Resumen de Vasculitis
Resumen de Vasculitis
Resumen de Vasculitis
Vasculitis
Resumen de vasculitis
Enfermedad de Behçet
Vasculitis cutánea
Granulomatosis eosinofílica con poliangeítis (EGPA)
Arteritis de células gigantes
Granulomatosis con poliangeítis (ACP)
Vasculitis asociada a inmunoglobulina A (IgAV)
Poliangeitis microscópica (MPA)
Poliarteritis nudosa (PAN)
Polimialgia reumática
Arteritis de Takayasu
Etiología
Las vasculitis pueden ser
Primaria
Secundaria
La vasculitis secundaria puede ser desencadenada por una infección, un fármaco o una toxina, o como
parte de otra afección inflamatoria o un cáncer.
Fisiopatología
La descripción histológica de los vasos afectados debe incluir lo siguiente:
Una descripción de los daños pared del vaso (p. ej., tipo y localización del infiltrado
inflamatorio, extensión y tipo de daño, presencia o ausencia de necrosis fibrinoide)
Una descripción de las respuestas de curación (p. ej., hipertrofia de la íntima, fibrosis)
La inflamación puede ser segmentaria o afectar todo el vaso. En los sitios de inflamación, existen
diversos grados de inflamación celular y necrosis o cicatrización en una o más capas de la pared
vascular. La inflamación de la media de una arteria muscular tiende a destruir la lámina elástica interna.
Algunas formas de vasculitis se caracterizan por células gigantes en la pared del vaso. En algunos
trastornos vasculíticos, como la granulomatosis con poliangitis o la enfermedad de Kawasaki, la
inflamación del vaso (vasculitis verdadera) es solo una parte de la fisiopatología y existe una
inflamación parenquimatosa predominante en un patrón característico que involucra órganos específicos.
Arteritis de Takayasu
Necrosis vascular fibrinoide de la pared vascular con EGPA
infiltrado mixto formado por diversas combinaciones
de leucocitos y linfocitos GPA
MPA
Poliarteritis nudosa
AR
Depósitos de IgA* Vasculitis asociada a inmunoglobulina
A (antes llamada púrpura de Henoch-
Schönlein)
Poca cantidad o ausencia completa de EGPA
inmunoglobulinas y depósito de complemento en las
paredes vasculares*,† GPA
MPA
Hallazgos Posibles diagnósticos
Clasificación
Las afecciones vasculíticas pueden clasificarse de acuerdo con el tamaño del vaso predominante
afectado. Sin embargo, a menudo existe superposición (ver Clasificación de las enfermedades
vasculíticas).
Tamaño de los
vasos afectados Trastornos Signos y síntomas
predominantes
Grandes Enfermedad de Behçet Claudicación de una extremidad
Vasculitis asociada a
inmunoglobulina A(antes
llamada púrpura de Henoch-
Schönlein)
Poliangeítis microscópica
Vasculitis cutánea de
pequeños vasos
Signos y síntomas
El tamaño de los vasos afectados ayuda a determinar la presentación clínica (ver Clasificación de las
enfermedades vasculíticas).
Independientemente del tamaño de los vasos afectados, los pacientes pueden presentar signos y síntomas
de inflamación sistémica (fiebre, sudores nocturnos, astenia, anorexia, pérdida de peso, artralgias,
artritis). Algunas manifestaciones pueden poner en riesgo la vida o el órgano afectado, y requieren
tratamiento inmediato:
Hemorragia alveolar
Glomerulonefritis rápidamente progresiva
Isquemia mesentérica
Pérdida de la visión en pacientes con arteritis de células gigantes
Las vasculitis pequeñas y medianas se suelen manifestar con lesiones cutáneas como púrpura palpable,
urticaria, úlceras, livedo reticularis y nódulos.
