Luis López Molina: ECO Ndres Amos
Luis López Molina: ECO Ndres Amos
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SECO, Manuel / ANDRES, Olimpia / RAMOS, Gabino, Diccionario del español actual, Madrid,
Aguilar, 1999, 2 vols., XXVII + 4638 pp.
Proyecto y dirección: Manuel Seco. Redacción: Olimpia Andrés y Manuel Seco. Documenta-
ción: Gabino Ramos, Olimpia Andrés y Manuel Seco. Diseño de composición: Carlos Domínguez.
Composición y maquetación: Carlos Domínguez y Elena Hernández. Corrección: María Teresa de
Unamuno y Gabino Ramos.
Se abre con un Preámbulo (pp. XI-XII). Contiene éste la justificación inicial: a diferencia de
otras grandes lenguas de cultura, el español —con excepción del antecedente de R. J. Cuervo, limi-
tado a la sintaxis, y de los dos diccionarios históricos del siglo XX, truncados— carecía de un in-
ventario léxico realizado con una metodología científica y rigurosa. Establece luego dos premisas
fundamentales: necesidad de una base documental propia y atención prestada a la sintaxis, con la
repercusión correspondiente en la distribución y definición de las acepciones. Se cierra con una bre-
ve historia del trabajo emprendido, desde la idea originaria de Manuel Seco, c1970, hasta su cul-
minación.
Viene luego un apartado Características del diccionario (pp. XIII-XIV). Destaca la condición
innovadora. Centrado sobre el léxico español peninsular vivo de la segunda mitad del siglo XX, y
prescindiendo de fuentes lexicográficas, el diccionario cuenta con un catálogo de nueva planta. Se
equilibra la atención prestada al plano semántico y al sintáctico. Adopta una actitud descriptiva, es
decir, no normativa, pero no renuncia a orientar al lector acerca del uso correcto. Al no precisar su
manejo de conocimientos especializados, se dirige a un destinatario amplio. Datos cuantitativos:
más de 4.600 páginas, unas 75.000 entradas; en cuanto al catálogo, se ha procedido al vaciado de
más de 1.600 libros e impresos y de más de 300 publicaciones periódicas. Papel destacado lo han
tenido los textos didácticos de nivel secundario, las obras de divulgación, las publicaciones utilita-
rias y sobre todo la prensa, atendiendo a la importancia de todo ello en la sociedad actual.
Una Guía del lector (pp. XV-XXIII) contiene las insoslayables instrucciones de manejo. Se
subdivide en cuatro partes: I. Las palabras del diccionario; II. Estructura del diccionario; III. Es-
tructura de los artículos; IV. Estructura de las acepciones. En I, se presentan y justifican los crite-
rios seguidos para incluir o excluir las palabras. En II, se dan dos informaciones básicas: tipos de
entradas (artículos y remisiones, unidades léxicas simples o compuestas, locuciones en lenguas ex-
tranjeras) y normas para unirlas o separarlas. En III, se explica la organización del contenido de los
artículos (constan siempre de lema o palabra objeto de tratamiento más información acerca de ese
lema), así como la distribución de acepciones. En IV, la organización del contenido de las acepcio-
nes: definición por una parte y cita ilustrativa por otra; sobre las acepciones: límites, tipología (de-
finiciones sinonímicas y explicativas), distinción entre contenido y contorno; sobre las citas: pro-
cedencia, papel desempeñado (certifican la existencia de cada palabra o acepción y la muestran en
vivo, funcionando en un contexto). Se completa con unas listas: de los signos fonéticos o no foné-
ticos utilizados, de las abreviaturas, de otras marcas (pp. XXIV-XXVII).
Al final del tomo II, por último, figuran dos apéndices: I. Conjugación de los verbos; II. Tex-
tos citados (autores y obras, primero; publicaciones periódicas, después).
La lectura cuidadosa de todos los preliminares, y de la Guía (sólo una decena de páginas), pen-
samos que es inexcusable para el utilizador. Si se la omite, el diccionario no dejará de ser útil, pero
su rendimiento se verá más o menos mermado en función de la menor o mayor experiencia previa
en el manejo de otros.
