Cerynel
Cerynel
Cerynel
FACULTAD DE DERECHO
PROFESOR
BACHIILLER
SECCIÒN: N04A
INTRODUCCION
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Hablar del derecho internacional es hablar de una ciencia jurídica reciente. Fueron muchas
las instituciones que influyeron para que surgiera dicho derecho entre ellas tenemos a los
tratados, las misiones diplomáticas, entre otros. Todos estos soportaban distintas teorías
relativas, principios y derechos ya establecidos en el derecho interno de cada estado. Los
propios estados para el manejo de sus relaciones se ven obligados a la creación de sujetos
internacionales, que permitan un equilibrio y armonía de todos. En el presente trabajo se
analizan los sujetos del derecho internacional, definiendo a los sujetos como las entidades
con derecho y obligaciones impuestas por el propio derecho internacional. Para la
concepción clásica de los estados. Siendo estos estados sujetos creadores de derecho
internacional tienen la prerrogativa de dar existencia a nuevas personas internacionales y la
función privativa de los estados que es de elaborar las normas del derecho internacional es
compartida y delegada a estos nuevos sujetos, como por ejemplo, las organizaciones
internacionales o fuerzas armadas en misiones internacionales. La finalidad de dicho
trabajo es brindar una mejor comprensión y análisis sobre los sujetos internacionales. Como
primer punto se menciona a la personalidad jurídica en el derecho internacional, al círculo
de los sujetos del derecho internacional, la personalidad limitada del derecho internacional.
Como segundo punto se toca el tema del estado, el cual se clasifica en: territorio, población
y gobierno, siguiendo con los sujetos tenemos la soberanía e igualdad soberana de los
estados, los pueblos libre determinación y por último las organizaciones interestatales
Desarrollo Teórico
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Determinación de la subjetiva internacional
Los ordenamientos jurídicos tienen normas que determinan cuáles son sus sujetos y en qué
medida éstos poseen capacidad, tanto de actuar jurídicamente como de asumir derechos y
obligaciones y muchas de estas normas no han sido codificadas y, por lo tanto, deben
deducirse de la práctica internacional y de su valoración por la jurisprudencia y la doctrina.
Al hablar sobre subjetividad internacional, se dice que es sujeto del Derecho Internacional
quien sufre directamente responsabilidad por una conducta incompatible con la norma, y
aquel que tiene legitimación directa para reclamar contra toda violación de la norma. Esto
hace alusión de que no todos los entes beneficiados por una norma o todos aquellos a los
que la norma imponga una conducta son sujetos del derecho internacional.
Sobre la subjetividad internacional no hay que confundir las situaciones de sujeto de las
relaciones internacionales y sujeto del Derecho Internacional, esto nos lleva a dos planos al
sociológico y al jurídico. En el primer plano la calidad de actor o protagonista del sujeto
conlleva a hacerse acreedor de derechos y obligaciones según las reglas del orden jurídico
internacional. La diferencia entre estos dos planos, sociológico y jurídico sirve para poner
en evidencia a entidades que se desarrollan y actúan en el ámbito internacional ya sean
empresas transnacionales u organizaciones internacionales no gubernamentales, cualquiera
sea su actividad carecen generalmente de subjetividad internacional al no depender su
Estatuto jurídico del D.I. sino del Derecho de uno o varios Estados. Según Moler y otros
autores, “a la sociedad internacional como una comunidad jurídica, es posible hablar
indistintamente de sujetos del ordenamiento o del cuerpo social internacional”. La gran
variedad de los objetivos y funciones de la sociedad jurídica internacional ha conducido a
lo que se denomina “renovación cuantitativa del Derecho internacional en el doble sentido
de expansión del campo objetivo de la regulación jurídica internacional y de una
proliferación de los sujetos que forman parte.
Los Beligerantes
Para que una comunidad beligerante sea reconocida como sujeto de Derecho Internacional
Público, de acuerdo a las normas internacionales debe reunir los siguientes requisitos
Que el movimiento beligerante revista importancia y continuidad.
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Debe tratarse de un movimiento auténticamente nacional, no admitiéndose injerencia
extranjera.
El levantamiento de los beligerantes debe estar regido por las normas y costumbre de
guerra, respetándose el Derecho Humanitario, Convención de Ginebra, etc.
La comunidad beligerante que ha sido reconocida, posee ciertos derechos y obligaciones
emanadas del orden jurídico internacional como, por ejemplo, la posibilidad de instruir
bloqueos tomar presas, cobro de impuestos, etc. Esto evidencia que la comunidad
beligerante posee el carácter de un sujeto de Derecho Internacional ejerciendo supremacía
de hecho en el territorio bajo su control. Como obligaciones puede decirse que debe
comportarse de acuerdo al DIP en lo que se refiere al uso de la violencia, etc.
Organizaciones Internacionales
Entre las diferentes organizaciones internacionales que existen, podemos resaltar a las
siguientes:
- La Organización Mundial de Comercio (OMC)
- La Organización Mundial del Trabajo (OIT)
- El Banco Central Europeo
- La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura
(UNESCO)
- El Fondo Monetario Internacional (FMI)
- El Banco Mundial (BM)
- La Organización de Estados Americanos (OEA)
- El Banco Interamericano de Desarrollo (BID)
- El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF)
- La Organización Mundial para la Salud (OMS)
- El Sistema Económico Latinoamericano y del Caribe (SELA)
- Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO)
- La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL)
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Un individuo, jurídicamente hablando, es cualquier sujeto de derecho internacional, es
decir, el ser humano, pero también una empresa comercial con personalidad jurídica. Un
individuo, antes del año 1945, poseía un estatus especial en el derecho internacional, en el
que era que estaba prácticamente ausente del derecho internacional, podía ser objeto de
regulación en virtud del derecho internacional, pero no gozaba de derechos y deberes como
individuo directo en virtud del ordenamiento jurídico internacional, cosa que cambió en los
últimos años, en los cuales se le da más protagonismo y libertades. Anteriormente a pesar
de que el individuo pudiera beneficiarse con las regulaciones del derecho internacional, el
individuo no podía reclamar directamente sobre la base del tratado o de la norma
consuetudinaria porque no tenía derechos u obligaciones directos como los posee ahora
El estado
Se define como una comunidad compuesta por un territorio y una población sometidos a un
poder político organizado y cuya nota característica es la de su soberanía
La Nación
Guerra, (1999), considera que ya resulta casi lugar común establecer la diferencia que hay
entre Estado y Nación cuando se estudia esta materia. No obstante, esta distinción es
necesaria para poder establecer por qué la nación no es sujeto de Derecho. La diferencia
radica en sus elementos constitutivos. En efecto, mientras el Estado posee sus elementos
esenciales: territorio, población y gobierno; la nación posee territorio, población y en lugar
de gobierno con un fin social predeterminado, existe un sentimiento histórico, religioso,
étnico o de otro orden que es muy difícil de precisar.
De allí que en las relaciones internacionales no existan las naciones como sujetos de esas
relaciones, porque carecen de ese órgano director que es el Gobierno y antes bien muchas
nacionalidades pueden convivir dentro de un mismo Estado como se vio palpablemente en
el caso del Estado italiano que estaba dividido en una serie de nacionalidades hasta 1849,
cuando el Rey Víctor Manuel II, de la casa de Saboya, emprendió su política nacional de
unificación. Lo mismo sucedió con Austria-Hungría antes de la primera guerra mundial,
Estado dividido en un buen número de nacionalidades inasimilables unas a otras y las
cuales pensó agrupar en un Estado Federal el trágico príncipe Francisco Fernando para
poder mantener la unidad de tan accidentado Estado.
Los Insurrectos
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La insurrección puede definirse en los términos utilizados en los diccionarios como el
levantamiento, sublevación o rebelión de un pueblo o ejército, o parte de ellos, contra el
régimen constituido. En el contexto del Derecho Internacional, constituye un grupo de
personas que se levanta en armas contra el gobierno de su propio Estado, controlando
algunas plazas y disponiendo de algunos buques de guerra. Esta situación que es materia
del derecho interno del Estado en cuestión implica un reconocimiento, en el sentido de que
sus actos oficiales no se consideran en principio como actos de pillaje o piratería. Es muy
discutida en la doctrina la cuestión de saber si existe un deber de reconocer a los insurrectos
cuando se verifican las condiciones antes mencionadas, es decir el dominio efectivo y
exclusivo de una importante zona del territorio de un Estado por parte de los sublevados. La
doctrina dominante resuelve negativamente la cuestión relativa al deber del
reconocimiento: los terceros Estados no están obligados a reconocer a los insurrectos como
beligerantes, y tienen derecho a seguir tratando de manera exclusiva con el gobierno
central, único reconocido. Se llega incluso a afirmar que antes del reconocimiento de los
insurrectos los terceros estados están obligados a no ayudarlos en modo alguno, sobre todo
suministrándole armas, y ello por la razón de que sólo el gobierno reconocido representa al
Estado. Esta doctrina ha plasmado en los acuerdos del Instituto de Derecho Internacional de
1900, en la Convención Panamericana del 29 de febrero de 1928 sobre los derechos y
deberes de los Estados ante una guerra civil y en otras muchas declaraciones oficiales.
En relación con terceros Estados, la insurrección puede implicar derechos o privilegios que
ellos han acordado conceder a la parte rebelde. Éstos varían de un Estado y de una situación
a otros, porque la insurrección no es una condición, que como la beligerancia origine
derechos y deberes definidos. Siendo ello así, no es posible determinar de antemano los
elementos de la reacción de los Estados extranjeros ante la insurrección. Puede variar,
desde la mera abstención de tratar a los rebeldes como hostes generis humani, a un grado de
relaciones semejantes a las mantenidas con el gobierno constitucional.
Gobiernos en el Exilio
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El exilio es el estado de estar lejos de la propia tierra (ya sea ciudad o nación) y puede
definirse como la expatriación, voluntaria o forzada, de un individuo. Algunos autores
utilizan el término “exiliado” con el sentido de “refugiado”.
