La Ayuda Entre Iguales Art Cuadernos I Fernandez
La Ayuda Entre Iguales Art Cuadernos I Fernandez
La Ayuda Entre Iguales Art Cuadernos I Fernandez
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en sociedad. Los alumnos deben asumir responsabilidades en la toma de decisiones
sobre sus dilemas y conflictos personales, y así ejercitar la disciplina y el respeto que la
escuela propugna.
Los sistemas de ayuda entre iguales y de mediación entre pares abogan por una
implicación directa en la solución de los conflictos por parte del alumnado involucrado
en el conflicto. Esto sólo se puede llevar a cabo si la escuela está interesada en formar a
su alumnado en la filosofía y las estrategias de la negociación de los conflictos, en
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Los centros univerisitarios participan en el Proyecto TMR de la Comunidad Europea sobre la
naturaleza del maltrato entre iguales y modos de intervenirlo.
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6. Incrementar los valores de ciudadanía europea a través de la responsabilidad compartida y la
implicación en la mejora del clima afectivo de la comunidad.
Se trata, por lo tanto, de desarrollar dentro de las escuelas unos servicios paralelos a
los métodos tradicionales de resolución de conflictos, a la vez de dar mayor
responsabilidad y participación a los alumnos en la gestión de la convivencia del centro.
Los dos modelos de intervención “Ayuda entre pares” y “Mediación en conflictos”,
nacen de la corriente de resolución de conflictos y requieren tanto formación específica,
como una organización escolar que los apoye y sustente. Las prácticas de ayuda entre
pares se centran en dotar a los alumnos de actitudes prosociales en las interacciones
además de entrenarles en habilidades de comunicación y de escucha que les facilita la
ayuda a alumnos en situación de conflicto. Están basados en el fomento del proceso
natural de responsabilidad hacia otros, de desarrollar la empatía y el apoyo emocional
que los chicos y chicas muestran espontáneamente en sus interacciones cotidianas. La
mediación en conflictos se basa en la necesidad de resolver los conflictos
interpersonales por parte de los propios implicados, ayudados por un tercer mediador
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que guía el proceso para llegar a acuerdos. Ambos son complementarios y tienen
matices singulares que hemos de aclarar.
El sistema de ayuda entre pares trata de crear un grupo de alumnos que tras
recibir una formación en técnicas de escucha activa y desarrollo de la empatía y
resolución de problemas ayuda a sus compañeros en situación de indefensión,
confusión, dificultades académicas y dificultad de relación con sus iguales. Es una
propuesta multidimensional que incluye actividades de grupo clase e intervenciones
individuales. Se construye a partir de los grupos clase introduciendo el papel de
“alumno ayudante” dentro de la organización del aula, a quien se le adjudican tareas
específicas en el desarrollo del día a día. A diferencia del delegado de curso, éste no
está regula do por los Reglamentos Orgánicos de Centro y no actúa como representante
oficial del grupo, sino que sus intervenciones son actos voluntarios basados en una
mejora de la calidad de las relaciones.
Asimismo, representan un modelado positivo hacia el bienestar del otro y del
conjunto del grupo. Por ejemplo ante una situación habitual de un grupo de alumnos con
conductas de indisciplina y falta de respeto reiterada hacia un profesor determinado, el
alumno ayudante puede realizar una intervención en la que muestra su descontento con
dichos actos. El sistema de mediación escolar también trata de crear un grupo de
miembros de la comunidad educativa que medie en situaciones de conflictos entre las
partes. Estos mediadores pueden ser tanto profesores como alumnos, padres/madres y
personal no docente. Es un nivel mayor de implicación de la comunidad en su conjunto
en la resolución de los problemas que se dan en las escuelas, si bien actuarán bajo
requerimiento de las partes cuando se produzca un conflicto de mayor orden. Su centro
de aplicación no es tanto el aula, sino el centro en su conjunto.
Mediadores y alumnos ayudantes se convierten en un servicio que impulsa una
filosofía de diálogo y negociación de los conflictos. Estos dos modelos innovadores de
intervención exigen una planificación cuidadosa, además de la participación de un
sector amplio de la comunidad escolar. Son innovadores en tanto que rompen los
esquemas clásicos de intervención en las escuelas ante los problemas de disciplina
basados en el ejercicio del principio de autoridad y del mantenimiento del orden. Sin
embargo, es de especial interés indagar en las situaciones de hecho en las que ambos
modelos pueden y deben actuar. Estos nuevos modelos no pretenden sustituir los
sistemas administrativos de solventar los problemas dentro de la escuela, sino introducir
una filosofía que guíe hacia una resolución negociada y que cree el clima socio-
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emocional que apunte a soluciones empáticas y asumidas por los alumnos o miembros
de la comunidad implicados.
