y sus
descendientes, una desavenencia que llevó a las guerras de los dioses y terminó con un
tratado de paz elaborado por la hermana de ambos, Ninti (a partir de entonces, llamada
Ninharsag).
A los tres hijos de Enlil -Ninurta, Sin y Adad- junto con los hijos gemelos de Sin,
Shamash (el Sol) e Ishtar (Venus), se les dieron las tierras de Sem y de Jafet, las tierras
de los semitas y de los indoeuropeos:
Sin (la Luna), las tierras bajas de Mesopotamia
Ninurta (el «guerrero de Enlil», Marte), las tierras altas de Elam y Asiria
Adad («El atronador», Mercurio), Asia Menor (el país de los hititas) y Líbano
A Ishtar se le concedió el dominio como diosa de la civilización del Valle del Indo
Esta división, que no se ganó sin oposición, daba a Enki y a sus hijos,
las minas de oro del sur y el oeste de África -un premio vital y codiciado.
NIN.GISH.ZI.DA («Señor del Árbol de la Vida»), al cual los egipcios llamaron Thot (el
Hermes de los griegos) -dios de los conocimientos secretos, entre los que estaban la
astronomía, las matemáticas y la construcción de pirámides
Los conocimientos impartidos por este panteón, las necesidades de los dioses que
habían llegado a la Tierra y el liderazgo de Thot fueron los que llevaron a los olmecas
africanos y a los barbados de Oriente Próximo hasta el otro lado del mundo.
Y, después de llegar a Mesoamérica por la costa del Golfo de México -del mismo modo
que los españoles, ayudados por las mismas corrientes, pero milenios antes- cruzaron el
istmo de Mesoamérica y su cuello de botella y, del mismo modo que los españoles, al
ser la misma geografía, fueron hasta las tierras de América Central y más allá.
Pues allí era donde estaba el oro, en tiempos de los españoles y mucho antes.
Antes que los incas, los chimús y los mochicas, una cultura que los expertos llaman
chavín floreció en las montañas que hay al norte de Perú, entre la costa y la cuenca del
Amazonas. Uno de los primeros exploradores, Julio C. Tello (Chavín y otros trabajos)
la llamó «matriz de la civilización andina».
Nos remonta, al menos, hasta el 1500 a.C, y, al igual que la civilización olmeca en
México, y por la misma época, surgió de repente y sin desarrollo previo gradual
aparente.
La cultura chavín, que abarcaba una vasta región cuyas dimensiones se siguen
expandiendo a medida que se hacen nuevos descubrimientos, parecía estar centrada en
un lugar llamado Chavín de Huantar, cerca del pueblo de Chavín (de ahí, el nombre de
esta cultura). Está situado a 3.000 metros de altitud, en la Cordillera Blanca del noroeste
de los Andes.
Allí, en un valle de montaña donde los afluentes del río Marañón forman un triángulo,
se allanó y abancaló una extensión de casi 30.000 metros cuadrados, y se adecuó para la
construcción de estructuras complejas, cuidadosa y precisamente diseñadas según un
plan preconcebido que tomaba en consideración los contornos y los rasgos del lugar
(Fig. 91a).
Los edificios y las plazas no sólo forman rectángulos y cuadrados, sino que también se
les alineó de forma precisa con los puntos cardinales, con un eje principal este-oeste.
Los tres edificios principales se yerguen sobre terrazas que los elevan y los apoyan
contra la muralla externa occidental, que discurre a lo largo de 150 metros. La muralla,
que al parecer rodeaba el complejo por tres de sus lados, quedando abierta al río que
discurre por el este, se elevaba algo más de doce metros de altura.
El edificio más grande era el de la esquina sudoeste, que medía 73 por 76 metros, y
constaba de tres pisos al menos (véase la reconstrucción del artista a vista de pájaro,
Fig. 91b). Estaba construido con bloques de piedra de albañilería, bien moldeados pero
no desbastados, dispuestos en hileras regulares y niveladas. Por lo que nos indican
algunas losas que aún quedan, las paredes estaban recubiertas en la parte exterior con
losas de piedra, lisas, parecidas al mármol; algunas aún conservan las incisiones de sus
motivos decorativos.
Desde una terraza de la parte este, una monumental escalinata llevaba a través de un
pórtico imponente hacia arriba, hacia el edificio principal; el pórtico estaba flanqueado
por dos columnas cilindricas -algo de lo más inusual en América del Sur-, que, junto
con unos bloques de piedra verticales adyacentes, daban soporte a un dintel horizontal
de más de 9 metros, hecho con una sola piedra.
Más arriba, una monumental escalinata doble llevaba a la parte superior del edificio.
Estaba construida con piedras perfectamente talladas y moldeadas, que recuerdan a las
de las grandes pirámides de Egipto. Las dos escalinatas llevaban a la parte superior del
edificio, donde los arqueólogos han descubierto los restos de dos torres; el resto de la
plataforma superior quedó sin construir.
La terraza oriental, que forma parte de la plataforma sobre la que se construyó este
edificio, llevaba a una plaza hundida a la que se accedía a través de unos escalones
ceremoniales, y que estaba rodeada en tres de sus lados por plazas o plataformas
rectangulares. Justo por la parte externa de la esquina sudoccidental de esta plaza
hundida, y perfectamente alineado con las escalinatas del edificio principal y su terraza,
había un gran peñasco plano, con siete agujeros y una hornacina rectangular.
¿Para qué se construyó Chavín de Huantar? Lo único que se les pudo ocurrir a sus
descubridores es que fuera un centro religioso, una especie de «Meca» de la antigüedad.
Esta idea se vio potenciada por el descubrimiento de tres fascinantes y enigmáticas
reliquias. Una de ellas, que desconcierta por sus complejas imágenes, la descubrió Tello
en el edificio principal, y se le ha dado en llamar el Obelisco de Tello (Fig. 92a, b
muestra la parte frontal y la trasera).
¿Sería un tótem que servía para el culto, o la tentativa de un antiguo «Picasso» por
transmitir todos lo mitos y leyendas en una sola columna? Nadie ha podido dar hasta el
momento una respuesta plausible.
Hay una segunda piedra tallada a la que se ha dado en llamar el Monolito de Raimondi
(Fig. 93), por el arqueólogo que lo descubrió en un terreno cercano. Se cree que en un
principio se elevaba en la parte superior del peñasco del extremo suroccidental de la
plaza hundida, en línea con la monumental escalinata. En la actualidad, se exhibe en
Lima.
El artista grabó sobre esta columna de granito de casi dos metros y medio de altura la
imagen de una deidad que sostiene un arma -algunos creen que es un rayo- en cada
mano. Aunque el cuerpo y las extremidades de esta deidad son esencialmente, aunque
no por completo, antropomórficos, el rostro no lo es. El rostro desconcierta a los
expertos porque no representa ni estiliza a ninguna criatura de la región (como el
jaguar), sino que parece ser la idea del artista de lo que los expertos han dado en llamar
«un animal mitológico», es decir, un animal del cual el artista había oído hablar, pero
que en realidad no había visto.
La imagen que aparece en este monolito ha sido objeto de muchas especulaciones; para
nosotros, una vez más, parece representar el rostro antropomorfizado de un toro.
¿Quiere esto decir, así pues, que quienquiera que erigió este monumento -obviamente,
antes de que se construyera el edificio, pues éste se hizo en función de la estatua-
adoraba al dios Toro?
En general, fue el alto nivel artístico de los objetos, más que las complejas y extrañas
construcciones, lo que impresionó a los expertos y les llevó a considerar la cultura
chavín como la «cultura matriz» del Perú norte y central, y a creer que aquel lugar era
un centro religioso. Pero recientes descubrimientos en Chavín de Huantar hacen pensar
que su fin no era religioso, sino funcional.
En las últimas excavaciones apareció toda una red de túneles subterráneos tallados en la
roca viva; formaban una especie de panal por todo el emplazamiento, tanto debajo de
las zonas construidas como de las no construidas, y servía para conectar varias series de
compartimientos subterráneos dispuestos en cadena (Fig. 95).
Las aberturas de los túneles dejaron perplejos a sus descubridores, pues parecían
conectar los dos ríos que discurren por los lados de este yacimiento arqueológico; uno
(debido al terreno montañoso) por encima de él, y el otro en el valle de abajo. Algunos
exploradores han sugerido que estos túneles se construyeron así con el fin de controlar
los desbordamientos, para canalizar las riadas de las montañas en la época del deshielo
y hacer correr el agua por debajo en vez de entre los edificios. Pero, si hubiera un
peligro de inundación (sobre todo tras unas fuertes lluvias, más que por el deshielo),
¿por qué motivo levantaron sus edificios tan ingeniosos constructores en tan vulnerable
lugar?
Nos encontraremos con más de estas ingeniosas obras hidráulica-s en los Andes; ya las
vimos, de forma más rudimentaria, en los asentamientos olmecas. En México, había
lugares con complejos terraplenes; y en los Andes, obras maestras en piedra -a veces,
grandes emplazamientos, como el de Chavín de Huantar; a veces, solitarias ruinas de
rocas talladas y modeladas con increíble precisión, como éstas que viera Squier en la
zona de Chavín (Fig. 96), que parecían estar pensadas para algún tipo de maquinaria
ultramoderna desaparecida hace mucho tiempo.
De hecho, fue el trabajo con la piedra -no de los edificios, sino de los objetos artísticos-
el que parece proporcionar una respuesta a la pregunta de quiénes fueron los que
estaban en Chavín de Huantar. Las habilidades artísticas y los estilos escultóricos de la
piedra recuerdan sorprendentemente el arte olmeca de México.
Sin embargo, también había losas de piedra decoradas con motivos egipcios -serpientes,
pirámides, el sagrado Ojo de Ra (Fig. 97b). Y, como si esto no fuera suficiente, había
fragmentos de bloques de piedra grabados que mostraban motivos mesopotámicos,
como las deidades dentro de los discos alados (Fig. 97c) o (grabadas en huesos)
imágenes de dioses que llevan tocados cónicos, tocados que identificaban a los dioses
en Mesopotamia (Fig. 97d).
Las deidades que portan tocados cónicos tienen rasgos faciales de aspecto «africano», y
el hecho de haber sido grabados en huesos indicaría que se trata de las más antiguas
representaciones artísticas de este lugar. ¿Es posible que en época tan temprana hubiera
africanos -negroides, egipcios-nubios- en este lugar de Sudamérica? La sorprendente
respuesta es sí.
En los lugares costeros que llevan a los emplazamientos chavín en las montañas, los
arqueólogos han encontrado cabezas esculpidas de arcilla, no de piedra, que debieron de
representar a los visitantes semitas (Fig. 99); una de ellas era tan increíblemente similar
a las esculturas asirías que su descubridor, H. Ubbelohde-Doering (On the Royal
Highway of the Incas), la apodó el «Rey de Asiría».
Pero no está claro que estos visitantes hubieran llegado a los emplazamientos de las
montañas -al menos, no con vida: se han encontrado cabezas de piedra esculpidas con
rasgos semitas en Chavín de Huantar, pero la mayor parte de ellas muestran muecas
grotescas o mutilaciones, clavadas como trofeos en las murallas que rodean el lugar.
La edad de Chavín sugiere que la primera oleada de estos emigrantes del Viejo Mundo,
tanto olmecas como semitas, llegó allí hacia el 1500 a.C. De hecho, fue durante el
reinado del duodécimo monarca del Imperio Antiguo cuando, según cuenta Montesinos,
«llegaron a Cuzco noticias del desembarco en la costa de unos hombres de gran
estatura... gigantes que se estaban asentando por toda la costa» y que tenían
herramientas de metal.
Hay que señalar que no se trata aquí del mismo incidente del que habla Garcilaso, de
gigantes que saqueaban el país y violaban a las mujeres -algo que sucedió en tiempos de
los mochicas, hacia el 400 a.C. De hecho, fue entonces, como ya hemos visto, cuando
los dos grupos, olmecas y semitas, entremezclados, huían de Mesoamérica.
Sin embargo, su destino no fue diferente en el norte de los Andes. Además de las
grotescas cabezas de piedra semitas encontradas en Chavín de Huantar, también se han
hallado imágenes de cuerpos de negroides mutilados por toda la región, y en especial en
Sechín.
Y así fue como, después de unos 1.000 años en el norte de los Andes y casi 2.000 en
Mesoamérica, la presencia africana-semita llegó a su trágico final.
Aunque algunos africanos pudieron llegar más al sur, como atestiguan los
descubrimientos de Tiahuanacu, la expansión africano-semita en los Andes proveniente
de Mesoamérica no parece que fuera más allá de la región de la cultura chavín. Los
relatos de gigantes destruidos por la mano divina son algo más que una leyenda, pues es
bastante posible que allí, en el norte de los Andes, se encontraran los reinos de dos
dioses, con una frontera invisible entre jurisdicciones y subordinados humanos.
Decimos esto porque, en aquel lugar, ya habían estado presentes otros hombres blancos.
Se les retrató en bustos de piedra (Fig. 100) -generosamente vestidos, con turbantes o
tocados con símbolos de autoridad, y decorados con lo que los expertos llaman
«animales mitológicos».
Estos bustos se han encontrado en su mayor parte en un lugar cercano a Chavín llamado
Aija. Sus rasgos faciales, en especial sus rectas narices, los identifican como
indoeuropeos. Sólo podían ser originarios de Asia Menor y Elam, en el sureste, y, con el
tiempo, del valle del Indo, en el lejano oriente.
¿Es posible que gente de tan distantes tierras cruzara el Pacífico y llegara a los Andes en
tiempos prehistóricos? El nexo, que evidentemente existió, se confirma en unas
representaciones que ilustran las hazañas de un antiguo héroe de Oriente Próximo cuyos
relatos se contaban una y otra vez. Se trata de Gilgamesh, rey de Uruk (la bíblica Erek),
que reinó hacia el 2900 a.C.; partió en busca del héroe del Diluvio, al cual, según la
versión mesopotámica, los dioses le habían concedido la inmortalidad.
Hay que destacar que las construcciones megalíticas de los Andes, como las que vimos
en Cuzco, Sacsahuamán y Machu Picchu, se encuentran al sur de una línea invisible de
demarcación entre dos reinos divinos. La obra de los constructores megalíticos -
¿indoeuropeos dirigidos por sus dioses?- que comienza al sur de Chavín (Fig. 96), dejó
su marca hacia el sur hasta el valle del río Urubamba V más allá -de hecho, en todas
partes donde se extrajera o cerniera oro.
Por todas partes se moldearon las rocas como si fueran de blanda masilla, haciendo
canales, compartimientos, hornacinas y plataformas que, desde la distancia, parecen
escaleras que no llevan a ninguna parte; túneles excavados en las laderas; fisuras que se
agrandaron hasta convertirlas en corredores cuyas paredes se alisaron o se modelaron
con ángulos precisos.
Por todas partes, incluso en lugares donde sus habitantes podían satisfacer sus
necesidades de agua del río cercano, se crearon elaboradas canalizaciones de agua para
hacer que ésta fluyera en la dirección deseada desde los manantiales, los ríos o las rieras
de lluvia.
Este lugar es conocido por sus monolitos, especialmente, por uno de ellos al que llaman
el Gran Monolito. Y el nombre es adecuado, ya que esta enorme roca, que desde la
distancia parece un inmenso huevo brillante apoyado en la ladera, mide 4,2 por 3 por
2,7 metros. Mientras que la parte de abajo se modeló cuidadosamente con la forma de
medio ovoide, la parte superior se labró para que representara, con toda probabilidad, un
modelo a escala de alguna zona desconocida.
Hay quien ve en este modelo a escala un objeto religioso en el que se honra a las
deidades que se disciernen sobre él. Otros creen que representa una parte de Perú que
abarca tres distritos, extendiéndose por el sur hasta el lago Titicaca (que identifican con
un lago labrado en la piedra) y el antiquísimo emplazamiento de Tiahuanacu. ¿Sería
esto, entonces, un mapa tallado en la piedra, o quizás un modelo a escala de un gran
constructor que planeó la disposición y las estructuras que había que erigir?
Los reveladores surcos también aparecen en otro inmenso afloramiento rocoso, que
también se talló y modeló con una precisión geométrica (Fig. 103), con peldaños,
plataformas y hornacinas en cascada por toda su superficie. Uno de sus costados se talló
para hacer pequeños «platos» sobre el nivel superior; están conectados a un receptáculo
más grande del cual baja un profundo canal, que se separa a mitad de camino en dos
surcos. Fuera cual fuera el líquido que llevaran, se vertía en la roca, que había sido
vaciada y en la que se podía entrar a través de una abertura en la parte de detrás.
Otros restos del lugar, probablemente trozos de losas más grandes, generan cierto
desconcierto por los complejos surcos y agujeros, geométricamente precisos, que
tallaron en ellos; más bien parecen troqueles o matrices de algún tipo de instrumental
ultramoderno.
Cuzco significa «el ombligo», y lo cierto es que Sacsahuamán parece haber sido el
mayor, más colosal y más importante de todos estos lugares. Un aspecto de su
importancia se evidencia en un lugar llamado Pampa de Anta, a unos 15 kilómetros al
este de Sacsahuamán. Allí, se labró en la roca viva una serie de escalones que
conforman un gran creciente (de ahí el nombre de la roca, Quülarumi, «piedra Luna»).
Dado que no hay nada que ver allí, salvo los cielos orientales, Rolf Müller (Sonne,
Mond una Steiner über dem Reich der Inka) llegó a la conclusión de que debía de ser
algún tipo de observatorio, situado de manera que reflejara los datos astronómicos en el
promontorio de Sacsahuamán.
Pero, ¿qué era en realidad Sacsahuamán, ahora que la idea de haber sido construida por
los incas como una fortaleza ha quedado desacreditada? Los desconcertantes canales
laberínticos y otros recortes aparentemente caóticos con los que se dio forma a las rocas
naturales comienzan a tomar sentido como resultado de unas excavaciones
arqueológicas iniciadas hace pocos años. Aunque lejos de descubrir más que una
pequeña parte de las extensas estructuras de piedra de la meseta que se extiende por
detrás de la roca lisa del Rodadero, estas excavaciones ya han revelado dos aspectos
fundamentales del emplazamiento.
El otro aspecto es el descubrimiento de una inmensa zona circular, cerrada con sillares
megalíticos, que, según la opinión de todos, hacía las funciones de embalse. También se
descubrió una cámara-esclusa subterránea construida con sillares megalíticos, ubicada
en un nivel que permitía la salida de agua del embalse circular. Como han demostrado
los niños que van a jugar allí, el canal que sale de esta cámara-esclusa va a parar al
Chingana o «Laberinto», excavado en la roca natural por detrás y por debajo de esta
zona circular.
Aun sin haberse descubierto la totalidad del complejo que se construyó en este
promontorio, por el momento queda claro que algún tipo de mineral o de compuesto
químico se vertía desde el Rodadero, para otorgar a su lisa cara posterior la
decoloración resultante de tal uso; fuera lo que fuera -¿tierras ricas en oro?- lo que se
vertía en el gran embalse circular, -desde el otro lado, el agua se hacía discurrir con
fuerza. Tiene todo el aspecto de unas instalaciones de criba de oro a gran escala. Por
último, el agua salía a través de la cámara-esclusa y se dejaba ir a través del laberinto.
Lo que quedaba en las cubas de piedra era el oro.
Entonces, ¿qué papel tenían las colosales y zigzagueantes murallas megalíticas de los
límites del promontorio, proteger o dar soporte? Para esto todavía no hay una respuesta
clara, salvo la suposición de que hacía falta algún tipo de plataforma maciza para los
vehículos -suponemos que aéreos- que se utilizaban para transportar el mineral y
llevarse las pepitas.
Un lugar que podría haber servido, o que se pensó que sirviera para funciones similares
de transporte es Ollantaytambo, situado a casi cien kilómetros al noroeste de
Sacsahuamán. Los restos arqueológicos se encuentran en la cima de una empinada
estribación montañosa, y dominan una abertura entre las montañas que se elevan donde
confluyen los ríos Urubamba-Vilcanota y Patcancha. A los pies de la montaña, hay un
pueblo que da su nombre a las ruinas; el nombre, que significa «lugar de descanso de
Olíantay», proviene de la época en que un héroe inca se hizo fuerte allí para resistir a los
españoles.
En uno de los lados, la prolongación de este muro se convierte en un recinto con doce
aberturas trapezoidales -dos sirven como puertas y las otras diez son falsas ventanas;
quizás sea éste el motivo por el cual Luis Pardo (Ollamtaitampu, Una ciudad megalítica)
le llamó a esta estructura «el templo central». En el otro lado del muro se eleva una
enorme puerta modelada a la perfección (Fig. 104), que en su época (aunque no ahora)
sirvió de entrada a las principales estructuras.
El misterio más grande de Ollantaytambo está allí: una hilera de seis colosales
monolitos que se elevan en la terraza más alta. Los gigantescos bloques de piedra tienen
entre 3,3 y 4 metros de altura, con una media de 1,8 de anchura y un grosor de entre 0,9
y 1,8 metros (Fig. 105).
Se yerguen todos juntos, sin argamasa ni ningún otro tipo de material adherente, con la
ayuda de largas piedras desbastadas que se insertaron entre los colosales bloques. Allá
donde el grosor de los bloques no alcanza el máximo (de cerca de dos metros), se
encajaron unas grandes piedras poligonales, como en Cuzco y en Sacsahuamán, para
darle un grosor mayor.
Sin embargo, en la parte frontal, los megalitos se yerguen como una única pared,
orientada exactamente al sudeste, con las superficies cuidadosamente alisadas hasta
obtener una ligera curvatura. Al menos, dos de los monolitos llevan los restos
deteriorados de relieves decorativos; sobre el cuarto (comenzando desde la izquierda),
se observa el dibujo de una escalera; todos los arqueólogos coinciden en que este
símbolo, que tiene su origen en Tiahuanacu, en el lago Titicaca, significaba el ascenso
desde la Tierra al Cielo o, al revés, el descenso desde el Cielo a la Tierra.
Las jambas y los salientes de los lados y de la parte frontal de los Monolitos, y los
cortes escalonados de la parte superior del sexto de ellos, sugieren que esta obra quedó
inacabada. De hecho, hay bloques de piedra de distintos tamaños y formas que están
esparcidos a su alrededor. Algunos de ellos se tallaron, se modelaron y se les dieron
esquinas, surcos y ángulos perfectos. Uno de ellos ofrece una pista sumamente
significativa, pues en él se talló una profunda T (Fig. 106).
Todos los expertos, tras encontrar otras incisiones como ésta en los gigantescos bloques
de piedra de Tiahuanacu, coinciden en afirmar que esto se hacía para mantener juntos
dos bloques de piedra por medio de una especie de grapa de metal, como precaución
ante los terremotos.