Además de personas en exilio, también hay gobiernos en exilio, como el del Tíbet o
naciones en exilio, como fue el caso de Armenia de 1078 a 1375, que después de la
invasión de su territorio por tribus selyúcidas, se exilió en Cilicia, formando un nuevo
reino.
La Santa Sede
La Santa Sede o Sede Apostólica es la expresión con que se alude a la posición del Papa en
tanto que Cabeza Suprema de la Iglesia Católica, en oposición a la referencia a la Ciudad
del Vaticano en tanto que Estado soberano, aunque ambas realidades están íntimamente
relacionadas y es un hecho que el Vaticano existe como Estado al servicio de la Iglesia.
La Santa Sede tiene personalidad jurídica propia y es ella, en estricto rigor, la que mantiene
relaciones diplomáticas con los demás países del mundo. Por ello, los Pactos de Letrán de
1929 que, entre otras materias, dieron origen al Estado de la Ciudad del Vaticano, fueron
celebrados entre la Santa Sede y el entonces Reino de Italia.
Sin embargo, el autor Guerra (ob. cit.), considera que desde el punto de vista jurídico no
puede considerarse como sujeto porque, strictu sensu, no es igual al Estado y que en efecto,
a la Santa Sede le hacen falta esas características que perfilan y configuran al Estado en su
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misión fundamental de convivir dentro de la comunidad internacional realizando fines
materiales conforme a las exigencias de esta última. Esto no se observa en el Papado.
Guerra, (1999) apunta que, en los tiempos modernos, ciertos tratadistas han hecho énfasis
en la incorporación del hombre a la esfera del Derecho Internacional, en un afán por
humanizar más al Derecho y hacerla menos estatal hasta el punto de considerar al individuo
como sujeto del mismo.
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Francisco de Vitoria fue el primero en preocuparse por el hombre y a partir de sus
importantes estudios puede decirse que el individuo fue considerado como problema del
Derecho Internacional. En efecto, Vitoria, en sus estupendas “Relectiones Theologicae”
llegó a considerar al hombre como propietario de .su territorio, el cual no se le podía quitar
ni por conquista, colonización o imposición de la religión cristiana. Después, en la
evolución de esta idea, los Estados han intervenido por el hecho de que han considerado al
hombre, la protección y goce de sus derechos fundamentales, como indispensable para la
paz y seguridad del mundo. Al propio tiempo que se garantiza al hombre en general, los
Estados que han obrado en este sentido garantizan el status quo establecido y por lo tanto
sus propios intereses. Esta es la razón de ser de las intervenciones que hicieron los Estados
contratantes del pacto de la Santa Alianza en 1815, cuando se confirmó el reparto de
Polonia y se aseguró en dicho instrumento el reconocimiento de los derechos inherentes a la
nacionalidad polaca que acompañaban los súbditos de dicho país.
Sin embargo, algunos autores afirman que el hombre desde el punto de vista jurídico está
en el mismo caso que el Papado, las nacionalidades y los organismos internacionales. En
realidad, no puede ser sujeto porque no es capaz de obligarse desde el punto de vista del
Derecho Internacional y, por lo tanto, no puede ser responsable desde dicho punto de vista:
Es un ente de Derecho tan importante como los anteriores pues ya es cosa admitida como
axioma jurídico que la paz internacional descansa fundamentalmente en la protección y
goce lícito de los derechos y libertades que tenga el hombre dentro del ámbito de sus
comunidades nacionales.
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El individuo como derecho internacional público
En este caso, existen consideraciones en las que el individuo es considerado parte del
Estado, quien a su vez es sujeto del Derecho internacional, pero en este caso el individuo
será un sujeto pasivo del Derecho internacional del cual recibe derechos y obligaciones,
donde se establecen ciertas limitaciones.
Al hablar del individuo como sujeto de deberes internacionales se hace referencia a las
responsabilidades que se tienen con respecto a la normativa fundamental del Derecho
Internacional que, incluyen la sanción a particulares por la comisión de ciertos delitos,
tipificados por el Derecho internacional como por ejemplo, delitos que puedan ser
cometidos en el mar o en el espacio aéreo los cuales solo pueden ser ejecutados por
particulares, estando los Estados en plena facultad y según su jurisdicción de detener a
quien infrinja la norma e iniciar el procedimiento respectivo según lo establecido por el
Derecho Internacional.
Por otro lado, al colocar al individuo como sujeto de Derechos Internacionales, este carece
de cierta amplitud para procurar la garantía de sus intereses protegidos por el Derecho
Internacional ya que goza de personalidad pasiva, es decir, que posee capacidad de goce
pero no ejercicio siendo representado por el Estado en los asuntos que para estos fines le
concierne. Aun así, el individuo es beneficiario de derechos establecidos y que le otorgan
las normas internacionales como por ejemplo la Declaración Universal de los Derechos
Humanos
Doctrina al Respecto
Dentro de la doctrina podemos encontrar distintas posiciones:
Quienes consideran que el individuo es el único sujeto del Derecho Internacional. Un
ejemplo de esta corriente es la escuela sociológica francesa. En este caso se considera al
Estado sólo como un hecho, como una asociación de individuos.
También están quienes admiten cierta personalidad internacional del individuo, pero
sometida a limitaciones. Esta posición es la más aceptada.
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El individuo es un sujeto pasivo del Derecho Internacional ya que sólo recibe de él
derechos y obligaciones. No puede ser sujeto del Derecho Internacional porque carece de
capacidad para celebrar Tratados y no tiene legitimación para acudir ante los Tribunales
Internacionales para hacer valer sus derechos.
Uno de los problemas con los que se ha hallado el derecho internacional es el de que
muchos autores han puesto en tela de juicio el carácter jurídico de esta disciplina. Es decir,
muchos han sido quienes han negado que el derecho internacional sea derecho. Es el caso
de John Austin, quien le negó el mencionado carácter y lo definió como un "conjunto de
mecanismos de fuerza que regulan las relaciones entre los Estados". También en el siglo
XX autores como Hans Morgenthau le negaron ese carácter al derecho internacional.
Esta negación tenía su base en la comparación que se realizaba entre los derechos
nacionales y el derecho internacional. Comparación gracias a la cual se aprecian las
siguientes diferencias:
Mientras en los derechos nacionales existe un legislador central que dicta las leyes que
han de cumplir los ciudadanos, en el derecho internacional las normas jurídicas son fruto de
la voluntad de los Estados, pues tiene una naturaleza esencialmente voluntaria. Lo más
parecido a un órgano de este tipo es la Asamblea General de las Naciones Unidas.
La creación del derecho internacional tiene lugar de una forma muy diferente a como se
hacen las leyes en los sistemas políticos nacionales, pues tiene lugar de una manera muy
inconexa:
Primero nos encontramos con los principios imperativos del derecho internacional (normas
ius cogens) que no podrán ser modificadas ni derogadas a no ser que sea por otra norma
con carácter imperativo
De igual manera, los tratados internacionales se aplican solamente a los Estados que los han
ratificado. Las leyes nacionales, en cambio, se aplican a todos los ciudadanos por igual.
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Por otra parte, la [costumbre internacional] consiste en una serie de usos que los Estados
han venido repitiendo de una manera constante con la convicción de que son obligatorios.
Por último, tenemos los principios generales del derecho que se utilizarán cuando no exista
una determinada norma (sean tratados o costumbres) para un determinado hecho, es decir
cuando haya lagunas en el derecho internacional.
Otro factor que llevó a estos autores a opinar así fue la deficiencia de los mecanismos de
aplicación del derecho internacional. Mientras en los Estados existen jueces encargados de
velar por el cumplimiento de las leyes a las que todos los ciudadanos están sometidos, en la
sociedad internacional estos mecanismos de aplicación son mucho más primitivos y menos
sofisticados, por lo que el derecho internacional se viola de manera muy regular en forma
impune.
Son los delitos contra el derecho de gentes, genocidio, delitos de lesa humanidad, delitos
contra las personas y bienes protegidos en caso de conflicto armado y piratería. Sancionan
acciones graves que infringen principios y derechos reconocidos internacionalmente al ser
humano por el mero hecho de serlo.
Un delito internacional es aquel definido como tal por el Derecho Internacional Público. ...
Por ejemplo, de acuerdo con el Derecho Internacional del Mar, son típicos delitos
internacionales la piratería y la destrucción de cables submarinos.
Es importante tener en cuenta que el individuo puede ser responsable internacionalmente
cuando viola normas fundamentales del Derecho Internacional. Son actos ilegales de
violencia que pueden ser cometidos en el mar o en el espacio aéreo. Los únicos sujetos que
pueden cometer estos actos son las personas físicas, los individuos, pero los Estados están
autorizados por el ordenamiento internacional a detener a los infractores de la norma y
someterlos a su jurisdicción; pero quien tipifica el delito es el Derecho Internacional.
Algunos ejemplos:
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Piratería: son aquellos actos de violencia en alta mar contra personas o propiedades por la
tripulación de un navío con intento de pillaje. Sólo puede ser cometida por particulares, y la
obligación de abstenerse emana del orden jurídico internacional, otros dicen que el Derecho
Internacional autoriza a cada Estado a tipificar en sus leyes penales el acto de piratería.
Sería la ley interna la que crea la responsabilidad personal, pero es el Derecho Internacional
el que autoriza a sancionar. La realidad indica que la norma de Derecho Internacional
tipifica el delito y no sólo se limita a autorizar. La piratería es un delito contra el derecho
internacional, el cual da la definición y además impone el castigo.
Al igual que en la piratería las normas internacionales autorizan a los Estados a sancionar,
y a la vez definen los hechos determinantes de tales sanciones.
