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ANAMNESIS DEL CASTIGO

(INTRODUCCIÓN ETOLÓGICA AL ORIGEN DE LA PENA)

Rolando TAMAYO y SALMORÁN 1

SUMARIO: 1. Preliminaria. 2. Razón de orden. 3. Animadversio y supervivencia. 4.


El biograma del comportamiento. 5. El comportamiento y su «lectura». 6.
Disputas y “normas”. 7. El esquema de interpretación. 8. Animadversio y
autocomposición. 9. Animadversio y su ritualización.

1. Preliminaria

Los filósofos de la ciencia, además de otros científicos, incluyendo científicos sociales),


sostienen que la filosofía no es sino la meta-teoría de la ciencia, i.e. establece y describe las
condiciones de posibilidad del conocimiento científico. En este orden de ideas, la filosofía
del derecho es la disciplina que se ocupa de describir las condiciones de posibilidad de la
explicación jurídica. Desde este punto de vista una metateoría de la pena, coincide con una
meta-teoría de la s normas que establecen sanciones como términos consecuentes en una
relación de imputación.

Dar cuenta de cómo se explica el derecho como orden coactivo de la conducta humana es
quehacer de una filosofía del derecho. Pero, no es propiamente la sanción lo que preocupa a
los penalistas. Saber que la sanción se imputa a un hecho ilícito no les interesa
mayormente. Su preocupación es la pena y su justificación. Un que comúnmente se
sostiene que el problema de la pena es tema de la dogmática penal, una atenta lectura de la
literatura sugiere que su tratamiento escapa a la dogmática jurídica y se inserta, a veces con
éxito, en la filosofía política, en la antropología filosófica o en la meta-ética. No es extraño
que las grandes obras sobre el tema sean ensayistas políticos y filósofos (Platón, Thomas
Hobbes, Jeremy Bentham, Cesar Bonesana, Immanuel Kant, inter alia).

En la medida que la meta-teoría de la pena (entendida como sanción) se agota en la


explicación de las condiciones de posibilidad del establecimiento y aplicación de sanciones
en un orden jurídico, lo cual todos ustedes conocen (y que aparentemente no es
preocupación exclusiva de los penalistas, me ocuparé de otras cuestiones más acordes con
las preocupaciones sobre la pena como instrumento de punición. 2 A la pena, en la historia
de la especie homo, surge después, mucho después, de complejos fenómenos propios de la
cultura humana. Sin desear ser exhaustivo puedo señalar que a la pena (como instrumento
de punición) le preceden la reacción aversiva de la especie; la cultura del exorcismo y la
expiación; el sentimiento de venganza. Esos fenómenos preceden a la pena. Y como reza la
máxima romana semel eres, smper heres (una vez heredero, siempre heredero); la pena no
puede rechazar la herencia cultural que le precede, aún si ésta resultó damnosa.
1
Profesor Emérito, UNAM.
2
‘Pena’, ‘castigo’ y ‘punición’ serán tratados como términos equivalentes.

1
2. Razón de orden

De todo lo anterior se sigue que en este breve ensayo tiene como objeto explicar cómo se
origina el castigo en las comunidades humanas en sus primerísimas etapas y cómo se
surgen los órdenes coactivos del derecho y la moral. Aunque el trabajo alude a diferentes
disciplinas y recurre a diversos tipos de argumentación (e.g. antropología y etnología
jurídicas, historiografía, filología, metaética, et sit cetera), no obstante, éste ensayo se
inscribe dentro del campo de la filosofía jurídica analítica.

El tema que voy a exponer se llama: anamnesis3 del castigo (léase ‘pena’). Ahora bien ¿Por
qué anamnesis? Porque recoge reminiscencias o vestigios de las acciones que precedieron
al castigo. Y bien ¿Qué había antes? ¿Qué precedió a la pena? ¿Qué fenómeno le antecede?

Uso la expresión animadversio, en el sentido de reacción violenta frente a la adversidad4


(frente al peligro); con esa expresión para referirme a lo que fue antes del castigo,
deteniéndome en el complejo mecanis mo social en que se manifiesta. La animadversio, en
su origen, no es instrumento de punición, sino reacción aversiva 5 frente a situaciones
críticas; es un mecanismo de supervivencia.

