Elcuento de La Danza-Libro en 1documento
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1: INTRODUCCIÖN
3: Antecedentes
6: Años 60
2: La investigación en la E. P. A.
7: Las Vueltas
1: Alberto Restrepo
2: Berta Piedrahita
4: Marta Herrón
5: Jairo Herrón
6: Argiro Ochoa
7: Carlos Tapias
8: Alberto Gómez
9: Alberto Londoño
9: Siglo XXI
ANEXO: La Mina
3: Partitura
EL CUENTO DE LA DANZA
De la danza folclórica en Antioquia
1953-2010
INTRODUCCIÓN
Ilustración 1
dellín, Conjunto Típico Tejicondor, Grupo Fuego Tropicano, Danzas Instituto Popular de Cultura y
Escuela Popular de Arte del Municipio de Medellín, Danzas Latinas, Danzas de Fabricato y Danzas
de mi Tierra de Bello; y nueve grupos de Medellín vigentes: Ballet Folclórico de Antioquia,
Corporación Cultural Canchimalos, Corporación Cultural Hojarasca, Grupo Pendiente Danza,
Fantasía Guayaquil Corporación Dancística Matices, Grupo de Danza y Música Tejiendo el Azar,
Grupo Experimental de Danzas U de A, Grupo de Danzas Universidad Autónoma Latinoamericana y
representando a nueve Municipios de Antioquia están: Corporación Cultural Tradiciones de
Girardota, Corporación Cultural Tierra Antioqueña de Copacabana, Grupo Cosecheros de
Antioquia de Bello, Grupo de Danza Por Colombia y Grupo de Danzas de Protección Folclórica
Jesús Mejía de Itagüí, Corporación Cultural Akaidaná de Santa Rosa de Osos, Grupo de Danzas
Danfolca de Caucasia, Grupo de Danzas Sol Naciente de Necoclí, y Grupo de Danzas Magisterio de
Turbo. Los maestros protagonistas son: Jairo Sánchez, Oscar Vahos, Pedro Betancur, Albeiro
Roldan, Argiro Ochoa, Jacinto Jaramillo, estos ya fallecidos; Alberto Restrepo, Marta Herrón, Jairo
Herrón y Alberto Gómez, retirados del mundo de la danza; vigentes y en actividad quedan: Carlos
y Antonio Tapias, Alberto Londoño y Jesús Mejía. Seguramente en este reparto no están todos los
que han construido el mundo de la danza Folclórica en Antioquia, es como en las películas y en las
novelas donde solo aparecen créditos de los personajes escogidos por el autor de la obra.
Son seis capítulos con características que corresponden a tiempos diferentes, a los que llamo
“cuentos”, porque para mí la danza es un cuento que se cuenta con el cuerpo y se vive con el
alma: tiempos de la proyección tradicional; tiempos de la proyección artística; tiempos del boom
de la danza paisa; tiempos de los maestros protagonistas; tiempos de la danza folclórica escenario;
tiempos de Antioquía Vive la Danza y como anexo; La danza de la mina.
TIEMPOS DE LA PROYECCIÓN TRADICIONAL: Corresponde aquellos protagonistas que
aprendieron viendo, haciendo, inventando. Estos primeros protagonistas no tuvieron formación
académica en danza, y sus conocimientos sobre las expresiones culturales tradicionales fueron
muy limitados. Aprendieron de sus padres y abuelos y lo que le vieron en el Teatro Bolívar a la
compañía de revistas y comedias “Campitos“. Alberto Restrepo, Berta Piedrahita y Pedro
Betancur, estos maestros manifestaron que aprendieron solos, que con los pocos pasos que les
enseñaron sus “viejos”, crearon sus propias coreografías y aquello que no recordaron se lo
inventaron, con “cosas que les salía de la cabeza”. En 1953, en la Casa de la Cultura del municipio
de Medellín, nació el primer grupo de danza de proyección folclórica de Antioquia. En 1954
aparece el Conjunto Típico Tejicondor, patrocinado por esta textilera, grupo que fue el principal
protagonista de la década de los años cincuenta. En 1965 surge el grupo de danzas del Instituto de
Cultura Popular, institución educativa del municipio de Medellín. Estas tres organizaciones y los
tres maestros mencionados anteriormente fueron factores determinantes en el que hacer
danzario en Antioquia, en tiempos de los años 50 y 60.
TIEMPOS DEL BOOM DE LA DANZA PAISA: Corresponde a los años ochenta, cuando los bailes
antioqueños eran los preferidos en los repertorios coreográficos de los grupos de danza de este
departamento, danzas que proyectaban en festivales, concursos, fiestas y ferias de Antioquia y
Colombia. En esta década la danza paisa evolucionó al máximo, sus bailes tradicionales son
recreados, reinventados y vueltos a crear. Resurgen los directores de grupos, que copian todo lo
que ven e introducen sus propios inventos. El gran protagonista de la “danza paisa”, en tiempos
de los años ochenta, fue el Grupo de los Cosecheros de Antioquia, seguido por el Ballet Folclórico
Danzas Latinas, Grupo Danzas de mi Tierra, Grupo Tierra Antioqueña, Grupo de Danzas de la
Universidad Autónoma Latinoamericana, entre otros.
ANTIOQUIA VIVE LA DANZA: En este cuento el gran protagonista es “Antioquia Vive Danza”, un
gran evento de danza folclórica Colombiana, organizado y patrocinado por la Dirección de Cultura
del Departamento de Antioquia; en él participan cada año más de 100 grupos de danza en las
categorías: infantil, juvenil, mayores y adultos mayores, pertenecientes a más de 70 municipios;
son ocho encuentros danzarios que se realizan cada año, en ocho municipios del departamento.
Es una fiesta folclórica hecha con grupos de danzas no pertenecientes a la ciudad de Medellín.
LA DANZA DE LA MINA: De pronto este tema resulta muy extraño en este cuento de la danza
folclórica de Antioquia. Es algo muy personal, es la danza que más quiero y que fue la mejor de
todas mis creaciones coreográficas. Lo hago con la ilusión de que cualquier día, alguno de los
maestros creadores de arte danzario de los tiempos modernos, retome estas dos versiones
coreográficas como referente o idea para crear una gran “obra de arte coreomusical”, en la que
se convine la música, el canto la danza y el teatro. Con una puesta en escena contemporánea, en
la que participe una orquesta sinfónica, un tenor, una soprano, coros y un elenco de bailarines
profesionales.
MEMORIAS DE LA DANZA DE PROYECCION FOLCLÓRICA
EN ANTIOQUIA
“la danza es un cuento
Que se cuenta con el cuerpo
Y se vive con el alma”(Alberto Londoño)
AÑOS 50
El cuento de la danza folclórica en Medellín y Antioquia comienza en 1953 en
la Casa de la Cultura (CDC) que funcionó en la calle Perú con la carrera Palacé
y su director fue Jorge Robledo Ortiz (el poeta de la raza). El grupo de danzas
lo dirigía Luz Echeverri, una exponente del ballet clásico que no sabía nada de
folclor, a quien el poeta le llevó dos bailarines tradicionales para que fueran
sus asesores, estas dos personas fueron Alberto Restrepo conocido como el
“Negro Beto” y Berta Piedrahíta, llamada la “negra del tango”, porque con su
hermano Luis, todos los domingos bailaban tango en el Bosque de la
Independencia (Jardín Botánico). A ellos dos se sumó Pedro Betancur como
bailarín y diseñador de vestuario. Los tres orgullosamente decían que
aprendieron solos “VIENDO, HACIENDO E INVENTANDO”.
Los referentes o modelos de estos tres personajes fueron sus viejos (padres y
abuelos) y la Compañía de Comedias y Revistas Campitos. Los tres
coincidieron en que los primeros bailes que aprendieron fueron las vueltas y
los gallinazos, dos danzas tradicionales de Antioquia, luego fue un bambuco
que le vieron a la Compañía de Campitos en el teatro Bolívar. Ellos contaron
que la mayor parte de los pasos, las figuras y las coreografías cada cual se la
fue inventando a su manera. Los tres fueron bambuqueros, pero como Pedro
Betancur se consideraba de mejor familia, bailaba con Luz Echeverri y
Margarita Ospina (una mujer muy bonita considerada la mejor bailarina de
de esos tiempos, con la que todos los hombres querían bailar, (esto según
Pedro Betancur). Los dos “negros”, Alberto y Berta, bailaron juntos, ellos se
entendían en lo social y lo cultural; el bambuco lo interpretaban con estilo
propio, con movimientos, posturas y actitudes muy espontáneas. Todo lo
hacían con gusto y con sabor campesino y cada vez que lo bailaron, algo
nuevo le inventaban. Pedro y Luz Echeverri lo bailaban con mucha elegancia,
con técnicas y estereotipos del ballet clásico, coreografía rígida, sin la fuerza
y el temperamento tradicional, que le inyectaban los “morenos”.
Las semillas sembradas en la CDC produjeron una cosecha muy fértil, tanto
que ese cuento se multiplicó por siete y como consecuencia nacieron grupos
de danzas, como :Conjunto Típico Tejicondor, Acuarelas Colombianas, Danzas
Latinas, Alma Campesina, Alma de Colombia, Danzas Nativas y Aires de mi
Tierra, todos ellos fundados y dirigidos por actores y protagonistas de la CDC.
ANTECEDENTES
El cuento de la danza de proyección folclórica en Antioquia tiene sus
antecedentes en la compañía cómico-musical “Campitos” que fue factor
referente y de motivación para bailadores y directores de danza folclórica de
muchas partes de Colombia. En Medellín esta Compañía se presentaba cada
año en el teatro Bolívar, que por mucho tiempo fue el “templo” para los
espectáculos artísticos, locales, nacionales e internacionales: óperas y
zarzuelas, obras de teatro, cantantes, músicos y revistas musicales. Mis
informantes manifestaron que a uno de los “genios” de la administración
municipal de Medellín de aquellos tiempos, se le ocurrió la brillante idea de
tumbarlo con el argumento de construir un nuevo teatro más grande, más
moderno y mejor dotado para la puesta en escena de grandes espectáculos
artísticos. Todo fue eso: “puro cuento”, nada de lo prometido se cumplió. En
el teatro Bolívar la Compañía Campitos, cada año presentaba una revista
“cómico musical” en la que se incluía los bailes de la guabina Chiquinquireña
y el bambuco, estos dos temas fueron el “modelo” que bailarines y directores
vieron, copiaron y repitieron a su manera, “inventaron” lo que no
recordaron. El coreógrafo de esta compañía se ideó para estos dos bailes un
vestuario femenino consistente en una falda o pollera de color negro,
adornada con cintas con los colores de la bandera de Colombia, una blusa
blanca con letines, pasa cinta y cinta roja; como complemento en la cabeza la
mujer llevaba una mantilla con los mismos colores y adornos de la falda,
además de dos largas trenzas postizas. Como el espectáculo se hacía con luz
negra, el efecto que ésta producía, hacía que el vestuario se viera“hermoso,
deslumbrante y espectacular”, esto lo convirtió en el “traje típico” más
representativo de aquellos tiempos. Fue copiado y re copiado en todo el país,
sobre todo en la zona Andina y muy especialmente en los grupos de colegios
y escuelas. Hoy todavía muchos creen que este es el traje típico más
representativo de Colombia.
En la segunda mitad de los años cincuenta, los grupos creados por quienes
fueron bailarines de la CDC, tuvieron mucha actividad proyectiva, pero con
un perfil muy por debajo de Tejicondor, se presentaron en todas partes, en
todo tipo de eventos, en cualquier lugar, nunca exigieron nada, su
satisfacción consistió en poder presentar sus propios cuentos y recibir los
aplauso del público, los elogios de sus familiares y amigos. La mayoría de
estos grupos participaron en el desfile de Silleteros y viajaron a algunos de
los municipios del Departamento de Antioquia. Acuarelas Colombianas,
fundado y dirigido por Alberto Restrepo participó en las ferias de Manizales
de 1956. Pero ninguna de estas agrupaciones tuvo patrocinio, el vestuario y
todo lo necesario lo financiaron con recursos propios del director, cuotas
semanales de los integrantes, rifas, “bailongos”, y algunos aportes en especie
de familiares y amigos, o de algunas entidades donde hacían sus
presentaciones. Pero todos ellos fueron pioneros de la proyección folclórica.
AÑOS SESENTA.
En esta década aparecieron nuevos grupos de danzas como: Así es Colombia,
fundado y dirigido por Julio Rentería, un chocoano, ex bailarín del grupo de
Delia Zapata, que estuvo en la gira que esta hizo en 1957 por Rusia, China,
Checoslovaquia y Francia. El repertorio coreográfico que montó Julio con su
grupo fue con danzas costaneras en especial las del choco; como además de
bailarín era músico, creó su propia chirimía chocoana, lo que le dio ventaja
sobre los demás grupos en la proyección artística. Las coreografías de su
cuento fueron danza, contradanza, jota, bunde chocoano, Tío Guachupecito,
cumbia, bullerengue y mapalé. Todos sus integrantes fueron personas
chocoanas residentes en Medellín, lo que lo convirtió en el grupo más
prestigioso del momento. Otro grupo nuevo fue Pregones de Cartagena, sus
integrantes todos personas caribeñas y su directora María Figueroa, una
cartagenera que trabajaba en el hotel Intercontinental, donde creó su propio
grupo de danzas para presentarlo a los turistas de este hotel; igual que Julio
Rentería, también tenía su grupo musical propio. Su repertorio coreográfico
se componía de danzas caribeñas como cumbias, mapalés, porros y la danza
de los Farotos, que era su danza “estrella”. Otro grupo que nació en aquellos
tiempos fue Danzas Hispanoamericanas, dirigido por Osvaldo Gaviria, Fuego
Tropicano conformado por directores de otros grupos de Medellín, fundado
y dirigido por Alberto Londoño, Y en el municipio de Bello apareció el grupo
Horizontes fundado y dirigido por Marta Herrón.
Este grupo fue el primer intento profesional en danza folclórica que se hizo
en Medellín comenzando la década de los años 60. Alberto Londoño
convenció a varios directores de grupo para que se montaran en este tren:
Albero Restrepo de Acuarelas Colombianas, Julio Rentería de Así es
Colombia, Marta Herrón de Horizontes, Marta Mazo de Alma Campesina y
Gladys Mazo, (primera bailarina de este último grupo). La misión que se
propusieron fue la de montar un espectáculo artístico de buen nivel y su
visión realizar una gira por Centroamérica.
Para sorpresa de todos, Marta regresó de Ibagué con un primer puesto y una
medalla de plata. En Medellín, esta mujer formó un alboroto mayúsculo en
los medios de comunicación y en las entidades gubernamentales. Con reina a
bordo, el grupo de danzas visitó los periódicos de El Colombiano, El Correo, El
Diario y el Semanario Pantalla, lo mismo hizo con la Alcaldía y el Concejo
Municipal de Medellín. En cada uno de estos sitios, Marta presentó su
espectáculo danzario y mostro sus trofeos. Los medios de comunicación
destacaron lo conseguido por este grupo en la ciudad de Ibagué. Marta
Herrón repite su triunfo en Ibagué en 1966.