El documento que más tarde pasaría a ser la Declaración Universal de Derechos Humanos
(DUDH), se examinó en el primer período de sesiones de la Asamblea General, en 1946. La
Asamblea revisó ese proyecto de declaración sobre los derechos humanos y las libertades
fundamentales y lo transmitió al Consejo Económico y Social para que lo "sometiera al
análisis de la Comisión de Derechos Humanos y que ésta pudiera preparar una carta
internacional de derechos humanos". La Comisión, en su primer período de sesiones,
celebrado a principios de 1947, autorizó a sus miembros a formular lo que denominó "un
anteproyecto de Carta Internacional de Derechos Humanos". Posteriormente, esta labor fue
asumida oficialmente por un Comité de Redacción integrado por miembros de la Comisión
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procedentes de ocho Estados, que fueron elegidos teniendo debidamente en cuenta la
distribución geográfica.
La Comisión de Derechos Humanos estaba integrada por 18 miembros de diversas
formaciones políticas, culturales y religiosas. Eleanor Roosevelt, la viuda del presidente
estadounidense Franklin D. Roosevelt, presidió el Comité de Redacción de la DUDH. Junto
a ella se encontraban René Bassin, de Francia, quien redactó el primer proyecto de la
Declaración, el Relator de la Comisión, Charles Malik, del Líbano, el vicepresidente, Peng
Chung Chang, de China, y el Director de la División de Derechos Humanos de Naciones
Unidas, John Humphrey, de Canadá, quien preparó la copia de la Declaración. Pero de
todos ellos, Eleanor Roosevelt fue sin duda la gran impulsora de la aprobación de la
Declaración.
La Comisión se reunió por primera vez en 1947.
La versión definitiva redactada por René Cassin fue entregada a la Comisión de Derechos
Humanos, que estaba sesionando en Ginebra. El proyecto de declaración enviado a todos
los Estados Miembros de las Naciones Unidas para que formularan observaciones se
conoció bajo el nombre de borrador de Ginebra.
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EL ESTADO COMO SUJETO DE DERECHO INTERNACIONAL PÙBLICO
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mar. Doscientos metros (200 mts) de profundidad. Zona Económica Exclusiva: soberanía
limitada a los fines de explotación y exploración. Espacio atmosférico y cósmico: espacio
supra sujeto a la soberanía (dejando a salvo el derecho de vuelo pacífico). Naves y
Aeronaves: con bandera Venezolana.
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Internacional de Justicia en la sentencia de 1986 v Burkina Faso, Malí: "[Uti possidetis] es
un principio general, que está lógicamente relacionado con el fenómeno de la obtención de
la independencia, dondequiera que ocurra. Su objetivo evidente es el de evitar que la
independencia y la estabilidad de los nuevos estados esté en peligro por luchas fratricidas
provocadas por el cambio de fronteras tras la retirada de la potencia administradora."
La importancia del acto unilateral radica en que, si bien en principio no es una fuente de
derecho internacional, sí que compromete la actuación del Estado que lo realiza, siéndole,
por tanto, oponible. Es decir, el Estado queda ligado por sus declaraciones pudiendo llegar
a generar obligaciones para él mismo. La mejor expresión de lo que el acto unilateral
supone para el Estado que lo realiza la encontramos en la teoría anglosajona del Estoppel:
cuando un sujeto, a través de sus declaraciones, lleva a otro sujeto a creer en un cierto
estado de cosas y actúa en consecuencia, el primero no puede establecer frente a éste un
estado de cosas diferente.
En la definición hemos apuntado que el acto unilateral, en principio, sólo tiene efectos para
quien lo realiza, no siendo oponible para terceros. Sin embargo, la sucesión de actos
unilaterales de carácter uniforme realizados por varios sujetos puede terminar cristalizando
en una norma consuetudinaria que, a partir de ese momento, sí será oponible erga omnes.
Las figuras de actos unilaterales más frecuentes son las siguientes: a) el reconocimiento,
que es una declaración de voluntad unilateral por la cual un sujeto de derecho internacional
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constata la existencia de un hecho, de una situación o de una pretensión, y expresa su
voluntad de considerarlas como legítima; se trata de un acto unilateral habitualmente
relacionado con el reconocimiento de Estados y de Gobiernos; b) la renuncia, consistente
en una manifestación de voluntad de un sujeto dirigida a abandonar un derecho o poder
propios con la finalidad de provocar su extinción; c) la protesta, manifestación de voluntad
unilateral por la que un sujeto de derecho internacional toma posición contraria respecto de
un acto, pretensión o situación de hecho creada por otro u otros sujetos de derecho
internacional y muestra con ello la no aceptación de las consecuencias que de ellos se
pudieran derivar; d) la notificación, que consiste en el acto por el que se pone en
conocimiento de un tercero un hecho, una situación, una acción o un documento, del que se
pueden derivar efectos jurídicos y que será en consecuencia considerado como
jurídicamente conocido por aquel a quien se dirigió, y e) la promesa, manifestación de
voluntad unilateral por la que el sujeto de derecho internacional se compromete a un
comportamiento futuro.
Los actos unilaterales están estrechamente relacionados con la práctica de los Estados y,
por tanto, sometidos a un enfoque fuertemente casuístico. Sin embargo, el Tribunal
Internacional de Justicia se ha pronunciado sobre esta categoría en varias ocasiones, en
especial en la sentencia de 20 de diciembre de 1974 recaída en el asunto sobre las pruebas
nucleares que enfrentó a Francia y Nueva Zelanda, y en la que el Tribunal afirmó que «las
declaraciones que revisten la forma de actos unilaterales y que conciernen a situaciones de
derecho o de hecho pueden tener como efecto la creación de obligaciones jurídicas» y «el
Estado interesado puede entender que tiene derecho a seguir una línea de conducta
conforme a esa declaración».
En los últimos años, la Comisión de Derecho Internacional se ha ocupado de los actos
unilaterales, a fin de delimitar los elementos esenciales que los definen y los efectos que los
mismos producen para los Estados. En este marco, el Relator Especial de la Comisión de
Derecho Internacional, Sr. Rodríguez Cedeño, ha elaborado diversos informes y una guía
de principios que ha sido remitida a la Sexta Comisión de la Asamblea General de las
Naciones Unidas en 2006.
Extinción de un Estado
Según Cavaglieri, sostiene la tesis de que la extinción de los Estados es una cuestión de
hecho que se escapa por tanto a toda apreciación jurídica.
En realidad, puede decirse que la extinción de los Estados ocurre con la pérdida de uno de
sus elementos constitutivos: población, territorio y gobierno.
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Perdida de la Población: Este sería un caso hipotético, aunque posible. Aparejaría también
la pérdida del Gobierno. La historia diplomática no registra ningún caso de fin de Estado
por pérdida de su población.
Perdida del Territorio: Muchos Estados han dejado de existir por pérdida del territorio.
Estos son los casos de incorporación. También puede darse el caso de desmembración de
Estado, el cual es un proceso en el que un Estado deja de ser para dar lugar a otros. Tal
como fue el caso de Austria-Hungría después de la primera guerra.
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Nociones Sobre el Derecho del Mar. Historia. Convención de Ginebra (1958).
El origen del Derecho Internacional del Mar se encuentra en los escritos de algunos de los
más ilustres juristas del Siglo XVIII: Grocio, en su obra “Mare Liberum”, defiende la libre
navegación y la apropiabilidad de los espacios marítimos por parte del Estado.
Vitoria de Francisco y Fernando Vásquez de Menchaca, defienden la apropiabilidad de
los espacios marítimos por parte del Estado.
Seldem John, en su obra “Mare Clausum”, defiende contrariamente, la apropiación de los
espacios marítimos por parte del Estado.
El Interés por dominar las aguas adyacentes al territorio responde a una necesidad de
seguridad, generalizándose la extensión de 3 millas sobre las que el Estado ribereño podía
ejercer su jurisdicción, coincidiendo esta extensión con el alcance de la bala de un cañón.
Esta regla ha permanecido hasta el Siglo XX, habiendo sido confirmada por un Tribunal
Arbitral en 1893, creado en la controversia sobre las focas del mar de Bering entre
Estados Unidos de América y Gran Bretaña.
III Conferencias de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar (1982).
En 1967, la Asamblea General de Naciones Unidas crea el Comité para la Utilización con
Fines Pacíficos de los Fondos Marinos y Oceánicos más allá de los Límites de la
Jurisdicción Nacional (o Comité de Fondos Marinos), que se transformaría más tarde en el
Comité de las Naciones Unidas que prepararía la III Conferencia sobre el Derecho del Mar.
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El 10 de diciembre de 1982 establecimos un nuevo hito en la historia del derecho. Por
primera vez en los anales del derecho internacional una Convención fue firmada por 119
países el mismo día en que fue abierta a la firma. No sólo el número de signatarios
constituye un hecho notable; es igualmente importante que la Convención haya sido
firmada por Estados pertenecientes a todas las regiones del mundo, de Norte a Sur y de Este
a Oeste, por Estados ribereños, Estados sin litoral y Estados en situación geográfica
"desventajosa"
Régimen actual
. La Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar fue adoptada en 1982.
Establece un exhaustivo régimen de ley y orden en los océanos y mares del mundo,
emanando reglas que rigen todos los usos posibles de los océanos y sus recursos. La
Convención agrupa en un solo instrumento las reglas tradicionales para los usos de los
océanos y, al mismo tiempo, introduce nuevos conceptos jurídicos y regímenes y aborda
nuevos retos. El Convenio también proporciona el marco para el desarrollo futuro de áreas
específicas del derecho del mar.
