Joy Mills Transformación de Lo Interno A Lo Externo
Joy Mills Transformación de Lo Interno A Lo Externo
Joy Mills Transformación de Lo Interno A Lo Externo
2
Transformación
de lo
interno a lo externo
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Joy Mills
Transformación
de lo
interno a lo externo
Conferencias sobre
“La Voz del Silencio”
libro de H.P.Blavatsky
Editorial Teosófica
en Español
San Lorenzo-Argentina
5
Este libro contiene las conferencias que la
Srta. Joy Mills dio en el
Centro Teosófico Internacional de Naarden,
Holanda en 1991, sobre:
La Voz del Silencio de H.P.Blavatsky.
Titulo original:
'From inner to outer TRANSFORMATION'
Traducción
María Rosa Martinez de García (M.S.T.)
6
Indice General
1
“La Voz del Silencio”: 9
Su origen, y para quién fue escrito...........
2 23
¡Despertando!...........................................
3 40
Opciones..................................................
4 55
Recta acción ...........................................
5 72
Transformación Interna............................
6 87
Transformación Externa.............................
7
8
1
'La voz del silencio':
Su origen, y para quién fue escrito.
9
tro, no puede haber una transformación externa, y
el progreso entonces en cierto sentido es que viva-
mos lo que creemos. Y eso lo logramos viviendo.
Todo esto lo estaremos examinando esta semana y
luego, debido a que lo hemos vivido, el cambio ocu-
rrirá de modo natural.
10
cierto número de vidas —reencarnaciones— que
logramos la transformación. La transformación ocu-
rre por medio de la metempsícosis, la revolución
completa, el cambio total, y a eso es a lo que apun-
tamos. De modo que, implícita en la totalidad del
proceso universal está la conciencia o inteligencia,
pues, siendo en sí misma, sin embargo se mani-
fiesta; y en cualquier forma que asuma está pre-
sente y participa en el significado y propósito esen-
cial que expresa la vida consciente. La conciencia
es primaria. En nosotros está la auto-conciencia,
que hace posible la metempsícosis, metanoia e ilu-
minación final. Sólo en la etapa humana la con-
ciencia se vuelve reflexiva sobre sí y por lo tanto el
esfuerzo y la decisión auto-consciente se hace no
sólo posible, sino que constituye la elección de pri-
vilegio y el acto responsable de todo ser humano.
Debemos elegir: la responsabilidad está allí.
11
tenemos que comenzar por descubrir totalmente
¿qué significa ser humanos? porque éste es nues-
tro don para la próxima oleada de vida: le damos
nuestra humanidad, pero ¿en qué consiste eso?
Necesitamos indagar esto, necesitamos verlo muy,
muy claramente. Hemos sido los benefactores, los
herederos de enormes jerarquías de inteligencia;
los llamamos los dhyani-chohans, los dhyani-
buddhas. Somos los manasaputras encarnados; to-
dos estos términos pueden no serles familiares,
pero están en La Doctrina Secreta, tenemos que ex-
plorarlos. Entonces, ¿cuál es nuestra dádiva? Si
hemos pasado ese punto medio en nuestro ciclo, ya
que estamos en la mitad de la cuarta ronda, en
esta cadena planetaria, debemos entonces ver muy
claramente cómo desarrollamos nuestra humani-
dad y en qué consiste nuestro don a las oleadas de
vida siguientes. Fue a esa visión a la que H.P.B.
aludió en su última y gran dádiva al mundo, el
pequeño libro, La Voz del Silencio. Es una guía prác-
tica para una vida que podría vivirse de acuerdo
con principios universales, un texto devocional di-
señado para crear en la mente de los estudiantes
una atmósfera espiritual que ayudaría a transfor-
mar el pensamiento en acción, la aspiración en
servicio compasivo. Entonces [pasemos] de
espiritualizarnos a humanizarnos o para usar la
palabra que a veces se usa, que Teillard de Chardín
usó, a trans-humanizarnos. Esto es realmente algo
para reflexionar esta semana. ¿En qué consiste
nuestra humanidad?
Sin embargo, antes de continuar con un exa-
men del texto como una guía de auto-transforma-
ción, permítanme mencionar de otro modo el lega-
do único que H.P.B. nos dejó. Sus palabras son aún
12
vitales y dinámicas. ¿Pueden Uds. señalar a cual-
quier otro del siglo pasado, cuyas obras sean aún
tan vitales, tan dinámicas, que realmente impreg-
nen la constitución misma de nuestro ser, y hasta
las propias células sanguíneas, si se quiere, dado
que inclusive el ADN ha de ser transformado? Los
vehículos, las vestiduras que usamos se deben
transformar, y esto lo hacemos constantemente.
Permítanme agregar aquí que a veces descuida-
mos el hecho de que hay transmigración. Podemos
decir inmediatamente: “¡Oh! no, no creemos en eso
porque no regresamos como animales”. Pero los ve-
hículos que usamos, el vehículo físico, está some-
tido a una constante transmigración y H.P.B. se
refiere a esto en un artículo muy interesante, lla-
mado “La transmigración de los átomos de vida”. Parte
de nuestra responsabilidad humana por lo tanto
yace en el cambio mismo de los átomos de vida que
componen el cuerpo físico, y también su transfor-
mación porque constantemente estamos despidién-
dolos o intercambiándolos por otros nuevos. Esta-
mos sentados en la sopa protoplasmática de los de-
más. ¿Lo han pensado? No sólo compartimos el aura
psíquica de los otros, sino que también lo hacemos
en la misma estructura básica de la existencia fí-
sica. Los átomos de vida están constantemente ex-
perimentando este intercambio. He intentado des-
cribir a grandes rasgos el punto de vista teosófico
universal, que además fue la característica princi-
pal de la contribución de H.P.B. al pensamiento
mundial: que hay una Sabiduría, una tradición de
la sabiduría, un conocimiento esotérico que esboza
la naturaleza del universo y todo lo que hay en él,
incluyendo la humanidad, como enraizada en una
realidad esencial. Es fundamental entender por lo
menos los principios básicos de esa tradición-sabi-
13
duría, la tradición esotérica u oculta, para com-
prender en cierta medida el contexto en el cual
tendrá lugar nuestro estudio sobre la transforma-
ción. Nos interesa una transformación espiritual,
que es una trans-humanización, no es sólo un cam-
bio externo o inclusive intelectual. A la vez, la trans-
formación que ocurra debe ser total, completa, e
incluir todo aspecto de nuestro ser, como recién lo
he dicho, pero está enraizada en el reconocimiento
de los principios fundamentales expuestos en el
punto de vista teosófico universal.
Otros dos aspectos o características de la mag-
nífica contribución de H.P.B. al mundo del pensa-
miento, debemos mencionarlos como importantes
para nuestro presente estudio. El primer aspecto
es que hay quienes conocen la Sabiduría, aquéllos
que por medio del estudio, la meditación y un es-
fuerzo prolongado han contactado la sabiduría y se
han sentido dispuestos a impartir el conocimiento
a quienes realmente aspiran a iniciar una nueva
forma de vida. H.P.B. habló de tales individuos como
sus guías y sus Maestros. Ellos se llaman a sí mis-
mos “hermanos” y nosotros, en la Sociedad Teosó-
fica, tenemos este ideal como nuestro primer obje-
tivo, pero sabemos ¿qué significa ser llamado her-
mano? Ellos se contactaron por correspondencia con
varios individuos durante los primeros años de la
Sociedad Teosófica, principalmente con dos ingle-
ses, A.P.Sinnett y A.O.Hume, y esas cartas se han
publicado principalmente en el libro “Las Cartas de
los Mahatmas a A.P.Sinnett”, una obra a la que ten-
dremos motivos para referirnos durante el trans-
curso de nuestros debates. Sin embargo, debemos
tener en cuenta que el conocimiento impartido por
aquéllos que son realmente conocedores, no nece-
14
sita que llegue a nosotros por medio de libros o
cartas o cualquier forma de comunicación. Porque
ellos mismos lo han dicho en una de las cartas al
Sr. Sinnett, “La iluminación debe venir desde dentro”. Asi-
mismo, ellos al igual que H.P.B. propusieron una
filosofía tan profunda y coherente como para cons-
tituir el punto de vista universal más omniabar-
cante que podamos hallar. Aunque se nos ha dicho
que sólo una punta del velo se ha levantado, y que
ciertamente los Mahatmas son estudiantes bajo la
guía de seres más elevados, cada etapa de desa-
rrollo de la conciencia incluye sólo un peldaño en
la escala de tal desarrollo, aunque por medio de
H.P.B. y sus Maestros hemos percibido la sorpren-
dente verdad de que hay ciertamente verdaderos
conocedores de la sabiduría y que nosotros, por va-
cilantes que sean nuestros pasos, podemos seguir
el sendero de los Mahatmas, los Buddhas, los san-
tos seres que nos han precedido, y que dejaron
señales en su camino.
El tercer aspecto de la contribución dada por
H.P.B. al mundo nos es de sumo interés en el pre-
sente contexto. No sólo existe una Tradición de la
Sabiduría, no sólo existen aquéllos que son los co-
nocedores de la sabiduría y sus guardianes, sino
que hay un Camino, un antiguo sendero, por medio
del cual también nosotros podemos tener acceso a
esa sabiduría, no para nosotros, no por motivos
egoístas (porque la puerta está firmemente cerra-
da para quienes buscan este conocimiento por mo-
tivos egoístas solamente), sino para beneficio de
toda la humanidad. Como el texto que servirá como
nuestra guía lo expone muy claramente: “Vivir para
beneficiar a la humanidad es el primer paso”.
15
tro nuestro una transformación tal que produzca el
nacimiento de un nuevo ser, un nuevo individuo,
porque sólo entonces podemos realizar esa trans-
formación global que dará como resultado un nue-
vo mundo. Un resultado natural de cualquier trans-
formación interna es nuestra conducta y compor-
tamiento en el mundo, porque inevitablemente ac-
tuamos según como somos y creemos. Más aún,
nuestra percepción de otros y del mundo a nuestro
alrededor afecta lo que vemos. A medida que nues-
tra visión cambia, el mundo cambia.
