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Ser Otro Ser. Carlos Skliar

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Ser ese ser a ser mirado

Ser ese ser encerrado y enseñado

S.
Ser partes de un cuerpo sin cuerpo
Ser ese ser a ser amado

O.
Ser ese ser de muerte
Ser ese ser de lenguajes

Ser ese ser a ser abrazado

S.
Ser ese ser que mira detrás de una ventana

Ser ese ser de rostros

Monstruoso Bizarro
S.O.S
Ser otro Ser
Carlos Skliar

Hay hombres que en cuanto abren los ojos manchan con la mirada (Friederich Niesztche).

Yo se que existo porque tu me imaginas. Soy alto porque tu me crees alto, y limpio porque tu
me miras con buenos ojos, con mirada limpia. Tu pensamiento me hace inteligente. Y en tu sencilla
ternura, yo soy también sencillo y bondadoso…pero si tu me olvidas quedaré muerto sin que nadie lo
sepa verán viva mi carne pero será otro hombre oscuro, torpe, malo el que la habita.

Ahí donde el ojo ve borrosamente ya hay una especie de muerte (George Lichtemberg)

Este audiovisual contiene imágenes de 250 películas y documentales producidos entre 1920 y
2005. Es reflejo de un estudio a cerca de los modos en que se configuran cierto tipo de imágenes
sobre el mirar, la normalidad, los cuerpos y la alteridad. El encadenamiento de capítulos propuestos es
sólo una de las posibilidades, entre muchas otras, para expresar una ética de la mirada sobre el otro
en el cine.

 Ser ese ser a ser mirado


 Ser partes de un cuerpo sin cuerpo.
 Monstruoso Bizarro
 Ser ese ser que mira detrás de una ventana.
 Ser ese ser a ser amado.
 Ser ese ser de lenguajes
 Ser ese ser de muerte
 Ser ese ser encerrado y enseñado
 Ser ese ser de rostros.
 Ser ese ser a ser abrazado

Y la anormalidad… siempre queda puesta en un exilio.

Ser ese ser a ser mirado.

Si el cuerpo fuera tan solo eso, algo que aún no tuviese nombre, ni identidad, ni dueño… Si se
tratara solo de un brazo rígido o torpe, o muy inclinado e incluso austero. Si fuera solo la presencia de
una única mano, mano tiesa y desgarrada. Si fueran únicamente esos oídos que no se disponen ni a
oír, ni a oírnos. O la figura de una boca casi muda, que dice entre sus labios, que no es más que una
boca casi muda… o ese entreseño lampiño borrado por algún maldito y absurdo cromosoma.

Ser ese ser a ser mirado, será cierto que no hay otra cosa para hacer? Otro ser para ser? Otra
mirada para mirar?... y que hemos hecho con la mirada… con nuestra mirada, que todo mirar se ha
vuelto puro mirar desigual…

Los hombres más sanos, más hermosos y mejor proporcionados son quienes están de acuerdo en
todo. En cuanto se padece de un defecto se tiene una opinión propia (George Lichtenberg)

Ser ese ser a ser partes de un cuerpo sin cuerpo

Si fuera apenas eso, ya no partes de un cuerpo sin cuerpo, sino modos de ser cuerpo que
exceden cualquier cuerpo, modos de estar en el cuerpo, que son más que cualquier cuerpo. Cuerpos
inclasificables, innombrables, cuerpos que desasen toda pretensión de ser un único cuerpo.
Si fuera solo eso, brazos, torso, razón, saliva, joroba, entrecejos, bocas, pies… entonces mi cuerpo, tu
cuerpo…

Quiero romper con mi cuerpo.


Quiero enfrentarlo,
Acusarlo,
Por abolir mi esencia,
Pero él ni siquiera me escucha
Y va por el camino opuesto
(Carlos Drummond de Andrade)

Cuerpo finito, deseoso, bizarro. Cuerpo que alteriza todo cuerpo.

Pero el cuerpo no puede ser solo eso…parece que nunca pudo serlo, porque hay una mirada
que acecha y una palabra que ordena… Una mirada y una palabra que no soportan la fragilidad que
hay en todo cuerpo.

