Pléyade 21
Pléyade 21
Pléyade 21
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Ramón Grosfoguel La compleja relación entre modernidad y capitalismo: una visión descolonial
The Complex Relationship between Modernity and Capitalism: a Decolonial Vision
Claudia Zapata Silva El giro decolonial. Consideraciones críticas desde América Latina
The Decolonial Turn. Critical Considerations from Latin America
Christian Soazo Ahumada Espacio colonial y aesthesis soberana: praxis decolonial desde la experiencia
vivida del negro según Fanon
Colonial Space and Sovereign Aesthesis: Decolonial Praxis from the Black's Lived
Experience by Fanon
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Roberto Almanza Hernández Felix Valdés García, coord. Antología del pensamiento crítico caribeño
contemporáneo [West Indies, Antillas Francesas y Antillas Holandesas].
Buenos Aires: Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales, 2017.
605 pp. isbn 9789877222531
English version below / Versión en inglés abajo
Sobre la revista
Pléyade (issn 0718-655X | e-issn 0719-3696) es una revista arbitrada de carácter
internacional dedicada a las ciencias sociales y a las humanidades, fundada el
año 2008. Es una publicación independiente desde el año 2016, que incentiva la
discusión intelectual y académica de los fenómenos políticos, considerando temas
ligados a la ciencia política, a la sociología, a la filosofía y a los estudios culturales.
Pléyade se dirige a un público científico internacional y recibe colaboraciones bajo
la modalidad de artículo, reseña, entrevista e intervenciones, escritas en español o
inglés. La revista es publicada bianualmente (julio-enero) en versiones impresa y
electrónica.
Equipo Editorial
Indexada en
www.revistapleyade.cl
About the Journal
Pléyade (issn 0718-655X | e-issn 0719-3696) is an international peer reviewed journal
dedicated to the Humanities and Social Sciences funded the year 2008 in Santiago,
Chile. The journal is an independent publication since 2016. This publication
encourages intellectual and academic discussion of political phenomena, from a
variety of disciplinary and interdisciplinary perspectives including political science,
sociology, philosophy, and cultural studies. Pléyade is aimed at an international
scientific audience and receives contributions such as articles, book reviews,
interviews and interventions, written in Spanish or English. The journal is published
biannually (July-January) in print and electronic versions.
The International Standard Serial Number (issn) for Pléyade is 0718-655X and the
Electronic International Standard Serial Number (e-issn) is 0719-3696.
Editorial Team
www.revistapleyade.cl
Pléyade
21
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Nota editorial
Editorial Note 15
Nicolás del Valle Orellana
Artículos
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Nota editorial
Este número de Pléyade aparece como una edición especial por varias razones. Tal
como señalan los editores invitados, está dedicado a la memoria de Aníbal Quijano,
intelectual que abrió nuevos caminos para el pensamiento crítico en América
Latina y el Caribe. Junto con ello, se conmemoran diez años de nuestra revista,
la cual ha sido publicada ininterrumpidamente desde el año 2008. Esto último es
el resultado de los esfuerzos de diversas personas que han compuesto el equipo
editorial de Pléyade durante esta década, pero por sobre todo de lectores, autores,
árbitros y miembros del comité editorial que han confiado en esta publicación a
pesar de las tareas y desafíos aún pendientes. También, es motivo de celebración la
incorporación de Rebeca Errázuriz como parte del grupo de editores, trabajando
sobre los artículos, intervenciones, entrevistas y reseñas que componen los diferentes
números de la revista. Con ello, cumplimos una década cultivando el pensamiento en
Humanidades y Ciencias Sociales, sin ninguna pretensión más que abrir discusiones
que sean fructíferas para futuro.
La coordinación temática de este número estuvo a cargo de Damián Gálvez de
la Universidad Libre de Berlín y de Verónica López de la Universidad Nacional
Autónoma de México. Ambos lograron curar este número con la ayuda del comité
de árbitros y el equipo editorial de esta revista. Como ha ido reafirmándose los
últimos años, este número no deja de ser la excepción en cuanto a nuestro proceso
de internacionalización. En esta edición, contamos con contribuciones de autores
latinoamericanos provenientes de Argentina, Chile, Estados Unidos y México.
Con ello esperamos que Pléyade se abra cada vez más a lectores de nuestra región
y más allá de ella. Deseamos que este número, que reflexiona sobre la condición
colonial de nuestra región desde diferentes genealogías del pensamiento crítico
latinoamericano, pueda brindar propuestas sugerentes para pensar las relaciones
entre cultura y política. Esperamos que investigadores, docentes, estudiantes e
interesados en general, puedan disfrutar de este trabajo.
1
Doctorando del Instituto de Estudios Latinoamericanos, Universidad Libre de Berlín (Berlín,
Alemania). Correo electrónico: dgalvezfu@zedat.fu-berlin.de.
2
Profesora investigadora de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, Universidad Nacional
Autónoma de México (Ciudad de México, México). Correo electrónico: veronicarenat@
politicas.unam.mx.
17
Estudios poscoloniales: genealogías latinoamericanas
Por ello, en esta breve introducción, queremos ante todo reconocer su obra y
particularmente los aportes que, a partir de sus distintos ensayos, contribuyen a la
discusión decolonial en el Sur global. Una discusión polémica y heterogénea que
algunas veces ha sido vista como un proyecto, otras como un grupo, aunque su
actuar es más cercano a la idea de red o nodos, por eso nos interesa en este número
dar cuenta de una genealogía posible, entre otras.
Nos propusimos hacer una convocatoria que dialogara con la discusión
iniciada en torno de un proyecto de investigación titulado “De lo poscolonial a
la descolonización: genealogías, debate, evaluación y crítica en América Latina”3,
con el objetivo principal de conocer el surgimiento y desarrollo de los estudios
poscoloniales y su despliegue en América Latina. Quisimos plantearlo en términos
de genealogías, ya que esta discusión no tiene un único punto de arranque ni una
matriz teórica homogénea. La discusión poscolonial que surge en el mundo del siglo
xx tras los procesos de descolonización, específicamente en África, Asía y el Caribe
anglófono y francófono, es radicalmente distinta en densidad histórica de la que
se produce en América Latina a partir de la conquista y la posterior colonización
imperial. De tal modo, coincidimos con quienes plantean que la agenda descolonial
arranca el primer día de la colonización en 1492.
Reconocemos por lo menos cuatro genealogías. La primera, la poscolonial, se
produce como resultado de los procesos de descolonización en la segunda mitad
del siglo pasado en el antes llamado “tercer mundo”, y pone en discusión el tema
de la representación, tanto epistémica como política, de los sujetos subalternos; el
problema de las ciencias sociales modernas en su raigambre eurocéntrica y colonial;
la agencia de los sujetos en la historia, su ausencia o invisibilización como actos del
propio proceso colonial; así como la configuración de los nuevos estados nación,
antes colonias. En esta trayectoria consideramos pionero el trabajo de Edward Said,
particularmente su texto Orientalismo4, así como los textos de Ranajit Guha, Homi
Bhabha y Gayatri Spivak5. En conjunto, la vertiente poscolonial imbrica crítica
literaria, estudios culturales, historia y ciencias sociales críticas.
Reconocemos una segunda genealogía que encuentra un hilo de continuidad
entre el Grupo de Estudios Subalternos Latinoamericanos, la Red Modernidad-
colonialidad y el giro decolonial, así como los estudios culturales, los feminismos
descoloniales y las historiografías decoloniales. Sus preocupaciones centrales retoman
3
Este proyecto de investigación (PAPITT IN305316) contó con recursos aprobados por la
Universidad Nacional Autónoma de México a través de la Dirección General de Asuntos del
Personal Académico, entre los años 2016 y 2017.
4
Edward Said, Orientalismo [1978] (Barcelona: Random House Mondadori, 2002).
5
Ranajit Guha, Las voces de la historia y otros estudios subalternos [1983] (Barcelona: Editorial
Crítica, 2002); Homi Bhabha, El lugar de la cultura [1994] (Buenos Aires: Editorial Manantial,
2002); Gayatri Chakravorty Spivak Crítica de la razón poscolonial. Hacia una historia del presente
evanescente (Madrid: Editorial Akal, 2015).
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Damián Gálvez González / Verónica López Nájera
6
Aníbal Quijano, “Colonialidad del poder, eurocentrismo y América Latina”, en La colonialidad
del saber, eurocentrismo y ciencias sociales: perspectivas latinoamericanas, comp. Edgardo Lander
(Buenos Aires: Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales-UNESCO, 2000).
7
Ver Frantz Fanon, Piel negra, máscaras blancas [1952] (Madrid: Editorial Akal, 2009); Aimé
Césaire, Discurso sobre el colonialismo [1950] (Madrid: Editorial Akal, 2006); y Stuart Hall, “El
espectáculo del Otro”, en Sin garantías: Trayectorias y problemáticas en estudios culturales, ed.
Eduardo Restrepo, Catherine Walsh y Víctor Vich (Bogotá: Instituto de Estudios Sociales y
Culturales Pensar-Universidad Javeriana, 2010).
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Estudios poscoloniales: genealogías latinoamericanas
unidimensional: con un solo sujeto, un solo discurso, una sola dimensión de poder y
un solo proyecto de sociedad.
Pero, además, se trata de una discusión que emerge en el contexto de la
globalización capitalista, lo cual significa que las cuestiones a debatir se enlazan
con otras regiones del mundo que pasaron por la experiencia colonial. Es decir,
si quisiéramos establecer una diferencia entre pensar el colonialismo y pensar la
colonialidad del poder, una diferencia significativa estaría en el reconocimiento de
las consecuencias globales de los procesos de colonización, ya sea en el siglo xvi,
cuando se inaugura este proceso desde un sistema mundial en ciernes, o en el siglo
xx, cuando se descolonizan las colonias aún existentes. Esta nueva fase plantea
retos que aún están por ser estudiados en profundidad debido a que, en su inicio,
la discusión poscolonial se orienta a estudiar las consecuencias del colonialismo en su
dimensión epistemológica, mientras que ahora estamos en condiciones de explorar
sus consecuencias en las expresiones concretas de la vida material de las personas.
De ahí que hoy sea indispensable observar con atención los procesos de articulación
política de los movimientos sociales, particularmente de los movimientos indígenas en
sus luchas contra el neo-extractivismo que retoman la agenda de la descolonización,
o de expresiones radicales contra la colonialidad del poder en los términos de Aníbal
Quijano, es decir, como expresiones de democratización radical del poder social, lo
que se puede traducir como luchas por la emancipación.
El giro decolonial en América Latina transcurre por momentos diferenciados que
reflexionan desde la crisis de la década de los ochenta, pasando por la aplicación
de políticas neoliberales antidistributivas, las discusiones sobre la posmodernidad y
la cada vez más radical integración de los mercados económicos, entendida como
globalización; paulatinamente, irá incorporando los escenarios de transformaciones
sociales posibles inauguradas con el proceso venezolano (en el llamado “ciclo de
gobiernos progresistas”). Es durante el siglo xxi que lo descolonial experimenta un
crecimiento exponencial en sus producciones y temáticas de discusión. Estas derivas se
entrelazan con otros debates que, si bien no se asumen o se reconocen exclusivamente
desde la colonialidad del poder, sí se adscriben a una posición crítica desestabilizando
o poniendo en tensión los mismos lugares de la discusión. Por ejemplo, si pensamos
en el tema del Buen Vivir, este retoma planteamientos de las comunidades originarias
de Abya Yala buscando una relación menos asimétrica con la naturaleza, la cual es
entendida como parte de un todo en que los seres humanos compartimos de manera
horizontal la vida en todas sus manifestaciones. O las luchas feministas que hoy
cuestionan el patriarcado desde múltiples lugares, partiendo del reconocimiento del
sujeto-mujer como un sujeto histórico que se constituye en tanto a partir del momento
de la conquista y colonización de América y que también es resultado de la producción
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8
Ver Chandra Talpade Mohanty, Feminism Without Borders. Decolonizing Theory, Practicing
Solidarity (Londres: Duke University Press, 2003).
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Estudios poscoloniales: genealogías latinoamericanas
las ideas principales que estructuran el volumen que las y los lectores tienen en
sus manos.
El número abre la discusión con un texto de Ramón Grosfoguel, quien, como
es sabido, integró la Red Modernidad-Colonialidad participando con diversas
investigaciones centradas en la descolonización de las ciencias sociales. Su artículo,
“La compleja relación entre modernidad y capitalismo: una visión descolonial”,
procura esbozar la conexión indisoluble entre el proyecto moderno occidental y el
modo de producción capitalista, visto en su larga y espesa duración. Junto con lo
anterior, y contrario a lo que él denomina la “izquierda occidentalizada”, el autor
propone una visión que desarticule esta conjunción estructural en tanto un proyecto
civilizatorio posible entre otros. Identifica, a la vez, una serie de cuestionamientos
al grupo Modernidad-Colonialidad dado que según Grosfoguel, esta red de
investigación tiene un problema ético y político severo al desconocer tradiciones
de pensamiento históricamente inferiorizadas. A partir de esta intervención,
finalmente, el artículo plantea pensar algunas categorías que permitan describir esta
relación compleja entre modernidad y capitalismo en la coyuntura internacional de
hoy, tomando para ello el concepto de “transmodernidad” acuñado por el filósofo
argentino Enrique Dussel9.
El texto de Claudia Zapata, “El giro decolonial. Consideraciones críticas desde
América Latina”, recupera y discute una serie de observaciones que se han hecho
desde algunos países latinoamericanos al grupo Modernidad-Colonialidad, la
expresión más visible, según esta autora, de una corriente teórica que ha consolidado
su influencia en circuitos académicos metropolitanos. En conversación frontal con
el artículo primero, sugiere poner especial énfasis en las dudas e interrogantes
formuladas por investigadoras como Silvia Rivera Cusicanqui, Ochy Curie y Aura
Cumes, quienes desde la perspectiva del llamado giro decolonial cumplirían con
ciertos criterios de subalternidad respecto de la modernidad. Las apropiaciones
latinoamericanas de los estudios poscoloniales que propone Zapata constituyen,
en sus propias palabras, la posibilidad de discrepar con corrientes teóricas que,
por omisión o deliberada exclusión, han invisibilizado importantes tradiciones de
pensamiento que por más de un siglo han advertido la continuidad colonial en el
continente americano. Tal es el caso de los saberes indígenas y afrodescendientes,
nidos de conocimiento con los cuales los autores del grupo Modernidad-
Colonialidad escasamente dialogan. El artículo concluye enunciando una tesis: los
estudios decoloniales, pese al giro que dicen representar, no se han librado de la
domesticación y exotización de los pueblos.
El tercer artículo, “A propósito de Frantz Fanon. Cuerpos coloniales y
representación”, pertenece a Alejandro de Oto, quien comenta respecto a los
9
Enrique Dussel, Posmodernidad y transmodernidad (Puebla: Universidad Iberoamericana-Lupus
In-quisitor, 2000).
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puntos de inflexión producidos por la pluma combativa de Frantz Fanon sobre las
genealogías críticas del colonialismo, en particular en lo que refiere al cuerpo y la
representación. Con un criterio de orden más epistemológico, el artículo recupera
la idea fanoniana de “cuerpo colonial”, noción crucial para discutir los fenómenos
contemporáneos de racialización, y en particular para entender, de acuerdo con el
autor, el modo en que una analítica del cuerpo en las prácticas del colonialismo es al
mismo tiempo una crítica temprana de la representación como categoría filosófica
y cultural. El texto sugiere que nuestra atención en los escritos de Fanon debería
situarse desde la intención de mostrar el modo en que estos procesos coloniales
se despliegan, así como ponderar su escritura como un archivo importante de la
filosofía política poscolonial. Para concluir, el autor subraya que al interpretar las
intervenciones fanonianas como genealógicas se abre la posibilidad de reconstruir
los lazos entre modernidad y colonialidad, donde el problema de la representación,
como modo de conocimiento del cuerpo y las corporalidades, parece productiva
para discutir el alcance general de la categoría de decolonialidad.
En el artículo cuarto, “Espacio colonial y aesthesis soberana. Praxis decolonial
desde la experiencia vivida del negro según Fanon”, Christian Soazo examina el
concepto teórico de “espacio colonial” desde un punto de vista que el autor denomina
aesthesico-epistémico, y que se basa en el binomio interioridad/humanidad construido
por el mundo blanco-moderno-occidental. El combate del racismo antinegro
propuesto por Frantz Fanon, se expresa, según Soazo, en la “reducción aesthesica”
del mundo colonial en torno a la “epidermización” de los cuerpos10. En este segundo
punto, tal vez el más relevante, el ensayo propone pensar una “re-existencia poética”
dentro del espacio colonial, con el objeto de generar las condiciones para un cambio
sensible y material relacionado con la desalienación de la cultura afroamericana. El
artículo de Soazo, en resumidas cuentas, pone de manifiesto que la obra de Fanon es
un referente ineludible para analizar el emplazamiento explícito de cierto esquema
racial del cual emana una configuración histórica del “cuerpo negro”, así como el
dispositivo de negrificación de su subjetividad.
Posteriormente, en “Etnografías feministas posheroicas. La lengua subalterna
subversiva de las etnógrafas del Sur”, la pensadora feminista Karina Bidaseca
aborda el axioma que funda la universalización del lenguaje etnográfico bajo la
noción de “heroicismo androcéntrico”. Tomando como punto de partida la lectura
de etnografías realizadas por mujeres feministas del Sur global, Bidaseca explora en
una serie de desplazamientos de las voces femeninas consideradas históricamente
como lenguas minoritarias. Al mismo tiempo, examina el tratamiento de las “nativas
subalternas” cuando ellas se ubican en zonas de fronteras y contextos de guerra.
He aquí otro elemento a tomarse en cuenta, pues la autora sostiene que si bien
las “etnografías multisituadas” surgidas en las academias anglosajonas demostraron
10
Fanon, Piel negra…
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11
Stuart Hall, “The West and the Rest: Discourse and Power”, en Formations of Modernity, coord.
Stuart Hall y Bram Gieben, 49-111 (Londres: Polity Press, 1992).
12
Aníbal Quijano, “Colonialidad del poder…”.
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Estudios poscoloniales: genealogías latinoamericanas
Refrncias1biblográcas
Bhabha, Homi. El lugar de la cultura [1994]. Buenos Aires: Editorial Manantial, 2002.
Césaire, Aimé. Discurso sobre el colonialismo [1950]. Madrid: Editorial Akal, 2006.
Dussel, Enrique. Posmodernidad y transmodernidad. Puebla: Universidad Iberoamericana-
Lupus In-quisitor, 2000.
Fanon, Frantz. Piel negra, máscaras blancas [1952]. Madrid: Editorial Akal, 2009.
Guha, Ranajit. Las voces de la historia y otros estudios subalternos [1983]. Barcelona:
Editorial Crítica, 2002.
Hall, Stuart. “The West and the Rest: Discourse and Power”. En Formations of
Modernity, coordinado por Stuart Hall y Bram Gieben, 49-111. Londres: Polity
Press, 1992.
Hall, Stuart. “El espectáculo del Otro”. En Sin garantías: Trayectorias y problemáticas
en estudios culturales, editado por Eduardo Restrepo, Catherine Walsh y Víctor
Vich, 419-447. Bogotá: Instituto de Estudios Sociales y Culturales Pensar-
Universidad Javeriana, 2010.
Mohanty, Chandra Talpade. Feminism Without Borders. Decolonizing Theory, Practicing
Solidarity. Londres: Duke University Press, 2003.
Quijano, Aníbal. “Colonialidad del poder, eurocentrismo y América Latina”. En
La colonialidad del saber, eurocentrismo y ciencias sociales: perspectivas latinoamericanas,
compilado por Edgardo Lander, 123-155. Buenos Aires: Consejo
Latinoamericano de Ciencias Sociales-UNESCO, 2000.
Said, Edward. Orientalismo [1978]. Barcelona: Random House Mondadori, 2002.
Spivak, Gayatri Ch. Crítica de la razón poscolonial. Hacia una historia del presente evanescente
[1999]. Madrid: Editorial Akal, 2015.
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Ramón Grosfoguel2
Universidad de California en Berkeley
Resumen
Este ensayo trata de la relación histórica entre modernidad y capitalismo, así como las opciones
de un horizonte de transformación que supere las tradicionales concepciones binarias de ver y
estar en el mundo. Al contrario de lo que plantea la izquierda occidentalizada, se propone una
visión crítica decolonial de esta relación. A partir de esta intervención teórica, se discuten las
consecuencias políticas de ver la modernidad como un proyecto civilizatorio o bien entenderla
como un proyecto posible entre otros. Por ello proponemos estudiar de qué modo y bajo
qué categorías conceptualizamos la relación entre modernidad y capitalismo, un asunto clave
para el debate político contemporáneo. Proponemos pensar en un proyecto “transmoderno”
que reconozca el colonialismo en su dimensión subjetiva como requisito para un proyecto
verdadero de descolonización.
Palabras clave
1
El siguiente artículo corresponde a una versión mejorada y extendida de la conferencia “La
compleja relación entre modernidad y capitalismo”, dictada por el autor en la Universidad
Nacional Autónoma de México en octubre de 2017, en el marco del II Coloquio De lo poscolonial
a la descolonización. Genealogías, debate, evaluación y crítica en América Latina. Programa de Apoyo
a Proyectos de Investigación e Innovación Tecnológica (PAPPIT) IN305316. Investigadora
responsable: Verónica López Najera.
2
Profesor asociado en el Departamento de Estudios Étnicos de la Universidad de California en
Berkeley (California, Estados Unidos). Correo electrónico: grosfogu@berkeley.edu.
29
La compleja relación entre modernidad y capitalismo: una visión descolonial
Abstract
This essay addresses the historical relationship between modernity and capitalism as well as
the options of a horizon of transformation that goes beyond the traditional binary conceptions
of seeing and being in the world. Contrary to what a Westernised left declares, it is proposed
a decolonial critical vision of this relationship. From this theoretical intervention, we discuss
the political consequences of considering modernity as a civilizing project or to understand
it as a possible project among others. We therefore propose to study how and under what
categories we conceptualize the relationship between modernity and capitalism, a key issue
for contemporary political debates. We propose to think of a “transmodern” project that
recognizes colonialism in its subjective dimension as a prerequisite for a true decolonizing
project.
Keywords
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Ramón Grosfoguel
1
Voy a comenzar con una idea que he repetido en otros lugares pero que me gusta
subrayar por si hay gente que no lo sabe. “Modernidad-Colonialidad” no es un
grupo, es una red, nunca fue un grupo, y lo dice un miembro fundador y organizador
de muchas conferencias y coloquios que se hicieron en el marco de esa red. Puedo
asegurar que fue siempre una red de composición heterogénea y con muchas
diferencias internas. Nunca hubo una comunidad como tal, porque siempre hubo
desacuerdos. Discrepancias que, en todo caso, fueron las que finalmente dotaron a
la red de cierta creatividad e imaginación, pues cada integrante aportaba con ideas
y problemáticas diversas. No obstante, sobre “Modernidad-Colonialidad” se han
construido muchos mitos, como esa equívoca tendencia a pensar que la red fue un
grupo de investigación interdisciplinario que con frecuencia se reunía a debatir ideas
políticas para la transformación social del Sur global. No es el caso. Considero necesario
aclarar este punto, porque en parte nosotros somos responsables de esta confusión al
ocupar la palabra “grupo” con desmedida liviandad, de una manera muy informal,
“ontologizando” su sentido como si se tratase de una colectividad ensamblada a partir
de una profunda afinidad teórica y práctica, y definitivamente no es así.
Cabría, entonces, pensar que tal vez la palabra “grupo” se ha utilizado de
una manera descuidada, sin la justicia que demanda el uso del lenguaje, pues de
cara a la sociedad se exterioriza la imagen de un grupo de investigadores que está
organizado en función de intereses compartidos, y eso jamás ocurrió. Creo que
hoy estas discrepancias son más evidentes que nunca. Hay diferencias políticas de
fondo, como sucede, por ejemplo, respecto a la situación sociopolítica venezolana.
Como es sabido, hay todo un sector de la red “Modernidad-Colonialidad”,
investigadores muy prominentes en el campo de las humanidades y las ciencias
sociales, que han firmado un documento terrible, un documento que repite las
mismas tesis de la oposición neoliberal de derecha en Venezuela3. Y ahí firmó,
lamentablemente, personas con las que yo y mucha gente quedamos sorprendidas.
Desde hace un tiempo yo venía anunciando públicamente algunas críticas a la
red, preguntándome sobre todo cómo es que en su interior se reproducían ciertas
prácticas coloniales contra las cuales, se supone, estaba llamada a reñir. Para mí,
por ejemplo, es fundamental reconocer de dónde sacan sus ideas los investigadores.
Considero inaceptable beber de fuentes bibliográficas –dígase pensamiento indígena
3
Aníbal Quijano et al., “Llamado internacional urgente a detener la escalada de violencia en
Venezuela. Mirar a Venezuela, más allá de la polarización” (2017), consultado el 5 de diciembre
de 2017, disponible en: http://llamadointernacionalvenezuela.blogspot.de/2017/05/llamado-
internacional-urgente-detener_30.html. Este documento, que repite las tesis de la izquierda
neoliberal y proimperial en Venezuela, fue respondido por este otro documento firmado
por mucha gente y encabezado por mi nombre, titulado: “La izquierda despolarizada: Del
monólogo de Próspero al Diálogo con Calibán”, consultado en junio de 2018, disponible en
https://drive.google.com/file/d/0B6g8xuEX_KoJZ0R3bzdMb0NlNUk/view.
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La compleja relación entre modernidad y capitalismo: una visión descolonial
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Ramón Grosfoguel
había dejado el país. El tema es, entonces, si el “giro decolonial” debe suponer como
primer comienzo un compromiso político explícito con los movimientos sociales
y los movimientos antiimperialistas. En otras palabras, sostengo que no podemos
producir pensamiento decolonial sin pensar junto a y con los movimientos sociales,
de lo contrario nos convertimos en antropólogos y dejamos de hacer decolonialidad.
En segundo lugar, lo decolonial también presupone asumir una perspectiva
crítica, antiimperialista y anticolonialista. Si bien no todo antiimperialismo y
anticolonialismo es en sí mismo decolonial, todo enfoque decolonial, por el contrario,
sí debe ser antiimperialista y anticolonial. De lo contrario, ¿de qué colonialidad
estamos hablando?