Hace más de dos milenios y medio, el Buddha
enseñó que el camino a la transformación real, ha-
cia la iluminación, comienza con una clara visión,
con una recta percepción, samma ditthi. ¿Cómo ob-
tendremos la recta percepción? Creo que esa es la
pregunta central con la que debemos comenzar
nuestra búsqueda hacia la transformación, o por lo
menos el tipo de transformación al que se refiere
el punto de vista teosófico universal. Porque cuan-
do hay una recta visión, una recta percepción de
nosotros y del mundo, todo cambia, nos habremos
movido desde una transformación interna a una
externa. La ignorancia, no-saber, avidya, se habrá
disuelto a la luz del conocimiento, la sabiduría, la
verdadera visión, vidya.
Como La Voz del Silencio será nuestra guía en
este viaje, el camino indicado en nuestro tema,
“de una transformación de lo interno hacia lo ex-
terno”, puede ser útil considerar cómo se escribió
este pequeño libro, cuándo apareció y a quiénes
estaba dirigido. Primero entonces, unas palabras
al respecto. En 1887, un grupo de amigos trajo a
H.P.B. a Londres; entre los del grupo estaban en
ese momento tío y sobrino, Archibald y Bertram
16
Keightley. Al año siguiente, se publicó lo que se
considera la mayor obra de H.P.B. que expone la
filosofía teosófica, La Doctrina Secreta. En ese año,
1888 también se estableció un grupo interno de
estudiantes seleccionados, quienes deseaban un
contacto más profundo con las enseñanzas espiri-
tuales y ocultas que ella presentaba. Puede haber
sido muy posible —y esto es una mera conjetura—
que este grupo interno, que luego se conoció como
la Escuela Esotérica de Teosofía, o E.E.T. al solici-
tarle a H.P.B. más instrucciones, la llevaran a de-
jar por escrito el pequeño libro que ahora tenemos.
Sin embargo, a fines de junio o principios de julio
de 1889, H.P.B. accedió al pedido de muchos de
sus amigos para viajar al exterior por un tiempo,
dado que ella estaba muy cansada y tenía mala
salud. De modo que fue a Fontainebleau, al "Hotel
de la Ville de Lyon et de Londres", donde una ami-
ga (Sra. Ida Garrison Candler) de los Estados Uni-
dos de Norteamérica inmediatamente le hizo com-
pañía. No puede haber dudas que gran parte de La
Voz del Silencio lo escribió en Fontainebleau, aun-
que existe cierta evidencia que ella pudo haberlo
empezado cuando aún estaba en Londres, por cuya
razón he sugerido que el trabajo puede haber sido
el resultado de necesidades expresadas por algu-
nos de sus estudiantes más cercanos, en la re-
cientemente formada E.E.T.
En una carta escrita en Fontainebleau al Dr.
J.D.Buck, destacado teósofo americano, H.P.B. dijo
en parte:
Estoy aquí para descansar por un mes más o menos...
La Sra. Garrison Candler de Boston (esposa de un miem-
bro del Congreso, teósofa y ardiente esoterista) casi me
ha forzado a venir a descansar un poco con ella en este
(ahora) bello bosque y país. Estoy aquí de incógnito... Des-
17
afortunadamente mi Clave de la Teosofía aún no está
lista. Puede que se publique en una semana, ya que
recibí las últimas pruebas... Luego, mi selección del “Li-
bro de los Preceptos de Oro”, La Voz del Silencio, los Dos
Senderos, y los Siete Portales. Los he traducido (porque
sé 39 de ellos de memoria) y las personas dicen que es
bueno, y otros que aún es mejor que Luz en el Sendero.
Este proviene del mismo antiguo Libro...
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Me invitaron desde París para participar, con Herbert
Burrows, del gran Congreso Laborista... y pasé uno o dos
días en Fontainebleau con H.P.B., quien había ido allí
para descansar por unas pocas semanas. La encontré
allí traduciendo los maravillosos fragmentos de “El Libro
de los Preceptos de Oro”, tan conocidos actualmente con
el nombre de La Voz del Silencio. Lo escribió rápidamen-
te, sin ninguna copia material ante ella, y en la tarde
me hizo leerlo en voz alta para ver si el ‘inglés era de-
cente’. ...La traducción estaba en perfecto y bello inglés,
fluido y musical; sólo pudimos encontrar una o dos pala-
bras para modificar, y nos miró como un niño sorpren-
dido, admirándose por nuestros elogios —elogios que
cualquiera que tenga sentido literario garantizaría si
leyera ese exquisito poema en prosa.
19
bras, y se conserva como un ejemplo de maravilloso tra-
bajo literario... El libro es, como dije, un poema en pro-
sa, lleno de inspiración espiritual, de alimento para el
corazón, que estimula la virtud más elevada y contiene
los ideales más nobles. No es una mezcolanza obtenida
de diferentes fuentes, sino que es un todo ético y cohe-
rente. Nos emociona, no por enunciar hechos obtenidos
de libros, sino porque apela a los instintos más divinos
de nuestra naturaleza: es su mejor testimonio a la fuen-
te de la que proviene.
20
serie de donde se tomaron las “Stanzas” del Libro
del Dzyan, sobre el que se basa La Doctrina Secreta.’
La antigüedad del texto original se indica en sus
afirmaciones que “Los Preceptos originales están
grabados sobre finas placas cuadrangulares, mu-
chas de las copias lo están en discos. Tales discos
o placas se guardan generalmente en los altares
de los templos anexos a los centros en que se ha-
llan establecidas las escuelas llamadas
‘contemplativas’ o Mahayanas (Yogacharya).” Como
una de esas escuelas, la del gran maestro Budd-
hista del siglo II, Nagarjuna, el iniciador de la Es-
cuela Madhyamaka, estaba en Amaravati en el sur
de la India, es posible que el texto del que H.P.B.
aprendió los versos estaba en un lenguaje del sur
de la India, el Telegu. Ella indica, sin embargo, que
el original estaba en ideogramas y que ciertamen-
te era pre-Buddhista, aunque se le hicieron algu-
nos agregados con posterioridad. Más adelante en
su Prefacio, ella compara el Libro de los Preceptos
de Oro, a la obra mística de Nagarjuna, el Para-
martha, al igual que a otros tratados místicos in-
cluyendo los Upanishads.
21
Cuando advertimos la afirmación de H.P.B.,
que ella escribió de memoria esos pocos versos,
‘fragmentos’ los llama ella, de un antiguo texto,
para beneficio de los ‘pocos místicos reales en la
Sociedad Teosófica’, debemos preguntarnos qué sig-
nifica ser un místico y si estamos entre quienes
pueden calificar para llamarse así. Podemos pen-
sar de H.P.B. como un gran ocultista y por cierto
ella lo fue, pero adviertan que ella nos dice que la
obra de la que deriva La Voz del Silencio es ‘una de
las obras entregadas a los místicos estudiantes del
Oriente’. Ella agrega además, que ‘su conocimien-
to es obligatorio en esa escuela’, refiriéndose a esa
escuela de Buddhismo esotérico en la que ella se
entrenó. De esto podemos deducir que H.P.B. fue
también una gran mística, y que el ocultismo y el
misticismo no constituyen dos senderos, sino uno,
que conducen a la meta sublime de la verdadera
transformación, la creación de un ser totalmente
nuevo, llamado en nuestro texto, el Bodhisattva,
aquél cuya naturaleza misma, cuyo ser o naturale-
za total, es compasión-sabiduría.
22
2
¡D e s p e r t a n d o !
(Nota del Ed.: En el original inglés esta frase está así, pero en
La Voz del Silencio dice "...si quieres saber")
23
sutra del texto, que a los textos sastra. Por su mis-
ma naturaleza, entonces, la obra que hemos elegi-
do como una guía para la transformación no nos da
largas explicaciones, ni argumentos lógicos y
discursivos. Nos habla directamente, despertando
en nosotros un nuevo tipo de mente, despertándo-
nos para una especie de tratamiento de shock psi-
cológico e inclusive espiritual. Nos desafía y exige
aspectos de nuestra naturaleza, de los cuales po-
demos estar muy vagamente conscientes.
Puedo destacar esto un poco más refiriéndo-
me a una distinción hecha por Thomas De Quincy,
quien también dijo que hay dos tipos de literatura:
la literatura de información y la de poder. Según
De Quincy, cualquiera puede leer literatura de in-
formación y beneficiarse con ella. Si van a una ciu-
dad nueva, una en la que nunca estuvieron antes,
pueden obtener una guía y leer información sobre
esa ciudad; cuántos son sus habitantes, dónde está
situada, algo sobre su historia, sobre las cosas que
pueden querer ver en esa ciudad, etc. Ésta es lite-
ratura de información. Por supuesto, uno no nece-
sita llevar cierto tipo de vida, uno no tiene que ser
algo especial, excepto poseer una inteligencia me-
dia, comprender las palabras y la información que
se imparte por medio de las palabras. Si están le-
yendo una guía sobre Amsterdam, es útil saber dón-
de están, el este, el sur, el norte y el oeste. Si al
leer una guía o al mirar un mapa no saben ubicar-
se, se pueden confundir fácilmente. Se necesita
un poco de inteligencia para leer un mapa tal. Eso
es literatura de información. Por medio de esa lite-
ratura podemos estar extremadamente bien infor-
mados sobre muchos temas.
24
ratura que cambia al individuo. Pitágoras se refirió
a tales escritos como poseedores de una energía,
una energía espiritual, que podría bajo ciertas con-
diciones, entrar en la vida de un individuo con un
efecto transformador. Jacob Needleman en su libro
El Corazón de la Filosofía, escribe acerca del punto
de vista pitagórico: “Se ha considerado la energía
de tales ideas en un lenguaje antiguo como ali-
mento espiritual... La formulación verbal de estas
ideas es sólo un aspecto, aunque por supuesto un
aspecto importante, de las condiciones necesarias
para la transmisión de la energía que contiene...
La formulación auténtica de grandes ideas tiene el
efecto de llevar al individuo al silencio, de detener
la mente.”
