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PDF El Camino de El Hombre Superior Autor David Deida

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DAVID DEIDA

LOWDESAFÍOSDEL AMOR
YD E LDI S £ O$ E X U A L
I xL LH B R £D EHD
EL CAMINO DEL
HOMBRE
SUPERIOR

LOS DESAFÍOS DEL


AMOR Y DEL DESEO
SEXUAL EN EL HOMBRE
DE HOY.
GUÍA ESPIRITUAL

DAVID DEIDA
Índice

INTRODUCCIÓN ... .... 13

PRIMERA PARTE: EL CAMINO DEL HOMBRE

CAPÍTULO l - Deja de esperar que algún día todo sea


diferente . . . . . . . .. .. ... 27
CAPÍTULO 2 - Vive con el corazó n abierto aunque duela . 30
CAPÍTULO 3 - Vive como si tu padre hubiera muerto . 32
CAPÍTULO 4 - Conoce tu verdadero límite y no lo finjas 33
CAPÍTULO 5 - Aférrate siempre a tu comprensión más
profunda ... 36
CAPITULO 6 - Nunca cambies de opinión para agradar a
una mujer........................................................38
CAPíwro 7 - Tu propósito debe anteponerse te relación......40
CMÍTULO 8 - Ve un poco más allá de tu límite....................42
CKITULO 9 - Hazlo por amor...............................................44
CAPÍTULO 10 - Disfruta las críticas de tus amigos 48
CAPÍTULO 1 1 - Si no conoces tu propó sito, descú brelo
ahora . . 50
CLi LO12 - Estate dispuesto a cambiar todos los aspectos
de tu vida 52
Cr| LOI3 - No uses a tu familia como excusa 57
CAPITULO 14 - No te pierdas en tareas y deberes 61
10 EL CAMINO DEL HOMBRE SUPERIOR

CAPÍTULO 15 - Deja de esperar que la relació n con tu mujer


se vuelva má s fá cil . 64

SEGUNDA PARTE: EL TRATO CON LAS MUJERES

CAPÍTULO 16 - Las mujeres no son mentirosas .. .. 71


CAPÍTULO 1 7 - Alábala 74
CAPÍTULO 18 - Tolerarla conduce a tener resentimiento
contra ella 76
CAPÍTULO 19 - No analices a tu mujer.................................................... 79
CAPÍTULo 20 - No sugieras a una mujer que arregle su propio
problema emocional 82
CAPÍTULO 21 - Acompá ñ ala en su intensidad hasta cierto
punto ... .......... 87
CAPÍTULO 22 - No obligues a lo femenino a tomar
decisiones 90

TERCERA PARTE: TRABAJAR CON LA POLARIDAD Y LA ENERGÍA

CAPÍTULO 23 - Tu atracció n hacia lo femenino es inevitable . 95


CAPÍTULO 24 - Elige una mujer que sea tu opuesto
complementario ..... . . 99
CAPÍTULO 25 - Aprende qué es importante para tu mujer........101
CAPÍTULO 26 - A menudo deseará s má s de una mujer..............109
CAPÍTULO 27 - Las mujeres jó venes te ofrecen una energía
especial 11l
CAPITULO 28 - Cada mujer tiene una «temperatura»
que puede aliviarte o irritarte
.........

CUARTA PARTE: LO QUE VERDADERAMENTE


QUIEREN LAS MUJERES
121
CAPÍTULO 29 - Elige a una mujer que te elija a ti .......
ÍNDICE 11

CAPÍTULO 30 - Lo que ella quiere no es lo que dice................123


CAPÍTULO 31 - Su quela está libre de contenidos.....................127
CAPÍTULO 32 - Ella en realidad no quiere ser la número uno . 131
CAPÍTULO 33 - Tu excelente historial no tiene sentido
para ella..........................................................134
CAPÍTULO 34 - Ella quiere relajarse y confiar en tu dirección . 136

QUINTA PARTE: TU LADO OSCURO

CAPÍTULO 35 - Siempre estás buscando la libertad ... 141


CAPÍTULO 36 - Tus propios deseos oscuros..............................145
CAPITULO 37 - Ella quiere a un «matador» en ti......................150
CAPÍTULO 38 - Ella necesita tu conciencia para equipararla
con su energía T53

SEXTA PARTE: ATRACCIÓ N


FEMENINA

CAPlwio 39 - Lo femenino es abundante 159


CAPÍTULO 40 ............
- Permite que las mujeres maduras
manifiesten su magia ................. 161
CmlTULo 41 - Convierte tu deseo en un regalo 164
........
CAPÍTULO 42 - Nunca dejes que tu deseo quede reprimido
o despolarizado ..................... 167
CAPÍTULO 43 - Usa su atractivo para traspasar las
apariencias ........................ 172

SÉPTIMA PARTE: PRÁCTICAS CORPORALES

CmÍTULO 44 - La eyaculación debería realizarse o


elegirse conscientemente..............................179
CAPÍTULO 45 - Respira por delante........................................185
CAPÍTULO 46 - Eyacula subiendo la energía por la columna..190
12 EL CAMINO DEL HOMBRE SUPERIOR

OCTAVA PARTE: EL YOGA EN LAS RELACIONES


ENTRE HOMBRES Y MUJERES

CAPÍTULO 47 - Ten en cuenta la Asimetría Primaria 201


CAPITULO 48 .....
- Eres responsable del crecimiento de la
relación ........................... 206
CAPÍTULO 49 - Insiste en la práctica y en el crecimiento . . 210
CAPÍTULO 50 - Restaura tu propó sito en soledad y con
otros hombres ...................... 213
CAPÍTULO 51 - Practica la disolución ................. 218

MATERIALES DE DAVID DEIDA...............................................................219

SOBRE EL AUTOR.......................................................................................221
ÍHtYOiJGCCÍÓH

Este libro es una guía para un tipo específico de hombre


ntievo que está en evolución, que es declaradamente masculino
—lleno de confianza y de propósitos, vive la vida que ha elegi-
do vivir con profunda integridad y humor—, sensible, espontá-
neo y espiritualmente vivo, con un corazón comprometido a des-
cubrir y a vivir su verdad más profunda.
Este tipo de hombre se siente totalmente atraído por lo fe-
menino. Le encanta poseer sexualmente a su mu ler, arrebatarla,
pero no al viejo estilo machista. Más bien quiere darle tanto
amor que ella se desvanezca, que ambos desaparezcan en la
plenitud del amor mismo. Él está dedicado a encarnar el amor en
este mundo, a través de su trabajo y de su sexualidad, y lo hace
como
un hombre libre que no acepta límites, ni de la convención ex-
terna ni de la cobardía interna.
Este hombre nuevo en evolución no es un fanfarrón que in-
tente atemorizar a los demás adoptando la postura de algÚn
King Kong que tuviera que encargarse él solo de todo el
universo. Tam- poco es un hombre nueva era, tibio, sonriente,
soñador e incon- sistente. Él ha abrazado tanto su masculinidad
como su femini- dad internas, y ya no se aferra a ninguna de
ellas. No necesita tener razón en todo momento, y tampoco
necesita ser siempre cooperativo, seguro y dispuesto a
compartir, como si fuera una
14 EL CAMINO DEL HOMBRE SUPERIOR

especie de Agradable Señ or andró gino. Simplemente vive des-


de su nú cleo má s profundo, entregá ndose intrépidamente, sin-
tiendo ese momento evanescente en que puede abrirse a la exis-
tencia, completamente comprometido con la expansió n del
amor. Para ayudar a esclarecer el propó sito de £f camino dei Ñ om-
bre superiorJ me basaré en algunos de los principios de la sexua-
lidad y del crecimiento espiritual que desarrollé en mi libro fin
íntima comunión*.
Hasta hace poco, los roles de hombres y mujeres estaban fi-
jados y bien diferenciados. Se suponía que los hombres tenían
que salir a conseguir dinero y las mujeres debían quedarse en
casa para cuidar de los niñ os. Los hombres, frecuentemente, ma-
nipulaban y amenazaban a las mujeres debido a su fuerza física
y a su posició n econó mica. Las mujeres a menudo manipulaban
a sw hombres con sus caricias y puñ aladas emocionales y sexua-
les. Las caricaturas típicas y extremas de ese tiempo pasado son
el macho obtuso y el ama de casa sumisa. Si está s leyendo este
libro, probablemente has superado esta primera etapa de la
iden- tidad sexual. O al menos esbozará s una sonrisa.
A continuació n vino (y aú n continú a vigente) una etapa en
la que hombres y mujeres trataron de equilibrar sus energías
masculinas y femeninas hacia el «50/50», haciéndose má s pare-
cidos entre sí. Por ejemplo, en Estados Unidos, en la década de
los sesenta, los hombres empezaron a potenciar su feminidad
in- terna. Aprendieron a dejarse fluir. Abandonaron su postura
rígi- da y unidimensionalmente masculina dejá ndose el pelo
largo, poniéndose ropa de colores y expresando su gusto por la
natu- raleza, la mú sica y un estilo de vida má s libre y sensual;
todos ellos son medios de embellecer o de potenciar la
irradiació n, la energía y la abundancia de la fuerza vital...; son
medios de po- tenciar lo femenino.
Entre tanto, muchas mujeres estaban haciendo exactamen-

* David Deida, f:n íntimo comunión. Gaia Ediciones, 2006, Madrid.


INTRODUCCIÓN es
te lo opuesto. Estaban potenciando su masculinidad interna, que
en la personalidad se expresa como claridad de propósito y vi-
sión. Las mujeres adquirieron independencia económica y polí-
tica. Consolidaron sus carreras profesionales, se dedicaron más
a sus objetivos personales, asistieron a la universidad para obte-
ner títulos avanzados y aprendieron a ser más asertivas en sus
necesidades y deseos.
Si estás leyendo este libro, es probable que seas una
perso- na más equilibrada que tus padres. Si eres mujer,
probablemen- te eres más independiente y asertiva que tu
madre. Si eres hom- bre, probablemente expresas más tus
emociones y tienes una mentalidad más abierta que tu padre.
O al menos dichas cuali- dades te parecen aceptables,
aunque no las expreses personal- mente. Recuerda que no
hace muchos años se sospechaba de cualquier hombre que
cuidase su apariencia y de cualquier mu- jer que llevara
puesto un traje gris de ejecutiva.
Con el transcurrir del tiempo, ha sido algo bueno que los
hombres abrazaran su feminidad interna y que las mujeres hi-
cieran lo mismo con su masculinidad. Este proceso ha hecho
que todos se sintieran menos fragmentados y más completos. Se
hi- cieron menos dependientes unos de otros: los hombres
podían, evidentemente, cambiar pañales y las mujeres eran
plenamen- te capaces de vaciar las trampas para ratones. Los
hombres ma- chos se soltaron y empezaron a sentir. Las amas
de casa sumisas se hicieron más independientes y determinadas.
En términos de roles sociales, hombres y mujeres se hicieron
más similares. Esto ha supuesto una mejora para todos.
Pero esta etapa del 50/50 es tan sólo un segundo estadio in-
termedio de crecimiento para hombres y mujeres, no un punto
final. Podemos considerar que los efectos colaterales de esta
ten- dencia hacia la similitud sexual son una de las principales
cau- sas de la infelicidad que actualmente se detecta en las
relacio- nes íntimas. La tendencia hacia el 50/50 ha producido
la igualdad social y económica, pero también la neutralidad
sexual. Las cuen-
EL CAMINO DEL HOMBRE SUPERIOR

tas bancarias se están equilibrando mientras que las pasiones se


desinflan. Los hombres son menos machos, mientras que la vio-
lencia y el sexo siguen aumentando en la televisión y en las pe-
lículas. Las mujeres controlan más sus destinos económicos y
acuden en número cada vez mayor a terapeutas y médicos
para aliviar las enfermedades relacionadas con el estrés. ¿Por
qué está ocurriendo esto?
En mis talleres y en mi consulta escucho a mujeres exitosas
e independientes quejarse de que muchos hombres de nuestros
días son «flojos», demasiado débiles y ambiguos como para
con- fiar realmente en ellos. Los hombres sensibles y afectuosos
se quejan de que muchas mujeres de nuestros días se han vuelto
«agresivas», demasiado duras y emocionalmente protegidas para
abrazarlas plenamente. ¿Es ésta la expresión última de la
evolu- ción y de la sabiduría sexual humana, o hay algún otro
paso que podamos dar?
Para responder a estas preguntas tenemos que entender la
naturaleza de la pasión sexual y de la apertura espiritual. La
atrac- ción sexual está basada en la polaridad sexual, la fuerza
de la pa- sión que surge entre los polos masculino y femenino.
Todas las fuerzas naturales fluyen entre dos polos. Los polos
Norte y Sur de la Tierra crean el campo magnético terrestre. Los
polos posi- tivo y negativo del enchufe eléctrico o de la batería
del coche generan un flujo eléctrico. Asimismo, los polos
masculino y fe- menino crean el flujo de sentimiento sexual,
la polaridad sexual. Esta fuerza de atracción, que fluye entre los
polos masculi-
no y femenino, genera el dinamismo del que suelen carecer las
relaciones modernas. Si quieres verdadera pasión, necesitas un
cautivador y un cautivado; en otro caso, lo único que tienes son
dos amigos que deciden frotar sus genitales en la cama.
Cada uno de nosotros, hombre o mujer, posee cualidades in-
ternas tanto masculinas como femeninas. Los hombres pueden
llevar pendientes, abrazarse Eternamente y danzar
extáticamen- te en el bosque. Las mujeres pueden cambiar el
aceite del co-
INTRODUCCIÓN 17

che, acumular poder político y económico y boxear en un cua-


drilátero. Los hombres pueden cuidar de sus hijos. Las mujeres
pueden luchar por su país. Hemos probado estas cosas. Prácti-
camente cualquiera puede irradiar energía masculina o femeni-
na en un momento dado (aunque cada persona puede tener una
fuerte preferencia por hacer una cosa o la otra).
La línea de partida de la nueva relación al 50/50, o «de
la segunda etapa», es ésta: si los hombres y mujeres se
aferran a una igualdad políticamente correcta incluso en las
relaciones ínti- mas, entonces la atracción sexual desaparece.
No me ref1ero úni- camente al deseo de coito, sino que la
vivacidad de la relación empieza a secarse. Es posible que el
amor se mantenga fuerte; la amistad puede seguir siendo
intensa, pero la polaridad sexual se disipa a menos que en
momentos de intimidad un miembro de la pareja esté
dispuesto a asumir el polo masculino y el otro el femenino.
Si deseas jugar en el campo de la pasión sexual tienes que
potenciar las diferencias entre masculino y femenino.
Esto es cierto tanto para las relaciones homosexuales como
para las heterosexuales. En realidad, las comunidades gay y
les- biana son agudamente conscientes de que la polaridad
sexual es independiente del género. Pero sigues necesitando
dos polos para que el apasionado juego sexual persista en una
relación: mascu- lino y femenino, arriba y abajo, varón y
hembra. cualquiera que
sea el nombre que desees dar a estos polos recíprocos del juego
sexual.
Depende de ti: puede existir una verdadera amistad entre
dos similares, pero necesitas un compañero o compañera más
masculino y otro más femenino cuando deseas una intensa
po- laridad sexual.
No importa si ambos miembros de la pare la son hombre o
mujer. No importa, en una relación heterosexual, que el hom-
bre tome el polo femenino y la mujer el masculino. No lmpor-
ta que los papeles masculino y femenino cambien cada día. Para
que haya polaridad sexual necesitas una polaridad energética,
18 EL CAMINO DEL HOMBRE SUPERIOR

una diferencia atractiva entre masculino y femenino. No es ne-


cesaria esta diferencia para el amor, pero sí para vivir una
pasión sexual duradera.
Para ciertas personas que tienen lo que yo denomino «una
esencia sexual más equilibrada», la polaridad sexual no importa
mucho. En realidad no quieren mucha pasión en las relaciones
ín- timas. No desean un forcejeo amoroso lleno de inspiración e
insi- nuación sexual. Prefieren tener una amistad civilizada,
llena de amor y de generosidad, sin altibajos emocionales. Y,
para estas per- sonas, este libro será irrelevante, posiblemente
incluso ofensivo. Este libro está escrito específicamente para
personas que tie-
nen una esencia sexual más masculina, y para sus amantes, que
tendrán una esencia sexual más femenina, ya que siempre atrae-
mos a nuestro recíproco sexual. Para mejor o para peor, estas
personas no pueden sino sentirse atraídas hacia relaciones basa-
das en la diferencia.
Tu esencia sexual es tu núcleo sexual. Si tienes una esencia
sexual más masculina, puedes disfrutar quedándote en casa y ju-
gando con los niños, pero, en el fondo, lo que te impulsa es un
sentido de misión. Es posible que no conozcas tu misión, pero,
a menos que descubras este propósito profundo y lo vivas ple-
namente, sentirá s que tu vida está esencialmente vacía, aunque
tu relació n íntima y tu vida familiar rebosen amor.
Si tienes una esencia sexual más femenina, es posible
que tu vida profesional sea increíblemente exitosa, pero tu
núcleo no se sentirá realizado a menos que el amor fluya
plenamente en tu familia o en tu vida de pareja.
La «misión», o la búsqueda de la libertad, es la prioridad de
lo masculino, mientras que la búsqueda del amor es la prioridad
de lo femenino. Es por ello que las personas con esencias sexua-
les más masculinas prefieren ver en la televisión un partido de
fútbol o un combate de boxeo que una historia de amor. Los de-
portes están muy relacionados con alcanzar la libertad, zafarse
del marcaje del oponente o de sus golpes, y con tener éxito en
I ODUCCIÓN 19

tu misión, llevando la pelota hasta el extremo del campo o per-


maneciendo de pie después de diez asaltos. Para lo masculino,
la misión, la competición y jugárselo todo (enfrentarse a la muer-
te) son formas de éxtasis. Observa la popularidad de las histo-
rias de guerra, de los héroes que viven vidas peligrosas y de las
finales de los torneos deportivos.
Pero lo que caracteriza al núcleo femenino es la búsqueda
del amor. La búsqueda del amor es lo que está presente en los
pasatiempos femeninos, ya se trate de novelas, historias de
amor o charlas entre amigas sobre las relaciones.
Lo femenino quiere sentirse completo mediante el amor, y,
si no siente la dicha del amor real, se tendrá que conformar
con chocolate, helados o un buen drama romántico. Lo
masculino quiere sentir la dicha de una vida vivida al límite, y
si él mismo no tiene el valor de vivirla, la verá representada en
la televisión, en acontecimientos deportivos y en películas de
policías.
Incluso a los hombres y mujeres felices y realizados les
gus- ta ver programas deportivos y comer helados, por
supuesto. Tan sólo estoy tratando de demostrar algo: aunque
todas las perso- nas tenemos cualidades tanto masculinas
como femeninas que podemos utilizar en cualquier momento
—para movernos en el mundo corporativo o nutrir a los niños,
por ejemplo—, la ma- yoría de los hombres y de las mujeres
tiene un núcleo sexual más masculino o femenino. Y esto se
hace evidente en los pa- satiempos que eligen regularmente, así
como en sus juegos se- xuales favoritos.
Piensa en ello. ¿Preferirías que tu pareja sexual fuera física-
mente más (uerte que tú o preferirías sentir la vulnerabilidad se-
xual de tu amante? ¿Qué te excitaría más, inmovilizar a tu
pa- reja en la cama o ser inmovilizado por ella? ¿Prefieres que
un amante fuerte y sensible te arrebate alzándote por los aires
o sentir que tu amante se rinde y desfallece en tus brazos? Es
po- sible que desees ambas cosas en momentos diferentes; pero
¿cuál es la que prefieres vivir con más frecuencia?
20 EL CAMINO DEL HOMBRE SUPERIOR

¿O tal vez ambas alternativas te excitan igualmente? Es


de- cir, ¿te sientes tan excitado por una pareja físicamente
más débil que tú como por otra más fuerte o que tiene la
misma fuerza? La mayoría de la gente, en torno al 90 por
100, según mi ex- periencia, parece tener una preferencia
definida. Tienen claro que prefieren que su pareja mate a la
cucaracha que se aproxi- ma a ellos o se sienten cómodos
haciéndolo ellos mismos, tal vez con fervor deportivo. La
persona puede preferir ver una his- toria romántica en
televisión que un sangriento combate depor- tivO, o
viceversa. Podrían disfrutar de ambos simultáneamente, pero
su núcleo se involucrará emocionalmente más con uno o con
otro. Si has visto alguna vez un grupo de personas masculi-
nas viendo un partido de la Super Bowl*, sabrás lo
emocional que se vuelve el corazón masculino cuando
contempla a perso- nas viviendo al límite para llevar a cabo
su misión y ofrecer sus
dones, o siendo sacrificadas por haber Lacasado.
Así, aproximadamente el 90 por 100 de la gente tiene una
esencia más masculina o bien más femenina, Al menos parte
del tiempo les gustaría arrebatar a su pareja íntima o ser
arrebata- dos apasionada, amorosa y ferozmente por ella,
además de te- ner una amistad basada en el amor. Esto es
igualmente válido para las personas homosexuales y
heterosexuales.
Aproximadamente el 10 por 100 de la gente, hombres y
mu- jeres, heterosexuales y homosexuales, tiene una esencia
más equi- librada. Los combates de boxeo y las historias de
amor les emo- cionan igualmente, o no. No les importa si su
amante es más fuerte físicamente o más vulnerable que ellos.
La polaridad se- xual no es tan importante para ellos en las
relaciones.
Independientemente de tu género o de tu orientación, si
quie- res experimentar una profunda satisfacción espiritual y
sexual, debes conocer tu esencia sexual natural masculina,
femenina o equilibrada y vivir de acuerdo a ella. No puedes
negar tu
* Final de la liga de fú tbol americano en Estados Unidos.
INTRODUCCIÓN 21

verdadera esencia sexual encubriéndola durante años con capas


de falsa energía y después esperar conocer tu auténtico propó-
sito y sentirte libre en el flujo de amor. Este libro es una guía
para abandonar el fingimiento y ser fiel a tu núcleo; está
pensa- do específicamente para personas que tienen una
esencia sexual masculina, y para sus amantes con esencias
sexuales femeninas que tienen que tratar con ellos.
En un esfuerzo bienintencionado de ofrecer igualdad de
oportunidades y derechos a hombres y a mujeres, muchas per-
sonas están oprimiendo inadvertidamente su verdadera
esencia sexual. No tienen por qué hacerlo; ciertamente es
posible ofre- cer igualdad y al mismo tiempo seguir siendo fiel
al propio nú- cleo masculino o femenino. Pero la mayoría de la
gente no lo es. Y por eso sufre.
La mayoría de la gente olvida que la equiparación que tie-
ne lugar en la oficina no funciona bien para e190 por 100 de las
relaciones íntimas: esas parejas compuestas por individuos con
esencias masculinas y femeninas en lugar de esencias equilibra-
das. Para que fluya la esencia sexual en estas relaciones íntimas
polarizadas se deben potenciar las diferencias entre lo masculi-
no y lo femenino en los momentos de intimidad, y no disminuir-
las. Cuando las obligaciones familiares y laborales provocan la
reducción de estas polaridades, la atracción sexual, la salud físi-
ca y la profundidad espiritual disminuyen.
Obligar a tu esencia masculina o femenina a encajar en una
personalidad falsamente equilibrada afecta a tu totalidad. Mu-
chas personas con esencias femeninas manifiestan gran variedad
de alteraciones y síntomas fisiológicos cuando su energía feme-
nina «se seca» porque su cuerpo es recorrido año tras año por un
exceso de energía masculina para encajar en un empleo de cor-
te masculino. Y muchas personas con esencias masculinas que
tratan de encajar en el modelo femenino de cooperación y flu- jo
energético desconectan de su sentido de propósito e inhiben su
verdad profunda, pues temen las consecuencias de ser autén-
22 EL CAMINO DEL HOMBRE SUPERIOR

ticos con su propio núcleo masculino. De ahí las frecuentes


que- jas respecto al exceso de hombres blandos y mujeres
agresivas. Además, cuando niegas tu verdadero núcleo, niegas
la posi- bilidad de un amor real y verdadero. El amor es
apertura, cons- tante y continuada. Y la verdadera
espiritualidad es la práctica del amor, la práctica de la apertura.
Una persona que niegue su propia esencia y esconda sus
verdaderos deseos estará dividida y será incapaz de relajarse en
la plena apertura al amor. Su espí- ritu quedará confinado,
agostado, incapaz de sentir la esponta- neidad y el amor sin
constricciones de su verdadero núcleo; se sentirá amenazada y
atemorizada. Este miedo le imposibilitará abrirse plenamente al
amor. Tal persona está espiritualmente tu- llida y tiene el
corazón obstruido, aunque haya conseguido una
relación segura y tenga éxito en su profesión.
Así, como cultura, hemos avanzado en términos de libertad
personal, igualdad sexual y derechos sociales, pero
espiritualmen- te tenemos miedo y estamos frustrados. Con la
mejor intención y en nombre de la autonomía personal y de la
justicia social he- mos empezado a negar, a alisar y a neutralizar
equivocadamente las diferencias entre lo masculino y lo
femenino. Al hacerlo, las personas empiezan a olvidar sus
deseos más profundos, que es- tán enraizados en su verdadera
esencia sexual. Actualmente, mu- chas personas creen que
tienen una esencia sexual equilibrada, pero, en realidad, en la
mayoría de los casos, están reprimiendo sus deseos naturales
surgidos de su verdadero núcleo masculino o femenino.
Es importante admitir qué es real para ti si verdaderamen-
te quieres afrontar tu vida. El camino del hombre superior se
cen- tra en muchos de estos asuntos que frecuentemente
negamos o dejamos de lado. Por ejemplo, si verdaderamente
tienes una esen- cia sexual neutra, entonces nadie distrae tu
atención. Pero si, por ejemplo, eres un hombre heterosexual con
una verdadera esen- cia sexual masculina, te sentirás atraído casi
constantemente por las mujeres femeninas que veas durante el
día, bien sea en el
I.PRODUCCIÓN 23

puesto de trabajo o en la calle. Tanto por las mujeres casadas


como por las adolescentes. Siempre que hagan brillar la luz fe-
menina, sentirás el tirón. ¿Cómo convertir este potencial pro-
blema sexual en un don espiritual?
Si tienes una esencia sexual masculina probablemente ad-
mitirás, siendo brutalmente honesto, que tu relación íntima no
es tan importante para ti como tu «misión» en la vida; pero, aun
así, seguirás queriendo una relación íntima plena y energética, y
quizá desees dicha relación con gran determinación. ¿Cómo
abor- dar este dilema tan mal comprendido?
Para responder a este tipo de preguntas con toda la claridad
posible, he elegido escribir este libro hablando desde el caso
más común para la esencia sexual masculina: un hombre
heterose- xual con esencia sexual masculina. Como hemos
dicho, hay mu- chas otras combinaciones posibles de género,
esencia y preferen- cia sexual. Por ejemplo, podrías ser una
mujer heterosexual con esencia masculina casada con un
hombre con esencia sexual fe- menina, o un hombre
homosexual con esencia masculina casa- do con otro hombre
con esencia femenina, y los principios de este libro seguirían
siendo aplicables a tu caso. Confío en que el lector reajuste
apropiadamente las palabras a su caso si difiere del más
habitual.
Supongo que el título del libro podría haber sido: «El cami-
no de la persona superior con esencia masculina», pero todo se
me iría de las manos si tratara de desplegar cada permutación
po- sible de «él» y «ella» y «esencia sexual masculina»,
«esencia sexual neutra» y «esencia sexual femenina» en cada
posible relación he- terosexual, homosexual o bisexual.
Finalmente, he optado por la simplicidad. Tú mismo puedes
añadir las permutaciones. Si tú o tu pareja tenéis una esencia
sexual masculina —independiente- mente de vuestra anatomía,
género o preferencia sexual—, este libro te ayudará a clarificar
tu vida y te permitirá ofrecer tus do- nes sexuales y espirituales
más profundos en la relación personal y laboral.
24 EL CAMINO DEL HOMBRE SUPERIOR

£1 camino del hombre superior es un libro escrito


explícita- mente para personas que ya respetan al otro género y
las dis- tintas preferencias sexuales, y que consideran que
hombres y mujeres son iguales social, económica y
políticamente. Ahora, enraizados en este respeto mutuo e
igualdad, estamos prepara- dos para pasar al nivel siguiente,
pero celebrando las pasiones sexuales y espirituales inherentes
a la polaridad masculino/fe- menino.
Es hora de evolucionar e ir más allá del ideal del macho,
todo determinación y nada de corazón. También es hora de
evolucio- nar e ir más allá del ideal del hombre tibio, sensible
y cariñoso, todo corazón y nada de determinación. El corazón y
la determi- nación deben unirse en el mismo hombre, y después
ir más allá en la expresión del amor y de la conciencia más
plena posible, que requiere una profunda relajación en la
apertura infinita del momento presente. Y esto exige un nuevo
tipo de agallas: éste es el Camino del Hombre Superior.
PRIMERA PARTE:
1
Deja de esperar que

La mayoria de los hombres comete el error de pen-


sar que un día fo conseguirá. Piensan: «Si trabajo lo su-
ficiente, algún día podré descansar». O: «Un día mi mu-
jer entenderá algo y entonces dejará de quejarse». O:
«Estoy haciendo esto ahora para poder hacer algún día
lo que realmente quiero hacer con mi vida». El error
mascu- lino es pensar que algún día las cosas
cambiarán. No es así. La situación nunca cambia.
Mientras la vida conti- núe, el reto creativo es forcejear,
jugar y hacer el amor con el momento presente
mientras ofrecemos nuestros dones únicos.

La situación nunca va a cambiar, de modo que deja de es-


perar que lleguen los buenos momentos. Para empezar, dedica
al menos una hora al día a hacer aquello que tienes la esperan-
za de hacer cuando tus recursos económicos sean más abundan-
tes, o cuando los niños hayan crecido y se hayan ido de casa, o
cuando hayas terminado con tus obligaciones y te sientas libre
de hacer lo que más te gusta. No esperes más. No creas en el
mito de «algún día todo será diferente». Haz lo que te guste ha-
ce, lo que estás esperando hacer, aquello para lo que has naci-
8o, ahora.
28 EL CAMINO DEL HOMBRE SUPERIOR

Dedica al menos una hora al día a hacer lo que más te gus-


ta, lo que sientes profundamente en tu corazón que tienes que
hacer a pesar de las rutinas diarias que parecen constreñirte.
No obstante, debes estar avisado: tal vez descubras que no
puedes, o no quieres, hacerlo; tal vez descubras que, de hecho,
tu fanta- sía de futuro no es más que eso, una fantasía.
La mayoría de estas postergaciones son excusas que encu-
bren una falta de disciplina creativa. La falta de dinero y las
obli- gaciones familiares nunca han detenido a un hombre que
real- mente quisiera hacer algo, aunque ofrecen excusas al
hombre que no está a la altura del reto creativo. Averigua hoy
mismo si estás dispuesto a hacer lo necesario para ofrecer tu
don plena- mente. Como primer paso, dedica al menos una hora
del día de hoy a realizar tu don más pleno, sea cual sea, de
modo que, cuan- do te vayas a dormir por la noche, sepas que
no podrías haber vivido tu día con más coraje, creatividad y
entrega.
Además del mito de que algún día tu vida será
fundamen- talmente diferente, es posible que creas, y esperes,
que algún día tu mujer también será diferente. No lo esperes.
Asume que ella va a ser como quiera que sea para siempre. Si la
conducta o el humor de tu mujer es verdaderamente
intolerable para ti, debes dejarla y no mirar atrás (ya que no
puedes cambiarla). Sin em- bargo, si su conducta o su humor
es meramente desagradable o agobiante, date cuenta de que
siempre parecerá ser así: lo feme- nino siempre parece caótico
y complicado desde la perspectiva masculina.
La próxima vez que te des cuenta de que estás tratando de
«arreglar» el estado de ánimo de tu mujer para que se muestre
(rellena el espacio en blanco), relájate y dale
amor, tócala y dile que la quieres cuando está así (cualquier cosa
que hayas escrito en el espacio en blanco). Abrázala, o forcejea
con ella, o chilla y grita por el gusto de hacerlo, pero no hagas
ningún esfuerzo para poner fin a lo que te desagrada. Practica el
amor en lugar de intentar acabar con lo que te molesta. No pue-
CAMINO DEL HOMBRE 29

des evitar el forcejeo con lo femenino. Aprende a encontrar hu-


mor en el interminable drama emocional del que tanto disfruta
lo femenino. El amor que expreses puede realinear tu conduc-
ta, pero tu esfuerzo por «arreglar» sus estados de ánimo y tu
frus- tración nunca lo conseguirán.
El mundo y tu mujer siempre te plantearán retos imprevi-
sibles. O bien estás viviendo plenamente, dando tu don en me-
dio de esos desafíos, incluso a día de hoy, o estás esperando un
futuro imaginario que nunca llegará. Los hombres que han vi-
vido vidas significativas son hombres que nunca esperaron: ni el
dinero, ni la seguridad, ni la facilidad, ni a las mujeres. Siente
qué es lo que más quieres dar, a tu mujer y al mundo, y haz lo
que puedas por darlo hoy. Cada momento que esperas es un
momen- to echado a perder, y cada momento perdido degrada
la claridad
‹)e tu propósito.
Cerrarse en medio del dolor es una negación de la
ver- dadera naturaleza del hombre. Un hombre superior
es ft- bre en sentimiento y acciórl, incluso en medio de
una gran pena y de un gran dolor. Si fuera necesario, el
hombre debe permanecer con el corazón herido más que
con el corazón cerrado. Debe aprender a permanecer en
la herida doloro- sa y también a actuar con /tabiftdady
con amor desde ese lugar.

Imagina que fracasas en un proyecto importante, o que


mien- tes a tu mujer y ella te pilla, o que oyes a distancia que
está con- tando un chiste sobre tus deficiencias en la cama.
¿Cómo res- ponden tu cuerpo, tu respiración y tus ojos? Fíjate
en si reaccionas ante una persona o situación que te duele
retirándote, escon- diéndote y encerrándote en ti mismo.
Observa si hay momen- tos en los que te resulta difícil mirar a
alguien a los ojos, o si hay veces en que tienes el pecho y el
plexo solar tensos y contraídos. Éstos son signos de una
reacción poco diestra ante el dolor. Cuan- do te contraes y te
cierras sobre ti mismo, eres incapaz de actuar. Estás atrapado en
tu propia tensión autoprotectora y ya no eres un hombre libre.
El hombre superior pratica la apertura en esos momentos
EL CAMINO DEL HOMBRE 3T

de cierre automático. Abre la parte frontal de tu cuerpo de modo


que tu pecho y tu plexo solar no estén tensos. Siéntate o ponte
de pie, recto y pleno, abriendo la parte anterior de tu cuerpo, re-
bajando tu pecho y vientre, amplio y libre. Lleva la respiración
hacia abajo a través de tu pecho y de tu plexo solar, hacia lo pro-
fundo de tu vientre. Mira directamente a los ojos de la persona
con quien estés, sintiendo tu propio dolor y sintiendo también
al otro. Sólo cuando la parte frontal de tu cuerpo está relajada y
abierta, cuando tu respiración es plena y profunda, y tu mirada
se siente desprotegida y directamente conectada con los ojos de
la otra persona, puede manifestarse tu inteligencia más plena en
cualquier momento. Para actuar como un hombre superior, como
ua samurái de las relaciones, debes sentir la totalidad de la si-
tuación con todo tu cuerpo. Un cuerpo cerrado es incapaz de sen-
o señales sutiles y, por tanto, de actuar con maestría.
CHC COITIO
si tu padre hubiera mueNo

Un hombre debe amar a su padre y, sin embargo, es-


tar libre de las expectativas y críticas de su progenitor
para ser un hombre libre.

Imagina que tu padre ha muerto, o recuerda cuándo murió.


¿Te sentiste aliviado en algún sentido cuando murió? Ahora que
está muerto, ¿hay alguna parte de ti que se siente feliz de no te-
ner que responder a sus expectativas o de no sufrir sus críticas?
¿Cómo habría cambiado tu vida si nunca hubieras intenta-
do agradar a tu padre? ¿Si nunca hubieras intentado mostrar tu
valía ante él? ¿Si nunca hubieras sentido la carga del ojo crítico
de tu padre?
Durante los próximos tres días, haz al menos una actividad
diaria que hayas evitado o reprimido por la influencia de tu pa-
dre. Siéntete así libre de sus expectativas sutiles que ahora po-
drían estar incorporadas a tus juicios sobre ti mismo. Practica
esta libertad una vez al día durante tres días, aunque aun te sien-
tas temeroso, limitado, indigno o sobrecargado por las expecta-
tivas de tu padre.
4
Conoce tu verdadero
limite y no lo finjas

Para un hombre es honrado admitir sus miedos, eus


re- sisfencínsy los limites de sus acciories. Es cierto que
cada lumi- bre tiene su limite, su capacidad de
crecimiento y su destino. Pero no es honorable que se
mienta a si mismo o a los demás respecto a su verdadero
lugar. No debería creer que está mâe ifumiitado de lo que lo
está, y tampoco deberia detenerse an- tes de llegar a su
verdadero limite. Cunitto itió s al Iítittte jue- gue el hombre,
mãs valioso será como compaiiero de otros hombres, y
más se podrá confiar en que es auténtico y estâ
plenamente presente. No es tan importante dónde estâ el
li- mite de un hombre como si realmente está viviendo su
ver- dOd en lugor de COer en lD per6'ZD O dejorse
engOÊOr.

Elige un área de tu vida, tal vez tu relación íntima, tu pro-


fesión, la relación con tus hijos o tu práctica espiritual. Por ejem-
plo, actualmente haces algo para ganarte la vida. ¿Dónde te de-
tienen tus miedos impidiéndote hacer una contribuciõn mayor
a la humanidad o ganar dinero de manera mãs creativa y agra-
dable? Si fueras absolutamente intrépido, ¿te ganarías la vida
exactamente como ahora? Tu límite es ese punto donde no lle-
gas hasta el final, o donde no das lo mejor de ti, dedicándote, por
contra, a alimentar tus miedos.
34 EL CAMINO DEL HOMBRE SUPERIOR

¿Has perdido de vista los miedos que te limitan, los


miedos que determinan tus ingresos y tu estilo de vida? Si
sientes que no Irenes miedo, te estás mintiendo. Todos los
hombres tienen miedo a menos que sean perfectamente fibres.
Si no puedes ad- mitir este hecho, estás fingiendo ante ti
mismo y ante los demás. Tus amigos sentirán tu miedo,
aunque tú no lo sientas. Así, per- derán la confianza en ti
porque saben que te estás engañando, que te mientes a ti
mismo y, por tanto, es probable que los mien- tas a ellos.
O ta1 vez seas muy consciente de tus miedos: de tu miedo
a correr riesgos, de tu miedo a1 fracaso o be tu miedo al éxito.
Tal vez te sientas cómodo con tu existencia y temas el cambio
de estilo de vida que podría acompañar a un cambio de
empleo, aunque la nueva profesión esté más cerca de tu
verdadero pro- põsito en la vida. Algunos hombres temen el
sentimiento de mie- do y por eso ni siquiera se acercan a su
límite. Eligen un traba- jo que saben que pueden hacer
fácilmente y ni siquiera se acercan a la posibilidad de dar lo
mejor de sí mismos. Sus vidas son com- pletamente cómodas
y seguras, pero están muertas. Les falta la vivacidad, la
profundidad y la energía inspirada que indican que un hombre
está viviendo a tope, en su límite. Si eres un hombre que se
queda atrás, que ta1 vez trabaja duro pero no está dando el
máximo, otros hombres no podrán confiar en que los ayudes a
vivir a1 límite y a dar lo mejor de ellos mismos.
Como experimento, describe en voz alta y para ti mismo
dõnde pones el límite respecto a tu profesión. Podrías decir
algo así: «Sé que podría estar ganando más dinero, pero soy
demasia- do perezoso para trabaj ar las horaș extra que eso
exigiría. Sé que podría dar más de mí, pero tengo miedo a1
fracaso y a la rui- na. He dedicado quince años a desarrollarme
profesionalmente y tengo miedo de soltarme para empezar de
nuevo, aunque se que paso la mayor parte del tiempo haciendo
cosas que no me interesan. Podría estar ganando dinero de
maneras más creati- vas, pero paso demasiado tiempo viendo
la televisión».
EL CAMINO DEL HOMBRE 35

Honra tu límite, honra tus elecciones. Sé honesto contigo


mismo respecto a ellas. Sé honesto con tus amigos respecto a
ellas. Un hombre temeroso que sabe que tiene miedo es mucho
más fiable que un hombre temeroso que no es consciente de
su miedo. Y un hombre temeroso que, aun así, se asoma a ver
su miedo, viviendo en su límite y dando su don desde allí es
más fiable e inspirador que un hombre temeroso que se queda
en la zona cómoda, reacio a experimentar su propio miedo en la
vida cotidiana. Un hombre libre es libre de reconocer sus
miedos sin esconderlos, o sin esconderse de ellos. Vive con tus
labios pre- cionados contra tus miedos, bésalos sin retirarte ni
violentarlos asresivamente.
La eternidad debe ser el hogar del hombre,
mommto a momento. Sin ella, él está perdido, siempre
eJorzándose, Siempre OgOrrándOSe O vOlutOS de humo. Un
hombrC ñen0 quP hOCRr tOdO 10 neC8SOÑO pOrO PfttCnder y,
dPSpuéS, eS(O- bilizor este resultado siempre nuevo y
organizar su vida m

Convierte tu vida en un proceso continuo de ser quien eres


en los niveles más profundos y relajados de tu ser. Todo lo
demás es secundario. Tu Oabajo, tw hijos, tu esposa, tu dinero,
tus crea- ciones artísticas, tus placeres: todos ellos son
superficiales y vacíos si no flotan en el mar profundo de tu amor
consciente. El día de hoy, ¿cuántas horas ha estado enfocada tu
conciencia en el reino de los cambios -de los acontecimientos,
personas, pensamien- tos y experiencias y cuánto tiempo ha
estado relajada en su fuente? ¿Dónde está tu atención ahora
mismo? ¿Puedes sentir su fuente? Tan sólo por un momento,
¿puedes sentir eso que hace que la atención sea consciente?
¿Puedes sentir la naturaleza más profunda de la atención? ¿Qué
ocurre cuando simplemente, sin esfuerzo, permites que la
atención se disipe en su fuente?
Esta fuente nunca cambia, siempre está presente. Es el tono
silencioso y constante que subyace e interpreta la música de la
EL CAMINO DEL HOMBRE 37

vida. Siente esta fuente tan profundamente como puedas y, des-


pués, retoma tu trabajo, tu intimidad, tu familia y tus esfuerzos
creativos. Cuando ganes dinero, gana dinero desde esa fuente.
Averigua que les ocurre a los detalles de tu vida cuando vives
mãs consistentemente desde ella.
Busca ayuda para sustentar tu relajación en esta fuente y tu
creación desde ella. Lee libros que te recuerden la verdad de
tu ser. Pasa tiempo con personas que te inspiren y te reflejen
esta fuente. Medita, contempla o reza diariamente para poder
em- paparte en ella.
Si eres como la mayoría de los hombres, tienes hábitos
con- solidados que fijan tu atención en los sucesos y tareas del
día. Los días y las noches pasan volando durante años, y la vida
se es- capa entre tus dedos, pues tienes la atención absorbida en
el mundo aparente de las responsabilidades necesarias. Pero
todo ello está vacío si no vivimos nuestras responsabilidades
como ex- presiones de la profundidad de nuestro ser y de la
verdad de nuestro corazón.
Conoce la eternidad. Haz lo que tengas que hacer. Y desde
esa profundidad de ser, vive los detalles de tu vida. Pero si pos-
pones el proceso de sumergirte en la fuente por ocuparte antes
de los negocios, pasarás tu vida en horas y días de negocios, y
después se acabará. Sólo si estás bien enraizado en eso que es
más grande que la vida podrás tomarte ésta con humor, sabien-
do que cada tarea es necesariamente un espejismo.
Aun cuando estés en medio de alguna acción trivial, viendo
la televisión o colocando la cocina, siente la verdad de quién
eres. Siente el conocimiento ilimitado en el que cada momento
apa- rece y desaparece. Todos los momentos tienen la misma
claridad intensa, compleción y humor cuando los afrontas con
tu realiza- ción más profunda. Nada de lo que ha ocurrido ha
supuesto nun- ca la menor diferencia para el Uno que eres.
6
Nunca cambies de opinión

Si una mujer sugiere algo que cambia la perspectiva


de un hombre, el hombre debe tomar una decisión
basada en esta nueva perspectiva. Pero él nunca debe
traicionar su propio conocimiento más profndo e
intuición para agra- dar a la mujer o «estar de acuerdo»
con ella. Tal acción de- bilitará a ambos. Llegarán a
sentir resentimiento mutuo, y la falta de acumulada
autenticidad será una carga tan- tO pOrO Su OTHOr COtTlO
pOrO Su COQOCidOd de OCtuOr libre- mente.