Y uno se pregunta entonces cómo los expertos siguen atribuyendo estos restos a los
incas, que no disponían de metal alguno salvo de oro, que es demasiado blando y, por
tanto, totalmente inadecuado para mantener juntos unos colosales bloques de piedra en
medio de un terremoto. También resulta ingenua la explicación de que los soberanos
incas hicieran en este colosal lugar unos gigantescos baños, pues bañarse era uno de sus
más preciados placeres.
Con dos ríos que corren justo a los pies de las colinas, ¿para qué transportar tan
inmensos bloques -algunos pueden pesar hasta 250 toneladas? ¿Para hacerse una bañera
en la cima de una colina? Y todo eso, ¿sin herramientas de hierro?
Más seria resulta la explicación que se da a la hilera de seis monolitos de que formaban
parte de un muro de contención planificado, probablemente, para soportar una gran
plataforma en la cima de la montaña. Si es así, el tamaño y la robustez de los bloques de
piedra recuerdan a los colosales bloques de piedra utilizados para construir la singular
plataforma de Baalbek, en las montañas del Líbano. En Escalera al Cielo, describimos y
examinamos con detalle esta plataforma megalítica, y llegamos a la conclusión de que
era el «lugar de aterrizaje» adonde había ido Gilgamesh -un lugar de aterrizaje para las
«naves aéreas» de los anunnaki.
Entre las muchas similitudes que encontramos entre Ollantaytambo y Baalbek se
encuentra la del origen de los megalitos. Los colosales bloques de piedra de Baalbek se
extrajeron a muchos kilómetros de distancia, en un valle; y después, increíblemente, se
levantaron, se transportaron y se pusieron en su lugar, junto con otras piedras de la
plataforma. En Ollantaytambo, los gigantescos bloques de piedra se extrajeron de una
ladera en el lado opuesto del valle. Los pesados bloques de granito rojo, después de ser
extraídos, tallados y modelados, fueron transportados desde la ladera, a través de dos
ríos, y se subieron hasta su emplazamiento; más tarde, se izaron cuidadosamente y se
pusieron en su lugar para, finalmente, encajarlos entre sí.
¿Quién hizo Ollantaytambo? Garcilaso de la Vega escribió que era «de la primera
época, antes de los incas». Blas Valera afirmó, «de una era que precedió a la época de
los incas... la era del panteón de los dioses de tiempos preincaicos». Ya es hora de que
los expertos modernos lo acepten.
También es hora de darse cuenta de que estos dioses eran los mismos a los que se les
atribuyó la construcción de Baalbek en las leyendas de Oriente Próximo.
¿Acaso Ollantaytambo pretendía ser una fortaleza, como Sacsahuamán podría haber
sido, o un lugar de aterrizaje, como había sido Baalbek?
María Schulten se dio cuenta de que se trataba de nombres de lugares. Cuando aplicó el
cuadrado inclinado a un mapa de la región Cuzco-Urubamba, con su esquina
noroccidental en Machu Picchu (alias Tampu-Tocco), descubrió que el resto de lugares
caía en las posiciones correctas. Y, por último, trazó las líneas que demostraban que una
línea de 45° que partiera de Tiahuanacu, combinada con cuadrados y círculos de
medidas concretas, abarcaba a todos los antiguos lugares clave entre Tiahuanacu, Cuzco
y Quito, en Ecuador, incluido el importantísimo emplazamiento de Ollantaytambo (Fig.
108b).
No menos importante es otro de sus descubrimientos. Los subángulos que ella había
calculado entre la línea central de 45° y los lugares ubicados a partir de ella, como el
templo de Pachacamac, le indicaron que la inclinación («oblicuidad») de la Tierra en el
momento en que se trazó la rejilla estaba cerca de los 24° 08', lo que significaría que la
rejilla se diseñó (según ella) 5.125 años antes de que se tomaran las medidas, en 1953;
en otras palabras, en el 3172 a.C.
DARE SOLO ALGUNOS DATOS QUE HAY DUDOSA E INCOMPLETA INFO RESPECTO AL
TEMA,GOYEN AGUADO PUBLICO ABUNDANTES NOTAS EN REVISTA GENTE DE
ARGENTINA CON FOTOS,AUN TENGO ESOS NUMEROS...EL TEMA SE PROMOCIONO
EN SU EPOCA Y LUEGO SI QUE FUE TAPADO...CONEXIONES ME HAN DICHO QUE
AMBOS LADOS QUERIAN TAPAR LA INFO,DE AKAKOR Y DE FAWCETT Y LOS
TAYOS...PORQUE PREGUNTE INGENUAMENTE ?...ME SUGIRIERON CON UN HILO DE
VOZ...SUGESTIVA..."NAZIS OCULTANDOSE...HISTORIA PARALELA,CATACUMBAS,EL
VATICANO TIENE BOVEDAS SUBTERRANEAS DE 6 KILOMETROS DE LIBROS
OCULTOS QUE FALSAMENTE DIJO HABER QUEMADO LA INQUISICION Y EN LOS
FALSOS INCENDIOS DE ALEJANDRIA...DEL OTRO LADO,AMAZONAS EXPLOTADO POR
CONSORCIOS ANGLO-SION-NORTEAMERICANOS,ES DEMASDIADO BUEN NEGOCIO Y
DEBE PERMANECER EN LA SOMBRA,PARA SER EXPLOTADO Y
EXPOLIADO,ARRASADO SUS BOSQUES Y RECURSOS,SU ORO Y TODOS SUS
TESOROS,DESCUBRIENTOS,RELIQUIAS,ROLLOS O PAPIROS NO PUEDEN DARSE A
CONOCER O COMPARTIRSE,COMO HA SUCEDIDO CON EL RESTO DE LOS
DESCUBRIMIENTOS ARQUEOLOGICOS QUE SON OCULTADOS COMO QUNRAM O
FALSEADOS O IGNORADOS..."
YA SE QUE DIRAN,QUE CONSPIRANOICO...EXPLIQUEN PORQUE LA NASA LLEVO A UN
GEOLOGO DEL SISTEMA COMO ARMSTRONG A LA LUNA,EXPERTO EN TUNELES Y
GEOGRAFIA SUBTERRANEA Y PORQUE ESTE DELEZNABLE PERSONAJE VINO A LOS
TAYOS A INVESTIGAR...QUE QUIERE LA CIA-NASA EN LOS TAYOS...? ESTE ES EL
ESLABON A INVESTIGAR...O DEBAJO DE LA TIERRA HAY ALGO MAS ?...TAN SECRETO
Y PELIGROSO,INMUNDO QUE ENLOQUECIO A VARIOS ASTRONAUTAS QUE SABEN LA
VERDAD,COMO EL POBRE BUZZ ALDRIN,COMPAÑERO DE MISION DE
ARMSTRONG...ES MAS,EN UN MISTERIO FAMOSO,SE DESACREDITO TODO POR NO
PODER HALLAR EL PSEUDONIMO DE UN ASTRONAUTA CON B,QUE ERA
ALCOHOLICO...YA HEMOS DICHO DEMASIADO...EL QUE QUIERA OIR,QUE OIGA...)
Por estos días se acaba de publicar una biografía que recoge la vida de Julio Goyén
Aguado. Aunque su figura es desconocida para el gran público, este argentino de origen
vasco tuvo un rol importante en la vida de Juan Moricz, estudioso de procedencia
húngara que en la década de los 70’ declaró haber encontrado registros de una
civilización ignota escondidos en una cueva del oriente ecuatoriano.
Su historia fue recogida más tarde en "El Oro de los Dioses" de Erich Von Daniken,
libro que desde su aparición causó un gran revuelo mundial y fue centro de una
encarnizada polémica, con acusaciones de fraude.
Guillermo Aguirre el responsable que la figura de Aguado salga del clóset, accede
amablemente a una entrevista, reproducida en exclusiva para los lectores de IIEE.
En "Lírico y Profundo" se brindan detalles inéditos acerca de Juan Moricz ¿Cuán fue el
papel que desempeñó éste explorador húngaro en la vida de Goyén?
Julio era mormón. Motivado por los preceptos educacionales de ese culto, comenzó a
estudiar con incansable determinación la historia del pueblo vasco, estirpe a la que
pertenecía. Concurría a la antigua Biblioteca Nacional, donde descubrió los textos de
otro vasco como él, Florencio de Basaldúa, hombre de amplios horizontes intelectuales
que se convirtió naturalmente en su fuente de inspiración. Sus revolucionarias teorías
sobre migraciones transcontinentales cautivaron a Julio, particularmente por sus
afinidades con la tesis fundamental de los mormones en lo relativo a la llegada a
América de los patriarcas del culto y a la existencia de láminas de oro con la historia
grabada de antiguas culturas de otros continentes.
En una de aquellas visitas conoció al húngaro Juan Moricz, quien también tenía a
Basaldúa como mentor e inspirador de sus propias teorías antropológicas. Las mutuas
afinidades establecieron un vínculo de particular envergadura. Julio comenzó entonces
una campaña tendiente a obtener apoyo y patrocinio para la expedición que Juan
procuraba concretar en Ecuador, donde sostenía que tribus amazónicas hablaban aún la
lengua magyar, considerada como originaria del antiguo territorio húngaro. A lo
anterior siguieron las expediciones de Julio a las cuevas de Los Tayos. La de 1968 fue
la más trascendental, porque en ella Moricz lo condujo a las cámaras secretas.
La historia de la Cueva de los Tayos inspiró a Erich Von Daniken a escribir "El Oro de
lo Dioses", libro que enfureciera a Moricz, que más tarde lo demandó en los tribunales
suizos por considerar inexacta la información presentada.
La historia en cuestión fue un relato novelesco y falaz que el suizo incorporó a su "The
Gold of the Gods". Tan pronto como se conoció la denuncia oficial del descubrimiento
de Moricz en Ecuador, Von Däniken se presentó ante Juan, titulándose periodista
independiente; lo reporteó proponiéndole su publicación en una prestigiosa revista
alemana y prometiéndole además el patrocinio de esa publicación para la "expedición
definitiva", aquella en la que se darían a conocer a la Humanidad los magnos secretos
que sólo Juan conocía.
Esta expedición fue la más nutrida y pertrechada de que se tenga noticia. Centenares de
científicos y militares durante un mes y medio. En Escocia se la llegó a llamar:
"Expedición Militar". Goyén Aguado fue invitado a integrarla por Juan Moricz, quien se
había negado a conducirla por no haberse cumplido con sus requisitos. Goyén viajó de
inmediato para ser los "ojos y oídos" de Moricz, y descendió a las cuevas en compañía
de un reducidísimo grupo de notables, compuesto por él, Hall, el astronauta Neil
Armstrong y dos otros renombrados científicos británicos. Tal vez por el hecho de no
pertenecer Goyén a la secreta hermandad a la que pertenecían los otros cuatro
nombrados, se haya intentado minimizar y hasta borrar a Julio de los registros
británicos. No pasó lo mismo con los ecuatorianos, ya que Julio fue acompañado a la
selva por el Jefe de Estado Mayor del Ejército -en esos momentos, prácticamente el
Presidente de la Nación y luego encomendado por éste para la redacción de un informe
oficial sobre los resultados. Luego de la expedición, Julio -por entonces presidente del
Centro Argentino de Espeleología y ya renombrado espeleólogo- dio varias
conferencias en los mas destacados estrados científicos ecuatorianos, y concedió
decenas de reportajes a la prensa, radio y televisión. Antes de su retorno a Buenos Aires,
el gobierno ecuatoriano le encargó la organización de la espeleología en ese país.
El año pasado se conoció "El Oro de los Tayos: los archivos de la Atlántida", libro
firmado por Stanley Hall, que lideró la contraparte británica en la expedición del 76’. La
tesis de Hall, sugiere que Petronio Jaramillo Abarca y no Juan Moricz, es el hombre que
realmente conoció la verdadera ubicación de la Biblioteca Metálica.
Stanley Hall, como demostraré en "Lírico...", desde 1974 hasta la muerte de Moricz, en
1991, jamás dijo una palabra que pusiera en duda su convencimiento de que el único,
exclusivo y excluyente protagonista de la saga de Los Tayos era -para él- Juan Moricz
La suma y magnitud de los ofrecimientos que Hall le hiciera a Moricz para que el
húngaro condujera la expedición de 1976 son casi inconcebibles, involucrando incluso a
la familia real inglesa. Muchos años después de la muerte de Juan en 2005- Hall hizo la
sorprendente revelación de que no había sido Juan sino Petronio Jaramillo el
descubridor de las cuevas. En este 2006 acaba de agregar una pequeña lista a su elenco
de descubridores. Todos difuntos. Por esas afirmaciones, le reconozco al escocés la
capacidad de hacer hablar a los muertos.
El "descubrimiento" de las cuevas no es, a mi juicio, lo más importante. Ni en ese caso
ni en ningún otro similar. Permítame dar algún ejemplo: Macchu Pichu no fue
descubierta por Bingham; sostener lo contrario implica suponer que nadie conoció la
ciudadela antes que el estadounidense. El mismo criterio debe aplicarse a Carter en las
tumbas egipcias o a Colón en América. Etcétera. El mérito, o la trascendencia, de los
"descubridores" modernos es el de haber hecho la denuncia oficial del suceso. Por esa
razón, por la refrendación del protocolo oficial de Moricz en 1969 a su nombre y por su
reclamo y consecuente reconocimiento de sus derechos con acuerdo al Código Civil
ecuatoriano, debe reconocerse a Juan Moricz como auténtico descubridor de las cuevas.
Aunque, debe decirse, lo que importa es el contenido de esas cavernas. En cuanto a su
referencia, Débora, a la ubicación de lo que otros -no yo- han llamado "Biblioteca
Metálica", afirmo que sólo Moricz me demostró sin duda alguna, que él y sólo él poseía
el secreto de su ubicación.
Que en estos años un autor hable de "otra entrada" me parece patético. Es cierto, pero
siento vergüenza ajena cuando leo tal aserto, a 30 años de la expedición que él mismo
dirigiera.
Podría agregar como corolario, que para el estado ecuatoriano el descubridor de las
cuevas -no de los tesoros, que nunca denunció ni reclamó- fue el coronel de ejército
Víctor Proaño, en el siglo XIX.
Alguna vez se le preguntó a Moricz "que pasaría si él moría sin revelar al mundo los
secretos de los Tayos, y él dijo: nada, que su misión habría sido la de ser un simple
divulgador de la existencia de ese tesoro". Sé que Lírico y Profundo contiene
información confidencial y de gran importancia, datos que en su momento Moricz debió
reservarse. ¿Considera que están maduros los tiempos para darlos a conocer?
Moricz guardó su secreto a cal y canto. Desde 1976 hasta su muerte en 1991, nada
reveló y nada exhibió. Comprendiendo claramente que las condiciones que una vez
propuso en materia de inamovilidad de los tesoros jamás se cumplirían, prefirió declarar
que "si el secreto se mantuvo a lo largo de milenios, bien podría seguir manteniéndose
otro tanto...".
DÉBORA GOLDSTERN
El Coronal Fawcett disparó y mató una anaconda la cual midió 62 pies (18 metros).
Los nativos que estaban con él le dijeron, “¡Coronel, debiera ver las grandes!” Fawcett
dijo: “¿No es está la más grande?” Hace un par de años, una boa de 130 pies (39
metros) se reportó por el Servicio de Noticias Reuters en Perú. ¡Asustó a morir al
equipo de fútbol! Dijeron que la serpiente entró haciendo ruido a través de la jungla y
dejo un rastro lo suficientemente ancho a través de los árboles como para que pudieras
meter tu vagón en el. Entonces la serpiente regreso a la jungla y se metió al río.
Ellos claman que esta era de 150 pies (45 metros). Esta flotó por el Amazonas.
Kent Hovind.
En las más espesas selvas de Sudamérica y Africa habitan unos seres terroríficos.
Descomunales serpientes de veinte, treinta e incluso cuarenta metros han sido vistas por
exploradores, militares y misioneros. ¿Se trata de supervivientes de especies gigantescas
que se creían extinguidas hace millones de años? En marzo de 1947, una expedición
brasileña del Servicio de Protección de los Indios se encontraba en una zona pantanosa
entre los ríos Manso y Cristalino. De pronto, vieron una enorme serpiente dormida
sobre la hierba y le dispararon varias veces hasta matarla. Según contó luego uno de los
expedicionarios, el francés Serge Bonacase, el reptil medía nada menos que veintitrés
metros
RAFAGAS DE AMETRALLODORA
El padre Heinz se quedó petrificado por el terror al darse cuenta de que las luces eran
dos ojos fosforescentes que se dirigían hacia su embarcación a una velocidad diez o
quince veces mayor que la de una canoa. Cuando parecía que iba a embestirles, el
monstruo esquivó la barca y vieron cómo se dirigía de nuevo al centro del río. En ese
momento pudieron comparar el brillo fosforescente de sus ojos con el de una lámpara de
petróleo que alguien agitaba al otro lado de la orilla. Era evidente que la luz que
desprendían los ojos de ese ser era muy diferente a la de una lámpara. Más tarde, los
habitantes de la zona le comentaron al religioso que en aquel río habitaba una sucuriju
gigante. Apenas unos meses después, en julio de 1930, el comerciante Reymondo Zima,
que vivía en la pequeña población de Faro, a orillas del río Jamunda, se encontró con
otro de estos enormes reptiles. Debía encontrarse herido, ya que sólo le brillaba un ojo
en la oscuridad de la noche. Durante unos minutos interminables, la bestia estuvo
rodeando a gran velocidad la embarcación del asustado comerciante, levantando unas
olas tan grandes que estuvieron a punto de hacerla zozobrar pese a que medía trece
metros de eslora. Años después, en 1948, un hombre llamado Pablo Tarvalho aseguró
que una serpiente gigante había seguido a su lancha durante un tiempo. Según el testigo,
la bestia, que había llegado a estar a menos de trescientos metros, tenía un tamaño
fabuloso: ¡cincuenta metros!. En ocasiones, algunos osados observadores, venciendo el
miedo, se han aproximado a estos reptiles quiméricos.
El padre Protesius Frickel se encontraba predicando en una misión en las orillas del
curso superior del río Trombetas y pudo ver la cabeza de una serpiente gigante
reposando sobre la orilla. Haciendo acopio de un indudable valor, el sacerdote
desembarcó a cierta distancia de la serpiente y se acercó cautelosamente hasta llegar a
sólo «unos seis pasos» del animal, que estaba sumergido en el río. Sólo sobresalía del
agua una pequeña parte del cuerpo y su cabeza, en la que se podían ver unos ojos
«grandes como platos», según declaró el religioso. Interesado tanto por sus propias
experiencias como por las historias que le llegaban de otros testigos, el padre Heinz,
protagonista de los dos encuentros con estos monstruos en el río Amazonas, le envió al
director del zoológico de Hamburgo el relato de sus observaciones junto a dos
fotografías. Una había sido realizada en 1933, por funcionarios de la Comisión de
Fronteras de Brasil, que afirmaban haber matado al animal con ráfagas de
ametralladora. Según su testimonio, la bestia era tan grande (muy por encima de los
nueve metros de longitud) que cuatro hombres no hubiesen podido cargar su cabeza, y
destrozó arbustos y pequeños árboles al caer abatida. La otra fotografía fue realizada en
1948 y mostraba los restos de una serpiente que se introdujo en las instalaciones del
Fuerte Abuna, en el territorio de Guaporé, en Ecuador. Para conseguir matarla los
militares emplearon una ametralladora que realizó al menos quinientos disparos, un
gasto justificado si se tiene en cuenta que al medirla resultó alcanzar los treinta y cinco
metros de longitud. Como en el caso anterior,, no se conservaron restos del inmenso
ofidio, pues el calor tropical provocó la rápida descomposición del cuerpo.
Los Kasái, por ejemplo, la llaman poumina o moma gigante, y son tan temidas que no
se levantan aldeas a menos que se encuentren a mucha distancia de las zonas donde se
cree que viven. En 1959 se obtuvo una prueba irrefutable de la existencia de estos
monstruosos ofidios: una fotografía aérea tomada por los tripulantes de un helicóptero
militar.
Ocurrió mientras patrullaban con su aeronave los cielos de la región de Katanga, en lo
que era el Congo Belga, actual Zaire, después de partir de la base de Kamina. Cuando se
encontraban a unos cien kilómetros del punto de partida, el coronel Gheyseb observó
asombrado cómo salía del interior de un tronco lo que parecía una serpiente gigantesca.
ABATIDA A BALAZOS
Los ejemplares que sobreviven en Túnez hoy no alcanzan tamaña talla, pero un poco
más hacia el oeste, en el desierto de Argelia, se vuelven a encontrar indicios de la
presencia de unas extrañas serpientes de tamaño gigantesco. En 1959, en la región de
Bénoud, los nómadas hablaban de unas enormes serpientes que devoraban a sus cabras
y ovejas. Ellos ponían trampas que de vez en cuando conseguían eliminar a algún
ejemplar, pero en una ocasión uno de esos monstruos devoró a un camello joven, por lo
que decidieron pedir ayuda a una cercana guarnición del ejército francés. Acudió
entonces un batallón 26 de Dragones, bajo las ordenes de los capitanes Grassin y
Laveau, que se instaló en la cercana población de Beni-Ounif y realizó desde allí varias
batidas. Al final dieron con la mayor serpiente que habían visto en su vida. Primero le
dispararon con sus mosquetones, pero finalmente tuvieron que recurrir a una
ametralladora del tipo 12/7, con la que consiguieron acabar con la bestia. Entonces
pudieron comprobar sus enormes dimensiones, nada menos que veinte metros de largo.
Además, la extraña y gigantesca serpiente tenía la cabeza adornada con una singular
cabellera de metro y medio de largo. Al parecer, se guardó la piel de esta criatura, pero
pasado un cierto tiempo se perdió su pista. Sólo un año antes, el argelino Belkhouris
Abd el Khader, que servía en el ejército francés en la misma población de Beni-Ounif,
afirmó que había sido atacado y mordido por una serpiente gigante que mediría unos
trece o catorce metros de longitud y a la que consiguió matar.
Durante una temporada guardó la piel del animal, que fue contemplada por muchos de
los vecinos de esa la localidad, pero al final acabó vendiéndola por 45.000 francos de la
época, perdiéndose también aquí su pista. A estos dos casos, recogidos por el zoólogo
Bernard Heuvelmans en su libro , Los últimos dragones de Africa, se unen a los
testimonios de los nómadas de las regiones argelinas próximas a Abadla, sobre la
existencia de una gran serpiente, de unos diez metros como mínimo, que puede saltar y
picar a un hombre en la cabeza. Se trataría por lo tanto de un ofidio incluso algo mayor
que la gran pitón africana, pero de un aspecto notablemente diferente, pues cuentan que
su cabeza está adornada con un penacho de pelos similar al que tienen las víboras
cornudas, aunque sería cinco veces más grande que ellas.