Yo vengo de un Departamento de Estudios Étnicos en la Universidad de
California, en Berkeley, el que se creó producto de una extendida huelga de
estudiantes. Ese departamento se formó por la masiva protesta que protagonizaron
estudiantes racializados dentro del imperio norteamericano. Fue una gran
movilización de estudiantes negros, de estudiantes latinos, de estudiantes asiáticos,
de estudiantes indígenas estadounidenses, en 1969. Luego hubo otra huelga en
1999 que, entre otras cosas, buscó conquistar nuevos espacios de trabajo que no se
renovaban hace más de treinta años. En la práctica esto significaba que un profesor
moría o se retiraba de la Universidad y no se renovaba la plaza. En treinta años iba
a desaparecer el departamento, por lo cual hubo que hacer otra huelga en 1999,
y desde entonces estamos en lucha. Esa huelga generó nuevas plazas de profesores
y el Centro de Estudios de Raza y Género de la Universidad de California en
Berkeley. Me gusta subrayar este punto para quienes reproducen el mito de que
Berkeley es una Universidad de prestigio abierta en la que se puede hacer de todo.
Pero no, ese departamento no fue un regalo, fue el resultado de la lucha, el sudor
y la sangre contra el imperio. Por eso es crédulo pensar que un día los blancos
liberales se despertaron por la mañana y dijeron: “ahora vamos a hacer justicia
cognitiva, y vamos a dejar que estos ‘negritos’ y estos ‘latinitos’, entren y tengan su
espacio en la Universidad”. Eso no fue así. Fue una huelga sangrienta. La huelga
de 1969 fue la huelga más larga en la historia de los Estados Unidos: duró nueve
meses. Y por ello el estado no movilizó a la policía del campus, no movilizó a la
policía de la ciudad, movilizó a la Guardia Nacional de California para reprimir
a estudiantes que demandaban legítimamente un espacio de pensamiento propio
dentro de una Universidad blanco-occidental. Digo todo esto para que entiendan
más o menos desde donde hablo. Por eso quizás entro en contradicción con otros
proyectos, como esto que se llama “Modernidad-Colonialidad”, que son proyectos
de perfil académico. Pero para mí la decolonialidad no es una opción. Para mí la
decolonialidad es una necesidad política urgente. Y es urgente no solo en un plano
individual, sino en un plano colectivo. En lo que sigue voy a explicar esto a partir de
la relación entre capitalismo y modernidad.
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La compleja relación entre modernidad y capitalismo: una visión descolonial
2
Dicho y aclarado lo anterior, quiero entrar al tema del capitalismo y su relación con
la modernidad. En el seno de esta problemática se juega buena parte del debate
político contemporáneo. El proyecto de la modernidad, tal y como es concebido
por miradas del Norte global o miradas eurocéntricas del Sur, se piensa a partir de
una dimensión fundamentalmente geográfica, es visto como una “geopolítica del
conocimiento”7 que no medita lo suficiente acerca de las posiciones estructurales
de poder que impone el capitalismo globalizado. Es importante dejar en claro este
asunto, saliéndonos de la idea geográfica, porque de lo contrario ingresamos en
un laberinto lleno de problemas que, digámoslo así, precipita toda una suma de
reduccionismos ingenuos, pero con consecuencias políticas enormes. Por ahí va la
crítica a Walter Mignolo que hice pública. Él tiende a pensar que si un sujeto viene de
Europa éste ya no puede producir pensamiento decolonial y, a la inversa, si alguien
viene del continente americano ya es entonces por definición decolonial. Pero yo
difiero de esta aproximación. Esto es más complicado, porque con esa teoría no
puedes explicar las expresiones contemporáneas de la colonialidad, colapsando de
manera artificial posición epistémica con posición social, o peor aún, con posición
geográfica. Es importante recordar que el éxito del orden social capitalista ha sido
que los que están abajo piensen epistémicamente como los de arriba. Visto así,
en términos conceptuales es complejo discutir la relación modernidad-capitalismo
desde una perspectiva esencialista que reduce sus tensiones histórico-estructurales
a una reflexión estrictamente geográfica. No siempre coincide la posición social
con la posición epistémica. ¿No era a ese desfasaje a lo que apuntaba el concepto
de “hegemonía” en Gramsci? En la mirada marxista, Gramsci hablaba de la
ideología, en la mirada decolonial, hablamos de epistemología. Pero el punto acerca
de cómo la posición social no coincide con la posición epistémica se mantiene. El
occidentalocentrismo hace que sujetos colonizados piensen epistémicamente como los
colonizadores.
Este tipo de aproximación teórica reduccionista a la Mignolo es un desastre
políticamente, porque lleva a confundir amigos con enemigos aplicando el siguiente
procedimiento: si quien habla es un blanco europeo-occidental-metropolitano, tu
asumes ontológicamente que es tu enemigo. Y a la inversa, si es negro o indígena
del continente americano, es ontológicamente tu aliado. Pero cuidado: primero hay
que mirar dónde están situados epistémica y políticamente los sujetos. Ubiquemos
eso antes de juzgar con tanta facilidad a partir del color de piel o procedencia. Con
esto no estoy negando el concepto de “geopolítica del conocimiento”, lo que pasa
es que esos conceptos hay que mirarlos desde un punto de vista filosófico y no desde
7
Walter Mignolo, Capitalismo y geopolítica del conocimiento: el eurocentrismo y la filosofía de la
liberación en el debate intelectual contemporáneo (Buenos Aires: Ediciones del Signo, 2014).
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un reduccionismo geográfico. Sea como sea, llamo la atención acerca de todas estas
cosas porque son parte del enredo que yo encuentro que existe hoy en esto que se
llama red “Modernidad-Colonialidad”. Y claro, el otro enredo es político y refiere a
definir si el de “Modernidad-Colonialidad” es un proyecto político necesario o una
opción epistemológica relativa a intereses y coyunturas académicas del momento.
Hay una diferencia, en efecto, entre quienes vemos a la red como un proyecto
político necesario y quienes lo ven como un proyecto puramente académico.
La relación entre modernidad y capitalismo es uno de los principales temas
de nuestros tiempos. De qué modo y bajo qué categorías conceptualizamos la
relación entre modernidad y capitalismo es un asunto clave para el debate político
contemporáneo. La cuestión central es la manera de pensar, ser y estar en el
mundo. Desde una mirada euro-centrada la modernidad aparece como un proyecto
emancipatorio, ¿y por qué aparece como un proyecto emancipatorio? Veamos. Si
nos remontamos al siglo xvi y miramos la emergencia del sistema mundo, vemos que
al interior de los centros metropolitanos hay toda una crítica hecha por sujetos que
han sido dominados, explotados y oprimidos y que reclaman derechos ciudadanos,
redistribución de la riqueza, igualdad, etcétera; es una crítica, por decirlo así, a
Europa desde Europa. Al mismo tiempo, hay críticas que se hacen a esos centros
metropolitanos desde fuera, desde los márgenes, desde la periferia, desde los
pueblos colonizados. Tenemos aquí entonces dos miradas de la modernidad como
proceso civilizatorio que en sí mismo encierra un sesgo fuertemente occidentalocéntrico
del mundo. Así, y en función desde qué lugar miramos el mundo, va a depender
cómo evaluamos el proyecto de la modernidad. Para explicar esto voy a ocupar una
metáfora proveniente de la democracia ateniense.
Como es sabido, dentro de la polis vivían individuos libres gracias a la servidumbre
de los esclavos que habitaban fuera de las murallas. La Grecia antigua era parte de
otro sistema mundo, con lógicas civilizatorias diferentes. Desde mi punto de vista, la
expansión del sistema mundo moderno capitalista no es otra cosa que la democracia
ateniense, pero a escala global. Dentro de las murallas tienes, dicho en términos
metafóricos y a modo de ejemplo, el 15 o 20% de la población del mundo, y fuera
de las murallas un 80 o 85%. El problema es el siguiente. Hay una crítica de cierta
izquierda occidentalizada que, otra vez repito, renuncia a pensar la posicionalidad
epistémica desde donde se piensa las relaciones de poder. Es una izquierda que
aparece en occidente pero también en la periferia colonizada, que prolifera en
distintos continentes como una izquierda occidentalizada. Ocurre con la izquierda
occidentalizada lo mismo que ocurre con la universidad occidentalizada, que está
en todas partes. Hay entonces una crítica interna que se hace desde el propio
proyecto moderno. Es una crítica que busca mejorar la situación de los oprimidos
dentro de las murallas, sin cuestionar ese orden social dominante, sin cuestionar las
murallas mismas y las opresiones que viven los que están fuera de las murallas. Es
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La compleja relación entre modernidad y capitalismo: una visión descolonial
decir, hay una serie de revoluciones que se vuelven en referencias universales para el
pensamiento eurocéntrico de izquierda como la revolución inglesa a finales del siglo
xvii, o la revolución francesa o la revolución estadounidense a finales del siglo xviii.
De hecho, de ahí salen las principales categorías políticas con las que el pensamiento
occidentalocéntrico va a trabajar su filosofía.
Como podemos ver, esta crítica se centra en los procesos de cambio social
de los sujetos subalternos, pero siempre refiriéndose a los subalternos que luchan
desde dentro de las murallas. El problema, a mi modo de ver, emerge cuando esas
revoluciones o esas críticas radicales no toman en cuenta la importancia de tumbar
las murallas, sino que constituye un cuestionamiento crítico que deja las murallas
intactas, es decir, el orden imperialista global. Ahí, pienso, tenemos la construcción
de una izquierda, pero de una izquierda imperialista colonial, en la medida que está
construyendo un proyecto político donde todo lo que está pidiendo es mejorar su
situación dentro de las murallas, sin cuestionarlas, sin problematizar la dominación
que ejerce ese sistema mundo sobre los habitantes fueras de las murallas. Al no
disputar ese espacio, esa izquierda se corrompe, se convierte en una izquierda que
puede tener las críticas más bonitas del mundo, pero realmente está reclamando una
mejor posición al interior del saqueo de las periferias del mundo, y sin cuestionar
dicho saqueo. No cuestionan a las estructuras del poder que producen el saqueo
y la pauperización de la inmensa mayoría de la población mundial que reside
justamente fuera de las murallas y que son sometidas a las formas más despóticas,
paupérrimas y violentas de acumulación de capital. Las reivindicaciones de esta
izquierda occidentalizada se traducen básicamente en demandar más libertad, más
derechos, mejoras salariales, más recursos materiales para los oprimidos dentro de las
murallas, pero sin cuestionar las vigas del sistema que hacen posible la esclavización,
la dominación, la colonización y el despotismo de la acumulación de capital en las
periferias del mundo. Esa es una izquierda, en síntesis, que termina corrompiéndose
porque entra en complicidad con el proyecto civilizatorio moderno-colonial.
Desde el punto de vista de Europa, a partir de su expansión colonial, lo que ahí
emerge es una nueva configuración para la acumulación del capital. Lo que aparece
es la explotación económica como un problema que enfrenta a la humanidad.
Por otro lado, con la expansión territorial europea se invisibilizan lógicas de
dominación que forman parte de la dinámica civilizatoria de la modernidad, lógicas
que son estructurantes y constitutivas del capitalismo histórico8. Analizando la
expansión de Europa, tuve debates con Immanuel Wallerstein y Giovanni Arrighi9
cuando fui profesor en la Universidad de Binghamton, y en varias ocasiones les
pregunté: ¿Por qué ustedes insisten en que las estructuras del sistema mundo son
8
Immanuel Wallerstein, El capitalismo histórico (Madrid: Siglo Veintiuno editores, 2003).
9
Immanuel Wallerstein, Giovanni Arrighi y Terence K. Hopkins, Movimientos antisistémicos
(Madrid: Ediciones Akal, 1999).
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10
Ver OyèrónkẹBKOyèwùmí,
1 La invención de las mujeres. Una perspectiva africana sobre los discursos
occidentales de género (Bogotá: Ediciones en la frontera, 2017).
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3
Con lo dicho hasta aquí podemos ver que las lógicas civilizatorias del capitalismo
histórico están entre las cuestiones más importantes para pensar la modernidad.
Veámoslo con un ejemplo, el del racismo. Hasta cierto punto es problemático
comprender el sistema mundo capitalista, explicar la división internacional del trabajo
e interpretar los patrones históricos de acumulación de capital sin considerar, a mi
modo de ver, que el racismo es un principio organizador de la economía política. El
racismo organiza la división del trabajo. Y esa idea no es de Aníbal Quijano, es una
tesis muy vieja que la podemos encontrar en los escritos de Fanon, Robinson y Davis11,
y en muchos otros autores que provienen del pensamiento caribeño, afroamericano
e indígena de las Américas. Planteaban la discusión con otros términos, por cierto.
Unos hablaban de “colonialismo interno”12, otros hacían referencia al “capitalismo
racial” como Robinson, y otros en cambio meditaban el fenómeno del racismo en
tanto infraestructura, como Fanon. En ese sentido podríamos decir que hay una
densa genealogía de pensamiento que precede a Quijano. Lo digo un poco para
descentrarnos de la idea de que todas estas problemáticas provienen de la red
“Modernidad-Colonialidad”, porque eso no es así. Esta red recupera tradiciones
de pensamiento diversas, pero lamentablemente termina, como dije antes, por no
reconocer de dónde saca sus premisas epistemológicas, y por eso digo que la actitud
de Quijano es para mí un asunto de injusticia cognitiva.
Los ejemplos podrían multiplicarse. El capitalismo hoy es un sistema destructivo
de la vida, pero no es solamente por su afán de acumular riqueza, sino también
debido a su cosmología. Me explico. No hay tecnología sin cosmología. Esa idea
de que existe tecnología neutral es uno de los grandes mitos de la modernidad. Si
partimos de que toda tecnología tiene cosmología, habría que preguntarse, entonces,
11
Frantz Fanon, Los condenados de la tierra (Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica, 2007);
Cedric Robinson, Black Marxism: The Making of the Black Radical Tradition (Carolina del Norte:
University of North Carolina Press, 2000); Angela Davis, Mujeres, raza y clase (Madrid:
Ediciones Akal, 2004).
12
Pablo González Casanova, “Colonialismo interno. Una redefinición”, en La teoría marxista hoy:
problemas y perspectivas, comp. Atilio Borón et al. (Buenos Aires: Consejo Latinoamericano de
Ciencias Sociales, 2006).
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4
De todo esto se desprende la urgente tarea de plantear un nuevo tipo de subjetividad
para así producir política descolonial, de lo contrario reproducimos aquellas
prácticas frente a las que estamos resistiendo. Ese es el problema político de esta
discusión teórica que he intentado de desarrollar aquí. Yo creo que el principal
debate de la red “Modernidad-Colonialidad”, que fue por donde empecé, comienza
con la relación modernidad y capitalismo que no está tan clara como pensamos,
13
Enrique Dussel, Posmodernidad y transmodernidad (Puebla: Universidad Iberoamericana
Plantel Laguna, 1999).
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5
Para finalizar, me gustaría añadir que no se trata saltarse las estructuras de la
modernidad de la noche a la mañana, eso es imposible. Estoy haciendo estas
aclaraciones porque después vienen ciertas lecturas anarquistas que se proponen
terminar con la modernidad por decreto. Este es un proceso de larga duración.
Enrique Dussel habla de “transmodernidad” en tanto formación de una nueva
civilización, porque la civilización occidental es aquella donde solo hay un mundo
posible. Entonces la pregunta es cómo nos movemos de una civilización que hace
solamente un mundo posible y los demás imposibles a una civilización que haga que
otros mundos sean posibles y este que tenemos se haga imposible. Esa transición a
la generación de una nueva civilización, más allá de la modernidad, no es solo una
cosa de diez o quince años, es una cosa de siglos. La misma modernidad tomó siglos
en formarse y hacerse planetaria; por tanto, si esta tarea nos tomará siglos, debemos
preguntarnos seriamente cuáles son las tareas de hoy para transitar a esa “otra”
realidad posible. Esto significa que tenemos que tomar en cuenta las estructuras
del poder realmente existente, para luego evaluar cómo transitamos de ahí a otro
mundo posible libre de todo sometimiento. No podemos saltarnos las estructuras
del poder como el estado moderno, pero sí podemos pensar políticamente acerca
de cómo hacemos para descolonizar ese estado, cómo hacemos para formar otro
tipo de autoridad política que vaya más allá de la lógica liberal del consenso. Es
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La compleja relación entre modernidad y capitalismo: una visión descolonial
Refrncias1biblográcas
Davis, Angela. Mujeres, raza y clase [1981], traducción y edición de Ana Varela
Mateos. Madrid: Ediciones Akal, 2004.
Dussel, Enrique. Postmodernidad y transmodernidad. Puebla: Universidad Iberoamericana
Plantel Laguna, 1999.
Fanon, Frantz. Los condenados de la tierra [1961]. Buenos Aires: Fondo de Cultura
Económica, 2007.
González Casanova, Pablo. “Colonialismo interno. Una redefinición”. En La teoría
marxista hoy: problemas y perspectivas, compilado por Atilio Borón, Javier Amadeo
y Sabrina González, 409-435. Buenos Aires: Consejo Latinoamericano de
Ciencias Sociales, 2006.
Grosfoguel, Ramón et al. “La izquierda despolarizada: del monólogo de Próspero
al diálogo con Calibán”. Consultado en junio de 2018, disponible en https://
drive.google.com/file/d/0B6g8xuEX_KoJZ0R3bzdMb0NlNUk/view.
——. “Del ‘extractivismo económico’ al ‘extractivismo epistémico’ y ‘extractivismo
ontológico’: una forma destructiva de conocer, ser y estar en el mundo”. Tábula
Rasa 24 (2016): 123-143.
——. “Del extractivismo económico al extractivismo epistémico y ontológico”.
Revista Internacional de Comunicación y Desarrollo 4 (2015): 33-45.
——. “Los dilemas de los estudios étnicos estadounidenses: multiculturalismo
identitario, colonización disciplinaria y epistemologías decoloniales”. Universitas
Humanística 63 (2007): 35-47.
Mignolo, Walter. Capitalismo y geopolítica del conocimiento: el eurocentrismo y la filosofía de la
liberación en el debate intelectual contemporáneo. Buenos Aires: Ediciones del Signo,
2014.
Oyèwùmí, Oyèrónkẹ́. La invención de las mujeres. Una perspectiva africana sobre los discursos
occidentales de género [1997]. Bogotá: Ediciones en la frontera, 2017.
Quijano, Aníbal et al. “Llamado internacional urgente a detener la escalada de
violencia en Venezuela. Mirar a Venezuela, más allá de la polarización”.
Martes 30 de mayo de 2017. Consultado en diciembre de 2017, disponible
en http://llamadointernacionalvenezuela.blogspot.de/2017/05/llamado-
internacional-urgente-detener_30.html.
Robinson, Cedric. Black Marxism: The Making of the Black Radical Tradition. Carolina
del Norte: University of North Carolina Press, 2000.
Santos, Boaventura de Souza. Democracia de alta intensidad: apuntes para democratizar la
democracia. La Paz: Unidad de Análisis e Investigación del Área de Educación,
2004.
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Resumen
El presente artículo da cuenta de las críticas que han surgido desde algunos países
latinoamericanos al grupo Modernidad-Colonialidad, la expresión más visible de una corriente
teórica que en la actualidad ha consolidado su influencia en los circuitos académicos. Se
afirma que ese protagonismo, junto a factores como el de la mayor posibilidad de circulación
de las publicaciones elaboradas en las academias metropolitanas (en este caso estadounidense),
explican la menor repercusión que hasta ahora han tenido estas críticas latinoamericanas. Se
coloca especial énfasis en los cuestionamientos formulados por autoras que desde la perspectiva
del por ellos denominado “giro decolonial” cumplirían con criterios de subalternidad respecto
de la modernidad y de occidente: Silvia Rivera Cusicanqui (Bolivia), Ochy Curiel (República
Dominicana) y Aura Cumes (Guatemala).
Palabras clave
1
Este artículo presenta resultados del proyecto FONDECYT Nº 1150482 “Representaciones de la
diferencia y propuestas sobre diversidad cultural en la escritura de autores afrodescendientes
e indígenas en América Latina a partir de 1950”, dirigido por la autora.
2
Directora del Centro de Estudios Culturales Latinoamericanos de la Universidad de Chile
(Santiago, Chile). Correo electrónico: claudia_zcl@uchile.cl
49
El giro decolonial. Consideraciones críticas desde América Latina
Abstract
This article sheds light on the criticism developed in Latin America towards the Modernity/
Coloniality group, the most visible expression of a theoretical trend that has established itself
as very influential in academic circles. This relevance –and other factors like the greater
circulation of the academic literature published by metropolitan universities (in this case
the ones based in the United States of America)– accounts for the lesser impact achieved
by the criticism formulated in Latin America. The article emphasizes the questioning of
the Modernity-Coloniality paradigm by female authors who, from the perspective of the
“decolonial turn”, would be described as subalterns with regard to Modernity and the
West: Silvia Rivera Cusicanqui (Bolivia), Ochy Curiel (Dominican Republic) y Aura Cumes
(Guatemala).
Keywords
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Claudia Zapata Silva
Introducción
Este artículo trata sobre el campo de las apropiaciones latinoamericanas de los
estudios poscoloniales que surgieron en la academia estadounidense a fines de
los años setenta. Esos estudios poscoloniales tienen como protagonistas a autores
con instalación académica que proceden de excolonias (del Imperio Británico
principalmente) y cuyos proyectos críticos giran en torno a la pregunta por las
huellas coloniales en sociedades colonizadas (como es el caso de Palestina) o de
descolonización reciente (India, Egipto, entre otras). Hoy se reconoce un corpus
clásico de autores poscoloniales, entre los que destacan el palestino Edward W.
Said y los bengalíes Gayatri Ch. Spivak y Homi Bhabha. Con notables diferencias
entre ellos, es posible reconocer una especificidad en esta corriente de estudios
poscoloniales respecto de una preocupación por las secuelas del colonialismo que
es de larga data, considerando que se ha mantenido en la escena teórica a lo largo
del siglo xx (y probablemente desde antes), aunque en otros períodos más vinculada
a los debates políticos (con movimientos de liberación nacional de telón de fondo)
que a campos formales de estudio. Esta especificidad radica, a trazo grueso, en
la instalación académica de sus exponentes, en una intervención pública realizada
fundamentalmente a través de una escritura teórica y en el hecho de compartir, con
variaciones, un sustrato teórico postmoderno3.
Algunos de los autores latinoamericanos instalados en la academia estadounidense
acusaron recibo de estas provocaciones teóricas, estableciendo un diálogo productivo
con sus aportes, del cual surgieron corrientes que desarrollaron agendas propias.
Esa autonomía respecto de los estudios poscoloniales se demuestra en la discusión
misma del término “poscolonial” y del marco interpretativo que ofrecían autores
como Said, Spivak y Bhabha. Esa discusión estaba presidida por la cuestión de
la pertinencia de ese proyecto para interpretar la historia y la cultura de nuestro
continente. De allí que en este artículo haga mención a un campo de apropiaciones
más que a la existencia de unos estudios poscoloniales latinoamericanos propiamente
tal, en primer lugar, porque la categoría “poscolonial” será utilizada siempre con
muchas precauciones y advertencias sobre la necesidad de leer una especificidad
histórica que escapa a los contextos que dieron origen a los trabajos de los autores
palestinos e indios que componen el corpus clásico. En segundo lugar, porque la
3
Quien más se escapa de esta última característica es el autor más prolífico de la corriente:
el palestino Edward Said, en cuya producción se observa un interesante desplazamiento
teórico-político que lo llevó a modificar sus referentes, como lo hemos hecho notar en otras
publicaciones, llamando la atención sobre su confesado desplazamiento de Michel Foucault a
favor del martiniqueño-argelino Frantz Fanon, el teórico más connotado de los movimientos
de liberación nacional de los años cincuenta y sesenta del siglo pasado. Ver Grínor Rojo, Alicia
Salomone y Claudia Zapata, Postcolonialidad y nación (Santiago de Chile: Lom ediciones, 2003).
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El giro decolonial. Consideraciones críticas desde América Latina
4
Walter Mignolo, John Beverley, Fernando Coronil, Nelson Maldonado-Torres, Arturo
Escobar, Santiago Castro-Gómez, Javier Sanjinés, Ramón Grosfoguel, Aníbal Quijano y
Enrique Dussel, son algunos de los nombres que se repiten.
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Claudia Zapata Silva
trayectoria intelectual y política que residen en países de la región, que forman parte
de sociedades racializadas y que poseen un fuerte vínculo con movimientos sociales.
Se trata de sujetas que responderían a los criterios de selección de esta corriente
para ser nombradas como subalternas (y, por ende, depositarias de grados diferentes
de otredad cultural). Me refiero a autoras como Silvia Rivera Cusicanqui (Bolivia),
Ochy Curiel (República Dominicana) y Aura Cumes (Guatemala).
De lo dicho hasta aquí, se desprende que la expresión “consideraciones críticas”
utilizada en el título de este artículo se puede utilizar en un doble sentido: de estas
corrientes respecto de los estudios poscoloniales propiamente tales, y de otros
autores y autoras para quienes la crítica al colonialismo es central en sus proyectos
intelectuales, pero que sin embargo no se reconocen en estas perspectivas que hoy
dominan la escena, principalmente las del grupo Modernidad-Colonialidad, que
es el que está más vigente y en el cual se sedimentan las iniciativas anteriores. El
artículo que el lector y la lectora tiene entre sus manos se concentra en este último
movimiento crítico.
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El giro decolonial. Consideraciones críticas desde América Latina
5
A modo de ejemplo, ver los trabajos de Ramón Grosfoguel, Nelson Maldonado-Torres y
Walter Mignolo en la reedición que el 2009 hiciera la editorial Akal de Piel negra, máscaras
blancas, el libro que Fanon publicó en 1952 y que hoy constituye un clásico de la relación entre
identidad, colonialismo y racismo.