Ser ese ser monstruoso, bizarro

Porque el cuerpo ya no puede ser eso


No parece que pueda serlo
Porque de eso se trata la normalidad
Y porque de eso se trata la anormalidad
Porque la normalidad es un cuerpo que apenas se percibe
Y la anormalidad es un cuerpo intensamente vuelto centro de la percepción
Porque la normalidad es un cuerpo de cuya existencia indecible nada decimos.
Y la anormalidad es la existencia de un cuerpo decible, y dicho y vuelta a decir…

Más allá de breves y terroríficas iluminaciones, los hombres mueren sin siquiera haber sospechado lo
que era el OTRO, (Jean Paul Sartre)

Y allí esta lo monstruoso, lo bizarro, no aquí, allí…. Para que nada nos perturbe, para que todo
siga siendo pura mediocridad de cuerpos semejantes

Ser ese ser a ser encerrado y enseñado

Deberíamos detenernos en ese momento en que lo humano comienza a ser sospechado de


toda humanidad… En que lo humano comienza a dudar que es humano… En que lo humano torna al
otro inhumano…

Dónde está lo que falta?


Tal vez solamente aquí donde falta (Roberto Juarroz)

Sería necesario detenernos una vez más, todavía más en ese instante en el que el cuerpo le
dice a otro cuerpo que es un cuerpo inhumano… El momento en el que cualquier cuerpo es hecho
oposición a nuestro cuerpo, y no solo es un decir con la palabra, se trata también de su encierro en la
palabra.

Ser ese ser tristemente desesperado

Manos crispadas me confinan al exilio


Ayúdame a no pedir ayuda
Me quieren anochecer, me van a morir
Ayúdame a no pedir ayuda
(Alejandra Pizarnik)

Allí nace la mas desoladora desesperación


Una desesperación que insiste en preguntar: porqué esa hostilidad contra mis ojos, mis oídos,
mis brazos, mis risas, mis lenguajes… porqué tanta pulcritud y tanto encierro, que pecado esconde ser
otro ser.
Por eso la desesperación, y por eso no quiero ayuda, apenas quiero estar conmigo, no quiero
ayuda, apenas quiero estar con los otros allí donde nací.
Entonces el final del cuerpo,. La ausencia del cuerpo, la muerte del cuerpo.

Ser ese ser de muerte

Si no basta un brazo, si no es suficiente la poca claridad, entonces el final del cuerpo, la


ausencia del cuerpo, la muerte del cuerpo. Porque si la vida fuera cuerpo completo, cuerpo perfecto,
cuerpo normal, nada hay en esta vida que nos sea de interés. O es lo contrario que la vida es la
presencia de un cuerpo raro, imperfecto, que la vida se resuelve siempre entre grotescos. Nada hay
sino está al principio el cuerpo, la vida enigmática del cuerpo, la curiosa y obstinada pasión de un
cuerpo extraño por otro cuerpo también extraño.

El sosiego, solo llega cuando sé que lo que estoy haciendo lo hago también por otro
(Peter Handke)

Ser ese ser que mira detrás de una ventana

Se puede mirar con la pretensión del cielo y mirar también con la humildad de una lluvia tenue,
se puede mirar por mirar, y mirar para ver de qué se trata el universo. Se puede mirar al vacío y ser
vacío, y se puede mirar cada relámpago y jamás enceguecerse. Y mirar sin palabras, es decir mirar
como si todo fuera un viento que se avecina.
Voces de cuerpos que nunca serán traducidos, y nadie será juzgado por ello, a nadie se le dirá
de qué lado de la ventana deberá estar. Sin embargo te dejaron allí como en una imagen que no es
tuya, estás condenado a mirar detrás de la ventana.

Afuera hay sol


No es más que un sol
Pero los hombres lo miran
Y después cantan

Yo no sé del sol
Yo se de la melodía del ángel
Y del sermón caliente
Del último viento
Se gritar hasta el alba
Cuando la muerte se posa desnuda
En mi sombra

Afuera hay sol


Yo me visto de cenizas
(Alejandra Pizernik)

Como una proposición indiscutible, como una acusación sin testigos, te dejaron de espaldas,
solo y a solas, para mirar esa tierra donde no estás, ese cielo donde no estás, esa vida donde no
estás, ese paisaje humano que nunca es tuyo.