Durante el Festival de 1967, el grupo de danzas del IPC cosecho muchos sitios
de la ciudad de Ibagué: Desfilo por las calles de la Ciudad, se presentaron en
la tarima del Parque Murillo Toro, Teatro Tolima, Club Campestre, Batallón
Rut, en hospitales, cárceles, asilos y tablados populares de los barrios. Fueron
más de 20 presentaciones. Lo mismo sucedió en el festival de 1968. En estos
dos años, los conjuntos de Fabricato y del IPC fueron dos grandes rivales,
sobre todo en los festivales de Ibagué, donde se enfrentaron muchas veces
en un mismo escenario. ¿Cuál fue el mejor?, yo diría que ambos; cada uno
con lo suyo, dos propuestas escénicas muy espectaculares y muy aplaudidas.
Sus directores se los disputaban las reinas que no tenían parejo para que
bailaran con ellas. Estos dos grupos le dieron un toque de regionalismo
“Paisa” a las fiestas de Ibagué, donde fueron considerados entre los más
grandes de Colombia en aquellos tiempos.
El grupo de danzas del IPC, presentó su cuento coreográfico en muchos
municipios de Antioquia y en lugares de la ciudad de Medellín, Manizales y
Bogotá: Fiesta de las Flores, Clubes sociales, auditorios culturales, teatro
Junín y en establecimientos educativos. Después de Fabricato, fue el grupo
de danzas más cotizado en Antioquia y el primero en eventos populares.
Estos son algunos nombres de los integrantes de este grupo: Angélica
Oquendo, Yolanda Restrepo, Gilma Zapata, Ma. Elena Muñoz, Mery Ospina,
Elsy Pérez, Guillermo Arango, José Bermúdez, Arturo García, Humberto
Montoya, Carlos Tapias, Antonio Tapias, y Oscar Vahos. Cantantes: Gabriel
Martínez, William Echeverri, en la percusión Iván Zabala y Oscar Echeverri,
en cuerdas la Estudiantina Los Arrieros, sus integrantes: Jairo Arias, Miguel
Cadavid, Abel García, Alfonso Giraldo, Rafael Puerta y Raúl Tabares.
El triunfo conseguido en Ibagué por el grupo del IPC, sirvió para que el
Concejo Municipal por Acuerdo, le asignara un pequeño presupuesto para
cubrir los gastos de transporte a los siguientes festivales, pero en el Acuerdo
figuraba para la investigación. En 1965 La textilera Fabricato se motivó y creó
su propio grupo de danzas, con todos los recursos necesarios, nombrando
como director a Jairo Herrón, el hermano de Marta, para que construyera un
cuento con danza folclóricas de Colombia con empleados de la compañía.
En tiempos de los años sesenta, este festival fue el gran escenario donde se
presentaron los mejores grupos de Colombia, entre los que estaban Fabricito
y el I.P.C. de Medellín. Estos dos grupos mostraron sus mejores versiones
coreográficas. El festival folclórico de Ibagué fue considerado como: “la
universidad popular de la música, el canto y la danza tradicional” de nuestro
país, en el se presentaron grupos de de toda Colombia, los que mostraron y
confrontaron sus propuestas coreo
musicales. Unos muy tradicionales,
otros no tanto. El repertorio
coreográfico que se dio en este Festival
en cada uno de sus versiones fue
grandioso. Vestuarios maravillosos de
todas las regiones y los grupos
participantes fueron seleccionados
como los mejores de cada uno de los
departamentos, lo que garantizó un
nivel de calidad que fue de lo bueno
hasta lo excelente.
Eran cuatro mujeres y cuatro hombres, que bailaban como dioses con un
lenguaje corporal, diálogos escénicos y locomoción naturales y sin
contaminación académica, propio de las culturas africanas, con actitudes,
estilos y comportamientos muy personales en cada uno de los bailadores y
bailadoras. Llenos de sensualidad y erotismo propio de sus géneros. A
diferencia de los mapalé de hoy, en los que tanto hombres como mujeres
bailan con un mismo lenguaje corporal y en la relación de pareja no marcan
“diferencias de género”. En Malibú los Hombres de este grupo vestían un
pantalón cualquiera y con el torso desnudo; las Mujeres llevaban una blusa y
una pollera muy sencilla, casi de uso cotidiano. Los vestuarios de hoy son de
corte africano. Este mapalé fue un espectáculo, “maravilloso, fantástico,
Espectacular”.
Alberto Londoño
Medellín, 2015
Como se estaba en los tiempos del “Síndrome del Marxismo y las huelgas
estudiantiles”, los líderes cuestionaron el trabajo artístico del grupo
calificándolo de retrógrado, alienante, conformista, al servicio de la burguesía
y manipulado por las directivas de la universidad. Estos calificativos obligaron
a su director Alberto Londoño a buscar en la danza “experimental” otros
cuentos danzados con contenidos sociales y políticos, con lo que comienza
el segundo tiempo en el año de 1973, pero que a su vez, tiene dos etapas.
En la primera se combina lo tradicional con lo experimental. Los temas
nuevos fueron “La Mina y la Jorikamba”, dos puestas en escena con
contenidos” políticos” y con temáticas que tienen que ver con las épocas de
la “esclavitud”. La mina, es un canto testimonial del Litoral Pacífico que narra
la explotación que el amo blanco hacía en las minas de oro del Pacífico
Colombiano. El texto de la canción estaba relacionado con los malos tratos a
los esclavos africanos. En la coreografía se describían aspectos de trabajo
en los socavones y los castigos a que estos eran sometidos, donde se
presentaba la “muerte” de un minero, quien era velado por sus compañeros
con un rito fúnebre. Esta propuesta dancística es la original creada por el
maestro Jacinto Jaramillo, pero como tiene un final “conformista”, la puesta
en escena por el grupo de danzas de la U de A, sufre modificaciones en su
contenido temático, en su estructura coreográfica y un lenguaje corporal, que
responde a lo que narra la canción. La propuesta termina con una
“sublevación” de los esclavos y la “libertad” de éstos”.
“ Negro he sido
negro soy,
negro de negros nacido,
negro ayer, mañana y hoy “
SOLISTA CORO
SOLISTA CORO
Allá por la lejanía Porque repican los cueros
un tambor está llamando en la noche tropical,
y amorosa su tambora con un redoble que al pueblo
sus coplas va contestando obliga atento a escuchar
obliga atento a escuchar
El tambor y la tambora
vienen al pueblo a llamar, En el monte y en la playa
porque ha llegado la hora en el campo y la ciudad,
De unirnos para luchar. se escuchan esos tambores
Porque ha llegado la hora con voces de libertad
De unirnos para luchar. con voces de libertad
Esta fue la primera y la última vez que se realizó este concurso, pues al
experimento de la votación popular lo “mató al nacer”. Los comentarios
fueron muy duros contra la organización, el sistema de votación popular y el
jurado. Se habló de “robo, chanchullos, tráfico de influencias y compra de
votos”. Se comentó, que a los soldados de la IV Brigada y el Batallón
Girardot, que eran los únicos que podían votar en aquellos lugares, fueron
estimulados con regalos en especie para que votaran por determinado grupo.
Todo este cuento quedó para la historia, fue el concurso más popular, más
publicitado, el que más público llevó a los espectáculos, en el que
participaron la gran mayoría de los grupos de Antioquia, pero también el más
polémico de todos los tiempos; por esta razón, nunca más se volvió a
realizar.
Los temas que los Cosecheros ponían en escena fueron: redovas, vueltas, pasillos,
cachada, chotis caleño y bailes de sainetes propios de la danza antioqueña. Sus
coreografías estaban pensadas para parejas mixtas con esquemas rígidos de corte
tradicional; esto porque la filosofía de Argiro era “mostrar todo lo que estaba
envolatado o perdido de los bailes antiguos en la región antioqueña”. El grupo de
los Cosecheros de Antioquia se especializo en la danza paisa la que proyecta con
mucho éxito, convirtiéndolo en el grupo referente o modelo que todos los demás
querían copiar. El gran aporte de los Cosecheros a la danza paisa fue el “amor y el
entusiasmo que despertó por la danza Antioqueña”, que hasta entonces tenían un
bajo perfil a excepción de las vueltas antioqueñas con coplas. El cuento de los
Cosecheros motivó a otros grupos de Colombia que comenzaron a trabajar las
danzas de Antioquia. En Medellín se montaron a este tren Danzas Latinas, grupo
Universidad Autónoma y en Bello Danzas de mi Tierra.
ANTECEDENTES DE LA DANZA PAISA
La primera persona que trabajo las danzas antioqueñas a nivel de proyección
artística, fue el gran maestro Sonsoneño Jacinto Jaramillo, en la década de los
treinta, cuando investigó las vueltas y los gallinazos en el rio Arma departamento de
(Caldas), a los que les creó su propia versión coreográfica, las que proyecto en
Bogotá y en otras ciudades de Colombia. En 1953 en la Casa de la Cultura de
Medellín, el negro Beto enseñó a su manera las vueltas, los gallinazos y el pasillo,
bailes que le aprendió a su mamá. En 1954, Berta Piedrahíta monta con el grupo
Tejicondor unas vueltas con cuatro parejas, cuento que llevo a Bogotá, donde lo
presentó en la TV nacional. En 1955, Jacinto Jaramillo monta las danzas del pasillo,
las vueltas y los gallinazos con el conjunto Tejicondor de Medellín.
“ Este baile de las Vueltas “ El Gallinazo y mi padre
es muy sabroso de ver, se fueron pa’ Santa Fe,
la dama se va de huída el gallinazo a caballo
y el galán la va a coger “ y el pobre de mi padre a pie “
Finalizando los años cincuenta, Marta Mazo con su grupo Estampas Campesinas, se
inventó unas vueltas con coplas recitadas por los bailarines en la mitad de la danza,
siendo esta la primera versión de vueltas con coplas que se conocieron en el mundo
de la danza folclórica en Antioquia.
Sobre este baile paisa en tiempos de los años cincuenta y los sesenta, fue muy poco
lo que se conoció e investigó; por lo tanto a los maestros, les tocó recurrir a la
literatura costumbrista, para complementar sus propuestas coreográficas y
sustentar lo encontrado en el municipio Girardota.
La danza que más impacto ha causado dentro del folclor colombiano, aparte de
otras 28 que tienen en su investigación, fue la “Redova de San Félix”, su baile, su
música y sus coplas sobresalen dentro del repertorio coreográfico paisa.
1 “ La redova se baila, 2 “ Ave María mi señora,
bien redovada bien redovada, vusté si que vive lejos,
y el que no la redova, el camino tan cerrado,
no sabe nada no sabe nada “ y yo que soy tan pendejo “
La mayoría de los bailes antioqueños proyectados por los Cosecheros han sido
tomados por otros grupos de danzas de Antioquia y de Colombia, pero pocos de
estos grupos han acudido a la fuente directa, y los han reacomodado a su manera
de pensar y actuar, distanciándose de lo que es la esencia y la realidad interpretativa
de la danza antioqueña.
“Por ser la primera vez “No se debe querer solo a una
que yo en esta casa canto la ley manda querer por docenas
gloria al Padre, gloria al Hijo, tres blancas tres mulatas
gloria al Espíritu Santo “ tres rubias tres morenas “
fue el más completo de todos los grupos de Antioquia. Creó más de 60 coreografías
y varios montajes especiales sobre el café, el tomate de árbol, la molienda de la
panela, cada uno de ellos con un promedio de cinco danzas; su repertorio
coreográfico más conocido fueron: cumbias, bambucos, pasillos, bullerengue, danza
y contradanza, guabina Chiquinquireña y Lavanderas, sanjuanero, galerón, joropo,
vueltas, redovas, gallinazos, toritos, cachada y muchas otras danzas de todo el país.
“Gallinacito vení
gallinacito vení comé
pata con tripa que te compré
pata con tripa que te compré “
REPERTORIO
COREOGRÁFICO DE
ANTIOQUIA
El repertorio coreográfico de la
Danza Paisa en la década de los
cincuenta y sesenta, se limitó a
unas cuantas danzas: vueltas,
pasillos y gallinazos. Hoy cuenta
con más de 30 danzas, pero la
gran mayoría de ellas son
recreaciones hechas por los
directores de grupos, unas
apoyadas en la investigación,
otras en los escritos
costumbristas y no faltan las
inventadas por ellos mismos. Sin
embargo, los grupos que más
han trabajado la danza paisa son
los Cosecheros de Antioquia,
Canchimalos, Escuela Popular de Arte, Danzas de mi Tierra, Tierra Antioqueña,
Danzas Latinas, Hojarasca, Universidad Autónoma y el grupo Tradiciones de la
vereda de San Andrés que son los depositarios naturales de este patrimonio coreo
musical.
Las danzas más populares de Antioquía son: Los pasillos, seguido de las vueltas, las
redovas y el chotis. Las vueltas se han mantenido presentes en la proyección
dancística desde la década de los cincuenta, cuando fueron bailadas por Alberto
Restrepo y Berta Piedrahita, y los pasillos fiesteros y redondos que vienen de esta
misma época. Entre las que más se proyectan en los espacios escénicos están los
pasillos voliados, arrebatados o capuchinados, los que todo el mundo reinventa
todos los días, pero que en el fondo son copias de copias de los pasillos propuestos
por los grupos: Cosechero de Antioquia, Escuela Popular de Arte, Grupo Tradiciones
de la vereda de San Andrés de Girardota, del redondo de Jacinto Jaramillo, del
capuchinado de Carlos Tapias y algo de los pasillos Caldenses del Maestro Julián
Bueno: Arriado, toriado y versiado.
Tomás Carrasquilla, en sus obras, cuenta que las vueltas se conocen por tradición
oral desde el año de 1750. A nivel proyectivo se habla de las vueltas de Jacinto
Jaramillo en los años treinta, y las versiones de Alberto Restrepo, Berta Piedrahita y
Pedro Betancur, proyectadas en 1953 por el grupo de danzas de la Casa de La
Cultura del Municipio de Medellín. Las vueltas con coplas aparecen en los años
sesenta con las versiones de Marta Mazo y Alberto Londoño. La carrera de las
versiones de pasillo, comienzan con el Redondo de Jacinto Jaramillo en 1955 que el
grupo de Tejicondor proyecto por toda Colombia, los pasillos caldenses de Julián
Bueno de los años 70. En la década de los 80 con el éxito de la danza Antioqueña
aparecen los pasillos voliado, ventiado, arrebatado y capuchinado, estas versiones
son los que más han evolucionado en velocidad, lenguaje y expresión corporal, unos
con movimientos demasiado exagerados, tanto que muchas veces las mujeres
parecen muñecas de trapo, los cabeceos y los aleteos de hombros son los más
estereotipados, los que todo el mundo exagera cada vez más. Por mucho tiempo, las
vueltas con coplas fueron las reinas de la danza “Paisa”; con la aparición de las
versiones de pareja, éstas comenzaron a ceder terreno, y hoy, están prácticamente
desaparecidas. La redova de San Félix, en los años ochenta, fue el baile preferido por
todo el mundo. Indudablemente las danzas más fuertes en el repertorio
coreográfico “paisa” son los pasillos, las redovas y las vueltas.