6
Hace algunos años publicamos un volumen que revisita la obra de Frantz Fanon, retomando
aquellas dimensiones de su pensamiento tan invisibilizadas hoy en día: su marxismo
heterodoxo, su nacionalismo crítico de los etnicismos, su modernidad periférica, su profundo
humanismo, su concepción de la diferencia y, por cierto, su militancia revolucionaria. Ver
Elena Oliva, Lucía Stecher y Claudia Zapata eds., Frantz Fanon desde América Latina. Lecturas
contemporáneas de un pensador del siglo xx (Buenos Aires: Ediciones Corregidor, 2013).
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El giro decolonial. Consideraciones críticas desde América Latina
de otredad cultural que los coloca en el borde o derechamente fuera del terreno donde se
libran esas luchas, las cuales requieren de códigos compartidos. Esta ausencia de las luchas
concretas por el poder explica, a mi juicio, la imposibilidad de plantearse el problema de
la relación compleja que ha existido y que existe entre los pueblos oprimidos y el ideario
moderno, no sólo en América Latina, sino en el conjunto del otrora llamado “tercer mundo”.
Por cierto, también existe una larga tradición crítica en torno a ese nudo histórico, en la que
destacan títulos tan decidores como Los jacobinos negros, de C.R.L James, un libro ya clásico
de 1938.
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Claudia Zapata Silva
11
John Beverley, La interrupción del subalterno (La Paz: Plural Editores, 2010).
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El giro decolonial. Consideraciones críticas desde América Latina
Lo que tenemos aquí es, en el fondo, una competencia por ver quién
denuncia con la indignación más enérgica los pecados de occidente, o quién
vapulea con la ironía más cáustica al programa iluminista (o al marxismo
vulgar; o a las disciplinas); todo eso con un entusiasmo que sería excusable si
la dosis fuera modesta, o si a nadie se le hubiera ocurrido hacerlo antes (…)
El poscolonialismo, en particular, ha desarrollado una especial desenvoltura
en estos ejercicios14.
Avanzando en el tiempo, a fines del año 2003, publiqué junto con Grínor Rojo y
Alicia Salomone un libro que discutía directamente con los estudios poscoloniales,
tanto con sus exponentes que provenían de Asia y Medio Oriente, como con los
que formularon una versión particular para el contexto latinoamericano. El libro se
llama Postcolonialidad y nación, y en él desarrollamos los argumentos que sustentaban
por entonces nuestra distancia política y teórica con esta corriente. Dudábamos
de la pertinencia de los estudios poscoloniales y su sustrato postmoderno para
leer el mundo contemporáneo y el lugar que le cabía a nuestro continente en él.
De esa necesidad de posicionamiento surgió el libro, cuya objeción fundamental
era la lectura equívoca que hacían (y hacen) estos autores del momento anterior
de crítica anticolonial, ese período de los años treinta a los setenta en el que la
cuestión nacional fue central a la hora de combatir el colonialismo clásico o bien
sus persistencias (denominadas de diferente modo: neocolonialismo, continuidad
colonial, colonialismo interno, etcétera). Es precisamente esta forma de comprender
12
Eduardo Grünner, “El retorno de la teoría crítica de la cultura: una introducción alegórica a
Jameson y Žižek”, en Estudios culturales. Reflexiones sobre el multiculturalismo, Fredric Jameson
y Slavoj Žižek eds. (Buenos Aires: Editorial Paidós, 1998), 21.
13
Carlos Reynoso, Apogeo y decadencia de los Estudios Culturales. Una visión antropológica
(Barcelona: Editorial Gedisa, 2000), 304.
14
Ibíd., 307.
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Claudia Zapata Silva
15
Grínor Rojo, Alicia Salomone y Claudia Zapata, Postcolonialidad y nación (Santiago de Chile:
Lom ediciones, 2003), 112.
16
Ibíd., 127.
17
En mi ámbito específico de investigación, me ocurre esto cada vez que tomo noticia de la
forma en que los trabajos de esta corriente representan a los sujetos indígenas. Por ejemplo,
cuando Javier Sanjinés analiza a Felipe Quispe en El espejismo del mestizaje, o con Walter
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El giro decolonial. Consideraciones críticas desde América Latina
Con respecto a ese reparo en el que todas estas críticas coinciden, de una falta de
reconocimiento de las tradiciones anteriores, me pronuncié de manera específica
sobre cómo esto también alcanza al pensamiento anticolonial elaborado por autores
Mignolo cuando este se refiere a la obra de Ariruma Kowii en La idea de América Latina. En
ninguno de estos casos logro hacer coincidir esos retratos con el conocimiento que yo manejo
de la trayectoria tanto política como intelectual de ambas figuras indígenas.
18
Estela Fernández Nadal, “Los estudios poscoloniales y la agenda de la filosofía
latinoamericana actual”, Herramienta. Revista de Debate y Crítica Marxista 24 (2003-2004),
consultado en julio de 2018, disponible en http://www.insumisos.com/httpdocs/articulos/
Los%20estudios%20poscoloniales%20y%20la%20agenda%20de%20la%20filosof%EDa%20
lati.pdf.
19
Ibídem.
20
Ibídem.
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Claudia Zapata Silva
21
Claudia Zapata, “Los intelectuales indígenas y el pensamiento anticolonialista”, Discursos/
prácticas. Revista de Literaturas Latinoamericanas 2 (2008): 113-140.
22
Claudia Zapata. Intelectuales indígenas en Ecuador, Bolivia y Chile. Diferencia, colonialismo y
anticolonialismo (Quito: Editorial Abya Yala, 2013).
23
Daniel Inclán, “Contra la ventriloquia: notas sobre los usos y abusos de la traducción de los
saberes subalternos en Latinoamérica”, CUHSO 26 (2016): 70.
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El giro decolonial. Consideraciones críticas desde América Latina
24
Walter Mignolo, “Geopolitics of knowledge and the colonial difference”, South Atlantic
Quarterly 103 (2002): 57-96.
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El giro decolonial. Consideraciones críticas desde América Latina
Andina recién daba sus primeros pasos (…) Pero la academia gringa no
sigue el paso de nuestros debates, no interactúa con la ciencia social andina
en ningún modo significativo (salvo otorgando becas o invitaciones a
seminarios y simposios). Y por ello Mignolo pasó por alto esos aspectos de
mi pensamiento26.
En este libro, la autora formula también sus descargos sobre la grosera omisión de
las trayectorias de pensamiento anticolonial en América Latina (esto a propósito
de una revista en inglés que le sugirió citar el concepto de “colonialidad del
saber”) y de cómo estas, en sus varias décadas de desarrollo, se entroncan con
luchas anticoloniales específicas. Lamenta también el que esos gestos de omisión
se produzcan incluso en su país, donde los autores que militan (creo que la palabra
cabe) en esta corriente han hecho lo propio, en referencia a Javier Sanjinés y su libro
sobre el mestizaje, que no recoge los debates que sobre este asunto han tenido lugar
en el propio país andino27.
Otro punto de colisión que expone la autora es la cuestión de los sectores
subalternos, recurriendo para ello a su propia obra, que utiliza para discutir una
concepción de subalternidad que califica de culturalista y despolitizada. De manera
provocadora para esos postulados, Silvia Rivera habla de “modernidad aymara” y
vincula a los pueblos indígenas con la historia de las luchas por el poder en Bolivia28.
El libro que menciono es, con toda seguridad, la crítica más conocida y que más
polvareda ha levantado hasta ahora, por el carácter frontal de su escritura y por
poner la atención sobre cuestiones siempre incómodas en ambientes tan pequeños
como el académico, entre ellas, el de la construcción de clientelas. Sobre este
punto la autora boliviana es lapidaria, pues sostiene que los estudios decoloniales
serían una forma contemporánea de colonialismo académico. A continuación, su
argumento in extenso:
26
Silvia Rivera Cusicanqui, Ch’ixinakax utxiwa. Una reflexión sobre prácticas y discursos
descolonizadores (Buenos Aires: Editorial Tinta Limón, 2010), 64.
27
Ibíd., 68.
28
Desde un yo indígena, dice Rivera “los indígenas fuimos y somos, ante todo, seres
contemporáneos, coetáneos y en esa dimensión –el aka pacha– se realiza y despliega nuestra
propia apuesta por la modernidad”. Ibíd., 54.
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Claudia Zapata Silva
Por su parte, la autora afro dominicana Ochy Curiel, exponente importante del lesbo
feminismo antirracista y parte del movimiento feminista de América Latina y del
Caribe, quien ha residido en México y Colombia (trayectos geográficos relevantes
a la hora de hablar sobre las necesidades de los diálogos Sur-Sur), ha formulado
también críticas a esta corriente en algunos de sus escritos. El más relevante para
estos efectos es el artículo “Crítica poscolonial desde las prácticas políticas del
feminismo antirracista”. Dos son las objeciones fundamentales que hace Curiel a los
estudios decoloniales: la primera, es que se trataría de una corriente que mantiene
un sesgo colonial (en su relación con la subalternidad que representan en la escritura
y en la invisibilización de los sujetos subalternos cuando estos producen teorías); la
segunda, es que también sería una corriente androcéntrica30.
La autora pone en valor la crítica anticolonial que se produjo hasta los años
setenta y se reconoce en esa tradición protagonizada por sujetos de sectores
racializados que articularon su labor intelectual con las luchas por la descolonización
en las distintas dimensiones que esta posee y para confrontar una diversidad de
29
Ibíd., 64-66.
30
Ochy Curiel, “Crítica poscolonial desde las prácticas del feminismo antirracista”, Nómadas 26
(2007): 93.
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El giro decolonial. Consideraciones críticas desde América Latina
Acto seguido, afirma que estas autoras no forman parte de las bibliografías de estas
corrientes y para sumar complejidad a su crítica, agrega que también han sido
subalternizadas por el feminismo. Se refiere aquí a las feministas afrodescendientes
de los Estados Unidos, afroescendientes de América Latina, a las autoras indígenas
y a las chicanas, que en conjunto han construido un campo feminista que desde
los años setenta pone sobre la mesa la imbricación entre género, raza y clase
social, conflictuando la categoría de mujer y provocando tensiones al interior del
movimiento feminista (del mismo modo que han tensionado otros movimientos: el de
los derechos civiles, el afrodescendiente, el chicano y el indígena, respectivamente).
Uno de los reclamos más potentes de esta autora se desprende de constatar
que las mujeres racializadas aparecen en estas corrientes actuales (poscoloniales o
31
Ibídem.
32
Ibíd., 94.
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Claudia Zapata Silva
33
Ibídem.
34
Aura Cumes, “Mujeres indígenas, patriarcado y colonialismo: un desafío a la segregación
comprensiva de las formas de dominio”, Anuario Hojas de Warmi 17 (2012): 1-16.
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El giro decolonial. Consideraciones críticas desde América Latina
Rexiones1nales
Este artículo ha constituido una posibilidad para sistematizar y desarrollar las
principales discrepancias que tengo con corrientes teóricas actualmente en boga,
como los estudios poscoloniales, los estudios subalternos (latinoamericanos) y los
estudios decoloniales. Las principales críticas dicen relación con un desconocimiento,
omisión o exclusión (dependiendo del caso) de las tradiciones de pensamiento
anticolonial que desde al menos un siglo han venido discutiendo sobre la cuestión de
la continuidad colonial en el continente, entre ellas, una tradición afrodescendiente y
una tradición indígena con las cuales estos autores escasamente dialogan.
Como se dijo en la sección anterior, esta omisión es moneda corriente en
disciplinas y campos de estudios que mantienen una fuerte carga eurocéntrica
y un desconocimiento supino sobre lo que se ha producido a nivel de teorías en
América Latina y el Caribe, sin embargo, este hecho se agrava cuando quienes
35
Aura Cumes y María Iñigo, “Conversación sobre epistemología Maya, teoría poscolonial y
procesos de lucha identitaria con Aura Cumes”; Re-visiones 7 (2017): 5.
36
Tomo esta categoría de pensamiento político indígena de Guillermo Bonfil, en la cual tienen
cabida diversidad de discursos indígenas: organizaciones, dirigentes, intelectuales. Ver
Guillermo Bonfil ed., Utopía y revolución. El pensamiento político contemporáneo de los indios en
América Latina (Ciudad de México: Ediciones Nueva Imagen, 1981).
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El giro decolonial. Consideraciones críticas desde América Latina
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Cumes, Aura y María Iñigo. “Conversación sobre epistemología Maya, teoría
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(2017): 1-20.
–––. “Mujeres indígenas, patriarcado y colonialismo: un desafío a la segregación
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2002.
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Claudia Zapata Silva
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A1propósit1de1Fran51Fano1Cuerpos1
coloniales y representación1
Alejandro de Oto2
Universidad Nacional de San Juan
Resumen
Este ensayo se concentra en las inflexiones que la escritura de Fanon produce en las genealogías
críticas del colonialismo, en lo que respecta al cuerpo y la representación. En el trabajo se
aborda el cuerpo colonial como una noción acuñada en la crítica fanoniana del colonialismo.
Ella es crucial para las discusiones contemporáneas sobre la racialización y en particular para
entender el modo en que una analítica del cuerpo en el colonialismo es al mismo tiempo una
crítica temprana de la representación como categoría filosófica y cultural. El texto recorre
los escritos principales de Frantz Fanon con la intención de mostrar el modo en que estos
procesos de despliegan y para ponderar su escritura como un archivo central de la filosofía
política poscolonial.
Palabras clave
1
El presente trabajo se enmarca en el Proyecto de Investigación Plurianual “Interpelaciones
latinoamericanas transdisciplinares a la teoría poscolonial y al giro decolonial: artefactos,
archivos y subjetivaciones”, financiado por CONICET (2015-2017).
2
Profesor de Filosofía del Instituto de Filosofía de la Universidad Nacional de San Juan (San
Juan, Argentina). Correo electrónico: adeoto@mendoza-conicet.gob.ar.
73
A propósito de Frantz Fanon. Cuerpos coloniales y representación
On1Fran51Fano1Colnia1Bodies1and1Reprsntaio
Abstract
This essay focuses on the inflections that Fanon’s writing produces in the critical genealogies
of colonialism regarding to the problems of body and representation. It approaches the
colonial body as a notion coined by the fanonian criticism of colonialism. This is crucial to
contemporary discussions about racialization, particularly to understand the way in which
an analytic of the colonial body is at the same time an early critique of representation as a
philosophical and cultural category. The essay deals with Fanon`s main texts with the intention
of showing how these processes unfold and to ponder his writing as a central archive of
postcolonial political philosophy.
Keywords
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Alejandro de Oto
Introducción
Este ensayo se concentra en las dos marcas que el título expresa y procura tomar
partido de algunas dimensiones presentes en los escenarios de la crítica poscolonial
y del giro decolonial, solo de manera lateral. Una serie de consideraciones
metodológicas se suscitaron al momento de concebir esta intervención. Al principio
había pensado en hacer un desarrollo histórico del tema, con una suerte de estado
del arte y de líneas principales de investigación, pero luego, con un criterio más
restrictivo y de orden epistemológico, consideré que era necesario focalizar las
inflexiones que se producen en escrituras centrales de las genealogías poscoloniales,
como lo son los textos de Frantz Fanon.
La escritura de Fanon ofrece lo que podría pensarse como llaves genealógicas3
para explorar y reflexionar sobre los cuerpos y las corporalidades4 en los contextos
coloniales de mediados de siglo xx. En particular porque, en ese momento, se asiste
a una crítica del colonialismo y las impugnaciones que sobre él se realizan atacan
el conjunto de las comprensiones del fenómeno de la modernidad europea, en
particular desde el siglo xviii en adelante. También trato de sostener la idea de
que la vigencia de Fanon no solo está dada por cierta circularidad temática de sus
textos y sus referencias, en particular a la alienación, a la racialización o a las formas
de producir subjetividad en las sociedades coloniales (lo cual en muchos sentidos
justificaría esa vigencia), sino también porque como escritura es un esfuerzo por
moldear la arena cultural en la cual se tramitan todos los conflictos interpretativos
alrededor del colonialismo, los estilos para llevarlos a cabo y las audiencias o
comunidades de lectores involucradas. Sartre lo intuyó con especial perspicacia en
el prólogo de Los condenados de la tierra, al discurrir sobre las audiencias europeas del
libro de Fanon5.
En la suma de todas estas variables incluyo mi intervención aquí. Suma no
carente de ambivalencias y de posiciones contingentes, pero que estimo productivas
en lo que respecta al registro fanoniano.
Como efecto o causa de las impugnaciones al colonialismo que estas escrituras
produjeron, apareció la necesidad de desarrollar un lenguaje conjugado en la
3
Alejandro De Oto, “Decolonialidad: exploraciones fanonianas”, en El pensamiento alternativo
en la Argentina contemporánea, comps. Hugo Biagini y Gerardo Oviedo (Buenos Aires: Editorial
Biblos, 2016), 157 y ss.
4
No abordo una distinción precisa entre cuerpo y corporalidad porque ello implicaría una
larga deriva. Los dos registros porque son importantes en conjunto y por separado. No
obstante, los usos supeditados a la noción de cuerpo colonial que se configura en la escritura
fanoniana.
5
Sartre fue enfático al respecto en el famoso prefacio a Los condenados de la tierra: “Como
europeo, me apodero del libro de un enemigo y lo convierto en un medio para curar a Europa.
Aprovéchenlo”, en Frantz Fanon, Los condenados de la tierra [1961] (Ciudad de México: Fondo
de Cultura Económica, 1994), 13.
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A propósito de Frantz Fanon. Cuerpos coloniales y representación
6
Utilizo esta noción para designar al proceso que produce cuerpos racializados en las historias
coloniales y que en el caso de Fanon resuelve, eso creo, muchos problemas prácticos para
analizar su escritura.
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Alejandro de Oto
7
Para un desarrollo de la noción de axiomática colonial ver Alejandro De Oto y Cristina
Pósleman, “Malditos cuerpos. Filosofía, escritura y racialización”, Astrolabio, nueva época, 17
(2016): 184.
8
Jacques Derrida, El monolingüismo del otro (Buenos Aires: Editorial Manantial, 1997), 14.
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9
Frantz Fanon, Piel negra, máscaras blancas [1952] (Madrid: Ediciones Akal, 2009), 49-50.
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Alejandro de Oto
10
Es directa la referencia al debate sobre la comunidad de Roberto Esposito y Giorgio Agamben,
en particular cuando piensan la comunidad más allá de un fundamento o incluso identidad
primordial. Ver por ejemplo de Roberto Esposito, Categorías de lo impolítico [1988] (Buenos
Aires: Ediciones Katz, 2005) y de Giorgio Agamben, El lenguaje y la muerte. Un seminario sobre
el lugar de la negatividad [1982] (Valencia: Ediciones Pre-textos, 2008) y La comunidad que viene
[1990] (Valencia: Ediciones Pre-textos, 2006). Un minucioso análisis y valioso por su precisión
es el trabajo de Matías Leandro Saidel, “Consideraciones sobre lo común en las reflexiones de
Esposito, Agamben, y Hardt y Negri”, Revista internacional de comunicación y desarrollo 1 (2015):
99-115. Creo que estas discusiones, al mismo tiempo que las que inauguran los que piensan
el problema desde la perspectiva de la multitud, pueden encontrar un ambiente teórico,
político y epistemológico propicio si tomaran en cuenta las críticas del colonialismo hechas
por autores como Fanon, Césaire, entre otros. La filosofía política contemporánea padece la
ausencia de aquellos que reflexionaron sobre la modernidad en relación con los colonialismos
y la colonialidad. Dentro de las genealogías poscolonial y descolonial este tipo de trabajos es
frecuente, me refiero a aquellos que articulan colonialidad y modernidad, pero apenas un
paso afuera de esos universos y nos encontramos con una filosofía política que ni siquiera
muestra “sus otros”. Con María Marta Quintana hemos debatido este asunto en un trabajo
a propósito de las ontologías con las cuales piensa Agambem en Homo Sacer en el siguiente
trabajo: Alejandro De Oto y María Marta Quintana, “Biopolítica y colonialidad. Una lectura
crítica de Homo Sacer”, Tábula Rasa 12 (2010): 47-72.
11
Maurice Merleau-Ponty, Fenomenología de la percepción (Ciudad de México: Fondo de Cultura
Económica, 1957).
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12
Fanon, Piel negra…, 112.
13
Edward Said. Orientalismo [1978] (Barcelona: Random House Mondadori, 2002).
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14
Fanon, Piel negra…, 101.
15
De todos modos, varias voces advirtieron sobre los problemas que acarreaba el énfasis
antiesencialista. Quién discutió esto con precisión en los albores del debate, allá a principios
de la década del noventa, fue Ella Shohat, “Notes on the ‘Post-Colonial’ ”, Social Text 31-32
(1992).
16
Lo cual fue un error de partida. De hecho, Fanon es enfático en no confundir los términos
cultura nacional y nacionalismo. El problema fue que la descripción de lo que llamaba una
cultura nacional no acontecía precisamente en el orden de las políticas de identidad sino en
la imaginación de prácticas sociales abiertas. Es preciso recordar que para pensadores como
Fanon la clave era evitar las formas de imaginación cultural que provenían de los regímenes
coloniales que segmentaron y estratificaron ampliamente las poblaciones. Ver en particular
los capítulos III y IV de Fanon, Los condenados de la tierra.
17
Ibíd., 188 y ss.
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23
Fanon, Piel negra…, 49.
24
Fanon, Los condenados de la tierra, 44.
25
Fanon, Piel negra…, 111.
26
Homi Bhabha, El lugar de la cultura (Buenos Aires: Editorial Manantial, 2002), 91.
27
Ibídem.
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28
Fanon, Los condenados de la tierra, 37.
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Alejandro de Oto
Conclusiones
Para cerrar quisiera remarcar que al entender las intervenciones fanonianas como
genealógicas, es posible reconstruir los lazos entre modernidad y colonialidad, al
menos en una de sus dimensiones. También se vuelve claro el pliegue del cuerpo y
la representación, el cual se expone como crítica política-cultural y como forma del
privilegio epistémico moderno colonial. Pasado al vocabulario del giro decolonial,
en ese momento de la “zona de no ser”, quedan expuestas la corpo-política29 del
colonialismo y la geopolítica del conocimiento moderno-colonial y se insinúa lo
que Mignolo ha llamado el “desprendimiento”. Desprendimiento que hace suya
la idea de que las representaciones moderno-coloniales no sostienen una política
de los cuerpos, una decolonialidad imaginada desde la marca del pensamiento de
frontera30.
La “zona de no ser” se revela entonces como una aguda actualización de
los signos que, a diferencia del modelo representacional, se disputan ahora en el
terreno innominado de la vida social. El nombre que Fanon dio a este proceso fue
sociogénesis31 e implicó en él el abandono de las tesis ontogenéticas y filogéneticas.
Esta posible entrada al problema de la representación como modo de
conocimiento de los cuerpos y las corporalidades, parece productiva para discutir el
alcance general de la noción de decolonialidad. La propuesta de retornar en estas
escrituras a las encrucijadas de la descolonización, más que constituir un viaje a los
antecedentes lo que intenta es asociar política y epistemológicamente al presente y
sus pasados. En tal camino, si decidimos asumir las genealogías de estas escrituras
resulta casi evidente que ellas se despliegan produciendo disposiciones heterogéneas
de sentido y tramados persistentes de los cuerpos que, al pensar y sentir con Fanon,
es donde se resuelve la vida.
29
Es una noción propuesta por Ramón Grosfoguel presente en muchos textos de su autoría y
entrevistas.
30
Walter Mignolo, The Darker Side of Western Modernity: Global Futures, Decolonial Options
(Durham: Duke University Press, 2011).
31
El pasaje de la ontogénesis a la sociogénesis es uno de los momentos cumbres del pensamiento
político y teórico de Fanon. Para hacer un recorrido por las consecuencias del mismo, ver
Sylvia Wynter, “Tras el ‘Hombre’, su última palabra: sobre el posmodernismo, les damnés y el
principio sociogénico”, en La teoría política en la encrucijada descolonial, comp. Walter Mignolo
(Buenos Aires, Ediciones del Signo, 2009); Lewis Gordon, Fanon and the Critic of European Man.
An Essay on Philosophy and the Human Sciences (Nueva York: Routledge, 1995). Del mismo autor,
“A través de la zona del no ser. Una lectura de Piel negra, máscaras blancas en la celebración del
octogésimo aniversario del nacimiento de Frantz Fanon”, en Piel negra, máscaras blancas, Frantz
Fanon (Madrid: Ediciones Akal, 2009).
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Resumen
Este artículo problematiza el concepto de “espacio colonial” emplazado sobre la base de
un punto de vista, un espacio aesthesico-epistémico, fundado según la idea de interioridad/
humanidad naturalizada por el mundo blanco (moderno). El racismo antinegro reflexionado
por Fanon se funda en la “reducción aesthesica” del mundo colonial en torno a la mera
superficialidad o epidermización. Por lo tanto, se propone en este trabajo una resistencia
impoética (en términos modernos) o una reexistencia “poética” (en términos decoloniales)
metaforizada por un “salto aesthesico” dentro del espacio colonial con el objeto de generar
las condiciones de posibilidad de un cambio sensible, material, referencial, ligado con la
desalienación y liberación de la subjetividad oprimida de la cultura afroamericana.
Palabras clave
1
Profesor de la Facultad de Humanidades de la Universidad de Santiago de Chile (Santiago,
Chile). Correo electrónico: christiansoazo@yahoo.es
93
Espacio colonial y aesthesis soberana: praxis decolonial desde la experiencia vivida
del negro según Fanon
Abstract
This article problematizes the concept of colonial space based on a point of view founded from
the notion of interiority/humanity naturalized by the white (modern) world. The anti-black
racism that is reflected by Fanon is based on the “aesthesic reduction” of the colonial world
around mere superficiality or epidermization. Therefore, this study proposes an impoetic
resistance (in modern terms) or a “poetic” re-existence (in decolonial terms) metaphorized
by an “aesthesic leap” within the colonial space, with the aim to generate the conditions
of possibility for a sentient, material, referential change linked with the disalienation and
liberation of the Afro-American culture’s oppressed subjectivity.
