Viendo Lo Invisible
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Juan 6:40
Introducción.
Tan pronto nosotros abrimos la biblia en el capítulo 1 del génesis y no tienen que ir allí, nos topamos
con dos declaraciones que Dios hace acerca de nosotros los seres humanos, la primera es que nosotros
fuimos creados a imagen y semejanza de Dios, dice en génesis capítulo 1 los versículos 26 al 27 eso
es lo que hace del hombre un ser distinto al resto de los seres vivos que pueblan este planeta. tenemos
intelecto, voluntad, emociones, conciencia moral, capacidad creativa, y muchas otras cosas má s, por el
hecho de haber sido creados a la imagen y semejanza de Dios. Lo segundo que este pasaje nos enseñ a
es que Dios nos hizo responsables de su creació n, como seres creados a su imagen, dice en el versículo
28 de génesis 1, que Dios le ordenó al hombre recién creado que sea fecundo que se multiplicará
que llenará la tierra y que ejerciera dominio sobre los peces del mar, las aves del cielo y sobre
todo ser viviente que se mueve sobre la tierra, y má s adelante en génesis capítulo 2 versículo 15
dice que Dios tomo al hombre y lo puso en el huerto del Eden para que lo cultivara y lo cuidara. En
otras palabras Dios le dio al hombre la responsabilidad de desarrollar plenamente la potencialidad de
la creació n para la gloria de su nombre, el hombre debía cultivar y cuidar el jardín del edén y má s aú n
mis hermanos el hombre debía extender este jardín por medio de su trabajo hasta cubrir todo el
planeta, haciendo un buen uso de los recursos que Dios le había dado. si Adá n y Eva no hubieran
pecado nosotros viviríamos en el huerto del eden, en un huerto que iba a cubrir todo el planeta es por
eso que génesis capítulo 1 versículo 28 es un texto que ha sido conocido como el mandato cultural.
El mandato cultural es una palabra que encierra la idea de cultivar y que incluye todo tipo de
actividad humana que contribuye al desarrollo y al florecimiento de la sociedad, el mandato cultural
incluye el arte, el desarrollo de la agricultura, la ciencia, la economía, la tecnología, la política, las
estructuras sociales, la buena comida, de hecho mis hermanos piensen en esto, estamos aquí en este
lugar yo puedo pararme y hablar a través de un micró fono, ustedes me escuchan hay personas que
está n viendo este culto a través de la internet, de hecho este sermó n se está grabando y va a quedar en
línea, muchos añ os y muchas personas yo espero verdad que se puedan beneficiar de la predicació n
de la palabra.
Sin embargo es evidente, que nuestra ciudadanía esta en los cielos, y nuestra prioridad es Dios,
nuestra vista debe estar en el autor y consumador de la fe, en aquel, que creo todas las cosas, y no en
esas cosas que no hubieran sido posibles sin la intervenció n de Dios.
Entendiendo el contexto
La respuesta de la muchedumbre a las palabras de Jesú s sobre el verdadero pan del cielo abre la
siguiente secció n. La gente le dice: «Señ or, danos siempre ese pan» (v. 34). Ellos malinterpretan la
naturaleza del pan y piden a Jesú s que les de el pan del cielo una y otra vez. Jesú s les responde
identificá ndose el con del pan entregado de una vez por todas: «Yo soy el pan de vida» (v. 35a).
Como en todos los dichos «Yo soy» con un predicado, Jesú s describe su identidad, quien es en relació n
a Dios y lo que hace: en este caso, alimentar con un pan que da vida. J
Jesú s va má s allá de los limites de Israel como pueblo escogido, pues promete que todos los que
vengan a él no tendrán hambre y quien crea en él no tendrá sed.
.- Pero las palabras de Jesú s se encuentran en futuro. Aquellos que vienen y creen no tendrá n hambre
y no tendrá n sed. En un tiempo futuro, Jesú s suministrará un alimento y una bebida inagotables. Los
vínculos con la tradició n judía indican que la revelació n de Dios en y mediante Jesú s superará la
revelació n divina en y mediante la Ley, pero ¿cuá ndo ocurriría esto?
.- Jesú s afirma que ya les había comentado su falta de fe, aú n cuando ellos habían visto (v. 36). Ahora
bien, en el evangelio no encontramos estas palabras, pero se refieren a la revelació n de Jesú s mediante
el don milagroso del pan que la muchedumbre había interpretado segú n las categorías de las
tradiciones mosaicas. La clave para interpretar correctamente el texto se encuentra en el v. 26. Han
visto (vv. 5-15), pero no han creído (v. 26). Jesús es el alimento de Israel y del mundo entero (v.
35). Sustituye al maná y la Ley, pero la gente no ha creído en esta revelación aún cuando lo han
presenciado.
- Contraste entre las visiones. Visión terrenal vs Visión Espiritual. No fue suficiente verlo y
escucharlo, pero también era necesario creer en él . Muchos de los judíos lo habían visto, pero
pocos creían en él. Jesú s había dicho en el verso anterior que todo lo que el Padre le había dado
debería ser salvo. Quien lo ve como para creer en él; Porque esto no debe entenderse de una
vista corporal de Cristo, o de un mero conocimiento especulativo de él, o la fe histó rica en él;
porque no es así verlo, como simplemente creer lo que es, hijo de Dios, el Mesías y el Salvador
del mundo, o lo que dice, pero confiar en él por la justicia, la vida y la felicidad. Los hombres
son por naturaleza ciega, sus ojos está n cerrados a todo lo que es espiritualmente bueno; Es el
espíritu de Dios que abre los ojos ciegos, e ilumina la comprensió n: y en su luz, los hombres
vemos no solo a sí mismos, su pecado y la falta de justicia, y su estado y condició n perdidos.
- Estableciendo la visión Espiritual. Luz e imagen. La luz trae claridad a las imá genes,
podemos ver con claridad gracias a la luz, sin ella nuestra comprensió n de la realidad objetiva
seria imposible. El texto es claro en aportar la característica indispensable para poder ver a
Cristo, el texto añ ade “Y cree en el”. Él usa las palabras, ver y creer, en contraste con lo que
había dicho anteriormente; porque él había reprochado a los judíos que no creyeran, a
pesar de que vieron (versículo 36). Pero ahora, hablando de los hijos de Dios, con el
sentimiento que tienen del poder de Dios en Cristo, se une a la obediencia a la fe. . Además,
estas palabras muestran que la fe procede del conocimiento de Cristo; no es que desee algo
más allá de la simple palabra de Dios, sino porque, si confiamos en Cristo, debemos
percibir lo que él es y lo que nos trae.
3. Certeza y realidad. Esto se repite cuatro veces diferentes, para que descansemos seguros y
seamos consolados. Fiducia Christianorum resurrectio mortuorum, la fe de los cristianos es por
la resurrección de los muertos, dice Tertuliano.
Por lo tanto, Dios tiene una doble voluntad sobre la salvació n de los hombres. É l quiere que aquellos a
quienes ha dado en confianza a su Hijo se presenten sin mancha ante la presencia de su gloria
redimida de toda iniquidad, y su polvo dormido levantado incorruptible. Pero ademá s quiere que si
cualquier pobre pecador, ignorante de este propó sito secreto, pero atraído por la gracia y la gloria de
su Hijo, cree en É l, tendrá vida eterna y será resucitado en el ú ltimo día. En el presente confuso y
turbulento debemos tener certeza absoluta de nuestra salvació n, y en el futuro pró ximo relidad de
nuestra resurrecció n.