Declaratoria de Insubsistencia de Los Empleados Públicos
Declaratoria de Insubsistencia de Los Empleados Públicos
Declaratoria de Insubsistencia de Los Empleados Públicos
“…la Carta Política de 1991 en su artículo 125, preceptuó como causales de retiro para los
empleados de carrera, no solo la calificación insatisfactoria en el desempeño del empleo, la
violación del régimen disciplinario, las demás causales previstas en la Constitución, sino también
las demás contempladas por “la ley"; última parte de la disposición Superior, que habilita de
manera expresa la aplicación de lo prescrito en esta particular materia de tiempo atrás, por los
Decretos 2400 de 1968 y 1950 de 1973”
“En cuanto a los cargos de carrera administrativa, la situación es diferente, por cuanto el mérito es
el fundamento para el ingreso, permanencia y promoción en el servicio, en consecuencia los actos
administrativos por medio de los cuales se retira a estos funcionarios deben fundamentarse en
razones disciplinarias, de calificación insatisfactoria del servicio o por otra causal previamente
establecida en la ley “.
De este modo se aprecia que los altos tribunales de cierre de jurisprudencia en el
ámbito contencioso administrativo y constitucional, concuerdan en fundamentar
sus decisiones respecto de la desvinculación de los empleados en carrera, según
los postulados plasmados en la constitución política, y también establecidos en la
ley.
Por otra parte, en relación con los empleados de libre nombramiento y remoción la
sección segunda del Consejo de Estado ha sostenido su jurisprudencia respecto
de la discrecionalidad del acto de insubsistencia de un empleado de libre
nombramiento y remoción; así se puede observar en sentencia del 2 de
Septiembre de 2003, dentro de la Acción de Nulidad y Restablecimiento del
Derecho promovida por Antonio Musiri Gutiérrez contra la Fiscalía General de la
Nación, donde se destaca lo siguiente:
“En tales condiciones podía ser removido del cargo, en la misma forma como ello se da respecto
de las designaciones de libre nombramiento y remoción, es decir de manera discrecional toda vez
que ante la ausencia de alguna estabilidad (v. gr. por pertenecer a carrera o por ser funcionario de
periodo) nada obsta para que en uso de esa discrecionalidad el nominador declare la
insubsistencia del nombramiento”.
Bien puede apreciarse en el aparte anterior, que la misma Corte reconoce como
una situación precaria la del empleado que se ingresó por un nombramiento
ordinario, es decir, que ocupa un cargo de libre nombramiento y remoción. Esta
postura es coherente con la misma constitución y la normatividad vigente, ya que
la misma naturaleza del libre nombramiento y remoción, es la de tener un margen
amplio para remover al empleado así vinculado, tal como su nombre lo indica.
“En efecto es claro, que por orden legal, la designación del empleado provisional tiene lugar frente
a empleos de carrera con personal no seleccionado; tal circunstancia permite deducir, que dicho
nombramiento no tiene el efecto inherente al nombramiento de carrera, es decir, no otorga
la estabilidad propia del sistema; así las cosas, su desvinculación se producirá dentro de las
hipótesis del artículo 25 ibídem, que bien desarrolló el artículo 26, pero con la ambigüedad
relacionada a que la insubsistencia es propia de los que no pertenecen a una carrera, esto es, los
nombramientos ordinarios o sea los de libre nombramiento y remoción, pues para los de carrera
existen los motivos y procedimientos establecidos en las normas que regulan la respectiva carrera,
es decir, previa calificación de servicios de insatisfactoria.
(…)
La manera como quedó redactado el precepto, en principio, no sería extendible a los funcionarios
provisionales, pero tampoco estos vínculos generan derecho de estabilidad; de tal suerte, que la
ambigüedad se resuelve en la identidad material que existe entre el nombramiento ordinario
y el nombramiento provisional, lo cual origina en forma lógica que la cesación definitiva de
funciones comporta identidad de dispositivo de los señalados en el artículo 25 literal a), es
decir, que el régimen de funcionarios de nombramiento ordinario y el provisional, pueda y
deba hacerse mediante declaratoria de insubsistencia, pensar lo contrario supone atribuir al
nombramiento provisional consecuencias que no tiene, es decir, someterlo al procedimiento del
inciso 2° del artículo 26, sin que se comporte hipótesis material, porque el ingreso de estas
personas no ocurrió previo un sistema de selección de mérito, lo cual como puede apreciarse,
conduce a que la identidad material del ingreso al servicio por nombramiento ordinario
comparta analogía real con el ingreso al servicio público por nombramiento en
provisionalidad.
