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Pensamiento Débil

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INICIO: JORGE

POSMODERNIDAD 7

DEL PENSAMIENTO FUERTE AL PENSAMIENTO DÉBIL

1
JORGE

“EL PENSAMIENTO DÉBIL ES UNA


FORMA DE ANARQUÍA NO
SANGRANTE”
Gianni Vattimo.

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JOSÉ LUIS

Hemos hablado en anteriores entregas del paso de la modernidad a la


posmodernidad, y de sus elementos tanto de continuidad como de cambio,
elementos que se formaron y consolidaron a través de un proceso que
ocupó un largo tiempo (siglos) y que trajo consigo la presencia de nuevas
técnicas, riqueza, medios de acción, y que vio también el surgimiento de
ideologías, clases e instituciones, así como confrontaciones de tipo social
que implicaron el paso del feudalismo a la burguesía, y de esta al
capitalismo, dando curso a una nueva forma de organización política. Así
las cosas, y ya dentro de la posmodernidad o posmodernismo, el filósofo,
docente y político italiano Gianni Vattimo, logra establecer una conexión
entre dos filósofos cuyos aportes resultan definitivos en el paso que se da
del modernismo al posmodernismo, como lo fueron Nietzsche (nihilismo:
negación de toda creencia o todo principio moral, religioso, político o
social) y Heidegger (hermenéutica: técnica o método de interpretación de
textos), llevando al fin de la modernidad por un lado, y al paso de un
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pensamiento fuerte a un pensamiento débil por el otro.
JOSÉ LUIS
Pensamiento fuerte o metafísico es para Vattimo el que habla en nombre de
la unidad y la totalidad, es decir que, aunque utópico, busca establecer
posturas absolutas.
Pensamiento débil o post metafísico, es para Vattimo aquel que rechaza las
categorías fuertes, es decir, un tipo de razón que, junto con la razón y el
dominio de la tradición, renuncia a una fundación, única, última, normativa.
Así, el pensamiento débil resulta una forma de nihilismo “una palabra clave
de nuestra cultura, una especie de destino del que no podemos liberarnos
sin privarnos de aspectos fundamentales de nuestra espiritualidad”, es decir,
algo frente a lo que no tenemos salida.
El nihilismo de Vattimo no pasa por el resentimiento ni la tragedia ante el
derrumbe de lo absoluto y la carencia de sentido; tampoco es fuerte ni
busca edificar sobre los escombros de la metafísica, o sustituir la voluntad
del hombre por la voluntad creadora de Dios. Es un nihilismo débil que ante
la disolución del ser, no añora el pasado ni anhela un futuro.
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JORGE

Para Vattimo son inspiradores del posmodernismo tanto Nietzsche como


Heidegger: “El acceso a las posibilidades positivas que se encuentran en las
condiciones posmodernas de existencia, es posible sólo si se toman en serio
los resultados de la destrucción de la ontología (estudio de la teoría del ser y
todo lo que lo constituye) operada por Heidegger, y antes que él por
Nietzsche”; de lo contrario, resultará imposible pensar en vivir positivamente
esto que llamamos posmodernidad.

Es decir, para una mente que sospecha, formamos parte de la posmodernidad


y solo podemos vivir dentro de ella, si aceptamos y asimilamos sus cambios y
consecuencias, encontrando lo que en ello pueda haber de positivo.
Entonces, Vattimo hereda de Nietzsche la “muerte de Dios”, es decir la
ausencia de valores absolutos metafísicos (inclusive la idea de sujeto) y de
Heidegger, la concepción del ser; su tesis según la cual “el ser no es, más
acontece”. En consecuencia, que el acontecer del ser no es más que el abrirse
lingüísticamente a las varias aperturas y horizontes a los que la historia y el
destino lo han conducido, esos horizontes concretos dentro de los cuales los
entes se vuelven accesibles al hombre, y el hombre a sí mismo. (fuente
consultada: Filosofía Contemporánea).
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JORGE

Conclusión (¿?):
Todo lo anterior nos lleva a afirmar que la «Postmodernidad» no es una
moda o conducta, sino un modo de pensar, una cosmovisión, una
reacción filosófica y cultural ante el pensamiento moderno, una propuesta
ideológica para el tercer milenio, en fin, es una lógica cultural que, como
el mismo término de postmodernidad nos lo sugiere, se relaciona con la
decadencia o extinción del paradigma moderno y del desvanecimiento de
la antigua frontera entre la cultura de élite y la llamada cultura comercial o
de masas donde lo que encanta es un paisaje degradado, feo, de realities
televisivos banales y sórdidos, de cultura en folletines de peluquería,
bibliotecas de supermercado y sabores cool y light, café si cafeína,
tabaco sin nicótica y leche sin lactosa, entre otros.
“Frente a una lógica férrea y unívoca, el pensamiento débil es una
necesidad de dar libre curso a la interpretación; frente a una política
monolítica y vertical del partido, necesidad de apoyar los movimientos
sociales transversales; frente a la soberbia de la vanguardia artística,
recuperación, recuperación de un arte popular y plural; frente a una
Europa egocéntrica, una visión mundial de las culturas”
Gianni Vattimo
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JOSÉ LUIS
Frente a un mundo egocéntrico, una visión mundial de
pluralismo e inclusión cultural. Apreciación de una mente
que sospecha.
Para él (para Vattimo) el pensamiento fuerte es el de los
vencedores, el de los que quieren mantener el orden
establecido, mientras que el “pensamiento débil
únicamente puede ser el de los débiles, sin duda no el de
las clases dominantes, que siempre han obrado para
mantener y no poner en cuestión el orden establecido del
mundo”.

