Tema 1. El Modernismo
Tema 1. El Modernismo
Tema 1. El Modernismo
LA
REPERCUSIÓN DE RUBÉN DARÍO Y EL MODERNISMO EN
ESPAÑA
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La influencia del Romanticismo es evidente en las dos líneas temáticas
más frecuentes en el modernismo: los temas escapistas y los temas
intimistas.
- La línea escapista es la más representativa y la más imitada. Los
ámbitos a donde se evade el escritor modernista son mundos raros: lugares
exóticos y épocas antiguas. Con su imaginación y sus palabras evoca
palacios, jardines, pagodas o castillos, decorados por los que desfilan
caballeros, princesas tristes, guerreros legendarios, cisnes, ninfas, sátiros y
centauros. Japón o París, Chile o Grecia, cualquier lugar del mundo, sirve
como marco si admite la ambientación de algo hermoso. El erotismo y las
conductas amorales aparecen como muestra de su espíritu rebelde y
antiburgués.
- La segunda, la línea intimista, permite expresar el malestar del
artista con lo que le rodea. El amor y el mundo son vistos con ojos
melancólicos. Hay un deseo de plenitud que resulta irrealizable. Esta
nostalgia y este desasosiego se enmarcan en paisajes otoñales o
despoblados jardines crepusculares de raíz romántica.
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alcanzar una calidad pictórica. También son frecuentes las referencias
mitológicas, como exhibición de los conocimientos culturales del poeta.
- Las figuras retóricas se emplean abundantemente: aliteraciones
(vino de la viña de la boca loca) que sugieren con frecuencia el sonido real
(está mudo el teclado de su clave sonoro); sinestesias (caricia rosa, verso
azul, claras risas) e imágenes audaces (ir al sol por la escala luminosa de
un rayo).
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vida ulterior y, por tanto, el goce amoroso se percibe como un remedio contra la
infelicidad, pero, a la vez y dado su carácter caduco, le revela el trágico e
inevitable paso del tiempo).
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b) RAMÓN MARÍA DEL VALLE-INCLÁN
"Y desaparece velozmente, como esos etíopes carceleros de princesas en los castillos
encantados. Yo, espoleado por la curiosidad, salgo tras él. Heme en el puente que
ilumina la plácida claridad del plenilunio. Un negro colosal, con el traje de tela
chorreando agua, se sacude como un gorila, en medio del corro que a su rededor
han formado los pasajeros, y sonríe mostrando sus blancos dientes de animal
familiar. A pocos pasos dos marineros encorvados sobre la borda de estribor halan
un tiburón medio degollado, que se balancea fuera del agua al costado de la fragata.
Mas he ahí que de pronto rompe el cable, y el tiburón desaparece en medio de un
remolino de espumas. El negrazo musita apretando los labios elefanciacos...
(...)
El negro pareció dudar. Asomóse al barandal de estribor y observó un instante el
fondo del mar, donde temblaban amortiguadas las estrellas. Veíanse cruzar
argentados y fantásticos peces que dejaban tras sí estela de fosforescentes chispas y
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desaparecían confundidos con los rieles de la luna. En la zona de sombra que sobre
el azul de las olas proyectaba el costado de la fragata, esbozábase la informe mancha
de una cuadrilla de tiburones. El marinero se apartó reflexionando. Todavía
volvióse una o dos veces a mirar las dormidas olas, como penetrado de la queja que
lanzaban en el silencio de la noche. "