Unos años después, en 1967, y en la misma región argelina próxima a la frontera con
Marruecos, los trabajadores que reformaban la presa del barranco de Djor-Torba
tuvieron varios encuentros con unas extrañas serpientes gigantes. A principios de ese
año, el conductor de la excavadora, Hamza Rhamani, vio en varias ocasiones una
serpiente de seis o siete metros, e incluso contempló cómo se comía la grasa del
depósito de la obra. El día 7 de enero, ese operario, junto a otros dos trabajadores, uno
español y otro francés, vieron cómo aparecía una enorme serpiente entre los bloques de
la obra. La bestia no tuvo mucha suerte en esta ocasión, pues el argelino, utilizando su
excavadora, consiguió matarla.
En esa misma obra, dos años después, se volvió a ver una serpiente de entre doce y
quince metros. ¿A qué tipo de especies pueden corresponder todas estas descripciones?
Su coloración, los cuernos o penachos en su cabeza y su fama de venenosas concuerda
con el de las víboras, pero la mayor víbora conocida, la del Gabón, no llega a los dos
metros de longitud. Por tanto, todos estos testimonios retratarían a una especie de víbora
al menos cuatro o cinco veces más grande. ¿Puede existir una serpiente venenosa de un
tamaño incluso superior al de una pitón? Sobre nuestro planeta ya han vivido serpientes
venenosas gigantes, como una de 18 metros, dotada con un gancho venenoso del
tamaño de la garra de un tigre, que vivió en Sudamérica durante el Pleistoceno. Quizá
los asombrosos ofidios que todavía hoy aterrorizan a las poblaciones de numerosas
zonas del planeta sean una especie desconocida de víbora gigante especialmente
adaptada a los ambientes áridos.
Sea como fuere, si uno se encuentra en los lugares donde han sido vistos estos
monstruos,
es mejor que abra bien los ojos y no piense que son fantasías los relatos que hablan de
su existencia. En ello le va la vida.
http://mundomistico-net.marujos.com/lejano/
Silvia Velando
Ligado a la leyenda de El Dorado aflora la historia del coronel Fawcett, viajero inglés
que descubrió en la Biblioteca Nacional de Río de Janeiro una carta (enviada por el
bandeirante Francisco Raposo al vicerrey, en 1754) en la que se describía el hallazgo un
año antes de una extraña ciudad de piedra en el noroeste del estado de Bahía, mientras
Raposo buscaba las minas de plata de Muribeca.
La aventura nazi también tuvo este mito en consideración, pues, como se ha comentado
ya hasta la saciedad, tras la lectura de “The Coming Race” (La raza que vendrá) de
Bulwer Lytton, Hitler y su círculo íntimo llegaron a estar persuadidos de la realidad de
este mundo oculto. ¿Envió el führer expediciones especiales en busca de la entrada a…
con la intención de aliarse con civilizaciones internas?
Mundo Misterioso
El Dorado era un lugar mítico en América. Se suponía que tenía grandes reservas de oro
y los conquistadores españoles lo buscaron con gran empeño, atraídos por la idea de un
lugar con calles pavimentadas de oro, en donde el preciado metal era algo tan común
que se despreciaba. Muchos de ellos murieron en el intento por descubrir la ciudad, ya
que las largas expediciones transcurrían por la selva y a la dureza del terreno había que
unir la falta de provisiones.
Origen de la leyenda
El mito empezó en el año 1530 en los Andes de lo que hoy es Colombia, donde el
conquistador Gonzalo Jiménez de Quesada encontró por primera vez a los muiscas, una
nación en lo que actualmente se conoce como el Altiplano Cundiboyacense. La historia
de los rituales muiscas fue llevada a Quito por los hombres de Sebastián de Belalcázar;
mezclada con otros rumores, se formó allí la leyenda de El dorado, «el hombre dorado»,
«el indio dorado», «el rey dorado». Imaginado como un lugar, El Dorado llegó a ser un
reino, un imperio, la ciudad de este rey legendario.
En 1636 Juan Rodríguez Freyle escribió una versión, dirigida a su amigo Don Juan, el
cacique o gobernante de Guatavita:
«...En aquella laguna de Guatavita se hacía una gran balsa de juncos, y aderezábanla lo
más vistoso que podían… A este tiempo estaba toda la laguna coronada de indios y
encendida por toda la circunferencia, los indios e indias todos coronados de oro, plumas
y chagualas… Desnudaban al heredero (...) y lo untaban con una liga pegajosa, y
rociaban todo con oro en polvo, de manera que iba todo cubierto de ese metal. Metíanlo
en la balsa, en la cual iba parado, y a los pies le ponían un gran montón de oro y
esmeraldas para que ofreciese a su dios. Entraban con él en la barca cuatro caciques, los
más principales, aderezados de plumería, coronas, brazaletes, chagualas y orejeras de
oro, y también desnudos… Hacía el indio dorado su ofrecimiento echando todo el oro y
esmeraldas que llevaba a los pies en medio de la laguna, seguíanse luego los demás
caciques que le acompañaban. Concluida la ceremonia batían las banderas... Y
partiendo la balsa a la tierra comenzaban la grita... Con corros de bailes y danzas a su
modo. Con la cual ceremonia quedaba reconocido el nuevo electo por señor y príncipe».
La laguna de Guatavita tiene hoy una gran zanja en uno de sus costados, evidencia de
los intentos que se hicieron en 1580 de drenar el lago.
Expediciones
La expedición más famosa en busca de El Dorado fue aquélla de Francisco de Orellana
en 1541, aunque hubo otros intentos antes de ésta. Al principio, los exploradores
buscaron El Dorado en los Andes, cerca de Colombia. Sebastián de Belalcázar, un
conquistador español que había viajado con Cristóbal Colón y Francisco Pizarro,
buscaron El Dorado en el sur-occidente de Colombia en 1535. Nicolás de Federmann,
explorador y cronista alemán que participó en la conquista española de Venezuela y
Colombia, también dirigió una expedición para buscar El Dorado en 1535. El
conquistador español Gonzalo Jiménez de Quesada partió en busca de El Dorado en
1536. Después de haber derrotado a los Muiscas y haber establecido a Bogotá como la
capital del Nuevo Reino de Granada, Quesada se dio cuenta de que Federmann y
Belalcázar también habían reclamado la misma tierra; en un pacífico encuentro llevado
a cabo en Bosa, les convenció de regresar a España en 1539 y resolver el asunto.
Mientras los tres entablaban batallas legales por Nueva Granada, otros hombres
continuaron la búsqueda. En 1541 Gonzalo Pizarro y Francisco de Orellana salen en pos
de El Dorado y terminan en un desastroso viaje por el Amazonas. Después de dividirse
en dos grupos, Pizarro y sus hombres regresaron a Quito, mientras que Orellana
continuó el viaje, descubriendo y dando nombre al río Amazonas.
En 1987 se publicó en un diario local Folha de Boa Vista del estado de Roraima
(Venezuela) lo que podría significar, si se verifica, un descubrimiento excepcional
hecho por Roland Stevenson, chileno radicado en la ciudad de Manaus. Dio cuenta de
un camino inca desde el Ecuador hasta las sierras de las Guyanas con tambos de piedra
en su recorrido. Ademas encontró vestigios de indumentaria inca e inclusive grabados
en piedra con motivos andinos. Especuló además con que el nombre «Guyana» podría
provenir del Inca Guayna Capac, ya que se su pronunciación es semejante, y aseguró
que algunas etnias hablaban una lengua emparentada con el idioma quechua,[1] así
como que la fisonomía de algunos representantes de la etnia Yanomami era muy
parecida a la de los pobladores andinos.
Toda la historia se relata en una serie de vídeos documentales, titulada Colombia oculta,
propiedad del Sr. Tovar y que se pueden ver en la videoteca del Museo del Oro de
Bogotá.
Su hermano Edward Douglas colaboró con Helena Blavatski en su libro famoso "La
doctrina Secreta" y fue miembro fundador de la Sociedad Teosófica. Percy Harrison
Fawcett fue fundador de la Royal Geographical Society de Londres y entre sus
amistades prominentes cuenta el legendario Sir. Arthur Conan Doyle. Nació en el año
1867 y en Enero de 1901 se casa, pero esto no fue impedimento para seguir su búsqueda
personal, más aún entre sus muchos viajes, que le dieron una visión muy especial de la
vida, aprendió topografía y también tuvo un hijo que nacería en Ceylán en 1903.Sus
inquietudes lo llevaron a Bolivia cuando sólo Argentina en aquellos años tenía unas
fronteras claras y en ese viaje encontró quizás ese encanto de Sudamérica que lo
"enganchó" totalmente. Es así como después de la Primera Guerra Mundial terminó
totalmente convencido que su vida tenía que ser en tierras sudamericanas, incluso se
traslado como primer paso a Jamaica donde llevó a su familia. Estaba convencido que
Gran Bretaña y toda Europa era un continente en decadencia y sin mucho que ofrecerle;
en más de una ocasión lo comentó entre sus amistades logrando muchas veces una
incomprensión y extrañeza entre estos. Fawcett estaba convencido que existía una
Ciudad Perdida en alguna parte del Amazonas, pero cuando su idea comenzó a tomar
forma y más fuerza que nunca es cuando llegó a sus oídos la experiencia de un tal ......
Francisco Raposo que relata que en el año 1743 tuvo acceso a una Ciudad Perdida y no
registrada cuando se encontraba con sus hombres buscando las Minas perdidas de
Muribeca. Fawcett tuvo la oportunidad de leer un documento revelador que se encuentra
en la Biblioteca Nacional de Río de Janeiro, bajo la cláusula de Sección Manuscritos,
obras raras. El documento esta realizado por el Canónigo J. de la C. Barbosa quién
describe con todo detalle la expedición de este señor de nombre Raposo ya que éste le
envió la noticia al Virrey don Luis Peregrino de Carvalho Menezes de Athaide. No
recibió respuesta del Virrey ni hay ninguna prueba que los monarcas portugueses hayan
tomado alguna medida y desde entonces se perdió en el tiempo, igualmente que de
Francisco Raposo nunca más se supo. Fawcett completamente convencido que éste tal
Franciso Raposo había tenido el privilegio y la suerte de encontrar la Ciudad Perdida se
obsesionó de tal manera que, desde el momento mismo de tener conocimiento de este
documento en el interior de su cabeza creo las raíces para una expedición definitiva que
diera luz al enigma de una cuidad totalmente desconocida para el mundo civilizado de
entonces. Fawcett además apoyaba sus ideas en unas figuras de cerámica y otros objetos
que había recogido en su viaje por el Norte de Chile y sobretodo en una imagen de cerca
de 10 pulgadas de alto que le fue entregada por Sir H. Rider Haggard, imagen que había
sido encontrada en Brasil y que poseía una figura con una placa en el pecho con un gran
número de caracteres. ..Más de una vez Fawcett se expresó al respecto de esta figura:
"Creo firmemente que procede de una ciudad perdida".
El documento en sí nos habla que un tal Francisco Raposo quien partió con 18 colonos
y que luego de muchas desventuras, más allá de una zona pantanosa se encontró con
unas montañas dentadas. Una vez superadas estas montañas observaron unas llanuras y
más allá más selva virgen. Se envió una avanzada indígena quienes regresaron diciendo
haber encontrado todos los vestigios de una ciudad completamente solitaria. Aquella
noche los expedicionarios de Raposo no durmieron de expectación. Al otro día la
expedición entró en la ciudad. Primeramente observaron una enorme estructura ciclópea
de 3 arcos de enormes losas, similar a las de Sacsaihuamán. En lo alto del arco central
se veían inscripciones gastadas por el tiempo totalmente desconocidas. Existía una calle
rodeada por edificios de dos pisos, con bloques de piedras sin juntura ni mezcla, de una
perfección increíble. La expedición de Raposo bajaba la calle asustada y a la vez
asombrada. Llegaron a una especie de plaza donde en el centro había una columna
colosal de piedra negra y sobre ella la efigie de un hombre con una mano descansando
en la cadera y la otra apuntando al Norte. Obeliscos esculpidos en las esquinas de los
cuatro lados de la plaza daban un aire de majestuosidad y de poderío al lugar
inexplicable. En uno de esos costados se alzaba un magnifico edificio que era
posiblemente un palacio. La figura de un adolescente se hallaba esculpida a la entrada
principal con caracteres e inscripciones parecidas a los de la Grecia Antigua. Siguiendo
la calle se observaban grietas y ruinas hundidas que daba toda la impresión de ser
consecuencia de un gran terremoto de antaño. También se pudo observar una especie de
monasterio con quince aposentos que se comunicaban con un vestíbulo central. Se
encontró una moneda de oro. En una de las caras mostraba una efigie de
Fawcett leyó toda esta aventura de Francisco Raposo y se documento de otras personas
y estudiosos llegando a la conclusión que la descripción de Raposo era de la famosa
Ciudad Perdida que han buscado tantos exploradores, aunque también estaba
convencido que no existía solo aquella ciudad perdida sino habían muchas más. Su
imaginación se adorno más aún cuando en el año 1907 Fawcett recibió la confesión de
un administrador de una dependencia de colectores de caucho, de origen francés que le
confesó: "Mi hermano subió por el Tahuamanu en lancha y un día oyó decir que estaban
cerca de los indios blancos. De improviso él y sus hombres fueron atacados por salvajes,
completamente blancos, apuestos, de pelo rojo y ojos azules y que luchaban como
demonios, y cuando mi hermano mató a uno de ellos los demás recobraron el cadáver y
huyeron con él, la gente dice que no existen tales indios que son mestizos pero quienes
lo han visto piensan de manera diferente". Todos estos relatos y experiencias se fueron
juntando y dieron una estructura de la actuación posterior de Fawcett en sus
expediciones. Una de las más peligrosas aventuras que le tocó vivir a Fawcett ocurrió en
1913 y según sus propias palabras ocurrió lo siguiente: En cuanto llegó de La Paz mi
amigo Manley, nos despedimos y partimos hacia la frontera brasileña.
Atravesamos la región de los indios Yanaiguas que a veces atacan a los viajeros pero no
nos topamos con ninguno. En las selvas bajas, más allá de San Ignacio, caminamos seis
días seguidos a través de bañados de lodo y agua. Pasamos la estancia San Diego, luego
la Selva San Matías *Villa Bella*. Después de bogar 11 días por el río Meuqens, nos
encontramos con el Barón Erland Nordenskiold; quien en compañía de su valerosa
esposa investigaba las tribus indias del Guapore. A doce millas hacia el Este había unas
colinas que el Barón consideraba imprudente visitar, es seguro que allí hay tribus
salvajes -observó- todos hablan de caníbales grandes y velludos. Me reí y afirmé: pronto
lo sabremos pues vamos allá. Cargados de pesados bultos dejamos el río Mauqens y
días después arribamos a unas llanuras pastosas, las primeras colinas de Sera dos Precis.
"Esta fue la primera pero no la última vez que oí hablar de las luces permanentes,
encontradas en antiguas casas por esa civilización olvidada. Este medio descubierto por
los antiguos aún no ha sido redescubierto por los científicos hoy en día". Existen una
serie más de anécdotas, recopilación de relatos y averiguaciones realizadas por Fawcett
que avalan la existencia de esta Ciudad Perdida que fue encontrada por Francisco
Raposo en el año 1743. Las descripciones no dejaron de sumarse en la época a una
infinidad de ciudades misteriosas donde habitaban unos indios que tenían piel blanca
cabellos rubios incluso se les describía con ojos azules. Otros relatos hablaban que en la
región de Congugy se habían encontrado misteriosas descripciones en las rocas, lo cual
resultó cierto y que hasta hoy en día no han sido descifradas. También llegó a oídos de
Fawcett una historia de un anciano que años atrás siguiendo la huella de un buey que se
había extraviado se encontró de pronto en una plaza de una gran ciudad. Allí vio en el
centro la estatua de un hombre alto y el anciano totalmente fuera de sí huyó del lugar.
Para avalar más aún la existencia de una Ciudad Perdida entre la jungla, Fawcett
también prestó atención a un relato en la estancia de Morro Da Gloria. En esta historia
se hablaba de un mestizo del río Peixe que se perdió en la selva de Serra Geval, al Este.
Subió una colina y vio, al llegar, una planicie con una ciudad con entrada de formas de
arco. También expresó este mestizó haber visto personas en la ciudad lo cual le hizo
desistir de acercarse a ella. Todas estas historias y leyendas que en la época de Fawcett
eran continuas y descritas por muchas personas hicieron que quizás inconscientemente
Fawcett adentrara en su interior y que estaba en el camino de encontrar una civilización
perdida. Muchas veces se expresó sobre la civilización Olmeca que quizás eran una raza
tan antigua que habían tenido el contacto con una raza de gigantes ya que sus
antepasados se jactaban de haber destruido el último de los gigantes en la tierra.
Igualmente con los toltecas que los identificaba como una raza extraña al analizar sus
rasgos físicos: ojos azules, color cobrizo de piel, rasgos finos, etc., lo que le hacia ver
como un pueblo transplantado a ese lugar cuyos orígenes se desconocen.
Según palabras del propio Fawcett la expedición partió desde el Campamento llamado
Caballo Muerto localizado a 11° 43" Sur y 54° 35" O. Se visitaría en primera instancia
la Torre de Piedra, monumento pétreo de procedencia desconocida que era una especie
de tabú para las tribus cercanas ya que según relatos indígenas esta piedra emitía luces
extrañas por la noche. Luego se seguiría por el río Xingu y el Araguaya y seguiría por el
lecho de este río hasta el Norte 10° latitud Sur. Pasando por Santa María de Araguaya
desde allí se cruzarían los ríos Tocatins en Pedro Alonso. El camino quedaría registrado
bajo los paralelos 10° 30" y 11° hasta el terreno alto en los estados de Goyaz y Bahía,
región totalmente desconocida y habitada por tribus salvajes en aquellos años. Fawcett
cree que en este sitio ya es posible encontrar algunos vestigios de ciudades que se
desconocen hasta el momento (año 1925) y posiblemente esté la ciudad que encontró el
personaje llamado Francisco Raposo en el año 1743. La ubicación de esta ciudad sería
11° 30" Sur y 42° 30" Oeste. Otro hijo de Fawcett llamado Brian, años más tarde
haciendo averiguaciones con personas relacionadas con la selva y el mismo Gobierno
brasileño aseguraron con certeza que estas coordenadas estaban equivocadas y era
imposible realizar la misión bajo estas pautas, y mucho menos en nueve días como tenía
programado la expedición de Fawcett. Incluso aviones que sobrevolaron esta región en
ningún momento detectaron en los últimos años vestigios de ciudades abandonadas.
Jack el hijo que acompañaba a Fawcett describe en su diario de viaje una serie de
acontecimientos que nos da un poco de luz referente a lo difícil que estaba resultando la
expedición.
Jack además de recoger varias anécdotas y mas relatos, en referencia a una super-
civilización que habitaría estas remotas tierras, donde describen "ruidos de máquinas
identificadas como cohetes", "esqueletos de animales gigantes desconocidos" "bombas
elevándose a los cielos y luego cayendo a la selva", "construcciones prehistóricas", etc.,
también nos habla de las famosas ciudades iluminadas con luces que nunca se apagan,
aunque reconoce que no concuerdan con los paralelos y coordenadas que ellos llevaban.
La incógnita y el misterio de esta expedición se disparan cuando se conoce que el
mismo Fawcett dejó escrito que no se hicieran gestiones para buscarlos hasta el año
1927 en caso de no tener noticias de la expedición, además había vendido todos sus
derechos a una editorial americana. Más misterio se añade cuando se logra determinar
por expertos que las coordenadas dadas por Fawcett eran imposibles ya que el mismo se
hubiera dado cuenta de su error. En este punto se baraja la posibilidad años más tarde
que el mismo Fawcett lo hizo de adrede con pleno conocimiento de su error con un fin
aún no determinado.
Estas hipótesis se refuerzan más cuando a los dos años de su desaparición su hijo menor
Brian y un periodista americano de apellido Diostto, logran gestionar una expedición
para saber algo más respecto de esta desaparición. Estas nuevas gestiones llegan a unas
sorprendentes conclusiones. Se determina con certeza que efectivamente esas
coordenadas son imposibles ¿Lo hizo a propósito Fawcett? También se logró detectar
que los porteadores que llevaba la expedición no habían desertado como había
expresado Fawcett en sus dos últimas cartas enviadas por estos mismos porteadores al
campamento de Caballo Muerto. Los porteadores expresaron que en un punto que no
saben determinar donde fue, Fawcett los despidió y devolvió a su lugar de origen,
queriendo quedarse solo con sus acompañantes de expedición, las ocho mulas y los
perros que llevaban. ¿Acaso Fawcett sabia claramente donde estaba? Claro está que las
dos últimas cartas hablan que uno de los expedicionarios, Rimell, había sido mordido
gravemente por las garrapatas y las heridas se habían deteriorado gravemente, pero
Fawcett a pesar de mostrar preocupación no desiste de su misión y la expedición en
conjunto tampoco. El periodista Diostto y el hijo menor de Fawcett en el año 1928
logran contactar con algunas tribus salvajes y logran ver un medallón en uno de los
hijos de un cacique; un medallón que pertenecía a Fawcett, ya que decía en el reverso
“SILVER Cº”. También logran determinar otro objeto de Fawcett, un cofre que
seguramente llevaba con él. La observación de estos detalles nos hace pensar que
Fawcett los regaló con el propósito de ganarse la amistad de los jefes de las tribus, o que
la expedición corrió la peor suerte al encontrarse con la terrible tribu de los murcegos
que eran caníbales.
Aparte de todas estas conjeturas queda el misterio de por que razón Fawcett despidió a
sus portadores que eran esenciales para lograr el éxito de la misión, y por qué trato de
engañar con coordinadas falsas su verdadera ubicación. En los años posteriores a 1927
son innumerables los testimonios de personas que dijeron haberse encontrado con
ingleses delirando en las cercanías de la selva amazónica diciendo ser Fawcett, pero
ninguno de estos testimonios tuvieron una confirmación certera de sus familiares.
Además durante los años posteriores también aparecieron varias personas sensitivas que
dijeron haber recibido mensajes telepáticos de Fawcett. En dichos mensajes expresaba
estar vivo y sin problemas de ningún tipo. Al paso de los años el misterio de esta
expedición sigue en pie, y ahora que el Amazonas será cruzado por frías autopistas
puede que nos entregue ciertos hechos que han permanecido durante muchos años
ocultos en sus entrañas, y también aflore la Ciudad Perdida que tanto soñó Fawcett y
que dio su vida para encontrarla.