Otras danzas con bastante tiempo en Antioquía son: sanjuanero, primero con el
tema musical El Contrabandista, que se bailo mucho en las décadas de los años 50 y
60 y que a comienzo de los años 70 es remplazado por el Huilense de Anselmo
Duran, la contradanza de Jaime Llano Gonzales fue muy popular desde fines del 60 y
hoy todavía se baila, sobre todo en las instituciones Educativas. La música de estos
dos temas junto con la cumbia, el bambuco y la Chiquinquireña, por más de 50
años se han encontrado en el comercio de la música grabada y esto ha facilitado la
permanencia de éstos bailes en el mundo de la proyección artística. Entre las danzas
de tambor, en primer lugar está el bullerengue de San Basilio de Palenque y
pegadito a él la jota careada del Choco, los dos temas se pueden tocar con un solo
tambor, lo que le permite a los directores de los grupos de danza resolver el
problema musical, ya que estas músicas no llegaron en grabaciones de discos. El
bullerengue fue y es la danza más popular en Antioquía, esto porque su temática es
para mujeres solas, lo que la convierte en la danza favorita de las entidades
educativas donde solo estudian mujeres. Estas danzas hoy hacen parte del
patrimonio cultural danzaria de Antioquia.
LAS VUELTAS
Este es el baile más representativo del folclor coreográfico “Paisa”, no solo por ser el
más antiguo de todos, sino porque su contenido temático cuenta una historia. Es
una especie de bambuco a la manera “Paisa”, con un cuento amoroso bastante
sensual y a veces con contenido erótico. Las propuestas con coplas sobrepasan el
contenido tradicional y en muchos casos llegan hasta ser pornográficas. Para
algunos, el baile más representativo es la redova, para otros el pasillo, pero hay que
aclarar que ambos son de origen europeo, sin contenido y argumento concreto, no
cuentan una historia, mientras que el baile de las vueltas es todo un cuento de
conquista amorosa al mejor estilo “Paisa”.
SOLISTA CORO
SOLISTA CORO
“ De la cintura pa’ abajo “ Oye Marucha dame conejo
de la rodilla pa’ arriba, dame tu amor, dame todo eso,
de la cintura pa’ abajo oye Marucha dame conejo
de la rodilla pa’ arriba, dame tu amor, dame todo eso
Estas son las regocijadas vueltas: Aquellas vueltas irresistibles que los campesinos de
Antioquia inmortalizaron en los bailes de fondas y casas de campo, cuando gritaban:
“las Vueltas a todo taco “, las vueltas que Rafael Pombo sintetizó en este verso:
“Este baile de las Vueltas
Es muy gracioso de ver,
La dama se va de huída
Y el galán la va a coger “
Con relación a su origen, es muy poco lo que se sabe, algunos autores costumbristas
le han atribuido raíces hispánicas, y han emparentado el baile de las vueltas, con el
fandango y el fandanguillo que son de origen español. Las vueltas se han confundido
con el baile del bambuco, y se ha argumentado que este baile está emparentado
con la guabina Antioqueña, el pasillo fiestero y el torbellino boyacense. Las vueltas
que hoy se conocen tienen un poco de todos estos ritmos y de los parientes que los
historiadores le han asignado a través del tiempo.
La vueltas son la síntesis de las muchas influencias culturales que el “pueblo paisa”
ha recibido, aceptado, asimilado y transformado a través de la historia en un
período evolutivo que tiene más de 250 años. Tomás Carrasquilla, en el libro de la
Marquesa de Yolombó, dice: “El baile de las vueltas comenzó a surgir en Antioquia
por los años de 1750 y que para entonces los aires y los bailes españoles se iban
mezclando con los africanos “
Las vueltas en el contexto tradicional, siempre han sido baile de salón, propio para
las fiestas familiares y los llamados bailes de “garrote”, en donde el común de las
gentes se divertido de lo lindo en tiempos pasados, bailando o viendo bailar a
quienes se atrevieron a interpretar las vueltas. Al decir de algunos folcloristas, este
baile fue la que más llamó la atención en las fiestas pueblerinas y de campo, las
vueltas eran algo así como las danza “campeona” de todos los bailes; quienes se
arriesgaban a bailarla tenían que ser expertos bailadores, y en la práctica se
convertían en el centro de atracción de la concurrencia que rodeaba a los bailarines
para disfrutar de las destrezas que exhibían las
parejas que saltaban al ruedo para enfrentarse en
una especie de competencia amorosa, llena de
picardía y coquetería, donde la mujer huye y el
hombre persigue.
“Dejarlo con el clavo adentro”: consiste en que, al terminar la música los dos
bailadores deben saltar fuera del ruedo que están formando los “mirones”, y quien
quede dentro de él, es el perdedor; cuando esto sucede, se dice: “quedó con el
clavo adentro”. El perdedor debe brindar aguardiente o ron. Por lo general quien
pierde es el hombre, ya que la mujer se pone de acuerdo con los músicos y a una
señal, previamente convenida, está salta fuera del ruedo y los músicos dan por
terminada la pieza musical. Pero no todos los hombres cumplen con lo del ron, bien
sea por carencia de dinero o por desconocimiento de esta costumbre, por lo tanto,
la mujer debe seleccionar el parejo adecuado para que cumpla con esta tradición;
hoy son muy pocos los hombres que responden a este rito o costumbre y la mayoría
no le dan importancia al hecho como tal, sobre todo los hombres que lo toman
como una simple broma.
Porque no me lo provocas
Porque me miras así. (Este verso se repite cuatro veces, por los coros)
SOLISTA: Ya se va la cortesía
Otro de los bullarengues muy conocidos en San Juan de Urabá y sus alrededores es
LA TAGUA SE VA A ACABAR que nos cantó Julia Pérez, una de las cantantes más
populares de esta región, pero en su formato original improvisan constantemente y
repiten muchas veces una misma frase. Tomando las partes más esenciales Alberto
Londoño organizó la siguiente letra:
Mi pañuelo va volando
Y en la punta va diciendo
Yo te quiero preguntar
SOLISTA: Y si te enviste?
Sácale mantazo
Mándale mantazo
Pégale mantazo
CORO: Soo, soo, soo. La calabaza, la punta, e’ soo (se repite varias veces)
Bravo y valiente
Anda torito
Sácale mantazo
Tírale mantazo
Mándale mantazo
Pégale mantazo.
CORO: Soo, soo, soo. La calabaza, la punta, e’ soo (se repite varias veces)
Anda torialo
Y si te enviste
Dale mantazo
Tírale mantazo
Anda torito
Anda corriendo
Anda torito
Anda torialo
CORO: Soo, soo, soo. La calabaza, la punta, e’ soo (se repite varias veces)
El sábalo mayero: Este baile tiene cierta similitud que el del toro, pero en este caso
la temática tiene que ver con la pesca con “arpón”, donde el hombre hace el papel
del “pez” y la mujer es el “pescador”. Durante el baile ella persigue
permanentemente al hombre tratando de colocarle el “arpón” en la espalda, a
manera de “banderilla”, que son simuladas con los dedos o con un palo cualquiera
que encuentren a su alcance. Y el hombre huye desesperadamente por todo el
ruedo tratando de esquivar a la mujer para que no le coloque los arpones en la
espalda, y para evitarlo gira sobre el cuerpo, se agacha, estira el cuerpo hacia atrás y
cambia de dirección constantemente bailando de espaldas la mayor parte del
tiempo; la mujer lo acosa amenazándolo con los “arpones” pero a su vez lo provoca
con actitudes y movimientos corporales bastantes sensuales. Cuando el parejo es
muy ágil y logra que la mujer no le coloque el “arpón” en la espalda, ó si termina la
música sin ser atrapado, el hombre es aplaudido por la concurrencia, pero esto
sucede muy rara vez.
Otro baile parecido al del toro es el de la “vaca”, en la versión del Caserío de Uveros,
este baile tiene un contenido muy erótico, y en él se quiere representar la
persecución que el “toro padrón” le hace a la vaca cuando esta entra en calor. La
pareja de bailarines danzan muy cerca uno del otro, ella mueve excesivamente las
caderas, el hombre la acosa permanentemente tratando de colocársele a su
espalda, pero la mujer no lo permite y escapa a los ataques del hombre con
desplantes, giros rápidos y huidas por el espacio disponible, pero con frecuencia lo
enfrenta para seducirlo con movimientos provocativos en especial los de caderas;
ante esta actitud, el hombre deja de atacar a la mujer para bailar frente a ella; en un
momento determinado gira sobre su cuerpo con velocidad para sorprender a la
mujer y ganarle la espalda; si ella es muy buena bailadora logra esquivarlo de lo
contrario el hombre consigue su objetivo, y ahí termina el baile. Por el alto
contenido erótico este baile no es muy apreciado por las mujeres y son muy pocas
las bailadoras que se atreven a bailarlo, por esta razón este baile ha desaparecido de
la región, y solamente ha quedado en la memoria de las personas mayores.
Otra de las variantes del bullerengue en San Juan y sus alrededores es la “rasquiña o
la rasquiñita”. Su baile es como el bullerengue común, sólo que en este caso el
lenguaje corporal está acompañado por ademanes que simulan “rascarse” el
cuerpo; primero lo hacen individualmente luego la mujer “rasca” al hombre y
viceversa, pero en ningún momento se tocan, solamente es la intención y la actitud
que cada uno de los bailadores asume dentro del baile; en algunos casos se rascan la
cabeza y de pronto la espalda; el hombre intenta rascarle los senos a la mujer pero
esta se lo impide con giros rápidos sobre su cuerpo, y así sucesivamente durante el
tiempo que dura la pieza musical.
Bonita tu barasol
Dentro de mi corazón.
Va mi pañuelo volando
Y en el aire va diciendo
Yo de Ti me estoy enamorando.
(ALBERTOLONDOÑO)
CUENTO CUATRO
LOS PROTAGONISTAS
En este cuento se quiere resaltar a los directores de danza folclórica que fueron
protagonistas principales y dejaron huella en la “Cultura danzaria de Antioquia y en
especial en Medellín” en las décadas de los años 50, 60 y 70. Indudablemente
fueron muchos los directores y maestros que tuvieron que ver en este cuento de la
danza en el Mundo Paisa; unos muy protagonistas, otros desconocidos, pero en
este caso se mencionan sólo unos pocos, los que más influyeron y que más
presencia tuvieron en el que-hacer danzario de esta región de Colombia. Se
destacan los maestros Alberto Restrepo, Berta Piedrahíta, Jairo Sánchez Pasos,
Marta Herrón, Jairo Herrón, Argiro Ochoa, Antonio Tapias, Alberto Gómez, Carlos
Tapias, Alberto Londoño, Jacinto Jaramillo, Pedro Betancur, Oscar Vahos Albeiro
Roldan y Jesús Mejía el maestro de maestros en lo que toca con la cultura
tradicional y popular.
ALBERTO RESTREPO
Los bailes que Alberto Restrepo enseñó en la Casa de la Cultura fueron las
vueltas, los gallinazos, el pasillo y el bambuco. En Acuarelas montó danzas como:
el guaro (sanjuanero tolimense), la guabina “sufro queriéndote”, la polka “parijina”,
un bambuco y un pasillo; todas estas danzas fueron reinventadas por él, y como
fue el primer maestro de danza folclórica en Medellín, sus alumnos repitieron y
reinventaron de nuevo estos temas coreográficos. Cuando se le preguntó qué
grupos de Antioquia le gustaban contestó: “ninguno”– Por qué?: “porque hacen
muchas bobadas” – Te gusta el Tango?: - lo odio, también a la Salsa, lo que me
gusta mucho es la música clásica, soy “betoviano y mozariano de tiempo
completo”. El grupo de danzas Acuarelas Colombianas y el Negro Beto, el
Pasillero, el Joropero y el Bambuquero, desaparecieron del mundo de la danza en
1962. Pero Alberto Restrepo todavía vive un algún lugar del bario Robledo.
BERTA PIEDRAHÍTA
A la negra Berta o la negra del tango le pregunté: ¿Cuándo bailaste por primera
vez danzas folclóricas?: “No lo recuerdo”. ¿Quién te enseñó las primeras danzas?
– Yo aprendí sola a tirar paso, cuando en el Teatro Bolívar le vi bailar un bambuco
y una guabina a los danzantes de la compañía Campitos me enamoré del folclor y
seguí la tradición. A mi mamá le aprendí unas vueltas y unos gallinazos; ella tenía
90 años, me enseñó unos pasitos y el resto me lo inventé yo. En 1953, ingresé al
grupo de danzas de la Casa de la Cultura, como bailarina, allí conocí a Luz
Echeverri, Pedro Betancur, Jairo Sánchez y al Negro Beto, con quien muchas
veces bailé bambuco y vueltas; también colaboré enseñando lo que yo sabía. En
1954 cuando se cerró la Casa de la Cultura, ingresé al grupo Tejicondor como
bailarina”.
En esta fabrica, Berta trabajaba como obrera de telares desde hacía varios años, y
cuando en Tejicondor crearon el grupo de danzas fue la primera en alistarse,
además de bailarina, siempre fue la ayudante de todos los directores que llegaron,
y a quien le encargaban el grupo cuando estos se retiraban. Más tarde, le
asignaron el mantenimiento del vestuario y el cuidado de la dotación y de las
instalaciones del grupo; por tanto no volvió a los telares, porque todo su tiempo lo
dedicaba al grupo. En 1970 nombraron a Berta directora en propiedad, pero
continuó con las demás tareas, porque a ella siempre la consideraron como una
obrera, nunca le dieron el estatus de profesora, maestra o directora. Cuando el
conjunto Tejicondor se desintegró finalizando los años setenta, Berta se jubiló, y
creó su propio grupo con el nombre de Danzas “Berta Piedrahita” con el que
realizó muchas presentaciones, en Antioquia y en Medellín sobretodo en los
desfiles de Silleteros y de Danzas, Mitos y Leyendas. Como complemento, dictó
clases de danzas en varias escuelas de Medellín, y fue jurado permanente de los
concursos que realizaba Comfama. La negra Berta siempre mantuvo un perfil
bajo, su timidez y su conformismo no le permitió crecer como maestra de danza,
pero como bailarina de folclor y de tango fue una de las más grandes de los años
cincuenta. Finalizando los años noventa, se retiró del mundo de la danza; de ella y
de su grupo nada se volvió a saber. Algunos comentan que apostó con Pedro
Betancur cual de los dos se moría primero, apuesta que ganó Berta, puesto que
Pedro murió en el año 2006.
Alumno de la Casa de la Cultura de Medellín, allí fue uno de los protagonistas del
cuento de la danza de los años cincuenta. En 1955 fundó su propio grupo al que
llamó Alma de Colombia, donde fue su director vitalicio. Este grupo no tuvo un
buen nivel artístico, pero fue el más promocionado por los medios escritos de
Medellín en tiempos de los años 60 y 70. Por más de 30 años se presentó en toda
clase de eventos, su popularidad en los medios de comunicación lo llevó a ser
director de los grupos de danzas de Pintuco, Erekos, Simesa, Comfama,
Congregación Mariana, Hospital Mental de Antioquia, Everfit Indulana y Pilsen
Cervunión; este último grupo lo dirigió por más de 30 años, y con él alcanzó el
mejor nivel artístico, por esto fue invitado a participar del espectáculo Panorama
Folclórico Colombiano que se presentó en el teatro Pablo Tobón Uribe en el año
de 1977. Jairo murió en Medellín a comienzos de la década del 2000.