Livedo reticularis
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Vasculitis cutánea (miembro inferior)
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Diagnóstico
Evaluación clínica
Deben realizarse estudios de laboratorio básicos para detectar inflamación o disfunción orgánica
(p. ej., hemograma completo, eritrosedimentación o proteína C reactiva, niveles de albúmina y
proteínas totales en suero, GOT y GPT, nitrógeno ureico y creatinina, análisis de orina) y para
estadificar el proceso patológico
Pruebas de laboratorio para ayudar a definir el tipo de vasculitis (p. ej., anticuerpos
antineutrófilos citoplasmáticos [ANCA]) sugeridas según la evaluación clínica
Pruebas de laboratorio y estudios de diagnóstico por imágenes que pueden ayudar a determinar
la causa de la vasculitis (p. ej., crioglobulinas, hepatitis viral) y el grado de compromiso del
órgano.
Biopsia
Debe sospecharse una vasculitis sistémica en pacientes que presentan los siguientes síntomas:
Síntomas o signos sugestivos de vasculitis (p. ej., dolor de cabeza temporal y claudicación
mandibular que sugiere arteritis de células gigantes)
Manifestaciones isquémicas (p. ej., accidente cerebrovascular isquémico, claudicación de una
extremidad, isquemia mesentérica) que no guardan proporción con los factores de riesgo de
arteriosclerosis del paciente
Combinación inexplicable de síntomas compatibles con vasculitis en más de un órgano (p. ej.,
hipertensión, mialgias, hemoptisis), en particular en presencia de síntomas de una enfermedad
sistémica
La mayoría de las pruebas de laboratorio habituales ofrecen resultados que no son específicos; sin
embargo, los resultados a menudo pueden apoyar el diagnóstico, determinar la localización y el grado de
afectación de loa órganos, o sugerir diagnósticos alternativos. Entre los estudios por realizar se incluyen
hemograma completo, eritrosedimentación o proteína C reactiva, concentración de albúmina y de
proteínas totales en suero, GPT y GOT. A menudo, los pacientes presentan elevación de la
eritrosedimentación o de proteína C reactiva, anemia debida a inflamación crónica, elevación de las
plaquetas y baja concentración de albúmina en suero. Debe hacerse estudio de orina fresca para
identificar la presencia de eritrocitos, cilindros eritrocíticos, y proteínas para identificar afectación renal.
Es preciso controlar la concentración de creatinina en suero. La leucopenia y la trombocitopenia no son
típicas de la vasculitis primaria y sugieren un diagnóstico alternativo.
Otras pruebas de laboratorio útiles incuyen las pruebas serológicas para hepatitis B y C, electroforesis de
proteínas en suero y orina, anticuerpos antinucleares y el panel anti- antígenos nucleares extraíbles,
estudio de crioglobulinas, y niveles de complemento. Los niveles de complemento pueden ser bajos en
vasculitis viral, vasculitis crioglobulinémica, trastornos linfoproliferativos o vasculitis secundaria a otras
enfermedades autoinmunes.
El resto de los estudios se determina según la clínica. Si los signos clínicos lo indican, debe hacerse
radiografía de tórax en busca de infiltrados, aunque puede ser necesaria una TC sin contraste de alta
resolución de tórax para detectar hallazgos sutiles como pequeños nódulos o cavidades. Un infiltrado
difuso bilateral sugiere una hemorragia alveolar, que requiere inmediato diagnóstico y tratamiento.
Pueden ser necesarios otros estudios por la imagen. Por ejemplo, una angiografía por resonancia
magnética de grandes vasos y de la aorta ayuda al diagnóstico y control de vasos afectados. Si los
síntomas y el examen sugieren una neuroptía, un electromiograma puede ser útil.
Dado que las enfermedades vasculíticas son raras y el tratamiento puede tener efectos adversos graves,
debe hacerse biopsia de tejidos para confirmar el diagnóstico siempre que sea posible. Los hallazgos
clínicos sugieren el mejor sitio de biopsia. Es más probable que los resultados de la biopsia sean
positivos si se toma de tejidos afectados como el pulmón, la piel y el tejido renal. Es poco probable que
se obtengan resultados positivos de una biopsia a ciegas de órganos sin manifestaciones clínicas o signos
de laboratorio que sugieran afección.
Tratamiento
Inducción de remisión de vasculitis que pone en riesgo la vida o la integridad de un órgano, con
corticosteroides y a menudo con ciclofosfamida o rituximab
Inducción de remisión en formas menos graves de vasculitis con corticoides e inmunosupresores
menos potentes (p. ej., metotrexato, azatioprina, micofenolato mofetil) o rituximab.
