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Control Difuso

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Contenido

Introducción......................................................................................................................................2
Concepto de Control Difuso...........................................................................................................3
Clasificación.....................................................................................................................................3
Objeto del control difuso.................................................................................................................5
Carácter oficioso del control difuso...............................................................................................6
Sujetos del control difuso...............................................................................................................7
Conclusión........................................................................................................................................9
Bibliografía.......................................................................................................................................10
Introducción

La constitucionalidad de un ordenamiento jurídico equivale a la integridad y


honorabilidad de un ser humano. En ambos debe haber congruencia en los
valores y principios, en lo que se dice y se hace.

La congruencia del orden jurídico se basa en que debe prevalecer el principio de


supremacía constitucional en la legislación nacional. La supremacía constitucional
igual debe ser tomada en cuenta en la emisión de las leyes por el Poder
Legislativo y cuando el Poder Ejecutivo aplica las normas al caso concreto.

Sin embargo, hasta el día de hoy, el único poder que lleva a cabo el control de la
constitucionalidad es el Poder Judicial de la Federación, cuando resuelve y emite
resoluciones de los amparos interpuestos contra normas consideradas
inconstitucionales, sobre controversias inconstitucionales y las acciones de
inconstitucionalidad.

El control difuso de la constitucionalidad adquiere otra dimensión, al extenderse


esta obligación a todos los juzgadores, cuestión que antes sólo era materia del
Poder Judicial Federal.

Cabe señalar que la supremacía constitucional prevalece de todas formas, pues la


Constitución se sigue conservando en primer lugar.

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Concepto de Control Difuso.

El significado de Control Difuso es el de una facultad constitucional concedida a


los órganos revestidos de potestad jurisdiccional para revisar la constitucionalidad
de las normas, haciendo prevalecer la Constitución sobre la ley y ésta sobre
cualquier otra norma de rango inferior ( Alberto Nava Cortez, 2013).

El control de constitucionalidad alude a procedimientos que buscan asegurar que


se cumplan los preceptos de la Ley Suprema, ya que la misma es de índole
jurídica, es decir, que sus disposiciones son mandatos dirigidos a la conducta
humana que pueden contravenirse, por lo que será necesario implementar
remedios para los actos contrarios a ella. El control constitucional recae más
frecuentemente, aunque no únicamente, en leyes parlamentarias, pues el Poder
Legislativo es el primordial órgano obligado a cumplir las disposiciones de la Carta
Magna.

Clasificación

Son dos los grandes sistemas de control constitucional: el político y el judicial


(Burgoa). En el primero, la inconstitucionalidad la estudia un órgano que muchas
veces juzga la conveniencia y oportunidad de invalidar un acto de autoridad. En
cambio, el judicial busca una resolución objetiva sobre la conformidad de dicho
acto con las normas constitucionales; por ello se le encarga a órganos imparciales,
formados por juristas profesionales, y a un, cuyas formalidades salvaguardan la
correcta resolución del asunto. Por eso el sistema judicial de control constitucional
es el más difundido en la actualidad.

Existen que hay dos clases de sistemas de control judicial de la constitucionalidad:


el concentrado y el difuso ( Alberto Nava Cortez, 2013). Es más fácil comprenderlo
advirtiendo sus diferencias si las comparamos, como en el siguiente cuadro:

Difuso Concentrado
- Todos los órganos judiciales - Encomendado a un solo órgano
jurisdiccional con competencia

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pueden ejercerlo. especializada en materia
- Lo resuelto por el tribunal constitucional, creado ex
únicamente surte efectos profeso para ello, y ningún otro
directos entre las partes del tribunal puede resolver
proceso (aunque cuestiones constitucionales.
indirectamente, por su calidad - La resolución de
de precedente, podría tener inconstitucionalidad tiene
repercusiones en otros efectos generales directos.
asuntos). - Cuando se analizan actos
- Cuando se analizan actos judiciales, el estudio de
judiciales, el estudio de constitucionalidad se da
constitucionalidad se da dentro siempre en un proceso distinto a
del mismo proceso en que se aquel en que se originó el acto
originó el acto que se impugna, que se impugna.
aunque se trate de diversas - Para ejercerlo, el tribunal debe
instancias. ser instado especialmente, a
- El tribunal puede ejercerlo través de la respectiva demanda
oficiosamente dentro del que promueva la parte
proceso que ya inició, aunque interesada.
las partes no hubieran invocado
la irregularidad constitucional de
que se trate.