Keywords
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Christian Soazo Ahumada
Introducción
En la primera parte de este trabajo se indaga en torno a la constitución de la
categoría de “espacio colonial”, surgida a partir de la “ocupación” simbólico-
material de un territorio determinado. Para efectos de la reflexión planteada en
la obra de Fanon, en este procedimiento se materializa el asentamiento del punto
de vista de la subjetividad moderno-occidental, fundamentalmente mediante
su proyección icónica, esto es, a través del despliegue de los patrones de la
“interioridad/humanidad” blanca. Aquí se responde según la lógica identidad/
diferencia, siendo la identidad el “ser/blanco” y la diferencia o negatividad radical
el “no-ser/negro”. Así, se puede apreciar cómo esta proyección icónica, aesthesico-
epistémica, puede ser concebida como una suerte de “poética de la modernidad”
en la medida en que configura el mundo posible del blanco (punto de vista/
espacio colonial) en función del emplazamiento explícito de un esquema histórico
racial, resultando de este hecho la configuración del cuerpo negro y el dispositivo de
negrificación de su subjetividad. La noción de “cuerpo” aquí producida se vincula
con el ciclo de lo biológico, con el referente sin nombre, con lo instintivo del
esquema corporal, en suma, con la materialidad biológica, fisiológica y sensorial.
Por tanto, el marco ontológico y epistémico generado en este proceso se basa en el
fenómeno de “reducción aesthesica” (nula resistencia ontológica del negro, según
Fanon) caracterizado en Piel negra, máscaras blancas como epidermización, siendo el
rasgo distintivo de la categoría “experiencia vivida del negro” surgida en el contexto
descrito.
Sin embargo, en un segundo momento de este estudio se avanza hacia
categorías que vayan más allá de la maniquea ontología moderna configuradora
del espacio colonial. Evidentemente, una concepción como la de aesthesis soberana no
se restringe a una lógica como la de identidad/diferencia. Se requiere en este caso
más bien de una perspectiva analéctica, como la propuesta por autores importantes
de la filosofía de la liberación latinoamericana2, para quienes la obra de Fanon
es un referente ineludible. Según este enfoque, lo semejante es la materialidad
sensible o “referencialidad aesthesica” de la vida humana, y lo distinto son las
diversas formas culturales de simbolizar y conceptuar esta experiencia común,
esencialmente comunitaria. Esta materialidad aesthesica, que es desde dónde
emergen las fuerzas sensibles constituyentes de la experiencia subjetiva, es la que
se encuentra contaminada, colonizada (anestesiada) por el esquema histórico
racial que configura el espacio colonial (la larga y oscura historia de esclavitud y
colonialismo). Y es precisamente desde este mismo lugar o locus de enunciación
2
Uno de los principales es ciertamente Enrique Dussel. Ver Método para una filosofía de la
liberación (Salamanca: Ediciones Sígueme, 1974); Para una ética de la liberación latinoamericana II
(Buenos Aires: Siglo Veintiuno editores, 1973).
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global, eds. Ramón Grosfoguel y Santiago Castro-Gómez (Bogotá: Siglo del hombre editores,
2007), 134.
5
Carl Schmitt, El nomos de la tierra en el derecho de gentes del “Ius publicum europaeum” (Buenos
Aires: Editorial Struhart & Cía, 2002).
6
Mbembe sostiene que el “resto”, la periferia mundial, en contraposición a occidente que
autoencarna el proceso civilizatorio proveniente del derecho de gentes (esto es, el centro del
mundo, la patria de la razón), siempre ha sido considerado como expresión de un mero objeto,
es decir, el poder puro de lo negativo. Achille Mbembe, Kritik der schwarzen Vernunft (Berlín:
Suhrkamp, 2014), 29.
7
Achille Mbembe, Necropolítica (Barcelona: Editorial Melusina, 2011), 37.
8
Ibídem.
9
Para Fanon el mundo colonizado es un mundo “cortado en dos”, donde la línea divisoria,
la frontera, está indicada por los cuarteles y las delegaciones de policía. Frantz Fanon, Los
condenados de la tierra (Ciudad de México: Fondo de Cultura Económica, 1963), 27.
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del negro según Fanon
o parte sensible del “paisaje”10. Desde esta perspectiva se vislumbra que la “especie
humana” se divide entre “blancos” y “negros”. El resultado de esta división es un
mundo maniqueo, donde la “bondad material” se asocia con una “mayor claridad”
(mundo blanco) y el “mal encarnado” a una “mayor oscuridad” (cuerpo negro)11.
Esta dualidad maniquea resulta ser la proyección ontológica de la especie humana
desde el atalaya de la posición dominante del colonizador, expresando así, como
sostiene Schmitt, en relación al nomos de la tierra, la verdadera “ocupación” del
espacio terrestre.
El sujeto subalterno que habita estos espacios coloniales se caracteriza por
ser un sujeto que no es, en la medida en que “ser” se considere como existir en
comunión con los otros, a través de la figura del reconocimiento. En el caso del
derecho de gentes aplicado en la guerra, se parte de la base del reconocimiento
del otro como enemigo. Por tanto, la práctica de la guerra puede ser leída como
la disputa en torno a la experiencia –donde se incluyen obviamente territorios,
recursos naturales y formas de vida asociadas a ellos– de un cierto grupo humano
frente a la de otros colectivos o comunidades. En este preciso escenario, la otredad
juega un rol decisivo. No se puede prescindir aquí de que, desde la perspectiva de
las comunidades colonizadas sobre las que reflexiona Fanon, la experiencia colonial
y racista granjeada desde el mundo blanco se sale completamente del marco o
espacio de experiencias acuñado por sus tradiciones autóctonas. La transmutación
aquí experimentada confina a vivir el propio ser, el íntimo mundo ontológico, o
sea, su particular dimensión simbólica, cultural y espiritual a través de los Otros,
consignando a esta peculiar forma de experiencia dislocada como la realidad
ontológica del negro12.
La experiencia de los “condenados de la tierra”, de los damnés, es, ontológicamente
hablando, la de un ser-que-no-está-ahí, en contraposición al Dasein heideggeriano
del ser-ahí13. Esto quiere decir: un ser (o, si se quiere, un “no-ser”) que no tiene lugar,
no tiene “mundo” o apertura existencial, pues es pura impropiedad ontológica. En
este sentido, la condena del damné se manifiesta a partir de la corporización del
paradigma de la naturalización humana y no-ética de la guerra. Esta dimensión
bélica no es más que la expresión por antonomasia del no-lugar y del no-sentido
en relación con la experiencia humana; en este caso, con la experiencia colonial
sufrida por el damné. Aquí vuelve a ponerse en primer plano el continuo vínculo
entre experiencia escindida y corporalidad englobado en la noción de espacio
10
Susan Buck-Morss, Hegel y Haití. La dialéctica amo-esclavo: una interpretación revolucionaria
(Buenos Aires: Editorial Norma, 2005).
11
Lewis Gordon, Bad Faith and Antiblack Racism (Nueva Jersey: Humanities Press, 1995), 97.
12
Sylvia Wynter, “En torno al principio sociogénico: Fanon, la identidad y el rompecabezas de
la experiencia consciente y cómo es ser ‘negro’ ”, en Piel negra, máscaras blancas, Frantz Fanon
(Madrid: Editorial Akal, 2009), 339.
13
Maldonado-Torres, “Sobre la colonialidad del ser…”, 146.
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14
Ibídem.
15
Alejandro De Oto y María Quintana, “Levinas y Fanon: ontología y política al borde de un
diálogo im-posible”, Cuadernos del pensamiento latinoamericano 17 (2010), 61. Fanon muestra
que el lenguaje que usa el colono cuando habla del colonizado es un lenguaje zoológico. Los
condenados de la tierra, 31.
16
Fanon, Los condenados de la tierra, 53. Fanon habla de la “violencia atmosférica” como aquella
que abarca todo el espacio colonial y que puede estallar en cualquier parte, barriendo
potencialmente con el régimen colonial mismo. Maldonado-Torres menciona la “muerte
atmosférica” como una muerte siempre amenazante, materializada en la hambruna, el
desempleo, el complejo de inferioridad y la ausencia de esperanza de futuro. “Sobre la
colonialidad del ser”, 147.
17
Nelson Maldonado-Torres, Against War. Views from the Underside of Modernity (Durham: Duke
University Press, 2008), 131.
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precariedad, del agotamiento de su valor de uso en cuanto útil; signo del ominoso
oxímoron del valor según su condición de desecho.
El damné exhibe, en tanto “ser-no-ahí”, el límite ontológico de anulación, de
no-ser, situado en el plano de la experiencia dividida. Situacionalidad que muestra
que este límite propende, casi asintóticamente, a confluir e indistinguirse con la
experiencia escindida misma, pues en ella se expresa la aporía entre experiencia y
comunicación, alrededor de la noción de espacio colonial. Así, la anulación de su
ser llega al límite, a la experiencia escindida, bajo la sui generis forma de un ente
invisible, es decir, de un objeto meramente óntico18. Por tanto, de ser un “no-ser”
a nivel ontológico, dentro de las coordenadas del mundo dominante, deviene un
ente invisible en el plano de la mera realidad física, sensible, aesthesica, aunque
totalmente invisibilizada para los efectos de su condición existencial. Más que ser,
el damné simplemente está, y lo que es invisible es su propia humanidad. De este
modo, invisibilidad y deshumanización son expresiones primarias de la colonialidad
del ser. En el contexto colonial lo simbólico cede ante la creciente fuerza de la
materialidad sensible de lo real19, aunque sus proyecciones ontológicas no cejen de
estar configuradas sobre la base de altas dosis de ficción20.
18
Maldonado-Torres, Sobre la colonialidad del ser, 150.
19
Lewis Gordon, “A través de la zona del no ser. Una lectura de Piel negra, máscaras blancas en
la celebración del octogésimo aniversario del nacimiento de Fanon”, en Piel negras, máscaras
blancas, Frantz Fanon (Madrid: Editorial Akal, 2009), 257.
20
Mbembe, Kritik der schwarzen Vernunft, 13.
21
W.E.B. Du Bois, The Soul of Black Folk (Nueva York: Oxford University Press, 2007). A esta
idea axial del pensamiento filosófico afroamericano remite la noción de “doble conciencia”
propuesta por Du Bois.
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22
Gordon, Bad Faith and Antiblack Racism, 100.
23
Ibíd., 108.
24
Alejandro De Oto, “Sobre la mirada y los condenados. Exploraciones fanonianas”, en Culturas
literarias del Caribe, ed. Claudia Caisso (Córdoba: Alción editora-Universidad Nacional de
Rosario, 2013), 234.
25
Santiago Castro-Gómez, La hybris del punto cero: ciencia, raza e ilustración en la Nueva Granada
(1750-1816) (Bogotá: Editorial Pontificia Universidad Javeriana, 2005), 14.
26
Gordon, Bad Faith and Antiblack Racism, 103.
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limbo de un cuerpo negro enorme: el cuerpo negro27; como si fuese éste una especie de
“continuum biológico”28.
A pesar de la tendencia maniquea del mundo colonial, si un grupo se define
como “blanco” será en último término sobre la base de un punto de vista a partir del
cual todas las otras razas o subjetividades sean juzgadas según el grado de blancura.
Esta gradación opera como mera materialidad óntica y no como marco ontológico,
pues éste está fraguado por la di-visión o experiencia divisible. De este modo, no
es de extrañar que esta gradación llegue hasta la figura irreal de la “negrura”,
amenazando con un punto “más allá” donde no existiría nada –más allá de todo
punto de vista, aunque sea conformado ficcionalmente por él–, siendo así una clara
expresión epistémica de la nulificación ontológica sobre los cuerpos negros en el
espacio colonial.
La categoría de “experiencia vivida del negro” es crucial para comprender los
alcances implicados en torno a la problemática trazada aquí. En ella se aprecia con
claridad el hueco o cisura que vivencia el negro entre su vida subjetiva y el mundo,
esto es, el “mundo” codificado simbólicamente según los parámetros normalizados
por la cultura dominante. Gordon sostiene que la experiencia negra se encuentra
imposibilitada de llenar esta cisura29, pues dentro de los confines del mundo
simbólico blanco, el cuerpo negro se encuentra encerrado, objetualizado en un
mundo sin reciprocidad, sin alteridad, sin prójimo y sin ética. Esta fetichización de
la instalación de la mirada blanca o punto de vista dominante sobre la subjetividad
subalterna genera un “cierre epistémico”30 que expresa un supuesto conocimiento/
instrumentalización total sobre su “objeto” de observación. La paradoja que se
evidencia aquí es entre una especie de invisibilización ontológica, que conlleva a
su “muerte” como sujeto auténtico, y una hipervisibilización óntica que implica,
paradójicamente, su “vida” o pervivencia como mero objeto o realidad corporal. En
este sentido se manifiesta la condición de “sujeto liminal” elaborada por Maldonado-
Torres, delimitadora de los umbrales del ser31. Este sujeto liminal es uno entonces
que experimenta la dimensión de espectralidad en la medida en que se vincula
constitutivamente con la presencia intemporal. El ser-no-ahí que encarna el damné,
27
Ibíd., 105.
28
Fanon, Piel negra…, 95. En esta misma obra, sostiene que: “con el negro empieza el ciclo de
lo biológico (…) El verdadero Otro del blanco es y sigue siendo el negro”, Ibíd., 145, nota 25,
énfasis nuestro.
29
Gordon, “A través de la zona del no ser...”, 241.
30
Una noción similar es la que desarrolla Sylvia Wynter bajo la denominación sombra epistémica.
Paget Henry, “C.L.R. James y Sylvia Wynter. Filosofía afrocaribeña inglesa del siglo xx”, en
El pensamiento filosófico latinoamericano, del Caribe y “latino” 1300-2000, ed. Enrique Dussel et al.
(Ciudad de México: Siglo Veintiuno editores, 2009), 493.
31
Maldonado-Torres, “Sobre la colonialidad del ser...”, 150.
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Christian Soazo Ahumada
en tanto ser sin mundo, sin historia, es, siguiendo la premisa esencial heideggeriana,
una “presencia” sin tiempo.
Donde la experiencia vivida del negro se acrisola en toda la indiferencia e
inhumanidad de la experiencia colonial es en la anomia perversa que se posesiona (u
“ocupa”, en tanto “ocupación colonial”) sobre su corporalidad física. Su experiencia
vivida, sin nombre o signo, muestra que en torno a su condición “humana” no existe
nombre propio o, incluso más, posibilidad de erigir una clasificación de especie.
Esta ausencia sígnica implica la imposibilidad de generar un orden simbólico
configurado a partir de la percepción sensible de su propia autorreferencialidad.
Por tanto, lo que se evidencia en este acto es la constitución del negro –de todo
lo que trasunta el signo “negro”32– como un referente físico propio convertido a
la vez tanto en la negación de su propio orden simbólico como en la base de la
dimensión simbólica-discursiva profitada por el mundo blanco a partir del “otro
humano” (anthropos) para la propia concepción de su identidad en tanto “hombre”33
o sujeto trascendental.
Wynter denomina este proceso como de negrificación34. Este fenómeno
comprende intrínsecamente, para el horizonte de sentido dominante del mundo
blanco, internalizado plenamente por el mismo sujeto colonial, la amenaza de
no-ser, es decir, el efecto de nulificación ontológica mencionado. Fanon alude a
este fenómeno cuando sostiene que: “el negro no tiene resistencia ontológica
frente a los ojos del blanco”35. Esta casi nula resistencia ontológica es producto de
la incapacidad de oposición o contraste. Éste debe ser pensado indisolublemente
ligado a la existencia de un punto de vista, ya que este recurso es el único que,
en tanto positivación plausible, puede garantizar un “contraste afirmativo” surgido
desde la “interioridad” de la subjetividad negra. Por tanto, tener punto de vista
significa situarse en un lugar/espacio determinado, a diferencia del no-ser de la
negrura que conlleva justamente la noción de no-lugar36.
La negrificación arrastra aparejada un proceso de afrofobia dirigido contra el
acecho del significante no-ser37, cuyo confinamiento gira en torno a la referencialidad
32
Mbembe, Kritik der schwarzen Vernunft, 43.
33
Wynter, “En torno al principio sociogénico”, 345. También ver Walter Mignolo, “Frantz Fanon
y la opción decolonial: el conocimiento y lo político”, en Piel negra, máscaras blancas, Frantz
Fanon, 317.
34
Wynter, “En tono al principio sociogénico”, 332.
35
Fanon, Piel negra…, 111.
36
Fanon lo explicita claramente cuando menciona que para el negro existe una ausencia de
autovaloración, pues es un individuo en un estado de inseguridad interior profunda. Así:
“persigue la tranquilidad, el permiso en los ojos del blanco. Porque él es el ‘Otro’ (…) de no
tener un lugar en ninguna parte, de estar de más en todas partes”. Ibíd., 87 (énfasis nuestro).
37
Wynter, “En torno al principio sociogénico”, 334. La autora sostiene que no solo se es más
blanco a causa de valores positivos como el dominio de la lengua y de los valores culturales,
sino también expresando una forma de afrofobia dirigida en contra del significante no-ser.
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del negro según Fanon
física propia del negro, toda vez que lo que subyace a este miedo se sitúa, como
dice Fanon: “en el plano instintivo, biológico. Se diría que el negro, por su cuerpo,
estorba la clausura del esquema corporal del blanco”38. Estamos hablando, pues, de
materialidad sensible, aesthesica. Fanon no deja ninguna duda cuando declara que
“tener fobia del negro es tener miedo de lo biológico. Porque el negro no es sino
biológico. Son bestias. Viven desnudos”39. Si se sigue la noción de “resistencia” de
acuerdo con el patrón de la lógica identidad/diferencia moderna, la negrificación
simboliza, en cuanto nula resistencia ontológica, la diferencia abismática de la
lógica identitaria del mundo blanco.
El proceso de negrificación se implementa obviamente sobre un referente bien
concreto como es la piel. Esta superficie materializa el proceso de “epidermización”
que Fanon describe como consustancial a la experiencia vivida del negro. En Piel negra,
máscaras blancas enfatiza que, inicialmente, para el negro no hay más que el destino
blanco, pues si existe un complejo de inferioridad, éste se produce por un doble
proceso: uno económico y otro basado en la: “interiorización o, mejor dicho, por
epidermización de esa inferioridad”40. Las secuelas que genera este procedimiento
se sostienen sobre la base de la construcción de un espacio de proyección, es decir,
un dominio icónico o especular donde el blanco proyecta su “imagen” en la imagen
que dispone y recrea del negro. Esta nula resistencia ontológica vivenciada por el
negro dentro del contexto colonial no es más que la imposibilidad de oponerse
–de ser un contraste efectivo, un contraste transontológico (donde exista un “mundo
otro”, un “otro ego”); un orden aesthesico-epistémico distinto– a la proyección icónica
del blanco emergida de su propio mundo/orden simbólico. Wynter sostiene que se
es negro en el reflejo de los ojos blancos41. En la apariencia o marca externa se es
negro, es decir, se alcanza el estatus ontológico de “ser” alguien; en este caso un
negro, alguien a quien se le proyecta una prefigurada “identidad” o “esencia”. En este
contexto “ser” significa quedar fijado, al modo de un colorante, por la mirada del otro,
por el ojo colonial42. “Ser” es epidermización, es fijación/marcación; en consecuencia,
lo ontológico se vincula indiscerniblemente a la apariencia externa. Ahora se puede
comprender mejor el argumento sobre la realidad ontológica sobredeterminada del
negro, pues toda esta sobrecarga viene desde el exterior y en este sentido el negro no
38
Fanon, Piel negra…, 145.
39
Ibíd., 147.
40
Ibíd., 44. Gordon señala a su vez que ser coloreado, ser oscuro, esto es, ser “epidermizado”
por la piel negra, es evidentemente el marcador más distintivo de inferioridad. Bad Faith and
Antiblack Racism, 96.
41
Wynter, “En torno al principio sociogénico”, 335.
42
Fanon lo expone expresamente, al inicio del capítulo sobre la experiencia vivida del negro,
cuando menciona que el negro se encuentra encerrado en una objetividad aplastante al
recibir “gestos, actitudes, miradas [en las que el blanco] me fija, en el sentido que se fija una
preparación para un colorante”. Piel negra…, 111 (énfasis nuestro).
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Christian Soazo Ahumada
es en principio “esclavo” de la idea u orden discursivo que los otros tengan de él, sino
de su misma apariencia, de su referencialidad aesthesica o aesthesis referencial43.
En suma, lo que el fenómeno de negrificación y epidermización revela, en torno
al cuerpo negro y a la lógica de funcionamiento aesthesico-epistémica del espacio
colonial, es que el racismo antinegro opera concibiendo la experiencia negra como
inexistente o desaparecida, al carecer de un punto de vista para poder erigirse como
tal, evidenciando con este supuesto el nexo insoluble entre experiencia y punto de
vista. Toda experiencia presupone un punto de vista que esté anclado, situado, en
el espacio de experiencias de su mundo cultural, y este hecho es lo que se suspende
–se “espectraliza” y, por tanto, desrealiza– en el sui generis espacio colonial de
experiencias. El cuerpo negro es un cuerpo sin una perspectiva, un cuerpo que
desea ser visto, pues vive sobre una fina línea –que constituye la experiencia divisible
del espacio colonial– entre ausencia y presencia orquestada44. Por lo tanto, su real
dimensión se basa finalmente en ser, dentro de esta presencia “orquestada”, materia
prima pura e informe, sobre la que es imposible levantar cualquier tipo de espacio
de enunciación o punto de vista. Finalmente, lo que el principio de negrificación/
epidermización explicita es la invisibilización de la interioridad del sujeto colonial,
relegándose a la condición de un mero objeto inanimado, una “sombra personificada”
ante la fenomenología visual reinante45. De aquí que sea tan imperioso que, bajo
la interpelación de vivir en “tiempos de urgencia”, tiempos previos al discurso
dominante organizado y su espacio de contemplación concomitante46, vayamos más
allá de la mera “atracción de la mirada” (como pivote del proceso de reconocimiento)
para despertar la interioridad invisibilizada y, con esto, la posibilidad fehaciente de
crear un punto de vista autóctono –un efectivo presupuesto de humanidad– tal cual el
discurso moderno lo implantó en todo el orbe, a partir de una concepción radical de
“ocupación” y naturalización colonial.
43
Fanon señala: “[E]stoy sobredeterminado desde el exterior. No me da ninguna oportunidad.
No soy esclavo de ‘la idea’ que los otros tienen de mí, sino de mi apariencia”. Ibíd., 115.
44
Gordon, Bad Faith and Antiblack Racism, 102.
45
Mbembe, Necropolítica, 34.
46
Maldonado-Torres, Against War, 133.
47
De Oto, “Sobre la mirada y los condenados...”, 239.
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del negro según Fanon
48
Ibíd., 248-249. Mbembe, por su parte, asocia la sustitución lingüística a la “autonomía” existente
por la “ley de raza”, en la que las palabras o signos ya no refieren un vínculo “directo” con
las cosas (con los referentes), sino que adquieren una dinámica propia, alejándose del mundo
objetivo. Kritik der schwarzen Vernunft, 32.
49
Wynter, “En torno al principio sociogénico”, 339.
50
La lógica mencionada aquí es la ficción. Ésta se basa en la desrealización lógica, semántica
y pragmática que opera en torno a la referencialidad histórica existente y que, si se siguen
las reflexiones elaboradas por Ricoeur en torno a la Poética aristotélica, se designa como
mímesis 1 (M1) al “antes de la composición poética” o configuración formal per se, que es la
denominada mímesis 2 (M2). Finalmente, existe una mímesis 3 (M3) o recomposición de los
hechos (el “después de la composición poética”), a través de la mediación de la concordatio o
mythos (esto es, la fábula propiamente tal). Paul Ricoeur, Tiempo y narración I. Configuración del
tiempo en el relato histórico (Ciudad de México: Siglo Veintiuno editores, 2004), 113. Sobre la
base de esta distinción se pueden comprender las reflexiones sugeridas a continuación sobre
los “esquemas raciales” propuestos por Fanon.
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Christian Soazo Ahumada
del color de su piel y de lo que este atributo significa dentro del código simbólico
de la colonización, a saber: inferiorización, anulación, cosificación, naturalización,
animalización, etc.
La desrealización referencial ejercida sobre el cuerpo negro tiene una
resonancia concreta en el pensamiento de Fanon, al considerar que la experiencia
vivida del negro ante la mirada blanca provoca que: “Mi cuerpo se me devolvía
plano, descoyuntado, hecho polvo, todo enlutado”51. Es manifiesto aquí que la
referencialidad aesthesica en torno al cuerpo negro ha estado siempre sumergida
en un esquema corporal “contaminado”, esto es, una materialidad biológica,
fisiológica, sensorial, permanentemente recubierta y modelada por el esquema
histórico-racial52, o sea, por la proyección icónica del mundo blanco (la “poética”
moderna de la colonialidad) designada por Fanon como “sociogenia”53. El esquema
corporal contaminado es tributario de los marcos epistémicos que, aunque tengan
una incidencia determinante en la conformación de la subjetividad colonial, pueden
ser potencialmente superados si se concede que la constitución morfológica del
cuerpo es finalmente solo un mito54; uno que ha penetrado en cuerpo y alma de los
colonizados sobre la base de un brutal despliegue de violencia alienante y genocida.
Por tanto, si se advierte que el esquema corporal colonial desde un inicio ha estado
modelado por el esquema histórico-racial, se puede convenir que la proyección del
mundo blanco adquiere el rango de una construcción artificial; un artificio, suerte
de “poética” sui generis que opera sobre la composición del yo, el desarrollo del
lenguaje y la mediación verbal, llevando al esquema corporal a quedar teñido o
sobredeterminado por el esquema epidérmico expuesto por Fanon55. Wynter
sostiene que el esquema corporal se hace tambalear y es sustituido por el esquema
racial epidérmico que devela cómo la corporalidad queda reducida, exponiendo la
máxima cristalización de su reducción aesthesica, a la mera apariencia externa, a
la aesthesis de su superficie, de su tinción o color de piel56. La mediación efectuada
entonces en este proceso –la maniobra “poética” de la proyección modeladora
colonial, su dimensión sociogénica– es dependiente del esquema histórico-racial
51
Fanon, Piel negra…, 114.
52
Fanon comenta que en el caso de la mujer negra ella experimenta un “[p]roceso bilateral,
tentativa de recubrirse (por interiorización) de valores originalmente prohibidos”. Ibíd., 76
(énfasis nuestro). Recubrirse con los patrones culturales del mundo blanco.