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Desde Hugo Grossio (Libertad de los Mares 1609), la teoría frente a los océanos era el
concepto de “res communis” abierto a todas las naciones y de alto interés para los europeos,
que bajo el principio de libertad de los mares podían extender su comercio y su poderío; así
nació el principio de libertad de alta mar. Pero también, la soberanía del Estado ribereño
con sus aguas territoriales y parte de su territorio con la consecuente evolución de un nuevo
derecho del mar vinculándolo a la territorialidad del Estado y a las necesarias fronteras de
los mares territoriales y el alta mar. Este nuevo Derecho del Mar, se refiere a los derechos
soberanos de los Estados sobre el espacio marítimo como proyección de su territorio. La
ley internacional, expresada en tratados y convenciones, también se perfeccionó con la
existencia de las Naciones Unidas y su compromiso con la paz. Por eso, la Convención de
la ONU para el Derecho del Mar (1982) con la dimensión normativa para regular entre los
Estados los aspectos más importantes en materia marítima con un marco legal obligatorio a
los Estados partes en relación a la soberanía; jurisdicción y utilización de los mares. Se
consagró el principio del Mar Territorial (12 millas náuticas) y la soberanía sobre los
recursos y protección del ambiente en la zona económica exclusiva (200 millas náuticas).
La primera conferencia de la ONU sobre el Derecho del Mar se realizó en Ginebra, Suiza,
entre 1956 y 1958 con la firma de 4 tratados, allí se elaboró una especie de Constitución
para un nuevo orden marítimo internacional: Convención sobre Mar Territorial y Zona
Contigua; Convención sobre Alta Mar; Convención sobre Plataforma Continental;
Convención sobre Pesca y Conservación de los Recursos Vivos de la Alta Mar. Pero el
documento más importante sobre esta materia es la denominada Convemar, Convención de
las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar conocida como la Carta Magna del Derecho
de los Océanos firmada en 1982 y entró en vigor en 1994. Precisamente fue en Caracas en
donde se dio lugar su primera sesión, y la última en Jamaica en donde se aprobó la
Convención de la ONU sobre el Derecho de Mar con 130 votos a favor; 4 en contra y 17
abstenciones. Allí se estableció por primera vez una autoridad internacional de los fondos
marinos y un Tribunal Internacional del Derecho del Mar. Venezuela, por razones
especiales de su política exterior es uno de los 8 países que no han firmado aunque fue
fundamental el trabajo de la delegación venezolana, especialmente con el Embajador
Andrés Aguilar. Este Tratado impedía hacer reservas a su contenido, si Venezuela lo
firmaba y ratificaba hubiese podido ser perjudicial para nuestros intereses en este nuevo
Derecho; especialmente considerando los artículos aprobados 15, 74, 83 y 121 que al
invocarse o aplicarse en cualquier diferendo pudiese ser negativo para Venezuela;
especialmente, en los diferendos territoriales con Colombia y lo que pudiera ocurrir cuando
en base al Acuerdo de Ginebra de 1966 se pueda definir por vía bilateral y por negociación
el tema de la reclamación venezolana del territorio Esequibo con más de 150 mil km2 y su
proyección marítima hacia el Océano Atlántico.
Sobre esto, en Venezuela, todos los sectores han coincidido en mantenernos en el Acuerdo
de Ginebra de 1966 que para nosotros anula el Laudo Arbitral de 1899 entre Venezuela y el
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Reino Unido. Por ahora, Guyana de manera unilateral ha llevado el caso a la Corte
Internacional de Justicia con una interpretación equivocada del Secretario General de las
Naciones Unidas, pretendiendo que se declare válido el Laudo Arbitral de 1899 y se le
asigne definitivamente el territorio Esequibo y su proyección marítima. Venezuela nunca ha
aceptado la jurisdicción de la CIJ y para nuestro país el diferendo por el Esequibo debe ser
considerado solo dentro del acuerdo de Ginebra tanto para el territorio como para la
proyección marítima.
En Venezuela, por ahora, tiene validez la Convención de Ginebra sobre el Mar Territorial y
la Zona Contigua, así como la Convención sobre Plataformas Continentales en donde si se
permitían las reservas. En cuanto a la Convemar, el mayor rechazo fue el artículo 121 de
ese Tratado cuando define a las Islas como entidades con vida económica propia o
presencia humana; esta definición de Isla nos pudiera hacer perder soberanía y recursos en
la Zona Económica Exclusiva en el archipiélago de los Monjes y en la Isla de Aves.
Desde la Edad Media es una concepción común que el Estado costero puede ejercer
jurisdicción sobre las aguas marítimas próximas a las costas de su territorio terrestre. Así,
tras la caída del Imperio Romano de Occidente, las ciudades marítimas italianas de Génova
y Venecia realizaron las primeras tentativas de establecer el ejercicio de cierta actividad
del Estado sobre el mar adyacente, y desde esa época los Estados han ido creando normas
jurídicas que los faculten a incorporar a su jurisdicción las aguas adyacentes a su territorio.
Así, el artículo 2.1 de la Convención de las Naciones Unidas sobre el
Derecho del Mar (Convemar)12 dispone que “La soberanía del Estado ribereño se extiende
más allá de su territorio y de sus aguas interiores y, en el caso del Estado archipelágico, de
sus aguas archipelágicas, a la franja de mar adyacente designada con el nombre de mar
territorial”.
De conformidad con dicha Convención, el derecho internacional contemporáneo reconoce
como espacios marítimos las aguas interiores, el mar territorial, la zona contigua, la zona
económica exclusiva y la alta mar.
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A. Las aguas interiores
Se entiende por “aguas interiores”, de conformidad con el artículo 8.1
de la Convemar “...las aguas situadas en el interior de la línea de base del mar territorial
forman parte de las aguas interiores del Estado”.
En ellas se incluyen los puertos, bahías y aguas continentales. Tienen su límite exterior en
el mar territorial y el interior en tierra firme.
B. El mar territorial
El mar territorial es el sector del océano en el que un Estado ejerce su soberanía. De
conformidad con el artículo 3o. de la Convemar, el mar territorial es aquel que se extiende
hasta una distancia de doce millas náuticas (22.2 kilómetros) contadas a partir de las líneas
de base desde las que se mide su anchura.
El mar territorial se asemeja a las aguas interiores en que está sujeto a la soberanía del
Estado ribereño, pero difiere de ellas en que esta soberanía se halla limitada por el derecho
de paso inocente. Así, de conformidad con el artículo 17 de la Convemar, “...los buques de
todos los Estados, sean ribereños o sin litoral, gozan del derecho de paso inocente a
través del mar territorial”.
Se entiende por paso inocente el hecho de “atravesar dicho mar sin penetrar en las aguas
interiores ni hacer escala en una rada o una instalación portuaria fuera de las aguas
interiores” (artículo 18.1, inciso a).
El mar territorial es esencialmente una parte sumergida del territorio del Estado costero
sobre la cual éste ejerce soberanía. En este sentido, el mar territorial es una parte
complementaria del territorio terrestre, pero que no se trata de una parte independiente de
él.
C. La zona contigua
La zona contigua es aquella que se extiende desde el límite exterior del mar territorial hasta
las veinticuatro millas náuticas contadas desde las líneas de base a partir de las cuales se
mide la anchura del mar territorial (artículo 33.2).
Dentro de la zona contigua, el Estado ribereño no ejerce su total soberanía; sin embargo,
podrá (artículo 33.1):
a) Prevenir las infracciones de sus leyes y reglamentos aduaneros, fiscales, de inmigración
o sanitarios que se cometan en su territorio o en su mar territorial;
b) Sancionar las infracciones de esas leyes y reglamentos cometidas en
su territorio o en su mar territorial.
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D. La zona económica exclusiva
La zona económica exclusiva (ZEE) es aquella que se extiende desde el límite exterior del
mar territorial hasta una distancia de doscientas millas náuticas (370.4 kilómetros) contadas
a partir de las líneas de base desde las que se mide la anchura de aquél (artículo 57).
De conformidad con el artículo 56.1 de la Convemar:
En la zona económica exclusiva, el Estado ribereño tiene:
a) Derechos de soberanía para los fines de exploración y explotación, conservación y
administración de los recursos naturales, tanto vivos como no vivos, de las aguas
suprayacentes al lecho y del lecho y el subsuelo del mar, y con respecto a otras actividades
con miras a la exploración y explotación económicas de la zona, tal como la producción de
energía derivada del agua, de las corrientes y de los vientos;
b) Jurisdicción, con arreglo a las disposiciones pertinentes de esta Convención, con
respecto a:
El establecimiento y la utilización de islas artificiales, instalaciones y estructuras;
La investigación científica marina;
La protección y preservación del medio marino;
c) Otros derechos y deberes previstos en esta Convención.
Asimismo, todos los Estados, sean ribereños o no, gozan de “...las libertades de navegación
y sobrevuelo y de tendido de cables y tuberías submarinos a que se refiere el artículo 87, y
de otros usos del mar internacionalmente legítimos relacionados con dichas libertades, tales
como los vinculados a la operación de buques, aeronaves y cables y tuberías submarinos...”
(artículo 58.1).
La alta mar
La alta mar comprende aquellas aguas fuera de la zona económica exclusiva.
En la alta mar, los Estados no ejercen soberanía, pero, de conformidad con el artículo 87 de
la Convemar, los Estados, sean ribereños o no, gozarán de;
) La libertad de navegación;
b) La libertad de sobrevuelo;
c) La libertad de tender cables y tuberías submarinos;
d) Libertad de construir islas artificiales y otras instalaciones permitidas por el derecho
internacional;
e) La libertad de pesca, y
f) La libertad de investigación científica.
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Al respecto, nuestra Constitución, en el artículo 42, señala que El territorio nacional
comprende: La plataforma continental y los zócalos submarinos de las islas, cayos y
arrecifes, Las aguas de los mares territoriales en la extensión y términos que fija el Derecho
Internacional y las marítimas interiores.
Dicho artículo hace una remisión al derecho internacional, el cual determina los límites
marítimos, como anteriormente se ha señalado.
Los Buques
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En la actualidad muchos países otorgan su nacionalidad a buques de manera bastante
flexible, dándole el derecho a enarbolar sus banderas.
Estos registros, llamados “Registros Abiertos” o de bandera de convivencia, dan ventaja
considerable, ya que su costo es reducido, gozan de beneficios fiscales, y adicionalmente
sus leyes marítimas, y laborales favorecen a los armadores.