Siempre deberías escuchar a tu mujer, y después tomar tu


decisión. Si eliges seguir la sugerencia de tu mujer, aun cuando
en lo profundo de tu corazón sientes que hay otra opción más
sabia, lo que en realidad estás diciendo es: «No confío en mi
pro- pia sabiduría». Al decirte esto, te estás debilitando. Y
también es- tás debilitando la confianza que tu mujer tiene en ti:
¿Por qué debería confiar en tu sabiduría si tú mismo no lo haces 7
Si niegas tu verdad más profunda para agradar a una mujer,
todo el mundo sentirá tu falta de autenticidad. Sentirán que tu
falsa sonrisa oculta una división interna. Es posible que tus
ami- gos, hijos y compañeros de trabajo te quieran, pero no
contarán en ti, puesto que tú mismo no confías en tu intención
esencial.
EL CAMINO DEL HOMBRE 39
Y, lo que es más importante, tu propia sensación de falta de au-
tenticidad alterará tu capacidad de actuar con claridad. Tus
ac- ciones no concordarán con tu esencia.
Sin embargo, si escuchas a tu mujer, tienes en cuenta todo
lo que ella dice y tomas la mejor decisión desde ti mismo, esta-
rás actuando en concordancia con tu esencia. De hecho, lo que
estás diciendo es: «Mi sabiduría profunda me está llevando a
esta decisión. Si me equivoco, aprenderé de ella y mi sabiduría se
hará más honda. Estoy dispuesto a equivocarme y a crecer a par-
ar del error. Confío en este proceso de actuar desde mi sabidu-
ría profunda».
Esta actitud de autoconfianza hace que los demás confíen
en ó. Puedes equivocarte, pero estás dispuesto a averiguarlo y a
crecer así con la experiencia. Estás abierto a escuchar a otros,
al final asumirãs la responsabilidad de tomar tu propia de-
cisión. No puedes culpar a nadie más.
Sin embargo, si renuncias a tu decisión para adoptar la de
m mujer, entonces, si se equivoca, la culparás por haberse equi-
Sacado y, si tiene razõn, te sentirás debilitado por haberte ne-
gado la oportunidad de actuar desde tu esencia y de crecer con
txm errores. Ãbrete a cambial tu manera de pensar y de sentir
en úmcion de lo que tu mujer te pueda revelar —a través de
sus
;&&iras o de su lenguaje corporal— y después toma tu decisión
&ndote en tu sabiduría, en tu profundo conocimiento intui- to
Puedes tomar una decisión correcta o equivocada, pero,
lo que pase, estás dando lo mejor de ti y fortaleciendo tu
dad de acción de cara al futuro.
Tu propósitO debe
anteponerse a tu
reÍoció a

Todo hombre sabe que su propósito superior en la


vida no puede quedar reducido a ninguna relación
concreta. Si un hombre da más importanci’a a su relación
que a su pro- pósito superior, se debilita, no hace el
secreto que podria hacer al universo e impide a su mujer
estar con un hom- bre auténtico que pueda ofrecerle una
presenci‘a plena e te- d(ira.

Admite ante ti mismo que si tuvieras que elegir entre la


re- lació n íntima perfecta o alcanzar tu propó sito superior en la
vida, elegirías alcanzar tu propó sito. Este autoconocimiento
suele ali- viar mucha de la presió n que el hombre siente por
priorizar su relació n cuando, de hecho, no es su prioridad.
Tu prioridad es tu misió n. A menos que conozcas tu misió n
y alinees tu vida con ella, tu esencia se sentirá vacía. Tu presen-
cia en el mundo estará debilitada, como también lo estará tu re-
lació n con tu pareja. La pró xirría vez que te des cuenta de que
está s «cediendo» ante tu mujer, posponiendo tu misió n o negan-
do tu verdadero propó sito para pasar tiempo con ella, detente
Dile a tu mujer que la quieres, pero que no puedes negar el pro-
pó sito de tu corazó n. Dile que vas a pasar 30 minutos (o la can-
tidad de tiempo que sea) con ella en absoluta atenció n y total
IXIINO DEL HOMBRE 4I

presencia, pero que después debes volver a llevar adelante tu


misión.
Tu mujer se sentirá más satisfecha con 30 minutos al día de
cmnpleta atención y amor arrebatador que con varias horas
de presencia débil y dividida cuando en realidad no es lo que te
sale del corazón. El tiempo que pases con tu mujer debería ser
os óempo que verdaderamente desees estar con ella más que
ninguna otra cosa. Si prefieres estar haciendo cualquier otra
cosa, erin lo sentirá. Y ambos estaréis insatisfechos.
En algún momento, el hombre opñmiza su crecimien-
to cuando va un poco más alt de su Jímife, de su capaci-
dad, de su miedo. El hombre no deber ser perezoso y
que- darse estancado /e/ízitienfe en la zona de confoN y
cOmOdidOd. Y tDmpOCO dPbPrÍa iT muCho más OIM de Su
lí- mite, tensándose innecesañammte y sándO incapaz de
me- tabolizar su expeñencia. Debería íT Sólo un poco
más Ollá del límite de su miedo e incomodidad.
OttStOttÍPTHp fltp. It todo lo que hace.

Una vez que reconoces honestamente cuá l es tu


verdadero límite, lo ideal es ir algo má s allá . Son muy pocos
los hombres que tienen el coraje necesario para hacerlo. La
mayoría de ellos o bien se establecen en el camino fácil o se
autoengrandecen tomando un camino extremadamente duro
y difícil. Tu insegu- ridad puede hacerte dudar de ti mismo,
llevándote a tomar el camino fá cil sin acercarte siquiera a tu
verdadero límite o a tu verdadero don. Alternativamente, tu
inseguridad puede condu- cirte a empujar, empujar y
empujar, tratando de conseguir una victoria sobre tu propia
sensació n de carencia.
Ambos planteamientos evitan tu estado actual, momentá-
EL CAMINO DEL HOMBRE 43

neo, que suele ser un estado de miedo. Si estás tenso evitando el


miedo, no puedes relajarte en la valentía.
Tu miedo es la definición más precisa de ti mismo.
Deberí- as conocerlo. Deberías sentirlo casi constantemente. El
miedo tiene que convertirse en tu amigo, de tal modo que ya
no te sien- tas incómodo con él. Más bien, el miedo primario te
muestra que estás en tu límite. Quedarse en compañía del
miedo, que- darse en el límite, permite que se dé lugar a la
verdadera trans- formación. Sin mostrarte perezoso ni agresivo,
jugar al límite te permite percibir el momento con la mínima
distorsión. Estás dis- puesto a quedarte con lo que es en lugar
de intentar escapar de ello ni empujarlo más allá, hacia algún
objetivo futuro.
El miedo al miedo puede llevarte a quedarte atrás, viviendo
una vida menos digna de la que eres capaz de vivir. El miedo
al enredo puede precipitarte hacia delante, a vivir una vida
falsa, 3escentrada y tensa, y a perder el momento. Pero la
capacidad de sezrtir este momento, incluido tu miedo, sin
intentar escapar de él, erm un estado de vivacidad y humilde
espontaneidad. Estás pre- parado para lo desconocido tal como
se despliegue, ya que no te deJas empujar hacia atrás o hacia
delante del horizonte del pre- ste. Estás suspendido justo en
el límite.
Al ir más allá de tu miedo, cuestionas tus límites compasi-
vaiziente, sin intentar escapar del sentimiento de miedo mismo.
Va más allá del terreno sólido que te ofrece seguridad con el
zón abierto. Estás en el espacio del no saber, crudo y des-
t Aquí, la atracción gravitacional del ser profundo te lleva-
si al único lugar donde el miedo queda obsoleto: la eterna caí-
‹áa libre que es tu hogar. Donde siempre eres, donde siempre

Aduéñ ate de tu miedo y ve un poco má s allá de él. En to-


los aspectos de tu vida. Empieza ahora mismo.
El hombre deberia penetrar el mundo comO penefro O
su mujer: no sólo por su propio placer o ganancia
personal, sino para agrandar su amor, su aperl:ura y su
profundidad.

La pró xima vez que tengas un encuentro sexual con tu


mu- jer, siente tu deseo ú ltimo. Tu deseo má s profundo en la
vida. Siente por qué está s haciendo lo que haces en la vida y,
concre- tamente, por qué te está s uniendo con tu amante. Es
posible que haya muchas razones menores, pero ¿cuá l es tu
razó n má s pro- funda y definitlVá ?
La razó n por la que la mayoría de los hombres hace las co-
sas tiene que ver con el descubrimiento de su verdad má s pro-
funda, con el disfrute de una libertad y un amor absolutos y
con entregar plenamente sus dones.
Sin embargo, los hombres se conforman con disfrutar de un
poco de libertad y de amor mientras ofrecen sus dones de ma-
nera incompleta. Disfrutan de la libertad de comprar un bonito
coche, de tener sexo reconfortable con bastante frecuencia y de
dormir hasta tarde los domingos. Dan generosamente el dinero
que les sobra a una buena causa, compran con cariñ o un anillo
de brillantes para su esposa y se sienten felices entrenando a los
equipos deportivos de sus hijos pequeñ os. Todo esto son liber-
EL CAMINO DEL HOMBRE 45

tades que se pueden disfrutar y verdaderos regalos que marcan


diferencias significativas en las vidas de las personas. Pero para
muchos hombres siguen sin ser suficientes.
La libertad o el amor que han conseguido y el modo de con-
seguirlos a menudo los deja con una sensación de carencia. Si-
gue faltando algo. Sigue habiendo un deseo de ir más allá, de
za- farse de la trampa, de disfrutar de la vida libres de esa
leve mnsación de atadura, soledad, miedo y tensión
subyacente. Y, por más que lo intentan, muchos hombres
siguen sintiendo que afín no han dado lo mejor de sí mismos.
Sienten que en su vida, como en sus encuentros sexuales, hay
algo esencialmente falso. Cuando un hombre da su verdadero
don sexual a su mujer,
ln penetra y hace que ella florezca en el amor más allá de todo
lúnite. Lo mismo ocurre con el mundo. Para que la mujer y el
mundo florezcan verdaderamente hace falta autenticidad, per-
icia y valentía. El hombre debe conocer su verdad
esencial y estar dispuesto a dar sus dones plenamente. Sin
retener. Debe star dispuesto a dedicar su sexo y su vida a
potenciar el amor, penetrando a la mujer y al mundo con sus
verdaderos dones. Esta actitud no es fácil de encontrar.
Muchos hombres están dispuestos a penetrar a su mujer y
a hacerla florecer de manera mediocre, compartiendo unos
po- cm orgasmos y unos cuantos momentos de unión emocional
an- tes de repasar la agenda de mañana. Muchos hombres
están dis- puestos a penetrar su mundo y a hacerlo florecer de
manera mediocre, haciendo unos cuantos euros y contribuyendo
míni- mamente al bien común como para sentir que su vida no
ha sido mi completo desperdicio.
Pero muy pocos hombres están dispuesto a hacerlo de
ver- dad, a usar todo lo que tienen para liberar
verdaderamente a su mujer y a su mundo en la apertura y el
amor más hondos posi- c Pocos hombres están dispuestos
a dar su máxima geniali- dad, sus verdaderos talentos, la
poesía de su propio ser en cada etración sexual y vital. La
duda y la incertidumbre hacen co-
46 EL CAMINO DEL HOMBRE SUPERIOR

jear a la mayoría de los hombres, que ocultan sus verdaderos


im- pulsos por miedo. De modo que manipulan a su mujer y al
mun- do en la medida necesaria para extraer el placer y la
comodidad que les permite apaciguar su molesta sensación de
falsedad de estar incompleto.
Pero si estás dispuesto a descubrir y abrazar tu verdad, a mi-
rar tus miedos y dar todo lo que tienes, puedes penetrar al mun-
do y a tu mujer desde el núcleo de tu ser y hacerlos florecer en
el amor ilimitado. Puedes arrebatar a tu mujer tan profundamen-
te que su rendición abra tu corazón a la luz. Puedes presionar al
mundo con un amor tan permanente que se abra y reciba tus re-
galos más profundos.
En esencia, no hay diferencia entre penetrar el corazón feme-
nino de tu mujer y entrar plenamente en el mundo. Ambas for-
mas de coito, sexual y con el mundo, requieren sensibilidad, es-
pontaneidad y una intensa conexión con la verdad profunda para
penetrar el caos y la cerrazón de modo que prevalezca el amor.
Ni la mujer ni el mundo son previsibles. A menudo parece-
rán resistirse a tus talentos y pondrán a prueba tu persistencia.
Y, con la misma seguridad, responderán tiernamente a la auten-
ticidad de tus dispensaciones relajadas, a la libertad expresada
con humor y a la invasión de tu amor inquebrantable. Se abri-
rán con amor y te recibir án plenamente, sólo para volver a re-
sistirse y ponerte a prueba momentos o días después. Ni la mu-
jer ni el mundo admiten justificaciones, y tampoco puedes
engañarlos. Saben cuándo te estás limitando a meterla. Y quie-
ren recibirte de verdad.
Hay dos modos de tratar con las mujeres y con el mundo
sin renunciar a tus verdaderos dones ni evitar la fuerza de tu ser
profundo. Un modo es renunciar a la intimidad sexual y al mun-
do, dedicándote totalmente, sin distracción ni concesión, al ca-
mino que hayas decidido seguir, libre de sus demandas aparen-
temente constantes.
El otro modo es «follar» a ambos hasta hacerlos trizas, arre-
M AMINO DEL HOMBRE 47

batarlos con tu amor desprotegido, dar tus verdaderos dones a


pesar del constante forcejeo de la mujer y del mundo, purificar
tus verdaderos dones en esta fricción de opuestos y rendirte,
irra- diar amor desde la libertad de tu ser profundo mientras tu
cuer- po y tu mente mueren dichosamente en una crucifixión
inevi- table de placer y dolor, de atracción y repulsión, de
pérdida y de ganancia. Que no quede ningún regalo sin dar. Que
no haya lí- mites a la profundidad del ser. Que sólo queden
apertura, liber- ted y amor como legado de tu coito con la mujer
y el mundo. Si vas a citarte con mujeres y con el mundo, mãs
vale que Aegues hasta el fondo y que los arrebates desde las
profundida- des de tu verdadera esencia, haciéndolos florecer
con los abun- dantes dones de tu corazón. De otro modo, si los
penetras man- ente para gratificar tus propias necesidades, tu
mujer y el
do sentirán tu falta de dedicación, profundidad y sinceri-
d & En lugar de ceder cariñosamente a tu amor, te distraerán,
m chuparán la energía y te harán entrar en interminables com-
jäkaciones, de ta1 modo que tu vida y tus relaciones se conver-
t en una búsqueda casi constante de liberación del constre-
miento.
Puedes renunciar y vivir solo, aparte de la mujer y del mun-
lx Pero si eliges una vida de coito sexual y mundano, te senti-
&s atrapado por la mujer y el mundo a menos que seas libre en
to del «verdadero follar», entregándote, sin retener nada,
di- do el tiempo en la apertura del amor. En medio de todos
W altibajos, éste es el camino del hombre superior.
10
DisfmtD las críticas
de tus amigos

La capacidad de un hombre de recibir las críticas di-


rectas de otro hombre es una medida de su capacidad de
recibir energía masculina. Si no tiene una buena relación
con la energia masculina (la de su padre, por ejemplo)
enton- ces se comportará como una mujer y se sentirá
herido, o se pondrá a la defensiva en lugar de aprovechar
las criticas de otros hombres.

Aproximadamente una vez por semana deberías sentarte


con tus amigos (hombres) más íntimos y comentar lo que
está is haciendo con vuestra vida y lo que os da miedo hacer.
La con- versació n debería ser breve y simple. Deberías decir
dó nde es- tá s. Seguidamente, tus amigos deberían proponerte
un experi- mento conductual, algo que tengas que hacer para
tener una revelació n, o algo que te ofrezca má s libertad en
tu vida.
—Quiero tener una aventura con Denise, pero no quiero he-
rir a mi esposa. Tengo miedo de que se entere —podrías decir.
—Llevas seis meses hablando de Denise. Está s perdiendo tu
energía en esta fantasía. Deberías acostarte con ella antes de
ma- ñ ana por la noche u olvidarte del asunto y no volver a
hablar de él —podrían responder tus amigos, exponiendo tus
dudas y tu mediocridad.
EL CAMINO DEL HOMBRE 49
—De acuerdo. No voy a hacerlo. Ahora veo que tengo de-
masiado miedo de arruinar mi matrimonio para tener una aven-
tura con Denise. Mi matrimonio es más importante que mi de-
seo por Denise. Me olvidaré de ella y me concentraré en las
prioridades de mi vida. Gracias.
Tus amigos íntimos deberían estar dispuestos a cuestionar
tu mediocridad sugiriendo la acción concreta que podrías reali-
zar para salir del mil en el que estás metido, en un sentido o en
otro. Y tú también debes estar dispuesto a ofrecerles tu hones-
tidad brutal para que todos podáis crecer. Los buenos amigos no
deberían tolerar la mediocridad unos en los otros. Si te encuen-
tras al límite, tus amigos deberían respetarlo, pero no sacarte de
la situación. Deberían honrar tus miedos y, con amor, continuar
incitándote a ir más allá de ellos, sin empujarte.
Si únicamente quieres apoyo de tus amigos hombres sin
que te planteen ningún desafío, eso lndica que podrías tener un
asunto no resuelto con tu padre, esté vivo o muerto. La fuerza
del padre es la fuerza del desafío y de la guía amorosa. Si esta
fuerza masculina no está presente en tu vida, tu dirección no
está contrastada, y es posible que estés dando vueltas en tu pro-
pia ambigüedad e indecisión. Tus amigos íntimos pueden ofre-
certe la luz desnuda del amor —sin concesiones al temor ni a
la amabilidad excesiva— que te permita ver la dirección que
deseas seguir.
Elige como amigos a hombres que estén viviendo en el
lími- te de sí mismos, afrontando sus propios miedos y yendo
más allá de ellos. Los hombres de este tipo pueden amarte sin
proteger- te de la confrontación con la realidad que es necesaria
en la vida. Debes poder confiar en que estos amigos te hablarán
de tu vida tal como la vean, te plantearán acciones específicas
para arrojar luz sobre tu posición y te darán el apoyo necesario
para vivir en la libertad que está un poco más allá de tu límite,
libertad que no siempre, ni siquiera frecuentemente, resulta
cómoda.
Si no conoces tu propósito,
descúbrelo ahora

Sta un propósito de vida consciente, el hombre está


to- talmente perdido, a la deriva, adaptándose a los
aconteci- mientos en lugar de provocarlos. Cuando no
conoce el pro- pósito de su vida, el hombre vive una
existencia debilitada e impotente, y tal vez acabe siendo
sexualmente impotente o teniente al sexo mecánico y sin
interés.

El núcleo de tu vida es tu propósito. Cada aspecto de tu


vida, desde tu dieta hasta tu profesión, debe estar alineada con
tu pro- pósito si quieres actuar con coherencia e integridad en el
mun- do. Si conoces tu propósito, tu deseo más profundo, el
secreto del éxito consiste en disciplinar tu vida para poder estar
al ser- vicio de ese objetivo profundo, minimizando las
distracciones y desviaciones.
Pero si no conoces tu deseo más profundo, no puedes
alinear tu vida con él, y todos los aspectos de tu vida estarán
disociados de tu esencia. Puedes ir a trabajar, pero como el
trabajo no está conectado con tu propósito profundo no será
más que un tra- bajo, un modo de ganar dinero. Mantendrás la
convivencia ha- bitual con tu familia y tus amigos, pero cada
momento sólo será un momento más en una larga cadena que
no va a ninguna par- te, que no tiene profundidad inherente.
EL CAMINO DEL HOMBRE 51

Cuando estás desconectado de tu esencia, te sientes débil.


Este sentimiento de vacío minará no sólo tu «erección» en el
mundo, sino también tu erección con tu mujer.
Sin embargo, cuando conoces tu verdadero propósito, tu
de- seo esencial en la vida, cada momento puede convertirse en
una plena expresión del mismo. Cada instante dedicado a tu
profe- sión, cada instante de intimidad estará lleno del
propósito de tu corazõn. No te limitarás a repetir los
movimientos necesarios en el trabajo y con tu mujer, sino que
vivirás la verdad de tu vida y ofrecerás los dones de tu amor
momento a momento. Una vida así es completa en sí misma, a
cada instante.
El hombre superior no busca la realización a través del tra-
bajo y de la mujer, porque ya se siente realizado. Para é1, el traba-
jo y las relaciones íntimas son oportunidades de ofrecer sus ta-
lentos y de desaparecer en la dicha de la entrega.
Estate dispuesto
O COTYI$ÍOY tO OS
IOS OSf!tBCtOS dJe ttI UÍIJO

Un hombre debe estar dispuesto a entregarse a su


pro- pósito al IOO por l O0, a cumplir con su karma o a
disol- verlo, y después soltar esa forma especifica de
invír. Debe ser capaz de no saber qué va a hacer con su
uida, de en- trar en un periodo de desconocimiento y de
esperar a que emerja una ‘uisión o un nuevo propósito.
Estos ciclos de in- tensas acciones específicas seguidos
por periodos de no sa- ber qué leches está pasando son
naturales para el hombre que está deshaciéndose de
capas de karma y relajándose
en la verdad.

Al abrirte a vivir al límite, tu propósito más profundo empe-


zará a darse a conocer lentamente. Entre tanto, experimentarás
las sucesivas capas, cada una de las cuales te acercará más a
la pleni- tud de tu propósito profundo. Es como si éste
estuviera en el cen- tro de tu ser, rodeado por capas de círculos
concéntricos que re- presentan propósitos menores. Tu vida
consiste en penetrar cada círculo, de fuera a dentro.
Los propósitos externos a menudo son heredados o apren-
didos de tus padres y de tus experiencias infantiles. Tal vez tu
pa- dre fuera bombero, de modo que tú también querías ser
bombe- ro. O, en reacción a él, decidiste ser pirómano. En
cualquier caso,
EL CAMINO DEL HOMBRE 53

los círculos externos, los propósitos a los que te sueles aplicar


en la primer mitad de la vida, probablemente sólo serán
aproxima- ciones distantes a tu propósito profundo en la vida.
Si tu propósito profundo es meditar y hacerte uno con Dios,
tal vez descubras que antes de poder dedicarte plenamente a
él debes abrirte camino entre los círculos concéntricos
encontrán- dote con tus parejas, probando las drogas, casándote,
criando a tus hijos, desarrollándote profesionalmente y,
finalmente, des- pués de haber disuelto tu fascinación y tu
necesidad de todo eso, podrás dedicarte completamente a la
meditación.
Conforme vayas disolviendo una capa tras otra y avances
ha- cia el centro, vivirás más plenamente tus propósitos
profundos, y, finalmente, el más profundo de tu corazón, sea
cual sea, a cada momento. No obstante, es probable que aún no
lo estés vivien- do. Probablemente necesites quemar el karma, o
satisfacer la ne- cesidad, del propósito que actualmente te
tiene fascinado y dis- traído.
Es fácil sentirse decepcionado por la vida; el éxito nunca
es tan satisfactorio como uno cree que va a ser. Pero esto tiene
un motivo. Completar con éxito un propósito menor no hace
que nos sintamos bien por mucho tiempo, porque sólo nos
estamos preparando para encarnar más plenamente el propósito
profun- do. Cada propósito, cada misión está pensada para
ser vivida ple- namente hasta que se vuelve vacía, aburrida e
inútil. Entonces debe ser descartada. Éste es un signo de
crecimiento, aunque po- drías confundirlo con un signo de
fracaso.
Por ejemplo, es posible que emprendas un proyecto profe-
sional, que trabajes en él varios años y, después, repentinamen-
te, te sientas totalmente desinteresado. Sabes que, si continua-
ras con él unos años más, obtendrías unos beneficios
económicos muy superiores que si lo abandonaras ahora, pero el
proyecto ya no te llama, ha dejado de interesarte. Durante los
años que has trabajado en el proyecto has desarrollado
habilidades, pero aún no ha fructificado plenamente. Quizá te
preguntes: ahora que
54 EL CAMINO DEL HOMBRE SUPERIOR

tengo las habilidades, ¿debería quedarme con el proyecto y lle-


varlo a término aunque me sienta vacío?
Bueno, tal vez deberías seguir con él. Tal vez te estés reti-
rando demasiado pronto, temoroso del éxito o del fracaso, o
sim- plemente eres demasiado perezoso para continuar. Ésta es
una posibilidad. Pregunta a tus amigos íntimos (hombres) si
ellos creen que simplemente estás perdiendo fuerza y
acobardándo- te, o si creen que te está dando miedo llevar el
proyecto hasta su conclusión. Si te dicen que estás retirándote
demasiado pron- to, continúa con él.
Sin embargo, cabe la posibilidad de que hayas completado
tu karma en esta área. Es posible que ésta fuera una capa de
pro- pósito que ya has completado, y que tu camino te lleve a
otra capa más cercana a tu propóslto profundo.
Éstos son algunos signos indicadores de que has realizado o
completado una capa de propósito:

De repente ya no tienes ningún interés en un proyecto


o misión que antes te motivaba mucho.
2. Te sientes sorprendentemente libre de cualquier tipo
de lamento o arrepentimiento por haber comenzado
el pro- yecto o por acabarlo.
3. Aunque no tienes la menor idea de qué vas a hacer a
continuación, te sientes claro, libre de confusión y, en
especial, libre de carga.
4. Sientes que ante la idea de dejar de participar en el pro-
yecto, tu energía aumenta.
5. El proyecto casi te parece una tontería, como coleccio-
nar cordones de zapatos o empapelar las paredes de tu
casa con facturas de la gasolinera. Es evidente que pue-
des hacerlo, pero, ¿qué sentido tiene?

Si experimentas estos signos, probablemente ha llegado el


momento de dejar de trabajar en ese proyecto. En cualquier
caso,
EL CAMINO DEL HOMBRE

debes concluir tu participación impecablemente,


asegurándote de que no quedan cabos sueltos y de que al
retirarte no añades cargas a la vida de nadie. Es posible que
esto requiera tiempo, pero es importante que esta capa de tu
propósito acabe limpia- mente y no genere ningún nuevo karma
u obligación que te car- gue o cargue a otros en el futuro.
Es posible que el siguiente punto del despliegue de tu
pro- pósito salga a la luz inmediatamente, pero a menudo no
es así. Después de completar una capa de tu propósito,
podrías no saber qué hacer con tu vida. Sabes que el antiguo
proyecto ha con- cluido para ti, pero no estás seguro de qué
vendrá a continua- ción. En ese momento debes esperar la
visión.
No hay modo de acelerar el proceso. Es posible que
necesi- tes conseguir un trabajo provisional con el que
manteneAe has- ta que se clarifique la siguiente capa de tu
propósito. O tal vez tengas suficiente dinero para esperar sin
necesidad de trabajar. En cualquier caso, es importante que te
abras a la visión de lo que vendrá a continuación. Para
mantenerte abierto a una visión de tu propósito profundo, no
llenes tu tiempo de distracciones. No veas la televisión y ni
juegues en el ordenador. No salgas a beber cerveza con tus
amigos cada noche ni empieces a salir con un montón de
mujeres. Simplemente espera. Es posible que quleras irte de
retiro a algún lugar remoto y estar solo. Deci- das lo que
decidas, mantente conscientemente abierto y dis- ponible a
recibir una visión de lo que después ha de venir. La visión
vendrá.
Cuando venga, generalmente no será una visión detallada.
Probablemente tendrás una sensación de en qué dirección avan-
zar, pero es posible que los pasos concretos no se muestren con
claridad. Cuando empiece a surgir el impulso, síguelo. No espe-
res a tener los detalles. Aprende qué tienes que hacer por el mé-
todo de prueba y error.
Por ejemplo, tal vez hayas sido corredor de bolsa y sientas
que esa parte concreta de tu propósito ha cambiado. Como tie-
56 EL CAMINO DEL HOMBRE SUPERIOR

nes ahorrado algú n dinero, ahora está s esperando una visió n de


tu pró xima capa de propó sito. Después de volverte loco duran-
te tres semanas sin saber qué va ser de ti ni cuá l es el curso que
seguirá tu vida, empiezas a sentir que quieres trabajar con la
gente. Empiezas a fantasear con la posibilidad de usar tus habi-
lidades financieras para ayudar a otros a establecer sus propios
negocios. Tienes unos cuantos amigos con grandes intenciones
de salvar el mundo, pero como empresarios son un desastre y
parecen incapaces de despegar. De modo que los llamas y les
ofreces tu ayuda.
Mientras los ayudas, está s atento continuamente para ver si
hallas el «filó n» de tu propó sito. Es posible que hagas algunas
«salidas en falso», pero finalmente hay docenas de organizacio-
nes sin fines de lucro telefoneá ndote para pediAe ayuda. Tienes
la sensació n de que el universo te apoya para que sigas esta di-
recció n. No tienes ni 1dea de si puedes ganarte lá vlda haclendo
esto, pero, de momento, te sientes bien. De modo que te aplicas
plenamente a ello. Te entregas al 100 por 100, sin reservas.
Pronto un millonario se entera de lo que está s haciendo.
Ad- mira tu compromiso total y tu servicio desinteresado. Se
con- vierte en tu patrocinador. Ahora está s establecido. Tienes
unos buenos ingresos, está s haciendo lo que quieres hacer y
está s ayu- dando a los demá s. Te encanta lo que haces, de
modo que gene- ras amor en los que entran en contacto
conÑ go. Te sientes lleno.
Y entonces, un Á a, algunos añ os después, se acaba. Esta
capa se ha disuelto. Y el ciclo vuelve a empezar, y después, otra
vez má s, hasta que penetras todas las capas y llegas a tu
propó sito má s profundo. Entonces actú as plenamente, hasta
que ese pro- pó sito también se disuelve en la dicha del amor
que posees.
13
Í’•ÍO TISRS0 «f« iIi«
como excusa

Si un hombre nunca llega a descubrir su propósito


más profundo o si hace concesiones continuamente y
usa a su
/atniIta como excusa, su esencia se debilita y pierde
pro- fundidad y presencia. Su mujer pierde con/taiiza y
polari- dad sexual con él, aunque es posible que él
dedique mu- cha energia a ser un buen padre para sus
hijos y a realizar las labores de la casa. Evidentemente,
el hombre debe par- ticipar plenamente en el cuidado
de los niiios y de la casa, pero si eso le hace renunciar
a su propósito más profundo todo el mundo acabará
sugerido.

Cuida de los niños y de la casa todo lo que quieras. Simple-


mente recuerda que si para hacerlo renuncias a tu propósito pro-
fundo durante mucho tiempo, en realidad no estás ayudando a
nadie.
Tu función paternal, como cualquier compromiso respon-
sable en una relación amorosa, requiere que trasciendas tus pre-
ferencias personales en nombre del compromiso mayor, en nom-
bre del servicio amoroso. Esto forma parte natural de la
paternidad. Sin embargo, en este proceso no debes negar tu pro-
pósito profundo, porque entonces te sentirás frustrado y acaba-
rás resignándote a una vida menor de la que eres capaz de vivir.
58 EL CAMINO DEL HOMBRE SUPERIOR

Esta resignación se transmitirá a tu mujer y a tus hijos. Ellos


sentirán tu debilidad. Tu mujer empezará a responsabilizarse de
más de lo que le corresponde, ya que está claro que tu no eres
capaz de encargarte de ti mismo y alguien tiene que hacerlo. Tus
hijos cuestionarán tu autoridad, puesto que sienten tu falta de
verdadera autodisciplina. Por más que lo intentes, en cuanto nie-
gas tu propósito profundo, tu hogar se convierte en un lugar
don- de todo el mundo cuestiona tu capacidad de mantenerte
en tu terreno y tú sales perdiendo.
Obviamente, como padre o cabeza de familia, querrás dar
tu amor, tus capacidades, tu energía y tu tiempo a tu familia. Eso
será tu alegría y también será una necesidad. En cualquier caso,
los miembros de la pareja pueden coincidir o no en sus motivos
para dedicar tiempo al hogar, y éste debe ser un proceso de des-
cubrimiento continuo para ambos. Los motivos pueden cambiar
con el tiempo, tanto para los hombres como para las mujeres, a
medida que transcurren las etapas de sus vidas.
La prioridad de lo femenino, en hombres y en mujeres, es el
flujo de amor en relación. La prioridad de lo masculino, en hom-
bres y en mujeres, es la misión que conduce a la libertad. En úl-
timo término, la verdadera libertad y el verdadero amor son lo
mismo. Sin embargo, el viaje de lo masculino y el de lo femeni-
no hacia esta unidad de amor y libertad es muy diferente.
Si tu mujer tiene una esencia más femenina que tú, o si está
en una fase de la vida más femenina, su prioridad será el flujo
de amor en su vida: su esencia estará mucho más satisfecha con
el amor que comparta con los niños que la tuya. Tú también sen-
tirás una gran realización compartiendo amor con tus hijos, pero
si tienes una esencia masculina, o si estás en una fase más mas-
culina de la vida, tus partes profundas no se sentirán satisfechas
del mismo modo. Aunque ames a tus hijos tanto como tu mu-
jer, tu relación con ellos sólo será una parte de tu propósito pro-
fundo en la vida.
(Cuál es tu propósito en la vida? Para algunos hombres, su
EL CAMINO DEL HOMBRE 59

propósito profundo es su vida familiar. Si eres uno de éstos,


pro- bablemente no te preocupará la posibilidad de usar a tu
familia como excusa. Sin embargo, hay muchos hombres que,
por mu- cho que amen a su familia, también sienten una llamada
más profunda. Si no son fieles a esa llamada, su esencia se
debilita, por mucho que amen y deseen servir a su familia.
Cuando conoces la dirección que debes seguir y la vives
ple- namente, tu esencia es fuerte y vigorosa. Tus hijos lo
sentirán de manera natural. Responderán a tu claridad y
presencia de ma- nera diferente a como responderían a tu
ambigüedad, una am- bigüedad que es producto de haberte
desviado de tu propósito profundo porque crees que es más
«justo» o «adecuado» pasar tiempo con ellos. Un breve
periodo de tiempo con un padre que está absolutamente
presente, lleno de amor, sin división interna, y seguro de su
misión en la vida afectará a tus hijos de manera mucho más
positiva que pasar mucho tiempo con un padre de intención
ambigua que ha perdido el contacto con su propósi- to
profundo, por mucho que ame a sus hijos.
Los niños aprenden de sus padres principalmente por ós-
mosis. Si su padre está ligeramente debilitado y hace
concesio- nes, estas cualidades teñirán el amor que reciban
de él. Tal como tu hiciste con tu padre, tus hijos replicarán o
responderán in- conscientemente al sabor emocional que
absorban de ti. Tu tono emocional esencial —relajado en tu
propósito profundo o teme- roso en la ambigüedad de tu
intención— forma parte del hogar de tus hijos.
Si tanto tú como tu mujer trabajáis, es aconsejable estable-
cer acuerdos con otras familias para cuidar de los niños por tur-
nos, o contratar a alguien que te ayude, que hacer concesiones
permanentemente respecto a tu propósito profundo y a tu ver-
dad para pasar más tiempo con tus hijos. No es la cantidad de
tiempo, sino la calidad de la interacción, lo que más influye en
el crecimiento del niño. Los niños son exquisitamente sensibles
al tono emocional. Si no estás plenamente en tu esencia, alinea-
60 EL CAMINO DEL HOMBRE SUPERIOR

do con tu propósito profundo y viviendo una vida de auténtico


compromiso, tus hijos lo notarán.
En su nombre, en el tuyo y en nombre de tu mujer, descu-
bre tu propósito profundo, comprométete completamente con
él y encuentra el modo de incluir a tu familia en ese proceso.
Es- tate con tu mujer y con tus hijos sin concesión ni
ambigüedad. No uses a tu familia como excusa para ser menos
de lo que pue- des ser. En nuestros días es tan fácil controlar la
natalidad que tener hijos es una elección. Si eliges ser cabeza
de familia y criar a tus hijos, eres responsable de servirlos con
un amor tan autén- tico como sea posible, que sólo podrás
darles si sientes que tu vida está alineada con tu propósito
profundo.
No escondas tu esencia de tu familia ni los uses como excu-
sa para evitar el trabajo que debes hacer para manifestar tu vi-
sión superior. Si te disciplinas y das prioridad a tus deseos más
profundos, puedes dar amor a tu familia y dedicarte al trabajo
de tu vida. Entonces, cuando estés con tu familia, podrás
estar con ellos totalmente, puesto que no habrá asuntos
pendientes que te distraerán, ni sentirás ambigüedad respecto
adónde quie- res estar o qué quieres hacer.
14
No te pierdas
en tareas y
deberes

Cuales quiera que sean los detalles específicos de su


misión, el hombre siempre debe refrescar el elemento
tras- cendental de su uida mediante el retiro y la
meditación re- gular. Un hombre nunca debe perderse en
los detalles de su la y olvidar que, en definitiva, la vida no
es otra cosa que la verdad profnda del momento
presente. Las tareas no han al hombre a ser más
consciente o libre de lo que es capaz de ser en este
instante.