Necesitamos ambos tipos de literatura, pero
es útil distinguirlas de modo que comprendamos
cuando leemos o recibimos información, que ese
tipo de literatura (que se puede comparar con los
sastras) tiene un rol útil para desempeñar: expan-
dir nuestras mentes dándonos nuevas percepcio-
nes y proveyéndonos de una comprensión profun-
da. Sin embargo, la literatura de poder que es afín
a los sutras, sirve otro propósito diferente, pero para
que nos demos cuenta de ese propósito debemos
reconocer que la verdadera comprensión, la verda-
dera sabiduría, viene del interior y por lo tanto se
debe despertar. Un escritor contemporáneo ha su-
gerido inclusive que en gran medida la mayoría de
nosotros somos “sonámbulos”. Pensamos que esta-
mos despiertos pero en realidad no lo estamos, y
por lo tanto caminamos en un sueño interior. Qui-
zás no es tanto que la sabiduría debe ser
despertada, sino que tenemos que tornarnos cons-
cientes a nosotros mismos, a la sabiduría que ya
está presente porque venimos siendo uno con ella.
25
Entonces el proceso es una especie de limpieza del
lugar para que despertemos. Ya no hay más niebla,
oscuración ni nubes. La Voz del Silencio es literatu-
ra de poder: muchos de sus pasajes, aforismos o
versos, nos afectan profundamente y tienen el efec-
to de llevar nuestras mentes a una condición de
silencio interior, una condición en la que desper-
tamos totalmente y por lo tanto nos hacemos re-
ceptivos a la intuición en su sentido real, despier-
tos a la sabiduría, a la verdad, a la realidad que
subyace en toda la existencia, percibiendo la exis-
tencia con una “percepción espiritual sin velos” para
usar las palabras de H.P.B.
Inclusive el título de la pequeña obra que he-
mos tomado como nuestra guía en el sendero de la
transformación de lo interno a lo externo, debería des-
pertarnos a una gran verdad: el silencio, el vacío,
aquello de donde procede toda la creación, tiene
voz, resuena. El silencio tiene voz. Tenemos este
concepto (que realmente es una idea muy abstrac-
ta) en las escrituras judeo-cristianas, y lo encon-
tramos expresado también en las escrituras sagra-
das de otras tradiciones religiosas. En el primer
capítulo del Génesis leemos: “Y Dios dijo: (Dejad)
que la luz se haga’.” Es una afirmación interesante
si la observamos detalladamente. No es que una
fuerza creadora dijo: “Ahora trabajaré en esto, ahora
produciré la luz, haré la luz”, sino que se le permi-
te a la luz que se revele a sí misma, la luz surge en
una condición en la que existe libertad: “(Dejad)
que la luz se haga”. Hay aquí una voz proviniendo
del silencio de un estado de no-existencia, de un
espacio que en la tradición oculta a veces se llama
akasha, aquello que está iluminado desde el inte-
rior, en el que se dice que la única característica
es el sonido; es entonces la responsividad, lo cual
26
es sonido. Se dice que la única característica de
akasha es el sonido, la vibración, esta pulsación
interna. Una voz no de alguna deidad antropomórfica
sino del espacio mismo expandiéndose para traer a
la existencia un universo manifestado. En el Evan-
gelio místico según San Juan, aparecen las bellas
y poéticas afirmaciones: “En el principio era el Verbo, y
el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios.” Reconocemos
estas maravillosas palabras por su significado mís-
tico interior. El término ‘verbo’ se traduce como
‘logos’ en griego, que no es un sonido ordinario sino
uno que por su naturaleza misma trae orden. Lo-
gos es orden, a menudo contrastado con esa condi-
ción original conocida como ‘caos’. Caos no es des-
orden, desafortunadamente a menudo la usamos
con ese sentido en la actualidad, hablamos sobre
las cosas que están en una condición caótica, que
es un uso erróneo de la palabra caos. Como mu-
chos de ustedes sabrán, actualmente existe toda
una ciencia del caos que está siendo descubierta,
la cual ha aparecido por medio de las computadoras.
Es hoy una ciencia integral, que indica que existe
orden, un pre-orden, y realmente la palabra griega
‘caos’ se relaciona con la palabra inglesa ‘yawn’ (bos-
tezar). Cuando bostezamos existen allí todas las
posibilidades de articulación, lo cual es orden. De
aquí que en las diferentes tradiciones, todas las
vocales, que se encuentran realmente presentes
en el bostezo original, son sagradas. Pero se vuel-
ven significativas y sagradas cuando se articulan
con los órganos del habla, tales como el paladar, la
lengua, los dientes, etc. Eso trae orden a partir del
pre-orden del bostezo. De modo que del caos viene
lo visible producido por la articulación, y lo visible
que a menudo se llama ‘maya’ también es un cos-
mos. La palabra ‘cosmos’ se relaciona con el térmi-
27
no ‘cosmético’. ‘Cosmetizamos’ el espacio original,
se le da una apariencia y entonces llamamos a esa
apariencia la manifestación ordenada y en la que
se expresa la ley. N. Sri Ram ha escrito:
La ‘Voz del Silencio’ es una frase mística, que tiene
muchos significados pertenecientes a diferentes nive-
les... Podemos comprender la Voz en nuestro nivel como
la voz de Buddhi o intuición. La intuición no sólo es una
corazonada o el hecho de adivinar; es una comprensión
indubitable, una dirección infalible que surge del inte-
rior sólo cuando la mente no está confundida por el pen-
samiento... La voz de la intuición nos habla en momen-
tos de receptividad (El Sendero de la Sabiduría, pag.185).
28
biar, y es esa expansión desde lo interno hacia lo
externo que es un principio fundamental de la filo-
sofía esotérica. Todo crece de adentro hacia fuera,
se expande de adentro hacia fuera y tiene —lo que
podemos llamar— su propio poder de límites.
En todo el universo y en la totalidad del siste-
ma manifestado se expresa ese poder, ese límite
se indica como ‘el anillo no se pasa’ en La Doctrina
Secreta. Tiene su propio movimiento natural, su ex-
presión de la ley. Podemos decir que sunyata es el
silencio esencial, el silencio original del que la voz
creadora se expandió para traer a la manifestación
todo lo que existe. Entonces ese silencio primor-
dial está en la raíz de nuestro ser, y conducirnos a
nosotros mismos a un estado de verdadero silencio
nos permite escuchar la voz de buddhi o de la in-
tuición creativa. Podemos decir que la voz es el
sonido auto-existente de la realidad, que se oye
cuando uno experimenta sunyata, o la eliminación
de todas las limitaciones impuestas a la realidad.
Tenemos por ejemplo en el Libro Tibetano de los Muer-
tos la idea que en el estado Bardo, uno debe escu-
char el sonido del Yo como miles de voces rugien-
do. ¿Qué significa esto? ¿Cuál es el sonido del Yo?
¿Puede sucedernos eso?
29
pendiente. Se dice que el Buddha mantuvo un ‘no-
ble silencio’. Éste, podemos sugerir, es el silencio
de la voluntad, porque fue la cesación de toda sen-
sación del ego, la realización de sunyata, o existen-
cia en todas las cosas, que también es el vacío de
lo que se llama ‘propio-ser’. El silencio de pensa-
mientos o el silencio de la mente es el propósito de
la yoga y se menciona una y otra vez en todo el
libro La Voz del Silencio.
54. Lucha con tus pensamientos impuros antes que ellos
te dominen. (pág.23)
253. Subyuga tus pensamiento, tú que luchas por la per-
fección. (pág.75)
266. Has de alcanzar una fijeza de mente tal, que nin-
guna brisa, ni aún el viento impetuoso, puedan lanzar en
ella un pensamiento terreno. (pág.78)
El silencio de los deseos obviamente se refie-
re a la necesidad de poner la naturaleza emocional
bajo nuestro control de modo que no estemos cons-
tantemente perturbados por el ruido de nuestros
gustos y disgustos, mientras que el silencio del so-
nido debe ser la cesación del ruido externo que
hacemos inclusive cuando caminamos por el mun-
do. Debido a que el cuerpo físico tiene su sonido,
no es fácil traerlo a un estado de absoluto silencio,
de completa tranquilidad. Como veremos, ‘montar
el pájaro de vida’ significa llegar a un estado de
equilibrio que es la condición del silencio interno y
externo. Sin embargo, me estoy adelantando en la
consideración del proceso de llegar a despertar,
que es una etapa necesaria en el viaje de transfor-
mación.
30
do la Armonía interior...
10. Antes que el Alma pueda oír, la imagen (el hombre)
debe volverse sorda a los rugidos como a los susurros.
11. Antes que el alma pueda comprender y recordar, debe
estar unida al Hablante Silencioso.... (pág.l2-l3)
Un estudio interesante que nos aleja de nues-
tra consideración actual sobre la transformación,
es comparar esas afirmaciones, con el párrafo de
apertura de Luz en el Sendero, que se refiere tam-
bién a los ojos, los oídos, a ponerse de pie, etc.
Existen cuatro aspectos que se deben llevar a una
condición determinada en ese párrafo de apertura
de Luz en el Sendero. Recordarán que H.P.B. dice
que los originales de éstos son de la misma fuente
que Luz en el Sendero, por lo tanto uno podría usar
términos diferentes y también podríamos haber
usado al otro libro como guía. En la terminología
teosófica, el ‘Hablante Silencioso’ podemos pensar
que es la Mónada, que es Atma-Buddhi, el aspecto
inmortal de nuestra naturaleza, el Dios interior
que produce la luz y la transformación. Nuestra
tarea en este sendero de transformación es lograr
aquella conciencia más profunda, aquella natura-
leza fundamental interior, cuando una Voz puede
oirse proviniendo del Silencio. Pero ¡cuán a menu-
do nos quedamos dormidos antes que se escuche
esa voz!.