Por sus características especiales, se ha discutido la naturaleza concentrada o


difusa del control constitucional mexicano.

Tradicionalmente, sólo los órganos jurisdiccionales federales, actuando en los


procedimientos especiales para ello, podían estudiar si un determinado acto de
autoridad se ajustaba a la Constitución; y esta competencia estaba vedada a los
tribunales locales, e incluso a los federales que actuaban en procedimientos
ordinarios. El control constitucional no lo compartían todos los tribunales, por lo

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que no podía decirse que nuestro sistema fuera difuso, pero tampoco lo tenía un
solo órgano, de manera que no podía concebirse como

estrictamente concentrado. Puesto que configuraba el control constitucional de


una manera orgánica y procesalmente restringida, y a falta de un concepto medio
entre ambos extremos, se prefirió calificar al sistema mexicano como concentrado.

Este sistema implica que son múltiples los órganos a quienes se les ha
encomendado la misión de velar por la eficacia de la Constitución. El control difuso
podría manifestarse de diversos modos:

a) Otorgando exclusivamente a los órganos jurisdiccionales la facultad de estudiar


la constitucionalidad de una ley o acto, y

b) Otorgando además dicha facultad a las autoridades administrativas, en relación


con su propia actuación y la de sus subalternos a través de los medios de
impugnación ordinarios; aunque en general únicamente se entiende por control
difuso al primer supuesto.

El control constitucional mexicano es parcialmente de carácter difuso, pues a


través del juicio de amparo son diversos los órganos jurisdiccionales que tienen a
su cargo la decisión de conflictos sobre la constitucionalidad de algún acto de
autoridad; aunque también es parcialmente concentrado, en cuanto corresponde
únicamente al Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, el
conocimiento de las controversias constitucionales y las acciones de
inconstitucionalidad.

Por lo anterior, con la expresión “control difuso” hace referencia a la facultad que
tienen todos los órganos jurisdiccionales, en vía de excepción, de estudiar la
Constitucionalidad de normas generales, especialmente, y omitir su aplicación en
un caso concreto o, si se tratase de actos stricto sensu, declarar su nulidad.

Objeto del control difuso

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Cuando hablamos del control de constitucionalidad en general, y del difuso en
particular, normalmente usamos como paradigma la garantía de la regularidad de
leyes parlamentarias, aquellas disposiciones generales que expide el legislador
representante directo del pueblo. Esto se debe a que el objeto sobre el que
primordialmente recae el control constitucional han sido esos elementos
legislativos, ya que buscar su conformidad con la Constitución fue el objetivo
fundamental de los instrumentos de dicho control.

La ley gozaba, antes del advenimiento del constitucionalismo, de una posición


suprema dentro del ordenamiento jurídico, y no se consideraba la Constitución
como un documento jurídico que obligaba al legislador, sino simplemente como
una mera recomendación.

Las leyes son los elementos del ordenamiento jurídico que se hallan
inmediatamente subordinadas a la Constitución y, por lo tanto, control de
constitucionalidad significa, primera y básicamente, “control de la
constitucionalidad de las leyes”. Era fácil pensar que si la ley resultaba conforme a
la Constitución, los elementos inferiores del ordenamiento también lo serían, y que
su irregularidad sólo podría provenir de la inconstitucionalidad de la ley en que se
fundaron, o bien de la indebida aplicación de ésta, lo que ya sería una cuestión de
mera legalidad.

Lo cierto es que el control constitucional, entendido como la garantía de la


conformidad de los integrantes del ordenamiento jurídico con la Constitución, no
sólo se extiende a las leyes, aunque éstas sean su objeto principal. El control
constitucional, especialmente el que ejercen los órganos jurisdiccionales, sin
importar la especie a la que pertenezca su sistema, también puede y debe
extenderse a otra clase de normas generales, como los reglamentos y los tratados
internacionales, e incluso ejercerse respecto de actos individuales. Todos estos
elementos también deben ajustarse a las prescripciones de la Ley Suprema y al
derecho internacional de los derechos humanos, y para ello debe haber
instrumentos jurídicos que lo garanticen.

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Carácter oficioso del control difuso

La discusión en México sobre el control difuso de constitucionalidad se centró


básicamente en su existencia.