El buque tiene una individualidad, que se manifiesta por el hecho de que lleva un nombre y
una nacionalidad. La determinación de esta nacionalidad ofrece interés desde un triple
punto de vista:
a) El barco se halla bajo el amparo del Estado de cuya nacionalidad posee.
b) Puede, en su caso, reclamar protección diplomática y consular.
c) Les son aplicables los Tratados concluidos por el Estado del que depende.
d) La nacionalidad viene indicada por el pabellón, si bien este no la prueba de un modo
absoluto, la
legislación de cada Estado determina libremente las condiciones necesarias para adquirir la
nacionalidad. En todo caso hay que distinguir entre los barcos de guerra y los barcos
mercantes.
Naves De Guerra
Para estos barcos el criterio de la nacionalidad reside en el hecho de pertenecer a una flota
determinada. La nacionalidad se aprueba enarbolando el pabellón o bandera de combate y
también
por la palabra de honor dada por el comandante de hallarse al servicio de un Estado
determinado.
Naves Mercantes
Para estos hay que tener en cuenta el país en que el barco se construyó, como la condición
de su propietario, oficialidad y tripulación. Debe de existir un vinculo sustancial entre el
Estado y el
navío.
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Régimen De Los Buques De Servicio Público Y Privado.
Anteriormente se mencionó complementariedad de la Legislación en el tema del derecho de
uso de aguas internacionales entre el Derecho de Mar y el Derecho del uso de Aguas para
Fines Distintos de la Navegación.
Esta complementariedad se da por el hecho de que el Derecho del mar trata el tema del uso
de aguas tanto marítimas como fluviales y de canales internacionales para propósitos de
navegación, en tanto que los demás usos (agricultura, Industria, consumo humano, etc.) son
tratados por la legislación internacional para Usos con Fines Distintos de la Navegación.
Ambos conjuntos legislativos han sido desarrollados por instancias de las Naciones Unidas
en varias décadas y a través de varias convenciones y comisiones de trabajo.
El Derecho del Mar traza sus orígenes al siglo XVII y el Derecho de Usos con Fines
Distintos de la Navegación resulta de un proceso más corto cuyo inicio puede darse como
el resultado del trabajo científico realizado a partir de principios de este siglo, i.e. cuando
en 1911 el Instituto de Derecho Internacional reconoció que: "Los Estados Ribereños de un
mismo río tienen entre sí una dependencia física permanente que excluye la idea de una
entera autonomía de cada uno de ellos sobre el tramo de la corriente natural que es objeto
de su soberanía", y va más allá en cuanto a varias especificaciones de responsabilidad en
temas de señalización: "Las reglas del derecho que se deducen de la interdependencia que
existe de manera indiscutible entre los Estados Ribereños de un mismo río y entre los
Estados cuyos territorios son atravesados por un mismo río".
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c) "Se usa el concepto de equidad como base para resolver las diferencias de los Estados
sobre el Derecho de usos"
El mismo autor indica que el IDI en su sesión en Atenas (1979) adopta la resolución "en
relación con la contaminación de los ríos y de los lagos internacionales, en la que se
establecen para los Estados las obligaciones de prevención de la contaminación y de
eliminación de la ya existente, sobre la base de la adopción de las medidas oportunas en el
plano interno y de la cooperación internacional, y se afirma la responsabilidad de los
Estados por la infracción de las mencionadas obligaciones"5.
En medio del avance de las perspectivas sobre legislación internacional en materia de aguas
desarrollada por el IDI entre 1911 y 1979, dos eventos específicos en materia de aguas se
dan de la siguiente manera:
Esta comisión que se propone realizar trabajos en dos armas centrales, 1. Desarrollo de
Cursos de Aguas Internacionales y 2. Codificación y Desarrollo de normas de derecho y
obligaciones sobre aguas internacionales, tiene ya establecidos importantes puntos de
partida.
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• El Consejo Económico y Social (Resolución 599 (XXI) tiene ya elaborado un
documento para el "Desarrollo Integrado de las Cuencas Hidrográficas" (U.N.DOC.
E/3066).
Más aun este comité da inicio a su trabajo rápidamente identificando problemas de gran
magnitud como el reflejado a continuación: "La relación existente entre las actividades que
desarrolla un país en un río y los océanos" es lo que lleva a considerar: "La relación entre el
río y el océano y no sólo entre las actividades de un país y las de otro respecto a un mismo
río". Esta afirmación es de suma importancia cuando se ve que sin este análisis y
legislación podría darse el caso en que "los conceptos y acuerdos vigentes sobre los ríos
internacionales no imponen ninguna restricción al país situado aguas abajo, el cual tendría
absoluta libertad para contaminar el río antes de que éste llegue al océano (Comisión de
Recursos Naturales, U.N. Doc. E/C.N. 7/2/ a del 6:7). Concepto y práctica totalmente
rechazado por legislación reciente.
En general el trabajo preliminar realizado por diversas instituciones sirvió de base para que
la ONU pudiese elaborar un proyecto que consta de 33 artículos, que fue aprobado en 1994
y que lleva como título Derecho de los Cursos de Aguas Internacionales para Fines
Distintos que los de la Navegación. Este último cuerpo legal responde a derechos y
obligaciones sobre cursos de aguas y otros sistemas hídricos tanto de superficie como de
profundidad que atraviesan más de un Estado nacional. Tema este que permite el análisis de
situaciones de aguas que pueden permitir proyectos de integración donde existan
posibilidades de equidad internacional tanto en cuanto a costos, como beneficios.
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Régimen de los ríos internacionales.
Desde el punto de vista del Derecho Aeronáutico y dejando al margen la cuestión relativa a
la policía del tráfico aéreo, los problemas jurídicos específicos del Espacio Aéreo se
concretan en determinar los derechos de soberanía estatales, ya que la propiedad o el
dominio de los particulares (v. gr., el derecho a su ocupación con edificios y plantaciones)
es materia a regular por el Derecho Común, si bien hay que advertir que la navegación
aérea ha venido a restringir notable y ostensiblemente el ius usque ad sidera que, según la
concepción romana, se atribuía al dueño de los fondos subyacentes.
La doctrina de la soberanía estatal no debe, sin embargo, ser admitida con carácter
absoluto, ya que si bien encuentra su razón de ser en los derechos de conservación y
defensa de los Estados, ha de ajustarse también a las obligaciones que impone la
pertenencia de éstos a la comunidad internacional, que por definición está llamada a
facilitar al máximo la comunicación entre los miembros de los Estados que la componen.
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Por lo que respecta a la delimitación del Espacio Aéreo en relación con el exterior que sirve
de base a diferenciar el campo de aplicación entre el Derecho Aeronáutico y el Espacial o
Astronáutico, no existe normativa alguna y la doctrina no es concorde, pues oscila entre los
criterios que fijan el límite del Espacio Aéreo en 40 kilómetros (altura de la estratosfera) y
el perigeo en órbita eficaz de los vehículos espaciales (160 km.) en función de criterios tan
diversos, como el límite de desplazamiento aerodinámico, gravitación terrestre y
«navegabilidad» del vehículo.
Con el fin de garantizar el ejercicio de la soberanía de los Estados sobre sus Espacios
Aéreos, sin perjuicio de la libertad de investigación, uso y exploración reconocida para el
Espacio Exterior por el Tratado de 1967 -Carta Magna de este Espacio-, se hace
conveniente establecer en un Tratado Internacional, la delimitación entre uno y otro
Espacio, aunque sea revisable y acomodada a los progresos técnicos, como es el caso de las
naves aeroespaciales que circulan tanto en el Espacio Aéreo como en el Exterior. La
doctrina más reciente y el punto de vista de algunos Estados, exteriorizado en las Naciones
Unidas, tiende a señalar el límite más razonable del Espacio Aéreo alrededor de los 100
kilómetros.
Por razones estratégicas defendidas por los Estados Unidos de América y la Unión
Soviética, con las demás potencias alineadas al Tratado del Atlántico Norte o al Pacto de
Varsovia, en la Convención de 1982 se ha distinguido una pluralidad de estrechos
utilizados para la navegación internacional dotados de distintos regímenes jurídicos: 1)
Estrechos que comunican una parte de alta mar o de una zona económica exclusiva (art.
37); se les aplica el régimen de paso en tránsito (V. paso en tránsito). 2) Estrechos formados
por una isla de un Estado ribereño de una estrecho y un territorio continental cuando del
otro lado de la isla existe una ruta de alta mar o que atraviesa una zona económica
exclusiva (art. 38.1); el régimen jurídico aplicable es el de paso inocente sin suspensión
pág. 33
(art. 45.3). 3) Estrechos por los que pase una ruta de alta mar o que atraviese una zona
económica exclusiva, igualmente conveniente en lo que respecta a característica
hidrográficas y de navegación (art. 36); su régimen jurídico viene determinado por las
disposiciones sobre libertad de navegación y sobrevuelo. 4) En último lugar, los estrechos
en que el paso esté regulado total o parcialmente por convenciones internacionales de larga
data y aún vigentes (art. 35.c); hace referencia a los estrechos turcos y daneses.
El Canal de Suez une el mar Mediterráneo con el mar Rojo y fue inaugurado el 17 de
noviembre de 1869. Se sometió a reglamentación internacional por la Convención de
Constantinopla de 29 de octubre de 1888; en esta Convención se establecía: 1) La libertad
de navegación para buques mercantes en tiempo de paz o de guerra. 2) La libertad de
tránsito para los buques de guerra; y 3) La neutralización del Canal, prohibición de
construir fortificaciones y efectuar actos de guerra.
El Canal de Panamá une los océanos Atlántico y Pacífico. Fue inaugurado el 15 de agosto
de 1914. Por el Tratado de Hay-Bunau Varilla de 18 de noviembre de 1903, los Estados
Unidos de América obtuvieron una concesión de uso a perpetuidad en la zona la
construcción y utilización del Canal y su defensa militar.