53
Ibíd., 45. Esta categoría Fanon la diferencia de la filogenia y de la ontogenia freudiana.
54
Ibíd., 90.
55
La sociogenia expresa cómo el “concepto de sí mismo”, asociado a la problemática de
la identidad, queda instituido artificialmente sobre el “concepto de sí mismo” genético-
instintivo. Wynter, “En torno al principio sociogénico”, 341 y 350. En este punto se muestra
cómo la construcción artificial, es decir, si seguimos el modelo de Ricouer (nota 50), la
composición poética (M2) se im-pone sobre la referencialidad aesthesica (M1), determinada
por los signos directrices genéticamente organizados.
56
Ibíd., 343.
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del negro según Fanon
57
Ibíd., 346. Este topo planteado por Paolo Valesio se funda en la absolutización de una forma de
vida, esto es, su fetichización.
58
Fanon, Piel negra…, 112.
59
Según la analogía referida a las diferentes “mímesis” propuestas por Ricoeur (ver nota 50), el
“esquema epidérmico racial” resulta ser la mimesis 3 o el “después de la composición poética”
(que sería la modelación en sí ejercida desde la proyección icónica/imaginaria del esquema
histórico-racial aplicado sobre el espacio colonial, esto es, sobre los cuerpos y experiencias
negros). Por tanto, si el esquema corporal “original” (biológico-instintivo) corresponde a
la mímesis 1, el esquema histórico-racial se vincula a la mímesis 2 y el resultante esquema
epidérmico a la mímesis 3.
60
De Oto sostiene que en la obra de Fanon se devela “una suerte de caída de los ropajes,
entendidos como discursos, que visten el cuerpo colonial y lo sostienen en una situación
ambivalente, siempre a la espera de la reforma, de la redención civilizatoria, y siempre
negado el acceso a esos ‘bienes’ ”. “Sobre la mirada y los condenados”, 239 (énfasis nuestro).
61
Walter Mignolo, The Darker Side of the Renaissance. Literacy, Territoriality and Colonization
(Michigan: The University of Michigan Press, 1995), 34.
62
Fanon, Piel negra…, 47. Fanon lo asocia con la idea de permanecer esclavo al pasado mítico del
pueblo negro que, bajo la lógica de la identidad/diferencia moderna, encarna la “diferencia”
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Christian Soazo Ahumada
más radical, más “negativa” de ese modelo de identidad. En consecuencia, el mayor umbral
de negatividad para el mundo blanco es la negrura.
63
Ibíd., 57.
64
Ibíd., 60 (énfasis del original).
65
Ibídem. (énfasis del original).
66
Es importante destacar en este punto el nexo establecido en torno a la vida nuda, a la desnudez,
en relación con las nociones de in-vestidura y vestimenta desplegadas en el contexto colonial
como indicadores de una larga historia de reducción o nulificación –reducción aesthesica– de
la historicidad y de lo político de los cuerpos coloniales. Alejandro del Oto y María Quintana,
“Biopolítica y colonialidad. Una lectura crítica de Homo Sacer”, Tábula Rasa 12 (2010): 68.
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del negro según Fanon
67
Wynter, “En torno al principio sociogénico”, 341.
68
Mbembe, Kritik der schwarzen Vernunft, 41.
69
Fanon, Piel negra…, 112.
70
Ibíd., 45 (énfasis nuestro).
71
Fanon menciona que de la noche a la mañana el negro debió situarse entre dos “sistemas de
referencias” (la “doble conciencia” de Du Bois): uno basado en su metafísica tradicional, y el
otro impuesto por la dominación colonial. Ibíd., 112.
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sobre la base del mundo de los afectos, del dominio de la interioridad humana72. Esta
resistencia poética sería la única manera (por lo menos en lo que refiere a Piel negra,
máscaras blancas) de enfrentar la nula resistencia ontológica experimentada por el negro
frente a la mirada colonial. Con esta modalidad “poética” de resistencia se sugiere
contrarrestar la sobredeterminación originaria gravada sobre el negro, especialmente
desde la empresa esclavista con la cual fueron emplazados en América. Si la nula
resistencia ontológica se apoya en el hecho de que en el espacio colonial toda ontología
es una aesthesis colonial, dado que “ser” en este contexto es necesariamente “ser ante”
el blanco, esto es, estar ex-puesto, ex-hibido a la mirada (punto de vista) del colono,
únicamente a través de las fuerzas poéticas (poiesis) se puede resituar indivisiblemente
el yo en el espacio, como tradicionalmente lo han experimentado las culturas negras.
Lo que se plasma en este punto es la “sutura” de la “tercera zona”, de la “zona o
conciencia espectral”, expuesta más arriba, cimentada sobre las dicotomías: vida-
muerte, visible-invisible y valor-desecho.
Se precisa, en los “tiempos de urgencia” apelados por Maldonado-Torres,
la búsqueda de un espacio de enunciación diferente, en el que experiencia y
comunicabilidad sean dos estados coextensivos; un espacio de enunciación
desracializado y, por tanto, liberado del artificio de la blancura, expresamente si
se entiende que el proyecto de la modernidad ha sido –y es privilegiadamente
visible desde el espacio colonial– un orden donde ha primado una lógica de
autoficción y autocontemplación73. Este espacio de enunciación solamente puede
establecerse a partir de la afirmación ontológica emergida desde la interioridad,
totalmente indivisible, y por tanto reocupada ante la naturaleza, por más de que
desde la fenomenología colonial aquélla haya sido siempre uniformada con ésta,
aunque desde su particular y sesgada proyección discursiva. Esta búsqueda de
una interioridad desracializada pueda parecer bastante ingenua e idealista. En
efecto, conectarse con la energía aesthesica del espacio en un escenario donde la
misma subjetividad ha sido mimetizada con éste, a través de la epidermización,
parece no ser muy productiva. Sin embargo, es en este específico punto que
el pensamiento de Fanon puede aportar ciertas claves que van más allá de lo
expuesto hasta ahora.
72
Gordon, A través de la zona del no ser, 243.
73
Mbembe, Kritik der schwarzen Vernunft, 12.
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del negro según Fanon
74
Esta figura corresponde categorialmente con el enfoque analéctico mencionado en la
introducción, en la medida en que su dimensión epistémica enfatiza la importancia de la
materialidad sensible, de la referencialidad situada (lo semejante, lo común), para poder,
desde la dimensión afectiva involucrada en el punto de vista autóctono (sistema de
referencias primario), “saltar”, liberarse decolonialmente, de la omnipresencia nulificadora
del fundamento epistémico moderno. En este mismo campo conceptual, Santos propone la
categoría de clinamen para remitir al potencial “poder creativo” o “espontáneo” de poder
subvertir, a través de acontecimientos históricos concretos, la lógica “abismal” (colonial) del
pensamiento moderno-occidental. Boaventura de Sousa Santos, Descolonizar el saber, reinventar
el poder (Santiago de Chile: Lom ediciones, 2013), 62.
75
Fanon señala que el colonizado siempre sueña con instalarse en el lugar del colono. No
con convertirse en el colono, sino con sustituirlo. Los condenados de la tierra, 39. Con esto se
aprecia un giro con respecto a lo expuesto en Piel negra, máscaras blancas, donde se menciona
expresamente el anhelo de convertirse en blanco.
76
Bolívar Echeverría, La modernidad de lo barroco (Ciudad de México: Ediciones Era, 2000). En este
ámbito se puede aún efectuar algún tipo de transferencia simbólica original del mundo de la
vida de las culturas nativas, desplegando cierto grado de sustitución y por tanto expresión de
una forma simbólica de “resistencia”.
77
De Oto, “Sobre la mirada y los condenados”, 245.
78
Mbembe, Kritik der schwarzen Vernunft, 23.
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Christian Soazo Ahumada
79
Jean Comaroff y John L. Comaroff, Teorías desde el sur. O cómo los países centrales evolucionan
hacia África (Ciudad de México: Siglo Veintiuno editores, 2013).
80
De Oto, “Sobre la mirada y los condenados”, 246.
81
Ibíd., 248-249.
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Espacio colonial y aesthesis soberana: praxis decolonial desde la experiencia vivida
del negro según Fanon
aesthesica que no es un resultado o efecto estético (m3) –si se sigue la lógica poética
eurocéntrica– sino el logro de una decolonización referencial auténtica (m1) en total
contraposición con la lógica dominante fraguada sobre la reducción aesthesica.
Refiere asimismo a una experiencia exclusivamente accional, basada en la praxis
de un nuevo marco ontológico en el espacio colonial, uno que realmente ocupe
el lugar del amo (a partir de un nomos decolonial) y que no sea solo un cambio de
posicionalidad (óntico). Este salto aesthesico podría desobrar el orden simbólico
de la dominación (su sociogenia en tanto función “poética”).
Únicamente en la práctica accional decolonial se puede reversar la trama
de la epidermización como paradigma de reducción aesthesica y, con esto, del
modelo más radical de experiencia colonial. Por lo tanto, desde la relocalización y
reubicación de la dimensión vital presente en la plenitud del salto aesthesico (pues
éste es irrealizable sin el desmontaje de la lógica maniquea y la reapropiación de
sus fuerzas sensibles) se puede llegar a la reversión de la epidermización en virtud
de la constitución de una aesthesis soberana irreductible al orden simbólico de la
dominación en tanto “exterior” (exterioridad crítica) a la lógica funcional de la
poética moderna. Esta potencialidad de soslayar el orden simbólico-discursivo de
la representación colonial, del punto de vista dominante, es a su vez la posibilidad
de su colapso. Es solamente a partir de una lógica realmente permutativa que se
podría llegar a ocupar soberanamente el espacio colonial y no necesariamente a
través del despliegue de la violencia como sostiene Fanon. O si se quiere no de una
violencia explícita, sino a través de la decolonización de la “violencia simbólica”82
presente en la lógica sustitutiva/aumentativa de la “poética” moderno/colonial.
Esta argumentación sobre una “impoética” implica la imposibilidad de
seguir configurando la epidermización como forma colonial de referencialidad,
arrastrando con esta práctica a una reexistencia humana en términos decoloniales,
más allá de las lógicas de resistencia aún inscritas en el marco epistémico
moderno83. Solamente desde esta “resistencia impoética” o “reexistencia poética”
se puede postular la realidad de un punto de vista nativo, decolonial, a partir
del cual se pueda fehacientemente instituir la experiencia humana más allá de
toda potencial división impuesta colonialmente. La aesthesis soberana emergida
del salto aesthesico permite instituir este punto de vista nativo, abarcando
todo el “espacio de vista” –más allá del simple “punto de vista” fetichizado del
sí mismo– desde una perspectiva decolonial en la cual la construcción de una
lógica de superioridad/inferioridad esté imposibilitada, y donde la aesthesis no
se preste más como dispositivo para la marcación o división de la experiencia
82
Slavoj Žižek, Sobre la violencia. Seis reflexiones marginales (Buenos Aires: Editorial Paidós, 2009),
10.
83
Se debe considerar aquí la distinción entre resistencia moderna –en términos ónticos– y
reexistencia decolonial –en términos (trans)ontológicos–.
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humana. Desde este nuevo escenario provisto por una aesthesis soberana se podrá
plantear la permanente “autoconstrucción del yo” –que ahora sí puede asumir
la divisibilidad de la experiencia, pero ya no en términos coloniales84–, en la cual
la praxis enraizada desde el propio espacio de experiencias se fundamente en la
comunicación plena entre los miembros de una comunidad y su entorno vital,
donde experiencia y comunicación no sean más que la misma cosa, el mismo
espacio existencial comunitario y descolonizado.
84
Como lo muestran por ejemplo los pueblos tsuana del sur de Sudáfrica, donde la configuración
de la idea de persona –ajena completamente al concepto liberal– está marcada por una noción
altamente divisible del yo, en un proceso constante de construcción de éste plenamente
inserto en la sociedad. Comaroff y Comaroff, Teorías desde el sur, 46.
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Espacio colonial y aesthesis soberana: praxis decolonial desde la experiencia vivida
del negro según Fanon
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Karina Bidaseca2
Universidad de San Martín
Resumen
Este trabajo aborda la universalización del lenguaje etnográfico y del principio maestro que
funda lo que defino como el “heroicismo androcéntrico”. A partir de la lectura de etnografías
realizadas por mujeres feministas del sur, se indaga en una serie de solapamientos y
descentramientos de las voces femeninas consideradas como lenguas minoritarias y, asimismo,
en el tratamiento de las “nativas” subalternas y las etnógrafas en zonas de fronteras y escenas
bélicas. Las “etnografías multisituadas” surgidas en el Norte global, como modalidad
relativamente novedosa para el desafío de las hegemonías globales, demostraron que el centro
del análisis etnográfico contemporáneo no se encuentra en reclamar algún estado cultural
previo, sino en las nuevas formas culturales que han surgido en las situaciones coloniales
subalternizadas. Esta etnografía móvil toma trayectorias inesperadas al seguir formaciones
culturales a través y dentro de múltiples sitios de actividad. No obstante, desafiar las hegemonías
globales sigue siendo un reto para la desestabilización de las formas convencionales que han
solapado otros saberes no hegemónicos anticoloniales y antipatriarcales producidos en el Sur.
Palabras clave
1
Este trabajo se enmarca en el proyecto de investigación en curso “Mujeres diaspóricas.
Cartografías poscoloniales racializadas en los debates globales del feminismo”, financiada
por el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas de Argentina. Agradezco
las conversaciones con mis colegas: Rita Segato, Antonieta Antonacci, María Paula
Meneses, Rhoda Kanaaneh y Aseel Sawalha, así como con mis estudiantes del Programa
“Poscolonialidad, pensamiento fronterizo y transfronterizo en los estudios feministas”
(IDAES/UNSAM) y de la Universidad Sur-Sur (Programa Sur-Sur de CLACSO).
2
Profesora adjunta del Instituto de Altos Estudios Sociales de la Universidad de San Martín
(Buenos Aires, Argentina). Correo electrónico: karinabidesca@yahoo.como.ar.
119
Etnografías feministas posheroicas.
La lengua subalterna subversiva de las etnógrafas del Sur
Abstract
This work deals with the universalization of the ethnographic language and the master
principle that founds what I define as “androcentric heroism”. Based on the reading of
ethnographies carried out by feminist women from the South, it investigates a series of
overlaps and decentralizations of female voices considered as minority languages, as well
as the treatment of subaltern “natives” and ethnographers in border areas and scenes of
war. The “multi-sited ethnographies” emerging in the Global North, as a relatively new
modality for the challenge of global hegemonies, showed that the center of contemporary
ethnographic analysis is not based on the claim of some previous cultural state, but in the new
cultural forms that have arisen in subalternized colonial situations. This mobile ethnography
takes unexpected trajectories by following cultural formations through and within multiple
sites of activity. However, global hegemonies remain a challenge for the destabilization of
conventional forms that have overlapped other non-hegemonic, anti-colonial and anti-
patriarchal knowledge produced in the South.
Keywords
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Karina Bidaseca
3
Maribel Núñez Rodríguez, “Feminismos al borde. Ciudad Juárez y la ‘pesadilla’ del
feminismo hegemónico”, en Feminismos y (Pos)colonialidad. Descolonizando el feminismo en y
desde América Latina, coord. Karina Bidaseca (Buenos Aires: Editorial Godot, 2011), 123.
4
Karina Bidaseca, Perturbando el texto colonial. Los estudios (pos)coloniales en América Latina
(Buenos Aires: Editorial SB, 2010).
5
Gayatri Chakravorty Spivak, “¿Puede hablar el sujeto subalterno?”, Orbis Tertius 6 (1985).
6
Ver mi artículo “Mujeres blancas que buscan salvar a mujeres color cafe: desigualdad,
colonialismo jurídico y feminismo postcolonial”, Andamios. Revista de investigación social 8,
no. 17. Dossier “Feminismos y postcolonialidad”, Universidad Autónoma de la Ciudad de
México, Ciudad de México, septiembre-diciembre 2011.
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Etnografías feministas posheroicas.
La lengua subalterna subversiva de las etnógrafas del Sur
7
Maribel Núñez Rodríguez, “Feminismos al borde”, 128.
8
Chandra Talpade Mohanty, “De vuelta a ‘Bajo los ojos de Occidente’: la solidaridad feminista
a través de las luchas anticapitalistas”, en Descolonizando el feminismo. Teorías y prácticas desde
los márgenes, comp. Liliana Suárez Navaz y Rosalva Aída Hernández (Madrid: Ediciones
Cátedra, 2008), 412-16.
9
Ibíd., 428.
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Karina Bidaseca
10
Audre Lorde, “Las herramientas del amo nunca desarmarán la casa del amo”, en Este puente,
mi espalda, Voces de mujeres tercermundistas en los Estados Unidos, eds. Chirríe Moraga y Ana
Castillo (San Francisco: Ism Press, 1988), 91.
11
Trinh T. Minh-ha, Woman, Native, Other. Writing Postcoloniality and Feminism (Bloomington:
Indiana University Press, 1989).
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La lengua subalterna subversiva de las etnógrafas del Sur
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y teorías parten por la comprensión que las definiciones nunca son asépticas ni
objetivas. Evitar la violencia epistémica17, constitutiva de la ciencia como dispositivo
de saber-poder, implica interrogar el status epistemológico de nuestro discurso
y práctica como investigadoras/es a través de una conversación con las mujeres
del Sur. Tomando esto en consideración, en primer lugar, este trabajo se enfoca
en la discusión en el campo de la antropología y las epistemologías del Sur, y, en
segundo lugar, explora las posibilidades que brindan los estudios feministas des y
poscoloniales para encarar una transformación de las formas convencionales de
hacer trabajo de campo.
17
Spivak, ¿Puede hablar el sujeto subalterno?
18
Lila Abu-Lughod, Writing Women’s Worlds. Bedouin Stories (Berkeley: University of California
Press, 1993).
19
Ibíd., 17.
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La lengua subalterna subversiva de las etnógrafas del Sur
20
Ibíd., 19.
21
Ibíd., 12.
22
Ibíd., 1-2.
23
James Clifford y George Marcus eds., Writing culture. The Poetics and Politics of Ethnography
(Berkeley: University of California Press, 1986).
24
Carol Gilligan, In a Different Voice (Cambridge MA: Harvard University Press, 1982).
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Karina Bidaseca
25
Deborah Gordon, “Writing Culture, Writing Feminism: The Poetics and Politics of
Experimental Ethnography”, Inscriptions 3/4 (1988): 7-24.
26
Ibíd., 4.
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Etnografías feministas posheroicas.
La lengua subalterna subversiva de las etnógrafas del Sur
Escritura y subversión:
el cuerpo femenino y el texto sagrado
“Abro mi cuerpo para que ustedes se puedan mirar”. La artista Gina Paine se refería de
este modo a su arte, fuente de inspiración para otras artistas.
En el escenario de la posguerra fría de fin del siglo, dos tesis se tornaron
hegemónicas: la que se conoce como el “fin de la historia”, sostenida por el influyente
politólogo estadounidense de origen japonés, Francis Fukuyama; y la del “choque de
civilizaciones” promovida por Samuel Huntington –conocida a partir de un artículo
publicado en la revista estadounidense Foreign Affairs en 1993, y transformado en libro
en 1996 bajo el título: El choque de civilizaciones y la reconfiguración del nuevo orden mundial27–.
Si en este libro el autor sostiene que el binarismo de la guerra fría fue sustituido por
el “choque de civilizaciones”, el intelectual de origen palestino Edward W. Said
responderá con su obra Orientalismo, conocida como el acta fundacional de los estudios
poscoloniales. En sus palabras: “las culturas son híbridas y heterogéneas (…) las culturas
y las civilizaciones están tan interrelacionadas y son tan interdependientes que es difícil
realizar una descripción unitaria o simplemente perfilada de su individualidad”28.
La fiebre orientalista ocupó un lugar de privilegio en el imaginario europeo desde
el lejano tiempo de las Cruzadas y fue incentivado por las primeras traducciones de
textos como las Mil y Una Noches en los primeros años del siglo xviii.
Esta actitud occidental refleja su incapacidad para comprender otras culturas, para
analizar a los otros desde parámetros de igualdad y respeto, y Said la analiza como una
27
Ver Samuel Huntington, El choque de civilizaciones y la reconfiguración del orden mundial (Madrid:
Editorial Paidós, 2005).
28
Edward Said, Orientalismo (Barcelona: Editorial Sudamericana, 2004), 456.
29
Laura Malosetti, “La seducción fatal. Imaginarios eróticos del siglo xix en el Museo Nacional
de Bellas Artes”, en Genealogías críticas de la colonialidad en América Latina, África, Oriente, ed.
Karina Bidaseca (Buenos Aires: Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales/Universidad
de San Martín, 2016), 70.
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Karina Bidaseca
Fue la imagen del cuerpo de una mujer afgana cubierto por un burka, y no la
destrucción provocada por 20 años de guerra subsidiada por los EE. UU., lo
que sirvió de marco para la movilización de la organización Feminist Majority
contra el régimen talibán. Esto es evidente en los relatos de mujeres afganas
que cuentan que sus vidas no mejoraron desde el derrumbe del gobierno
talibanés y cómo sus vidas se tornaron más inseguras por la inestabilidad
sociopolítica creciente31.
30
Lila Abu-Lughod, “Introducción. Anhelos feministas y condiciones postcoloniales”, en
Feminismos y modernidad en Oriente Próximo, ed. Lila Abu-Lughod (Madrid: Ediciones Cátedra,
2002), 14.
31
Saba Mahmood, Politics of Piety. The Islamic Revival and the Feminist Subject (Nueva Jersey:
Princeton University Press, 2011), 10.
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Etnografías feministas posheroicas.
La lengua subalterna subversiva de las etnógrafas del Sur
por un lado, los discursos coloniales y los de algunas representantes del feminismo
occidental, en términos “salvacionistas” por vía del modelo occidental y, por el otro,
el discurso del “regreso a la autenticidad cultural” ante la amenaza que imponía
para las mujeres lo que en el pensamiento iraní radicalizado se denominaba como
“intoxicación occidental” (gharbzadegi). De modo que “el velo en sí mismo no debe
ser confundido con, o hecho para, una suerte de agencia”32.
Es amplia la bibliografía en estos últimos tiempos al respecto. Entre otras
publicaciones, en Women in the Qur’an, Traditions, and Interpretation33 Barbara Stowasser
examina todos los pasajes del Corán donde se refiere a las mujeres y les compara
con los pasajes correspondientes en el Hadith (los dichos del profeta Mohamed). El
Hadith es un libro de historias compiladas de dichos del profeta. No obstante, ese
libro fue establecido cientos de años después de su muerte, y las historias fueron
transmitidas de boca en boca a través de generaciones. Aunque había un proceso
rígido en donde se decidía si una historia era verdadera o falsa, no se puede saber
certeramente si los dichos son realmente del profeta o no. Para los musulmanes
creyentes, ellos son los dichos del profeta y es un pecado negarlo. Stowasser
muestra, sin embargo, las diferencias chocantes entre las versiones del Corán con el
Hadith, cuyas historias en muchas ocasiones culpabilizan a las mujeres por ciertos
hechos, o suman leyes para las mujeres que no están mencionadas en el Corán, o
tratan a la mujer como inferior al hombre. Esta obra es esencial para entender los
cambios ideológicos de la religión y para reconocer las interpretaciones machistas,
así como las manipulaciones de la religión.
Women and Gender in Islam34, de Leila Ahmed, fue uno de los libros más importantes
para el conocimiento de la historia del género y las costumbres de las mujeres en
el islam. Ahmed hace una investigación histórica de las regiones musulmanas en el
Oriente Medio desde los tiempos del pre-islam. Un tema que aborda es el uso del
velo, demostrando con pruebas históricas los orígenes de la costumbre de llevar
el velo, y también analiza los cambios de los derechos de mujeres musulmanas
desde el reinado del secundo Califa, Umar. Suma estudios sobre la evolución
de la sexualidad y del hecho de esconder la sexualidad en países islámicos; los
cambios históricos del papel de la mujer en la región y las actitudes de las mujeres
musulmanas actuales. Siendo de origen egipcio, Ahmed se enfoca en la última parte
de su libro específicamente sobre mujeres del Egipto y la nueva ola de islamización
de las generaciones jóvenes35.
32
Abu-Lughod, “Introducción”, 4.
33
Barbara Freiser Stowasser, Women in the Qur’an, traditions, and interpretation (Nueva York:
Oxford University Press, 1994).
34
Leila Ahmed, Women and Gender in Islam (New Haven: Yale University Press, 1992).
35
En mis conversaciones con una estudiante iraní, Lila, de quien fui tutora en la Facultad de
Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires durante parte de su estadía en 2007, era
recurrente la imagen negativa, peligrosa e inestable que ella destacaba como perteneciente
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El libro Believing Women in Islam36, escrito por Asma Barlas, reinterpreta el Corán
de manera feminista y demuestra que, al contrario de lo que se piensa de esta
religión, el islam es una religión igualitaria para los dos sexos. Cita varios pasajes del
Corán que se refieren específicamente a mujeres y otros que se refieren a mujeres y
hombres. En este libro se tratan varios temas polémicos como el velo, los derechos
de las mujeres, el problema de la ley Sharia, y la sexualidad para las mujeres y los
hombres en el islam.
Ahora bien, volviendo al texto de Mahmood, me interesa destacar su aporte a
la noción de “agencia” en la etnografía del movimiento femenino de las mezquitas,
que es parte del revival islámico en El Cairo, Egipto, como un ethos o sensibilidad
religiosa que se desarrolla en las sociedades musulmanas desde los años setenta. Se
trata de un movimiento que altera el carácter histórico centrado en la dominación
masculina, que se da en un contexto de crecimiento inusitado de mezquitas en los
barrios de El Cairo, aunque se choca con los límites de una tradición discursiva que
propicia la subordinación a una voluntad trascendental37. Su interés por discutir la
noción de agencia humana en la teoría feminista comporta la tesis que establece que
a todos los aspectos de la región, y que, según su sentir, aún se refleja en la percepción de
la religión musulmana. Me contaba su propia percepción de las imágenes de mujeres
musulmanas llevando el velo que las cubre desde la cabeza hasta los pies: da la impresión
de que ellas son oprimidas, sin derechos, y tienen la necesidad de “ser salvadas”. Se piensa
que esas mujeres no quieren llevar los velos y que quieren ser liberadas de su religión. Sin
embargo, por más que haya mujeres que no tienen la opción de no llevar el velo, muchas
musulmanas son creyentes y llevan el velo voluntariamente, me decía. Lamentablemente,
mucha gente no tiene la posibilidad de ver el otro lado de la cultura musulmana, y se quedan
con prejuicios y desconfianzas construidas en base a representaciones sociales producidas en
gran medida por los medios de comunicación (conversaciones con la autora, Buenos Aires,
octubre de 2007).
