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TEMA01. Caminemos Juntos

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TEMA 1: CAMINAMOS

JUNTOS
Mileiva Jimenez Monsalve
LAS HUELLAS DE LAS PERSONAS
QUE CAMINARON JUNTAS
NUNCA SE BORRAN
(Proverbio Congolés)

1er Momento
Quería que lo buscasen a Él…
 “Quería que lo buscasen a Él, a ver si, al menos a tientas lo encontraban;
aunque no está lejos de ninguno de nosotros, pues en Él vivimos, nos
movemos y existimos” (Hch 17,27-28)
 Juntos y en marcha Para los cristianos la pertenencia a un grupo es muy
importante. Es como el "habitat", donde crecer y madurar, y el trampolín que
nos ayudará a integrarnos progresivamente en la comunidad cristiana. Por eso
uno de los objetivos de nuestras primeras sesiones es formar un grupo que
pueda compartir ilusiones y esperanzas, celebrar y madurar su fe y
testimoniar su compromiso cristiano.
 Desde el principio queremos darte nuestra más sincera enhorabuena por
haber iniciado este Itinerario que te va ayudar en tu camino creyente a
conformar tu vida según el Evangelio de Jesús.
 Te invitamos a hacer una experiencia en la que se pueda activar tu fe, tu
esperanza y tu capacidad de amar.
¿Cuál es la meta que nos proponemos al
comenzar este Itinerario?
 No se trata tan sólo de recibir el Sacramento de la Confirmación. Confirmarse
no es la culminación del camino, ni debería ser sin más el simple encuentro
de lo que se buscaba. Lo importante es descubrir que en nombre de
Jesucristo se puede vivir de una forma nueva: como hijos de Dios; en su
familia que es la Iglesia y con la ayuda del Espíritu Santo ser testigos del
Evangelio en medio de nuestro ambiente.
 Nos encontramos en un grupo cristiano, donde es posible compartir la vida,
con sus problemas e interrogantes para dialogar e iluminarlos desde el
Evangelio. Se trata de iniciar un proceso de personalización de la propia fe
para propiciar el encuentro con el Dios vivo.
Es momento de conocernos…

 Sabemos muchas cosas, pero nos comunicamos poco. Los que vamos a
compartir esta experiencia tenemos que empezar conociendo algo más que
nuestro nombre. Lo hacemos con la presentación de cada uno de los
miembros del grupo.
Esperar a Dios (Para la reflexión)
La condición del hombre, en su relación con Dios, es sobre todo, la condición de alguien
que no acaba de ver, saber o comprender. Una religión que olvide ésto, por contemplativa,
racional o activa que sea, sustituye a Dios con la creación de una imagen de Dios.
Pienso, por ejemplo, en el teólogo que no espera a Dios, porque ya lo posee encerrado en
una doctrina. Pienso en el experto en Biblia que no espera a Dios, porque ya lo posee
recluso en un libro. Pienso en el hombre de Iglesia que no espera a Dios, porque ya lo
tiene recluido en una institución. Pienso en el creyente que no espera a Dios, porque ya
cree tenerlo enclaustrado en su propia experiencia. No se tolera fácilmente el no poseer
a Dios, el simplemente esperarlo. No es fácil hablar de Él sin convencerse a sí mismo y a
los demás que de alguna manera ya lo poseemos y podemos tenerlo a nuestra disposición.
No es fácil anunciar a Dios y hacer entender, al mismo tiempo, que nosotros mismos no
lo poseemos y lo estamos esperando. Estoy convencido que, en gran parte, el rechazo
contra el cristianismo es debido a la pretensión, visible o disimulada, de los cristianos de
poseer a Dios, y a la pérdida del elemento de espera, tan decisivo en los profetas y en
los apóstoles. Ellos no poseían a Dios, lo esperaban. ¿De qué forma podemos “tener” a
Dios? ¿Es que acaso Dios es algo que se puede aferrar y conocer como una cosa más entre
otras? Toda persona lo debe siempre esperar. También en la comunión y en el amor más
íntimo entre las personas permanece siempre un elemento de no posesión, de no
conocimiento, de espera. Así pues, porque Dios es infinitamente Alguien libre e
impredecible, siempre más allá de nuestras representaciones, a nosotros nos toca
esperarlo en el modo más absoluto y radical. Dios es Dios, precisamente en la medida en
que no lo poseemos.
El salmista afirma que “todo su ser espera en el Señor”, indicando así que la espera de
Dios no sólo forma parte de nuestra relación con Él, si no que es su misma condición y
posibilidad. La forma de “tener” a Dios es tomando conciencia de que no lo tenemos... (P.
Tillich)
 Esta debería ser nuestra actitud al comenzar, aprender a esperar a Dios. No está de moda ser
creyente y, sin embargo, hay necesidad de creer, de agarrarse a algo más allá de nuestras
manos (mirad, pues, el auge que experimentan ahora las ciencias ocultas, los tarot,
cartas...). Hoy parecen estar más de moda verbos como: saber, demostrar, probar, investigar.
Lo que no se verifica en un laboratorio, parece no ser verdad, lo que no es susceptible de
demostración científica, resulta irrelevante. Son muchos hoy los que dicen que no creen, no
pueden aceptar o adherirse a alguien que la mente humana no demuestra. O simplemente les
cuesta dar crédito a un Dios que parece haberse “olvidado” de cómo andan las cosas de
“tejas para abajo”. Vivir sin creer en Dios es una realidad que hoy constatamos a diario. Sin
embargo, creer es algo cotidiano. No daríamos un paso sin un mínimo de confianza, creemos
que “no nos la van a jugar”, que “el libro que estudiamos es serio”... Vivimos “creyendo”
en los demás, sobre todo creemos a los que más queremos, a los que nos merecen confianza,
aunque este creer no esté exento de dudas. La persona humana es “capaz de Dios”, tiene
capacidad para creer en Dios, porque Dios ha dejado su huella en nosotros. Por ello, antes de
iniciar o reemprender el camino de la fe, es importante ser conscientes del momento en que
nos encontramos; por este motivo, te proponemos que pienses y contestes, sin prisas,
algunas preguntas:

 ¿Cómo resuenan en mí estas palabras? ¿Qué subrayo? ¿Con qué


estoy especialmente de acuerdo?
 Miro mi propia historia personal: ¿Cómo está mi relación con Dios?
¿Qué pienso de la Iglesia? ¿Qué recuerdo tengo de mi educación
en la fe? ¿Qué riquezas y deficiencias tuvo?
 Cuando pienso en la fe cristiana y en mi forma de vivirla, ¿cómo me
siento? Inquieto Ilusionado, Lleno de dudas, Indiferente, preocupado,
gusto, Satisfecho, Culpable, bloqueado, Caminando
CAMINANDO SOLO SE LLEGA MAS
RÁPIDO.. PERO CAMINANDO JUNTOS
LLEGAMOS MAS LEJOS

2do Momento
LECTURA DEL EVANGELIO SEGÚN SAN
JUAN 1, 37-39
 Los primeros seguidores de Jesús “Cuando los dos discípulos
oyeron hablar así a Juan Bautista siguieron a Jesús. Jesús se
volvió y, al ver que le seguían les pregunta: - ¿Qué buscáis?
Ellos respondieron: - Rabbí, que significa “Maestro”, ¿dónde
vives? Les repondió: - Venid y veréis Fueron, pues, vieron
dónde vivía y se quedaron con El aquel día. Serían las cuatro
de la tarde.

