Oración para El Día de Ayuno
Oración para El Día de Ayuno
Oración para El Día de Ayuno
Queridos hijos, hoy los invito a renovar la oración y el ayuno, aún con mayor entusiasmo,
hasta que la oración se convierta en alegría para ustedes. Hijitos, quien ora no teme el
futuro y quien ayuna no teme el mal. Les repito una vez más: sólo con la oración y el
ayuno hasta las guerras pueden ser detenidas, las guerras de vuestra incredulidad y de
vuestro miedo por el futuro (mensaje de María reina de la Paz de Medjugorje del
25/01/2001)
Amado Jesús Unimos nuestra voluntad a la tuya y que seas tu Quien ore en nosotros, quien
viva en nosotros, quien more en nosotros y quien ayune en nosotros. Por manos de nuestra
amada madre María queremos los de este grupo ofrecerte nuestros ayunos, sacrificios y
oraciones en el día de hoy. Estamos en batalla Señor por nuestros hogares, ayúdanos y ten
misericordia de nosotros y de todos los que están buscando la salud espiritual y la
restauración de sus familias,
-nos negamos a nosotros mismos para que fortalezcas nuestro espíritu
-nos negamos a nosotros mismos para que salgan esos espíritus que solo salen con ayuno y
que deben salir de nuestros hogares, de nuestras familias, de nuestros hijos, nuestros
cónyuges y nosotros mismos.
-nos negamos a nosotros mismos para que nos reveles tu voluntad
-nos negamos a nosotros mismos para decirte que te seguimos con amor y que eres nuestro
buen pastor y sabemos que nos llevaras a pastos delicados aunque en este momento
estemos en cañadas oscuras.
Te pedimos Oh Señor, Dios uno y trino, que por medio de este ayuno en nuestros familias,
en nosotros y en nuestros cónyuges, el Santo Espíritu:
-riegue la tierra en sequía,
-sane los corazones enfermos,
-lave las manchas,
-infunda calor de vida en el hielo,
-dome los espíritus indómitos,
-guíe al que tuerce el sendero.
• Envidia
• Rencor
• Odio
• Resentimiento
• Adulterio
• Lujuria
• Confusión
• Perversión
• Incomprensión
• Soberbia
• Tristeza
• Desánimo
• Divorcio
• Separación
• Avaricia
• Vida sexual desordenada
• Masturbación
• Infidelidad
• Violencia
• Ruina Económica
• Maltrato
• Abuso físico
• Abuso sexual
• Violación
• Violencia física
• Violencia sexual
• Endurecimiento de corazón
• Robo
• Impaciencia
• Humillación
• Violencia
• Rechazo
• Falta de perdón
• Impiedad
• Depresión
• Suicidio
• Alcoholismo
• Drogadicción
• Soberbia
• Perfeccionismo
• Amargura
• Venganza
y todos aquellos que solo Tu sabes amado Señor. Estos espíritus en tu Nombre y con el
poder de tu Sangre Preciosa los enviamos atados, encadenados, amordazados, y sin poder a
los pies de tu cruz para que Tú en tu Santa Voluntad dispongas de ellos. Y en lugar de ello
llenanos Señor el corazon con tu Espíritu Santo, con tu Amor para amarte y amar a nuestros
hermanos. Cúbrenos y protégenos con tu preciosa sangre a nosotros y todos nuestros
hogares, nuestros cónyuges y todos los hogares en crisis. Gracias Jesús por recibir nuestra
humilde oración y ayuno.
Te bendecimos.
Te amamos y Te damos gracias por todo lo que has hecho y estas haciendo para la
restauración de nuestras familias.
Tu estas en Control de nuestros hogares y nuestros problemas.
Todo será a Tu tiempo
JESUS EN TI CONFIAMOS
SANTA MARIA, RUEGA POR NOSOTROS
SAN JOSE PATRONO NUESTRO, RUEGA POR NOSOTROS AMÉN
Al iniciar el ayuno se necesita la fuerza para no caer en la tentación y romper el ayuno antes
de tiempo. Con esta oración al Señor encontrarás la fuerza necesaria para esperar que
termine el ayuno
Amén.
Si eres católico te dejamos esta oración al Todoporoso en la que se consagra el ayuno por
medio de la oración y comprometiéndose a respetar el tipo y el tiempo del ayuno. Al
momento de hacerla debes decir claramente el tipo de ayuno (que alimentos no comerás) y
el tiempo que durará.
Si eres cristiano (no católico) te dejamos esta oración de liberación en la que ofrendas el
ayuno a Dios, pidiendo que libere toda su gracia y bendición en tu persona y bajo la
protección de Jesús.