MARTA HERRÓN
La década del setenta para Jairo Herrón fue todo un éxito, su grupo se consagró
como el mejor de Antioquia y uno de los mejores de Colombia, sus propuestas
coreográficas fueron muy admiradas, en primer lugar la estampa Llanera, seguida
del garabato y el bullerengue. Esta última danza fue la de mayor impacto cuando
la presentaron por primera vez en Medellín, y fue muy pronto copiada por la
mayoría de los grupos de esta ciudad, con versiones propias. Jairo comenta: “Pero
la más espectacular de todas nuestras danzas fue la Estampa Llanera, tanto que
nos llamaron los “Chiflados”, porque queríamos parecernos al Ballet Ruso”. El
grupo de Fabricato elevó la imagen de la danza de proyección folclórica en
Antioquia. La riqueza artística de su espectáculo sus propuestas coreográficas,
fortalecieron el “qué hacer danzario” en esta tierra paisa, donde el conjunto
Fabricato fue considerado el mejor en la década de los años setenta.
Jairo Herrón se retiró del mundo de la danza en el año de 1975, nunca jamás
quiso saber de este cuento, no sabemos por qué, pero en la historia de Antioquia
su nombre siempre estará en el recuerdo de quienes conocieron su trabajo
artístico con el Conjunto Folclórico Fabricato.
CARLOS TAPIAS
Se jubiló con la Escuela Popular de Arte en el año de 1994, y como no podía vivir
sin la danza, con su hermano Antonio, Claudia Marín y otros profesores de la
EPA, fundaron en 1995, la Corporación Cultural Hojarasca. En un principio con
egresados de la Escuela Popular de Arte y profesores de danza de instituciones
educativas. Con esta agrupación ha conseguido muchos éxitos, y ha recorrido
varios municipios de Antioquia y ciudades de Colombia, participando en varios
festivales nacionales como: primer concurso de la danza folclórica en Bogotá
(1995) y en el primer concurso de coreografía (1996). En la actualidad Carlos
Tapias es director general y representante legal de la Corporación Cultural
Hojarasca.
ALBERTO GÓMEZ
ALBERTO LONDOÑO
FORMACION PROFESIONAL
Esta etapa marcó en este bailarín un pensamiento que se formó con la guía del
maestro Jaramillo quien no enseñaba a bailar danzas folclóricas, sino técnica de
danza moderna y aspectos técnicos y teóricos para comprender el significado de
las mismas. “El maestro no concebía una danza sin fundamentación histórica, ni
tampoco una danza sin contenido temático, todas las danzas de Jacinto contaban
una historia, por eso yo digo que la danza es un cuento, que se cuenta con el
cuerpo y se vive con el alma.”
Por este mismo tiempo forma pareja con Marta Herrón, con la que se presentó en
casetas y heladerías dentro de las ferias de Cali y las fiestas de las flores en
Medellín, donde bailaron: cumbia, mapalé, torbellino y el bambuco que era su
danza predilecta. En este baile, ambos apostaban a que él la besaría y ella le
daría una cachetada, unas veces ganó Marta y otras Alberto. Este condimento le
dio a la interpretación del bambuco un contenido muy llamativo que despertaba
mucho entusiasmo en el público que los veía.
En 1960 bailó en el teatro Pablo Tobón Uribe un bambuco con Noralia Zapata y en
1966 lo hizo con Luz Marina Echavarría en el Palacio de Bellas Artes. En 1969 y
1970 bailó el Tres con el grupo de la Universidad de Antioquia. Sus dos últimas
presentaciones como bailarín fueron en 1992 en la Paz (Bolivia) y en San Pedro
de Acatama (Chile), en ambos sitios bailó la cumbia con Cristina Camargo, el
Joropo con María Victoria Camacho y el Tres con las dos.“Después de Fuego
Tropicano me dediqué a dar clases de danza folclórica y bailes de salón en
barrios, casas de familia, Escuelas y en todo lo que resultara”.
PRIMICIAS DE LA INVESTIGACIÓN
En medio de estos festivales se reunía con varios de los grupos participantes para
hacer intercambios de conocimientos teóricos, pedagógicos y culturales. Como
resultado de estas experiencias se fortalecen los programas del pre- escuela y del
grupo de proyección coreo musical del Instituto Popular de Cultura. En 1970 este
programa se convierte en la “Escuela Popular de Arte” (EPA). A este proyecto se
sumaron Oscar Vahos, Jesús Mejía y Miguel Cuenca. “la necesidad de enseñar
implicaba cosas nuevas, entonces en 1968 llegó a Medellín el señor Octavio
Marulanda de Cali a dictar unas conferencias sobre folklore y sobre investigación;
esta conferencian nos motivó para meternos en el cuento de la investigación”
Con esta investigación de campo como fuente, Alberto Londoño con otros
compañeros de la EPA forman un equipo de trabajo para la investigación llamado
CIPROFOLK (Centro de Investigaciones y Promociones Folklóricas), este grupo
duró muy poco tiempo, pero surge otro llamado CEF (Centro de Investigaciones
Folklóricas.). Con estos dos grupos se hacen muchos trabajos de investigación y
recopilación en los diferentes festivales de la época, viajaron a Ibagué, Neiva,
Buenaventura, Villavicencio, Carnavales de Barranquilla y así, donde quisiera que
hubiera danzas, allí estaban. Además de la información recogida realizaban
talleres prácticos con directores y los integrantes de los grupos participantes; fue
un aprendizaje tanto para los investigadores como para sus alumnos, puesto que
el objetivo de este maestro, no solo era investigar, sino, enseñar a los estudiantes
de la EPA, porque para él la responsabilidad en este tipo de educación era
diferente: “Los estudios de la EPA tenían como misión la formación de profesores
y la responsabilidad que se tenía con estos futuros maestros, requería de una
formación integral en torno a la danza folclórica, este cuento no era para divertirse
o parrandear, era cuestión de mucho trabajo, de estudio permanente, que
requería de una investigación muy seria.” Con esta premisa los alumnos
empezaban su carrera en la EPA, además de las condiciones exigidas, y la
convicción de cada uno por lo que quería hacer, pues como lo dice este gran
maestro “el alumno que aspira a ser profesor de danza, director de grupo,
coreógrafo y creador de obras de arte danzario, tiene que tener un proyecto de
vida en torno a esta profesión. No tiene que ser un bailarín virtuoso, (pero mejor si
lo es), lo más importante es una buena formación técnica, académica, pedagógica
y unos buenos conocimientos sobre cultura tradicional. En lo técnico está la forma,
o sea lenguaje corporal, las características, la estructura coreográfica y la puesta
en escena; en lo pedagógico, la metodología y la didáctica, en lo tradicional los
fundamentos básicos propios de los hechos folclóricos y una buena sustentación
teórica sobre su contenido.
El primer trabajo con esta filosofía fue: “LA MINA” (danza con lenguaje corporal
con técnica de danza moderna, con un contenido esclavista) creada por Jacinto
Jaramillo, sobre un canto tradicional minero del Pacífico. El tema tiene que ver
con el trabajo en los socavones y canalones, donde muere un esclavo y sus
compañeros lo velan, lo cantan y lo entierran, para luego regresar a sus trabajos y
todo continúa como antes. Pero este contenido fue cuestionado por los
estudiantes de la Universidad de Antioquia, que lo calificaron como conformista.
Esto obliga a su director Alberto Londoño a cambiar el contenido final y a
reestructurar la puesta en escena, dándole mucha importancia al canto, porque
este cuenta la tragedia que vivieron los esclavos africanos en las minas del
Pacífico colombiano. En la danza los bailarines interpretan lo que dice la canción,
con un lenguaje corporal que muestra las diferentes situaciones que viven los
esclavos en los socavones de las minas. La danza termina con una rebelión que
conduce a la “libertad”.
Otro de los trabajos experimentales del grupo es: “LA JORIKAMBA” en la que su
versión original el capataz triunfa y somete a los esclavos, y en la versión que
pone en escena el grupo de danzas de la Universidad de Antioquia el capataz
muere y los esclavos consiguen la “libertad”. En el camino de este grupo, y en
medio de un festival de cumbia en el Banco (Magdalena) aparece Antonio García,
compositor revolucionario, quien le obsequia al grupo de danzas de la UdeA las
letras de las cumbias: La Cosechera y Tambor y Tambora, con textos literario de
protesta, temas que sirven de base para el montaje de “LA COSECHERA”, que
tiene como temática la pesca con tarraya, el cultivo del arroz y la fiesta de
carnaval y su lenguaje corporal corresponde a estos temas. Es un trabajo
experimental que contiene danzas caribeñas como la cumbia, el bullerengue, las
pilanderas, la puya, y termina con una cumbia que proclama la libertad; llamada
“Tambor y Tambora”
Otro de sus obras danzarias fue: “RAJANDO LEÑA”, con base en ritmos
tradicionales del Gran Tolima. En este trabajo se desarrollaba una temática
relacionada con la evolución del hombre. Comienza con la “Danza de los Monos”,
seguido de la “Caña Brava”, danza que muestra la construcción de una vivienda
campesina construida con “caña flecha”. Luego sigue: “EL Trapiche y la Molienda”,
donde se muestra los diferentes etapas para la producción de la panela desde el
corte de la caña hasta la empacada del producto, y los diferentes trapiches a
través del tiempo. Luego venían los reinados y los pregones callejeros de ciudad,
junto con ellos las fiestas de San Juan; pero se mantenía la crítica a los reinados y
al gobierno, pues en estos tiempos empezaba a aparecer la universidad a
distancia, y las casas sin cuota inicial. El montaje terminaba con los
“MATACHINES”, danza que tenía como tema el “bien y el mal”; el bien estaba
simbolizado por la “virgen” y el mal por el “diablo”, y los matachines eran el
“pueblo”. La versión original es una danza de disfraces, en la del grupo de la
Universidad de Antioquia, los matachines vestían con trajes cotidianos y sin
máscaras, porque el grupo pensaba, “matachines somos nosotros, los seres
humanos” (pueblo). En la primera parte de esta danza, el bien y el mal se
disfrazan de virgen y de diablo, pero en la segunda parte, la virgen enarbola el
“trapo azul” y el diablo el “trapo rojo”, símbolos de los dos partidos tradicionales
de Colombia, y esto confundía a los matachines, pero al final los matachines que
representaban al pueblo los expulsan a estos dos personajes para consolidar la
“unidad popular”.
CREANDO PROYECTOS
Este cuento de la Danza por Pareja que comenzó en 1988 crece como bola de
nieve. Hoy en Colombia y en Latinoamérica existen bastantes eventos con estas
características con nombres como: Danza en Pareja, Danza para Pareja, Danza
de Pareja, Danza para Dos, Danzados, Danzax2, Viva la Danza, Danza Carnaval,
Danza Pareja, Todas las Danzas y otros para niños, jóvenes, adultos y adultos
mayores con otros nombres, pero todos ellos dentro del formato exclusivo para
dos bailarines en el escenario.
Para los investigadores, y para los que se disponen a aprender por medio de la
investigación, los que desean ir a la verdadera fuente de información, hace un
llamado por la recuperación de esta información viva que aún existe y que están
dejando perder. “Los maestros que hemos enseñado durante 30, 40 ó 50 años,
que aprendimos de otros, somos realmente los depositarios de un conocimiento, y
de un saber recogido en muchos lugares de Colombia y que nos entregaron
cultores tradicionales. Patrimonio cultural que terminará en los escritorios ó en
nuestras tumbas, sin ser conocidos por quiénes nos van a reemplazar en este
cuento de la danza folclórica colombiana. Invito a bailarines, maestros,
investigadores y coreógrafos de la danza folclórica, para que entrevisten a estos
maestros”.
¿Qué piensa Alberto Londoño sobre lo que debe ser la nueva Danza Folclórica
Colombiana?: “ Para que la danza folclórica colombiana eleve su nivel técnico y
estético, requiere de un ree-diseño en su forma estructural y en su puesta en
escena, por lo tanto hay que pensar en una danza folclórica escenario para el
espectáculo artístico, con un hilo conductor que, cuente una historia con
contenidos y formas contemporáneas, donde el lenguaje corporal propio de los
bailes tradicionales sea la materia prima para construir propuestas novedosas que
rompan con los esquemas y los formatos rígidos y repetitivos propios de la danza
de proyección folclórica”.
“Los que trabajamos la danza folclórica para el espectáculo artístico, no somos los
cultores naturales de los hechos folclóricos. Somos artistas creadores, no
copiadores ni repetidores. Esto nos obliga a construir nuevos cuentos danzarios,
apoyados en temáticas de la danza folclórica, pero trabajados con técnicas
modernas y contenidos actualizados que lleguen a las nuevas generaciones. Pero
estas propuestas deben ser enmarcadas dentro de un contexto cultural con
sentido de pertenencia que fortalezca nuestra identidad cultural. El formato
exclusivo para dos personas en el escenario “Danza por Pareja” es una buena
alternativa para construir la danza folclórica escenario”.
“Los maestros y directores de grupos de danza, que aprendemos directa o
indirectamente las danzas y los bailes tradicionales, somos: Copiadores y
repetidores; ó, recreadores y creadores de un arte danzario para el espectáculo
artístico; con identidad cultural”.
“Las personas que trabajan con la danza deben tener un proyecto de vida en
torno a esta profesión, también deben trazarse unas metas, bien como bailarines,
creadores, coreógrafos, o gestores culturales. Pero si su meta es la de ser un gran
maestro de danza, tienen que ser muy honestos consigo mismos, con sus
alumnos y realimentar sus conocimientos todos los días”.
JACINTO JARAMILLO
Sonsoneño de pura
cepa, nacido en 1910 y
muerto en el 2001. De
los 91 años que vivió, le
dedicó 68 a la danza. Su
cuento comienza en
Bogotá en el año de
1933. Su primer grupo
fue el de la universidad
Nacional de Colombia.
En la década de los
treinta, estudió danza
moderna en la Escuela
de Isadora Duncan en
los Ángeles (USA). Bailó
con Cecilia López,
considerada la mejor
bailarina en aquellos
tiempos; con ella
recorrió varios sitios del país, bailando en pareja y haciendo investigación sobre
bailes tradicionales de la región Andina. En 1943 viajó a Buenos Aires ( Argentina
) para dirigir el Ballet Folclórico del Teatro Colón, en este país fue amigo personal
de Eva Duarte, Domingo Perón y el Chúcaro, el mejor bailarín de Malambo de
todos los tiempos. Posteriormente en Venezuela dirigió el Retablo de las
Maravillas la más grande compañía de folclor coreo musical de ese país En la
década de los años 50 en Bogotá montó sus propia academia y creó el Ballet
Folclórico “Cordillera”, también dirigió el programa “Apuntes sobre el Folclor” que
se transmitía cada quince días por la Televisora Nacional, programa en el que su
Ballet Cordillera fue el grupo de planta durante tres años, y el responsable de la
parte coreográfica que Jacinto combinó con los más destacados músicos,
cantantes y escritores costumbristas de la época. En este mismo programa,
presentaba personajes que ilustraban a los televidentes sobre las expresiones
tradicionales de Colombia. Con el ballet Cordillera se presentó en España, México,
Venezuela, Ecuador y en varias ciudades de Colombia.