Esta identidad material que existe entre el nombramiento ordinario y el nombramiento provisional,
encuentra disposición expresa en el Decreto 1950 de 1973, por medio de su artículo 1079, que
preceptúa que tanto el nombramiento ordinario como el provisional, pueden ser declarados
insubsistentes sin motivación de la providencia, de acuerdo con la facultad discrecional que le
asiste al Gobierno de nombrar y remover libremente a sus empleados. ” (Subrayas y negrillas
del autor de este texto).
“Es por lo anterior por lo que la Corte ha hecho referencia al principio de “razón suficiente” en el
acto administrativo que declara la insubsistencia o en general prescinde de los servicios de un
empleado vinculado en provisionalidad, donde “deben constar las circunstancias particulares y
concretas, de hecho y de derecho, por las cuales se decide remover a un determinado funcionario,
de manera que no resultan válidas aquellas justificaciones indefinidas, generales y abstractas, que
no se predican directamente de quien es desvinculado”. En otras palabras, de acuerdo con la
jurisprudencia decantada por esta Corporación, “para que un acto administrativo de
desvinculación se considere motivado es forzoso explicar de manera clara, detallada y
precisa cuáles son las razones por las cuales se prescindirá de los servicios del funcionario
en cuestión”.
(…)
Con todo, la Corte debe insistir en que la necesaria motivación de los actos administrativos no
puede conducir, en la práctica, a equiparar a los funcionarios nombrados en provisionalidad
con aquellos que se encuentren en carrera. Tal equiparación terminaría por ser,
paradójicamente, contraria al espíritu de la Constitución de 1991 en materia de función
pública. Siendo ello así, la motivación que se exige para desvincular a un funcionario nombrado en
provisionalidad no debe ser necesariamente la misma que aquella que se demanda para los
funcionarios de carrera, para quienes la propia Constitución consagra unas causales de retiro
ligadas a la estabilidad en el empleo, de la que no goza el funcionario vinculado en provisionalidad.
Estos motivos pueden ser, por ejemplo, aquellos que se fundan en la realización de los principios
que orientan la función administrativa o derivados del incumplimiento de las funciones propias del
cargo, lo cuales, en todo caso, deben ser constatables empíricamente, es decir, con soporte
fáctico, porque de lo contrario se incurrirá en causal de nulidad por falsa motivación. En este
sentido, como bien señala la doctrina, “la Administración es libre de elegir, pero ha de dar cuenta
de los motivos de su elección y estos motivos no pueden ser cualesquiera, deben ser motivos
consistentes con la realidad, objetivamente fundados”. (Subrayas y Negrillas fuera de texto
original).
Así pues se puede concluir que para la Corte, los empleados en provisionalidad
deben ser declarados insubsistentes a través de un acto administrativo motivado
que explique las razones de su apartamiento. Esto se debe a que si bien no gozan
de estabilidad como los empleados de carrera, el cargo que ocupan en
provisionalidad sí es de carrera y mientras no se supla a través de un concurso de
méritos, el empleado en provisionalidad tiene una especie de estabilidad, que
permite amparar su retiro en algo más que un acto administrativo discrecional,
debido precisamente a que el retiro de este empleado dejaría a la administración
en una situación de desmejora del servicio a no ser que se demuestre que el
empleado provisional no cumplía a cabalidad su deber. Sin embargo, también se
hace claridad respecto de que no pueden asimilarse completamente los cargos
provisionales a los de carrera, pues se transmutaría el principio constitucional
consagrado en el artículo 125 según el cual la función pública debe suplirse
mediante los empleos de carrera a los cuales se accede a través del mérito; este
es el principal argumento por el cual la Corte no ha aceptado los recientes intentos
legislativos impulsados por el ejecutivo para que per saltum los empleados en
provisionalidad sean nombrados directamente como empleados de carrera.
A manera de conclusión general puede decirse que los dos tribunales convergen
en muchos sentidos respecto de la insubsistencia o retiro del servicio de los
empleados de carrera y los de libre nombramiento y remoción. Sin embargo, en
relación con los empleados que ocupan un cargo de carrera de manera
provisional, la Corte es más proteccionista al reconocer que la declaratoria de
insubsistencia sin motivación alguna de los empleados provisionales, viola
ostensiblemente el derecho al debido proceso, así como otros derechos
fundamentales que se han invocado, a tal punto que en su jurisprudencia ordenan
no solo el reintegro de aquellos provisionales declarados insubsistentes sin
motivación alguna, sino también el pago de los salarios dejados de percibir y las
prestaciones sociales desde la desvinculación hasta el reintegro. Esto último es
apenas lógico, por cuanto dejar otra vez en manos de la jurisdicción contenciosa
administrativa esta consecuencia lógica del reintegro, sería someter al empleado
así reintegrado a un largo juicio para obtener el respecto de sus derechos
fundamentales conculcados. Esto hace parte de los cambios que el Estado Social
de derecho a traído consigo: el respeto por los derechos fundamentales como
arteria principal del accionar del Estado.
ENSAYO
PRESENTADO A