OTRAS COINCIDENCIAS
Según Tatunca Nara, existen tres ciudades habitadas aún sin descubrir. Ellas se llaman
Akakim, Akakor, y Akanis (nombres que traducidos significarían
Fortaleza uno, Fortaleza dos y Fortaleza tres respectivamente. Precisamente el jefe indio
habló que antes de llegar a Akakim, una de las ciudades de sus antepasados, había una
cadena montañosa y tres pirámides ocultas por la maleza y la exuberante vegetación.
Tiempo después fueron descubiertas estas pirámides por una expedición brasileña que
comandaba un arqueólogo de apellido Brändao, y de quien anteriormente se había
sospechado de "zancadillar"
las expediciones extranjeras.
Entre las muchas leyendas existentes de "hombres blancos" que vivan en el Amazonas
en una Ciudad hasta ahora ilocalizable, no se puede dejar de mencionar la historia
recogida por Ferninand Schmid, piloto de aerolíneas Swissair, quien en la ciudad de
Manaus, último enclave civilizado antes de entrar a la jungla, le abordó un indígena que
se identificó como Tatunca Nara, jefe de los Ugha Mongulala. Este indígena le relató
que por los años 1939 su pueblo recibió la visita de unos 3000 alemanes quienes cuando
terminó la Guerra se quedaron y se fusionaron con la gente de su tribu. El símbolo de la
esvástica era común entre los indígenas e intercambiaron conocimientos mutuos,
igualmente que secretos y tesoros que esta tribu guardaba por siglos, a cambio los
alemanes le dieron una nueva tecnología para aplicar en caso de ser descubiertos. Este
fantástico relato llego a oídos del periodista Karl Brugger, quien reunió todos los
antecedentes del caso en un libro llamado "Crónica de Akakor". Para comprobar dichas
historias se programaron varias expediciones donde estuvo incluso vinculado Erich Von
Däniken, pero siempre ocurrieron hechos desgraciados que dieron por el suelo con
todos los intentos. El misterio se agranda cuando el mayor difusor de Akakor, Karl
Brugger muere asesinado el día 3 de Enero de 1984 en calles de Río de Janeiro y se
descubre que en su pecho tenía tatuada una tortuga igual a la que tenía Tatunca Nara.
Solo nos queda pensar que el alemán pudo realizar algún pacto con el jefe indio para
adentrarse en el misterio de Akakor.
Muchas historias de viejos indígenas, las mismas historias de Tatunca Nara e incluso
narraciones de los bandéiras (recolectores de caucho) de principios de siglo, se han
confirmado con el tiempo o, por lo menos, han demostrado tener una base verdadera y
sostenible para investigar. Por ejemplo: En Abril de 1973 la organización FUNAI
descubre una tribu de indios blancos en las zonas altas del río Xingú. En el mes de
Mayo durante un trabajo de investigación en el Pico de Neblina, los guardias fronterizos
establecieron contactos con unos indios que eran dirigidos por mujeres. En Junio de
1973, varias tribus indígenas fueron vistas en la región de Acre, que hasta entonces se
había supuesto "libre de indios". Las razones expuestas más arriba nos indican que aún
esta selva del Amazonas no nos ha dicho todo lo que esconde en sus extrañas. Tiempo
al tiempo.
Foto: Science
No son las ciudades perdidas que los primeros exploradores buscaban infructuosamente.
Pero los antiguos asentamientos del Amazonas, ahora casi totalmente cubiertos por el
bosque tropical, fueron alguna vez lo suficientemente grandes y complejos para ser
considerados "urbes" en el sentido que se aplica comúnmente tanto a las comunidades
medievales europeas como a las de la antigua Grecia.
Esto es lo que afirma un trabajo que hoy se publica en la revista Science , firmado por
antropólogos de la Universidad de Florida y de la Universidad Federal de Rio de
Janeiro, y por un miembro de los kuikuro, descendiente de los originales habitantes de
estos asentamientos.
El trabajo también argumenta que el tamaño y la escala de los asentamientos del norte
del Amazonas indica que lo que muchos científicos han considerados prístinos bosques
tropicales tenían gran influencia humana. Y no sólo eso, sino que los asentamientos -
que consisten en redes de pueblos amurallados y caseríos de menores proporciones,
cada uno organizado en torno de una plaza central- sugieren soluciones futuras para
albergar a la población indígena del estado del Mato Grosso y otras regiones del
Amazonas.
Ahora, las comunidades prácticamente desaparecieron. Pero Heckenberger dice que los
kuikuro, una tribu xinguano que considera esta región como su casa, son muy hábiles
para identificar algunas características del terreno que revelan vestigios de la
antigüedad. Por ejemplo, la "tierra oscura" que indica la presencia de basurales antiguos
o restos de agricultura, concentraciones de fragmentos de alfarería y construcciones de
tierra.
El nuevo trabajo afirma que los pueblos, algunos de alrededor de 50 hectáreas y otros
más pequeños, se agrupaban en patrones de difusión que podría denominarse
"galáctica".
Ninguno fue tan grande como la mayor de las ciudades medievales o griegas. Pero del
mismo modo que éstas, las amazónicas estaban rodeadas de altas murallas, en este caso
construidas con tierra apisonada. Cada uno tenía una ruta idéntica, siempre orientada al
Nordeste o al Sudoeste y conectada con una plaza central.
Los científicos documentaron una gran integración supralocal, con redes de caminos
que vinculaban pueblos y caseríos. La cuidadosa ubicación de los asentamientos, todos
igualmente orientados, es característica de la planificación regional y la organización
política que son el sello de la sociedad urbana, dice Heckenberger. "No son ciudades,
pero es urbanismo", afirma.
Los hallazgos contradicen antiguos estereotipos que descansan en la idea de que "si uno
lo encuentra en Europa, es una ciudad. Si lo encuentra en otra parte, debe ser otra cosa",
dice Heckenberger.
"Poseen una planificación notable, mayor que muchos ejemplos clásicos de lo que la
gente llamaría urbanismo", agrega.
Todo esto muestra que por lo menos un área del Amazonas "prístino" ya había sufrido
la inflluencia humana. Esto podría cambiar no sólo la visión de los científicos sobre la
flora y la fauna, sino también la de los conservacionistas acerca de la preservación de
una selva que hoy constituye una de las mayores áreas de cultivo de soja en el mundo.
Percy Fawcett fue un explorador inglés de principios del siglo XX que desapareció
misteriosamente en la selva amazónica en busca de Z, una Ciudad Perdida, una entrada
a una civilización que no quería tener contacto con nadie del mundo exterior. Aún hoy
en día sigue siendo un misterio lo que ocurrió con la expedición dirigida por Fawcett en
1925 en el corazón del Amazonas, pero con el paso de los años se ha ido descubriendo
que Fawcett no estaba tan equivocado como se pensaba entonces, y que quedaba y
queda mucho por descubrir en la selva más grande del mundo.
Hace algunas semanas un avión del Instituto de Recursos Naturales de Perú pudo tomar
varias imágenes de un asentamiento de indígenas que parece no haber tenido jamás
contacto con el mundo exterior. En las fotos pueden verse a 21 individuos,
supuestamente de la tribu de los mashcopiro. En una de ellas, se ve a una mujer,
acompañada por un niño pequeño, que llevaba unas flechas y hacía gestos amenazantes
hacia el avión, mientras que el resto de los miembros de la tribu se refugiaba en la selva.
Por cierto, que esta zona es una reserva natural protegida en Perú, y según denuncia la
organización Survival International, está siendo invadida por madereros ilegales, al
igual que en tantas otras regiones del Amazonas. De los 57 pueblos indígenas que hay
en el país andino, 15 aún no han sido contactados, y la mayoría de ellos están
amenazados por los madereros y las industrias petrolíferas. No sólo su cultura, su
hábitat y su forma de vida están amenazadas. También ellos mismos, pues al no haber
tenido ningún tipo de contacto con la civilización externa, sus organismos no son
inmunes frente a enfermedades que llegan de fuera.
Fuente | El Mundo
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LOS INDIOS INVISIBLES...EXISTEN...
El indigenista de la Funai José Carlos dos Reis Meirelles Júnior, coordinador del Frente
de Protección Etnoambiental Río Envira, distribuyó una nota de aclaración como
consecuencia de varias noticias que circularon la semana pasada dando cuenta de que
las fotos de los indios aislados arrojando flechas contra un avión en la frontera Brasil-
Perú sería un fraude.
Sin embargo, basándose en ese relato, Peter Beaumont del diario inglés The Observer,
dedujo que el indigenista no había realizado un "descubrimiento inédito" y que el
gobierno brasileño tenía conocimiento de la existencia de la tribu desde hace casi cien
años.
- Peter Beaumont copió lo que escribí y sacó conclusiones sobre un tema que él
desconoce. Nosotros nos tomamos el trabajo de viajar hasta Feijó, en Acre, para
entrevistar al indigenista Meirelles y lamentamos las consecuencias negativas de lo que
hizo The Observer -dijo Gabriel Elizondo a Terra Magazine.
La desinformación que dominó parte de la prensa internacional fue festejada por los
madereros y las autoridades del gobierno peruano, así también como por algunos
vehículos de los medios brasileños y peruanos que reprodujeron diversos reportajes
basados en el "recorte" del Observer.
Las fotos de los indígenas aislados fueron difundidas en primicia por Terra Magazine el
día 23 de mayo, cuando el indigenista entregó en el reportaje dos CDs con 2090
fotografías tomadas durante los cinco días de sobrevuelo en la región fronteriza entre
Brasil y Perú. Meirelles decidió difundirlas para denunciar al mundo la explotación
ilegal de madera en las tierras de los indios aislados, lo que trajo como resultado la
presión de la opinión pública internacional contra el gobierno y los madereros peruanos.
Farsa peruana
Survival International, una organización que defiende los derechos de los pueblos
indígenas aislados, que ayudó a difundir las fotos de los indios aislados luego de haber
sido publicadas en Terra Magazine, no había descripto la tribu como "perdida" y había
dicho en su momento que el objetivo era mostrar al mundo su existencia.
Las trampas de los medios forzaron al indigenista Meirelles a enviar a Terra Magazine,
a la antropóloga Fiona Watson, directora de campañas de Survival Internacional, y a la
Asociación de Corresponsales de la Prensa Extranjera el Brasil una nota de
esclarecimiento.
Según Meirelles, la opinión pública nacional e internacional, abastecida por la
información de los medios, pueden ser óptimos aliados de los aislados en defensa de sus
territorios y de su modo de vida.
"1 - Los pueblos aislados de la región divisoria de Acre con el Perú comenzaron a
"conocer" al hombre blanco cuando la empresa extractora de caucho inicia la instalación
de los cauchales en los altos ríos de Acre.
3 - Esta fecha, 1910, motivo de algunas controversias en los medios, tal vez esté siendo
confundida con la creación del SPI - Servicio de Protección al Indio. El no-indio que
"descubrió" por primera vez este pueblo ya está muerto. Debe haber sido algún
nordestino que vino en las primeras expediciones de caucheros para explotar el caucho
en Acre, a fines del siglo XIX.
5 - Los que no saben, o tienen muy poca información sobre el tema, cuando leen "indio
aislado" se forman la impresión de que estos indios fueron descubiertos ahora, que
nunca antes nadie había tenido noticia de ellos. Ojalá fuera así. Por lo menos los indios
aislados no habrían tenido que pasar por más de 100 años de persecuciones y muertes
que nuestra "civilización" les entregó.
6 - Creo que el futuro de estos pueblos está actualmente en nuestras manos. Un óptimo
aliado que pueden tener en la defensa de sus territorios y de su modo de vida y la
opinión pública nacional e internacional, abastecida por información de los medios. Si
la prensa internacional insiste en publicar información equivocada, desencontrada, y en
atenerse solamente a la polémica y a lo exótico, estará prestando, gratuitamente, espero,
un óptimo servicio a los intereses de los madereros ilegales, los concesionarios de lotes
petrolíferos y minerales o agentes del agronegocio que codician e invaden el territorio
de estos pueblos.
Terra Magazine
PAITITI ES EL DORADO ?
Paititi o Paitití es una ciudad legendaria de la cual se dice está actualmente perdida al
este de los Andes, escondida en alguna parte de la selva tropical del sureste de Perú,
norte de Bolivia y suroeste de Brasil (especialmente en la región del Acre).
Leyenda
En Perú la leyenda gira en torno al héroe cultural Inkarri, quien después de fundar Q'ero
y Cusco se retiró hacia la selva de Pantiacolla, a vivir sus últimos días en la ciudad de su
refugio, Paititi.
Otras versiones de la leyenda habla de Paititi como un refugio de los Incas en la zona
fronteriza entre Bolivia y Brasil.
Supuesto descubrimiento
En 2001, el arqueólogo italiano Mario Polia descubrió en los archivos de los Jesuitas en
Roma un informe del misionario Andrea López. En este informe, cuyo origen data de
alrededor del año 1600, López habla de una ciudad grande, rica en oro, plata y joyas,
ubicada en medio de la selva tropical, cerca de una catarata llamada Paititi por los
nativos. López informó al Papa de su descubrimiento, pero algunas teorías
conspiracionistas cuentan que el lugar exacto de Paititi ha sido mantenido en secreto por
el Vaticano.
Quienes suponen que el mito refleja una realidad concreta, sugieren que la ciudad del
Paititi y sus riquezas se encuentran probablemente en las selvas montañosas del sureste
peruano, en el departamento de Madre de Dios, en algunos de los valles actualmente
íncluidos dentro del Parque Nacional del Manu, al este del Cerro Atalaya, hacia los
lugares llamados Pantiacolla en cuyas cercanías existen sugestivos montículos llamados
"pirámides" de Paratoari, aunque estos llamativos montículos piramidales vistos desde
el aire y recubiertos de densa yunga parecen ser formaciones geológicas naturales.
Exploradores
Desde entonces, se han llevado a cabo investigaciones más serias asociadas con Paititi
en lugares perdidos de montañas y selvas peruanas. Algunos de estos nuevos
exploradores han sido el médico y explorador peruano Carlos Neuenschwander Landa,
el sacerdote salesiano argentino Juan Carlos Polentini Wester, por informaciones y
relatos del hacendado Aristides Muñiz Rodríguez de la zona de Lares y Lacco como lo
relata el libro "Paititi En la Bruma de la Historia", y "Paititi" de Editorial Salesiana y,
desde 1984, hasta fechas recientee (2007), el psicólogo/explorador Gregory
Deyermenjian (EEUU) y el explorador/cartógrafo Paulino Mamani (Perú).
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CIBOLA :
Cíbola o Cibola es una ciudad mítica llena de riquezas, que durante la época colonial se
suponía en algún lugar del norte de la Nueva España, en lo que hoy es el norte de
México y el suroeste de Estados Unidos.
Etimología
La palabra Cíbola procede de cíbolo, nombre español hoy desusado que se daba al
bisonte, ya que el territorio del mítico reino en donde se suponía la existencia de las
siete ciudades se extendía hasta las praderas en donde (hasta mediados del siglo XIX)
existían millones de estos animales.
El origen de la leyenda
Cíbola fue una de las fantásticas ciudades que sólo existieron en un viejo mito que se
originó alrededor del año 1150 cuando los moros conquistaron Mérida, España, y según
la leyenda siete obispos huyeron de la ciudad no sólo para salvar sus vidas, sino también
para impedir que los infieles moros se apropiaran de valiosas reliquias religiosas. Años
después corrió el rumor de que se habían instalado los siete obispos en un lugar lejano,
más allá del mundo conocido en esa época, y habían fundado las ciudades de Cíbola y
Quivira.
La leyenda decía que esas ciudades llegaron a tener grandes riquezas, principalmente en
oro y piedras preciosas. Esa leyenda fue la causa de que exploradores españoles y sus
gobernantes trataran en vano de encontrar durante siglos las míticas ciudades.
La leyenda creció a tal grado que con el tiempo ya no se hablaba únicamente de Cíbola
y Quivira, sino de siete magníficas ciudades construidas en oro, cada una de ellas había
sido fundada por cada uno de los siete obispos que partieron de Mérida al ser
conquistada por los moros.
Crece la leyenda
Al escuchar las noticias que relataban los náufragos de ciudades de riqueza sin límite
ubicadas más al norte de la Nueva España, el Virrey Antonio de Mendoza organizó una
expedición encabezada por el fraile franciscano Marcos de Niza, quien llevaba como
guía a Estebanico. Durante el viaje a un lugar llamado Vacapa (probablemente en
alguna partre del estado de Sonora) envió el fraile a Estebanico por delante para
investigar. Poco después Estebanico reclamó la presencia del fraile por haber escuchado
de los nativos historias de ciudades colmadas de riquezas.
Al enterarse de eso, fray Marcos de Niza supuso que se trataba de las "Siete Ciudades
de Cíbola y Quivira".
Estebanico no esperó al fraile, sino que siguió avanzando hasta llegar a Háwikuh Nuevo
México, en donde encontró la muerte a manos de los nativos que hicieron huir a sus
acompañantes.
El fraile Marcos de Niza regresó a la ciudad de México narrando que había continuado
la exploración después de la muerte de Estebanico y había avistado a lo lejos una ciudad
más grande que la gran Tenochtitlan (ciudad de México) y que los nativos de allí usaban
vajillas de plata y oro, decoraban sus casas con turquesas y usaban perlas gigantescas,
esmeraldas y otras joyas más.
La Gran Quivira
En la actualidad, las viejas ruinas de un antiguo asentamiento indígena en Nuevo
México se conocen como La Gran Quivira. Durante la colonización española el
asentamiento fue llamado Pueblo de Las Humanas.
Francisco Vázquez de Coronado llamó Quivira a un asentamiento indígena del cual hoy
en día se desconoce su ubicación, y desde allí partió García López de Cárdenas en busca
de un río del cual los indios Hopi les habían hablado.
Para cuando llegó García López al Gran Cañón que formaba el río Colorado, el río ya
había sido visitado y bautizado en su desembocadura a cientos de kilómetros de
distancia por Francisco de Ulloa en septiembre de 1539, quien llamó Ancón de San
Andrés al delta del río, y ya Fernando de Alarcón lo había navegado 80 leguas río arriba
y bautizado con el nombre de Río de Nuestra Señora del Buen Guía en agosto de 1540.
García López no pudo encontrar una senda o atajo para bajar desde lo alto del Gran
Cañón hasta el río Colorado. Sin embargo, se considera que fue el primer europeo en
visitar el Gran Cañón.
El festival de cine que tiene lugar en la ciudad de Chihuahua lleva este nombre.
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LA CIUDAD DE LOS CESARES :
Origen
El viaje de César
La primera referencia a una ciudad perdida que se relacionaría con la Ciudad de los
Césares, data de 1528; durante la expedición de Sebastián Gaboto al río de la Plata. El
capitán Francisco César y catorce hombres más partieron a explorar el territorio hacia el
oeste, y se especula que llegaron hasta Los Andes o solo hasta las Sierras de Córdoba.
César y seis de sus soldados volvieron tres meses más tarde relatando que habían visto
una tierra muy rica que tenía "ovejas del Perú" (llamas) y gran abundancia de joyas y
metales preciosos. Durante el siglo XVI se empezó a conocer a este misterioso lugar
con el nombre de lo de César, a veces con intención burlesca. Cuando las historias
comenzaron a hablar de la existencia de una ciudad inca, sus habitantes empezaron a ser
llamados Césares.
En aquella época también circulaban otras historias de un rico asentamiento en el sur del
continente, pues un grupo de mitimaes (colonos incas) se fugó de la zona de Santiago
del Estero en 1535 después de fracasar en un intento de rescatar al noble inca Pablo
Inga, guía de Diego de Almagro y hermano de Atahualpa. Se creía que ellos llevaban
consigo muchas riquezas y que habían fundado una ciudad inca en alguna parte del sur
de Argentina. Los rumores e informes de indios que decían haber visitado este
asentamiento se sucedieron durante el resto del siglo XVI.
Además, el cronista Miguel de Olaverria indica que los súbditos incas que habitaban
cerca al río Maule, al recibir el asedio de los mapuches y al enterarse que su rey estaba
capturado por los españoles, resolvieron no volver a sus tierras, sino migrar a "lo de
Cesares". En su informe escribe que ...y pasaron la gran cordillera por el río Butagan
que esta cerca del dicho rio Maule y ay opiniones que no vinieron al Peru a causa de
estar los españoles apoderados de sus tierras y que estan poblados en lo que llaman de
Cesares sobre la mar del Norte de que hay noticia y muchas señales.[1]
En 1563, veintitrés años después del naufragio de una de las naves del Obispo de
Plasencia, llegaron a Concepción (Chile) dos hombres que habían estado en el barco. Se
llamaban Pedro de Oviedo y Antonio de Cobos; y narraron cómo se habían salvado
junto con la mayor parte de la tripulación y se habían internado tierra adentro al mando
de Sebastián de Argüello, hasta encontrarse con un poblado de indios. Según ellos,
después de algunas escaramuzas y un periodo de desconfianza, los españoles lograron
asentarse en esa tierra en paz con los aborígenes y tomaron a indias como esposas. En
su relato hablaban de un poblado inca ubicado más al norte que estaba en guerra con
ellos. Pero más tarde estos dos hombres asesinaron a un amigo del capitán y debieron
huir a refugiarse entre aquellos "incas". El escribiente que anotó la declaración de
Oviedo señaló que:
Igualmente circuló también la leyenda que indicaban que eran ciudades opulentas que la
habían formado los pobladores exiliados de las ciudades australes de Valdivia,
Villarrica y Osorno. Siendo un grupo de los pobladores que se salvaron del ataque
sufrido, cuando estas ciudades fueron destruidas por los mapuches y huilliches; hecho
sucedido luego del desastre de Curalaba, a fines del siglo XVI.[3]
Con el paso de los años estas historias diferentes llegaron a fundirse en una sola, que
contenía también elementos fantásticos de la tradición europea. En ella, el poblado de
los náufragos españoles tomaba características de una rica ciudad inca y sus habitantes
también eran llamados los Césares. Esta fusión de estas historias produjo que la leyenda
definitiva de la mítica ciudad se ubicara en algún lugar indefinido del Cono Sur, de
preferencia, en algún valle cordillerano de la Patagonia entre Chile y Argentina; siendo
así como la leyenda de mítica Ciudad de los Césares formaría parte de la mitología
chilena y argentina.
Búsqueda
Producto de las riquezas que se decía existirían en esta mítica ciudad, se produjeron
varias expediciones para encontrarlas. Estas expediciones fueron las siguientes:
El primer viaje de exploración que puede considerarse que tenía como uno de sus
objetivos hallar la ciudad lo realizó Diego de Rojas en 1543,[7] cuando entró desde Perú
al territorio de la actual Provincia de Santiago del Estero, en busca de una rica región
ubicada entre Chile y el Río de la Plata. El gobernador de Perú Cristóbal Vaca de Castro
escribió al Rey en 1542:
Asimismo hay noticia que entre la provincia de Chile y el nasçimiento del río grande
que llaman de La Plata, ay una provincia que se llama [ ], hazia la parte del mar del
Norte, de aquel cabo de las sierras nevadas, que diz que es muy poblada y rica; por
manera, que la cordillera de las sierras nevadas que atraviesa estas provinçias hacia el
Estrecho, queda entre las provinçias de Chili y esta tierra: tengo proveído para ello
capitán Diego de Rojas.[8]
Diego de Rojas logró recorrer gran parte del área que se le había encomendado explorar
pero no encontró rastros de la ciudad que contaba César, aunque sí halló algunas
gallinas europeas que éste había dejado entre los indios. Rojas murió sin completar su
misión en 1544, durante un enfrentamiento con los juríes.