Este status internacional del Canal fue cambiado por el nuevo Tratado entre Panamá y
Estados Unidos firmado el día 7 de septiembre de 1977; Panamá asumió la plena
responsabilidad de la administración, funcionamiento y mantenimiento del Canal el 31 de
diciembre de 1999.
Conforme al Tratado de neutralidad del Canal de igual fecha, el Canal ha sido declarado
«vía acuática de tránsito internacional permanente neutral», a cuyo fin, tanto el tiempo de
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paz como de guerra, «permanecerá seguro y abierto para el tránsito pacífico de las naves de
todas las naciones en términos de entera igualdad».
Son vías marítimas artificiales. Vías de comunicación construidas por el hombre entre dos
mares atravesando el territorio de uno o más estados.
En estos canales rige, en principio, la libertad de navegación atento que el fin de los
mismos es facilitar el transporte y consecuentemente el comercio internacional.
Albania, Alemania, Austria, Bélgica, Bolivia, Brasil, Bulgaria, Chile, China, Colombia,
Costa Rica, Cuba, Dinamarca, el Imperio Británico (con Nueva Zelandia y la India),
España, Estonia, Finlandia, Francia, Grecia, Guatemala, Haití, Honduras, Italia, Japón,
Letonia, Lituania, Luxemburgo, Noruega, Panamá, Paraguay, Países Bajos, Persia, Polonia,
Portugal, Rumania, el serbo-croata-esloveno, Suecia, Suiza, Checoslovaquia, Uruguay y
Venezuela:
Teniendo en cuenta que el General convenios en los que otras potencias puedan acceder en
una fecha posterior, constituyen el mejor método de realización de los efectos del artículo
23E del Pacto de la Liga de Naciones,
pág. 35
Deseoso de poner en vigor inmediatamente las disposiciones del Estatuto relativas al
régimen de vías navegables de interés internacional que se ha aprobado,
Deseando concluir un Convenio para este propósito, las Altas Partes Contratantes han
designado como sus plenipotenciarios:
Quién, después de comunicar sus plenos poderes, reconocidos en buena y debida forma,
han convenido en lo siguiente:
Artículo 1
Las Altas Partes Contratantes declaran que aceptan el Estatuto sobre el Régimen de las vías
navegables de interés internacional que figura en el anexo, aprobada por la Conferencia de
Barcelona de 19 de abril de 1921.
Artículo 2
Artículo 3
La presente Convención, de los cuales el Inglés y francés son los dos textos auténticos,
llevará este día de la fecha y que se abra a la firma hasta el 1 de diciembre de 1921.
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Artículo 4
A fin de cumplir con las disposiciones del artículo 18 del Pacto de la Liga de Naciones, el
Secretario General registrará la presente Convención a la fecha de depósito de la primera
ratificación.
Artículo 5
Los miembros de la Liga de Naciones que no hayan firmado el presente Convenio antes del
1 de diciembre de l921, podrá adherirse a él.
Lo mismo se aplica a los Estados no miembros de la Liga para que el Consejo de la Liga
podrá decidir a comunicar oficialmente la presente Convención.
La adhesión será notificada al Secretario General de la Liga, quien informará a todas las
Potencias en cuestión de la adhesión y la fecha en que fue notificado.
Artículo 6
La presente Convención no entrará en vigor hasta que haya sido ratificado por cinco
Potencias. La fecha de su entrada en vigor será el nonagésimo día contado desde la
recepción por el Secretario General de la Liga de Naciones de la quinta ratificación.
Posteriormente, el presente convención se llevará a efecto en el caso de cada Parte noventa
días después de la recepción de su ratificación o de la notificación de su adhesión.
pág. 37
Tras la entrada en vigor de la presente Convención, el Secretario General se dirigirá una
copia certificada del mismo a las Potencias no miembros de la Liga que están obligados en
virtud de los Tratados de Paz con el fin de adherirse a ella.
Artículo 7
Artículo 8
Sujeto a las disposiciones del artículo 2 de la presente Convención, éste podrá ser
denunciado por cualquiera de las Partes a él después de la expiración del plazo de cinco
años a partir de la fecha en que entró en vigor en el respeto de Parte. Denuncia que se
efectuará mediante notificación escrita dirigida al Secretario General de la Liga de
Naciones.
Copias de la notificación serán transmitidas inmediatamente por él a todas las demás partes,
informándoles de la fecha en la que se reciba. La denuncia surtirá efecto un año después de
la fecha en que fue notificado al Secretario General, y se operan sólo en el respeto de la
notificación de la potencia. En la ausencia de un acuerdo en contrario, perjuicio de los
compromisos contraídos antes de la denuncia relativa a un programa de obras.
Artículo 9
En fe de lo cual, los plenipotenciarios por encima de los nombres han firmado el presente
Convenio.
pág. 38
Hecho en Barcelona el vigésimo día del mes de abril de mil novecientos veintiuno en un
solo ejemplar que permanecerá depositado en los archivos de la Sociedad de Naciones.
Artículo 1
Todas las partes que son naturalmente navegables hacia y desde el mar de una vía
navegable que en su curso, naturalmente navegable desde y hacia el mar, separa o atraviesa
los diferentes Estados, así como cualquier parte de otras vías navegables, naturalmente,
hacia y desde el mar que conecta con el mar una vía fluvial navegable natural que separa o
atraviesa los diferentes Estados.
Se entiende que:
El transbordo de un buque a otro no está excluida por las palabras “navegable desde y hacia
el mar”;
Cualquier persona física o fluvial parte de una vía navegable natural que se denomina
“naturalmente navegables” si ahora utilizados para la navegación comercial ordinaria, o
que, por razón de sus condiciones naturales de que así se use, por “operaciones comerciales
normales de navegación” se entiende la navegación que, en vista de la situación económica
de los países ribereños, es comercial y normalmente posible;
Lateral canales construidos con el fin de corregir los defectos de una vía navegable incluido
en la definición anterior se asimilan a ella;
pág. 39
Los diferentes Estados separados o atravesado por una vía fluvial navegable de interés
internacional, incluyendo sus afluentes de interés internacional, se consideran “Estados
ribereños”.
Artículo 2
A los efectos de los artículos 5, 10, 12 y 14 del presente Estatuto, se forma una categoría
especial de vías navegables de interés internacional:
Vías navegables para los que existen comisiones internacionales en los que no los Estados
ribereños están representados;
Artículo 3
Con sujeción a las disposiciones contenidas en los artículos 5 y 17, cada uno de los Estados
Contratantes concederán libre ejercicio de la navegación a los buques que enarbolan
pabellón de alguno de los demás Estados contratantes en aquellas partes de vías navegables
especificada por encima de la cual podrá estar situado bajo su la soberanía o autoridad.
Artículo 4
pág. 40
En el ejercicio de la navegación a que se hace referencia más arriba, las naciones, la
propiedad y las banderas de todos los Estados contratantes se tratarán en todos los aspectos
en pie de perfecta igualdad. No se harán distinciones entre los nacionales, la propiedad y las
banderas de los distintos Estados ribereños, incluido el Estado ribereño ejerce su soberanía
o autoridad sobre la parte de la vía fluvial navegable en las preguntas, al igual que no se
hará distinción alguna entre los nacionales, el la propiedad y las banderas de ribereños y no
los Estados ribereños. Se entiende, en consecuencia, que ningún derecho exclusivo de la
navegación se concederá en tales vías navegables a las empresas o de personas privadas.
Artículo 5
2. Cuando un sistema natural de vías navegables de interés internacional que no incluye las
vías navegables de la especie a que se refiere el artículo 2, se separa o atraviesa sólo dos
Estados, estos últimos tienen el derecho a la reserva a sus banderas de mutuo acuerdo el
transporte de pasajeros y las mercancías cargadas en un puerto de este sistema y descargar
en otro puerto del mismo sistema, a menos que este transporte se lleva a cabo entre dos
puertos que son los que no se encuentren bajo la soberanía o la autoridad de un mismo
Estado en el curso de un viaje, efectuará sin transbordo en el territorio de cualquiera de
pág. 41
dichos Estados, con la participación de un mar-más de un paso navegable de la
preocupación internacional que no pertenecen a dicho sistema.
Artículo 6
Cada uno de los Estados contratantes, mantiene su derecho existente, en la vías navegables
o partes de las vías navegables a que se refiere el artículo 1 y situado bajo su soberanía o
autoridad, a que promulguen las disposiciones y adoptar las medidas necesarias para la
vigilancia y el territorio de aplicación del leyes y reglamentos relativos a las costumbres, la
salud pública, las precauciones contra las enfermedades de los animales y las plantas, la
emigración o inmigración, así como a la importación o exportación de mercancías
prohibidas, en el entendido de que tales disposiciones y las medidas deben ser razonables,
deben aplicarse sobre una pie de absoluta igualdad entre los ciudadanos, la propiedad y las
banderas de cualquiera de los Estados contratantes, incluido el Estado que es su autor, y no
sin buenas razones impiden la libertad de navegación.
Artículo 7
No pueden percibirse cuotas de cualquier tipo en cualquier parte del curso o en la boca de
una vía fluvial navegable de interés internacional, con excepción de las cuotas por
naturaleza de pago por servicios prestados y destinado exclusivamente a cubrir de manera
equitativa los gastos de mantenimiento y la mejora de la navegabilidad de la vía acuática y
sus enfoques, o para cubrir los gastos incurridos en el interés de la navegación. Estas cuotas
se fijarán de conformidad con dichos gastos, y la tarifa de las cuotas serán publicadas en los
puertos. Estas cuotas se aplicarán de tal forma que resulte innecesario un examen detallado
de la carga, salvo en los casos de sospecha de fraude o infracción de la normativa, y, a fin
de facilitar el tráfico internacional tanto como sea posible, tanto en lo que respecta a sus
tasas y el método de su aplicación.
