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Bello Es El Ser Sin Apetito

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ÁGORA RAZÓN

"BELLO ES EL SER SIN APETITO"


Por Hugo Castillo Mesino
El budismo es un medio de transformación individual y social que ofrece
simplemente sus prácticas y enseñanzas a cualquier persona que desee aprender.
La gente puede tomar tanto como desee, poco o mucho. Es posible practicar la
meditación con el fin de obtener bienestar o, simplemente, seguir el camino
budista hasta la Iluminación.
Es factible que estas líneas subviertan o confundan mi rol como escritor y eso es
normal; somos más allá de lo que existe, de lo que vivimos, aun de lo que
imaginamos; podemos hablar de lo inexistente. ¿Por qué no hablar, entonces, del
budismo Zen?, cuando terrenalmente occidente y oriente tienen convenciones
geográficas imaginarias que la dividen y aspectos culturales que las diferencian;
pero, no es posible dividir o segmentar nuestra concepción universal. Si aspiramos
a diseñar y estructurar andamiaje en nuestras vidas, es necesario realizar o hacer
reflexiones que apunten a preguntarnos: ¿Cuáles son los componentes esenciales
de nuestras vidas? Nos apoyamos en Guy Joseph Ale en su obra “Buda y Einstein
cara a cara” y damos respuesta al interrogante formulado, planteando el bienestar
social desde las relaciones personales, amistades, familia y comunidad; el
bienestar emocional conformado por autoestima, mentalidad, inteligencia
emocional, religión, espiritualidad; el bienestar físico con preceptos como salud y
seguridad; el bienestar material haciendo alusión a ingresos, pertenencias,
vivienda, transporte y desarrollo a través de la productividad, contribución y la
educación.
El budismo nos exhorta a definir: ¿Qué es innegociable en nuestras vidas?
Aspectos como: el respeto, la dignidad, los valores, la igualdad, el coraje, la
lealtad, la participación, el liderazgo, la crítica, el ser tú mismo. ¿Qué debe estar
presente en mi existencia sin la cual no puedo continuar?, es claro manifestar que
no hay forma de vivir una vida como seres humanos sin tener una filosofía que
comprenda ideas muy generales de quién soy, quiénes son los otros y cómo
fueron las acciones en el pasado y cómo serán en el futuro. ¿Cuál es la vida que
nos imaginamos?, aquella donde se da la riqueza, fama, amor, satisfacción,
emociones, sentidos. ¿Cómo hacer para que me valoren?, asumiendo el diálogo
socrático, no permitir que me maltraten, basta de quejas, no te bloquees, valórate
y ámate, genera nuevas relaciones, desarrolla la paciencia, no vales por tu dinero,
piensa en forma autónoma, mira sin perjuicios, elimina círculos viciosos, practica
la meditación, camina y escribe, se coherente, da a los demás comprendiendo lo
que desean, sigue tu camino, concéntrate más y cuida siempre tu lenguaje.
En ese orden de ideas, el budismo nos invita a preguntar y responder: ¿Cómo
hacer para vivir en paz?, Sencillo, da, aunque no tengas más que muy poco que
dar, alégrate porque todo lugar es aquí y todo momento es ahora, el odio no
disminuye con el odio, el odio disminuye con el amor, para entender todo es
necesario olvidarlo todo. ¿Qué nos proporciona la paz?, La paz interior nos
permite dialogar y encontrar las mejores soluciones a cualquier conflicto. Vivir en
paz nos ayuda a aceptar nuestros errores y reflexionar sobre ellos. Las constantes
violaciones a los derechos humanos y a la libertad individual, son la amenaza más
común para la paz y el bienestar de una sociedad.
Los resultados que podemos obtener de los interrogantes que anteceden y que
tocan las estructuras de nuestras vidas con el propósito de resolver los obstáculos
en función del equilibrio y de las perspectivas que trazamos depende de tu
decisión y de la voluntad que tengas a diario para darle sentido, tal como lo
plantea el budismo que dice: “No importa cuántas palabras sagradas hayas leído,
no importa cuántas has dicho; no sirven de nada sino actúas de acuerdo con
ellas”. La filosofía zen es el arte de la autoconciencia, por lo tanto practica la
“quietud” como el arte de saber esperar, de respetar tiempos y hacer una pausa
cuando la ocasión lo merece o necesita, sobre todo, con nuestros pensamientos;
la “austeridad” como la “indulgencia” tienen el mismo propósito: hacerte feliz, la
indulgencia es la forma estúpida, la austeridad es la forma sabia; la “disciplina
moral” es el estudio del bien, en general, y de nuestras acciones, en lo que
respecta a su bondad o maldad y, la “contemplación”, desde el punto de vista
budista, puede ser introvertida o extrovertida desde el mundo interior y exterior.
"Bello es el ser sin apetito", escribe el filósofo surcoreano Byung-Chul Han en su
libro “Filosofía del budismo Zen”, y en un mundo obeso, que exige ambición a
todos sus individuos, con un ejército de ciclistas inmigrantes para saciar el hambre
infinita, esa frase suena revolucionaria. ¿Qué sería del capitalismo tardío si se nos
acaba el apetito, si nos conformamos con lo que somos? ¿Será posible atentar
contra el sistema desde el no-hacer? Repensar el budismo Zen que se caracteriza
por su actitud escéptica y el pensamiento conceptual.

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