Para su conversión en instrumento de punición la animadversio pasó por varias y larga


etapas. La animadversio no fue siempre lo mismo –como sostiene Franco Cordero– “[la
animadversio, después de reacción aversiva fue] memoria colectiva, fiesta catártica,
teatro...” 6 y agregaría yo: mito, magia, adivinación.

¿En qué consiste la animadversio? ¿Cómo devino comportamiento social? O, simplemente:


¿qué condujo a los primates antropomorfos a crear la cultura de la animadversio?

Debo aclarar que la respuesta a esta pregunta, aunque la comparto y me propongo


defenderla en esta sede, no es genuinamente mía. Es una respuesta ampliamente
compartida.

3
Del griego a)na&mnesij: ‘reminiscencia’, ‘recuerdo’. (Cf.: Real Academia Española. Diccionario de la
lengua española, 22ª. ed. CD-ROM/ 1.0, Madrid, Espasa Calpe, 2003).
4
‘Frente al peligro, frente a lo adverso (adversario). Con el tiempo en Roma animadversio significa ‘castigo
público’. ‘potestad de infligir penas’; animadvertere gladio: castigar con pena de muerte’. (C f.: Blánquez
Fraile, Agustín. Diccionario Latino-Español. Español-Latino, Barcelona editorial Sopena, 1985, t. I, p. 154).
5
En el sentido de rechazo o repugnancia hacia alguien. C f.: “Aversivo va”, en Real Academia Española.
Diccionario de la lengua española, CD-ROM, cit.
6
Criminalia. Nascita dei sistemi penali, Roma/Bari, Editori Laterza, 1986 (Biblioteca Universale Laterza
183), Prefazione. (En el original ‘teatro’ está primero).

2
3. Animadversio y superviviencia

La animadversio no es un acto espontáneo e independiente; pertenece a una secuela de


actos mayormente complejos. La animadversio está inserta en un mecanismo social. De
hecho, es resultado o reacción de un condicionamiento primario, vital, el cual constituye
una instanc ia del principio de selección natural y supervivencia. Las conditiones sine qua
non de este mecanismo y sus efectos son explicados claramente por la etología. 7 Aunque
muchos naturalistas desde la antigüedad han estudiado diferentes aspectos de la conducta
animal, la etología moderna nace con los trabajos de los biólogos Nikolaas Tinbergen y
Konrad Lorenz. 8

Ciertamente, existe mucha literatura al respecto; pero el “parte aguas” de la explicación


contemporánea de la conducta se encuentra en el célebre libro de Konrad Lorenz: Das
sogenannte Böse. Zur Naturgeschichte der Agression, 9 que será, inter alia, hilo conductor
de este ensayo.

La especie homo produce cultura; creó la ciencia las instituciones sociales y el arte. Pero
habida cuenta de que las institucio nes son pautas de conducta, cabe inquirir: ¿cómo crea la