Cuando Francisco de Villagra volvió de Perú con refuerzos para Pedro de Valdivia en
1551, envió un destacamento desde el valle de Cuyo hacia el sur a buscar lo de César.
No encontraron la región, pero sí recibieron informes de la presencia de españoles
refugiados en las pampas. En la misma época, el adelantado Jerónimo de Alderete cruzó
al lado oriental de los Andes a fundar una ciudad y reconocer el terreno. Él también oyó
a los indígenas relatar las historias de los sobrevivientes españoles viviendo en paz con
los indios y las del asentamiento inca.
Se puede destacar la novela juvenil del chileno Manuel Rojas titulada "La Ciudad de los
Césares" en que un grupo de viajeros encuentra la ciudad, mientras siguen las huellas de
un minero desaparecido. En esta versión, los descendientes de los españoles viven junto
con patagones y se encuentran al borde de una guerra civil.
Además, aunque es una adaptación más libre del mito, se puede mencionar la obra de
Hugo Silva "Pacha Pulai", en la que se relata una versión ficticia del desenlace del
Teniente Bello que, luego de perder el rumbo, llega a una ciudad perdida llamada Pacha
Pulai, fundada por exploradores españoles perdidos y en que el metal más usado es el
oro, al punto de no tener ningún valor. En esta historia, también había estallado una
guerra civil entre indígenas y europeos, pero esta vez la ciudad se encontraría en algún
lugar de la zona centro-norte de la Cordillera de los Andes en el límite entre Chile y
Argentina, a diferencia de las versiones legendarias tardías, que la ubican mucho más al
sur.
Tópicos: Cultura
14/09/2001
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Thierry Jamin, uno de los arqueólogos que investiga este hallazgo, explicó que se trata
de rostros antropomórficos de unos 500 metros de extensión. También presentan una
especie de caminos grabados en una montaña, los primeros que se han encontrado en la
selva amazónica. Estos trazos son visibles en determinadas horas de día. "Los geoglifos
son únicos en la Amazonía y podemos verlos, por ejemplo, cuando el sol sale o se
esconde, luego desaparecen", comentó Jamin. Además le dijo a Andina que se halló
nuevos grabados en piedra (petroglifos), diferentes a los encontrados en 1921 por el
padre dominicano Vicente de Cenitagoya. "En conjunto representarían un mapa
geográfico secreto de los incas que llevaría a Paititi", comentó, tras precisar que entre
los nuevos petroglifos destaca el rostro de un inca, presumiblemente Túpac Yupanqui,
quien habría organizado expediciones para conquistar la selva de Madre de Dios. Jamin
señaló que cronistas como Garcilazo de la Vega indicaban que en la época de Túpac
Yupanqui unos 10 mil guerreros llegaron a la selva amazónica con fines de conquista.
"Lo que ahora hemos hallado refuerza esa hipótesis", acotó.
José Limonchi
GOLPE TIERRA
Red Peruana de Cultura
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Durante 500 años, los exploradores han intentado descubrir ciudades perdidas en las
riveras del Amazonas. Ahora, Josh Bernstein sigue los pasos del coronel Fawcett a
través de ríos infestados de pirañas, tupidas selvas vírgenes y regiones deforestadas
masivamente para arribar a la ciudad perdida de Z. Allí se unirá a la tribu Kuikuro, que
no sólo lo acompañará a investigar los restos arqueológicos, pero también le enseñarán
técnicas antiguas de cacería, pesca y cultivo que permitieron la subsistencia siglos antes
de la llegada de los europeos… quizás esto podría garantizar el futuro de la selva
nublada.
De mito a realidad
Descubren la mítica ciudad de 'El Dorado' en la selva amazónica del sur de Perú
La mítica ciudad inca de Paititi, llamada por los conquistadores españoles El Dorado, ha
sido encontrada en las profundidades de la selva amazónica del sur peruano por un
equipo internacional de exploradores encabezado por el polaco-italiano Jacek
Palkiewicz
Palkiewicz, periodista y explorador, afirmó a EFE que está "muy contento" con el
resultado de la travesía, porque tiene "la seguridad" de que ha encontrado Paititi.
Aseguró que la expedición, que ha durado dos años, le ha permitido verificar que la
ciudad perdida se encuentra en una zona colindante con el parque nacional del Manu,
entre los departamentos de Cuzco y Madre de Dios, en el sureste de Lima.
Palkiewicz señaló que lo más sorprendente fue comprobar que "la leyenda" es
totalmente cierta, ya que habla que la ciudad estaba bajo una laguna, que ha sido
encontrada en una meseta de cuatro kilómetros cuadrados cubierta totalmente de
vegetación.
El explorador indicó que en sus informes oficiales ha indicado "por diplomacia" que
"probablemente" ha encontrado el Paititi, pero recalcó a EFE que ahora puede decir que
está "totalmente seguro que es el lugar".
Agregó que en octubre próximo se realizará una última gran expedición en la zona, que
contará con el apoyo de espeleólogos.
El especialista no desechó que también existan construcciones incaicas, aunque esto aún
no ha podido confirmarse por lo tupido de la selva y las lluvias torrenciales que caen en
la región.
El viaje fue planificado después de dos visitas previas a la zona y obtuvo su espaldarazo
histórico después de que el año pasado se hallara un manuscrito del siglo XVI en el
archivo romano de la Compañía de Jesús.
El documento contiene una autorización del Papa para la evangelización de los jesuitas
en Paititi, nombre dado por los indígenas a la ciudad construida en oro de la que
tuvieron noticia los primeros conquistadores españoles.
Palkiewicz, que ha descrito en una veintena de libros sus viajes a los más recónditos
rincones del planeta, cuenta con una amplia experiencia en la amazonía, ya que en 1996
dirigió otra expedición que logró localizar con exactitud las fuentes del río Amazonas.
El desafío de localizar el mítico lugar comenzó con la llegada de los españoles en 1532,
momento en el que nace la leyenda de una ciudad en la selva donde los incas habrían
escondido las riquezas con las que pretendieron pagar el rescate del Inca Atahualpa.
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26/07/2002
Una expedición internacional descubrió en la selva amazónica del sur de Perú la mítica
ciudad inca de Paititi, o El Dorado, según informó el explorador polaco Jacek
Palkiewicz, quien añadió que la travesía por una zona colindante al parque nacional del
Manu, le ha permitido dar con la ubicación exacta de la ciudad perdida a lo largo de
cinco siglos.
"Estoy muy contento con los resultados de la expedición, hemos encontrado todas las
señales que nos ofrecen la seguridad de que estamos en el lugar correcto", dijo
Palkiewicz. El expedicionario añadió que el viaje por la selva virgen le ha permitido al
grupo de 17 investigadores, que dirigió, confirmar todos los datos documentales y de la
leyenda, como que la ciudad se encontraba a diez días de camino del Cuzco. Palkiewicz
señaló que lo más sorprendente fue comprobar que "la leyenda" sobre Paititi es
totalmente real, ya que habla que la ciudad estaba bajo una laguna, la que ha sido
encontrada. Por su parte, especialistas de la Universidad de San Petersburgo, Rusia, que
formaron parte de la expedición confirmaron con la ayuda de geo radares que bajo la
laguna existe un entramado de cavernas donde, como cuenta la leyenda, se escondieron
los tesoros de los últimos Incas. "Yo he afirmado por diplomacia que hemos llegado
probablemente al Paititi, pero ahora puedo decir que estoy totalmente seguro que es el
lugar", remarcó Palkiewicz, quien agregó que en octubre próximo se realizará una
última gran expedición que contará con espeleólogos (especialistas en investigar
cavernas). El explorador polaco indicó que en la zona, una meseta de cuatro kilómetros
cuadrados, se ha encontrado vestigios de construcciones pre incas. No descartó que
también existan construcciones incas, aunque esto aún no ha podido confirmarse por lo
agreste de la vegetación y las lluvias incesantes que dificultaron las tareas de los
investigadores. (EFE)
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Una expedición proclama haber descubierto El Dorado bajo una laguna amazónica
Muchos años antes de 1492, una antigua tribu colombiana tenía por costumbre
embadurnar a su jefe con resina y luego cubrirlo con polvo de oro. Más tarde, el
mandatario se lanzaba a un lago sagrado para limpiarse, mientras su pueblo le rociaba
de oro y esmeraldas. Este rito, que dejó de practicarse antes de la llegada de los
españoles, dio lugar al mito de El Dorado, una ciudad repleta de riquezas perdida en la
selva amazónica. Muchos la buscaron sin éxito. Hasta ahora.
Exploradores volatilizados
En una zona colindante con el parque nacional del Manu, entre los departamentos de
Cuzco y Madre de Dios, en el sureste de Lima. Allí se encuentra la ciudad perdida, a
diez días de camino de la antigua capital del Imperio Inca, tal y como contaba la
leyenda. Y tal y como contaba la leyenda, la ciudad está bajo una laguna, en una meseta
de cuatro kilómetros cuadrados cubierta por completo por la selva, según ha
manifestado Palkiewicz.
Cuevas sumergidas
¿Cómo ha logrado triunfar Palkiewicz allí donde tantos otros fracasaron antes? El viaje
fue planeado tras dos visitas previas de exploración a la zona. Un manuscrito del siglo
XVI encontrado en el archivo romano de la Compañía de Jesús con una autorización
papal para evangelizar a los indígenas de Paititi proporcionó la pista final a los
exploradores.
El Mensaje de El Dorado
PROLOGO
Siempre nos hemos preguntado si todos aquellos insistentes viajes al Paititi eran
realmente necesarios. Para algunos, las expediciones de 1989 y 1990, cuando aún
existía la organización RAMA, fueron más que suficientes. Para otros, no todos los
objetivos habían sido cumplidos, y por tanto se justificaba la planificación de nuevas
expediciones a uno de los Retiros Interiores más importantes de la Hermandad Blanca
en Sudamérica.
Sea como fuere, lo cierto es que los mismos Guías a través de experiencias concretas y
palpables, pidieron que nuevamente se conectara con Paititi en verdaderos viajes de
peregrinación. Si bien hemos aprendido que la Hermandad Blanca puede comunicarse
con nosotros a pesar de las distancias, también es verdad que los viajes de conexión con
los Retiros Interiores juegan un papel trascendental para comprender e interpretar desde
una vivencia intensa y directa, el despliegue y asistencia del Gobierno Interior Positivo
del Planeta dentro del plan de contacto RAHMA.
Si se han realizado tantos viajes al Paititi, quizá se deba a que en cada uno dejamos una
labor pendiente, o también porque cada peregrinaje a las selvas del Manú sellaría una
“parte” del plan global en esta región del mundo. Quisiéramos dejar en claro, que en
este sentido nos referimos única y exclusivamente a los viajes al Paititi que fueron
realmente confirmados y avalados por los Guías.
Realmente no nos imaginábamos que de todo esto se iniciaría una verdadera “reacción
en cadena” que no culminaría hasta que en agosto del 2000, siete personas en
representación de la Misión y la Humanidad, alcanzaron el lugar marcado, aquel que
como bien afirmaron los Guardianes del Paititi: “Nunca antes se había llegado”.
Con sincero aprecio y cariño, esperamos que este informe, que hemos procurado
presentarlo de una forma clara y didáctica, pueda contribuir a entender un poco más
nuestro compromiso con la Misión y, por encima de todo, con nosotros mismos.
LA INVITACIÓN
Durante todo 1999, se fueron recibiendo diversas comunicaciones ¾tanto en el
Perú como en otros países¾ que hablaban de un nuevo viaje al Paititi.
Un hecho que nos invitó a considerar la posible realidad de cuanto afirmaban
los mensajes, fue un comentario de Rafael Calderón, comprometido hermano del
Ecuador y veterano de viajes anteriores a La Cueva de los Tayos. Era inquietante saber
que los grupos de Quito estaban por organizar un nuevo viaje al mundo intraterrestre
que diera a conocer hace treinta años el húngaro-argentino Juan Moricz, y precisamente
para agosto del 2000, sugerido por los Guías a través de las comunicaciones. Al parecer,
todo empezaba a tomar forma.
Eran las 7:00 p.m., y tal como se marcaba en los mensajes recibidos esa misma
tarde, iniciamos nuestra práctica de Ayuno Silente. En una pequeña hondonada, entre
unos cerros, Ricardo González y Camilo Valdivieso se encontraron durante la práctica
sugerida por los Guías. El hecho de que ambos coincidieran en el lugar fue sentido
como una señal de que “algo” importante podría darse.
Cuando la práctica concluyó una hora más tarde, Ricardo y Camilo percibieron
que el tiempo había sido muy corto, y que quizá se había cometido un error al no
cumplir cabalmente las comunicaciones que marcaban el trabajo hasta las 9:00 p.m.
Decidieron entonces quedarse.
Dejándose guiar por la intuición, así como las percepciones que tenían de
adentrarse más en el desierto ¾y que, definitivamente, eran guiadas por “alguien”¾,
terminaron en una zona que parecía cubierta por una sábana plateada de energía, que
inicialmente pensaron podía tratarse de neblina acumulada en las faldas de los cerros
circundantes. Pero en verdad se trataba de otra cosa.
Unos ruidos metálicos ¾que recordaron una experiencia anterior¾ quebraron de pronto
el silencio, como si una plancha de acero hubiese caído con fuerza al suelo. El
fenómeno se repitió en dos ocasiones más, y entonces, al pie de un cerro, que nuestros
amigos estiman podría hallarse a unos 300 metros de su ubicación, observaron un
clarísimo Xendra, con su característica apariencia de media luna brillante posada en el
desierto.
El Guía se identificó como Antarel, pidiendo tanto a Ricardo como a Camilo que uno
por uno fuesen ingresando al Xendra, donde vivieron una experiencia mental o astral
que les mostró, entre otras cosas, el Disco Solar del Paititi, como un mensaje de que aún
teníamos una responsabilidad por concretar en el retiro amazónico. Antarel, que en todo
momento estuvo guiando la experiencia, les dijo que la Triangulación de agosto
¾refiriéndose a los tres viajes en simultáneo¾ había sido esperada de hace mucho por
ellos, y que este despliegue permitiría recibir importante información de manos de la
Hermandad Blanca y marcar una nueva y trascendental etapa en el papel de Sudamérica
en el concierto de las naciones y nuestro proceso como grupo de contacto.
Cuando volvieron al campamento, en medio de los poderosos fogonazos que las naves
proyectaban ocultas desde el firmamento ¾y que incluso fueron observados por el
grueso del grupo¾, supimos que todos estábamos a puertas de una responsabilidad muy
grande. Habría que prepararse.
LA PREPARACIÓN
Durante varios meses pensamos que no fue lo más indicado difundir
abiertamente la experiencia de contacto físico en Chilca, ya que la misma requería
reflexión y por encima de todo prudencia. No obstante, el tiempo como en todo nos
demostró que, si bien es cierto elegimos mal el momento de compartir semejante
vivencia ¾ni bien llegamos al campamento¾, aún más teniendo en cuenta el mensaje y
la corroboración de los viajes que traía de por sí, y que incluso nos dimos el lujo de
cuestionar o restar importancia, sólo más tarde valoraríamos y entenderíamos este
acercamiento de los Guías.
El 22 de julio del 2000, 24 personas ¾un número clave a tener en cuenta¾ de
España, EE.UU., Uruguay, Chile, Ecuador y Perú, nos reunimos en la meseta de
Marcahuasi, a más de 4.000 metros de altura, para trabajar por los viajes que en breve
se realizarían a los tres puntos citados en Ecuador, Brasil y Perú.
En los meses preparatorios para la salida a Marcahuasi, diversos grupos salieron
al campo para realizar consultas en comunicación, todas ellas relativas a los viajes de
agosto. En estas salidas se solicitó a los Guías avistamientos programados para verificar
la autenticidad del contacto y que el apoyo de ellos era vigente para la Triangulación.
En todos los casos la respuesta fue concreta, como ocurrió por ejemplo en el Cajón del
Maipo, con los grupos de Chile; en el Volcán Etna (Italia), con los grupos de España;
Sebastián Park con los grupos de Miami; y el desierto de Chilca en Perú, entre otros
lugares.
Algo realmente curioso, es que en Marcahuasi nos congregamos todos aquellos
que teníamos una estrecha relación con los tres viajes. Lilian y Betty Rodao de
Uruguay, formaban parte del equipo de trabajo que desde Montevideo preparaba la
expedición a la Sierra del Roncador. Rafael Calderón de Ecuador, nuevamente
integrante de un periplo al mundo subterráneo de los Tayos, se hallaba presente. Y en
relación con el Paititi, los siete integrantes del viaje nos hallábamos también en la
salida. Ello nos permitió entablar una mejor sintonía y coordinar el trabajo de cada
expedición para cumplir los objetivos.
Realmente, fue gratificante comprobar la contundente presencia de los Guías vía
avistamientos las dos noches que estuvimos trabajando en la meseta. Ellos, en los
mensajes previos a esta salida, advirtieron su presencia, como una muestra de amor y
apoyo a la gravitante responsabilidad que, en nombre de la Misión y la Humanidad,
teníamos entre manos.
Todo esto lo asumimos con humildad, y sobre la base de toda la experiencia adquirida
en otros viajes ¾en donde cometimos muchos errores¾ nos comprometimos a cumplir
cabalmente los objetivos recibidos.
LA PRIMERA PRUEBA
Cusco, “El Ombligo del Mundo” dentro de la cosmogonía incaica, era el punto
de reunión de los siete expedicionarios al Paititi. Los Guías habían sugerido que se
formaran grupos pequeños no mayor a siete de afinidad y sintonía, conformados por
personas comprometidas con la Misión y cuyas experiencias avalen realmente su
presencia en los viajes. De esta forma, se conformó el siguiente equipo:
El 30 de julio todo el grupo se hallaba reunido ¾a excepción de Nimer que por motivos
de trabajo arribaría el día 31¾ en el Hotel Tumi, un sencillo pero acogedor hospedaje
que ha sido una verdadera “base de operaciones” en los últimos viajes a Q`eros y Paititi.
Aquel mismo día, en una de las habitaciones nos acomodamos para meditar, y luego que
concluyese el trabajo ¾una proyección mental hacia el Paititi¾ nos llevamos una
sorpresa.
Por encargo del Maestro Joaquín, me acercó a vosotros para anunciarles que estaremos
muy cerca apoyándolos y protegiéndolos. Durante el camino en la selva, podrán
distinguirnos, cerca, observando, físicamente. Nuestra proximidad obedece al Plan de
contacto de agosto, mas saben que es de ustedes la responsabilidad y verdadero amor
por cumplir con los objetivos.
Es importante que liberen vuestras mentes de todo preconcepto o idea de cómo debería
ser el viaje. Fluyan a través de la selva, y verán todo cumplirse, de la forma más simple
y natural.
Era importante que fueran siete. Viajan las personas correctas, y en verdad les decimos
que estuvimos detrás de la conformación del grupo expedicionario. Ahora resta que el
grupo sea como uno para llegar al lugar marcado.
Deben meditar en el Disco Solar, porque él también los protegerá. No olviden que no se
trata sólo de una herramienta cósmica, el Disco puede actuar por sí mismo, por cuanto
está lleno de vida.
No tengan temor alguno porque nada malo les sucederá. Pruebas tendrán, pero cuentan
con la preparación para enfrentarlas con éxito. Cuando vean las naves de la Base Azul
sobrevolando el campamento, o puedan detectar nuestra presencia física en el lugar, no
sólo sabrán que no están solos, sino que confiamos plenamente en ustedes y en lo que
representan.
En la mañana del 31 de julio Nimer completó el equipo de siete personas que
viajaríamos al Manú. Nuestro amigo, inquietado por algunos comentarios que se
generaron en Lima ¾por una deficiente comunicación del grupo de viaje con los
compañeros que apoyaban la expedición¾, sugirió pedir a los Guías un “avistamiento
de respaldo” antes de partir del Cusco, con el objetivo de que no quedasen dudas sobre
tan importante expedición a la selva. Después de todo el apoyo que los Guías habían
dado a la realización de los viajes ¾donde hubieron numerosos avistamientos
programados y consultas precisas en comunicación¾ todo esto nos resultó a algunos del
grupo una falta de convicción con el encargo ya previamente asumido y comprobado.
Empero, más tarde aprenderíamos que el avistamiento de respaldo sí era necesario,
quizá no sólo para quienes íbamos al Paititi, sino también para aquellos que estaban
apoyando desde sus hogares y que lo necesitaban.
Aún así teníamos todo listo, incluso el permiso del Ministerio de Agricultura a
través del INRENA, entidad que regula el ingreso al Manú. Durante el trámite de rigor,
conocimos a la Directora de la Reserva, la Bióloga Ada Castillo, quien además de
facilitarnos el ingreso ¾incluso económicamente¾ nos confirmó importante
información que desde hacía unos meses algunos de nosotros veníamos rastreando,
como por ejemplo, la presunta presencia de la NASA en el nudo de Toporake ¾el
ingreso al Mecanto¾ atraída por los misteriosos fenómenos electromagnéticos que se
reportan con insistencia en la zona. Todas estas informaciones serán materia de un
nuevo informe.
Todo lo que vivió el grupo en aquel momento fue en verdad mágico y profundo.
Esa misma tarde, partimos hacia las cavernas de Amaru Machay, “La Cueva de la
Serpiente”, siguiendo el camino que rodea Sacsayhuamán y, posteriormente, el Templo
de la Luna, donde detuvimos la movilidad que habíamos contratado para continuar a
pie. Fue precisamente en este lugar donde Sergio ¾un sacerdote andino¾ nos leyó las
hojas de coca, antes de que iniciáramos una nueva expedición a Q`eros. Durante el
oráculo, Sergio nos dijo que en el “mes de los vientos” ¾refiriéndose con ello al mes de
agosto¾ realizaríamos no sólo un viaje al Paititi, sino que además serían conectados
otros dos importantes lugares en Sudamérica. Lo más inquietante es que Sergio
desconocía el mensaje que recibimos en el Encuentro Internacional de Chilca, que
hablaba efectivamente de la Triangulación de Paititi, La Cueva de los Tayos y el
Roncador.