Por encargo especial de los maestros Alberto Urdaneta y Alejandro Wills, creó las
coreografías de la guabina Chiquinquireña y la del galerón Llanero, temas que por
aquellos tiempos no tenían baile, eran solo piezas musicales y de canto, por lo
tanto, a Jacinto le tocó crearlo todo, lenguaje corporal, coreografía, vestuario y
contenido temático. Estas dos danzas con el tiempo, han sido copiadas, recreadas
y proyectadas por toda Colombia, tanto que se volvieron populares, y que hoy
nadie sabe que estas dos danzas fueron creadas por un señor Jaramillo. El pueblo
boyacense se apropió de la guabina y hoy la considera patrimonio cultural suyo.
Los intérpretes actuales la han modificado tanto, que puede decirse que es una
creación popular que tuvo como referente la propuesta académica de Jacinto. Los
antioqueños hicieron lo mismo con el bambuco creado por este maestro. El
Galerón Llanero, por mucho tiempo fue la danza favorita de los festivales
nacionales y los establecimientos educativos de la región Andina. El gran cantante
popular llanero Luis Ariel Rey fue su principal divulgador y el creador del vestuario
de amazonas con mini falda, botas de cuero altas y sombrero “pelo e` guama”; en
los hombres impuso el famoso liki liki de gala de los llaneros. Este vestuario por
mucho tiempo fue el más sobresaliente y llamativo dentro del mundo de la danza
folclórica, pero con el tiempo el traje femenino ha desaparecido de los bailes
llaneros.
Otras creaciones del maestro Jaramillo son La manta jilada, danza boyacense con
música y coplas de torbellino, que tiene como temática la tejida de la manta la
ruana o la cobija; para su creación, este maestro tomó elementos básicos del
trabajo de la elaboración de estos productos; para la configuración de su lenguaje
corporal, le creó figuras como la esquilada de la oveja (motilada), la ovillada de la
lana, la cardada, el telar, la pintada, la secada y la fiesta final con un juego, donde
una pareja de enamorados son cubiertos con el producto fabricado. La manta no
es un baile, es un ballet, una obra de arte. El sanjuanito es otra de sus creaciones,
tema guambiano, que tiene como temática la presentación de un niño recién
nacido a la comunidad indígena; su espacio imaginario, un caserío donde se
reúnen los habitantes del lugar, para que una pareja de indígenas presente a su
hijo que acaba de nacer. En la danza, el padre muestra su hijo a los presentes, y
estos con sonidos de palma de mano producen el ritmo para que el papá baile,
para terminar, suenan flautas y tambores y todos los presentes desarrollan una
coreografía colectiva.
El bambuco fue uno de los bailes favoritos del maestro Jaramillo, y le creó una
coreografía muy especial basada en el lenguaje corporal tradicional al que le
inyectó elementos de la danza moderna, pero respetando mucho lo que le
aprendió a las personas mayores en los años treinta, cuando recorría a Colombia
con Cecilia López, he hizo varias investigaciones en la zona Andina. Su propuesta
coreográfica plantea una temática de conquista amorosa, con un contenido social
enmarcado dentro de la moral de la iglesia católica; a las figuras las llamó:
invitación, ochos, codos, cruces, arrodillada, perseguida, pañuelo, huída y abrazo
final; su lenguaje tiene como base el escobillado y los aguacateos. El bambuco
siempre ha estado acompañado de la guabina Chiquinquireña, otra de sus
creaciones favoritas. Estos dos temas fueron publicados en 1950 en el Cancionero
de Antioquia y Caldas de Benigno A. Gutiérrez, convirtiéndose en las dos
coreografías del folclor colombiano que por primera vez aparecen publicadas en
un libro de carácter costumbrista.
Jacinto Jaramillo y Delia Zapata Olivella fueron algo así como las dos columnas en
las que se construyó el edificio del cuento de la danza de proyección folclórica
colombiana. La historia los reconocerá como los dos más grandes maestros del
arte danzario tradicional colombiano, Jacinto por las danzas de la zona Andina y
Delia por las costaneras. Este gran maestro murió en Bogotá en el 2001 a la edad
de 91 años.
Los estudios primarios los realiza en la escuela del barrio Campo Valdés, Carlos
Upegui. La secundaria simplemente se insinuó, pero no llegó a realizarla por falta
de estímulo, definitivamente no le gustaba estudiar en el mundo de la formalidad
académica de aquellos años; no hubo entre sus maestros quien advirtiera de sus
potencialidades artísticas y que lo estimulara a continuar y, porque entonces
capacitarse no tenía la misma importancia que hoy, como coinciden en afirmar sus
hermanos al recordarlo.
Paralelo a este proceso, Oscar también se acercó por estos años a la danza
clásica, con el maestro Kiril Pikieris, de quien recogió aspectos técnicos, de
disciplina, y de información bibliográfica alrededor del tema, que después
aprovechó cuando encaró la dirección de grupos.
Desde la dirección del grupo “las danzas de Imusa”, como se le decía, Oscar
comprendió que el papel de un grupo de esta naturaleza no se podía circunscribir
solamente al montaje de danzas sueltas. Es por eso, que ya se planteaba la
necesidad de obras con un guión definido, en las que había que hacer
investigaciones de diversa índole para poder llevar a cabo y con éxito lo que se
planteaba. Uno de esos primeros trabajos sería el tema relacionado con la
esclavitud minera que existió en Colombia hasta mediados del siglo XIX, teniendo
como fondo y referente la canción “A la Mina”.
En 1973, decidió organizar su vida familiar y contrajo matrimonio con Luz Marina
Jaramillo, unión de la cual nace su hijo Ernesto Alejandro Vahos Jaramillo). Es en
1974, cuando propiamente se formaliza su pertenencia a la EPA, como maestro
de danza, espacio en donde desarrolló su trabajo fundamental, canalizando la
experiencia que había adquirido e incursionando en el mundo de la creación,
siempre de la mano de sus alumnos y los colegas que creyeron en sus propuestas
estéticas.
En opinión de Jesús Mejía Ossa, “la EPA tenía como metodología esencial,
aprender haciendo. O sea, los mismos maestros se hicieron en la escuela, la
necesidad de enfrentarse al reto de los alumnos, y de responder a un proyecto
educativo adelantado por el ente municipal, los llevó a desarrollar una práctica
intensa pero empírica, en el campo de la danza especialmente”.
“Los más avanzados eran los teatreros que bebían de las teorías y formas
europeas, y de alguna manera los músicos. Los danzantes en, cambio como, su
objeto era lo que entonces se entendía como danza folclórica, de la que, se
escribía y se investigaba, pero también había mucha especulación, fueron creando
una metodología dialogante y polémica. Se mantenían negando y afirmando y en
esa dinámica se fueron construyendo derroteros pedagógicos que hoy todavía
están por evaluar con mayor exhaustividad”. No faltó en este ambiente la
discrepancia y no hubo el olfato suficiente para dimensionar la importancia de un
laboratorio con semejantes características, desviándose a veces su verdadero
objeto, para dar cabida a pobres pasiones humanas, entorpecedoras de diversos
procesos.
Entre 1976 y 1978, participó con María Eugenia Londoño, Alberto Cadavid, Nena
Bravo, Jesús Mejía y Darío Rojas en la creación de un grupo de investigación
denominado CINTRAPOS, Centro de Investigación de las Tradiciones Populares,
que incursionó en un primer acercamiento al fenómeno del Rajaleña Huilense y el
Sainete del Norte del Valle de Aburrá y el Barrio San Javier la Loma en Medellín.
La efímera existencia de este grupo, dio paso a la formación del Centro de
Estudios Folklóricos CEF, conformado por estudiantes y profesores de la EPA,
algunos de ellos integraron después el Departamento de Investigaciones de esta
institución. Desde 1978, se inicia la continua visita a los tres carnavales
colombianos, Riosucio, Pasto y Barranquilla, y de todo este periplo, se van
dejando registros escritos, grabaciones de casetes, y fotografía, medio en el que
Oscar dio a conocer su alta sensibilidad artística, siendo una de sus facetas más
productivas, que hoy conforman el archivo de lo que fue la Escuela y de la
Corporación Canchimalos. Este cúmulo de información es el que complementó de
manera definitiva todo el bagaje teórico - práctico que se les brindó a los alumnos
de la EPA en estos años.
De estas incursiones, surgió por igual, la creación de la cátedra de Lúdica Infantil
Tradicional, LIT, como a Oscar le gustaba llamarla, que se dictaba durante todo un
semestre para complementar la formación como futuros maestros de los alumnos
de la EPA. El interés por lo lúdico, especialmente los juegos relacionados con la
música y danza, pre-dancísticos, pre-teatrales, pre-musicales, como Oscar los
clasificó, ya venía desde 1975, por conversaciones informales con distintas
personas y por la literatura ya existente, como “Los Talleres de la Infancia”, del
Maestro Euclides Jaramillo Arango, del Quindío. Una oportunidad especial tuvo
Oscar de observar y recopilar juegos de toda Colombia, en 1980 cuando se realizó
en Armero Tolima, el Festival Nacional de Rondas Infantiles. Por estos mismos
años, se visitaron varios municipios de la “Provincia de García Rovira” en
Santander del Sur, donde se acopiaron numerosos juegos, cantos y formas del
Torbellino santandereano. Desde 1977, Oscar inició una recopilación incesante y
sistemática, con otras personas y grupos, jugó un papel de gran importancia Anita
Hernández Montaño, cantadora y bailadora natural de Guapi, residente en
Buenaventura, de la que Oscar aprendió sinnúmero de cantos, cuentos, rondas,
danzas, conteos, adivinanzas, coplerío y trabalenguas de la Costa sur del Pacifico
colombiano que después alimentaron las obras que interpretaron sus alumnos y
sus libros.
La recopilación de juegos se extendió por todos los lugares a donde Oscar iba,
especialmente en los innumerables talleres que impartió a maestros de diferentes
ciudades colombianas, en donde; cada grupo le aportaba su cuota a manera de
intercambio fuera de aquellos juegos que Oscar sabía de memoria. Años después,
incursionó en los juegos callejeros de la ciudad de Medellín, en donde sin duda
Con ellos diseñó formatos para clasificar dichos juegos, y se incluía información
que especificaba la utilidad del juego desde el campo pedagógico hasta el
artístico. Fue también su preocupación el tema de los juegos electrónicos, que
atrapan sin miramiento a grandes y a chicos; a Oscar le preocupaba la alienación
generada por este medio, pero también advertía su utilidad y posibilidades
pedagógicas. Inmerso en este ámbito de lo lúdico, creó juegos como El
Zafarrancho, Meta la Patica…entre otros.
El Canchimalo, además, era definido por los habitantes del puerto como unos
peces aparentemente sin importancia, dado que su tamaño no es muy
significativo, pero que poseía una filuda puya en su lomo y que al ser tragado por
otro pez de mayor tamaño, lo acosaba con su puya, obligándolo a darle salida de
nuevo. Esta analogía sirvió de fundamento filosófico, para crear una agrupación
que pretendía rascarle las entrañas a nuestra complicada época, descorriendo el
velo de ocultas sensibilidades, y fuera propiciatorio de vida, hermandad, y
satisfacción personal.
La dirección del grupo de proyección dancística fue asumida por Oscar Vahos, y
desde ahí empieza a consolidar lo que él entendía por una agrupación de estas
características. La necesidad de un acompañamiento musical se evidencia de
inmediato, la solución está a la mano, el recién creado Canchimalos, pasa a
engrosar dichas filas y ahí comienza el proceso que luego desembocó en la
Corporación Cultural Canchimalos de hoy.
Con el bagaje que ya Oscar Vahos ha obtenido en estos años, empieza a pensar
y diseñar las obras que posteriormente fueron interpretadas por los danzantes de
la EPA, entre ellas el Chigualo ensamble de distintos materiales sonoros de la
Costa del Pacífico, que en 1981, fue representada en el teatro los Fundadores de
la ciudad de Manizales.
A estas alturas la metodología empleada en la formación de los bailarines, se va
definiendo aún más; su preocupación es la experimentación vía a la creación,
cómo hacerlo, cómo buscar corporeidades que respondieran al contexto lúdico-
musical y dancístico del mapa colombiano que él ya tenía en su cabeza, cómo
involucrar a músicos y bailarines.
A pesar de estas preocupaciones, ésta también fue una época en que la tendencia
más fuerte era interpretar las diferentes danzas colombianas, ciñéndose a las
maneras tradicionales de cada región, buscando además músicas de los sustratos
populares tradicionales, abandonando el uso de la música comercial colombiana,
de ahí que era necesario entrar en los esquemas de cada una de ellas para
descubrir su esencia y poder hacer una representación adecuada. Todo esto se
debía a que existían diferentes grupos y personas, no solamente en Medellín, sino
en otras ciudades colombianas, que interpretaban estos mismos aires de diferente
manera, lo que generaba interrogantes y discusiones, que luego se subsanaban
estudiando cada región. Años más tarde Oscar concluiría que
Fue también un retorno de Oscar a la tierra que lo había visto nacer, para
intercambiar con la familia de su abuelo Juan de Dios Jiménez el bagaje de
herencias africanas y mestizas, que caracterizaron esta familia. La búsqueda
arrojó un conjunto de expresiones estéticas inscritas en una sociedad urbano-
campesina influenciada por el sino de la sociedad industrial y de consumo. Esta
dinámica insinuó a comunidades, como la de San Andrés en Girardota, en cabeza
de las Familias Cadavid, García, Cañas y otras, a retomar parte de su propia
historia musical y dancística, que los condujo a la formación de sus agrupaciones,
que complementaron la actividad cultural que de tiempo atrás se realizaba en
torno al Sainete.
Ya en la década del 90, el Coreo-musical Canchimalos desde las sedes en las que
ha operado, impulsa procesos de formación de líderes, y comienza a abrir talleres
de formación artística dirigidos especialmente a niños y jóvenes. En lo personal,
Oscar intensifica, después de 1996, sus desplazamientos por diferentes lugares
de Colombia, impartiendo talleres para docentes. En estos primeros años se
formula y presenta ante diversidad de públicos obras como “Mito, Juego y
Realidad” con ellas participó en el segundo encuentro regional y séptimo
departamental de Buga, Valle, Luego aparecen “Puro Juego” y “Ecolúdica”; en lo
fundamental estos trabajos recogen la sonoridad y corporeidad de las diferentes
regiones colombianas, y permiten que el cuerpo de bailarines esté siempre a la
búsqueda de desplazamientos, figuras, formas coreográficas y, sobre todo, a la
experimentación, en donde aparece la intención de hacer, desde estos repertorios,
una lectura de la ciudad actual.
Debe mencionarse también que para 1992, a raíz de haber llegado a lo quinientos
años de presencia europea en América, se formuló la obra “Descubrí- Miento”,
llamada luego “América”, allí se cuestionaba el proceso del descubrimiento. En
opinión de John Mario Lora, uno de sus alumnos más receptivos y cercanos, “esta
obra permitió el trabajo colectivo y el destape de toda la innovación y creatividad
del profe”. Se continuó aquí con la combinación de diversas esferas del arte,
poesía, teatro, pintura, además de lo músico dancístico. En este año, Oscar define
reunir una importante cantidad de juegos para hacer una grabación, básicamente
con fines didácticos y no comerciales, y aparece “Juguemos”, con la participación
de Marta Valencia, Arturo Vahos, y el profesor Elkin Pérez.