Mantenimiento de la remisión con metotrexato, azatioprina, o rituximab, y disminución de los
corticoides.
Todos los pacientes tratados con inmunosupresores deben controlarse en busca de infecciones
oportunistas y otras infecciones. Se debe considerar la realización de pruebas para la tuberculosis y la
hepatitis B, que pueden exacerbarse con la terapia inmunosupresora. Se debe considerar la profilaxis
contra Pneumocystis jirovecii para los pacientes que reciben terapia inmunosupresora potente o
prolongada.
Inducción de remisión
En formas menos graves de vasculitis pueden utilizarse dosis bajas de corticoides e inmunosupresores
menos potentes (p. ej., metotrexato, azatioprina, micofenolato de mofetilo).
Una vasculitis grave de progresión rápida que compromete la vida o la integridad de órganos (p. ej.,
causante de hemorragia alveolar, glomerulonefritis de progresión rápida o isquemia mesentérica) es una
emergencia médica que requiere hospitalización y tratamiento inmediato. El tratamiento típico consiste
en:
Mantenimiento de la remisión
Se disminuyen los corticoides hasta suspenderlos o hasta la mínima dosis necesaria para mantener la
remisión. Para algunas formas de vasculitis (que se demuestra con mayor claridad en la enfermemedad
asociada con ANCA), se reemplaza la ciclofosfamida por metotrexato (con folato) o azatioprina una vez
al día, que tienen menos efectos adversos. También se puede usar rituximab intravenoso en forma
periódica para mantener la remisión, pero no se estableció con claridad la dosificación óptima. La
duración de este tratamiento varía entre uno y varios años, de acuerdo con el paciente, el diagnóstico
específico y la tendencia a recidivar. En pacientes con recidivas frecuentes, puede ser necesario
continuar con los inmunosupresores de por vida.
El uso de corticoides a largo plazo puede tener efectos adversos importantes. Los pacientes que toman ≥
7,5 mg de prednisona por día o dosis equivalentes de otros corticosteroides deben recibir suplementos de
calcio y vitamina D y bisfosfonatos para prevenir o minimizar la osteoporosis; es necesario controlar la
densidad ósea.
Conceptos clave
La vasculitis puede ser un trastorno primario o secundaria a otras causas.
Las manifestaciones clínicas pueden ser sistémicas o específicas de órgano, dependiendo de
cómo se ven afectados los vasos.
La vasculitis tiende a afectar a los vasos de pequeño, mediano o gran tamaño, cada uno con
ciertos patrones de afectación orgánica.
Se deben hacer análisis de sangre, estudios por la imagen y biopsia de tejido si está indicada,
para determinar la causa de la vasculitis (incluyendo trastornos como infecciones y cáncer),
grado de afectación de órganos y estadio de la enfermedad.
Tratamiento con corticoides e inmunosupresores
Abordar mayores riesgos de infección y osteoporosis causados por el tratamiento de la vasculitis
con seguimiento y/o tratamientos profilácticos.
Procedimientos y exámenes
Cuestionarios
Recursos
Profesional
Vasculitis
Enfermedad de Behçet
Signos y síntomas
o Mucocutáneos
o Ocular
o Musculoesquelético
o Vascular
o Neurológicos y psiquiátricos
o GI
o General
Diagnóstico
o Diagnósticos diferenciales
Pronóstico
Tratamiento
o Enfermedad de las mucosas
o Enfermedad ocular
o Enfermedad refractaria o que amenaza la vida
Conceptos clave
Recursos en este artículo
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Enfermedad de Behçet
(Enfermedad de Behçet)
Vasculitis
Resumen de vasculitis
Enfermedad de Behçet
Vasculitis cutánea
Granulomatosis eosinofílica con poliangeítis
(EGPA)
Arteritis de células gigantes
Granulomatosis con poliangeítis (ACP)
Vasculitis asociada a inmunoglobulina A (IgAV)
Poliangeitis microscópica (MPA)
Poliarteritis nudosa (PAN)
Polimialgia reumática
Arteritis de Takayasu
La enfermedad de Behçet es una afección vasculítica multisistémica
recidivante crónica con inflamación mucosa. Las manifestaciones más
frecuentes son úlceras bucales recurrentes, inflamación ocular, úlceras
genitales y lesiones cutáneas. Las manifestaciones más graves son ceguera,
alteraciones neurológicas o digestivas, trombosis venosas y aneurismas
arteriales. El diagnóstico es clínico, según criterios internacionales. El
tratamiento es sintomático, aunque en las manifestaciones más graves
pueden utilizarse corticoides acompañados a veces de otros
inmunosupresores.