Ser ese ser a ser abrazado

Te dejaron allí y parece que solo te es posible mirar hacia fuera, el mirar se ha vuelto la única
posibilidad y a la vez la más terca de tus imposibilidades, solo es posible mirar siendo imposible
cualquier otra mirada, cualquier otro lugar, cualquier otro paisaje, cualquier otro cuerpo.
Te dejaron allí para que mires todo lo que nunca podrás ser,
Podrás mirar eso sí, todo lo que está vivo y te es ajeno, porque te dejaron allí y no parece que
puedas salir, y mirar ese mundo que pasa, pero que no te pasa

Los que ven alguna diferencia entre el cuerpo y el alma es que carecen de ambos
(Oscar Wilde)
Y tal vez un abrazo sea el único modo de quitarte de allí, confundiendo los cuerpos,
diseminando los cuerpos, Tal vez un abrazo no sea más que quitarte el peso de tener que mirar
siempre detrás de una ventana.

Ser ese ser a ser amado

Recibe este rostro mío, mudo, mendigo.


Recibe este amor que te pido.
Recibe lo que hay en mí que eres tu
(Alejandra Pizernik)

Quizás el cuerpo no sea más que un juego de presencias y ausencias, una trágica secuencia
de claros y oscuros, la luminosidad y lo sombrío, lo divino y lo humano, la transparencia y la opacidad.
Poder pensar así que un único brazo no es la falta de brazos, que los ojos ciegos no son el exilio del
mundo, que la escritura que no ha nacido aún no es una escritura ausente, que la joroba no siempre
es repugnante, que la inmovilidad no es siempre tan inmóvil…

Nuestro amor por la verdad, se conoce más que nada, en la manera que tenemos de recibir las
“verdades” que “otros” nos ofrecen. Entonces dejamos traslucir si realmente amamos la verdad o nos
amamos a nosotros mismos. (Friederich Nietzsche).

Porque somos un cuerpo, pero amamos alguna vez otros cuerpos, nos hundimos alguna vez en
otros cuerpos, o solo nos importa el amor imposible hacia un cuerpo completo.

Ser ese ser que es ser de lenguajes

Es cierto la norma sobrevive en una curva, en un saber, en un poder, en una doctrina, en un


discurso, en una habitud, en una medida, en una disciplina, en una prescripción…

Hay un intento en marcha, para librar al lenguaje de su incomodo espesor, un intento de borrar de las
palabras todo sabor y toda resonancia, el intento de imponer por la violencia un lenguaje liso, sin
manchas, sin sombra, sin arrugas, sin cuerpo, la lengua de los deslenguados, una lengua despoblada
(José Luis Pardo).

Así el lenguaje se ha vuelto imposible, lo que decimos solo quiere escucharse a si mismo como
una inevitable secuencia natural de la nada, pero es también el lenguaje el que hace posible acallar de
una vez lo normal. Con su mirada, con su risa, con su gesto improvisado, el lenguaje que esta dentro
del lenguaje, la vitalidad del lenguaje contra su propio cementerio de normalidad.

Ser ese ser de rostros

No, no es cierto que la norma sea normal, fue necesario dar nombres y seducir la mirada con
saberes, crear espejos de una única dirección, dudar siempre de la humanidad de lo humano.
Fue necesario someter la mirada al juicio, someter el ojo a la medición, someter el misterio al
descubrimiento, someter al otro a lo mismo.

La mirada une y separa, como un brazo que se alarga hacia algo. Y también como la sangre, que es
además otra mirada (…) pero quizás más que si une o separa algo, es la mirada lo que importa,
aunque en ambos extremos no haya nada, O aunque haya algo nada más que en uno solo (Roberto
Juarroz).

Y fue necesario sobre todo, dejar de lado los rostros, dejar de percibirlos, olvidarlos, disuadirlos
para que dejen de ser rostros, hacer de cuenta que aquí nunca hubo rostros. Ignorar el rostro del otro,
para entonces no dejarlo ser otro ser. Pero el otro siempre es otro ser. Es siempre otro ser.
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