Cabe destacar, en este punto, que a mediados y finales de los años noventas,
existía un cambio significativo, tanto en Oscar como entre sus colaboradores más
cercanos, en las concepciones que se tenían de los asuntos folklóricos, tan
problemáticos en los años anteriores. El contacto permanente con la ciudad, su
realidad cultural, donde lo que se entendía como folklórico era y sigue siendo una
corriente más entre un copioso hacer cultural, marca que de alguna manera la
orientación artística. Además, el grupo Canchimalos, bajo la férrea orientación de
Oscar, abrió sus puertas a espacios de capacitación en diversas áreas del arte: en
forma de tertulias, talleres, conferencias, o en programas como “ALE KUMÁ”, del
Ministerio de Cultura, llamado luego “Colombia Múltiple y Diversa”, que un grupo
de profesores cubanos, profesionales de la danza, capacitaron no solamente a
Canchimalos, sino a otros grupos en diferentes regiones de Colombia.
En estos últimos años, una de las preocupaciones que tomó cuerpo en Oscar, fue
el conocimiento que tuvo del cerebro. Del cuerpo bibliográfico, al que se acercó,
extrajo conceptos sobre el comportamiento del hemisferio derecho e izquierdo, y
cómo se relacionan cada uno en los procesos de aprendizaje. Relacionando lo
anterior con la danza, concluyó que: Danza ‘hemisferio derechista’, desde la
modalidad D, la danza es investigativa, experimental, creativa, metafórica,
imaginativa, poética, expresiva, desvirtualizada, juega con lo simétrico-asimétrico,
es lúdica, descuadriculada e independiente de técnicas preestablecidas. Es
holística e interdisciplinaria. La danza ideal desde un punto de vista pedagógico,
sería el equilibrio la “colaboración’ o armonía, entre los hemisferios comprometidos
con ella.” (Vahos 2000.p.24)
Aportaron datos para estas líneas: Gilma Jiménez de Vahos. Rosalba Vahos
Jiménez, Bernardo Vahos Jiménez. Jesús Mejía Ossa. John Mario Lora. Blanca
Isabel Ruíz Vahos Jiménez, Oscar. Danza Ensayos. Medellín 1998. Juguemos 2.
Medellín 2000 LUZ MARINA JARAMILLO A
PEDRO BETANCUR
“El primer grupo que yo dirigí fue Coltefábrica en 1954, y en este mismo año fundé
el Ballet Folclórico Danzas Latinas. En mi vida he fundado y dirigido muchos
grupos, los que más recuerdo son: Maestros de la Gobernación; Polímeros
Colombianos, Enka de Colombia, grupos de los Bancos Santander, Bogotá,
Popular y Colombia, Danzas del SENA y del CEFA, donde fui profesor por 15
años”.
Pedro Betancur se jubiló en la década de los años noventa y muy poco volvió a
salir de su casa, porque tenía problemas respiratorios, consecuencia del cigarrillo
que fumó toda la vida, dictaba clases de danza fumando, pero desde su casa
siguió promoviendo su grupo Danzas Latinas, allí creó su propia, academia donde
sus alumnos enseñaban bailes de salón y danza folclórica, allí también se daban
clases de modelaje y montó un salón para alquilar vestidos para danzas y
disfraces.
Pedro Betancur creó su propia escuela de danza con estilo propio, hoy son
muchos sus alumnos que dirigen grupos de danzas o dan clase en
establecimientos educativos; sus alumnos en agradecimiento fundaron la
Corporación Cultural Pedro Betancur, y lo declararon maestro de maestros. Pedro
murió en el 2006, y hoy lo recuerdan como uno de los grandes maestros de la
danza folclórica colombiana, pues se mantuvo en actividad por más de 50 años en
este cuento del arte danzario en el “Mundo Paisa “.
ALBEIRO ROLDÁN PENAGOS
Los años noventa son los tiempos modernos del cuento de la danza y con
ellos llega el Ballet Folclórico de Antioquia, fundado y dirigido por Albeiro
Roldán a principios de 1991.Su primera presentación fue en el Teatro
Metropolitano de Medellín, con la obra “Baila Colombia”. Este grupo, propone
un cuento danzario con una con puesta escénica enmarcada en los modelos
internacionales de los ballets folclóricos ya existentes en el mundo. Este
Ballet muy pronto viajó a Europa donde consiguió muchos premios, y su
prestigio creció rápidamente, no solo en Antioquia, sino en Colombia. Esta
agrupación pasó a ser la nueva vitrina del arte danzario en Antioquia y la
invitada permanentemente a los grandes eventos que se realizan en
Medellín, donde con frecuencia presenta su espectáculo artístico en los
teatros Metropolitano y Pablo Tobón Uribe; también realizado varias giras
nacionales e internacionales, llevando su arte danzario a los más
prestigiosos teatros de Colombia y del mundo. Actualmente su director
artístico general es Camilo Maldonado y su gerente la doctora Zuleima
Asprilla.
Su primer montaje fue Baila Colombia (1991) que recogía las danzas más
importantes de las cinco regiones del país... Le siguieron Bajo el Cielo
Hechizado de Medellín (1992), Colombia Cultura Milenaria (1996), Colombia
Viva (1998), Colombia de Fiesta y Carnaval ((2006), Tierra de Tambores y
Polleras (2008) y la más reciente propuesta Ven a Medellín (ganadora del
premio para la investigación-creación y difusión en danza dentro del Plan
Nacional de Danza “Un País que Baila” 2010 del Ministerio de Cultura de
Colombia), obra que se estreno el 9 de Septiembre en Bogotá y el 16 en
Medellín.
en la semana de Pascua
en la quebrada te espero “
FESTIVAL INTERNACIONAL DE DANZA POR PAREJA
“DANZA COLOMBIA “
Este evento nace en 1994 en Medellín, creado por Alberto Londoño que es
su director vitalicio .Primero fue un concurso local, luego un festival nacional
y después de cuatro versiones se convierte en Festival Internacional. A partir
de esta fecha en este festival han participado parejas de toda Colombia y de
muchos países latinoamericanos: México, Perú, Argentina, Venezuela,
Panamá, Chile, Paraguay, Ecuador y Bolivia, entre otros. Este evento
artístico hasta el 2008 tobo como escenario principal el Teatro Pablo Tobón
Uribe, donde en cada una de las versiones se hizo la función central con la
presencia de un nutrido público, donde la mayoría de los asistentes fueron
personas que tienen algún vínculo con la danza: bailarines, profesores,
directores de grupo y familiares. Estas personas han disfrutado de un cuento
diferente a los acostumbrados a ver, no sólo en Medellín si no también en los
municipios vecinos, porque con este Festival, la danza latinoamericana se ha
hecho presente en escenarios cerrados y abiertos de los municipios de
Envigado, Bello, Girardota, Santa Rosa, Carmen de Viboral, Rionegro y La
Ceja. Con este Festival se ha llegado a un público que ha tenido la
oportunidad de apreciar la danza folclórica de los países que nos han
visitado y las mejores danzas de Colombia. Estas propuesta coreográficas
han sido muy aplaudidas y los directores y bailarines locales han podido
evaluar las danzas presentadas y compararlas con el folclor coreográfico de
Colombia. Por los comentarios escuchados se concluye que la danza
folclórica colombiana es la más rica en coreografía, en temáticas y en ritmos
musicales, que las danzas de los países extranjeros con vestuarios más
deslumbrantes y con más colorido, son las danzas de Bolivia, Perú y México
y la Pollera Panameña. Las danzas de más impacto son la marinera norteña
del Perú, los zapateos y sones de México, la danza de los caporales de
Bolivia, el joropo y el currulao de Colombia.
En Armenia esta pareja gano el primer puesto, que tenía como premio
representar a Colombia en la Muestra Latinoamericana de Baile Folclórico
por Pareja a realizarse en Arajuela, Costa Rica, donde tuvieron una
destacada actuación con danzas como: cumbia, joropo, currulao, sanjuanero,
guabina, tambora y torbellino. Después de darse a conocer y compartir
experiencias con parejas de otros países latinoamericano continuaron
participando en diferentes eventos de carácter nacional y como pareja
representante de Colombia en eventos de carácter internacional. Arajuela-
Costa Rica, Santiago y Puerto San Antonio-Chile, La Chorrera y ciudad
Panamá- Panamá y en varios festivales nacionales e internacionales
realizados en ciudades de Colombia.
JAVIER ALVAREZ Y CLAUDIA MARIN (DANZA DOS): Pareja conformada
por Javier Alonso
Álvarez y Claudia
Marín en 1995, son
dos excelentes
bailarines que
proponen coreografías
con puestas en
escena algo diferentes
a las conocidas
tradicionalmente:
bambuco, cumbia,
joropo, guatín, sapo,
pilón, currulao, redova,
araguato, galerón,
pisón, vueltas,
cachada de machetes, danzón y pasillo lento. Con cada una de estas danzas
desarrollan temáticas con, un hilo argumental, con un lenguaje corporal
reelaborado con técnicas de danza contemporánea, pero conservando los
patrones tradicionales; sobresalen la danza del guatín y la danza del sapo.
La primera es un baile del municipio de Urrao en Antioquia, que en su
contexto tradicional siempre lo bailaron dos hombres, pero Javier y Claudia lo
adaptaron para pareja mixta. Es una danza que tiene como temática la
competencia de destrezas entre dos guatines (conejos), el lenguaje corporal
corresponde a los propios de estos animales. El contenido tradicional se
trasplanta al del enamoramiento de un hombre y una mujer. En la coreografía
desarrollan un juego danzado con una buena dosis de humor y con mucha
destreza corporal.
Con la danza del sapo, en cierto sentido sucede lo mismo que con la del
guatín. Este tema es un baile tradicional del litoral pacífico, conocido como el
Sapo Rondó, tema que Javier y Claudia convierten en un espectáculo
artístico, con una creación danzaria de arte contemporáneo. Esta dos danzas
son un buenos referente para la construcción de un arte danzario colombiano
con identidad propia y con sabor a pueblo.
El cuento de Danza por Pareja, es una propuesta innovadora para que los
bailes folclóricos colombianos y latinoamericanos sean recreados y vueltos a
crear pero con un nuevo diseño en su forma estructural, que eleve el nivel
técnico y estético, que fortalezca su contenido temático y con una puesta en
escena novedosa, imaginativa y creativa.
La opción del formato de Danza por Pareja, permite a los actores danzantes
vivir una historia personal con libertad de expresión, sentimientos, emociones
y vivencias propias, en las que el placer lúdico se adentre en la personalidad
y en la identidad cultural propia de los intérpretes.
Esta Organización es una entidad sin ánimo de lucro que nace en el año de
1995 con el nombre de Conjunto Folclórico de Profesores Escuela Popular
de Arte, por iniciativa de un grupo de profesores de danza de la Escuela
Popular de Arte EPA, entre los que se encuentran: Carlos y Antonio Tapias,
Fernando Ospina, Carlos Arredondo, Claudia Marín, Luz Dary Mosquera,
Araceli Gallego, Ludys Agudelo y Carmenza Sierra. Pero más adelante se
llamó Corporación Cultural Hojarasca. La primera presentación fue en el
primer concurso nacional de danza realizado en la ciudad de Bogotá, y
organizado por el Instituto Distrital de Cultura y Turismo en 1995.
Morada al Sur: (son tres cuadros danzados que recopilan las tradiciones y
vivencias más representativas del pueblo Nariñense. Comienza con los
Danzantes de Males, danza ritual ejecutada exclusivamente por hombres
como una forma de interpretar los mitos indígenas, con elementos religiosos
de la fiesta del “Hábeas Cristi”. Pueblo de Males significa Palacio de la
Realeza. La danza es la serpiente en movimiento, es el canto de la chicha,
es el éxtasis del caimán, del tambor, de la planta, es la alegría de los
cascabeles. La labor del campesino está en el constante trabajo en su tierra,
ésta es su sustento, es su orgullo y es su vida. La guaneña es el alma
Nariñense, “el guay que sí, guay que no”, es el arrullo y es la voz heroica del
campesino. La fiesta hace parte de su cotidianidad, las guaguas de pan
enaltecen a los patronos de san Pedro y San Pablo en el municipio de
Jongobito. Después de arduas jornadas de trabajo se honra a Dios por los
beneficios y se rinde pleitesía con la construcción de castillos y altares. A
ellos se anexa una de las fiestas más tradicionales en su Departamento “El
Carnaval de Blancos y Negros”. La tercera parte de este montaje son “Las
guaguas de pan”: En el mes de junio se Inicia, en el departamento de Nariño,
la época de cosechas y coincidiendo con ellas, en algunas poblaciones como
Calambuco, Jongobito y Obonuco se celebra la fiesta de las “Guaguas de
pan”. Es un ritual que culmina alrededor de un castillo de guadua en el cual
se disponen las Guaguas de pan: muñecos y muñecas elaborados en masa
de pan, acompañados de productos del campo y animales domésticos; estas
fiestas tienen una gran significación y nos recuerdan la celebración de la
primavera en Europa, como una forma de acción de gracias y una ofrenda
propiciatoria por los beneficios de la naturaleza. “Del Llano Llano”: Este
montaje nos ubica en la región de los llanos orientales de Colombia, tierras
especialmente ganaderas donde hombres y mujeres cotidianamente se
enfrentan al trabajo duro que les impone el medio y a la vez la seducción que
los atrapa y se expresa en la danza propia de la región, como el joropo y el
galerón.
Sobre mi caballo yo
Y sobre yo mi sombrero.”
SIGLO XXI
“Danzar… más que razones”: Con el fin de realizar una puesta en escena
con una amplia belleza proyectiva y estética sin tergiversar los elementos
que diferencian la danza folclórica de los demás géneros, realiza un trabajo
técnico, apoyado en los talleres realizados por el director y expertos del
folclor colombiano de la ciudad de Medellín y de otros departamentos, a
través de intercambios culturales, apoyos visuales y trabajos de campo, se
logra estructurar el montaje. Es una propuesta que rescata la importancia de
la danza folclórica colombiana como una de las expresiones culturales más
representativas de nuestro país, enriquecida con nuevos elementos
musicales, coreográficos y técnicos. La Corporación pretende a través de la
puesta en escena sensibilizar al público por medio de dos personajes (la
danza y la muerte) las razones por las cuáles la danza folclórica debe
permanecer viva en el tiempo. La historia creada para esta obra se convierte
en el hilo conductor tanto de la parte dancística como musical, donde la
muerte representa el olvido y la danza la permanencia. Al finalizar buscamos
que los espectadores logren entender después de apreciar, conocer y sentir
la danza folclórica colombiana, porque es importante su permanencia en la
cultura y en el desarrollo social de un país.
Danzas colombianas que hacen parte de la obra “Danzar más que razones“:
Pasillo, vueltas, Redova, Currulao, Abozao, Contradanza, Cumbia, Tambora,
Bullerengue, Farotas, Sanjuanero, Jaleo Sanjuanero, Guabina
Chiquinquireña, Torbellino, Sanjuanito, Galerón llanero, Joropo y Bambucos.
Son cuatro cuadros correspondientes a las cuatro zonas culturales de
Colombia. Andina, Pacífica, Atlántica y Llanos.
CUMBIA COLOMBIANA
Para el juego amoroso, o sea el baile de salón, se propone un texto para ser
bailados y cantado, donde se combinan las voces del solista con las de las
mujeres y los hombres; y la forma de bailar es libre y espontánea, cada
pareja hace las figuras que se le ocurran y juegan al amor, gozando y
parrandeando.