Esta enfermedad se presenta en ambos sexos, aunque tiende a ser más grave en hombres, y
suele comenzar entre los 20 y 30 años de edad. A veces puede aparecer en niños. La
incidencia varía según la ubicación geográfica. La enfermedad de Behçet es más frecuente en
la ruta de la seda, desde el Mediterráneo hasta China; es rara en los Estados Unidos.
Signos y síntomas
Mucocutáneos
Casi todos los pacientes presentan úlceras bucales dolorosas recurrentes similares a las de la
estomatitis aftosa; en la mayoría, estas úlceras son la primera manifestación. Son úlceras
redondas u ovales, de 2 a 10 mm de diámetro, planas o profundas, con un área central
necrótica amarillenta; pueden presentarse en cualquier lugar de la cavidad bucal, a menudo
en grupos. Persisten de 1 a 2 semanas. También aparecen úlceras similares en el pene y el
escroto, en la vulva, donde son dolorosas, o en la vagina, donde pueden ser indoloras.
Enfermedad de Behcet (lesiones bucales)
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Ocular
Los ojos se ven afectados en un 25 a 75% de los pacientes. Las manifestaciones oculares
pueden asociarse con manifestaciones neurológicas. Pueden aparecer los siguientes
síntomas:
Musculoesquelético
En un 50% de los pacientes, puede haber artralgias relativamente leves, autolimitadas y no
destructivas o artritis franca, en especial en las rodillas y otras grandes articulaciones. Puede
haber inflamación sacroilíaca.
Vascular
Puede desarrollarse inflamación peri y endovascular en arterias y venas. Puede desarrollarse
trombosis, aneurisma, seudoaneurisma, hemorragia, y estenosis en las arterias. En el 3 a 5%
de los pacientes se identifica la afección de grandes arterias en algún momento de su vida; sin
embargo, en la autopsia, un tercio de los pacientes tiene evidencias de afección de grandes
vasos asintomática. Los aneurismas de la arteria aorta y pulmonar pueden romperse. Una
trombosis in situ puede causar oclusión de la arteria pulmonar Puede haber hemoptisis debida
a fístulas entre la arteria pulmonar y un bronquio.
La afección venosa puede causar trombosis en venas superficiales y profundas. Puede
afectarse más de una vena, incluyendo la vena cava inferior y superior, las venas hepáticas
(que causan el síndrome de Budd-Chiari), y los senos venosos durales.
Neurológicos y psiquiátricos
La afección del SNC es menos frecuente, aunque grave. Puede ser de comienzo brusco o
gradual. Las primeras manifestaciones pueden ser la afección del parénquima con signos
piramidales, afección de pequeños vasos con patrón de esclerosis múltiple, falta de
compromiso del parénquima con meningitis o meningoencefalitis aséptica o trombosis de
senos durales. La meningitis aséptica, en el contexto clínico característico, puede sugerir el
diagnóstico.
Luego de varios años, pueden aparecer afecciones psiquiátricas con cambios de personalidad
y demencia. La neuropatía periférica, frecuente en otras afecciones vasculíticas, es inusual en
la enfermedad de Behçet.
GI
Pueden haber molestias abdominales, dolor y diarrea debido a úlceras intestinales en el íleon
y el colon, que se asemejan a la enfermedad de Crohn.
General
Se pueden producir fiebre y malestar general.
Diagnóstico
Criterios clínicos
Debe sospecharse enfermedad de Behçet en adultos jóvenes con úlceras bucales aftosas
recurrentes, signos oculares inexplicables o úlceras genitales. El diagnóstico de la enfermedad
de Behçet es clínico y a menudo se demora pues muchas de las manifestaciones son
inespecíficas y pueden ser insidiosas.