Probablemente te habrás dado cuenta de que a veces estás


en un estado de ánimo particular, caracterizado por las ganas de
«hacer». Son esas veces en las que estás totalmente enfocado en
la intención de terminar una tarea. No quieres que nadie te mo-
leste. Si alguien trata de interrumpirte con una pregunta, lo ig-
noras o le das una respuesta rápida para poder seguir con lo tuyo.
Esta actitud es muy común entre los hombres. Tanto si estás in-
tentando oír algo que dicen en la televisión como si intentas aca-
bar un informe antes de media noche, tienes la atención enfo-
cada en la tarea y no quieres distracciones.
Esta actitud es uno de los puntos fuertes, pero también uno
de los puntos débiles de los hombres. Es genial ser capaz de
abrir- se camino en medio de los obstáculos y terminar la faena.
Y es
62 EL CAMINO DEL HOMBRE SUPERIOR

bueno mantener una actitud disciplinada en el propósito. Pero


si te olvidas del propósito mayor mientras realizas las pequeñas
e incontables tareas de la vida cotidiana, te reduces a ti mismo
a ser una máquina de feria.
Incluso ahora, mientras lees esto, es posible que estés en
esta actitud, totalmente absorbido en el proceso de lectura. Si
fueras a morir ahora mismo, (qué cualidad tendrían tus últimos
mo- mentos? ¿Estás sintiendo el misterio infinito de la existencia
has- ta tal punto que tus ultimos momentos serán de admiración
y gratitud? ¿Está tu corazón tan abierto que en tu último momen-
to se disolvería en un amor perfecto? ¿O estás tan absorbido
en alguna tarea que apenas notarías que la muerte te sobreviene
hasta el último instante y enseguida todo habría pasado?
La prueba de tu plenitud a cada momento es tu capacidad
de morir en una rendición libre y amorosa, sabiendo que mien-
tras estabas vivo has hecho todo lo posible por ofrecer tu don
y conocer la verdad de tu ser. (Has amado plenamente? ¿O
tienes sentimientos inexpresados que teñirán de lamento tus
últimos momentos? ¿Eres capaz de relajarte admirando la
inmensidad del misterio? ¿O estás tan absorbido en tu trabajo
y proyectos que ya no sientes el milagro de la existencia
emerger a cada mo- mento del gran incognoscible para volver a
disolverse en él? ¿Crea tu adicción a las tareas unas anteojeras
que limitan tu visión? Las tareas son importantes, pero
ninguna cantidad de traba-
jo realizado es comparable con el amor, la libertad y la plena
con- ciencia. No puedes hacer suficiente, ni puedes hacer las
cosas ade- cuadas para finalmente sentirte completo. El hacer
sólo es parte de tu vida corporal. Si quieres que el cuerpo siga
adelante, tienes que comer y respirar. Tienes que trabajar, cuidar
de tu familia y lavarte los dientes. Pero esto sólo es la mecánica de
la vida sobre la tierra. Nunca te lleva a la verdad absoluta de tu
ser.
Cuando haces tus tareas de la manera adecuada, liberas tu
energía de vida para poder prestar atención a lo verdaderamen-
te importante: la investigación, la realización y la encarnación de
EL CAMINO DEL HOMBRE 63

la verdadera libertad. ¿Sabes siquiera lo que esto significa? ¿Te


has dedicado alguna vez a averiguar la verdad profunda de tu
exis- tencia? Si en este mismo momento tu trabajo no sustenta
tu búsqueda en este sentido, debes abandonarlo o cambiarlo
por otro que lo haga. De no hacerlo, estarás desperdiciando tu
vida.
Mientras que muchas mujeres pierden un tiempo precioso
en corrientes y remolinos emocionales, muchos hombres des-
perdician su vida intentando completar sus tareas. Con la nariz
pegada a la piedra de moler, día tras día y año tras año, uno aca-
ba convirtiéndose en un robot. Levanta los ojos, mira al
horizon- te y haz tus tareas con el mismo espíritu que barres tu
casa un día soleado.
Para ayudarte a recordar la trivialidad de tus tareas cotidia-
nas, interrumpe tu programa diario con descansos. Estos
descan- sos deben abrirte a tu esencia y retirar lo superfluo del
momen- to. Piensa en tu propia muerte. Observa una imagen de
la persona más iluminada que conoces. Contempla el misterio
de la exis- tencia. Relájate en el amor más hondo y profundo de
que seas capaz. A tu manera, recuerda el infinito, y después
retorna a la tarea que tengas entre manos. De este modo nunca
perder ás la perspectiva ni empezarás a pensar que la vida es
una cuestión de tareas. No eres un zángano. Eres el misterio
ilimitado del amor. Sélo sin olvidar tus tareas.
15
Deja de esperar que
la relación con tu mujer
se vuelva más fácil

A menudo parece que la mujer pone a prueba la


ca- pacidad de su hombre de permanecer inalterado en
su ver- dad y propósito. Ella hace esto para sentir su
libertad y la proÇndidad de su amor, para saber que él
es dtgao de con- fianza. Sus pruebas pueden tomar la
forma de quejas, desa- jos, cambios de opinión, dudar de
él, distraerle o incluso socavar su propósito de manera
más o menos sutil. El hom- bre nunca debe pensar que
las pruebas que le plantea su mujer tendrán un fin y
que su uida será má s J‹sctf. Má s Sten, él debe entender
que ella hace estas cosas para sen- tir su fuerza,
integridad y apertura. El!a desea su verdad y su amor
más proj ndos. A medida que él crezca, tam- bién lo
harán las pruebas que ella le ponga.

Cada momento de tu vida es una prueba o una celebración.


Esto también es válido para cada momento que pasas con tu mu-
jer, sólo que multiplicado por dos. No es únicamente que su sim-
ple existencia sea una prueba para ti, sino que uno de sus pla-
ceres más profundos en la intimidad es ponerte a prueba y sentir
que su prueba no te saca de tu curso.
El momento más erótico para una mujer es sentir que tú
eres Shiva, lo masculino divino: imperturbable, totalmente
amo-
EL CAMINO DEL HOMBRE 65

roso, plenamente presente y omnipenetrante. Ella no puede


mo- verte porque tú ya eres lo que eres, con o sin ella. Ella
no pue- de atemorizarte ni alejarte, porque ya la penetras con
un amor intrépido, llenando su corazón y su cuerpo. Ella no
puede dis- traerte, porque tu compromiso singular con la
verdad no se so- meterá a sus ardides. Sintiendo esta
enormidad de amor y liber- tad, ella puede confiar
completamente en ti y renunciar a su prueba en una
celebración del amor.
Hasta que quiera volver a sentirte como Shiva una vez más.
Y entonces repetirá la prueba. De hecho, cuanto más te com-
portes como Shiva, más te pondrá a prueba.
Tal vez hayas estado trabajando para conseguir un objetivo
económico y por fin tienes éxito. Después de meses o años de
esfuerzo, has ganado una importante cantidad de dinero. Te
sien- tes feliz, pleno, exitoso. Te sientes genial. Vuelves a casa
con tu muler y quieres compartir la noticia con ella.
—Acabo de ganar un millón de euros.
—Eso está bien.
—¿Eso está bien!!??? Ya sabes cuánto me he esforzado por
conseguirlo.
—Lo sé. Tengo la sensación de no haberte visto durante
me- ses. ¿Te has acordado de comprar leche de camino a casa?
—Oh, lo siento, me he olvidado. Pero, ¿qué más da? i °-
ra podríamos comprar una granja de vacas lecheras!
—Esta mañana te pedí tres veces que compraras leche, y te
dejé una nota en el maletín. ¿Cómo has podido olvidarte?
—Ya te he dicho que lo siento. Vale, voy a comprar la mal-
dita leche...
¿Por qué se está comportando así? ¿Por qué quiere desinflar
tu éxito? No. Ella te está poniendo a prueba porque tu éxito no
significa nada para ella a menos que seas libre y amoroso. Y si
eres libre y amoroso, nada de lo que ella diga podrá colapsarte.
Ella quiere sentir que eres incolapsable, y te toca en tu punto
débil.
66 EL CAMINO DEL HOMBRE SUPERIOR

Evidentemente ella sabe que este momento de éxito signi-


fica mucho para ti. Precisamente por eso lo está negando. No
porque quiera herirte, sino porque quiere sentir a Shiva. Ella
quiere sentir tu fuerza. Ella quiere sentir que tu felicidad no
de- pende de su respuesta ni de ganar un millón de euros. Ella
quie- re sentir que eres un hombre superior.
Ser tan libre implica una gran exigencia, y en tus momen-
tos de mediocridad preferirías que tu mujer se conformara con
menos. Pero si eres un hombre que vive al máximo, que está dis-
puesto a llegar al límite y a crecer en medio de las
dificultades, entonces querrás que ella te ponga a prueba. Es
posible que no te guste, pero tampoco querrás que se conforme
con un tipo que dependa de la respuesta de su mujer para ser
feliz. Si estás ali- neado con tus ideas, serás esencialmente
feliz, aunque a veces sufras altibajos. No necesitas las caricias
de tu mujer para com- pletar tu misión. Te sigue gustando que te
acaricie, pero ya no necesitas que «mami» te diga que eres un
chico estupendo. Y tu mujer no quiere que necesites a «mami».
De hecho, eso la pone enferma.
Si tu mujer es débil, es posible que se conforme con un hom-
bre débil y por tanto juegue con tu necesidad de sentir que
eres un «buen chico». Pero si es una mujer con talante, una
mujer enérgica, no tolerará tu necesidad infantil de recibir
carantoñas y de ser un «niño mimado». Una mujer con
personalidad mar- cada respetará tu aspecto infantil, pero
querrá que tu vida esté guiada por tus verdades más profundas,
no por heridas infanti- les desatendidas. Ella quiere sentir que,
en tu esencia, has supe- rado la necesidad de adulación y de
«juguetes» de miles de eu- ros. Ella quiere sentir la fuerza de
tu verdad autogenerada.
De modo que te pondrá a prueba. Es posible que no sea ple-
namente consciente de por qué está haciéndolo, pero te tocará
tus puntos flacos, especialmente en momentos de éxito super-
ficial, para sentir tu fuerza. Si te colapsas, no pasas la prueba.
Has dejado que tu mujer te desinfle. Has demostrado que de-
EL CAMINO DEL HOMBRE 67

pendes de ella para obtener validación externa. Aunque hayas


ganado un millón de euros, eres un hombre débil. Tu mujer
no puede depended completamente de ti.
Si permaneces pleno y fuerte, divertido y feliz, con tu ver-
dad inalterada, entonces pasas la prueba.
—Cariño, vale, voy a traerte la leche —mientras la levantas
del suelo y la tumbas en el sofá, riéndote, besándola, mirándola
profundamente a los ojos y «ordeñando» su felicidad con el
amor confiado de tus caricias.
Ella puede relajarse y confiar en tu esencia de Shiva. Ella
puede renunciar a las tensiones que siente en su corazón. Eres
digno de confianza. No necesitas que ella te valide para ser
amo- roso. Simplemente lo eres. Tu verdad es el amor. Tu
plenitud es independiente de mamá. No sólo eres un hombre,
eres un hom- bre superior: un hombre que se esfuerza a1
máximo para vi- vir el amor en el mundo y en su intimidad,
un hombre cuyo corazón permanece abierto y cuya verdad se
mantiene firme aunque su mujer lo critique, un hombre que
encuentra diver- tido olvidarse de comprar leche el día en que
ganó un millón de euros.
Éste es el tipo de hombre en el que una mujer puede con-
fiar. Ahora llega el momento de la celebraciõn. Ahora ella
pue- de relajarse y unirse verdaderamente a tu alegría,
sabiendo que no dependes de su elogio para ser feliz. Tal vez
dure diez minu- tos. Y seguidamente volverá a ponerte a
prueba.
Esto no se acaba nunca. Una mujer siempre pondrá a prue-
ba a su hombre por el placer de sentir la fuerza de su amor, su
capacidad de trascender los obstáculos, su persistencia en su pro-
pia verdad y su capacidad de cornpartir esa verdad amorosamen-
te con ella, aunque se queje... especialmente cuando se queja.
Su qiteja es el comienzo de su placer. No es una verdadera crí-
tica, sino una prueba de tu «Shivaidad». La crítica se disuelve
completamente en el amor en cuanto ella siente tu humor y tu
felicidad en medio de la provocación.
68 EL CAMINO DEL HOMBRE SUPERIOR

Nunca se acaba. É ste es el secreto. No puedes escapar de


ello. Encontrar otra mujer no te librará de ello. La terapia no te
librará de ello. La bonanza econó mica y la maestría sexual no
te librará n de ello. Tu mujer te pone a prueba porque te quie-
re. Ella quiere sentir tu verdad. Ella quiere sentir tu amor. Y
quiere sentir que tu verdad y tu amor son má s fuertes que las
pú as y pinchos que ella puede lanzaste. Entonces podrá relajar-
se y rendirse a la polaridad hombre-mujer. Entonces podrá con-
fiar en ti.
Las mujeres má s amorosas son las que má s te pondrá n a
prueba. Ella quiere que des lo má ximo de ti, que estés en lo me-
jor de ti. No se conformará con menos. Ella sabe tu verdad. Ella
sabe en lo profundo de su corazó n que eres libre, que eres Shi-
va. Y te atormentará mientras no estés a ese nivel. Y ya sabes
que lo hace muy bien.
Sin embargo, si tu propó sito es ser libre, no querrá s que tu
vida sea de otra manera.
S£GUNDA PARTE:

COVI IDS WH J0rPS


16
Las mujeres

«MOTttener IO pOÍObrA dOdO» eS uTt rOSgO TftOSCulinO,


en hombres y eti mujeres. Una persona. con una esencia
fe- menina puede no mantener su palabra, y no por eÍlo
estar
«mintiendo» exactamente. £n la realidad femenina, las
pa- labras y los hechos ocupan un lugar secundario con
res- pecto a las emociones y a los cambiantes estados de
áni- mo de la relación. Cuando ella dice «te odio» o
«nunca me trasladará a Texas» o «no quiero ir al cine», a
menudo es más una oleada de sentimiento pasajero que
una postura clara y bien considerada con respecto a los
sucesos y a la experiencia. Por otra parte, lo masculino
quiere decir exac- tamente lo que dice. La palabra de un
hombre es su honor. Lo femenino dice lo que siente. Lo.
palabra de la mujer ex- presa su verdad del momento.

Cuando escuches a una mujer, escú chala como escucharías


el mar o el viento en las hojas. Lo que oyes de ella son los so-
nidos del movimiento de su energía-sentimiento. Por supuesto,
hay momentos en los que habla a1 estilo masculino y quiere de-
cir exactamente lo que dice, pero, má s frecuentemente, y sobre
todo en momentos de alta emocionalidad, expresa el sonido Se
sus sentimientos. Su discurso femenino se parece má s a una
poe-
72 EL CAMINO DEL HOMBRE SUPERIOR

sía que a un programa de acción preciso. En realidad, lo que


dice en un instante de emocionalidad es una expresión de lo
que tiene ganas de hacer en ese momento. Sus sentimientos, y
por tanto su acción, podrían cambiar en cinco minutos.
Podrían cambiar cada cinco minutos.
Cuando te sorprenden las acciones de tu mujer y le dices:
«Pero dijiste.. .», estás olvidando que tiene una esencia
femeni- na. Lo que tu mujer dice es como una nube que pasa
por el cie- lo: bien formada, coherente e irreconocible
momentos después. La nube es una expresión de la física del
agua, del viento y del aire. Las palabras de tu mujer son
expresiones de la física de sus sentimientos, de vuestra
relación y de los matices de la situación actual, visible e
invisible. Estos factores cambiarán al momento siguiente, y
también cambiarán las expresiones de tu mujer.
Si le preguntas:
—Quieres que vayamos al cine.
—No tengo muchas ganas —podría responderte.
Después la abrazas, juegas con ella y le dices:
—¡Vamos al cine!
—De acuerdo —responde ella.
Ella no está hablando sobre su deseo de ir al cine. Está di-
ciendo cómo siente la relación en el momento presente. Si cuan-
do ella dice que no quiere ir al cine te sientas en el sofá y te po-
nes a ver la televisión, no has entendido la interacción. En
realidad no está diciendo que no quiere ir a1 cine, aunque sea eso
lo que haya dicho.
Esto no es mentir. Para un hombre, o para cualquiera que ha-
ble al estilo masculino, decir algo que no es verdad es mentir.
Pero, para lo femenino, la verdad es un concepto evanescente en
com- paración con la robustez del flujo de sus sentimientos. La
«verdad» de lo femenino es lo que ella esté sintiendo en este
momento.
De modo que cuando dice que quiere trasladarse a Pitts-
burg contigo y, seguidamente, cuando has vendido la casa, te dice
que no quiere ir contigo, no empieces a gritar: «Pero dijiste.. .».
EL TRATO CON LAS MUJERES 73

Cuando dijo que quería irse contigo se sentía bien con la rela-
ción. Cuando después dice que no quiere irse, se está sintiendo
mal respecto a la relación. En lugar de discutir sobre lo que dijo
o dejó de decir, empieza por extender el sentimiento de amor.
La regla básica es ésta: no creas el contenido literal de lo que
diga tu mujer a menos que el amor fluya profunda y plenamente
mientras lo dice. E, incluso así, has de saber que probablemen-
te está hablando de sus sentimientos del momento, no necesa-
riamente del tema del que esté hablando. Nunca bases tus pla-
nes en lo que la mujer diga que quiere hacer, a menos que esté
en pleno flujo de amor en el momento de decirlo. E incluso en-
tonces, espera que en cualquier momento pueda cambiar de opi-
nión al variar sus sentimientos. Recuerda que los sentimientos
de una mujer pueden ser más sensibles a los reinos invisibles de
la naturaleza que los tuyos. Procura distinguir entre los
cambian-
tes humores de tu mujer y su sensibilidad y sabiduría.
Las mujeres no son mentirosas, aunque a menudo eso es lo
que los hombres creen. Ésta es la razón por la que el hombre
debe responsabilizarse en último término de tomar sus propias
decisiones basándose en la verdad más profunda que pueda vis-
lumbrar. De otro modo, si é1 retuerce la verdad para adaptarla a
las cambiantes expresiones de su mujer, probablemente acaba-
rá culpándola.
Debes escuchar lo que tu mujer tiene que decir y sentir cui-
dadosamente su profundidad. Seguidamente, después de
conside- rar detenidamente su aportación, toma la mejor
decisión posible desde tu propia esencia profunda. Así, si tu
mujer cambia de opi- nión, no le reprocharás que te haya
desviado de tu camino. Más bien, podrás disfrutar de su
sensibilidad sutil y de sus patrones emocionales, cambiantes
como el tiempo atmosférico. Puedes se- guir adelante con tus
acciones o modificarlas sobre la marcha, sa- biendo que siempre
haces la mejor elecciõn posible, y habiendo tomado plenamente
en consideración la profundidad de su sabi- duría, sus
expresiones y sus cambiantes estados de ánimo.
17

Lo masculino crece con los retos, pero lo femenino


cre- ce con las alabanzas. Un hombre debe expresar
abtetta- mente y sin recato su aprecio por su mujer. Sé
pródigo en tus alabanzas.

Los hombres se crecen ante los retos. Cuando eras niño,


otros niños te retaban para inspirarte: «Apuesto a que no puedes
sal- tar esa valla». En lugares como los campos de instrucción
mili- tares se te dice que eres un despreciable perro baboso, y
estos insultos te incidan a dar lo mejor de ti. Así, como hombre,
es pro- bable que tengas el hábito masculino de retar a la gente,
inclu- yendo a tu mujer, para conseguir que madure o mejore.
Sólo el lado masculino de tu mujer se crecerá ante un desa-
fío. El lado femenino crece mediante el apoyo y la alabanza.
De- cirle: «Me encanta el contorno de tu cuerpo» será un
incentivo mucho más eficaz para que haga ejercicio que decirle:
«Espero que no sigas ganando peso».
Las alabanzas siempre potencian las cualidades que alabas
de tu mujer. «Estás tan hermosa cuando sonríes» es mucho más
eficaz que «estás tan fea cuando arrugas el ceño», aunque
ambas frases indiquen tu deseo de que sonría. Cuando hables a
tu mu- jer, siempre es mejor ver el vaso medio lleno que medio
vacío.
EL TRATO CON LAS MUJERES 75

La alabanza alimenta las cualidades femeninas. Si quieres


que aumenten la irradiación, la salud, la felicidad, el amor, la be-
lleza, el poder y la profundidad de tu mujer, alaba esas cualida-
des. Alábalas varias veces al día.
Ésta es una práctica que a la mayoría de los hombres les
cuesta, pero debes aprender a alabar las cualidades que sientes
que aún no son dignas de alabanza para que lleguen a serlo. En
otras palabras, alaba las cualidades incipientes que quieras que
se desarrollen. Si sabes que tu mujer estaría más sana si hiciera
un poco de ejercicio, no se lo digas así. Ella se lo tomará como
un insulto, un rechazo de cómo es. Dile, en cambio, lo sexy que
está cuando suda en sus leotardos. Dile que te encanta que mue-
va su cuerpo. Hazle saber frecuentemente cuál es la parte de su
cuerpo que más te gusta.
Alabar las cosas que más te gustan cuando hace ejercicio le
animará a practicarlo. Por otra parte, si le indicas por qué debe-
ría hacer ejercicio, le estás diciendo que no es aceptable tal
como es. Los cumplidos y las alabanzas funcionan. La mera
informa- ción no funciona. Las alabanzas motivan. El desafío
no lo hace. Inténtalo. Alaba cosas específicas que te encanten
de tu mujer de 5 a 10 veces al día. Averigua qué ocurre.
18
Tolerarla conduce
a tener resentimiento
contrD ella

El hombre se siente resentido y frustrado con su


mu- jer cuando es demasiado temeroso, débil o torpe
para pe- netrar en sus estados de ánimo y superar las
pruebas de amor que ella le plantea. A él le gustaria que
ella fuera más fácil de tratar. Pero el hecho de
mostrarse quejosa y protestona no es completamente
culpa suya. También re- fleja que no se siente penetrada
por tu amor. Cuando un hombre se retira y simplemente
tolera los estados de áni- mo autodestructivos de su
mujer, es un signo de su debili- dad. Muestra la actitud
de querer escapar de las mujeres y del mundo en lugar
de seruirlos con amor. Un hombre no deberia tolerar las
quejas y protestas continuas de su mujer, deberia
servirla y amarla con cada gramo de su ha- ú iltdad y
perseverancia. Entonces, st ella no puede o no quiere
abrirse al amor, él puede decidir acabar su relación con
ella sin albergar ira ni resentimiento, porque sabe que
ha hecho todo lo posible.

El sentido de la relació n íntima es servirse mutuamente fa-


voreciendo el crecimiento y el amor con la esperanza de que
este servicio sea mejor del que nos prestamos a nosotros mis-
mos. De no ser así, ¿por qué involucrarte en una relació n
íntima
EL TRATO CON LAS MUJERES 77

si creces y amas mejor viviendo solo? Las relaciones íntimas


tie- nen que ver con crecer más de lo que creceríamos estando
so- los, mediante el arte de la mutua entrega.
Uno de los grandes regalos que puedes dar a tu mujer es tu
capacidad de abrir su corazón cuando está cerrado. Sin duda
ella puede salir de ese estado de ánimo sombrío por sí misma,
pero el rayo masculino de tu amor puede poner luz en su
oscuridad de un modo que ella no puede conseguir por sí
misma.
No obstante, si eres como la mayoría de los hombres,
pro- bablemente acabarás sintiéndote agobiado por los
humores de tu mujer. Sentirás que es una pesada. Desearás
que te deje en paz y que cuide de sí misma. Acabarás
sintiéndote agotado o frustrado. Así, es habitual acabar
limitándose a tolerar los esta- dos de ánimo de la mujer
mientras interiormente crece el resen- timiento. ¿Cuál es el
problema?, te preguntas. (Por qué no se siente feliz?
La parte femenina de tu mujer o bien se abre en rendición
amorosa (momentos fáciles) o se cierra y pone a prueba tu ca-
pacidad de abrirte a ella (momentos difíciles). Este ciclo de
lo femenino es como todos los ciclos naturales: no tiene fin.
Cuan- to antes aprendas a aceptar y a danzar con estos estados
de ce- rrazón, antes creceréis ambos más allá del psicodrama y
veréis lo divertido de la obra.
En lugar de tolerar los estados de ánimo de tu mujer, sus
quejas y su cerrazón, ábrelos con la destreza de tu amor. Tienes
el don de dar. Ambos creceréis más con tu dar que con tu tole-
rancia. Un hombre superior considera los estados de ánimo de
su mujer no como una maldición, sino como un reto y una di-
versión.
Hay muchos modos de lidiar creativamente con sus
estados de ánimo y de que la ayude a abrirse. Hazle
cosquillas. Quítate la ropa y baila una danza watusi. Cántale
una ópera. Haz soni- dos animales. Grítale más alto de lo que
has gritado nunca y des- pués bésala apasionadamente.
Presiónale con tu vientre hasta
78 EL CAMINO DEL HOMBRE SUPERIOR

fundirla. Levántala del suelo y dale una vuelta en el aire. Oca-


sionalmente, hablar con ella puede ayudar, pero no suele ser tan
eficaz como el humor y el amor expresado físicamente.
Si has intentado amarla de manera creativa, divertida e
in- tensa en medio de sus humores sombríos y ella sigue
negándo- se a soltar su cerrazón, simplemente relájate. Has
hecho lo que has podido. Si no eres lo suficientemente
habilidoso como para serviría, o si ella no está
suficientemente dispuesta a recibir tus dones, tal vez estés con
la mujer equivocada.
Simplemente recuerda que cualquier mujer con la que es-
tés, si tiene una esencia sexual femenina, pasará cada día por
mo- mentos de cerrazón sin razón aparente. Esto es algo que no
pue- des evitar cambiando de mujer o esperando que no surjan
esos humores. Lo único que puedes hacer es desarrollar tu
capacidad de servirla con apertura. El proceso no tiene fin,
aunque seas apasionado, intrépido, amoroso y divertido con
ella. El tiempo cambia continuamente, primero viene la lluvia
y después la se- quía, pasa el día y viene la noche, y tu mujer
siempre pasará por estos ciclos de apertura y cierre, aunque su
vida y su relación contigo le parezcan geniales.
Si te descubres limitándote a tolerar estos ciclos del humor
femenino porque te sientes frustrado por interminables discu-
siones que no van a ninguna parte, puedes estar seguro de que
tú, y probablemente tu mujer, estáis acumulando resentimien-
to mutuo. No toleres sus humores. Y no le hables de ellos. Par-
ticipa. Hazla florecer hasta su plenitud. Mueve su cuerpo con el
tuyo. Abre su corazón con tu humor. Penetra en su cerrazón con
tu presencia intrépida. Abre su corazón una, y otra, y otra vez
más. Ella podría hacerlo por sí misma, pero si puede crecer más
sola que recibiendo tus dones, tal vez no debería estar contigo.
19
Mo analices

Los estados de ánimo y las opiniones femeninas


son como los ciclos del tiempo atmosférico. Cntnhína
continua- mente, son severos y suaves, y no tienen una
única fuente. Nittgún análisis servirá. No hay una
cadena lineal de cau- sas y efectos que pueda llegar al
núcleo del «problema». No hay problema, sólo una
tormenta, una brisa, un cambio de tiempo repentino. Y
las causas de estas tormentas son las sabid‹ss y bajadas
de presión en los sistemas del amor. Cuando min mujer
siente que el amor jluye profndamen- te, su mal humor
puede euaporarse instantáneamente dan- do paso a la
alegria, independientemente de las razones que ella le
atribuya.

Como hombre, pobablemente querrá s averiguar las causas


de los problemas de tu vida para poder eliminarlas. Puedes re-
solver el problema de raíz, de una vez para siempre. Así, cuan-
do tu mujer parece tener un problema emocional, quieres saber
por qué. Quieres saber qué le está molestando. Asumes que hay
una causa específica. Quieres saber qué le ha puesto de mal hu-
mor para poder resolver la situació n.
Como la quieres, empiezas a plantearle preguntas para lle-
gar a la raíz del problema. ¿Qué pasa? (He hecho algo que te
80 EL CnMlNO DEL HOMBRE SUPERIOR

haya molestado? ¿Por qué lloras? ¿Vas a tener el periodo? ¿Al-


guien te ha dicho algo malo?
Está s bajo la ilusió n de que cuando haPes la causa de su
aflic- ció n, la cura será evidente. Pero la cosa no funciona así; tu
cues- tionamiento probablemente empeorará su estado de
á nimo.
Lo sorprendente es que el 90 por 100 de los problemas
emo- cionales de las mujeres surgen de que no se sienten
queridas. De modo que no te quedes a distancia y empieces a
analizarla como un médico diagnosticando a su paciente o como
un terapeuta preguntando a su cliente. Dale tu amor el mismo
amor que te lleva a preguntar de manera inmediata e
incuestionable. Acér- cate a ella, mírala profundamente a los
ojos, abrá zala y acarícia- la, dile cuá nto la quieres, sonń ela
entonando su canció n favori- ta y baila con ella... y es
probable que su problema emocional se evapore. Es posible
que aú n tenga algú n asunto que abordar, y es posible que
puedas ayudarla a hacerlo, pero la emoció n se habrá convertido
en amor.
Es muy poco habitual que tu aná lisis de su humor la
alivie de él. Frecuentemente, tus aná lisis y tus intentos de
«remediar» su situació n só lo conseguirá n que se sienta má s
frustrada. Pre- gú ntale si, cuando está alterada, le gusta más
que le des amor o que la analices. Es tan fá cil darle amor... en
cualquier caso, es lo que ambos deseá is. Pero, como hombre,
probablemente inten- tarã s «remediar» su situació n. Eso es
exactamente lo que ella no quiere, y la mayoría de las veces
empeorará la situació n.
La pró xima vez que tu mujer esté de ma1 humor, prueba
esto: asume que no se está sinÙ endo querida. Simplemente asú -
melo, aunque te parezca que no pueda ser tan simple, aunque
parezca que su humor tendría que tener algú n motivo subya-
cente, una razó n que tú podrías remediar. Asume que ella es
má s como una flor que necesita ser regada que como un motor
que necesita que le ajusten el carburador. No supongas que algo
va mal, en absoluto. Asume que ella quiere de ti un amor
profun- do, intenso, sensible y constante.
EL TRATO CON LAS MUJERES 81

Mírala a los ojos, tócala amorosamente del modo que más


le guste ser tocada, y háblala o cántala, todo con amor. Descu-
bre qué ocurre con su estado de ánimo. Entonces, cuando tu
amor haya disuelto su pena y se sienta feliz y relajada, podréis
hablar lo que haya que hablar.
Si alguna vez te descubres preguntando a tu mujer por su
estado de ánimo cuando aún está inmersa en él, estás siguiendo
el camino equivocado. En primer lugar, dale amor a través de
los ojos, del toque, del movimiento y del tono de voz. Entonces,
y sólo entones, después de haber hecho la conexión amorosa,
ave- rigua qué queda por hablar.
20
No sugieras a una mujer
que arregle su propio
profi/einn emociona/

Pedir a una mujer que analice o intente arreglar sus


propias emociones es unD negación de su esencia femeni-
na, que es pura energía en movimiento, como el mar. Ella
puede aprender a rendir su estado de ánimo a Dios, pue-
de aprender a abrir su corazón en medio del cierre, puede
aprender a ampliar sus límites y a confiar en el amor,
pero nunca «arreglarás› nada analizando su ttprobÍema».

Como hombre, puedes aprender muchas cosas sobre ti mis-


mo analizando tus problemas con claridad. Para ti, uno de los
mejores modos de crecer es hacer uso de tu discriminación:
sien- tes qué está causando un dolor innecesario en tu vida, y
después cambias lo que tengas que cambiar. Es posible que
notes, por ejemplo, que no te sientes feliz en tu trabajo. Piensas
sobre ello. Te das cuenta de que es porque tu jefe se está
aprovechando de tí y no le has dicho nada. De modo que
determinas que el me- jor modo de abordar el problema es
presentarte ante tu jefe y decírselo. Le echas valor, te presentas
ante tu jefe y se lo sueltas; problema terminado. Se acabó. Te
has dado cuenta de lo impor- tante que es hablar con tu jefe y
has despejado los asuntos que te cargaban.
Probablemente aplicas el mismo sistema a tu relación ínti-
EL TRATO CON LAS MUJERES 83

ma. Tomas conciencia de que no te gusta algo que tu esposa


está haciendo. Tal vez lo comentes con tus amigos y lo pienses
en pri- vado. Te das cuenta de que tu esposa ya no cuida de ti
como an- tes. De modo que llegas a la conclusión de que serías
más feliz si tu esposa cocinara más y te masajeara con más
frecuencia. En- tonces piensas que a tu esposa también le
gustaría que tú hicie- ras algo más por ella. De modo que le
comunicas lo que quieres de ella y después le preguntas: «¿Qué
quieres de mí?». Le pides que se lo piense y te lo diga.
Esto parece un trato justo para un hombre, pero no lo es. Es
una situación en la que tu mujer no puede salir ganando. ¿Por
qué? Porque lo que realmente quiere es un hombre que pueda
descubrirlo por sí mismo. Ella quiere un hombre que la ame y
que la proteja con su amor, sin tener que preguntarle qué desea
continuamente.
Uno de los deseos más profundos de lo femenino en la re-
lación íntima es precisamente el de no tener que guiar a su hom-
bre y decirle lo que quiere. Ella quiere confiar en su dirección.
Habrá momentos en los que te lo querrá desvelar, pero, en mu-
chas otras ocasiones, ella siente tu don cuando le ofreces una di-
rección sin que ella tenga que pedírtelo o decirte lo que quiere.
Supón que es el cumpleaños de tu mujer. Si fuera tu cum-
pleaños, te encantaría que tu mujer hiciera lo que tú quisieras.
De modo que crees que a ella también le gustará. Le dices:
«¡Fe- liz cumpleaños! Hoy podemos hacer lo que desees. Ir a
cualquier parte y hacer cualquier cosa. Haré lo que quieras por
ti. ¿Qué
deseas hacer?».
Para la mayoría de las mujeres, esto es exactamente lo
opues- to de la idea que tienen de un cumpleaños genial.
Muchas mu- jeres se emocionarán mucho más si les dices:
«Tienes 30 minu- tos para hacer tu equipaje. Vamos a salir este
fin de semana, pero no me preguntes dónde. Ya me he
encargado de todo. Simple- mente haz tus maletas y déjame el
resto a mí. Vas a vivir el me- jor cumpleaños de tu vida».
84 EL CAMINO DEL HOMBRE SUPERIOR

Uno de los deseos más profundos de lo femenino en la in-


timidad (aunque no en los negocios o en la simple amistad) es
ser capaz de relajarse y rendirse, sabiendo que su hombre se ha
encargado de todo. Entonces ella puede dedicarse a disfrutar,
sin tener que planear y sin tener que decir a su marido qué
quiere hacer. Ella puede ser pura energía, puro movimiento,
puro amor, sin tener que analizar todas las opciones y decidir
cuál es la me- jor. Ella puede disfrutar de que su hombre se
responsabilice de la dirección, y puede ser lo femenino: pura
energía.
Como el mar, el estado original de lo femenino es fluir con
un gran poder y sin una única dirección. Lo masculino constru-
ye canales, pantanos y barcas para conectar con el poder del
mar femenino e ir del punto A al punto B. Pero lo femenino se
mue- ve en muchas direcciones a la vez. Lo masculino elige un
único objetivo y se mueve en esa dirección. Como una barca
navegan- do por el ancho mar, lo masculino decide un curso y
avanza en esa dirección: la energía femenina no tiene dirección,
pero es in- mensa, como el viento y las profundas corrientes
marinas, siem- pre cambiantes, hermosas y destructivas... es la
fuente de la vida. Este mismo principio es aplicable a los
problemas de la re- lación íntima. En cuanto fuerzas a una
mujer a ser más como una barca que como un océano, estás
negando su energía feme- nina. Cuando te diriges a ella y
esperas que analice su estado de ánimo y su situación hasta
poder arreglarla, la estás hablando
«masculinamente». Ella puede hacerlo posiblemente mejor que
tú, pero eso no la hará más feliz.
Una mujer feliz es una mujer relajada en su cuerpo y en su
corazón: poderosa, imprevisible, profunda, potencialmente sal-
vaje y destructiva, o calmada y serena, pero siempre llena de
vida, rendida y siempre movida por la inmensa fuerza de su
corazón oceánico. Pedirle que analice las emociones de su
corazón es como construir muros en torno a una parte del mar y
convertir- lo en una piscina. Es más segura y previsible, pero
mucho me- nos dinámica y vivificante. La mayoría de los
hombres han con-
EL TRATO CON LAS MUJERES 85

vestido a sus mujeres en piscinas al tratarlas continuamente


como hombres, hablando con ellas sobre sus sentimientos como
si pu- dieran ser analizados para «arreglarlos».
No pierdas el tiempo haciendo eso, pero, sobre todo, no es-
peres que tu mujer se autoanalice. Sería como forzarte a ti, un
hombre, a leer novelas romãnticas o a ver películas de amor.
Cla- ro que puedes hacerlo, pero probablemente no tocarãn tu
cora- zón como tocan el suyo. Y si ella te obligara a hacerlo una
y otra vez, empezarías a notar cierto resentimiento. Si ella
creyera que el problema básico de tu vida es que no ves
suficientes series te- levisivas pensarías que está loca.
Las novelas románticas y las historias de amor tocan pro-
fundamente a muchas mujeres porque la prioridad de lo feme-
nino es que el amor fluya en la relación. Pero la prioridad mas-
culina es el propósito y la dirección. Analizando tu propósito y
realineando tu dirección puedes resolver muchos de tus proble-
mas emocionales. Pero la prioridad femenina es el amor, no el
propósito ni la dirección.
Las mujeres no se liberan analizándose a sí mismas. Se libe-
ran rindiéndose al amor. No a tu amor. Al suyo. Ellas se
liberan rindiéndose al incenso finjo de amor que surge
naturalmente de su esencia y permitiendo que sus vidas sean
movidas por la fuerza de su corazón. Esto puede requerir
momentos de análi- sis, pero fundamentalmente involucra una
profunda confianza. El modo de servir a tu mujer es ayudándola
a rendirse, a con-
fiar en la fuerza del amor para que pueda abrir su corazón, sea
el amor que es y pueda darlo mientras rebosa naturalmente de
su felicidad. Esto no requiere un análisis de lo que bloquea su
capacidad de amar. Analizar los bloqueos es un camino mascu-
lino. A los hombres les encanta analizar los bloqueos: en el
par- tido de rugby, en la mesa de ajedrez, en el mercado de
valores e incluso en su vida íntima. Pero es importante que tú,
como hom- bre, no proyectes tu manera de hacer las cosas en tu
mujer.
Déjala ser el mar. Anímala a ser tan libre como el mar, tan
86 EL CAMINO DEL HOMBRE SUPERIOR

profunda como el mar, tan salvaje como el mar, tan poderosa


como el mar. Ámala tan plenamente, sé tan fuerte y estable en
su presencia que ella pueda soltar y rendir los límites que tiene
puestos a sus sentimientos. Deja que fluyan libremente las emo-
ciones de su corazón. Deja que se amor se exprese sin límites.
Deja que se vuelva loca de amor.
El amor tiene su propia inteligencia. Honra la inteligencia
del amor dándote cuenta de que el análisis no suele ser necesa-
rio para servir a la apertura de tu mujer. Ama a tu mujer con
todo tu cuerpo, tal vez empujándola contra la pared con tu vien-
tre y tu pecho, presionando tu amor en ella, respirando con ella
para que pueda relajar sus tensiones y rendirse al amor de su co-
razón, y deja que su relajación y rendición liberen la sabiduría
inherente a su amor. Tienes mucho que ganar de la profundidad
de sus dones femeninos.
!tDStO CÍRWO @ttWt0

Ctmado una mujer se muestra intensa emocionalmen-


te, un hombre mediocre quiere calmarla y hablar de
ello, o irse y volver después, cuando ella se muestre
«sensata». Un hombre superior penetra en su estado de
ú itimo con amor imperturbable y conciencia
inalterable. Si ella sigue negándose a umm el amor más
plenamente, después de un tiempo, él la deja ir.