31
mas esenciales para transformarse en tal ‘conoce-
dor’ es mencionada simplemente:
20. Monta el Ave de Vida, si pretendes saber.
(pág.16)
32
duce una realización profunda de la unidad de toda
la existencia. ¿Pueden darse cuenta que nuestra
generación, de todas las que han vivido en este
planeta, es la primera en haber visto desde el es-
pacio el globo como un todo? Somos los primeros en
haber visto que es uno, que no hay límites. ¿Dónde
están las fronteras? Somos los primeros en haber
visto el planeta sin divisiones. Es sorprendente. No
hemos actuado como si lo hubiéramos visto ínte-
gro, pero somos los primeros en haberlo visto ente-
ro, en haberlo fotografiado. Si nuestro objetivo es,
como nos dice La Voz del Silencio, ‘seguir los pasos del
sagrado Tathagata’, lo que significa emprender el sen-
dero del Bodhisattva, entonces debemos ver el mun-
do y todo lo que hay en él, como lo hace un
Bodhisattva. Se dice que un Bodhisattva ve el sim-
ple hilo que une todas las conciencias, todos los
seres. Estuve leyendo la Divina Comedia de Dante y
en la mitad de su ascenso al paraíso, llega a ese
planeta conocido como Marte (esto nuevamente es
muy simbólico), donde se da cuenta de la conexión
sanguínea con sus antepasados. Sabemos que hay
grupos donde existe la adoración de los antepasa-
dos. Existe una verdad en esto porque la sangre es
un símbolo del hilo de vida que nos conecta con
todos los antepasados, y si retrocedemos lo sufi-
ciente, hay sólo un antepasado que es el Gran Hom-
bre, Purusha. Por lo tanto, todos estamos unidos
como hermanos de sangre. Éste fue uno de los
grandes símbolos en la época medieval, volverse
hermanos de sangre, mezclar la sangre. De modo
que la opinión del Bodhisattva es que hay un solo
hilo, una sola sangre que une todas las concien-
cias, todos los seres. Esta unión surge del hecho
que todo nivel de conciencia es sólo una diferen-
ciación de una conciencia esencial e indiferencia-
33
da. En todo nivel lo no-diferenciado está presente
en lo diferenciado. Por lo tanto Atma está tan pre-
sente en el físico como en cualquier otro nivel. Está
aquí, no en otro lado. Pensamos en ascender una
escalera de conciencia, pero ésta está totalmente
presente aquí. Ver esto, realmente verlo, es tener
una visión transformada del mundo y todos los se-
res en él. Como veremos, tal cambio de visión con-
duce a un modo transformado de actuar en el mun-
do. De aquí que, en algunas tradiciones Buddhis-
tas, cada ser, cada persona, cada ser humano, debe
ser visto como ‘madre’. Porque se dice que en un
momento u otro, cada ser humano ha sido o será
nuestra madre. ¿Cómo se siente uno hacia la ma-
dre? Nuevamente (está presente) este lazo de san-
gre, esta conexión directa.
De modo que, como las palabras de nuestro
texto nos dicen, ‘los ojos jóvenes (deben) quedar cie-
gos a toda ilusión’. La gran ilusión de la separativi-
dad, la ilusión de la diferencia, debe disiparse, di-
solverse, porque debemos llegar a conocer que, como
H.P.B. le dijo a sus estudiantes, ‘la Existencia es
una cosa’. Es una condición de ver en que, citando
de nuevo el texto,
90. ...tu Yo se halla perdido en el Yo, tú mismo en TI
MISMO, sumido en AQUEL YO del cual tú emanaste primitiva-
mente. (pág. 33)
34
Descansar en tal condición, ‘entre las alas’,
es llegar a un estado de equilibrio interno, pero no
es un equilibrio estático. Podemos pensar en un
equilibrista que camina sobre la cuerda en el cir-
co. Cuando cruza el elevado cable no permanece
rígido, sino que se mueve graciosamente de lado a
lado y sin embargo existe lo que podemos llamar,
un centro quieto, un centro de equilibrio o balance.
Es desde ese centro que tiene lugar la verdadera
transformación. A su vez, es un lugar de reposo, en
el sentido que el centro de equilibrio es nuestro
verdadero hogar, nuestro nido por así decirlo; así
nuestro texto nos dice:
35
la totalidad de la existencia, y por eso es que la A
es el ala derecha; U es la izquierda; M su cola, y el
ardha-matra, o media sílaba es su cabeza. Los mus-
los del ave son las tres gunas, sattva, rajas y tamas,
las cualidades de la materia en todo nivel, mien-
tras que el cuerpo es la Verdad. El ojo derecho es
dharma y el izquierdo es adharma. Las patas del ave
son el mundo físico (bhur-loka); las caderas, el men-
tal (suvar-loka); el ombligo, el buddhico (mahar-loka);
el corazón, el átmico (janar-loka); la garganta,
anupadaka (tapar-loka), mientras que el entrecejo y
la frente representan adi (satya-loka). Montar tal
ave es ciertamente convertirse en el “Conocedor de
todo’.
36
del agua y volar en el espacio puro, donde se en-
cuentra tan cómodo como en el mundo de más aba-
jo. Por esto, simboliza el ser errante, sin hogar,
que es capaz de moverse por todos los reinos del
ser. De modo que nosotros nos volvemos seres
errantes sin hogar en todos los mundos del ser.
Porque nuestro hogar no está en ninguno de estos
mundos, sino en todos ellos. Cada uno de nosotros
debe volverse el Hamsa, porque aunque aparente-
mente destinados a la tierra y limitados, podemos
volvernos libres e ilimitados como un ave. Una per-
sona que ha alcanzado cierta etapa de evolución,
esa etapa que consideramos como de liberación, se
llama Hamsa o Paramahamsa, un verdadero y libre
ser errante en todos los mundos. Inmaculados como
el cisne blanco, libres de todas las manchas pro-
ducidas por gustos y disgustos, apegos y repulsio-
nes, somos libres.
37
mente hemos distorsionado el verdadero significa-
do del pranayama yoga). Nosotros también pode-
mos oír esa voz interior o ritmo, porque se dice que
al inhalar se produce el sonido ‘Ham’, y al exhalar,
el sonido ‘Sa’. Al inhalar y exhalar, la respiración
nos susurra “Hamsa, Hamsa”, revelándonos así
constantemente la presencia interna del Uno. En
nuestra conciencia limitada, olvidamos esta ver-
dad mística. El cuerpo físico es el instrumento de
la verdad suprema, e incluso aquí el Uno está pre-
sente.
38
Y todo lo que trasciende el pasado, presente y futuro, es
también OM.
39
3
OPCIONES
“Busca los Senderos.”
40
Amsterdam, o Delhi. De este modo, el punto inicial
es importante. Mi meta, el querer llegar a Nueva
York, Naarden o Chennai es de igual trascenden-
cia.
41
en mi naturaleza. Dependiendo del tiempo del via-
je (y eso dependerá del modo de viajar que he ele-
gido), puede que haya algunos cambios externos,
pero no ocurrirá nada de naturaleza realmente
esencial.
En el sendero de transformación, por el con-
trario, en el sendero que estamos emprendiendo,
todo en nosotros debe cambiar. Eso no es fácil. Para
esa clase de transformación, el punto de partida y
el objetivo son igual de importantes, pero otro fac-
tor entra en el asunto. Éste es señalado bien al
comienzo de nuestro texto:
58 ...No puedes recorrer el Sendero antes que tú te ha-
yas convertido en el Sendero mismo. (pág.25)
42
¿Dónde comenzamos? El gran reformador bud-
dhista, Tsong-Kha-Pa, a quien H.P.B. hace refe-
rencia en varios lugares, sugirió que debemos co-
menzar con lo que él llamó ‘mi única oportunidad
presente’. Debemos situarnos a nosotros mismos,
no tanto por lo que pensamos que somos, sino por
cómo actuamos en el mundo. Cómo actuamos en el
mundo, manifiesta nuestra visión de qué significa
ser humano. Tal vez conozcan ese maravilloso re-
lato de la tradición jasídica del Judaísmo de la Eu-
ropa oriental. Los jasidistas eran los grandes mís-
ticos de la secta de Jewry que surgió en el siglo
XVIII y que aún hoy existe. Es un relato maravillo-
so del zaddic -el hombre santo- en la Rusia blanca
del norte, quien fue a prisión por sus opiniones e
ideas, y sus carceleros se burlaron de sus creen-
cias. Se mofaban diciéndole: Nos dices que tu Dios
es omnipotente y omnisciente, que todo lo sabe. Si
supiera todo, si fuera ese tipo de Deidad que sabe
todo, por qué fue al Jardín del Edén y dijo: “Adán,
dónde estás?”, y parece una pregunta bastante ri-
dícula ya que Dios tenía sólo a dos personas que
cuidar, ¿cómo se le pudo perder la mitad de la hu-
manidad? Después de todo no es fácil perder la
mitad de la humanidad en esa etapa. Pero el záddico
contestó: “Sí, Dios es omnisciente. No era que Dios no
sabía dónde estaba Adán, sino que era Adán quien no
sabía dónde estaba.” De modo que en todo momen-
to, en cada período de la historia, ese potencial
creativo, la Deidad, la Mónada interior, el Espíritu,
en todo momento llama al hombre, nos dice a cada
uno de nosotros: “¿Adán, dónde estás?”. Y entonces
lo primero que tenemos para contestar es dónde
estamos en la vida en este preciso momento. Esto
es, según Tsong-Kha-Pa también, comenzar con ‘mi
única oportunidad presente’, y fue la respuesta que
43
Adán dio: ‘Me escondo’. Debido a que todos nos es-
condemos, no nos encontramos.
44
como veremos. A su vez, debemos comprometernos
en una especie de intercambio, el cambio de una
condición por otra. El intercambio fundamental, por
ello se nos dice:
21. Abandona tu vida, si quieres vivir. (pág.16)
45
el sentido de carencia de conocimiento sobre las
cosas y la gente, sino de la verdad una esencial.
N.Sri Ram comentando sobre el término ‘ignoran-
cia’ ha escrito:
“Ignorancia” no se refiere a la ignorancia del mundo
externo. Alguien puede tener un enorme acopio de conoci-
miento respecto al mundo de la materia, el movimiento de
átomos y galaxias, las propiedades de varias sustancias, y
sin embargo encontrarse en un estado de ignorancia fun-
damental si no sabe el verdadero propósito de la vida y de él
mismo. Todo esto es avidya o ‘no saber’. En este estado no
conocemos nuestros propios procesos, la presión de nues-
tra mente y memoria, y los motivos internos de nuestro
pensamiento y acción. (El Sendero de la Sabiduría, pág.195
Ed. Inglesa).