JUGANDO MI AMOR JUGANDO
“ besando y enamorando “
Los ganadores en la gran fiesta final fueron: Categoría Infantil: Primer lugar
Grupo de Proyección Unidanza del municipio de la Unión. Segundo lugar: Grupo
de Danzas Semillero Danzas del Magisterio del municipio de Turbo. Tercer lugar:
Grupo Canicuba del municipio de Gómez Plata. Categoría Juvenil: Primer lugar
Grupo Sones de San Sebastián del municipio de Necoclí. Segundo lugar:
Corporación de Arte y Recreación “Múcura” del municipio de Chigorodó. Tercer
lugar: Grupo Coreomusical Ancestro Colombiano del municipio de Copacabana.
Categoría Mayores: Primer lugar Corporación Cultural “Akaidaná” del municipio
de Santa Rosa de Osos. Segundo lugar: Grupo Danza Folclóricas de Caucasia –
Danfolca del municipio de Caucasia. Tercer lugar Corporación Artística
Tradiciones del municipio de Girardota.
Para esta tercera versión, "Antioquia Vive la Danza", por cuarta vez fueron
convocados los municipios del Departamento para mostrar lo mejor de su
repertorio dancístico, porque eso es el evento, una cita para que cada municipio,
institución educativa y corporación Independiente, mostraren lo mejor de su
trabajo en torno a la danza folclórica colombiana; para esta versión se agrego la
categoría, de Adulto Mayor, toda vez que eran muchos los grupos de esta edad
que habían solicitado se les abriera un espacio, además en la versión anterior
algunos de estos grupos participaron en la categoría mayores, con sobrados
meritos.
Para esta versión se exigió un mínimo de cuatro parejas y un máximo de ocho por
tanto el límite de participantes estaba entre un mínimo de 10 personas, contando
las cuatro parejas, el delegado y el director y un máximo de 25 personas, dieciséis
(16) bailarines, siete (7) músicos, el delegado y el director; pero de igual forma se
permitió que algunos de los grupos pudieran inscribir más personas, siempre y
cuando en por lo menos una de las danzas bailaran todos. Se posibilitó la
participación de dos y hasta tres grupos por municipio, pero sin excedan los
cuarenta y tres (43) integrantes, entre los dos o tres grupos y teniendo como
requisito que sean de diferentes categorías.
“Antioquia Vive la Danza” 2009, contó con siete (7) sedes subregionales: Oriente,
sede Guatapé, Occidente, sede Liborina, Bajo Cauca y Norte, sede Yarumal,
Urabá, Sede Chigorodó, Suroeste, Sede Santa Bárbara, Magdalena Medio y
Nordeste, Sede Amalfi y Valle de Aburrá, Sede Girardota. Los ganadores en estos
Encuentros Subregionales fueron, Por Oriente: Corporación Folclórica El Retiro del
municipio de El Retiro, de la categoría de mayores; Por Occidente: Grupo
Coreomusical Danzar del municipio de Liborina, en la categoría Juvenil; por Norte:
Corporación Cultural Akaidaná del municipio de Santa rosa en la categoría de
Mayores; por Bajo Cauca: Danfolca del municipio de Caucasia en la categoría
Mayores; por Urabá: grupo Sol Naciente del municipio de Necoclí en la categoría
Juvenil; por Suroeste: Grupo de Proyección Folclórica Danzar del municipio de
Pueblorico en la categoría Mayores; por Nordeste: Frutos folclóricos de mi tierra
del municipio de Segovia en la categoría Juvenil, por Magdalena Medio: Grupo
Raíces Andinas del municipio de Puerto Triunfo en la categoría Infantil; por el Valle
de Aburrá: Corporación Tradiciones del municipio de Girardota en la categoría
Mayores.
Para esta versión llegaron 9 agrupaciones en forma directa y dieciséis más por
mejores puntajes, así: los mejores tres (3) en la categoría de Adultos Mayores,
los mejores cuatro (4) en la categoría Infantil, los mejores cinco (5) en la
categoría Juvenil y los mejores cuatro (4) en la categoría Mayores. Total 25
grupos.
Es preciso aclarar que para la final y dadas las circunstancias de tiempo, la gran
mayoría de integrantes salieron de vacaciones y algunos se desplazaban a sitios
diferentes al municipio de origen, por tal razón se debió aplazar para los primeros
meses del 2010, el mismo se realizó en el municipio de La Estrella en el Área
Metropolitana los días 20 y 21 de febrero.
Se debe destacar, que por el hecho de estar participando en la fase final del
evento, cada grupo se hacía acreedor a un incentivo, consistente en un millón de
pesos ($1'000.000). Para cada categoría se tendría un ganador y este tendría el
patrocinio de la Dirección de Cultura de Antioquia, en un certamen que se
celebraría a nivel nacional.
El siguiente fue el fallo del jurado calificador: Categoría Infantil el grupo ganador
Sombra Africana del municipio de Necoclí, Categoría Juvenil el grupo Sol
Naciente del municipio de Necoclí, en la categoría Adulto Mayor Grupo Centro
Día Edad Dorada San José del municipio de San José de la Montaña y en la
Categoría Mayores, la Corporación “Akaidaná” del municipio de Santa Rosa
de Osos. Se destaca que los grupos Sol Naciente y Corporación Akaidaná,
ganaron por segundo año consecutivo en sus categorías. De igual forma los dos
grupos de Necoclí ganaron sus categorías.
Dentro del evento, “Antioquia Vive la Danza” el grupo de Danzas del Magisterio de
Turbo, ha sido uno de los principales protagonistas de este cuento danzario. En la
versión 2009 se destacó al llegar a la final Departamental con 3 grupos: infantil,
juvenil y mayores. Esto explica porque su repertorio coreográfico es tan amplio,
puesto que con cada uno de ellos el maestro Mena trabaja danzas diferentes. Este
grupo es reconocido como el auténtico representante de la danza folclórica
chocoana que se cultiva en la región del Urabá Antioqueño. Sus integrantes en su
gran mayoría nacieron en esa región, por tanto ya son parte de la cultura paisa de
este territorio.
“La otra parte de Colombia”: Son estampas con danzas de las 4 zonas culturales
de Colombia: Región Caribe: gaita, puya, Congo, tambora unesana o tuna
tambora, fandango. Región Pacífico: la jota, la polca, la beba raña, el currulao.
Región Llanos: la vaca, el pasaje, el joropo. Región Andina: torbellino, la guabina
Chiquinquireña, la caña trapiche, el merengue, la carranga, el san Juanito, el
bambuco de Ocaña, “Fiesta en la montaña”: Es el último trabajo de recopilación
del grupo que muestra el proceso de la danza en las veredas de algunos
municipios de Antioquia.
La Corporación Cultural
Akaidaná, es una entidad
sin ánimo de lucro. Tiene
como objetivo general
promover el desarrollo de
la danza y otras
expresiones artísticas en
el norte de Antioquia, con
un sentido amplio y
pluralista, posibilitando el
encuentro de diferentes
manifestaciones y
géneros, a través de la
investigación, producción,
cualificación y difusión.
“FOTO PARA LA HISTORIA” En esta foto ya están filados los grupos anteriores
que son los principales actores de “Antioquia vive la danza” y con ellos los de la
danza escenario encabezados por el Ballet Folclórico de Antioquia, Canchimalos,
Pendiente Danza, Fantasía Guayaquil, Hojarasca, De Danza por Colombia,
Matices y Tejiendo el Azar, también llegaron Cosecheros de Antioquia, con ellos
Tierra Antioqueña, Danzas de la UdeA y los de la Autónoma y las parejas
protagonistas de Danza Colombia: Walter Gómez y Diana Zapata, Eduard Pereira
y Lina Rojas, Javier Álvarez y Claudia Marín, también se encuentran presentes los
grupos históricos: Casa de la Cultura de Medellín primer grupo de danzas
folclóricas creado en Antioquia, Tejicondor el más grande de Colombia en la
década de los años 50, el más famoso y el que lo tuvo todo, 50 integrantes todos
trabajadores de esta Textilera, Fuego Tropicano el de más corta vida y los dos
rivales en el Festival Folclórico de Ibagué en tiempos de los años 60: Fabricato y
Danzas del Instituto Popular de Cultura del Municipio de Medellín, el primero el
más prestigioso de todos en la década de los años 70 y el segundo fue el mejor
representante de los grupos estudiantiles de la época, estos dos grupos fueron
actores sobresalientes en el mundo de la danza folclórica en Antioquia, otro es
Danzas Latinas el más antiguo de todos que, según su director Pedro Betancur
realizo más de 2000 presentaciones, Danzas de mi Tierra, hijo directo de
Fabricato y por último la Escuela Popular de Arte E.P.A. la entidad educativa que
creó una nueva filosofía en el mundo de la danza folclórica, los estudios
académicos para la formación de formadores en música y danza folclórica
colombiana, en esta escuela nacieron los que aprendieron, estudiando haciendo y
creando.
A la foto llegan los principales Actores, los maestros, los que construyeron el
mundo de la danza folclórica en Antioquia en las décadas de los 50, 60 y 70, el
primero en aparecer es el maestro Jacinto Jaramillo sonsoneño de pura cepa, que
estudió danza moderna en la U.S.A. en la escuela de Isadora Duncan, dirigió el
Ballet Folclórico del teatro Colon de Buenos Aires, Argentina y el Retablo de
Maravillas en Venezuela. Todos los que trabajamos con la danza folclórica, algo
nos llego de este maestro, en la foto también están los que aprendieron, viendo,
haciendo e inventando, ellos son Alberto Restrepo, llamado el Negro Beto, el
Joropero y el Bambuquero, Berta Piedrahíta o la negra Berta ,los dos grandes
bailadores de Bambuco en aquellos tiempos, con ellos Pedro Betancur, que solo
bailaba con parejas elegantes y que toda su vida la dedico a enseñar y a proyectar
la danza folclórica, Jairo Sánchez, alumno de la Casa de la Cultura de Medellín,
sonriente como siempre Marta Herrón acompañada por su hermano Jairo. Marta
fue la mujer que volvió a prender la llama de la danza folclórica en Antioquia, con
su primer puesto y medalla de plata en el Festival Folclórico de Ibagué en 1965 y
su hermano Jairo que, con su grupo Fabricato marco un nuevo tiempo para la
danza Folclórica de proyección artística en este mundo “Paisa”, pegadito a los
Herrón esta Alberto Gómez que fue el mejor bailarín de Antioquia en los años 70,
en el centro del grupo están los de la E.P.A. : El maestro Mejía, Chucho o el indio
como se le llamó cariñosamente, fue el responsable de que maestros y
estudiantes entendieran lo de la cultura tradicional y la cultura popular. Oscar, el
líder, el ideólogo de la danza folclórica, el creador de la lúdica tradicional como
una propuesta danzaria para los niños de Colombia y de la Corporación Cultural
Canchimalos, Alberto Londoño, el de la historia esa de que, la danza es un cuento
que se cuenta con el cuerpo y se vive con el alma, creador de las danzas con
contenido político en el grupo experimental de danzas de la U de A, y el cuento de
la Danza Por Pareja. Antonio y Carlos Tapias, este ultimo con su estilo
característico muy personal, con el que se gozo todo lo que bailo y fundador de la
Corporación Hojarasca. A esta foto llega también Argiro Ochoa con su boom de la
danza Paisa y su redova de San Félix, con lo que dinamizó los bailes
antioqueños en la década de los 80, no podía faltar Albeiro Roldan, que con su
Ballet Folclórico en 1990, cambio la ruta de los tiempos de la danza folclórica en
Antioquia. El lente de mi cámara me dice que en esta foto para la historia del
“cuento” de la danza de proyección folclórica en Medellín y Antioquia en los
últimos 60 años, ya no cabe más gente. QUIETOS, CAMARA. ACCIÓN,….. FIN.
ANEXO
DANZA DE LA MINA
Canto tradicional del litoral pacífico colombiano, que según
el folclorista Teófilo Potes, esta canción nació a orillas del
río Escuandé (departamento del Cauca). Teoría que se
apoya en unos documentos de Tomás Cipriano de
Mosquera (1828), en el que aparece un relato sobre unos
esclavos que consiguieron su libertad. Este tema como
danza folclórica no tiene tradición popular en Colombia,
pero con esta canción en algunos pueblos del Pacífico se
han creado cuadros coreo-musicales presentados con
argumentos relacionados con las minas, el oro y los
esclavos, y con música de bambuco viejo, fuga o bunde.
La primera versión coreográfica con el tema de la Mina
fuera, de su contexto tradicional de que se tiene
conocimiento, fue una creación artística que el maestro
Jacinto Jaramillo presentó con su ballet Cordillera en 1957
en el teatro Colón de Bogotá. La propuesta tiene un guión
temático en torno a la canción de la Mina, pero su puesta
en escena está construida con un lenguaje corporal hecho
con técnica de danza moderna. Por estos mismos tiempos,
esta canción fue popularizada en Colombia y en el exterior
por Leonor González Mina conocida artísticamente como
“La Negra Grande de Colombia “.
En 1966, Alberto Londoño monto la coreografía del maestro
Jaramillo con el grupo de danzas del Instituto Popular de
Cultura del municipio de Medellín, pero recreándola según
su propio criterio. Este grupo mostró la Mina como danza,
por primera vez, en el Festival Folclórico de Ibagué en 1967,
presentándola en la plaza Murillo Toro y en el teatro Tolima
de esta ciudad. Su éxito fue rotundo, tanto que por esta
obra danzaria los declararon fuera de concurso con medalla
de oro. En 1972 esta versión la tomo el grupo de danza de
Everfit. Estas dos organizaciones proyectaron la danza de la
Mina en teatros y centros culturales de Medellín y otros
municipios del departamento de Antioquia.
En 1973 el grupo experimental de danzas de la Universidad
de Antioquia propuso una nueva versión coreográfica,
donde el lenguaje corporal es fortalecido y la parafernalia es
otra, sobre todo la de las mujeres. Como espectáculo
artístico fue todo un éxito, pero su contenido temático
estuvo muy cuestionado en el mundo universitario, que lo
califico como una danza conformista, porque no respondía a
los postulados estudiantiles en tiempos de los años 70; esto
obligó a su creador, Alberto Londoño a crear una nueva
estructura coreográfica con un contenido revolucionario y
con un final “libertario”. Lo folclórico en esta danza de la
MINA está en la canción tradicional; la que cuestiona el
trato inhumano dado por los amos blancos a los esclavos
africanos en tiempos de la Colonia.
Todo comienza con el grito rebelde: A la mima no voy –
prefiero morirme al aire al sol- Don Pedro es tu amo el te
compró- Ce compra las cosas a los hombres no. Luego se
preguntan: ¿Por qué el amo se lleva todo y al negro sólo le
queda, “hambre y dolor”? Y concluye – El blanco vive en su
casa con madera y con balcón - El negro en rancho de paja
con tan solo paredón. Estos son los temas centrales de este
conflicto, con los que se construye una coreografía que
corresponde al contexto esclavista y a la explotación de los
amos Blancos, creada con un lenguaje corporal que
corresponde a las diferentes actividades de trabajo dentro
de las minas de oro en el Pacifico Colombiano y a las
situaciones, comportamientos y estados anímicos que se
presentan en el “conflicto” entre amo y esclavo.