Se trata de un diccionario realmente nuevo, en el que vale la pena adentrarse. Se lo recorre
como un territorio inexplorado. La ausencia de datos inertes o fantasmagóricos lo impregna de fres-
cura, de vitalidad, reduce al mínimo la sequedad atribuible a estos repertorios. Pero, más que eso:
consultándolo, se asiste a la renovación de la lengua en torno nuestro, a su deslizamiento, al cam-
bio en el que estamos inmersos y que por eso mismo tanto nos cuesta percibir. Un diccionario con
límites bien marcados, pero dentro de los cuales la amplitud y buena distribución del material per-
BERNAL / NAGORE: «DICCIONARIO ARAGONÉS» 261
filan sectores de vocabulario reacios hasta ahora a dejarse captar. Las palabras tabuizadas, las pala-
bras técnicas que se van incorporando a la lengua general, los regionalismos, las voces extranjeras
mejor o peor asimiladas, los nombres de los infinitos cachivaches del consumo moderno son otros
tantos aspectos que, en los diccionarios al uso, o no aparecen en absoluto o lo hacen esporádica e
indiscriminadamente. Aquí, se ve moverse todo en su propia salsa. Y hay más. El hecho de que se
dé preferencia a la definición sinonímica (la que puede sustituir al lema en un contexto dado) y de
que se separe siempre la definición propiamente dicha de los elementos habituales del contorno, por
lo general presentes en el uso vivo, resulta decisivo para el logro del anunciado equilibrio entre los
planos semántico y sintáctico. Las definiciones explicativas (marcadas tipográficamente, para dis-
tinguirlas de las sinonímicas), propias de las palabras gramaticales (preposiciones, conjunciones),
constituyen breves pero acertadas monografías. No extraña, pues, que este diccionario se esté ha-
ciendo ya, desde su aparición, imprescindible para el conocimiento del español peninsular de la se-
gunda mitad del siglo XX.
Destacaremos también la calidad tipográfica. La composición y maquetación facilitan y alige-
ran la consulta. Hasta donde lo permiten la doble columna, lo reducido de los márgenes, la peque-
ñez de la letra y el apelmazamiento en sentido vertical de los artículos —era inevitable; de no ser
así, la obra resultaría inviable, por mastodóntica—, la combinación de tipos, así como de espacios
llenos y vacíos, contribuyen a orientar al usuario en sus consultas
En definitiva: este gran diccionario merece elogios calurosos. Vemos en él no sólo un logro
científico de primer orden, sino también el desenlace exitoso de un esfuerzo intenso y sostenido.
¡Treinta años de trabajo! Se dice pronto. En el preámbulo y como de pasada, los autores señalan
que, en 1970, sólo contaban, ante la tarea inmensa, con su entusiasmo. Y con su saber, añadiría-
mos. Sólo en 1994, el Grupo Santillana —hay que felicitarlo por ello— proporcionó los medios
técnicos, a la altura de los tiempos, necesarios para convertir el proyecto en una realidad tangible.
Resultado: un diccionario llamado a ser referencia inexcusable en la lexicografía española.
Un último comentario. Los autores dedican la obra a don Rafael Lapesa, agradeciéndole su en-
señanza y su ejemplo. En su trabajo han seguido, en efecto, los pasos del gran maestro desapareci-
do hace muy poco. Delimitación y uso concienzudos de los materiales primero, logro progresivo de
nociones y categorías sistemáticas después; en todo momento, rigor, sometimiento humilde respec-
to de la vasta, proteica y escurridiza complejidad de la lengua. En dos palabras: honradez intelec-
tual. Logro científico, sí, pero —insistimos en ello— inseparable de su base moral. ¡Qué contraste
con la chapucería, el oportunismo, la codicia y el politiqueo de muchos! Manuel Seco, Olimpia An-
dres, Gabino Ramos y cuantas personas han colaborado con ellos, en una u otra medida, en una u
otra forma, merecen toda la gratitud de los hispanohablantes.
BERNAL, Chesús / Francho NAGORE (eds.) (1999), Diccionario aragonés. Saragossa: Consello
d’a Fabla Aragonesa i Edizions de l’Astral (Publicaciones del Rolde de Estudios Arago-
neses), 1, 143 p. (estudi i edició crítica) + 54 p. (sense numerar; edició facsímil).
La publicació d’un diccionari que aplega materials lèxics del passat sol desvetlar entre els afec-
tats pel mal de la història de les paraules interés i fins i tot joia. Aquesta és una d’aqueixes ocasions
i per diversos motius. De bon principi, ens trobem davant una mostra molt valuosa del lèxic d’una
llengua minoritzada com l’aragonés, en què els testimonis lexicogràfics històrics no són gaire abun-
dosos. Aquest Diccionario aragonés (= DA) té, a més, la virtut de fornir informació sobre l’ús i la
vitalitat d’un bon grapat de vocables característics d’aqueix domini lingüístic i sobre els condicio-
nants sociolingüístics en què aquests pervivien a primeries del s. XIX. Hi trobem notícies sobre mots