7
Disciplina cuyo objeto de estudio lo constituye la conducta animal (incluida la nuestra). La etología es una
combinación de ciencia de laboratorio y trabajo de campo con fuertes vínculos con otras disciplinas: e.g.,
neuroanatomía, ecología, biología, evolución. El etólogo se interesa en el proceso del comportamiento
(comparado) más que en el comportamiento de un grupo animal. Con frecuencia la etología se limita a un tipo
particular de comportamiento (e.g., agresión) en numerosas especies animales. (“Ethology”, en Encyclopædia
Britannica, Ultimate Reference Suite, DVD, Encyclopædia Brittannica Inc., Chicago Ill., 2006.
8
Konrad Lorenz (Viena, 1903-Altenburg, 1989), zoólogo, fundador de la etología moderna. Sus
investigaciones probaron que los patrones de comportamiento [de los individuos de una especie] se
encuentran en los mecanismos de su evolución. De joven, Lorenz atendía animales enfermos como voluntario
en el Zoológico de Schönbrunner. Llevaba registros de la conducta de los pájaros en forma de diarios. Un
diario suyo sobre un cuervo (corvus monedula) fue publicado en 1927 (Journal für Ornithologie). Lorenz se
graduó como médico en la Universidad de Viena en 1928 y se doctoró en Zoología en 1933, en la misma
institución. Lorenz estableció colonias de pájaros (cuervos y gansos); publicó una serie de investigaciones con
sus observaciones y pronto ganó reputación internacional. En 1935 Lorenz describió la conducta de
aprendizaje en patos y gansos jóvenes (ducklings y goslings). En 1937 Lorenz fue nombrado professor
adjunto (lecturer) en anatomía comparada y psicología animal en la Universidad de Viena. De 1940 a 1942
Lorenz fue profesor y jefe del Departamento de Psicología General en la Universidad Albertus de
Königsberg. De 1949 a 1951 dirigió el Instituto de Etología Comparada en Altenberg. En 1950 fundó el
Departamento de Etología Comparada en el Max Planck Institut de Buldern, del cual fue codirector en 1954.
De 1961 a 1973 fue director del Max Planck Institut de Fisiología del Comportamiento, en Seewiesen. En
1973 Lorenz, conjuntamente con Frisch y Tinbergen, recibió el Premio Nobel en fisiología. El mismo año,
Lorenz fue designado director del Departamento de Sociología Animal en el Instituto de Etología Comparada
de la Academia Austriaca de Ciencias en Altenberg. (Vid.: Hess, Eckhard H. “Lorenz, Konrad”, en en
Encyclopædia Britannica, Ultimate Reference Suite, DVD, cit.)
9
El pretendido mal. Sobre la historia natural de la agresión. Con la expression Das sogenannte Böse (‘el
supuesto mal’ o ‘el pretendido mal’) Konrad Lorenz alude a la idea que la agresión ha sido concebida
erróneamente como un mal. De ahí que la versión española, atinadamente, incorpora esta expresión como
aclaración del título: Sobre la agresión: el pretendido mal, excelente traducción de Felix Blanco, México,
Siglo XXI, [1971] 2003).

3
especie homo pautas de conducta? O dicho de otra manera: ¿cómo hizo un homínido para
que sus congéneres dejaran de hacer algo. 10

La respuesta a esta última pregunta es unánime: para que sus congéneres hagan o dejen de
hacer algo el homínido hace uso de animadversio, manifiesta como reacción aversiva,
agnóstica. La reacción agonística 11 –del Gr. a)gwnisth/j: ‘combatiente’ ‘antagonista’– es el
único mecanismo inhibidor que hace que los miembros del grupo se abstengan de hacer
algo.

¿Quien inventó la reacción agonística? La conducta agonística no es una invención


humana, la animadversio es una reacción y su complejo mecanismo– es un “producto de
mano invisible” como diría Adam Smith. 12

Entre las más importantes contribuciones de Konrad Lorenz y de Nikolaas Timbergen13 se


encuentran las que se refieren a la naturaleza de los actos instintivos; como, e.g. la
animadversio, en particular: cómo es que se produce. Las observaciones de Lorenz
demostraron que las especies están genéticamente construidas para aprender tipos
específicos de información relevante para sobrevivir. Lorenz prueba reiteradamente que la
evolución de los patrones de comportamiento en las diferentes especies depende del grado
de adaptación de su conducta para la lucha por la supervivencia.

¿Cómo se defiende un individuo de un competidor? ¿Cómo defiende su vida en “situación


crítica”14 ? ¿Cómo aleja a un intruso? La historia natural nos da una sola respuesta:
animadversio (i.e. la agresión, la, reacción agonística).

Desde la antigüedad clásica la agresión ha sido considerada un mal, un elemento negativo,


el cual se opone al bien como su contrario. Este “pretendido mal” –como diría Lorenz–
subsiste como reliquia en una dualidad freudiana. En esta antino mia psicoanalítica la
agresión es la manifestación del “instinto de muerte”, 15 principio destructor y antítesis
natural de todos los instintos de conservación. “Esta hipótesis –dice Lorenz– es