36
Asma Barlas, Believing Women in Islam: Unreading Patriarchal Interpretations of the Qur’an
(Austin: University of Texas Press, 2002).
37
Esta característica contrasta con el movimiento de mujeres iraní, cuyo objetivo es reinterpretar
los textos sagrados con la finalidad de construir relaciones equitativas entre hombres y
mujeres.
38
Mahmood, Politics of Piety, 123.
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Karina Bidaseca
43
Helena Reckit, Kunst und feminismus (Londres: Phaidon, 2005), 181.
44
Bidaseca, Perturbando el texto colonial.
45
María Antonia Antonacci, “¿Áfricas possíveis? Áfricas por si mesmas”, en Poéticas feministas
descoloniales desde el Sur, coord. Karina Bidaseca (Buenos Aires: Red de Pensamiento Decolonial
RPD, 2018).
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Etnografías feministas posheroicas.
La lengua subalterna subversiva de las etnógrafas del Sur
Rexiones1nales
Las etnógrafas feministas del Sur que este texto reunió se muestran sensibles a la
discusión sobre los relatos androcéntricos que subestiman las etnografías escritas
por mujeres del Sur. Sus lecturas agudas sobre trabajos de investigación interpelan
las propias construcciones de “heroicidad androcéntrica” que permean las ciencias
y los orientalismos en los propios debates feministas. Así, en la frontera norte de
México la interpelación de la antropóloga y “nativa” juarense Maribel Núñez
Rodríguez es clave para una reflexión sobre las (im)posibilidades de transformar las
políticas de representación basadas en lo que definí como “retórica salvacionista”.
De otro modo, pero incluyendo esta misma retórica, se encuentran las
importantes contribuciones que están realizando las feministas del Sur acerca
de la lectura crítica revisionista de los textos sagrados. Recientemente, la teórica
y feminista siria Sirin Adlbi en su libro “La cárcel del feminismo. Hacia un
pensamiento feminista decolonial”, habla de la “cárcel epistémica existencial”,
es decir, un proceso que impone de forma violenta una religión y lleva a cabo un
epistemicidio. Respecto del islam, Sirin Adlbi defiende que: “El Corán establece
la igualdad entre hombres y mujeres, de forma que las sociedades musulmanas
han otorgado derechos a las mujeres como el de propiedad o el de divorcio y es
46
Abdoulaye Kane, “Systèmes de numeration et fonction symbolique du langage”, Revue Critique
771/772 (2011). “El número 3 representa el sexo masculino (pene y testículos), que sumado a 4
(representa el círculo de la vagina), representa el sexo femenino, alcanzando simbolismo en el
número 7, marcado en danzas, teatro, funciones simbólicas en (re) significaciones continuas.
Otra representación proviene del número 9 para representar el imaginario de la unidad
cósmica: 3 de las formas de minerales, 3 del mundo vegetal y 3 de animales: tierra, agua,
aire”, citado por Antonacci, Ibíd.
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Karina Bidaseca
hasta que la influencia del mundo occidental está afianzada en estas culturas que
el patriarcado islámico se despliega con fuerza”47. A su entender, “la islamofobia,
como dispositivo de poder colonial, es triplemente generalizada: en el sentido
de quién la genera: las instituciones del sistema-mundo moderno/colonial, cómo
se genera (a través de qué): del objeto colonial ‘mujer musulmana con hiyab’; y
sobre quién tiene mayor incidencia: las mujeres musulmanas”48. De este modo, su
sentido sobre la islamofobia dice:
Otros desafíos se imponen para las intelectuales africanas. La mayor parte del
conocimiento sobre África se produce en occidente (siendo Estados Unidos el que
domina la producción de conocimiento sobre África) como producto del legado
colonial y patriarcal. Así, la autora muestra cómo, a pesar de los esfuerzos en
el campo de los estudios de género, y a pesar de la voz antiimperialista de este
feminismo, los autores de libros y artículos publicados son norteamericanos, así
como lo son las fuerzas conservadoras de la sociedad civil y de la propia comunidad
intelectual dominada por los hombres. Las investigaciones sobre acoso sexual
citadas por la autora señalan cómo las condiciones de violencia e inseguridad en
los campus universitarios africanos genera una cultura del miedo que impacta
sobre todo en la vida de las mujeres y en la libertad de expresión de sus ideas. En
efecto, el trabajo de Amina Mama señala la no aceptación de la epistemología
feminista ni de las implicaciones metodológicas de los estudios feministas por
parte de la investigación académica convencional. Propone que
47
Sirin Adlbi Sibai, Cárcel del feminismo. Hacia pensamiento islámico deconial (Madrid: Ediciones
Akal, 2016).
48
Entrevista a Sirin Adlbi Sibai, Hacia un pensamiento islámico decolonial, consultado el 16
de diciembre de 2017. Disponible en http://www.elviejotopo.com/topoexpress/hacia-
pensamiento-islamico-decolonial/.
49
Ibídem.
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50
Amina Mama, “¿Es ético estudiar África?, 493.
51
Ibíd., 6.
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Karina Bidaseca
Hice esta película porque creía que era importante hablarles a los occidentales
sobre nuestra historia como Estado (…) [l]a película también habla de la
gente iraní, al pedirles que regresen a su historia y que se vean cómo eran
antes de ser islamizados; cómo nos veíamos, cómo tocábamos música, cómo
era nuestra vida intelectual; y principalmente, cómo luchábamos por la
democracia52.
52
Ibídem.
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Etnografías feministas posheroicas.
La lengua subalterna subversiva de las etnógrafas del Sur
Refrncias1biblográcas
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California Press, 1993.
–––. “Introducción. Anhelos feministas y condiciones postcoloniales”. En Feminismos
y modernidad en Oriente Próximo, editado por Lila Abu-Lughod, 13-59. Madrid:
Ediciones Cátedra, 2002.
Adlbi Sibai, Sirin. Cárcel del feminismo. Hacia un pensamiento islámico deconial. Madrid:
Ediciones Akal, 2016.
–––. “Hacia un pensamiento Islámico decolonial”. Entrevista online. Consultado
el 16 de diciembre de 2018, disponible en http://www.elviejotopo.com/
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Antonacci, María Antonia. “Áfricas possíveis? Áfricas por si mesmas”. En Poéticas
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Bidaseca, Karina. La Revolución será feminista o no será. La piel del arte feminista descolonial.
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–––. La amnesia del imperio. Los muros del racismo, el apartheid y el ancho mar de las estrellas.
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–––. “Mujeres blancas que buscan salvar a mujeres color cafe: desigualdad, colonialismo jurídico
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Bidaseca, Karina, Florencia Cremona y Pablo Gentile. “La Revolución de las hijas.
Siete reflexiones de una plaza sembrada de pañuelos verdes”. El País online,
14 de junio de 2018. Consultado en julio de 2018, disponible en https://elpais.
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José Gandarilla1
Universidad Nacional Autónoma de México
Resumen
El artículo describe el desarrollo del concepto de “colonialismo interno” en dos niveles. En
el plano institucional, se subraya la relación entre dos tradiciones sociológicas nacionales (la
brasileña y la mexicana), a partir de los acontecimientos que propiciaron que la revista América
Latina del Centro Latino-Americano de Pesquisas em Ciências Sociais (CLAPCS) publicara
en 1963, en sendos fascículos, los textos donde se establece dicha aportación. Por otro lado,
se recupera el itinerario intelectual de dos cientistas sociales mexicanos, Pablo González
Casanova y Rodolfo Stavenhagen, cada uno con una sólida formación en prestigiosas
instituciones del extranjero. Se describe cómo el primero integra la noción de “colonialismo
interno” a su obra posterior, y las condiciones que, en trabajos posteriores, hicieron necesaria
la redefinición de sus alcances para así procurar una mejor comprensión de ciertos elementos
que, con la reestructuración del capitalismo, se revelaron decisivos para la política y los estados
en el tránsito hacia el siglo xxi.
Palabras clave
1
Investigador titular, Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades
de la Universidad Nacional Autónoma de México (Ciudad de México, México). Correo
electrónico: joseg@unam.mx.
141
Notas sobre la construcción de un instrumento intelectivo. El “colonialismo interno”
en la obra de Pablo González Casanova
Abstract
The article describes the development of the concept of “internal colonialism” at two levels.
At the institutional level, the relationship of two sociological traditions –the Brazilian and the
Mexican– is pointed out, from the events that led to the journal América Latina of the Latin-
American Research Center in Social Sciences (CLAPCS) to publish, in 1963 and in separate
fascicles, the texts in which those contributions were conveyed. On the other hand, it retrieves
the intellectual itineraries of two Mexican social scientists –Pablo González Casanova and
Rodolfo Stavenhagen–, each with a solid formation in prestigious foreign institutions. It is
described how the former incorporates the notion of “internal colonialism” to his work, as
well as the conditions posed for a necessary redefinition of its scope, with the aim to seek a
better understanding of elements of capitalism’s restructuration that are decisive for politics
and states in the transition to the xxi century.
Keywords
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José Gandarilla
Introducción
Jaime Torres Guillén, el autor con el trabajo más amplio hasta el momento sobre
el pensamiento de Pablo González Casanova, arriba a una apretada síntesis de las
fases que ha atravesado la reflexión de nuestro gran sociólogo. Subraya también los
contenidos temáticos que en cada caso concentraron su atención, hasta amalgamarse
en una propuesta amplia y plural de análisis, pero de un innegable contenido ético.
Propone resumirla:
Para los propósitos de este trabajo, nos interesa ocuparnos del segundo enunciado
de este listado, correspondiente al replanteo de las categorías de explotación y
colonialismo interno para subsumirlas, atendiendo a una lógica que las recupera, en
su marco global. Un objetivo adicional será el de ofrecer una ruta de reconstrucción
de la fase preparatoria (sus escritos entre 1955 y 1963), la cual ha sido solo
implícitamente señalada en otros trabajos o bien francamente omitida, pero que a
nuestro juicio es importante para dimensionar esa propuesta categorial inicial y los
usos en que está inscrita, tanto en el plano de la maduración intelectiva como en el
del compromiso político.
En el mismo trabajo, Torres Guillén ofrece como ejemplo de una válida
reivindicación de la noción de “colonialismo interno” el testimonio ofrecido por
2
Jaime Torres Guillén, Dialéctica de la imaginación. Pablo González Casanova, una biografía
intelectual (Ciudad de México: La Jornada/Demos, 2014), 415.
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Notas sobre la construcción de un instrumento intelectivo. El “colonialismo interno”
en la obra de Pablo González Casanova
Escribí (…) una crítica política de la izquierda boliviana (…) que intentaba
criticar el modo en que las élites de la izquierda marxista en Bolivia, por su
visión ilustrada y positivista, habían obviado la arena de la identidad india y
los problemas de la descolonización (…) Mi artículo usaba profusamente la
noción de “colonialismo interno” para analizar este complejo de superioridad
de los intelectuales de clase media respecto de sus pares indígenas y todas las
derivaciones políticas de este hecho (…) los editores de la revista en inglés me
sugirieron que corrigiera mis fuentes. Señalaron que debía citar la idea de la
“colonialidad del saber”, de Aníbal Quijano, para hacer publicable mi texto
ante una audiencia que desconocía por completo los aportes de González
Casanova y del Taller de Historia Oral Andina5.
3
Silvia Rivera Cusicanqui, Ch’ixinakax utxiwa. Una reflexión sobre prácticas y discursos
descolonizadores (Buenos Aires: Editorial Tinta Limón, 2010), 66.
4
Pablo González Casanova, Sociología de la explotación (Buenos Aires: Siglo Veintiuno editores,
1969).
5
Rivera Cusicanqui, Ch’ixinakax utxiwa, 67.
144 / Pléyade 21 / enero-junio (2018) / online issn 0719-3696 / issn 0718-655X / pp. 141-162
José Gandarilla
Este episodio, más allá de reiterar las deficiencias y lo sesgado que puede llegar a
ser el arbitraje inter pares, demuestra que no se ha roto con códigos de una imbatible
división internacional del trabajo académico, provocando que nuestras realidades, y
las realidades mismas de nuestros sujetos comparezcan solo como objetos, y nuestros
analistas hasta incluso como meros informantes, o traductores, de los que el saber
experto (que preferencialmente vendrá de fuera) se apropiará y, llegado el momento
y a través de sus mass media ya entronizados, esparcirá en nuestra región para el
consumo cultural, al modo de una remozada ingesta categorial.
Más ecuánime es el planteamiento sugerido por Paulo Henrique Martins, quien
no solo llama a propiciar un debate más amplio de este legado “en la esfera del
pensamiento postcolonial” en aras no únicamente de acreditar su actualidad sino
de acompañar la crítica general de los mecanismos de explotación con la de las
“estrategias de liberación de los movimientos sociales y comunitarios democráticos”,
y ejemplifica su propuesta con el análisis del caso del Brasil que, aunque advierte
se trata
6
Paulo Henrique Martins, “El colonialismo interno y los estudios postcoloniales en América
Latina”. Ponencia presentada en el xxx Congreso de la Asociación Latinoamericana de
Sociología, San José, Costa Rica. Grupo de Trabajo 6: “Imaginarios sociales, memoria y
decolonialidad” (2015): 5.
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Notas sobre la construcción de un instrumento intelectivo. El “colonialismo interno”
en la obra de Pablo González Casanova
7
Torres Guillén, Dialéctica de la imaginación, 88.
8
José Guadalupe Gandarilla, “Rodolfo Stavenhagen y el rumbo de las Ciencias Humanas en
América Latina. Actualidad de las ‘Siete tesis equivocadas…’ ”, Piezas (2017): 18-31.
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José Gandarilla
1962 y fines de 1964, y acompaña ese cargo con el de director de la revista América
Latina, auspiciada por dicha entidad.
Si bien es cierto que la historia intelectual reunía los itinerarios del maestro y su
discípulo en 1963 (aun cuando solo les separaban diez años de edad), su colaboración
venía de antes y la comunicación de sus planteamientos se sostendría de por vida. Lo
interesante es que ambos experimentan su crítica al colonialismo intelectual desde
distintos bagajes y por senderos adyacentes que los hacen coincidir en el nutrimento
del concepto. Mientras el trabajo de Stavenhagen denota que está informado y
sigue la antropología del colonialismo de la escuela de George Balandier (a la sazón
director de su tesis doctoral en sociología, defendida en París en 1965 y publicada
con el título Las clases sociales en las sociedades agrarias en 1969), su andar por esa vía
no es sino síntoma del distanciamiento con relación a los planteamientos de una
sociología del desarrollo rural fuertemente influenciada por la visión culturalista en
el estudio de la población y la propiedad rurales. La escuela con la que se forma en
Francia apuntala su aproximación etnográfica al caso mexicano, en clave histórico-
conflictivista, efectuando cruces analíticos con las nociones de dominación de clase,
subdesarrollo, estratificación y colonialismo interno –siendo este último un concepto
en el que compartirá los méritos con Pablo González Casanova–. Se estaba dando
forma a los primeros cimientos que edificarán la propuesta, y en este episodio lo que
queda claro es que
9
Ezequiel Grisendi, “El centro de la periferia: internacionalización de las ciencias sociales y
redes académicas latinoamericanas. Manuel Digues Junior y los avatares de la sociología del
desarrollo”, Crítica e Sociedade 4, no. 2 (2014), 148-167.
10
Pablo González Casanova, “Colonialismo interno. Una redefinición”, en La teoría marxista hoy:
problemas y perspectivas, comp. Atilio Borón et al. (Buenos Aires: Consejo Latinoamericano de
Ciencias Sociales, 2006), 415.
11
Jaime Torres Guillén, El concepto de colonialismo interno (Ciudad de México: Universidad
Nacional Autónoma de México-Instituto de Investigaciones Sociales, 2017), 1.
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Notas sobre la construcción de un instrumento intelectivo. El “colonialismo interno”
en la obra de Pablo González Casanova
los africanos, asiáticos y latinoamericanos (…) hoy dan que hablar debido a
su nacionalismo, es decir a la opción militante de la doctrina que considera
que los intereses del propio pueblo vienen antes que los de un pueblo
extranjero, o sea los Estados Unidos (…). Y son los nuevos nacionalismos en
12
Pablo González Casanova, Sociología de la explotación, 87.
13
En 1960, un par de años antes de su prematuro fallecimiento, Fondo de Cultura Económica
publicó en México su alegato Escucha Yanqui. Sensible también al significado del estallido
del proceso revolucionario en Cuba lo fue el poeta, escritor, crítico musical negro afro-
estadounidense e intelectual de formación marxista Amiri Baraka, anteriormente conocido
como LeRoi Jones, quien en ese mismo año publicó su ensayo “Cuba libre” luego de un viaje a
La Habana. Ver LeRoi Jones, De vuelta a casa (Buenos Aires: Editorial Tiempo Contemporáneo,
1969), 9-52.
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José Gandarilla
todas partes los que señalan dramáticamente el camino que deberá tomar
nuestra propia lucha. En Norteamérica, negro es un país (…). El hombre
negro ha sido aislado y se le ha hecho vivir en su propia patria de color. Si
uno es negro, el único camino hacia la tierra firme de la vida norteamericana
está en la obsecuencia, la cobardía y la pérdida de la virilidad (…). Estos son
los caminos del hombre blanco. Ya es hora de que construyamos nuestro
camino (…). La lucha del negro en Norteamérica es sólo un microcosmos de
la lucha de los nuevos países en todo el mundo14.
Ya antes, en un recuento previo15 (no el que elaboró en el umbral del nuevo milenio),
González Casanova reseñaría la incidencia de ese entendimiento de la cuestión de
las “colonias internas”, así como que la perpetuación de situaciones de privilegio
que acompañan al ejercicio de ese poder es lo que impide anular dicha situación.
Desde aquella época, el autor mexicano acepta dicha influencia y cómo es que
ella operó sobre su planteamiento del “colonialismo interno”. Lo hizo a mediados
de los años setenta con motivo de los diálogos con su amigo “conservador”, el
sociólogo estadounidense Joseph A. Khal, y a pregunta de este sobre el modo de
argumentación que subyace a su obra La democracia en México, respondía el mexicano,
según lo reseña Torres Guillén, que
14
LeRoi Jones, De vuelta a casa, 70-71.
15
Joseph A. Kahl, Tres sociólogos latinoamericanos: Germani, González Casanova, Cardoso (Ciudad
de México: Universidad Nacional Autónoma de México-Escuela Nacional de Estudios
Profesionales Acatlán, 1986), 131-214.
16
Torres Guillén, Dialéctica de la imaginación, 38.
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Notas sobre la construcción de un instrumento intelectivo. El “colonialismo interno”
en la obra de Pablo González Casanova
17
Pablo González Casanova, “Sociedad plural, colonialismo interno y desarrollo”, America
Latina. Boletim do Centro Latino-Americano de Pesquisas em Ciências Sociais 3 (1963); Rodolfo
Stavenhagen, “Clases, colonialismo y aculturación”, America Latina. Boletim do Centro Latino-
Americano de Pesquisas em Ciências Sociais 4 (1963).
18
Rodolfo Stavenhagen, Clases, colonialismo y aculturación. Ensayo sobre un sistema de relaciones
interétnicas en Mesoamérica (Ciudad de Guatemala: Ministerio de Educación, 1977), 58, cursivas
mías.
19
Por ejemplo, en André Gunder Frank et al., La sociología subdesarrollante (Montevideo: Ediciones
Aportes, 1969); y en Pablo González Casanova, “México: desarrollo y subdesarrollo”, Desarrollo
Económico (Universidad de Buenos Aires) 3, no. 1/2 (1963): 285-302, y Las categorías del desarrollo
económico y la investigación en ciencias sociales (Santiago de Chile: Editorial Universitaria, 1968).
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José Gandarilla
20
Pablo González Casanova, “El pensamiento perseguido”, en Inquisición novohispana, ed.
Noemí Quezada et al. (Ciudad de México: Universidad Nacional Autónoma de México-
Universidad Autónoma Metropolitana, 2000), 38.
21
Ibíd., 37.
22
Ibídem.
23
Pablo González Casanova, La ideología norteamericana sobre inversiones extranjeras (Ciudad de
México: Universidad Nacional Autónoma de México, 1955); La literatura perseguida en la crisis
de la Colonia (Ciudad de México: El Colegio de México, 1958).
24
“El don, las inversiones extranjeras y la teoría social”, en Cuadernos del Seminario de Problemas
Científicos y Filosóficos 2. Segunda serie (Ciudad de México: Universidad Nacional Autónoma de
México, 1957): 15-39.
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Notas sobre la construcción de un instrumento intelectivo. El “colonialismo interno”
en la obra de Pablo González Casanova
25
González Casanova, “El pensamiento perseguido”, 43.
26
González Casanova, La ideología norteamericana, 9.
27
También aquí podríamos establecer un interesante paralelismo entre lo que González
Casanova clasifica como “conceptos tabú” en sus trabajos de fines de los años cincuenta y lo
que, en 1962, en su ensayo “‘Negro’ es un país”, LeRoi Jones (Amiri Baraka) detecta como el
uso de “una creciente lista de palabras ‘sucias’, que hacen retorcerse a los norteamericanos”
(LeRoi Jones, De vuelta a casa, 71) y que incluyen no solo al comunismo sino también la
expresión de cierto nacionalismo anticolonial, aquel que se defiende de los “propios intereses”
estadounidenses.
28
González Casanova, La ideología norteamericana, 11.
29
Ibíd., 165.
30
Pablo González Casanova, Las categorías del desarrollo económico y la investigación en ciencias
sociales (Ciudad de México: Universidad Nacional Autónoma de México-Instituto de
Investigaciones Sociales, 1967), 121.
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José Gandarilla
31
Pablo González Casanova, La falacia de la investigación en ciencias sociales. Estudio de la técnica
social (Ciudad de México: Océano editores, 1987), 199.
32
Marcos Roitman, “Prólogo. Pablo González Casanova en la sociología latinoamericana: La
ética del compromiso”, en Explotación, colonialismo y lucha por la democracia en América Latina,
ed. Pablo González Casanova (Ciudad de México: Editorial Akal, 2017), 5-48.
33
González Casanova, La ideología norteamericana, 10-11.
34
Ibíd., 12.
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Notas sobre la construcción de un instrumento intelectivo. El “colonialismo interno”
en la obra de Pablo González Casanova
los miembros de la junta con excepción de don Jesús Silva Herzog habían
aceptado a cabalidad, diciendo aquello de “obedezco y cumplo”35.
Con este cuadro de premisas se irán dando pasos en dirección a consolidar estos
nuevos hallazgos, de tal manera que la profundización del análisis se corresponda
con el desplazamiento de los principales referentes en el trato del tema (entre otros
los de marginalismo, desigualdad, aculturación), que van dejando lugar al nuevo
entramado conceptual y que, con posterioridad (un lustro después) ha de transitar
hacia otro vuelco: desde el colonialismo interno a la intención de construir una
“sociología de la explotación”37. Esos distanciamientos también se establecen
con respecto a ciertos contenidos disciplinarios; uno de ellos sintetiza una crítica
definitiva, y así la enuncia González Casanova:
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José Gandarilla
39
González Casanova, “Sociedad plural…”, 32.
40
González Casanova, Sociología de la explotación, 186.
41
Ibíd., 191.
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Notas sobre la construcción de un instrumento intelectivo. El “colonialismo interno”
en la obra de Pablo González Casanova
En la parte final del ensayo (y en eso hay también cierta similitud con lo dicho por
Stavenhagen en el texto publicado durante ese mismo año), la tensión que envuelve
a la categoría promete que esa especie de latencia pueda encaminar el análisis hacia
otros cauces. De tal manera, la reflexión sobre la cuestión del orden social en que se
han desenvuelto nuestros países asumirá, en ambos autores, la forma de un llamado
militante a la acción. Tal vez valga tomar nota de lo que afirma Stavenhagen en
este sentido:
42
González Casanova, Explotación, colonialismo…, 132.
43
Pablo González Casanova, Las nuevas ciencias y las humanidades. De la academia a la política
(Barcelona: Editorial Anthropos, 2004).
44
González Casanova, Sociología de la explotación, 197.
45
Stavenhagen, Clases, colonialismo y aculturación, 56.
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José Gandarilla
[la categoría] puede tener un valor económico y político para acelerar estos
procesos e idear instrumentos específicos –infraestructurales, económicos,
políticos y educacionales– que aceleren deliberadamente los procesos de
descolonización no sólo externa sino interna y, por ende, los procesos de
desarrollo46.
[E]n 1968 tuve que reformular algunas hipótesis sobre mi país (…) mis hijos,
encabezados por Pablo, me enseñaron a deshacerme de mi estilo de pensar
lombardista o populista. Con enorme dificultad aprendí con ellos, y con su
generación, a dar a la democracia, en la que siempre había pensado, un
nuevo contenido y un nuevo impulso47.
valor práctico y político (…) [que es el de] ser la base de una lucha contra el
colonialismo, como fenómeno no sólo internacional sino interno, y derivar
en movimientos políticos y revolucionarios que superen los conceptos de
integración racial o de lucha racial, ampliando la estrategia de los trabajadores
colonizados”48.
46
González Casanova, “Sociedad plural, colonialismo interno y desarrollo”, 32.
47
González Casanova, Explotación, colonialismo…, 62.
48
González Casanova, Sociología de la explotación, 205.