Artículo 8
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En caso de que tanto los bancos como una de las vías navegables de interés internacional
están dentro de uno y el mismo Estado, las formalidades aduaneras impuestas a las
mercancías en tránsito después de que hayan sido declarados y sometidos a un resumen de
inspección se limitará a colocar bajo el sello o candado o en la custodia de los funcionarios
de aduanas;
Cuando una vía fluvial navegable internacional de las formas se refieren a la frontera entre
dos Estados, los buques, pasajeros y mercancías en tránsito, mientras que “en ruta” estarán
exentos de cualquier formalidad aduanera, salvo en los casos en que hay razón válida de
carácter práctico para llevar a cabo los trámites aduaneros en un lugar en la parte del río
que forma la frontera, y esto puede hacerse sin interferir con las instalaciones de
navegación.
El tránsito de buques y pasajeros, así como el tránsito de mercancías sin transbordo, las vías
navegables de interés internacional, no debe dar lugar a la percepción de los derechos que
sean prohibidos por el Estatuto de Barcelona sobre la libertad de tránsito, o autorizadas por
El artículo 3 de dicho Estatuto. No obstante, se entiende que los buques en tránsito puede
hacerse responsable de cualquier alojamiento y manutención de cualquier funcionario de
aduanas que requiera la estricta supervisión.
Artículo 9
Con sujeción a las disposiciones de los artículos 5 y 17, los nacionales, la propiedad y la
bandera de todos los Estados contratantes, en todos los puertos situados en una vía fluvial
navegable de interés internacional, disfrutar, en todo lo que se refiere a la utilización del
puerto, incluidas las tasas portuarias y gravámenes, un tratamiento igual al que el concedido
a los nacionales, la propiedad y la bandera de la del Estado ribereño bajo cuya soberanía o
autoridad está situado el puerto. Se entiende que los bienes a que se refiere el presente
párrafo, es la propiedad originaria, procedentes de o destinados para uno u otro de los
Estados contratantes.
El equipo de los puertos situados en una vía fluvial navegable de interés internacional y la
facilidad que ofrece en estos puertos a la navegación, no debe ser retenido del uso público a
una medida más allá de lo razonable y plenamente compatible con el libre ejercicio de la
navegación.
pág. 43
En la aplicación de los derechos aduaneros u otras funciones análogas, controles locales o
impuestos de consumo ó cuestiones incidentales, será recaudado en el momento de la
importación o exportación de mercancías a través de los mencionados puertos, no debe
hacerse ninguna diferencia con motivo de la bandera del buque en el que haya sido
realizado o vaya a ser realizado el transporte, bien sea esta bandera nacional ó la de
cualquiera de los Estados contratantes.
El Estado bajo cuya soberanía o autoridad de un puerto está situado podrán retirar los
beneficios en el párrafo anterior de cualquier buque, si se demuestra que el propietario del
buque discrimina sistemáticamente a los nacionales de dicho Estado, incluyendo empresas
controladas por dichos ciudadanos.
Todas las facilidades otorgadas por los Estados contratantes a la importación o exportación
de mercancías por otras tierras o el agua las rutas, o en otros puertos, será igual a la
importación o la exportación en las mismas condiciones durante los navegable ya través de
los puertos antes mencionados.
Artículo 10
1. Cada Estado ribereño está obligado, por una parte a abstenerse en todas las medidas de
perjudicar la navegabilidad de la vía acuática, o bien a reducir las facilidades para la
navegación y, por otro lado, a tomar tan rápido como sea posible todas las medidas
necesarias para eliminar los obstáculos y peligros que pueden producirse a la navegación.
2. Si tales navegación requiere mantenimiento regular de la vía navegable, cada uno de los
Estados ribereños está obligado así como los demás Estados a adoptar las medidas y la
ejecución de dichas obras en su territorio que sean necesarios para tal fin tan pronto como
sea posible, teniendo en cuenta en todo momento de las condiciones de navegación, así
como de la situación económica de las regiones atendidas por la vía fluvial navegable.
pág. 44
En la ausencia de un acuerdo en contrario, cualquier Estado ribereño tendrá el derecho, en
razón válida que se muestra, a solicitar a los otros ribereños una contribución razonable
para cubrir el mantenimiento.
La realización de las obras por parte de los Estados que no sean el Estado territorialmente
interesado, o el reparto de esos Estados en el costo de las obras, se dispondrán de modo de
no perjudicar los derechos del Estado territorialmente interesada en lo que respecta a la
supervisión y el control administrativo sobre la obras, o su soberanía y autoridad sobre el
navegable.
5. En las vías navegables a que se refiere el artículo 2, las disposiciones del presente
artículo se aplicarán sujetas a los términos de los Tratados, convenciones, o actos de
navegación que determinan las competencias y responsabilidades de la Comisión
Internacional en el respeto de las obras. Sin perjuicio de las disposiciones de dichos
Tratados, convenios, o actos de navegación, que existen o que puedan celebrarse:
pág. 45
La solución, en las condiciones establecidas en el artículo 22 infra, de cualquier
controversia que pueda surgir como consecuencia de estas decisiones, siempre podrá ser
exigido con el argumento de que estas decisiones son ultra vires, o que infrinjan los
convenios internacionales que regulan las vías navegables. La solicitud de un acuerdo bajo
las mencionadas condiciones basadas en cualquier otro campo, sólo pueden ser presentadas
por el Estado territorialmente interesado. Las decisiones de esta Comisión deberán estar en
conformidad con las disposiciones del presente artículo.
Como un caso excepcional en uno de los Estados ribereños de una vía fluvial navegable de
interés internacional no contemplados en el artículo 2, puede cerrar la vía a la navegación,
si en la barra de navegación es de muy pequeña importancia, y si el Estado en cuestión
puede justificar esta acción sobre el terreno de un interés económico claramente mayor que
el de la navegación. En este caso, el cierre a la navegación sólo podrá tener lugar después
de un año de antelación y sujeto a una apelación por parte de cualquier otro Estado ribereño
en virtud de las condiciones previstas en el artículo 22. If necessary, the judgement shall
prescribe the conditions under which the closing to navigation may be carried inter effect.
Si es necesario, la sentencia deberá prescribir las condiciones bajo las cuales el cierre a la
navegación puedan entrar en vigor.
7. En caso de que el acceso al mar por una vía navegable de interés internacional a través
de varios cauces, los cuales están situados en su totalidad en el territorio del mismo Estado,
las disposiciones de los párrafos 1, 2 y 3 del presente artículo se aplicará únicamente en las
ramificaciones principales que se estimen necesarias para proporcionar el acceso libre al
mar.
Artículo 11
Si en una de las vías navegables de interés internacional uno o más de los Estados ribereños
no son Partes en el presente Estatuto, las obligaciones financieras contraídas por cada uno
de los Estados contratantes en virtud del artículo 10 no será superior a aquellos a los que
habrían sido objeto si todos los Estados ribereños se han Partes.
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Artículo 12
Each of such riparian States has, inter alia, the power and duty of publishing regulations for
the navigation of such waterway and of seeing to their execution. Cada uno de esos Estados
ribereños tiene, entre otras cosas, el poder y el deber de publicar los reglamentos para la
navegación fluvial y controlar su cumplimiento. Estas normas deben enmarcarse y aplicarse
de tal manera que facilite el libre ejercicio de la navegación en las condiciones establecidas
en el presente Estatuto. Las normas de procedimiento relativas a estas cuestiones como el
determinar, perseguir y castigar los delitos de navegación deben promover una solución tan
rápida como sea posible.
Sin embargo, el Estado contratante reconoce que es muy conveniente que los Estados
ribereños lleguen a un entendimiento con respecto a la administración de la vía fluvial
navegable y, en particular,-con lo que se refiere a la adopción de los reglamentos de
navegación como un carácter uniforme en todo el de todo el curso de la vía navegable tanto
como la diversidad de las circunstancias locales lo permita.
Artículo 13
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no son, como consecuencia de la entrada en vigor de este último, derogados por lo que
respecta a los Estados signatarios de esos tratados.
Artículo 14
Si alguno de los acuerdos especiales o tratados a los que referidos en el artículo 12, ha
confiado en lo sucesivo, o deba de ahora en adelante confiará ciertas funciones a una
comisión internacional que incluya a representantes de Estados diferentes a los ribereños,
será deber de esa Comisión, ajustarse a las disposiciones del artículo 10, para tener
exclusiva consideración con los intereses de la navegación, y se considerará como una de
las organizaciones mencionadas en el artículo 24 del Pacto de la Sociedad de Naciones. En
consecuencia, se intercambiarán toda la información útil directamente con la Liga y sus
organizaciones, y presentará un informe anual a la Liga.
Será proporcionado por cada uno de los Estados ribereños la información oficial en cuanto
a todos los planes para el mejoramiento de las vías navegables;
Tendrá derecho, en los casos en los que Ley de la Navegación no incluya una
reglamentación especial en lo relativo a la recaudación de las cuotas, a aprobar la
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recaudación de tales cuotas y cargos de conformidad con las disposiciones del artículo 7 del
presente Estatuto.
Artículo 15
Artículo 16
Artículo 17
In the absence of any agreement to the contrary to which the State territorially interested is
or may be a Party, this Statute has no reference to the navigation of vessels of war or of
vessels performing police or administrative functions, or, in general, exercising any kind of
public authority. En ausencia de cualquier acuerdo en contrario de que el Estado
territorialmente interesada es o puede ser una de las Partes, el presente Estatuto no tiene
ninguna referencia a la navegación de los buques de guerra o de buques de la policía o el
desempeño de las funciones administrativas, o, en general, el ejercicio de cualquier tipo de
autoridad pública.
Artículo 18
Cada uno de los Estados contratantes se compromete a no otorgar, ya sea por acuerdo o
cualquier otra forma, a un Estado no contratante de trato con respecto a la navegación a
través de una vía fluvial navegable de la preocupación internacional que, como entre los
Estados contratantes, sería contraria a las disposiciones de la el presente Estatuto.