IV. ELEMENTOS CLAVES DE LA AYUDA ENTRE IGUALES
Los alumnos ayudantes son elegidos por sus propios compañeros tras un proceso
de selección, incluyendo la actividad en el Plan de Acción Tutorial con la implicación
directa de los tutores y de los profesores del equipo Sócrates del proyecto, quienes
impulsan y desarrollan con los alumnos las diferentes actividades y fases de la
experiencia.
En la selección de los ayudantes se enfatizan las siguientes cualidades:
4.1. EL PERFIL DEL/LA ALUMNO/LA AYUDANTE:
1 Ayuda a sus compañeros cuando alguien se mete con ellos o necesitan que les escuchen. No les
aconseja sino que les escucha
2 Lidera actividades de grupo en el recreo o en clase.
3 Puede ayudar a otro compañero cuando tenga alguna dificultad con un profesor mediando y siendo
intermediario
4 Puede ayudar a otros compañeros en la organización de grupos de apoyo en tareas académicas
(deberes) o como alumno ayudante en alguna materia en la que se considere capaz.
5 Ayuda a alumnos que estén tristes o decaídos por algún problema personal y que necesiten que
El lema del equipo de alumnos ayudantes es “Ayudar nos ayuda” y aunque el perfil
exige que sean alumnos reconocidos y valorados por sus propios compañeros, éstos
pueden ser elegidos atendiendo a perfiles personales muy variados. No se intenta crear
una jerarquía de “alumnos buenos”, sino favorecer la competencia social y las
habilidades de comunicación y empatía en el conjunto del alumnado, así que se ha
de dar oportunidad al mayor número de alumnos posible para que ejerzan dicha función
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en el transcurso de su estancia en la etapa de Secundaria obligatoria. Por esa razón se
establecen dos turnos de alumnos ayudantes: Noviembre y Mayo, cada curso escolar,
en cada grupo aula.
Identificar el problema
Generar propuestas
Evaluar las distintas propuestas
Escoger la mejor opción
Acordar una solución
Planificar. Primeros pasos
Acordar un seguimiento del problema
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V. CONCLUSIONES
Dado que el proyecto lleva tan sólo unos meses en marcha, resulta prematuro en
este momento aventurar sus ventajas e inconvenientes, así como evaluar los problemas
y dificultades que se originan en su desarrollo. Para poder valorar con más precisión el
impacto de todo el programa en la cultura del centro habremos de esperar a poder medir
la influencia de la formación y el funcionamiento de diferentes cohortes de alumnos
ayudantes, entre otros factores. Sin embargo, sí podemos avanzar, aun desde una
observación necesariamente poco rigurosa, que el ejercicio del rol de alumno ayudante
mejora la autoestima del alumno y la valoración que le otorgan los demás compañeros.
Representa asimismo una vertiente positiva de las relaciones: los alumnos ayudantes ya
han intervenido en situaciones del tipo de peleas entre alumnos, acogida de nuevos
alumnos, presentación de actividades a sus compañeros, llamada a alumnos que faltan a
la escuela, amparo en casos de desconsuelo, casos de maltrato entre alumnos, etc.
No obstante, también se evidencia la dificultad de penetrar en el tejido social de
un sistema con este formato, y de que obtenga reconocimiento social entre el alumnado
de forma espontánea: aún resultan insuficientes los casos de resolución de conflictos
cotidianos de convivencia en los que se solicita la intervención de los alumnos
ayudantes por parte de los propios alumnos.
Sabemos, en todo caso, que este tipo de procesos de innovación cultural chocan
inevitablemente con la tradición académica de la propia institución escolar, y que, por lo
tanto requieren tiempos largos para su asunción y la generalización de su
funcionamiento. Contamos con su calidad de proyectos de fondo y no de velocidad,
pero, al mismo tiempo, ya desde hoy, tenemos suficientes datos para esperar sus
influencias positivas en los problemas de convivencia y su repercusión en el clima de
centro y de aula, tanto en los individuos que participan particularmente en el proyecto–
alumnos y profesores- como en los colectivos en su conjunto que forman parte de la
interacción educativa.
PARA SABER MÁS