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Notas sobre la construcción de un instrumento intelectivo. El “colonialismo interno”
en la obra de Pablo González Casanova
Formulada de este modo, esta perspectiva no podría ser más coincidente con la
proposición que extraíamos del trabajo de Stavenhagen49. Es cierto que se trata de
un hecho vivenciado por quienes (posteriores animadores principales del campo
intelectual de izquierdas) están siendo estremecidos por su época, pero también
ofrece otro tipo de indicaciones. Una de ellas va en dirección a cómo los momentos
de autognosis promueven y propician la autocrítica y, de otro lado, cómo esos
movimientos de las estructuras del saber ilustran los dinamismos del pensar-saber
de sujetos que, en ese movimiento y dinamismo, expresan los entre-juegos del
campo del poder. Así, con relación a la primera cuestión, es bien sabido que
González Casanova toma nota del diálogo implícito y fraterno que Stavenhagen,
en sus “Siete tesis equivocadas…”50, y tantos otros autores, en múltiples escritos,
le sugieren críticamente en cuanto a lo insostenible de las tesis del dualismo
estructural, o de cierta tentativa culturalista51. De ahí que, como se ha señalado,
su respuesta fuera que en los trabajos que giran alrededor de la categoría
“colonialismo interno”, la remisión a la cuestión del dualismo es descriptiva y no
analítica ni menos aún de afinidad teórica. Relacionado con eso, nuestro autor ha
expuesto en otras oportunidades que no pretendía abandonar el análisis nutrido
de un eje tan preciado para la tradición como es el correspondiente a la lucha
de clases, sino que pretendía complejizar, con la inclusión de otros elementos,
la dialéctica del análisis de clase. En su Sociología de la explotación (trabajo que
incluye como capítulo primero y segundo lo escrito años atrás sobre colonialismo
interno) el uso de ese recurso del pensamiento se extiende hasta el punto de que,
como él mismo lo ha reconocido, llegó a predominar en su propuesta teórica una
exposición muy refinada en un plano (estadístico, de formalización matemática) al
costo de que estos agregados, de sentido analítico formal, tal vez hayan operado
49
En este punto, tal vez valga la pena señalar también un último elemento de coincidencia
con el análisis marxista de LeRoi Jones (Amiri Baraka), sostenido en su muy sintético
ensayo de 1962 “ ‘Negro’ es un país” respecto a la situación social del negro en los Estados
Unidos y de sus posibles alternativas, pues ahí se encaminaba la premisa política hacia una
consigna que aglutine la acción: “[L]a lucha avanza para asegurar que ningún hombre tenga
derecho a dictar la vida de otro hombre. La lucha no es sólo por la ‘igualdad’, o por ‘mejores
empleos’, o ‘mejores escuelas’, y el resto de esos menguados ‘clichés’ liberales: es para liberar
completamente al hombre negro de la dominación del hombre blanco. Nada más (…). La
idea de una ‘sociedad toda negra’ dentro de la superestructura de una sociedad toda blanca
es igualmente inútil (aunque fuera posible). Somos norteamericanos, y esta es nuestra fuerza
y nuestra desesperación. La lucha es por la independencia, no por la separación (…) o por la
asimilación (…). Y debemos actuar ahora en lo que veo como un extremo ‘nacionalismo’, es
decir, a favor de los mejores intereses de nuestro país, cuyo nombre el resto de Norteamérica
nos ha metido a golpes en la cabeza durante cuatrocientos años: Negro”, en LeRoi Jones, De
vuelta a casa, 70-72.
50
Rodolfo Stavenhagen, “Siete tesis equivocadas sobre América Latina”, en Sociología y
subdesarrollo (Ciudad de México: Nuestro Tiempo ediciones, 1981), 15-84.
51
Jaime Torres Guillén, “El carácter analítico y político del concepto de colonialismo interno de
Pablo González Casanova”, Desacatos 45 (2014): 85-98.
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José Gandarilla
Conclusión
En lo planteado hasta aquí hemos pretendido mostrar que, por un lado, si bien
la reformulación o redefinición de los conceptos pone, en ocasiones, exigencias
inalcanzables en el plano analítico, termina por colocarnos ante otros desafíos,
puesto que siempre habrá un déficit de la teoría respecto a la realidad. Desde otro
ángulo (esto es, en cuanto al plano de la praxis política) esas mudanzas de sentido
pueden propiciar estremecimientos y cambios de orientación que incluso pueden
poner en riesgo la consecuencia (el ser consecuentes) con lo que se ha sostenido en
el plano de las ideas. No es éste el caso de los autores que hemos venido reseñando,
toda vez que incluso puede afirmarse que, conforme el paso del tiempo, la realidad
política de nuestros países se cimbró con nuevas problemáticas que estremecieron el
orden político y la historia de nuestros estados-nación, y ellos estuvieron –y González
Casanova está– al pie de la batalla. Para el caso que nos ocupa, la del protagonismo
creciente de la lucha de los pueblos indios, la agenda política de nuestros autores los
derivó a posiciones de responsabilidad principal en el plano nacional e internacional.
Ellos fueron perseverantes con su trabajo respecto a los conceptos, ya previsto en
sus trabajos anteriores, y tuvieron la capacidad de renovar sus contenidos y alcances
(sobre todo en la cuestión de las autonomías) y con ello renovar la discusión pública
y hasta de la gestión, defensa y jurisprudencia ante tanto agravio cometido sobre
nuestros pueblos originarios. Por ello es que en un trabajo en el que revisa cómo se
han reestructurado las ciencias sociales del continente y donde destaca cómo ese
proceso se ha dado en cuando menos diez propuestas conceptuales que surgieron
de la región, González Casanova no le escatima actualidad alguna a su propuesta y
afirma de ella algo que podemos suscribir en calidad de conclusión:
52
Pablo González Casanova, Reestructuración de las ciencias sociales. Hacia un nuevo paradigma
(Ciudad de México: Universidad Nacional Autónoma de México-Centro de Investigaciones
Interdisciplinares en Ciencias y Humanidades, 1998), 20.
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Notas sobre la construcción de un instrumento intelectivo. El “colonialismo interno”
en la obra de Pablo González Casanova
Refrncias1biblográcas
Frank, André Gunder et al. La sociología subdesarrollante. Montevideo: Ediciones
Aportes, 1969.
Gandarilla, José Guadalupe. “Rodolfo Stavenhagen y el rumbo de las ciencias
humanas en América Latina. Actualidad de las ‘Siete tesis equivocadas…’ ”.
Piezas 24 (2017):18-31.
——. “América Latina en la conformación de la economía-mundo capitalista: las
transferencias de excedente en el tiempo largo de la historia, y en la época
actual”. En Crítica y teoría en el pensamiento social latinoamericano, editado por
Fernanda Beigel et al., 77-152. Buenos Aires: Consejo Latinoamericano de
Ciencias Sociales, 2006.
González Casanova, Pablo. Explotación, colonialismo y lucha por la democracia en América
Latina. Ciudad de México: Ediciones Akal, 2017.
——. “Colonialismo interno. Una redefinición”. En La teoría marxista hoy: problemas
y perspectivas, compilado por Atilio Borón, Javier Amadeo y Sabrina González,
409-435. Buenos Aires: Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales, 2006.
——. Las nuevas ciencias y las humanidades. De la academia a la política. Barcelona:
Editorial Anthropos, 2004.
–––. “El pensamiento perseguido”. En Inquisición novohispana, compilado por Noemí
Quezada et al., 37-47. Ciudad de México: Universidad Nacional Autónoma
de México-Universidad Autónoma Metropolitana, 2000.
——. Reestructuración de las ciencias sociales. Hacia un nuevo paradigma. Ciudad de México:
Universidad Nacional Autónoma de México-Centro de Investigaciones
Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades, 1998.
——. La falacia de la investigación en ciencias sociales. Estudio de la técnica social. Ciudad de
México: Océano editores, 1987.
——. Sociología de la explotación. Buenos Aires: Siglo Veintiuno editores, 1969.
——. Las categorías del desarrollo económico y la investigación en ciencias sociales. Santiago de
Chile: Editorial Universitaria, 1968.
——. Las categorías del desarrollo económico y la investigación en ciencias sociales. Ciudad
de México: Universidad Nacional Autónoma de México-Instituto de
Investigaciones Sociales, 1967.
——. La democracia en México. Ciudad de México: Editorial Era, 1965.
——. “México: desarrollo y subdesarrollo”. Desarrollo Económico 3, no. 1/2 (1963):
285-302.
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José Gandarilla
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Notas sobre la construcción de un instrumento intelectivo. El “colonialismo interno”
en la obra de Pablo González Casanova
–––. “El carácter analítico y político del concepto de colonialismo interno de Pablo
González Casanova”. Desacatos 45 (2014): 85-98.
162 / Pléyade 21 / enero-junio (2018) / online issn 0719-3696 / issn 0718-655X / pp. 141-162
Pléyade21/enro-jui(2018)
onlie issn 0719-369
issn 0718-65x/p.163-181
Crítica1desd1América1Latinæ1losfía1
política y modernidad1
Enrique Dussel2
Universidad Autónoma de la Ciudad de México
Resumen
Esta entrevista aborda la obra del filósofo Enrique Dussel a la luz de sus contribuciones al
pensamiento crítico contemporáneo, con especial énfasis en las transferencias de conocimientos
entre Europa y América Latina. Discutiendo la configuración del pensamiento del autor, la
entrevista comienza con las influencias de la filosofía continental europea en sus trabajos,
para luego señalar los debates desde América Latina que ayudaron a definir una crítica
latinoamericana. Finalmente, se introducen algunas reflexiones sobre la crítica del capitalismo,
la modernidad y la política emancipatoria en el pensamiento crítico latinoamericano.
Palabras clave
1
Esta entrevista se enmarca en el proyecto de investigación “¿Una teoría crítica latinoamericana?
La Influencia de la Escuela de Frankfurt en el pensamiento de Nelly Richard, Santiago Castro-
Gómez y Enrique Dussel”, financiado por el Instituto Ibero-Americano de Berlín, Fundación
del Patrimonio Cultural Alemán (2015). Agradezco profundamente las contribuciones de
Fernando González y Damián Gálvez, pues sin ellos esta entrevista habría sido imposible.
2
Profesor de Filosofía del Colegio de Filosofía de la Facultad de Filosofía y Letras de la
Universidad Nacional Autónoma de México (Ciudad de México, México). Correo electrónico:
dussamb@unam.mx.
3
Investigador adjunto de la Universidad Diego Portales (Santiago, Chile). Correo electrónico:
nicolasdelvalle.o@gmail.com.
163
Crítica desde América Latina: filosofía, política y modernidad
Abstract
This interview addresses the work of the philosopher Enrique Dussel in the light of his
contributions to the contemporary critical thought, with special emphasis on the knowledge
transfers between Europe and Latin America. Discussing the configuration of the author’s
thought, the interview begins with the influences of continental European philosophy in
his works, to then point out the debates from Latin America that helped to define a Latin
American critique. Finally, some reflections on the critique of capitalism, modernity and
emancipatory politics in Latin American critical thought are introduced.
Keywords
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Enrique Dussel / Nicolás Del Valle Orellana
Introducción
La obra de Enrique Dussel es una de las más prolíficas de toda América Latina,
sobre todo cuando pensamos en los fundamentos filosóficos del pensamiento
latinoamericano contemporáneo. No solo se internó en las grandes preguntas de la
filosofía occidental, sino que al mismo tiempo se cuestionó por las condiciones de
posibilidad de dicho pensamiento. Su filosofía ya no se pregunta por las condiciones
trascendentales, como lo hace gran parte de la filosofía europea; más bien, su
pensamiento fue crítico de ella en tanto se cuestiona las condiciones sociales e
históricas de la filosofía, y con ello, del occidente moderno. Esta es la herencia de la
crítica materialista de la economía política inaugurada por Marx y reconfigurada
posteriormente por la Escuela de Frankfurt. En este sentido, como los derroteros
de su pensamiento lo expresan, hacer una crítica de la filosofía occidental significa
reconstruir genealógicamente las relaciones de poder que posibilitaron su existencia.
Su propio trabajo –como Dussel señala en esta entrevista– es resultado de este
dominio que yace entre Europa y América. Su trayectoria intelectual comenzó con
los griegos, pasando por la teología escolástica, hasta la fenomenología francesa y la
teoría crítica de mediados del siglo xx. Pero con la emergencia de Mayo del ‘68 y
las dictaduras cívico-militares en la región, la introducción a las lecturas de ciertos
críticos poshegelianos y la urgencia de las experiencias personales, profundizaron el
cuestionamiento de Dussel sobre el pensamiento filosófico. Hasta ese entonces, la
filosofía no era sino una compilación de autores, ideas y proposiciones de procedencia
europea. La filosofía, que no es sino europea, se erigió sobre la violencia que significó
el proceso de colonización sobre todo el mundo. Esto, dejaba en la encrucijada a los
intelectuales que desde la crítica deseaban proponer un pensamiento emancipatorio
desde América Latina. ¿Es posible una filosofía desde la región? ¿El pensamiento
europeo es la auténtica filosofía, haciendo que todo intento latinoamericano fuera
una reproducción de los centros europeos?
La apuesta de la filosofía y la teología de la liberación fue una respuesta a estas
preguntas. En el fuego de la discusión con Leopoldo Zea y Augusto Salazar Bondy, la
obra de Dussel tomó una perspectiva más alejada del eurocentrismo. Dussel sostuvo
que no solo es posible, sino que ya acontece una filosofía en América Latina. El
asunto no es que no ha nacido un Kant, un Hegel o un Heidegger latinoamericano.
Por el contrario, todo pensador latinoamericano de ese calibre quedaría relegado
debido a su posición colonial, periférica. Sin embargo, a diferencia de Salazar
Bondy, Enrique Dussel sostiene que sí hay una filosofía auténtica desde América
Latina, pero ésta requiere reflexionar críticamente respecto de esta negatividad que
significa la herida colonial. Desde aquí es que nace la filosofía de la liberación. Esta
discusión persiste aún hasta el día de hoy, pero en otros términos. En clave colonial:
si América Latina emerge históricamente con la ampliación mundial del poder
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4
Dussel se refiere a la Universidad Nacional de Cuyo, en Mendoza, Argentina [Nota del
Entrevistador].
5
Véase Enrique Dussel, “Chrétientés latino-américaines”, Esprit 7/8 (1965), 2-20.
6
Véase Enrique Dussel, Karl Otto Apel y Raúl Fornet-Betancourt, Fundamentación de la ética y
filosofía de la liberación (Ciudad de México: Siglo Veintiuno editores, 1992).
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al mismo tiempo era una idea que confrontaba con Europa. Eso fue en 1969 y
estuve en México el año '70. Yo tomé partido por Salazar Bondy, lo que no le
gustó mucho a Leopoldo Zea, quien respondió: “cómo no va a haber filosofía. La
filosofía es universal y se dio en América Latina”. De cierta manera Zea rechazó la
propuesta de Salazar Bondy, quien sostenía: “tenemos filosofía, pero no es buena,
no es como la europea, no tenemos un Hegel”. Eso yo lo admitía porque ¿dónde
estaba ese Hegel latinoamericano? Lo que pasa es que había varios Hegel, pero
desconocidos que nunca cobrarán la importancia del Hegel eurocéntrico porque
América Latina ocupaba una posición colonial. Esa era la posición Salazar Bondy.
Entonces yo le di la razón, pero con la siguiente observación: “Salazar afirma
que ‘no hay filosofía’ en la América Latina auténtica”, pero agregaría, hay filosofía
auténtica si pensamos esa negatividad. Ese fue el comienzo de la filosofía de la
liberación. Con esto quiero decir que nos corresponde pensar por qué no tuvimos
filosofía auténtica, y al pensar en eso, quizás, ya haya una filosofía auténtica y eso
es lo que Leopoldo Zea no aceptó. A Salazar Bondy, por el contrario, sí le gustó
la idea, lo hablamos, y cuando él estuvo en un congreso en Buenos Aires en 1973
y vio a ochocientos participantes, dijo: “este es un movimiento interesantísimo”.
Más aún, recuerdo que su señora una vez me dijo: “llegó de Buenos Aires
entusiasmado”. Y esto porque había visto todo un movimiento en la línea de
lo que él concebía. Pues bien, le dio una hepatitis y murió al año siguiente. Yo
pensaba trabajar mucho con Salazar Bondy, pero murió a los cuarenta y nueve
años en 1974.
N: Usted ha sostenido que la “filosofía europea no es universal”, haciendo una crítica
al eurocentrismo globalizado ¿Cuál es la relación que usted detecta entre el universalismo y el
latinoamericanismo? ¿Es el latinoamericanismo un particularismo?
E: Yo sostengo que la filosofía europea no es universal porque es europea.
Cabe recordar lo que se llamó el gran movimiento del idealismo alemán de
Schelling, Hegel, Hölderlin. Lo que pasa es que Europa tiene una centralidad
tal que se manifiesta como el sujeto de la modernidad e incluso es admitido aún
por sus colonias como lo universal. Pero, en estricto rigor, es la pretensión de
universalidad de una particularidad europea. Por consiguiente, hay que volver
esa universalidad a su particularidad, hay que “provincializar a Europa”, como
dicen los de la India7. Y América Latina, claro, es una particularidad como lo
son las demás, pero es una particularidad que acepta la universalidad europea. En
definitiva, si pensamos a Europa como una particularidad entonces sí se establecería
un diálogo horizontal y no vertical como ha sido hasta el presente.
N: En este contexto, la “descolonización del pensamiento” aparece como crítica del eurocentrismo
en un amplio debate de los estudios poscoloniales en la filosofía y las ciencias sociales. Al llamado
7
Dipesh Chakrabarty, Al margen de Europa. Pensamiento poscolonial y diferencia histórica
(Barcelona: Tusquets Editores, 2008).
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“giro decolonial” se asocian nombres como el suyo, el de Aníbal Quijano y otros. ¿Cuál es el
rol que cumple este giro en su pensamiento? ¿Cuál es la relación entre aquel grupo Modernidad-
Colonialidad del cual emergió este enfoque decolonial?
E: La pregunta de Salazar Bondy ya planteaba el tema de la colonialidad. El
argumento era el que sigue: somos colonia, y como somos colonia, tenemos un
pensamiento colonial que acepta a Europa y que no cultiva lo propio, y por lo
mismo no tenemos filosofía. La colonialidad estuvo presente en el pensamiento de
Salazar Bondy. Él en todo caso prefería hablar de “cultura de dominación”, de
una cultura que en tanto dominada aceptaba el orden político impuesto por las
metrópolis. De forma que en la obra de Salazar Bondy ya es posible encontrar un
germen del pensamiento decolonial que medita sobre la negatividad que significa
ser colonia.
Junto a esta palabra se usaba el término “periferia”. Éramos “periféricos”, del
tercer mundo y ahí la filosofía de la liberación plantea una pregunta en torno al
pensamiento europeo, japonés, ruso, latinoamericano, africano, del mundo árabe,
el sudeste asiático y hasta China, nunca colonia, pero sí periférica en la época.
Pensábamos en el mundo, no en la filosofía universal europea. Lo europeo solamente
era el centro de un mundo más grande.
Como digo, ahí estaba el germen del pensamiento decolonial que significa decir
“dejemos de ser colonias”. Decolonial, anticolonial, pero la colonialidad cobra
otro sentido al pensarse mundialmente en los setenta. Hasta donde yo sé eso no se
había hecho antes. La filosofía de la liberación era la primera filosofía de la historia
mundial que planteaba la universalidad de la filosofía, pensando que en un centro y
una periferia que se niega a sí misma y que acepta la eurocentralidad y esto en todas
partes: en India, China, África. Yo me movía por el mundo y veía la aceptación de
Hegel como pensador universal. Ninguna otra cultura tenía un Hegel en la Edad
Moderna. Los chinos tenían a grandes pensadores, pero dejaron de haber grandes
pensadores en los siglos xvi y xvii. No hay ningún pensador chino, ni hindú, ni
islámico que diga algo al mundo; se colonizaron, se “provincializaron”.
Surgieron corrientes de pensamiento bastante centradas en el mundo
anglosajón, en Inglaterra, Birmingham, con los estudios culturales de Richard
Hoggart. En Estados Unidos se comenzó a hablar de la poscolonialidad y los
anglosajones pensaban en la Commonwealth. La poscolonialidad ocurre una vez
concluida la Segunda Guerra Mundial en 1945, a lo más dos siglos. En cambio,
en América Latina, decían, tenemos cinco siglos de relaciones de poder colonial,
no dos, somos muy distintos, somos otra cosa. Walter Mignolo me reconoce que él
mismo descubrió el tema por exposición mía, y yo dije: la modernidad comienza en
1492 y eso no se le ocurría a nadie, a ninguno de los estudios culturales, para ellos
la modernidad empieza con la ilustración y era una problemática principalmente
anglosajona. El mismo Edward Said trabaja el orientalismo en la literatura de
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8
Immanuel Wallerstein, El universalismo europeo. El discurso del poder (Ciudad de México: Siglo
Veintiuno editores, 2007).
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9
Leopoldo Zea, “Presentación”, en Filosofía de la liberación, Horacio Cerutti (Ciudad de México:
Fondo de Cultura Económica, 2006).
10
Fritjof Capra, La trama de la vida. Una nueva perspectiva de los sistemas vivos (Barcelona: Editorial
Anagrama, 2009).
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final, dice Klein, triunfa el capital y termina por no ser ecológico11. El capital,
por tanto, tiene una imposibilidad de superar el problema ecológico porque la
competencia exige mejorar la tecnología a corto plazo para lograr menor valor
de la mercancía y así destruir a otras por un precio más bajo de venta. En ese
sentido, el problema ecológico no es un problema de la tecnología, es un problema
de criterio y de la competencia del capital. Si no superamos el capitalismo, no es
que simplemente entremos en una etapa crítica, no: desaparece la vida en la tierra.
El argumento es muy fuerte: la vida o la muerte. Tenemos que transitar a un nuevo
tipo de civilización transcapitalista, pero también transmoderna, es decir, hay que
transformar las relaciones con la naturaleza, porque esa naturaleza es parte de la
biósfera y destruyéndola, el ser humano desaparece. El aumento de la temperatura
en la tierra, por ejemplo, es un argumento contra la modernidad y el capitalismo. Y
eso nadie lo puede refutar. Es el fin de la vida humana.
En este momento estoy más convencido que nunca de que el capital y la
modernidad son dos aspectos de lo mismo, sin olvidar, por cierto, que la modernidad
es la totalidad de la cultura que le da los fundamentos al sistema económico que es
el capitalismo. Y ambos, o terminan, o la humanidad no puede entrar en una época
totalmente distinta, basada en otro tipo de relaciones políticas y económicas, de
género y éticas. Una relación con la vida diferente, porque si no logramos dar ese
paso, será la desaparición de la humanidad, el homo sapiens acabará en dos siglos
porque la tierra no va a aguantar más. No sabemos cómo será esa nueva civilización,
pero intuyo que más se asemejará a ciertas pautas de los pueblos originarios que a
la modernidad, a través de un modo de reproducción de la vida más simple, más
ecológico, con grandes inventos a nivel electrónico y demás, de un hombre como
lo pensaba Marx, más poético, más espiritual, más creador y menos interesado en
el aumento cuantitativo de la realidad. Tendremos menos medios de comunicación
y serán más útiles, desaparecerán muchas cosas innecesarias, seremos más ascetas
en el uso de la comida y en el espacio de las casas. En fin, otra civilización y eso no
sé cómo será, pero le llamo “transmoderno”, es un concepto negativo, pero no es
el posmoderno –que era una última etapa de la modernidad– sino que será algo
totalmente distinto.
N: ¿Cuál es el papel de la “crítica” en su proyecto de transmodernidad? ¿Es la crítica un
proyecto meramente europeo?
E: Crítica ha existido siempre. Incluso a un nivel mítico, de mitos críticos.
Aún antes de la formulación más analítica y más unívoca, como la filosófica, ha
habido representaciones simbólicas de la realidad. Los mitos también pueden ser
críticos. Esto es lo que hace Ernst Bloch en su libro El principio esperanza12. Y un mito
11
Naomi Klein, Esto lo cambia todo. El capitalismo contra el clima (Barcelona: Editorial Paidós,
2015).
12
Ernst Bloch, El principio esperanza (Madrid: Editorial Trotta, 2007).
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con las llaves que el decano tenía que recoger. Ahí le ofrecíamos a los profesores para
ver quién tomaba el decanato, cosas imposibles. Era el lugar donde los estudiantes
veían la realidad política de su facultad y de la sociedad, y por eso casi todos los
dirigentes políticos en la Argentina han sido dirigentes estudiantiles.
Entonces para mí la política era fundamental y en parte elegí la filosofía para
aclarar temas teóricos. Ya en la secundaria éramos dirigentes políticos, teníamos
que hablar y discutir y yo me daba cuenta de que estábamos mal formados. De que
no se tenía claridad en las ideas. Estudié filosofía para la política. Es más, tanto mi
tesis de licenciatura como de doctorado piensan la política. Ya después, enseñando
ética, me daba cuenta de que no se puede armar, crear, formular una política sin
una ética, y esto se ve hasta en el libro de Aristóteles13, donde la política comienza
con la ética y la ética para Aristóteles, como sabemos, era esencialmente política.
La separación de la ética de la política corresponde a divisiones de manuscritos y
apuntes que usaba Aristóteles para enseñar, pero en sentido estricto no había tal
distinción, la ética y la política se soldaban.
En ese sentido, podría decirse que en mi vida tengo cuatro políticas. La primera
la escribí en mis tesis. La segunda cuando comencé la filosofía de la liberación. La
tercera está en un librito que se llama Ética y comunidad. Y la cuarta es la ética de
la liberación14, de 1998, después del debate con Apel y una vez trabajado a Marx
en serio. De tal modo que la primera ética es la del ‘98, y una vez bien preparado
en los principios de la ética pasé a una fundamentación de la política. Y para mí,
la política lo que hace es tomar principios abstractos de la ética para concretarlos
como principios normativos. Si no sé qué son los principios éticos, no sé cuáles son
los principios normativos y la política, en efecto, queda en el aire (lo cual sucede con
casi todas las políticas).
El mismo Rawls, en Teoría de la justicia15, plantea principios que son ético-
políticos, pero al final, como es neokantiano, alude a principios que son éticos y a
la vez políticos, sin darse cuenta cuándo pasa de la ética a la política. Yo sí, porque
planteo una ética que es el fundamento de la normatividad de la economía, de la
política, del problema del género, de todos los campos prácticos. Visto así, gracias a
la ética del ‘98 desarrollé una claridad ética que ahora me sirve de fundamentación
para desarrollar una política a nivel de los principios, a nivel de las mediaciones
institucionales y a través de la praxis política, que ahora por fin se ha clarificado
en lo que yo llamo tres grandes constelaciones. Es una ética pensada que parte
con Apel, que le debe mucho, pero que va mucho más allá, porque defiende un
13
Aristóteles, Política (Madrid: Editorial Gredos, 1988).