10
En tanto que la conducta es un fenómeno binario y sus términos son convexos lógicos hacer que alguien
omita equivale a que alguien haga (la conducta contraria).
11
“Cada uno de los personajes que en la épica, el teatro u otros géneros literarios, se opone a otro [en el]
conflicto que los enfrenta. 5. [com.] ant. Persona que se halla en la agonía de la muerte.” [De ahí el adjetivo]
‘agonistico (a)’ del gr. a)gwnistiko&j:… 3. ‘relativo al combate’; ‘que implica lucha’…” Cf.: Real Academia
Española. Diccionario de la lengua española, CD-ROM, cit.
12
Vid.: The Wealth of Nation, cap. I y II (Classic Pelican, Harmosworth, Ingl. 1970.
13
En 1951 apareció uno de sus libros más conocidos de Nikolass Timbergen sobre el particular: The Study of
the Instinct.
14
Sobre la “reacción crítica” o “situación crítica” Vid.: Lorenz, Konrad. Sobre la agresión. El pretendido mal,
cit., pp. 37-38.
15
Con esta expresión la teoría del psicoanálisis alude a una tendencia supuestamente innata e inconsciente
hacia la destrucción que explica la conducta agresiva.

4
completamente extraña a la biología, y para la etología no sólo es innecesaria sino falsa.”16
Por paradójico que pudiera ser y, no obstante su manifestación aparentemente destructiva,
la animadversio (i.e. el instinto agonístico, la agresión) es el elemento más eficiente en la
lucha por la supervivencia.

La reacción agonística en los humanos no es fisiológicamente diferente. Conociendo la


historia natural del instinto de agresión, Lorenz no tiene problema para mostrar su
participación en la supervivencia de la especie homo. La animadversio en el hombre –como
en las demás especies– es innata y su presencia depende del grado de evolución. La
animadversio (i.e. agresión) es el único recurso eficiente en la conservación del territorio,
dispersión de competidores, defensa de críos y en todas las situaciones críticas en que la
supervivencia está amenazada.

4. El biograma del comportamiento

Comenzaré con una breve descripción del aprendizaje de los códigos del comportamiento
eficiente de la especie homo en sus primerísimos estadios. El individuo (de cualquier
especie) escoge el hábitat, i.e. el segmento del biótopo que le permite subsistir. Elige los
elementos que funcionan como condiciones de pervivencia. A este segmento del medio
ambiente lo denominaré ‘imperativo vital’ (Imvit) que consiste la parte del mundo que
requiere para vivir, él y su especie (e.g. territorio, comida, hembras, control, vecindad, no
interferencia).

El hombre capta el ambiente percibiendo estímulos a los cuales da respuesta de acuerdo con
su “biograma de comportamiento”: i.e. repertorio de las respuestas propias de su especie. 17
No es necesario insistir en que sobrevivir implica “programas exitosos” de comportamiento
y que éstos “programas” son resultado de la selección natural. En éste sentido podría
decirse que el organismo humano funciona como una máquina cuyo hardware reconoce y
procesa información y genera respuestas, la cuales pueden ser tratadas como información.

A la pregunta ‘¿Por qué se comporta el individuo?’ se contesta: “porque responde a


estímulos”. Y a la pregunta ‘¿por qué hace lo que hace?’: ‘hace lo que hace porque su
conducta ha sido exitosa en la lucha por la supervivencia”. 18 Esta conducta es resultado
final de un sinnúmero de ensayos y errores durante incontables generaciones la cual se
inscribe en el “biograma de la especie” (herencia biológica común a todos los miembros de
la especie).

16
Sobre la agresión. El pretendido mal, cit., p. 4.
17
Término original de E.W. Count (“Eine biologische entwicklungsgeschichte Sozialitat”, en Homo, vols. 9 y
10, 1958 y 1959, citado por Tiger, Lionel y Fox, Robin, Imperial animal, Londres, Secker & Warburg,
Londres, 1971. Existen reimpresiones posteriores: Henry Holt & Co. 1989; Transaction Publishers, 1997,
etc.). p. 22.
18
Tiger, Lionel y Fox, Robin, Imperial Animal, cit. supra nota 37, p.19.

5
5. El comportamiento y su «lectura»

La especie homo (como otras especies ) posee un repertorio de señales, posturas, ruidos,
movimientos por medio de los cuales comunica lo que siente y lo que planea hacer. Para
entender este repertorio de señales necesitamos conocer las reglas (semánticas) que rigen su
funcionamiento. Éstas reglas muestran cómo trabajan las señales que constituyen el “léxico
de la acción social”. 19

En el biograma de la especie homo existen tendencias identificables de comportamiento que


son genuinamente homo: habrá comportamientos que aprenderemos y que otras especies no
aprenderán. Biológicamente los primates antropomorfos estamos dotados de ciertas
capacidades para hacer “cosas humanas”. Entre las cosas genuinamente humanas que
hacemos se encuentra la cultura. Somos biológicamente aptos para crear cultura.