Mientras caminábamos hacia la cima de Amaru Machay pensaba en todo ello, y
en el simbolismo de hallarnos en las cavernas de las serpientes, de donde se desprende
al antiguo significado del conocimiento oculto y su relación con la Hermandad Blanca
del Mundo Intraterrestre.
Cuando llegamos al lugar del trabajo, iniciamos casi de inmediato nuestras
prácticas de meditación. El ambiente era especial y se podía sentir con claridad la
presencia de los Guías y Maestros.
Además, había cierta expectativa de nuestra parte ante el avistamiento solicitado
por Nimer ¾él pidió que sea en Amaru Machay¾. Nuestro amigo había resuelto que, si
no se daba la confirmación, no participaría del viaje y se marcharía a Lima.
Definitivamente, estábamos viviendo un momento importante.
Durante la meditación, sentimos que unos seres se acercaban a nosotros, incluso
abrazándonos, y compartían un sentimiento de paz y seguridad para con el grupo.
Muchos escuchamos unas voces que nos decían que el grupo de viaje era el correcto,
que no debíamos dudar y que contábamos con el aval de los Maestros para partir al
Paititi.
Entonces, varios del grupo recibimos un mensaje mental que nos pedía abrir los
ojos, por cuanto una nave de los Guías se hallaba presente, en respuesta de nuestro
pedido...
La nave permaneció unos minutos más sobre la montaña, hasta que se desplazó
lentamente, sin emitir ruido alguno, en dirección al nevado Ausangate.
En verdad, era impresionante comprobar ¾una vez más¾ hasta dónde podía
llegar el apoyo de los Guías.
Con esta importante inyección de entusiasmo, y el compromiso de los siete por
cumplir los objetivos, retornamos al hotel para preparar las mochilas. Si alguien tenía
alguna duda, esta desapareció en el cielo estrellado de Amaru Machay.
Al día siguiente descenderíamos a la selva.
EL SACERDOTE Q’ERO
Era un hombre bajito, con un chullo cubriéndole la cabeza y vestido con el típico
manto inca o unku. Sus rasgos eran marcadamente indígenas, y estos resaltaban aún más
su mirada firme y bondadosa. Este hombre de cierta ancianidad, que se hallaba
acompañado de una mujer, también indígena, buscaba a nuestro amigo Sergio, el
chamán que nos había leído las hojas de coca hace unos meses en Amaru Machay.
En medio de un agradable diálogo ¾que pudo ser llevado sin dificultad gracias a un
joven que se ofreció en traducirnos las palabras en quechua de este sacerdote andino¾
supimos que el visitante oficiaba en su comunidad como Pampa Misayoc, es decir, era
aquel que podía escuchar a los Apus y el Auqui, los espíritus de las montañas y la
naturaleza.
Al preguntarle sobre Paititi, el anciano ¾que al parecer sabía mucho más de lo que
hablaba¾ nos dijo que allí se custodian dos objetos: un disco de oro y una gran
campana, también de oro. Su primera afirmación nos recordó de inmediato el Disco
Solar.
Cuando le consultamos si nos era posible llegar con propósitos nobles a Quañachoai
¾nombre con el cual identifican al Paititi¾ el anciano nos refirió que la ciudad estaba
“encantada”, y que sólo se podía ver pero “no entrar”, ya que de ser así, el viajero
quedaría en ella para siempre...
En medio de una sencilla pero conmovedora ceremonia, el sacerdote Q`ero junto a todo
el grupo pidió protección y permiso a los Apus, para que nuestro viaje cumpliese con su
objetivo y que todo sea llevado en paz y armonía.
Cuando veíamos caer, una por una, las hojas de coca sobre el bello manto bordado de
alpaca, no dejábamos de agradecer a aquellas fuerzas invisibles que nos mostraban a
cada instante que nuestro viaje estaba guiado, y que sólo teníamos que poner de nuestra
parte para cumplir con todo aquello que aún podría estar pendiente para la Misión.
Luego de esta singular experiencia, salimos del Cusco rumbo a la Misión
Dominica de Shintuya, que se ubica a orillas del río Madre de Dios. El viaje, al igual
que en las anteriores expediciones, lo realizamos en un camión de carga.
Mientras nos íbamos alejando de la ciudad del Cusco, sentíamos que este viaje al
Paititi sería diferente a todos los que ya se habían realizado. Era tan sólo una intuición,
la misma que nos fue acompañando en la medida que dejábamos a nuestra espaldas
Paucartambo y Pillcopata, zona selvática del Cusco, para ingresar a Salvación y
posteriormente, Shintuya, en la tarde del día siguiente.
SHINTUYA
Había llovido mucho, a tal punto que en muchos tramos del camino afirmado el camión
tuvo que detenerse y buscar nuevamente la ruta. Además, más de una vez tuvimos que
atravesar algunos ríos de poco cauce con el vehículo. Pero nada de ello generó un
problema considerable que no nos permitiese llegar a tiempo a la Misión Dominica.
En el cielo, se habían formado siete haces de luz, que convergían en un punto,
como si se estuviesen uniendo en la enmarañada jungla que se nos mostraba bella y
apacible. Nos llamó la atención por cuanto el Sol se estaba ocultando en el lado opuesto;
es decir, no se trataba ¾aparentemente¾ de un hecho explicable en los destellos del
atardecer. Sea como fuere, lo cierto es que esta extraña señal nos recordaba que éramos
precisamente siete los componentes de la expedición al Paititi. Acaso, ¿los siete haces
representaban al grupo que debía ingresar unido a las selvas del Paititi? Consideramos
esta posibilidad cuando al comer en un pequeño restaurante del lugar, nos percatamos
que este se llamaba “Los Siete Hermanos”. Demasiadas claves como para pasarlas por
alto.
Hay que tener en cuenta, que fueron precisamente estas pirámides las que dieron fuerza
al mito de Paititi y que estimularon la organización de las más diversas expediciones
para hallar a El Dorado.
Ante todo esto, decidimos preguntarles además si habían escuchado sobre
“hombres de blanco” en la zona, y para nuestra sorpresa nos dijeron que sí, pero que
sólo se dejaban “ver” en agosto...
Ese misma mañana, Camilo nos trajo una buena noticia. Cerca al puerto había
encontrado a Casiano, un machiguenga afincado en una de las playas del Madre de
Dios, muy cerca a Shintuya, y que fue un importante guía en la expedición al Paititi de
1998. Casiano reconoció inmediatamente a Camilo, y posteriormente a todos aquellos
que estuvimos antes en la zona. Para nuestra alegría, el amable indígena de unos 50
años ¾ni él mismo sabe su edad¾ se comprometió acompañarnos hasta Pusharo,
situación que nos facilitaba mucho las cosas, ya que no teníamos seguridad alguna de
que algún nativo de Palotoa, o quizá los propios machiguengas del interior, aceptaran
guiarnos a una región que casi nadie visita.
Entre las consultas realizadas, preguntamos si era válido tomar en cuenta los mensajes
de la expedición al Paititi de 1998 en relación con este nuevo viaje, y si era conveniente
hacer un cambio en la ruta tradicional a Pusharo.
En el primer caso nos dijeron que este viaje era efectivamente una continuación
de todo cuanto se hizo en 1998, y que por cierto, había dejado en muchos de nosotros
una sensación de que “algo faltaba culminar o entender”. Uno de los mensajes recibidos
señaló además que no debíamos basarnos únicamente en aquellos mensajes y
experiencias, ya que en este nuevo viaje aparecerían claves y signos que nos irían
marcando el camino en la medida que estuviésemos atentos y sensibles.
Y sobre la ruta, que incluso pensamos en la posibilidad de alterar para ir también
a las pirámides de Paratoari, debía ser la misma que siempre hemos empleado, ya que el
objetivo de este viaje no era Paratoari. Quizá en otra oportunidad.
“En el camino, a partir de Pusharo, la presencia física de los Maestros será en
ustedes. Estén atentos y los verán. Estén conscientes y escucharán sus palabras. Estén
dispuestos y con ellos irán”.
MAROATO
El reencuentro con nuestros amigos fue por demás gratificante. En especial con
Pancho, Cesar, Miguel, José, entre otros miembros de la Comunidad que se hallaban
bien ocupados en la construcción de lo que ellos mismos denominan “La Nueva
Palotoa”. Realmente es impresionante ver cómo construyen sus viviendas utilizando tan
sólo ramas, troncos, hojas de plátano y demás alternativas que les ofrece la flora del
Manú. Estas casas pueden mantenerse sin problemas por cerca de 20 años.
Con Miguel a la cabeza, que se ofreció acompañarnos hasta Pusharo ¾además
de Casiano¾ junto a su esposa Hilda, Erika, e incluso sus pequeños hijos Omar y
Jerson, caminamos por un sendero pantanoso que por momentos parecía indócil de
vencer. Sobre todo cuando nos hallábamos frente a delgados troncos que servían de
puente, con nuestras botas chorreando lodo y una mochila de no menos 30 kilos en las
espaldas. No obstante tomamos todo esto con bromas y entusiasmo, cruzando sin
problemas los aparentes obstáculos hasta llegar a Maroato, una playa a orillas del
Palotoa y primer punto de campamento.
El grupo llevaba tres tiendas de campaña: en una dormirían Carlos y Maribel;
Hans, Nimer y Raymundo en la segunda; Camilo y Ricardo en la tercera.
Si bien es cierto que en un viaje como este uno debe ocuparse realmente de lo
que lleva dentro de sí mismo más de lo que se debe poner en la mochila, debo decir que
ningún aspecto fue descuidado. Desde los alimentos ¾frutos secos en su mayoría¾ a la
adecuada ropa de viaje, así como el estupendo botiquín que Carlos y Maribel,
enfermeros de profesión trajeron consigo de España, hasta los equipos de expedición
como machetes, brújulas, intercomunicadores, prismáticos e inclusive un GPS
¾reconozco que algunos no eran necesarios¾ entre otros implementos, la expedición no
tenía nada que envidiar a ningún equipo de exploración profesional, disculpando las
comparaciones.
La primera noche de campamento fue especial. A pesar del cansancio, nuestras
meditaciones y prácticas sugeridas por los Guías, no se vieron postergadas.
Siempre antes de acostarnos, Maribel tendía un pequeño lienzo que reproducía la
imagen exacta de la Síndone; es decir, la célebre Sabana Santa de Turín. No obstante, lo
que cargaba de mayor significado la réplica que el grupo llevaba al Paititi, se ampara en
que el pequeño lienzo había estado tendido sobre el manto original, como si estuviese
tomando la energía de la resurrección de Jesús. Una mujer, que era íntima amiga de la
dueña de la Sábana Santa ¾la Iglesia es sólo la depositaria del lienzo original¾,
obsequió la pequeña réplica a Sixto Paz, luego de escuchar conmovida una conferencia
que él dio precisamente sobre el manto sagrado. Sixto, en un acto de amor y
desprendimiento, entregó este pequeño lienzo al grupo de viaje al Paititi, para que
estemos protegidos y la energía del Maestro nos acompañase.
Así, cada noche, antes de acostarnos, los siete tocábamos con nuestra mano
izquierda el lienzo, mientras realizábamos una pequeña oración. Todo esto, como es de
suponer, mantuvo al grupo unido y seguro.
AGUAROA
Al levantarnos la mañana del 6 nos encontramos con una nueva sorpresa.
Maribel nos comentó extrañada que por la noche observó una pequeña mujer acercarse
a su tienda, y ésta le mencionaba una y otra vez una palabra de lenguaje desconocido.
Luego de ello, Maribel nos relata que quedó dormida, viendo en sueños a los
machiguengas, a quienes consultó por el significado del enigma: “Equilibrio”, le
contestaron en sueños (?).
Cerca de las 10:00 a.m. abandonamos Maroato. Salimos tarde ya que tuvimos que
esperar a que nuestro viejo amigo Jorge Machicao, ponga a nuestra disposición su peque
¾embarcación típica de la hoya amazónica, con un ruidoso motor fuera de borda¾.
Jorge llevaría nuestro pesado equipo hacia la aldea machiguenga de Aguaroa, así
podríamos cruzar sin mayor dificultad los ríos, que por las lluvias, en algunos tramos,
habían aumentado considerablemente su cauce. Con nuestras mochilas hubiese sido
prácticamente imposible.
Por consenso de grupo decidimos que Maribel fuese también en el peque,
acordando encontrarnos en la aldea machiguenga para buscar en sus cercanías un lugar
para acampar.
Ni bien partió el peque el resto marchamos libres de todo peso en dirección a
Aguaroa. Efectivamente en algunas vueltas del río la profundidad era respetable. Hay
que tener en cuenta que íbamos siempre contra la corriente, y la fuerza de los ríos nunca
se puede subestimar.
Luego seguimos el camino a través de hermosas playas y largas trochas entre la
vegetación, llenas de hormigueros, avispas y un intenso olor a humedad.
A pesar que no marchábamos con nuestras pesadas mochilas a nuestras espaldas,
el paso del grupo se tornó lento. Sobre todo en los descansos que a veces se
prolongaban más de lo necesario.
Para Maribel era una prueba grande, ya que nuestros amigos machiguengas,
siempre silenciosos y a veces esquivos, se hallaban con una buena dosis de masato,
bebida fermentada de la yuca y pasatiempo favorito de los nativos. Cuando nos
acercamos a la aldea y escudriñamos los ojos de “Andrés”, actual líder de la tribu, era
evidente que el hombre estaba más que embriagado.
Sin lugar a dudas, hallarse a solas en esta situación, es una verdadera prueba de control
y equilibrio.
Una vez reunidos y con las mochilas nuevamente a las espaldas, caminamos por
espacio de una hora hasta llegar a una playa de arenilla, desde donde se podía observar
la cordillera del Pantiacolla enterrarse en el llamado “nudo de Toporake”, lugar donde
se encuentra la entrada al cañón de Pusharo o Mecanto ¾“Meganto”, según los
machiguengas¾.
Y fue así que a las 6:30 p.m., un lucero muy brillante, en pleno atardecer, cruzó
horizontalmente el cielo abierto de la jungla, a una velocidad tal que desechaba de
inmediato la posibilidad de un satélite. Esta sería la primera manifestación concreta de
los Guías durante la expedición en la selva.
Ya por la noche, Raymundo nos comentó que en otras ocasiones más llegó a
observar otras luces desplazándose en silencio y a gran altura sobre el campamento.
Todo ello nos quería decir que nos estaban observando y asistiendo, y que
definitivamente, no estábamos solos en esta importante tarea.
No obstante, la anécdota de esa noche llegaría por la presencia de otro visitante,
que irrumpió de súbito al campamento mientras nos hallábamos durmiendo al interior
de las tiendas de campaña. Se trataba de un jaguar, que fue sorprendido por Camilo
cuando éste se encontraba paseando a sus anchas a 5 metros de nuestra carpa, como si
estuviese buscando algo.
Luego del alboroto que se armó para alertar al grupo, y en especial a Miguel, por
cuanto nos inquietó la seguridad de su pequeño hijo Omar y de su bebe de meses,
Jerson, el jaguar se alejó a paso lento, como si no le importase el hecho de haber sido
descubierto.
Esa noche llovió con fuerza, y por consecuencia el río creció tanto que tuvimos
que quedarnos un día más para continuar a Pusharo. Luego comprobaríamos que con
todo esto se cumplían los mensajes que señalaban nuestro arribo a Pusharo para el día 8
de agosto.
Aprovechamos entonces el día siete para meditar un poco más, y prepararnos
para nuestro arribo a la piedra de los símbolos.
Ese día nos llevamos un susto, ya que Nimer se hirió la mano con el machete
mientras se hallaba trabajando en el monte.
Afortunadamente la herida no era muy grave, aunque sí profunda. Ver a nuestro
amigo sangrando ¾a pesar que Nimer estuvo muy controlado y hasta positivo y
bromista con la situación¾ nos devolvió a todos a tierra, reflexionando que si bien es
cierto estábamos protegidos, teníamos que ser cuidadosos y responsables en todo
aquello cuanto realizásemos durante el viaje. Carlos y Maribel pusieron una vez más en
práctica sus conocimientos médicos, limpiando y cosiendo a tiempo la herida. Debo
mencionar que la unidad de grupo en este momento fue impresionante. Esa noche del
día siete, ver a Nimer con su mano vendada sobre el pequeño lienzo, durante la
meditación de rigor antes de acostarnos, era en verdad alegórico e impactante.
PUSHARO
El camino a Pusharo estuvo cargado de muchas experiencias. Entre las más interesantes,
recordamos aquella en que una sachavaca o tapir, pasó a gran velocidad y a pocos
metros de nosotros, mientras nos hallábamos descansando, para cruzar ágilmente uno de
los ríos, cuando Miguel se aprestaba a dispararle con su arco una de sus largas flechas
de caza. Para suerte del animal, nuestro amigo no pudo lograr su cometido.
Olvidamos mencionar que Miguel llevaba consigo a su pequeño perro de caza: “Oso”,
cuya apariencia dista mucho de hacer honor al nombre, aunque su efectividad y
valentía, así como agilidad ¾como por ejemplo cuando cruzaba sin problemas los ríos
caudalosos¾ si eran dignos de tener en cuenta.
Luego de una larga caminata, cerca de las 3:00 p.m., llegamos a Pusharo.
Nos costó muchísimo reconocer el terreno, por cuanto las lluvias, desbordes del
río y nueva vegetación, habían transformado totalmente la zona. Ni siquiera existía
aquella playa que utilizamos en agosto de 1998 para montar las tiendas de campaña.
Sabíamos que el paisaje puede cambiar por efecto de la naturaleza, pero esto ya era
demasiado. Incluso los propios nativos estaban admirados de cómo había cambiado el
terreno.
Machete en mano, nos aprestamos a desmalezar el sector para montar las
tiendas. Siempre era extraordinario ver a Miguel construir con sólo ramas y hojas de
platano una efectiva como sólida casita para él y su familia, lo cual los aislaba de la
lluvia y abrigaba del inusual frío que por momentos se sentía en las noches. Según lo
que averiguamos en Lima antes de iniciar la expedición, la temperatura en esta región
del Madre de Dios había descendido hasta 8 grados centígrados, ocasionando muertes
en niños por pulmonías y asma. Afortunadamente, cuando iniciamos el viaje, estas
difíciles condiciones del clima habían menguado. No obstante, Casiano se hallaba con
fiebre, la cual pudimos bajar gracias a una pronta asistencia de Carlos y Maribel. Para
que nuestro acompañante y guía no tuviese una recaída, le entregamos algunas de
nuestras prendas de vestir para que pudiese abrigarse por la noche. Por otra parte, Hans,
en un verdadero acto de desapego, le entregó su única bolsa de dormir para que
descansara mejor. A diferencia de otros viajes al Paititi, considero que nunca antes se
había dado tal unión y amistad con los nativos. Ello también nos motivaba y llenaba de
optimismo.
Una vez que ordenamos el campamento, nos aproximamos al muro pétreo que
habría sido descubierto en los años 20 por el misionero dominico Vicente de
Cenitagoya. A las orillas del sagrado río Sinkibenia, en cuyas nacientes estaría el Paititi,
se acomoda esta roca de unos 30 metros de largo y similar altura, con 14 metros de
petroglifos que parecen ser muy antiguos, cargados de una magia singular y misterio.
Ingresar a Pusharo nunca deja de ser impactante. Es como si todo tuviese vida. Incluso
teníamos la sensación de que el propio muro observara cada paso o movimiento nuestro.
En este lugar meditamos, como pidiendo permiso y protección a los guardianes del
lugar.
Un hecho que nos llamó mucho la atención, es que por la noche Casiano empezó
a gritar, advirtiendo que había alguien en el campamento.
Lo más inquietante es que Casiano vio al sorpresivo visitante, quien se acercó y le llegó
a decir algunas palabras. Se trataba de una mujer muy joven, pequeña, de cabellos
blancos y vestido también blanco, como si se tratase de una túnica. Algo nervioso e
incómodo por nuestra expectativa en su experiencia, Casiano nos comentaba que la
mujer lo invitó acompañarla a su “tierra”, el lugar de donde venía...
Al escuchar esto no pudimos evitar asociar la experiencia de Maribel en Maroato
con el sorpresivo encuentro del cual fue protagonista nuestro guía machiguenga. Si nos
hallábamos solos, ¿quién era esa extraña mujer que, presuntamente, por segunda vez se
acercaba al grupo?
Durante el contacto físico con Alcir, en septiembre de 1996, entre otras cosas el
Maestro intraterreno afirmó que una “entidad femenina”, dada su alta evolución y
profunda espiritualidad, era quien coordinaba actualmente la labor en diversos Retiros
Interiores del planeta, en especial el Paititi, donde supuestamente se encontraría.
Más tarde, se nos diría que la “Dama o Mujer de Dávalos”, no sólo era un
símbolo que representaba a la naturaleza que “daba el aval” para ingresar a El Dorado,
sino efectivamente una entidad espiritual que respondería al nombre de Cecea. Los más
interesante, es que durante la ejecución de los viajes de 1998, como por ejemplo el
realizado a las Pampas del Ingenio, muy cerca de las famosas Líneas de Nasca, una
pequeña mujer, brillante, similar a la descripción de Casiano, se había manifestado al
grupo allí reunido.
Investigando en las diferentes experiencias que los grupos nuestros han vivido, incluso
en sus respectivos países y salidas de campo, hemos detectado claras aproximaciones de
Cecea, sólo que en aquellos momentos no éramos concientes de su existencia.
Todo esto nos invita a formular una inevitable pregunta: ¿Era acaso Cecea quien había
estado acercándose al grupo durante nuestro viaje al Paititi?
Las lluvias no cesaban. De un momento a otro, caía sobre nosotros un fuerte
aguacero que nos obligaba muchas veces refugiarnos al interior de las tiendas, por
cuanto nuestros impermeables no eran de gran ayuda para soportar la violenta
manifestación de la naturaleza.
Cuando la tormenta llegaba a su fin, el cielo seguía pálido y nublado, inundando el lugar
de una clara atmósfera de reflexión y recogimiento, que de vez en cuando era quebrada
con el canto de los loros y guacamayos que cruzaban el firmamento en raudo y ágil
vuelo.
En esos momentos veíamos a Raymundo buscar leña para encender el fuego,
tarea difícil teniendo en cuenta que los troncos y ramas se hallaban por demás húmedos.
Pero al fin y al cabo lográbamos prender una fogata que no sólo nos serviría para
calentarnos, además la utilizaríamos para que Maribel, “cocinero en jefe”, pueda
prepararnos una deliciosa crema de espárragos. De esta forma podíamos ahorrar los
pequeños balones de gas de las cocinillas portátiles.
Por suerte, nunca faltaba la buena voluntad de Miguel por ofrecernos yuca y
papa de monte, y nosotros compartiendo con su familia nuestros frutos secos, así como
té y sopa caliente, sellando de esta forma el ritual de compenetración y amistad.