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JORGE
NOSOTROS, NUESTRA SOSPECHOSA POSMODERNIDAD, Y SUS EFECTOS EN
NUESTRA “POSMODERNA” SOCIEDAD.
Al tratar de ubicarnos dentro de aspectos conceptuales como los planteados por el
filósofo y pensador en cuestión, se hace necesario, (recurrente si se quiere) dar
nuevamente un breve repaso, un vistazo a nuestro reciente (y no tan reciente)
acontecer histórico para tratar de entender nuestro devenir en la sociedad que somos:
nuestra identidad-no identidad; la intolerancia frente a posturas ideológicas y
concepciones diferentes; opuestos y diferentes gustos y preferencias; es decir,
rechazar, juzgar y condenar a quien piensa diferente o no concibe la vida y las cosas
como nosotros lo hacemos. Esto nos condujo desde el momento en que quisimos
obtener nuestra independencia del poder imperial y colonial al que nos hallábamos
sujetos (independencia que, por otra parte, nunca hemos logrado), a enfrascarnos en
una interminable y al parecer eterna sucesión de guerras civiles que nos han mantenido
inmersos en esa violencia que parece, tampoco tendrá fin. “Pequeñas” guerras (la
muerte y la violencia nunca serán pequeñas) es decir locales y regionales; muchas
(más de cuarenta) y cuatro guerras grandes, o sea a nivel nacional, que derivaron al
final del siglo XIX y principios del XX en la conocida como “guerra de los mil días” cuyo
final condujo a un mentiroso periodo de paz, con un solo partido en el gobierno, pero
cargado de tensiones y odios políticos que estallaron en otra serie de violencias y
guerras intestinas que seguimos padeciendo, enmarcada por el narcotráfico, dueño del
Estado, la sociedad y la política, que mueve inimaginables cantidades de dinero que
corrompieron y acabaron con cualquier rastro y vestigio de ética y moral que pudieran
haber sobrevivido a la ya endémica corrupción que parece formar pare de nuestro8 ADN.
JOSÉ LUIS
Una mente que sospecha debe preguntarse entonces, si nuestros líderes y
gobernantes a lo largo de nuestra borrascosa y atormentada vida
republicana, con todas las barbaridades y atropellos a los que nos han
sometido como país y como nación alegando actuar “por el bien de la
patria”, han tenido dentro de sus codiciosas y egocéntricas mentes un
interés diferente al propio. Al yo. Si les ha importado por un instante siquiera
esa patria a la que dicen amar. ¿Pensamiento fuerte? ¿Se habrán detenido
por un momento a pensar si sus actuaciones se corresponden con los
principios dentro de los que aseguran haber sido formados? Esos valores
que la modernidad dejó, y que poco a poco, ante la embestida de la
posmodernidad, con todo lo negativo y lo positivo (¿?) fue demoliendo para
dar paso a lo que ahora vemos y vivimos. Sin duda, en ellos ha prevalecido
el pensamiento débil; nunca pensaron en el bien común.
Estadistas…incapaces de trazar y mantener una política de Estado, pues lo
que unos han querido en algún momento de lucidez y sentido común
proponer y lograr, previos sobornos y comisiones otorgadas a un
Parlamento que compite en corrupción y deshonestidad con el mandatario
de tuno, lograr que sus integrantes lo aprueben, otros, al siguiente turno, por
odio político, o porque va en contra de su “patriotismo”, lo revocan o
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simplemente lo ignoran, o violentan la constitución para modificarlo.
JORGE:
Para ellos no existe la noción de “pensamiento fuerte”. Para ellos no existen
la totalidad ni la unidad, pues no les sirven. Esa corrupta clase que nos ha
sometido a su dictadura disfrazada de democracia durante más de
doscientos años convirtió al estado en una oxidada y vetusta maquinaria
que solo funciona y acelera su paquidérmico paso cuando está
debidamente aceitada por la corrupción y el pillaje del que la han hecho
objeto. Han convertido en políticas de Estado el no tener políticas de
Estado, fiel reflejo de lo que es nuestra identidad – no identidad o, mejor
dicho, lo que nos define: ausencia total de ella. Pensamiento débil también
el nuestro como Nación y Sociedad débil, tolerante, sumisa y pusilánime
que ha permitido que esas clases dominantes nos hayan aplastado desde
nuestros inicios como República, pues se lo hemos permitido; no en vano
se dice que cada pueblo tiene los gobernantes que merece.
NUESTRA SOSPECHOSA POSMODERNIDAD, Y NUESTRO
COMPROBADO PENSAMIENTO DÉBIL.
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DESPEDIDA:

JOSÉ LUIS

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