Ejemplos de Reglas Familiares Comunes
Ejemplos de Reglas Familiares Comunes
Ejemplos de Reglas Familiares Comunes
Hace unos meses leí «Words That Work«, y más tarde lo releí en castellano, que fue
publicado con el título «La palabra es poder. Lo importante no es lo que usted dice sino lo
que la gente entiende«, prologado por mi amigo Álvaro Matud, en el que detalla e ilustra
las reglas para una comunicación eficaz.
Había leído varios libros del gurú de la comunicación política demócrata, y tenía curiosidad
por conocer la fundamentación teórica y la visión práctica del paladín de los
republicanos, Frank Luntz. Mientras que George Lakoff sustenta su trabajo en el concepto
de framing y en su teoría cognoscitiva, Luntz es más directo y su palabra clave es
la empatía.
Y es que a veces olvidamos que la comunicación es un proceso que se produce entre dos o
más personas, y que el objetivo es persuadir al otro en una dirección concreta, que
deseamos. Por tanto, lo vital es que el mensaje llegue y se procese correctamente, no
que los emisores quedemos satisfechos por nuestra locuacidad o capacidad técnica.
El Dr. Luntz ofrece sus 10 reglas para que la comunicación sea efectiva, que ahora
resumo. Por su sencillez –“son de sentido común”, me decía un colega–, podemos darlas
por supuesto. Por eso me gustaron mucho los casos prácticos que Frank Luntz adjunta al
final de su libro, donde se comprueba la dificultad de combinar con acierto las diez reglas.
Por cierto que, con ejemplos de Eva Sanagustín, descubrí una brillante recensión añadiendo
ejemplos a las 10 reglas.
Índice
1. Simplicidad: use palabras fáciles
El lenguaje más efectivo es el que clarifica, no el que oscurece. Pero para eso el orador
debe tener claro qué quiere transmitir. A este propósito, Einstein acuñó una frase muy
gráfica: “If you can’t explain it simply, you don’t understand it well enough”.
«El frotar se va a acabar», una rima que dio esperanzas a muchas personas
Para promocionar Energía Verde de Iberdrola se utilizó la frase “Cada vez que uses el
secador un prado se llenará de flores”.
8. Visualice
Las palabras refuerzan las imágenes pero también las pueden crear. Activar la imaginación
es imprescindible. La palabra «imaginar» es quizá la herramienta de comunicación única
más poderosa porque permite a cada persona crear una imagen de una visión personal que
lleva en su corazón y en su mente.
Si te lo explican con fútbol: ‘Padres e hijos’. Un gran ejemplo de cómo lograr que el
interlocutor imagine o represente un mensaje.
Al considerar esto, aquí compartimos diez reglas que te ayudarán a tener una mejor
comunicación familiar y a consolidar relaciones de afecto en el hogar (también puedes
enseñárselas a tus hijas):
Piensa antes de hablar. Toma el tiempo que necesites para pensar en lo que quieras decir
antes de que lo digas. Haz lo posible por que tus palabras, tu tono y tu lenguaje corporal
reflejen lo que quieras expresar.
Di la verdad. Podría parecerte correcto encubrir la verdad para evitar lastimar a tus hijas,
pero ser deshonesto deteriora la confianza. Sin embargo, la verdad siempre debe decirse
con amabilidad y amor. Al ser brutalmente honesto podrías herir sus sentimientos, pero la
verdad dicha con tacto promueve la intimidad.
Respeta las perspectivas de los demás. ¿Qué es más importante, tener "razón" o cuidar
de la armonía en casa? Recuerda que existen muchas razones, dependiendo de con quién
estés hablando, así que evita querer tener siempre la razón y, en cambio, aprende a
respetar las diferencias entre los miembros de tu familia.
Pregunta directamente por lo que quieras, desees o necesites. ¿Cuántas veces has dicho
o pensado: "debería saber lo que necesito o lo que le estoy pidiendo”? Nadie tiene la
habilidad de leer la mente y muchos de nosotros tendemos a recordar a corto plazo. Así
que sigue diciendo: "¿Podrías por favor ...?"