El debate que por muchos años hubo en nuestro país en torno al tema se redujo
esencialmente a establecer si el artículo 133 constitucional lo permitía o no; las
características del control difuso, sus requerimientos y otras peculiaridades eran
temas que ni siquiera se mantuvieron en segundo plano, sino que simplemente no
estaban en el escenario.

No obstante, en México puede aprovecharse lo establecido por la Corte


Interamericana de Derechos Humanos en relación con el control de
convencionalidad para nuestro control difuso de constitucionalidad.

Esta idea no se basa sólo en la indudable analogía entre ambas figuras, sino en
que el control constitucional difuso se estableció en México gracias a la necesidad
de implementar el convencional que dispuso ese tribunal internacional. El control
de convencionalidad tiene que darse en un ambiente de control constitucional
adecuado al mismo, “pues como dijo la Suprema Corte de Justicia de la Nación no
podría entenderse un control como el que se indica … si el mismo no parte de un
control de constitucionalidad general que se desprende del análisis sistemático de
los artículos 1º y 133 de la Constitución y es parte de la esencia de la función
judicial” (Garmendia Cedillo).

Sujetos del control difuso

En el sentido más estricto y ampliamente aceptado, el control difuso de


constitucionalidad y convencionalidad consiste en la inaplicación de la ley o
elemento jurídico contrario a la Constitución o a los derechos humanos
salvaguardados internacionalmente, y en la realización del análisis necesario para
concluir dicha irregularidad. Lo anterior sólo se logra cuando, teniendo
competencia el órgano nacional, no fuera posible realizar una interpretación
conforme en los términos expuestos en el módulo precedente.

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De acuerdo con la Suprema Corte de Justicia de la Nación, todas las autoridades
tienen el deber de considerar los derechos humanos y otros principios
fundamentales al interpretar las normas jurídicas que aplicarán, y de optar por la
opción interpretativa “más favorable a la persona para lograr su protección más
amplia”. En cambio, sólo quienes ejerzan la función jurisdiccional, aludiendo como
tales a quienes integren un órgano judicial en el más estricto sentido, tienen
facultades para ejercer el control difuso; inaplicar normas jurídicas contrarias a la
Constitución o a los derechos humanos contenidos en instrumentos
internacionales.

Al fundar su doctrina del control de convencionalidad ex officio, la Corte


Interamericana de Derechos Humanos atribuyó esa función al Poder Judicial y a
los jueces y tribunales internos. De este modo, el tribunal internacional, en un
principio, también pareció restringir el ejercicio del control de convencionalidad a
los órganos judiciales en el sentido más estricto.

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Conclusión

El control de la constitucionalidad se encuentra íntimamente ligado con la


interpretación de la ley fundamental, que implica realizar un contraste entre una
norma legal y otra constitucional, para determinar si la primera es compatible con
la segunda, para dictaminar su congruencia y operatividad dentro del sistema
legal.

El control de la constitucionalidad en México es parcialmente difuso, pues a pesar


de que los jueces y magistrados tanto del ámbito judicial como administrativo,
deben inaplicar las normas inconstitucionales, sigue siendo la Suprema Corte de
Justicia de la Nación la que tiene la facultad de interpretar y definir la
inconstitucionalidad de la norma, por lo que la Corte se constituye en órgano de
control concentrado. En esta virtud tenemos un sistema mixto.

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Bibliografía
Alberto Nava Cortez. (2013). Control difuso de la constitucionalidad y convencionalidad. Obtenido
de http://cdhdfbeta.cdhdf.org.mx/wp-content/uploads/2015/05/4-Control-difuso.pdf

Burgoa, I. (s.f.). El juicio de amparo. México: Porrúa.

De Pina Vara, R. ( 2000). Diccionario de Derecho. México: Porrúa .

Fix Zamudio, H. ( 1992). La Justicia Constitucional. México: UNAM. Obtenido de


http://sil.gobernacion.gob.mx/Glosario/definicionpop.php?ID=57

Garmendia Cedillo, X. (s.f.). CONTROL DIFUSO Y CONTROL CONVENCIONAL DE


CONSTITUCIONALIDAD. Obtenido de
http://cesmdfa.tfja.gob.mx/investigaciones/historico/pdf/controldifusoycontrolconvencio
nal.pdf

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