Transcurrían los días y seguía lloviendo, situación que empezó a inquietarnos
por cuanto si el Pongo de Maniquí aumentaba su cauce, nos sería imposible cruzar el
Mecanto.
Así llegó el 11 de agosto, con el grupo “atrincherado” ¾así como desconcertado
y confundido¾ en el campamento que se ubicaba tan sólo a 100 metros del muro de los
símbolos. Algo estaba pasando...
Ante tal situación, y como buscando respuestas, le preguntamos a los nativos por qué
estaba lloviendo tanto. “El Mecanto no los quiere dejar pasar...”, nos respondió con
llaneza y desenvoltura Hilda, la esposa de Miguel, cayéndonos sus palabras como un
verdadero balde de agua fría, y de seguro, preocupando a más de uno.
En vista a todo ello, decidimos acercarnos nuevamente al muro para meditar y
tratar de interpretar porqué las puertas del Mecanto se podrían estar cerrando para
nosotros.
Meditamos en los petroglifos. Pero realmente no recibimos o sentimos “algo” concreto
que nos explicase lo que estaba sucediendo. Sólo intuíamos que todo cuanto ocurría
debía tener su origen en nosotros mismos. Aún así, a pesar de la profunda meditación
que realizamos en el muro, el grupo se mostraba consternado por la situación.
En un momento en que Ricardo se hallaba a solas, notó que se movían unos matorrales,
como si alguien estuviese acercándose, y de pronto, de allí escuchó una voz llamarle por
su nombre cósmico. Entonces supo de inmediato que era Alcir quien venía a su
encuentro, sin embargo, optó por abandonar rápidamente el lugar para reunirse
nuevamente con el resto del grupo que aún seguía en el muro.
“A las 7:00 p.m. vendrás solo al muro. Allí te estaré esperando...” Fue el
mensaje que Ricardo sintió con fuerza en su cabeza, como si fuese una inmediata
respuesta de Alcir ante la reflexión del grupo.
Por si esto fuera poco, cuando los machiguengas supieron que Ricardo iba al
muro le dijeron si lo hacía para buscar a Alcir y preguntarle porqué no podíamos cruzar
el cañón... Sabíamos que los nativos nos escucharon nombrar al Maestro intraterreno,
pero esto realmente ya era demasiado.
Sin ninguna duda de que algo grande iba a ocurrir, cerca de las 7:00 p.m. nuestro
amigo se dirigió al muro, dejando al grupo en una de las tiendas, donde nos habíamos
reunido para meditar y apoyarlo. Hans y Camilo se ofrecieron acompañarlo hasta la
entrada de la roca, y una vez que llegaron allí Ricardo se internó a paso ágil por la
trocha que conduce a los petroglifos.
Cuando ingresó a la trocha sintió con fuerza la presencia de alguien. Encendió
entonces su potente linterna para guiarse por el corto sendero que lo separaba de la gran
roca, ya que por la noche, siempre según los machiguengas, las víboras salen de sus
madrigueras.
Entonces apagó la linterna, ya que sentía que estaba como “quebrando” la
armonía del lugar al alumbrar e investigar las zonas aledañas al muro.
De pronto, una luciérnaga voló a unos 5 metros de su ubicación, para girar a la
izquierda y posarse en ¡el hombro de una persona! Allí, sentado sobre unos troncos
entre los matorrales, se hallaba Alcir, vestido con una túnica que parecía dorada y con
su clásico casco alargado sobre la cabeza. En su mano derecha llevaba un báculo
metálico, y su rostro permanecía agachado, como en estado de reflexión, mostrando
sutilmente la larga y delgada barba que nos hace recordar un mandarín chino.
Entonces Ricardo dio unos pasos hasta hallarse muy cerca de él.
¾Has sido muy valiente para venir aquí ¾intervino de pronto el Maestro,
hablándole telepáticamente¾.
¾Bueno... Tengo dos amigos que me acompañaron y que se hallan esperando
afuera ¾contestó¾.
¾Has sido valiente no por llegar aquí ¾habló serio y tajante¾, sino porque
intuías que les aguardaba un importante mensaje.
¾¿Por qué no hemos podido cruzar el cañón? ¿Por qué está lloviendo tanto?
¾intervinó como queriendo atajarlo¾.
¾Todo lo que ocurre es tan sólo un reflejo de ustedes mismos ¾respondió¾.
¾Lo que sucede ¾interrumpió el Maestro¾ es que todavía no han entendido.
Les hemos abierto las puertas de nuestro mundo con todo lo que ello significa y ustedes
creen que es muy sencillo cruzar el cañón, llegar, recibir, y luego marcharse. Deben
saber, que sólo podrán cruzar y cumplir con vuestra parte si están dispuestos a la
renuncia total. Tengan presente que para cruzar en esta ocasión necesitan renunciar a
sus vidas, ya que al ingresar a los Retiros Interiores no podrían volver. Por ello las
puertas del Mecanto se hallan cerradas...
¾No puede ser ¾se expresó Ricardo en tono desordenado y confundido¾. ¿Cuál es el
sentido de quedarse?
¾Sabes que está dispuesto desde hace mucho que el ser humano tome nuestra posta.
Todo esto sólo lo podrán entender adentro, y no afuera.
¾Realmente no entiendo. ¿Y la labor que estamos cumpliendo para transmitir todo esto
a la gente y...
¾Que ello no te preocupe, nosotros sabemos cómo llegar a través de ustedes. Nuestra
existencia y mensaje pronto se difundirá con mayor fuerza. Será en España. Así está
convenido. Ustedes han hecho bien la parte que les toca para conmover conciencias,
pero ahora llega el momento de asumir un verdadero y trascendental compromiso.
Te he dicho lo que necesitan saber ¾hablaba el Maestro mientras miraba fijamente a los
ojos de Ricardo, transmitiendo amor y compresión¾. Será Joaquín quien hablará cuando
sea el momento. Sepan esperar.
Diciendo esto se puso de pié, y dándose media vuelta caminó hacia el muro.
Nuestro amigo lo llamó una y otra vez por su nombre, como queriendo
detenerle. Incluso encendió su linterna para alumbrarlo, lo cual consiguió sin mayor
efecto que el verlo con gran nitidez.
Para su asombro, se abrió una “puerta” en el muro, sin emitir luz alguna, pero se veía
que permitía el ingreso a una suerte de galería o pasillo subterráneo. Alcir se dirigía a
ella sin inmutarse.
¾Así como brilla el Sol en la Tierra, “RAHMA”, deberá brillar el Sol interior de cada
uno de ustedes. Entonces verán al Sol brillar también en el cielo, alumbrando la cumbre
del cañón y todo el lugar. Allí será el momento.
Luego la puerta se cerró con Alcir tras ella en el muro de los grabados.
Afrontar el mensaje de esta experiencia al interior del grupo fue muy difícil. La
cuestionamos mucho, con la rigurosidad que siempre se debe emplear en esto casos.
Nos planteamos todas las posibilidades que se le pueda ocurrir al lector en una situación
como esta. Y a pesar que de momento no entendíamos como la Hermandad Blanca nos
pedía una renuncia tan grande, por cuanto no era lo que creíamos haber aprendido de los
Maestros en esto años de contacto, sentimos en nuestros corazones las palabras de Alcir
y lo que ello pudiese significar. Sólo al final, como siempre ocurre, sabríamos que este
mensaje ya había sido entregado a cada uno de nosotros, teniendo que despertar de
nuestro estado de sueño para hallarnos ante una verdadera encrucijada espiritual.
Sea como sea, lo práctico es que una decisión nos aguardaba a puertas del Mecanto.
Todo esto no hizo reflexionar como nunca antes en el compromiso para con la Misión,
lo que sentimos por nuestras familias, y en fin, los insondables misterios que yacen en
los sentimientos de un corazón humano.
LA DECISIÓN
Nadie durmió profundamente aquella inolvidable noche del 11 de agosto. Todos
nos encontrábamos en silencio cuando nos levantamos. No abordábamos el tema de
inmediato, tan sólo bebíamos un té caliente sin hacer mayor comentario. Pero algo había
pasado.
El grupo estaba distinto. Se encontraba aún más unido que antes. En el ambiente se
respiraba una armonía y hermandad que nunca antes en nuestras vidas habíamos
experimentado.
Entonces empezamos a “sentir” y no “pensar” el mensaje del cual fue portador Alcir.
Un hecho curioso en torno a ello, es que Raymundo encontró en el muro de Pusharo, en
la misma zona en que Ricardo vió abrirse la puerta (al extremo izquierdo de un
observador frente al muro, donde no hay petroglifos) la marca con profundidad de una
mano izquierda en la roca, como si fuese parte de los mismos grabados del muro. Nunca
antes la habíamos visto, algo extraño teniendo en cuenta que la mayoría de nosotros
éramos veteranos de anteriores viajes al Paititi donde fotografiamos hasta el cansancio
cuanto ideograma hallásemos en la roca. O se trataba de un petroglifo que nunca
detectamos, o como alguien del grupo sugirió, era una “llave” dejada por la mismísima
Hermandad Blanca para abrir la puerta. Lo cierto es que al tratarse de una mano
izquierda el misterio y la especulación se regaban por doquier, por cuanto era de nuestro
conocimiento que los Maestros se saludan con la mano izquierda, que como bien
sabemos representa la paz, la verdad y la sabiduría a diferencia de la derecha que
expone generalmente la fuerza y el poder. Un simbolismo que incluso mantuvieron
Cachán y algunos de los machiguengas.
Esa mañana del día 12 decidimos cruzar el Mecanto con todo lo que ello podría
implicar. Sabíamos que era positivo y confiábamos en el Plan, en los designios de lo
alto, sea lo que sea, y que estaban orientados a la salvación de nuestra humanidad que
ahora más que nunca llevaríamos en nuestros corazones hacia al otro lado del umbral
del Paititi.
Los Guías siempre nos dijeron que RAHMA es una misión de “rescate”, donde el
hombre debía salvarse a sí mismo a través de la fuerza más poderosa del Universo, y
que no es otra que el Amor.
Tomar esta decisión no fue nada fácil. Pero ni bien lo hicimos, todo empezó a cambiar
en el ambiente.
El día 12, rompiendo con lo esperado, no llovió. El día 13 también hubo ausencia de
lluvias, incluso el cielo empezó a despejarse un poco contra el pronóstico de los mismos
machiguengas que anunciaba un “friaje” de dos semanas.
El día 14 ocurrió el “milagro”.
Luego de una paciente espera, con el grupo unido y dispuesto, vimos las nubes
disiparse, formando inicialmente un hoyo sobre el ya débil manto blanco que se hallaba
sobre nosotros, por donde los rayos del Sol ingresaron con fuerza iluminando la cumbre
del cañón...
A los pocos minutos el cielo se abrió totalmente, dejando ver un hermoso cielo
azul. El Sol alumbraba con tanta fuerza que tuvimos que refrescarnos en el río.
Por varias horas fuimos caminando por las sinuosas trochas que nos conducían
por el cañón. Muchas veces descendiendo a las playas y cruzando de orilla a orilla el
atemorizante río Sinkibenia, que parece cobrar mayor fuerza y respeto en las gargantas
del Mecanto, como si fuese su espíritu protector.
El lugar es mágico. Las rocas, el río, la frondosa vegetación multicolor que se
nos presentaba, el ambiente en sí, era como si el Mecanto nos estuviese observando.
Todo es diferente. Parece un verdadero mundo perdido, con sus gigantescos árboles y
hercúleas rocas sobresaliendo en el Sinkibenia.
Con las piernas temblorosas por el cansancio y el esfuerzo, llegamos a una vuelta del río
que parecía profunda. Teníamos que cruzarla, así que Miguel, aquel nativo huachipaire
que vivía desde hace cuatro años en Palotoa, y que se había convertido no sólo en
nuestro guía de viaje, sino en un gran amigo, fue pasando nuestras mochilas, una por
una, al otro lado del río. Verlo luchando contra la corriente, con el agua casi en el pecho
y el equipo sobre la cabeza, era de infarto. Pero todo salió bien.
Ahora nos tocaba cruzar a nosotros. Nimer, valientemente, se adentró en el río solo, con
una seguridad aplastante por cruzarlo. Si no fuese por Miguel que vino a ayudarlo, era
muy posible que el río se hubiese llevado a nuestro amigo hacia los afilados
despeñaderos. Habíamos subestimado una vez más al Sinkibenia.
Maribel se hallaba nerviosa con toda esta situación. Así que Ricardo y Camilo
decidieron ayudarla a cruzar apoyándose en una soga de treinta metros de largo que
Nimer logró llevar al otro lado del río. De esta forma, mientras nuestro amigo sostenía
con fuerza la soga apoyado en un gran tronco, fuimos avanzando por el río, que se
mostraba fuerte y peligroso.
Para complicar aún más la situación, el pie izquierdo de Ricardo quedó atascado entre
unas rocas mientras cruzaban esta agresiva vuelta del Sinkibenia, dificultando el avance
y obligando a Maribel y Camilo retroceder. Al intentar liberarse, lo cual consiguió con
una impaciente sacudida, se encontró de pronto fuera de equilibrio y el río
arrastrándolo. No obstante logró asirse de la soga, y si no fuera por la ayuda de Camilo,
que de un fuerte y decidido jalón lo sacó del aprieto, quién sabe lo que hubiese pasado.
Cuando nos hallábamos transitando la “última trocha” que nos llevaba a la playa
de Inchipato, sucedió algo extrañísimo. Encontramos en el suelo unos plátanos, como si
alguien los hubiese bajado del árbol ayudándose, al parecer, de una herramienta
cortante. Este hallazgo espantó de inmediato a Miguel. Le preguntamos qué sucedía,
pero no quiso dar mayores explicaciones. Sólo nos pidió que dejáramos los plátanos en
su sitio...
En un principio nos inquietamos mucho ya que antes de vernos envueltos en esta
situación sentíamos que alguien nos observaba. Y todos coincidíamos en que se trataba
de una presencia humana...
Recordamos incluso los relatos del Padre Macario en Shintuya, cuando nos
narraba cómo uno de los misioneros fue herido en el brazo por una flecha, disparada con
gran puntería por una tribu desconocida que se hallaba en un sector del Pongo de
Mainiqui. Y para alimentar un poco más el suspenso, entre los libros que el Padre
obsequió a Maribel, escritos por los propios misioneros durante las correrías de su
evangelización en Madre de Dios, se mencionaba el peligro de recoger frutos en una
trocha desconocida, porque esta era “la trocha del cazador”, quien luego retorna a
recoger su trabajo y si no lo encuentra ¾afirmaban los misioneros en sus memorias¾,
éste persigue a quien los tomó para darle muerte.
Pero no nos duró mucho, porque sabíamos también que ya nos encontrábamos
en las selvas que custodian y protegen los Maestros.
Así llegó la noche, y cerca de las 7:00 p.m. nos dispusimos a realizar una
meditación para conectarnos con la Hermandad Blanca. Nimer se ofreció en dirigirla,
pidiéndonos acostarnos sobre los plásticos, y de esta forma facilitar la relajación.
Realmente lo que Nimer deseaba era llevar una práctica de viaje astral, lo cual hizo pero
sin decir lo que se proponía, ya que otras veces, como a muchos de nosotros nos ha
ocurrido, los “practicantes” se quedan dormidos.
Se observó una gran cascada que caía con fuerza desde gran altura. Allí se encontraba
una mujer joven y hermosísima, con un velo blanco y cabellos canos, brillante, y
parecía mezclarse con el agua de la cascada. Era impactante observarla.
La mujer se identificó como Cecea, y al preguntarle cuál era el siguiente paso
que debía dar el grupo contestó:
Se consultó entonces sobre la intención del grupo de llegar “más lejos” que las
expediciones anteriores, y Cecea respondió:
Amados, en verdad les decimos que nunca antes en la Misión alguien llegó tan lejos
como ustedes. ¿Comprenden?
Entendimos entonces que no podíamos evaluar un viaje como este por las distancias
físicas, como si se tratase de una carrera de aventura donde luego se confronta quién se
internó más en la selva o quién vivió extraordinarias experiencias. Ese no era el
mensaje.
“La poseen. Hemos depositado siete esferas de energía que contiene información
relativa al Plan Cósmico y el programa de contacto RAHMA en cada uno de ustedes. En
Pusharo comprobarán lo que han recibido y empezarán a entender.
Deben saber que ahora vuelven con la luz en vuestros corazones y nuestro total apoyo
en su misión ¾continuó¾. Ya pueden regresar”.
“¿Desean una corroboración? ¾añadió Cecea¾. Vuelvan y abran los ojos, y verán la
nave que materializaremos sobre ustedes, para que así estén seguros y no tengan dudas
de lo que les decimos...
Al volver del trabajo, y ante nuestros rostros de sorpresa, de la nada “apareció” una
nave, exactamente sobre el grupo, emitiendo poderosas luces plateadas como llamando
nuestra atención. Luego de unos segundos más ¾todo fue muy rápido¾ el objeto
“desapareció” de nuestra vista, como si hubiese sido “tragado” por algo. Realmente
espectacular.
Nos era curioso recordar que en el contacto físico de 1996, Alcir afirmó que en el mes
de agosto de 1998 se debía producir “la Gran Prueba”, como un momento de marcada
importancia que debíamos afrontar en nombre de la Misión. Aunque en agosto de aquel
año realizamos una expedición al Paititi, aquella prueba de la cual hablaba Alcir no se
dio o quizá no estuvimos atentos. Luego sabríamos que dejamos muchas cosas
pendientes, que por su propio peso tendrían que cumplirse en esta nueva expedición. Y
así fue, por cuanto se dio aquella “Gran Prueba” que anunciaban los Maestros.
Es importante aclarar, y ahora que lo hemos entendido, que en ningún momento los
Maestros pretendían alejarnos de nuestra responsabilida como seres humanos, sino más
bien una suerte de prueba que procuraba no sólo medir nuestra entrega y compromiso al
interior de la Misión, sino un mensaje que nos habla de un acontecimiento que esta
reservado para nosotros en el futuro.
Otro hecho sugerente ¾como nos lo hizo ver a nuestro regreso Silvia Maza¾ era que el
14 de agosto de 1998 iniciamos el retorno desde Pusharo, cuando en este viaje fue todo
lo contrario, en la misma fecha dejábamos Pusharo para cruzar el Mecanto. Todo estaba
marcado.
Así fuimos tomando conciencia. Reflexionando todo lo que habíamos expuesto por la
Misión, y también lo que hasta ese momento logramos en nombre de todos.
Luego de esto nos acostamos, y con la claridad que el viaje aún no terminaba. Intuíamos
que en Pusharo algo grande ocurriría, y que allí se daría el “cierre” de esta inolvidable
aventura interior...
Por sugerencia de Nimer el grupo se quedó el día 15 en el lugar, con el objetivo
de meditar en esta zona que, definitivamente, amplificaba nuestros trabajos mentales e
irradiaciones al planeta, situación que aprovechamos al máximo envolviendo una y otra
vez al mundo en luz, así como nuestras familias y seres queridos.
Ya por la noche se dieron nuevos y claros avistamientos que marcaban, una vez
más, la presencia y apoyo de los Guías.
El día 16, temprano, levantamos el campamento y nos aprestamos para iniciar el
retorno. Como era de rigor en todo el viaje, realizamos la Cúpula de Protección y nos
despedimos de aquel maravilloso lugar que nos había cobijado y protegido.
Ni bien nos pusimos las mochilas para partir, de improviso se desató una lluvia de
“Padre y Señor mío”, con truenos y todo, que nos obligó a salir inmediatamente de la
zona con la esperanza de dejar atrás la tormenta. Pero no fue así, ésta abarcaba todo el
cañón, haciendo crecer el río a una velocidad espantosa y atemorizante.
Miguel, nervioso como nunca antes se había mostrado, nos pedía ir más rápido,
prácticamente corriendo, ya que si el río seguía creciendo de esta forma nos
quedaríamos “atrapados” sin poder salir.
A todos nos inquietaba aquella vuelta del Sinkibenia en la que utilizamos la soga en el
camino a Inchipato. Ya nos decíamos cómo la encontraríamos.
Al llegar a ella en un tiempo record, tuvimos que cruzarla con las mochilas a las
espaldas porque no había tiempo para sacar la soga e ir pasando con Miguel el equipo al
otro lado. Afortunadamente esta vez teníamos la corriente a nuestro favor, y con el
peligro de quedarnos atrapados si no apurábamos el paso, sacamos fuerzas de Dios sabe
dónde cruzando el río como si se tratase de un charco en la selva.
Así, alcanzamos la entrada del cañón, y ni bien llegamos a ella, inexplicablemente dejó
de llover, abriéndose el cielo y mostrando un intenso cielo azul mientras los rayos del
Sol lo alumbraban todo con fuerza. Esto parecía “magia”. Era en verdad increíble.
Al cotejar nuestros relojes, comprobamos que el camino de seis horas que empleamos
inicialmente para cruzar el cañón, ahora en el regreso lo habíamos logrado en tan sólo
dos horas. Una lástima que no estuviese presente algún representante de los Record
Guinness...
Nuestro arribo a Pusharo estuvo lleno de entusiasmo, aunque con un susto inicial
cuando Nimer fue llevado por el río. La visión fue alarmante porque nuestro amigo se
hallaba “boca abajo” y sólo veíamos su mochila flotando. Afortunadamente logró
incorporarse sin problemas, cuando ya más de uno estaba por arrojarse para ayudarlo.
Luego el mismo Nimer ¾con su característico humor y positivismo¾ nos dijo que no
teníamos de qué preocuparnos, que sólo se estaba divirtiendo y que tenía “todo
controlado”. Nos reímos mucho.
* * *
Dejándonos llevar por la intuición, nos dirigimos al muro de los petroglifos
cerca de las 6:30 p.m., casi en silencio, percibiendo en cada paso la proximidad de los
Maestros.
Una vez que reanudamos la caminata a los petroglifos, recordábamos que el
mismo Casiano afirmó haber visto “niños de blanco” acercarse al campamento.
Además, ese mismo día, cuando nosotros nos hallábamos en el muro meditando, nuestro
guía machiguenga observó dos luces salir del Mecanto y aproximarse a las tiendas,
como buscando algo, para luego marcharse a gran velocidad en dirección a Aguaroa.
Las luces eran como sus linternas ¾decía el nativo al describir su experiencia¾.
Casiano es un hombre sensible, bondadoso y amable. Realmente parece un niño,
y quizá por ello fue testigo de todas estas manifestaciones, como si fuese un mensaje
para el grupo.
Luego de una profunda meditación, cada uno se fue acercando al muro, muchos
arrodillándonos y pegando nuestra frente y manos en él, para dejarnos fluir y penetrar la
roca. Sentíamos que los Maestros nos hablarían, que estarían allí. Y no nos
equivocamos.