Escúchate a ti mismo. La única forma de saber cómo les suenan realmente nuestras
palabras y nuestro tono a otros es prestando atención a nosotros mismos. Escucha cómo
hablas: qué tan lento o rápido, o qué tan suave o golpeadamente. Así te escuchan tus hijas
y demás miembros de la familia.
Permite que otros hablen. Seguramente te has dado cuenta de lo frustrante que puede
resultarnos intentar hablar y ser interrumpidos en medio de una oración. Una excelente
regla a seguir para todos es permitir que los demás hablen hasta que hayan terminado,
por supuesto, sin que los interrumpamos.
No te comportes como psíquico. Evita hacer suposiciones sobre los pensamientos, las
emociones o el comportamiento de tus hijas porque ninguno de nosotros es capaz de leer
mentes.
Si deseas hablar con ellas y preguntarles si tus suposiciones son ciertas, está bien, pero
nunca debes actuar en consecuencia (como si lo fueran) al señalarlas o criticarlas.
Sé abierto en torno a los sentimientos. Motiva a todos los miembros de la familia para
que se comuniquen acerca de lo que sientan, consideren, quieran, piensen y perciban, en
vez de que lo repriman y después quieran canalizarlo de una manera negativa.
Aprende a escuchar. Cuando tu hija te hable, ponle atención. Evita anticipar en tu cabeza
lo que dirá a continuación. Concéntrate en lo que diga, lo que podría estar sintiendo y
cómo podrías empatizar mejor.
Contenido relacionado: Cómo afianzar los vínculos afectivos entre padres e hijas
La comunicación es algo que empleamos todos los días, pero sigue siendo una de las áreas
más difíciles de manejar en cualquier relación. Si la practicamos mejor y les
transmitimos reglas más aceptables de comunicación a nuestras hijas, les será más fácil
cultivar relaciones sanas.
Tiempo de calidad
El tiempo de calidad en familia consiste en que se aprovechen al máximo los
momentos en que los miembros de la familia conviven los unos con los otros.
Aquí hay dos maneras de lograrlo:
Comunicación positiva
La comunicación positiva consiste en que podamos escuchar sin juzgar y
también podamos expresar nuestros pensamientos y emociones de una
manera abierta y respetuosa. Fomenta que todos en la familia se sientan
comprendidos, respetados y valorados, lo cual fortalece los vínculos mutuos.
Trabajo en equipo
Cuando una familia trabaja en equipo, cada uno de los miembros se siente
apoyado y capaz de contribuir. Se vuelve más fácil trabajar en equipo cuando
todos entienden cuál es su importancia y por qué son útiles las expectativas, las
reglas y los límites claros.
Compartan las tareas del hogar. Incluso las niñas más pequeñas pueden
disfrutar de la sensación de pertenencia que proviene contribuir al orden
en casa.
Incluye a las niñas en algunas decisiones sobre actividades familiares y
días festivos. Bríndales a todos, aun a las niñas pequeñas, la oportunidad
de expresar su opinión antes de tomar una decisión final. Las reuniones
familiares pueden ser excelentes para tal propósito.
Permíteles a las niñas tomar algunas de sus propias decisiones, según las
habilidades y la madurez de tus hijas. Por ejemplo, puedes dejar que tu
hija de 12 años decida si prefiere caminar o andar en bicicleta al pasear
por el vecindario.
Apreciación mutua
Cuando los miembros de una familia aprenden a valorarse mutuamente edifican
el fundamento de la armonía en el hogar. Éstas son algunas formas en las que
pueden lograr esto:
Los padres deben reconocer las diferencias, los talentos y las habilidades de cada
uno de sus hijos y encauzar adecuadamente sus fortalezas
El hablar con tu hija adolescente acerca de temas importantes debería de empezar muchos
años antes de que tu hija llegue a esta etapa, dice la pediatra de Atlanta Deborah Pollack.
“La cosa más importante para los padres es tener pequeñas charlas, no una grande. Empezar
temprano con las discusiones apropiadas para su edad y avanzar conforme tu hija madura.
