Inteligencia Emocional
Inteligencia Emocional
Inteligencia Emocional
INTELIGENCIA EMOCIONAL
2.1 INTELIGENCIA EMOCIONAL Y EL TRABAJO
Hoy en día son muchas las corporaciones que invierten grandes sumas de dinero
en formar a sus empleados en Inteligencia Emocional, la razón es que en las
empresas se han dado cuenta de que una de las claves del éxito comercial y de la
venta de sus productos radica en el grado en que sus trabajadores son capaces
de reconocer y controlar sus emociones, así como las de sus clientes.
Es casi impensable concebir un empresario sin motivación para la dirección de su
compañía o un negociador que no sepa capaz de controlar sus impulsos y
emociones. Todo el conocimiento técnico basado en la mejor relación entre
estudios académicos y experiencia no será ninguna garantía para estas personas,
porque tarde o temprano malograrán operaciones económicas por un deficiente
conocimiento de sus emociones.
Las aplicaciones de la IE en una empresa son múltiples, no buscando únicamente
las capacidades técnicas que el candidato pueda tener, sino las habilidades
emocionales y sociales para empatizar con el resto del equipo. Una persona con
una mayor IE estará más satisfecha y encontrará mayor eficacia y capacidad para
reconocer sus propios sentimientos y los de los demás. Las competencias
emocionales o que tienen que ver con la IE en la empresa son claves, de hecho,
son una parte muy importante del éxito de las empresas y se advierte en:
Mejor motivación, el trabajador se siente parte activa de la empresa, hay un mejor
clima laboral, formación de equipos de trabajo muy responsables, mejor
comunicación en la empresa, el liderazgo se ve reforzado etc.
Para mejorar el desarrollo emocional dentro de la empresa se debe generar un
nivel de confianza y favorecer un buen clima que mejore los resultados.
Una empresa fundamentalmente tendrá dos aspectos determinantes para la
selección del candidato: capacidad de adaptación a los cambios y formación de
equipos.
La IE aplicada al trabajo demuestra que quienes alcanzan altos niveles dentro de
las organizaciones tienen un gran control sobre las emociones, son motivadoras y
generadoras de entusiasmo. Trabajan en equipo, tienen iniciativa y logran influir
en el estado de ánimo de sus compañeros. Se busca la capacidad de relacionarse
con ellos mismos y con la empresa, ya que esto añade valor a la compañía.
No existe ni un solo momento en nuestro día a día en el que estemos libres de
emociones, por lo tanto, todo lo que aprendamos en nuestra vida, estará
determinado por nuestro estado emocional, de la misma manera que esas
emociones conformaran nuestro carácter, nuestra forma de ser y como nos
perciben los demás.
Una gran parte de la IE es nuestra capacidad para ser grandes oyentes. Las
personas con alta IE están escuchando constantemente lo que otras personas
dicen, escuchan o piensan sobre un tema. Para los gerentes, esto es esencial, ya
que ayuda a construir una vía de comunicación, comentarios y revisión
coherentes.
La empatía está en el núcleo de la IE. Es nuestra capacidad de comprender los
corazones y las mentes de los demás y afinar cómo los conversamos, evaluamos
y reconocemos.
Todo lo anterior se puede lograr con una formación constante. Sin embargo, es
importante recordar que la IE no se puede cultivar de manera rápida. Debe ser
alimentado durante un período de tiempo, sacando gradualmente lo mejor de
todos nosotros, mientras nos ayuda a frenar lo que es negativo / inefectivo.
Las empresas están formadas por personas muy distintas que tienen que convivir
un gran número de horas al día. Por todas estas diferencias y por el gran número
de horas de convivencia en la empresa, a lo que a veces se suma el estrés, es
inevitable que surjan conflictos. Se acaban diciendo cosas que no se querían decir
y de una pequeña discusión puede aparecer una gran crisis. Por supuesto, lo ideal
es que no surjan este tipo de disputas. No obstante, suelen acabar ocurriendo en
algún momento porque, como ya se ha dicho, son inevitables. Llegados a este
punto, es muy importante resolver los conflictos existentes. Una buena gestión de
conflictos sirve para encontrar las claves que los solucionen y para resolver las
situaciones de crisis.
Mantener la calma para evitar que el conflicto se haga más grande es una de las
principales tareas asociadas a la gestión de conflictos. Si se detectan conflictos en
el ámbito laboral o, incluso, cuando se detectan riesgos de que se vayan a
producir, es necesario actuar lo antes posible. Los conflictos afectan al ambiente
laboral y, también, a la productividad. Por eso, hay que intervenir cuanto antes. La
gestión de conflictos implica disponer de un plan de actuación para que los
conflictos que surjan en las organizaciones tengan una respuesta rápida y efectiva
y, así, poder evitar que una discusión sin importancia se acabe convirtiendo en un
problema más serio. A veces, no es posible confiar en las partes involucradas para
que resuelvan el problema por ellos mismos. Que un tercero intervenga como
mediador y ayude a resolver el conflicto antes de que se haga más grande es en
estos casos muy buena idea.
Conflictos internos
Conflictos interpersonales
Puede darse otra situación totalmente diferente en aquellos casos en los que no
es posible encontrar razones suficientemente razonables para explicar el conflicto.
Por ejemplo, cuando hay dos empleados que literalmente “no se tragan”. A veces,
los conflictos surgen simplemente porque se juntan personalidades que no
encajan y a las que les cuestas trabajar juntas. Se habla entonces de conflictos
relacionales. Este tipo de conflictos es propio de la naturaleza humana y son muy
difíciles de evitar. Por eso, es especialmente importante que haya un trabajo
significativo de gestión de conflictos en todos aquellos casos en los que dos
personalidades diferentes chocan.
Existe otro tipo de conflicto laboral de roles. Por ejemplo, diferentes grupos de
personas otorgan a un mismo empleado roles diferentes. A su vez, ese empleado
no puede cumplir con las expectativas de todos los grupos porque se
contradicen entre sí. Para entenderlo mejor: los clientes que llaman a una
empresa esperan recibir el mejor consejo posible de las personas que trabajan en
atención al cliente. Sin embargo, el director gerente espera que ese mismo
empleado ofrezca los servicios de la empresa que generan mayores beneficios sin
importarle cuál es exactamente el problema del cliente
En estos casos hay que enfrentarse con una situación parecida a la del conflicto
de poder: este tipo de conflictos surgen a menudo cuando varios empleados con
el mismo rango tienen que trabajar juntos al mismo tiempo. La raíz de estos
conflictos radica en el hecho de que una persona pueda pensar que debería tener
un rango superior que otra. Y, por supuesto, esa otra persona piensa exactamente
lo mismo. El problema es que ninguna de las dos partes quiere abandonar esa
percepción que han creado ellas mismas.
Una vez finalizada la gestión de conflictos, lo ideal es que la paz vuelva a estar
restaurada. Pero hay que tener en cuenta que no siempre es posible cumplir con
las expectativas y deseos de las dos partes al 100 %.