La coreografía del IPC contiene tres partes: primero el
trabajo en las minas, segunda rebeldía y tragedia. Tercera:
rito fúnebre. En los tres cuadros las mujeres con sus trajes
blancos y sus ruedas de madera representan el “poder del
amo blanco, los socavones y el oro”. También son las
cadenas, las cercas que no permiten que escapen los
esclavos de su prisión (minas). El canto está presente en las
tres partes, porque este es la “voz” del negro esclavo es su
queja, su lamento, su reclamo, su protesta y su rebeldía.
PARAFERNALIA: Hombres (esclavos): pantalón corto de
cualquier color, sin camisa y descalzos. Mujeres: vestido
completo de color blanco “amos”, su falda o pollera larga y
bastante ancha, cada una lleva una rueda de madera de 40
cm de radio, pintada como roca con vetas de oro.
La propuesta coreográfica del grupo experimental de
danzas de la U de A, tiene un lenguaje corporal similar a la
versión anterior, pero más acoplado al texto de la canción,
al entorno, a los tiempos del contexto social y a las
situaciones propias del conflicto entre amos blancos y
esclavos africanos. La estructura coreográfica contiene
cuadros que corresponden al trabajo en los socavones, el
reclamo, los intentos de fugas, la rebeldía, la violencia, el y
la liberación. Esta versión no finaliza con el ritual fúnebre,
en este caso se cambia por el de la rebelión y la libertad,
que es fortalecido con tres frases que se le agregan al canto
como síntesis del contenido: - oro, mina, socavón –
hambre, sangre, dolor – negro, esclavo, patrón. La primera
frase corresponde a lo físico, la segunda se refiere a las
consecuencias de la explotación y la tercera a los
protagonistas y al centro del tema (la esclavitud).
En la danza los bailarines con sus cuerpos interpretan lo
que dice la canción, con un lenguaje y una plástica corporal
acoplada al canto, que responde a los diferentes tiempos
del trabajo en las minas, el conflicto social entre amos y
esclavos, las situaciones de rebeldía y las luchas por la
libertad. Durante toda la danza se mantiene un diálogo
entre el cantante solista y bailarines, los que combinan el
lenguaje corporal con voces y canto en coro.
PARAFERNALIA: En esta versión los hombres visten pantalón
corto de cualquier color, arremangado hasta la rodilla, torso
desnudo y pañoleta amarrada a la cintura. Las mujeres
visten una túnica sin mangas y a media pierna, abierta por
un lado y una pañoleta en la cabeza a manera de turbante.
Alberto Londoño le propone a los creadores del arte
danzario unir los dos finales. A la versión del IPC, después
del rito fúnebre, se agrega el cuadro de la rebeldía,
correspondiente a la propuesta de la U de A, y a esta
versión se le introduce el ritual fúnebre antes de la rebelión.
El ritual fúnebre es todo un espectáculo, una obra de arte
danzario donde se combina la plástica corporal, la destreza
física, el teatro, juego de los mantos blancos, el efecto de
las llamas de los cirios, las voces entre cantante solista y
coros de bailarines. Si a este cuadro, además se le agrega un
juego de luces y una música con arreglos contemporáneos,
el resultado sería una obra de arte danzario colombiano con
identidad propia.
SÍMBOLOS
Hombre
Mujer
Desplazamiento en giros
Encadenados
Hecho y desecho
Dirección
SIGNOS
H Hombre
M Mujer
F Figura. t-Tiempo. B-Brazo o brazos. D-Derecho
T Tiempo
B Brazo O Brazos
Izq. Izquierdo
D. Derecho
Desplazamiento H y M: los
hombres con lenguaje corporal, de
encadenados, se desplazan en
círculo, en la dirección que indica la
flecha; a medida que avanzan van
ampliando el diámetro del círculo.
A los 35 pasos se detienen y giran
sus cuerpos sobre el lado izquierdo, quedan mirando al
centro del círculo y con el pie derecho adelante del
izquierdo. La rodilla del pie que va delante semi flexionada y
soportando el peso del cuerpo. La pierna izquierda queda
extendida hacia atrás. El brazo derecho va extendido hacia
el centro del círculo y en posición oblicua hacia arriba, al
nivel de la cabeza. El brazo izquierdo va hacia el lado y con
el puño serrado. Las mujeres avanzan al mismo tiempo que
los hombres, pero a menor velocidad. A los 15 tiempos se
detienen para quedar rodeando a los hombres, en forma
circular.
Seguidamente, las mujeres se desplazan con paso de rutina.
El pie derecho pasa hacia la parte de adelante, al tiempo
que extienden ambos los brazos en alto, con los puños
abiertos, al segundo tiempo, se invierten la posición de los
pies, o sea que el pie izquierdo pasa adelante del derecho y
los brazos van hacia abajo y con los puños cerrados. Este
movimiento de brazos es acompañado con la cabeza, o sea
que cuando los brazos van a arriba, la cabeza también, lo
mismo sucede cuando los brazos van hacia abajo. Con este
movimiento describen un círculo alrededor de los hombres.
Una vez formado el círculo giran sobre su cuerpo, se
detienen y extienden los brazos hacia arriba.
Mujeres al centro: Con el mismo paso anterior y en la
misma forma, las mujeres
avanzan hacia el centro, pasando
por entre los hombres. Al sexto
se detienen y a un golpe de
tambor caen al piso; los glúteos
quedan sobre las piernas y el
tronco inclinado hacia adelante y
apoyándose con los dos brazos
en el piso.
Trabajo en la Mina: Una vez las mujeres terminan su
desplazamiento los hombres inician el
trabajo con el martillo. De posición
natural pasan a una cuarta ampliada,
con pie derecho adelante y rodilla
semi flexionada. En esta posición, con
su brazo derecho, hacen ademan de
dar dos golpes, como si estuvieran martillando para
perforar la roca. A la vez que martillan y con el pie que está
adelante, golpean el piso. Cuando se ejecuta este
movimiento, el peso del cuerpo se inclina sobre la pierna
que está adelante y de nuevo se lleva hacia atrás. El brazo
que está golpeando va extendido y ejecuta dos rotaciones
con mucha fuerza, dando la impresión de martillar; esta
secuencia se realiza por 6 veces. Con un salto cambian la
posición de los pies y repiten todo lo anterior, pero a esta
vez, con el brazo contrario. Las mujeres continúan estáticas
en el piso.
Trabajo con pico: Manteniendo la posición anterior, con el
cuerpo y los brazos se hacen los movimientos
correspondientes a este trabajo. Cuando se va hacia
adelante, el cuerpo acompaña el movimiento, lo mismo
cuando va hacia atrás, pero el tronco describe una semi
rotación de la cintura hacia arriba; esta figura se repite
también 6 veces. Las mujeres continúan estáticas.
Paleo: Se regresa a la cuarta posición natural ampliada. Pie
derecho adelante, semi flexionando la rodilla, en esta
posición se ejecutan los movimientos propios de este
trabajo. En el primer movimiento se hace la acción de
recoger el material con la pala, al segundo, el tronco se lleva
hacia arriba girando ligeramente sobre el hombro izquierdo
y con los brazos se muestra que el material recogido con la
pala y lo lanzan hacia atrás. En la primera acción, el
movimiento del tronco se acompaña con flexión de rodillas,
para recoger el material. En la segunda acción se estira
totalmente la pierna que está adelante. Esta secuencia se
realiza 6 veces.
Desplazamientos hombres: Con
redoble de tambor, la mitad de los H
se desplazan girando sobre su cuerpo
al lado derecho y la otra mitad lo
hace sobre el izquierdo. Este
desplazamiento se realiza girando
continuamente con mucha velocidad, para ir a formar dos
filas, una a cada lado. A un golpe de tambor todos quedan
en congelado.
Desplazamiento mujeres: Redoble de
tambor; las mujeres se desplazan en
la misma forma que lo hicieron los
hombres, o sea, girando sobre el cuerpo, mitad sobre la
derecha, mitad sobre la izquierda, para ir a colocarse al lado
de su respectivo parejo.
Preparación del material: Los Hombres hacen los
movimientos correspondientes al
cernido del material extraído de las
rocas. Simultáneamente las mujeres
lavan el material que los hombres
van preparando. En este caso se
utiliza la técnica del mazamorreo, o
sea, que con sus manos simulan las
bateas en las que se lava el oro en los ríos. Cuando recogen
el material, miran a los hombres, luego hacen el lavado
frente al público y finalmente colocan el oro extraído en el
centro del escenario.
Círculos: Las mujeres describen un círculo alrededor de su
respectivo parejo, bailando
con paso de Abozao, para
luego ir a formar dos
círculos en el centro del
escenario. De inmediato los
hombres, con el mismo
paso, se desplazan en la
dirección que lo hacen las
mujeres, para quedar formando dos círculos, M por dentro,
H por fuera. Los dos círculos giran en direcciones
contrarias. Después de una rotación todos se detienen, pero
quedan frente a frente.
Descanso: A un redoble de tambor todos giran sobre la
izquierda, para caer sentados y en
posición estática, con los troncos
inclinados hacia adelante. Aquí entra el
cantante.
Yo no quiero morirme
En un socavón. (Bis)
No mi señor.
Responden los bailarines, que cantan en
coro y en señal de protesta levantan su brazo derecho,
puños cerrados y acompañando el movimiento con el
tronco y la mirada; de inmediato todos regresan a la
posición anterior.
Solista: Don Pedro es tu amo
El te compró.
Coros: Se compran las cosas
A los hombres no.
Y abandonada de Dios
AQUÍ
PARTITURA
VERSIÓN INSTITUTO POPULAR DE CULTURA
Coreografía Jacinto Jaramillo
A un nuevo golpe de tambor, los H dan medio giro con su cuerpo y con el
brazo que tienen en la cabeza se apoyan en el suelo y el otro brazo lo
levanta, quedan arrodillados en el pie que estaba flexionado y el cuerpo
echado hacia atrás. Luego, el pie que tenían atrás pasa delante del otro pie
dan medio giro sobre el cuerpo y quedan en posición de rebeldía. Mientras
tanto, las M cambian las ruedas de derecha a izquierda, luego las llevan sobre
la cabeza para girar sobre su cuerpo y terminar de frente al público. De
inmediato los H describen un círculo con paso de rebeldía en 5 tiempos, al
sexto dan medio giro y se devuelven al lado contrario en otros 6 tiempos, se
acuestan en el piso boca abajo, quedando en formación de V, el pie que va
adelante queda semi arrodillado y ambos brazos extendido en frente, el otro
queda extendido hacia atrás. Mientras tanto, las M marcan 6 tiempos de
frente al público, luego dan medio giro hacia afuera y medio hacia adentro,
para de la misma manera desplazarse hacia la parte de atrás en otros 6
tiempos. Todos quedan en actitud de congelados.
Mientras canta el solista, los H hacen una rotación de torso hacia adelante,
manteniendo extendidos ambos brazos. Este movimiento se repite por tres
veces en cada uno de los versos; a la cuarta vez levantan su torso
acompañado de brazos y en actitud de exclamación. Mientras tanto, las M
rotan sus ruedas hacia adelante acompañando la rotación del cuerpo de los
H. Cuando el solista canta: “prefiero morirme al aire y al sol”, Los H
responden: “aunque me aten cadenas, esclavo no soy”. Pero a la vez que
cantan los H repiten las rotaciones de torso y las M las ruedas. Este canto se
repite por tres veces. Los H cantan solos: “yo no quiero morirme en un
socavón” y repiten este canto hasta que las M abandonan el escenario.
Mientras los H cantan las M lentamente y con paso de rutina abandonan el
escenario por la parte de atrás, cuando estas desaparecen los H se levantan,
inclinan su cuerpo hacia adelante, dan medio giro sobre su cuerpo, quedan
mirando hacia los costados y con la rosilla flexionada del pie que queda
adelante, y que se encuentra en una cuarta posición ampliada y con ambos
brazos extendidos hacia arriba.
El muerto: Lo llevan tres H, dos que lo sujetan de los brazos y el otro de los
pies. La madre, la esposa y el solista
retroceden, muy despacio para darle
paso a los que llevan el difunto. Del lado
contrario salen tres H, cuando se
encuentran con el muerto uno de estos
últimos le ayuda al que sostiene los pies,
los demás H se colocan detrás de estos.
Todos con paso de rutina avanzan muy
lentamente por el centro del escenario, y
por dentro de las 2 filas que forman las
M, cuando llegan a la parte de adelante, colocan el cadáver en el piso en
posición horizontal; los H se ubican tres a un lado tres al otro, inclinan la
cabeza hacia delante y quedan congelados
Solista:
En la mina el oro brilla al fondo del socavón.
El amo se lleva todo y al negro deja el dolor.
El El blanco vive en su casa de madera y con balcón.
El negro en rancho de paja con tan solo paredón.
Cuando regreso cansado del barretón,
Encuentro a mi negra triste y a mis negritos con hambre,
Por qué esto, pregunto yo?
Velorio: Las M que configuran los dos círculos cambian de lado, o sea que
las M que están en el costado
derecho pasan al izquierdo y
viceversa. Este desplazamiento se
hace con paso de rutina y con el
siguiente movimiento de brazos: a
un primer tiempo los extienden
hacia arriba, al segundo a los
costados, al tercero los llevan al
frente y al cuarto movimiento estos van atrás, al quinto de nuevo los
extienden hacia arriba y repiten los movimientos anteriores, todos estos
movimientos se ejecutan manteniendo el manto sobre los hombros y
sujetándolo por las puntas con cada una de sus manos. Se colocan formando
dos filas diagonales en forma de V al revés, pero quedando de espaldas al
muerto. Las M levantan ambos brazos pero manteniendo en alto sus
mantos, colocan un pie adelante en una cuarta ampliada y flexionando un
poco la rodilla; la cabeza queda inclinada hacia atrás.
ENTREVISTAS
DOCUMENTOS
Asprilla, Zuleima. Corporación Ballet Folclórico de Antioquia y Albeiro Roldán. Medellín. 2009
Salazar V, Walter E. Grupo de Danzas de Proyección Folclórica María Jesús Mejía. Itagüí. 2009
Hincapié A, Juan Gonzalo. Corporación Cultural Akaidaná. Santa Rosa de Osos. 2009
DANZA FOLCLORICA “ESCENARIO”
Para que la danza folclórica Colombiana eleve su nivel técnico y estético, requiere
de un ree-diseño en su forma estructural y en su puesta en escena, por lo tanto
hay que pensar en una danza folclórica escenario para el espectáculo artístico,
con propuestas que tengan contenidos y formas novedosas, que rompan con los
esquemas y los formatos repetitivos tan comunes en la proyección que hacen la
mayoría de los grupos de danza folclórica de Colombia.
Los que trabajamos la danza folclórica para el espectáculo artístico no somos los
cultores naturales de los hechos folclóricos. Esto nos obliga a construir nuevos
cuentos danzarios, fundamentados en las formas y en los contenidos de los
bailes tradicionales, pero con un hilo conductor que cuente una historia, donde el
lenguaje corporal propio de los bailes tradicionales sean la materia prima en el
proceso de reestructuración, transformación, creación y consolidación, de un arte
danzario Colombiano de producción académica para el espectáculo artístico. Un
cuento creado con técnicas modernas y contenidos actualizados que le lleguen a
las nuevas generaciones. Estas propuestas deben estar enmarcadas dentro de
un contexto socio cultura contemporáneo con sentido de pertenencia y de país.
Alberto Londoño