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Investigacion Marle

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ELABORAR UN MARCO DE REFERENCIA PARA IDENTIFICAR TODO LO

RELACIONADO A LA PROBLEMÁTICA SOCIAL, REALIZA INVESTIGACION


DOCUMENTAL EN DIVERSAS FUENTES DE CONSULTA, CON LA
INFORMACION OBTENIDA ESTRUCTURA ESTE PUNTO (5 CUARTILLAS
MAXIMO7)

MARLE HDZ

La sexualidad de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), es un aspecto


fundamental de la condición humana, presente a lo largo de la vida, y abarca el sexo, las
identidades y los papeles de género, la orientación sexual, el erotismo, el placer, la
intimidad y la reproducción.

Se vivencia y se expresa por medio de pensamientos, fantasías, deseos, creencias, actitudes,


valores, comportamientos, prácticas, papeles y relaciones en algunas se expresan mas que
en otras

Otros aspectos que pueden influir son factores biológicos, psicológicos, sociales,
económicos, políticos, culturales, éticos, legales, históricos, así como religiosos y
espirituales.

Salud sexual. Es un proceso continuo de bienestar físico, psicológico y sociocultural


relacionado con la sexualidad. La salud sexual se evidencia en las expresiones libres y
responsables de capacidades sexuales que conducen al bienestar personal y social,
enriqueciendo la vida individual y social. No es simplemente la ausencia de disfunciones,
enfermedad y/o malestar. Para poder conseguir y mantener la salud sexual es necesario que
se reconozcan y defiendan los derechos sexuales de todas las personas.

La adolescencia
La Organización Mundial de la Salud define a la adolescencia como el período de
crecimiento que se produce después de la niñez y antes de la edad adulta, entre los 10 y 19
años. Independientemente de la dificultad para establecer un rango exacto de edad es
importante el valor adaptativo, funcional y decisivo que tiene esta etapa.

La adolescencia es una etapa necesaria e importante para hacernos adultos. Pero


esencialmente es una etapa con valor y riqueza en sí misma, que brinda infinitas
posibilidades para el aprendizaje y el desarrollo de fortalezas. Es una etapa desafiante, de
muchos cambios e interrogantes para los adolescentes, pero también para sus padres y
adultos cercanos.

El adolescente se siente niño y adulto al mismo tiempo, pero sabemos que no es ni una cosa
ni la otra. Está en permanente transición: pasar de ser niño y depender del mundo adulto
para todo, a ser joven y comenzar a hacerse cargo de su vida.
La adolescencia es una etapa de florecimiento, de proyectos, de descubrimiento de sí
mismos y del entorno. Nuestro rol como adultos es justamente el de colaborar para que esto
fluya y habilitar a que pase, sin bloquearlo o enlentecerlo. Por eso, es fundamental que los
padres, educadores y referentes de los adolescentes tengamos presente que el gran objetivo
al transitar la adolescencia es que puedan aprender a tomar decisiones, aprender de sus
errores, hacerse cargo de sus actos, responder con libertad, funcionar con responsabilidad y
crecer en autonomía, para poder llegar a ser adultos saludables.

¿PORQUE INTERVENIR EN LA SALUD SEXUAL DEL ADOLECENTE?

La adolescencia es una época que combina riesgos y oportunidades Ofrecer a los grupos
adolescentes información suficiente, oportunidades, recursos y apoyos que orienten sus
decisiones en aspectos sexuales y reproductivos tiene un carácter estratégico. Las opciones
que eligen las y los adolescentes, las metas que se plantean y las oportunidades que se les
ofrecen no son simplemente preparatorias; al contrario, constituyen una parte significativa e
importante de su vida. Las decisiones que toman en la adolescencia pueden determinar su
ubicación en derroteros que les resulten benéficos o perjudiciales, tanto a ellas y ellos,
como a su familia y a su comunidad.

Recordemos que, sin importar el contexto en el que se desenvuelvan las


y los adolescentes, una de las constantes en esta etapa son los cambios
de maduración sexual (en lo físico, psicológico y social) que pueden
llevar o no, al inicio de la vida sexual activa, es decir, tener encuentros
sexuales con otras personas.

A diferencia de la niñez, en la adolescencia, los cambios hormonales


generan una mayor atención en las sensaciones físicas, ya sean
resultado de una experiencia erótica individual o del contacto con otras
personas.