Si eres como la mayoría de los hombres, probablemente no


te gustan mucho los malos humores femeninos ni las emocio-
nes histó ricas. Es posible que te preguntes: ¿Por qué es tan
com- plicada? ¿Qué problema tiene? Es posible que le digas:
«Simple- mente cá lmate y tó matelo con tranquilidad». El mal
humor femenino es tan extrañ o y tan oscuro para ti que te
produce cier- ta repulsa. Y cuando tu mujer se pone realmente
salvaje, una parte de ti tiene miedo del dañ o que podría
ocasionarte. Sus emociones son mucho má s intensas e
imprevisibles que las tu- yas, y a veces preferirías no tener que
lidiar con ellas.
Bá sicamente, la mayoría de los hombres tiene miedo de las
emociones femeninas o siente rechazo hacia ellas. Por eso
tratas de remediarlas o de escapar de ellas. «Volveré después,
cuando te comportes como un ser humano razonable», podrías
decirle.
88 EL CAMINO DEL HOMBRE SUPERIOR

Uno de los placeres femeninos más intensos es cuando un


hombre se yergue pleno, presente y sin reacción en medio de la
tormenta emocional de su mujer. Cuando él está presente con
ella y la ama atravesando sus capas de salvajismo y cerrazón,
en- tonces ella siente su fiabilidad y puede relajarse.
El modo de relacionarte con el caos de tu mujer refleja el
modo en que reaccionas al caos del mundo. Si eres el tipo de
hombre que necesita que todo esté cuidadosamente ordenado
y puesto en su pequeña cajita, entonces tratarás de meter en ca-
jitas las emociones de tu mujer. Si eres el tipo de hombre que
pre- fiere contratar a otras personas para encargarse del caos
que hay en su ático o del caos de sus finanzas, probablemente
también dejarás que otra persona se encargue del caos de tu
mujer.
Sin embargo, puedes perfeccionar tu maestría en el mundo
—financiera, creativa y espiritual— aprendiendo a sentirte libre
y amoroso con el caos emocional de tu mujer. Y lo consigues
manteniéndote en tu lugar y amando con tanta intensidad que
sólo el amor prevalezca. No puedes abandonar ante un aparen-
te fracaso; más bien, debes aprender de tus errores y volver al
amor. Da tu regalo. Como cuando tratas de domar un novillo o
practicas surf en la playa, la maestría requiere que te fundas con
la poderosa energía de tu mujer y sientas la subida y la bajada
del momento sin que tu presencia desfallezca ni un segundo.
El novillo va a tratar de cogerte, el mar de hundirte y tu mu-
jer de herirte. Así es como se aprende. Te levantas y te sacudes
el polvo, o nadas hasta la orilla, o te giras y vuelves a enfrentar-
te a tu mujer. Las únicas opciones son el miedo o la maestría.
Puedes abandonar, puedes elegir terneros pequeños y olas míni-
mas, puedes esperar que tu mujer se calme, o incluso podrías
lle- gar a amenazarla. O puedes considerar la posibilidad de
poner a prueba tu capacidad de conquistar el mundo, y a tu
mujer, me- diante el amor.
Sigue respirando hondo. Conserva tu fortaleza corporal.
Mantén tu atención presente. Da amor a tu mujer
independien-
EL TRATO CON LAS MUJERES 89

temente de lo que haga o diga. Presiónala con tu vientre. Son-


ríe. Grita y lámele la cara. Haz lo que tengas que hacer para abrir
su caparazón cerrado, introduce tu amor dentro de esa cáscara
y toca su corazón. Aprende a disfrutar de su enfado, de sus lá-
grimas, de su dureza silenciosa. Habrá momentos en los que el
mundo te dará eso mismo.
El juego de la vida es hallar que cada situación es trabaja-
ble, transformar cada ocasión fortaleciendo el amor, dar tu rega-
lo más pleno a cada momento sin apego a los resultados, sabien-
do que todo va a surgir, caer y volver a levantarse de nuevo.
Llegas a la maestría con las mujeres y con el mundo cuan-
do ningún deseo de conseguir ni de evitar altera tu amor ni li-
mita tu libertad.
22
NO ObliguOS O 10 f8 8ninO
a tomar decisiones

Un hombre abandona su responsabilidad cuando


es- pera que su mujer tome siempre sus propias
decisiones y sea responsable de los resultados. Esta
expectativa supone una retención de tu don masculino y
pone a la mujer en la posición de potenciar su propia
masculinidad. Para al- gunas mujeres es bueno aprender
a usar su capacidad mas- cuftita de tomar decisiones y
atenerse a las consecuencias. Pero si un hombre
renunci’a a su responsabilidad de dar a su mujer el don
de la claridad y de la decisión masculinas, entonces ella
se mostrará crónicamente afilada, angular y
desconfiará del amor de él. Ella dejará de rendirse
amoro- samente a él, dejará de confiar en su capacidad
masculi- na, convirtiéndose en su propio hombre.

Tu mujer te pregunta tu opinión y tú le contestas: «Me


adap- taré a cualquier cosa que tú quieras hacer›. Eso es algo
que dice un amigo, no un amante. Como amigos, queréis
trataros de ma- nera justa y daros mutuamente espacio e
independencia. Como amantes, tu mujer y tú sois más que
simples amigos. Estáis des- plegando plenamente la
dinámica de la polaridad masculina y femenina. ¿No te
gustaría que tu mujer fuera una diosa y te ofre- ciera sus
dones femeninos? Para evocarlos, debes ofrecerle tus
EL TRATO CON LAS MUJERES 91
dones masculinos. Uno de tus dones más valiosos es la capaci-
dad de ver todas las opciones y de tomar una decisión basándo-
te en esa visión de todos los resultados posibles.
Las decisiones femeninas se basan en lo que produce una
buena sensación, en lo que se siente adecuado, y a menudo
ésta es la mejor manera de tomar una decisión. Sin embargo,
en la pareja no se trata únicamente de tomar la mejor
decisión, sino de tomarla con la fuerza de la polaridad
masculino/femenino que os atrajo originalmente. Si esa
polaridad empieza a dismi- nuir, los conflictos aumentarán.
Cuando esa polaridad se esfu- me, la atracción desaparecerá,
y la relación íntima desaparecerá con ella.
Tienes que ponerte en el polo masculino si quieres que tu
mujer asuma el femenino. Un modo de ofrecerle tu don mascu-
lino es darle tu opinión sobre las distintas alternativas. No le di-
gas: «Haz lo que te apetezca» ni en las decisiones más triviales.
Si ella te pregunta qué zapatos crees que le sientan mejor, toma
una decisión y comunícasela. No te limites a decir: «Los dos te
sientan bien». Más bien, di algo como: «Me gustan los zapatos
rojos, pero lo más importante para mí es que tú seas feliz». Evi-
dentemente, ella es libre de ponerse lo que quiera, pero también
es la receptora de tu capacidad de decisión masculina.
Tal vez tu mujer esté tratando de tomar una decisión pro-
fesional, algo que la afectará durante muchos años. Es posible
que lo evalúe detenidamente y que haga lo que siente que es
mejor para ella empleando un estilo de tomar decisiones
típicamente femenino. O podría intentar tomar la decisión
analizando los po- sibles resultados, en concordancia con el
estilo típicamente masculino. Como tú tienes una esencia sexual
masculina, po- dras contribuir de manera natural en este proceso
de decisión masculino. Y, lo que es más importante para la
pareja, si no con- tribuyes a él, ambos os sentiréis
despolarizados. Ella estará en su energía masculina, tú serás
neutral y no habrá nadie en el polo femenino. Esto está bien
durante breves periodos de tiempo,
92 EL CAMINO DEL HOMBRE SUPERIOR

pero, si se hace crõnico, los dos empezaréis a sentiros como


ami- gos más que como amantes. La fresca atracción polar será
reem- plazada por dos compañeros que discuten opciones.
Si te niegas a ofrecer tu don masculino diciendo cosas como:
«En realidad no es asunto mío, depende de ti», entonces tendrás
que aprender a dependes de su capacidad masculina. Otro modo
de decirlo es que ella aprenderá a confiar más en su propia mas-
culinidad que en la tuya. Entonces, te darás cuenta de que ella
confía cada vez menos en ti. Incluso se negará a rendirse sexual-
mente porque no ha podido relajarse y confiar en ti en todos los
demás aspectos; no le has ofrecido tu perspectiva y tu claridad
masculinas, de modo que ella tiene que ser su propio hombre y
conseguirlas por sí misma.
Como práctica, ayuda siempre a tu mujer a tomar
decisio- nes ofreciéndole tu punto de vista y hablándola de
tus opciones, diciéndole al mismo tiempo que la quieres
independientemen- te de la decisión que tome. Muchas veces,
sus sentimientos fe- meninos crearán una base mucho mejor
para tomar decisiones que tu análisis masculino. De modo
que anímala a percibir la si- tuación y a confiar en sus
sentimientos. Pero, para preservar la polaridad y la felicidad
íntima, dile siempre lo que tú harías y por qué, aunque creas
que debe tomar la decisión por sí misma.
TSRCERA PARTE:

Trabajar

y la energía
Tu atracción
Ñ ocio lo femenino
es inevitable

Los hombres masculinos se sienten atraídos hacia


for- mas de energia/emeatiiar: mujeres radiantes, cerveza,
mu- sica, naturaleza, etc. Si un hombre intenta ocultar
esta atracción, eso reuela que siente cierta vergüenza de su
esen- cia sexual.

Si eres como la mayoría de los hombres, probablemente es-


condes la gran atracción sexual que sientes diariamente hacia
las mujeres. En el trabajo, en la calle y en la tienda de
comestibles ves mujeres que te excitan. A veces querrás tener
contacto se- xual con ellas. Pero muchas veces lo que sientes
es más como una ola refrescante que te recorre. Ver a una
mujer especialmen- te radiante podría deleitarte para todo el día.
El exquisito aro- ma de una mujer puede transportarte a un
paraíso encantado. La sonrisa de una mujer puede colapsar el
momento producien- do pura beatitud.
Existen dos modos de lidiar con la expresión diaria de tu
auacción por lo femenino: sabia o estúpidamente. Para
respon- der sabiamente, debes entender por qué te sientes
atraído y ha- cia quién. Tu esencia sexual siempre se siente
atraída por su re- cíproco energético. Los hombres
masculinos se sienten atraídos por las mujeres femeninas.
Los hombres femeninos se sienten
96 EL CAMINO DEL HOMBRE SUPERIOR

atraídos hacia las mujeres masculinas. Los hombres equilibrados


se sienten atraídos por mujeres equilibradas.
Aproximadamente el 80 por 100 de los hombres tiene
esen- cias sexuales masculinas. Estos hombres, de los que
probable- mente formas parte, se sienten atraídos por todo lo
femenino. No só lo por las mujeres femeninas, sino por
cualquier cosa con energía femenina, por cualquier cosa
radiante, viva, vivificante, relajante y dinamizante. La energía
femenina te saca de la cabe- za y te mete en tu cuerpo. Mù sica,
cerveza, naturaleza, mujeres, todas ellas son formas de energía
femenina.
Lo que atrae no es ú nicamente la mujer visualmente atra-
yente. Si una mujer es libre y radiante en su energía femenina,
probablemente te sentirá s atraído; a veces má s atraído, a veces
menos, pero siempre atraído, a1 menos lo suficiente como para
dedicarle una mirada furtiva. Esta atracciõ n no es só lo natural,
sino saludable. Es un signo de polaridad, la misma polaridad
na- tural por la que la electricidad fluye entre los polos positivo
y negativo de una batería. No es nada de lo que avergonzarse.
Es la causa de que haya hombres y mujeres. La naturaleza de
la na- turaleza es polaridad, desde el magnetismo que fluye
entre los polos norte y sur de la Tierra, hasta la atracció n que
fluye entre la esencia masculina y la irradiació n femenina.
Si la atracció n hacia las mujeres te incomoda,
probablemen- te te sientes incó modo con tu propia esencia
masculina. Si sien- tes que es degradante que una mujer sea el
«objeto» de tu aten- ció n polar, probablemente no te has
adueñ ado de tu esencia masculina. Te has castrado
energéticamente a1 condenar y repri- mir tus deseos naturales.
Está s negando tu esencia sexual en lu- gar de sentirte có modo
con ella.
Cualquier actitud negativa respecto a tu atracció n por las
mu- jeres es un signo de miedo; en algú n momento aprendiste
que ta1 atracció n era «mala». Tu atracció n hacia las mujeres,
todo tipo de mujeres, es natural, normal y preciosa. De hecho,
es un aspecto del mismo deseo que te conducirá finalmente a la
libertad espiritual.
TRABAJAR CON LA POLARIDAD Y LA ENERGIA 97

Tu deseo de una mujer es un aspecto de tu deseo de una


unidad placentera. Tu confesión del deseo es una confesión de
tu deseo de abrazar la vida. Abrazar la vida, relajarse en la uni-
dad de modo que todos los opuestos, incluyendo masculino y
femenino, encuentren su unidad en el amor es ser espiritual-
mente libre. Finalmente reconocerás que todo deseo es un as-
pecto de tu impulso original de dar amor. De principio a fin,
puedes ver tu atracción por las mujeres como un gesto esencial
de tu corazón, tu deseo de amor y unidad.
Si eres un hombre con una esencia sexual masculina, siem-
pre sentirás polaridad sexual con cualquiera que emane energía
femenina. Puede que sientas esta atracción muchas veces al día,
con muchas mujeres. Disfrútala. ¡Las mujeres son una bendi-
ción1. Lo femenino, incluso bajo las formas no humanas de una
frondosa isla tropical, una cerveza fría o tu sintonía favorita, po-
dría marcar la diferencia entre la monotonía y el éxtasis. Nues-
tra aceptación de la atracción sexual, incluso por músicas y lu-
gares, es la base de nuestra capacidad de experimentar placer
corporal.
Sin embargo, la atracción sexual es muy diferente del coi-
to. Hay una gran diferencia entre elegir tener una relación ínti-
ma con una mujer y sentirse atraído por su energía e irradia-
ción. Las personas eligen tener una relación íntima cuando
quieren comprometerse a amarse y servirse mutuamente. Pero
la atracción, donde quiera que se dé, es un flujo energético na-
tural y no elegido entre tu esencia masculina y la energía feme-
nina. Cuando una mujer está relajada en su irradiación femeni-
na, es como una hermosa música o como una cálida brisa
marina. No necesitas tener contacto sexual con ella para sabo-
rear una alegría inexpresable.
Si eres como la mayoría de los hombres, una mujer
radian- te puede inspirarte durante horas o días. Recuerda, el
deseo que ella hace surgir en ti es una bendición en sí mismo.
Actuar a par- tir de ese deseo y correr tras ella es otro asunto
completamente
98 EL CAMINO DEL HOMBRE SUPERIOR

diferente, y depende de si esa atracción puede serviros


verdade- ramente a ambos o no. Pelo la simple inspiración
sentida al con- templar a una muler radiante es uno de los
regalos que te ofre- ce la naturaleza: el don de la bendición
femenina.
La próxima vez que te topes con una mujer que te haga sen-
tir un escalofrío, céntrate en él. Deja que las oleadas de su
ener- gía femenina atraviesen tu cuerpo como un profundo
masaje. Respira plenamente, sin resistirte a la alegría que te
produce el hecho de verla. Respira la alegría por todo tu
cuerpo, hasta los dedos de los pies. No la mires fijamente, ni
siquiera interactúes con ella. Pero, cuando la veas y
experimentes la atracción, per- mite absolutamente que la
energía de la atracción se mueva li- bremente por tu cuerpo.
Aprende a potenciar y a sostener tu de- seo de modo que la
totalidad de tu cuerpo y respiración se abran y ahonden por su
fuerza. Al contemplarla, recibe su visión como una bendición.
24
Elige a una mujer que
sea tu opuesto
complementado

Si un hombre es muy masculino por naturaleza, se


sentirá atraído por una mujer muy femenina que
comple- sentará su energía. Cuanto más neutral o
equilibrado esté, más preferirá una mujer equilibrada.
Y st el hombre es más /emeniao por naturaleza, su
energía será comple- mentada por la intensa dirección
y propósito de una mu- jer más masculina. Etttetidierido
sus propias necesidades, los hombres pueden aprender a
aceptar «todo el paquete», todas las energías de una
mujer. Por ejemplo, un hombre más masculino puede
esperar que cualquier mujer que real- mente lo excite y
lo vitalice sea también relativamente sal- vaje,
indisciplinada, caótica, teniente a cambiar de opt- nión
y a «mentir». Aun así, desde la perspectiva energética,
este tipo de mu)er será mucho más cretino e
inspiradora para él que una mujer más equilibrada o
central que se muestre estable, razonable, «digna de
confianza» y capaz de expresar lo que quiere decir de
manera comprensible.

Probablemente has conocido a una mujer que te pareció


fan- tá stica, y seguidamente has descubierto que tiene algú n
rasgo o rareza emocional que realmente no quieres aguantar.
Ella te pa- rece increíblemente sexy, pero también un poco
inestable, pues-
100 EL CAMINO DEL HOMBRE SUPERIOR

to que en un momento dice una cosa y al siguiente cambia de


opi- nión. Probablemente también habrás conocido a algunas
mujeres muy razonables y dignas de confianza que no parecen
cambiar de opinión continuamente y con las que, de hecho,
podías mantener buenas conversaciones que no acaben
frustrándote.Aunque te gus- ten estas mujeres y te guste pasar
tiempo con ellas, generalmente no levantarán en ti tanta pasión
como las mujeres menos fiables, pero que mueven su cuerpo
de un modo que te vuelve loco.
«¿Por qué no podrían las mujeres ser un poco más como los
hombres?», se preguntan muchos varones. Pero, si tienes una
esencia sexual masculina, son precisamente esas formas y esti-
los en que las mujeres son menos como los hombres los que más
te atraen sexualmente. Lo que te atrae es el brillo femenino de
la mujer, la energía que mueve su cuerpo, su misterio y espon-
taneidad totalmente refrescantes, sin olvidar su deliciosa sonri-
sa. Y cuanto más esencialmente femenina sea una mujer, tanto
menos probable es que evidencie fuertes rasgos masculinos,
como hablar clara e inequívocamente sobre sus pensamientos y
deseos en lugar de dedicarse fundamentalmente a expresar sus
senti- mientos.
Una mujer con una esencia sexual más femenina te dirá que
te quiere en un momento y, después, cuando hayas hecho algo
de lo que ni siquiera eres consciente, te dirá que te odia. Ésta es
la belleza de lo femenino; para ella, la trama masculina de
pala- bras y eventos es menos importante que la fluidez de las
rela- ciones y del sentimiento. Gracias a Dios por las mujeres
así, que no piden perdón por su profundidad oceánica ni por
sus mare- as y corrientes emocionales.
Siempre te sentirás atraído por tu recíproco sexual. De modo
que, si tienes una esencia más femenina, te sentirás atraído por
una mujer más masculina: Probablemente has visto hombres y
muje- res que forman parejas así. El hombre es más radiante y vital
que la mujer. La mujer está más comprometida con su dirección en
la vida que el hombre. La relación es más importante para el hom-
TnnsAJAR CON LA POLARIDAD Y LA ENERGÍA 101

bre, mientras que la mujer prefiere estar sola buena parte del
tiem- po. Estos signos indican una relación en la que el hombre
tiene una esencia más femenina y la mujer una esencia más
masculina.
Otros hombres, con esencias sexuales más neutras, prefieren
mujeres que también sean más neutras, no particularmente
mascu- linas ni femeninas. Este tipo de pareja puede hablar sobre
cualquier cosa. Comparten aficiones, amigos e incluso objetivos
profesiona- les. Aunque igualmente amorosa, este tipo de pareja
suele ser me- nos apasionada sexualmente que las parejas
altamente polarizadas. No es habitual oír en este tipo de pareja
neutral o equilibrada que se griten el uno al otro, se tiren cojines,
luchen en el suelo y hagan el amor apasionadamente allí mismo.
A causa de la falta de entendimiento, tú pareja y tú
podríais estar despolarizados y envueltos en una relación que
parece neu- tral, pero que en realidad no lo es. Sólo
aproximadamente el 10 por 100 de las parejas es de esencia
neutral o equilibrada. Otro 10 por 100 de las parejas está
compuesto por un hombre feme- nino y una mujer masculina.
Pero si perteneces al 80 por 100 restante, tienes una esencia
sexual masculina y tu mujer tiene una esencia sexual femenina.
Es decir, su estilo femenino te frus- tra, te vuelve loco, te
inspira o te excita muchas más veces de las que ella es una
compañera sexualmente neutral.
La falsa neutralización, o despolarización, de las relaciones
es una de las principales causas por las que rompen las
parejas. La carga rejuvenecedora del amor sexual se debilita,
mientras que todas las cosas que te irritan y que irritan a tu
pareja siguen presentes con la misma fuerza de siempre. El
secreto no es in- tentar cambiar el irritante estilo femenino de
tu mujer, sino ayu- dar a cultivar la profundidad y el poder
regenerador de sus do- nes femeninos.
Si eres como la mayoría de los hombres, probablemente no
aprecies todo el espectro de la energía femenina de tu mujer, y te
hayas insensibilizado a los aspectos que más te irritan. Por ejem-
plo, ella ya no te vuelve loco porque has aprendido a no tomárte-
102 EL CAMINO DEL HOMBRE SUPERIOR

la demasiado en serio.Tal vez hayas aprendido a fingir que estás


aten- to cuando en realidad no escuchas su interminable
cháchara. O tal vez hayas aprendido a darle una dosis diaria de
afecto para sofocar su constante necesidad de pasar más tiempo
en la intimidad.
Éste es un planteamiento equivocado. Lo femenino es una
fuente infinita de amor, inspiración y poder, tanto físico como
espiritual. Las mujeres femeninas están conectadas con los ele-
mentos de la naturaleza de manera que las personas más mas-
culinas, como tú mismo, generalmente desconocen. Las mujeres
femeninas pueden parecer salvajes, poco fiables, o incluso irres-
ponsables desde un punto de vista masculino, pero tales muje-
res simplemente son libres de la necesidad masculina de vivir en
un mundo gobernado por la razón y el control.
Las mujeres femeninas sienten libremente flujos de vivaci-
dad natural que tú eres incapaz de sentir. Son libres de dejarse
mover por corrientes de energía de las que la mayoría de los
hombres son inconscientes. Ellas son libres de dejar que sus cuer-
pos sean transparentes al flujo de su corazón, el cual no se deja
controlar ni dirigir por objetivos y estructuras. El cuerpo feme-
nino es libre de dejarse mover por el amor y por la vida misma.
Y esto es algo que la mayoría de los hombres valora mucho; con-
templar a una mujer que expresa libremente su éxtasis corpo-
ral es una de las visiones más impresionantes que la mayoría de
los hombres ha disfrutado alguna vez.
Los hombres llegan a pagar por observar a una mujer expre-
sar éxtasis corporal, aunque sólo esté fingiéndolo, como en una
película porno. En nuestra cultura secular, la mayoría de los
hom- bres sólo están familiarizados con el éxtasis sexual, y es
esta for- ma de expresión corporal la que los hombres pagan por
ver en películas, sobre un escenario y en habitaciones privadas de
todo el mundo. Sin embargo, en las culturas que admiten un
mayor grado de revelación espiritua1,los cuerpos de las mujeres
son con- templados con admiración por parte de los hombres,
pero por un tipo de expresión diferente: no sólo por su
capacidad de expre-
TRABAJAR CON LA POLARIDAD Y LA ENERGIA 103

sar éxtasis sexual de un modo diferente e increíblemente atrac-


tivo, sino también por su capacidad de expresar éxtasis
espiritual. Las danzarinas de los templos hindúes, por ejemplo,
son tra- dicionalmente mujeres femeninas entrenadas desde una
edad temprana para combinar sus habilidades y una sincera
devoción en un estilo de danza que libera sus cuerpos para que
sean mo- vidos por la fuerza divina, llenando de lágrimas los
ojos de mu- chos hombres y abriendo sus corazones. Una mujer
que se sien- ta cómoda en su esencia femenina se siente cómoda
con la energía, sea sexual o espiritual. Para una mujer así, no
hay des- conexión entre el sexo y el espíritu. Su rendición
sexual, si está con un hombre digno, es igual que su rendición
devocional o es- piritual. Ella se abre desde la cabeza hasta los
dedos de los pies, recibiendo la fuerza-amor divina en lo
profundo de su cuerpo
hasta sentirse recorrida por su flujo ilimitado.
Es menos probable que las mujeres más masculinas o neu-
tras se permitan tal libertad de expresión corporal. Sin embar-
go, es la expresión femenina de este tipo de éxtasis la que
invi- ta al hombre masculino a dejar atrás su pesado mundo
de pensamientos y objetivos y a celebrar el momento, en la
carne, a través del corazón. Tanto en los espectáculos de
desnudos como en los templos sagrados, los hombres se han
sentido llamados durante miles de años a observar la
encarnación femenina del éxtasis. En tales ocasiones, las
mujeres son, literalmente, adora- das. Los hombres gritan sus
alabanzas a la diosa que danza ante ellos de un modo que
nunca podrían hacer en otro lugar. Las más plenas de tales
ocasiones son completamente sexuales y es- pirituales al
mismo tiempo. Los hombres salen de un suceso así
transformados e inspirados por la bendición de la libre
encarna- ción femenina. Éste es uno de los dones únicos de la
forma fe- menina, de la mujer.
Esto es lo que encuentras en una mujer con esencia sexual
femenina: una mujer emocionalmente desparramada por do-
quier. Una mujer que sabes que cambiará de opinión. Una mu-
104 EL CAMINO DEL HOMBRE SUPERIOR

jer mucho más sensible que tú al finjo de las energías sutiles


pre- sentes en vuestra relaciõn. Una mujer que te aporta
deleite y ad- miración con su éxtasis, tanto sexual como
espiritual, que su cuerpo expresa tan libre y bellamente.
Todo viene en un único paquete, No puedes tener a una mu-
jer que siempre sea lógica, consistente y razonable, que llegue
puntual y que también llene tu corazón y tu carne de energía,
instantáneamente y a lo largo del día, con su amor y su éxtasis
corporal. Ella puede desprender una energía masculina cuando
lo desee, pero, si tiene un núcleo femenino, la mayor parte de1
tiempo querrá bailar, con ira encendida o alegría encantadora,
sin necesitar una razón para hacerlo.
De modo que elige una mujer que sea tu opuesto comple-
mentario, lo que para la mayoría de los hombres significa una
mujer más femenina. Sólo una mujer femenina puede darte los
dones que tú, como hombre masculino, necesitas. No obstante,
junto con estos dones vienen el relativo caos y las tormentas
emocionales que la mayoria de los hombres temen. Date cuen-
ta de que son aspectos de la misma energía que te excita. De
he- cho, puedes aprender a sentirte tan excitado por su danza
ira- cunda como por su leve ronroneo. Esta capacidad es uno
de los dones que tú le ofreces a ella. Puedes aprender a
mantenerte li- bre y fuerte independientemente de la
emoción que ella exhi- ba, sin irte, sin darte la vuelta y sin
disociarte. Puedes encontrar- te con su enorme energía y
mantenerte pleno, amoroso en medio de su tormenta,
abrazando todo su poder femenino, oscuro y lu- minoso.
Sólo te sentirás feliz en tu relaciõn íntima si eliges a una
mu- jer que sea tu recíproco sexual. Y sólo podrás sobrevivir a
ese tipo de pareja si sus lados oscuros y luminosos son
igualmente aceptables para ti. Desarrollar tal fuerza y
habilidad requiere tiempo, pero al hacerlo aprendes a ofrecer a
tu mujer, así como al mundo, un hombre que no tiene miedo
al poder y al caos fe- meninos.
Lo femenino es la fuerza de la vida. Cuanto más
masculino sea un hombre, tanto mós importante será
para él la energía femenina de su mujer (en oposición
a otras

Si está s buscando una mujer que sea tu socia comercial,


pro- bablemente querrá s que tenga ciertas cualidades, como
habili- dad comercial, fiabilidad y capacidad de persistir ante
las adver- sidades para conseguir el objetivo. Si está s buscando
una mujer que sea tu amiga, probablemente querrá s
honestidad, compa- sió n, humor y respeto. Si está s buscando
una consorte, proba- blemente querrá s una mujer que encarne
y exprese libremente su energía y amor femeninos.
C uanto má s busques una mujer que pueda dá Aelo todo,
me- nos conseguirá s. Las habilidades comerciales son, en su
mayor parte, habilidades masculinas (tanto en hombres como
en mu- jeres). La amistad, en sí misma, es un asunto neutral y
no sexual. Y la pasió n sexual requiere una clara polaridad entre
tu esencia masculina y la energía femenina de tu mujer. Si no
das priori- dad al propó sito de tu relació n, las distintas energías
a menudo se neutralizará n entre sí y acabaréis estableciendo
una alianza sexualmente neutral.
106 EL CAMINO DEL HOMBRE SUPERIOR

Puedes compartir muchos aspectos de la intimidad -nego-


CIOS, alvli5tad, paternidad y pasión sexual sólo si eliges una úni-
ca prioridad relacional y permites que todas las demás activida-
des se alineen en torno a ese propósito principal. Pero si no eres
claro con respecto a qué es importante, cada aspecto entrará en
conflicto con los demás. Ella querrá afecto cuando tú quieras ce-
rrar un negocio. Ella querrá hablar sobre su día cuando tú
quie- ras hacer el amor. Ambos acabaréis renunciando a vuestros
ver- daderos deseos y vuestra relación quedará reducida a una
pareja funcional pero mediocre.
Con el tiempo, la polaridad sexual y la atracción
disminui- rán. Empezaras a mirar a otras mujeres como
fuentes del deli- cioso rejuvenecimiento femenino, el mismo
deleite que has mancillado en tu relación al obligar a tu mujer
a ser para ti todo tipo de cosas, mezeladas unas con otras: en
un momento tu socia comercial, al momento siguiente tu
amiga, al siguien- te tu madre y, al siguiente, tu amante.
Finalmente, la profunda atracción que os unió se perderá en la
ambigüedad de vuestra relación.
En otras épocas y culturas, podrías haber tenido múltiples
parejas, cada una para satisfacer un propósito, cada una contri-
buyendo con sus habilidades, funciones y energías sexuales a
la totalidad. No obstante, en nuestro mundo moderno la
poliga- mia no es una opción. Por motivos sociales y
psicológicos, la ma- yoría de los hombres y de las mujeres de
nuestros días quiere limitar su ámbito íntimo a una pareja
comprometida cada vez, aunque, si eres como la mayoría de
los hombres, cieAamente se te habrá pasado por la cabeza la
idea de tener varias esposas, o al menos una amante o dos,
cada una para satisfacer un propó- sito diferente.
Como esperas que tu relacion íntima sirva a tantos propó-
sitos, comienza a desviarse hacia el utilitarismo. Al hablar cons-
tantemente de las finanzas, del trabajo, del hogar y de los niños,
conviertes a tu mujer en una compañera neutral. Os familiari-
TRABAJAR CON LA POLARIDAD Y LA ENERGÍA 107

záis tanto el uno con el otro que el misterio del encanto sexual
queda estandarizado en la mecá nica ritual del beso, la caricia,
el lametó n, la penetraciõ n, la eyaculació n y el ronquido.
Empiezas a anhelar la profundidad del deseo que una vez
sentiste por tu mujer. La domesticidad reemplaza el misterio,
y la charla reem- plaza las piruetas.
Sin embargo, si tienes una fuerte esencia masculina,
necesi- tará s una poderosa energía femenina que te refresque
frecuen- temente, porque de otro modo empezará s a sentirte
agobiado y cargado por la vida. Es posible que busques esta
energía feme- nina rejuvenecedora tomando algunas cervezas,
haciendo unas rondas en el campo de golf o mirando unas
cuantas revistas de chicas. O ta1 vez prefieras largos masajes y
paseos por la playa. Aunque estos y muchos otros medios
pueden relalarte tempo- ralmente y hacerte sonreír, pocos de
ellos pueden conmover tan- to tu corazó n y tu cuerpo como la
plena fuerza de la sexualidad femenina ofrecida por tu
radiante mujer enamorada.
Só lo tú puedes decidir qué es importante para ti en tu re-
lació n. Só lo tú puedes clarificar cuá l es el propó sito de tu pa-
reja. No obstante, si decides que el propó sito de tu pareja es
la transmisió n apasionada de amor, de energía sexual
curativa y rejuvenecedora, y el cultivo del corazó n mediante el
compro- miso compartido con el despertar espiritual,
entonces ten cui- dado. No obligues a tu mujer a ser tu
contable. No esperes que siempre te ayude con los problemas
econó micos, como una ase- sora especializada. No insistas en
las tareas cotidianas sin pres- tar atenció n durante días y días
a la transmisió n corporal de amor. No exprimas la plenitud
de su energía femenina en pa- peles meramente funcionales.
Tu mujer tiene la capacidad de despertar tu corazó n y de
llenar tu cuerpo de vida. Pero tú tie- nes que darle la
oportunidad, ademá s de ofrecerle plenamente tu amor
masculino.
Si quieres que tu mujer sea tu consorte sexual y
espiritual, no só lo tu compañ era doméstica, debes cuidar
sabiamente tu
108 EL CAMINO DEL HOMBRE SUPERIOR

hogar y vuestra forma de vida para que la potencia de vuestra


unión no disminuya. Ella puede ser la madre de tus hijos y tu
socia comercial, siempre que estas funciones no recorten nues-
tro propósito más importante: servir a vuestra mutua ilumina-
ción mediante un compromiso inalterable con el amor, y vivifi-
car mutuamente vuestras esencias mediante la transmisión
corporal del amor a través de la polaridad sexual.
Cuando estos dos aspectos de vuestro amor —el despertar
espiritual y la transmisión sexual— queden reducidos por vues-
tros deberes diarios, ambos empezaréis a buscar la plenitud y el
refresco diario en otra parte. Buscarás la energía femenina en
for- ma de un paquete de cervezas o de una amante. Tu mujer
bus- cará la dirección masculina en una causa social o en una
profe- sión de corte masculino. Vuestra relaciõn quedará
reducida a una asociación bien intencionada en la que compartís
los deberes do- mésticos. Es posible que eso sea exactamente lo
que quieres. O puede que no. Eu cualquier caso, debes saber
qué es importan- te para ti, cuál es el propósito de tu intimidad,
y alinear todas las demás actividades en torno a esa polaridad
central si quieres que tu relación íntima prospere y que su
potencia aumente.
26
A menudo desearás
más de una mujer

Cualquier hombre con una esencia sexual masculina


querrá variedad sexual. Aunque ame a su pareja y esté
completamente comprometido con ella, deseará de
mane- ra natural tener encuentros sexuales con otras
mujeres ade- tnó s de con la compaiiera íntima que haya
elegido. El modo en que el hombre vaya lidiar con su
deseo hacia otras mu- jeres depende de él. Stti
embargo, debe saber que no hay modo de euitar tales
deseos. También debe saber que ac- tuar basándose en
éstos, aunque momentáneamente pue- de ser viuificante
y muy excitante, a menudo acaba com- plicando tanto
su vida que la avenWra no merece la pena.

Aunque estés completamente comprometido con tu pare-


ja íntima, probablemente pensarás en tener relaciones sexuales
con otras mujeres. Aunque te sientas completamente satisfecho
con la relación sexual que compartes con tu mujer, seguramen-
te seguirás deseando tener relaciones sexuales con otras muje-
res. El hecho de desear a otras mujeres no refleja una carencia
en tu relación, refleja tu naturaleza de ser masculino sexuado.
Pero este deseo no es una excusa para la promiscuidad, del
aúsmo modo que el hecho de que te guste ver la televisión no
es excusa para pasarte todo el día en el sofá mirándola. El deseo
I t0 EL CAMINO DEL HOMBRE SUPERIOR

surge de muchas frentes diferentes, como las adicciones, la he-


rencia biológica, el condicionamiento infantil y el corazón
abier- to. Para vivir una vida de integridad impecable, debes
discrimi- nar cuál es la fuente de tu deseo; así aprenderãs a
disciplinar tu conducta para beneficio de todos, incluyéndote
a ti mismo.
La cuestión es que probablemente querrás tener relaciones
sexuales con otras mujeres además de con tu pareja; y el
modo de responder a este hecho refleja tu propósito en la vida.
Si tu propósito es disfrutar de los placeres físicos sin reparar en
las consecuencias, entonces deberías follarte a todas las mujeres
que puedas. Si tu propósito es ser un buen chico y agradar a
«mamá», entonces debes hacer lo que haga feliz a tu mujer. Si
tu propó- sito es liberarte y liberar a los demás en el amor,
entonces debes hacer lo que potencie el amor y la libertad en
tu vida, y en las vidas de aquellos a quienes afectan tus
acciones.
La llamada es para ti. Simplemente recuerda que
disciplina no es represión. Represión es cuando te resistes y
luchas contra tus deseos, manteniéndolos todo lo enterrados e
inexpresados que puedes. Autodisciplina es cuando tu
impulso más elevado gobierna tus deseos menores, no
mediante la resistencia, sino mediante la acción amorosa basada
en la comprensión y en la compasión.
El número de mujeres con las que tengas relaciones sexua-
les es asunto tuyo. Sin embargo, antes de considerar tenerlas
con más de una, lo mejor es probar tu capacidad con una. Si no
pue- des con una —si la comunión profunda, la pasión
rejuvenece- dora y la felicidad espiritual no son los rasgos
principales de tu actual relación íntima— entonces todavía no
has pasado la prue- ba y es mejor disciplinar tu deseo de tener
otras parejas, ya que probablemente eso no sería útil para
nadie.
27
Las mujeres jóvenes
te ofrecen
una ener$la especial

£n general, la energía de las mujeres jóvenes es ra-


diante, /iitdo y re/escante. Una mujer joven tiende a es-
tar menos limitada por sucesivas capas insultar de pro-
tección funcional acumuladas a lo largo de aíios de
necesidad. Tradicionalmente se ha entendido que Ías
mu- jeres jóvenes oflecen al hombre una energía de una
cuali- dad particularmente regeneradora. Las mujeres
mayores pueden mantener, o incluso incrementar, la
Jescura y la irradiación de su energía, pero no es lo
hDbltual.

Imagina que una noche estás llevando a casa a la niñera de


tus hijos, que tiene dieciocho años. Es tan fresca, tan inocente,
tan vital. Puedes sentir que está totalmente abierta a ti. Consi-
deras todas las consecuencias. Miras su piel radiante, sus ojos
cla- ros, su increíble sonrisa. Su modo de moverse, de hablar y de
re- írse te hace feliz y te llena de energía. Llegas a su puerta. Ella
te dice buenas noches, sale del coche y entra en su casa. Te
quedas sentado un momento en el coche, respirando lenta y
profunda- mente, sonriendo.
Hay algo único en estar en compañía de una mujer joven, y
todos los hombres con esencias sexuales masculinas lo notan.
Te sientes rejuvenecido por ella. El simple hecho de sentarte cer-
EL CAMINO DEL HOMBRE SUPERIOR

ca de una mujer joven puede hacerte feliz y llenarte de fuerza


de vida. Es posible que no tengáis nada en común, pero eso no
importa. Su energía te deleita y te inspira.
La energía femenina joven y desinhibida te excita sexual-
mente y abre tu corazón. Te sientes más feliz cuando estás cer-
ca de mujeres jóvenes. Te sientes más enérgico, más vivo, más
amoroso. En nuestra cultura, a medida que envejecen, las muje-
res van asumiendo más tareas y responsabilidades masculinas,
por lo que su irradiación comienza a disminuir. En otras cultu-
ras esto es menos acusado. Las mujeres mantienen e incluso
pro- fundizan su irradiación. Pero incluso en esas culturas más
sabias se comprende que las mujeres jóvenes ofrecen una
energía es- pecial, fresca, desinhibida y vivificante.
Nuestra cultura reduce esta energía juvenil a la atracción se-
xual, cuando en realidad es una transmisión de energía que afec-
ta a la totalidad del cuerpo, que afecta al corazón tanto como a
los genitales. En otras culturas se honraba a las mujeres jóvenes
por su capacidad de rejuvenecimiento espiritual, por cuidar de
los lugares sagrados y por practicar las artes sagradas; los hom-
bres no se limitaban a comérselas con la mirada por la atracción
sexual que les producían. Como hombre, es responsabilidad
tuya honrar el don rejuvenecedor de una mujer joven sin violar
ese honor imponiendo tu deseo sexual.
Si surge el deseo sexual, estupendo. Hazlo circular por tu
cuerpo. Aprende a dirigir ese incremento del deseo sin necesi-
dad de expulsarlo en un espasmo liberador. Una parte impor-
tante de la maestría sexual es aprender a soportar niveles cada
vez mayores de placer y deseo en tu cuerpo sin necesidad de
deshacerte de la energía porque no puedes soportaría.
Cuando te sientas realmente vivificado por una mujer jo-
ven, respira en su fragancia. Respira en su energía. Relaja tu
cuer- po y deja que tu corazón se abra en su presencia. Toma en
ti su belleza a través de cada poro de tu piel. Deja que el amor
de tu corazón irradie hacia ella. Mantén una formalidad
respetuosa,
T AJAR CON LA POLARIDAD Y LA ENERGIA

de modo que ella se sienta libre de ofrecer su don sin que tus
in- tenciones personales le compliquen la vida. Usa la energía
que ella te haya dado en tu propio beneficio y en el de los
demá s ma- nifestando una mayor vivacidad y un corazó n má s
apasionado en todas tus relaciones, de modo que todos los
seres puedan be- neficiarse del deleite recibido de esa mujer,
que de momento manifiesta los dones juveniles de irradiació n
y fuerza de vida desinhibidas.
Cada mujer tiene
una «temperatura» que
puede aliviarte o
irritaNe

Algunas mujeres son más calientes, otras más frías.


En general, las mujeres rubias, de piel clara, japonesas y
chinas son más frías. Las mujeres de piel oscura,
morenas, pelirrojas, coreanas y polinesias son más
calientes. Aunque un hombre puede elegir mantener una
relación íntima com- prometida con una mujer, su
necesidad de las distintas temperaturas de la energía
femenina puede cambiar con el tiempo. Una mujer
caliente que levantó sus pasiones hace unos años ahora
podría irritarte. Una mujer más fria que aliuió su
corazón hace unos años ahora podria causarle.
Entendiendo cómo le afectan las distintas temperaturas
de la energía femenina, el hombre puede elegir la vida
que quiere uivir más hábilmente y sin confusión.