14
Véanse Enrique Dussel, La ética de la liberación ante el desafío de Apel, Taylor y Vattimo. Con
respuesta inédita de K.O. Apel (Ciudad de México: Universidad Nacional Autónoma de México,
1998); y Enrique Dussel, Ética de la liberación en la edad de la globalización y de la exclusión
(Madrid: Editorial Trotta, 1998).
15
John Rawls, Teoría de la justicia [1971] (Ciudad de México: Fondo de Cultura Económica, 2010).
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personas en el Cono Sur que, ante la escasez absoluta, hasta crearon sus monedas
y empezaron a producir un sistema económico donde se recibía ese dinero impreso
y surgía un pequeño bolsón no capitalista. Boaventura de Sousa Santos tiene un
libro sobre alrededor de cuarenta experiencias económicas distintas en la India,
África y América Latina que no son capitalistas16. ¿Cuál de ellas elijo? Y, bueno,
algunas. Una de ellas, o varias, se generalizarán algún día, pero por ahora son
pequeños casos que no ponen en cuestión a la gran economía de las transnacionales
mundiales. A mi modo de ver, se trata de construir principios para saber elegir entre
las experiencias que se están haciendo mal y aquellas que son sustentables mediante
una estrategia que se irá desplegando lentamente en decenios, y aun siglos. No es
rápido. La revolución que cambia todo un sistema en un día es ilusoria. Se cambian
unas cosas, pero, en el fondo, las estructuras siguen igual.
En la Unión Soviética, sin ir más lejos, se hizo la revolución socialista con Lenin,
pero la modernidad quedaba en pie. Es más, el socialismo real es moderno, tan
moderno como el capitalismo y también tiene que ser superado, porque acepta
el mito del progreso cuantitativo que dice: “hemos aumentado la producción”,
“este año ha sido de éxito”. Sí, muy bien, tenemos mayor producción para mayor
consumo, y la población vive con mayor prosperidad material, pero este régimen
qué ha significado para la ecología. El socialismo real es parte de la civilización del
siglo xx más antiecológica, no tenía ninguna consideración por el ambiente, siguió
siendo racista, siguió siendo patriarcal. Fue una revolución al nivel de la distribución
del mercado con una importante intervención económica del estado, pero todo lo
demás siguió igual y un día se les vino abajo porque no lo habían considerado. Por
lo tanto, una revolución a fondo exige tiempo, profundidad y elección de criterios
que nos lleven a otro sistema social.
¿Y en qué consiste la “transmodernidad”? Consiste en tener atención por la
naturaleza, consiste en tener respeto por la igualdad de la mujer, significa combatir
el racismo, significa una educación distinta de los niños y niñas, por ende, significa
muchas cosas que debemos ir cumpliendo. Eso de pronto va a cambiar la orientación
cuantitativa. Eso es lo bueno del libro de Capra, que muestra cómo tanto Bacon y
Descartes, como Newton y Einstein son parte de una línea de captación cuantitativa
de la realidad que ha perdido la cualidad, que es donde está la vida. Nuestra
civilización mata la vida y no sabe cómo parar ante la muerte. Lo que hay que
hacer, dice Benjamin, es poner un freno, todo lo que permita frenar creativamente
es el camino. Por lo tanto, si eliminamos el auto y ponemos medios comunes de
transporte, es un adelanto- Si logramos que el trabajador esté más cerca de su
trabajo, también es un adelanto, ¿por qué la casa tiene que estar tan lejos del trabajo?
Eso habría que planificarlo para depender menos del transporte, del auto, menos
16
Boaventura de Sousa Santos ed., Democratizar la democracia: los caminos de la democracia
participativa (Ciudad de México: Fondo de Cultura Económica, 2005).
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gasolina, etcétera. Una vida distinta. Comemos de más y nos enfermamos. Tenemos
que ser más austeros. La casa ¿por qué tan grande? Como dice el expresidente del
Uruguay, José Mujica, “si yo tengo que limpiarla no tiene que ser muy grande mi
casa, para qué el lujo”. Todos esos detalles se irán fraguando lentamente. ¿Quién
puede imaginar todo eso? Nadie. La alternativa es inimaginable, pero se tiene que
dar, porque si no vamos a la muerte.
N: El capitalismo y la crisis ambiental son algunas cuestiones que usted ha señalado en varias
de sus obras y entrevistas recientes. En varios de sus libros usted hace mención a las cosmovisiones
no europeas, que ponen el acento en la relación de continuidad entre los humanos y la naturaleza,
mientras que el pensamiento europeo asume una frontera antropológica de superioridad. ¿Estas
reflexiones pueden contribuir a una ética y política contra la crisis ambiental? ¿Cuáles debieran ser
las estrategias desde la filosofía para contribuir en esto?
E: Hans Jonas17 y otros sostienen que la ética de la dominación es la única
ética de la vida. La cuestión de la vida está detrás de todo lo que he dicho hasta
aquí. Lo que está en juego hoy no es el mal, la injusticia, ni siquiera el sacrificio,
no: lo que está detrás de todo esto es la muerte de la humanidad, su desaparición.
Hay que afirmar la vida como primer principio ético, y todo mi trabajo en ética
está dedicado a eso. Claro, en el consenso de que hay que afirmarla, haciendo
factible que se haga y siendo crítico con lo que se hace. Sobre esa ética de la vida,
yo diría: la vida será el centro y no el aumento en la tasa de ganancia como en el
capitalismo contemporáneo. Eso transforma todo; cambia las relaciones humanas,
la infraestructura, el arte, la historia; son tantas las transformaciones, que esta tarea
implica tener una gran capacidad visionaria para definir como lo hizo Tomás Moro
en Utopía.
Y cuidado, no es volver atrás, no es volver a Chiapas y hacer lo mismo. Está muy
bien que el indígena cultive su identidad y progrese a partir de su experiencia. No
obstante, un hombre urbano no podrá ser indígena, eso es imposible. El hombre
urbano debe recuperar una capacidad que ha perdido, porque la humanidad se
ha vuelto urbana y en treinta años el noventa por ciento de la población vivirá
en ciudades. El asunto será más complicado aún, porque ¿cómo humanizar una
ciudad concentrada? Es muy difícil. Pero hay que imaginarlo posible, porque de
lo contrario lo que nos queda es la desaparición. Por eso mi argumento contra la
modernidad se ha vuelto abrumador, porque vamos a desaparecer. Estamos en una
civilización que produce la muerte sin darse cuenta, y lo que hay que hacer, por el
contrario, es afirmar la vida. En consecuencia, cuando argumento y construyo una
teoría para justiciar los principios de la vida, ¿para qué lo hago? Porque justamente
será esa ética lo que permitirá que siga la humanidad, de lo contrario desaparece. El
ser humano no puede olvidar sus condiciones de posibilidad en la vida, y a partir de
17
Véase Hans Jonas, El principio de responsabilidad. Ensayo de una ética para la civilización tecnológica
(Barcelona: Herder Editorial, 1995).
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Crítica desde América Latina: filosofía, política y modernidad
Refrncias1biblográcas
Aristóteles. Política. Madrid: Editorial Gredos, 1988.
Bloch, Ernst. El principio esperanza. Madrid: Editorial Trotta, 2007.
Capra, Fritjof. La trama de la vida. Una nueva perspectiva de los sistemas vivos. Barcelona:
Editorial Anagrama, 2009.
Chakrabarty, Dipesh. Al margen de Europa. Pensamiento poscolonial y diferencia histórica.
Barcelona: Tusquets Editores, 2008.
Dussel, Enrique. “Chrétientés latino-américaines”. Esprit 7/8 (1965), 2-20.
–––. 1492. El encubrimiento del Otro. Hacia el origen del “mito de la modernidad”. La Paz:
Plural Editores / Universidad Mayor de San Andrés, 1994.
–––. La ética de la liberación ante el desafío de Apel, Taylor y Vattimo. Con respuesta inédita de
K.O. Apel. Ciudad de México: Universidad Nacional Autónoma de México,
1998.
–––. Ética de la liberación en la edad de la globalización y de la exclusión. Madrid: Editorial
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–––. Hacia una filosofía política crítica. Bilbao: Desclée de Brouwer, 2001.
–––. 16 tesis de economía política: interpretación filosófica. Ciudad de México: Siglo
Veintiuno editores, 2014.
Dussel, Enrique, Karl Otto Apel y Raúl Fornet-Betancourt. Fundamentación de la ética
y filosofía de la liberación. Ciudad de México: Siglo Veintiuno editores, 1992.
Jonas, Hans. El principio de responsabilidad. Ensayo de una ética para la civilización tecnológica.
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Habermas, Jürgen. El discurso filosófico de la modernidad. Madrid: Editorial Taurus,
1989.
Klein, Naomi. Esto lo cambia todo. El capitalismo contra el clima. Barcelona: Editorial
Paidós, 2015.
Moro, Tomás. Utopía [1516]. Madrid: Ediciones Utopía, 2011.
Rawls, John. Teoría de la justicia [1971]. Ciudad de México: Fondo de Cultura
Económica, 2010.
Santos, Boaventura de Souza ed. Democratizar la democracia: los caminos de la democracia
participativa. Ciudad de México: Fondo de Cultura Económica, 2005.
Wallerstein, Immanuel. El universalismo europeo. El discurso del poder. Ciudad de México:
Siglo Veintiuno editores, 2007.
Zea, Leopoldo. “Presentación”. En Filosofía de la liberación, Horacio Cerutti, 29-35.
Ciudad de México: Fondo de Cultura Económica, 2006.
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online issn 0719-36
issn 0718-65x / pp. 183-
Reseña
Felix Valdés García, coord.
Antología del pensamiento crítico caribeño
contemporáneo. West Indies, Antillas Francesas
y Antillas Holandesas.
Buenos Aires: Consejo Latinoamericano de
Ciencias Sociales, 2017. 605 pp.
BVB‘BOB[ 9789877222531
183
Reseña: Felix Valdés García, coord. Antología del pensamiento crítico caribeño
contemporáneo. [West Indies, Antillas Francesas y Antillas Holandesas]
Los autores que hacen parte de este imponente volumen de 605 páginas y 21
capítulos son Cyril Lionel Robert James, Elsa Goveia, Eric Williams, Sir William
Arthur Lewis, Kari Polanyi Levitt, Lloyd A. Best, Aimé Césaire, Frantz Fanon,
Walter Rodney, George Beckford, Maurice Bishop, George Lamming, Edward
Kamau Brathwaite, Édouard Glissant, Jean Bernabé, Patrick Chamoiseau, Raphaël
Confiant, Terry Agerkop, Sylvia Wynter, Rupert Lewis, Norman Girvan, Brian
Meeks y Alissa Trotz. Es una nómina fascinante compuesta tanto por pensadores
de reconocimiento mundial como Fanon, Césaire o C.L.R. James, como por
otros escasamente conocidos en castellano debido a la escasez de traducciones de
sus obras, como Sylvia Wynter, Terry Agerkop, Brian Meeks, Alissa Trotz, entre
otros. Esta lista diversa de nombres pone en evidencia la multiplicidad de registros
disciplinares que se conjugan, haciendo de este libro una pieza heterogénea y
exuberante como el Caribe mismo.
Dicho esto, es importante preguntarse: ¿qué tiene en común este colectivo
tan variopinto de autores, quienes difícilmente se ajustan a las camisas de fuerza
disciplinarias? Sin lugar a duda, podemos sostener que es una actitud de resistencia
ante el mundo impuesto por los dispositivos coloniales. Es una actitud crítica en el
sentido que cuestiona la manera como el poder ha configurado el mundo caribeño,
pero que no se conforma con asumir una postura de negatividad frente a este mundo
impuesto. Por el contrario, los autores asumen el desafío de la positividad con teorías
que intentan servir de instrumentos para la transformación de la realidad caribeña.
Una tradición que se inaugura, compartiendo la tesis de Eduardo Grüner, con la
constitución de Haití de 1805 al que califica como el primer ensayo crítico contra-
moderno de la historia de la modernidad2.
En su célebre libro Caliban´s Reason. Introducing Afro-Caribbean Philosophy3,
Paget Henry sostiene que desde 1860 hasta el siglo xx la filosofía afrocaribeña se
divide en dos grandes vertientes: historicista y poeticista. La primera parte de la
revisión historiográfica para contribuir en las transformaciones materiales de las
sociedades caribeñas. Mientras que la segunda explora el horizonte semiótico e
intenta responder a la pregunta por la identidad. En palabras de Lewis Gordon:
“Los [historicistas] están principalmente preocupados por los problemas del cambio
social y la economía política. Mientras los [poeticistas] celebran la imaginación
2
Eduardo Grüner, “Teoría crítica y contra-modernidad. El color negro de cómo una
singularidad histórica deviene en dialéctica crítica para ‘Nuestra América’, y algunas
modestas proposiciones finales”, en La crítica al margen. Hacia una cartografía conceptual para
rediscutir la modernidad, coord. José Gandarilla, 19-60. Ciudad de México: Editorial Akal/Inter
Pares, 2016.
3
Paget Henry, Caliban’s Reason. Introducing Afro-Caribbean Philosophy (Nueva York: Routledge,
2002), 54.
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Roberto Almanza Hernández
4
Lewis Gordon, Decadencia disciplinaria. Pensamiento vivo en tiempos difíciles (Quito: Editorial
Abya-Yala, 2013), 173.
5
Édouard Glissant, Introducción a una poética de lo diverso (Barcelona: Ediciones del Bronce,
2002).
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Reseña: Felix Valdés García, coord. Antología del pensamiento crítico caribeño
contemporáneo. [West Indies, Antillas Francesas y Antillas Holandesas]
6
Clive Y. Thomas, The Rise of the Authoritarian State in Peripheral Societies (Nueva York: Monthly
Review Press, 1984).
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Roberto Almanza Hernández
una verdadera búsqueda de lo humano. Por último, cierra Alissa Trotz con una
reflexión sobre la emigración, la xenofobia y las políticas que promueven el odio
entre pueblos en el Caribe.
Toda antología implica un nada sencillo ejercicio de selección y exclusión,
que pasa tanto por criterios teóricos como afectivos. La selección de Felix Valdés
no está exenta de esta ineludible condición y, aunque deja muestra de la inmensa
cantera de pensadores críticos de este Caribe, a mi juicio brillan por su ausencia
figuras como Amy Ashwood Garvey, Suzanne Césaire, René Ménil, Léon-Gontran
Damas o Stokely Carmichael.
Finalmente, cabe mencionar que si bien muchos de estos trabajos han sido
traducidos y publicados por la extraordinaria labor de Casa de las Américas,
lamentablemente el reducido tiraje de las publicaciones –y las limitaciones en
materia de difusión– hacen de este volumen una pieza invaluable para el lector
hispanoparlante que navega en las inquietas aguas del pensamiento crítico. Esta
antología es una gran contribución que llena, aunque sea gradualmente, el vacío
producido por el desconocimiento de ese Caribe tan cercano geográficamente y tan
lejano artificialmente por las fronteras trazadas por los imperios.
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Reseña: Felix Valdés García, coord. Antología del pensamiento crítico caribeño
contemporáneo. [West Indies, Antillas Francesas y Antillas Holandesas]
Refrncias1biblográcas
Glissant, Édouard. Introducción a una poética de lo diverso. Barcelona: Ediciones del
Bronce, 2002.
Gordon, Lewis. Decadencia disciplinaria. Pensamiento vivo en tiempos difíciles. Quito:
Editorial Abya Yala, 2013
Grüner, Eduardo. “Teoría crítica y contra-modernidad. El color negro de cómo
una singularidad histórica deviene en dialéctica crítica para ‘Nuestra
América’, y algunas modestas proposiciones finales”. En La crítica al margen.
Hacia una cartografía conceptual para rediscutir la modernidad, coordinado por José
G. Gandarilla, 19-60. Ciudad de México: Editorial Akal/Inter Pares, 2016.
Henry, Paget. Caliban’s Reason. Introducing Afro-Caribbean Philosophy. Nueva York:
Routledge, 2002.
Thomas, Clive Y. The Rise of the Authoritarian State in Peripheral Societies. Nueva York:
Monthly Review Press, 1984.
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Enfoque y alcance
Política de secciones
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Las propuestas de artículos serán revisadas por el equipo editorial y dos árbitros bajo
referato ciego. Una vez recibidos los documentos, los artículos son evaluados por
el equipo editorial y los editores invitados de acuerdo con su pertinencia respecto
de la temática del número. Luego se envía una copia anónima del artículo a dos
árbitros, quienes evalúan y deciden –sobre la base de los criterios establecidos por
el comité editorial de la revista Pléyade– si los artículos están o no en condiciones de
ser publicados.
El comité editorial considera los siguientes criterios como fundamentales al
momento de evaluar un artículo: 1. interés del tema; 2. calidad teórica del artículo;
3. calidad argumentativa; 4. calidad de las conclusiones; 5. calidad de las referencias
bibliográficas. La respuesta del arbitraje es enviada a los autores según un plazo
que varía de cuatro a doce semanas, después del término de la convocatoria
correspondiente. La resolución final de este proceso puede contemplar las siguientes
alternativas:
–– En el caso que sea aprobado pero con acotaciones, el/los autor/es deberán
corregir su artículo a la luz de los comentarios elaborados por el proceso
de arbitraje.
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Frecuencia de publicación
Los autores que deseen colaborar deben enviar sus trabajos en formato Microsoft
Word (.doc) o rtf al correo electrónico: contacto@revistapleyade.cl; los artículos
y entrevistas deben ser de una extensión mínima de 7.000 palabras y máxima de
10.000 (sin incluir la bibliografía).
Los artículos y entrevistas deben cumplir con las siguientes características:
–– No usar abreviaturas tales como op. cit., loc. cit., cfr. o cf.
(véase la siguiente sección).
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–– Una breve reseña biográfica que contenga el título del artículo, el nombre
del(a) autor(a), filiación institucional (mencionando el país y ciudad), así como
cualquier tipo de agradecimiento. Se promueve que los autores mencionen
si los artículos son originados a partir de proyectos de investigación. Incluir
fuente de financiamiento, nombre del proyecto, año, y código (si aplica).
Elaborción1de1citas1y1refrncias1biblográcas
El comité editor solicita a los autores que la norma para citar fuentes esté basada
en el formato Chicago Manual Style, notas y bibliografía. Tanto las notas a pie de
página como la bibliografía deben seguir estrictamente este formato, además las
citas largas en el texto (aquellas que exceden las 5 o 6 líneas) se deben poner en
bloque. Al momento de elaborar las citas se recomienda a los autores que consideren
las siguientes recomendaciones:
Cuando por primera vez se cita un libro en el artículo, se debe poner a pie de
página el nombre del autor seguido de su apellido y en seguida una coma, para
luego señalar la referencia completa: Título en cursiva (ciudad de edición: editorial,
año), páginas:
En las siguientes citas que se hagan a este mismo texto se debe incluir únicamente
el apellido del autor seguido de una coma y luego el título de la obra o el título abreviado
si este es demasiado largo (en cursiva), luego una coma y el número de página
correspondiente:
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Ejemplo: 2 Ibídem.
Todas las citas deben ir del siguiente modo cuando se hace referencia a más de
una página: 180-220; 135 y siguientes:
Para citar artículos de revistas: nombre y apellido del autor, “Título del artículo”
(entre comillas), Título de la revista (en cursiva) número o volumen de la revista (año
de publicación): página específica que se está citando. El rango completo de páginas
que ocupa el artículo solo se pone en la bibliografía:
Para citar capítulos o artículos de libros: nombre y apellido del autor, “Título
del artículo” (entre comillas), en Título del libro u obra general en la que se encuentra (en
cursiva), comp. nombre y apellido del compilador en minúscula (si tiene) o ed.
editor o entidad editora (ciudad de edición: editorial, año de la publicación), página
específica que se está citando. El rango completo de páginas que ocupa el artículo
solo se pone en la bibliografía:
Ejemplos:
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Reseñas de libros
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Cada envío es manejado por un solo editor desde el principio hasta el fin. Los editores
deben a los autores asignados el debido cuidado, equidad y respeto. Eso incluye una
comunicación cortés, honesta, rápida y consistente; proteger el anonimato de las
comunicaciones y los derechos morales de los autores sobre su trabajo; la gestión de
la revisión por pares de manera eficiente para que los autores reciban una decisión
rápida (entre cuatro y doce semanas), y manteniendo a los autores informados sobre
cualquier retraso. Las decisiones finales son tomadas por el editor responsable. El
proceso de revisión por pares no sustituye su juicio, sino que proporciona recursos
de expertos para orientarlo. Decisiones editoriales en todo momento tendrán
que basarse en estándares académicos, pero también deberán tener en cuenta las
exigencias de la práctica de la gestión de una publicación académica. La labor del
comité editorial en el proceso de revisión es el apoyo en la coordinación, promoción
y planificación de la revista. Los miembros del comité editorial proponen lectores o
árbitros para los artículos enviados a la revista.
Autores
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Árbitros
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Sections Policies
Interventions: Brief articles dedicated to analyze any relevant issue for humanities
and social sciences (up to 5,000 words). This section is included in the issues where
the editorial board decides previously.
Publication Frequency
Pleyade provides unrestricted access to all its contents from the time of its electronic
publication. The publication has no cost to authors.
Article manuscripts will be reviewed by the editorial team and two blind referees.
After receiving the documents, the items are evaluated by the editorial team and
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–– Approved, but with modifications: the author/s should correct the article
according to the comments made by the editors.
–– Approved: the article will be published in any of the next three numbers.
Manuscript Preparation
Authors should send their papers in Microsoft Word (.doc) or RTF format to the
following email: contacto@revistapleyade.cl Manuscripts must be of a minimum
length of 7,000 words and a maximum of 10,000 words (not including the
bibliography).
Articles and Interviews must have the following characteristics:
–– Do not use abbreviations such as op. cit., loc. cit., cfr. o cf. (see next section).
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Subsequent references of the same text should have the author’s surname,
followed by the title of the work, or the short title if it is too long, then a comma and
page number:
If the same work is quoted immediately after, the abbreviation Ibid. is used (with
point), followed by the page number corresponding to the new quotation:
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But if the same work and the same page is quoted immediately after, the
abbreviation Ibidem. should be used (with point):
Example: 2 Ibidem.
All quotes must be as follows when referring to more than one page: 180-220;
135 ff.
To quote journal articles: name and surname of the author, “Article Title”
(in quotes), Title of the journal (in italics), the number or volume of the issue (year
publication): specific page being quoted. The complete range of pages occupied by
the single item is placed in the bibliography:
Example: 1 Alice Ormiston, “The Spirit of Christianity and Its Fate: Towards a
Reconsideration of the Role of Love in Hegel”, Canadian Journal of Political science /
Revue canadienne de science politique 35 (2002): 504.
To quote book chapters: name and surname of the author, “Article Title” (in
quotes), in Title of book or general work in which it is found (in italics), ed. editor(s) name
and surname in small letters and/or publisher (city of publication: publisher, year of
publication), specific page being quoted. The complete range of pages occupied by
the article only appears in the bibliography:
Example:
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Example: 1 “Pakistan says US Drone Strike that Killed Taliban Leader violated
Its Sovereignty”, The Guardian, May 22, 2016, accessed May 23, 2016, http://www.
theguardian.com/world/2016/may/22/pakistan-us-drone-strike-taliban-violated-
its-sovereignty.
“Pakistan says US Drone Strike that Killed Taliban Leader violated Its
Sovereignty”. The Guardian, May 22, 2016. Accessed May 23, 2016. http://www.
theguardian.com/world/2016/may/22/pakistan-us-drone-strike-taliban-violated-
its-sovereignty.
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Book Reviews
The editorial team accepts book reviews. We encourage reviews that fit with the
themes of the special issues of the journal.
On books and reviews:
–– With full references in Chicago Style format, using the system of footnotes
and bibliography
(See http://www.chicagomanualofstyle.org/tools_citationguide.html or at
the end of this document).
–– Include full details of the book (the author(s), city of publication, publisher,
date of publication, isbn, number of pages).
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Authors retain copyright over their work published in the journal. The journal
will not re-publish any article, for example in translations, anthologies, and so on,
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be founded on academic standards, but will also take into account the practical
requirements of managing an academic publication. The editorial board supports
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members propose readers or referees for articles submitted to the journal.
Authors
Authors declare that their article is not substantially similar to one that they have
published previously or that is presently under consideration at any other publication;
their article clearly distinguishes their own thinking from the ideas and claims
developed by others, following best academic practice in their citation and referencing;
all relevant legal obligations (copyright permissions, defamation, and the like) have
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should express their views clearly with supporting arguments. Remarks intended
for the author should be phrased carefully and respectfully. Review manuscripts are
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the explicit permission of the editor). The anonymity of referees will be protected
by the editor, unless that right is explicitly waived by the referee. The central task
for a referee is to evaluate the scholarly originality, coherence, and significance of a
submission. By commissioning a review report the editors undertake to consider it
seriously in coming to their decision. Nevertheless, editors make their final decisions
not merely on the basis of the referees’ conclusions, but on the persuasiveness of their
reasoning, especially when referees disagree in their reports. It is essential that referees
explain their conclusions in a way that the editors can understand as non-experts in
the topic of the submission.
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IBEROAMERICANA
A MÉRICA L ATINA IBEROAMERICANA es una revista inter-
disciplinaria e internacional de historia,
E SPAÑA - P ORTUGAL literatura y ciencias sociales, editada por
Ensayos sobre letras el Instituto Ibero-Americano de Berlín
(IAI), el GIGA - Instituto de Estudios
historia y sociedad
Latinoamericanos de Hamburgo y la
Notas. Reseñas Editorial Iberoamericana / Vervuert,
iberoamericanas Madrid y Frankfurt.
67
Nº 66: Imaginarios africanistas y trasatlánticos. Memoria y agencia cultural. Africanist
and Transatlantic Imaginaries. Memory and Cultural Agency. Nº 67: Imaginar la
nación: voces de la pluralidad en la Bolivia contemporánea.
Número individual
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