46
parecía ser capaz de llevar al viajero sin errores
por lugares que no tenían ninguna huella o sende-
ro. Una noche, junto al fuego, el viajero le dijo al
guía: ‘¿A qué se debe que usted se mueve sin equivocaciones,
y con tanta seguridad en el camino?’. Y el guía dijo: ‘Tal
vez sea porque puedo ver de cerca y de lejos. Con la visión de
cerca veo el sendero que está inmediatamente ante mí, y con la
visión lejana guío mis pasos por las estrellas’. Y quizás eso
es lo que se necesita: para reconocer el sendero de
ver y el sendero de la atención, debemos tener la
visión de lo cercano y de lo lejano. Tenemos que
ver el próximo paso; no tener nuestros ojos sólo en
el movimiento del sol y su desplazamiento en el
cielo, saber lo que es Este u Oeste, Norte o Sur, o
ver las estrellas de noche y guiar nuestro curso
por ellas. También necesitamos prestarle extrema
atención a nuestra exclusiva ocasión presente y al
próximo paso.
47
misterioso nos damos cuenta que el río no es sólo
el reino de la experiencia sensorial, sino que tam-
bién es el río de la libertad, o Nirvana, y es sólo
nuestro movimiento en él, o nuestra respuesta, lo
que hace parecer que el río nos sujeta en el mundo
de la experiencia sensorial o nos libera para que
nos movamos como lo hace Hamsa, el cisne que
usa el río como apoyo para su existencia. Conse-
cuentemente llegamos a conocer en boca del sabio
buddhista, Nagarjuna:
Samsara es Nirvana; Nirvana es Samsara; Entre am-
bos no existe diferencia.
48
cuando hay alternativas.
49
los misterios de Isis. Parsifal, buscando el Castillo
del Santo Grial, deambuló por el jardín de Klingsor,
encantado por Kundry. La Opera inmortal de Mozart,
La Flauta Mágica, relata la historia de las pruebas
del alma por los elementos de la tierra, el agua, el
fuego y el aire (realmente un drama masónico). El
Vestíbulo de la Instrucción es el mundo a nuestro
alrededor, el mundo en el que “tú ‘nacido del Cielo’,
sumido en el mar de Maya”, puedes inclusive “des-
prenderte del Padre Universal”. (pag. 20). Sin embar-
go se da la promesa del triunfo:
140. Del horno de la humana vida, y de su negro humo
elévanse llamas aladas, llamas puras que, remontándose
más y más bajo el ojo kármico, tejen al fin la tela gloriosa...
(pág. 47)
50
metida a la dualidad del Samsara y el Nirvana. Samsara
debe ser comprendido en el sentido que su naturaleza
última es Sunyata, su característica causal es la con-
fusión, y su característica primaria es la manifestación
como miseria. La Naturaleza esencial del Nirvana es
Sunyata, su característica causal es el fin y dispersión
de toda confusión y su característica primaria es la li-
beración de toda miseria... Samsara y Nirvana no son
dos entidades, sino esencialmente términos para des-
cribir una experiencia...
51
El “cuerpo lunar” que debe ser destruido está
compuesto de deseos, hábitos y auto-interés. Es
una destrucción que en realidad es una transfor-
mación o por lo menos implica un cambio, una nue-
va estructura, que proveerá una base adecuada para
actuar en el mundo. El “cuerpo lunar”, como lo se-
ñala H.P.B., es “la forma astral producida por el princi-
pio kámico.” Debemos recordar al respecto, que el
uso del término 'astral' de H.P.B. corresponde a lo
que se ha llamado 'etérico' en literatura posterior;
por lo tanto “el cuerpo lunar”, nuestra herencia del
grupo conocido como “los pitris lunares”, o padres,
debe ser re-modelado, transformado, el viejo mo-
delo destruido en cierta forma, de modo que el nuevo
modelo pueda surgir. La mente, también es libera-
da de sus apegos, prejuicios y parcialidades, y el
corazón se limpia de todo deseo egoísta. Como dijo
el Sr. Sri Ram:
No destruimos nuestra capacidad de conocimiento o
de afecto, pero debe haber un cambio fundamental en
nuestra naturaleza, una limpieza en la que se elimina
todo el veneno de modo que nos reformamos o nos reno-
vamos. (El Sendero de la Sabiduría,
p. 211. Ed. Inglesa)
52
32. Aquél que ha de darte nacimiento, búscalo en el Ves-
tíbulo de la Sabiduría, el Vestíbulo que está situado más
allá, en donde son desconocidas todas las sombras y don-
de la luz de la verdad brilla con gloria inmarcesible.
(p.18)
53
nuestro texto, La Voz del Silencio, se llama 'Los Dos
Senderos'. Por ahora, habiendo limpiado el terreno
por así decirlo, debemos elegir entre lo que se lla-
ma el 'Sendero abierto, el camino a la bienaventuranza
egoísta' y el 'Sendero Secreto', elegido por los Buddhas
de Perfección, quienes sacrificaron EL YO, por Yoes
más débiles.
54
4
RECTA ACCIÓN
144. "Vivir para beneficiar a la humanidad es el primer
paso” (p.49)
55
Misterioso es el sendero de la acción. (IV, l7)
...una afirmación que debería contemplarse
muy seriamente. ¿Qué significa? ¿Por qué es mis-
terioso el sendero de la acción? Ahora La Voz del
Silencio también enfatiza el misterio de la acción.
Como dije la acción no ha de ser confundida con
estar simplemente ocupados, desempeñando mu-
chas tareas, por grandes y nobles que sean.
Desempeña tu recta acción,
56
prender la naturaleza del camino que recorrere-
mos, dependiendo de las decisiones que tomemos
a lo largo del mismo. Ambos senderos nos llevan a
la liberación, a escapar de los grilletes que noso-
tros mismos hemos creado y que nos limitan. Pero
un camino es la liberación para el yo individual
mientras que el otro es una liberación interna que
le permite al individuo vivir sólo para beneficiar a
la humanidad, habiendo renunciado a los frutos de
la liberación.
Como es evidente en La Voz del Silencio y cier-
tamente en todos los escritos de H.P.B., el dharma
o camino inherente desde el punto de vista teosófi-
co es el del Bodhisattva, el sendero de renuncia-
ción. Cuando preguntamos, por lo tanto, qué es la
acción correcta, necesitamos examinar lo que sig-
nifica ser un Bodhisattva. Como lo indiqué en una
charla anterior, el sendero es sólo el nombre para
nuestro propio desarrollo orientado, y por lo tanto
si nuestra orientación es hacia el Bodhisattva ideal;
entonces tenemos que actuar en cada momento
como para estar seguros que todo nuestro ser se
dirija en esa dirección, como una flor tiende hacia
el sol.
57
Krishnamurti aclara esto detalladamente, en par-
ticular en su trabajo Libertad de lo conocido. Ver,
escuchar y actuar es literalmente una sola cosa;
una sola acción. Toda doctrina, todo concepto, cada
principio, no sólo debe ‘verse’ o reconocerse y ser
confirmado; debe ser asimilado, articulado en nues-
tras vidas, hecho parte de la experiencia diaria. El
ideal del Bodhisattva, no es por lo tanto un simple
concepto abstracto. El Bodhisattva se yergue como
un modelo, un arquetipo, un paradigma, para todas
las actividades y relaciones humanas. Mientras que
el término ‘Bodhisattva’, tiene un número de signi-
ficados diferentes e inclusive se refiere a varios
niveles de logro espiritual, podemos tomarlo como
que se refleja más arquetípicamente en lo que se
conoce como el voto del Bodhisattva o lo que a ve-
ces se llama el juramento Kwan-yin. Ha habido
varias traducciones de ese voto o juramento, pero
quizás puede ser expresado de modo óptimo en es-
tas palabras:
Jamás buscaré ni recibiré la liberación privada, in-
dividual; jamás entraré en la paz final solo; sino que
siempre y por todas partes viviré y me esforzaré por la
liberación de cada criatura de las limitaciones de la
existencia condicionada, en todos los mundos.
58
mento, y esto significa que sólo puede hacerse cuan-
do sabemos lo que queremos, cuando nuestra elec-
ción de un sendero se ha vuelto irrevocable.
59
Existe también una paradoja en el voto del
Bodhisattva. En el Sutra Vajrachhedika, uno de los
grandes textos del Buddhismo que describen la ac-
titud que debe desarrollar un Bodhisattva, se se-
ñala que mientras el juramento es liberar todas
las criaturas por todas partes en todos los mundos,
no hay en realidad criaturas o seres separados para
ser liberados. En ese sutra, como lo tradujo Edward
Conze, se afirma que:
No ha de llamarse ‘Bodhisattva’ a aquél en quien se
puede percibir un yo, o la percepción de un ser, o la per-
cepción de un alma viviente, o la percepción de una
persona.
60
cómo caminamos, cómo hablamos. Creo que pode-
mos lavar los platos como un Bodhisattva. Ustedes
pueden decir que los Bodhisattvas no lavan platos,
pero lo hacen, al menos metafóricamente.
61
este elemento esencial que se llama “Kalynamitra”
y hace la pregunta: “¿Qué constituye un buen ami-
go?” Ésta es una pregunta seria y en una Sociedad
que adopta como primer objetivo el reconocimiento
de la fraternidad universal, pienso que es una pre-
gunta que merece profunda consideración. Frater-
nidad significa que todos somos buenos amigos, y
por lo tanto deberíamos actuar como tales.
62
más profunda del Yo Inmortal que es el Yo Uno.
Un buen amigo se vuelve por cierto la emulación
del Bodhi-sattva en este plano terreno. ¿Podemos
aprender a ser realmente buenos amigos con toda
la humanidad? ¿Empujamos a otros para llegar pri-
mero al ómnibus o al tren? ¿Reconocemos el valor
esencial de cada individuo que contactamos? Esto
es actividad diaria. Esto es la acción de cada día.
¿No es así? Ser un buen amigo.
63
Âlaya, que sean uno con la gran Alma, y que poseyéndola,
Âlaya les aproveche tan poco!
108. Ah! que tan pocos hombres se aprovechen del don,
del inapreciable beneficio de aprender la verdad, de lograr
la verdadera percepción de las cosas existentes, el conoci-
miento de lo no existente! (pág. 38/39).
64
eres invencible; de ella separado, te conviertes en sitio de
recreo del Samvritti, origen de todos los errores del mundo.
(pág. 74)
65
los rayos del sol matutino.