 El Evangelio nos dice que Jesús invitó a aquellos dos hombres a probar qué sentían en su
compañía. También nosotros hemos sido llamados a estar con Él. Buscar y encontrar a Dios
ha sido una aventura única para muchas personas, muchos hombres y mujeres lo han
buscado con sinceridad, y de su experiencia han hecho oración y diálogo confiado con Dios.
Buscar y encontrar a Dios es una experiencia que ha marcado y marca el camino de muchas
personas a lo largo de la historia, para encontrar a Dios es necesario buscarlo, la primera
condición del discípulo es el deseo de seguir a Jesús).
ACTIVIDAD en el aula
Creer es tener fe, pero ¿qué es la fe? Lee con atención las siguientes frases y señala si
estás más o menos de acuerdo con lo que expresan (1: Poco; 2: Algo; 3: Más o menos; 4:
Bastante; 5: Mucho). Después se comentan brevemente en grupo.
 La fe es confiar...... 1 2 3 4 5
 La fe es un sentimiento...... 1 2 3 4 5
 La fe es cumplir los mandamientos...... 1 2 3 4 5
 La fe es una adhesión personal y libre del hombre a Dios... 1 2 3 4 5
 La fe es aceptar un conjunto de ideas y creencias...... 1 2 3 4 5
 La fe es una especie de agarradero frente a las dificultades... 1 2 3 4 5
 La fe es una forma de dar sentido a la vida... 1 2 3 4 5
 La fe es creer en aquello que hay detrás de lo que vemos... 1 2 3 4 5 ..
 La fe es parecida a la amistad y al amor... 1 2 3 4 5
 La fe es creer algo a “pie juntillas”...... 1 2 3 4 5
La conversión de Carlos de Foucauld
Aunque hayan pasado años, no deja de tener actualidad y fuerza la figura de este testigo de la fe
cristiana en el mundo musulmán que marcó profundamente los primeros decenios del siglo XX.
Carlos recibió una educación cristiana, pero perdió la fe y se dejó llevar por una vida disipada.
Poco a poco él mismo se fue decepcionando de esta forma de vivir en vacío. Se inaugura en él
un proceso de maduración espiritual. Busca y trata de encontrar la “virtud”, pero de forma
pagana. Rechaza el cristianismo, que le parece una locura completamente irracional.
Pero siente un gran afecto y respeto por su prima, Maria de Bondy, quien lo conduce a la idea de
que quizá “esta religión no sea tan absurda”. Acude entonces con frecuencia a la iglesia de San
Agustín, donde repite con insistencia: “Dios mío, si existís, haced que os conozca”. Busca
entonces un “padre espiritual” y con este fin se presenta al confesionario del abate Huvelin.
Este cura venía siendo testigo silencioso de sus pasos. Carlos le dice que no viene a confesarse
porque no tiene fe, pero que le gustaría que lo iluminara acerca de Dios y de la religión. Apenas
entablado el diálogo, el abate le dice: “Póngase de rodillas y confiésese”. Carlos obedece y el
sacerdote lo envía a comulgar inmediatamente después. Comprendió cuál era la búsqueda de
aquel joven poseído por una duda vital: no tengo fe, pero quisiera que me hablaran de Dios. No
puedo seguir viviendo sin buscar el perdón. El confesor no hace sino ayudar a Carlos a cristalizar
en dicho perdón el camino emprendido.
En la experiencia misma del don gratuito de Dios es donde aparece la luz de la fe. Y es lo que
ocurre: “Desde el momento en que creí que había un Dios, comprendí que no podía hacer otra
cosa sino vivir para él”. Eso no significa que Carlos aceptara de golpe toda la doctrina cristiana:
“Yo, que tanto había dudado, no lo creí todo en un día”. La labor interior prosigue lentamente. El
“rayo” de la confesión es la culminación de un largo proceso. La continuación lo conducirá a una
búsqueda insaciable de Dios que culmina en el desierto. (Cf. J. F. S IX , Vida de Carlos de
Foucauld, Taurus, Madrid, 1966).
 Después de escuchar este testimonio de Carlos de Foucauld, podemos reflexionar
brevemente sobre algunas preguntas y realizar la dinámica que se propone a
continuación. ¿Qué nos ha llamado la atención de él? ¿Cómo ha sido el
proceso de nuestra evolución religiosa? ¿Quién es Dios para ti? A lo
largo de la trayectoria de tu vida, ¿en qué momentos, situaciones,
personas has experimentado a Dios?

ACTIVIDAD PARA LA CASA:

 “La línea de la vida”. En una hoja , puesta en horizontal, dibujas una


línea a lo largo y por la mitad del mismo; llamaremos a esta línea “la
raya de la vida”. Ahora divide esa línea en tres partes iguales que se
corresponden con tres períodos de edad (infancia, juventud y
adultez). Así, al ir trazando una línea continua, siguiendo o bajando a
través de la raya horizontal, jugando con el arriba (momentos y
situaciones vividas positivamente) y el abajo (momentos sentidos o
vividos mal) tendremos una visión global de nuestro propio proceso de
vivencia de la fe o de nuestra relación con Dios.
MUCHAS GRACIAS!
Mileiva Jimenez Monsalve

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