Así que, se les hable o no acerca de la sexualidad, es muy probable que


los contactos sexuales se presenten sin que como adultos, ustedes lo
puedan evitar. Por ello, lo más adecuado es que cuando lo hagan, las y
los adolescentes cuenten con la formación necesaria que les permita
tener prácticas seguras y con responsabilidad.

Por otra parte, el inicio de la vida sexual puede conducir a situaciones favorables o
contraproducentes para el desarrollo afectivo y social de las personas. En gran medida, el
resultado depende de la educación de cada miembro de la pareja, la equidad de género en
las decisiones, las precauciones tomadas para evitar consecuencias no esperadas ni
deseadas –como el embarazo o la transmisión de infecciones de tipo sexual– y la existencia
de condiciones necesarias para que la experiencia pueda ser placentera.
Algo que les ocurre a todas las personas durante su pubertad y
adolescencia es que el desarrollo de los órganos sexuales y la aparición
de otras características físicas, cambian la concepción del cuerpo propio
y el de las otras personas. Comienza a ser más frecuente el interés por
los temas relacionados con la sexualidad y, dependiendo del contexto
cultural, aparecen demandas sociales para expresar su madurez sexual
(esto incluye desde actos para “presentarse” socialmente, hasta la

Una transición exitosa a la edad adulta necesita capacidades y condiciones para estructurar
un pensamiento crítico, y también el desarrollo de habilidades sociales y de negociación
para reaccionar ante experiencias de vida –positivas y negativas– y, en consecuencia, tomar
decisiones y resolver dilemas de la vida diaria, incluyendo la vivencia cotidiana de la
sexualidad.

Cuando se enseña a los grupos adolescentes destrezas para la vida (como adquirir
conceptos básicos de salud sexual y reproductiva, aprender a tomar decisiones, desarrollar
la estima personal, ser autoeficaces y saber comunicarse), aumentan sus probabilidades de
posponer el matrimonio y usar los servicios de salud que les permiten tanto a ellos y ellas
como a su familia mantenerse más sanos.

La salud sexual y reproductiva y el disfrute pleno de los derechos humanos asociados se


encuentran en el corazón mismo de la transición de las y los adolescentes a la edad adulta:
juegan una parte vital en la identidad, la salud, el bienestar y la realización personal a lo
largo de su vida. Las opciones y las decisiones que ellas y ellos toman hoy en día –o se ven
obligados a tomar por otros– sobre su sexualidad, las relaciones de pareja, el matrimonio y
la maternidad influyen de manera crítica en su posibilidad de aprovechar al máximo las
oportunidades de educación, empleo y participación política. Al respecto, Babatunde
Osotimehin, director ejecutivo del UNFPA, sostiene que la inversión en la salud sexual y
reproductiva de la población adolescente, especialmente de las mujeres púberes, es crucial
para poder mejorar la vida de las personas y el bienestar de su sociedad.83

D. R. © Secretaría de Salud
Modelo de Atención Integral en Salud Sexual y Reproductiva para Adolescentes.
cnegsr.salud.gob.mx
Primera edición: 2015
ISBN: 978-607-460-511-2
Impreso en México

La Organización Mundial de la Salud señala que:


Por los cambios de maduración sexual es muy probable que los y las
adolescentes tengan contactos sexuales. Por ello, lo más adecuado es
que cuando lo hagan cuenten con la formación necesaria que les permita
tener prácticas seguras y con responsabilidad.

búsqueda de una pareja por parte de las familias para asegurar un


matrimonio, pasando por el arreglo personal, que suele expresar de
forma simbólica que ya se es un hombre o una mujer). Y aunque no
ocurre en todos los casos, en su mayoría las y los adolescentes quieren
expresar o demostrar que ya no “son unas niñas” o “unos niños”, a través
de demostrar su madurez sexual.

Esto no significa que durante la infancia no existan comportamientos


sexuales. Los hay, pero estos corresponden al nivel de maduración física
y psicológica de las niñas y los niños. El tema de la sexualidad de la
infancia varía dependiendo de cada cultura, pero uno de los derechos
humanos más importantes de la infancia es el sentir que su cuerpo les
pertenece, aprender a cuidarlo, conocerlo y quererlo; a vivir de acuerdo a
sus necesidades y no exponerles a contenidos o prácticas inapropiadas.
Las niñas y los niños tienen derecho a recibir la formación necesaria para
su desarrollo sexual saludable, lo que definitivamente hará más fácil
enfrentar los cambios que siguen en la pubertad y adolescencia. La
educación integral en sexualidad es importante en todas las etapas de la
vida incluyendo la infancia, pues además contribuye a la prevención del
abuso sexual.