60. No permitas que el sol ardiente seque una sola lágri-
ma de dolor antes que tú la hayas enjugado en el ojo del
que sufre.
(pág. 25)
307. La compasión habla y dice: “¿Puede haber bien-
aventuranza cuando todo lo que vive ha de sufrir?
(pág. 90)
66
dhismo, explica la diferencia hallada en muchos de
los textos, entre las tres clases de compasión o
karuna. La primera, conocida como “sattva lambana
karuna”, tiene como objetivo todos los seres que
sufren, una compasión que está “teñida”, como él
dice, por la creencia de que existen seres separa-
dos. La segunda, “dharma-lambana karuna,” tiene
como objeto sensaciones dolorosas o fenómenos en
sí mismos. Sin embargo, esto es sólo una aproxi-
mación al verdadero conocimiento, ya que las sen-
saciones dolorosas surgen sólo cuando existe con-
ciencia de separación. La tercera clase de compa-
sión, “analambana karuna,” es compasión pura o
amor incondicional. No surge del amor hacia los
seres ni para ponerle fin al sufrimiento, sino como
afirma Lubac, “bastante naturalmente”, porque es
la naturaleza misma del Bodhisattva estar en un
estado continuo de compasión. Es por supuesto de
esta tercera clase de la que se habla en La Voz del
Silencio como que
300 ...no es un atributo. Es la LEY de las leyes, la Armo-
nía eterna... la ley del Amor perdurable. (pág. 87-88)
67
cualquier acción que ayuda a oscurecer esa luz
interior, ese rayo de luz interno, que lo oscurece.
Toda acción recta o incorrecta, si está del lado del
amor, surge de ese corazón que es compasión, en
el cual aparece el amor naturalmente.
68
que actualmente nos prometen un camino fácil. No
es un nuevo tipo de experiencia; es la transforma-
ción total, la libertad total e incondicional. Krish-
namurti menciona constantemente esta libertad
total e incondicional. A menudo pienso en el gran
presidente de los Estados Unidos, Abraham Lincoln,
quien tuvo la valentía de señalar, durante un pe-
ríodo de gran conflicto que ninguna nación puede
existir medio esclava y medio libre. De igual modo,
ningún individuo puede existir medio esclavo y medio
libre. Existe la libertad total, la verdadera libertad
sólo puede ser total. El punto es que debemos co-
menzar donde estamos. E incluso aquí y ahora, po-
demos actuar con un propósito y significativamente.
Ustedes recordarán esa bella frase en la Voz del
Silencio:
156. Si no puede tú ser sol, sé el planeta humilde. Si no
te es dable resplandecer como el sol de mediodía sobre el
monte nevado de la pureza eterna, entonces, oh neófito,
elige una vía más humilde.
157. Muestra el “Camino”, siquiera lo hagas vagamen-
te y confundido entre la multitud como lo muestra la estre-
lla vespertina a aquéllos que siguen su ruta en medio de la
oscuridad.
(pág. 52)
69
gún modo, comprensión, simpatía y empatía para
el conocimiento y la amistad. Si miramos cerca
nuestro las oportunidades abundan. Hay muchas
personas solas en el mundo, hay muchos que han
sufrido pérdidas de un modo u otro, y principal-
mente están aquéllos que están hambrientos de
comprensión, de verdad, de la sabiduría que el punto
de vista teosófico universal tiene para ofrecer. Puede
que no tengamos todas las respuestas, y cierta-
mente ninguno de nosotros puede tenerlas, pero
podemos hablar desde el corazón, y si no, podemos
ayudar con una sonrisa.
70
ha escrito que la lección que debe aprenderse de
su estudio es que “no debemos sentirnos atraídos
por lo atractivo ni debemos rechazar lo repelente,
sino que debemos ver ambos como manifestaciones
del uno.”
71
5
TRANSFORMACIÓN
INTERNA
145. Usar la humilde vestidura de Nirmanakaya es re-
nunciar a la bienaventuranza eterna del Yo, es ayudar a la
salvación del hombre. (pág. 49)
72
tamos tratando con paradojas al intentar compren-
der la naturaleza del sendero espiritual.
Por ejemplo, cuando hablamos de la necesi-
dad de una transformación de la conciencia, no
debemos comprender que esto significa la exten-
sión de nuestra conciencia actual. Mejor dicho nues-
tro ser total ha de ser reconstituido, por así decir-
lo, regenerado, que significa nacer nuevamente.
Éste por supuesto, es el propósito de la yoga, como
lo es el de todas las disciplinas espirituales, produ-
cir una conciencia o estado de conciencia total-
mente nuevo. Se simboliza en la tradición Budd-
hista al tomar ciertas “vestiduras” o “túnicas”. Por
cierto, en todas las grandes tradiciones de los mis-
terios, el neófito debe desprenderse totalmente de
su ropaje normal y tiene que vestirse con ciertas
ropas ceremoniales, usualmente blancas para in-
dicar una condición de inocencia o pureza. Luego,
en los ritos iniciáticos, se le dan otras vestimentas
de acuerdo con la etapa a la que ha entrado.
En La Voz del Silencio, estas vestiduras o túni-
cas tienen la triple designación, del Nirmanakaya,
del Sambhogakaya, y del Dharmakaya. El término
“kaya” simplemente significa vestidura. No debe-
mos pensar, que por tomar ciertas vestiduras o ro-
pas, eso es suficiente, sino que más bien esa es la
expresión externa de una condición interior com-
pletamente nueva. Como lo expresó el Sr. Sri Ram:
No es fácil saber qué son estas tres vestiduras, pero
claramente son tres condiciones a las que el hombre
liberado puede pasar. (El Sendero de la Sabiduría, pág.
263-264)
73
La doctrina de “trikaya”, o tres vestiduras, es
propia del Buddhismo Mahayana, y las referencias
a la doctrina en La Voz del Silencio dan mayor evi-
dencia que estamos tratando con un texto Budd-
hista. Para comprender el tipo de transformación
de conciencia que debe tener lugar dentro nues-
tro, es útil por lo tanto, examinar esta doctrina en
detalle. Tendremos entonces una mejor aprecia-
ción de por qué H.P.B. enfatizó, como en la Voz, el
significado de convertirse en Nirmanakaya, que en
esencia es lo mismo que volverse un Bodhisattva.
74
tas, se enunció la doctrina del trikaya, o de las
tres vestiduras. En el Sutra Suvarna Prabha está es-
crito:
El Buddha practicó varios hechos de moralidad por el
bien de los seres sencientes, y por lo tanto adquirió un
maravilloso poder espiritual. El poder le permitió res-
ponder a los pensamientos, hechos y vidas de los seres
sencientes. Él los comprendió completamente y nunca
perdió la oportunidad correcta de responder a sus nece-
sidades. Se manifestó en el lugar y en el momento co-
rrecto; actuó adecuadamente, asumiendo varias for-
mas en respuesta a sus necesidades. Estas formas se
llaman el Nirmanakaya del Buddha. Pero para hacer a
los Bodhisattvas expertos en el Dharma, para instruir-
los en la realidad más elevada, para destruir los pensa-
mientos del ego y para promover la felicidad, se dice que
el Buddha asumió el Cuerpo de Bienaventuranza o
Sambhogakaya. Cuando todos los buenos dharmas posi-
bles se preserven, no quedará nada excepto la Cualidad
de Ser (sunyata) y el conocimiento de la Cualidad del
Ser. Éste es el Cuerpo de Verdad o Dharmakaya.
75
inspiración; la transformación de inspiración a for-
ma visible, convirtiéndose en una encarnación hu-
mana capaz de acción en el mundo, resulta en
Nirmanakaya (literalmente cuerpo de “transforma-
ción”).
Las tres vestiduras son entonces modos de
ser o modos de actuar que reflejan grandes princi-
pios universales. La Voz del Silencio nos dice que
constantemente por medio de cada experiencia que
nos llega, estamos despertando esos modos de ser
o poderes dentro nuestro. Las semillas de cada uno
de estos “cuerpos” ya está presente y de nosotros
depende alimentarlas y que maduren. H.P.B. usa
una metáfora muy bella para indicar el hecho que
estamos aún ahora creando estas vestiduras o cuer-
pos por medio de nuestras acciones y reacciones,
por todo lo que hacemos, todo lo que experimenta-
mos, y todo lo que decimos y pensamos. En la se-
gunda sección de La Voz del Silencio, encontramos
estas palabras:
140. Del horno de la humana vida y de su negro humo
elévanse llamas aladas, llamas puras que, remontándose
más y más bajo el ojo kármico, tejen al fin la tela gloriosa
de las tres vestiduras del Sendero.
141. Estas vestiduras son: Nirmânakâya, Sambhogakâ-
ya y Dharmakâya, la sublime vestidura. (pág.47-48)
76
en la tradición esotérica, que en los grandes Adep-
tos estos aspectos o vestiduras se vuelven auto-
conscientemente activas y funcionan. En nuestra
etapa, estamos tejiéndolas sólo inconscientemen-
te. Existe una referencia interesante a Jacobo
Boehme en La Doctrina Secreta, a quien H.P.B. lla-
ma “el lactante de... los Nirmanakayas que lo cuidaban
y guiaban...” (Vol. II, pag .194). Por inferencia, todos
los que tienen una percepción intuitiva de la natu-
raleza de la realidad, todos los grandes místicos (y
seguramente existe el místico en todos nosotros),
se pueden llamar “lactantes de Nirmanakayas”.
Como tales, estamos destinados algún día a unir-
nos a esa gloriosa y poderosa compañía de Adeptos
y Bodhisattvas y éste es el mensaje de La Voz del
Silencio, si seguimos ese sendero auto-elegido de
compasión y servicio. Pero aún ahora, como ya he-
mos mencionado, nos estamos preparando las ro-
pas o vestiduras que son la tela radiante de nues-
tro ser, la tela en la que el Yo radiante, la Mónada
inmortal, será auto-conscientemente activa y con
una personalidad purificada por medio de la cual
puede funcionar.
77
nifica que depende de una transformación interna
de conciencia, ya que al asumir la vestidura del
Nirmanakaya nos capacitamos “para ayudar a la
salvación del hombre.” Y el desarrollo de nuestros
poderes latentes o “deíficos”, la transformación in-
terna que eso implica, depende de todas las deci-
siones que hemos hecho a lo largo del sendero tan-
to como de la gran decisión Monádica que debemos
haber hecho eones atrás, cuya memoria vibró en
nosotros cuando encontramos la filosofía teosófica.