Probablemente tienes ciertos «gustos» en cuanto a las mu-


jeres. Podrías preferir a las rubias o a las asiáticas. O tal vez te
gusten de manera especial las pelirrojas. En tus gustos intervie-
nen muchos factores: tus primeras experiencias infantiles, la in-
fluencia cultural, tal vez incluso la genética. Pero hay un aspec-
to del «gusto» que está relacionado con el efecto que produce
en ti la energía de esa mujer.
Algunas mujeres son refrescantes. Estar en su compañía es
TRABAJAR CON LA POLARIDAD Y LA ENERGÍA 115

como tomarse un té con hielo un cálido día de verano. Es posi-


ble que te hayas referido a una mujer diciendo que es una «ru-
bia helada» o que tiene unos «fríos ojos azules».
Otras mujeres son calientes. Son fogosas, tempestuosas y
de temperamento vivo. Puedes haber hecho comentarios sobre
una
«pelirroja fogosa» o una «latina de sangre caliente».
Por supuesto, no todas las pelirrojas y latinas son
«calientes», no todas las rubias son frías. No obstante, hay
ciertas cosas que pueden decirse de la «temperatura» de una
mujer. La mayoría de los hombres distinguen intuitivamente
la diferencia entre una mujer fría y una mujer caliente y
excitante, independientemen- te del modo que tengan de
describirlo. Y esta diferencia tiene mucho que ver con por
qué los hombres tienen distintos gustos con respecto a las
mujeres, y por qué tus gustos podrían cam- biar con el
tiempo.
Tus gustos están determinados por algo más que por las
sim- ples preferencias psicológicas. La energía tiene un papel
funda- mental. A veces puedes estar con una mujer muy
hermosa que no te dice nada. Puedes ver que es preciosa,
puedes entender por qué a tus amigos les resulta atractiva, pero
simplemente no encaja en tus gustos. Las distintas mujeres
ofrecen distintos ti- pos de energía femenina. Y una de las
distinciones más simples es la existente entre la energía
femenina caliente y fría.
Para ayudarte a entender esto puedes analizar tu relación
con la comida. A algunos hombres les encantan las guindillas
pi- cantes y las especias, mientras que otros prefieren comidas
más refrescantes y saciantes, como ensaladas, dulces o leche.
Las ne- cesidades alimenticias de cualquier hombre pueden
cambiar con el tiempo. Lo mismo es válido para sus
necesidades de energía femenina.
Si eres un hombre particularmente tranquilo y
conformis- ta, tal vez un hombre al que le cuesta sentirse
motivado, enton- ces una mujer caliente probablemente será
mejor para ti. Su na- turaleza fogosa puede activar tu sistema
y ponerte en marcha.
T t6 EL CAMINO DEL HOMBRE SUPERIOR

Por otra parte, si tienes brotes de mal genio y reacciones fogo-


sas, podrías descubrir que una mujer más fría te aporta el equi-
librio que tu cuerpo y tu psique necesitan.
Es posible que te hagan falta diferentes tipos de energía en
momentos diferentes, dependiendo de tu salud, de tu estilo de
vida, de las exigencias laborales a las que te veas sometido y de
tu estado emocional. Lo importante es darte cuenta de la dife-
rencia para ser consciente de la elección que estás realizando y
de cómo podría afectarte.
Si no comprendes cómo cambian tus necesidades de ener-
gía femenina, podrías empezar a dudar de tu actual relación
ín- tima. Cuando la vida te parezca pesada y aburrida,
probable- mente te sentirás atraído por una mujer más caliente
y «especiosa». Ella te ofrecerá el fuego que te falta. Sin
embargo, cuando estés pasando por una etapa difícil y te
sientas agotado, una mujer ca- liente podría ser demasiado para
ti. Es posible que te sientas más atraído por la mirada y el toque
refrescante de una mujer fría. Imagina que estás casado con una
mujer caliente. Has disfru- tado de su pasión durante años, te
has divertido con sus enfados y te ha deleitado su rápida
respuesta sexual. Seguidamente tu pro- fesión da un giro
inesperado. Empiezas a trabajar con gente duran- te todo el día,
con cierta presión por conseguir resultados en breves plazos de
tiempo. Tratas con las emociones y las resistencias de las
personas cincuenta horas a la semana. Te das cuenta de que te
pa- sas sudando la mayor parte del día. Soportas mucha presión.
Ahora tu vida es muy caliente, como si pasaras el día en una
olla a presión. Vuelves a casa, a tu esposa caliente. Ella se
frota con tu cuer-
po, deseosa de ponerte en marcha. Tú tienes ganas de relajarte.
Le dices que necesitas unos minutos de calma, de modo que se
pone ropa deportiva y se va al gimnasio a ejercitar su cuerpo
fle- xible. Entre tanto, su mejor amiga ha venido a visitarla.
Abres la puerta y la invitas a pasar. Ella se mueve con mucha
más lenti- tud que tu esposa. Su presencia parece aliviarte y
relajarte, aun- que no es el tipo de mujer que suele atraerte.
TRABAJAR CON LA POLARIDAD Y LA ENERGIA 117

La cualidad de la voz de esta mujer te parece muy


refrescan- te. Ella nota que estás cansado y, como te conoce
desde hace años, te pregunta si puede masajearte los hombros.
Pone sus manos so- bre ellos y, antes incluso de que empiece a
masajearte delicada- mente, sientes oleadas de energía fresca y
rejuvenecedora vertién- dose sobre tu cuerpo. Suspiras aliviado.
Después de un breve masaje te dice adiós. Volverá a visitar a
tu esposa otro día.
Tu esposa vuelve a casa llena de energía y empieza a dar
vueltas por la casa poniendo las cosas en su sitio. Te grita por
no haber pedido a su amiga que la esperara. Seguidamente,
viendo que estás cansado, te pide perdón y empieza a besarte
apasiona- damente. Sus manos van rápidamente a tu pene, pero
tú sigues pensando en su amiga, recordando lo refrescante que
era su ener- gía y preguntándote qué vas a hacer al respecto.
Lo que deberías hacer al respecto es esto: comprender lo
que está pasando. Antes te gustaba mucho el temperamento
vivo de tu esposa, pero ahora que estás hirviendo durante todo
el día en el trabajo, necesitas una energía más fresca para
equilibrarte. Esto no significa que tengas que poner fin a tu
matrimonio. Y tampoco implica necesariamente que tengas que
tener contac- to sexual con su amiga fría. Lo que significa es
que tienes que encontrar el modo de equilibrar tu vida.
Puedes cambiar tu dieta por otra más fresca. Puedes
refres- car tu cuerpo llevando gorros en verano, y ropa más
ligera y que respire más. Puedes dar paseos aliviantes junto a
lagos o ríos, y dejar que el agua absorba el calor del día. O
puedes recibir ener- gía refrescante directamente de una mujer
de manera no sexual. Por ejemplo, podrías recibir un masaje
profesional de una mujer con este tipo de energía. A veces lo
único que necesitarás será pasar tiempo en la misma habitación
que una mujer fría. En cualquier caso, debes saber que tu
necesidad de distintos ti- pos de energía cambiará a lo largo
de tu vida. Esto es algo con lo que tendrás que lidiar. Y es
importante que, entre tanto, no confundas una energía
cambiante con la necesidad de poner fin
EL CAMINO DEL HOMBRE SUPERIOR

a tu matrimonio. También es importante saber que, si así lo eli-


ges, puedes recibir energía de distintas mujeres de maneras ab-
solutamente nada sexuales.
Finalmente, debes tomar tu propia decisión. Cuando la ener-
gía de un hombre necesita un cambio y él descubre que está re-
cibiendo lo que necesita de la mujer que está a su lado en la ofi-
cina —el tipo de energía que no recibe de su esposa— podría
acabar teniendo una aventura o divorciándose. Otro hombre
podría comunicar a su esposa que sus necesidades han cambia-
do y descubrir que ella es muy capaz de proveerle creativamen-
te del sabor de la energía femenina que más le cura y rejuvenece.
Pero no confundas tus necesidades energéticas con un com-
promiso de amar. Las necesidades energéticas son relativamen-
te fáciles de equilibrar. Probablemente podrás conseguir la ener-
gía que deseas de una masajista o con un cambio de dieta. Si
reaccionas drásticamente y decides abandonar a tu esposa por
una mujer cuya energía te vivifique más, tal vez te sorprenda
comprobar que, al cabo de unos meses, tus necesidades energé-
ticas vuelven a cambiar y quizá te des cuenta de que has reali-
zado una elección muy superficial.
Debes decidir por ti mismo cómo lidiar con tu necesidad
de una energía femenina particular que llene tu cuerpo de
vida, lime tus asperezas y alivie tu espíritu guerrero. Pero el
rejuvene- cimiento energético no establecerá ninguna
diferencia funda- mental a menos que tu corazón no crezca y
se haga más libre, abierto y amoroso. Un vaso de zumo de
fruta frío o unas vaca- ciones en Hawai pueden equilibrar
temporalmente tu fisiología, pero sólo el compromiso
persistente con la práctica del amor puede conducirte a
superar tus miedos y tu sentido de separa- ción, y llevarte a la
absoluta facilidad de ser que es tu verdad más profunda.
Recuerda tu prioridad y decide qué quieres hacer.
CUARTA PARTE:

Lo que verdaderamente
quieren las mujeres
29
Elige a una
mujer que te elija
a ti

Si un hombre quiere a una mujer que no lo quiere a


él, la cosa no puede salir bien. Su necesidad tntitnró
cual- quieT relDCiÓTt pOSiÓÍe y lD THujeT ttuTlCO pOdrá COTt
r PTl él. Un hombre debe determinar st uitn mujer lo
quiere pero se «está haciendo de rogar» o si realmente
no lo quiere. St ella no lo quiere, él deberia dejar de
presionarla inmedia- tOlTleTlte y lidior COtt Su dOlOr
QOr Sí MtSffto.

Si alguna vez te encuentras en la situació n de querer estar


con una mujer que no quiere estar contigo, debes hablar con tus
amigos. Pídeles que sean honestos. Pregú ntales si creen que esa
mujer quiere realmente estar contigo o no.
Si tus amigos creen honestamente que esa mujer no quie-
re lo mismo que tú , se acabó . No podrá s disfrutar de una bue-
na relació n con ella aunque cambie de opinió n. Cuando sienta
que la necesitas má s que ella a ti, nunca confiará en tu esencia
masculina.
La prioridad de la esencia masculina es la misió n, el propó -
sito y la direcció n en la vida. La prioridad de la esencia femeni-
na es el flujo de amor en la intimidad. Si una mujer siente que
tu lado femenino es má s fuerte que el suyo, si siente que la inti-
midad es má s importante para ti que para ella, activará de ma-
22 EL CAMINO DEL HOMBRE SUPERIOR

nera natural su masculinidad. Ella querrá espacio, querrá


libertad para seguir su propia dirección y sentirá rechazo por tu
apego. Cuando esperas de una relación con una mujer más de
lo que quiere ella, sólo te estás castigando a ti mismo. Por
supues- to que debes discriminar si simplemente se está
«haciendo de rogar» o si verdaderamente está menos
interesada por la relación que tú. Por eso deberías preguntar a
tus amigos, incluso a sus amigas. Si no quiere estar contigo
tanto como tú quieres estar
con ella, es el momento de darte cuenta de que la relación no
funcionará. En tal caso, los polos están invertidos, y tu deseo
fe- menino de amor se encontrará con su deseo masculino de
liber- tad. Éste no es un terreno viable para una relación entre
un hom- bre con una esencia sexual masculina y una mujer con
una esencia sexual femenina. Es mejor pasar a otra cosa y
aplacar el dolor que continuar demostrando que tu deseo
femenino es más fuerte que el suyo.
30
Lo que ella quiere
no es lo que dice

A veces una mujer pedirá algo a un hombre de


mane- ra directa, no para conseguir que él lo haga,
sino para ver si tiene la debilidad de hacerlo. En otras
palabras, ella está poniendo a prueba su capacidad de
hacer lo correcto, no aquello que ella le está pidiendo.
En tales casos, si el hom- bre hace lo que su mujer le
pide, ella se sentirá enfadada y decepcionada. El
hombre no feitdrñ iii idea de por qué ella está tan furiosa
o de qué podría agradarle. É'l debe recordar que lo que
genera confianza en ella no es que él acceda a sus
peticiones, sino que él poiencie el amor, la conciencia y el
éxi- to en sus uidas, a pesar de las peticiones de ella.

Ésta es una historia real. Un hombre bastante tranquilo y


sensible estaba aprendiendo yoga sexual. En este yoga es impor-
tante aprender a evitar la eyaculación y hacer circular la ener-
gía del estímulo sexual por el cuerpo y el corazón en una espe-
cie de orgasmo de todo el cuerpo en lugar de perderla en el
espasmo eyaculatorio. Él también estaba aprendiendo a expre-
sar su pasión animal en lugar de permanecer siempre tranquilo
y calmado durante el coito.
Un día, este hombre y su esposa iban en su coche. Al pasar
junto a un parque, sintieron el impulso de detener el vehículo,
124 EL CAMINO DEL HOMBRE SUPERIOR

correr al bosque y hacer el amor salvajemente sobre la hierba y


bajo los árboles. Ninguno de ellos había hecho el amor al aire li-
bre anteriormente. Allí estaban, clavándose las uñas, gruñendo,
jadeando, mostrándose apasionadamente agresivos el uno con el
otro. Fue algo verdaderamente innovador para ellos.
De repente, el hombre se dio cuenta de que iba a eyacular si
no bajaba un poco el ritmo durante unos segundos.
—Deja de moverte un momento —dijo a su esposa—, si se-
guimos así me iré en seguida.
Pero la mujer siguió moviéndose aún más vigorosamente.
—Quiero que eyacules dentro de mí —le imploró—, quie-
ro que me llenes con tu semilla.
El hombre tuvo un segundo para decidir qué camino seguir,
y decidió dejarse ir y conceder el deseo a su mujer. Eyaculó
den- tro de ella y se relajó.
Pero cuando miró a la cara de su esposa, ella parecía molesta.
—Qué pasa —preguntó él.
—Que has eyaculado —respondió ella.
—Pero tú dijiste que querías que te llenase con mi semilla,
¿no es así?
—Sí, ¡pero lo dije para sentir que tenías la fuerza de no ha-
cerlo!
El hombre se sintió agotado y vacío. Sintió que había
fraca- sado en su práctica del yoga sexual. Supo que eyacular
no había sido lo correcto en aquel momento, pero había
sucumbido a los deseos de su esposa. Ahora ella se sentía
decepcionada. Cuando ella le dijo que la llenara con su
semilla, en realidad quería sen- tir que él era suficientemente
fuerte para hacer lo que sabía que era correcto y no eyacular.
Eso habría sido mucho más erótico para ella, más polarizante,
y habría generado más confianza en ella que la obediencia de
su marido a la petición de eyacular. Es probable que tu mujer
te ponga pruebas así continua- mente. Su deseo ú ltimo es
sentir tu plena conciencia, tu integri- dad, tu amor
inamovible y tu confianza en tu misió n. Sin em-
LO QUE VERDADERAMENTE QUIEREN LAS MUJERES 125

bargo, raras veces te pedirá estas cosas directamente. Es más


pro- bable que trate de distraerte de tu verdad, y después sentir
que no ha podido contigo, y que te aferras a tu verdad mientras
con- tinúas amándola.
Si eres un hombre débil, este rasgo femenino de querer una
cosa y pedir otra te molestará. Te preguntarás: «¿Por qué no me
dices lo que verdaderamente quieres en lugar de decir una
cosa, querer otra y esperar que yo lo adivine?». Ésta es la visión
de un hombre que no comprende que las mujeres son la
encarnación de lo femenino divino. Y lo femenino divino no se
conforma con nada menos que lo masculino divino.
Lo masculino divino es conciencia. Un hombre superior
mantiene la conciencia en toda situación. Si la eyaculación pro-
duce una reducción de tu plenitud, una disminución de tu pre-
sencia, un colapso de tu conciencia. entonces no deberías eya-
cular. Aunque tu mujer te diga que ella lo quiere. Especialmente
cuando tu mujer te diga que lo quiere.
Tu mujer te pedirá que hagas todo tipo de cosas, cada día.
No te dejes mover de tu verdad, de la dirección de tu corazón.
Por debajo de la petición superficial de tu mujer están su deseo
y su necesidad real: ella quiere que tu plenitud apasionada la lle-
ne, ella quiere confiar en la solidez de tu amor, ella quiere sen-
tir en sus huesos que la divina presencia masculina es más fuer-
te que tu capacidad de distraerte.
Tu mujer es una especie de diosa que te provoca, que te
pone a prueba, que te seduce, lista para cortarte la cabeza con
su ira si eres débil y ambiguo en tu verdad, y está dispuesta a
rendirse a la fuerza de tu amor si eres firme y brillante en tu con-
ciencia amorosa.
Has de saber que lo que más le agrada a tu mujer es tu fuer-
za en el amor, en la libertad y en la conciencia. Si sus peticio-
nes y deseos pueden sacarte de lo que ella sabe que es tu obje-
tivo más elevado, se enfadará y se sentirá decepcionada, aunque
te lo haya pedido. Actúa siempre para mantener tu conciencia
126 EL CAMINO DEL HOMBRE SUPERIOR

más plena. Aplica siempre la espada de la discriminación a las


peticiones de tu mujer, sin tomarlas nunca literalmente, consul-
tando siempre con tu sabiduría más profunda y siguiendo el ca-
mino de tu verdad más alta, aunque eso parezca desilusionar-
la. Ella no se sentirá decepcionada si percibe que sigues con
fuerza y claridad la verdadera energía de tu corazón. Y si se
sien- te así por tu verdad más profunda, no deberías estar con
ella.
mujeres &sean diiñna mmmli-
Rfl un hOmbre, indepeHdíPfttPmRittC Su
THOmPfttá- wo o su espeNjca. hombre @e debe
esmchar su mujer como aiñso seguidamente,
eJOizOrSe Ol lfíó KÍtftO OliflROr Stf COn Su
sí é/ cree cit e/ litera/ de su
que- ja, de su mrso iamedíarnmeofe el contenido
re]ieja su del momento mm que una mÓadosa
vación de sw a Debes vaÓrar
su como un recordatoño de que tienes co-
SOS e inclttSO COmO unO mOdO de
f:rementemente, concreta no
0 tienes que

Tu mujer dice:
¿Có mo puedes pasar tanto tiempo delante del televisor
cuando el alquiler vence en unos pocos días, nos hemos retrasa-
do en las letras del coche te has quedado sin trabajo7
No te preocupes, mañ ana tengo una entrevista laboral.
Bueno, que no te pones de pie de una vez$. ¡Hace se-
manas que dijiste que ibas a limpiar el garajei ¡Apenas puedo
llegar al coche’.

t
128 EL CAMINO DEL HOMBRE SUPERIOR

—Vale, de acuerdo. Limpiaré el garaje esta tarde.


Tu mujer deja de hablar y sigue haciendo sus cosas, pero
puedes sentir que rezuma ira y tensión. No te gusta estar cerca
de ella cuando está así. Quieres irte de casa.
—Volveré dentro de unas horas y limpiaré el garaje —le di-
ces mientras coges el abrigo y te diriges a la puerta.
Oyes que se rompe un vaso en la cocina, de modo que en-
tras y ves que tu mujer está furiosa.
—No lo soporto más —se queja.
—¿Qué? Ya te he dicho que limpiaré el garaje. ¿Qué está
pasando? —preguntas.
—No puedo soportarlo —grita ella alejándose de ti, cerrán-
dose y no dejando que la toques.
—No lo entiendo. He dicho que limpiaré el garaje. Mañana
tengo una entrevista de trabajo. Todo va a ir bien. ¿Qué
quieres? Probablemente habrás mantenido con tu mujer alguna
con- versación muy parecida a ésta. Contiene una de las claves
del crecimiento masculino en libertad, y revela un error que los
hom-
bres cometen habitualmente con sus mujeres.
Tu mujer raras veces se queja de lo que se queja literalmente.
Es un error creer en el contenido de lo que te está diciendo y des-
pués responder a sus quejas punto por punto. Cuando se queja de
los problemas económicos, generalmente es porque siente una ca-
rencia en tu capacidad masculina de dirigir tu vida con claridad,
propósito, integridad y sabiduría. El dinero mismo es secundario. Si
fueras pobre pero totalmente consciente, feliz, lleno de integridad,
intrépido, divertido, amoroso y estuvieras dando al mundo y a tu
mujer tu regalo más pleno, ella no se quejaría de la falta de dinero.
Cuando dices que limpiarás el garaje, y después pasan las se-
manas y no lo haces, en realidad ella no se queja por el garaje. Está
claro que le gustaría tenerlo limpio, pero ése es un detalle super-
ficial. La cuestión primordial es que no has hecho lo que dijiste
que harías. Le diste tu palabra y no la has cumplido. Ella no pue-
de confiar en lo que dices. Y esto la hiere profundamente.
LO QUE VERDADERAMENTE QUIEREN LAS MUJERES 129

Puede parecerte que su reacción es exagerada. ¿Por qué se


pone tan histérica? No es sólo el garaje. Ella puede sentir tu falta
de in- tegridad. El hecho de no haber limpiado el garaje a ti te
parece algo mínimo, pero muestra que no cumples tu palabra, tu
propósito. Tu palabra es una demostración de tu propósito, de tu
esen-
cia masculina. Cuando no cumples lo que dices que vas a hacer,
ella siente que tu esencia masculina es débil. Se siente decep-
cionada. No puede confiar en tu dirección masculina. Y enton-
ces se siente muy perdida. Con el tiempo, ella empezará a cons-
truir su propia protecc1ón masculina contra tu falta de
integridad. Empezará a guardarse del daño causado por tu
falta de coheren- cia. Se endurecerá, se volverá angular y tensa.
A ti el garaje te parece algo trivial. Para ella, no has cumplido
tu palabra. No pue- de confiar en ti.
Es como si tu mujer fuera a convertirse en una desaliñada.
La esencia de lo femenino es energía o irradiación. Si deja de
cuidar de sí misma, si se vuelve gris y sin brillo, si siempre está
cansada y agotada, no podrá darte la energía femenina que de-
seas en la intimidad. Es posible que sigas queriéndola, pero em-
pezarás a buscar energía femenina por otro lado.
Al nivel de la polaridad, te sientes atraído y vivificado por
la irradiación femenina.Asimismo, al nivel de la polaridad, ella se
sien- te atraída hacia, y relajada por, tu claridad, dirección,
integridad y presencia masculinas. Cuando se queja de que ves la
televisión, la queja suele ir dirigida a la totalidad de tu vida, a tu
falta de clari- dad y persistencia. Si tu mujer sintiera que eres
totalmente claro con tu propósito, si notara que estás totalmente
presente cuando eliges pasar el tiempo con ella, entonces dirías:
«Voy a relajarme y a ver la tele durante una hora», y eso estaría
bien. Lo que realmen- te le molesta no es que veas la tele, aunque
eso es lo que te dirá.
Debes escuchar a tu mujer más como un oráculo que como
una consejera. Generalmente habla con un estilo muy tangen-
cial pero revelador. Ella está desvelando los hábitos
inconscien- tes que te impiden despertar por completo a la
conciencia. Tu
130 EL CAMINO DEL HOMBRE SUPERIOR

inconsciencia le causa dolor. No te lo dirá así, pero eso es lo que


te está indicando.
No discutas con ella del garaje o de la entrevista de trabajo.
Ella no te está hablando de eso, aunque sea eso lo que te esté di-
ciendo. Escucha su queja como una señ al que el universo te en-
vía respecto a tu vida. ¿Es ver la televisió n el mejor modo de
aprovechar el momento? A veces necesitará s descansar o
recrear- te, pero otras será simple pereza, un intento de olvidar
las res- ponsabilidades de tu vida.
¿Mentiste a propó sito a tu mujer cuando le dijiste que ibas
a ordenar el garaje? ¿0 simplemente lo dejaste para mañ ana,
como haces con tantos otros compromisos? ¿Puedes realmente
culpar a tu mujer por sentirse herida por la falta de integridad
que muestras en tu vada?
Si ella no puede confiar en que vas a vivir tu vida desde tu
sabiduría má s profunda y tu má s plena capacidad, no puede en-
tregarte su vida. No puede confiar en tu impecabilidad mascu-
lina, de modo que lo compensará naturalmente desarrollando
excesivamente la suya. No só lo está siendo masculina para sí
mis- ma, ahora también tiene que ser masculina para ti. Si ella
tiene que recordarte el desorden que hay en el garaje o la
entrevista de trabajo, está generando energía masculina para
ambos. Y eso produce estrés. Su cuerpo empezará a
evidenciarlo. Ella estará menos radiante y menos relajada en su
poder y gloria femeni- nos porque tiene que compensar tu
fracaso.
Las ojeras de tu mujer y las arrugas de su cara pueden reve-
lar mucho de la claridad con la que estás viviendo tu
propó sito má s elevado. Por supuesto, tu mujer tiene sus
propios há bitos subconscientes que superar, pero a veces
refleja los tuyos. Pro- cura esforzarte al má ximo por determinar
cuá les de sus «proble- mas» actuales son en realidad un
feedback corporal exquisita- mente preciso que revela có mo
vives la vida. Tú sabes bien la cantidad de falsedad que
toleras en ti mismo. Ella también. Sim- plemente a ella le
hiere más que a ti.
32

ftO
quiere ser la número uno

A veces parece que la mujer quiere ser lo más impor


— tante en la vida del hombre. Pero, si ella es lo más tm-
portante, entonces siente que su hombre la ha converti-
do en su prioridad, y no está plenamente dedicado o
dirigido /tacta el crecimiento personal y el servicio a lo
divino. Ella sentirá que el hombre depende de ella para
ser feliz, y eso hará que se sienta agobiado por su nece-
sidad y dependencia. En realidad, la mujer quiere que
el hombre esté totalmente dedicado a su propósito supe-
rior, y también que la quiera mucho. Aunque ella no lo
admitirá, quiere sentir que su hombre estaria dispuesto
a sacrificar la relación entre ellos en nombre de su pro-
pósito superior.

Imagina que un hombre tiene que ir a la guerra. Despide a


su mujer con un abrazo. Ella está llorando.
—Por favor no te vayas —imploro ella.
—Ya sabes que debo ir —responde él.
Ambos se miran profundamente a los ojos.
—Sabes que te quiero —le dice él.
—Sí, lo sé. Y también sé que debes partir —responde ella,
mientras otra oleada de lá grimas anega sus ojos llorosos.
132 EL CAMINO DEL HOMBRE SUPERIOR

Él se gira y sale por la puerta para afrontar su destino,


mien- tras su mujer, llena de dolor y orgullo, contempla su
marcha. Esta escena exageradamente dramãtica capta un
profundo principio energético: aunque parezca que tu mujer
quiere ser la cosa más importante de tu vida, en realidad
puede confiar más
en ti y amarte más si no lo es.
El propósito más alto en la vida de un hombre debe ser la
prioridad elegida, no su relación íntima. Tu mujer lo sabe. En
el fondo, ella quiere que sea así. La mujer de la escena anterior
se sentiría muy extraña si su hombre le dijera de repente: «He
cam- biado de opinión. Eres más importante para mí que la
libertad de la humanidad. Eres lo más importante de mi vida y no
me importa que mi servicio se necesite en otra parte, de modo
que voy a quedarme aquí contigo». Aunque una parte de ella se
sen- tiría contenta, otra parte más profunda se sentiría
completamen- te vacía, desinflada, decepcionada.
Sin embargo, cuando el hombre sale por la puerta para rea-
lizar su misión, ella llora, deseando que é1 no tuviera que irse.
Pero tiene que irse. Y ella lo sabe.
Si tu mujer se convierte en el punto focal de tu vida, estás
perdido. Tienes un don que dar, un propósito que cumplir, te
mueve un profundo impulso en tu corazón. Si has perdido
con- tacto con dicho impulso, empezarás a sentirte ambiguo.
Toma- rás decisiones porque tienes que tomarlas, pero no
estarán guia- das por tu propósito profundo. Es posible que
asumas los propósitos de tu mujer porque ella tiene más
determinación que tú. Puedes adaptar tu necesidad de
dirección a propósitos deter- minados externamente,
convirtiéndote en un empleado anóni- mo de una empresa o
en un marido o padre que se siente en un callejón sin salida
sin capacidad para abrirse a una visión mayor.
Ten cuidado de no sustituir las responsabilidades asociadas
a tus funciones por tu verdadero propósito. Resulta fácil llenar
tu dia de tareas y obligaciones, saliendo a tomar aire únicamen-
te el tiempo suficiente para ver algùn programa de televisión o
LO QUE VERDADERAMENTE QUIEREN LAS MUJERES 133
tener un coito rápido. Resulta fácil renunciar a una vida de ab-
soluto compromiso con la verdad y conformarse con la vida co-
mún de compromiso absoluto con el trabajo, la familia, la inti-
midad y los amigos. Sin embargo, sólo puedes ser un
profesional, un padre, un marido y un amigo superior cuando vives
estas re- laciones como regalos que das desde tu esencia, no
como lo que te queda porque no tienes la valentía de descubrir tus
impulsos esenciales y vivir desde esa base.
Si no estás viviendo desde tu esencia, dando lo mejor de ti,
todo el mundo sentirá tu falta de verdadero propósito. Tus ni-
ños negarán tu autoridad. Tus compañeros de trabajo se aprove-
charán de ti. Tus amigos no esperarán gran cosa de tu amistad.
Y tu esposa no confiará en ti.
Aunque parezca que ella quiere ser el centro de tu vida, no
es así. Ella quiere que sepas cuál es el centro de tu vida para
po- der confiar en ti. Aunque tengas que irte muy lejos de ella
para cumplir tu propósito, como cuando un hombre tiene que ir
a la guerra, ella podrá confiar en ti y amarte siempre que tu
propó- sito sea real y verdadero.
Si estás siempre viendo la televisión, leyendo revistas o ju-
gando con tus amigos, tu mujer sentirá que trivializas la vida.
Sen- tirá que te conformas con menos y le dolerá tu actitud
frívola. Pero si has descubierto el propósito surgido de tu esencia
más profunda y toda tu vida se alinea con dicho propósito, tu
mujer sentirá la verdad de tus elecciones. Aunque no siempre le
gusten, las amará, y te amará por tener el coraje de vivir tu ver-
dad. Ella podrá relajarse y confiar en ti porque, aunque te guste
ver la televisión, leer revistas y jugar de vez en cuando, sabe que
nunca renunciarás a tu propósito superior en la vida, lo que in-
cluye, pero no se centra en, ni depende de, tu relación con ella.
Tu excelente histoñal
no tiene sentido para
ella

La lista de méritos que pueda presentar un hombre


no iigni/ica nada para lo/meaiao. Un hombre puede ser
per- fecto durante diez años, pero si actua como un idiota
du- rante treinta segundos, su mujer lo tratará como si
stern- pre lo hubiera sido. Lo femenino responde a la
energia del momento, olvidándose de la historia del
hombre y de su conducta anterior. La conducta anterior
del hombre es irre- levante para el sentimiento que la
mujer tiene en el mo- TTtRTttO. LOS hOTTlbreS dOn TTtuChO
itTtpOrtOttCiO Ol COTflpOTÍD- miento del hombre a lo largo
del tiempo, de modo que sienten que su historial debe
tenerse en cuenta. Pero para una mujer no es así.

Ha sido un día duro en el trabal° , has tenido que quedarte


hasta tarde. Por fin vuelves a casa y tu mujer está molesta. Te
has olvidado de que habíais quedado para cenar con otra pareja
esta noche, y ya se ha pasado la hora. Tu mujer está furiosa.
—Siento llegar tarde pero ha sido un día muy raro —le di-
ces—. No he tenido que quedarme trabajando hasta tarde
duran- te meses, pero hoy tuve que hacerlo. Probablemente no
puedas recordar la última vez que me olvidé de una cita que
hubiéra- mos concertado. Casi nunca se me olvida este tipo de
cosas.
LO QUE VERDADERAMENTE QUIEREN LAS MUJERES 135

—Bueno, hoy se te ha olvidado y eso es lo que cuenta.


No tiene sentido intentar apaciguar su enfado refiriéndote
a tu intachable historial. Para lo femenino, la historia es irrele-
vante. Lo que cuenta es el sentimiento del momento. Si la de-
cepcionas ahora, no importa que no la hayas decepcionado du-
rante meses, o incluso años. Tus aciertos pasados no significan
nada para su actual sentimiento de fracaso.
Para ti, como hombre, probablemente es más fácil
perdonar y olvidar un error ocasional cometido por un
hombre que tiene un historial intachable. Lo que te molesta
es que un hombre ca- rezca de integridad e incumpla su
palabra repetidamente. Pero incluso los grandes errores son
fáciles de tolerar cuando los co- mete un hombre que es
impecable en todo lo demás. Sabes que realmente da el
máximo de sí mismo, y este error es una rara ex- cepción.
Pero, para lo femenino, el pasado es totalmente irrelevante.
Una palabra equivocada en medio de una sesión de cinco horas
haciendo el amor, que por lo demás ha sido perfecta, podría co-
lapsar completamente a tu mujer, como si hubieras estado co-
metiendo errores durante las últimas dos horas.
En lugar de enfadarte porque ella se siente molesta por el
pequeño error que has cometido en medio de una larga serie de
aciertos, cambia instantáneamente la energía que fluye entre vo-
sotros. Recuerda, la historia es irrelevante para lo femenino, por
lo que tu error se olvidará tan fácilmente como tus éxitos. En
cuanto veas que está molesta, asume inmediatamente una acti-
tud de felicidad. Sorpréndela con tu amor. Hazla sonreír y reír
con tu humor. Lámela, o levántala del suelo como si fueras King
Kong. Sorpréndela de manera amorosa, y el error emocional
que- dará borrado. Tu fracaso momentáneo desaparecerá, siendo
tan irrelevante como tu larga lista de aciertos.
Recupera el amor y la felicidad en el momento presente;
no justifiques tu pequeño error refiriéndote a tu larga lista de
aciertos.
34
Ella quiere rPlDjDrse
y confiar en tu dirección

Una mujer debe poder contar eri que tú tomes el


man- do cuando ella relaje su flo tnascultiio. Esto es
cierto a ttt- vel económico, sexual, emocional y
espiritual. En realidad, el hombre no tiene que hacer
todo el trabajo, pero debe ser capaz de dirigir el curso
si su mujer quiere relajarse sin te- mor en su feminidad.

Algunas mujeres quieren encargarse de las cosas la mayor


parte del tiempo. Este deseo de marcar una dirección —de ma-
nejar el mando a distancia del televisor o de elegir la ciudad en
que ambos van a vivir— es un deseo masculino, tanto en hom-
bres como en mujeres. Si tu mujer tiene una esencia sexual más
masculina, preferirá encargarse de la dirección de vuestras vidas
la mayor parte del tiempo.
Pero si tu mujer tiene una esencia sexual femenina, habrá
momentos en los que le gustará relajarse plácidamente y dejar
de estar al cargo. Le gustará relajarse en su feminidad y dejar
que tú tomes las decisiones. Si tú no eres capaz de encargarte,
si no sabes qué dirección quieres seguir, tu mujer sentirá que
está dan- do tumbos. Ella tendrá que volver a ponerse al
mando porque eres un inepto. No podrá relajarse.
Cuanto más relajada esté en su feminidad, más radiante será
LO QUE VERDADERAMENTE QUIEREN LAS MUJERES 137

tu mujer. Probablemente habrás notado que la irradiación de tu


mujer puede cambiar instantáneamente. Un momento puede
parecer sombría y cansada y, al siguiente, quizá después de que
le dediques un elogio o le demuestres tu amor, resplandece de
repente. Parece quince años más joven. Las arrugas de su cara
han desaparecido en segundos.
Si quieres que tu mujer pueda relajarse en su feminidad y
brillar con su irradiación natural, debes liberarla de la necesidad
de estar al cargo. Esto no significa que tengas que asumir la je-
fatura y mandarla. Significa que sabes hacia dónde te diriges y
cómo llegar allí, en todos los ámbitos, incluyendo el económico
y el espiritual.
Si tienes la menor incertidumbre o ambigüedad respecto a
tu futuro económico, tu mujer lo sentirá. No tienes que decir
nada al respecto. Ella sentirá la duda o ambigüedad en tu cuer-
po, en tus ojos y en el tono de tu voz. No es que tengas que ha-
cer mucho dinero; simplemente tienes que ser responsable de la
economía y tener en cuenta el futuro. Podrías elegir ser monje;
lo importante es que seas claro, responsable y que estés dirigi-
do desde tu sabiduría más esencial. Entonces tu mujer podrá re-
lajarse. Sabe dónde estás y cuáles son tus planes. Ella puede
sen- tir tu integridad. Puede confiar en tu dirección, porque sabe
que surge de tu esencia profunda. No está nadando en el aire de
tu incertidumbre sino de pie en tierra firme, en el suelo que le
ofre- ces con tu claridad.
Y más importante aún es tu dirección espiritual. ¿Hacia dón-
de va vuestra relación? ¿Qué sentido tienen vuestras vidas? ¿En
qué queda todo? ¿Cómo seguiréis creciendo sin quedaros atas-
cados en el surco de la mediocridad?
Si tu mujer siente que has perdido tu dirección espiritual,
buscará una dirección por sí misma e intentará imponértela, ya
que no pareces tener ninguna. Si siente que estás completamen-
te absorbido por tu trabajo, por ejemplo, y cuando no estás ob-
sesionado por tu profesión estás absorbido por la televisión, se
T38 EL CAMINO DEL HOMBRS SUPERIOR

preguntará: «¿Es esto todo? ¿En esto se queda nuestra relación 7


¿Es ésta la visión más alta que mi hombre divisa?» Si ella siente
que no tienes claridad en el ámbito económico o en el espiri-
tual, no podrá relajarse en tu compañía. Automáticamente em-
pezará a dirigir su propia vida, y probablemente también la tuya.
Desarrollará su propia dirección masculina, ya que a ti te falta.
Y, al hacerlo, su irradiación disminuirá.
Cuanto más ambiguo parezcas, tanto en el campo económi-
co como en el espiritual, más energía y atención tendrá que ver-
ter en su propia dirección y objetivos. Para algunas mu leres esto
es genial: necesitan desarrollar su propia energía masculina.
Pero otras mujeres ya han desarrollado su energía masculina.
Les gus- taría tener la oportunidad de relajar su masculinidad y
recibir la
tuya como un regalo. ¿Cómo puedes saber si seguir su propia di-
rección es saludable para ella? Si se siente cada vez más plena y
feliz, entonces es positivo. Si se siente cada vez más estresada,
tensa y emocionalmente rígida, entonces está activando dema-
siada dirección masculina. Se está esforzando de un modo que
podría indicar una falta de responsabilidad por tu parte.
¿Cómo puedes ser más responsable? No necesariamente
trabajando más. Te haces más responsable conociendo tu pro-
pósito profundo, y después ordenando tu economía y tu vida
espiritual desde ese conocimiento. Para que tu mujer se relaje
en su irradiación y en su felicidad femeninas, necesita sentir que
se puede montar en tu tren y que éste se dirige exactamente
donde ella quiere ir. No importa que tu mujer gane más o me-
nos dinero que tú, ni siquiera que gane todos los ingresos de am-
bos. Lo importante es que pueda sentir tu claridad amorosa, tu
sabiduría y la certeza de tu dirección. Mientras sienta que tie-
nes en cuenta las finanzas y que ordenáis vuestra vida juntos del
modo que permite manifestar el amor más profundo y los do-
nes más plenos, ella podrá confiar en tu dirección masculina y
relajarse en su radiante corazón femenino.
Qf-/IVTż\ PARTE:
35
Siempre estás buscando

El éxtasis masculino esencial es el momento de Itbe-


rarse de lo que lo constriñe. £sto podría ocurrir en el mo-
mento de afrontar la muerte y pasar a través de ella, te-
niendo éxtto en (y por tanto siendo fifierndo de) tu
propósito, y al participar en una competición (que
representa la amenaza ritual de la muerte). Lo
masculino siempre está buscando escaparse de la jaula y
alcanzar la libenad.. Lo femenino muchas veces no
comprende estos caminos y ne- cesidades masculinos.