Nuestro biograma permite comportarnos “culturalmente”; i.e. seguimos programas


complementarios de comportamiento. Está en nuestra naturaleza comportarnos así. La
selección natural ha producido un organismo que, para sobrevivir, tiene que “comportarse
culturalmente”. La especie homo tiene que hablar lenguas, crear mitos, establecer pautas de
comportamiento, et sit cetera. Poseemos un mecanismo biológico que nos obliga a hacer
“cosas humanas” (e.g. la cultura), reconocibles por los miembros de la especie. 20

¿Cómo crea la especie homo pautas de conducta (costumbres, reglas, estándares, a las
cuales denominaré ‘normas’)? ¿Por qué? ¿Cómo operan? ¿Por qué los homínidos obedecen
normas? (o ¿por qué las desobedecen?). Puedo adelantar una respuesta general que obvia
muchas respuestas colaterales: cualquier cosa que haga el hombre será resultado de las
características genéticas de su especie.

6. Disputas y normas

Intentaré mostrar que la creación y aplicación de normas 21 es resultado de la evolución del


instinto de agresión fuertemente arraigado en los homínidos.

Una mirada sobre la variedad de normas (costumbres, tradiciones, estándares) permite


pensar que el hombre puede crear distintos tipos de “cultura”. Sin embargo, sus temas son
reducidos en número. La cultura es como el lenguaje. La diversidad de lenguajes del ser
humano es prácticamente infinita como testimonia la increíble diversidad de lenguajes y

19
Vid. idem. pp. 22-23.
20
Vid. Idem, pp. 35-38.
21
En este trabajo lo que se diga de las normas conviene mutatis mutandi tanto a las normas jurídicas como a
las normas de la moral (positiva).

6
dialectos. Pero, aunque el lenguaje es prácticamente infinito en sus variantes, sus temas son
reducidos en número. 22 Así también es el comportamiento humano.

Señalaré ciertas regularidades del comportamiento, las cuales condicionan su


funcionamiento y su evolución. Mi propósito no es predecir qué es lo que el individuo va
hacer, sino explicar cómo lo hace.

La conducta de alguien (o de algo) que interfiere, daña, disminuye o deteriora, en alguna


forma, el Imvit, recibirá como respuesta animadversio, i.e. una conducta aversiva, en una
palabra un acto de agresión por parte del “residente”. Esta ha sido la respuesta que ha dado
resultado en la lucha por la supervivencia. La animadversio (agresión) evidencia la
existencia de una “disputa” (en contrapartida, los individuos gozan haciendo todo aquello
que es benéfico para la pervivencia; comer y cohabitar son los ejemplos más obvios).

Cuando el individuo tiene que explicar el comportamiento de la especie, cuenta únicamente


con el “repertorio de estímulos y respuestas” surgidas en la lucha por el control del Imvit.
El individuo sólo cuenta con un método de explicación, método que reposa en una regla
básica que puede formularse así:

R1: Toda conducta a la cual le siga una animadversio (una reacción


aversiva ) es un “perjuicio”, un “mal”.

La “disputa” surge por la posesión o control del Imvit. Una vez producida la disputa (o
conflicto), ésta tendrá que resolverse. Si los comportamientos de la especie son los que han
permitido la pervivencia del grupo, la solución de “disputas” tendrá que ser compatible con
el biograma de la especie.

7. El esquema de interpretación

Una vez aprendido el mecanismo de está relación y el repertorio de perjuicios las


animadvesiones ésta relación se convierte en esquema de interpretación de la vida social.

Cuando el individuo ha reconocido y aprendido que su conducta acarreará contra él o su


grupo una respuesta aversiva, tratará de evitar esta conducta. Así, si al robo de víveres le
sigue generalmente el destierro o la muerte, entonces el individuo al reconocer que su
acción producirá una conducta agonística, sentirá fuertes motivos para evitar el robo. De la
misma manera; si a la copulación incestuosa le sigue, regularmente, prole defectuosa,
entonces el individuo tendrá motivos suficientes para evitar el incesto.