Si durante la adolescencia hay altas probabilidades de que se inicien las


relaciones sexuales, la educación e información sobre sexualidad es
necesaria pues contribuye a disminuir las prácticas de riesgo que se
reproducen por la tendencia a la temeridad en esa etapa de la vida.

Es importante aclarar que las prácticas de riesgo se refieren a


comportamientos que se consideran poco saludables, ya sea porque
afectan física, social o psicológicamente a la persona, o porque
desencadenan situaciones que producen esas afecciones. No todas las
prácticas sexuales son de riesgo. Un ejemplo para aclarar lo anterior
puede ser el consumo de alcohol: consumir responsablemente no es una
práctica de riesgo, a diferencia de consumir alcohol de forma excesiva,
que sí lo es.

El inicio de la vida sexual por sí mismo no es una práctica de riesgo,


siempre que sea una decisión libre, consciente e informada. Sin
embargo, esto no siempre ocurre así, generando el riesgo de un
embarazo no planeado y/o no deseado. Y, dependiendo del tipo de
contexto social, este inicio de la vida sexual activa puede ser alentado
por las diferentes redes sociales de las personas y las ideas del sistema
sexo-género, provocando que, en ocasiones, más que un evento de tipo
personal se convierta en un evento de tipo social que debe de cumplirse
para pertenecer a un grupo social, para tener un valor más elevado
dentro de éste o para acceder a ciertos derechos que se consideran
exclusivos de las mujeres que están casadas y son madres. En México
existen regiones donde esta situación es muy común, lo que está
particularmente relacionado con el cumplimiento de los roles
tradicionales y estereotipos de género.

En 2012, casi la mitad de las adolescentes tenían mayor riesgo de


embarazo que en 2006 al no utilizar ningún método, o bien de contraer
una infección de transmisión sexual. Del total de adolescentes
sexualmente activos, 14.7% de los hombres y 33.4% de las mujeres no
utilizaron ningún método anticonceptivo en la primera relación sexual, lo
que representa una reducción notable en relación con 2006, cuando 30%
de los hombres y 57% de las mujeres no los utilizaban.

* Gutiérrez, Rivera-Dommarco, Shamah-Levy, Villalpando-Hernández, Franco,


Cuevas-Nasu, Romero-Martínez, Hernández-Ávila, (2012), Encuesta Nacional de
Salud y Nutrición 2012. Resultados Nacionales. Cuernavaca, México: Instituto
Nacional de Salud Pública. Marzo 1, 2016 de ENSANUT 2012 Resultados
Nacionales (PDF).

Para reflexionar:
¿A qué cree que se deba que más adolescentes hombres usan
métodos anticonceptivos? Y ¿por qué ha disminuido su uso?
Estos datos de México nos muestran que mujeres y hombres
adolescentes pueden llegar a tener prácticas sexuales de riesgo, que
pueden deberse al desconocimiento o la falta de habilidades para la vida,
las cuales consisten en aptitudes necesarias para tener un
comportamiento adecuado y positivo que permita enfrentar eficazmente
los retos y desafíos de la vida diaria. Si se carece de habilidades para la
vida, puede existir dificultad para ejercer, respetar y hacer valer los
derechos sexuales y reproductivos. A veces sí tienen el conocimiento,
pero su contexto familiar o social influye para que tomen decisiones
arriesgadas. Como ya se revisó antes, recuerde que el hecho de que
ocurra o no un embarazo durante la adolescencia, es resultado de varias
cosas, no solamente de la madurez sexual, sino de los ambientes en que
se desenvuelven, la cultura, las habilidades con las que cuentan, la
educación que han recibido (tanto en casa como en la escuela u otros
lugares), el acceso que tienen a métodos anticonceptivos y cómo los
usan, etcétera.

En México, la edad mediana, es decir, la edad típica de inicio de la vida


sexual en mujeres es de 18 años según la ENADID, 2014.
Entre la ENADID 2014 y la ENADID 2018 se observa una disminución de la
fecundidad adolescente, al pasar de 77 a 70.6 nacimientos por cada mil mujeres de 15 a 19
años de edad. Nota: Se refiere a la proporción de población de 0 a 14 y la de 60 y más años
respecto a la de 15 a 59 años. Fuente: INEGI

http://familiasysexualidades.inmujeres.gob.mx/cap_03.html

Familias y sexualidadeS
Prevención del embarazo en adolescentes

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