Se nos mostraba gente saliendo y entrando nuevamente a los grupos, como si se fuese a
producir una definición y auto selección colectiva. Y por último, se nos pidió que
contáramos todo lo que ocurrió en este viaje, ya que en él había un mensaje importante
para los misioneros de RAHMA. Una señal. En este momento estamos analizando todas
estas informaciones que consideramos serán motivo de un nuevo informe.
Pero uno de estos personajes no se movía, estaba de pie donde el muro se inicia, y a
diferencia de las clarísimas proyecciones que nos rodeaban, este ser estaba allí
físicamente.. Cuando algunos de nosotros nos acercamos a él, dejándonos llevar sólo
por la intuición, nos dimos cuenta que se trataba del mismísimo Alcir. Veíamos cómo el
Maestro, que irradiaba amor y sabiduría, comenzó a alejarse a paso lento, ascendiendo
la escarpada que conduce a una trocha que lleva hasta la misma cima del muro ¾unos
30 metros de altura¾ sacudiendo los matorrales para abrirse paso. En eso Camilo se
acerca y comenta que las presencias “estaban por todas partes”. Decidimos entonces
reunirnos los siete y no dispersarnos como suele suceder en experiencias como esta.
Nimer también se acercó, visiblemente emocionado por el ambiente que se estaba
desarrollando en el lugar y luego de vivir una extraordinaria experiencia con Cecea en el
muro.
Era gratificante comprobar que toda esta experiencia ¾a nuestro juicio la más
importante del viaje¾ la vivía todo el grupo como una verdadera unidad.
Y no volvíamos como vinimos, sino como describe aquel párrafo de “Guía del Camino
Interno”, que reza:
EL RETORNO AL MUNDO
Por la noche llovió torrencialmente, haciendo crecer el río de tal forma que este se
desbordó cerca de las 3:00 a.m., inundando el campamento prácticamente mientras
dormíamos. Gracias a la voz de alarma de Miguel, salimos de las tiendas viendo cómo
nuestras cosas flotaban ya en el agua. Al cabo de dos minutos, donde habíamos montado
las tiendas el agua ya nos llegaba a las rodillas.
A pesar de este gran susto no parábamos de hacer bromas, rescatando todo el equipo
¾no perdimos nada, salvo los pantalones de Carlos y el sombrero favorito de Camilo¾
y guareciéndonos en el monte, donde incluso el agua amenazó con llegar.
Dentro de todo esto, gracias a la crecida del río pudimos llegar con las balsas a Shintuya
¾en un viaje lleno de anécdotas inolvidables¾, donde conseguimos un camión que
partía esa misma noche al Cusco.
También debemos mencionar que hubo muchas salidas de apoyo y conexión este
mes de agosto, como las que se realizaron al Manzano y Cipreses en Chile; Shasta en
California; Wiñaymarca en Bolivia; Chilca y Akenesis en Perú, entre otros lugares.
A pesar que muchas veces tenemos diferentes formas de trabajar o, incluso,
hasta una visión marcadamente distinta del proceso de la Misión, este mes de agosto nos
enseñó que podemos trabajar juntos y en equipo por los objetivos. Y así fue en este
viaje al Paititi, donde la integración del grupo se mantuvo frente a todo, y a diferencia
de otros viajes donde cometimos errores, en esta ocasión sí retornábamos como uno, y
así deberá seguir ocurriendo en cada esfuerzo nuestro en representación de toda la
Humanidad.
Desde el mundo maravilloso en el cual vivimos y tenemos mucho por hacer,
“ Creo que las ruinas serán de naturaleza monolítica, más antiguas que los
descubrimientos egipcios. Juzgando a partir de inscripciones encontradas en
diversas partes de Brasil, sus habitantes usarían una escritura alfabética
similar a muchos sistemas de escritura antiguos, asiáticos y europeos. Hay
rumores, también, de una extraña fuente de luz en los edificios, un fenómeno que
llena de terror a los indígenas que aseguran haber visto las ruinas.
El lugar central que he llamado “Z”- nuestro objetivo principal- está en un valle rodeado
de montañas. Tiene dicho valle unas diez millas de ancho, y la ciudad se
encuentra en un promontorio en el centro de este, hasta el llega una carretera
de piedra. Las casas son bajas y sin ventanas, y hay un templo piramidal. Los
habitantes de la ciudad son numerosos, mantienen animales domésticos y poseen
minas bien desarrolladas en las colinas circundantes. No muy lejos se encuentra
otra segunda ciudad, pero la gente en ella pertenece a una casta inferior a los
habitantes de “Z”. Más lejos hacia el sur hay otra gran ciudad, pero medio
enterrada y completamente destruída”
¿Qué ocultan los diarios que la familia Fawcett se ha negado a dejar ver a los
investigadores y periodistas? ¿está allí la clave de la misteriosa ciudad perdida de la
jungla? ¿son ciertos los rumores sobre los sueños proféticos y visiones de Fawcett
relacionados con la ciudad?
********************
Como en las películas de aventuras, la búsqueda del Paititi reúne a una singular fauna
humana, exótica y heterogénea; un verdadero ejército de soñadores que se niegan -
consciente e inconscientemente- a considerar la existencia del mundo como algo
inacabado y explorado por completo, manteniendo así viva la llama de la pesquisa y del
descubrimiento más allá de las pantallas de la televisión o las computadoras.
Ellos encarnan como pocos la verdadera veta romántica -en parte perdida- no siempre
bien vista por los académicos de gabinete; que prefieren los entuertos verbales y la
seguridad de los archivos al riesgo físico de buscar por selvas y montañas, corriendo el
riesgo de dejar que sus huesos terminen puliéndose en alguna parte ignorada de Perú o
de Bolivia. De hecho, para muchos no habría mejor muerte que ésa. Una muerte que los
redimiera por completo, justificando la obsesión de toda una vida y dándole
legitimación a una forma de ser y estar en el mundo que reniega de las colas de
jubilados, del sedentarismo mental y de una visión no asombrada y asombrosa de la
existencia.
Los exploradores del Paititi son individuos tocados, en gran parte, por la locura, por la
insatisfacción, por un juvenil impulso de ver al mundo con los ojos de un hereje que
reniega de los dogmas pre-establecidos por las instituciones, que califican de "poco
científicas" las búsquedas de ciudades perdidas. De alguno manera, son partícipes de
una sana rebelión. Osados bandidos aventureros que atentan contra esos rostros de
mandíbulas apretadas pensando que el compromiso con la verdad radica en negar los
sueños, apoyándose en un corpus bibliográfico que oficializan como cierto, muchas
veces guiados por intereses mezquinos (una beca o un puesto en el escalafón de la
carrera docente, por dar un ejemplo).
Como descarriadas ovejas del rebaño que les dio cobijo -o nunca se los dio- deben
luchar contra la ortodoxia que los condena y defenderse de quienes pretenden
"curarlos". Así todo, persisten en sus males y sus pecados... Y hacen bien; porque son
conscientes que las meras palabras escritas suelen resbalar hacia la palabrería pomposa
que desoye muchos hallazgos materiales, producto del vagar buscando quimeras. Es que
aspiran a ellas, combatiendo las muecas reprobadoras de los eruditos con sonrisas
irónicas; burlándose del miedo al ridículo que, en ocasiones, es el fundamento de la
pedagogía y educación de nuestros días.
Los exploradores del Paititi abren nuevas rutas, no sólo en el sentido literal de la palabra
-como las que nacen a fuerza de machete a medida que se avanza-, sino también rutas
epistemológicas que prueban que algunas leyendas son ciertas o que la mayoría que
circulan sobre el tema no deberían ser tomadas al pie de la letra, a menos que se quiera
ser tildado de loco.
¿Cuántas mentes desequilibradas podrían dedicar parte de su vida a encontrar una
supuesta ciudad de oro puro, habitada por angelicales "Hermanos Blancos" de una
cofradía extraterrestre, perdida en el corazón de la selva sudamericana? La respuesta es,
lamentablemente: muchas.
Hordas de místicos y pseudo-investigadores han tergiversado y manoseado tanto la
búsqueda del Paititi y no es de extrañar que un tópico tan rico para historiadores,
arqueólogos y antropólogos, haya quedado ligado a los delirios etílicos de aquellos que
lo conectan con ovnis, dimensiones desconocidas y una espiritualidad barata y lucrativa
propia de la New Age; que encarna como nadie lo que suelo denominar el "Síndrome
del Rey Midas Invertido", que consiste en la capacidad que algunos tienen de convertir
los temas que tocan (valiosos por cierto), no en oro, como reza la leyenda bíblica, sino
en excremento.
En mi opinión, son esos personajes y sus escritos los que le quitan seriedad a la
cuestión. Lo apartan del campo de estudio científico, al que debería volver en algún
momento; y que no es otro que el de las ciencias sociales. Pero, aún topándonos con
esas hipótesis desquiciadas, sería factible realizar su análisis desde el ángulo de la
sociología o la historia de mentalidades, buscando las causas profundas que llevan y
explican a entender porqué se cree lo que se cree, o cuáles son las bases en las que se
apoya ese pensamiento mágico y esotérico. Estoy convencido que un estudio de ese tipo
no diría mucho sobre nuestra época, sus miedos, perturbaciones, ansiedades y fracasos.
Pero no es mi intención abordar en este artículo -al menos pormenorizadamente- las
teorías estrafalarias que circulan, respecto de la "ciudad perdida de los incas". Más allá
de los portales dimensionales que los gurúes mercachifles afirman haber atravesado,
está el Paititi real. Ruinas que seguramente nos desilusionarán un poco cuando las
encontremos; no por su relevancia histórica, sino por las características morfológicas y
materiales que deben poseer: muros derruidos, tambos abandonados, caseríos y edificios
devorados por las raíces de la selva que aún las esconden. En dos palabras: restos
arqueológicos. Ni más ni menos. Nada extraordinario. Nada de murallas de oro y plata o
avenidas con estatuas resplandecientes, flanqueando el camino a la plaza principal.
Nada de incas perdidos en un islote terrestre, rodeados por la jungla e ignorantes de los
400 años de cambios vertiginosos operados en el "mundo exterior".
Sólo ruinas; que probaran -como lo están haciendo de a poco- que la penetración de los
incas en el Antisuyu (parte oriental del Imperio) fue mucho más profunda, significativa
y duradera de lo que se piensa actualmente.
El explorador del Paititi tiene algo de nómada; y, como tal, encarna al aventurero por
excelencia, abriendo su mirada y su cuerpo a un futuro ambiguo, azaroso, en el que todo
puede suceder. Como aventurero, es el protagonista de vivencias inusitadas y un sibarita
de los tiempos intensos que genera la propia inseguridad. El temor y el deseo -en una
extraña pulsión de muerte- se combinan generando una atracción difícil de explicar en
la que se unen, por una parte, la voluntad por superar la incertidumbre y los problemas;
y por la otra, la comprobación empírica de su propia buena suerte. El explorador-
aventurero tiene mucho de egocéntrico y personifica como nadie ese optimismo del que
habla E.M. Cioran cuando escribe:
"Si uno no creyese en su buena estrella, no se podría efectuar el menor acto sin
esfuerzo: beber un vaso de agua parecería una empresa gigantesca e incluso insensata" .
Pero por ser en parte trotamundos no sometidos del todo a los principales dictados de la
sociedad, esta casta de exploradores al que referimos suelen catalogarse como parias
enajenados, sospechosos por el sólo hecho de no comulgar con los paradigmas
históricos vigentes y quedar fuera de los controles que éstos ejercen.
Como aventureros que son, arrastran la cuota de irresponsabilidad que la propia
aventura tiene en el lenguaje corriente; lo que no excluye que haya artículos -
generalmente periodísticos- que no dejen de alabar y avalar esa misma condición que
otros, más conservadores, critican: la osadía de la libertad plena; o la valentía de
personificar el ideal romántico de ir a la selva tras ciudades olvidadas, en un contexto
académico que margina esa búsqueda al campo de la ficción cinematográfica o la
novela.
Es lógico que los especialistas en el Paititi despierten esos sentimientos contradictorios,
de atracción y rechazo. En un mundo que construye su realidad cotidiana enfrente de un
monitor de computadora, alumbrado por lámpara de neón, en oficinas con aire
acondicionado y encierro, el regreso a la selva es mirado como una válvula de escape
psicológico al tedio urbano, que muchos critican pero que muy pocos se arriesgan a
romper. Quizás la atracción radique, justamente, es ese contraste entre los dos mundos:
el artificial, de cemento y concreto; y el natural, de enredaderas, y árboles ocultando
misterios.
ab
La mayoría de los testimonios escritos que refieren sobre el Paititi, en los siglos XVI,
XVII y XVIII, lo ubican al oriente del Cusco, más allá del cauce del río Paucartambo;
en una región delimitada por el río Manú, al norte, y el Madre de Dios -antiguo
Amarumayo-, por el sudeste. Toda la zona es una enmarañada selva tropical, cruzada
por cordones montañosos y decenas de afluentes, con denominaciones tan sugerentes
como Callanga, Palatoa, Nistrón, Piñi Piñi, Shinkibenia o Pantiacolla. Es este último
toponímico el que le da nombre a todo el territorio. Una comarca de difícil acceso que, a
pesar de no tener demasiados terrenos planos, es llamada la Meseta de Pantiacolla.
El paisaje, durante años desatendido por el sentimiento -y aprehendido únicamente por
una preocupación meramente informativa que buscaba la descripción fidedigna y la
objetividad- cambió hacia 1830, aproximadamente, y el viajero del siglo XIX, el
romántico, empezará a darle importancia a la impresión global, a la sensación, al
sentimentalismo; recreando un paisaje ideal, fantástico, en el que poco importaba
acercarse a la realidad objetiva. Surgía una nueva sensibilidad en la que la naturaleza,
hasta entonces concebida como una máquina armónica y racional, se convertía en un
océano de inquietudes e incomprensión. Los románticos empezaban a dudar de los
esquemas claros, perfectos y predecibles. El universo, reglado por el neoclasicismo
(expresión artística del siglo XVIII), se abría a sensaciones nuevas y empezó a ser
pensado de manera diferente. Lo estético, impregnado con una filosofía menos segura
de sí misma, se orientaba hacia el misterio y el esoterismo. El paisaje dejó de mostrar
leyes universales y pasó a expresar sentimientos movilizadores. El hombre se sintió
pequeño, indefenso, y al mismo tiempo asombrado ante la magnitud del cosmos y sus
enigmas. El "paisaje real" -concebido como algo medido, controlado, racionalizado,
humanizado- es reemplazado por el "paisaje sublime", que sacude y produce sorpresa,
estupor, en el alma de los exploradores.
En sus relatos de viajes se pasa de las descripciones genéricas y citas de "autoridades" -
referenciadas en testimonios antiguos- a la percepción de lugares específicos, que no
tienen ya la serenidad ni el equilibrio que creían tener.
Como bien dijera, Rafael Argullol:
"El romanticismo le dice adiós a las reglas, las normas, las escuelas (...); deja de
considerar la realidad exterior como único modelo digno de reproducir y se vuelve hacia
la única fuente que le merece credibilidad: su interioridad, su 'yo'. Deja de ver a través
de los ojos, para mirar a través del corazón" .
El paisaje romántico refleja el espíritu atormentado de sus nuevos observadores. El
viajero empieza a buscar una comunión más original, más pura con la naturaleza. Por
eso, en él no cabe ya la idea racional del jardín; espacio domesticado, alejado de todo
riesgo y símbolo de la serenidad y equilibrio.
Así pues, el explorador romántico del Paititi se hunde, se funde, en el medio vital que
recorre. De ahí la importancia que se le da no sólo a la percepción visual, sino a la
percepción interior, considerada como la victoria de la expresión y el sentimiento sobre
las normas y las leyes. Porque, más allá de que el romanticismo sea un movimiento
cultural que se enmarca en un período determinado, asociado generalmente a la primera
mitad del siglo XIX, es también una "forma de ser y estar en el mundo" que sigue viva
en nuestros días.
En las ruinas, los viajeros de este tipo, pretenden encontrar saber, conocimiento, y una
prueba indeleble de la fuerza de voluntad. Están inclinados a ver en ellas la nostalgia de
un pasado irremediablemente perdido y el inevitable paso del tiempo.
Es que en la selva, la naturaleza, siempre termina por vencer a la obra humana. La vida
no es otra cosa que un largo camino hacia el olvido y los restos antiguos son leídos
como signos del fatalismo por venir. Así adquieren, en parte, cierto carácter fúnebre;
una clara muestra de la impermanencia de todas las cosas y ejemplo evidente de la
pérdida y lo desconocido. Las ruinas esconden más de lo que revelaban y personifican
el misterio. Se cargan de poesía y reflexión, gracias a la imaginación que se les sabe
imprimir en textos y dibujos.
Por otra parte, el aumento del interés por rescatar la "identidad nacional", hace que se
busque, en los restos arquitectónicos de épocas pretéritas, "la esencia originaria" del
orgullo nacionalista o de resistencia. Así pues, las ciudades perdidas o exóticas suelen
verse como los testimonios de un pasado ancestral en el que la dignidad no es cosa de
otros solamente.
ab
PAITITÓLOGOS Y PAITITEROS
"No le preocupaba si una doctrina se adecuaba o no a la
realidad del mundo sino qué tipo de vida promovía: activa
o reactiva, generosa o resentida. No le importaba su validez
epistemológica sino su estricto valor ético, incluso estético.
El filósofo está así, más cerca del poeta o del profeta, del
creador de mitos o de imposturas, que del juez o el detective.
¿Cuándo algo es verdadero? ¿Cuándo cuenta algo que ocurrió
o cuando tiene el poder de engendrar nuevas formas de vida
y de pensamiento?".
Scavino
filósofo argentino.
A nadie debería extrañarle que la competencia desleal es un mal que se da en todas las
profesiones y que las actitudes mezquinas son el "sidecar" que suelen acompañarla.
Desafortunadamente nos han educado para competir más que para compartir y ese es
uno de los motivos por los cuales el campo de acción de los buscadores del Paititi se ha
convertido en un "ring" en el que "todo vale"; inclusive la mentira, el sensacionalismo y
la violencia. Permítame ahora el lector cometer un pecado de soberbia e incluir dos
neologismos que, espero, esclarezcan mejor las ideas que pretendo transmitir. Estas dos
nuevas categorías son las de paititólgos y paititeros.
Con ellos los estudios del Paititi alcanzan sus cotas más altas. El ensamblaje perfecto
entre teoría y trabajo de campo - escritorio y selva del Pantiacolla- que estos
investigadores han conseguido desarrollar, constituye la columna vertebral más firme, y
a la vez flexible, que cualquier interesado en la temática pueda leer. Por otro lado,
Neuenschwander y Greg, tienen en su haber el mayor número de expediciones a la
región y son, a la hora de probar o refutar hipótesis ajenas, los mejores especialistas en
la materia.
La reciente muerte del doctor Neuenschwander dejó un hueco muy difícil de llenar;
pero su espíritu emprendedor, constancia y dedicación al trabajo responsable fue
heredado por su hijo Fernando, quien junto a Deyermenjian promueven la difusión e
investigación desde la Asociación Cultural Exploraciones Antisuyo/Pantiacolla
(ACEAP).
Otro muy respetable veterano especialista es el Padre Carlos Polentini Wester,
responsable también él de infatigables viajes por la región del Pantiacolla y uno de los
más importante recopiladores de testimonios orales en la selva, conseguidos de boca de
colonos y aborígenes. Su labor misionera fue -hasta el momento de su retiro- compatible
con la seriedad de sus hipótesis y pasión por la temática.
Antes de terminar con el grupo de paititólogos, no quisiera dejar de nombrar a un viejo
historiador cusqueño, el doctor Daniel Heredia, autor de un corto pero muy bien
documentado artículo que publicara en 1951 . Sus objetivas consideraciones lo
convierten en un investigador digno de recordar.
Como dije antes, con investigadores como estos la problemática Paititi queda realzada y
puesta honestamente sobre el tapete para ser discutida amigablemente, sin celos ni
intereses mezquinos. Pero al lado de los paititólogos se levantan ejércitos de
oportunistas, buscadores de tesoros, huaqueros y delirantes a sueldo, dispuestos a todo;
incluso a desprestigiar un tema digno de ser estudiado seriamente. Ellos son los
"paititeros".
Los "paititeros", en esencia, son los apóstoles de lo irracional; charlatanes de feria que
dan un vago toque de credibilidad y verosimilitud, salpicando sus escritos con retazos
de conocimiento y referencias mutiladas o de ambigua significación. Volcados hacia
una arqueología delirante, sin conocer nada-o muy poco- de historia, son espíritus
vulnerables e ingenuos en los que, los elementos más espectaculares y turbadores de la
ficción-científica, se mezclan y confunden con datos objetivos generando una nebulosa
en la que es difícil distinguir lo real de lo imaginario. En esta visión sin lógica ni
distinción, la inteligencia queda sometida a fuerzas y energías misteriosas que -por
naturaleza- escapan a toda necesidad explicativa o probatoria.
Con segura autoridad arzobispal, los "paititeros" afirman sus delirios, inventando
indicios y generando sensacionalismo dentro de una prensa escrita siempre hambrienta
de noticias rimbombantes. Sus técnicas esotéricas (intuición, revelaciones divinas,
viajes astrales, comunicación con hermandades extraterrestres, etc) se combinan con
descubrimientos de los que nunca dan pruebas y que lanzan -generalmente por Internet-
sabiendo que no serán refutados, porque toda refutación debe partir de pruebas
concretas.
¿Qué validez científica puede tener una afirmación que sostenga que, a 10.000 años luz
de la Tierra hay una tetera gigante de porcelana girando en la órbita de un planeta
desconocido? ¿Quién puede probar o refutar eso?... Nadie. Así es como actúan los
paititeros. Y así es como comunican sus convicciones, surgidas de un lenguaje envuelto
en confusión y que no es más que una galimatías de términos tomados en préstamo de la
física, la biología o la historia .
La imaginación desenfrenada, la fantasía ingenua o la mentira bien dirigida, son sus
dardos. Afortunadamente ninguno de ellos encuentra un lugar en las ciencias sociales.
Por eso, con todas sus alocadas intervenciones, los paititeros contribuyen a falsear
considerablemente la realidad. Aggiornando viejos mitos y creencias, siempre tendrán
como seguidores a los golosos consumidores de supercivilizaciones, de atlantes o
extraterrestres.
En tanto los auténticos cultores humanos -surgidos del esfuerzo e ingenio de
generaciones- sean tergiversados o ignorados por el gran público, estos defensores de la
pavada seguirán lucrando y difundiendo las prácticas -contagiosas- del Síndrome del
Rey Midas Invertido.
Ya para terminar, invito al lector a empaparse sobre la temática, leyendo -de ser posible-
las obras que cito convenientemente en la bibliografía, o escribir la palabra Paititi en un
buscador de Internet.
Por
Fernando Jorge Soto Roland
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