Amén.
Cuida Padre,
acepta mi sacrificio,
¡Oh Santísimo!
no desampares a mi hijo.
Y protégelo ante las tentaciones,
Padre amado
me comprometo ante ti
Finalmente,
Amén.
Desde el tercer día de las apariciones la «Gospa» mencionó que era necesario ayunar para
obtener la paz. Cuando le preguntaron, «¿cómo debía hacerse?» respondió: «El mejor
ayuno es el ayuno a pan y agua». Y en la vigilia de su Asunción el 14 de agosto de 1984,
pidió que se hiciera dos veces por semana; los miércoles y los viernes. No para que de los
dos días se eligiera uno, sino para que de los siete días de la semana se eligieran siempre los
miércoles y los viernes para ayunar. ¿Por qué los miércoles y los viernes?
La respuesta es simple: Porque originalmente eran los días de ayuno de la Iglesia. Los
primeros cristianos sustituyeron los días habituales de ayuno de los judíos (lunes y jueves)
por el de los miércoles y los viernes. Así consta en la «Doctrina de los Doce Apóstoles».
Una especie de catecismo de los Padres Apostólicos redactado en Siria a finales del siglo II.
El primer día de ayuno se hacía por la conversión de los pecadores porque ese día la Iglesia
recordaba la traición de Judas.
El segundo, en unión al sacrificio de Cristo en la cruz. Es un error pensar que dos días de
ayuno a la semana es demasiado, o bien, pueden afectar la salud corporal. De ser así, habría
que concluir que: «la Virgen viene a enfermarnos». Y en realidad es lo contrario. Hoy es
sabido que muchas enfermedades aparecen por desórdenes alimenticios. Cuando una
persona visita un naturista, por lo general, le recomienda ayunar y nadie le rebate. Cuando
muchos suben de peso y tienen problemas de salud comienzan a practicar ejercicios. La
Virgen, sin embargo, nos invita a ayunar dos veces por semana a pan y agua, y muchos
piensan que se ha equivocado. O bien, que no es necesario para su vida espiritual.
La Virgen ha dicho que: «Con el ayuno y las oraciones se pueden detener las guerras y
hasta suspender las leyes de la naturaleza. La caridad no puede sustituir el ayuno. Aquellos
que no pueden ayunar pueden ofrecer la oración, la caridad y una Confesión. Todos, sin
embargo, excepto los enfermos, deben ayunar.» (21 de julio de 1981) «El ayuno que
muchos hacen comiendo pescado, en lugar de carne, no es ayuno, sino abstinencia. El
verdadero ayuno consiste en renunciar a todos los pecados. Pero es necesario al
renunciarlos, hacer participar también al cuerpo». «El ayuno ha sido olvidado en el último
cuarto de siglo en el seno de la Iglesia Católica».
Es preciso recordar, que cuando la Virgen pide ayunar, no está pidiendo pasar hambre, sino
sustituir las tres comidas habituales por sólo pan y agua. Los entendidos aseguran, que si
durante el día se come suficiente pan y se bebe suficiente agua, se pueden obtener hasta
1200 calorías necesarias para desempeñar las labores cotidianas. No es recomendable, por
otro lado, acompañar el ayuno con otras bebidas (por ejemplo café, te, gaseosas) porque
pueden afectar el estómago. Cabe destacar, además, que la jornada de ayuno que la Virgen
recomienda, concluye con la primera comida del día siguiente. En el idioma español, la raíz
etimológica de «desayuno» significa, precisamente, terminar el ayuno (des- ayuno); comer
después del ayuno.
El ayuno del cuerpo libera al hombre de las pasiones, de los miedos, de las inseguridades,
etc., para proveer al espíritu de alegría, paz y amor. La Madre de Dios recuerda, además,
que, «para poder orar con el corazón es necesario ayunar». Quien ayuna con frecuencia
tendrá menos problemas con las distracciones en la oración y estará más abierto a la
voluntad de Dios.
«¡Queridos hijos!: También hoy los invito a orar y ayunar por la paz. Como ya les he dicho,
les repito también ahora: «Hijos míos, sólo con la oración y el ayuno también las guerras
pueden ser detenidas».
La paz es un don precioso de Dios. Busquen, oren y la recibirán. Hablen de la paz y lleven
la paz en sus corazones. Cuídenla como una flor que necesita agua, ternura y luz. Sean
ustedes quienes lleven la paz a los demás. Yo estoy con ustedes e intercedo por todos.
¡Gracias por haber respondido a mi llamada!» (Mensaje del 25 de febrero de 2003)