Tu motivación básica es sentirte liberado de las limitaciones


y experimentar la libertad que hay al otro lado. ¿Cuáles son las
formas más comunes de éxtasis masculino? Una de ellas es el
or- gasmo. El típico orgasmo masculino, como probablemente
sa- bes, implica una acumulación de tensión, o constreñimiento,
has- ta que finalmente la pared del pantano se rompe, liberando
la tensión y la energía. El estado postorgásmico es una
experiencia de paz «parecida a la muerte», un vacío similar a un
olvido di- choso. Lo masculino siempre está buscando esta
liberación de un modo u otro.
La mayoría de los deportes ofrece esta emoción liberado-
ra del constreñimiento que permite alcanzar la libertad. En el
142 EL CAMINO DEL HOMBRE SUPERIOR

fútbol americano, por ejemplo, el equipo que tiene la pelota es


presionado por el otro equipo que está alineado ante él y dis-
puesto a bloquearlo. El reto consiste en atravesar la línea y lle-
var la pelota hacia la libertad. Las personas con esencias sexua-
les masculinas se emocionan con este ritual. Si su equipo
alcanza la libertad, los hombres gritarán y animarán como si se
hubiera cumplido el deseo más profundo de su corazón, y de
hecho así es. Este acceso a la libertad, como quiera que ocurra,
es la prin- cipal motivación de lo masculino. Todos los
objeÑvos masculi- nos —en el trabajo, sobre el cojín de
meditación o en el campo de fútbol están dirigidos hacia más
libertad.
El Úpico deseo masculino de libertad incluye, de un
modo u otro, el sentimiento de muene, que es el miedo último
y la li- bertad úlÑma para lo masculino. En francés, al
orgasmo se le lla- ma petit mort o «pequeña muerte». Dices
que Ñenes la esperan- za de que tu equipo de fütbol favorito
«acabe con el otro».
Probablemente también estás familiarizado con los aspec-
tos más oscuros del deseo masculino de libertad. La guerra, que
está motivada por el deseo de libertad, es una ocupación quin-
taesencialmente masculina. La mayoría de los deportes son gue-
rras ritualizadas, pero la propia guerra en sí misma resuena con
la esencia de la mayoría de los hombres. Las películas de guerra
hombres que están al límite, dando todo lo que tienen, en-
frentándose con la muerte misma y motivados por una causa su-
perior suelen evocar emoción en los hombres. La
capacidad de afrontar la muene en nombre de la libertad,
bien sea real- mente en una guerra o ritualmente en un campo
de fütbol o so- bre un tablero de ajedrez, es el acto último de
lo masculino, el
que evoca las emociones más profundas.
Esta misma capacidad de afrontar la muerte es necesaria para
lograr la libenad espiritual. Para vivir libre en el espíritu, debes
estar dispuesto a ahontar tus miedos y a dejar atrás cualquier cosa
que limite tu amor. El apego a la comodidad y a la seguridad es
lo que limita a la mayoría de los hombres en su capacidad de
TU LADO OSCURO 143

anotarse un tanto espiritual. El otro equipo es tu propia necesi-


dad de seguridad. Estás librando una guerra con tu sentido de
identidad. Ser libre es dar muerte a tu necesidad de ser un yo
separado. Entonces, ¿qué podría constreñirte? La muerte del
ego, la rendición absoluta a la unidad, es la libertad última.
Pocos hombres se liberan tanto que son capaces de relajarse en
esta li- bertad profunda porque no tienen miedo de ninguna
tensión en absoluto. No temer ninguna tensiõn significa que no
hay pensa- mientos, que no tiene sentido proteger la propia
identidad, que no hay misión que realizar. Es el fin del juego
masculino.
Sin embargo, es este fin del juego, desprotegido y libre de
tensión, lo que siempre has estado buscando a través del orgas-
mo, de las operaciones económicas o ganando la guerra. Estás
dispuesto a experimentar formas menores de la «muerte» y del
éxtasis masculinos, pero no estás dispuesto a afrontar la muerte
de tu identidad y poseer finalmente la libertad que sólo te has
permitido saborear por breves momentos.
Los hombres siempre disfrutarán afrontando formas de
«muerte» y saboreando la libertad que está a1 otro lado, bien
sea en forma de combates de boxeo, de películas de policías, de
ar- tes marciales, de orgasmos, de filosofía (el «ah» que se
pronun- cia al tener una comprensión libera de la tensión), o de
la muer- te del ego. Debes adueñarte de la primacía de tu
deseo de ser libre. Entonces podrás disfrutar de las formas
menores del éxta- sis masculino pero dedicarle a su forma más
alta: la trascenden- cia del miedo a la muerte afrontando las
tensiones que limitan tu sentido de identidad y relajándote en
medio de la libertad ab- soluta que siempre has intuido en tu
esencia, pero que sólo has buscado por medios temporales.
Lo femenino, por otra parte, no busca la libertad, sino el
amor. La mujer no encuentra su dicha en el vacío, sino en la
ple- nitud. Su medio no es la liberación, sino la rendición. Por
eso a la mujer le molesta que el hombre empiece a roncar
después del orgasmo. É1 ha alcanzado finalmente, en el vacío
posteyaculato-
t 44 EL CAMINO DEL HOMBRE SUPERIOR

rio, la dichosa liberación de la tensión que había estado


buscan- do de un modo u otro durante todo el día. Sin
embargo, ella tie- ne la esperanza de experimentar el amor y
la plenitud a través del sexo, y un hombre roncando no se
los da.
Lo femenino busca la plenitud y aborrece el vacío. Ella lle-
na sus estantes vacíos de baratijas, de conchas marinas y de can-
tos rodados recogidos en lugares especiales. Cuando no se sien-
te llena de amor, trata de llenarse de helados, de chocolate o
de conversación, en lugar de vaciar su tensión a través de la
televi- sión o de la eyaculación, como suelen hacer los hombres.
Su lado oscuro disfruta de la agresión emocional en las series
televisivas y en las novelas románticas, en lugar de la agresión
física de los combates de boxeo y de las películas porno. Ella
anhela llenar su sensación de vacío espiritual rindiendo su
corazón y sintién- dose llena de amor. El medio esencial que
la lleva a la unidad es- piritual es la rendición a la plenitud
devocional del amor ilimi- tado, en lugar de atravesar el miedo a
la muerte del ego para entrar en la infinitud ilimitada de la
libertad absoluta.
Al final, la búsqueda femenina de amor y la búsqueda
mas- culina de libertad llegan al mismo destino: el fundamento
ilimi- tado e infinito del ser que tú eres, que es al mismo tiempo
amor y libertad absolutos.
Pero hasta que llegues a relajarte en ese lugar que siempre
eres, tu mujer seguirá rindiéndose —a ti, al chocolote, a las
com- pras— con la esperanza de ser llenada por el amor, y tú
conti- nuarás liberándote —a través de la televisión, del
orgasmo, del éxito económico— con la esperanza de sentirte
vacío de tensión y de disfrutar de una libertad ilimitada.
36
Tus propios
deseos
oscuros

Si un hombre no se adueña de su oscuro deseo


mascu- ftno de libertad, entonces retuerce la manguera
de su fuer- za masculina. Su energia no /Biró libremente,
y su aten- ción se quedará fijada en anhelos
insatisfechos. Y lo que es má s importante, si su
manguera está retorcida, él debilita su capmidad
masculina de alzarse intrépido en medio de la muerte
que es la la consciente. No será capaz de afron- tar lo
desconocido, el fundamento sin fundamento del ser, y de
seguir funcionando amorosamente desde su corazón.

¿Cuándo fue la última vez que realmente cautivaste y arre-


bajaste a tu mujer? Es decir, ¿cuándo fue la última vez que la
«tomaste» salvajemente, amorosamente, sin ninguna inhibición?
¿O hace ya mucho tiempo que te fascinan, e incluso te exci-
tan, las escenas de violaciones que ves por televisión o en las
películas?
Cuando no eres capaz de expresar tus pasiones oscuras con
amor, tu psiquismo empieza a quedar enterrado. Tus deseos os-
curos se desconectan de tu corazón. En lugar de sentirte movi-
do a abrazar a tu mujer con fuerza masculina y pasión agresiva
—lanzándola sobre la cama, arrancándole la ropa y sujetándo-
la debajo de tu cuerpo mientras ambos cedéis al amor extáti-
T46 EL CAMINO DEL HOMBRE SUPERIOR

co—, empiezas a fantasear con controlar y dominar a mujeres


de maneras no amorosas.
El deseo de arrebatar es la faceta sexual del mismo deseo
masculino que quiere abrirse paso en medio de los oponentes
en una cancha de baloncesto, romper las barreras filosóficas
en una comprensión intelectual o vencer el miedo a la muerte
para lograr la libertad espiritual. El deseo de arrebatar es el
deseo de deshacerse de las resistencias de la mujer para abrir
su corazón y su cuerpo al amor extático. El placer reside en
liberarla de to- das las restricciones convencionales de su
psique, de modo que no tenga otra opción que rendirse al amor.
Cuando este deseo masculino de cautivar se disocia de tu
corazón, te conformas con traspasar la resistencia de una mujer
sin amor, mediante la violencia y la coerción. Aunque pocos
hom- bres lo admiten abiertamente, la mayoría ha tenido
fantasías en las que fuerza a una mujer a hacer el acto sexual en
contra de su voluntad. De hecho, la mayoría de las mujeres
también ha te- nido fantasías en las que se ven forzadas a
realizar el acto sexual en contra de su voluntad. El deseo oscuro
de lo femenino —ver- se forzada a rendirse— es tan fuerte como
el deseo oscuro de lo masculino de atravesar la resistencia de la
mujer. La diferencia entre la violación y el arrebato es el amor.
La base del arrebato es la rendición de tu mujer a recibir tu
amor más intenso, o que tú «fuerces» amorosamente a tu mujer
a rendirse a un éxtasis mayor. Si no estás dispuesto a vivir estos
polos oscuros de lo masculino y de lo femenino con amor y con
humor, reaparecerán de maneras nada amorosas, como fantasí-
as de violación, obsesiones con las series de televisión, historias
trágicas de pérdidas, brutalidad y pornografía violenta.
La energía sexual es la raíz de tu fuerza de vida corporal,
y tu relación con el arrebato revela tu relación con la vida en
su conjunto. Esto también es cierto para la mujer. Si tu mujer
tie- ne miedo de rendirse completamente y de recibir tu amor
en to- das sus partes, también tendrá miedo de rendirse y de
sentirse
TULADOOSCURO 147

atravesada por el amor divino. Estará esencialmente vacía, y por


eso buscará llenarse mediante el «amor» a la comida, a las com-
pras, a los eventos sociales y a la conversación.
Si tienes miedo de rendirte completamente en el éxtasis del
amor físico con tu mujer —yendo más allá de toda sensación de
control y del yo separado, de modo que tu corazón y el suyo
sean uno en medio de una pasión absolutamente descontrolada
—, también tendrás miedo de rendirte completamente a la
libertad divina. Te aferrarás a tu sentido de identidad y al
control, en lu- gar de soltar tus miedos para entrar en la
ilimitada e incognos- cible infinitud de la existencia. Te sentirás
lleno de tu propia ten- sión, y así tratarás de vaciarte mediante
los hábitos masculinos convencionales de ver la televisión,
eyacular y trabajar.
Debes aprender a abandonarte, absolutamente, en el en-
cuentro amoroso con tu mujer. A menos que elijas vivir una
vida célibe, no hay otro modo de hacerlo. Debes ser tan intré-
pido con tu deseo sexual como lo eres con tu deseo espiritual.
El miedo esencial de lo masculino es el miedo a la pérdida
del yo, que al mismo tiempo es el deseo masculino esencial.
Así, si eres como la mayoría de los hombres, estás dispuesto a
per- der tu «yo» de maneras controlables, como en los deportes,
en el periódico y en el orgasmo, pero tienes miedo de perder
tu yo completamente, definitivamente, en el amor extático
con tu mujer, rendido a la infinitud incognoscible que está más
allá de la mente.
Como experimento, la próxima vez que hagas el amor con
tu mujer, siente más allá de las fronteras físicas y emocionales
que mantienes con ella. Siéntela tan profundamente que te
vuelvas inconsciente de ti mismo y completamente consciente
de ella. Siente cómo entras en ella, cómo se disuelven tus
límites hasta convertirte en ella, completamente consciente de
su respiración, de sus movimientos, de sus emociones. Ámala
con más soltura de la que nunca antes te hayas permitido. Siente
no solamente tus límites, sino también los suyos, para que
ambos os disolváis
148 EL CAMINO DEL HOMBRE SUPERIOR

en la inmensa fuerza de vuestro amor. Relájate tan completa-


mente en esta fuerza que sólo el amor permanezca.
Permite que este amor arrebate a tu mujer hasta hacerla
es- tallar, llenando su corazón y su cuerpo más allá de su
capacidad, de modo que no tenga otra opción que rendirse a la
profundi- dad y fuerza de tu amor. Con un cuerpo espontáneo
y relajado, permite que tu amor la penetre tan profundamente
que ella se sienta abrumada hasta el punto de llorar, mientras
tú te entre- gas abandonando todo temor y dando únicamente
amor.
En medio de esta autoentrega y de este ofrecimiento de
amor, permite que todo tu deseo masculino, luminoso y
oscuro se manifieste. Hazle y sé todas las cosas que has
deseado hacer- le y ser con ella, con amor, espontáneamente,
y con un profun- do sentimiento. De vez en cuando, pon
especial cuidado en dar- le espacio para que sus energías y
deseos te lleven a lugares a los que nunca habrías ido por ti
mismo.
Reclamando toda la fuerza de la parte oscura de tu amor
masculino no sólo volverás a adueñarte de tu capacidad de
cau- tivar a tu mujer en un éxtasis generoso, sino que también
recu- perarás tus agallas espirituales. Desarrollarás el coraje de
soltar tu identidad, de permitir la muerte del ego.
Desenrollarás la man- guera de tu fuerza espiritual masculina
abriendo el lado oscuro de tu deseo sexual, permitiendo que la
fuerza del amor mismo te lleve más allá de la necesidad de
controlar y de aferrarte te- merosamente. Cultivarás tu
capacidad de «morir» en el amor sin necesidad de aferrarte al
«yo».
Con el tiempo, a medida que esta fuerza se mueva
libremen- te por ti, descubrirás tu capacidad natural de rendirte a
la «muer- te» espiritual, o la disolución del sentido de «yo»
separado en la libertad de lo ilimitado. En lugar de aferrarte a
ti mismo, serás capaz de relajarte más plenamente en la
conciencia de tu ver- dadero ser, y al hacerlo reconocerás al
Gran Uno sin fronteras que te está viviendo ahora, y que no es
otro que tú mismo. Pero abandonar tu sentido de ser un
individuo separado requiere aga-
TU LADO OSCURO 149

llas. Y no las tendrás si ni siquiera tienes el valor de disolver la


separación entre tu mujer y tú cuando hacéis el amor.
Para arrebatar verdaderamente a tu mujer con tu amor,
de- bes entregarte en la adoración confiada de su corazón,
que en realidad es el tuyo propio. Tal valentía te preparará
para, y tal vez incluso te iniciará a, la adoración confiada de
la conciencia misma, otorgándote una capacidad cada vez
mayor de entregar- te a y como el Uno ilimitado que
realmente eres.
37
Ella quiere

£ntre muchas otras cualidades, una mujer quiere


al
«matador» en su hombre. Se siente decepcionada st eÍ
hom- bre tiene miedo y quiere que sea ella misma
quien mate una cucaracha o un ratón mientras él
mira desde la silla. Siente rechazo si el hombre le pide
que se levante de la cama para comprobar unos
extraídos ruidos que ha oído y asegurarse de que no ha
entrado itiagtin ladrón en casa. Lo im:répido, o la
capaci’dad de trascender el miedo a la muerte en
nombre del amor, es ura /orirta quintaesencial del don
masmltito.

Aunque tu mujer no quiere que seas un asesino, le excita


y le agrada tu capacidad de matar. Y la falta de esta
capacidad la decepciona. Por ejemplo, imagina que una gran
cucaracha se arrastra por el salón de tu casa. Das un salto al
verla y le dices a tu mujer: «¡Mátala, mátala, mátala!» A ella
probablemente no le gustará.
O imagina que estás en la cama con tu mujer por la noche.
Oyes unos ruidos extraños en el piso de abajo, en la cocina. Tie-
nes miedo. De modo que pides a tu mujer que baje y comprue-
be qué está pasando. Esa demostración de valentía masculina no
la va a emocionar.
LADO OSCURO 151

En ambos casos, tu mujer sentirá tu miedo. Ella no quiere


que seas un asesino, pero quiere sentir que serías capaz de
afron- tar la muerte si hiciera falta. De hecho, quiere sentir que
eres capaz de matar si es necesario. Si un maníaco demente
entrara por la fuerza en tu casa y estuviera a punto de matar a
tus hijos, tu mujer no se sentirá especialmente bien si teniendo
la opor- tunidad de hacer algo al respecto te limitas a decir: «De
acuer- do señor maníaco, por mí puede usted hacer lo que
quiera».
La oscura energía masculina del guerrero, del que puede
afrontar la muerte y matar si es necesario, es parte esencial de
ti. Las modas de nuestros días son reprimir el lado oscuro de lo
masculino y de lo femenino, de modo que tenemos una gran po-
blación de hombres «flojos» y mujeres «educadas». Pero debajo
del hermoso barniz de la mayoría de las mujeres reside una dio-
sa «iracunda» que podría cortar la cabeza de un golpe al hom-
bre mediocre «de la nueva era». Y debajo de la sonrisa paciente
de la mayoría de los hombres reside un guerrero del amor que
prefería arrebatar a su mujer y llevarla a la dicha en lugar de es-
cuchar su constante cháchara emocional dando vueltas en un
círculo sin sentido.
Pero actualmente la energía oscura de lo masculino está tan
reprimida que el hombre común prefiere pegar una sonrisa so-
bre su cara aburrida que penetrar la tensión de su mujer con un
amor desinhibido. Y tiene el mismo cuidado de no alterar su
pro- pia vida cómoda, segura y cuidadosamente planeada para
no te- ner que abordar su propio miedo a la muerte.
Aunque tal vez se resista al principio, tu mujer, si tiene una
esencia sexual femenina, quiere sentir tu valentía. Ella quiere
percibir tu capacidad de afrontar su cerrazón, su ira y su tensión
sin intentar minimizar su fuerza femenina. Ella quiere sentir tu
persistencia en el amor para que su furia no pueda alejarte. Ella
quiere sentir tu capacidad de permanecer fuerte en tu propio
deseo y de arrebatarla porque la amas, sin miedo de su energía
oscura.
152 EL CAMINO DEL HOMBRE SUPERIOR

Ella necesita sentir esta oscura capacidad masculina no sólo


porque quiere ser cautivada, sino porque es una señal de tu ca-
pacidad de afrontar y conocer la muerte, la tuya propia y la de
los demás. Y es esta capacidad la que hace de ti un hombre dig-
no de confianza, como guerrero humano y también como gue-
rrero espiritual. El conocimiento de la muerte te hace humilde
y valiente. El conocimiento de la muerte retira la coraza de tu
corazón y te permite conocer el amor. Este conocimiento de la
muerte y del amor es el pasadizo que te permite atravesar tus
propios miedos, tu propio apego a la seguridad, y entrar en el
misterio incognoscible que está más allá de tu pequeña celda
de importancia autoprotegida.
El deseo amoroso de tu mujer por tu «lado oscuro» es un re-
galo para ti. Honrando su deseo mediante el cultivo de tu
amor oscuro e intrépido, tu necesidad de autoprotegerte
también se reducirá, y cada momento surgirá más desnudo,
vulnerable y cierto, liberándote de tu necesidad de solidez y de
tu falta de se- guridad en ti mismo. En lugar de sonreír a tu
experiencia actual desde una cortina de seguridad,
minimizando tu participación en el momento que siempre es
potencialmente amenazante, ren- dirás amorosamente tu
posición y vivirás el momento penetran- do hasta su esencia y
descubrirás que eres idéntico a él. Sentir- lo completamente es
tu única libertad.
El «matador» que tu mujer quiere es el que sabe que la vida
es un proceso de muerte para acceder a eso que no puede per-
derse. Tu corazón sólo puede permanecer desprotegido en este
sacrificio del miedo. Hacer frente al posible ladrón nocturno
sólo es un signo que indica a tu mujer que estás dispuesto a
perder- lo todo por amor.
Ella necesita
tu conciencia para
equipararla con su
energia

Un hombre debe ser capaz de ir al encuentro de su


mujer con una conciencia equiparable a la energia de
ella. La destructora femenina debe encontrarse con el
destruc- tor masculino. La diosa de la devoción debe
encontrarse con el dios del amor omnipenetrante.
Luminoso u oscuro, el hombre no puede quedarse
atascado en, ni euitar, cual- quier área de su capacidad
masculina, porque de otro modo su mujer lo pondrá a
prueba allí. Inicialmente estas áreas de pnieba suelen
estar en el lado oscuro. Sólo una vez que se ha
establecido la confianza en ella, es cuando la oscura
amante /emetiina sabe que se encontrará con el oscuro
amante masculino y continuarán las pruebas hacia la
luz.

Como probablemente sabes, tu mujer es capaz de ser una


bruja, una esclava sexual, una amazona, una diosa de la luz, una
madre nutricia, un demonio, una amante lasciva, una profesora
sabia, un animal salvaje y todo lo que queda entre medias.
Como regla general, ella seguirá volviendo a aquellas energías
en las que no está s a la altura.
Por ejemplo, si su ira te desagrada especialmente, ella pare-
cerá volver una y otra vez a la energía iracunda. Si no eres
capaz de abrazar su ira con la fiereza de tu amor,
transformá ndola en
154 EL CAMINO DEL HOMBRE SUPERIOR

pasión, ella continuará poniendo a prueba tu capacidad. Aque-


llas de sus energías que seas incapaz de transformar en amor
me- diante la fuerza, la claridad y el humor de tu conciencia
volve- rán para que las afrontes una y otra vez.
Tal vez se sienta tensa y agitada frecuentemente. Has
trata- do de hablar con ella de este tema cientos de veces.
Parece que cualquier cosa que intentas es inútil. De modo que
dejas de es- forzarte y aprendes a tolerar su tensión.
Ella continuará poniéndote a prueba sin elegir tensarse
cons- cientemente. Lo hará hasta que tu conciencia sea capaz de
ha- cerla florecer más allá de su tensión. Un hombre inferior
podría decidir: «Bueno, va a tener que resolverlo por sí misma».
Pero si quisiera resolverlo por sí misma, no tendría una relación
conti- go. Ella quiere tu conciencia —clara, fuerte y libre—
tanto como tú quieres su irradiación. Si no penetras en sus
estados de áni- mo, ella no puede sentir tu conciencia libre. Más
bien siente que te llevas las manos a la cabeza y te sientes
impotente frente a su energía.
El secreto es afrontar su energía demostrando tu
conciencia físicamente. Si ella se pone a gritar y a romper
platos, tu cuerpo debe afrontar su energía. Tu valentía y la
fuerza de tu amor de- ben manifestarse a través de tu cuerpo. Si
te contraes, si tu voz está contenida cuando le dices que la
quieres, ella no te creerá. Si caminas hasta ella, la coges en tus
brazos y te pones a reír afec- tuosamente tomándotelo con
sentido del humor, ella sentirá tu libertad, siempre que sea
real. La sentirá porque se la estás co- municando con tu
cuerpo.
Tu cuerpo, tu tono de voz y la mirada de tus ojos
significan mucho más para ella que cualquier cosa que le
puedas decir. No le digas qué hacer; más bien, hazlo con ella,
con tu cuerpo. Si ella está tensa y cerrada, levántale las manos
por encima de la cabeza y bésale el corazón. No te limites a
decirle que lo abra. Ábrela realmente, físicamente, con la
apertura de tu cuerpo,
Lo mismo es válido para la dicha; debes afrontarla corporal-
TU LADO OSCURO 155

mente. Si ella está entregada en la extática rendición devocional


al amor divino, tu conciencia debe tener ese mismo grado de li-
bertad. Tu cuerpo debe encontrarse con el suyo lleno de relaja-
ción, confianza y poder. Tu capacidad de rendirte en medio de
tus miedos y de abandonar tu identidad separada en la comu-
nión divina debe ser tan fuerte como su rendición al amor. Y de-
bes mostrarlo con tu cuerpo, no sólo con tus palabras.
Si tu rendición a la comunión no es tan intensa como la
suya, ella volverá al límite de tu miedo, de tu eslabón débil,
para ponerte a prueba allí. Si colapsas o reaccionas con falta de
amor cuando ella cuestione tu habilidad financiera, entonces
seguirá haciéndolo. Si te sientes debilitado cuando cuestione tu
capa- cidad sexual, ella continuará haciéndolo, implícita o
explícita- mente.
Ella nunca confiará en tus capacidades masculinas «más lu-
minosas» hasta que hayas demostrado tus capacidades masculi-
nas más «oscuras». Tu mujer tiene cierto conocimiento intuitivo
de cómo funciona tu conciencia. Ella sabe que si no eres libre de
afrontar su oscura energía destructora y arrebatarla con tu amor,
no podrás afrontar con fuerza y con amor la oscura capacidad
destructora del mundo, que cuestionará tu libertad espiritual.
No tienes que preocuparte de agradarla. Ésa no es la cues- tión.
Ella te está ofreciendo un regalo. Bajo la forma de su esta- do de
ánimo y emoción, está manifestando una energía y te está
ofreciendo la oportunidad de aprender a «dominar la» con tu
amor intrépido. Sea cual sea la energía que ella te ofrezca, pue-
des estar seguro de que el mundo también te la ofrecerá. Si al-
guna vez has intentado aumentar tus ingresos o incrementar tu
claridad espiritual, sabes que el mundo te pone a prueba. El
mun- do sólo se abre a tus esfuerzos cuando demuestras
persistencia,
valentía y amor.
Y lo mismo es válido para tu mujer. No estás tratando de
agradarla. Estás aprendiendo a llenar el mundo, incluida ella, de
conciencia y amor. Esto es lo que has venido a hacer aquí.
56 EL CAMINO DEL HOMBRE SUPERIOR

El mundo te pondrá a prueba en el ámbito económico y es-


piritual obligándote a afrontar energías resistentes, oscuras y sal-
vajes, del mismo modo que tu mujer te pone a prueba emocio-
nalmente. Si le ocultas tus mayores dones por miedo, lo mismo
harás ante el mundo. Si en un momento dado te rindes ante ella,
sólo llegarás hasta cierto punto en la entrega de tu don al mundo.
Tu mujer conoce tus puntos débiles mejor que nadie. Sabe dónde
titubeas y renuncias. Conoce el nivel de mediocridad con el que
te conformas. Y también conoce tu verdadera capacidad como
hombre entero, un hombre libre en su conciencia y amor. Si ella
es una buena mujer, su regalo es ponerte a prueba con sus estados
de ánimo más oscuros, una, y otra, y otra vez más, has- ta que tu
conciencia permanezca inalterada por el reto femeni- no y seas
capaz de llenarla con tu amor, puesto que estás aquí para llenar
de amor el mundo. En respuesta a tu conciencia in-
trépida, ella llenará el tuyo de luz y de amor.
ŻEXTA PARTE:

L
39
Lo femenino
es abundante

Nunca hay escasez de mujeres o de energía


femenina. Si un hombre siente que no hay mujeres
suficientes, o que la vida no le está dando lo que desea,
simplemente está ne- gando su relación con lo
Jemeittito. Esta sensación de mo- rirse de hambre «la
vida no me está sustentando» o «no hay buenas
mujeres»— suele tener su origen en las rela- ciones
infantiles con la madre. La vida misma es lo feme- tttno.
Nunca hay escasez de energia/ementitn, sólo una re-
sisterici’a a recibirla, a confiar en ella y a abrazarla.

En realidad, para sentirte cansado y hambriento de una mu-


jer debes rechazar la energía femenina. Ahora mismo estás vi-
viendo en un océano de energía femenina. La energía femenina
llena tu cuerpo de vida, late en tu corazón y respira en tu alien-
to. Hay mujeres a tu alrededor que, con la iniciación adecuada
a un amor mutuamente entregado, alimentarían cada célula de
tu cuerpo de jugosa energía femenina, vivificante y rejuvenece-
dora. Si te sientes atascado en tu hambre y cansancio masculi-
nos, se debe a que te estás negando a abrazar la energía y a las
mujeres que te rodean.
Cuando te sientas aislado y cansado, siente el momento
pre- sente como si fuera una mujer. Siente como si estuvieras
abra-
t 60 EL CAMINO DEL HOMBRE SUPERIOR

zando a una mujer físicamente. Siente la parte frontal de tu


cuer- po como si estuvieras presionándola contra la parte
anterior del cuerpo desnudo de una mujer, deleitándote en su
suavidad y vi- vacidad femeninas. Siente sus pechos y vientre
contra los tuyos. Respira profundamente, como si estuvieras
inspirando su fragan- cia penetrante. Y, mientras inspiras,
recibe profundamente en tu cuerpo no sólo su aroma, sino la
esencia misma del deleite fe- menino, como si estuvieran
alimentando tu alma masculina.
Relaja tu cuerpo y siente el océano de energía femenina que
te rodea. Siente que tu entorno es su forma, los sonidos que
oyes son sus gemidos y risas, y percibe la luz que te rodea como
su sonrisa. Relájate en el momento como te relajarías con tu
aman- te, no metafórica sino literalmente, corporalmente, con
plena in- tención y presencia.
Haz lo mismo en compañía de mujeres reales. Siéntelas
no sólo como amigas, compañeras de trabajo o hermanas, sino
como bendiciones energéticas andantes. Recibe su ira como
un rayo de energía que te despierta. Recibe la atracción sexual
que pro- ducen en ti como una bendición que te vivifica. Recibe
su feli- cidad, aunque estés deprimido, como una suave ducha
refres- cante. Abre tu aliento y tu cuerpo a recibir plenamente el
sabor único de la energía femenina de cada mujer, de modo
que tu día se convierta en una fiesta de abundancia.
No tienes que demostrar a las mujeres con las que te en-
cuentras que estás haciendo nada especial. Sigue tratándolas del
modo que sea más adecuado en cada situación. Pero, en medio
de todo, relájate y disfruta de la abundancia de energía femeni-
na que te rodea, tanto en forma de mujeres como en forma de
los momentos que pasáis juntos.
40
Permite que
IOS tTlG]eYRS WID£ÍGYOS
manifiesten su magia

Los hombres deben apoyar la sabiduría, el poder y


las dotes iiitu(titus y curativas de las mujeres maduras.
Los hombres no deberían degradarlas demandando o
desean- do que fueran como las mujeres jóvenes. Tal
comparaci‘ón no deberia existir. Cada edad de la mujer
tiene su propio valor, y la transición del brillo superficial
a la irradiación profunda es inevitable.

Por muchas razones, desde biológicas a yóguicas, probable-


mente te sientes más atraído por las mujeres jóvenes que por las
mujeres maduras. Al caminar por la playa o por la calle, es más
probable que gires la cabeza cuando pasa una mujer de veinte
años que cuando pasa una de sesenta. Esto es muy natural.
Pero la energía femenina es algo más que esto. La atracción
sexual de la juventud es un aspecto temporal de una cualidad
mucho más profunda y fundamental de la energía femenina: la
irradiación. La irradiación femenina no es sólo el rubor en las
mejillas de una mujer joven o el brillo de su piel, sino el res-
plandor de la fuerza vital. La verdadera irradiación de una mu-
jer revela la medida de su apertura, confianza, conexión y amor.
Su capacidad de amar, además, permite que su cuerpo sea mo-
vido por el poder de la fuerza vital. Ahí reside la verdadera na-
162 EL CAMINO DEL HOMBRE SUPERIOR

turaleza de la irradiació n y del poder femeninos, mucho má s


allá de la atracció n sexual producida por la inocencia de la ju-
ventud.
Cuando una mujer es joven, su cuerpo conduce la fuerza vi-
tal má s fácilmente, y por eso parece má s irradiante, en general,
que las mujeres maduras. Pero incluso entre las mujeres jó venes,
unas son muy superficiales, mientras que la belleza de otras sur-
ge de sus profundidades. A medida que la mujer envejece, su piel
empieza a perder la capacidad de dejar circular la fuerza vital
que tenía en su juventud. Lo que sigue siendo evidente en su
irradiació n femenina es sobre todo la belleza interior.
De hecho, es esta belleza profunda to que te resulta má s
atrayente incluso en las mujeres jó venes. Hay una diferencia en-
tre la respuesta refleja a una mujer guapa y la sincera admira-
ció n y el desfallecimiento inconsciente que sientes en compañ ía
de una mujer que se mueve, respira, sonríe e irradia energía fe-
menina como una diosa. Cuando miras a los ojos de una mujer
así, sientes una profundidad de compasió n, amor y misterio que
te dejan sin respiració n. Esta profunda belleza o irradiació n fe-
menina no tiene por qué disminuir con la edad. En realidad pue-
de aumentar, profundizarse y glorificarse.
Si estã s desconectado de tu propó sito y conciencia mascu-
linos esenciales, también estará s desconectado de la profundi-
dad de una mujer. Sõ lo verá s el nivel de la piel, y só lo te sen-
tirá s atraído por el despliegue superficial de la irradiaciõ n
femenina que, a menudo, desaparece con la edad. Sin darte cuen-
ta deshonrará s las formas profundas y verdaderas de la irradia-
ció n femenina, contribuyendo así a1 culto social a la juventud,
que hace que muchas mujeres intenten tener un aspecto y una
conducta propios de mujeres má s jó venes, negando el poder y
la irradiació n que surgen de sus profundidades.
El atractivo sexual natural de las mujeres jó venes siempre
te dará energía. No tienes que negarlo. Pero la impresionante be-
lleza y la radiante facilidad de una mujer profunda pueden de-
ATRACCION FEMENINA 163

tener tu mente, ampliar tu corazón y suspender tu cuerpo en el


misterio de la gracia femenina, todo en un instante, con una sola
mirada o toque, independientemente de la edad de su cuerpo. Y
con una mujer así, el éxtasis de vuestra unión puede ser ilimita-
do. Tanto el amor-irradiación ilimitado de lo femenino como la
atracción sexual temporal son bendiciones; debes decidir, mo-
mento a momento y año a año, qué cualidades invocarás y ve-
nerarás con tu atención, alabanza y unión.
A medida que la mujer envejece con sabiduría, su «peso
psí- quico» aumenta. Se convierte en una mujer «más grande»,
capaz de influir en su entorno con una magia más poderosa que
otras mujeres menos desarrolladas. Es capaz de leer los signos
de la naturaleza con gran precisión y de reconducir los eventos
to- mando las riendas de manera sorprendente. Un hombre supe-
rior honra y aprecia este tipo de magia, y sabe que complemen-
ta sus logros masculinos.
Por otra parte, una mujer madura tolerará menos tonterías
y superficialidades que una mujer más joven. Aunque ésta po-
dría ser una de las razones por las que preferirías mujeres más
jóvenes, debes elegir tu prioridad. Si te sientes atraído por mu-
jeres de menos edad, ten cuidado de no buscar una relación fá-
cil con una mujer que te deje deslizarte. Si tu propósito es libe-
rarte de cargas y dar tu verdadero don al mundo, entonces una
mujer espiritualmente madura —que no te deje recrearte en tus
hábitos cómodos, seguros y distraídos— puede ser una excelen-
te aliada.
41
Convierte tu deseo
en un regalo

Cuando un hombre ve a una mujer hermosa, es na-


tural que sienta energia en su cuerpo, que generalmente
interpretara como deseo sexual. En lugar de dispersar
esta energia en fantasias mentales, el hombre tendria que
aprender a hacerla circular por su cuerpo. Deberia res-
pirar plenamente y hacer que la energia se moviese por
su cuerpo. Habria de tratar este incremento de energia
como un regalo que puede sanar y rejuvenecer su cuer-
po y, a traves de su servicio, sanar el mundo. De este
modo, su deseo se convierte en plenitud del corazon, su
lujuria, en servicio. No convertini su deseo negando la
atraccion sexual, sino disfrutandola plenamente, hacien-
dala circular por su cuerpo (sin dejar que se estanque
como fantasia mental) y devolviendola al mundo desde
su corazon.

Si eres como la mayoria de los hombres, tu energia sexual


tiende a ir a uno de dos lugares. 0 bien estimula tu cabeza y fan-
taseas con estar con una mujer que te excite, 0 bien estimula tus
genitales. En cualquier caso, tu cabeza y tus genitales son los po-
los norte y sur de la totalidad de tu cuerpo. Un hombre superior
hace circular la energia de la excitaci6n por su cuerpo, ponien-
ATRACCIÓ N FEMENINA 165

do especial cuidado en no dejar que se estanque en fantasías in-


fladas ni en sus apéndices.
El propósito del deseo sexual es la creación. La reproducción
no es sino el aspecto biológico de la creación. Como hombre, pro-
bablemente tienes mucho más que ofrecer al mundo que hijos.Así
como las mujeres hermosas inspiran la procreación biológica,
tam- bién inspiran la creatividad artística, social y espiritual. A la
hora de la verdad, la mayoría de los hombres creativos admiten que,
de un modo u otro, las mujeres son sus musas y su inspiración. Las
mujeres los traen al mundo. Las mujeres los mueven a crear y a ser-
vir a la humanidad. De hecho, algunos hombres llegan a decir
que, si no hubiera mujeres, el mundo no les interesaría en absoluto.
Si eres hombre, probablemente te habrás sentido
inspirado por alguna mujer en un momento u otro. Tal
inspiración suele ser temporal, porque la mayoría de los
hombres no saben culti- var su relación con lo femenino.
Tienden a sentirse inspirados y después sueltan su chorro,
bien en forma de pensamientos o de eyaculación. A
continuación vuelven a buscar inspiración en nue- vas mujeres,
o en otras fuentes de energía femenina, como el al- cohol, las
drogas o la naturaleza.
Pero, si aprendes a disciplinar tus hábitos de acumulación y
liberación de la tensión mental y sexual, podrás cultivar y ex-
pandir tu inspiración de manera continua. Puedes desvincular-
te de los ciclos adictivos de la sexualidad y de la intoxicación.
Puedes hacer uso de la fuerza original del deseo sexual que sien-
tes por tu mujer y por otras mujeres, y convertir tus tendencias
hacia la fantasía y el deseo en una fuente de inspiración.
Siente lujuria. Siente realmente lo que es, en su totalidad.
Tu lujuria revela tu verdadero deseo de unirte con lo
femenino, de penetrarlo con toda la profundidad posible, de
recibir su de- liciosa luz como alimento radiante para tu alma
masculina y de darle tu totalidad, perdiéndote en el dar de
modo que ambos os sintáis liberados más allá de vosotros
mismos en la plena expre- sión y explosión de vuestros
dones.
\66 EL CAMINO DEL HOMBRE SUPERIOR

Esta expresión y explosión de tus dones podría ser la base


de tu vida, no sólo un momento de rendición sexual. Cuando
sientas deseo sexual por cualquier mujer, respira
profundamen- te y permite que el sentimiento se expanda.
Deja que se agran- de todavía más. No permitas que la energía
se estanque en tu cabeza o en tus genitales, más bien hazla
circular por todo tu cuerpo. Usando la respiración como
instrumento de circulación, baña cada una de tus células en esa
energía estimulada. Inspíra- la en tu corazón y después
derrámala desde allí, sintiendo como si el mundo fuera tu
amante. Con la espiración, entra en el mun- do y penétralo,
hábil y espontáneamente, abriéndolo al amor. Con estos
medios, deja que la atracción sexual hacia las mujeres te ayude
a descubrir y a entregar tu don en lugar de dejarte se- ducir por
los ciclos repetitivos de acumulación y agotamiento.
42
Wunca dejes que
tu deseo quede reprimido
o despolaÑzado

Cuando un hombre niega su deseo por lo femenino,


bien por elección o debido a la fnmtfiaridnd, es un signo
de su despolarización hacia el mundo. Puede que busque
una amante para que le deinielva el uigor, pero ésta
suele ser una solución temporal y complicada, puesto
que sólo es cuestión de iempo antes de que su amante
también se uuel- va familiar y por tanto lo canse.
CuaQuter mujer hacia la que el hombre se sienta
despolarizado sentirá su rechazo, su disgusto y
alejamiento. En respuesta, ella se enfadará y se volverá
destructiva. Su energia «sin maridaje» empeza- rá a
moverse caóticamente, llegando a ser autodestructiva.
£1 hombre no tietie excusa¡ debe cultivar una relación
po- lanzada con su mujer y su mundo si quiere
permanecer en armonía con ellos.