Ser abierta con tu hija le ayudará a hablarte, dice Melanie Bliss, una psicóloga clínica, “si
los padres pueden no juzgar y tener la mente abierta, entonces las niñas se acercarán más a
ellos. Cuando los padres hacen preguntas en un modo acusatorio, estas niñas pondrán
barreras. Preguntas abiertas como: ¿cómo te sientes respecto a tus amigos en estos días? En
vez de ¿qué pasó en la fiesta la noche pasada? Te dará más oportunidad para charlar sobre
eso.”
Para la mayoría de las madres, la línea entre amiga y una figura de autoridad es muy
delgada, especialmente durante los años de adolescencia de su hija.
Una mujer adolescente necesita más guía que otra amiga, debes ser madre primero y amiga
después. En general entre más la escuches y trates de entender la razón de la frustración de
tu hija, sus preocupaciones u otras emociones, será más fácil llegar a una solución.
Puede ser muy difícil saber qué tan estricta o permisiva hay que ser cuando hablas con tu
hija adolescente. Tienes que alentarla a ser responsable sin hacer que se rebele.
Hay que ponerle los límites a las hijas desde temprana edad y especificar cuáles serán las
consecuencias si los rebasan. Habla con tus adolescentes en una manera abierta y sincera.
Si tus hijas están haciendo cosas indebidas puedes decirles, “sé lo que está pasando y esto
es lo que espero, esto otro es lo que no espero”.
De hecho, los parámetros de comportamiento dan la seguridad que tu hija desea. Parte de
una relación amorosa es la seguridad que se crea cuando las madres establecen límites, por
lo que esta autoridad maternal es una reflejo de su amor y conexión con sus hijas.
Cuando estás hablando con tu hija, ¿en qué momento le estás dando demasiada
información? Tu hija adolescente te dirá cuándo detenerte, verbalmente o de otra manera.
Si tu hija se siente abrumada por toda la información y se está cerrando o alejando, es mejor
cambiar el tema de conversación y volver a él en otro momento.
Que no te dé miedo hablar cosas específicas, ellas te dirán cuándo detenerte, si estás
teniendo una conversación muy general, puede que no se sienta cómoda haciendo
preguntas.
Permite a tu hija que proponga sus opciones cuando están hablando de algún problema que
ella tenga. Las adolescentes necesitan una guía, pero también quieren ser parte de una
solución, no sólo que les digan qué hacer.
Tengan tradiciones y salidas familiares que hagan que tu hija platique contigo. No importa
qué tan preparada estés, hablar con tu hija de temas sensibles puede ser difícil. Pero hay
maneras de romper el hielo.
7. Crea tradiciones familiares, como la cena de los viernes. Si empiezas estas tradiciones de
forma temprana tu hija querrá seguirlas teniendo en sus años de adolescencia.
Si tienes otros hijos, haz cosas que sólo una madre e hija disfrutan: shopping, manicure,
cocinar, etc. Ir en el coche con ella también puede ser un gran momento para hablar porque
no tienes que hacer contacto visual.
8. Usa los medios de todos los días para empezar conversaciones con tu hija.
No lo pienses como “tener la plática”. Haz que la comunicación con tu hija adolescente sea
una parte integral de la vida de las dos. Puedes darle el soporte que necesita cada día del
año.
Sobregeneralizar.
Pensar que la opinión propia es la única válida.
Anticipar el resultado.
Pensar que el otro no lleva razón antes de que se explique.
Pensar desde el pasado.
Descalificaciones, infravaloraciones y perder normas básicas de cortesía.
Repetición inflexible de las mismas argumentaciones que imposibilita los acuerdos.
La crítica constante y el reproche.
Escaladas de poder.
Interrupciones, gritos, gestos o miradas agresivas o silencio cuando algo nos molesta.
Falta de contacto visual.