Artículo 19
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Las medidas de carácter general o particular que un Estado contratante está obligado a
tomar para facilitar una emergencia que afecte a la seguridad del Estado o los intereses
vitales del país, en casos excepcionales y por un período tan corto como sea posible,
implicar una desviación de las disposiciones de los artículos antes mencionados, en el
entendido de que el principio de la libertad de navegación y, especialmente, la
comunicación entre los Estados ribereños y el mar, se debe mantener a la mayor medida
posible.
Artículo 20
Este estatuto no implica en modo alguno la retirada de las mayores facilidades concedidas
para el libre ejercicio de la navegación por cualquier vía fluvial navegable de interés
internacional, en condiciones compatibles con el principio de igualdad establecido en el
presente Estatuto, en lo que respecta a los nacionales, el bienes y las banderas de todos los
Estados contratantes, ni tampoco implicará la prohibición de la concesión de tales mayores
facilidades en el futuro.
Artículo 21
De conformidad con el artículo 23 (a) del Pacto de la Liga de Naciones, cualquier Estado
contratante que puede establecer un buen caso en contra de la aplicación de las
disposiciones del presente Estatuto, en algunas partes o en la totalidad de su territorio, sobre
la base de la grave situación económica que se deriven de los actos de destrucción
perpetrados dentro de ese suelo durante la guerra 1914-1918, deben ser considerados de ser
relevado temporalmente de las obligaciones derivadas de la aplicación de dicha disposición,
quedando entendido que el principio de la libertad de navegación debe ser observado en la
medida de lo posible.
Artículo 22
Sin perjuicio de lo dispuesto en las disposiciones del párrafo 5 del artículo 10, cualquier
controversia entre los Estados en cuanto a la interpretación o aplicación del presente
Estatuto que no sea resuelta directamente entre ellos serán llevados ante la Corte
Permanente de Justicia, a menos que en virtud de un acuerdo especial o general disposición
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sobre arbitraje se adoptan medidas para la solución de la controversia mediante arbitraje o
algún otro medio.
Artículo 23
Una vía navegable no se considerará de preocupación internacional por la sola razón de que
atraviese o delimite zonas o enclaves, cuya extensión y población más pequeñas en
comparación con aquellos territorios que atraviesa, y que formen parte separada o
contengan establecimientos pertenecientes a un Estado distinto de aquel para el cual dicho
río pertenece, con esta excepción, a lo largo de su curso navegable.
Artículo 24
El presente Estatuto no será aplicable a una vía fluvial navegable de interés internacional
donde hayan sólo dos Estados ribereños, y que separen por una distancia considerable, un
Estado contratante de un Estado no contratante cuyo Gobierno no sea reconocido por el
anterior en el momento de la firma del presente Estatuto, hasta que se ha concertado un
acuerdo entre ellos estableciendo, para la vía en cuestión, una régimen administrativo y
aduanero que permita salvaguardias equitativas para el Estado contratante.
Artículo 25
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Se entiende que este Estatuto no debe interpretarse como una regulación en modo alguno de
los derechos y obligaciones entre sí de los territorios que forman parte, o colocado bajo la
protección, del mismo Estado soberano, aunque estos de manera individual sean miembros
de la Liga de las Naciones.
Protocolo Adicional
Que estén situadas bajo su soberanía ó autoridad, y que, no siendo consideradas como de
interés internacional, son accesibles a la navegación comercial ordinaria desde y hasta el
mar, y también en todos los puerto situados en estas vías, una perfecta igualdad de trato de
las banderas de todos los Estados signatarios del presente Protocolo en lo que respecta al
transporte de las importaciones y exportaciones sin transbordo.
Se entiende que aquellos Estados que han aceptado el párrafo a) no están obligados en lo
que respecta a los que han aceptado el párrafo b), salvo en las condiciones resultantes de
este último párrafo.
También se entiende que los Estados que poseen un gran número de puertos (situado en
vías navegables), que hasta ahora han permanecido cerrados al comercio internacional,
podrán, en el momento de la firma del presente Protocolo, excluir de su aplicación una o
más de las vías navegables a que se hace referencia más arriba.
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Los Estados signatarios podrá declarar que su aceptación al presente Protocolo no incluye
la totalidad o parte de las colonias, posesiones de ultramar o protectorados bajo su
soberanía o autoridad, y pueden adherirse posteriormente por separado en nombre de toda
colonia, posesión de ultramar ó protectorado excluidos de su declaración. Asimismo,
podrán denunciar el Protocolo por separado de conformidad con sus disposiciones, respecto
a cualquier colonia, posesión de ultramar o protectorado bajo su soberanía o autoridad.
El presente Protocolo quedará abierto a la firma o adhesión de los Estados que hayan
firmado la mencionada Convención o hayan dado su adhesión a ella.
Hecho en Barcelona, el vigésimo día del mes de abril de mil novecientos y veinte a una, en
un solo ejemplar, de los cuales el Inglés y francés los textos serán auténticos.
Declaración que reconoce el derecho a una bandera de los Estados que no tienen costa.
Los abajo firmantes, debidamente autorizados para el efecto, declaran que los Estados que
representan reconocen el pabellón de los buques de cualquier Estado que no tienen costa
marítima que estén matriculados en algún un lugar determinado se encuentren en su
territorio, el lugar servirá de puerto de registro de tales buques.
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Barcelona, abril de 20 de 1921, hecho en un solo ejemplar, de los cuales el Inglés y francés
los textos serán auténticos.
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Conclusión
Si se pierde de una manera absoluta o inmediata uno de los elementos constituidos al
estado, este desaparece. De no ser así el estado continuo, con un territorio o bajo un
gobierno o un nombre diferente.
La soberanía es el conjunto de competencias atribuidas al estado ejercitables en un plano
de independencia e igualdad respecto de los otros estados.
La libre determinación de los pueblos viene hacer el motor para que la soberanía sea real.
La libre determinación y soberanía irán de la mano, la soberanía será auténticamente
popular.
Las organizaciones interestatales son sujetos de derecho internacional creados por los
estados mediante tratado, dotados de órganos permanentes, de voluntad propia
Sin embargo, la legislación internacional acerca del tema de aguas remonta su origen a
lejanos siglos y aun milenios del pasado. Las legislaciones responden indudablemente a
necesidades específicas y no es entonces sorprendente que cuando un milenio antes de la
era Cristiana, las actividades de transporte se encontraron ante la necesidad de establecer
normas de conducta, derechos y obligaciones para el despacho, transporte y recepción de
carga y pasajeros, esos antiguos pueblos navegantes sobre todo los fenicios, dieran inicio a
la formulación de leyes, las leyes rodianas (de la Isla de Rodas). Así la legislación que
tratara los términos de transporte vio su inicio hace unos tres mil años. Esta génesis
legislativa, reflejada en literatura y varios cuerpos legislativos, dieron lugar a una
continuidad en este tema que sigue hoy como instrumento vigente (Derecho Marítimo) para
regular el comercio y transporte de pasajeros por agua y constituye la esencia del Derecho
Internacional Privado de Transporte por Agua.
Muy posteriormente al momento del origen del Derecho Marítimo (Leyes Rodianas), e
igualmente respondiendo a situaciones históricas y sus correspondientes requerimientos se
establecieron los principios del Derecho del Mar (Derecho Público Internacional).
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necesidades legales que ingieren y determinan derechos de propiedad y usos de aguas por
parte de las naciones.
El origen del Derecho del Mar resulta del momento histórico en que los Estados Nacionales
de Europa consolidan su poder central en los primeros siglos de la Edad Moderna (siglos
XVI y XVII) y sus feudos internos, típicos del medio evo, quedan resueltos por el poder
monárquico y vertidos a nuevos propósitos, esta vez de carácter internacional, donde el
concepto de poder y riqueza radica en la adquisición de dominios ajenos, es decir
extranjeros. Estos nuevos propósitos, respaldados por el oro y la plata que en esa época del
mercantilismo, es visto como el fundamento del valor económico, es la base de la rivalidad
entre naciones europeas.
El gran y altamente exclusivo club de rivales mercantilistas, donde principales eran España
e Inglaterra, después de la derrota (1588) de la llamada y supuesta Armada Invencible,
quedó truncado bajo la hegemonía de los mares impuesta por el triunfador.
Enriquecedores mares y océanos, tanto próximos como lejanos a Europa dieron origen a
ambiciones de otras naciones del mismo continente y éstas se lanzaron a la conquista de
aguas y tesoros. Principalmente Holanda que no sólo continuó desarrollando su arte y
tecnología de la navegación lejana, sino que también a través de uno de sus principales
filósofos de la historia y el Derecho Hugo de Grotius, diera pautas para el desafío al poder
Inglés respecto de los derechos de propiedad y uso de los mares.
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Bibliografía
Remiro Brotons, Antonio / Edición 1997, páginas 1268
http://ucvvirtual.edu.pe/campus/HDVirtual/20032922/SEGUNDA%20UNIDAD/
7000000398/SUJETOS%20DE%20DERECHO%20INTERNACIONAL.pdf
ttps://www.dipublico.org/11424/convencion-y-estatuto-sobre-el-regimen-de-los-cursos-de-
agua-navegables-de-interes-nacional-barcelona-20-de-abril-de-1921/
https://www.google.com/search?client=firefox-b-d&q=R%C3%A9gimen+de+los+r
%C3%ADos+internacionales
http://naval582.com/derecho%20Internacional%20Maritimo.pdf
https://drive.google.com/file/d/1vUtHoOk54wlghZdD_ez5jwiAeFL-SmZr/view
https://elespacioacuaticovenezolano.com/2018/03/12/origen-y-evolucion-de-la-legislacion-
acuatica-venezolana/
https://temasdederecho.wordpress.com/tag/nacimiento-y-extincion-de-los-estados/
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