El gran poeta y vidente conocido como Novalis es-
cribió: “¿No elijo yo mismo todos mis destinos des-
de la eternidad?” Nuestra respuesta, que se con-
firma diariamente por nuestros pensamientos y
actos, debe ser realmente, “Sí, por cierto, porque
nadie más nos obliga.”
78
tra meta no es simplemente liberarnos, aunque esa
no es tarea fácil, sino producir una transformación
interna que se muestra por medio de la investidu-
ra del nirmanakaya, al convertirse en la encarna-
ción de la compasión, o para usar las palabras de
La Voz del Silencio,
145. El tomar la humilde vestidura del Nirmânakâya...
(p. 49)
79
sas subyacentes y fundamentales del sufrimiento
y de la miseria humana. Son estas aflicciones las
que oscurecen la expresión de nuestros poderes
deíficos, estas obstrucciones que deben erradicar-
se, aunque tal erradicación pueda ser dolorosa y
las experiencias de purificación nos parezcan que
constituyen un horno en el que toda la escoria de
nuestra naturaleza se quema. Sólo así puede la
llama del Yo Uno resplandecer purificada, tejiendo
-para usar la metáfora de H.P.B.- la “tela glorifica-
da” de la conciencia bodhisáttvica.
80
Recuerdo aquí las palabras de Shakespeare,
expresadas por el proscripto Duque en Como Usted
Guste:
Dulces son las ventajas de la adversidad,
Que como el sapo, feo y venenoso,
Porta sin embargo una preciosa joya en su cabeza...
81
galaxia actualmente, sólo sabemos cómo se veía 40
millones de años atrás. Ahora cada vez que nos
miramos, inclusive ha pasado un instante desde el
momento en que la imagen del otro se ha reflejado
en la retina del ojo y se ha transmitido al nervio
óptico e invertido, y tenemos la impresión que es-
tamos mirando a alguien. Un período de tiempo que
se puede medir ha pasado. ¿Se dan cuenta que
nunca nos vemos como somos sino como éramos?
La transformación es atemporal, no es cuestión de
tiempo, no es una secuencia lineal, es un cambio
instantáneo. Por lo tanto, podríamos vernos unos a
otros como seremos, no como fuimos, aquello que
pensamos que es el presente, en realidad es el
pasado. Éste es un cambio del modo en que vemos
las cosas. Externamente puede que no cambiemos.
Por ejemplo se dice del Maestro Jesús cuando re-
gresó del monte de la transfiguración, al que as-
cendió solo, porque es en esa soledad absoluta en
la que nos movemos en esta nueva dirección, a él
se lo veía igual pero él nunca volvió a ver igual.
Externamente puede que no hayamos cambiado,
pero la transformación ha ocurrido. El Lama Govinda
ha observado perceptiblemente:
El cuerpo de un ser humano común es 'maya', y tam-
bién lo es el cuerpo de un Ser Iluminado. Pero eso no
significa que el cuerpo de un hombre ordinario pueda
ser llamado Nirmanakaya. La diferencia es que el cuerpo
de un Ser Iluminado es su creación consciente, y el de
quien no está iluminado, es la creación de sus deseos y
tendencias subconscientes. Ambos son 'maya', pero uno
es consciente y el otro es inconsciente. Uno es maestro
de maya, el otro su esclavo. (Fundamentos del Misticismo
Tibetano, pág. 251 - Editorial Eyras 1975)
82
finalmente las tres vestiduras se producirán, po-
demos comenzar la tarea consciente y creativa del
tejido. Porque karma no sólo limita, nos libera cuan-
do comprendemos la naturaleza creativa de la ley.
Karma y creatividad están íntimamente relaciona-
dos, lingüísticamente y de hecho. Hemos pensado
muy a menudo sobre el Karma como aquello que
produce efectos del pasado, que nos limita, pero la
misma raíz kri es la raíz de creativo, es el aspecto
creativo de la ley.
83
Evans-Wentz comenta:
Para el buscador de la verdad, ya sea en el campo de
la ciencia física o espiritual, las teorías son esenciales;
pero cuando cualquier verdad o hecho se ha descubier-
to, todas las teorías al respecto son inútiles. De igual
modo, en el Dharmakaya, o estado de Verdad Funda-
mental, ninguna teoría es necesaria o concebible; es el
estado de Perfecta Iluminación...
84
Maestros, o Bodhisattvas, encarnados en el planeta...
en el estado de Nirmanakaya, lo divino y lo senciente,
mente y materia, nóumeno y fenómeno, y todas las
dualidades, se combinan en propiciación... esto lo sien-
te el Bodhisattva intuitivamente...
85
tirnos en un Nirmanakaya.
86
6
TRANSFORMACIÓN
EXTERNA
300-1. La Compasión no es un atributo. Es la Ley de las
Leyes... Cuanto más te identifiques con ella.... más te
convertirás en la Absoluta Compasión. (pág. 87-88)
87
control. Arthur Koestler ha dicho que la mayoría
de los seres humanos son como “sonámbulos”, in-
conscientes de sus pensamientos y deseos, real-
mente nunca realizando acciones, sino reaccionan-
do a los hechos y circunstancias. Cuando nos ocu-
rre algo desagradable, en verdad no examinamos
lo que ha ocurrido; estamos contentos de decir: “Es
mi karma”, y luego seguimos golpeándonos contra
la pared del mundo y sufriendo dolorosas experien-
cias.
Cuando despertamos a nuestra condición,
nuestras decisiones se vuelven significativas, con
un propósito, con una intención que no deriva de
nuestras propias necesidades psicológicas o nues-
tros deseos personales, sino de ese sustratum más
profundo de nuestro ser. La opción del sendero que
tomaremos, la elección consciente del sendero que
se llama el camino bodhisáttvico da dirección a to-
das nuestras acciones y produce una transforma-
ción interna de conciencia en la que existe una
especie de modificación del modo normal o usual
de acción en el mundo. En todas las grandes escri-
turas, naturalmente en La Voz del Silencio y en el
Bhagavad Gita, al igual que en tantos otros textos
sagrados, se requiere tal cambio si el individuo ha
de desempeñar su obligación humana.
Todo el propósito de la yoga, sin duda alguna,
puede decirse, que afecta tal inversión de cons-
ciencia, de modo que la mente ya no está más atra-
pada en sus propias “modificaciones”, para usar el
término de Patanjali, sujeta sólo al karma o al de-
seo, sino que está limpia de todo impedimento. No
se agrega nada, se limpia todo el campo. No es traer
algo nuevo sino sacar el velo, si así lo prefieren,
que oscurece, de modo que la acción fluye espontá-
88
nea y creativamente desde el centro apacible inte-
rior, el centro monádico o espiritual, que no está
allí afuera en alguna parte, arriba de una escalera
de nuestro ser que tratamos de escalar y asirnos a
él. Está allí constantemente, está presente, es el
centro mismo, el punto apacible interior y todo lo
que se necesita es sacar las obstrucciones.
89
cesitamos explorar si la transformación interna se
va a expresar en una transformación externa en el
mundo. Ciertamente, cuando existe una transfor-
mación genuina interior, tiene lugar un cambio ex-
terno, porque percibimos el mundo de un modo nue-
vo. Un número creciente de pensadores proponen
que como seres humanos somos co-creadores en el
proceso evolutivo. El universo, como sugiere el físi-
co Dr. John Wheeler, es participativo, lo que signi-
fica que tenemos una responsabilidad de su futu-
ro. Participamos en todo lo que ocurre en el mundo
y tenemos una responsabilidad de participar signi-
ficativamente en producir la transformación esen-
cial en conciencia que resultará en paz y armonía
en todo el mundo.
“El término "Fraternidad Universal" -escribió el Ma-
hatma K.H. a A.P.Sinnett- no es una frase hueca. La
humanidad como un todo tiene el máximo derecho a
recurrir a nosotros... Es el único fundamento seguro para
la moralidad universal. Si es un sueño, es uno noble
para la humanidad: es la aspiración del verdadero adep-
to.” (Cartas de los Mahatmas a A. P. Sinnett, pág.25)
90
y compasión. En el corazón del Universo está el
amor, pero no es un sentimiento bajo, no es sólo
una linda y agradable emoción. Es una energía po-
sitiva, que debe ser dirigida por medio de lo huma-
no.
Un maestro buddhista, el Venerable Khenpo
Karthar Rinpoche, ha dicho que todo el propósito
de la doctrina buddhista es desarrollar la sensatez
potencial de la mente. Esto significa limpieza, es
estar limpio. De modo que es un proceso de limpie-
za, que es la eliminación de todos los
oscurecimientos, de todas las manchas de la con-
ciencia. Él agregó que el corazón del Buddhismo —
y debemos recordar que el texto que hemos estado
usando como guía en nuestra exploración sobre la
transformación es esencialmente un texto
buddhista— yace en la presentación de medios há-
biles por los cuales la natural simplicidad, claridad
y tranquilidad de la mente se puede lograr, de modo
que uno vive y actúa por medio de un corazón com-
pasivo. De ese modo, recreamos el mundo, porque
sólo experimentando un estado de mente y corazón
compasivo y lleno de amor, nuestro ser es en el
mundo una fuente de bondad.
91
rá a nosotros, como el reflejo en el espejo. Cuando
experimentamos una mente contenta, feliz y pací-
fica, somos capaces de expresar cosas más claras y
sensatamente, y sean cuales sean nuestras accio-
nes, las realizamos más alegre, eficiente y efecti-
vamente. A menos que cultivemos una mente bon-
dadosa, amorosa y compasiva, no podemos ofrecer-
le a los demás una presencia que exprese tales
cualidades. Las enseñanzas que hemos estado tra-
tando, las enseñanzas que se encuentran en La
Voz del Silencio, al igual que en otra literatura teo-
sófica, no son sólo una filosofía abstracta; pertene-
cen directamente a nuestras vidas y principalmen-
te a nuestras vidas en el mundo, de modo tal que
podamos ayudar en la regeneración de la humani-
dad porque nosotros mismos nos hemos regenera-
do y transformado.