Hablar las cosas en caliente.
o Las familias con una comunicación abierta y frecuente pueden resolver problemas de
forma más efectiva, regulan más la impulsividad y vivencias negativas, toman mejores
decisiones y tienen más autoestima…
o Ser flexibles, hacer críticas constructivas, saber ponerse en el lugar del otro, cuidar el tono,
intentar llegar a acuerdos… son actitudes que conforman una comunicación efectiva.
Esté disponible: Encuentre un momento en la agenda atareada de cada uno para hablar
de las cosas con tranquilidad. Tener aunque sea 10 minutos por día, sin distracciones, para
que usted y su hijo hablen puede marcar una gran diferencia en la creación de buenos
hábitos de comunicación. Apague la televisión o la radio. Bríndele su atención completa a
su hijo Siéntese y mire a su hijo mientras habla. Esos pocos minutos por día pueden ser
muy valiosos.
Sea una persona que sabe escuchar: Al escuchar a su hijo, usted lo ayuda a sentirse
amado y valorado. Pregúntele a su hijo qué opina sobre un tema. Si lo que dice su hijo no
le queda claro, repita lo que escucha para asegurarse de comprender lo que su hijo intenta
decir. No necesita estar de acuerdo con lo que dice su hijo para ser una persona que sabe
escuchar. Compartir sus pensamientos con usted ayuda a su hijo a calmarse, para que
luego pueda escucharlo a usted.
Demuestre empatía: Esto significa sintonizar con los sentimientos de su hijo y hacerle
saber que comprende la situación. Si su hijo está triste o disgustado, una caricia suave o
un abrazo pueden hacerle saber que usted comprende esos sentimientos tristes o
negativos. No le diga a su hijo qué es lo que él piensa o siente. Permítale a él expresar esos
sentimientos. Asegúrese de no minimizar esos sentimientos diciendo cosas como "Es
tonto sentirse así" o "Lo comprenderás cuando crezcas". Sus sentimientos son reales para
él y deben ser respetados.
Sea un buen ejemplo a seguir: Recuerde que los niños aprenden a través de ejemplos.
Utilice las palabras y los tonos de voz que desea que su hijo utilice. Asegúrese de que su
tono de voz y lo que usted hace envíen el mismo mensaje. Por ejemplo, si se ríe cuando
dice "No, no hagas eso", el mensaje será confuso. Sea claro en sus indicaciones. Una vez
que logre transmitir su mensaje, deje de recalcar cuál es el punto principal. Si utiliza
palabras para describir sus sentimientos, ayudará a que su hijo aprenda a hacer lo mismo.
Cuando los padres usan palabras para describir sentimientos, como "Me pone triste que
no hagas lo que te pido", en lugar de gritar o insultar, los niños aprenden a hacer lo
mismo.
No se recomienda:
Dar instrucciones amplias y generales, como "¡Más vale que te portes bien!".
Insultar o echar culpas. "Eres malo" debe reemplazarse por "No me gusta la forma en que
estás actuando".
Gritar o amenazar.
Mentirle o decirle verdades a medias a su hijo.
Utilizar el silencio para expresar sentimientos fuertes. Los silencios largos asustan y
confunden a los niños.
Mantener la calma
Existen momentos en que todos los padres sienten que se les agotó la paciencia. Sin
embargo, siempre es importante encontrar distintas maneras de ayudar a su hijo a portarse
bien sin herir sus sentimientos. A continuación, encontrará algunas maneras de calmarse
cuando se sienta estresado, antes de intentar hablar con su hijo.
Respire profundo muy lentamente.
Espere 5 minutos antes de comenzar a hablarle a su hijo.
Intente encontrar una palabra que exprese lo que siente (como "decepción"). Dígasela a
usted mismo y asegúrese de que sea apropiada para su hijo.
Comparta sus sentimientos de frustración con su cónyuge o con un amigo.
No guarde rencores. Ocúpese solo del presente.
Busque ayuda profesional si cree que ha perdido el control.
Una comunicación saludable con su hijo es una de las habilidades más importantes y
gratificantes que puede desarrollar como padre. También hace más fáciles y efectivas las
partes más difíciles de la crianza de los hijos (como disciplinar a su hijo).