Los individuos, no obstante los instintos, apetitos, deseos o inclinaciones que posean
(propios del biograma de su especie) tendrán en la animadversio (derrota, destierro o
muerte) un elemento altamente inhibidor de la comisión de perjuicios. Los individuos

22
Vid. Tiger, Lionel y Fox, Robin, Imperial Animal, cit. 27-30.

7
intentarán evitar la animadversio de la única manera posible, omitiendo el perjuicio que las
condiciona. Esto puede formularse como una regla anankástica en el sentido de: von Write:

R2: Si quieres evitar la animadversio, evita el perjuicio que lo condiciona.

Cuando el repertorio de perjuicios (males) y reparaciones se convierte en información


compartida por los miembros del grupo. La relación ‘perjuicio-reparación’ se convierte en
pauta de comportamiento, i.e. en regla social, cuya sola representación (si es eficaces) la
convierte en “mecanismo inhibidor” de instintos, apetitos, o deseos, de los miembros del
grupo, provocando una conducta diferente a la que se hubiera realizado si esta regla social
no hubieran operado. Esta representación se convierte, así, en el mecanismo inhibidor que
altera el cuadro de motivaciones del individuo. Las normas, i.e. el repertorio de perjuicios-
castigos, en tanto programa complementario de comportamiento, constituye n “información
cultural” que se transmite de generación en generación a través de medios no genéticos.
¿Cómo aumentó y se complicó el repertorio de perjuicios-castigos? ¿Cómo fueron
transmitidos de generación en generación? Mediante programas complementarios de
comportamientos compatibles con el biograma de la especie.

8. Animadversio y autocomposición 23

El hombre, en razón de ciertos rasgos peculiares a su especie (primate terrestre, habitante


de la sabana) tuvo que adoptar una estructura social propicia para los homínidos. 24 La
cohesión y la división de tareas que caracterizan a los individuos de su especie muestran
una adaptación de primate terrestre. 25 Pensemos, como ilustración analógica, en un grupo
típico de primates de la sabana, e.g., los babuinos. Dicho grupo tiene, aproximadamente,
cuarenta miembros. Se organiza en base a peculiares arreglos de espacio. En el centro se
encuentran los machos dominantes, quienes controlan el Imvit del grupo –nunca más de
seis adultos–. Alrededor de ellos se aglutinan las hembras y los pequeños. Esparcidos
alrededor de este núcleo central están los jóvenes (machos), aspirantes al núcleo central. A
la orilla del conglomerado se encuentran los individuos de la “periferia ”: individuos que
fueron movidos hacia los linderos del grupo e individuos que no pudieron obtener (o
perdieron) la jerarquía central. 26

Esta estructura proporciona fue exitosa para un grupo de primates moviéndose en la sabana.
Los miembros del núcleo central actúan como “jefes” en un complejo conjunto de acciones
y de interacciones. Los individuos de la periferia, más expuestos a los depredadores, son la
alarma del grupo o presas propiciatorias. Un conglomerado de este tipo (como el de los
homínidos) tuvo que ser altamente disciplinado para poder sobrevivir. Esta rígida disciplina

23
En el sentido procesal de solución de controversias.
24
Cf. Thorpe, W. H., Ciencia, hombre y moral, Labor. Barcelona, 1969, p. 80.
25
Goustard, M., Les singes anthropoïdes, París, Presses Universitaires de France, 1970, p. 75.
26
Cf. Tiger, Lionel y Fox, Robin. Imperial Animal, p. 47. Esta organización concéntrica se presenta aun entre
los primates no terrestres (Cf. Goustard, M., Les singes anthropoïdes, cit. p. 74).

8
se encontraba garantizada por la forma en que las disputas se resolvían. La forma era
básicamente una: la ainimadversio (i.e. la reacción aversiva). La naturaleza doto a la
especie homo (como a las demás especies sólo una forma de composición: la autotutela.
Uso ‘autotutela’ en sentido metafórico toda vez que la animadversio es un mecanismo
instintivo de supervivencia.