Artritis reactiva
LES
Enfermedad de Crohn
Colitis ulcerosa
Espondilitis anquilosante
Síndromes de fiebre periódica
Infección por herpes simple
Pronóstico
La enfermedad de Behçet se caracteriza por presentar exacerbaciones y remisiones. El
pronóstico tiende a ser peor si los pacientes son hombres jóvenes. El riesgo también parece
ser mayor si los pacientes tienen un alelo HLA-B51. Las lesiones oculares y mucocutáneas y
las artralgias son más graves al comienzo de la enfermedad. Luego pueden aparecer
manifestaciones en el SNC y grandes vasos. En ocasiones, la enfermedad puede llevar a la
muerte, por las manifestaciones neurológicas, vasculares (p. ej., aneurismas) o digestivas. El
riesgo de muerte es mayor para los hombres jóvenes y los pacientes con enfermedad arterial
o un alto número de exacerbaciones. Muchos pacientes pueden presentar una remisión de la
enfermedad.
Tratamiento
Colchicina, dapsona,
azatioprina, apremilast, talidomida, drogas
anti-TNF y/o interferón en la enfermedad
mucosa
Azatioprina, metotrexato o ciclosporina en
la enfermedad ocular
Fármacos anti-TNF, ciclofosfamida y
clorambucilo en la enfermedad refractaria,
grave del SNC o que amenaza la vida
Las drogas anti-TNF parecen ser eficaces para una amplia gama de manifestaciones,
incluyendo las alteraciones GI y la enfermedad ocular (p. ej., uveitis refractaria grave) y una
disminución del número de crisis. En los casos graves de crisis gastrointestinales y oculares,
se puede usar un fármaco anti-TNF combinado con otro fármaco como la azatioprina.
El infliximab, en particular, tiene la ventaja de su rápido comienzo de acción.
La colchicina, 0,6 mg VO 2 veces por día, puede disminuir la frecuencia y gravedad de las
úlceras bucales o genitales y ser efectiva para el eritema nudoso y las artralgias. No se ha
demostrado que la colchicina disminuya la necesidad de una terapia inmunosupresora
posterior cuando utiliza temprano en el curso de la enfermedad.
Se ha demostrado que la azatioprina, 2,5 mg/kg VO 1 vez por día, mejor alas úlceras orales y
genitales.
Se puede utilizar la talidomida, 100 a 300 mg VO 1 vez por día, para tratar las lesiones
bucales, genitales y cutáneas, pero éstas pueden recurrir al interrumpir el tratamiento.
Enfermedad ocular
La azatioprina, 2,5 mg/kg VO 1 vez por día, ayuda a preservar la agudeza visual y a evitar las
lesiones oculares. La azatioprina se utiliza también para el tratamiento de lesiones
mucocutáneas y artralgia.
La ciclosporina, 5 a 10 mg/kg VO 1 vez por día, se reserva para los pacientes con
manifestaciones oculares graves, y puede utilizarse con azatioprina para tratar la uveítis
refractaria.
El interferón alfa-2a, 6 millones de unidades SC 3 veces por semana, y el infliximab (un
inhibidor del TNF), 3 a 10 mg/kg IV al inicio, a las 2 y 4 semanas, y luego cada 8 semanas,
son promisorios para pacientes con manifestaciones oculares.
Conceptos clave
La enfermedad de Behçet es un trastorno
inflamatorio recidivante caracterizado por
una importante inflamación mucosa a
menudo con vasculitis de vasos pequeños
y grandes.
Entre los múltiples sistemas de órganos
afectados, son muy características las
úlceras orales y genitales, las lesiones en
la piel, la meningitis aséptica y los signos
oculares, en especial combinados.
El diagnóstico se basa en criterios clínicos
específicos.
Los factores de riesgo de muerte
prematura son el sexo masculino,
exacerbaciones frecuentes de la
enfermedad, y complicaciones arteriales (p.
ej., trombosis, aneurismas,
seudoaneurismas).
El tratamiento se realiza con ciclofosfamida
y clorambucilo (para enfermedad con
riesgo de vida), azatioprina, metotrexato o
ciclosporina (para enfermedad ocular), y
colchicina, dapsona, azatioprina,
aprelimast, talidomida o un fármaco anti-
TNF (para enfermedad de las mucosas).