Tienes elecció n. Puedes decidir ofrecer tu don como célibe


denunciante, viviendo una mínima implicació n con las mujeres
y con el mu0ndo. puedes elegir ofrecer tu don implicá ndote
plenamente con las mujeres y con el mundo. Si eliges involu-
crarte plenamente con las mujeres y con el mundo, entonces
de- bes mantener cierto grado de polarizació n o mutua
atracció n con ellas. De otro modo, empezará s a rechazar, a
resistirte y a
168 EL CAMINO DEL HOMBRE SUPERIOR

resenÑrte con las mujeres y el mundo, lo que minará fiu capaci-


dad de dar tu don.
Probablemente has visto la cara de tu mujer cuando te
limi- tas a «soportarla» en lugar de quererla. Empieza a tener
un as- pecto triste y tenso. Su cara larga habla de un corazón y
de un cuerpo que no están siendo arrebatados por la claridad y
la fuer- za de tu amor masculino. Nunca parece sentirse
verdaderamen- te feliz.
Finalmente, su resentimiento se vuelve introspectivo, y su
cuerpo empieza a mostrar síntomas de enfermedad. Su piel pa-
rece agostarse ante tus ojos. Te disgusta su olor. A medida que
acumula Lustración y negaÑvidad, tú te sientes menos atraído,
lo que, evidentemente, la priva de un afecto humano normal.
Cuando las cosas se ponen muy mal, ella parece tan fea y
oscu- ra que sientes repulsa, y tu completa reürada deja su
esencia yer- ma. Es posible que sigáis juntos porque os
queréis, pero ambos estáis totalmente despolarizados y sentís
más rechazo que exci- tación por el otro.
Durante esas épocas probablemente también empezarás a
sentir la misma desatención hacia el mundo. Con el Ñempo,
pue- de que empieces a perder interés en tus proyectos y en tu
pro- fesión. Tal vez pienses en cambiar de trabajo, o en enconoar
otra mujer. Parece que la novedad, en y por sí misma, será más
atrac- tiva y excitante que tu mujer agotada y tu profesión
caduca.
Y tienes razón. Una nueva mujer y un nuevo trabajo te ex-
citarán y te animarán. Y esto es exactamente lo que hace un
hombre mediocre: se queda con una mujer o en un proyecto el
tiempo que le interesan y le excitan. Cuando la excitación se
di- sipa, pasa a oCa mujer, y de5pués a otra, con la esperanza
de sen- tir polaridad y excitación.
No es el tiempo lo que mata el deleite, s:no la
familiaridad, la neutralización y la falta de propósito. A otro
hombre tu mu- jer podría parecerle muy interesante, aunque a
ti te parezca un zapato viejo. Es posible que no sea tu mujer la
que ha enveje-
ATRACCIÓ N FEMENINA 169
cido, sino tu capacidad de sentir deseo. Quizá notes que
quieres tener que ver con ella lo menos posible. Pero tu falta de
deseo es só lo eso: falta de deseo. Has pasado tanto tiempo con
tu mujer que os habéis «desgastado» mutuamente, como dos
imanes que han perdido la atracció n. La familiaridad fomenta
la despolariza- ció n, y la despolarizació n alimenta el desprecio
entre amantes. Cada momento en que tratas a tu mujer como a
una sim-
ple cuidadora de niñ os o a una amiga, está s neutralizando la di-
ferencia sexual que te atraerá secretamente hacia la canguro
de tus hijos o hacia una compañ era de la oficina. Con el tiempo,
empezará s a comportarte de manera sexualmente má s neutra
con tu mujer que con las demá s mujeres que te encuentras a lo
largo del dia.
Tu mujer puede ser má s sensible que tú a las energías se-
xuales. Probablemente sentirá antes que tú los efectos de tu
neu- tralizació n sexual, o despolarizació n. Y cuando lo haga, su
pri- mera reacció n será sentirse rechazada. No de manera clara
y expeditiva sino de una manera menor, pero constante, que
mina su irradiació n femenina. Aun cuando brille, la tratará s de
mane- ra má s neutra que a una mujer que veas en el autobú s.
Ella se sentirá herida y se apagará , y tú incluso te sentirã s aú n
menos atraído por ella.
Aunque ambos estáis entrando en la espiral descendente
de la despolarizació n sexual, no debes culparla. Un hombre
supe- rior siempre asume toda la responsabilidad, sabiendo
que, en ú l- timo término, é1 no tiene ningú n control y todo se
le escapa de las manos. É 1 actú a con impecable coraje y
persistencia, sin es- perar otra cosa que el sentimiento de
compleció n que disfruta cuando se entrega plenamente.
Cuando tu mujer parece introvertida, sombría o
directamen- te fea, asume que ella es una diosa y necesita tu
invasió n divina de su corazó n y de su cuerpo. Percibe tu
incipiente sentimiento de disgusto por su estado de á nimo
oscuro y asume completa- mente la responsabilidad de su
transformació n. Sabes lo absolu-
T 70 EL CAMINO DEL HOMBRE SUPERIOR

tamente comprometido que puedes llegar a estar con,


digamos, la ejecución de un proyecto laboral. Trata su
estado de ánimo con la misma intención feroz. Su estado de
ánimo es tu reto.
¿Puedes invadir su cuerpo y su corazón con tanto amor y
humor que se ponga a reír, se relaje y se ilumine a pesar de
ella misma? ¿Puedes sacar a relucir la consorte que existe en ella
tra- tándola con el mismo tacto y contemplación, llenos de
provo- cación y sexualidad, con que tratarías a tu amante?
No querrás hacerlo; eso es seguro. Cuando estás despolari-
zado, lo último que deseas hacer es excitarte con esa «patata».
Y, sin embargo, exactamente eso es lo que hace el hombre supe-
rior, con su mujer y con su mundo. Él sabe que, cuando las co-
sas se vuelven monótonas, es por su propia actitud. Él sabe
que sólo se siente feliz cuando se entrega completamente y
hasta la última gota. Él sabe que la despolarización es un signo
de que ha dejado de darse completamente, y por eso el mundo y
su mu- jer ya no responden plenamente.
A veces tienes que pasar a otra cosa, a otro trabajo o a otra
mujer. Eso está bien si es un verdadero movimiento de creci-
miento: si es algo claro, fortalecedor y un aspecto de la entrega
continuada del don. Pero, más a menudo, sientes el primer im-
pulso de pasar a otra cosa cuando has dejado de invadir el mo-
mento con tu plena capacidad de dar y en cambio vas contem-
porizando, sales adelante en lugar de crear.
Puedes pasar décadas «saliendo adelante» en un trabajo an-
tes de darte cuenta de que has echado a perder buena parte de
tu vida. Sin embargo, a los pocos minutos de tratar con tu mu-
jer, ella te mostrará su dolor. Su rostro lo evidenciará. Su tono
de voz lo revelará. Su aparente fealdad reflejará el colapso de su
radiante esencia en respuesta a la ambigüedad de tu deseo. Su
estado de ánimo oscuro es tan feo y repulsivo para ti como tu
ambigüedad para ella.
Basta con afrontar por un momento un verdadero desafío,
una emergencia o una amenaza que exigen lo mejor del hom-
ATRACCIÓ N FEMENINA 171

bre para que éste recupere plenamente su propósito. Y sólo ha-


cen faltan unos momentos de alabanza y profundo aprecio para
volver a evocar la irradiación de la mujer. Puede ocurrirle a tu
mujer en la tienda de comestibles o en el balneario, cuando un
hombre le exprese su aprecio. O puede suceder en la mesa de
la cocina, contigo.
En lugar de decidir pasar a otra cosa porque te sientes de-
masiado débil para superar la neutralización de tu deseo, procu-
ra asumir el desafío de manifestar amor en tu mundo monóto-
no y hacia tu monótona mujer. Usa tu cuerpo y tu mente para
deshacer la oscuridad de tu mu ler y convertirla en amor. Aun-
que ella muesWa el paso del tiempo en su cara, aún le sigue
gus- tando disfrutar de la vida. Depende de tu libertad y de tu
fuer- za de transmisión que agote tu energía, que le aburra tu
mediocridad o que se rinda a tu pasión intrépida.
Para el hombre, una buena mujer es una fuente de
ins- piración y de nlrerción hacia el mundo. Sin
embargo, él nunca debe oliüdar que ni el mundo ni su
mujer son el pro- pósito de su existencia. Su práctica
siempre consiste en ir mós allá del sentimiento hacia su
mujer y su mundo, sin represián ni desdén, hacia su
fuente, hacia su verdadera naturaleza. La nfrncció n de/
hombre hacía las mujeres debe pasar de ser ntrncrió n
por las mujeres a ser atracción O trov S d8 CIOS. El dCbe
Sentir Su dCsPO Sin r8preSipn, y después atravesarlo
hocin lu fuente de la energía-deseo. Él debe sentir, a
través de la belleza de ell, el deleite mis- mo del que su
belleza sólo es una ola y un recordatoño. TodO Su
re/afiÍÓ 1t COtt la apariencia queda resumida en su
relación con las mujeres, como obsesión, distracción o

En tu adoració n de las mujeres, nunca te olvides de que el


deseo muere. En tu disfrute del placer y del deleite, nunca olvi-
des que tus sensaciones y sentimientos son efímeros, y nunca son
absolutamente suficientes. L as mujeres pueden atraerte, sanarte
e inspirar tu entrega, pero nunca te dará n la satisfacció n absolu-
ta. Nunca. Y lo sabes.
ATRACCION FEMENINA T 73

Ésa es la razón por la que las mujeres son tan frustrantes


para ti. Tal vez su promesa te atrae, de un modo u otro, muchas
veces al día. Y, sin embargo, a lo largo de tu vida has aprendido
y seguirás aprendiendo que no pueden cumplir su promesa. La
realización con aspecto de mujer no puede conseguirse de for-
ma femenina.
La promesa de satisfacción más engañosa y evidente es el
jue- go de tu cuerpo amando su cuerpo. Si alguna vez has
poseído a la mujer que querías, sabrás que nunca es tan buena
como espe- rabas, o al menos no por mucho tiempo. Y sin
embargo sigues sin- tiéndote atraído, una y otra vez, por la
misma mujer o por otras diferentes. Todo es lo mismo. Eres
burlado por el espejismo de tu propio deseo. Estás siendo
engañado por tu propia emoción. No hay que culpar a las
mujeres. Hay que quererlas.
Y sentirlas. Sentir a una mujer y limitarse al atractivo de su
forma es estúpido. Los toros y las moscas son movidos por el
de-
seo y por las formas femeninas. Es un ciclo estúpido e intermi-
nable de espejismo, deseo y necesidad. Y, sin embargo, inviertes
una gran parte de tu vida mirando, pensando en y deseando a
las mujeres: esto no es algo que te puedas quitar de encima.
Sólo es algo que puedes sentir.
Como si disparases una honda, puedes usar el momento de
tu deseo para que te lleve a la fuente de la que las mujeres son
promesa.
Las mujeres son la consumación de la apariencia, de toda
apariencia, en todas las cosas que te rodean, potenciales y rea-
les. Y, como las mujeres, toda apariencia parece prometerte
algo que quieres. Quieres éxito en tu trabajo. Quieres el amor de
tu mujer. Quieres placer para tu cuerpo. Quieres obediencia
de tu perro. Cuando no consigues lo que quieres —cuando
pierdes dinero, cuando tu mujer te odia, el cuerpo te duele y tu
perro te muerde— te sientes desgraciado.
Y, cuando consigues lo que quieres, eres menos infeliz.
Y, cuando menos infeliz eres, es cuando ya no sientes nece-
174 EL CAMINO DEL HOMBRE SUPERIOR

sidad de conseguir algo de la apariencia. El simple hecho de ir


conduciendo, sin querer nada, mirando los árboles pasar, puede
ser la perfección definitiva. El sueño profundo, el orgasmo, un
día pescando, mirar a los ojos de un niño... estas ocasiones pue-
den distraerte de tu búsqueda el tiempo suficiente como para
darte cuenta de que ya tienes lo que buscas, que lo que parece
una promesa es una revelación de tu propia naturaleza profun-
da e intrínsecamente dichosa.
Tú eres eso que buscas, pero has abandonado tu propia pro-
fundidad y estás buscando en otra parte. La tensión de no en-
contrarlo crea su propia necesidad de liberación, y así el ciclo
continúa. Estás persiguiendo tu propia cola, y muchas veces esa
cola tiene una sospechosa apariencia de mujer.
Pero no tienes que dejar de perseguir. Más bien, sigue per-
siguiendo. Permítete sentir cuánto la quieres. Siente lo profun-
do que es el picor que quieres rascarte. Siente la necesidad que
te impulsa, durante la mayor parte de tu vida adulta, a anhelar
a una mujer, de carne y hueso o de fantasía. Y descubre qué
quie- res verdaderamente. Has tenido tetas. Has tenido
genitales. Has recibido cuidados. Has vivido pasiones locas.
Y nada de ello fue duradero. Ni siquiera fue tan bueno mientras
duró. Tu necesi- dad es mucho más profunda de lo que
cualquier mujer puede proporcionarte. Entonces, ¿de qué se
trata7
Tu deseo último es que la conciencia se una con su propia
luminosidad, en la que toda apariencia es reconocida como tu
naturaleza profunda y dichosa, y sólo hay Uno. Tu deseo de unión
con una mujer es una versión limitada de esta necesidad espiri-
tual última.
Puedes usar tu deseo como una puerta hacia la unidad es-
piritual. Agranda tu deseo hasta llegar al borde de la locura.
Sus- téntalo con tu respiración plena, con tu cuerpo relajado y tu
co- razón abierto. Abraza a tu mujer, si tienes una, y dale lo que
quieres de ella. Dáselo todo. Dáselo. Dale tanto de lo que quie-
res de ella que no puedas distinguir quién es quién, el persegui-
ATRACCION FEMENINA 175

dor se ha convertido en la cola y todo movimiento se detiene


en la intensidad de la autoliberación. Sólo hay Uno.
La luz misma de la conciencia brilla como el mundo y te
está mirando, mostr ándose ante ti como una mujer. Ella suele
aparecer como lo que mas temes y deseas. Ella es la diosa, dis-
puesta a joderte, a asesinarte. y a iluminarte. Su aparición y tu
deseo pueden crear un interminable drama de necesidad, o pue-
den fundirse convirtiéndose en el pasadizo que te lleva de vuel-
ta a tu fuente divina.
En un momento de atracción, deja que tu deseo la sien-
ta, pero no pares ahí. Siéntela completa y constantemente.
Siente enteramente su cuerpo cuando estés haciendo el amor
con ella. Observa completamente su enfado cuando dirija su
furia hacia ti. Siente su oscuridad cuando te parezca fea. Per-
cibe su belleza cuando más te atraiga. Sintiendo plenamente
todas sus formas, el hombre superior no se distrae ni se obse-
siona. Más bien, su atención percibe y traspasa el espejismo,
notando cómo es liberado de la necesidad en la revelación de
la unidad.
El deseo puede ser una puerta a la unidad profunda. La unión
sexual es un refle parcial de la omnipresente unión de la con-
ciencia con su luminosidad inherente. El hombre superior abra-
za a su mujer como su propia forma, la revelación de la unidad
profunda en el amor.
Puede parecer que las mujeres te llevan a tu verdadera na-
turaleza. O puede parecer que te alejan de ella. Cada momen-
to de encuentro con una mujer puede ser una distracción, una
obsesión o una revelación. Nota las distracciones —tetas, culo,
riqueza y fama— y practica la revelación de la unidad sintiendo
las distracciones hasta traspasarlas. Nota las obsesiones —tetas,
culo, riqueza y fama— y practica la revelación de la unidad sin-
tiéndolas hasta traspasarlas. Practícalo con tu mujer de manera
real. Inclínate ante ella y, después, asómate a través de ella a la
profundidad que sólo en apariencia es otro ser.
ÉÍÉPTIMA PARTE:

Prácticas
corporales
44
La eyaculación
debería
realizarse
0 ele$irse conscientemente

Existen muchas razones físicas y espiriniales por las


que la eyaculación deberia ser convertirse en organos no
eya- culDtOrÍDS dR lD CObRZO, el COrOzÓtt y ID tOtOlidDd del
Cuerpo. Pero también hay razones relacionales. Cuando
un hombre no tiene control sobre su eyaculación, no puede
encontrarse con su mujer sexual o emocionalmente. Ella
sabe que pue- de agotarlo, dehifttarb, vaciarlo de fuerza
de reda. Ella ha ganado. Cuando un hombre eyacula
fÓcilmente, genera una desconfianza cortante en su
mujer. A nivel sutil, ella sten- te que no puede confiar
en él. Ella, y el mundo, pueden va- ciarlo y
despolarizarlo fácilmente. Esta desconfianza sutil
presidirá la relación. Ella no sólo dudará de él, sino que
hará cosas para minar sus acciones en el mundo. Al
mtltÓ r , ella lD pOTte O pTueÓO y detTlueStrO Su deÓilidod,
perO tOTttbiÉn eS- pera que él pueda aprender a
mantener su integridad.

No estarás dispuesto a dejar de lado la eyaculación hasta


que hayas experimentado otros placeres mucho mayores que
están detrás. Entre tanto, nota cómo te sientes durante los
minutos y días que siguen a la eyaculación. Si has acumulado
mucha ten- sión en tu vida cotidiana, la eyaculación te
proporcionará una li- beración y relajación temporales. Pero,
cuando seas más fiel a tu
80 EL CAMINO DEL HOMBRE SUPERIOR

verdadero propó sito, no acumulará s tanta tensió n durante el


día. Entonces descubrirá s que, la mayoría de las veces, la
eyaculació n te agota y te debilita.
Te sientes genial durante unos momentos, pero el precio
que pagas por el estornudo genital de la eyaculació n es un
nivel mu- cho mayor de mediocridad en tu vida cotidiana.
Descubrirá s que simplemente no tienes la determinació n
necesaria para vivir tu vida de forma impecable. El exceso de
eyaculaciones pavimen- ta el camino que te lleva a vivir una
buena vida, pero no una vida genial.
De manera sutil, el exceso de eyaculaciones reducirá tu va-
lentía a la hora de asumir riesgos profesionales y espirituales.
Te conformará s con hacer lo suficiente para ir tirando, para
sentir- te có modo, pero descubrirá s que prefieres ver la
televisió n que escribir tu novela, meditar o hacer esa importante
llamada tele- fó nica. Tendrá s motivació n suficiente para vivir
una vida decen- te, pero las eyaculaciones te privan de esa
energía «cortante» que necesitas para traspasar tu propio
muro de letargo y superar los obstá culos que surgen en tu
mundo. Tu don permanecerá en gran medida inexpresado.
Tu mujer puede sentir todo esto. Es posible que le guste
ha- certe eyacular. Puede que le guste a corto plazo. Incluso es
po- sible que te diga que ella se siente sexualmente
insatisfecha si no eyactilas. Pero también hay una parte má s
profunda de ella que nunca has satisfecho sexualmente por tu
tendencia a eya- cular pronto y frecuentemente.
La mayoría de las mujeres pueden experimentar muchos or-
gasmos, y orgasmos cada vez má s profundos. Y, lo que es má s
importante, la mayoría de las mujeres tiene una conexió n na-
tural entre sus genitales y su corazó n. Cuando eyaculas y pier-
des la erecció n, probablemente está s privando a tu mujer de
su plena capacidad de recibir y expresar con el corazó n,
capacidad que evocas cuando la penetras genitalmente, sin
miedo ni ten- sió n, durante horas de manera relajada, acuosa
y amorosa.
PRACTICAS CORPORALES I8t

Sin embargo, no es sólo tu penetración genital lo que la toca


profundamente. La principal penetración que siente es tu entre-
ga a ella, y a través de ella, con amor. Es la plenitud de tu
pre- sencia, la invasión de su cuerpo por tu conciencia, lo que
más la cautiva.
Afróntalo. Si eres como la mayoría de los hombres, después
de una eyaculación o dos ya no querrás seguir penetrándola o
arrebatándola. Te contentarás con relajarte en el vacío de la ten-
sión liberada. No tendrás prácticamente deseo de penetrar a tu
mu- jer, corporal o emocionalmente, tal como hacías antes de
eyacular. Tu mujer siente tu falta de deseo. Y también intuye,
tal vez inconscientemente, que tu falta de deseo es aplicable a
tu rela- ción con el mundo. Si ella puede agotarte, también
puede ha- cerlo el mundo. Si ella espera recibir tus dones más
profundos mientras tú yaces debilitado y sin deseo en el
lecho, lo mismo podría ocurrirle al mundo. Ella siente que has
sucumbido, que has permitido que los placeres temporales
disminuyan tu capa- cidad de demostrar una conciencia más
plena. Ella sabe que su-
cumbirás igualmente ante el mundo.
Una parte de tu mujer se siente feliz por haberte hecho eya-
cular. Se siente feliz de que estés relajado y disfrutando. Otra
parte de ella se siente decepcionada de que hayas preferido
un espasmo temporal y placentero que cumplir tu misión de
arre- batarla y arrebatar al mundo.
A veces ni siquiera sabe qué echa de menos. Si nunca ha
es- tado con un hombre que sea capaz de mantenerse
plenamente consciente durante el coito, sin ceder al reflejo
mecánico de la eyaculación, ni siquiera conoce la medida de su
capacidad. No se da cuenta de lo profundo y extático que
puede ser el amor sexual. Nunca se ha sentido completamente
disuelta en él. Rendida hasta que no quede ni rastro de
cerrazón. Tan comple- tamente arrebatada que no quede nada
que arrebatar. Sólo aper- tura, amor, radiante y vivo, en todas
las direcciones.
Algunas mujeres, por su necesidad de proteger su corazón
t 82 EL CAMINO DEL HOMBRE SUPERIOR

herido, prefieren que eyacules. Así no tendrán que abrirse com-


pletamente ni exponer sus profundidades a tu toque. Saben que
después de un poco de sexo oral y tal vez media hora de coito,
eyacularás y todo se acabará. Ellas no quieren sentir que persis-
tes más allá de su cerrazón habitual. Prefieren conservar el con-
trol y hacerte eyacular cuando deseen.
Es especialmente este tipo de mujer la que más se benefi-
ciaría de tu capacidad de llevarla más allá de todo cierre. Y es
especialmente con este tipo de mujer con la que puedes culti-
var tu capacidad de persistir en la entrega de tu amor. El mun-
do pondrá a prueba constantemente tu capacidad de seguir
dan- do aunque seas rechazado. Una mujer que rechaza tu amor
simplemente es una manifestación de este aspecto del mundo.
En el fondo, tu mujer, al igual que tú, sólo quiere amor. Su
negativa parte de algún tipo de miedo. Es posible que por sus
heridas infantiles tema sentir. Es posible que le hayan hecho
daño siendo adulta y tenga miedo de que, si se abre, volverá a
sentir- se herida. Pero, en el presente, toda resistencia
emocional se re-
sume en un único punto: una negativa a amar.
Tu don sexual masculino es persuadir, divertir, impresionar
y acariciar su amor para que vaya hundiendo sus capas de temor.
Sin imponer tus necesidades, deja que tu amor penetre hasta ese
fondo de ella que está totalmente abierto al amor, que es el
amor mismo, y persuádelo de salir al primer plano. Hazlo
lentamen- te, con tiempo, no por medio de la conversación, sino
por me- dio de la presencia comunicada corporalmente, del
cuidado, de la conciencia y del amor líquido producto de la
interacción se- xual. Cuando ella sienta la naturaleza
absolutamente fiable de tu amor —que realmente estás con ella,
comprometido con el amor y que no te vas a perder en el
espasmo cerrado de tu pro- pio placer—, empezará a confiarte su
esencia más vulnerable. Pero hasta entonces no. Cada vez que
percibe que te empa- rejas con tus propias sensaciones, ella
siente que te has «ido», no estás presente, no eres fiable. Puede
que disfrute dándote una
PRÁCTICAS CORPORALES 183

eyaculación, pero una parte más profunda, y tal vez inexpresa-


da de ella, no confiará en ti. ¿Por qué debería hacerlo? ¿Por qué
debería exponer lo más profundo de sí misma, la vulnerabilidad
de su corazón, para que tú te retuerzas en el paroxismo de la
gratificación autoposeída, seguida por la retirada al desinterés
relacional posteyaculatorio?
Cada vez que ella te arrastra a una necesidad incontenible
de eyacular, te ha conquistado. Ella te controla y te domina.
Ella está al cargo, sexualmente, por muy masculinos que sean
los gestos que hagas antes de eyacular. Con un simple
lengüetazo, un gemido sedoso o una inclinación de su pelvis,
puede vaciar- te de vida. Y, en el fondo, sabe que el mundo
puede hacerte lo mismo.
Un hombre superior puede elegir eyacular ocasionalmente.
Pero hará esta elección libremente, incluso antes de entrar en
el contacto sexual, no cuando sea demasiado tarde, en el
último momento incontrolable antes de que la montaña rusa
fisiológi- ca empiece a precipitarse hacia la gran inmersión
soltando un grito liberador. Un hombre superior se dedica a
engrandecer el amor a través de la sexualidad. No se conforma
con menos que con la rendición total del corazón de su mujer,
así como del suyo, a la plenitud de la unión divina. Los
placeres de la disolución en el amor exceden tanto a los del
coito típico que cuando el hom- bre y la mujer han expandido
su capacidad sexual es fácil dejar de lado o posponer la
eyaculación.
Así como la m•l er te pondrá a prueba emocionalmente,
tam- bién te pondrá a prueba sexualmente. Aunque trates de
no eya- cular, ella podría «extraer» energéticamente la
eyaculación de ti. Como siempre, su placer más profundo es
sentir tu plenitud, tu fuerza y tu amor, incluso mientras te
está poniendo a prueba. Cuando no eyaculas y demuestras
que la plenitud del amor es
más importante para ti que el estremecimiento rápido de la li-
beración genital, entonces ella puede confiar en ti. Pero
seguirá poniendo a prueba tu capacidad de amar, aunque
hayas demos-
184 EL CAMINO DEL HOMBRE SUPERIOR

trado que eres capaz de dejar a un lado la eyaculación en nom-


bre de una dicha mucho más profunda.
El resumen de la situación es éste: si la eyaculación no es
una elección consciente para ti, tu mujer sabe que te controla
sexualmente. Y mientras sepa que es ella quien está al cargo,
no confiará lo suficiente en ti como para relajarse
completamente en la fuerza de tu amor. Siempre mantendrá
su corazón un poco protegido. En lugar de rendirse tan
plenamente a tu abrazo que se despliegue en ella el brillo
divino, buscará la mayor cantidad de placer húmedo que
pueda conseguir antes de que pierdas el interés.
En la medida en que seas adicto a la eyaculación, tu mujer
quedará sexual, emocional y espiritualmente insatisfecha. Y en
muchos sentidos el mundo estará igualmente insatisfecho con
tus dones. Tu adicción a los ciclos de liberación te impedirá lle-
gar a la disolución plena y consciente en tu fuente más profun-
da, por lo que tus verdaderos talentos no emergerán.
Fortaleciendo tu capacidad para la plena comunión sexual,
también fortaleces tu capacidad de disolvente en la fuente de
vida y resurges empapado en dones, erguido en tu propósito y
con pleno deseo de dar tus cualidades más profundas, aunque el
mundo se te resista. Un hombre superior se disuelve en el mis-
terio y renace una y otra vez lleno de amor para dar, tanto en la
relación sexual con su mujer como en su relación creativa con
el mundo.
45
Respira

Todos los hombres suelen tener bloqueos en laparte


jon- tal de su cuerpo a lo largo de una línea imaginaria
que des- ciende desde la parte superior de la cabeza,
atravesando la lengua, la garganta, el corazón, el plexo
solar, el ombligo y los genitales, y descendiendo hasta el
perineo. La clave cor- poral Çndamental para dominar el
mundo y a las mujeres es mantener la parte anterior del
cuerpo abierta y plena en todo momento. Yel mejor
modo de hacerlo es respirar plena y relajadamente,
haciendo que la energia desciende por de- lante y
fifieró itdoh de la autopreocupación neurótica.

Cuando te pones nervioso, tensas el estómago. Cuando es-


tás triste, notas un nudo en la garganta. Cuando te sientes ame-
nazado, sientes incomodidad en el plexo solar. Cuando piensas
mucho, arrugas la frente. Cuando consideras la incertidumbre
de tu futuro, tensas la mandíbula. Durante buena parte del día,
estás apretando, tensando y contrayendo la parte anterior de tu
cuerpo, desde la parte alta de tu cabeza, bajando por el pecho,
hasta la base del vientre.
La parte anterior de tu cuerpo, especialmente el vientre, es
el lugar donde tu energía se encuentra con la energía del mun-
do. Cuando tienes la parte anterior del cuerpo abierta y relaja-
186 EL CAMINO DEL HOMBRE SUPERIOR

da, tu fuerza fluye libremente y tu presencia llena la habitación.


Probablemente has estado con gente que parece ocupar más es-
pacio que la mayoría. Parecen atraer la atención, aunque no es-
tén haciendo nada evidente para ello. Tienen la parte anterior
del cuerpo tan abierta que su energía fluye libremente, expan-
diendo su presencia.
Tales personas están notablemente relajadas, serenas y
aten- tas. No están completamente envueltas en sus
preocupaciones, con el pecho hundido, apretando los dientes y
respirando con dificultad. Ésta es la imagen de un vientre y de
un pecho cerra- dos. Si la parte anterior de tu cuerpo ha
acumulado tensiones, a lo largo del día y a lo largo de los años,
apenas serás capaz de sentarte erguido. Tendrás el vientre y el
pecho tensos. Tus pen- samientos se centrarán en ti mismo. Tu
energía estará constreñi- da en tu cabeza y tu conciencia se
limitará a la preocupación por ti mismo. Tu poderosa presencia
no llenará la habitación en ab- soluto. Podrías pasar inadvertido.
Ahora mismo, percibe tu respiración. ¿Estás inhalando tan
profundamente que sientes que tus genitales sobresalen ligera-
mente? ¿Sube y baja tu vientre con la respiración como un po-
tente fuelle? En el vientre se concentra una fuerza especial. Si
tu respiración no llega a esa zona, no podrás recargar tus bate-
rías. Te sentirás débil e inseguro. Tu efecto en el mundo será
mí- nimo, menor que tu pleno potencial.
Inspira profundamente por la nariz y lleva la respiración ha-
cia cualquier tensión que sientas en el cuerpo. Inspira profunda-
mente hacia la parte inferior del vientre. Después espira. En tu
siguiente inspiración, dirige el aliento hacia la parte inferior y
superior del vientre. Después espira. En la siguiente inspiración,
llena todo tu vientre, después el plexo solar y la parte baja del
pecho. Seguidamente espira. Ahora inspira y llena tu vientre,
ple- xo solar y todo tu pecho, en este orden. Inspira así durante
va- rias respiraciones, llenando tu vientre, plexo solar y
finalmente tu pecho. Después espira plenamente, lentamente,
con suavidad.
Pitá CTlCAS CORPORALES 187

Practica este tipo de respiració n en cualquier momento


del día. Presta especial atenció n a una parte del cuerpo que
parez- ca particularmente tensa o cerrada. Por ejemplo, si
sientes que tienes tensa la zona que rodea el ombligo, dirige
la inspiració n hacia ella. Inspira hacia esa zona y á brela con la
fuerza de tu ins- piració n. Como si llenaras un globo, puedes
abrir toda la parte anterior de tu cuerpo con la respiració n. Así
contrarrestas los efectos del miedo acumulado y de la
ansiedad almacenada en tu cuerpo, que reducen tu presencia
y tu fuerza en el mundo. A lo largo del día, en cuanto sientas
tensió n en la parte anterior de tu cuerpo, inspira hacia esa zona
y á brela.
La manera má s comú n de generar tensió n corporal es reo-
rientar tu atenció n hacia ti mismo en forma de preocupació n,
enrollá ndote sobre ti mismo con tanta tensió n que acabas sin-
Ñ éndote completamente anudado. Por lo tanto, la principal
cura es entregarte a los demá s. En cuanto te des cuenta de que
está s rumiando tus problemas, anudando energía en tu cuerpo
en for- ma de tensiones corporales, toma esa energía y
regá lasela a los demá s. Podrías hacer algo tan simple como
fregar los platos en la cocina, o tan complejo como crear un
negocio para beneficio de otros. Convierte en servicio la energía
que se anuda en la par- te anterior de tu cuerpo. Tu tensió n só lo
es un regalo que ha que- dado rezagado, inexpresado, dentro de
tu cuerpo.
Tu respiració n es una expresió n primaría de tu energía
per- sonal. Por tanto, es una de las principales vías de que
dispones para dar tus talentos al mundo. Puedes usar tu
respiració n para abrir los nudos de tensió n de otras personas
tal como abres los tuyos. Supongamos que está s con una
persona que parece un poco tensa. Puedes permitirte sentir sus
tensiones y después ins- pirar hacia ellas, como si fueran tuyas.
Inspira y abre sus tensio- nes con la fuerza de tu inhalació n.
Seguidamente, espira y suel- ta toda tensió n, la tuya y la suya.
Inspira y abre sus nudos con la liierza de tu respiració n,
después espira y É bera toda contrac- ció n, dejando ú nicamente
relajació n y amor. Todo esto ocurre
188 EL CAMINO DEL HOMBRE SUPERIOR

sin ningú n contacto físico. De hecho, él probablemente no ten-


drá ni idea de que está s haciendo algo inusual.
Podrías realizar esta prá ctica en el trabajo, con tu amante o
rodeado de toda una multitud en el autobú s. Si está s solo en
casa, podrías imaginar toda la tensió n del mundo e inspirar
fuerza de vida sobre ella para abrirla. Después espira, liberando
la tensió n en el amor para que se disuelva, como un puñ ado
de sal que sol- tases en el mar. Practicando este tipo de
respiració n desvinculas tu atenció n de ti mismo y alivias los
nudos que contraen la par- te frontal de tu cuerpo. Y al mismo
tiempo asumes tu verdade- ro estatus como servidor de otros,
que también, a su manera, te está n sirviendo a ti.
A algunos, este tipo de prá cticas pueden parecerles
exka- ñ as. Pero antes de descartarlas como palabrería
caprichosa, pmé- balas. Practícalas y averigua por ti mismo los
resultados que pro- ducen. La pró xima vez que estés en una
reunió n con otra gente, inspira hacia la paAe anterior de tu
cuerpo y abre todos los nu- dos, dejando que tu hierza se
expanda hacia la habitació n como una bendició n, sintiendo
que toda tensió n se disuelve en el océ- ano de amor al espirar.
Cuando sientas la incomodidad de los demá s, abre sus nudos
con la fuerza de tu inspiració n y después deja que se disuelvan
con la espiració n. Así puedes llenar la sala con un amor
consciente.
Ahora mismo, en este momento, inspira por la parte ante-
rior de tu cuerpo, expandiendo plenamente tu vientre y abrien-
do tu corazó n y tu plexo solar. Permite que la plenitud de tu
fuerza se expanda hacia fuera, por la habitació n y má s allá de
ella, llenando a los demá s con la fuerza consciente de tu respi-
ració n. Haz el amor con el mundo de este modo, durante
todo el día, penetrando y disolviendo toda tensió n. Siente el
mundo contra tu cuerpo como una mujer desnuda, vulnerable y
viva, y permite que la parte anterior de tu cuerpo presione el
cuerpo del mundo, liberando los nudos de dolor acumulado.
Asimismo, cuando abraces sexualmente a tu mujer, usa la
PRÁ CTICAS CORPORALES 189

respiració n para abrir su cuerpo y su corazó n exactamente del


mismo modo *. Llénala con la fuerza de tu amor, inhalando por
la parte frontal de su cuerpo como si fuera el tuyo, llenando sus
genitales, su vientre y su corazó n de energía amorosa. Después
espira dejando que ambos os disolvá is en el océano de vuestro
amor. Llénala siempre con tu respiració n, inspirando y espiran-
do, de modo que la tensió n y el cierre se disuelvan ante la fuer-
za de tu amor y tú te disuelvas en la entrega.

* Para un tratamiento más extenso de la sexualidad superior, consúl-


tese: Maaua/ del sexo iluminado. Gaia Ediciones, Madrid.
46

subiendo la energía
fiOY IO COÍGPIIIO

Para la titayorín de los hombres, la eyaculación


impli- ca la exptikió ri de su energía y semen a través de
los gest- tales. Entonces, sienten que han soltado la
tensión. El or- gasmo del hombre superior asciende más
frecuentemente por su columna y explota en el cerebro,
desde donde des- ciende lloviendo sobre el resto del
cuerpo una ambrosía de dicha y rejuvenecimiento. La
témic‹s para convertir los or- gasmos agotadores en
orgasmos rejuvenecedores exige con- traer el suelo
péluico, cerca de los genitales y hacer que la energía
ascienda por la columna mediante la respiración, el
sentimiento y la intención.

(Qué es la eyaculació n precoz? Algunos hombres eyaculan


antes de entrar en la vagina de su mujer. Otros eyaculan
después de diez minutos de coito. Lo importante no es cuá ndo
eyacules, sino lo profundamente que puedas comunicar amor,
sin límites, por medio del abrazo sexual. Si tu eyaculació n
señ ala el final del encuentro amoroso antes de que tu mujer y
tú os hayá is abier- to completamente, entonces la eyaculació n
es prematura.
Si eres como la mayoría de los hombres, en tus primeras
ex- periencias sexuales adolescentes te masturbaste. La
masturba- ció n repetida acaba condicionando tu cuerpo y tu
sistema ner-
PRÁCTICAS CORPORALES t9T

vioso a una secuencia habitual: estimulación genital, fantasía


mental, acumulación de tensión y eyaculación. La masturbación
adolescente es esencialmente un ejercicio de fantasía practica-
do en solitario, sin mucho amor ni intimidad humana. Lo que le
ocurre a la mayoría de los hombres es que, cuando llegan a ha-
cer el amor con mujeres, repiten la misma secuencia que apren-
dieron cuando se masturbaban. El sexo se ha convertido en un
camino hacia la eyaculación, en un camino pavimentado con
imágenes internas, cierre sobre uno mismo y deseo de liberar
tensión.
Para realizar tu pleno potencial sexual debes aprender a re-
condicionar tu cuerpo y tu sistema nervioso. Debes aprender a
deshabituarte de la mecánica de la eyaculación y convertir tu
orgasmo en una masiva emisión de energía que profundice, y no
acabe, el encuentro amoroso.
El primer paso consiste en deshacer los hábitos
aprendidos cuando te masturbabas de adolescente. En lugar
de tensar los músculos a medida que te excitas sexualmente,
aprende a rela- jarlos. Cuando notes que el rostro se tuerce,
relájalo. Cuando notes que la respiración se acelera y se hace
superficial, ralen- tízala y profundízala. Cuando notes que el
vientre se tensa y el pecho se endurece, abre el vientre y
suaviza la zona que rodea al corazón.
El paso siguiente es reorientar tu atención. Durante el en-
cuentro sexual, aprende a sentir a tu pareja más que tus propias
sensaciones. En lugar de dirigir la atención hacia ti mismo y
sen- tir el placer que se mueve por tu cuerpo, siente hacia fuera,
den- tro de y a través de tu pareja. Siente a tu pareja más de lo
que te sientes a ti mismo. Siente su movimiento, sus gemidos,
su ener- gía interna.
Finalmente, con la práctica, podrás sentir «a través» de tu
pa- reja, como si el cuerpo de tu pareja fuera una puerta a un
vasto espacio abierto de energía, luz y conciencia. Este
sentimiento li- bre de obstrucciones es la base del verdadero
coito sexual. Ex-
192 EL CAMINO DEL HOMBRE SUPERIOR

tiende tu amor má s allá de ti y, con el tiempo, a travé s y má s


allä de tu mujer. Esto requiere prá ctica, puesto que hay una
fuerte tendencia a enfocarte en tus propias 5ensaciones Ñ sicas,
especial- mente en los momentos de intenso estímulo sexual.
Contrarres- ta esta tendencia sintiendo má s allá de Ñ mismo y a
través de tu pareja, como si tu amor no se encontrara con
ninguna obstruc- ció n en absoluto.
Ademá s de relajarte y atravesar a tu pareja con tu amor, de-
bes hacerte muy sensible a la fuerza de tu respiració n. La respi-
ració n moviliza la energía de vida a través de tu cuerpo y del
de tu pareja. Si tu respiració n se vuelve demasiado superficial,
no podrá s conducir la fuerza de vida a través de tu cuerpo. En-
tonces se acumulará , generalmente en la cabeza o en los genita-
les. Si se acumula en tu cabeza, empezará s a dedicar má s tiem-
po a fantasear con el sexo y las mujeres. Si se acumula en tus
genitales senÑ rá s la necesidad de eyacular, bien durante el en-
cuentro sexual o en la masturbació n.
Por tanto, si no has respirado con plenitud a lo largo del  a,
cuando te aproximes a tu pareja sexual estará s lleno de fantasí-
as e impulsos de eyacular. Así, para evitar la eyaculació n precoz
has de respirar plenamente, profundamente y con gran fuerza a
lo largo de todo el día. Tus inspiraciones deberían dane la sen-
sació n de que extiendes la energía por la parte frontal de tu
cuer- po, llenando el vientre y la regió n genital. Tus
espiraciones de- beń an darle la sensació n de que llevas la
energía del suelo pélvico a la cabeza, ascendiendo por la
columna.
Cuando respiras con plenitud a lo largo de este círculo, ba-
jando por la parte anterior y subiendo por la espalda, tu energía
interna puede fluir libremente. La energía no se quedará obs-
truida y tensa en tu cabeza y genitales. Y tu impulso de eyacu-
lar disminuirá .
El sexo intensifica la fuerza de vida que recorre tu cuerpo.
Conforme te sientes má s estimulado, tu respiració n se acelera
y la energía empieza a contorsionar tu cuerpo, y tiende a enfo-
PRÁCTICAS CORPORALES 193

carse en la regió n genital. A menos qite tengas cuidado de mo-


verla con tu respiració n, se acumulará en tus genitales y produ-
cirá una presió n que buscará ser liberada por medio de la eya-
culació n.
Hay un ejercicio específico que puedes realizar durante el
encuentro sexual y cuando te aproximas al orgasmo. Practicá n-
dolo cambiará s la direcció n de tu orgasmo y, en lugar de eyacu-
lar por el pene, «eyaculará s» subiendo la energía por la colum-
na, experimentando una intensa dicha corporal y una apertura
emocional que está n mucho má s allá del placer rá pido y la paz
agotada que siguen al orgasmo con eyaculació n.
Para practicar este ejercicio debes aprender a contraer
cons- cientemente los mú sculos del suelo pélvico. Esta zona
incluye tus genitales, ano y perineo, que es el espacio entre el
ano y los genitales. Este ejercicio de contraer el suelo pélvico
produce una sensació n muy parecida a la que sientes cuando
tratas de conte- ner la micció n.
Ademá s de contraer el suelo pélvico, tira de él en direcció n
ascendente hacia tu cuerpo y tu columna. Este tiró n ascenden-
te elevará ligeramente tu escroto hacia el cuerpo.
Practica contrayendo y tirando hacia arriba de todo el sue-
lo pélvico, que incluye el ano, el perineo y los genitales. Puedes
practicar series de 15 o 20 contracciones, manteniéndolas todo
lo que puedas. Repite estas series tres o cuatro veces al día.
Finalmente será s capaz de contraer y elevar tu suelo pélvi-
co con facilidad, manteniéndolo así todo el tiempo que desees.
Esto significa que has desarrollado el control muscular necesa-
rio. Ahora puedes practicar el trabajo má s sutil de elevar la
ener- gía por la columna.
Al principio podría parecer que só lo te está s imaginando
que la energía interna se mueve por el cuerpo. Pero con la prá c-
tica te resultará má s fá cil sentir el movimiento energético. Es la
misma energía que puedes sentir sin problema acumulá ndose
en tu regió n genital durante el estímulo sexual intenso, y que
194 EL CAMINO DEL HOMBRE SUPERIOR

después se libera mediante la eyaculación. Puedes sentir la


ener- gía acumularse como el agua en un pantano, deseando
estallar. Bueno, pues esa misma energía puede estallar hacia
arriba. Y cuando lo hace, experimentas un orgasmo mucho
más placen- tero que el primer estallido de la típica
eyaculación genital, y también mucho más curativo y
rejuvenecedor.
Durante el coito, pero antes de que estés a punto de
eya- cular, practica la contracción del suelo pélvico tal
como se ha descrito. Cuando lo contraes y tiras hacia
arriba, eleva la ener- gía por tu columna mientras respiras.
Tendrás que experimen- tar para determinar si es mejor
inspirar o espirar tu energía por la columna, aunque para la
mayoría de la gente espirar funcio- na mejor. Si combinas la
contracción ascendente del suelo pél- vico con la respiración
que asciende por la columna, perderás un poco de erección y
también la necesidad de eyacular. Re- pite este ejercicio todas
las veces que sea necesario para con- servar tu relajación y
apertura mientras continúes haciendo el amor.
Practicando esta técnica puedes notar que a veces te acer-
cas mucho al orgasmo. En ese punto deja de moverte, aplica
la contracción ascendente del suelo pélvico y respira la
energía or- gásmica en dirección ascendente por tu columna.
Además de lo anterior, a algunos hombres les resulta útil
apretar los puños y los dientes mientras dirigen los ojos hacia
arriba, sobre todo cuan- do el impulso de eyacular es
particularmente fuerte. No obstan- te, con la práctica, toda la
presión muscular se vuelve muy sutil y delicada, hasta que
todo el ejercicio se hace usando la respira- ción, el
sentimiento y la intención.
Cuando la energía suba disparada por la columna, relájate
y disfruta de los colores, de los sentimientos y de la dicha que
llenan tu cabeza y llueven sobre tu cuerpo. Cuando seas un ex-
perto en la realización de este ejercicio, podrás evocar las mis-
mas sensaciones en tu pareja sintiéndola desde tu corazón mien-
tras el orgasmo asciende por tu columna. El movimiento
PRACTICAS CORPORALES 195

ascendente de tu energía activará magnéú camente el mismo mo-


vimiento en la suya.
Estas prá cticas no tendrá n éxito a menos que seas capaz de
rendirte amorosamente en medio del abrazo sexual. El amor
go- bierna la energía. Debes practicar el amor cada vez má s en
el emparejamiento sexual. Independientemente de lo duro
que haya sido el día, independientemente de las cargas que
soportes en tu vida, el coito sexual debe ser un tiempo para
practicar el amor. Gomo la meditació n o la oració n, el sexo
debería ser un momento especial para practicar la apeAura del
corazó n, entre- gándo\e plenamente a fin pareja y a través de
ella, estando en co- munió n con lo que consideras más
sagrado.
Si tienes el corazó n cerrado, tu energía estará obstruida y
nunca podrá s convertir tu chorro de semen en un rayo de amor.
Si no practicas el amor, tu energía sexual estará gobernada por
los viejos há bitos corporales y emocionales relacionados con la
pequeñ a conmoció n de la eyaculació n. Así, si deseas expandir
todo lo posible tu dicha sexual, recuerda que tu disposició n
emo- cional es mucho má s importante que los ejercicios
técnicos en sí mismos.
Como cada individuo es diferente, debes experimentar y
descubrir qué técnicas, pracÑcadas como ejercicios de amor,
fun- cionan mejor para ti. Con la práctica podrás experimentar
fácil- mente profundos orgasmos no-eyaculatorios que llenan tu
cuer- po de luz, dejando tu corazón completamente abierto, tu
energía vivifieada y tu cuerpo reverberando de dicha. Serás
capaz de ha- cer el amor todo el Ñempo que quieras y el coito
sexual rejuve- necerá tu fuerza de vida en lugar de agotarla.
En resumen, esto es lo que Ñenes que recordar a la hora de
experimentar y descubrir qué técnicas funcionan mejor para ti:

1. En lugar de fantasear con imágenes sexuales internas de


cualquier tipo, mantente totalmente presente, conscien-
te de tu cuerpo, de tu respiración y de tu mente, y es-
196 EL CAMINO DEL HOMBRE SUPERIOR

pecialmente atento a tu pareja. ROmpe el há bito mas-


turbatorio de la fantasía interna practicando conscien-
temente el sexo como un juego relacional de amor ha-
cia tu pareja.
2. Mantén tu cuerpo y tu respiració n relajados y plenos.
Sobre todo, mantén relajada la parte anterior de tu cuer-
po, conservando una sensació n de amplitud en el vien-
tre y de suavidad en tu corazó n. Esto impedirá que se
acumule un exceso de tensió n en cualquier á rea.
3. Aprende a sentir el interior de tu pareja, y después a tra-
vés y má s allá de ella, de modo que tu atenció n traspa-
se tus propias sensaciones e incluso las de tu pareja.
Prac- tica sintiendo hacia fuera, sin límite, como si
estuvieras flotando en el infinito. En otras palabras,
cualquier cosa que sientas, plenamente y, después,
siéntela por dentro y má s allá de ella, de manera que el
sexo se convierta en un sentimiento constante, a través
y má s allá de cada sensació n, en lugar de centrarte en
percepciones parti- culares.
4. A lo largo del día y durante el encuentrO sexual, prac-
tica la respiració n, de modo que la inspiració n haga des-
cender la energía por la parte frontal del cuerpo y la
es- piració n la eleve por la columna. El pensamiento
excesivo y cró nico o la adicció n a la eyaculació n sue-
len ser signos de que tienes la energía bloqueada y
aú n no respiras plenamente ni practicas este ciclo a lo
largo del día.
5. Durante el encuentro sexual, practica ocasionalmente
la
contracció n ascendente del suelo pélvico mientras
ele- vas la energía por la columna con la respiració n, de
modo que llene la totalidad de tu cuerpo.
Especialmente al aproximarte al orgasmo, puedes
combinar la contracció n ascendente del suelo pélvico
con la elevació n de la res- piració n por la columna para
dirigir el orgasmo hacia el
PRACTICAS CORPORALES 197

cerebro, e incluso para que salga por la parte alta de tu


cabeza, en lugar de que baje a tus genitales y salga por
ellos. Entonces sentirás como si este orgasmo
ascenden- te rezumara suavemente a través de cada
célula de tu cuerpo, saturándote de una luz densa y
abierta.

Estas técnicas serán poco eficaces a menos que sientas


amor y lo practiques durante el encuentro sexual. La
lnteligencia na- tural del amor hace circular la energía del modo
más saludable posible. Estas técnicas son ejercicios para
contrarrestar años de malos hábitos sexuales, generalmente
iniciados con la mastur- bación juvenil. Después de desatascar
la energía y eliminar el hábito mecánico de la eyaculación, la
fuerza de tu corazón guia- rá tu orgasmo de manera natural para
que explote hacia arriba, a través del cuerpo y del cerebro,
antes de llover sobre ti como una profusión de dicha que,
además de rejuvenecerte, disolverá tus límites como sombras
bajo el sol.
entre
hombres mujep$p
47
Ten en cuenta
la Asimetría PñITlOIJD

La relación íntima nunca es una prioridad en un es-


tilo & vida rtnsrufíito y siempre es prioritaria en un esti-
lo de uida{emen(Gto. Si un hombre tiene una esencia
sexual masculina, entonces su misión es su prioridad, la
búsque- da de una mayor liberación, ftfiertnd y
conciencia. Si una mujer tiene una esencia
sexual/emen(itn, entonces su prio- ridad es el flujo de
amor en su uida, incluyendo su rela- ción con un hombre
en el que pueda confiar totalmente, en cuerpo, emoción,
mente y e írifu. Of hombre y la mujer deben apoyarse
mutuamente en sus prioridades para que ID relDCiÓtt
IOS SiMO O OTftbOS.

Aunque tu mujer y tú tenéis los mismos derechos, sois cria-


turas muy diferentes. Si ella tiene una esencia sexual femenina,
ésta se sentirá llena cuando fluya el amor. Por ejemplo, pue-
de que experimente dificultades profesionales, pero si el amor
fluye en su vida —con sus hijos, con sus amigas y contigo— su
esencia se sentirá realizada.
No es así para ti. Si tienes una esencia sexual masculina y
tu profesión o tu misión están obstruidas, no estarás tranquilo
aun- que tu mujer y tus hijos estén amándote todo el día y toda
la noche. Ni siquiera querrás dedicar mucho tiempo a las
relacio-
202 EL CAMINO DEL HOMBRE SUPERIOR

nes íntimas con tu esposa hasta que resuelvas tu situación pro-


fesional o tu misión.
El amor satisface la esencia de tu mujer, pero tú liberas tu
esencia de tensiones alineando tu vida con tu misión. Para ti, las
relaciones íntimas son una adición al propósito que deben ser
disfrutadas. Para tu mujer, la intimidad es el núcleo de su vida y
el tono de vuestras relaciones íntimas colorea todas sus otras ac-
tividades.
Cuando la relación íntima va genial, la vida de tu mujer se
llena del color del amor. Ella se siente bien en el trabajo, en
casa, en la cama. Cuando vuestra relación no va tan bien, cuando
tu mujer no se siente querida, o se siente rechazada, herida o
aban- donada por ti, su día está coloreado por el dolor. En el
trabajo, en casa y en la cama, el dolor del desamor teñirá su
disposición.
Para ti las cosas son diferentes. Cuando tu relación íntima
va mal, estás deseando salir de casa e ir a trabajar; allí puedes es-
tar en tu elemento, alineado con tu propósito y sentirte feliz.
Para ti, las relaciones íntimas son tan sólo un aspecto de tu vida.
Cuando estás absorbido por tu misión, a menudo te olvidas com-
pletamente de ella. Para tu mujer, las relaciones íntimas son el
núcleo de su vida y colorean todo lo que hace. Ésta es la asime-
tría primaria que se manifiesta en las relaciones íntimas.
No obstante, la asimetría va mucho más allá. Para la mayo-
ría de los hombres, su mujer es reemplazable. Es duro, pero es
así. Si eres como la mayoría de los hombres, sabes, en el
fondo de ti, que, si perdieras a tu mujer actual, pasarías por una
etapa de duelo profundo, pero acabarías encontrando a otra. De
he- cho, probablemente has fantaseado muchas veces con
encontrar otra mujer incluso antes de perder a la que ahora
tienes. Como la prioridad de un hombre es su misión, siempre
gravitará hacia una mujer que sienta que apoya su misión. Pero
si siente que otra mujer le daría más vitalidad y energía para
su trabajo, po- dría desearía como pareja.
Sin embargo, tú resides en el corazón de una mujer. Ella te
EL YOGA DE LA INTIMIDAD PARA HOMBRES Y MUJERES 203

siente durante todo el día. Siente dó nde está s. Hay hilos de


sen- timiento que parten de su corazó n y está n conectados con
el tuyo día y noche. En su percepció n, tú eres irreemplazable.
Ella no suele considerar otras opciones como tú probablemente
ha- ces. Mientras que tú vives en un mundo de posibilidades
rela- cionales, ella vive en un mundo de realidad relacional. Tu
rela- ció n con ella no só lo comprende el nú cleo de su vida, sino
que es el principal determinante de su estado de á nimo.
Si tu mujer ha rechazado su propia esencia femenina, en-
tonces luchará contra la «conexió n de corazó n» que mantiene
contigo. Tratará de identificarse con su lado masculino e inten-
tará restarle importancia y despriorizar la relació n. Pensará
que debe «vivir su propia vida» y poner má s energía en su
trabajo, por ejemplo. Aunque es saludable que cada hombre y
mujer aprendan a ser seres completos e independientes, para
ella es au- todestructivo intentar reducir la importancia de
vuestra relació n en su vida. Si tiene una esencia sexual
femenina, desear un flu- jo de amor forma parte de su esencia,
por má s dedicada que esté a su profesió n y a otras actividades.
Sin una intimidad profunda y amorosa —contigo y con lo
divino ella siente dolor. E intentar aliviarlo absorbiéndose en
su profesió n, en su actividad artística o en sus amigas nunca
fun- cionará . Si tiene una esencia sexual femenina, debe
honrarse a sí misma adueñ á ndose de su profundo deseo de
sentir un flujo de amor del corazó n, del mismo modo que una
persona con una esencia sexual masculina debe honrar su
misió n para sentirse verdaderamente feliz. Nuestra cultura se
ha vuelto tan antife- menina que muchas mujeres está n
tratando de negar sus deseos esencialmente femeninos para
adoptar el camino masculino de dedicarse a una misió n. Al
negar su esencia sexual femenina, es- tas mujeres se
predisponen a sentir un vacío en el corazó n, de- presió n y otros
síntomas físicos de enfermedad.
Por otra parte, no debes negar la esencia femenina de tu
mu- jer diciéndole: «¡Toda tu vida parece dar vueltas en torno a
nues-
204 ML CAMINO DEL HOMBRE SUPERIOR

tra relaciõ n! Eso no es sano. Deberías tener tu propia vida, tu


propia direcció n, tu profesió n y tus amigas. ¡Deja de quejarte de
nuestros problemas íntimos y mó ntate una buena vida!»
Aunque es de sentido comú n que ella debe tener una vida
satisfactoria fuera de la relació n, la sabiduría sexual nos lleva a
comprender que en el centro de su esencia femenina siempre
estará el flujo del amor. Así son las cosas. Podría buscar este flu-
jo de amor en una relació n directa con lo divino, aunque es má s
habitual buscarlo en la relació n con un hombre.
El deseo de una relació n íntima es tan central para la vida
de una mujer como la misió n y la bú squeda de la libertad —
eco- nó mica, psicoló gica y espiritual- lo son para la tuya.
Piensa en todas las horas al dia que dedicas a tu misió n y
compá ralo con las horas que dedicas a estar a1 servicio del
deseo profundo de tu mujer de potenciar el amor. Si quieres
que ella honre y apo- ye tu bú squeda de la libertad, debes
honrar y apoyar su bú sque- da del amor. Su devoció n a1 amor
tiene mucho que enseñ arte. Algunos hombres se sienten
culpables por no estar tan «im- plicados» en la relació n como
su mujer. Debes entender que esto es natural. Si tú tienes una
esencia sexual masculina y tu mujer tiene una esencia sexual
femenina, nunca estarás tan preocupa- do, molesto o
encantado con tu relació n íntima como tu mujer. No finjas. No
trates de parecer preocupado para alivio de tu mu- jer. Ella
puede sentir dó nde está s realmente. Má s bien, sé fiel a tus
deseos esenciales y dedica tu vida, con total impecabilidad,
a tus metas má s altas.
Si uno de tus objetivos má s elevados es la libertad psico-
ló gica o espiritual, valorarás mucho tu intimidad. Nadie acti-
vará tus neurosis ni te reflejará lo estú pido que puedes llegar
a ser mejor que tu mujer. Ella te señ alarã tus puntos débiles
mejor que un sargento en un campo de instrucció n. Ella refle-
jará tu ambigü edad o tu claridad mejor que cualquier profe-
sor de un taller. Ella te lo hará mejor que una prostituta y te
dará má s amor del que eres capaz de absorber. Y en todo mo-
EL YOGA DE LA INTIMIDAD PARA HOMBRES Y MUJERES 205

mento rociará tu vida con radiantes bendiciones, curació n y vi-


vificació n, siempre que ella aprenda a adueñ arse de sus ver-
daderos deseos femeninos y tú aprendas a adueñ arte de tus
verdaderos deseos masculinos.
C uando ambos honréis la asimetría fundamental de vuestra
relació n, podréis concentraros en vuestros verdaderos deseos
en lugar de ceder en nombre de una tregua imaginaria entre
géne- ros. C uando tu vida esté verdaderamente alineada con tu
pro- pó sito má s elevado, estará s má s presente y será s má s
amoroso y divertido. Entonces tu mujer será la pú mera
receptora de tu pre- sencia, de tu amor y de tu humor. Si tus
relaciones íntimas no crecen constantemente en este sentido, tu
vida no estará aliena- da con tu propó sito má s elevado.
Asimismo, si tu mujer da rienda al verdadero deseo de su
corazó n, lo notará s. Su energía, irradiació n, sabiduría y su capa-
cidad de crear un cielo sobre la tierra te alimentará n constante-
mente, aunque no estén dirigidos hacia ti. Te sentirá s inspirado
por su magia, encantado por su sexualidad, asombrado por su
conocimiento y vivificado por la vida que fluye tan amorosa-
mente por su cuerpo. Sin embargo, si ella elige negar el deseo
de su corazó n y adoptar metas má s masculinas relacionadas con el
propó sito y la misió n como necesidades esenciales, ambos
sufri- réis. Su irradiació n disminuirá , se protegerá má s y vuestros
co- razones no se sentirá n relajados en las relaciones íntimas.
Tu mujer podría ser una ejecutiva corporativa y tú podrías
ser un señ or de tu casa. Eso está bien siempre que tú estés vi-
viendo tu propó sito má s elevado y su vida esté dedicada al amor.
Honra esta asimetría primaria, en Ñ mismo y en tu mujer. Só lo
cuando estéis dispuestos a daros apoyo mutuo en vuestros de-
seos esenciales, la relació n os entregará a ambos lo que deseá is,
y después tal vez os lleve aú n má s allá, hacia la plena alegría de
ser, de la que vuestra relació n só lo es una esperanza.
iii/R !O ¥PtDCÍÓW

En las relaciones hay dones masculinos y femminos,


y cada don va acompañado de su propia
responsabilidad. La dirección de crecimimto de una
relación es fundamm- talmente una responsabilidad
infiffiuÍinff. La energía de una intimidad —pÁcer, flujo
sexual y rira/id‹zd— es fun- dammtalmente
responsabilidad de la mujer. De manera Simplificodo
pOdemOS deMr quP el hombrP eS reSpOnSOblC de Á
profundidad del amor de la mujer, o de la apertura de
sus estados de ánimo, y la mujer es re@onsable de la
!!ereCCion›! dCl hOm e O d8 Su ener O CO OrDl.

En cuanto creces y te conviertes en un adulto independien-


te, ya no necesitas que nadie cuide de ti. Puedes responsabilizar-
te de ti mismo. En particular te das cuenta de que eres respon-
sable de tu propia feÉ cidad. Nadie puede vivir tu vida en tu lugar.
Debes generar tu propia salud, éxito y felicidad.
No obstante, este senÑ do de autorresponsabilidad só lo in-
dica una madurez parcial. Má s allá de la autorresponsabilidad
está la responsabilidad de ofrecer tu don. Es impoAante crecer
má s allá de la dependencia de tu pareja íntima, por tu propia fe-
licidad, pero es igualmente importante ir má s allá de la simple
independencia y autonomía. El paso siguiente de la relació n, des-
EL YOGA DE LA INTIMIDAD PARA HOMBRES Y MUJERES 207
pués de haber obtenido la mutua independencia, es la mutua
entrega o el mutuo servicio amoroso.
Tal vez hayas notado que tu mujer puede perderse en sus
estados de ánimo. Puede entrar en un ciclo de nerviosismo. O
puede sentirse abatida y deambular por casa envuelta en una
nube negra. Una vez que caen en estos estados de ánimo, a la
mayoría de las mujeres les cuesta mucho sobreponerse y salir
de ellos. Tu intervención amorosa es uno de tus principales
dones masculinos. La clave está en no convertirte en su
terapeuta, sino en ser su llamada a despertar, el que abre su
corazón, el recor- datorio de la primacía del amor. Si te cuesta
más de cinco mi- nutos abrirla al amor, probablemente estás
hablando demasia- do y actuando poco. O tal vez hayas
olvidado tu verdadero propósito.
Tu don masculino es saber dónde estás, dónde quieres estar
y qué tienes que hacer para llegar allí. Si no sabes una de estas
cosas, tienes que descubrirla por cualquier medio que sea nece-
sario. En esencia, esta visión es el don básico que tienes que ofre-
cer a tu mujer y al mundo. Si no tienes una visión más elevada
que la monotonía diaria de las labores domésticas, el trabajo, el
cuidado de los niños, la televisión y las vacaciones, no estás
hon- rando tu derecho de nacimiento. Tu mujer no recibirá tus
dones y se sentirá engañada, y lo mismo le pasará al mundo. Y
conse- cuentemente ambos te ofrecerán sus dones en menor
cantidad. Si tu mujer está siempre estresada, tú tienes que saber
lo que podría hacer con su vida, en términos muy prácticos,
para poder relajarse. Tal vez necesite hacer más ejercicio, meditar
más, cambiar de profesión, bailar más o pasar más tiempo con
sus amigas. Si tu mujer se siente insatisfecha la mayor parte del
tiem- po, tienes que averiguar qué le falta. ¿Con qué frecuencia
abre
su corazón y su cuerpo en el éxtasis irreprimible de la rendición
emocional? ¿Con qué frecuencia se abandona completamente
al amor divino que la rodea? ¿Con qué frecuencia la ayudas a
hacerlo?
208 ML CAMINO DEL HOMBRE SUPERIOR

¿Está s representando el papel del «hombre sensible» que le


da «espacio» para ser desgraciada en lugar de ofrecerle tus
dones de manera continuada e intrépida? Y si no quiere tu don,
tu sa- biduń a profunda y tu amor desinhibido, entonces, ¿por
qué que- rrías estar con ella? Tu principal don en la relació n íntima
es guiarla, momento a momento, para que salga de sus estados de
á nimo y pueda abrirse al amor. Y entonces, día a día, conducir
su vida hacia niveles superiores del amor divino, incluso má s
allá de la relació n, de modo que su vida se convierta
fundamental- mente en comunió n, entrega y celebració n. Si no
puedes ofre- cer tal guía a tu mujer, ¿qué puedes ofrecerle? ¿Por
qué está con- tigo? ¿De qué va vuestra relació n?
Para ofrecer este don masculino, debes cultivar la prá ctica
diariamente. Como un mù sico que practicara su ane, debes
rea- lizar diariamente el arte de superar el miedo, de sentir tus
lími- tes e ir un poco má s allá sin deslizarte hacia un consuelo
priva- do ni presionar tanto que desconectes de tu fuente. La
fuente que es tu verdad má s profunda debe convertirse
progresivamen- te en el impulso de tu vida. Con el tempo,
todas las actividades deben alinearse con ella. Y también tu
relació n.
Dado que probablemente lendes a perderte en tus pensa-
mientos, en tus objetivos y en tus proyectos, uno de los princi-
pales regalos que puede ofreceAe tu mujer es traerte a tu cuer-
po, al presente, al amor que te conecta con tu fuente. A través
de su toque, su amor y su atractivo, ella también puede darte
energía para que todo tu cuerpo sea como una erecció n, pleno
y vivo, dispuesto a penetrar el mundo con su amor. Aunque tu
mujer sea la presidenta de Estados Unidos, si tienes una esencia
sexual masculina, su regalo especial para ti es traerte a tu cuer-
po con la fuerza atractiva de su energía femenina.
Sin una mujer que sirva a tu actual encarnació n del amor,
podrías pasar la mayor paAe de tu tiempo trabajando en tus
pro- yectos, mirando la pantalla de tu ordenador, rumiando
pensa- mientos en tu mente o buscando metas futuras de
libertad eco-
EL YOGA DE LA INTIMIDAD PARA HOMBRES Y MUJERES 209

nómica o espiritual. Entretanto, pierdes contacto con el presen-


te, con tu cuerpo y con tu mujer.
Si puedes estar en tu cuerpo y con tu mujer, plenamente
presente, sin volver a la separación promovida por la cabeza, las
fronteras empiezan a disolverse en la apertura de tu amor. Cuan-
do puedes atravesar con tu sensación a tu mujer y tu propio
cuer- po es como si éstos se volvieran transparentes, y entonces
la fuen- te, la radiante sustancia de la existencia, se evidencia a
través de ellos. En la revelación de esta transparencia, tu gesto
natural es el servicio. No tienes nada más que hacer que
disolverte en la entrega de tu don.
Es posible que tu mujer no desee recibir tu don, es posible
que se resista a él. Y lo mismo puede hacer el mundo. Pero no
tienes elección. Vive al límite. Ama tan plenamente como pue-
das. Deja tu cuerpo erguirse con la energía de tu fuente más pro-
funda. Y asume plena responsabilidad de dar todo el amor que
seas capaz de expresar al mundo y a tu mujer. Parecerá que am-
bos te niegan y te seducen, hasta que puedas sentirlos tan com-
pletamente que los aWavieses.
Siente completamente a tu mujer y al mundo, y muere
dan- do tu don.
49
Insiste en la
práctica y en el
crecimiento

La dirección en la vida es una prioridad masculina,


incluso en las relaciones íntimas. Un hombre menos ma-
duro espiritualmente puede decir a su mujer: «¡O a mi
ma- nera o puena!» Vn hombre que está en proceso de
creci- miento suauizará su determinación y buscará un
acuerdo con su mujer, asumiendo el papel del señor
«amabilidad». Pero un hombre superior no se
conformará con menos que con la más plena
encarnación de amor de la que tanto él como su mujer
sean capaces. Con compasión, él va descar- tando todo lo
accesorio, exigiendo autenticidad y humor. Es como st
estuviera diciendo a su mujer: «¡El camino di- urno o
puerta!» Es la misma tnrisiencio masculina en mar- car
la dirección que exhibirá un hombre más défitl. Pero, en
lugar de insistir en que su mujer siga su dirección per-
sonal, el hombre superior quiere que ella siga la
dirección que más la ayude a crecer en amor y en
felicidad. Él no se conformará con menos.

Si no conoces tu direcció n en la vida, ciertamente está s en


terreno resbaladizo a la hora de ofrecer direcció n a tu mujer.
Por tanto, el primer paso consiste en alinear tu propia vida de
modo que, al menos este momento, estés viviendo al límite,
plenamen-
EL YOGA DE LA INTIMIDAD PARA HOMBRES Y MUJERES 21 t

te alineado con tu propósito. Si no estás absolutamente seguro


de estar viviendo exactamente la vida que necesitas vivir, tu
mu- jer sentirá tu falta de claridad y discrepará con cualquier
tipo de guía que puedas ofrecerle.
Tenderás a olvidar el propósito de tu existencia al perderte
en tu ronda diaria de proyectos, negocios y deberes. Tu mujer
tenderá a olvidar el amor de su esencia y a perderse en ciclos
de humores y emociones. Como regalo para ambos, tú tienes
que cortar con tu estrechez mental y también con el
aprisionamien- to de tu mujer en la tristeza, el miedo y la ira, y
revelar la ver- dad. La profundidad a la que hayas penetrado
en el océano de la existencia será la profundidad de la que
surgirá tu don. Cual- quier obstrucción a esa profundidad, por
parte de ti mismo o de tu mujer, debe ser erradicada para que
tu don pueda surgir de su fuente más profunda.
Si no abres camino y asumes la dirección, tu mujer lo hará.
Las energías masculinas y femeninas en una relación íntima es-
tán gobernadas por la ley de la conservación. Cuanta menos di-
rección masculina demuestres en la realidad, más dirección
mas- culina asumirá tu mujer. Si estás despistado o, peor aún,
colgado, o si estás trabajando duro pero sin vivir a la altura de
tus posi- bilidades, tu mujer se resentirá de tu falta de
dirección profun- da. Ella empezará a asumir el filo masculino
y tratará de acabar con tu cuelgue para que sientas la urgencia,
conectes con tu pro- fundidad y des tu verdadero talento.
Sin embargo, como en tu esencia eres masculino, su inten-
to masculino de acabar con tu despiste te despolarizará. Os en-
frentaréis como dos carneros chocando vuestros cuernos, pues-
to que ambos estáis en lo masculino. Y si tú enWas en lo
femenino, la cosa podría ir peor. Podría desarrollarse un hábito
por el que, por más fuerte que seas en el mundo de los
negocios, siempre eres fustigado en la relación. Tu mujer se
muestra afilada y mas- culina, tú te vuelves falsamente
receptivo y agradable, y, entre- tanto, ambos tenéis ganas de
vomitar.
212 EL CAMINO DEL HOMBRE SUPERIOR

Si tu mujer siempre se muestra cortante contigo, probable-


mente es un signo de que, independientemente del éxito
alcan- zado fuera de la relación, ninguno estáis alineando
vuestras vi- das con la verdad más alta. No estás cortando la
maleza de tus deberes y los estados de ánimo de tu mujer para
revelar el te- rreno fértil de vuestras vidas. Y por eso tu mujer
tiene que es- grimir su propia espada. Por la ley de la
conservación de la ener- gía masculina y femenina, tu mujer
intentará ofrecer los dones que tú no estés dando. Pero, como tu
esencia es masculina, sus ofrendas masculinas probablemente
te disgustarán, quizá inclu- so te causen repulsión.
Eres plenamente responsable de acabar con te pereza, adic-
ciones y falta de claridad. No tienes nada que esperar y no pue-
des culpar a nadie. Usa las técnicas que fe parezcan apropiadas.
Procura hablar con tus amigos, hacer terapia, practicar la me-
ditación o la oración, realizar en una ceremonia de búsqueda
de la visión, leer lbs escrituras, caminar por la naturaleza,
escri- bir un diarío o estudiar. Recuerda que tu éxito con el
método elegido depende completamente de que te comprometas
a des- cubrir tu verdad más profunda y a alinear tu vida con
ella.
Puedes meditar hasta colapsarte, pero eso no funcionará
si, llegado el momento, prefieres masturbarte, leer el periódico o
ver la televisión en lugar de cortar con tus adicciones,
discipli- nar tu vida diaria y entregar tu don desde el lugar de
máxima profundidad y dicha. La cualidad de tu intención y la
consisten- cia y profundidad con que te apliques determinan
los resulta- dos de tu entrega, así como tu capacidad de guiar
la vida de tu mujer hacia una mayor felicidad y rendición
corporal al amor.
Un hO 'lbre r8deScu 8 y OjnD Su prOp0SitO Pft SO
dOd, en situaciones que suponen un desafio y en
compañía de otros hombres que no acepten su
supeficialidad y su fake- dad. Pero las mujeres foaalecen
su irredioJó a femenina m compañm de otros muj es, en
juegos compartidos y ce bra- ADOS. Un hombre debe
preparar ambos ñpos de eventos re- pasadores: pasar
tiempo él mUmo en soledad y con otros hombres, y que
su mujer pine tiempo con ol:rm mujeres.

Si pasas demasiado tiempo con tu mujer, ambos os desgas-


taréis de la peor manera. Para poder llevaros bien, ella empeza-
rá a adoptar tus há bitos masculinos al hablar, negando su deseo
femenino de fluir en juegos y placeres sin tener que encontrar
el sentido masculino de las cosas ni cumplir ningú n propó sito.
Tú empezará s a adoptar sus pautas femeninas de toque y afec-
to, negando tu deseo de ponerte manos a la obra, con tu misió n
y con tu mujer. Te descubrirá s besá ndola en la mejilla y dá ndo-
le abrazos y palmaditas en la espalda para ofrecerle seguridad.
En resumen, la diosa y el guerrero se convertirá n en personas
domésticas y neutralizadas que só lo compaAen el juego má s apa-
cible de la polaridad sexual.
Para vivificar su esencia femenina, tu mujer debe pasar
tiem-
214 EL CAMINO DEL HOMBRE SUPERIOR

po cada día en absoluto abandono y celebración. Durante esos


momentos de danza, canto, risa y puro deleite, su cuerpo y men-
te deben liberarse de cualquier obligación de mostrarse mascu-
linos: dirigidos, controlados, estructurados u orientados hacia
ob- jetivos. Estas ocasiones son aún más rejuvenecedoras
cuando ella está con otras mujeres, potenciando y disfrutando
mutuamente de su irradiación y flujo femeninos. Si tu mujer no
recibe este rejuvenecimiento femenino con frecuencia,
desarrollará los sín- tomas de la energía femenina deprimida:
enfermedad (especial- mente en sus partes más femeninas),
falta de energía de vida, ausencia de deseo y de disfrute sexual,
y una disposición triste, desanimada y pesimista.
En el actual movimiento masculino muchos hombres recla-
man su energía femenina. Si quieres revitalizar tu energía feme-
nina, puedes hacer algo muy parecido a lo que hacen las mujeres
para revitalizar la suya. Puedes salir al bosque y cantar, danzar y
reír con tus amigos. Para los hombres que han quedado rígidamen-
te atascados en su dirección masculina, sin permitir que fluyan la
alegría y el compartir en sus vidas, ésta es una buena medicina.
Pero para los hombres que han perdido su sentido de pro-
pósito, que no saben de qué va su vida o que les cuesta alinear-
se con su verdad, cantar y bailar no son el remedio. La cura para
la falta de propósito es afrontar el desafío de vivir al límite,
pues-
to que has perdido la capacidad de vivir allí por ti mismo.
Los dos modos de llevarte al límite de tu poder masculino
son la austeridad y el desafío.
Austeridad significa eliminar las comodidades y los cojines
de tu vida, las cosas que te llevan a acomodarte y dormitar. Apar-
ta cualquier cosa que te haga perder tu filo. Nada de periódicos
ni revistas. Nada de televisión. Ni caramelos, ni galletas, ni dul-
ces. Nada de sexo. Nada de caricias. No leas nada mientras co-
mes o te sientas en el retrete. Reduce el tiempo de trabajo al mí-
nimo. Nada de películas. Ninguna conversación que no trate
sobre la verdad, el amor o lo divino.
EL YOGA DE LA INTIMIDAD PARA HOMBRES Y MUJERES

Si asumes estas disciplinas durante unas semanas, así como


cualquier otra que te haga dejar atrás tus monótonos hábitos
per- sonales, tu vida quedará libre de las distracciones
rutinarias. Lo único que quedará será el filo que has estado
evitando con tu ru- tina cotidiana. Tendrás que afrontar la
incomodidad y la insatis- facción básicas que forman la
textura oculta de tu vida. El desa- fío de vivir tu verdad, en
lugar de esconderte de ella, te vivificará. El sufrimiento sin
adornos es el compañero de cama del cre- cimiento masculino.
Sólo conectando íntimamente con tu sufri- miento personal
podrás sentirlo y seguirlo hasta su fuente. Cuan- do pones toda
tu atención en el trabajo, la televisión, el sexo y la lectura, no
penetras tu sufrimiento, y su fuente permanece oculta. Tu vida
queda tan estructurada por los medios que em- pleas para
dejar de lado el sufrimiento que raras veces te permi- tes sentir.
Y en cuanto tocas la superficie de tu sufrimiento, tal vez en
forma de aburrimiento, abres rápidamente una revista o
agarras el mando a distancia.
En lugar de eso, siente tu sufrimiento, descansa en él, abráza-
lo, haz el amor con él. Siéntelo tan profunda y completamente que
lo penetres, y llega a su temido origen. Casi todas las cosas que
ha- ces, las haces porque tienes miedo a morir. Y, sin embargo,
morir es exactamente lo que estás haciendo, desde el momento
de tu na- cimiento. Dos horas de absorción en la retransmisión
de una final deportiva pueden distraerte temporalmente, pero
esta realidad bá- sica sigue vigente. Naciste como un sacrificio, y
puedes participar en él disolviéndote en la entrega de tu don o
puedes resistirte, lo que te causará sufrimiento.
Eliminando la red de seguridad de las comodidades de tu
vida, tienes la oportunidad de hacer caída libre en este momen-
to situado entre el nacimiento y la muerte, atravesando el
agu- jero de tu miedo hacia la apertura imperturbable que es la
fuen- te de todos tus talentos. El hombre superior convierte su
vida en este sacrificio de amor espontáneo.
El otro medio, aparte de la austeridad, para redescubrir tu
216 EL CAMINO DEL HOMBRE SUPERIOR

esencia masculina, es el desafío. Las formas más superficiales


de desafío incluyen actividades como el montañismo, la práctica
de deportes competitivos y los campos de instrucción militares.
Es- tas formas de desafío físico activan instantáneamente el
sentido de propósito y dirección masculinos, en hombres y en
mujeres. Los desafíos más profundos implican ofrecer tu don
direc- tamente de maneras que pueden haber quedado
bloqueadas por tus miedos. Si siempre has tenido miedo de
hablar en público, puedes asumir el desafío de hacerlo una vez a
la semana duran- te tres meses. Si una semana no das el discurso
correspondien- te, la siguiente tienes que dar tres. Si siempre has
querido escri- bir una novela pero no has llegado a completar
ninguna, diles a tus amigos que vas a terminar un capítulo cada
semana (o al mes) a lo largo del año que viene. Cada vez que
no completes tu objetivo semanal, deberás 100 euros a tus
amigos. Si no com-
pletas tu objetivo anual les deberás 10.000.
La cuestión es que quedarse paralizado de miedo tiene con-
secuencias. Y éstas son evidentes cuando te ocurre durante una
escalada o practicando deportes competitivos. Debes hacer que
tenga consecuencias para el resto de tu vida, a menos que desees
aferrarte a la red de seguridad de tus placeres superficiales.
Las formas más potentes de realineamiento masculino re-
quieren austeridad y desafío. Ve en medio del bosque, solo,
úni- camente con lo imprescindible para sobrevivir. Nada que
leer, nada que hacer. Ayuna y mantente despierto todo el
tiempo que puedas. Ocupa tu atención con alguna práctica,
como cantar o algún movimiento ritual, de modo que tu
atención no se despis- te ni se descentre. Ábrete y espera. No
encubras tu sufrimiento. No abandones antes de caerte por el
agujero de tu miedo y emer- ger con una visión de tu
verdadera misión, la forma única de tu sacrificio viviente.
Esta práctica de aislarse es una forma extrema y potente de
búsqueda de la visión masculina, pero hay otras formas más co-
munes que resultan útiles en la vida cotidiana. Pasa tiempo cada
EL YOGA DE LA INTIMIDAD PARA HOMBRES Y MUJERES 2t 7

día en soledad, sin distracciones. Simplemente siéntate, durante


diez minutos. Sin agitarte, sin cambiar de canal, sin ojear revis-
tas. Simplemente sé, exactamente tal como eres, sin intentar
cambiar nada. Quédate con tu sufrimiento hasta atravesarlo e
intuir la fuente infundada de tu vida.
Tal como tu mujer debe pasar tiempo regularmente sólo
con mujeres, tú debes pasarlo sólo con hombres. Júntate con
tus amigos al menos una vez por semana para serviros mutua-
mente. Dejad a un lado la mentira y hablaros de manera direc-
ta. Si sientes que tu amigo está echando a perder su vida, díse-
lo, porque le quieres. Recibe este tipo de críticas de tus amigos.
Sugeríos mutuamente retos para ayudaros a superar los miedos
que limitan vuestra entrega. Acordad cuál será el precio de no
persistir en un desafío. Por ejemplo, si acuerdas poseer a tu espo-
sa tres horas cada dos días durante una semana, comprométete a
cortar el césped de casa de tu amigo si un día dejas de hacerlo.
Debéis alternar este tipo de reuniones «para cortar con la
mentira» con celebraciones masculinas. No obstante, durante las
celebraciones también debéis manteneros conscientes y libres
de distracciones. No son ocasiones para alejarse de la plenitud,
sino para unirse más allá del miedo. Tal vez podáis bañaros jun-
tos en agua helada, o beber hasta embriagaros y pasar el resto de
la noche cantando himnos al misterio de la existencia. Hagáis lo
que hagáis, compartid el amor entre amigos, sin conformaros con
la mediocridad ni con menos que la plena expresión de los ta-
lentos de cada uno.
Asegúrate de que tanto tu mujer como tú pasáis estos ratos
de rejuvenecimiento. De otro modo, te pudrirás en brazos del
estancamiento y la neutralización sexual que amortigua tu
ver- dadero filo, impidiéndote ofrecer tu don en la relación.
Practica
la disolución

Como cuando se disuelve en la intensidad de ur or-


gasmo, el mayor deseo del hombre es alcanzar la libera-
ción total.

Practica el amor hacia tu mujer y hacia el mundo momen-


to a momento, permitiendo que la fuerza de tu rendición trans-
forme cada instante en un orgasmo de disolución divina. Abra-
za cada momento de experiencia como a una amante, y confía en
cualquier dirección que el amor te marque. Muere ofreciendo
tu don, de modo que ni siquiera te des cuenta de que ya no te
tienes a ti mismo. El miedo es la excusa final. No luches con él.
Ama a través de él.
ÍÑÍOtPTÍDleS t!Í0 ÍÑ1OUÍ£Í ÍÑlBÍtíÍO

Puede hallarse información sobre los libros,


audios y vídeos de David Deida, así como
un calendario actualizado de actividades
en: www.deida.info

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