En otro trabajo explico en detalle las variantes autocompositivas y su impacto en la


organización del grupo, tarea que no puedo hacerlo aquí. 27

9. Animadversio y su ritualización 28

El uso de la animadversio como autocomposición coactiva produjo una rápida selección de


características que conducen a la emergencia del fenómeno del poder dentro del grupo.29
Estas características traen aparejadas actitudes reconocibles en los miembros del grupo.
Surgen conductas rituales las cuales disminuyen el uso de la fuerza. Estas actitudes
inmediatamente se reflejan en la ritualización de la animadversio. Esta pudo ritualizarse –
como lo hicieron, en mucho menor grado, otras especies– y convertir los rituales en
mensajes en los cuales ciertas advertencias o amenazas son hechas manifiestas. 30 La
ritualización es el primer paso hacia la transformación de la animadversio en instrumento
de punición.

Parafraseando a Lorenz puedo sostener que esta reorientación de la animadversio es,


probablemente, el medio más espectacular alcanzado por la evolución de la especie para
conducir la animadversio por vías menos ofensivas. 31 Si bien los combates disminuyen, la
amenaza que se manifiesta en el ritual, subsiste. Esto es el recurso al uso de la fuerza, sin
embargo, tiene que ser más que una mera posibilidad. Si esta posibilidad no existiera no
habría necesidad de ritualizarla.

A medida en que las actit udes derivadas de la autocomposición coactiva penetran en los
miembros del grupo, la animadversio no sólo disminuye, sino cambia en algo su naturaleza.
Para alejar a un competidor puede ser suficiente para el residente realizar conductas que
adviertan una animadversio inminente. No es necesario para la estructura del grupo una
aplicación constante de animadversiones. Basta que los miembros del grupo reconozcan

27
“Agresión, evolución y normas. Una explicación etológica de la normatividad”, en Vázquez, Rodolfo
(Coord.), Filosofía jurídica. Ensayos en homenaje a Ulises Schmill, México, Ed. Porrúa, 2005, pp. 53-70.
28
Sit venia verba.
29
Cf. Thorpe, W. H., Ciencia, hombre y moral, cit., p. 8. Un individuo con poder (i.e. que controla el
imperativo vital) se mueve más libremente, come mejor, consigue mayor atención, vive más, menos
angustiado que los individuos que se encuentra en la “periferia” (quienes no tienen poder dentro del grupo).
Los individuos sin este privilegio tiene esta triple opción: abrirse camino hacia la jerarquía central, abandonar
el grupo para probar en otro lado o morir (C f. Tiger, Lionel y Fox, Robin, Imperial Animal, cit. pp. 46-49).
30
Vid.: Hess, Eckhard H. “Lorenz, Konrad”, cit.
31
Sobre la agresión, cit., p. 68.

9
que ciertos individuos harán uso de ellas si es el caso (i.e. cuando se cometan actos
considerados “perjuicios”). 32

Los comportamiento rituales juega n un papel esencial en la determinación de la estructura


del grupo (lo hace estable). 33 Estas actitudes se observan en una dirección bipolar
contrastante:

(1) Los individuos de bajo status, por miedo o respeto, parecen “estar obligados” a
prestar mucha atención a la couche dominante, comportándose como “súbditos”.

(2) El individuo de alto status se comporta como dominante y convence a los otros
de que efectivamente lo es. 34

El uso de al animadversio en la especie homo está determinada, por condicionamientos


biológicos; pero se complemente por la experiencia experiencia. La continuidad biológica
de la animadversio humana y el uso de señales es favorecida por la evolución. En la especie
homo, los gestos han sido transferidos a la mano. El primate cazador ha ampliado estos
gestos mediante el uso de armas y del lenguaje, produciendo rituales de intimidación más
complejos. 35 Sin embargo, la animadversio no es sólo dispersada por la memoria reactiva
(la anamnesis de la animadversio) también es mitigada por ceremonias de saludo o
apaciguamiento de parte del sometido. 36

Un complejo humano se mantiene estable cuando las actitudes del grupo dominante
encuentran su correlato en las actitudes de los dominados (no necesariamente vencidos en
combate). Una vez aprendidas, y mantenidas en la memoria colectiva, estas actitudes y su
compleja interrelación, se convierten programas complementarios de comportamiento:
todo un aparato semántico para entender el repertorio de “perjuicios” y animadversiones. El
grupo se mantiene eficaz cuando el repertorio de perjuicios y animadversiones es el mismo
para dominantes y dominados.