Cuando comenzamos a cultivar la bondad y la
compasión en nuestras mentes y corazones (y en
realidad los dos son uno, de modo que podemos
decir en nuestra mente-corazón, o en nuestro co-
razón-mente) nos volvemos seres humanos más
completos. A veces se ha dicho que nuestro trabajo
es espiritualizarnos a nosotros mismos y a la hu-
manidad. Sugeriría que primero debemos humani-
zarnos a nosotros mismos, porque cuando aprenda-
mos qué es ser total y realmente humanos, sabre-
mos lo que es ser espirituales. Esto también signi-
fica hablar por nuestra propia experiencia, hablar
directamente a las necesidades de otros, que es
en realidad lo que el nirmanakaya o bodhisattva
hace, porque ser nirmanakaya significa responder
a cada situación de acuerdo a sus necesidades.
Somos, se podría decir, aprendices de nirmanaka-
yas o de boddhisattvas, aprendiendo a usar las he-
rramientas del oficio.
92
¿Cuáles son esas herramientas? ¿Cuáles son
los medios hábiles, para usar la traducción común
del término buddhista upaya, por medio del cual
aprendemos a desarrollar los potenciales
bodhisáttvicos dentro nuestro? Es el desarrollo de
esos potenciales, los poderes latentes dentro nues-
tro al igual que dentro de todo ser humano, lo que
produce una transformación genuina de concien-
cia, tanto de una transformación interna del indi-
viduo como de una transformación externa del mun-
do. Las herramientas o medios hábiles se encuen-
tran en La Voz del Silencio como los “paramitas” o
virtudes trascendentales, ideales de perfección es-
piritual o ideales de perfección realmente huma-
nos.
El mismo término, paramita, es muy intere-
sante, porque es una palabra sánscrita compuesta
que se puede dividir de dos modos diferentes, dán-
donos dos significados complementarios. Podemos
dividirla como para, con el significado de: más allá,
superior; y mita, que es continuar con pasos medi-
dos. También la podemos dividir en param, con la
connotación de la otra orilla, e ita, ir, indicando
que por medio de estos ideales nos movemos hacia
la otra orilla desde la cual se obtiene una nueva
visión del mundo. Muchos textos buddhistas enfa-
tizan que necesitamos lo que se llama “el punto de
vista de la otra orilla”, una visión a la que H.P.B. se
refiere en la Voz como “la percepción correcta de las
cosas existentes” y en la “Escala de Oro” como “una
percepción espiritual sin velos.”
93
la última de la serie, conocida como prajna que a
menudo se traduce como “verdadera sabiduría”, o
“divina intuición”, “visión clara y libre,” el conoci-
miento original, la visión original, se dice que es el
principio directivo de todos los demás, de modo que
ya sean seis, siete o diez, no hay ninguna diferen-
cia si el principio directivo está ausente. A prajna
se la ha llamado el “ojo” que observa con claridad
perfecta todo el campo de la vida y así determina
dónde y cómo debemos dirigir nuestros pasos. Tam-
bién debemos comprender que aunque las paramitas
se dan en una secuencia numerada, están tan
interrelacionadas que la expresión de una, implica
la expresión de todas las demás. A su vez, se le
puede reconocer cierta progresión o sucesión de
etapas de percepción ética en la enumeración que
se nos da en La Voz del Silencio.
94
lo que existe está lo valioso y por lo tanto lo que
debe ser cuidado, o a lo que debemos darle nuestra
atención, y cuidar es amar. Cuidar profundamen-
te es amar lo precioso en todas las cosas. Es ese
tipo de cuidado lo que constituye una radiación con-
tinua y constante de amor, sin juicios y sin irrita-
ciones. Es una predisposición a dar de uno mismo,
hacer aquello que el momento requiere. Su expre-
sión puede ser una simple sonrisa o un contacto
cariñoso que comunica simpatía y comprensión.
De tal apertura y generosidad de espíritu, real-
mente importándole todo lo que vive, surge allí la
ética de sila, “armonía en palabra y acto”. Esto, se
dice, es la perfección de la moralidad, que nueva-
mente es una auto-entrega. Esto es parte de la
paradoja: la auto-entrega. Uno tiene un yo para
dar, uno es único, no de un modo egocéntrico sino
de un modo realmente único e individual.
En todos está la semilla del Buddhado. La en-
señanza o la sugerencia es que hay innumerables
Buddhas al igual que hay innumerables hojas de
hierba. Cada uno de ellos único. Y es esa unicidad
lo que damos. Es hacer lo correcto en el momento
oportuno, con una pureza en la acción que fluye
naturalmente de un corazón lleno de amor. Cada
palabra y cada acto está en armonía con la necesi-
dad del momento. Una metáfora que a menudo se
usa al hablar de la práctica de sila es que la con-
ducta del Bodhisattva es como el paso de un ele-
fante. Los elefantes no se apuran; caminan lenta-
mente y con paso seguro por la selva, paso tras
paso. Cada paso es definitivo, en armonía con el
movimiento total del elefante. Sila también implica
una simplicidad básica en nuestras acciones; no
nos volvemos complicados, sino que mantenemos
95
una frescura infantil —que no es infantilismo— en
todo lo que decimos y hacemos.
La tercera paramita se conoce como kshanti,
“dulce paciencia que nada puede alterarla,” y com-
pleta lo que a menudo se ha llamado la tríada de
ética más elevada, dana, sila y kshanti que actúa al
unísono en aquél cuya percepción espiritual, prajna,
se ha despertado. Dante dijo que el pecado original
era la prisa, y en el Koran se dice que el hombre se
hizo de prisa. Tal vez sea esa la razón por la que
todos estamos “a medio hornear”. Nuestro pecado
real es apurarnos; queremos que las cosas ocurran
inmediatamente.
Cuán a menudo nos hemos impacientado con
nosotros mismos. Decimos que hemos estado me-
ditando por cinco años y no ha ocurrido realmente
nada. ¿Qué esperábamos? La meditación en sí mis-
ma es el hecho acontecido. Una experiencia no es
cuando algo nos ocurre, sino cuando nosotros res-
pondemos a ella. Esto es una experiencia genui-
na. Cada momento es un hecho. Se transforma en
una experiencia cuando respondemos a ella, cuan-
do respondemos totalmente a ella. De este modo
no hay prisa.
A menudo pienso en la afirmación que apare-
ce en las Cartas de los Mahatmas, donde el maestro
K.H., hablando de H.P.B., señala: “Buscamos por
casi un siglo para encontrar al individuo que pudiera re-
presentarnos. Ella no era perfecta pero como era, era lo
mejor disponible.” ¡Buscaron por casi un siglo! La
Sociedad Teosófica ha existido por un poco más de
un siglo y estamos muy preocupados: no hemos he-
cho mucho, no hemos impactado demasiado. Los
Maestros estuvieron muy contentos de buscar du-
96
rante un siglo para hallar un vehículo, no óptimo,
pero lo mejor disponible, para traer esta Sabiduría
de un modo nuevo al mundo para todos. Hacerla
disponible fuera de las 'escuelas de misterios', para
presentarla en esa forma. Y somos tan impacien-
tes y decimos que debemos haber fallado en el ca-
mino. El fracaso surge de la prisa, porque estamos
apurados.
97
der por qué es importante si examinamos el ideal
atentamente. La palabra simplemente significa sin
color. Por lo tanto la ética implícita en los tres pri-
meros ideales, dana, sila y kshanti incluye acciones
que deben realizarse sin color, es decir, sin ideas
preconcebidas o prejuicios, sin comparación, sin
ningún pensamiento en los resultados. Todo lo que
nace en nosotros, cada expresión debe nacer de un
corazón puro, de una perfecta ecuanimidad, de una
imparcialidad. La mente debe estar en un estado
de equilibrio, imperturbable por lo que pueda apa-
recer.
98
no oscurecen nuestra comprensión de esas dife-
rencias, la unicidad que está presente.
99
Tal energía nunca conduce a la fatiga, porque
como nos dice el mismo texto, “no nos violentamos
en esta orilla”. Es una energía interior que surge
cuando la mente está en calma.
100
mente un esfuerzo para recuperar lo que sólo pue-
de llamarse un punto de vista universal mágico, la
recuperación del misterio. En el pasado, tal punto
de vista universal dio origen a mitos vivientes, a un
conjunto de símbolos, a rituales de paso y rituales
de iniciación.
101
pero es igualmente fácil ser agresivos, irritarse,
enojarse, si se dan las condiciones para ese tipo de
comportamiento. El problema es que debemos sa-
ber cómo generar compasión y bondad firmemente
sin tener en cuenta cuáles circunstancias exter-
nas se hacen presentes.
102
tremadamente dolorosa, por ello el individuo se mue-
ve de lado a lado, acomoda la almohada, cambia de
posición constantemente buscando alivio. Hay me-
dicinas que aliviarán su dolor sobre la mesa al lado
de la cama, pero el paciente no las toma. Sin em-
bargo él cree que girando de un lado a otro, agre-
gando otra almohada o sacándola, se aliviará. Pero
cualquier alivio es sólo temporal, porque el proble-
ma no está afuera, es interno, y hasta que tome la
medicina, no se producirá ninguna cura. Lo impor-
tante es que la cura está disponible, la persona
tiene la posibilidad de sanarse, pero hasta que no
esté dispuesto a aceptar tal cura, continuará su-
friendo.
103
viaje, es un pasaje que debería recordarnos que no
trabajamos para nosotros, ni para ser reconocidos
o aclamados. Principalmente nos recuerda que el
viaje en el que nos hemos embarcado es elegido
por nosotros, que nadie externo ha determinado el
curso que nosotros decidimos tomar, pero que una
vez emprendido, no hay forma de regresar.
293. Condenado por ti mismo a vivir durante los venide-
ros Kalpas, inadvertido para el hombre y sin que te lo agra-
dezcan; incrustado como una piedra entre otras innumera-
bles piedras que forman el “Muro Protector”, tal es tu por-
venir... Construido por las manos de numerosos Maestros
de Compasión, levantado con sus tormentos, cimentado con
su sangre, protege a la humanidad desde que el hombre es
hombre, escudándole contra nuevas miserias y sufrimien-
tos mucho mayores.
(pág. 85-86)
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