32
Cuando, por ejemplo, un joven babuino se introduce en el espacio personal (imperativo vital) de un adulto
irascible, este último afecta hacer lo que parece un enorme bostezo, pero, en realidad, es una exhibición de
colmillos y rojas encías con el propósito de intimidar al descuidado muchacho (Vid. Tiger, Lionel y Fox,
Robin, Imperial Animal, cit, p. 22).
33
El poder (i.e. dominio), como la sumisión, se expresa por el uso de comportamientos reconocidos (e.g. los
que se usan en combate: gritos, gestos de amenaza, pantomimas de intimidación, etcétera. (Vid. mutatis
mutandi: Gonstard, M., [obra]. cit. supra nota 48, pp. 80-82). Estas actitudes (gritos, posturas y gestos)
nacieron como reacciones que, en tanto se asocian con la supervivencia, se ritualizan, y mediante una
evolución que les es propia, adquieren el significado de señal social (Vid. ibid, pp. 80-82 y 111; Thorpe, W.
H., Ciencia, hombre y moral, cit., pp. 82 y 95). Mediante estos ritos los dominantes manifiestan su status. Por
supuesto, quien ignore las advertencias sufrirá la animadversio.
34
Cf. Tiger, Lionel y Fox, Robin, op. cit. supra nota 37, p. 49.
35
Cf. Goustard, M., Les singes anthropoïdes, cit., p. 82.
36
Vid. mutatis mutandi: Thorpe, W. H., Ciencia, hombre y moral, cit., p. 95.

10
De lo anterior resulta claro que la animadversio ha sufrido una notable mutación; ya no es
(o no sólo) una reacción aversiva sino información social. El contenido de esta información
es compartida por los miembros del grupo. El repertorio de perjuicios y sus consecuencias
es memoria colectiva y es un “orden” “previsto”, “establecido”. Alterar este orden conduce
al caos; el grupo se desestabiliza y la ritualización desaparece. El perjuicio adquiere, así,
dimensiones de calamidad: es miasma. 37

En este estadio la animadversio, ciertamente conducta aversiva, adopta rasgos de


exorcismo y catarsis. El grupo teme al caos. El perjuicio, por sus consecuencias
miasmáticas se convierte en un damnum funestum. La animadversio es el único remedio: es
la reacción social frente al mal.

¿Cuándo un perjuicio se convierte en miasma? ¿Quién lo reconoce? ¿Quién lo declara. El


conocimiento del perjuicio calamitoso (miásmico) se vuelve prerrogativa de aquellos que
“saben” por qué un perjuicio daña o amenaza al grupo; aquellos que, además, saben qué
hacer para remediarlo. La animadversio, en su origen, reacción aversiva, biológicamente
determinada, se vuelve acto social conciente: la reacción social dirigida al mal.

¿A qué le teme le teme el grupo? En este estadio de la animadversio aparece otros


protagonistas: las almas de los muertos y, después, los dioses.
Pero, esto es parte de otro trabajo: Perjuicio y sacrilegio.

37
Del gr. mi/asma: ‘mancha’, ‘corrupción’, ‘contaminación’ ‘desdoro’ ‘infamia’. De ahí: mia=r&oj, (a/,
o&n): ‘manchado’, ‘contaminado’, ‘sucio’; en L.: piaculum. (Liddell, H.G. y Scott, eek English Lexicon,
Oxford, Oxford University Press, p. 512). En Roma piaculum significa: ‘impiedad’, ‘sacrilegio’ ‘calamidad’,
‘lo que requiere expiación’… (C f.: Blánquez Fraile, Agustín. Diccionario Latino-Español. Español-Latino,
cit., , t. II, p. 1165). Miasma es el efluvio maligno que emanaba de los cuerpos enfermos o de la materia
corrupta (Cf.: “Miasma”, en Real Academia Española. Diccionario de la lengua española, CD-ROM, cit.).

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